Bonsái, número 4

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Bonsái Literatura mínima

cuatro


Directorio Editores Miréia Anieva Herson Barona

Consejo editorial Belinda Ortiz Graciela Romero Jezreel Salazar Rafael Zamudio

Bonsái. Literatura mínima. Año 1. Número 4. Octubre 2011. México.

Asesores Alberto Chimal Cristina Rivera Garza Blanca Rodríguez Gaona Liliana Weinberg

Bonsái es una publicación electrónica independiente de periodicidad mensual sin fines de lucro. El contenido de esta publicación puede ser distribuido y compartido libremente siempre que se reconozcan los créditos del autor y de la revista.

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El poeta es un p谩jaro que s贸lo canta afinado en las ramas de su 谩rbol geneal贸gico. Jean Cocteau


Contenido CUENTO

POESÍA

ENSAYO

Por orden, 7 La verdad, 8 Isabel Tejada

Domingo, 9 Miguel Lupián

Recuerdos del futuro, 12 Precauciones de última hora, 13 Para mayor seguridad, 14 Señales de ruta, 15 Poética del sujeto, 25 Criaturas, 16 Mario Meléndez Fausto Alzati Fernández

Rupturas, 22 Javier Peñalosa Canje de armas, 39 Marcapáginas, 40 Óscar David López Historias, 48 Rumi Cabrera


TUITS

RESEÑA

PALÍNDROMOS

Contra el mundo cultural, 17 Jezreel Salazar

Esperar no esperar, 29 El mensajero asesinado, 33 Ser amar es ser a mares, 41 Diana Guerrero Lozoya Emiliano Delgadillo Pedro Poitevin Martínez



POESÍA

Isabel Tejada

Por orden Primero fue la ola el vaticinio de un ahogado Más tarde el trabajo del náufrago: hacer la isla Olvidarse del barco Contener el vacío en su propia cintura Permitir a la noche el idioma de los solos

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Saber perder


POESÍA

La verdad es que hago la cama como hago la vida Militando el borde de todo lo que me socava Rumiando un principio en cada desenlace Sublevada de mí misma redonda de ignorancia Boreal y equívocamente ambigua El pecho condecorado con tus graznidos Si me buscas hallarás en mí animales Cisnes blanquísimos se arenan en esta piel que espera ser mordida

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Caballos ebrios de viento definen mis caderas con su fiebre Un gato se perpetra en cada pupila ciñéndote a mí sin que te des cuenta hasta que ya sea demasiado tarde Los lobos que me devoran no están a mis pies Los llevo dentro


CUENTO

Miguel Lupián

Domingo Es día de levantarse de madrugada, de cargar los bultos y meterlos en el carro, de armar el puesto, de permanecer en pie durante diez horas, de comer todo el día naranjas y mandarinas, de no poder ver jugar a las chivas… Es domingo.

Domingo se pregunta si el cuchillo ha perdido su filo

o si su fuerza ha menguado después de dos horas de partir cuerpos pulposos. En cualquiera de los dos casos, tiene que afilarlo en sus escasos minutos de descanso.

Después de tres horas, la piel de su palma derecha

se empieza a adelgazar tornándose doloroso el contacto con el cuchillo. Sabe que es inútil detenerse y sobarse la palma: dentro de algunos minutos se llenará de pus y se convertirá en ampolla. La retira pellizcando los bordes del abultamiento y dejando a la vista la sonrojada piel del monstruo que vive dentro de él. Se coloca una curita y evita limpiar con sus dedos pegajosos y atiborrados de pulpa el par de lágrimas que escurren por su rostro.

El sol cae a plomo. La lona que lo cubre solamente

intensifica lo rojo de su playera y de sus mejillas, le dificulta diferenciar rápidamente entre una naranja y una mandarina

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CUENTO

y lo hace sudar copiosamente. Domingo entrecierra los ojos y el cuchillo corta cada vez más cerca de sus pequeños dedos. Se despabila al recordar las cicatrices en su mano. Le da un trago al jugo, revisa la curita y vacía otro bulto de naranjas.

Se entretiene pensando que pronto comenzará el par-

tido de las Chivas. Se imagina saliendo a la cancha al lado del Chicharito y del Bofo. Su nombre estampado en el dorso de la playera y todo el estadio ovacionándolo. La mano tosca de su padre buscando la fruta partida derrumba su sueño. Sabe

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que si no la encuentra rápidamente, el siguiente movimiento será un golpe en la cabeza.

Uno grande de mandarina. La voz le resulta familiar y

levanta la vista. Se trata de Víctor acompañado de su mamá, la señora González. A pesar de que evitan la mirada, Domingo se da cuenta de que Víctor le susurra algo a su mamá. Sabe que le está contando que van en el mismo grupo, que reprobó segundo año y que le dicen El mandarino.

