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Economía

“material” perduró durante mucho tiempo. La economía estaría encomendada de analizar los bienes necesarios para garantizar la subsistencia de física de la humanidad. Este rasgo, nos dice Kirzner, “consiste en su identificación de la economía con algún fin especial de la acción humana”¹³ .

Permaneciendo dentro de la Escuela Clásica, se podía vislumbrar un concepto relevante, a efecto de estimar el punto de vista económico, el intercambio. Este concepto fue apreciable, por ejemplo; los fisiócratas le vieron como un elemento imprescindible como condicionante de la riqueza, los clásicos también tuvieron esta discusión al grado que, en el sinnúmero de definiciones que formularon en términos de riqueza, se le tenía presente. Obviamente la riqueza era la protagonista de la economía política, el intercambio tenía un papel secundario, hasta que se hizo el intento por revertir estos papeles.

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El primero de ellos fue el del Arzobispo Richard Whately, quien manifestó una preferencia por denominar la economía como “cataláctica” o “ciencia de intercambios” . El intercambio de roles de Whately, dentro de la economía, implicaría un fondo más profundo del que lo que pareciese. El centro de estudio no sería de la naturaleza objetiva de los bienes/ fenómenos que analiza, sino por el carácter de las operaciones implicadas en la aparición de estos fenómenos .¹⁵ Kirzner lo ejemplifica con exactitud, citando al Profesor Lawson, cuando refiere que el objetivo será el de “investigar y rastrear hasta las leyes generales los diferentes fenómenos del sistema comercial o de intercambio”.¹⁶

Esta pequeña transición, le dio un rol especial al ser humano, a sus actos. Centrándonos en esto, si partimos de que todas las acciones humanas tienen como propósito la intensión de mejorar la situación presente, luego entonces, el acto de intercambio debería correr la misma suerte. De esta forma, un intercambio deber ir dirigido a una situación en la que, dicha acción, sea beneficiosa para las partes. Cabe anticipar que se desprenderá la observancia de otro aspecto de naturaleza económica.

Los actos de intercambio, son situaciones que modifican las asignaciones económicas de los individuos que en él interviene, esta alteración conduce al fenómeno del precio. Este detalle fue tratado por Schumpeter, quien fue capaz de trasladar el escenario de intercambio, al caso de una persona aislada (Robinson Crusoe). En una situación de intercambio personal, se comprendería que un sujeto sacrificaría una necesidad inferior en virtud de necesidades más apremiantes. Para Schumpeter el precio era un parámetro que regía las variaciones simultaneas de las cantidades de mercancías ¹⁷. Como puede apreciarse, una ligera alteración al fondo del objeto de interés conlleva una especie de efecto mariposa.

Al incorporar al acto humano, en del intercambio, como núcleo de la economía, no será forzado un aterrizaje al siglo XX, acercándonos al Profesor Lionel C. Robbins. El Profesor Robbins definió a la economía como “la ciencia

13 Ibidem, pp. 33.

14 R. Whately, IntroductoryLecturesonPoliticalEconomy (4th ed.; London, 1855), p. 4.

15 Kirzner, Israel. The Economic Point of View, 1960, pp. 73 que estudia el comportamiento humano como una relación entre fines y medios escasos que tienen usos alternativos”¹⁸ , en esta tesitura, toda acción que implique tiempo y medios escasos para la consecución de un fin que conlleva la renuncia de otro, tendrá un aspecto económico. Nótese que ahora pareciera que el elemento principal, es la escasez, pero no era así.

16 Ibidem, pp. 74.

17 Ibidem, pp. 81.

Para Robbins lo central era el acto de economizar¹⁹ un medio escaso con respecto a numerosos fines, de distinto valor. Intrínsecamente, hay una consecuencia de pensar en términos de economizar, es la de maximizar, esto es, obtener el máximo con lo mínimo, haciendo de esto una patente de la economía. De lo anterior vale precisar que no es lo mismo maximizar que economizar. La maximización determina la forma en que se dispone de los medios entre los fines, es la fuente de la economización.

