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[Director] Jorge L. Santana Dumas [Jefe de redacción] Raquel Fernández de Bobadilla [Consejo de redacción] Luciano García Matas Juan José Guerrero Victoria Serrano Blanes César Allende García Victoria Luque Vega Horacio Vázquez Cermeño [Administración] Josué Santana Neira [Directores de zona] Almudena García Peña Juan Frutos Soria Juan Manuel Balmes Juan Antonio Tuñón González José I. Dionisio de la Torre [Colaboradores] Francisco Lerdo de Tejada Jesús Castro Cortés Fernando Cerezo Carlos Linares Juárez Fernando Zufía García Valentín de Prado Julio Cerezo [Maquetación] J. Kiróbel Rodríguez [Ilustraciones] Raquel Fernández de Bobadilla Julian García [Web] Josué Santana Neira [Edita] Asociación Bendita María Avda. Pablo VI, 9 - Local 12 A 28224 Pozuelo de Alarcón Madrid Tel.: 91 759 79 68 [E-mail] info@buenanueva.es [web] www.buenanueva.es [Depósito legal] M-26182-2006
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HACIA ORIENTE SED SANTOS 3 En el alero del Templo 64 Santa Teresa de Jesús Valentín de Prado ARCA DE NOÉ 70 Adoratrices del Santísimo Sacramento CANTEMOS AL SEÑOR Victoria Serrano 8 Salmo 22 80 La grandeza de un valiente P. Santiago Alonso Vega TESTIGOS DE LA VERDAD 12 Entrevista a Maite Dávila Victoria Serrano
ECHANDO LAS REDES 20 Jesús, Discípulo y Maestro Antonio Pavía
José Antonio Gris
Victoria Escudero
MOSAICO 84 La oportunidad en las dificultades Jerónimo Barrio
90 Sor Consuelo: La fiesta del aceite
Manuel del Pino
BENDITA MARÍA EDUCACIÓN PARA LA VIDA 96 Cuarto misterio doloroso 26 Narcisismo II Enrique Solana SI HOY ESCUCHÁIS SU VOZ 32 Aborto: Ni se ve, ni se nota
98 Lourdes, puerta del cielo Victoria Luque
CIENCIA 104 Un apasionante viaje 36 ”Se oyen cantos de victoria II” Carlos Valiente Barroso Rafael Lozano César Allende
42 El Rito Hispano-Mozárabe Mons. Ángel Fernández Collado
CINE 108 Dos días, una noche Gloria Mª Tomás y Garrido
FAMILIA DE NAZARET 112 No somos inmunes 48 La belleza del matrimonio cristiano Arturo Encinas Cantalapiedra Joaquín J. Polo Cañavate
54 La vida: una asignatura que la escula supende José Javier Rodríguez
NUEVA ESTÉTICA 60 ¿Nueva estética para un anueva época? Salvador Carbó
FUERZA EN LA MIRADA 116 Los niveles de realidad y de conducta Alfonso López Quintás
122 La santidad es rebelde, joven e inconformista Marta A. Guerrero
ENTRETENIMIENTO ORACIÓN
La Asociación Canónica Bendita María, Editora de la revista Buenanueva, es una asociación sin ánimo de lucro. No está vinculada a ningún grupo, ni movimiento de la Iglesia, ni a ninguna institución. Por tanto, no tiene más ingresos que los derivados de las suscripciones personales y las aportaciones que graciosamente nos hacen. Todas las personas que trabajan en ella lo hacen gratuitamente, con la única finalidad de anunciar el Evangelio y el Reino de Dios a través de este medio. Si quieres ayudarnos, puedes enviar tu aportación a la Asociación Canónica Bendita María a través de las cuentas:
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hacia oriente
La tentación más fuerte se manifiesta en el alero del Templo. Allí te sube el que te susurra al oído, y allí desde lo alto interpreta tu historia; remueve la frustración anclada en la memoria; desvela los errores antiguos, descubre fracasos y decepciones, expone y muestra falsedades, mentiras, delitos, trasgresiones, debilidades, desgracias… Y entonces profetiza: «Así será siempre tu vida. ¿Has logrado modificar siquiera un ápice algún comportamiento, sentimiento, debilidad o deseo en todos estos años…? Nada de nada. Así será siempre tu vida». Esta es la seducción que anida en el alero del Templo: la imagen de un futuro ingrávido y gris reproduciendo literalmente un pasado mangoneado y falseado, un pretérito vetusto anclado en la frustración. Y es entonces cuando el presente se eclipsa, se difumina. Si todo va a ser igual, ¿de qué sirve el hoy? Todo ello para llegar a la traca final: «A no ser que modifiques de manera drástica tus actos. Es muy sencillo: te lanzas desde el alero, —ya sabes que tus ángeles te llevarán en sus alas, para que tu pie no tropiece en la piedra— y la gente reconocerá al fin tu poder, tu valía, quién realmente eres, y por fin serás exaltado, venerado, querido y valorado». Este, al fondo, es el combate de la fe: «ya sé que hay alguien ahí, pero ¿se preocupa de mí?». Ante los graves sucesos que nos abaten en nuestra historia, la mayoría incomprendidos, y que muchos no han sido causados por nuestra voluntad, el inagotable acusador vuelve a susurrar, vuelve a interpretarlos, vuelve a preguntarnos: «Si Dios te quiere, ¿cómo permite estos sufrimientos?». Y aparece de nuevo la duda sobrevolando las sienes, incrustándose y reteniéndose en el pensamiento; un interrogante tan antiguo como la propia vida. Si el fiscal de Pandemónium consigue convencernos de que Dios no nos quiere, o no se preocupa de nosotros, ya tiene ganado el combate diario, desahucia al hombre, le deshereda de la gracia, le induce a la insatisfacción y a la amargura. No puede vivir la creatura sin la predilección de su creador, pues solo perdura la creación que lleva inherente la pasión amorosa de su creador. «… A ti te llamarán “Mi predilecta”, y a tu tierra “Desposada”, porque el Señor te prefiere a ti» (Is 62,4). La respuesta es paradoja y es la cruz; para el «cumplidor legal» un auténtico escándalo, para el racionalista, el pensador, una necedad. Pero en la cruz fue aplastada la Verdad y de la cruz resucitó la Verdad eterna e inmortal, esa Verdad inmarcesible a la cual nos abrazamos con la fuerza del Espíritu Santo. Por eso, cuando aparece siquiera la sombra de la cruz, el de los cuernos nos sube al alero del Templo y nos susurra al oído: «¿Lo ves...?, Dios no te ama». Acoger la muerte en la vida es aprender a vivir y aprender a morir, porque la muerte ha sido vencida, pero ha sido vencida en la cruz, donde quedaron grabadas a fuego las palabras del Cantar: «El amor es más fuerte que la muerte». También desde el alero del Templo se divisa, allá a lo lejos, una nueva tierra, un cielo quizás…, un cielo donde solo se escuche la alabanza —«Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto»(Mt 4,10)—; donde solo exista la bendición.
Jorge L. Santana
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arca de Noé
(Por Adhara web) A los 5 años aprendí que a los pececitos dorados no les gustaba la gelatina. A los 9 aprendí que mi profesora solo me preguntaba cuando yo no sabía la respuesta. A los 10 aprendí que era posible estar enamorado de cuatro chicas al mismo tiempo. A los 12 aprendí que, si tenía problemas en la escuela, los tenía más grandes en casa. A los 13 aprendí que, cuando mi cuarto quedaba del modo que yo quería, mi madre me mandaba a ordenarlo. A los 15 aprendí que no debía descargar mis frustraciones en mi hermano menor porque mi padre tenía frustraciones mayores y la mano más pesada. A los 20 aprendí que los grandes problemas siempre empiezan pequeños. A los 25 aprendí que nunca debía elogiar la comida de mi madre cuando estaba comiendo algo preparado por mi mujer. A los 27 aprendí que el titulo obtenido no era la meta soñada. A los 28 aprendí que se puede hacer en un instante algo que te va a hacer doler la cabeza la vida entera. A los 30 aprendí que cuando mi mujer y yo teníamos una noche sin niños pasábamos la mayor parte del tiempo hablando de ellos.
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A los 33 aprendí que a las mujeres les gusta recibir flores, especialmente sin ningún motivo. A los 34 aprendí que no se cometen muchos errores con la boca cerrada. A los 38 aprendí que siempre que estoy viajando quisiera estar en casa; y siempre que estoy en casa me gustaría estar viajando. A los 39 aprendí que puedes saber que tu esposa te ama cuando quedan dos croquetas y elige la menor. A los 42 aprendí que si estás llevando una vida sin fracasos no estás corriendo los suficientes riesgos. A los 44 aprendí que puedes hacer a alguien disfrutar el día con solo enviarle una pequeña postal. A los 47 aprendí que niños y abuelos son aliados naturales. A los 55 aprendí que es absolutamente imposible tomar vacaciones sin engordar cinco kilos. A los 60 aprendí que es razonable disfrutar del éxito, pero que no se debe confiar demasiado en él. A los 63 aprendí que no puedo cambiar lo que pasó, pero puedo dejarlo atrás. A los 64 aprendí que la mayoría de las cosas por las cuales me he preocupado nunca suceden. A los 67 aprendí que si esperas a jubilarte para disfrutar de la vida, esperaste demasiado tiempo. A los 71 aprendí que nunca se debe ir a la cama sin resolver una pelea. A los 72 aprendí que, si las cosas van mal, yo no tengo por qué ir con ellas. A los 76 aprendí que envejecer es importante. A los 91 aprendí que amé menos de lo que hubiera debido. A los 92 aprendí que todavía tengo mucho para aprender.
arca de Noé
¿Qué es la riqueza?
A dos grupos de personas se les hizo la misma pregunta: ¿Qué es la riqueza? El primer grupo contestó de esta manera: Arquitecto: Tener proyectos que me permitan ganar mucho dinero. Ingeniero: Desarrollar sistemas que sean útiles y estén muy bien pagados. Abogado: Tener muchos casos que dejen buenas ganancias y tener un BMW. Médico: Tener muchos pacientes y poder comprar una casa grande y bonita. Gerente: Tener la empresa en niveles de ganancia altos y crecientes. Atleta: ganar fama y reconocimiento mundial, para estar bien pagado. El segundo grupo contestó lo siguiente: Preso: caminar libre por las calles. Ciego: ver la luz del sol y a la gente que quiero. Sordo: escuchar el sonido del viento y cuando me hablan. Mudo: poder decir a las personas cuánto las amo. Inválido: correr en una mañana soleada. Persona con una enfermedad terminal: Poder vivir un día más. Huérfano: Poder abrazar a mis padres
No midas tu riqueza por el dinero que tienes; mide tu riqueza por aquellas cosas que no cambiarías por dinero
No juzgues mis acciones si no conoces mis motivos
¿Cuántas veces en nuestra vida sacamos conclusiones aceleradas, cuando deberíamos observar mejor? ¿Cuántas cosas no son exactamente como pensamos acerca de las personas?
Escucha sin juzgar, habla sin ofender y observa sin despreciar. Y recuerda que existen cuatro cosas en la vida que no se recuperan: 1.- Una piedra, después de haber sido lanzada. 2.- Una palabra, después de haber sido proferida. 3.- Una oportunidad, después de haberla perdido. 4.- El tiempo, después de haber pasado.
El mundo necesita ejemplos, no opiniones 5
arca de Noé
Imelda Velázquez Había una joven muy rica que tenía de todo, un marido maravilloso, hijos perfectos, un buen empleo, una familia unida. Lo extraño es que ella no conseguía conciliar todo eso; el trabajo y los quehaceres le ocupaban todo el tiempo y su vida siempre estaba deficitaria. Si el trabajo le consumía mucho tiempo, ella lo quitaba de los hijos; si surgían problemas, ella dejaba de lado al marido... Y así, las personas que ella amaba eran siempre dejadas para después. Hasta que un día, su padre, un hombre muy sabio, le dio un regalo: una flor rarísima de la cual solo había un ejemplar en todo el mundo. —Hija, esta flor te va a ayudar mucho. ¡Más de lo que te imaginas! Tan solo tendrás que regarla y podarla de vez en cuando, y a veces conversar un poco con ella. A cambio, ella te dará a cambio un maravilloso perfume. La joven quedó muy emocionada, pues a fin de cuentas, la flor era de una belleza sin igual. Pero el tiempo fue pasando, los problemas surgieron, el trabajo consumía todo su tiempo, y su vida, que continuaba confusa, no le permitía cuidar de la flor. Sin embargo, un día y otro, como llegaba a casa y veía que la flor todavía conservaba su belleza, sin mostrar ninguna señal de flaqueza o muerte, la mujer pasaba de largo. Hasta que un día, sin más, la flor murió. ¡Menudo disgusto! Estaba completamente muerta, sus raíz estaba reseca, la flor caída y sus hojas amarillas. La joven lloró mucho, y contó a su padre lo que ocurrido. Su padre respondió: —¡Me imaginaba que eso ocurriría! Pero no te puedo dar otra flor porque no existe otra igual. Era única, al igual que tus hijos, tu marido y tu familia. Todos son bendiciones que el Señor te dio, pero que tú tienes que regar, podar y prestarles atención. Al igual que la flor, los sentimientos también mueren. Te acostumbraste a ver la flor siempre florida, siempre perfumada, y te olvidaste de cuidarla.
¡Cuida a las personas que amas! Son bendiciones que Dios nos da.
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arca de Noé
En cierta ocasión un periodista le preguntó a un agricultor si podía divulgar el secreto de su maíz, que ganaba el concurso al mejor producto, año tras año. El agricultor confesó que se debía a que compartía su semilla con los vecinos. —¿Por qué comparte su mejor semilla de maíz con sus vecinos, si usted también entra al mismo concurso año tras año? —preguntó el reportero. —Verá usted, señor —dijo el agricultor—. El viento lleva el polen del maíz maduro de un sembrado a otro. Si mis vecinos cultivaran un maíz de calidad inferior, la polinización cruzada degradaría constantemente la calidad del mío. Si voy a sembrar buen maíz debo ayudar a que mi vecino también lo haga Lo mismo ocurre con otras situaciones de nuestra vida. Quienes quieran lograr el éxito deben ayudar a que sus vecinos también tengan éxito. Quienes optan por ser felices deben ayudar a que otros encuentren la felicidad, porque el bienestar de cada uno se halla unido al bienestar de todos.
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cantemos al Señor
P. Santiago Alonso Vega Salmo atribuido a David. El salmista se encuentra en una situación angustiosa. Se cree que fue compuesto cuando el rey David era perseguido por Saúl, rodeado de enemigos, o por la rebelión de su hijo Absalón. Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?1 ¿Por qué no escuchas mis gritos y me salvas? Dios mío, de día clamo y no respondes, de noche, y no me haces caso. ¡Mas tú eres el santo que moras donde te alaba Israel! En ti esperaron nuestros padres, esperaron y tú los liberaste; a ti clamaron y salieron salvos, en ti esperaron, y nunca quedaron confundidos. Mas yo soy un gusano y no un hombre, vergüenza de los hombres, oprobio del pueblo, todos los que me ven, de mí se mofan, tuercen los labios, menean la cabeza2: “Se confió al Señor, ¡Pues que él le libre, que le salve, puesto que le ama!”3
1 Mt 27,46; Mc 15,34) Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? 2 Mt 27,39; Mc 15.32b 3 Mt 27,43; Mc 15,30; Lc 23,39-43.
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cantemos al Señor
Salmo 22 - Sálvame de la boca del león
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cantemos al Señor Este salmo, oración de un inocente maltratado, es muy semejante a los poemas del Siervo Doliente de Dios del segundo Isaías. Tanto los poemas de Isaías como el Salmo 22 no están hablando de un suceso histórico, sino que, bajo la inspiración divina, están anticipando el hecho de un personaje cuyo sufrimiento va a hacer una diferencia sublime en la humanidad: en los últimos versos (vs. 23-32) se nos deja ver cómo los padecimientos de este hombre tienen como consecuencia la salvación de todos. Todavía no barruntaban ni Isaías ni los salmistas, que este personaje iba a ser nada menos que Dios encarnado; esto nos lo va a revelar el Evangelio. El Nuevo Testamento identifica a Jesús con este personaje. Los autores de los libros del Nuevo Testamento, en especial Mateo y Marcos, han visto en este salmo una descripción de lo que debió pasar en el corazón de Jesús cuando estaba clavado en la Cruz. Contemplamos a Jesús en una situación angustiosa. Padre, ¿por qué has abandonado a Jesús en la Cruz? Te suplicó en la noche en el huerto y no le escuchaste; al alborear el día dejaste que los suyos le abandonaran. Tú que siempre amas a los tuyos, y a los que en ti ponen su confianza siempre los escuchas, invocan tu nombre y nunca quedan defraudados. Pero a Jesús parece que no le haces ni caso, como si fuera el más despreciable de todos los humanos. Y le dicen con sarcasmo: “¡Con que el Padre y tú sois uno? Pues que venga ahora a salvarte”. Jesús suplica a Dios para que lo libere. ¡Tan feliz como fui en mi infancia, el cariño con que me cuidó la madre que tú me preparaste con amor! Ella me consagró a ti en el templo, y aun antes de eso tuyo soy. No me dejes solo en mi dolor que ya no puedo más.
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Describe la situación en que se encuentra Ahora todo lo veo de color negro, me siento como una oveja rodeada de lobos, anticipando el banquete que les voy a ofrecer, amenazando devorarme. Me siento como agua derramada, me duelen todos los huesos, ya no aguanto más. Me muero de sed, mi lengua está seca y resquebrajada, ya no me queda sino acabar de morir. Y todavía la banda de fieras me rodea, me acorrala, me maltrata sin compasión, me clava de pies y manos en la cruz. Se me dislocan todos los huesos, y ellos me miran con aire de triunfo; ambicionan mis vestidos, insensibles a mi dolor. Vuelve a la súplica ferviente Quiero sentirte cerca de mí. No me abandones, eres mi única esperanza. No me dejes morir, que mis esfuerzos no terminen en fracaso; haz corderos de los leones, cabritos de los toros. Dios ha escuchado a Jesús Ha llegado el momento de la Resurrección. Gracias, Padre. Proclamaré ante todos tu hazaña de mi resurrección. Todos los que amáis a Dios, alabadle, agradecedle mi victoria sobre la muerte, sentíos victoriosos conmigo ante el Padre. Porque el Padre siempre mira con amor al que es despreciado y perseguido por su causa; siempre le mira con cariño y siempre le escucha en su oración.
Rebosad de alegría y optimismo. Ya no hay más muerte, Yo la he vencido
cantemos al Señor Invitación a los pobres Toda la Iglesia celebra lo que has hecho conmigo, y a todos haré partícipes de mi victoria sobre la muerte. Me daré a los pobres de espíritu en Comunión y todos te darán gracias por ello. Rebosad de alegría y optimismo. Proyección universalista En la Cruz atraje a todos los hombres a mí y a todos los llevaré a ti (Jn 12,32). Ya todos reconocen tu soberanía. Tanto los poderosos como la gente sencilla, todos se postran ante ti. Ya no hay más muerte, yo la he vencido; cada uno vivirá y servirá a Dios por sí, nadie vivirá y servirá por otro, y cantarán al Padre eternamente celebrando lo que ha hecho conmigo. bn
Salmo 22 - Sálvame de la boca del león
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testigos de la verdad
Victoria Serrano Blanes Periodista
Se sabe cuántas semillas tiene una manzana pero no las manzanas que nacerán de una semilla. Esto mismo ocurre con Japón; un país de numerosos mártires en el que la mecha del Evangelio cuesta prender, pero por el que tantos cristianos ofrecen su vida. Es el caso de los madrileños Félix y Maite, quienes agradecidos a Dios por tantas bendiciones se embarcaron hace veintiséis años con sus cinco hijos hacia el país nipón. Allí, pese a los reveses, cada día constataban que no hay mayor defensa y consuelo que hacer la voluntad de Dios. Solo Él vence a los enemigos sin manchar la espada. Pasó el tiempo, nacieron otros cinco hijos, murió Félix, algunos hijos se volvieron a España… y allí sigue adelante Maite, abonando y regando aquel manzano del que se espera dé fruto. El que hace el bien de los demás hace el suyo propio, por eso confía en que finalmente el amor conquistará Japón. Así es la acción de Dios, así crece la esperanza, así madura la fe.
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testigos de la verdad
Entrevista a Maite Dรกvila
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testigos de la verdad ¿Cómo conociste el amor de Dios en tu vida? Crecí creyendo que en mi relación con Dios yo tenía que ser buena. Pero claro, mi realidad de pecadora me lo impedía y eso me hacía estar mal. Cuando a los quince años —y con una situación familiar especial, ya que mi padre era esquizofrénico—escuché en unas catequesis que Cristo me amaba como yo era y se implicaba en mi vida, me impactó. Era el año 1973, en mi barrio de Madrid, que era muy obrero, los jesuitas predicaban la justicia social, y esto ligaba con mi deseo de cambiar las estructuras, de ayudar a los pobres… Pero empecé a ver en mi madre, que también había escuchado las catequesis, un cambio radical; comenzó a abrir su casa a gente de la parroquia con ideologías diferentes, entre las que se daba la comunión y el amor, y se apoyaba en Dios para ser sostenida en el sufrimiento por la enfermedad de mi padre. Es decir, yo veía dentro de la Iglesia dos diálogos diferentes: uno te llevaba al enfrentamiento y al justicialismo, y el otro a la paz y el perdón. En esta nueva comunidad que nació en la parroquia se veía muy patente el milagro de la fraternidad a pesar de la disparidad social, intelectual y política. Este amor entre los hermanos y de mi madre a mi padre —a pesar de lo difícil que era la convivencia familiar— me hizo conocer también el amor de Dios. Más tarde me casé con Félix y también he visto el amor de Dios a través de la familia.
¿Por qué os fuisteis a vivir a Japón? En 1989 nos ofrecimos para marchar como familia en misión donde fuera. Dios había salvado nuestra vida y nuestro matrimonio, y por ello, al pedir familias para anunciar el Evangelio sentimos los dos que en agradecimiento
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testigos de la verdad al Señor debíamos responder a esa llamada. Llevamos veintiséis años en Japón, primero en Hiroshima y luego cerca de Yokohama. Allí han nacido los últimos cinco hijos. Félix murió de cáncer en el año 2004.
¿En qué consiste la misión? En anunciar a Jesucristo a través de la vida en familia. Los japoneses consideran que se vive mejor en Occidente, por eso a nuestros vecinos les impactaba que una familia de siete miembros, y luego los que iban naciendo, se fuera a vivir con ellos en un barrio culturalmente muy budista. Son muy reservados pero ahí estamos junto a ellos.
¿Cómo fueron los inicios? Vas con un proyecto de lo que será la misión y descubres que el plan de Dios no es el tuyo. Al principio tuvimos muchas dificultades a nivel práctico, pero el deseo de obedecer al Señor bastaba para que Él lo hiciese todo. Félix era aparejador, sin embargo, al no conocer el idioma era casi imposible conseguir un trabajo. Estuvo trabajando un tiempo de picapedrero… En Hiroshima vivimos siete años y cuando el Gobierno japonés, por necesidad de mano de obra, abrió las puertas del país a todos los descendientes de japoneses que después de la Segunda Guerra Mundial emigraron a América Latina (Perú, Bolivia, Brasil, Paraguay), un sacerdote italiano misionero nos llamó para ayudarle en la pastoral de la parroquia de Yokohama, ya que se había formado una comunidad latina.
El amor os lo hará todo fácil Llegasteis con cinco hijos y allí nacieron otros cinco. ¿Cómo reaccionaban ante una familia tan grande? En Japón solo se tiene un hijo o dos, pero me sorprendió no recibir oprobios ni por el número de hijos ni por el de cesáreas. Mis dos primeros hijos nacieron de parto natural pero como en el tercer embarazo tuve que tomar sulfamidas por la toxoplasmosis, y ello podía afectar al niño, me programaron una cesárea —entonces no existían las ecografías y me dieron la oportunidad de abortar clandestinamente, aunque decidimos seguir con el embarazo—. El niño nació perfecto. Si llego a abortar no me lo hubiera perdonado jamás. Después de Pedro tuve dos hijos más con cesárea en España. Cuando llegué a Japón, embarazada del sexto hijo, obligatoriamente tenía que nacer por cesárea. Luego tuve tres más y han sido mucho más respetuosos que en España.
Te han realizado siete cesáreas, ¿eras consciente de que tu vida podía peligrar? Sí, claro, pero los cristianos sabemos que Dios es quien da la vida a nuestros hijos, y la apertura a la vida conlleva un riesgo. Yo soy una persona muy miedosa pero he
Dios había salvado nuestra vida y nuestro matrimonio, y en agradecimiento al Señor debíamos responder a la llamada
Entrevista a Maite Dávila
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testigos de la verdad visto que el Señor sostiene a los débiles. Así en frío te digo que ni el primer hijo hubiera podido tener. ¡Precisamente yo, con lo miedica que soy, que me muero al pensar en un dolor de muelas! Pero es Dios el que me ha dado la gracia para hacer cosas de las que me sorprendo. ¡Y cómo me ha cuidado! Para las dos primeras cesáreas que me hicieron en Japón —la cuarta y la quinta— me administraron una dosis de anestesia insuficiente y tuve unos dolores espantosos. Para la tercera cesárea en Japón le pedí a Dios que hiciera el milagro de facilitarme la entrada en un hospital grande, pues por mi situación de extranjera no tenía acceso. Y así fue: una feligresa de la parroquia de Gion dio todos los pasos para que me atendieran en el hospital de la Cruz Roja. Allí me pusieran la dosis que yo necesitaba.
bién es alta gracia, pues en Japón todos los difuntos se incineran. Por diversos factores: la escasez de terreno, el elevado coste, el temor a las ánimas… la Administración pone muchas pegas para el enterramiento, y Félix y yo tuvimos que dar bastantes pasos para adquirir una sepultura. Al final, el sacerdote italiano de Yokohama nos consiguió una en una pequeña isla. Yo me apoyaba muchísimo en mi marido, lo idolatraba, y su ausencia me hizo caer en una pequeña depresión, pero el Señor me rescató. ¡En mi situación, o me agarro a Él o me muero! Y he visto que, como me dijo un sacerdote amigo, es preferible una cebolla con Cristo que un manjar sin Él. La cuestión no está en lo que yo quiero, sino en lo que Dios quiere. Y sé que hacer su voluntad es lo mejor.
Y curiosamente ha sido a Félix a quien Dios se ha llevado antes. ¿Cómo viviste la muerte de tu marido?
Apresúrate, Señor, y ven a salvarme
Así es, yo he arriesgado mi vida y en cambio Félix ya ha muerto. Dios llama a cada uno en su momento y el mío todavía no ha llegado. Por mi falta de fe, ¡el Señor necesita seguir trabajándome! Félix fue consciente de su muerte desde el primer momento y vivía su enfermedad con mucha naturalidad. ¡Sabía adónde iba! Incluso tuvo el ánimo de llamar a la imprenta para encargar sus recordatorios. El año que pasó desde que le detectaron el cáncer hasta que murió éramos como los tres jóvenes que no se quemaban en el horno, protegidos por la gracia. Sentimos muy vivas las oraciones de la gente. Que haya sido enterrado tam-
Tenemos una idea del pueblo japonés de estoico, disciplinado, con un alto concepto de la honorabilidad, ¿cómo es su carácter? Es un país de grandes contradicciones; tecnológicamente avanzado pero muy tradicional. También son muy sibaritas y refinados, con lo cual, viven para trabajar y poder permitirse los caprichos. Es comprensible porque, al no creer en la otra vida, tienen que prolongar esta lo más posible con el culto al cuerpo, la vida saludable, los cuidados cosméticos, etc.
Los españoles si estamos enfadados o molestos lo manifestamos sin tapujos, pero ellos no expresan sus
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sentimientos para no parecer vulnerables
testigos de la verdad ¿Cómo viven su religión: sintoísmo, budismo, confucionismo…? Culturalmente tienen estas religiones muy arraigadas, aunque luego su vida va por otro lado. En el día a día no son religiosos ni trascendentes, pero en determinados momentos acuden a sus dioses —cerca de ocho mil, pues hasta una planta es una deidad para ellos—, e incluso algunos piensan que pueden reencarnarse en una cucaracha. Esta es la grandeza del cristianismo, que al ver a Cristo resucitado no tenemos miedo a la muerte pues sabemos que Él nos espera en la vida eterna. Sin embargo, el que no quiere conocerlo ni tiene claro adónde va ni de dónde viene, ¿qué sentimiento de trascendencia puede tener?
Hay un suicidio cada quince minutos y dos escolares al día se quitan la vida. ¿Tanta es la presión social, familiar o educativa que soportan? Sí, son muy exigentes consigo mismos porque tienen que dar la talla por encima de todo, ya que se sienten obligados a salvar el honor de la familia —incluso con el suicidio, como pasaba antes con el famoso harakiri—. Los españoles, si estamos enfadados o molestos lo manifestamos sin tapujos, pero ellos lo consideran un signo de debilidad. No expresan sus sentimientos para no parecer vulnerables. Llueva, haga frío, calor, estén bien o estén mal, siempre muestran la misma cara. Es tal el orgullo y la vergüenza que les supone pedir que, aunque haya pobres, no se ve a nadie pedir por
la calle. Y además no aceptan la caridad de cualquiera. La humillación que les supone saberse con necesidad les hace conformarse. También tienen muy arraigado que los trapos sucios se lavan en casa. Un niño no puede cortar una flor en un jardín público o tirar un papel al suelo, y si lo hace, la madre le regaña, pero no porque lo ha hecho sino porque le han visto. Está muy presente en su cultura que mientras nadie te vea puedes hacer lo que te dé la gana. El error está en que, realmente, actuar así no educa ni corta la raíz del pecado; solo sirve para dar una imagen. Por eso si te descubren te hundes. También hay muchos problemas de acoso escolar.
Mi grito llegó hasta Tus oídos ¿Les costó a tus hijos adaptarse a esta sociedad tan diferente? Los primeros misioneros son los hijos, pues en el colegio se enfrentan a la cultura tal y como es. A los mayores, Isaac, María, Pedro y Josué les costó adaptarse. Los compañeros de clase les hicieron mucho daño: se reían de ellos, les metían chinchetas en los zapatos… Pero fue un milagro que no se rebelaran. ¡Verdaderamente el Señor nos ayudó! Dios les inspiró no resistirse a estos sacrificios ni devolver mal por mal, y eso les salvó, pues con el tiempo dejaron de meterse con ellos. Además, Dios no ha permitido que mis hijos crecieran con dolor ni acritud hacia los japoneses ni hacia la misión. Al contrario, concretamente para mi hija María era un honor sufrir por Cristo, no un agravio.
