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Torre de Control
Con humildad señaló que el arte de la escultura lo aprendió haciendo: “Aprendí en Coyoacán en el taller de Gabriel Ponzanelli, quien era hermano de mi esposo y un escultor muy prestigioso cuya trayectoria era de muchos años de una exitosa carrera; un ejemplo de su obra son los famosos Coyotes de Coyoacán. En ese taller yo empecé desde abajo, con trabajos sencillos y como modelo, pues en ese tiempo yo era muy joven; es decir, mi formación fue a través de la cultura del trabajo y es algo que no me da pena decirlo, porque es importante que muchos jóvenes sepan que poco a poco cada quien se puede ir construyendo así mismo, porque hay de dos, o te construyes o te destruyes, y en ese sentido para mi esas pequeñas cosas fueron las que construyeron la mujer que soy ahora, gracias también a grandes mujeres como fue Mara Ponzanelli, quien es una gran escultora y una gran amiga con la que he trabajado y hemos hecho grandes cosas”.
Al respecto de ese gran talento que se refleja en sus obras, asegura que es gracias a las largas horas de trabajo y sobretodo, por poner atención al personaje y al proyecto que le solicitan: “Cada trabajo que me piden lo hago con total respeto y total entrega a los detalles que me comparten, haciendo un análisis de quién era el personaje, cómo era, qué hacía, todas esas cosas importantes que distinguen a cada persona; todo esto a través de documentarme bien, obtener imágenes, videos, en fin hasta lo que nos puedan decir de cada uno de ellos porque hay ocasiones que las fotos mienten porque son imágenes planas y las personas somos de tres dimensiones.
Podemos copiar las facciones de la gente, pero reflejar su esencia en una escultura ese es realmente el reto, el poder reflejar lo que cada uno lleva dentro, como piensa, como siente, sus ideales, su visión del mundo y de la vida, en fin, todo lo que pueda reflejar la esencia de cada persona y que con ello realmente pueda trascender en el tiempo a través de una escultura”.
Escultura ecuestre del General Felipe Ángeles
La Escultora Edysa Ponzanelli, aseguró que la técnica con la que trabaja es una técnica milenaria, que es fundición en bronce a la cera perdida, misma que fue utilizada en la elaboración de la escultura ecuestre del General Felipe Ángeles y cuyo resultado fue gracias a la colaboración de los historiadores militares y sobretodo por el gran apoyo que tuvo del Director General de Archivo e Historia, quien estuvo muy atento al desarrollo de la obra.
Señaló que desde antes de la convocatoria para realizar la escultura, ella ya estaba en el proceso de análisis de la anatomía del personaje: “Desde antes ya estaba interesada en el tema, porque ya llevaba años trabajando personajes de la Revolución Mexicana como el General Francisco Villa, porque soy una apasionada de todos estos personajes, ya que estuve siete años trabajando en Chihuahua con historiadores haciendo un análisis de este tema y sus personajes para hacer un monumento llamado: La Grandeza de Chihuahua, que son 12 piezas en alto relieve en la ciudad capital de esa entidad.
Desde entonces yo tuve mucha curiosidad por el personaje de Felipe Ángeles y cuando llegó el momento en el que supe que se realizaría un aeropuerto cuyo nombre era el de este personaje me interesó participar, por eso desde el día en que llegó la convocatoria yo ya tenía mi obra casi culminada”.
Explicó cómo fue tomando forma el proyecto: “Desde que me informaron que mi propuesta fue aceptada, tuvimos varias reuniones para definir los detalles con gente especializada en el tema de historia y caballería, afortunadamente llegamos a un consenso para poder reflejar en la obra la visión, el pensamiento y los ideales del General Felipe Ángeles, pero no precisamente en el momento de su muerte, porque su vida fue mucho más importante que ese momento. Lo increíble con todo esto es que en la Secretaría de la Defensa Nacional me dieron la libertad para realizar la obra, y esto lo digo
con mucha gratitud al General Luis Cresencio y al General Ricardo Vallejo por confiar en mi”.
Aseguró que de la obra original a la final solo dista en algunos detalles que con la ayuda del personal de historiadores militares se fueron afinando para que la obra fuera mucho más precisa en cuanto al tipo de indumentaria, las botas, el sombrero, el arma, en suma, eran pequeñas cosas que le dieron mayor precisión histórica. Al respecto, reiteró que lo importante de la obra es que sí representa la esencia del General Felipe Ángeles, cuya representación artística se hizo con tres ingredientes que a su juicio son fundamentales en el arte: La verdad, el amor y la entrega. acertada poder mostrar en la parte central del aeropuerto el Calendario Azteca.
Es por ello que aseguró que estuvo muy sorprendida por cómo se fue desarrollando el proyecto: “En todo este proceso nos encontramos con una gran incógnita, el descubrir cómo sería la mirada del General Felipe Ángeles y tuvimos que analizar su carácter, sus ideales, en fin todo lo que le rodeaba como persona para representarlo adecuadamente y el resultado fue que pudimos conocer a un hombre que además de ser militar tenía en su corazón una melancolía por estar lejos de su familia y que además dio su vida por la causa y el resultado es este Felipe Ángeles con esa mirada melancólica, porque seguramente él pensaba en su esposa. Esto seguramente me lo pueden entender los militares, lo duro que es estar lejos de las personas que más se aman”.
Piedra del Sol, orgullo de nuestra cultura
La escultura del General Felipe Ángeles no fue la única aportación artística de Edysa Ponzanelli para el aeropuerto, ya que también es la autora del Calendario Azteca o Piedra del Sol, que tiene una altura de 4.5 m y que se encuentra en la parte central del Aeropuerto: “Fue hecha con el corazón, pero también fue una pieza de la que tuvimos que investigar, aunque todos la conocemos porque es parte de una cultura que corre por nuestras venas, por ello me pareció que era una idea muy
Artísticamente hablando, es una obra bellísima, porque el arte además de ser bello tiene que hacer sentir algo. En este caso, el reto fue cómo lograr la estética propia de la Piedra del Sol, que es un material muy distinto al bronce y lo logramos, es decir, también cumplimos con la misión”.
Expresó su sentir por los resultados de la obra: “Para mi es una satisfacción muy grande el poder acercarnos lo más que pudimos a esta obra maravillosa que hicieron nuestros antepasados, quienes tenían, hablando en el sentido plástico, una capacidad muy grande de abstracción de las formas que te puede dar en una pieza algo bello, pero además con un gran significado”.
Compartió su experiencia de haber trabajado al lado de personal militar: “Para mi fue algo nuevo trabajar con la Secretaría de la Defensa Nacional y durante el proceso fue cambiando mi percepción de quienes integran el Instituto Armado, sobretodo cuando fui conociendo ese rasgo humanista del General Secretario, y esa decisión del General Vallejo que hace que sucedan las cosas. Por eso hoy sé que somos aliados y que estamos unidos por ese amor a México”, concluyó.
De esta forma, la Escultora Edysa Ponzanelli en colaboración con el Instituto Armado, ha dejado en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles dos piezas monumentales de gran valor histórico y artístico, que por sus dimensiones y significado siempre serán un ícono distintivo de este complejo aeroportuario.