La definición de Robbins es del tipo analítica, centra su atención en un solo tipo de comportamiento, que le es impuesto por la influencia de la escasez. No pretende establecer un criterio amplio, es especifica con el tipo de acto que pretende analizar²⁰ . Sin embargo, esto le trajo críticas en el sentido de ser “demasiado amplia”, puesto que cualquier actividad que implicara, una maximización, sería relevante en el sentido económico. A dicho señalamiento, también se le sumo la crítica de ser “demasiado formal”, esto último, generó el señalamiento de ser un método incorrecto para su aplicación a los problemas del mundo real debido a la abstracción “engañosa” que haría de elementos reveladores de dichos problemas.

Otro cuestionamiento que recibió Robbins fue el tratamiento que dio a los fines y medios como dados. Desde el punto de vista de las definiciones que le antecedieron, una actividad económica podía ser identificada con la acción dirigida a ciertos fines, medianamente definidos. Y es desde el punto de vista de la realidad, los fines cambian reiteradamente, “El economista qua economista debe ignorar el hecho de que los gustos y los valores son variables que cambian rápidamente y debe apartar la vista de los procesos intensamente interesantes e importantes por los que los hombres llegan a sus juicios de valor” ²¹.

Esta brevísima exposición basta para comprender que el concebir de manera distinta a la economía, ha conducido a múltiples interpretaciones de lo se entiende por punto de vista económico. Kirzner en su obra The Economic Point of View expone que la visión más completa de la economía, es la visión de esta, como ciencia de la conducta humana. Un punto de vista que desafortunadamente, nos dice Kirzner, no ha podido contar con una am-plia atención.

Para comprender esta nueva visión, es imprescindible empaparse del concepto de praxeología. Nos dice Kirzner que “el punto de vista praxeológico considera que los asuntos económicos se distinguen únicamente por el hecho de que pertenecen al conjunto más amplio de fenómenos que tienen su origen en las acciones humanas” ²². El ser humano ejecuta acciones para situarse en un estado preferible al que se encontraba, antes de ejecu- tar la acción. Podemos ejemplificarlo de manera simple, a una situación de carácter económico, cuando un individuo adquiere un bien adicional, o lo intercambia, de tal forma que, el resultado final será un estado preferible. Identificar las oportunidades de mejora, con parte de este proceso, de la misma forma, que las circunstancias que rodean el patrón de acción adoptado. Apoyado en la lógica, el sur humano actuara siguiendo la razón, y es precisamente este actuar, el que praxeológicamente se entenderá como acción humana.

18 L. Robbins, TheNatureandSignificanceofEconomicScience(2nd ed.; Macmillan & Co.), pp. 16.

19 Kirzner, Israel. The Economic Point of View, 1960, pp. 111.

20 Ibidem, pp. 118.

21 Ibidem, pp. 132.

22 Ibidem, pp. 148.

La acción humana es tan inmensa, como la cantidad de formas en las que se puedan obtener estados preferibles.

Y es que cada acción humana está inmersa una vorágine de factores que van desde los fisiológico hasta lo religioso, de lo social a lo geográfico ²³. Al calificar una ciencia de praxeológica, sobre el soporte de la racionalidad de la acción humana, es posible generar teoremas que describan la ruta de la acción en determinados entornos. Si bajo la guía de la razón, se puede ser capaz de resistirse a los entornos, entonces la conducta humana es capaz de resistirse a estímulos, contradiciendo de cierta forma al primero de los diez elementos clave de economía ²⁴, que dice “toda la teoría económica se basa en el postulado que los cambios en los incentivos influencian el comportamiento humano en una manera predecible”.

Y es que es imprescindible, hacer un contraste entre el enfoque praxeológico (ex-puesto las obras de Mises²⁵), y el de Robbins (economizar) ilustrado por medio de dos hombres: uno que actúa y otro que economiza. Economizar es asignar recursos limitados entre distintos fines que rivalizan entre sí, el hombre que actúa selecciona un patrón de comportamiento diseñado para promover los fines de la acción. Nótese que la perspectiva praxeológica comprende un contenido de acciones de mayor magnitud. Es por ello que la ciencia económica debe ser admitida como una ciencia praxeológica.