El Señor provee de tal forma que inspira a la gente para colmar tus necesidades y tus deseos. ¡Claro que se puede vivir de la fe! Entrevista a Maite Dávila
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testigos de la verdad ¿Aprovechó el demonio ese sufrimiento para hacer que desistierais de la misión? Ver a los hijos pasarlo mal es peor que sufrirlo uno mismo. Lo primero que te sale como madre es actuar como una leona para proteger a tus cachorros. Pero Dios nos sostuvo. A mí, en medio del dolor, el Señor me ha inspirado tener siempre presente a Esaú y su desprecio a la primogenitura por un plato de lentejas, y acordarme también de la elección sobre Jacob. Ante la tentación de volverme a España me apoyaba más en Dios y en la Virgen. Allí descubrí la impresionante actitud de María de entrar junto a Cristo en la misión salvífica del hombre por amor a él.
¿La precariedad económica os desanimaba? Para nada. ¡Cómo Dios nos cuida! Nos montamos la casa con muebles de la basura. Era el “boom” económico y la gente las tiraba no por viejas sino para renovar. Llegaban nuevas familias en misión y le decían a Félix: “A ver si encuentras una cuna”. ¡Y cuna que aparecía! Lo que necesitábamos lo encontrábamos, ¡hasta con la caja! Uno quiso una caña de pescar y al poco apareció una en un contenedor. El Señor provee de tal forma que inspira a la gente para colmar tus necesidades y tus deseos. ¡Claro que se puede vivir de la fe, y de tan poca fe como tengo yo! Tengo que decirle al demonio: “¡Vete de aquí que tengo memoriales para recordar todo lo que el
Señor ha hecho conmigo!”. Dios rompe los esquemas; mis cinco hijos mayores, que tan mal se lo pasaron en el colegio, han podido hacer carreras universitarias en Japón. Y de los cinco que han nacido allí una es carmelita descalza y otro seminarista.
¡Cantaré al Señor porque me ha favorecido! En una población de ciento treinta millones, menos del 0,5% son católicos. ¿Por qué no prende la mecha del Evangelio? Es un gran misterio. El mismo San Francisco Javier lo decía: “En la India pesqué con una red, en Japón pesqué con una caña”. El hecho de que muchas familias católicas en misión estemos allí es una muestra de que el Señor ama a este pueblo y desea que sea salvado. Cristo ha dado también su sangre por Japón y quiere que conozcan su amor. Ahora, ¿cuándo se producirá su conversión? No lo sé. Desde luego, ha habido muchos martirios y su sangre ha sido semilla de nuevos cristianos y el motor para que nosotros estemos allí. En Nagasaki los católicos son descendientes de aquellos mártires. También muchos misioneros, después de las bombas atómicas se desplazaron a Japón, y este donarse de la Iglesia Católica hizo despertar muchas conversiones.
El mismo San Francisco Javier lo decía: “En la India pesqué con una red, en Japón pesqué con una caña”
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testigos de la verdad Nada se pierde, pero hoy por hoy no sabemos por qué tienen el oído cerrado al Evangelio. Por eso, al menos que vean nuestro amor y entrega hacia ellos por amor a Cristo. Como ha sucedido, por ejemplo, tras el tsunami, que ninguna de las familias en misión se ha marchado y eso les ha llamado mucho la atención, ya que ellos, de haber podido, se hubieran ido lejos. Ahora bien, traspasar ese amor y atraer a todos los japoneses a Dios es alta gracia, y eso solo está en manos de Dios.
La mies es mucha en Japón, ¿a qué te sigue llamando el Señor allí? La misión es para uno. Si Dios permite evangelizar, estupendo, pero sobre todo es para la propia conversión. Yo vivo el día a día pidiendo a Dios, con temor y tem-
blor, que siga apiadándose de mí porque me puedo perder y caer en lo que ahora considero inconcebible. Y me llama a vivir con docilidad para aceptar lo que Él quiera, pues mi vida no me pertenece a mí sino al Señor. Que hoy estoy aquí, muy bien, que mañana allá, pues también bien…
¿Crees que Dios ha sido bueno contigo? Muy bueno, ¡súper generoso! Yo merecía haber sido abandonada por tanta dureza, tanta incredulidad, tanta infidelidad hacia Él y, sin embargo, me ha pagado siempre con el bien: con su amor y su paciencia. Que todavía me llame, siendo yo puro impedimento, es algo que me supera y me conmueve. Él sabe lo que está haciendo, desde luego, pero yo no me escogería. Cada día le digo: ¡Ponlo tú todo, que ya sabes cómo soy yo! bn
Entrevista a Maite Dávila
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echando las redes “El Señor Yahvé me ha dado lengua de discípulo, para que haga llegar al cansado una palabra alentadora. Mañana tras mañana despierta mi oído, para escuchar como los discípulos” (Is 50,4). Jesús es Maestro y Pastor, en realidad el único Maestro (Mt 23 8) y el Buen Pastor (Jn 10,14). Lo es porque primeramente ha sido el Discípulo por excelencia, el que ha sabido escuchar al Padre en actitud de continua disponibilidad “mañana tras mañana”, en el decir de Isaías, mostrando así la calidad de su obediencia. Es por ello que tiene autoridad para decir a los suyos: “Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de hombres” (Mc 1,17).
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Antonio Pavía - Misionero comboniano Mañana tras mañana conecta el Señor Jesús con el Padre, alarga su oído hacia Él para llenarse de sabiduría y fortaleza; también de la vida, oculta en su Palabra, para poder hacer su voluntad, que no es otra que llevar a cabo la misión a la que ha sido enviado. Es tal la convicción del Hijo a este respecto que proclama solemnemente que Él no puede hablar por su cuenta, que lo que sale de sus labios le viene de su Padre: “Yo no he hablado por mi cuenta, sino que el Padre que me ha enviado me ha mandado lo que tengo que decir y hablar, yo sé que su Palabra es vida eterna. Por eso, lo que yo hablo lo hablo como el Padre me lo ha dicho a mí” (Jn 12,49-50). Fijémonos bien en lo que dice: “os haré llegar a ser”. Tengamos en cuenta que se sirve de la misma expresión utilizada por los autores bíblicos que nos narran la creación, la génesis del mundo. Jesús no funda una escuela del discipulado: Él mismo es la escuela,
la génesis donde unos pobres hombres llegan a ser sus discípulos. Llegan a serlo por la calidad de lo que escuchan: el Evangelio, y porque Él mismo les abre el oído; y, por supuesto, porque ellos libremente aceptan el seguimiento. El hombre que se acerca a Jesucristo como Señor descubre alborozado la libertad interior que Él, como Maestro y Pastor, gesta en sus entrañas. Libertad interior que nace del hecho de saber distinguir, al tiempo que escoger, entre la carga de la ley y las alas que da la Palabra; mas no termina ahí el gozo, el asombro de los suyos ante lo que reciben de su Maestro. Así como Él llegó a ser Maestro por la calidad y profundidad de su ser discípulo del Padre, acontece que —y ahí radica el asombro que da paso al estupor— también ellos, por la calidad de su discipulado, llegan a ser maestros por el Maestro, pastores por el Pastor según su corazón. Todo esto, por muy sublime que sea, no tendría ningún valor si no estuviese apoyado y atestiguado por el mismo , por su Evangelio. Las palabras que Jesús proclama a este respecto son meridianamente claras. Hablando con su Padre, y con evidente intención catequética hacia los suyos, le dice: “…Tuyos eran y tú me los has dado; y han guardado tu Palabra. Ahora ya saben que todo lo que me has dado viene de ti; porque las palabras que tú me diste se las he dado a ellos, y ellos las han aceptado y han reconocido verdaderamente que vengo de ti, y han creído que tú me has enviado” (Jn 17,6-8). Jesús, Discípulo y Maestro
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Mi Padre os quiere Con la indispensable ayuda de nuestro Maestro, el mismo que explicó y abrió las Escrituras a los dos discípulos que se arrastraban apesadumbrados hacia Emaús (Lc 24,25-27), nos atrevemos a partir el texto de Juan. Al pedir la ayuda de nuestro Maestro para partir estas palabras como Pan de Vida que es, no estoy echando mano de una frase hecha, de un cliché. Lo digo porque tengo la certeza total y absoluta de que si Dios no nos abre por medio de su Hijo la Palabra en cuanto misterio: su Misterio (Ef 6,19), por muy inteligente, preparado o sabio que pudiera ser, lo que yo dijera o escribiese no sería más que —siguiendo analógicamente a Pablo— “un bronce que suena o un címbalo que retiñe” (1Cor 13,1). Juan inicia el capítulo en el que está encuadrado este texto puntualizando que Jesús, “alzando los ojos al cielo, dijo: Padre…” (Jn 17,1). Vemos a Jesús confidenciándose con su Padre, al tiempo que catequiza a sus discípulos. Es la Palabra que va y viene; va hacia su origen y fuente: el Padre; y vuelve hacia el oído de los suyos para que, según la llamadapromesa que les hizo, “lleguen a ser pescadores de hombres”, es decir, maestros y pastores. En esta su sublime y asombrosamente bella plegaria, le habla con amor entrañable de sus discípulos; unos hombres que —señala— “antes eran tuyos, tú me los has dado y han guardado tu Palabra”.
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Ahora nos centramos en lo que podríamos llamar el trasvase que hace Jesús de su magisterio y pastoreo a estos discípulos, imagen de la Iglesia, que están junto a Él celebrando la cena-eucaristía. Jesús, el Señor, el Liturgo de Israel por excelencia, está anticipando la creación del hombre nuevo según su corazón, que más adelante describirá Pablo (Ef 4,20-21). Sus discípulos han aceptado la Palabra que el Padre ha confiado en el Hijo; es esta una condición indispensable para que les sean abiertos los sentidos del alma, como dicen los Padres de la Iglesia. Es entonces cuando la predicación engendra la fe, la fe adulta (Rom 10,17). Puesto que la fe no es estática, sino que, por el contrario —siguiendo el símil del universo— está siempre en expansión, la aceptación de la predicación de Jesús les hace partícipes del mismo amor con el que este es amado por su Padre. Esto no es una apreciación humana, Jesús nos lo confirma: “El Padre mismo os quiere, porque me queréis a mí y creéis que salí de Dios” (Jn 16,27). Por si les quedase a los discípulos la menor duda acerca de esta bellísima promesa, culmina con el siguiente broche de oro: “…Yo les he dado a conocer tu Nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me has amado esté en ellos y yo en ellos” (Jn 17,26).
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Las palabras que tú me diste Jesús sitúa a sus discípulos en una dimensión con Dios Padre que, aunque nos parezca exagerada, es semejante —lo proclama Él mismo— a la suya. Es una semejanza que nadie se atrevería a afirmar si no fuera porque conocemos de la boca del mismo Hijo de Dios las palabras que dirige a María Magdalena en la mañana de su resurrección gloriosa:
“Vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios” (Jn 20,17b). Algo muy determinante aconteció a partir de la victoria de Jesucristo sobre la muerte; es todo un salto cualitativo en la relación del hombre con Dios. Las alusiones de Jesús a “mi Padre”, que tantas veces encontramos a lo largo del Evangelio, dan paso ahora a una realidad imposible de abarcar por su adimensionalidad. Le oímos decir: “mi Padre y vuestro Padre, mi Dios y vuestro Dios”.
la victoria de Jesucristo sobre la muerte es todo un salto cualitativo en la relación del hombre con Dios
Jesús, Discípulo y Maestro
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echando las redes No hay duda de ello, con todo lo que ello implica. Les ha permitido a sus discípulos ver y reconocer en su Señor al Enviado de Dios Padre. Ello ha forjado la columna vertebral de la espiritualidad de la Palabra, de la que rezuma el Prólogo del evangelio de Juan. “Todos aquellos que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios” (Jn 1,12). Fijémonos bien en lo que dice Juan: “hacerse”, que equivale al “llegar a ser” que vimos cuando Jesús llamó a Pedro y Andrés a ser pescadores de hombres (Mc 1,17). Jesús — Señor, Maestro y Pastor— ofrece a los hombres el Evangelio que les engendra como hijo de Dios; que les permite, igual que Él, llamar al Padre, mi Padre; y a Dios, mi Dios. He ahí la misión primordial de los pastores llamados y enviados por el Señor Jesús. He ahí los pastores que, al tener una relación con Dios parecida a la del Hijo, pastorean según su corazón.
Estos pastores siguen los pasos de su Señor, sus huellas, como nos dice Pedro: “Cristo sufrió por vosotros, dejándoos ejemplo para que sigáis sus huellas” (1Pe 2,21). Muchas son las penalidades que estos pastores sobrellevan a lo largo de su ministerio. Pedro considerará un gran gozo, al tiempo que una inestimable gracia, participar de los sufrimientos del Hijo de Dios: “Alegraos en la medida en que participáis en los sufrimientos de Cristo, para que también os alegréis alborozados en la revelación de su gloria” (1Pe 4,13). Los gozos y las alegrías de los pastores según Jesucristo son indeciblemente mayores que las penalidades; además, estas son curadas por la capacidad de amar y perdonar que Jesús da a los suyos. Mientras que el júbilo y las satisfacciones que tienen están en las manos de Dios, hacen parte de ese tesoro anunciado en el Evangelio por Jesús, y que no está expuesto al peligro de los ladrones ni a la corrosión de la polilla (Lc 12,32). Es indescriptible el júbilo de aquellos pastores que pueden hacer suyas, una tras otra, las mismas palabras que dijo Jesús con respecto a sus ovejas. También ellos pueden un día dirigirse a Dios en los mismos términos que su Buen Pastor: “Tuyas eran —las ovejas— y tú me las has dado… las palabras que tú me diste se las he dado a ellas y ellas las han aceptado…” (cfr. Lc 17,6-8). bn
las alegrías de los pastores según Jesucristo son mayores que las penalidades; además, estas son curadas por la capacidad de amar y perdonar que Jesús da a los suyos
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Ángela Ionescu - Escritora
—¿Por qué lloras? —preguntó la niña al niño. —Y a ti, ¿qué te importa? —contestó, enfadado, el niño, y siguió llorando. —Es que quisiera saberlo —dijo la niña—. Si se ve a un niño llorando, siempre se le pregunta por qué llora. —No sé por qué hay que hacer eso. —Yo tampoco, pero todo el mundo lo hace. Cuando mi hermano llora, le preguntan, y cuando yo lloro, también, y cuando mi primo llora, lo mismo. Todo el mundo lo hace. Por eso te lo pregunto. —No me importa si la gente lo hace o no. De todas formas, no pienso decírtelo —contestó el niño. Y como durante esas frases se había olvidado de llorar, empezó de nuevo y más fuerte. —Bueno —dijo la niña—; si no quieres decírmelo, es que lloras sin tener motivo. —Sí que tengo —respondió el niño—. Tengo muchísimo motivo. Y lloró más fuerte todavía. —No tienes —dijo la niña—. Si lo tuvieras, me lo dirías. Todos los niños dicen por qué lloran. —A mí no me importa lo que hagan los demás niños. —Eso lo dices porque no tienes motivo. —Sí que lo tengo, pero no quiero decírtelo. —Es que si yo lo supiera, a lo mejor podría ayudarte. —No quiero que me ayudes. No quiero ayuda de nadie y menos de una niña. —Entonces es que te gusta llorar. Si no te gustara, me dirías qué motivo tienes para que yo intentara ayudarte. —¡No me gusta llorar! —chilló el niño—. ¡No me gusta nada llorar! —Si no te gusta, ¿por qué lloras? —Sí, eso es lo que tú quisieras saber, pero no pienso decírtelo.
—Es que si no lo dices a nadie, nadie te podrá ayudar y entonces nunca se te arreglará. —No me importa. —Bueno, pero te quedarás sin que se arregle y alguna vez tendrás que dejar de llorar. —Bueno, ¿y qué? Eso no es cosa tuya. —Pues si dejas de llorar sin que se haya arreglado, es que no merecía la pena que llorases por esa cosa. O sea, que no tienes motivo. —¡Oh! —gritó el niño—. Sí que tengo motivo, sí que merece la pena llorar. Además, ¿quién te ha dicho a ti que yo vaya a dejar de llorar? —¿No piensas dejar de llorar? —No. —¿Nunca? —Nunca. —¿Vas a llorar siempre? —Sí, —Pero no puedes llorar toda la vida. —Claro que puedo. ¿Por qué no voy a poder llorar lo que quiera? —Es que nadie está toda la vida llorando, —A mí no me importa eso. Yo sí puedo. —¿Y piensas hacerlo? —Sí. —Bueno —dijo la niña—, si piensas llorar toda la vida, ya puedes empezar porque llevas un rato sin verter una lágrima. Anda, llora otra vez. —Ahora no quiero. No voy a hacer caso de lo que me diga una niña. Y el niño se marchó muy decidido, con pasos enérgicos, mientras la niña se reía disimuladamente. bn Anda, llora 25
educación para la vida
Vivimos en una sociedad que potencia el narcisismo cada vez más. El narcisista destaca por su egoísmo y egocentrismo. Vive dedicado a sí mismo y experimenta placer siendo pasivo o pensando en su superioridad en todo. Ya en su infancia aprendió a sobrevalorarse. Su seguridad y complejo de superioridad pueden estar fundados en sus pensamientos, no en algo real. Pero piensa que todos le consideran “especial”. Su conducta aparente es arrogante y explota a los demás. A veces, de forma solapada, buscando solo su propio interés, se muestra encantador y carismático.
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José Antonio Gris Especialista en Psicología Clínica
educación para la vida Los pensamientos más frecuentes de un narcisista son: Tengo una mente superior a los demás. Mis ideas son demasiado geniales, por eso no me entienden. Todos terminarán admitiendo que soy muy superior. Todos admiran lo que hago y lo que digo. Soy especial y todos me tienen que tratar así. Solo me interesan las personas que me aportan algo. Todos me envidian. No me importa lo que piensen, yo sé que soy muy superior.
Conseguiré todas las metas que me proponga en la vida. No me interesan los sentimientos o necesidades de los demás. ¡Qué mente más simple tienen todos! Piensan que miento, pero es verdad todo lo que digo sobre mí mismo. Les voy a demostrar a todos mi inteligencia superior. Llegaré a ser alguien muy importante. Todos tienen que reconocer mis grandes méritos porque soy muy superior.
Conseguiré éxito y poder porque soy muy brillante.
Subtipos 1 En este grupo están los narcisistas que se sienten mal en su vida cotidiana. Están insatisfechos, saben que engañan y manipulan a los demás y muchos temen “que les descubran todas las mentiras que dicen sobre sí mismos”. Hay una importante alteración de la identidad y tienen multitud de mecanismos de defensa. 1. El narcisista solapado. Ha desarrollado una conducta aparentemente servicial y simpática. Cuando coinciden con alguien similar, se da una “lucha de poder”. En la sociedad suelen ser llamados “trepas” o “aprovechados”.
Trastorno de la personalidad Narcisista (II) Cisnes con plumas de ganso
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educación para la vida 2. El narcisista con habilidad. Su conducta es la de agradar a los demás para obtener reconocimiento y aprobación y así logar sus fines. Consiguen tener muchas habilidades sociales, como hablar en público, y saben manejar la atención y los sentimientos de los demás. Su principal temor es “ser descubiertos”. 3. El narcisista que “ayuda”. Mediante una conducta aparente de “ayuda a los demás”, que exagera mucho y se preocupa de que todos sepan lo maravilloso que es, solo busca su exclusivo interés. 4. El narcisista complaciente. Aunque parece disfrutar haciendo favores, en realidad busca su interés, algo a cambio que sea importante para él. Puede “explotar” y ser muy “abusivo” verbalmente. Acumula mucho resentimiento y rencor cuando los demás no hacen lo que él espera. Solo busca alimentar su ego, ser reconocido y recompensado. 5. El narcisista acumulador. Su narcisismo procede de un sentido subyacente de inseguridad y desconfianza, tiene conductas negativistas y de evitación. Tuvo graves traumas en la infancia. Llena su vacío mediante una ilusión de superioridad, construyéndose una imagen de gran valía o acumulando riqueza y posesiones para lograr una posición superior a la de los demás. Es muy sensible a la crítica o desaprobación. 6. El narcisista fracasado. Acude a la consulta diciendo que se siente fracasado pero que “es superior a los demás”, “yo soy más inteligente que todos”, “todos son injustos conmigo”. Su frustración viene de no haber conseguido sus fines de conseguir manipular y explotar a los demás. Solo ve el problema en los otros. 7. El narcisista defensivo. Su conducta aparente es de antisocial, dureza, invulnerabilidad. Ha aprendido a ser prepotente para “defenderse de los demás”.
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8. Narcisista pasivo-agresivo. Acude a la consulta pero no quiere ser tratado. No recibe una atención suficiente de los demás. Por ese motivo, tiene conductas pasivo-agresivas, y conductas frecuentes de ira incontrolada. 2 En este segundo grupo incluimos los narcisistas con comportamientos antisociales y psicopáticos que son más peligrosos para los demás. 9. Narcisista elitista. Gasta toda su energía en hacer propaganda de sí mismo para que los demás le vean como maravilloso. Suele hacerse amigo de los triunfadores y de las personas famosas o ricas. 10. El narcisista adaptado. Vive adaptado a la sociedad, dentro de la ley, pero es muy hábil explotando y manipulando a los demás. Solo se relaciona con las personas de las que obtiene beneficio. 11. El narcisista límite. Considera que todos le tienen que tratar de forma especial. Tiene empatía nula y busca que todos estén a su servicio. 12. El narcisista sin valores. La mayoría termina en centros de menores o cárceles. Exagera su propia valía, desprecia el bienestar del otro y tiene conductas fraudulentas e intimidatorias. Explota a los demás en su propio beneficio. No tiene conciencia social ni sentimientos de culpa. 13. El narcisista psicópata. Disfruta haciendo daño. La mayoría termina siendo violadores o asesinos.
Es muy destructivo en sus relaciones, por eso es importante identificarle a tiempo. La relación con un narcisista puede ser muy traumatizante
educación para la vida
Consejos prácticos El trastorno de personalidad narcisista provoca relaciones patológicas y, por tanto, poco sanas. Este trastorno hace que el que lo tiene sea muy controlador y abusivo con los demás. Desarrolla un exagerado sentido de su valía personal y una fuerte necesidad de ser admirado, y muestra un alto grado de seguridad y confianza en sí mismo. No puede soportar la crítica y demuestra desprecio por los sentimientos ajenos. Salir con un narcisista puede ser una relación muy dañina psicológicamente, además de agotadora y frustrante. El narcisista es muy destructivo en sus relaciones. Por eso es importante identificarle a tiempo. Si reconoces algunos de estos comportamientos en la gente que conoces, recomiéndale que busque tratamiento. Si tienes una relación importante con un narcisista, ya sea un amigo, un compañero de trabajo o estudios, un
familiar, etc., piensa en tu propia seguridad y salud mental, y busca ayuda para tu propia recuperación. El narcisista es excesivamente frío, calculador y muy crítico. Siempre está centrado en sí mismo, y es adicto a recibir elogios y alabanzas de los demás. Es muy importante tener en cuenta que puede mostrarse como una persona encantadora, persuasiva y con mucha confianza en sí mismo, aunque interiormente sienta inseguridad y tenga una baja autoestima. Puede tener éxito en su trabajo porque tiene mucha ambición, energía y entusiasmo. Puede llegar a ser un líder para compensar su inseguridad. El narcisista nos daña de muchas formas, ya que es perjudicial para los que le rodean y para el ambiente de relaciones que produce. Alaba la autoimagen proyectada de sí mismo porque en realidad es una persona superficial que intenta siempre reforzar su
Trastorno de la personalidad Narcisista (II) Cisnes con plumas de ganso
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educación para la vida autoestima con una conducta negativa hacia los que le rodean. Tienes que estar preparado para sus conductas egoístas y sus continuas ofensas. La relación con un narcisista puede ser muy traumatizante, sobre todo para una persona insegura, tímida o dependiente. Puede llegar a producir un daño emocional muy importante. La rabia o ira narcisista se produce cuando el narcisista percibe que está siendo criticado o atacado por otra persona o por todo un grupo. Su autoestima exagerada, su gran vanidad y la consideración de que sus derechos son superiores a los de los demás, le hacen tener una escasa tolerancia a la frustración. De ahí que pueda reaccionar violentamente y con mucha agresividad.
Conductas más frecuentes
15. No le interesan los sentimientos o emociones de los demás. 16. Se muestra siempre como superior. 17. Tiene una excesiva confianza en sí mismo. 18. Muestra desprecio por las personas que admiran los demás. 19. Siempre dice que llegará a ser alguien muy importante (aunque haya fracasado en los estudios o en el trabajo). 20. Dice que es el mejor (en el trabajo, en el deporte, etc.) 21. Es muy controlador. Cree que es el primero en todo. 22. Tiene una autoestima exagerada y necesita ser siempre el centro, el importante. 23. Su egocentrismo y falta de culpabilidad puede causar un gran trauma a los demás. 24. Distorsiona la realidad y miente para mejorar su imagen.
Para estar en alerta, conviene saber que: 1. Exagera sus logros y talentos. 2. Reacciona con ira exagerada a la crítica. 3. Se aprovecha de los demás y los explota. 4. Su egocentrismo es excesivo. 5. Solo habla de su éxito, belleza, poder, superioridad, etc. 6. Cree que todos tienen que admirar su talento e inteligencia. 7. Cree que es especial, que es el mejor. 8. Tiene una insaciable necesidad de atención y valoración de su superioridad. 9. Tiene que ser el centro de atención en cualquier reunión. 10. Si alguien le critica, le rechaza, le critica e incluso le ataca. 11. Suele aprovecharse de los demás en el trabajo, en la familia y en la vida social. 12. Tiene una total falta de empatía y es arrogante. 13. No se siente culpable nunca por el dolor que causa a los demás. 14. Está obsesionado con la belleza y la inteligencia.
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Tratamiento El mundo fantástico en el que vive el narcisista, exagerando su propia autoestima, su arrogancia, con incapacidad de empatía, su creencia de que tiene derecho en todo a un trato especial por ser superior, etc., son factores que dificultan y complican que acuda a tratamiento. La mayoría de los que vienen a tratarse es por los graves problemas que han generado en su trabajo, por denuncias por actos de violencia extrema o por malos tratos. Muchas veces vienen a consulta obligados por su propia familia. Es muy importante que el diagnóstico se realice con los tests clínicos más importantes y completos de los que disponemos.
educación para la vida El mejor tratamiento hoy día del trastorno de personalidad narcisista es la terapia cognitiva dentro de un programa individualizado, en los que en muchos casos se requiere también intervención familiar. La terapia puede implementar la violencia o rechazo
El mejor tratamiento hoy día es la terapia cognitiva de atención individualizada. Los pensamientos distorsionados sobre su superioridad van desapareciendo
al tratamiento en un narcisista. Muchos han sido previamente hospitalizados por denuncias y el tratamiento se realiza cuando tiene varios juicios pendientes. Si no abandona la terapia, el narcisista se va sintiendo más seguro y emocionalmente más estable. Se hace más sensible, le importan los sentimientos y respeta los derechos de los demás. Su vida cotidiana se va haciendo más realista. Los pensamientos distorsionados que tenía de superioridad y egocentrismo van desapareciendo durante el tratamiento. bn
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educaci贸n para la vida
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educación para la vida
En el fondo, el mensaje que se daba no era otro que “eres lo que sientes”; una gran mentira que cualquier mujer puede corroborar Rafael Lozano
Director Asociación REDMADRE Madrid
Recuerdo una campaña publicitaria de los años noventa que promocionaba una determinada marca de tampones, utilizando el eslogan “ni se ve, ni se nota”. Se trataba de convencer a la potencial compradora de que, aunque tuviese la regla no pasaba nada porque con aquel producto podría hacer vida normal, ya que nadie vería ni notaría nada; de hecho, ¡ni siquiera ella lo notaría! Podría montar a caballo, bañarse en el mar, correr… todo con una gran sonrisa, la piel tersa y bronceada junto con un brillo especial en sus negros ojos. En el fondo, como en tantos otros ámbitos de nuestra vida social, el mensaje que se daba no era otro que “eres lo que sientes”; una gran mentira que cualquier mujer en edad fértil puede corroborar si uno le pregunta. Y es que ningún tampón, compresa o copa menstrual puede cambiar la realidad de lo que es, en esencia, la menstruación: un proceso biológico que ocurre en el cuerpo de la mujer, por el cual el endometrio cae en forma de sangrado, al no haberse producido ese mes la fecundación del óvulo por un espermatozoide.
La “cuna” que la naturaleza había preparado para acoger una nueva vida, se deshace al no acudir ese mes el candidato a la cita. Lo cierto es que, preguntando a las mujeres que tengo alrededor cómo se sienten cuando llega ese antipático momento del mes, todas coinciden en que no es algo en absoluto agradable y les afecta tanto por medio del dolor físico como en el plano afectivo: ¿o no hay cambios de humor relacionados con el ciclo? Por más que la publicidad la vista de seda… la regla se queda.