La señora González le regala una sonrisa amable

contaminada de condescendencia. Víctor ríe por lo bajo. Domingo siente palpitar su palma derecha. La curita se cae y el


CUENTO

monstruo lo mira con su único ojo. Los dedos de Víctor y los de la señora González descansan lánguidamente sobre la mesa: limpios, rosados, frágiles. Coge el cuchillo. Lo levanta y corta de un solo tajo. Víctor cierra los ojos, la señora González grita, Domingo sonríe. Víctor llora, la señora González palidece, Domingo sonríe. Víctor corre, la señora González se desmaya, Domingo sonríe.

Los dedos mutilados se retuercen como gusanos entre

la pulpa y las cáscaras. Domingo los observa con indiferencia, suelta el cuchillo y se acuesta sobre un costal de naranjas. Cierra los ojos.

Abre los ojos. Paredes blancas descarapelándose,

loseta gris apestando a desinfectante y tres camas individuales separadas por una cortina manchada. Arrastra sus pequeños pies desnudos hacia el pasillo. Colgando de una pared se encuentra un viejo televisor transmitiendo el partido de las Chivas. Se sienta en el suelo, limpia las lágrimas con su mano vendada y disfruta el resto del domingo.

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POESÍA

Mario Meléndez

Recuerdos del futuro Mi hermana me despertó muy temprano esa mañana y me dijo “Levántate, tienes que venir a ver esto el mar se ha llenado de estrellas” Maravillado por aquella revelación me vestí apresuradamente y pensé “Si el mar se ha llenado

[de estrellas

yo debo tomar el primer avión y recoger todos los peces del cielo”

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POESÍA

Precauciones de última hora Debo cuidarme de los gusanos cuando me entierren lo más seguro es que hablen mal de mí que escupan sobre mis poemas y orinen las flores frescas que adornarán mi tumba llegado sea el caso que hasta devoren mis huesos me arranquen los intestinos o en el colmo de la injusticia se roben mi diente de oro y todo esto porque en vida jamás escribí sobre ellos

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POESÍA

Para mayor seguridad Vengan a ver mi poesía no está hecha de material ligero aguantará perfectamente el invierno y en verano refrescará las mentes y los cuerpos Hay poderosas vigas entre cada verso hay listones apuntalando mis palabras Y si la lluvia desea entrar pondré mis sueños en el techo

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y taparé las goteras con mi propio dolor


POESÍA

Señales de ruta Si te pierdes en el bosque del lenguaje piensa el poema que más te guste y dilo en voz alta Las palabras nos llevan de la mano me grita Dios desde una estrella a pedales Cuando llegues al último verso encontrarás la salida

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POESÍA

Criaturas Tus muñecas tienen las manos heladas parece que juegan con la muerte a la escondida y no se cansan jamás Quién peina a tus muñecas cuando te duermes Tus muñecas se peinan solas y cuentan hasta diez con los ojos cerrados mientras la muerte envejece bajo tu cama

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RESEÑA

Jezreel Salazar

Contra el mundo cultural No es fácil mantener la compostura al hablar sobre la realidad literaria del mundo actual. No me refiero al hecho de que ciertas obras me provoquen exabruptos o disertaciones apasionadas debido a su capacidad expresiva o su demoledor reproche ante el estado de las cosas. Lo que ocurre es que desde hace tiempo, al escuchar a mis amigos escritores, editores o periodistas hablar, frente a un café, sobre novelas y autores, no puedo evitar sentir agruras estomacales. Esto, más que un indicio de intolerancia a la lactosa o de un padecimiento psicológico, me parece un síntoma de cierta dolencia colectiva, algo que asocio a los malestares de nuestro campo cultural. ¿Qué lo provoca? He tenido la impresión de que es el tono, la manera en que se habla sobre literatura, lo que carcome mis vísceras: demasiada seguridad, certezas desmedidas, exagerada claridad. Un exceso de confianza infecta nuestro paisaje cultural, lo cual me ha llevado muchas veces a perder el estilo, y buscar la puerta más próxima hacia el sanitario alivianador.

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RESEÑA

En busca de una solución que me permitiera seguir

conversando con mis amigos, cayó en mis manos un libro de Damián Tabarovsky con un título que de entrada me hizo pensar que leerlo podría generarme ámpulas: Literatura de izquierda (Tumbona Ediciones, 2011). No obstante, apenas lo hojeé me di cuenta que se trataba de un texto provocador cuyos planteamientos críticos tenían que ver justo con aquellos comportamientos, imágenes y valores que, en torno a lo literario, detectaba una y otra vez a mi alrededor: banalidad

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política unida a la búsqueda indiscriminada de incorporación social, pretensiones de notoriedad acompañadas de complacencias estéticas.