Por lo anterior, el concepto de acción humana permite deducir complejas cadenas de razonamiento relativas a las elecciones que harán los hombres, las alternativas a las que se verán obligados a elegir y similares ²⁶. Remitiéndonos al pensamiento de Kirzner “La acción humana se refiere a entidades, bienes o servicios reales; se desarrolla sobre el trasfondo de relaciones de precios objetivamente mensurables. La ciencia económica trata de ofrecer una explicación de estos fenóme- pp. 149. nos reales; trata de explicar las consecuencias de determinados cambios en los datos, de relacionar los fenómenos del mercado con los motivos humanos subyacentes. La praxeología prevé alcanzar con éxito estos objetivos mediante el escrutinio de los asuntos humanos desde un punto de vista específico que reconoce la naturaleza teleológica y racional de la acción humana” ²⁷. Una cita extensa pero imprescindible.

Por supuesto que este sistema praxeológico (como el resto de los enfoques aquí expuestos) fue blanco de críticas, algunas de las cuáles la expone el Profesor Huerta de Soto²⁸ , dirigidos no a la praxeología directamente, pero sí a la Escuela Austriaca, escuela que fundamentada en este sistema.

Una de ellas es el fracaso de sus intentos por formalizar proposiciones teóricas. Comencemos por entender que por formalizar refiere al hecho de modelar matemáticamente los fenómenos económicos, por ello Huerta de Soto arguye que dichos modelos ignoran la naturaleza del ser humano. Refiere que el propio Pareto, reconoció que su enfoque era efectuado al margen del verdadero protagonista del proceso social. Sin intentar justificar y menos defender a la Escuela Neoclásica, antagonista en la obra de Huerta de Soto, Hal Varian en Intermediate Economics aclara que “es sin duda el mejor enfoque, siempre que sea posi-ble utilizarlo” ²⁹, en cierto modo modera las pretensiones de los modelos neoclásicos.

Otra acusación es la falta de criterios empíricos para validar las teorías. El Profesor Huerta de Soto discute que la validación de teorías es posible mediante “la continua depuración de vicios en la cadena de razonamientos lógico deductivos, el análisis y la revisión de los diferentes eslabones del proceso de desarrollo lógico deductivo de las diferentes teorías y la utilización del máximo cuidado cuando, llegado el momento de aplicar las teorías a la realidad, haya que evaluar si los supuestos de las mismas se dan o no en el caso histórico concreto analizado” ³⁰. El proceso histórico de analizar el punto de vista económico, nunca estuvo exento de acusaciones o señalamientos. Si consideramos que las distintas imputaciones promovieron un debate académico que a la postre derivo en nuevos enfoques, enriquecidos por el conocimiento del enfoque anterior, podemos estar fascinados. Ahora bien, desde el punto de vista de un historiador, podríamos alertarnos si en determinado momento se pretenden retomar con seriedad enfoques que ya demostraron cierta imprecisión. Por ello, un economista debe entender el sentido de trascendencia de una simple definición. Detrás de ella, están un sin número de intelectuales que, en mayor o menor medida, han abonado al enriquecimiento de la ciencia económica. Tener presente en todo momento el legado de Hayek, al momento de desempeñar las tareas propias del economista, el sentido de la humildad, pues caer en tentación y ser un converso a la ingeniería social, no sólo implica una fatal arrogancia, sino además, un sentido impropio de la libertad.

27 Ibidem, pp. 179.

28 J. Huerta de Soto, LaEscuelaAustriacaModernafrentealaNeoclásica,Revistadeeconomíaaplicada, 1997.

29 Varian, Hal. Intermediate Microeconomics , 1987, Prefacio.

30 J. Huerta de Soto, LaEscuelaAustriacaModernafrentealaNeoclásica,Revistadeeconomíaaplicada, 1997, pp. 15.

Bibliografía

• Kirzner, Israel. The Economic Point of View, 1960.

• James D. Gwartney y Richard L., Diez elementos claves de la economía, 2002.

• F. A. Hayek, El Uso del Conocimiento en la Sociedad, 1945.

• J. Huerta de Soto, La Escuela Austriaca Moderna frente a la Neoclásica, Revista de eco-nomía aplicada, 1997.

• Varian, Hal. Intermediate Microeconomics, 1987.

• Kirzner, I., El significado del proceso de mercado, 1990.

• F. A. Hayek, La tendencia del pensamiento económico, 1933.

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