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MI MEJOR VERSIÓN
from Asia Sur Edición 245
by Grupoas
Gracias al ciclismo, Talía mejoró su estilo de vida, ahora intenta comer mejor y duerme muy bien. Firmó un contrato perenne con el deporte, y ahora, nadie la para.
Talia es la prueba fehaciente de que todo es posible si realmente tienes la voluntad genuina de hacerlo. Y es que de ser casi una persona inactiva físicamente por muchos años, hoy se ha convertido en una instructora de ciclismo in door. Ni ella misma se lo cree.
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Su última experiencia con el deporte fue cuando tenía 15 años, y luego, su contacto con las actividades deportivas fueron casi cero. “Nunca hice mucho más deporte, podía salir a correr de vez en cuando, pero me forzaba, me parecía aburrido, no enganchaba con nada” confiesa.
En pandemia, encerrados sin nada que hacer, como muchos, empezó a hacer deporte en casa. Se juntaba con unas amigas por video-llamada y hacían deporte todas las mañanas. “Saliendo del encierro, Macarena Vidal BM de Siclo, amiga del colegio, nos motivaba a ir a probar las clases y además era motivo para vernos. Al comienzo me costó muchísimo, pero me quedaba cerca y le empecé a agarrar el gusto”, recuerda con una sonrisa.
Y así, como cuando disfrutas lo que haces, a Talía se le pasaba el tiempo volando, la música le parecía increíble, veía a sus amigas y, sin querer queriendo, estaba haciendo deporte seguido por primera vez en años. Se enamoró de una disciplina hasta el punto de convertirse en instructora: el ciclismo In door “45 minutos de diversión, luces y buena música” se volvió su pasión. “El ciclismo no sólo me hace sentir súper bien, sino que además puedo compartir mi energía con otras personas, el amor por la música y lograr cambiarles el día”. Eso es lo que realmente llena su corazón.
Y es que toda la experiencia en “Siclo” desde que ingresas al local hasta que sales, te llena de bienestar. Entrar al estudio es como sumergirte en un mundo paralelo, dejas tu celular y logras realmente desconectarte de cualquier problema o situación por la que puedas estar pasando.
“Para mí la música y el juego de luces fue un factor clave en lograr que yo enganchara con el deporte. Me encanta la música, me conecta con muchos recuerdos y hacer deporte en modo concierto te hace estar presente, viviendo el momento en su verdadero significado” dice contagiándonos su felicidad.
Por supuesto, sabemos los múltiples beneficios que trae consigo el deporte, y a Talía le ha dado una energía que no sabía que tenía. “El efecto que tiene en mí es espectacular. Puedo estar teniendo un día terrible, pero cambia por completo en cuestión de minutos, más que un tema de físico, de mejorar mi resistencia, de estar más fuerte y trabajar mi cuerpo, es terapia”, finaliza la hoy instructora.