Precio 2,5 € - Febrero 2007 - nº 3
Su fidelidad por siempre, Salmo 116 Del Carnaval a la Cuaresma
Te la pochas, Jesús El Principio Antrópico
Doctora Santa Catalina de Siena Ecuador, tierra de misión Hijos maleducados
[Coordinador] Jorge Luis Santana Dumas [Subdirector] Luciano García Matas [Jefe de Redacción] Raquel Fernández de Bobadilla [Redacción] César Allende García Fernando Cañamares Leandro Mª Pilar Moiño Carrillo Jesús Amado Moya [Administración] Josué Santana Neira [Gestión] Juan José Guerrero Francisco Esteve Víctor Virgillito La Mazza Fernando Cerezo [web-internet] Jesús Castro [Patrocinios] Silverio Fernández [Autores] Angel Barahona Plaza Juan Gorostiza Campa Juan Ignacio Echegaray Fraile Juan Antonio Perteguer Muñoz Jerónimo Barrio Gordillo [Director de arte] Jorge Santaballa [Edita] Bendita María Avda. Pablo VI, 9 L-12 Pozuelo de Alarcón Tel.: 91 759 79 68 [Maquetación] Dayenu Dyseño S. L. [Imprime] Icono, s.a. [E-mail] info@revistabuenanueva.com [web] www.revistabuenanueva.com [Depósito legal] M-26182-2006
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EDITORIAL
CANTEMOS AL SEÑOR - Salmo 116
CATEQUESIS - El manto de Bartimeo
TIEMPO LITURGICO - Del Carnaval a la Cuaresma
BENDITA MARIA - El Magníficat
SOPLO DE DIOS - Intimidad con Dios MISIONEROS - Ecuador
CIENCIA Y FE - El Principio Antrópico MOSAICO - El ángulo de las abejas
ESCRITURA - “ Te la pochas, Jesús”
ARTE Y LITERATURA - Pedro Salinas
EDUCACIÓN -¿Tenemos hijos mal educados?
VIDA DE SANTOS - Santa Catalina de Siena
BENEDICTO XVI -La Luz para el mundo
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frustración
del hombre:
no poder “Nos hartamos de andar por sendas de iniquidad y perdición y caminamos por desiertos solitarios, pero el camino del Señor no lo atinamos.” ( Sb. 5,7) Desciende el rocío sobre la mies escorada por la brisa, y aclama y canta y se alegra la creación. Zumba el viento descollando la armonía del universo, para que el hombre conozca a su creador. Arde la zarza y no se consume el amor de Dios, para que el ojo vislumbre el misterio. Rugen las turbulentas fuentes de agua anunciando al rey, que llega incesante para uncirse Kirios de nuestra idolatría. Titilan los hitos de estrellas en el negro cielo para poder intuir apenas la magnitud del orbe y compararla con nuestra vanidad. Rompe un llanto de vida en el recién nacido para que se escape de nuestra sequedad un “gracias Dios mío”. Todo el universo es un destello de Dios, una palabra. Sobre el caos germina la armonía y en ella podemos asentar nuestra voluble razón escrutando el espacio infinito. Mas el Príncipe nos desconcierta, nos desvía la mirada, nos cambia el rumbo, nos inocula el aguijón de la duda y el cadalso; y nos aventa otros deseos, otros proyectos..., la realización integral. Y escarpamos taludes y aplastamos nubes y anulamos seres y omitimos voces y ansiamos como posesos una felicidad que no atinamos a encontrar. Y es entonces cuando hiere el grito hondo y grave y hueco desde nuestra caverna: ¡Me ha vuelto a engañar!
amar
Editorial
Ésta es la única
Es en ese mismo momento cuando aparece la frustración, la oculta frustración, la amargura, la tibieza gris que se escupe. Y la serpiente nos atenaza, nos inmoviliza; nos unce a su yugo, nos gobierna y nos obliga a mirarnos sólo a nosotros mismos. Ésta es la única frustración del hombre: no poder amar. No poder abrazar la historia, el fracaso, el dolor, el trabajo que nos pesa, los hijos que se rebelan. No poder amar al otro como es: esposa, marido, hijos, padres, compañeros de trabajo. La auténtica vocación del hombre es amar, ser santo. Dios ha cincelado en la esencia del hombre la clave secreta, que ha ido desvelando a través de la historia, hasta manifestar su plenitud en Jesucristo, la máxima revelación: Nuestra felicidad depende directamente del amor que damos a los demás. El hombre sin Dios no puede amar, no encuentra la llave. Jesucristo ha muerto para abrirnos la ventana por donde entra la brisa de Dios: su espíritu. Él nos ha devuelto la posibilidad de amar de nuevo, de vencer la frustración, porque Él ha destruido en la batalla final al Príncipe de este mundo que nos tenía esclavos. Nos ha mostrado el camino que por nosotros mismos no atinábamos a encontrar. Y además nos ha dejado a María, que nos acompaña hasta el Padre, escrutando nuestra pisada, velando y rogando a Dios, incansable, por nuestra salvación. Jorge L. Santana
Director Comercial
Juan Gorostiza Campa
cantemos al Señor
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Salmo 116 “Alabad al Señor, todas las naciones, aclamadlo, todos los pueblos. Firme es su misericordia con nosotros, su fidelidad dura por siempre.”