La preocupante sociedad de los tibios Algo parecido ocurre en Occidente, en España, con el tan traído y llevado asunto del aborto. Que si la Ley lo permite o no, que si plazos, que si supuestos, que si es cuestión de consenso… Quienes ganan dinero con el oscuro negocio del aborto invierten mucho en publicidad; no diseñando carteles ni produciendo spots, sino haciendo suyo el lema de aquella campaña: “ni se ve, ni se nota”. Aborto: Ni se ve, ni se nota
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educación para la vida Como su fuente de ingresos está directamente relacionada con el mundo de la contracepción —así lo reconoció la propia fundadora de la IPPF, Margaret Sanger, al explicar que a más relaciones “de riesgo”, más anticonceptivos, más abortos y de ahí nuevos anticonceptivos, etc.— no hace falta publicitar los centros abortistas. Va de suyo que, “si todo falla, no me queda otra que abortar”. Pero… “¡tranquila, mujer!” — se encargan lo abortistas de prometerte— “… ni se ve ni se nota… es limpio, rápido, no duele… son menos de diez minutos y te vas a tu casa con tu chico… ¡Es como una pequeña regla…!”. Eso sí: pasando por caja. Tú y tu hijo les importáis un pimiento. De verdad: solo buscan tu dinero. Lo propio del aborto —seamos claros— es la muerte: la muerte del niño que una mujer, la mayor parte de las veces engañada, forzada o inconsciente, lleva en sus entrañas. ¡Son tantas y tantas las cosas que el mundo se pierde cada vez que un niño es abortado…! Y con el niño muere una parte de su madre: porque es mentira —y de las grandes— que a ella no le pase nada. Por supuesto que es mentira. Y a quien no se lo crea, le invito a contactar con REDMADRE para conocer de primera mano los testimonios de quienes pasaron por un aborto provocado. No se quedarán indiferentes ante la verdad de esta tragedia. Nuestra sociedad, tan insolidaria como autocomplaciente, nos invita a mirar hipócritamente hacia otro lado, sacando de las chistera estupideces como esa de “… yo no estoy a favor del aborto, pero que cada uno haga lo que quiera; a nadie se le obliga a abortar…”. ¿Por qué? Muy sencillo: porque vivimos en una sociedad que hace mucho perdió su sentido y razón de ser: estar al servicio de las personas. Y se ha convertido en una especie de tibia y
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pegajosa melaza en la que casi nadie se moja por nadie; en la que reina un patético individualismo comodón. En la que aquello de “dar la vida” nos suena a película o, como mucho, a noticia del telediario que les toca hacer a otros —pobrecillos—, a quienes unos malos muy malos les cortan la cabeza. “¡Uff, qué mal está todo!” es lo más que acertamos a decir en demasiadas ocasiones, esperando que algún día llegue un inexistente mesías político y lo arregle, para poder seguir viviendo en paz.
Importancia de la formación remota Pero no; no nos engañemos. En la batalla entre la Vida y la Muerte, entre la Verdad y la Mentira, entre la Belleza y la Fealdad, entre el Bien y el Mal, no hay sitio para los neutrales; no cabe ser imparcial. Y mientras la apetecible publicidad de la cultura de la muerte nos siga engolosinando con el buenrollismo de lo políticamente correcto, desgraciadamente estaremos del lado de los que no protegen ni defienden ni a la mujer ni a su hijo. “¿Qué puedo hacer?”. No, la pregunta clave no es esa, sino “¿quién soy? ¿quién debo ser?”. Solo acertando y asumiendo la respuesta correcta, estaremos en disposición de aportar soluciones. Y no porque seamos valientes, más o menos virtuosos o con vocación de Supermán; sino porque reconociendo nuestra debilidad, nuestra vulnerabilidad y nuestra herida, podremos ser un instrumento útil en manos de Aquel que sana las heridas y transfigura los corazones. Y sin necesidad de apuntarse a una ONG, porque ser provida no es cuestión de activismo, sino de actitud: sensibilidad ante el sufrimiento, misericordia en lugar de juicio, fortaleza para perseverar ante las
educación para la vida contrariedades y firmeza para afrontar las situaciones complicadas. Todo, desde la verdad… con caridad. Para terminar, una idea fundamental para los padres: plantearse el aborto no es más que la punta del iceberg de lo que sucede en la vida de una persona; es la consecuencia de unos problemas, no el problema en sí. Cuando una chica, un chico, llegan a esto, es porque han recorrido todo un camino de búsqueda afectiva a lo largo del cual la herida de desamor ha sido la única gran protagonista. Evitar un aborto in extremis es una solución —necesaria— de emergencia. Pero hay que llegar antes: hay que saber amar a los hijos para poder educarles; hay que educar su afectividad y su sexualidad desde la cuna para enseñarles a amar. Y esa es nuestra tarea como padres.
La familia, escuela de amor, entendida como el entorno en el que enseñamos a nuestros hijos a ser persona, es sin duda la mejor “prevención” ante un embarazo imprevisto y, llegado el caso, ante un posible aborto. La familia que actúa, que está; la familia que sí se ve y sí se nota. Porque el amor puede más que la muerte. bn
Cuando una chica o un chico llegan al aborto es porque han recorrido un camino de búsqueda afectiva en el que la herida de desamor ha sido la protagonista
Pero, ¿cómo hacerlo?: • Amándonos antes nosotros para que tengan un claro modelo de masculinidad y feminidad; para que viéndonos aprendan a amar, sabiendo que el mejor amor a los hijos es un fruto del amor conyugal. • Pasando tiempo con nuestros hijos: hay un tiempo para estar, un tiempo para hablar y un tiempo para… ¡escuchar! Tiempo para corregir y para educar su libertad. • Contando con ellos en las decisiones en las que pueden y deben participar. Darles las gracias. No juzgarles. Confiar en ellos. No dar nada por supuesto. Pedirles perdón.
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si hoy escucháis su voz
La m u erte cri st i a na VI I C é s a r A l l e n d e G a r c í a - Licenciado en Filosofía
En San Juan aparece con gran relieve el aspecto triunfante de la Pasión de Cristo, en contraste con el doliente de los sinópticos. Desde la última Cena hasta la cruz y la sepultura, en voluntaria entrega de su vida por amor extremo, se manifiestan tanto el poder del Padre como la Realeza de Jesús: “Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y decís bien porque lo soy” (Jn 13,13). En la cruz clavaron el título “Jesús nazareno, Rey de los judíos” (Jn 19,19). El primer “Yo soy” ante el consejo se prolonga y completa con el segundo “Yo soy Rey” ante Pilato. Esta realeza viene definida por su ordenación a la Verdad y a la Misión que el Padre le ha confiado.
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La cuestión así planteada es de trascendencia. Durante el proceso, Pilato hace una pregunta a Jesús al hilo de su declaración de ser rey: “¿Qué es verdad?”. La falta del artículo en griego confiere a la pregunta una impersonalidad notable. Parece que no va dirigida a Jesús y que solo se aprecia en su justo valor si se la confronta con “¿y qué es mentira?”. Para Juan es todo el mismo argumento: Jesús, la Verdad, la Misión testimonial y la oferta de entrar en la Verdad por el seguimiento del Maestro. Pero en el fondo hay mucho más: el proceso de encausamiento en busca de la muerte (que es el fin pretendido por las autoridades judías) hace surgir en el mismo una gran cuestión; es el mismo Dios quien es interpelado, quien es llamado a juicio a explicarse a sí mismo. Pilato, con la expresión “Tomadle vosotros y juzgadle según vuestra Ley” (Jn 19,31), que tiene bastante de despectiva, da muestras de haber intuido que en este proceso no solo se juzga al Maestro galileo, y de haberse dado cuenta de que, precisamente por ello, el “derecho romano” no es capaz de encajar una “causa” (aitía) como la que tiene delante…, por la sencilla razón de que para la “Lex romana” no hay tal causa (Jn 18,39). Está claro (aunque tremendamente oscuro, a la vez): Jesús no es “como” Barrabás.
El hombre, limitado como es y consciente de su mayor límite, que es la muerte, se encuentra con lo ilimitado e inmortal… ¡visible en el hombre que está siendo juzgado ante el Procurador de Roma! Hasta es posible que Kant sospechara de algún modo esta idea del juicio a Dios, al posponer (una vez que la razón ha sido sometida también ella a “crítica” o juicio) una recolocación de la religión en los límites de la mera razón. Cabe dentro de lo posible, pero lo que está claro aquí es que una cosa es la religión y otra bien distinta es Dios.
El hombre, limitado como es y consciente de su mayor límite, que es la muerte, se encuentra con lo ilimitado e inmortal…
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¿dónde está ahora tu Dios? Desde luego, el Dios de Jesús de Nazaret, el Dios de la Historia de la Salvación no es un “mero Dios”. Olegario González de Cardedal1 ha tocado esta cuestión cuando pone en boca del ateo de hoy la gran pregunta que dirige al creyente: ¿Dónde está ahora tu Dios? Es pregunta inderogable que la fe debe responder con la Revelación. Creer no es filosofar, ni a la inversa. Pero es uno y el mismo el hombre creyente y que piensa, que sabe que el don recibido en la fe es mucho más que el trabajo o tarea crítica, si bien esta sea del todo necesaria. El creyente piensa desde un encuentro personal con la Verdad; encuentro en el que la iniciativa parte de esta. La Verdad siempre ha asombrado. Juan mismo hace un apunte curioso en el proceso de enjuiciamiento a Jesús: al oír a los judíos que el que se decía Rey también pretende ser “Hijo de Dios”, teme aún mucho más, y se interesa por el origen del reo (19,9). Algo extraño encierra: “¿De dónde eres tú?”. Algo así como “Oigo decir que eres (pongamos por caso) español; pero español…¿de España?”. Pilato no puede ir más allá. Ocurre a veces que las situaciones comprometidas se nos van de las manos y decidimos ceder a la verdad corta, apocopada, relativa. Sin embargo, para Juan tomar a peso la Verdad no es un
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ejercicio de eclecticismo teórico, un juego de ideas: antes de nada es un encuentro con una Persona con pretensiones absolutas de Amor sin condiciones. Quizá el mayor error de nuestra Razón secularizada esté en no apercibirse de que ella misma se aúpa hasta la madurez y auténtica autonomía en la Verdad, que a la postre resulta ser una Persona que ama indefectiblemente, entregando la propia vida. Considerar que la piedra de Sísifo es imposible de llevar no es una equivocación. Pero lo “verdadero” es que el propio Sísifo es incapaz de subir y bajar sin una motivación que esté más allá de los tamaños y pesos físicos. También la piedra que cerraba el sepulcro de Jesús era demasiado grande, y la montaña de escombros que nos cierra el paso a la vida también. ¿Entonces qué? La sentencia que condena a muerte a Dios ejecuta al hombre. Es insensato camuflar la Verdad con mil verdades, descomponer la Razón en miles de razones menores.
El creyente piensa desde un encuentro personal con la Verdad
1 O. González de Cardedal: “Dios en la ciudad”. Sígueme. Salamanca, 2013.Pág.23
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¿Quién puede preferir a la Sagrada Familia de Barcelona, sus miles de piedras desparramadas en la plaza? ¿Quién no ve que es mejor el bravío y maravilloso Cantábrico que sus gotas todas, tiradas sin ton ni son en… algún “por ahí”? La Verdad es, por encargo del mismo Dios, el ejercicio que corresponda a la Realeza de Cristo: el Amor en su más sublime expresión; la donación total. Pilato no se equivocaba en una cosa: la muerte de Dios no se ajusta a Ley, sí a la Injusticia. De otro modo, derivar erráticamente a la razón por los andurriales de las razones partidistas interesadas, relativistas, acomodaticias es un error de consecuencias tan funestas para nosotros como el de haber sustituido a Dios por diosecillos de cartón-piedra. ¡Tamaña Injusticia. Gran mentira!
todo es posible para quien cree Pero aún estamos a tiempo. El autor del salmo 98, en línea con el 118, retoma la idea del “canto nuevo” con clara inspiración escatológica, para hacer llegar a los hombres la esperanza en un cambio de suerte y la promesa de un porvenir dichoso, como diría Jeremías (Jr 29,11). El eterno “necesario pero imposible” para el hombre es para Dios un “todo es posible para quien cree”, porque Dios es quien acredita un Amor más fuerte que la muerte. La victoria es de nuestro Dios, del mismo que
realizó prodigios y señales grandiosas entre los hombres; el mayor de todos la resurrección de Jesús “ek nekrón”, de entre los muertos; y lo ha exaltado constituyéndolo Señor y Cristo (Hc 2,32s.s). La aceptación de este kerigma ilumina la razón y llena de alegría la vida. Los primeros conversos que formaron las comunidades iniciales y núcleos germinales de otras más, constataron experimentalmente el poder salvífico y transformador de la realidad al incorporar unas comunidades a otros y desde otras, en un todo orgánico, cuyo principio activo era la Pascua del Señor. Que hayamos olvidado esto nos está costando demasiado. Por esto se impone “pascualizar” otra vez nuestras ciudades donde Dios empieza a cobrar un gran relieve como Dios urbano. El corazón de la evangelización —nueva y de siempre— ha de ser la Pascua del Señor, en verdad y no solo ritualmente. Dios, una vez más, es nuestro goel. Somos los rescatados (Ap 14,4) de la pesadilla de tener que morir sin saber qué es el postmortem . No sabemos bien qué hay más allá, después del morir, pero sabemos qué hay aquí. Desde luego, una idea no puede amarme; una teoría o todo un sistema entero tampoco.
el corazón de la evangelización —nueva y de siempre— ha de ser la Pascua del Señor, en verdad y no solo ritualmente La muerte cristiana VII
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Ni me aman los artilugios, ni las instituciones o creaciones de manos humanas. No me ama este mundo, maravilloso pero con la techumbre cerrada al cielo. Solo el Amor me ama. Solo Él es digno de que yo le dé crédito. Sé por experiencia real y concreta que el pecado divide y separa en comportamientos estancos tierra y cielo, inmanencia y trascendencia. Dice Pablo que la muerte entró (envenenó) en el mundo por el pecado; es decir, la duda sobre la situación de después de que hayamos muerto, siembra de sal el campo de nuestra existencia. Pero Dios ha previsto la Pascua del Señor como lluvia de bendición de este tiempo de aquí y ahora. Lo que equivale a decir: lo que quiera que sea el estado postmortem depende del antemortem, de cómo vivimos en este lado de acá. No puede haber hiato. Un canto de victoria se oye en el campamento de los justos, en la ciudad de Dios. Este canto es un anuncio gozoso y esperanzador de que la cuestión no es la pena de morir, sino la alegría de vivir en Cristo Jesús. Se debate nuestra temporalidad entre la certeza de la muerte y la incertidumbre de su hora, pero sobre toda certeza o duda un sol brilla desde lo alto del promontorio de Dios, luz guía para náufragos.
Jesús se fue con la promesa de volver. Y mientras tanto, deja en el mundo y para el mundo un Defensor, un Paráclito que le ayude en tantos conflictos como le aquejan 40
San Juan de la Cruz qué bien lo sabía y cuánto mejor nos lo dejó por escrito: «¡Oh vida breve y dura, quién se viere de ti ya despojado! ¡Oh estrecha sepultura, cuándo seré sacado de ti para mi Esposo deseado! ¡Oh! ¿Cuándo? ¿Oh, Amor, oh! ¿Cuándo? ¿Cuándo tengo de verme en tanta gloria? ¿Cuándo será este cuándo? ¿Cuándo de aquesta escoria saliendo, alcanzaré tan gran victoria?». Del poema “Ansía el alma estar con Cristo”. El kerigma pascual tiene la virtud de entregarnos la misma Pascua del Señor cumplida ya en nosotros y sellada con el Espíritu del Resucitado. Decía Pablo a los Efesios que Dios nos ha resucitado con Cristo y nos ha hecho sentar en los cielos con Él. Oír y acoger esta “Palabra de la Verdad”, esta “Buena Nueva de la salvación” es vivir la resurrección y glorificación de Cristo por gracia del Espíritu Santo de la Promesa, que es prenda de nuestra herencia. (Ef 1,13-14;2,6). Jesús se fue con la promesa cierta de volver. Y mientras tanto, deja en el mundo y para el mundo un Defensor, un Paráclito que le ayude en tantos conflictos como le aquejan; tantos y tan hondos que incluso en nombre del mismo Dios la muerte sigue sembrando pueblos y naciones de dolor y sufrimiento. La última palabra, no obstante, es “victoria y gozo en la esperanza”. María Santísima está también en esto mismo, y nos mira desde donde se encuentra resucitada plenamente. Esta mirada de María nos abre la puerta del Cielo. Pero del Cielo hablaremos (D.m.) en el próximo número. bn
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Primer premio
“Algo más”
Mª del Rocío Maestre Maroto Dotado con la edición del cuento y 600 euros en libros de nuestro fondo editorial. Segundo premio
“Un post-it amarillo”
Julia Teresa Martínez de Marquínez Dotado con la edición del cuento y 300 euros en libros de nuestro fondo editorial. Felicitamos a los premiados y agradecemos la participación de todos los concursantes
nombre artículo
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Mons. テ]gel Fernテ。ndez Collado - Obispo auxiliar de Toledo
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si hoy escucháis su voz El pasado 16 de mayo, Mons. Braulio Rodríguez Plaza, arzobispo de Toledo y Primado de España presidió la misa vespertina de la Ascensión del Señor en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, por el rito hispanomozárabe. Ha sido la cuarta misa que se ha celebrado por este rito. La primera tuvo lugar en pleno Concilio Vaticano II, la segunda fue presidida por San Juan Pablo II en 1992 y la tercera durante el gran jubileo del año 2000. El arzobispo de Toledo recordó que «muchos han sido los avatares por los que ha pasado el rito Hispano-Mozárabe (….) Cuando, tras ser aprobado el misal y editado a finales de 1991, el Santo Padre, San Juan Pablo II, celebró esta misma misa solemne en el venerable rito, se hizo visible un signo de amor y de reconocimiento de uno de los mayores tesoros culturales y espirituales de la Iglesia española y de su diócesis primada de Toledo». Celebrar la misa en el rito hispano-mozárabe nos hace sentir la comunión con nuestras más hondas raíces cristianas. El Rito Hispano-Mozárabe1 es uno de los diversos ritos que se fueron formando en el
el Rito Hispano es la manera propia de celebrar las acciones litúrgicas de la Iglesia española en los primeros diez siglos de su historia
transcurso de los tiempos en las distintas regiones en donde se fue implantando la Iglesia Católica. Todos arrancan de la última Cena que celebró el Señor con sus discípulos, aquella primera “fracción del pan” que los apóstoles repitieron, según el mandato de Jesucristo, para conmemorar su muerte y resurrección. Posteriormente, a la primitiva sencillez de aquellos encuentros en torno a los signos sacramentales de pan y vino, se fueron añadiendo nuevos elementos de lecturas sagradas, oraciones e invocaciones, diferenciadas según el tiempo y el lugar. Así fueron surgiendo las diversas maneras de celebrar las acciones litúrgicas que ahora llamamos ritos. Así nacieron, con notables diferencias entre ellos, los ritos romano, milanés o ambrosiano, galicano, bracarense, norteafricano e hispano. El Rito Hispano es, por tanto, la manera propia de celebrar las acciones litúrgicas de la Iglesia española en los primeros diez siglos de su historia. Fue practicado primeramente por los cristianos hispano-romanos, se siguió usando bajo la dominación de los visigodos —época en que los grandes Padres de la Iglesia visigoda lo enriquecieron considerablemente—; también por los cristianos que permanecieron fieles a su fe católica bajo la dominación musulmana en las diversas regiones de la España dominada, y por los que se mantuvieron de la misma manera en las regiones no ocupadas. Las diferencias con el resto de los ritos y, especialmente con el romano, consistirán en el modo peculiar de realizar las tres partes esenciales de la Misa: Liturgia de la Palabra (con las Intercesiones Solemnes y Rito de la Paz), Plegaria Eucarística y Rito de Comunión; en la forma o el lugar que se da a algunos elementos suplementarios, y en el significado particular que se les atribuye.
1 A. FERNÁNDEZ COLLADO, “El Rito Hispano-Mozárabe. Historia y Actualidad”, en Los Mozárabes. Una minoría olvidada, Sevilla: Fundación El Monte, 1998, 201-223.
El Rito Hispano-Mozárabe
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El Papa Gregorio VII mandó suprimir el rito hispano en apoyo del rito romano en todos los reinos cristianos de la Península; en Toledo siguieron celebrando en este rito La decisión del Papa Gregorio VII, en el siglo XI, de implantar en todas las iglesias el rito romano significó la supresión del rito hispano. Aceptada esta decisión —no sin resistencia— por los reyes de Castilla y Aragón, el rito hispano fue prohibido en todos los reinos cristianos de la Península menos en el de Toledo, donde los cristianos, sometidos al Islam y llamados desde entonces “mozárabes”, permanecieron fieles a su fe católica y celebrando en su propio rito. Por ello, podemos afirma que uno de los tesoros culturales y religiosos más preciados que Toledo y su Catedral conservaron y conservan actualmente, es el de la liturgia hispano-mozárabe: liturgia completa, conservada secularmente en las seis parroquias mozárabes de la ciudad de Toledo y en la Capilla Mozárabe del Corpus Christi en la catedral, fundada en el año 1502 por el cardenal Cisneros.
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Hispánico, visigótico y mozárabe Este Rito, designado indistintamente como “hispánico” por su nacimiento y vivencia, “visigótico” por su época de esplendor, y “mozárabe” por su pervivencia en un ambiente hostil durante la dominación árabe, arranca y empalma con los orígenes, ciertamente apostólicos, de nuestra fe católica. En la Misa en Rito Hispano-Mozárabe, celebrada en Roma por S.S. Juan Pablo II en la Basílica de San Pedro, el 28 de mayo 1992, el Papa hacía referencia en la homilía a este hecho y afirmaba que: «La liturgia hispano-mozárabe representa pues una realidad eclesial, y también cultural, que no puede ser relegada al olvido si se quieren comprender en profundidad las raíces del espíritu cristiano del pueblo español»2. Y añadía: «Esta liturgia ayudará a revivir rasgos importantes de la espiritualidad cristiana de vuestros antepasados, espiritualidad que indudablemente ha contribuido a forjar la idiosincrasia del pueblo español en su evolución religiosa, cultural, social y política»3.
2 BOLETIN OFICIAL DEL ARZOBISPADO DE TOLEDO, Homilía de S.S. Juan Pablo II en la Basílica de San Pedro durante la Misa en Rito Hispano-Mozárabe, Toledo, julio-agosto, 1992, pp. 275-279. 3 Ibídem.
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Origen y formación La liturgia hispano-mozárabe es una expresión de la implantación y consolidación del cristianismo en España. A través de ella constatamos cómo la Iglesia se constituye como tal en un territorio concreto, dándole una fisonomía propia. Allí la Iglesia echa raíces en la cultura del pueblo y surgen instituciones eclesiásticas de forma sólida y autónoma. Estas instituciones serán muy variadas. Las más fácilmente observables son las que afectan al territorio (obispados y parroquias), a las personas (obispos y clero), al derecho (concilios), y a los símbolos de la fe (expresión de las creencias que mantienen unidas a las comunidades cristianas). Ciertamente, en sus comienzos, las comunidades cristianas no estarían muy estructuradas territorialmente. Posiblemente funcionarían sin la presencia de ciertos grados de la clerecía y no tendrían constituido un cuerpo legislativo que rigiese su vida colectiva, pero es impensable que careciesen de una lex orandi y de una práctica litúrgica. La Iglesia no se concibe sin el ejercicio del culto, ni aún en sus más remotos orígenes.
Nada o muy poco es lo que se puede decir sobre el desarrollo de la liturgia hispánica durante los cuatro primeros siglos del cristianismo. Lo mismo se puede afirmar del resto de las liturgias occidentales de raíz latina. Sin embargo, es lógico pensar que la Iglesia local que ha recibido de una Iglesia madre el anuncio de la Buena Nueva y ha sido evangelizada y estructurada por ella, haya recibido también sus formas de expresión cultual. Una convicción aceptada y arraigada profundamente es el origen romano y apostólico de la Iglesia española. Este hecho de su fundamentación apostólica y romana será el motivo que aducirá el Papa Gregorio VII, en el siglo XI, para abolir en toda la Península el antiguo rito hispánico e introducir en ella el rito romano. En los primeros cuatro siglos es impensable suponer una unidad de tipo litúrgico en todas las tierras de la Península Ibérica. Lo más probable es que existiese una gran diversidad litúrgica entre unas provincias y otras, juntamente con la coexistencia pacífica de numerosas variantes locales. El Rito Hispano-Mozárabe
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Otorgada la paz religiosa por Constantino a principios del siglo IV, las comunidades comenzarían un desarrollo rápido, con una fuerte intercomunicación entre ellas y con los puntos neurálgicos del occidente latino cristiano, de tal forma que partiendo de un particularismo litúrgico sumamente acentuado, de alguna manera se iniciaría un cierto proceso de unificación ritual, en una forma parecida a como se inició el proceso de unificación del derecho canónico. Este proceso de unificación litúrgica se fue implantando lentamente, hasta el punto de que, en tiempos de San Isidoro, en España todavía no había culminado. Y nunca se llegaría a la unificación completa pues, en Toledo, por ejemplo, convivieron a la vez
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dos tradiciones, llamadas A y B, o “Isidoriana” y “Leandrina”4. En los cánones del Concilio I de Toledo5, en el año 400, encontramos ya signos inequívocos, tanto en lo relativo a la misa como al oficio, de la existencia y desarrollo de la liturgia hispánica, como el número de lecturas y su terminología (Prophetia, Apostolus, Evangelium), y la celebración del rito del “Lucernario” en las vísperas, las cuales se inician con la lámpara encendida, su elevación por parte del diácono y la consiguiente aclamación: “In nomine Domini nostri Iesu Christi lumen cum pace”, siguiendo la recitación o canto del salmo lucernario.
4 R. GONZÁLVEZ RUIZ, “El Canciller don Pedro López de Ayala y el problema de las dos tradiciones del rito hispánico”, en Liturgia y Música Mozárabes, Toledo, Instituto de Estudios VisigóticoMozárabes, 1975, pp. 105-110. J. PINELL, “El problema de las dos tradiciones del antiguo rito hispánico”, en Liturgia y Música Mozárabes, Toledo, Instituto de Estudios Visigótico-Mozárabes, 1975, pp. 3-44. 5 GARCIA LOAISA, Collectio Conciliorum Hispaniae, (Biblioteca Capitular de Toledo, Ms. 62-17), Madrid 1593, pp. 37-66.
si hoy escucháis su voz No todas las liturgias occidentales lograron alcanzar su pleno desarrollo; las dos únicas que se han conservado completas son los ritos romano e hispánico
A finales del siglo IV, un nuevo hecho innovaría y alteraría sustancialmente el proceso de formación litúrgica. Este hecho caracterizaría desde entonces a la liturgia de Occidente. Por influencia del Papa Sirico (384-399), en Roma se comenzó a dejar la costumbre de usar un formulario fijo para la misa y se introdujeron nuevos modos de plegarias con variedad de colectas, comunicantes y prefacios en diversas fiestas y ferias. Esta reforma fue consecuencia de otra no menos importante, efectuada unos años antes también en Roma, en torno a los pontificados de los papas Liberio (352-366) y Dámaso (366-384): la introducción del latín en la liturgia romana, eliminando de ella el griego. La sustitución de la lengua griega condujo a la creación de un latín litúrgico de corte clásico, sobrio, elegante y bien medido. Unidos a estos hechos, se pone en boga el uso de los “libelli”, especie de cuadernillos sueltos en los cuales se reproducían con facilidad textos litúrgicos que podían circular ampliamente y con muy poco costo. Los “libelli” contenían las partes variables de la misa, especialmente cuatro o cinco colectas, el prefacio y alguna que otra pieza litúrgica intercambiable en el rito romano. La variedad de formularios de la misa dio lugar a un fecundo período de creatividad y a un amplio intercambio de “libelli” entre
las distintas regiones cristianas de Europa. El Sacramentario Gelasiano, o colección de formularios de las partes variables de la misa agrupados por meses, es el manuscrito más espléndido que ilustra esta tradición y que fue sin duda conocido en la Península antes del año 600, sirviendo de modelo de expresión del lenguaje litúrgico. El antiguo Rito Hispánico forma parte del grupo de liturgias de lengua latina que inician su andadura en torno a los siglos III y IV y que se constituyen en Occidente entre los siglos V y VII. No todas las liturgias occidentales lograron alcanzar su pleno desarrollo. Nada ha sobrevivido de la liturgia de Cartago o de Aquileya, que no superaron la fase inicial. De la liturgia beneventana, en Italia, y de la céltica, en Irlanda, ha quedado muy poco. La liturgia de Milán, con su producción musical, se impuso como modelo en Occidente y conoció momentos de gran esplendor, pero circunstancias históricas impidieron que siguiera formándose libremente hasta la compilación definitiva de los libros litúrgicos. Algo parecido le ocurrió a la liturgia galicana, que tuvo sus orígenes en la región de Provenza y que fue prácticamente abandonada cuando el reino franco-germánico adoptó el rito romano. Las dos únicas liturgias occidentales que se han conservado completas, pudiendo formarse ampliamente, con abundancia de medios y sin límites de tiempo, son los ritos romano e hispánico. bn El Rito Hispano-Mozárabe
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Joaquín J. Polo Cañavate
Master Universitario en Matrimonio y Familia
Al comenzar un nuevo año es frecuente que en diócesis y arciprestazgos se organicen los primeros cursillos prematrimoniales. Hoy en día —y lo digo por experiencia— se van pareciendo cada vez más a catequesis de iniciación cristiana, pues los novios frecuentemente llegan con muy escasa formación en asuntos de fe. Es habitual, asimismo, que se vayan viendo progresivamente más y más sorprendidos por las cosas que van escuchando —muchas de las cuales son completamente extrañas a la mentalidad dominante— y que deben asimilar; en la mayoría de los casos, sin embargo, cuando el curso termina se muestran agradecidos, esperanzados y felices. En muchas ocasiones descubren un mundo completamente nuevo y particularmente atrayente y hermoso. Les asombra, en primer lugar, descubrir que hasta entonces no sabían cuál era la diferencia entre vivir juntos y estar casados, más allá del consabido “por los papeles”. No sabían que la mera convivencia se basa en el hecho afectivo, mientras este dure, por lo que supone compartir la vida diaria con aquel a quien se ama y con quien la convivencia es satisfactoria.
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Pero que, por eso mismo, en cuanto deje de serlo se acaba, mientras que el matrimonio cristiano supone la entrega absoluta al cónyuge, la donación recíproca de todo cuanto se es y de todo cuanto se será, de nuestro presente y de nuestro futuro, pase lo que pase y para siempre. Los amantes se quieren, los esposos se comprometen a quererse, como afirma Viladrich. Es por tanto algo absolutamente distinto.
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No salen de su asombro cuando les decimos que el hombre es más libre cuanto más radicalmente entrega su libertad, por lo que el miedo al compromiso es garantía segura de no ser jamás verdaderamente libre. Se sorprenden mucho cuando se les explica que el Amor (con mayúscula), y en particular el amor matrimonial, no está basado en los sentimientos, que son cambiantes y volubles, sino que se fundamenta en las potencias superiores del Hombre, que son la voluntad y el entendimiento. Pero se les dice también que distinguir enamoramiento de amor no significa renunciar a los sentimientos.