A pesar de discutir desde el contexto de la literatura

argentina, es claro que el diagnóstico básico del texto compete al resto del mundo editorial hispánico. La argumentación fundamental de este breve libro de ensayos podría resumirse así: buena parte de la literatura actual posee un ideal conservador que le ha hecho perder su potencia expresiva, para convertirse en un alegato a favor de la reproducción del orden social. Según Tabarovsky, desde los años ochentas se


RESEÑA

ha privilegiado una narrativa que sostiene la inocencia y la transparencia del lenguaje, el éxito como canon y la sensatez como valor estético. A esta versión conservadora de la literatura la denomina “política literaria del café con leche” y contra ella dirige su puntería argumentativa, en aras de reivindicar el papel negativo de lo literario —esa experiencia radical que se escribiría desde un afuera, ese discurso que siempre debería incomodar para poner en cuestión la realidad.

Debido a su carácter de diatriba contra el mundo cul-

tural instituido, Literatura de izquierda resulta un espejo en el que no es difícil reconocerse, pero ante el que resultaría preferible desviar la mirada. Lectores o escritores, editores, críticos y académicos, reciben una imagen de sí mismos que los repele. De un modo u otro, nos vemos inmersos en un espacio de conformismos y convenciones, en donde el conservadurismo de nuestras prácticas culturales resulta innegable. El tono provocador de esa revelación (aunque en momentos adquiera postulaciones absolutas que requerirían de matices) es uno de los logros más estimulantes del libro. Pero no es el único.

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RESEÑA

Si Tabarovsky sostiene una postura de desconfianza

frente a toda institución que genere hegemonía cultural (de ahí que defienda con Dubuffet ciertos mecanismos de desculturización), lo hace para exponer de manera radical una reflexión sobre la vanguardia, sobre la voluntad de trabajar bajo el horizonte de continuas rupturas, transgresiones y experimentaciones formales. Frente a una época que tiende a convertir toda crítica en decoración, y logra asimilar lo subversivo hasta volverlo norma o espectáculo banal, Tabarovsky

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reivindica una escritura que parta del escepticismo y la anomalía, asuma la imposibilidad como horizonte y genere un sentimiento de inadecuación frente a lo real (lo que implicaría vincular vanguardia política y estética). Siguiendo a Blanchot, Barthes y Nancy, llama la atención sobre la urgencia de que el escritor hable desde el lugar del extravío (desde un espacio no asimilado), sospechando de su propio relato y destruyendo el canon existente: “La literatura no piensa, no da sentido; al contrario: lo congela, lo pone en suspenso. Es el mundo quien da sentido, y la literatura se opone al mundo. La gracia de la literatura está en volcar”.


RESEÑA

Termino de leer el libro y varias preguntas irrumpen en mi cabeza: ¿tiene la literatura algo que ver con la compostura o la contención?, ¿podré lidiar en adelante con las certezas esenciales de lectores y críticos?, ¿al leer los libros de mis amigos dejaré de tener agruras estomacales?

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POESÍA

Javier Peñalosa

Rupturas a) Había siempre un largo silencio cuando uno de los platos se rompía en la cocina. Era la hora de las manos pequeñas que no son manos para sostener. Y los largos dedos de mi abuela levantaban esa dureza rota

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extendida como un mapa incompleto por el suelo frío de la cocina. Siempre el largo silencio hablaba la angustia de las cosas que no se pueden volver a juntar. Y todo lo que se ha roto desde entonces; arterias, músculos, huesos, higos abiertos, cáscaras de nueces,


POESÍA

caracoles bajo la suela de los zapatos, ventanas vencidas por piedras o pasillos que llevan al cuerpo de mi abuelo, a las cosas rotas en él y en mí. Mi madre, mi abuela. Todas las cosas que se rompen.

b) Miro mis manos; las líneas que las cruzan son accidentes geográficos, cañadas. Soy lo que se rompe en mis manos. El padre del mundo es el padre de las grietas, es la blanda violencia de lo que se separa sin hacer ruido.

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POESÍA

Hay pájaros que caen de las ramas antes de estar maduros, hay espacios en blanco entre los cuerpos antes de que comience la próxima canción. Las flores se rompen para abrirse, las olas se rompen hacia adentro, como las madres pierden a sus hijos. ¿Por qué estoy más cerca de las rupturas

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que de las piedras pulidas? El acero, las flores, los pájaros, todas las cosas que se rompen.


ENSAYO

Fausto Alzati Fernández

Poética del sujeto Diario hablamos. Intercambiamos idiosincrasias y observaciones, demandas y seducciones, reclamos y aspiraciones, gruñidos y gemidos, pausas e interrupciones… Transferimos sentimientos y deseos en pequeñas y arborescentes cápsulas volátiles: palabras. Signos asechados por otros signos y significados diferidos en un juego de historias y espejos. Y a veces para decir algo, callamos; el peso del silencio, el espacio que transporta en eclosión, puede en instancias instigarnos a compartir la incertidumbre o el asombro.