Los amantes se quieren, los esposos se comprometen a quererse La belleza del matrimonio cristiano
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Encontrar la pulpa entre la corteza Abren desmesuradamente los ojos cuando les hablamos del inmenso valor del encuentro sexual de los cónyuges —abierto a la vida cuando la entrega mutua es total—, que la Iglesia aplaude y bendice y que, como decía San Juan Pablo II, es ocasión de encuentro con Dios. Les decimos que es muy importante que los cónyuges cuiden con mimo este importantísimo aspecto de su relación y que se esfuercen en mantener siempre encendida la chispa de la mutua atracción. «Las parejas que funcionan, que aprenden a donarse, no renuncian al placer. Solo que, a veces, han de tener la paciencia, el tiempo y el empeño para buscarlo, para encontrar la pulpa entre la corteza de las complicaciones de la vida», dice Constanza Miriano, autora del libro “Cásate y sé sumisa”. También les causa sorpresa la insistencia en la unidad y en la indisolubilidad, propiedades esenciales del matrimonio tal y como lo quiere la Iglesia. La manera en la que habitualmente se concibe la indisolubilidad matrimonial, que suele verse como un impedimento o freno a la libertad, es en nuestra opinión un gran error. Porque es precisamente lo contrario: es un seguro, una garantía, un baluarte firme al que agarrarnos en momentos de dificultad. Imaginemos que navegamos en un esquife, cerca de la costa, se hace tarde, se aproxima la puesta de sol y aparece una tempestad. Lo que haremos será buscar un puerto natural, un resguardo seguro que nos ofrezca una mínima protección, que nos proteja de golpes de mar que nos pueden poner en serio peligro de naufragar.
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El buen marino buscaría sin duda esa seguridad. Pues bien, la indisolubilidad cumple precisamente esa función, la de puerto seguro, la de resguardo amable que nos protege frente a las inclemencias. Cuando un matrimonio pasa por dificultades, cuando problemas externos o internos afectan a la convivencia, la indisolubilidad ofrece la protección del salvavidas. En todas las piscinas públicas existen obligatoriamente varios salvavidas, habitualmente colocados en las esquinas, que, atados con un cordel, serán utilizados para el rescate de los nadadores que pasen por momentos de dificultad. Lanzados al agua le permitirán agarrarse a ellos y sobrevivir. De este modo actúa la indisolubilidad, cuando firmemente cree el casado que su unión con el cónyuge es para siempre. Lo expresa de manera admirable la ya citada Constanza Mirano: «La indisolubilidad del matrimonio te cierra todos los demás caminos pero te abre una autopista. Comienzas a esforzarte en amar también los defectos, no se los echas en cara, sino que los acoges. Ya no te planteas el problema de si la situación te agrada o no, sino de cómo hacer que las cosas funcionen, dado que tienen que continuar adelante, a toda costa». La indisolubilidad, vista desde esta perspectiva, contribuye fuertemente al fomento de la estabilidad matrimonial y familiar.
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1 +1 = 1 Poco a poco, las jóvenes (o ya no tan jóvenes) parejas de novios empiezan a conocerse entre sí, empiezan a confiar en sus monitores y se les empieza a soltar la lengua. Y empiezan a comprender que lo que se les está planteando es tan radical y apasionante que hoy en día es completamente transgresor. Les comentamos que la felicidad se encuentra en los detalles insignificantes del día a día, que puedes sentir el deslumbramiento de la primera etapa del noviazgo cuando cualquier tarde ves aparecer cansado a tu marido o a tu mujer, esforzándose en ofrecerte su mejor sonrisa, a pesar de haber tenido un mal día. Que lo verdaderamente revolucionario es ser leal, cuidar de los tuyos para siempre, gastar tu vida en algo serio, grande y hermoso como es sacar adelante a una familia. Que el amor no se acaba, y que es más fuerte que la muerte.
Empiezan a verse a ellos mismos, pendientes uno de otro y enamorados, caminando juntos de la mano en el otoño de sus vidas. Amándose tiernamente cuando ya peinan canas y sus miembros artríticos ya no les obedecen. Habiendo dejado atrás un sinfín de dificultades y pruebas, superadas porque se tenían el uno al otro, y mirando al sol poniente con una sonrisa, embargados por un estremecimiento amoroso.
Lo verdaderamente revolucionario es ser leal, gastar tu vida en algo serio, grande y hermoso como es sacar adelante a una familia
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Este es el Matrimonio que propone la Iglesia, que en mi opinión es la mayor fuente de felicidad personal conocida. Porque además, y con esto ya les rompemos a los cursillistas todos sus esquemas, está el Sacramento, que proporciona una fuente inagotable de ayuda y consuelo a los cónyuges, porque Dios mismo está empeñado en que los cónyuges se quieran para siempre. Nuestro Padre celestial pone toda la carne en el asador de nuestra felicidad y de nuestro compromiso. Jamás nos dejará solos, y para eso está la Iglesia, que es Madre y, como todas las madres, nos espera y nos acoge siempre. Sobre todo, resulta esencial esa ayuda en los primeros años de matrimonio, como acertadamente señaló la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos en octubre de 2014: «Los primeros años de matrimonio son un período vital y delicado durante el cual los cónyuges crecen en la conciencia de los desafíos y del significado del matrimonio. (…) Resulta de gran importancia en esta pastoral la presencia de esposos con experiencia. La parroquia se considera el lugar donde los cónyuges expertos pueden ofrecer su disponibilidad a ayudar a los más jóvenes, con el eventual apoyo de asociaciones, movimientos eclesiales y nuevas comunidades».
El filósofo Robert Speamann, en un artículo titulado “Divorce and Remarriage”, y que se puede encontrar en Internet (http://www. firstthings.com/article/2014/08/divorce-andremarriage), señala con pesar que «también entre los creyentes el matrimonio ha dejado de considerarse “una realidad nueva e independiente que se encuentra por encima de la individualidad de los esposos” y que no puede ser disuelta ni por la voluntad de los cónyuges, “ni por la decisión de un sínodo o del Papa”». Sin embargo, Speamann cree que hay un inmenso atractivo en la idea de que la unión de un hombre y una mujer está “escrita en el cielo”, que perdura en lo alto, y que nada puede destruirla, que permanece “tanto en la salud como en la enfermedad”. «Esta convicción es una maravillosa y estimulante fuente de fortaleza y gozo para aquellos esposos que se enfrentan a crisis matrimoniales y que buscan encender de nuevo su viejo amor». Es responsabilidad de todos los católicos, y muy en especial de los cónyuges, hacer ver a todos con nuestro ejemplo la hermosísima realidad del matrimonio que propone la Iglesia. Pero, como afirma Spaemann, «la belleza de la vida matrimonial solo puede brillar cuando se presentan también sus exigencias, sin diluirlas ni rebajarlas; de otro modo, desaparecería».
Dios está empeñado en que los cónyuges se quieran para siempre. Jamás nos dejará solos, y para eso está la Iglesia, Madre que nos espera y acoge
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José Javier Rodríguez Santos
De l e gado de l Foro de l a Familia en Salamanc a
«Una gran batalla cultural está librándose en nuestro mundo, en ella está en juego la concepción misma del hombre», afirmó mi amigo Vicente Morro en una reciente ponencia que presentó en un congreso sobre educación, celebrado en la Universidad Católica de Valencia. Giuliano Ferrara, director del periódico Il Foglio, denunciaba esta situación con crudeza: «La sordera moral respecto al aborto es hoy día la ley educativa de Occidente». Parece como si en la escuela estuviera prohibido hablar de las cuestiones que afectan a la vida humana, de los ataques y amenazas que sufre, del valor y dignidad de toda la vida y la vida de todos. Sin embargo, son muchas las referencias científicas sobre el inicio de la vida. La doctora López Moratalla, afirma que «el cigoto es un viviente y no simplemente una célula viva. Es la única realidad unicelular totipotente capaz de desarrollarse naturalmente en organismo completo y crecer lleno de coherencia». De este modo introduce,
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desde la perspectiva técnica, la ecología de la vida en su origen, en su gestación, en su realidad primera. El profesor Jérôme Lejeune, descubridor de la trisomía 21, origen del síndrome de Down, señaló que, sin ningún género de dudas «cada uno de nosotros tiene un comienzo
muy preciso, el momento de la concepción (…) Tan pronto como se encuentran los veintitrés cromosomas transportados por el espermatozoide con los veintitrés transportados por el óvulo, ya tenemos reunida toda la información necesaria y suficiente para expresar todas las características del nuevo ser».
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¿qué nos dice el derecho? El artículo 15 de la Constitución Española del 78 declara que «todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos
inhumanos o degradantes». Asimismo, el Art. 25.2 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 reconoce que la maternidad y la infancia han de tener una especial protección. El BOE del 31 de diciembre de 1990 publicó la Declaración Universal de los Derechos del Niño que, en su preámbulo, incide sobre que «el niño, por su falta de madurez física y mental, necesita protección y cuidado especiales, incluso la debida
protección legal, tanto antes como después del nacimiento” y su artículo 6 establece que “los Estados Partes reconocen que todo niño tiene el derecho intrínseco a la vida”». Existen muchas y abundantes referencias sobre el derecho a la vida en nuestra legislación y en los tratados internacionales firmados por España. Existen muchas referencias científicas sobre el origen de la vida humana. Así pues, si el derecho y la ciencia nos asisten, ¿a qué esperamos los docentes?
La vida: una asignatura que la escuela suspende
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#maestrosporlaVida Muchos maestros al llegar la primavera explicamos a nuestros alumnos de Primaria el proceso de la metamorfosis (μετα-alteración μορφή-forma). Los escolares se quedan maravillados al conocer la transformación del renacuajo en una rana o de la oruga en una mariposa de mil colores. La pena es que muchos docen- defensa de los deretes nos quedamos ahí… chos humanos de todos los seres humanos, y Hace unos meses las cáma- no solo de algunos? ¿Cuántos ras de Antena 3 captaron la maestros apoyan a los fuercría de un canguro en la bolsa tes y poderosos que siegan la marsupial de la madre. Nadie vida de inocentes, justificados dudó de que ya fuera un can- por una ley que convierte la guro. En horario de primetime tragedia del aborto en un dese defendió la vida en gesta- recho? ción de un canguro. Me pregunto: ¿cuándo una televisión Nuestras ciudades están llede las de referencia nacional nas de parques y jardines para y en horario de máxima au- que nuestros hijos puedan diencia se atreverá y tendrá la jugar, aprender, crear y sociamisma valentía para defender lizarse. En unos años, ¿quién la vida humana en gestación? va a utilizarlos? El índice de repoblación generacional está Sí, hay muchos grupos de cayendo de forma significatidocentes comprometidos: va: 1,24 hijos por mujer en “maestros por la ecología”, edad fértil. Este dato sería “maestros por la defensa positivo si superara el 2,1; en de los animales”, “maestros Europa el único país que se por la educación pública”… acerca es Francia con el 2,09. Pero, ¿cuántos maestros hay ¿Cuántos maestros han perdicomprometidos en su vida do su puesto de trabajo por personal y profesional por la esta caída de la natalidad?
Al mismo tiempo se detecta otra señal de alarma. Cada año se producen en España más de cien mil abortos, el doble que en Alemania. Y, por si fuera poco, el conjunto de administraciones públicas del Estado español gasta más de sesenta millones de euros al año para financiar el aborto, mientras que las ayudas a mujeres embarazadas con algún tipo de dificultad no alcanza el millón de euros.
¿cuántos maestros hay comprometidos en su vida personal y profesional por la defensa de los derechos de todos los seres humanos, y no solo de algunos?
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Colaboración entre la familia y escuela La escuela sin la familia no es nada, ya que una escuela sin familias es un sinsentido. Una escuela sin escolares es un absurdo, lo mismo que una ciudad o un barrio sin niños. En una sociedad multicultural, multidisciplinar, globalizada
y globalizadora, la familia no puede por sí sola cumplir con su responsabilidad primaria de la educación de sus hijos. Pero al mismo tiempo, las familias han de apoyar a los maestros que se comprometen con la vida y la familia. Ellos necesitan un respaldo social para hablar bien de las cosas que son buenas, y no hay nada más noble que el amparo y protección de la vida de un ser humano indefenso en el seno de su madre.
Por esto, los maestros hemos de comprometernos con la sociedad, con las familias y con nuestros alumnos; al tiempo que las familias hemos de apoyar a los docentes en su función educativa. No hemos de pecar de omisión por respeto humano o dejadez. En nuestras manos está que la gran batalla cultural de este inicio del siglo XXI se decante por el lado de la vida.
No hemos de pecar de omisión por respeto humano o dejadez. En nuestras manos está que la gran batalla cultural de este inicio del siglo XXI se decante por el lado de la vida.
La vida: una asignatura que la escuela suspende
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Propuestas educativas La pedagogía de la vida tiene unos objetivos muy claros y precisos: concienciar del valor y dignidad de toda vida humana; fomentar la cultura de la maternidad; defender a todo ser humano desde su concepción; acoger a aquellas madres que por circunstancias sobrevenidas han sido víctimas de un aborto provocado. A nivel de centro educativo se podría celebrar el “Día Internacional de la Vida”. Todos los años, en muchas ciudades españolas cientos de españoles salimos a la calle para festejar la vida en torno al día 25 de marzo, declarado Día Internacional de la Vida. ¿No se podría conmemorar ese día también en los colegios al igual que el día de la paz,
el día mundial del agua, el día contra el cáncer de mama o la mal llamada “violencia de género”? ¿A qué esperan los centros educativos que se inspiran en el humanismo personalista a incorporar en su programación general anual esta celebración?
El día l de mayo celebramos el día de la madre y de la maternidad. ¿Por qué no organizar en el colegio una fiesta homenaje para felicitar a todas las mamás que están embarazadas? Asimismo, el día 19 de marzo celebramos el día del padre. ¿Por qué no organizar una “quedada de padres” con En el área de Lengua, los sus bebés en el colegio? maestros de Primaria encargamos múltiples redacciones También, como medida de y composiciones para adqui- apoyo a la diversidad, los turir el uso correcto del lengua- tores, los departamentos de je escrito. ¿Podríamos incluir orientación de los centros y una composición creativa e los equipos directivos pueden imaginativa sobre los senti- establecer protocolos de atenmientos que tendría el niño ción para acoger con palabras cuando estaba en la barriga de encuentro a aquellas mude su madre? Asimismo, en jeres que sufren en silencio el el área de expresión plástica dolor del aborto provocado, se pide a los escolares, con derivando estos casos a los el fin de interiorizar el es- Centros de Orientación Famiquema corporal, un dibujo liar (COF) donde buscarán la de su cuerpo junto a sus manera de sanar las heridas padres y hermanos. ¿No se por la pérdida de su hijo. Hoy, podrían dibujar a ellos mis- en España, ya hay más de un mos cuando estaban en el millón de mujeres que puevientre materno? den sufrir esta desgracia. bn
¿No se podría conmemorar también en los colegios el “Día Internacional de la Vida” al igual que el día de la paz, el del agua o el día contra el cáncer de mama?
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de club selecto con una sensibilidad excepcional, separada y superior respecto al resto de los mortales. Personalmente no pienso ni creo que sea así: por un lado estoy agradecido, y no lo ocultaré, por poder participar de esta “vocación” que es el arte, en concreto para mí la música, pero que más que un privilegio es un servicio, un regalo para el otro; y, por otro lado, soy absolutamente igual que otro, de ninguna manera por encima de nadie. Entonces, ¿en qué consiste la tarea del artista? Supongamos por un momento que nos encontramos en una sala a oscuras y hay uno que sabe dónde esté la ventana, se acerca, levanta la persiana, aparta las cortinas y los rayos del sol inundan la estancia con su luz y calor. Este puede ser el artista, que participa total y radicalmente de la misma situación existencial y que, a la vez, intuye una realidad que le supera y de la cual todos necesitan participar. Así, podríamos afirmar que la “vocación” o llamada fundamental es la de acercar la Belleza para que nos “alimente” su luz y calor. Tantísimas veces no es más que un pálido reflejo, pero tan necesario y beneficioso para todos nosotros, que vale la pena —aun con mucha precariedad— el realizar este intento, a pesar de las exigencias que ello conlleva (estamos pensando en el duro trabajo al que debe someterse y la responsabilidad que debe afrontar, sin dejarse arrastrar por la búsqueda de la gloria, que es vana, o el afán de riquezas, que no dan la felicidad).
¿Nueva estética para una nueva época?
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ética y estética son una Unas veces hemos concebido el arte como una copia de la realidad y otras como una manera de alienarse, cuando su función fundamental y primordial es acercarnos la transcendencia. Para ilustrar esto qué mejor que dos pinturas. Al fijarnos en la de la izquierda, la “Última Cena” de Leonardo da Vinci, nos damos cuenta de que el punto de fuga va hacia lo profundo del cua-
dro, como invitando a ir para allá; es notable la diferencia respecto a la “Trinidad” de Andrei Rublev, la pintura de la derecha, en la que hay un aspecto que nos llama la atención respecto a la perspectiva: el punto de fuga está invertido. O sea, al prolongar las líneas nos encontramos con que, en cierto modo, la imagen viene a nosotros, nos trae lo que ella mismo significa.
Partiendo pues de esta concepción del arte y, avanzando un poco más, consideramos que es fundamental el contenido de la obra, por lo que se establece una relación entre la estética y la ética, lo bello y lo verdadero, la Belleza y la Verdad. Ciertamente, constatamos en nuestro trabajo diario que la manera con que un joven estudiante de piano, por ejemplo, cuando emprende el estudio y sobre todo la interpretación en público de una obra, esta viene condicionada, reforzada y mejorada cuando capta el contenido de la misma y lo intenta hacer suyo y transmitir. Así pues, observamos que debe haber cierta inteligibilidad del mensaje, aun siendo conscientes que la potencia estética traspasa la razón y llega a zonas más profundas, siendo esta una de sus riquezas.
Si buscamos alguno de los motivos que provocan la separación antes mencionada, y acotándola a la música —disciplina a la que me dedico— encontramos la gran dificultad que existe en escuchar; la incapacidad de prestar atención más de tres minutos, por lo que nos urge encontrar un lenguaje y recursos que nos permitan, contando con ello, vencer esa barrera.
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Así pues, vemos importante el buscar un lenguaje sencillo, que no simplón, utilizando los recursos de los que disponemos en la actualidad pero no sobreponiendo el alarde técnico del músico a la propia música, pues podemos ahogar con este deslumbre a la misma música, por lo que incluso puede resultar conveniente el “esconder” la dificultad inherente y presentarla con naturalidad, quitando de esa manera un obstáculo para el oyente.
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comunión, la máxima perfección Otra punto a tener en cuenta es el darle variedad al discurso musical, para lo cual pensamos que la duración de las piezas no debe ser excesiva, prefiriendo confeccionar una obra conformada por varias piezas que en su conjunto presenten una unidad que el realizarla de un solo movimiento y larga, facilitando así su escucha y mejorando la capacidad de atención. Otro elemento que la enriquece es la variedad tímbrica, es decir, el uso de varios instrumentos o efectos sonoros, consiguiendo así crear una tensión y expectativa en el oyente y buscando despertar la sorpresa y posibilitar el asombro.
Para finalizar, querríamos referirnos a los participantes en el hecho musical. Podemos hablar del creador, en nuestro caso el compositor, el que idea y escribe la obra. Si bien es cierto que también nos referimos al intérprete, que viene a ser como un recreador en la medida en la que es él el que da vida a la obra (es evidente que si te muestro la partitura de la quinta sinfonía de Beethoven en sí misma no es más que un papel con manchas negras y no me podrás decir qué te parece hasta que la orquesta empiece a tocarla). ¡Son los músicos los que “encarnan” la escritura!
Pero esto no es completo, falta otro elemento fundamental: el oyente es parte integrante de la misma interpretación, es más, es el destinatario para el que está hecha, con quien había pensado el compositor para ofrecérsela como un regalo por medio del intérprete. Y hemos constatado en varios proyectos que hemos compuesto y realizado los últimos años (estoy pensando en “El pastor y el lobo”, un relato musical que hicimos el curso pasado, y en “Yo soy para mi amado”, estrenado recientemente) que el hecho de contar con jóvenes intérpretes derriba otra barrera en cuanto a los prejuicios de si los artistas son gente distinta: la disposición y apertura del oyente es mucho mayor al contemplar y oír a un “cuerpo” con varios miembros de distintas eda-
des y condiciones. Y, más aún, en el oyente brota una admiración al contemplar la obra y surge la gratitud hacia el compositor, de manera que se produce lo más difícil todavía al entrar en relación todos los participantes y darse entre ellos de alguna manera la “común-unión”. Pensamos que este aspecto es el básico de la expresión artística, por el que hay que trabajar, investigar, caminar, pese al riesgo de los tropiezos y equivocaciones que puedan darse, pero por el que toda la labor cobra sentido y merece la pena. Con lo cual, podemos establecer que, siendo importante el planteamiento conceptual, la perfección técnica y la actitud receptiva, la máxima perfección es la comunión, el amor. bn ¿Nueva estética para una nueva época?
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ValentĂn de Prado
Licenciado en FilosofĂa
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sed santos Santa Teresa hubo de vivir y pasar un duro y largo “catecumenado”, con diferentes y diversos “pasos” hasta su entrega definitiva en edad ya adulta, con 39 años, cuando llevaba viviendo casi veinte de religiosa carmelita en el Monasterio de la Encarnación de Ávila. No fue, pues, una conversión fácil la suya. El trabajo que hubo de hacer el Señor en su vida fue largo y laborioso. En el “Libro de la vida”, ella misma escribe: «Cuánto me habéis sufrido, Señor…». Ya de niña, Teresa manifiesta esa inquietud y delicadeza espiritual y humana que siempre tuvo; baste recordar dos de los acontecimientos más sobresalientes y conocidos: uno, la famosa huida con su hermano Rodrigo para morir mártires en tierra de moros, y otro, la petición que hace a la Virgen para que la acogiese como hija suya al morir su madre. De jovencita, Teresa no dejó de ser una chica normal de su época: «Por aquel tiempo me aficioné a leer novelas. Aquellas lecturas enfriaron mi fervor y me hicieron caer en otras faltas. Comencé a pintarme y a buscar a parecer y a ser coqueta. Comencé a traer galas, y a desear contentar en parecer bien, un mucho cuidado de manos y cabello y olores, y todas las vanidades que en esto podía tener, que eran hartas, por ser muy curiosa...». Pero la prematura muerte de su madre puso fin a estos primeras “vanidades” juveniles cuando su padre la ingresó en un convento de Ávila. Providencialmente, una persona piadosa puso en sus manos las “Cartas de San Jerónimo”, y allí supo, por boca de tan gran santo, cuán peligrosa es la vida del mundo y cuán provechoso es para la santidad el retirarse a la vida religiosa en un convento. Desde entonces se propuso que un día sería religiosa.
No fue una conversión fácil la suya. El trabajo que hubo de hacer el Señor en su vida fue largo y laborioso
El primer peldaño A los veinte años, y a pesar de la oposición primera de su padre, Teresa dejó la casa paterna e ingresó en el Monasterio de la Encarnación. A partir de aquí empieza para ella un largo y penoso camino de conversión. Tras entrar en el convento su estado de salud empeoró. Padeció desmayos, una cardiopatía no definida y otras molestias. Sus padecimientos físicos fueron horribles y duraron varios años, con episodios realmente dolorosos (en una ocasión estuvo cuatro días inconsciente, y se la dio por muerta.) Pero esta enfermedad le consiguió un gran bien porque tuvo la oportunidad de leer un libro que cambiaría su vida: “El alfabeto espiritual”, de Fray Francisco de Osuna, franciscano. Teresa de Jesús, en momentos difíciles de su camino, escribe: «holguéme mucho en él... teniendo aquel libro por maestro» (Libro de la vida 4,6); «un libro, que parece el Señor me lo puso en las manos» (23,15). Siguiendo las instrucciones de aquel librito empezó a practicar la oración mental y a meditar. Estas enseñanzas le van a ser de inmensa utilidad durante toda su vida y van a constituir el primer peldaño en su vida de fe y religión.
Santa Teresa de Jesús
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sed santos Poco a poco Teresa recupera la salud. Según ella fue debido a la intercesión de San José, y de ahí su devoción por él. Junto con la salud, Teresa recupera las aficiones mundanas fáciles de satisfacer, puesto que la clausura solo se impuso como obligatoria más adelante. En esa época, en el convento de la Encarnación la vida era bastante “holgada”: si bien muchas de las monjas eran mujeres sinceramente convencidas y con vocación religiosa, otras eran hijas segundonas de buenas familias, a quienes sus padres no habían conseguido un matrimonio “adecuado”. Estas, llamadas “doñas”, tenían amplias habitaciones con cocina, despensa, oratorio, recibidor y alcoba propia. Incluso muchas de las que venían de familias ricas se llevaban consigo vestidos, joyas, alimentos y hasta servidumbre privada al convento. En estos momentos de dudas e incertidumbres —ella misma recuerda como si viviera una vida doble: «Como las muchas», dice— es cuando Teresa tiene el que podemos considerar primer encuentro con Jesús en su camino de conversión.
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sed santos Según su testimonio se le apareció Jesucristo en el locutorio con semblante airado, reprendiéndole su trato familiar con seglares. Pero a pesar de este encuentro y amonestación divina, Teresa todavía no cambia su estilo de vida y sigue resistiéndose a la llamada de Dios. Es curioso notar que en todos esos años de indecisión, Santa Teresa no deja la oración, aunque este tiempo se le iba «en desear que los minutos pasasen pronto y que la campana anunciase el fin de la meditación, en vez de reflexionar en las cosas santas».
Camino de perfección Sin embargo, es a partir de la Cuaresma de 1554 cuando Teresa va a vivir las experiencias más fuertes y decisivas de su vida y que propiciaron lo que se conoce como su “conversión” definitiva. Una de las más determinantes fue la visión del infierno, en el que
Teresa experimenta los padecimientos del sitio que hubiera correspondido a sus pecados de no haberse convertido. Es también en estos momentos cuando irrumpe fortísimo el episodio central de su existencia: el encuentro inesperado con una imagen de Cristo. Este encuentro, aparentemente desencadenado por la presencia de una imagen emotiva del “Ecce Homo”, fue vivido real y personalmente en lo más profundo de su ser. No fue un encuentro externo, a distancia, sino íntimo, intenso, entrañable. Ella misma lo revive así : «Acaecióme que, entrando un día en el oratorio, vi una imagen que habían traído allá a guardar, que se había buscado para cierta fiesta que se hacía en casa. Era de Cristo muy llagado y tan devota que, en mirándola, toda me turbó de verle tal, porque representaba bien lo que pasó por nosotros. Fue tanto lo que sentí de lo mal que había agradecido aquellas llagas, que el corazón me parece se me partía, y arrojéme cabe Él con grandísimo derramamiento de lágrimas, suplicándole me fortaleciese de una vez para no ofenderle» (Libro de la vida c. 9, 1). «Un día, al detenerse ante un crucifijo muy sangrante, le preguntó: “Señor, ¿quién te puso así?”, y le pareció que una voz le decía: “Tus charlas en la sala de visitas, esas fueron las que me pusieron así, Teresa”. Ella se echó a llorar y quedó terriblemente impresionada». Desde ese día ya no vuelve a perder tiempo en charlas inútiles y en amistades que no llevan a la santidad.
Santa Teresa de Jesús
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sed santos Solo Dios basta Un día, precisamente mientras oraba, fue arrebatada en éxtasis y oyó en el interior de su alma estas palabras: «No quiero que converses con los hombres sino con los ángeles». A la vez, Dios le concederá enormes progresos en la oración y unas amistades formidables que le ayudarán a llegar a la santidad. Teresa revive las conversiones de dos pecadores que, como ella, se encontraron con Cristo a mitad de la vida: primero, el episodio evangélico de María Magdalena —auténtica empatía de Teresa con la pecadora del Evangelio, que le permite revivir y ahondar el encuentro de las dos con el Señor—, y en segundo lugar, la conversión de San Agustín. Revive el episodio de Milán como si también ella oyera la voz del niño. Lo refiere así: «En este tiempo me dieron las Confesiones de San Agustín, que parece el Señor lo ordenó, porque yo no las procuré ni nunca las había visto… Como comencé a leerlas, paréceme me veía yo allí… Cuando llegué a su conversión y leí cómo oyó aquella voz en el huerto, no me parece sino que el Señor me la dio a mí, según sintió mi corazón. Estuve gran rato que toda me deshacía en lágrimas, y entré en mí misma con gran aflicción y lágrimas… Paréceme que ganó grandes fuerzas mi alma de la divina Majestad, y que debía oír mis clamores y haber lástima de tantas lágrimas» (Libro de la vida c. 9, 7).
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sed santos No sabemos en qué orden cronológico se sucedieron en el alma de Teresa esos encuentros experienciales con el Cristo “muy llagado”, con la Magdalena y San Agustín. Lo que sí resulta patente es que su vida da un vuelco. Su conversión, su “metanoia” es total. Entabla una auténtica relación personal y mística con Cristo y es ahora cuando Teresa entra en esa “séptima morada” de ese “castillo”, donde el Señor la espera para realizar el “Matrimonio espiritual”: «Mi Amado es para mi y yo soy para mi amado». Ahora Teresa vive en verdad su consagración religiosa; recupera la libertad y, “rotas las cadenas“, emprende un nuevo rumbo hacia horizontes nunca imaginados por ella ni por la Iglesia de aquellos tiempos de la Contrarreforma.
En julio de 1582 la santa llega enferma a Alba de Tormes. Sintiéndose morir le dijo a la Beata Ana de San Bartolomé: «Por fin, hija mía, ha llegado la hora de mi muerte». Cuando le dieron el viático, la santa consiguió erguirse en el lecho, y exclamó: «Al final muero como hija de la Iglesia (…) Ya es hora, Esposo mío, de que nos veamos…». Era la noche del 4 de octubre de 1582. En 1970 Pablo VI le reconoció el título de Doctora de la Iglesia, siendo la primera mujer en adquirirlo. bn
en Alba se pone el sol
una vez “rotas las cadenas” emprende un nuevo rumbo hacia horizontes nunca imaginados por ella ni por la Iglesia de aquellos tiempos de la Contrarreforma
Desde el momento de su total conversión Teresa de Jesús ya no vive para sí sino solo para su Señor. Vive y muere... Así como San Pablo afirma que «estar con Cristo, lo cual, ciertamente, es con mucho lo mejor» (Flp 1,23), ella solo desea estar junto al amado: «Venga ya la dulce muerte, vivir sin ti no puedo, porque muero porque no muero…». Pero también, como a San Pablo, el Señor le tenía primero reservado grandes trabajos y “hartas fatigas”.
“Como comencé a leerlas, paréceme me veía yo allí… Cuando llegué a su conversión y leí cómo oyó aquella voz en el huerto, no me parece sino que el Señor me la dio a mí, según sintió mi corazón. Estuve gran rato que toda me deshacía en lágrimas, y entré en mí misma con gran aflicción y lágrimas… Santa Teresa de Jesús
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Victoria Serrano Blanes Periodista
Las Adoratrices, Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad es una congregación religiosa integrada por más de mil hermanas, y extendida en veintitrés países de Europa, América, Asia y África. Visitamos en Madrid la Casa Madre, donde reside una comunidad de nueve adoratrices. En su capilla resalta la belleza singular del Sagrario, adornado con dos puertas; la segunda de ellas es de cristal de roca decorado con las joyas de Santa Mª Micaela, aquellas de las que se desprendió cuando se consagró al Señor y fundó la congregación.
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Su carisma es de “adoración y liberación”, es decir, adorar la Eucaristía y rehabilitar a las chicas —como ellas llaman a las mujeres (adultas, adolescentes, madres con hijos…) que se encuentran en contextos de prostitución y trata, y/o riesgo de exclusión social, violencia de género, drogas, etc.— para poner fin a su discriminación. «Como Adoratrices, luchamos a favor de las mujeres y de los derechos a tener una vida digna, y esto no lo decimos nosotras; lo dice Jesucristo. Somos tan reivindicativas como Él», apunta la Hermana Pilar.
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Su fundadora es Santa Mª Micaela del Santísimo Sacramento (Madrid, 1809), una mujer revolucionaria que quiso dar a sus coetáneas una presencia que se le negaba. En 1848 es tan consciente de la misión a la que Dios le llama —puesto que ya había empezado a atender a mujeres en prostitución— que ella misma escribe sobre Jesucristo: «Lo vi tan grande, tan poderoso, tan amante, que decidí no servir más que a un solo Señor, que todo lo reúne para colmar mi corazón». En 1856 nace la congregación a partir de una pequeña comunidad de hermanas “samaritanas”
que, como ella, ofrecen su vida a la mujer asaltada y herida que yace, indefensa, al borde del camino. «Lo que más me llama la atención de la Santa es su mirada tan actual sobre los derechos de las mujeres, y eso que nació y vivió en el siglo XIX», afirma la hermana.
«Luchamos a favor de las mujeres y de los derechos a tener una vida digna, y esto no lo decimos nosotras; lo dice Jesucristo. Somos tan reivindicativas como Él» (Hermana Pilar)
Adoratrices
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La caridad
como imperativo
Y es que sus inicios se remontan a cuando Micaela Desmaissières y López de Dicastillo, joven de una noble y acomodada familia, en una visita a enfermos del Hospital San Juan de Dios de Madrid se topa con una mujer a la que han engañado y obligado a prostituirse. Este hecho le deja tan profunda huella que decide volcarse en su ayuda. «Dos siglos después ha cambiado la forma pero no el contenido: en muchos ambientes y culturas las mujeres tienen que seguir defendiendo su lugar. Parece obvio que a igual formación, igual trabajo, igual sueldo, igual reconocimiento, pero todavía se tiene que recordar esto», asevera la Hermana Pilar. Pese a que este interés por la mujer desprotegida le supuso el calificativo de loca, Micaela persiste en su empeño, sin importarle las trabas que se encuentra a su paso. «Sigue con la misión desde su visión de un Cristo liberador, de un Cristo resucitado, vivo, presente en la historia. La Santa nos manda estudiar las “inclinaciones, maneras y gestos” de cada chica, para saber qué les gusta hacer y qué pueden hacer.
Se trata, pues, de apoyar a las mujeres para que sean capaces de llegar adonde puedan, y todo esto gratis. “Hacedlo gratis, que cuando el mundo os lo pague, lo habréis perdido todo”, nos dice en las Constituciones. Aquí no está hablando de dinero —puntualiza la Hermana Pilar— sino de la capacidad de las Adoratrices de ser gratuitas, de hacerlo porque creemos en Jesucristo». Fue canonizada por Pío XI en 1934. Aparte de las hermanas existen equipos profesionales muy organizados y estructurados (psicólogos, trabajadores sociales, educadores, etc.) para llevar a cabo proyectos desde los que se ha atendido a más de dos mil mujeres en España y más de nueve mil en todo el mundo, sobre todo en América Latina e India. Si bien, el grueso de la labor se orienta a las mujeres en contextos de prostitución, las Adoratrices también disponen de doce colegios repartidos por España y de unas cuantas residencias universitarias. «Nuestro personal tiene los mismos valores de la Eucaristía: la acogida, la solidaridad, el no enjuiciar lo que vemos externamente…».
Dios elige el mimbre para formar el cesto
La llamada de cada hermana a la vocación específica de adoratriz es todo un misterio. Dios saca a los suyos de la multitud y les encomienda una misión concreta en el
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compromiso evangélico de amar y servir a Dios y a los hombres. El trabajo es duro, pero el Espíritu Santo no deja de aletear en quienes lo reciben y aceptan.
sed santos La Hermana Rogelia es leonesa y está encargada de la portería y de la sacristía. «Mi hermana me aconsejó conocer a las Adoratrices y, recién cumplidos los dieciocho años, entré en la congregación. Llevo cuarenta y cuatro años de religiosa y estoy feliz de haber servido a Dios en los hermanos más necesitados. Ahora, por mi edad, no tengo un apostolado concreto con las mujeres, sino que ayudo a que otras hermanas puedan atenderlas. En todos esos años de trabajo con las chicas, o bien íbamos a los barrios y a las cárceles en su busca, o bien era la misma Policía la que nos las traía. Procurábamos que tuvieran una formación y una vida de piedad. Eran chicas con vidas destrozadas, que han podido salir adelante. En Oviedo atendía a chicas de Colombia, Venezuela, que venían engañadas a España con droga, las pillaban y sufrían condenas de siete o nueve años de cárcel. Cuando conseguían la libertad condicional nos las llevábamos a casa para prevenirlas de las malas compañías y enseñarles un oficio. Para ser adoratriz solo hace falta tener vocación. Si Dios te elige ya te dará la fuerza para ello como me la ha dado a mí».
«Para ser adoratriz solo hace falta tener vocación. Si Dios te elige ya te dará la fuerza como me la ha dado a mí» (Hermana Rogelia)
En el convento de las Adoratrices de Guadalajara, mandado construir por la sobrina de Santa Micaela, Doña Diega, duquesa de Sevillano, viven actualmente una comunidad de cuarenta hermanas mayores, muchas de ellas nonagenarias, con edades comprendidas entre los 95 años de la Hermana Gregoria y los 70 de la Hermana Carmen María. El año pasado murió una hermana con 105 años y el anterior otra con 106. Al lado del convento se encuentra el colegio Niña María, también de las Adoratrices, donde vive otra comunidad. Adoratrices
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La Hermana Pilar, barcelonesa de 54 años, es también la directora general de la Fundación Amaranta, creada en el 2006 por las Religiosas Adoratrices para reforzar, apoyar y cohesionar la obra social en todos los puntos donde la congregación está presente. «Yo soy una chica de parroquia con una inquietud desde siempre por lo social, tema muy presente en mi casa. Fui al colegio de las Adoratrices de Badalona y allí me dieron a conocer a un Cristo liberador. En ese ambiente de adoración y servicio sentí que Jesucristo me llamaba a seguirle. La vida no es solamente lo que hacemos, es lo que somos, y la vida religiosa es muy enriquecedora. Soy una mujer, soy adoratriz, vivo con libertad ¡y tengo votos! Un día concreto sentí que Dios me quería en un lugar concreto y hoy, treinta y cuatro años después, sigo estando en mi aquí y en mi ahora, porque me siento profundamente enamorada de Jesucristo. La vida está llena de puntos negros pero lo que importa es que tengan sentido y que los puntos de luz den una mirada completa».
Hna. Luz Divina La Hermana Luz Divina es de San Martín del Castañar (Salamanca). «Cuando Dios llama, uno no puede resistirse. Dejé a mi madre en una silla de ruedas y me vine al convento.
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Yo sabía que mi sitio era estar con las Adoratrices y que Dios cuidaría de mis padres mejor que yo. ¡Y así ha sido! El Señor nos ha hecho pasar mucho pero todo lo ha hecho bien. ¡Le doy gracias por la aceptación y conformidad a su voluntad! He sido muy feliz. Lo que me llena es la Eucaristía y las chicas. Dice la Santa que por las chicas daría su vida y yo creo que cualquier adoratriz haría igual».
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Hna. Modesta La Hermana Modesta tiene 91 años y es alcarreña, de Valdesaz. «Estudié Magisterio y cuando gané las oposiciones para maestra del Estado me mandaron a un pueblo cerca de Sigüenza. Estuve unos meses, pero como ya tenía el comecome de la vocación, escribí una carta renunciando a mi plaza para marcharme de religiosa. Nadie lo sabía y pensé: “Cuando suelte la bomba va a ser tremendo”. Ocho días antes de entrar se lo conté a mi madre. “¡Pero si yo te dejo estar en la Iglesia el tiempo que quieras!, me decía. “Eso no me basta”, le contestaba yo. Luego, al verme tan feliz se fue contentando».
«¿Cómo se consigue el cariño de una chica “complicada”? Dándole justamente de lo que carece, mucho amor, y siguiendo el ritmo de cada una»
La Hermana Ana María nació hace 91 años en Zafra (Badajoz). «Me eduqué con monjas y agradecí lo que hicieron por mí, ¡pero ser monja para otra! ¡Me horripilaba! Sin embargo, todas las cosas divertidas del mundo: alternar, los bailes, las excursiones… me dejaban descontenta, y en cambio, cuando asistía a las reuniones de los Padres del Corazón de María y veía a tantos seminaristas jóvenes entregados a la causa de Cristo, me enternecía. ¡Ahí empezó la vocación rotunda a Dios! Un sacerdote me dio a leer la vida de Santa Micaela y tuve claro seguir a Cristo como adoratriz. Estuve veintinueve años en Londres trabajando mucho por las chicas. La mayoría eran españolas que estaban solas, sin dinero y con situaciones muy complicadas. Muchas llegaban con la intención de abortar y al final no lo hacían. Algunas nos las traían porque querían tirarse al Támesis». El hecho de desplazarse en silla de ruedas no le es impedimento a la Hermana Ana María para moverse con facilidad por los pasillos y las estancias de la casa. «Como ha sido chófer tantos años, se maneja muy bien con este auto sin gasolina», bromean las hermanas.
Hna. Ana María
(Hermana Modesta)
Adoratrices
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sed santos La Hermana Elvira tiene 93 años y es de Madrid. «Hemos sido cuatro hermanos: dos jesuitas, uno casado y yo, religiosa. En el hogar que tuvimos nos dieron a conocer que el amor a Dios y al prójimo va unido. Además, teníamos una tía monja Reparadora y al visitarla sentía que me atraía la vida religiosa. Cuando le conté a mi madre la vocación, dijo: “Dios me la ha dado, si Él me la ha pedido, ¡no me puedo negar!”, y Él le premió ese acto de generosidad porque luego estuve acompañándola hasta su muerte. ¡Después de sesenta y nueve años sigo felicísima de ser adoratriz!, de hacer el bien y de ayudar a la juventud, pues yo podría haber sido cualquiera de estas muchachas. En muchos momentos me he sentido impotente, pero tenemos el Sagrario, que nos hace salir renovadas. Ya dijo nuestra Santa que la adoración es imprescindible para coger fuerzas. El trabajo ha sido mucho y muy duro pero cuando nos visitan las chicas, que hoy son abuelas, se nos llena el alma. En algunas, incluso ha habido vocaciones».
Hna. Elvira
Hna. Paulina La Hermana Paulina es la sacristana. Nació hace 77 años en Alcoy (Alicante) y por la felicidad de su semblante podemos adivinar que la consagración a Dios y a las chicas le llena plenamente. «A mi padre lo mataron en la guerra, teniendo yo pocos meses, y mi madre murió muy joven, con lo que me criaron unas tías. Un sacerdote me prestó una revista sobre las Adoratrices y me gustó tanto su carisma de adoración y liberación que pensé: “Si algún día siento la inquietud por la vida religiosa ya tengo la congregación elegida”. Y así fue. Después de cincuenta y nueve años de adoratriz sigo encantada».
«En muchos momentos me he sentido impotente, pero tenemos el Sagrario, que nos hace salir renovadas. La adoración es imprescindible para coger fuerzas» (Hermana Elvira)
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Pan que se parte y reparte
Su razón misma de existir es la vivencia de la Eucaristía, el motor que les arrastra y les mueve. Desde esta convicción profunda de que Dios actúa en la vida de las personas toman forma todos sus trabajos y proyectos. «No es posible separar nuestra presencia en la sociedad de la presencia de Dios. Es verdad que hay muchos escándalos en la Iglesia, pero ¿el ser de la Iglesia es fulanito de tal? No. El ser de la Iglesia es Jesucristo vivo en la Eucaristía — apunta la hermana Pilar—. Por eso somos mujeres consagradas a Dios que acompañamos a otras mujeres desde la creencia absoluta de que Dios está en la vida de cada uno y es independiente a nuestras propias acciones, porque a veces lo hacemos bien y a veces lo hacemos mal, pero Él siempre está». Tras el Concilio Vaticano II se les concedió la dispensa de no vestir obligatoriamente el hábito puesto que, a la hora de acudir a determinados ambientes para rescatar a las chicas, la ropa seglar les permite pasar desapercibidas. «Aunque muchas hermanas al llegar a casa se lo ponían», cuenta la Hermana Modesta. Eran los primeros años en los que, como las chicas dejaron de llamar a sus puertas, las Adoratrices decidieron ir en su busca. ¿Cuál es su manera de actuar? La Hermana Pilar, como directora de la Fundación Amaranta, nos lo explica: «Nos acercamos en equipo de tres o cuatro personas a donde las mujeres tra-
bajan (clubs de alterne, prostíbulos, la calle) y mantenemos una primera toma de contacto. Lo primero, les ofrecemos apoyo para cualquier necesidad en el ámbito sanitario, jurídico y psicológico. Después, les presentamos la posibilidad de vivir en centros de de atención inmediata y otros centros de acogida. La gran mayoría de las que están en contextos de prostitución vienen engañadas». Desgraciadamente, nuestra sociedad deja a mucha gente en la cuneta. Desconocemos si algún día se podrá acabar con la lacra de la prostitución —es un “Goliath” muy difícil de derribar—, si bien, la apremiante aspiración es lograr que la dignidad del ser humano no parezca una cuestión de dinero, sino lo que es, un derecho inherente a toda persona, independientemente de sus circunstancias. «Debemos luchar para que los pobres sean menos pobres, que las condiciones de igualdad sean tales que no se pueda vender a nadie; luchar para que las leyes protejan a las personas y que todos los derechos de las mujeres sea reconocidos… A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César. Hablo de derechos y hablo de una mesa abierta, compartida. Porque la Iglesia es un espacio de acogida, es Eucaristía. A mí me da igual el color político, lo que queremos es que se defiendan los derechos y sean consecuentes», propugna la Hermana Pilar.
Adoratrices
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Victoria Serrano conversando con la Hna. Luz Divina
Mucho ama a quien mucho se le perdona
Predicando la paciencia y la bondad de Dios, y acogiendo a cada una en su fragilidad, han sido muchas las chicas a las que las Adoratrices han prestado ayuda. De todas ellas guardan en su corazón sus nombres, su forma de ser, sus aventuras y desventuras… La Hermana Modesta recuerda con especial cariño a una que conoció estando en Roma. «Llegó de Argentina con la intención de ser artista, pero al acabarse el dinero deambulaba por las calles sin tener dónde ir. Un caballero la llevó a la Protección de la Mujer de entonces y la trabajadora social la trajo a casa. Empezamos una amistad que todavía perdura. Cada día me buscaba para hablar y que le contara cosas de Dios y de la Virgen. Un padre carmelita la orientó y cambió de vida. Hace tiempo que vive en Santo Domingo como misionera. ¡Muchas han sido evangelizadas para evangelizar!». No es fácil ganarse el afecto de quien llega a la casa magullada por la vida. «¿Que cómo se consigue el cariño de una chica “complicada”? Dándole justamente de lo que carece, mucho
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amor, y siguiendo el ritmo de cada una —cuenta la Hermana Modesta—. A mí me decían: “En vista de que usted no ha sido curiosa, se lo voy a contar yo….”. Y me abrían su corazón. ¡Cuántos abusos pasaron algunas!». A la Hermana Elvira también se le endulzan los ojos al recordar sus primeros años de religiosa en Marruecos. «Teníamos allí un colegio para chicas internas y externas; les dábamos una formación muy completa. También enseñábamos a las presas a leer y escribir. Recuerdo a una joven musulmana que terminó pidiendo el bautismo y llevando a sus padres a la fe católica. ¡Hemos visto muchos milagros de conversión!», confiesa con emoción. La Hermana Pilar nunca olvidará la contestación de una joven: «En mis primeros años de adoratriz viví con mujeres drogodependientes que venían de contextos de prostitución. Un día le dije a una: “Chica, no bebas. ¿Por qué bebes?”. Ella me dijo: “Pilar, me ofendes. ¿Tú te crees que yo puedo aguantar los diez hombres de esta noche sin beber?”».
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La sola presencia ya es acogida
El amor es un boomerang que siempre vuelve a quien lo dona; esta es la compensación verdadera. El pasado mes de abril, la congregación ha sido galardonada con el Premio de Derechos Humanos Rey de España —otorgado por el Defensor del Pueblo y la Universidad de Alcalá de Henares, y entregado por Felipe VI— por su labor en favor de las mujeres víctimas de trata y violencia de género. Aunque muy agradecidas por este reconocimiento, para las hermanas el mejor pago es la satisfacción de llevar a cabo la misión encomendada por Dios, al margen de los resultados. «Nuestro esfuerzo y nuestra presencia se hace por Jesucristo, que vive y está presente en la historia, y porque creemos profundamente en los derechos de las mujeres», sostiene la Hermana Pilar.
«Cuando te arrodillas y dices: “Señor, que pase este sufrimiento para esta criatura”, y ves que no pasa, entonces uno tiene que darle la vuelta al dolor. ¿Cómo puedo estar cerca de ella para que mi acogida sea tierna, comprensiva, y que tenga la huella de Jesucristo? Nuestra fundadora decía que la acogida debe ser incondicional y de respeto total. Ante todo creo en el amor misericordioso de Dios, pero es verdad que hay gente cuyas acciones son malas y hacen mucho daño al otro. ¿Cuál es nuestra posición respecto al mal? Ya lo dijo Jesús: “El que esté libre de pecado que tire la primera piedra”; “antes de poner una ofrenda, reconcíliate con tu hermano”; y respecto a la mesa, “invita al banquete, si no quieren ir, sal por los caminos a buscarlos”».
Las adoratrices están acostumbradas a convivir con el sufrimiento y a ver definidos los estragos del mal en el hombre, tantas veces atado a la columna de sus miserias, de sus vicios y sus debilidades. «Ocurren cosas malas porque muchas veces la persona usa mal la libertad que Dios nos da; pero Él nos quiere tanto que nos vuelve a dar otra oportunidad, y otra, y otra. Tengamos fe en Dios y esperemos lo mejor de todas las circunstancias, por malas que sean», añade confiada la Hermana Ana María.
Las decanas de la congregación sostienen que, después de tantos años de actividad, ofrecer su vida y su oración por la labor de las hermanas es otra manera de ayudar. «La Eucaristía es nuestra Tienda del Encuentro, aunque no nos veamos. Ellas están en la primera línea de batalla y nosotras en segunda, rezando —subraya la Hermana Modesta—. Aquí estamos hasta que Dios quiera. La muerte me da un poco de respeto pero no miedo, porque sé que voy al encuentro con el Amado, que es el objetivo de nuestra vida». bn
Las Adoratrices en la capilla
Adoratrices
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«Se debería encontrar una cura para la trisomía 21, lo que podría llevar a descubrir una cura para todas las demás enfermedades que tienen un origen genético. Mis pacientes me están esperando. La encontraremos; es imposible no encontrarla. Es un esfuerzo intelectualmente mucho menos difícil que enviar un hombre a la luna». Estas palabras de Jérôme Lejeune son reflejo de la determinación humana y científica que, sustentada en un profundo respeto a la vida, canalizó todos sus desvelos. Sin embargo, a veces la ironía del destino toma caminos de dolor y sufrimiento. Victoria Escudero - Farmacéutica. Fundación López Quintás (Área de Docencia y Universidad)
La confluencia de sus hallazgos científicos con el desarrollo de métodos de diagnóstico prenatal supone una fatal coincidencia. El análisis cariotípico del profesor Lejeune, unido a la técnica de la amniocentesis, desarrollada, entre otros, por el doctor neozelandés William Liley, posibilita el diagnóstico prenatal de patologías de origen cromosómico. Este hecho abre inesperadamente un camino que aparta al hombre de Dios y de su propia condición humana, aquel que persigue el exterminio de los no deseados. Ambos investigadores asistirán, con gran impotencia, a la inevitable manipulación de sus descubrimientos con los que, en origen, proyectaron la detección y el tratamiento precoz de algunas enfermedades infantiles.
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Los pasos y decisiones de este magnífico hombre, sus pensamientos y certezas están profundamente iluminadas por las palabras del Evangelio. Así, declarará: «Una frase, una sola, guiará nuestra conducta; un argumento que no induce a error, que lo juzga todo y es palabra de Jesús: “Lo que hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis”». Ciencia y fe alcanzan en Lejeune la máxima complementariedad, un entendimiento íntimo y auténtico que posibilita al hombre su acceso a la Verdad. Su sólida convicción será la fuente de la valentía inquebrantable que le acompañará durante toda su vida.
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de admirado a rechazado En agosto de 1969, el profesor viaja a la ciudad de San Francisco para asistir al Congreso Anual de la Sociedad Americana de Genética Humana, en el que recibirá el Premio William Allan por sus descubrimientos. En ese momento, el país está considerando la posibilidad de autorizar el aborto en los casos diagnosticados de Síndrome de Down. La propuesta se justifica pretextando que resultaría cruel e inhumano permitir el nacimiento de pobres seres condenados a una vida inferior y que supondrían una carga insoportable para su familia. Lejeune se siente impresionado ante tal posibilidad: «Mediante mi descubrimiento —se dice— he hecho posible esa vergonzosa especulación». Tras recoger el galardón debe pronunciar un discurso ante sus colegas. El compromiso honesto y leal con sus más profundas convicciones humanas y espirituales, le lleva a expresarse en los siguientes términos: «Matar o no matar; esa es la cuestión. La medicina ha luchado durante milenios a favor de la vida y la salud contra la enfermedad y la muerte. Si cambiamos estos
objetivos, cambiamos la medicina. Nuestro objetivo no es infligir una sentencia sino alivia el dolor…». Continúa su exposición explicando que el mensaje cromosómico originado en el momento de la concepción contiene todo lo que define al nuevo ser. Y concluye con nitidez: «La tentación de suprimir mediante el aborto a esos pequeños seres enfermos va contra la ley moral, cuyo fundamento legal queda confirmado por la genética». Tras el discurso, un silencio hostil muestra la frialdad extrema con que son recibidas sus ideas, que le costarán el ostracismo por parte de la comunidad científica. Esa misma noche, escribe a Birthe, su esposa: «Hoy he perdido el Premio Nobel de Medicina». Efectivamente, el tiempo demostrará lo acertado de su intuición. En su diario confiesa: «El racismo cromosómico es esgrimido como un estandarte de libertad. Que esa negación de la medicina, de toda la fraternidad biológica que une a los hombres, sea la única aplicación práctica del conocimiento de la trisomía 21 es más que un suplicio».
Ambos investigadores, Lej eune y William Liley, asistirán con gran impotencia a la inevitable manipulación de sus descubrimientos
La grandeza de un valiente
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Abogado natural
de los indefensos Tan solo unos meses más tarde, en junio de 1970, se discute en Francia la llamada “propuesta Peyret”, un proyecto de ley que prevé la supresión del feto en caso de embriopatía incurable. En otoño, los medios de comunicación se hacen eco del debate político. El profesor Lejeune es invitado al programa de televisión “Dossiers del l´Ecran”, de gran audiencia. Tras su intervención recibe un impresionante alud de correspondencia en el que, en emocionantes cartas, grandes discapacitados de nacimiento dan testimonio de la riqueza y el valor se sus vidas. También le llegan cartas de padres de trisómicos describiendo la reacción de arrebato y tristeza de sus hijos al conocer la intención de eliminar a quienes comparten su condición. En los días siguientes, Lejeune reúne a los miembros de su equipo: «Estoy obligado a tomar la palabra públicamente para defender a nuestros enfermos. Si no les defiendo, les
traicionaría y renunciaría a aquello en lo que me he convertido: su abogado natural». Esta decisión, que él llevará adelante más allá de cualquier dificultad, le supondrá la marginación. Le suspenden los fondos de investigación, su laboratorio es clausurado y la amenaza “muerte a Lejeune y a sus pequeños monstruos” aparece escrita en la fachada de su Facultad. La campaña para conseguir la legalización del aborto se extiende pronto por el resto de Europa. En Gran Bretaña se legaliza el examen médico para la detección de la trisomía durante el embarazo y su “tratamiento” mediante el aborto. La campaña mediática en Francia se extiende planteando la cuestión del aborto en el caso de todos los niños no deseados. Los argumentos con los que se trata de fundamentar la proposición se basan, entre otras, en la idea de que la persona no adquiere tal condición hasta su nacimiento.
Un nuevo ser humano
absolutamente único En 1973, Lejeune escribe: «La genética moderna se resume en un credo elemental que es el siguiente: en el principio hay un mensaje; ese mensaje está en la vida y ese mensaje es la vida. Dicho credo, paráfrasis del comienzo de un libro muy antiguo que sin duda conoceréis, es también el del genetista más materialista que pueda existir. ¿Por qué? Porque sabemos con certeza que todas las informaciones que determinarán al individuo, que dictarán no solo
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su desarrollo sino su conducta posterior, están inscritas ya en la primera célula. Y lo sabemos con una certeza superior a toda duda razonable, porque si esa información no estuviera toda ella contenida ahí, jamás aparecería, pues después de la fecundación no se añade ninguna información. Pero —dirá alguien— justo dos o tres días después de la fecundación solo hay un pequeñísimo montón de células. En realidad, al principio existe solo una única célula:
sed santos la que procede de la unión del óvulo y el espermatozoide. Las células se multiplican activamente, pero esta pequeña mórula que va a anidar en la pared del útero ¿es ya realmente distinta de la madre? Sí, lo es: posee su propia individualidad y, por increíble que parezca, es capaz de dirigir el organismo materno. Al sexto o séptimo día, este minúsculo embrión de tan solo un milímetro y medio de tamaño se hace
de inmediato con el control de las operaciones. Es él, y solo él, quien detiene las reglas de la madre produciendo una nueva sustancia que obliga a funcionar al cuerpo amarillo del ovario. A pesar de su pequeño tamaño es él quien, mediante una orden química, obliga a su madre a protegerle. Desde ahora hará de ella lo que quiera ¡y bien sabe Dios que seguirá haciéndolo unos cuantos años!...».