La palabra generalmente se ve relegada a dos campos

opuestos, pero mutuamente edificantes; es decir, o nos topamos con la concepción de que la palabra designa algo directamente, como en un contrato; o encontramos lo que algunos místicos plantean, que la palabra es un gesto vacío y pretensioso que enreda la experiencia de lo inmediato. Cuánta paranoia.

Menos mal que hay poetas.

En la poesía la palabra puede ser música, como los

juegos fonosemánticos que un niño repite, absorto y expandido en lo que acontece; o bien puede ser martillo o una lengua cálida al lóbulo de la oreja; la palabra es lo que es y su

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ENSAYO

fantasma, y la brecha entre éstos; la palabra es la ruptura del tiempo por el afecto; la palabra se desnuda, se viste de geisha o de rayo de sol, y baila y muere y sonríe. En la poesía la palabra se devela extraña e íntima, intermitentemente y a la vez.

No hay un sitio fuera de la narrativa para nosotros. No

hay adónde correr a esconderse de la palabra. Si bien en la inmanencia el sujeto y el objeto pierden sus contornos y contrastes, dicha experiencia se verá narrada posteriormente. Si

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bien la experiencia como tal no será inscrita en ningún morfema, sí se buscará transmitir, comunicar a otro —se traducirá, por lo menos, el método para provocar dicha experiencia—. Ya sean las direcciones para llegar a dicha epifanía, o una lista de desviaciones en potencia que habría que procurar evitar. Nadie puede decirte a qué sabe la cajeta, pero sí te pueden decir dónde comprar una lata de ésta y dónde no.

La poesía transmite experiencias no sólo en los juegos

con los múltiples significados y connotaciones de la palabra (como un albur), la rítmica, métrica, arreglo visual, tono, etc., sino que hay una función directa que la poesía


ENSAYO

puede provocar por medio de estos recursos. Como los famosos Koan de la tradición del Zen, la poesía puede alterar las estructuras neuronales del lector/escucha a través de lo inesperado, lo inefable, la aporía. Rupturas y suturas paradigmáticas, rizomáticos retornos a lo inefable, confusiones y despertares latentes. Se modifica el registro de la experiencia gracias al efecto que tiene lo inexplicable ante la lógica —la cual debe ceder, así abriendo campo a toda otra gama de experiencias antes insospechadas.

El sujeto mismo puede ser poetizado. Durante el trans-

curso de un día suelo pensar compulsivamente, narrándome los eventos que suceden a mi alrededor, casi como si no estuvieran sucediendo. Agregando y encimando juicios y afectos y recuerdos y asociaciones y resentimientos a este cuento. A ratos esta tendencia se altera, florece o se cae y ocurre poesía. Habito más cerca de la inmanencia en esas interferencias. En otras ocasiones es la manera en que escucho la que cede ante el flujo poético; la verborrea sigue, pero la oigo con espacio, distinguiendo sus causas infinitas y la textura precisa de su desborde. Así los movimientos y desplazamientos del sujeto

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ENSAYO

se vuelven poesía. La identidad misma se derrite develando la continua y brillante elusión de aquello que llamamos el sujeto: el deseo.

La historia que formula el presente como tal es una

novela —la historia es siempre la ficción, los límites de lo concebible—. El sujeto está sujeto a su enunciación, a su tenaz causalidad. Al poetizarse el sujeto el enunciado cambia — nuestras relaciones se tornan más empáticas y jugosas, fractal y exponencialmente—. El significado de la novela entera se

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ve en problemas, en duda. Así se articula lo indecible. Miles de formas de opresión son develadas y expuestas. Miríada de libertades cobran vida, y lo posible se ofrece con ética. Rescatemos la poesía de escondites y pedanterías. Habitémosla y llevémosla en la lengua y la escucha; en el trazo de los sentidos sobre las huellas de la experiencia; en la carne; abramos sus puertas para que la interpretación le bese el cuello y así suspiren revueltas. Caminemos junto a ella, hacia ella, en ella, por ella.