El blanco
de todos los ataques En este texto, Lejeune expresa inigualablemente la certeza científica sobre la que sustentará su compromiso vital. Su integridad, su poder de convicción y su talento oratorio lo convertirán en el gran defensor de la vida, que luchará incansable, no contra las personas que no comparten su convicción, sino contra el error que cometen. Para este gran hombre, el primer deber de quien defiende la vida será brindar ayuda y comprensión para evitar que el empeño por defender nuestras razones nos impida descubrir los dramas humanos que se esconden tras los actos que reprobamos. En octubre de 1972, el profesor viaja a Virginia y allí queda nuevamente sobrecogido por la vulneración de los derechos del no nacido, de la que es testigo. Le presentan un protocolo basado en experimentos de fisiología y bioquímica practicados en fetos de cinco meses, de los que se toma muestras mediante cesárea. Impresionado por el hecho escribe a
su esposa: «El texto dice que deben ser tratados como cualquier otro tipo de muestras de tejidos o de órganos, pero precisa que hay que matarlos transcurrido un tiempo. He dicho sencillamente que ningún texto podía reglamentar ese crimen. ¿Cómo es posible que esos colegas tan cualificados hayan llegado tan lejos? Con el pretexto del rigor científico han recibido una formación con un punto de vista en que Dios no significa nada: está “bien”, no lo que es conforme a la ley de Dios, sino lo que es eficaz; está “mal” lo que obstaculiza el progreso material. Para ellos, el feto ya no es un hombre, una criatura de Dios, cuyo destino es verlo y amarlo durante toda la eternidad. A partir de entonces, puede convertirse en el blanco de todos los ataques; basta con obtener la mayoría». Desgraciadamente, estas palabras de Lejeune constituyen un vaticinio de lo que sucederá desde ese momento en adelante. bn
Su integridad, su poder de co nvicción y su talento oratorio lo convertirá n en el gran defensor de la vida nombre artículo
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Román y Carlos son dos profesores de una Escuela de Enfermería y de Auxiliares Sanitarios. En un descanso entre clases, toman un café y charlan de las dificultades de su trabajo. Ambos han sido compañeros de colegio y comparten su fe cristiana. A pesar de llevar muchos años en la docencia, todavía se sorprenden de la mentalidad de sus alumnos, futuros profesionales sanitarios, y de su escasa formación en cuestiones éticas y morales. Román tiene que dar precisamente las clases de Bioética. Carlos imparte Bioquímica y Fisiología. —Ya no sé que decirles ni cómo hacerlo —se lamenta Román—. Me parece que, a la mayoría, todo lo que les digo les entra por uno oído y les sale por otro… Parece que son de piedra. Impenetrables para cualquier concepto que tenga un poco de trascendencia, como esponjas para lo superficial. Desconectan enseguida de cualquier intento de reflexión existencial. Solo parecen entender los conceptos utilitaristas: vale lo que es útil o práctico, lo inmediato, lo que me conviene que valga. No vale lo bueno sino solo lo que a mí me lo parece aunque no lo sea… Cuando el año pasado les intenté explicar que la vida tiene que ser respetada desde su comienzo, aunque se trate de un pequeño embrión, 84
me miraron con cara de indignación, como si fuese una especie de fanático. Tuve una bronca en clase con algunos de ellos muy seria. Uno, cuando hablábamos de la responsabilidad de la sexualidad y del aborto, me llegó a decir : “A mí no me amarga la vida un embrión”. Todos los conceptos básicos en bioética como el de persona, dignidad, utilitarismo, fragilidad, les resultan superfluos o simplemente no los pillan. —Bueno, yo mejor diría que no los quieren pillar —apostilla Carlos—, porque les comprometería. Tontos no son para otras cosas… —Eso es cierto. Se dejan convencer muy fácilmente, sin poner ningún reparo ni pedir argumentos sobre cuestiones que les son fáciles de vivir porque les interesan y les son favorables, pero ponen todo tipo de dificultades intelectuales y exigen miles de argumentos para aceptar cuestiones que les pueden comprometer la vida. Y en bioética hay muchas de esas situaciones: un embarazo inesperado, un familiar anciano al que tener que cuidar, un diagnóstico prenatal de enfermedad, una invalidez grave en una edad productiva, una enfermedad terminal...
mosaico En todos estos escenarios siempre, desgraciadamente, acabamos igual: aceptan como válido lo que les conviene hacer y no lo que deben hacer, claudicando con facilidad por el camino fácil: el aborto, la eutanasia y sus aliados; y además sin muchos escrúpulos de conciencia, por lo que veo. — No parece que les quite el sueño su estilo de vida, la verdad. —Mira que es simple la cosa. Solo hace falta un poco de honestidad intelectual. Si yo acepto que un ser humano vale desde
el momento en que empieza a existir, precisamente porque existe no puedo aceptar el aborto en ninguna condición. Mi respeto por la vida, aunque esta sea frágil, tiene que ser firme. Vales porque eres, porque existes y desde que empiezas a existir, solo por eso. ¡Seas como seas! Ahí nace la esencia de la dignidad humana. ¡No es tan complicado! —Ya lo sé, Román. ¡No te exaltes, hombre! El problema es que ellos no lo saben y no ponen mucho interés en saberlo, por lo que veo…
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mosaico —Ninguno. Créeme, ¡cero interés! —De todos modos, tú eres un poco pesimista. ¡No todos serán así! —Todos no, pero la mayoría sí, y los pobres que lo tienen claro son un poco marginados por el resto. Acaban claudicando para no dar la nota. El peor de los estigmas a esta edad: ser “friki” de pensamiento. —Es una pena, pero así está el patio…. —Y eso que no les hablo nada de Dios, solo les trato de hablar desde el humanismo…. —No desesperes. No puedes cambiarles en una semana, ni en un año. Esto es así en todas las asignaturas aunque no tengan carga moral. Mis asignaturas las desprecian porque dicen que no les servirán para su trabajo. No les interesa saber cómo funciona el corazón, solo quieren saber tomar bien el pulso y la tensión arterial, aunque sean consecuencia de la función cardiaca por la que no tiene interés. Les atraen los efectos, no las causas ni la razón de lo que hacen. La verdad es que no piensan mucho…., les aburre. ¿De que les estás hablando ahora en clase? —De los aspectos éticos en el cuidado del anciano enfermo. —¡Madre Mía! Supongo que todos a favor de la eutanasia, ¿no? —Hombre, todos no. Pero menean la cabeza cada dos por tres cuando les hablo del sufrimiento humano y de los cuidados paliativos, del respeto a la vida aunque sea frágil...
lo liquidamos y además nos creemos que le hacemos un favor a él, a su familia y a la misma sociedad. —En moral eso se llama “falsa piedad”: poner mas interés en eliminar al que sufre que en eliminar su sufrimiento. Lo primero es simple y trivial; lo segundo, virtuoso. Siempre parece elegirse el camino fácil, rápido y letal. —Ya sabes, “la cultura de la muerte”, lo llamó así San Juan Pablo II. —Termino mañana el bloque de clases y no sé si he convencido a uno o dos de que tratarán a personas, únicas e irrepetibles, sagradas, no solo por ser hijos de Dios sino porque cada vida tiene un valor infinito, incluso sin recurrir al mismo Dios. También cuando son viejos e inútiles. Les intentaba explicar el otro día que un señor que envejece o que se postra enfermo en una cama no deja de ser el mismo que unos años antes jugaba al fútbol o subía una montaña, no cambia su nombre ni su carnet de identidad. La condición de anciano es como la de niño, una etapa de la vida, con sus problemas, los cuales hay que conocer para paliar, cuidar, respetar y proteger. —Yo recuerdo que tuve un profesor de Bioética magnífico en mi Facultad, que una vez nos hizo una prueba en clase que me dejó alucinado. Me acuerdo todavía de ella. Se llamaba la Prueba de un tal Paul Ruskin… —¿Paul Ruskin? No me suena de nada.
—También aquí prefieren la “vía rápida” para asistir a los ancianos, ¿no?
—Es un geriatra ocupado en temas de Bioética….
—No sé. Miedo me da preguntarles. Todo con ellos es tan irreflexivo. Si un viejo ya no vale para nada y encima sufre, pues venga,
—Me voy, que tengo examen y no llego..
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Suena un timbre… RIIIIIIING……..
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—¿Pero dime en qué consiste lo del Ruskin ese? —Luego te lo mando por e-mail…. ¡Adiós! Esa noche, Román prepara su última clase de Bioética para su pequeño grupo de alumnos, basándose en el correo que Carlos, cumpliendo su palabra, le envió. Al día siguiente, Román entra en clase para darles la última lección sobre la bioética en los cuidados del anciano. —Hoy no os voy a soltar más rollos. Simplemente os voy a exponer un caso clínico y quiero que me digáis, con total libertad y sinceridad, vuestra impresión y cuál sería vuestra actitud como futuros sanitarios ante el caso que os propongo. Nos servirá como colofón a todos los conceptos que os he estado explicando estos días y que sé que habéis asimilado con interés —dijo con sarcasmo—. Solo quiero que recordéis, antes de escuchar el caso, que la vida del anciano es la vida de una persona frágil, que precisa por tanto más atención y cuidado, y eso supone un esfuerzo paciente. Recordad también que la persona atraviesa diferentes fases en su vida, desde la infancia hasta la vejez, la salud y la enfermedad…, y en todas ellas no pierde su dignidad.
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mosaico Eso es lo que tenemos que preservar nosotros como cuidadores. No me enrollo más y os expongo el caso. Poned atención: Se trata de una paciente que aparenta su edad cronológica. No se comunica verbalmente, ni comprende la palabra hablada. Balbucea de modo incoherente durante horas; parece desorientada en cuanto a su persona, al espacio y al tiempo, aunque da la impresión que reconoce su propio nombre. No se interesa ni coopera en su propio aseo. Hay que darle de comer comidas blandas, pues no tiene piezas dentarias. Presenta incontinencia de heces y orina, por lo que hay que cambiarla y bañarla a menudo. Babea continuamente y su ropa está siempre manchada. No es capaz de caminar. Su patrón de sueño es errático, se despierta frecuentemente por la noche y con sus gritos despierta a los demás. Aunque la mayor parte del tiempo parece tranquila y amable, varias veces al día, y sin causa aparente, se pone muy agitada y presenta crisis de llanto inmotivado. Este es el caso. ¿Qué os parece? Decidme con sinceridad cuál sería vuestra actitud como cuidadores sanitarios. Se formó un silencio sepulcral que se atrevió a romper el alumno más malote y descarado de la clase. — Como nos ha autorizado a hablar con sinceridad le tomo la palabra. Yo creo que usted es un provocador. Nos ha puesto un caso extremo para poner a prueba los conceptos que durante estos días nos ha querido meter en la cabeza. Para mí un ser así es un ser inútil, y lo mejor que le puede pasar a él y a los que están a su alrededor es morirse y dejar de consumir recursos sanitarios inútilmente. Usted nos ha pedido sinceridad y eso es lo que pienso. 88
Finalizado el cruel discurso del “killer intelectual” de la clase, al el cual Román escuchó con cara de interés, surgieron otros similares aunque no tan salvajes. —No tan crudamente, pero yo pienso que cuidar a una persona así sería devastador, un inútil modo de dilapidar el tiempo de médicos y enfermeras. Los más vocacionales y sensatos también hablaron; reconocían que un caso así era un prueba muy dura para la paciencia del personal sanitario, que probablemente no sabrían cuánto tiempo podrían soportar sus cuidados sin caer en la tentación de acelerar su muerte. Y así trascurrió la clase escuchando pacientemente los comentarios de los alumnos. Cuando quedaban cinco minutos para finalizar, Román se dirige a ellos por última vez. —¿Os gustaría ver una foto de la paciente? Román les pasó una fotografía de la paciente referida, que fue circulando entre las manos de sus alumnos. Era la foto de una preciosa criatura de seis meses. A muchos les entró una risa histérica, los más agresivos en sus comentarios se quedaron mudos, y otros simplemente se quedaron pensativos. Inevitablemente todos por fin reflexionaron. Al menos ese día reflexionaron. Sonó el timbre: RIIIINGGG. Cambio de clase Román recogió sus cosas y les dejó allí con la foto. Casi nadie hablaba ni se movía de sus asientos. Trataban de recordar los detalles de la descripción que su astuto profesor les había hecho y, efectivamente, todo aquello encajaba con la vida natural de un bebé. Nadie se hubiese sorprendido de esa descripción si supiesen que era
mosaico un bebé pero se les hizo creer que era un anciano, y entonces su actitud se tornó deplorable. La misma persona, etapas de la vida diferentes y actitudes frente a ella radicalmente opuestas. La misma naturaleza, la humana, en la infancia y en la senectud, pero con aceptaciones muy distintas.
—Si algún día, mientras cuidáis a un anciano enfermo os acordáis del rostro de esa niña, me daré por satisfecho. Mucha suerte. Y desde la puerta se despidió de ellos. bn
Esta prueba había dejado al descubierto sus corazones y se sentían así, desnudos. Román nunca supo cuántos entendieron de verdad la lección. Se dirigió a la puerta ante la mirada de sus alumnos y antes de salir les miró con cariño.
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TEXTO: MANUEL DEL PINO ILUSTRACIONES: JULIÁN GARCÍA
Una de las buenas celebraciones de verano en Albera era la Feria del Aceite. Venían visitantes de todo Jaén y Córdoba, e incluso de Granada y de Málaga, pues en esos tres días podían degustar el mejor aceite del mundo, comprarlo barato y también curiosear maquinaria agrícola de todos los calibres a precios competitivos. Sin embargo, la atracción de más éxito estaba, con diferencia, a las espaldas de la iglesia de Santa Catalina; donde medio pueblo formaba una cola interminable ante la oficina portátil montada en los jardines del paseo por Javier Lazo y Carla Martel, quienes, muy bien vestidos, ofrecían un negocio increíble en su roulotte. Javier Lazo, alias Lince, era un sefardí repatriado, con mucho éxito entre las mujeres y los clientes. De hecho, era uno de los mejores estafadores del país. Carla Ruiz era una de sus embaucadas, aunque muy a gusto. Alta, de cabello castaño y muy bella, había sido expulsada de la Policía por corrupta. Estaba tan empeñada en llegar a ser modelo y actriz que se hacía llamar con el nombre artístico de Carla Martel. Mientras intentaba triunfar se había asociado a Lince para sobrevivir dando golpes por la geografía nacional. Se presentaban como empleados de TuBanco, ofreciendo a los agricultores un diez por ciento de beneficios solo por abrirse una cuenta a partir de tres mil euros en efectivo. Lo tenían todo falsificado de un modo perfecto: los formularios, las cartillas de ahorro y hasta los logotipos de TuBanco, que por dentro y por fuera de la oficina portátil parecían reales.
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mosaico En la crisis interminable, la gente estaba ansiosa por que volviera la recuperación en forma de fiebre económica. Atraídos por la novedad, se apostaban con sus tres mil euros, producto de su duro trabajo en la última cosecha de aceituna el pasado invierno, para participar en la novedosa oferta de la “Cartilla 10” de TuBanco. Era la vieja estafa piramidal, que no parece hallar escarmiento. La primicia solo regía los tres días de la Feria del Aceite, de doce a dos de la tarde, lo que avivaba la ansiedad del público al acotarles con horarios tan estrictos. Para atizar los ánimos, la segunda mañana, Lince y Carla pagaron trescientos euros de intereses a los primeros cincuenta inversores del día anterior. En realidad solo les devolvían el 10 % de lo que ellos mismos habían pagado, y como después les siguieron muchos más inversores, las pingües ganancias se acercaban a los novecientos mil euros. Prometieron que la tarde del tercer día pagarían a todo el mundo el suculento 10% correspondiente a su inversión, pero, en cuanto llegaran las dos de ese mediodía, Lince y Carla desmontarían su chiringuito, se largarían de Albera como habían hecho ya en otros pueblos, con fondos suficientes para vivir todo el año sin trabajar. Los lugareños se quedarían con las cartillas falsas y sin sus ahorros. Pero cuando descubrieran indignados el engaño sería demasiado tarde; Lince y Carla andarían muy lejos, con otro aspecto, vistiendo ropas de estilo diferente y hasta con otra identidad. La estafa saldría en televisión y la conocería todo el mundo, pero para el año próximo, las retorcidas mentes de Lince y Carla ya habrían maquinado otra treta distinta mientras se solazaban en alguna playa paradisíaca. La fiesta del aceite
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mosaico El plan era redondo, si es que puede considerarse así alguna obra humana dedicada al mal. Pero lo que no sabían era que el último día, al final de la cola, esperaba su turno entre los vecinos de Albera una monjita humilde pero despierta llamada Sor Consuelo. * * * Cuando le tocó el turno a Sor Consuelo, que era la última, Lince y Carla empezaban a empaquetar la oficina desmontable para cargarla en su autocaravana, deseando coger el gran botín y largarse para siempre de Albera. Ya tenían el dinero bien guardado, listo y disimulado entre los bultos, para ponerlo a buen recaudo. Lince se extrañó al ver que las manos de la monjita estaban vacías de dinero. Sor Consuelo, que era muy observadora, lo notó; de hecho, se fijaba tanto en los gestos de las personas como en sus palabras, pues los gestos y el tono son inconscientes y antes o después dejan escapar un lapsus si la persona no es sincera o está fingiendo un papel. Eran las dos menos cinco. Carla se retorcía las manos de impaciencia. —Perdonad que haya llegado tan tarde — dijo Sor Consuelo—. Estaba en la iglesia, ayudando como de costumbre al P. Rodrigo a preparar las misas de esta tarde. Después acudí a Cáritas Diocesana de Albera para repartir comida entre los necesitados. Y hasta me escapé al mercado a pedir las sobras del día entre los tenderos. ¡No os imagináis las personas sin techo que acuden estos días de fiestas a Albera desde toda la comarca! —Está bien —la interrumpió Lince—. ¿Qué quiere, hermana? —En realidad solo venía a preguntarte algo. ¿Qué es para ti la honradez? Lince intercambió una mirada de complicidad con Carla antes de que su rostro rubicundo prorrumpiera en una sonora carcajada.
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mosaico Sor Consuelo no se amilanó, estaba acostumbrada a ver dramas mucho mayores en las personas que asistía a diario. —Sí, el valor de la honradez. ¿Qué significa para ti? Lo pregunto en serio. Tengo mucha curiosidad en saber lo que piensa un joven tan hábil como tú. El rostro de Lince cambió hacia un orgullo complaciente. —La honradez es la virtud de los pobres desgraciados que madrugan y se arrastran todo el día para mendigar la supervivencia por un puñado de euros. Carla le sujetó el brazo para que callara, dándose cuenta de que empezaba a hablar demasiado y que la humilde monjita le estaba tendiendo una sutil celada verbal. Sor Consuelo se entristeció en su corazón al oír esas palabras y dijo: —No puedo creer que penséis eso. Vosotros sois jóvenes, el futuro de este país. Lince liberó su brazo de la mano de Carla, dispuesto a desahogarse ante la monjita que le parecía entrometida e insignificante. —Este mundo y esta vida no han hecho nada por nosotros. ¿Quién es usted, madre, para darme lecciones de moral? ¿Sabe que mis abuelos huyeron de nuestra Guerra civil a Europa, que mis padres escaparon por los pelos del holocausto nazi y que hace unos años, cuando volvieron a España, mi pobre padre murió en el paro y la ruina? ¡No venga usted ahora a enseñarme cómo es la honradez en este mundo de halcones! Sor Consuelo seguía impasible, pues perder los estribos ante la primer andanada de cualquier jovenzuelo le impediría precisamente el poder ayudarle. —Yo no pretendo enseñarte nada, ¡válgame el cielo! Al contrario, lo que quiero es aprender de ti, pues salta a la vista que eres un joven de mundo que conoce la vida a la perfección y podrías orientarme con tus ideas para cuando voy a atender a los pobres.
Carla intervino de nuevo, pues su psicología era más sibilina: —¡Cállate, Lince! ¿No ves que esta monja viene a liarnos? Al joven Lince, sin embargo, le perdía su orgullo. Se cruzó de brazos y separó los pies en señal de altanera fortaleza para pronunciar solemne: —En esta vida nadie es honrado, pero yo sí, hermana. Soy de los pocos que quedan. ¿O es que piensa que no somos personas honradas? —¡Claro que sí! ¿Por qué no íbais a serlo? —le respondió sin titubeos. —¿Se cree que no leo en su mente? Usted nos ve como dos jóvenes estafadores que hemos venido a este pueblo para engañar a esa caterva de lugareños. Carla volvió a darle un codazo de advertencia. Sor Consuelo dijo: —Jamás se me pasaría tal idea infernal por la cabeza, puesto que habéis prometido, en nombre de TuBanco, devolver la inversión íntegra más un 10% a todos los vecinos que han confiado en vosotros. Lo que me pregunto es cuándo vais a hacerlo. —Esta misma tarde, hermana —replicó Lince mientras seguía empaquetando. —Entonces, ¿por qué desmontáis la oficina con tanta prisa? —Porque debemos emprender viaje de vuelta esta noche, en cuanto terminemos la liquidación con todos sus queridos conciudadanos. —¡Ah, claro! Pues es extraño que no esperéis a mañana. Así podríais recoger más despacio y no tendríais que viajar toda la noche sin dormir siquiera. Carla estaba cada vez más mosqueada. Lince puso los brazos en jarras y dijo: —¿Adónde quiere llegar, hermana? Dígalo de una vez.
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mosaico —A ninguna parte, loado sea el cielo. Es solo que ha acudido mucha gente estos tres días. Más de cien personas cada jornada. Y como dicen que se trata de abrir una cuenta con tres mil euros, multiplicado por unas trescientas personas… ¡eso daría un total de novecientos mil euros como mínimo! ¿Cómo lo haréis para pagarles a todos? —Somos profesionales. Esté tranquila, sabemos cómo hacerlo. —Como el director de la oficina de TuBanco en Albera, don Francisco Sánchez, que es todo un profesional. Estos días de fiesta las oficinas están cerradas, pero estoy segura de que le conocéis muy bien e incluso trabajáis para él.
Carla disimuló cogiendo unos paquetes. Lince tuvo que contestar: —¿Don Francisco Sánchez? Claro que sí, es un buen amigo nuestro, muy serio y profesional. Pero nosotros proponemos un nuevo negocio de TuBanco, con propuestas comerciales más efectivas y estamos dispuestos a arrebatarle unos cuantos clientes. Sor Consuelo sacó del bolsillo de su hábito azul como el cielo, del que parecía que podía extraer cualquier cosa que necesitara, su teléfono móvil de última generación. —¿No os importará, entonces, que llame a Francisco Sánchez? Así podréis saludarle y él me explicará cómo es posible que podáis pagar el 10% de interés a las más de trescientas personas que han confiado en vosotros estos tres días. —Mejor no —dijo Lince—. En realidad somos su competencia dentro del banco. No creo que le guste saber que le hemos arrebatado durante las fiestas a cuatrocientos potenciales clientes. —Le llamaré de todas formas. Así aclararemos todo esto. Sor Consuelo comenzó a teclear en su móvil. —Esta monja viene a arruinarnos el plan —le dijo Carla a Lince por lo bajo—. Se acabaron las buenas palabras. Tenemos que hacer algo con ella y rápido.
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mosaico Carla intentó agarrar a Sor Consuelo, que retiró su cuerpecillo y señaló al cielo. De repente, se oyó un insistente repicar de las campanas de la iglesia de Santa Catalina, un sonido que se hizo ensordecedor, pues tenían el templo a sus mismas espaldas. —En realidad he avisado al Padre Rodrigo —dijo Sor Consuelo—. Esperaba mi toque. En unos instantes, cientos de vecinos de Albera rodearon el pequeño local, atraídos por el alarmante sonido de las campanas que indicaba peligro. Y se dieron cuenta de que Lince y Carla estaban desmontando su chiringuito para huir de inmediato con todos sus fondos, dejándoles de bruces con la gran estafa y sin un euro. Tanto se enfurecieron los vecinos que, en gritona algarada. quisieron agredir y hasta linchar a Lince y a Carla, para darles su merecido por los pocos escrúpulos y la escasa consideración que habían tenido con esas buenas gentes. Sor Consuelo les salvó, colando a Lince y a Carla en la iglesia aneja. Los vecinos airados se quedaron en las puertas, exigiendo las cabezas de los viles estafadores, y no pararon hasta encontrar su dinero empaquetado entre los bultos de los estafadores. El Padre Rodrigo acudió enseguida y le dijo a Sor Consuelo: —Estos son, ¿verdad? Dos buenos pájaros. Pero Dios todo lo perdona. Carla echaba fuego por los ojos, pero Lince se acercó cabizbajo a Sor Consuelo: —Sáquenos de aquí, hermana, y le aseguro que no volveremos a hacerlo. Gracias a usted he aprendido lo que es la honradez y lo que ocurre cuando no eres honrado. bn
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bendita María
Cuarto misterio doloroso
Jesús con la Cruz a cuestas camino del Calvario Enrique Solana de Quesada - Arquitecto
La prueba de que el cristianismo no ha salido de la mente del hombre se hace patente en la Pasión: nadie desea morir, y menos aún ser torturado, pero en cambio sí estaba presente en la mente de Dios desde el comienzo de la Creación. Él mismo estaba dispuesto a realizar este durísimo camino para salvarnos si rompíamos sus designios amorosos, como así sucedió. El primer Vía Crucis de la historia va a realizarse en la persona de Cristo. Y comienza en el mismo momento en que “Dios no retuvo ávidamente su dignidad sino que se hizo hombre, y hecho hombre se humilló a sí mismo tomando la condición de esclavo y padeciendo hasta la muerte, la muerte de un pecador, la muerte de un malhechor, ¡Muerte de cruz!”. El primer Vía Crucis comienza en el Cielo, al despojarse Dios mismo de su condición divina, y culmina en el Calvario, al despojarse incluso de su condición humana. ¡Nos lo entregó todo! Cristo sale del Pretorio cargando con la cruz e inicia la subida al Calvario como Isaac 96
subiera en otro tiempo al monte Moria cargando con la leña para el holocausto, aunque en esta ocasión el sacrificio sí se iba a consumar. Jesús, en un momento dado se vuelve hacia un grupo de mujeres que le seguían llorosas y les dice: “Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino por vosotras y por vuestros hijos, porque si esto hacen con el leño verde, con el seco qué se hará.” Si el mal es capaz de hacer esto con el inocente, qué no hará con los culpables. Recemos sí, recemos porque podemos rechazar la sangre que ha comprado nuestra liberación y hacerla inútil. Llevaban, además, otros dos malhechores para ejecutarlos con Él, pues así era considerado Cristo, un malhechor (un hacedor de males). Le encaminan fuera de la muralla, como en otro tiempo fue echado afuera del campamento, Azazel, el chivo expiatorio en el que el sumo sacerdote hacía cargar el delito de todo el pueblo. El cordero cargaba sobre sí todo el mal y era condenado a vagar por el desierto, liberando así a la comunidad de toda culpa.
bendita María
Árbol de vida eterna, misterio del universo Como el agotamiento hacía estragos y el Señor caía al suelo una y otra vez bajo el peso de la cruz, echaron mano de un cierto Simón de Cirene para que le ayudara a llevarla. He aquí el primer redimido: venía del campo y no sabía lo que ocurría allí, pero se encontró llevando la cruz detrás del Señor. Jesucristo había dicho en el Sermón del Monte: “Bienaventurados los que sufren injusticias por causa del Hijo del hombre. Alegraos aquel día y saltad de gozo porque vuestra recompensa será grande en los Cielos”. Pues he aquí que este Simón de Cirene fue el primer bienaventurado al tocar el árbol de la vida que, junto al árbol de la ciencia del bien y del mal, había sido plantado por Dios en medio del Paraíso y guardado celosamente por los querubines con la espada de fuego vibrante para no ser tocado.
Cristo marcha “como un héroe a recorrer su camino”, dispuesto a injertar el árbol de la vida fuera del Paraíso, y así ser visto por todos los que estábamos exiliados y poder retornar sin más que tocarlo. Árbol de vida eterna, misterio del universo… El mismo Dios nos trae la cruz, cargándola Él mismo en persona para plantarla como una bandera en la cima del monte. bn El mismo Dios nos trae la cruz, cargándola en persona para plantarla como una bandera en la cima del monte
Este árbol de la vida no era otro que el de la Cruz que Dios ya había previsto y dejado oculto hasta que llegara el momento culminante de la historia. Un árbol con cuatro brazos, como el río que salía del Edén, y que se dividía a su vez en cuatro brazos para regar la vida: el Pisón, el Guijón, el Tigris y el Éufrates, cuyos cauces vertían sus aguas en las cuatro direcciones cardinales. De este árbol brotaba la vida desde el origen del mundo y lo haría hasta el confín de la tierra.
Misterios Dolorosos
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bendita MarĂa
Vi c tor i a Lu qu e Ve g a Periodista
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bendita María Durante un fin de semana hemos visitado Lourdes, al amparo del programa de turismo religioso AVE MARÍA. Lourdes, enclavado en los Altos pirineos franceses, actualmente cuenta con 16000 habitantes, aunque a lo largo del año recibe un flujo de peregrinos y turistas que supera los seis millones de personas. Lo primero que llama la atención de este enclave son sus calles repletas de tiendas con objetos de recuerdo, rosarios, botellitas de plástico, vírgenes, velas, etc. También es curioso observar la cantidad de hoteles —unos 240— que prestan sus servicios en tan reducido espacio; en concreto, Lourdes es la segunda población francesa, después de París, en
cuanto a número de hoteles por kilómetro cuadrado. Pero sería un error situarse en la mera apariencia, y no profundizar en el verdadero significado de Lourdes. Así, monseñor Brouwet, obispo de Tarbes-Lourdes define en pocas palabras lo que uno puede —y debe— encontrar en Lourdes: «Nuestra misión es ayudar a entender a los peregrinos y visitantes que son amados por Dios (…) Nuestro santuario tiene un futuro si permanece fiel a la misión que se le ha confiado y si sabe entender la sed de los que vienen a beber en la fuente». Y esa sed, que es la de buscar a Dios, puede ser saciada en la gruta de Massabielle.
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bendita María En realidad todo gira en torno a este lugar en el que en 1858 una niña de catorce años, Bernadette Soubirous, verá durante seis meses —y en dieciocho ocasiones— a una joven muy hermosa, vestida de blanco, la cual en los primeros encuentros no dirá nada, solo rezará el rosario con ella. «En la abertura de una roca, llamada cueva de Masse-Vieille, vi a una joven. Creyendo engañarme, me restregué los ojos; pero alzándolos, vi de nuevo a la joven, que me sonreía y me hacía señas de que me acercase. La mujer vestía túnica blanca con un velo que le cubría la cabeza y llegaba hasta los pies, sobre cada uno de los cuales tenía una rosa amarilla, del mismo color que las cuentas de su rosario. El ceñidor de la túnica era azul. (...) Tuve miedo. Después vi que la joven seguía sonriendo. Eché mano al bolsillo para coger el rosario que siempre llevo conmigo y se me cayó al suelo. Me temblaba la mano. Me arrodillé. Vi que la joven se santiguaba... Hice la señal de la cruz y recé con la joven... Mientras yo rezaba, ella iba pasando las cuentas del rosario (...) Terminado el rosario, me sonrió otra vez. (...) Aquella Señora no me habló hasta la tercera vez». Bernadette llamará a esta joven “Aqueró”, “Aquella”, en su dialecto particular. Hasta la aparición número dieciséis, “Aqueró” no desvelará su identidad. Entonces dirá a Bernadette unas palabras incomprensibles, dado los escasos conocimientos que la niña tenía: «Yo soy la Inmaculada Concepción», le dirá. El dogma de la Inmaculada Concepción había sido aprobado por el papa Pío IX tres años antes, y resultaba del todo improbable que una niña que se dedicaba a pastorear las ovejas de otros, tuviese conocimiento de ello... Bernadette no supo leer ni escribir hasta los dieciséis años. ¿Y qué dice Aqueró —o la Señora, como la llamará más tarde— a Bernadette? En la aparición del 24 de febrero, habla de oración y penitencia. La palabra “penitencia” la repite tres veces. Pero será la aparición del 25
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de febrero la que resultará más inquietante: la Señora le pide a Bernadette que beba agua del manantial y que coma de las plantas que crecen por los alrededores. Bernadette interpreta que ha de ir a beber al río Gave, y hacia allá dirige sus pasos, pero la Señora le indicará con el dedo que escarbe allí mismo, en el suelo. Imaginemos la situación. Una gran muchedumbre se había congregado en torno a la gruta. Expectante por las apariciones y atónita, ve como Bernadette tras escarbar infructuosamente la tierra, se ensucia el rostro con las manos enfangadas, e intenta beber unas gotas de agua. Después, mastica unos hierbajos... y la tomaron por loca. Será un poco más tarde cuando de ese hoyo enfangado brotará un manantial de agua. Este manantial es el que hoy por hoy suministra agua a todo el complejo de Lourdes; así, el agua aquí tiene un especial significado de sanación (María dirá a Bernadette: «Vaya a beber y a lavarse en la fuente»), de momento, y desde 1858, son ya 69 curaciones documentadas por la Iglesia e inexplicables científicamente. Bernadette Soubirous, verá durante seis meses —y en 18 ocasiones— a una joven muy hermosa, vestida de blanco, la cual en los primeros encuentros no dirá nada, solo rezará el rosario con ella
Danila Castelli, italiana, ha sido hasta ahora la última persona curada; aquejada de graves crisis espontáneas de hipertensión, recobró la salud en Lourdes, en 2013. Precisamente este manantial ha sido expuesto a los peregrinos en la reciente remodelación de la gruta. Antes estaba oculto, ahora puede ser visto por todos. Otra novedad es que ya se puede conectar por internet, desde cualquier lugar del mundo, con la gruta de Massabielle, y seguir los actos litúrgicos que haya programados. También es posible, conectándose con la página web del Santuario de Lourdes, encargar que se encienda una vela en tu nombre.