Poetizemos la calle. julio, 2008


TUITS

Diana Guerrero Lozoya @DianitaGL

Esperar no esperar 1. La espera es un vientre que no pare. Un vientre preñado por años, que duele, que se contrae, al que se le revienta la fuente a cada segundo. 2. La espera es un hueco entre las manos cuando tienes sed. 3. No importa si el tiempo pasa o se queda estancado sobre una manecilla, como tierra seca o roca de mar. En la espera es un abismo. 4. He recorrido los infinitos de la espera. Es un momento interminable, como la respiración. Cuando termina, no nos damos cuenta. 5. Me aferré al camino esperando llegar al final, sentarme y no hacer nada. Llegué a lidiar con las consecuencias de todo lo que había hecho. 6. La espera siempre tiene prisa y nunca llega tarde. 7. Tengo un párrafo completo en espera de tus renglones. 8. No es lo mismo, la espera y la esperanza. La primera está muerta desde el momento en que es eterna aun cuando acaba. La otra sangra. 9. Quien espera no puede ser más humano en ningún otro momento que cuando lo hace. Siempre queriendo terminar.

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TUITS

10. Al tiempo y a la espera no les es permitido verse nunca. Pero siempre lo hacen. Amantes encarnados en uñas comidas y cigarros muertos. 11. Vamos, tú y yo. Que esperen aquéllos que son triviales, que desean. Vamos, solamente falta que llegues. 12. Nunca se aprende a esperar. Del no aprender a hacerlo: ahí su naturaleza. 13. Reduje los años a meses, y a días, y horas, en espera de ser segundos solamente, de que me consuma pronto. De serte

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fugaz. 14. Quién pudiera ser tiempo que agradece el pasar nada más. 15. De sus ojos de arena fabricaré un reloj. Estará siempre marcando la hora equivocada, una futura; yo no esperaré más. 16. Todo lo que hemos esperado se guarda en un cajón especial de nuestra memoria. Al recordarlo, volvemos a esperar, sin remedio. 17. Un pájaro vela los segundos. Los labra con su pico y los coloca manso sobre la línea del tiempo. Espera, como una madre, verlos crecer.


TUITS

18. Plantamos pedazos de tiempo en tierra infértil y porosa. No hay cosecha. 19. No recordamos haber despertado nunca. Nos han dicho que lo hicimos, otra gente despierta. Pero seguimos en espera del sol. 20. Canto un himno a lo que no se detiene, a lo que no repara en su andar. El tiempo no se ve los pies, aunque le vayan sangrando. 21. Con cuánta gracia los relojes nos quitan la esperanza. 22. Ya está cayendo la noche como algo inesperado y tímido. Así, en silencio, llega joven, blanquísima, y nos vela los ojos. De ahí su oscuridad. 23. La espera nos avienta los despojos de aquello que intentamos arrancarle cuando la mordíamos. Nos los regala en homenaje a sí misma. 24. El tiempo que con todo acaba, no ha oído hablar de finales. 25. Cercamos las horas como si fueran huertos que darán frutos, sin entender que en realidad son el cerco. 26. Tiempo ave que muere entre los barrotes de una jaula. 27. No es una costa algo más que la esperanza de lo intermi-

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TUITS

nable y profundo. Al mar vamos buscando el pasado. 28. Me crecieron las arrugas como rasguños de lo que esperé y nunca llegó. 29. Vengan los días en que se dirá que hemos llegado al fin. Que de esos días se hablará también a su tiempo. 30. En la espera se crían bestias que uno no atina a entender que son propias.

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RESEÑA

Emiliano Delgadillo Martínez

El mensajero asesinado Buscábamos ser en estas playas el mensajero asesinado. Pero nadie salió nunca a recibirnos. F. S.

Francisco Segovia nació en la ciudad de México en 1958. Es hijo de Inés Arredondo y Tomás Segovia. Desde 1977 ha publicado varios libros de poesía, entre los que destacan El aire habitado (1995), Rellano (1998), Ley natural y Elegía (ambos de 2007). Trabaja como lexicógrafo y traductor, además de dedicarse a escribir ensayos: Invitación al mito (2001) y Jorge Cuesta. La cicatriz en el espejo (2004) entre los más recientes. Su nuevo libro de poesía, Partidas (Ediciones Sin Nombre, 2011), acaba de ser presentado en la Casa Refugio Citlaltépetl el pasado mes de agosto.

El libro se divide en tres partes y una “Posdata” que

es, a mi parecer, compendio y suma de aquéllas. Las dos primeras, “De guardia” y “De tan lejos”, se desarrollan en una patria perdida:

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RESEÑA

Nos dispersamos lentamente en la intemperie como las siete tribus. Pero sin remembranza de un paraíso ni promesa de una tierra.

Patria perdida por el abandono, por desperdiciada, por carecer de esperanza. La tercera sección, llamada “Tierra roja” (publicada parcialmente en la revista Letras Libres en enero de 2010), ocurre en el planeta Marte, a donde va una partida de

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hombres con sed de justicia, en busca de “un ideal sin lujo y sin miseria”, sin saber lo que les espera en este planeta nunca antes visitado. Por último, la “Posdata”, próxima a la epístola, es la recapitulación de las reflexiones y angustias de los poemas anteriores, escrita en un estilo notoriamente rítmico, vital y excelso, que demuestra la entereza no sólo de Partidas sino de la poesía de Francisco Segovia.