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El poder de la fe Enlazando con lo anterior, actualmente está en marcha un proyecto de remodelación de la gruta y alrededores, que finalizará en 2016; en este tiempo, entre otras cosas, se construirá un puente móvil —no vulnerable a las crecidas del río Gave—, se adecuará el espacio donde se colocan las velas, se acondicionará la zona donde los peregrinos esperan para el baño del agua y habrá nuevas fuentes donde se podrá beber y coger agua para llevar a casa o regalar. Conviene decir que el agua de Lourdes no tiene ningún poder mágico, quien la toma confía, sencillamente, en la misericordia de Dios. Como dirá la misma Bernadette, «este agua no tendría poder sin la fe».
Eillen, salvadoreña que vive desde hace cuatro años en el reino de Bahrein, a 30 km de Arabia Saudí, ha venido a Lourdes en un viaje relámpago porque tenía la necesidad de reafirmar su fe. «Tenía que fortalecer mi fe, porque ahora mismo donde vivo la situación es complicada. Yo en Bahrein no puedo llevar actualmente ningún signo visible de que soy cristiana, esta cruz —dice señalando su cuello—, no podría ponérmela allí. Ya hay policía custodiando las iglesias, por miedo a los atentados de ISIS. Mi historia es el milagro de la fe. Al Señor nada le detiene. Hace cuatro años me sometí a una operación de columna que no salió bien y hubo que realizar otra operación posterior. A consecuencia de ello me quedé en silla de ruedas, con un collarín en el cuello y sin poder moverme. No podía andar, no podía lavarme sola, mi hermana venía a lavarme la cabeza porque mi hija no se atrevía,
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bendita María pues la zona del cuello era muy delicada. Los médicos no sabían qué iba a ser de mí. Mi marido había perdido el trabajo y yo también. Los dos en paro. En esta situación, en silla de ruedas, recién operada, me surge una posibilidad de trabajar como profesora de Arte en Bahrein. Y yo le dije al Señor: “Señor, si es tu voluntad me voy a ir a trabajar al otro lado del mundo, y me tienes que sanar”. Yo en ese momento no podía caminar, hice la entrevista de trabajo por skype con el collarín puesto... y me dieron el trabajo. ¿Cabe en cabeza humana que a alguien le den un trabajo en la situación en la que yo me encontraba? Más aún, ¿quién podía pensar que después de tres meses y medio en silla de ruedas me recuperaría totalmente? Por el aeropuerto iba en silla de ruedas, y cuando el avión llegó a Bahrein, les comenté a las azafatas que quería bajar del avión por mi propio pie, que no sacasen la silla de ruedas. Al Instituto donde trabajaba llegaba tarde siempre... tuve que aprender a caminar, a vestirme... pero Dios es grande». Otra peregrina que viaja con su madre —ambas de México (Chiapas) — comenta: «Estamos contentísimas. Volvemos a casa renovadas interiormente. En Lourdes hemos podido asistir a todo, todo: hemos confesado en la capilla de la reconciliación, hemos asistido al Vía crucis, al rosario nocturno de las antorchas, la misa en la gruta, el baño en las piscinas, todo, todo».
Experimento de comunión
El complejo de los Santuarios está formado por la gruta de Massabielle, más las Basílicas de la Inmaculada Concepción, Nuestra Señora del Rosario y San Pío X. Alrededor de una hora después de la procesión de las antorchas
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hay una eucaristía en la gruta. Ya es tarde, la mayoría de los peregrinos se han retirado a sus lugares de alojamiento. Solo quedamos unos pocos, alrededor de cincuenta o sesenta personas que nos disponemos a vivir una experiencia íntima con el Señor. Me uno a un grupo de peregrinos italianos y la eucaristía, por tanto, se celebra en este idioma. No hace frío, tampoco viento, se está bien. A mi lado derecho se sienta un chico joven con síndrome de down. No es el único enfermo, hay también varias personas en silla de ruedas. Lourdes no se entiende sin los enfermos. El ambiente es de intensa oración, de silencio expectante. Los pocos españoles y de otras nacionalidades que asistimos a esta misa nos unimos a los cantos y a las oraciones cada uno en nuestro propio idioma, aunque confieso que yo me uno, en cuanto me es posible, a la lengua italiana... Me encanta su sonoridad, y también la forma de expresarse en la oración: “Ave, oh María, piena di grazia, il Signore é con te, tu sei benedetta fra le donne e benedetto é il frutto del tuo seno, Gesú”. En el pasillo central, cerca del altar, una mujer permanece de rodillas durante toda la celebración. Después de la eucaristía, aún podemos quedarnos un rato más. Ese pan vivo, bajado del cielo, que ya hemos recibido, está presente entre nosotros también ahí, en la custodia colocada sobre el altar. Cuando el sacerdote alza la custodia y bendice a la asamblea tengo la certeza de que es el mismo Cristo quien nos bendice a cada uno de nosotros. Pobres e indignos, pero a la vez hijos del Padre y herederos del cielo.
Danila Castelli, italiana, ha sido hasta ahora la última persona curada; aquejada de graves crisis espontáneas de hipertensión, recobró la salud en Lourdes, en 2013.
bendita María Esta misa en la gruta es uno de los actos que cada día se celebran en Lourdes. También se reza el rosario en la gruta. En Lourdes se organizan dos procesiones al día, una eucarística, y otra mariana con el rezo del rosario (la procesión de las “antorchas”). Esta última es la más popular. En el silencio de la noche, conmueve experimentar la comunión con personas de distintos países, padres con sus hijos de la mano, enfermos, ancianos, jóvenes, todos unidos en torno a la Madre, cada uno desgranando las cuentas del rosario
en su idioma. También resulta impactante la experiencia de comunión de la llamada “misa internacional”, en la basílica de san Pío X. Con aforo para 25.000 personas, esta construcción en forma de barca boca a bajo es además una maravilla de la ingeniería: la nave ovalada no tiene un apoyo central, se sostiene a través de las vértebras laterales. Por cierto, en una de sus capillas se encuentra un fragmento de la sotana manchada de sangre que portaba el papa Juan Pablo II el día (13 de mayo de 1981, día de la Virgen de Fátima) en que sufrió el atentado en la plaza del Vaticano.
Cuarta edición del AVE MARIA, destino Lourdes (obligatorio) Este servicio combina el uso del tren AVE con los llamados autocares MARÍA. De esta manera, ya es posible pasar un fin de semana en Lourdes en tan solo unas horas de viaje, alternando tren y autobús; por ejemplo, el tiempo de trayecto desde Madrid a Lourdes se realiza en cinco horas. La combinación AVE más autobús también es posible para ciudades como Barcelona, Málaga, Sevilla, Córdoba y Ciudad Real, así, el programa AVE MARÍA conectaría estas ciudades con Huesca, Zaragoza o Toulouse; y de ahí, a Lourdes. Se trata de una iniciativa creada por Renfe-AVE en colaboración con Alosa (la empresa de autocares) y Lourdes Hôtels Services, este último grupo oferta, además, cinco hoteles de prestigio (Paradis, Helgon, Miramont, Croix des Bretons y Aneto) a poca distancia de los santuarios. Además, este trío está respaldado por un grupo de empresas del sector turístico como Viajes El Corte Inglés, Orizonia, Iberojet, Viajes Iberia, Globalia, Travelplan/Iberraíl, Viajes Halcón y Viajes Ecuador. El producto, que incluye billetes de ida y vuelta, régimen en pensión completa (alojamiento, desayunos, comidas y cenas), seguros, visita al santuario y excursiones opcionales (museos, castillos, bodegas…), tiene precios en torno a 265 euros y estará vigente hasta finales de octubre, abriendo la posibilidad de unirse a los seis millones de visitantes que recibe Lourdes cada año.
Haciendo, además, turismo En invierno este es un lugar privilegiado para practicar el esquí. Sin ir más lejos, la estación de esquí del Gran Tourmalet —paso obligado del Tour de Francia— cuenta con más de cien kilómetros de pistas. Ahora, en septiembre y octubre podríamos hablar de cuatro lugares interesantes de obligada visita para el turista o peregrino: el circo de Gavarnie (para hacer senderismo), le Pic du Midi (el pico del Mediodía, a 2877 m. de altitud), Lourdes (el complejo del Santuario) y Cauterets pont d’Espagne (aguas termales, deportes de riesgo, senderismo). bn LOURDES, puerta del cielo
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ciencia
Creo que nadie podrá negar la fortaleza que, hoy en día, alberga la ciencia y todo lo relacionado con ella. Gracias a la ciencia podemos comprender y explicar muchos fenómenos que en un pasado reciente o remoto, según el caso, aceptábamos como enigmas insondables que parecían desbordarnos. Por otra parte, esa misma ciencia, convertida en aplicación práctica, ha penetrado contundentemente en nuestra vida cotidiana. Así, a través de lo que denominamos como ‘técnica’, las aplicaciones de los hallazgos científicos son patentes en todos nuestros hogares ¿Se imagina una de nuestras casas sin televisor, lavadora o microondas?
Carlos Valiente Barroso Neuropsicólogo, investigador y profesor de la Univ. de La Rioja y de la Univ. Complutense de Madrid
Más aún, y aunque no resulte tan evidente, esa eficacia se llega a manifestar a través del propio sostenimiento de la estructura de esos hogares, cuyos cimientos y paredes son también deudores de los cálculos matemáticos realizados por arquitectos, basándose en conocidas leyes físicas. De este modo, la ciencia constituye una de las más importantes producciones de la humanidad, y, salvo cuando se han podido generar desviaciones ilegítimas de su uso, hemos de ponderar los inmensos beneficios que reporta. Con todo ello, aunque no se haya llegado a aquella situación que tanto preconizaba y deseaba Augusto Comte (1798-1857), abanderado del positivismo, a través de la cual, la ciencia iba a ser la nueva y única religión, y los representantes de aquella los nuevos sa-
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cerdotes que nos liderasen, algo de aquella profecía parece haberse establecido. De este modo, cualquier reflexión o afirmación, respaldado por la sentencia “la ciencia dice…”, parece estar cargada de un mayor halo de legitimidad, de tal modo que influye sobre nosotros favoreciendo que lo escuchemos con un cuidadoso grado de receptividad, asentimiento y respeto, cuando no, en ocasiones, de sensación de infalibilidad. Cuando en cualquier programa de radio y televisión escuchamos la entrevista a un científico, se mastica en el ambiente ese tono de admiración —a veces, veneración—, por parte de ese entrevistador, que, un rato atrás, había sido el implacable paladín que se había enfrentado audazmente al destacado político del momento.
ciencia
La Ciencia parece estar cargada de un mayor halo de legitimidad, sin embargo, no toda afirmación emitida por un científico se ha de identificar con la Ciencia Pero, hasta un amante de la ciencia —como es mi caso— reconoce que solo se ama de verdad lo que se conoce en profundidad. Cuando no se llega a eso, como nos puede pasar con la verdadera esencia de la ciencia, corremos el riesgo de caer en idolatrías y mitificaciones no exentas de cierta irracionalidad. Por solo poner un ejemplo: ¿a qué nos referimos cuando alegamos que “la ciencia dice”? ¿Cuál es la fuente exacta desde la que fundamentamos la noticia? ¿A qué ciencia nos referimos?
Esa cercana desconocida
respeto y humidad. Pero, ¿poseería la misma fuerza intelectual su pensamiento respecto a una determinada ideología política, religión o cuestión que no fuera estrictamente astrofísica? Cuanto más se alejase de su ámbito, menor precisión tendría. Eso, por supuesto, sin mencionar que, aunque la ciencia se suele mover desde consensos —paradigmas y modelos— aceptados por la comunidad científica, siempre existirán debates internos sobre aspectos controvertidos de algunas disciplinas; con lo cual, ni tan siquiera han de coincidir siempre y necesariamente todos los astrofísicos.
A partir de aquí podría ser interesante realizar dos aclaraciones. En primer lugar, no toda afirmación emitida por un científico se ha de identificar con la Ciencia. Así, y aunque nos pueda parecer obvio, la potencia de una reflexión de un científico dado es proporcional a la cercanía de su afirmación respecto a la ciencia que domina. Dicho de otro modo, cualquier sentencia de un astrofísico respecto de la materia oscura —que se denomina “oscura” porque, al contrario que nuestra materia conocida, no interacciona con la energía electromagnética, y que integra el 26 % del Universo— es obligado escucharla con
Por otra parte, ante el adagio “lo ha dicho la ciencia” nos podemos encontrar con otra dificultad ¿Qué ciencia? ¿La química? ¿La paleontología? ¿La física? ¿La biología? Y, más aún, ¿qué biología? ¿La biología molecular o la biología de sistemas? Llegados a este punto, creo relevante aclarar que la ciencia no es una entidad única y monolítica, sino una inmensa estantería enriquecida con libros de distinto color y formato. De este modo, sabemos que cada ciencia particular —hablando con más propiedad, cada disciplina científica— tiene su propio objeto de estudio y metodología específica. Un apasionante viaje
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ciencia Si comparásemos la ciencia histórica con la ciencia psicológica, respecto al objeto de estudio, podríamos decir que la primera se encarga del estudio de los sucesos ya acaecidos contextualizándolos en un espacio y tiempo determinados, para analizarlos y darlos un significado, y, la ciencia psicológica, se ocuparía del estudio del comportamiento humano —pensamientos, emociones, conductas—, enfatizando en su bienestar o tratamiento cuando pudieran existir alteraciones. A su vez, la historia se basaría en datos arqueológicos, testimonios orales y escritos, etc., mientras que la psicología se fundamentaría, entre otras metodologías, en el análisis de la conducta observable, la valoración objetiva de ciertas funciones en pruebas estandarizadas o la propia auto-manifestación subjetiva de la persona examinada. De este modo, y siendo conscientes de lo variopinto del armario científico, se suele colocar a la física como el paradigma de la ciencia pura, por ser la más matematizada y poseer mayor grado de exactitud. Paralelamente, en la medida en que una ciencia dada se aleja de su fundamentación matemática, como podríamos decir de la sociología, se perderá en exactitud, y, por ello mismo, se aumentará en complejidad. Me explico: podremos predecir fácilmente que un bolígrafo se caerá al suelo si lo soltamos de nuestra mano (física), pero no podremos precisar si un grupo de personas que nos topamos de frente va a
irse de vacaciones fuera o dentro de nuestro país (sociología). De cualquier modo, todas las disciplinas científicas son necesarias; lo que necesitamos es ser conscientes de sus posibilidades y limitaciones para, entre otras cosas, no cargarles con injustos fardos que no llevan en su guión.
No todo lo técnicamente factible es éticamente realizable Junto a todo lo dicho, si profundizamos en el apartado de cuestiones abiertas dentro de la ciencia —sigamos usando el singular por sencillez de discurso—, podemos constatar que existen una serie de cuestiones candentes que enriquecen su dinamismo y aportan mucha tinta de actualidad. Una de ellas sería su posicionamiento epistemológico o, dicho con otras palabras, lo que ella misma afirma respecto a sus posibilidades de conocer la realidad; así, encontramos desde un realismo crítico —me puedo aproximar con verosimilitud a las cosas tal cual son— hasta un mero instrumentalismo —no conozco la realidad pero mis deducciones implican aplicaciones prácticas eficientes—. Otro ejemplo lo constituiría su diálogo con la religión, que, junto a ella —la ciencia— constituiría otra exclusiva manifestación del homo sapiens, a la vez que fuente de influencia
En la medida en que una ciencia dada se aleja de su fundamentación matemática, como podríamos decir de la sociología, se perderá en exactitud
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ciencia universal y potencial humanizador. Para este debate, a pesar de contar con científicos divulgadores que se posicionan en contra de su compatibilidad —por ejemplo, Richard Dawkins—, parecen innegables y sólidos los argumentos que harían plausible esa mutua armonía, así como el elenco de científicos que lo han testimoniado en sus propias carnes. A su vez, el debate bioético va cobrando mayor protagonismo en la medida que se acelera el fulgurante progreso de la ciencia y la técnica, convirtiéndose en instancia crítica que invita a repensar sobre aquello de… “quizá no todo lo técnicamente factible es éticamente realizable”. A estos tres ejemplos, podríamos añadir otros muchos y derramar bastantes más renglones de tinta. Pero no quisiera terminar este recién inaugurado apartado de ciencia sin hacer mención de tres de los ámbitos más apasionantes de la actual producción científica. Por una parte, hemos de reconocer la actual preponderancia de la biología molecular, que, sin duda, supone el presente y futuro de la medicina. A través de sus investigaciones y hallazgos conocemos mejor el entramado del que estamos hechos, tanto por medio de lo que ha sido descifrar el genoma humano —el carnet de identidad genético del ser humano—, como de profundizar en nuestra tendencia biológica y heredada de cara a padecer una enfermedad concreta, y las consiguientes horas de laboratorio para poder combatirla.
Por otra parte, la física actual nos ha abierto las puertas a una serie de fenómenos distintos de los que percibimos en nuestra experiencia cotidiana. Cómo la materia se puede intercambiar en energía y, a la inversa, el modo de producir materia —partículas— a través de energía como se realiza en un gran acelerador de partículas; o, cómo el nivel microscópico está coloreado de un paradójico indeterminismo y azar, así como que el observador influye en la medición del propio objeto estudiado. Finalmente, no podemos olvidar a la neurociencia, a través de la cual estamos desentrañando los mecanismos cerebrales que están en la base de nuestros pensamientos, sentimientos y acciones. Mediante un cada vez más sofístico y preciso instrumental de imagen cerebral, que analiza la estructura y funcionamiento de ese enigmático kilo y medio de masa encefálica, vamos comprendiendo cómo cien mil millones de células nerviosas —neuronas—, creando un elegante ‘cableado’ de redes neuronales y conexiones —sinapsis— de un modo magistral, propician desde la creación de una irrepetible obra de arte hasta el sentimiento de admiración por contemplar una heroica acción solidaria, pasando por la capacidad de imaginar, haciendo casi real, cualquiera de nuestros deseos. Si se animan a zarpar en esta nueva y apasionante aventura, aquí les espero. bn
La física actual nos ha abierto las puertas a una serie de fenómenos distintos de los que percibimos en nuestra experiencia cotidiana
Un apasionante viaje
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“dos días, una noche”
Una épica social en miniatura Título original: Deux jours, une nuit. Título internacional: Two days, one night. Dirección y guión: Jean-Pierre Dardenne y Luc Dardenne. Países: Bélgica, Francia e Italia. Año: 2014. Duración: 95 min. Género: Drama. Interpretación: Marion Cotillard (Sandra), Fabrizio Rongione (Manu), Pili Groyne (Estelle), Simon Caudry (Maxime). Producción: Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne y Denis Freyd. Fotografía: Alain Marcoen. Montaje: Marie-Hélène Dozo. Diseño de producción: Igor Gabriel. Vestuario: Maïra Rameddhan-Levi. Distribuidora: Wanda Visión. Estreno en España: 24 Octubre 2014.
Gloria Mª Tomás y Garrido - Catedrática honoraria de Bioética UCAM
Hace unos meses un alumno mío ha obtenido en su tesis doctoral el Doctorado Internacional con la máxima calificación. Unos de sus capítulos trata sobre los hermanos Dardenne, directores de la película “Dos días y una noche”. Señala este nuevo doctor, Miguel Ángel Millán: «En sus películas (de los Dardenne) existe una diversidad temática que enfrenta a los individuos con situaciones derivadas de la perdida de la identidad y la lejanía de la memoria, como son: la clandestinidad de un inmigrante, la marginación de unos sin techo, la exclusión social de una joven no cualificada, la acogida a un homicida, la explotación despiadada de un “Yonki”, o la desprotección de un niño… Son situaciones límite enmarañadas de sordidez e inmundicia, como consecuencia de una realidad social que no les ofrece más salida que un estigma irreparable de segregación. Lo que conduce a justificar que en la diversidad de dificultades hay un solo motivo para reparar las heridas, la protección de la humanidad». «Este planteamiento —sigue diciendo Miguel Ángel Millán— permite evolucionar de la clandestinidad a la visibilidad, de la exclusión al encuentro, de la culpa a la inocencia, del castigo al perdón, de la explotación a la dignidad, de la orfandad a la maternidad… En definitiva experimentar el tángido latido de lo humano que permite pasar de la herida mortal a la plenitud vital, que ilumina lo que hay de infinito en el hombre».
«En definitiva —señalará también— la idea de explorar sus imágenes más allá de lo evidente conlleva una comunión de razones y emociones arraigadas en una perspectiva cristiana del acontecer humano; por ello son capaces de filmar penetrando en los sentimientos de sus protagonistas, abriéndose a las posibilidades que la cámara ofrece para generar un arte de vitalidad trascendente centrado en la cercanía del prójimo, lo que con sus palabras significaría “filmar la aparición de lo humano, captar el paso de la bondad en el simple comercio humano”. A veces el arte puede preceder a la vida».
Maestros de lo imperfecto Este trasfondo es el que se capta en esta película, quizá la mejor de estos directores. Distintos expertos la enfocan acertadamente señalando que los Dardenne son maestros de lo imperfecto; ofreciéndonos una vez más una obra maestra. Si bien, puede parecer una película rara, ya que sorprende su simplicidad nada forzada, que nos muestra lo que está pasando en la Europa del siglo XXI, con sus trastiendas morales donde se refleja el gran peso humanitario de los personajes.
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cine Los Dardenne son realistas, se olvidan de la retórica, no adoctrinan, no enfatizan diálogos ni situaciones y van directos al corazón. Esta película va de lo social a lo íntimo, sin dividir el mundo al modo maniqueo de buenos y malos, de villanos y héroes; da voz a todas las posturas, a la comprensión íntima de la complejidad de lo humano. La puesta en escena es austera y honesta; además, recrean a los seres humanos comunes, corrientes, con los que fácilmente nos identificamos. Es una épica social en miniatura.
Se comprende que haya recibido los siguientes premios: 2014: Premios Oscar: Nominada a Mejor actriz (Marion Cotillard) 2014: Premios César: Nominada a Mejor actriz (Cotillard) y Mejor film extranjero 2014: Premios Guldbagge: Mejor película extranjera 2014: Festival de Cannes: Sección oficial largometrajes a concurso 2014: Premios BAFTA: Nominada a Mejor película en habla no inglesa 2014: Seminci de Valladolid: Sección oficial largometrajes a concurso 2014: National Board of Review: Mejores películas extranjeras del año 2014: Círculo de Críticos de Nueva York: Mejor actriz (Cotillard) 2014: Premios del Cine Europeo: Mejor actriz (Cotillard) 2014: Satellite Awards: 2 nominaciones incluyendo Mejor película extranjera 2014: Critics Choice Awards: 2 nominaciones incluyendo Mejor 2014: Críticos de Chicago: 2 nominaciones incluyendo Mejor película extranjera
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Pasemos ya al argumento: Sandra (la espléndida Marion Cotillard) ha estado de baja por depresión en la fábrica donde estaba empleada. Casada y con dos niños, cuando ya medianamente recuperada está a punto de reincorporarse al trabajo se lleva la desagradable sorpresa de que sus compañeros han sido presionados para votar entre un incentivo en forma de sustanciosa prima, y la eliminación de su puesto de trabajo. Ha ganado la primera opción. Dada que la votación no ha sido del todo clara, su jefe concede a Sandra la oportunidad de que el lunes —es decir, en dos días y una noche después— haya una nueva oportunidad de votar. En ese tiempo, Sandra, ayudada por su marido, irá visitando a cada uno de sus compañeros para pedirles que voten a favor de su puesto de trabajo. Se encuentra con diferentes reacciones por parte de cada uno de los trabajadores a los que intenta convencer que voten por ella: el egoísmo, la solidaridad, el miedo, la necesidad… Sentimientos que vamos descubriendo en los diferentes personajes, pues cada uno de ellos afronta el problema con diferente actitud, todas comprensibles, todas humanas. Y en Sandra, incluso sumida en esa situación que muchas veces la supera, encontramos atisbos de felicidad y de gratitud hacia sus compañeros. La película culmina con una espléndida escena final.
una apuesta por la ética personal Sandra es el centro de este largometraje. La vemos evolucionar con una carga emocional profunda a lo largo de toda la película; una evolución progresiva con varias recaídas hacia el punto de partida. Al principio se presenta como una persona débil, sin ganas de luchar y pesimista, incluso abordada por la depresión.
cine la protagonista se presenta como una persona débil y pesimista, pero según avanza el film va cambiando su actitud hacia la esperanza y las ganas de luchar
Pero según avanza el film, paulatinamente va cambiando su actitud hacia la esperanza y las ganas de luchar. Esto influye de manera positiva en su marido (Fabrizio Rongione) y en algunos de sus compañeros, que se contagian de esta actitud para tomar decisiones difíciles pero positivas para sus vidas. Este derroche de humanidad lo refuerza Marion Cotillard, que realiza una de las mejores interpretaciones de su carrera, secundada y en cierto modo desafiada constantemente por unos actores —y no actores— tan plenos de veracidad, que le exigen desplegar sus numerosos registros para resultar verosímil. Cabe elogiar, en concreto, la sobria caracterización de Fabrizio Rongione, quien en sus contadas intervenciones logra dotar de una fuerte personalidad al esposo de Sandra. Es uno de los contrapuntos optimistas de esta película a ratos desoladora, ardua quizás en su sucesión de encuentros traumáticos, y tal vez algo desequilibrada. Pero que enriquece su certero discurso con una bocanada de esperanza, a la manera de los Dardenne, es decir, alejada de los “happy ends made in Hollywood” y cercana al sencillo humanismo de Vittorio de Sica en “Ladrón de bicicletas”!, su magistral película de 1948.
ofrece una bocanada de esperanza, pero alejada de los “happy ends made in Hollywood” y cercana al sencillo humanismo de Vittorio de Sica en “Ladrón de bicicletas”
Dos días y una noche es una apuesta por la ética personal, con un desenlace que está a la altura de la cinta y de su protagonista. bn dos días, una noche
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Arturo Encinas Cantalapiedra Licenciado en Comunicación. Máster en Cinematografía
Toda historia supone una idea del mundo. No es lo mismo decir: “el martes por la noche Michael volvió tarde a su casa”, que decir: “Michael llegó a su casa a las 11:50 del otro día”. ¿Se refieren al mismo hecho? Diremos que sí. ¿Se refieren de forma distinta a la realidad por una mera variación en la fuente de información o la circunstancia? No lo sé. Pero lo que sé es que el segundo declarante, por ejemplo, no considera que llegar a las 11:50 sea llegar tarde. También sé que según el primer declarante, por lo menos el martes hay una hora a partir de la cual se considera que Michael llega tarde. Detrás de estas afirmaciones, más allá de formas más o menos espontáneas de referirse a un hecho concreto, pueden existir diversas ideas del mundo. Cuánto más ocurrirá en una película, es decir: una historia de cerca de hora y media que tarda unos dos años en ver la luz
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desde que se concibe; un “producto” en el que se invierten millones; un auténtico trabajo llevado a cabo por profesionales especializados en aspectos muy concretos de este proceso industrial. No seamos inocentes. ¿Te lo han vendido como puro entretenimiento? En efecto, te lo han vendido. O, mejor dicho, te la han colado. La ordenación de los elementos, su inclusión o exclusión, la relación de los elementos entre sí o la intención con que son presentados no son neutras. La mentira en torno a la neutralidad del periodismo, por ejemplo, tiene mucho que ver con esto, pues la pretendida neutralidad es una forma de estar en el mundo e implica una manera de estar en el mundo y, por lo tanto, no es neutral. No existe una visión del mundo neutral, igual que no existe una presentación del mundo neutral.
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toda historia supone una idea del mundo. 多Te lo han vendido como puro entretenimiento? No seamos inocentes
No somos inmunes
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el famoso “yo controlo� se revela como una mentira generalizada. El hombre moderno cree que puede controlar o decidir lo que le va a afectar y lo que no, pero es falso
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todo afecta al ser humano Diversas especialidades de la Psicología muestran que todo lo que toca al ser humano lo condiciona: el ambiente cultural, su familia, su educación, etc. Todos estos elementos van formando el relato de la existencia de la persona, el relato de la vida de su ciudad, o el relato de amor de sus padres, entre otros. Dichos relatos tienen un impacto fundamental en la forma en la que el sujeto recibe qué es el mundo, quiénes son los otros y quién es él mismo. El famoso “yo controlo” se revela así como una mentira, generalizada. El hombre moderno, voluntarista él, cree que puede controlar o decidir lo que le va a afectar y lo que no. Pero esto es falso. Absolutamente. Pues que algo te afecte o no, en muchos casos es imposible de controlar. Puedes intentar desarrollar una serie de mecanismos para que determinadas cosas no te afecten demasiado (y aún así estamos hablando de algo muy complicado) o, si eres inteligente, puedes servirte de aquello que te afecta para conocerte mejor y preguntarte “¿por qué me afecta tanto esta cosa?”. Pero difícilmente podrás decidir que algo no te afecte. Un caso claro de esta barbaridad antropológica es lo relativo a la mayoría de edad. A partir de los dieciocho años está permitido ver pornografía y violencia extrema. ¿Por qué a los menores de dieciocho años no se les recomienda o no se les permite acceder a estos contenidos? Entiendo que es así para protegerlos, porque pensamos que no están preparados para recibir aquello, porque no será bueno para ellos... Pero, ¿a los mayores de dieciocho no les afectan estas cosas, lo reconozcan o no? ¿Estamos inmunizados ante la violencia? ¿Da igual que un veinteañero, cada mes dedique unas veinte o treinta horas a un videojuego de matar nazis y que, por lo tanto, esté sometido a un relato violento del que participa tan activamente? Lo dejo como pregunta, pues no tengo clara la respuesta.
los relatos influyen en nuestra forma de estar en el mundo Que Homero es el gran educador de la Grecia Antigua es aceptado por todos los expertos en la materia. El poeta griego no educó con obras sistemáticas en las que se exponía su pensamiento, sino con sus relatos, con sus historias. Sus poemas fueron los que modelaron la mentalidad griega. ¿Cuáles son los poemas que modelan hoy nuestra mentalidad? Relajarse delante de un relato y consumirlo despreocupada y acríticamente, como si fuera una bolsa de palomitas, por los motivos expuestos, no es una buena idea. Sobre todo si se trata de una película, una serie o un libro, es decir, historias que presumiblemente están muy pensadas. Debemos ser muy selectivos a la hora de entregar nuestro tiempo a un relato en pantalla, pues la imagen en movimiento ejerce sobre nosotros una influencia especialmente poderosa. Lamentablemente, la idea tan generalizada de que es bueno y deseable ir al cine para distraerse, precisamente por la lógica del proceso consumista en la que está inserto, hace que este argumento que hemos intentado mostrar brevemente sea percibido como rancio, dogmático, desproporcionado, inasumible y, en resumidas cuentas, demasiado exigente. No estamos dispuestos a cambiar nuestros hábitos y nuestras ideas para movernos a un territorio infinitamente más incómodo y con más altas expectativas. ¿Habrá influido el mismo cine en esta actitud? bn
debemos ser muy selectivos a la hora de entregar nuestro tiempo a un relato en pantalla, pues la imagen en movimiento ejerce sobre nosotros una influencia especialmente poderosa No somos inmunes
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fuerza en la mirada
Alfonso López Quintás
Sacerdote Mercedario y filósofo
Al recorrer —como se decía en el artículo anterior, publicado en Buenanueva nº 52— las doce fases del proceso de desarrollo personal, descubrimos tres niveles de realidad y de conducta: el 1, el 2 y el 3. Para lograr que la fecundidad de este descubrimiento sea plena, debemos ahora ampliarlo y advertir que el nivel 2 adquiere su plenitud en el nivel 3, y este se fundamenta en el nivel 4. Nuestra vida entera se eleva cuando es orientada al ideal de la unidad, que implica el de la verdad, la justicia, la bondad y la belleza (nivel 3). La mente, la voluntad, la capacidad creativa, el sentimiento..., todo adquiere entonces en nosotros una nueva potencia y se abre a un horizonte de grandeza insospechada.