Los 280 poemas breves, numerados consecutivamente

a excepción de la “Posdata”, constituyen una epopeya fragmentada por los saltos en la materia y en el estilo de los mismos. No obstante, pronto vislumbramos una realidad


RESEÑA

concreta que bien podemos llamar mexicana (o quizá, mejor, mesoamericana) y una narración doble, literal y figurada, virtud de la unidad reflexiva del libro.

La voz poética nos lleva por la vida de un guardia,

disciplinado e impávido a la vista mas lleno de zozobra por dentro, quien por circunstancias bélicas tuvo que ausentarse del hogar y separarse de su esposa amada. No obstante, pervive la camaradería entre sus pares con quienes comparte la misma suerte (son mayoría los poemas en plural donde leemos “nosotros”). Su antiguo oficio de campesino le legó el trato con la tierra y su entorno; su conocimiento le recuerda que la naturaleza no se inmuta ante las atrocidades e injusticias:

¡Tantos muertos y heridos dejados al pairo en aquel valle bajo un sol impávido y sereno! [...] “En el país derrotado ríos y colinas impasibles”...

La angustia y la ira lo carcomen porque sabe también

que la violenta historia de la humanidad ha sido forjada por el hombre mismo. Esta convicción lo lleva a zarpar en busca de

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RESEÑA

“un futuro aséptico”, pero la tempestad lo hace naufragar en la misma orilla. Lo intenta de nuevo mas la borrasca lo hace encallar otra vez. En tierra es tratado muy a contrario sensu que el peregrino de don Luis de Góngora y por eso decide abandonar este planeta: parte a uno sin vida, regido por leyes totalmente distintas, en donde “Nada pende nada tiende una comba / con la reverencia del helecho.”

A lo largo de Partidas Francisco Segovia nos incita a

reflexionar sobre el origen del mal, y él mismo sugiere una

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tesis:

“Al extranjero y al enemigo es en el espejo donde hay que buscarlos”

dice una voz que no sabemos de dónde viene (“¿Cómo me oís vosotros? / Hablo de tan lejos...” reza el epígrafe de René Char). Esta tesis, repetida a lo largo del libro, será puesta a prueba en los pasajes marcianos, en donde no hay bien ni mal pues no existe siquiera la palabra:

Pero no he encontrado aquí otra cosa

que prehistoria y cielos sucios


RESEÑA

la magra médula de un tiempo

que resecó la escasez de siempre

un lugar sin aire y sin madera

donde nadie sabe aún

cómo arar los campos

o encender una fogata.

No quiero hablar más de la estancia en Marte ni de la

“Posdata”. Prefiero que el lector recorra ese “seco mar marciano”, como dice Ray Bradbury, pues me parece el apogeo de un libro que va in crescendo hasta llegar al punto en el que cada quién debe enfrentarse con la propuesta ética y estética del trabajo de Francisco Segovia.

Sólo quiero mencionar una última cosa. Al final del

libro Segovia incluye un “Epigrafario” —verdadera rareza en nuestra literatura— que desvela humildemente su imitatio y apropiación de pasajes de otros libros y autores, con lo cual, me parece, rinde un homenaje a los guías de su viaje poético. Allí encontramos a Virgilio y a Yorgos Seferis, a Homero junto al libro de Job, a Li Po y a T. S. Eliot; allí nos muestra

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RESEÑA

que en Partidas conviven René Char, Lucrecio, los Himnos védicos, Tu Fu, Ray Bradbury, Epicuro, Arthur Rimbaud, los Upanishads, Manuel José Othón, el Gilgamesh, Cesare Pavese y Carlos Pellicer, entre muchos otros.

Y aun sin mencionarlos, hay poemas que me traen a

la memoria la Epístola moral a Fabio del Capitán Andrada. Otros, simplemente, suceden en Comala.

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POESÍA

Óscar David López

Canje de armas hijo, cómo eres tonto, cambia esa arma de fuego, el cuchillo cebollero, los cortaúñas de la abuela y de las tías, las herencias familiares que consideras cristales sintéticos de oro y no oro puro, cómo eres tonto creyendo que un día abrirán una Tiffany en esta ciudad, hijo, para nada te sirven a ti los zafiros o las esmeraldas, cambia esa arma de fuego, no te queda nada ya, ni siquiera un par de balas para ahuyentar a los lobos o a los policías, cambia ya los cortaúñas por esa despensa del gobierno

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POESÍA

Marcapáginas lado a: “regalemos un bonito libro de valores” “poemas y reflexiones para mi madre” lado b: “atrévete, campeón” “¿necesita dinero? entregue

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a un traficante de drogas” y el niño tomó cinco: a fin de cuentas eran obsequio de la librería cristo rey


PALÍNDROMOS

Pedro Poitevin

Ser amar es ser a mares 1. Árbol. Os leería la seria, sola Luna al alba helada. La luz azul alada le habla, la anula. Los aires al aire. El Sol obra. 2. Ave. Un anular ocaso. Un ísatis nieve. Un salaz óvalo. La voz a las nueve, ínsita, sinuosa, coral. Una nueva.

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PALÍNDROMOS

3. Desearte me trae sed de saloma y son a manos. Y amo la sed. Desearte me trae sed. 4. Oda, la ola de ola

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y la sed. Oír ese azar tenue: se divide, se une, traza ese río de sal y aloe; da lo alado. 5. Alba helada la voz apaga. Vaya vaga paz ovalada le habla.


PALÍNDROMOS

6. Océano. Mitad. Animo mi nada. Timón a eco. 7. Oiré sol; eso, lo solemne. Dénmelo. Sólo soy yo solo, solemne. Dénmelo. Sólo sé lo serio. 8. Yo ya sumisa, y así. Mona música. Yací. Su mano, mi saya, sí. ¿Musa, yo, y? 9. Hay revés a su maldad. La musa leve remata,

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PALÍNDROMOS

se desdá de lo sedoso, de soledad se desata, me revela su maldad. La musa sé ver, y ¡ah! 10. Orar, ser ola, voces,

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oído, dios, eco, valor. Es raro. 11. ¿Oirás? Orar es raro. Ojos, oídos, acaecer


PALÍNDROMOS

a paso de dedos. ¿Aparece acaso Dios? Ojo. Orar será rosario. 12. Osé ser ego, calor, amor, gozo, coz, ogro, mar, ola. Coger es eso. 13. La sed anulo. Bebo, me temo bebo Luna de sal. 14. —Ave, yo soy Adán. —Y nada, yo soy Eva.

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PALÍNDROMOS

15. Era, sí, verdad. Es la falsedad. Revisaré. 16. Seda de los salaces son los lesos. El sol nos seca las soledades.

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17. ¿La moda? Balas. Érase país y sí, a pesar, es alabado. Mal. 18. Asirnos a Lao Tse, a esto, a la sonrisa. 19. Oh, sabré ser ignífero, lava, y así musa, la sumisa, ya valore, fingiré ser Bashô.


PALÍNDROMOS

20. Oír, Ícaro: haya las areolas aseadas—al amor, o la clamada loba se seda. Veo, no las olas— oír, iluso, rosa, la salada, da ya Selene: usara ron. Os ama… y al óseo Dédalo. Sí, sol a losa sorda de lo salado, a la dama amada, la oda, la soledad rosa. Sol, ¿aló? Sí, sol a dedo: es ola, y ama sonó rara (¿suene lesa?): “Ya dad alas al as”; Oró su lirio: “¡Sal; ósalo!” No evades esa bola: da mal calor o mal asada. ¡Esa sal! O eras ala, y—ahora—cirio. 21. Ateo Pedro va para pavor de poeta.

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POESÍA

Rumi Cabrera

Historias Me gustaría que las palabras fueran más que polvo, más que signos ásperos en cuya existencia se descifran epitafios de los hombres. Tal vez sus anhelos, sus batallas, sus comedias, el péndulo de su musicalidad, el movimiento rebosante de sus olas, la hondura de su mar proteo,

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no son más que el espejo en el que se adivinan sombras y copias puntuales:

fantasmas.

A veces, en mi mesa de cristal, hay un rostro de memorias vastas que pasea dentro de sí: juega con sus líneas y por momentos desea volver a ser de todos, nada.


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Colaboradores Fausto Alzati Fernández

México, DF, 1979. Ensayista, dedicado al análisis de la cultura desde las perspectivas y paralajes de la filosofía, el psicoanálisis y el budismo. Es autor del libro de ensayos Inmanencia viral (FETA, 2009).

Rumi Cabrera

México, DF, 1988, Es poeta, ensayista y traductor. Ha colaborado en las revistas Cuadrivio, Escenarios XXI, Reflexiones Marginales y La hoja de arena.

Emiliano Martínez

Delgadillo

México, DF, 1988. Ha vivido en las capitales de Sinaloa y Morelos, así como en distintas ciudades españolas. Actualmente estudia la licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM.

Diana Guerrero Lozoya

Nació en un año en el que no debió haber nacido, 1982. Un 4 de mayo, Force Day. Para ese tiempo, debería haber sido una adolescente ya, fan de Pat Benatar y David Bowie, vestida como Cindy Lauper. Pero no. Sus adolescencias le sucedieron en los noventa, tiempos ridículos. Y a veces, eso le ha servido para no tomarse en serio muchas

cosas. Su padre le leía a Edgar Allan Poe a los cinco años, y su madre es la mejor persona que conoce. Cree que su hermana es todo lo que ojalá un día ella sea. Ella lee.