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fuerza en la mirada Este proceso ascensional fue denominado éxtasis por los antiguos griegos, término que significó, en principio, salir de sí, y a partir de Platón y Plotino, salir de sí hacia lo más alto. Los doce descubrimientos antedichos constituyen la articulación interna del proceso extático. Nada más importante que conocer de modo preciso los diversos niveles de realidad en que podemos movernos y las diferentes actitudes que debemos adoptar respecto a ellos. El conocimiento de tales niveles es una clave eficacísima para orientarnos en la vida. Lo muestran con nitidez las siguientes anécdotas. En plena Edad Media, alguien se acercó a los canteros que trabajaban en las obras de una catedral y les preguntó qué hacían: —Estoy desollándome las manos con este pico para poder subsistir —contestó uno rápidamente. —Ejercito mi profesión y gano un salario para sostener la familia —agregó un compañero. Tras pensarlo un instante, un tercero manifestó lo siguiente:
—Construyo una bella catedral para gloria de Dios y bien de la humanidad. Los tres artesanos realizaban el mismo trabajo, pero al hacerlo se movían en niveles de realidad y de conducta distintos. El primero se movía en el nivel 1. El segundo, en los niveles 1 y 2. El tercero, en los niveles 1, 2, 3 y 4. Los tres tenían razón en lo que indicaron, pero se hallaban en planos distintos en cuanto al sentido que daban a sus vidas y a su trabajo. El primero se hallaba estancado en las tareas del nivel 1, que solo procuran la subsistencia biológica. Los otros dos ampliaban —en medidas distintas— el horizonte de su vida, sin desatender la tarea que estaban realizando, antes dándole un sentido superior. Un transeúnte vio a un niño que llevaba a cuestas otro niño más pequeño y le dijo: —¿Cómo cargas con semejante peso? —¡No es un peso, señor; es mi hermano —le contestó el niño.
El método del descubrimiento II
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fuerza en la mirada ¿En qué nivel se hizo la pregunta y en cuál se dio la respuesta? El niño intuía que llevar con afecto un hermano a la espalda (nivel 2) implica cargar con un peso (nivel 1), pero está lejos de reducirse a ello. Lo veremos lúcidamente al analizar —siquiera esquemáticamente— los cuatro niveles positivos de realidad y de conducta. Los cuatro niveles negativos los analizaremos cuando hayamos de delatar las causas de las temibles adicciones patológicas.
Bondad, verdad, justicia y belleza Nivel 1. En la vida cotidiana poseemos y manejamos diversos objetos o cosas. Por “objeto” se entiende una realidad mensurable, pesable, asible, manejable..., que podemos situar frente a nosotros porque no nos sentimos comprometidos con ella1. Podemos comprarla, canjearla, venderla, usarla o tirarla, según nuestros intereses. Este tipo de realidades que están a nuestra disposición y esos modos de conducta posesiva y utilitarista podemos considerarlos como el nivel 1 de realidad y de conducta. Nivel 2. Una hoja de papel es un mero objeto, en el sentido indicado. Si un compositor escribe en ella unos signos que expresan una obra musical, deja de ser una realidad cerrada en sí y se convierte en realidad abierta, porque se dirige a quien entienda el lenguaje musical y le revela una composición. Por haber sufrido una transformación, esa hoja de papel recibe un nombre distinto: el de partitura. Al estar abierta a quien pueda entenderla, la partitura es una realidad que abarca cierto campo y se parece más a un ámbito de realidad que a un objeto cerrado. Podemos llamarle sencillamente “ámbito”. No ha sido “producida” por un artesano a lo largo de un proceso fabril, sino “creada” por un artista a través de un proceso creador. El intérprete que compra la partitura la posee en cuanto es una hoja de papel, pero, en cuanto partitura, no puede tratarla a su arbitrio; debe
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respetarla, estimarla y colaborar con ella para dar nueva vida a la obra que en ella se expresa. Ya tenemos un nuevo tipo de realidad y un modo distinto de conducta respecto a ella. Constituyen el nivel 2. En un plano superior dentro de este nivel, la persona humana, por ser corpórea puede ser delimitada, asida, manejada.., como si fuera un objeto. Pero presenta una sorprendente apertura y capacidad de iniciativa: puede pensar, desear, proyectar, colaborar, amar, ofrecer toda suerte de posibilidades y recibir las que le son ofrecidas. Al hacerlo crea toda suerte de encuentros. Abarca, por ello, mucho campo de realidad; debe ser considerada como el “ámbito” por excelencia. En cuanto tal ha de ser tratada con sumo respeto, estima y voluntad de colaboración. Nivel 3. Para adoptar de manera estable la actitud de generosidad y colaboración que nos exigen las realidades ambitales —sobre todo las personas e instituciones— necesitamos estar vinculados de raíz no solo a ellas sino a ciertas realidades más sutiles y difíciles de captar, pero que se muestran sumamente fecundas en nuestra vida. Me refiero a valores tales como la bondad, la verdad, la justicia, la belleza, la unidad. El animal, por tener “instintos seguros” —instintos que ajustan su actividad a las condiciones de supervivencia— no necesita inspirar su modo de actuación en esos grandes valores. El animal actúa bien con solo dejarse llevar de sus pulsiones instintivas. El ser humano necesita orientar dichas pulsiones y armonizarlas con las energías que se generan en su espíritu cuando se orienta hacia el ideal auténtico de la vida. El ideal verdadero viene dado por la unidad y por sus cuatro valores complementarios: la bondad, la verdad, la justicia y la belleza. El vínculo profundo con estos valores solo es posible cuando adoptamos una actitud alejada de toda voluntad de dominio, posesión, manejo arbitrario e interesado —nivel 1— y cercana a los sentimientos de respeto, estima y admiración —nivel 2—. Precisamente por ser muy elevados, esos valores no se nos imponen coactivamente, pero muestran
1El término “ob-jeto” procede del verbo latino objacere —estar enfrente—, del que se deriva objicere, cuyo participio es objectum, objeto.
fuerza en la mirada un poder imponente para atraernos y colmar nuestra vida de sentido, creatividad y libertad interior. Cuando sabemos responder positivamente a la llamada de tales valores, experimentamos su fuerza transfiguradora. Esa energía interior la adquirimos en el nivel 3.
principios de realidad Por su capacidad de conceder ciertas licencias muy apetecidas, un alto dirigente de empresa recibía toda suerte de recomendaciones. Él las aceptaba con tranquilidad, bien seguro de que no quedaría atrapado en una red de intereses, porque su vinculación profunda e inquebrantable al valor de la justicia le daba una inmensa libertad interior. “Dile que se hará justicia”, me decía imperturbable cuando le comunicaba que alguien se empeñaba en que recomendara su solicitud. Si le hubiera preguntado qué tipo de realidad tiene eso que llamamos “la justicia”, me hubiera dicho posiblemente que para él no era una mera idea; era algo tan real, tan serio y fecundo como es un criterio de vida, un canon, una pauta, una orientación segura. De modo afín, si alguien le dijera a Mozart que “la música” es solo una palabra, pues lo único real son las composiciones, los instrumentos y los intérpretes, sufriría un ataque de risa ante tal ignorancia y luego respondería posiblemente algo así: “La música es lo que me ha movido a componer desde niño, lo que llena mi interior de belleza, de la energía de los ritmos, de la magia de las armonías, de la expresividad melódica... ¿Cómo no va a ser real? Es un principio de realidad, un origen enigmático, pero no por ello irreal. De él procede y en él se asienta cuanto se relaciona con el maravilloso arte del sonido”. Esto es, justamente, lo que venía a decir el gran Platón cuando subrayaba, en el albor de la filosofía occidental, la importancia decisiva de las “ideas”, que no eran para él meros
“conceptos” sino “principios de realidad”. Así, la belleza es el fundamento de todo lo bello; la justicia, de lo justo; la bondad, de lo bueno; la verdad, de lo verdadero 2. Nivel 4. Para lograr que nuestra vinculación radical al bien, la verdad, la justicia, la belleza y la unidad sea incondicional, de modo que se mantenga por encima de cualquier vicisitud, debemos sentirnos religados por nuestra misma realidad personal a un Ser que no cambia y constituye la encarnación perfecta de tales valores. Dios, por amor, creó los seres humanos a su imagen y semejanza. Este acto creador los dotó de una dignidad suma e inquebrantable, que las hace en todo momento acreedoras a un respeto absoluto, es decir, absuelto o desligado de cualquier condición. Podemos hallarnos, por propia culpa, en un estado de desvalimiento total, e incluso de envilecimiento e indignidad. No somos dignos de alabanza por ello, pero, como personas, merecemos ser tratados con respeto y bondad compasiva, pues nuestro origen es el Señor absolutamente bueno. Al sentirnos religados, en el núcleo de nuestra persona, a Quien es la bondad, la verdad, la justicia, la belleza y la unidad por excelencia, situamos nuestra vida en el nivel 4. La experiencia propia del nivel 4 hace posible la del nivel 3, que es, a su vez, la base de la vida de encuentro propia del nivel 2. En un ser corpóreo-espiritual como es el hombre, estos tres niveles se apoyan en el nivel 1. Y, viceversa, la vida en el nivel 1 adquiere un sentido personal en las experiencias propias del nivel 2, que, para ser auténticas, remiten al nivel 3, que, a su vez, requiere la fundamentación última del nivel 4. Esta implicación mutua y jerarquizada de los cuatro niveles es indispensable para verlos en toda su riqueza y con su poder configurador de nuestra personalidad. bn
2 El carácter eminentemente real de las ideas lo expone Platón de modo especialmente nítido en el diálogo Hipias mayor.
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Luis Aymá - D o c t o r e n F i l o s o f í a
Las cincuenta obras publicadas por el Dr. Alfonso López Quintás, catedrático universitario y académico, culminan en ocho, que podemos calificar de sobresalientes por la fecundidad que encierran. Tal fecundidad se muestra a diario en la actividad creciente de la Escuela de Pensamiento y Creatividad (cf. cursos.epc-online.es). Esas ocho obras culminan, a su vez, en este nuevo libro, que las supera ampliamente por la decisión con que aplica su idea de la “mirada profunda” a la gran tarea de promover la vida ética por vía de descubrimiento. El autor parte de la situación de emergencia educativa en que nos hallamos y que A. MacIntyre describió con estas palabras: «Ha habido una catástrofe que interrumpió la transmisión del saber moral y, más ampliamente, de sus fundamentos». ¿Cómo salvar esta quiebra? Según López Quintás solo hay un camino eficaz: vivir el proceso de desarrollo humano de modo tan auténtico que nos haga saber, por propia experiencia, que la vida ética supone un ascenso ilusionante a la plenitud de la vida personal. Este proceso ascensional ha de articularse tan bien que, cuando alguien inicie el proceso de crecimiento, intuya que está comenzando una vida nueva, abierta a inmensas posibilidades de realización, y, a cada paso que dé, se sienta con más energía e ilusión para seguir la marcha.
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Este ascenso cada vez más ilusionado y decidido hacia la plenitud personal es fuente de dicha creciente y energía renovada. Tal plenitud implica que uno se va sintiendo más realizado como persona y más seguro en sus determinaciones. Realizados nos sentimos —según la mejor ciencia antropológica actual— cuando creamos relaciones de auténtico encuentro. Seguros nos hallamos cuando elegimos en cada momento, no en virtud de nuestros gustos, sino de nuestro afán de realizar en la vida el ideal de la unidad, que va unido de raíz al ideal de la bondad, la justicia, la belleza. Al tomar estos ideales como canon de la propia conducta, nos sentimos instalados en la verdad, en la que se afirma nuestra propia verdad de seres humanos. Tal seguridad se consolida al observar que tales ideales, al ser asumidos por nosotros, transfiguran toda nuestra vida: la libertad de maniobra se trueca en libertad creativa; la vida anodina se convierte en vida creativa; la vida insensata se llena de sentido; el lenguaje deja de ser visto como mero instrumento de comunicación para ejercer el valioso papel de vehículo del encuentro; la afectividad se perfecciona y da lugar al amor personal… Al seguir este proceso de ascenso —bien clarificado por la mirada profunda—, advertimos que, para elevarnos a la cima de la vida
ética, hemos de integrar cuatro niveles distintos y complementarios. Cada uno de ellos se rige por una lógica peculiar. El que se atenga fielmente a cada una de ellas piensa y se expresa con precisión. En cambio, quien analice una realidad o un acontecimiento de un nivel determinado con términos propios de otro nivel provoca una confusión grave. De ella se derivan multitud de malentendidos que bloquean nuestro proceso de desarrollo. Entre las claves de orientación que ofrece este libro resalta una, según la cual “desde un nivel inferior no puede conocerse lo que sucede en el nivel inmediatamente superior”. Esto nos inspira la siguiente regla pedagógica: Antes de enseñar ética, estética, axiología y religión debemos ayudar a los alumnos a subir al nivel 2. Este los llevará al nivel 3 y los dispondrá, con ello, para adentrarse en el nivel 4. Si permanecen en el nivel 1, no entenderán nada de cuanto se les diga sobre los niveles superiores. ¿Nos imaginamos lo que esto significa para su formación?
No es extraño que el libro culmine en la seguridad de que el valor existe y que la opción por el bien, la justicia, la belleza y la verdad nos eleva a nuestra máxima realización personal. Esperamos con ansia la aparición del prometido volumen en el que abordará el autor el tránsito del nivel 3 —el de los grandes valores— al nivel 4, el propiamente religioso. Las múltiples y agudas puntualizaciones metodológicas de este libro darán allí la medida de su eficacia.
La ética o es transfiguración o no es nada Alfonso López Quintás Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 2014, 871 páginas
Este bello libro nos nuestra la serie de transfiguraciones que llevamos a cabo cuando vivimos una vida ascendente. Por descubrir el nexo profundo que hay entre el desarrollo del hombre, las diversas transfiguraciones que va realizando y su ascenso a los niveles de realidad más altos, este libro se va a convertir en un referente para los estudios de antropología filosófica y ética. Es un libro creativo desde el comienzo, y aumenta su creatividad a medida que realiza nuevas y más valiosas experiencias. Estas, bien comprendidas y realizadas, son una fuente impresionante de energía y de luz.
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fuerza en la mirada
Mar t a
A .
Gu er rero
Periodista
El pasado 17 de abril, día de San Roberto, se preestrenaba en el cine Palafox de Madrid la adaptación cinematográfica de la novela de M. Raymmond, Tres Monjes Rebeldes. Este largometraje es el resultado del Proyecto 3MR, una ilusionante iniciativa que han desarrollado un grupo de jóvenes del Movimiento Apostólico de Schoensttat. Hace unos años, estos chicos descubrieron en la vida de los fundadores de la Orden del Císter (San Roberto de Molesnes, San Alberico y San Esteban) un mensaje joven, inspirador y motivador para la santidad, por lo que decidieron contar su historia a través del cine. Alfredo Schoch es uno de estos jóvenes y ha participado en el Proyecto interpretando el papel de Mauro, monje y gran amigo del protagonista de la película, San Roberto de Molesnes.
¿De dónde surgió la idea del Proyecto 3MR? Surgió de la manera más tonta posible. Entre 2010 y 2011 varios chicos de la Juventud Universitaria de Schoenstatt nos leímos el libro “Tres Monjes Rebeldes”, de M. Raymmond, y nos llamó mucho la atención la historia. Uno de nosotros, Aleix Forcada, estudiaba la carrera de Bellas Artes y tenía que preparar un tráiler cinematográfico. Impactado por la historia, decidió que esta fuese el motivo de su tráiler, por lo que nos
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pidió ayuda a los demás. Al ver el resultado quisimos desarrollar algo más grande, un nuevo proyecto al que dedicarnos y en el que ofrecer algo de nosotros durante nuestras vacaciones. A Aleix se le ocurrió la posibilidad de grabar una película. Comenzamos poniendo al servicio de esta idea los dones de cada uno. Básicamente, la película surgió de la ingenuidad y de la inconsciencia.
fuerza en la mirada ¿Y cómo se consigue desarrollar un proyecto cuándo no se sabe ni cómo comenzar? Al principio no teníamos idea de cómo llevarlo a cabo, ni de los aspectos técnicos, ni de cómo conseguir financiación… ¡de nada! Entonces, lo primero que hicimos fue ofrecérselo a Dios y a la Virgen para que fueran ellos los que lo sacaran adelante, porque teníamos claro que era todo suyo. Aun así, Dios también nos puso varias veces a prueba y nos permitió experimentar el desierto para que perseverásemos. Podríamos decir que el Proyecto 3MR es el resultado de una historia de santidad que nos motivaba, pero también del paso por el desierto. ¿Qué objetivos perseguíais con el rodaje de esta película? Al ver que la historia hablaba de la santidad pensamos en que podíamos evangelizar a través del cine, ya que es un medio que llega a todas las personas. Queríamos que la película contuviese un mensaje y, a la vez, que ese mensaje impregnase todos los ámbitos de nuestra vida para ser coherentes: transmitir una imagen de una santidad que es rebelde, joven e inconformista, una santidad que se vive en comunidad y que consiste en decir que sí a lo que Dios te pone en el corazón. En este sentido, vimos un paralelismo entre la vida de San Roberto y la nuestra. El anhelo de hacer algo grande y ser santos, las dificultades y las pruebas… ¿Qué supuso rodar la película en el Monasterio de Santa María de Huertas? El rodaje se desarrolló en el Monasterio de Santa María de Huertas (Soria). Allí vive una comunidad de entre unos quince y
veinte monjes, por lo que fue muy especial revivir y contarla historia de sus fundadores teniéndoles tan cerca. Sin embargo, tras el primer rodaje hubo un momento de crisis: nos quedamos sin dinero, tuvimos que desechar el ochenta por ciento de lo que habíamos grabado y nos veíamos con pocas fuerzas para seguir adelante. Entonces, tuvimos que relanzar el Proyecto para encontrar nuevos apoyos. Al principio solo participábamos unos veinte jóvenes y terminamos contando con la colaboración de unos sesenta extras, de los cuales la mayoría ni siquiera formaban parte del movimiento de Schoenstatt… incluso personas que no tenían fe. Ha habido muchos que se han sentido impactados por nuestro deseo de hablar de Dios a través de la película. Detrás de este proyecto hay varias historias personales de conversión. Entrevista a Alfredo Schoch
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fuerza en la mirada ¿Qué mensaje pretende transmitir la película de “Tres Monjes Rebeldes”? Quiere mostrar una santidad que es rebelde y muy atractiva, porque supone la lucha por la defensa de unos valores concretos… También muestra que la obediencia puede llegar a tener esencia de rebeldía. En definitiva, se trata de una película amateur, que pretende ser lo más fácil de ver y sencilla de seguir posible, para que todos puedan comprender el mensaje. ¿En qué fase del Proyecto os encontráis ahora? Hemos pasado las dos primeras etapas: la producción y la posproducción. La película se preestrenó el 17 de abril en el cine Palafox de Madrid y fue un éxito porque asistieron ochocientas personas. Ahora estamos analizando y rezando qué hacer, viendo las oportunidades que hay. Estamos negociando con una distribuidora y hay una televisión también interesada en la película. Desde varios lugares del mundo nos están pidiendo verla. Es increíble porque, en este sentido, Dios nos está regalando ver los frutos de Tres Monjes Rebeldes, y esto es algo que no teníamos claro que fuese a ocurrir. Seguramente, la película se estrene en un par de salas de Madrid y es posible que haya una pequeña gira por España después del verano. Después puede que haya algo más a nivel internacional. Nos gustaría terminar subiéndola a internet para que todo el que quiera la pueda ver.
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La mayor parte de la producción de la película se ha financiado con donativos y colaboraciones. ¿A qué se destinarán beneficios económicos de esta? Tenemos pensados varios fines para la recaudación que obtengamos. No tenemos ánimo de lucro, por lo que queremos que los beneficios sirvan para ayudar a la Orden Cisterciense y a alguna organización. Por ejemplo, en María Ayuda, que acoge a madres con dificultades para llevar adelante su embarazo y sacar adelante a sus hijos en un ambiente de hogar. También, nos gustaría colaborar con la financiación de proyectos solidarios de la Juventud de Schoenstatt, como las misiones que se van a llevar a cabo en los próximos meses en Cuba y Etiopía. Si finalmente logramos lanzar la película en DVD, los fondos que se recauden con su venta pretendemos que se sigan destinando a este tipo de organizaciones. Vivir una experiencia así de Dios, participando en una iniciativa tan original, debe haber sido todo un aprendizaje para vuestra vida cotidiana. ¿En qué te ha afectado formar parte del Proyecto 3MR? Por supuesto. Formar parte de esto me ha ayudado a ver mi vida cotidiana de una manera diferente. Sobre todo, me ha hecho descubrir que no siempre hay que buscar explicaciones a todo porque Dios siempre está detrás de lo que nos ocurre, tal y como hemos visto con la película.
fuerza en la mirada Desarrollar el proyecto no ha sido fácil, pero ves que cuando Dios pone un anhelo en tu corazón, Él mismo se preocupará de que no termine siendo un fracaso. Y aunque a veces pueda parecer un fracaso a ojos humanos, Dios hará que sea un éxito del Cielo. Nosotros lo vimos claro en la historia del propio Roberto de Molesmes. Este santo lo dejó todo por ser monje, renunció a la privilegiada vida de un noble para vivir la pobreza monacal. Pero cuando consigue entrar en el monasterio descubre que ahí no se vive con autenticidad la Regla de San Benito. Y Dios pone en su corazón la reforma para volver a ella. Aunque San Roberto vivió y luchó todo esto, su vida fue un fracaso a ojos de sus contemporáneos: siempre estuvo discerniendo si su anhelo tenía o no el origen en Dios, y encima murió sin ver los resultados de su reforma. Esto nos puede ocurrir también en nuestras vidas. Por eso, he aprendido que siempre hay que devolverle todo a Dios y dejar en sus manos nuestros deseos, nuestra vocación, nuestro trabajo… Todo para que lo siga conduciendo. Él solo quiere nuestro sí para ocuparse del resto. Esto es algo que hemos experimentado claramente con la película: Dios solo nos pide nuestra fidelidad ante la prueba para dárnoslo todo. ¡Merece la pena apostar por Él! bn
Hemos experimentado con la película que Dios solo nos pide nuestra fidelidad ante la prueba para dárnoslo todo Más información: www.proyecto3mr.com
Entrevista a Alfredo Schoch
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El ejemplo
El semáforo se puso en amarillo justo cuando un conductor iba a cruzar en su coche. Entonces, haciendo lo correcto, se detuvo en la línea de paso para los peatones. La mujer que estaba en el automóvil de detrás se puso furiosa. Le tocó la bocina por un largo rato e hizo comentarios negativos en voz alta al conductor respetuoso. En medio de su pataleta, oyó que alguien le tocaba el cristal. Allí, parado junto a ella, estaba un policía mirándola muy seriamente. El agente le ordenó salir de su coche con las manos arriba, y la llevó a la comisaría donde la revisaron de arriba abajo, le tomaron fotos, las huellas dactilares y la encerraron en el calabozo. Después de un par de horas, un policía le abrió la puerta y la señora fue escoltada hasta el mostrador, donde el agente que la detuvo estaba esperando con sus efectos personales: —Señora, lamento mucho este error. Mientras usted se encontraba tocando la bocina fuertemente, maldiciendo al conductor de delante, gritando improperios y diciendo palabras soeces, la observé y vi que de su retrovisor colgaba un rosario, el maletero tenía una calcomanía que decía: “Jesús es mi compañero” y en el cristal estaba pegado el emblema cristiano del pez. Como es de esperar, ¡supuse que el coche era robado!
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Un marinero y un pirata se encuentran en un bar y empiezan a contar sus aventuras surcando los mares. El marinero observa que el pirata tiene una pierna de palo, un gancho en la mano y un parche en el ojo, y admirado le pregunta al pirata: —¿Cómo terminaste con esa pierna de palo? —Una ola me tiró al mar y caí entre un montón de tiburones. Mientras mis amigos me subían, un tiburón me arrancó la pierna de un mordisco —¡Uau! —replicó el marinero—. ¿Y qué te pasó en la mano? ¿Por qué tienes ese gancho? —Estábamos abordando un barco enemigo y mientras luchábamos con nuestras espadas contra los otros marineros, un enemigo me cortó la mano. —¡Increíble! ¿Y qué te paso en el ojo? —Una paloma que iba volando arrojó excremento y me cayó en el ojo. —¿Perdiste el ojo por un excremento de paloma? —replicó el marinero un tanto incrédulo. —Bueno, era mi primer día con el gancho.
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Sacando rédito Entra un señor al Banco y se acerca al empleado. —Buenos días, don Paco —le saluda el interventor atentamente. —Buenos días, vengo a solicitar un crédito de un euro. —¿De un euro? Pero don Paco, le retiro esa cifra de cualquiera de sus cuentas o inversiones y solucionado el problema. —No, yo quiero un crédito de un euro a pagar en un mes. Si no me dan el crédito retiro la inversión, retira el dinero, las joyas, todo… —¡Oh, nada de eso! Si no es para tanto. Si usted quiere el crédito se lo damos —le dice el empleado mientras le acerca los papeles para que lo firme—. El interés es de un 3% mensual. —Está bien, pero quiero dejar en garantía de pago mi BMW. — No, don Paco, no es necesario. Con sus cuentas es más que suficiente. —Si no dejo mi BMW de garantía retiro la inversión, el dinero, las joyas, todo… —Está bien, don Paco, puede dejar su BMW en garantía en el parking del Banco hasta dentro de 30 días. —¡Perfecto! Vuelve Paco a casa y le dice a su esposa: —Merche, ya podemos disfrutar tranquilos de nuestras vacaciones. He conseguido un mes completo de parking por 1,03 euros.
n ó p a l u h SoyCtan castizo que cuando
apago el móvil, en vez de ponerlo en silencio, lo pongo en Callao entretenimiento
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l i c í f i d s Má todavía En un pueblo, una de las artistas del circo va a confesarse. —Padre, no sé si mi profesión es un poco indecente. —¿Cuál es, hija? —Soy saltimbanqui. —¿Y qué es eso? —Funambulista. —Pues como no me des mas datos… —Espere, padre y verá. La chica sale del confesionario y da volteretas laterales y un triple salto mortal. De pronto todas las viejas salen corriendo de la iglesia gritando. —Vámonos a confesar con el cura del pueblo de al lado, que este manda unas penitencias muy difíciles.
Desacato a la autoridad
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Un conductor sobrepasa ligeramente el límite de velocidad marcada cuando un policía lo alcanza y le manda detenerse: —Su nombre, por favor. —¡Ja, ja, y me río! —¡Pero, cómo se atreve! —replica indignado el policía. —. Dígame su nombre ahora mismo. —¡Ja, ja, ja y me río! —Mire, si no me da usted su nombre le quito los doce puntos de golpe y le pongo una multa colosal. —¡Ja, ja, ja y me río! ¡Ja, ja, y me río! —contesta gritando el conductor. —Deme ahora mismo el carnet y acompáñeme a la comisaría por desacato a la autoridad. El conductor le entrega el carnet, donde el agente lee: Nombre: Jaime Río Observaciones: Tartamudo
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No estoy muy puesto, mi Señor, en estos saberes, pero tal vez sea la muerte, contra quien nadie puede... Querido Sancho, ¿cuál sería para ti el poder más grande en esta vida?
Ah, mi querido Sancho, el amor junta los cetros con los cayados; la grandeza con la bajeza; hace posible lo imposible; iguala diferentes estados y viene a ser más poderoso que la muerte.
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Oración
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Señor, recurro a tu infinita misericordia para pedirte que te apiades: de mis hermanos perseguidos, torturados y muertos por causa del Evangelio; de todos los desplazados, acosados por el hambre, la injusticia y la guerra; de los esclavizados, sometidos y despojados de sus derechos por indignos opresores, ante la indiferencia culpable de los poderosos que podrían evitarlo, y de los destrozados en sus cuerpos y en sus espíritus por obscenos hedonistas ciegos de lascivia. Yo sé, Dios mío, que a nadie abandonas a su suerte; me consta que la victoria definitiva es tuya, la de tu misericordiosa justicia, la del bien sobre la maldad. Por eso, sabiendo lo inmenso que es tu amor a los hombres, confío plenamente en Ti. Por último, mi Dios, permíteme que interceda por los culpables de tantos desatinos que, engañados por el Maligno, buscan por caminos equivocados saciar su ansia de felicidad, para la cual Tú nos has creado. Todo ello te lo pido por intercesión de tu excelsa Madre, María Santísima. Amén