Óscar David López

Monterrey, México, 1982. Es escritor y transformista. Autor de los libros de poesía ROMAAMOR. CAJA DELUXE (2010), Roma (2009), Perro semihundido (2008), Gangbang (2007), y la novela Nostalgia del lodo/La nostalgia de la boue (2005); además, junto a RZKXPX, es coautor del EP “The Gangbang Show” (2008). Recibió el Premio Nacional de Poesía Joven Francisco Cervantes 2009, y el Prix de la Jeune Littérature latinoaméricaine 2004-2005. Es director y coordinador de Nuevos Lectores Fílmicos, y tiene la beca de Jóvenes Creadores del Fonca, 2011-2012. Vive en oscardavidlopez.blogspot.com

Miguel Lupián

México, DF, 1977. Devorador de libros, discos y películas. Feligrés de la iglesia Cthulhiana y devoto de San Lemmy Kilmister. Ex alumno de la Universidad de Miskatonic, de Sogem y de la EME. Especialista en cuento breve fantástico y adicto al

helado de vainilla.

Mario Meléndez

Linares, Chile, 1971. Estudió Periodismo y Comunicación Social. Entre sus libros figuran: Autocultura y juicio, Poesía desdoblada, Apuntes para una leyenda, Vuelo subterráneo, El circo de papel y La muerte tiene los días contados. En 1993 obtiene el Premio Municipal de Literatura en el Bicentenario de Linares. Sus poemas aparecen en diversas revistas de literatura hispanoamericana y en antologías nacionales y extranjeras. A comienzos del 2005, es publicado en las prestigiosas revistas “Other Voices Poetry” y “Literati Magazine”. Durante el mismo año obtiene el premio “Harvest International” al mejor poema en español otorgado por la University of California Polytechnic, en Estados Unidos. Parte de su obra se encuentra traducida al italiano, inglés, francés, portugués, holandés, alemán, rumano, búlgaro, persa y catalán. Actualmente vive en Ciudad de México, donde realiza talleres literarios y diversos proyectos culturales.

Javier Peñalosa

México, DF, 1981. Es licenciado en Educación y egresado de la


escuela de escritores de la SOGEM. Fue becario de la Fundación para las Letras Mexicanas en el área de poesía en los períodos 2007-2008 y 2008-2009. Escribe guiones para televisión y escribió también la novela infantil El día que María perdió la voz. En 2009 obtuvo el Premio Nacional de Poesía Enriqueta Ochoa por Cartografía de la memoria y en 2011 publicó Los trenes que partían de mí (Ediciones Sin Nombre). Actualmente tiene la beca de Jóvenes Creadores del FONCA, 2011-2012.

Pedro Poitevin

Freiburg, Alemania, 1973. Guatemalteco en tránsito. Doctor en lógica matemática y profesor universitario en Salem State University, Massachusetts. Sus poemas en inglés han aparecido en Boston Literary Magazine y The Shit Creek Review, entre otras publicaciones, y su libro de palíndromos Eco Da Eco De Doce A Doce fue publicado por Ediciones La Galera en México, D.F. Su cuenta de Twitter es @poitevin

Jezreel Salazar

México, DF, 1976. Es ensayista y cronista. Su último libro, titulado Sentido de fuga, obtuvo el Premio Nacional de Crónica

Urbana “Manuel Gutiérrez Nájera”. Mantiene el blog http://jezsalazar.blogspot.com y la cuenta de Twitter @jezsalazar

Isabel Tejada

Lisboa, Portugal, 1973. Ha sobrevivido a algún que otro naufragio gracias a su adicción al funambulismo extremo y a la contemplación infinita del detalle. Escribe por intuición y, por qué no decirlo, en defensa propia ante el abismo de los acontecimientos y/o ante el animal que lleva dentro. Como narradora participa en el proyecto Lapislázuli Literaria, ha publicado el relato Límites en prensa y ha participado con siete relatos en el libro digital Lagartijas de Colores junto a otros autores. Como poeta ha colaborado con diversas revistas digitales, tales como Impracabeza Magazine o Amateurs Hotel, tiene su espacio en La Antología Poética Contemporánea Andalucía y ha participado en diversas lecturas poéticas. Es integrante del proyecto Slam Jaén, donde tuvo la oportunidad de participar en el último Gran Slam de mayo del 2011 y ganar el Slam 13 en septiembre del mismo año. Autora inédita de los poemarios Más Allá de las Noches Incendiadas y La

Sonrisa del Camaleón. Publica asiduamente en su blog: susurroypienso.blogspot.com


BonsĂĄi Literatura mĂ­nima

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