Hace, aproximadamente, dos meses me confesé con mi párroco. Cuando me impuso la penitencia, me dijo: - Busca un salmo, el que más ¡eh!... Y lo proclamas despacio y lo meditas. Como ya le conozco, el ¡eh! debe entenderse por: “… te haya gustado, … te haya impactado, … te haya tocado el corazón, … te haya hecho levantar los ojos al Señor, … te haya...” Buscando, buscando, no cumplí la penitencia, ya que no sabía cuál escoger. ¡Hay tantos que me han...¡eh!! Ante esta oportunidad que me han dado de comentar un salmo, abrí la escritura al azar y me salió éste. El más corto del salterio.
Hace un tiempo estoy dándole vueltas a la cabeza -me estoy haciendo mayor, se me olvidan las cosas y el demonio aprovecha el mínimo resquicio para jugármela- para recordar las maravillas, digo bien, que ha hecho el Señor conmigo y con mi familia. ¡Uf! Sólo consigo recordar algunas y además, antiguas. Como si no hubiera actuado el Señor en mi vida desde hace muchos años; como si se hubiera secado el brazo de Yahvé. ¿Os ocurre esto a vosotros? En esta situación, me encuentro con este salmo y me he quedado sorprendido, ya que lo primero que me viene a la cabeza es que yo formo parte de esas naciones a las que el salmista invita a alabar a Dios. Que yo, por Su voluntad, sea invitado a hablar bien de Él, me encanta. En estas Navidades pasadas me llamaron de una parroquia de Madrid para hacerles un “servicio”: El “servicio” se llamaba Melchor. Uno de los magos de Oriente que, siguiendo una luz en el cielo, llegaron a Belén para adorar al Niño. Todos sabemos qué significa este pasaje de la escritura, tan minuciosamente relatado por San Mateo: El Dios de Israel, de su pueblo escogido, se manifiesta a los gentiles, a mí, entre ellos y nos invita a reconocerle a Él como el Salvador.
cantemos al Señor
Invitación universal a la alabanza divina
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Este salmo es el paso previo del final de la anáfora:”y con la asamblea de los ángeles y de los santos, cantamos el himno de tu alabanza” El salmista invita a todas las naciones y a todos los pueblos a proclamar las maravillas del Señor hoy. Nos invita a formar un solo cuerpo que las cante y las proclame, todos con una sola voz. Como dice el Salmo 85: Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor, bendecirán tu nombre: “Grande eres tú, y haces maravillas; tú eres el único Dios.” ¿Cuál es la mayor maravilla que ha hecho el Señor con nosotros? ¡Nos ha abierto las puertas del cielo en la Resurrección de su Hijo amado! ¿Cómo no cantar esto? ¿Cómo no proclamarlo? ¿Cómo te lo vas a callar? ¿Cómo vas a convencer a las naciones de la tierra y a todos los pueblos para que alaben y aclamen al Señor? “Id y anunciad el evangelio a todos los pueblos; yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. ¿Quiénes van a anunciar esto? Va por ti y por mí, que a lo mejor no nos acordamos del “detalle” de la obra que Dios ha hecho con nosotros, pero que experimentamos que, realmente, en Su Querido Hijo, ha transformado nuestra tristeza en alegría; y por ti que ha dado un sentido profundo a tu matrimonio;
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y por ti, que ha iluminado tu vida mostrándote Su Amor donde no lo veías ni por asomo; y por ti que se ha hecho presente en tantos sufrimientos abriéndote el cielo; y por ti… y por ti…
Y esto, ¡no lo saben! ¡Hay que anunciarlo! Y hay prisa por hacerlo. A ti y a mí, a los que el Señor, por su infinita misericordia ha tenido a bien regalarnos el vivir un poco esta maravilla, nos está exhortando a hacerlo.
¿Qué tenemos que anunciar? Que firme es su misericordia con nosotros. Que el Amor que nos ha manifestado en su Hijo sigue vivo, que ante nuestros pecados lo que aparece es el perdón Dirá el libro de los Números en el Canto de Balaam: “Dios no es un hombre que dice y se arrepiente”. Dios ha tenido una única Palabra y esa palabra es Jesús; esa palabra es la esencia de Dios mismo que es el Amor al pecador; Jesús, que deja la casa de su Padre para hacerse uno con nosotros, para hacernos suyos en unas bodas magníficas; que se hace uno con nosotros en nuestra historia, en el día a día, en la Cruz, que Él ha hecho gloriosa. Tomando nuestra condición de pecadores entra en ese lecho de Amor para destruir en su Cuerpo la muerte; pero no sólo nuestra muerte, sino la de todos los pueblos y naciones.
Dice el Salmo 97: El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia: Se acordó de su misericordia y su fidelidad a favor de la casa de Israel.
Firme
“Firme es Firme su misericordia misericord Firme con nosotros...” misericordia nosotros Acordándose de su misericordia, que es firme y de su fidelidad, que dura por siempre. Esto es impresionante. ¿En qué matrimonio se ha visto que ¡siempre! sea el mismo el que ceda, disculpe, perdone, se humille, dé la
Anunciadlas por toda la tierra.
dia
a
Cantemos al Señor, que hace proezas.
razón al otro por amor? Mi vida con el Señor, como la tuya, está llena de infidelidades: Hemos sido adúlteros y nos hemos ido con el primero que se nos ha presentado y nos ha vendido humo con un lazo rosa. Tremendo. Ahora: Si somos infieles, Él permanece fiel porque no puede negarse a sí mismo. ¡Cómo nos cuesta decir que dudamos de Dios! Suena muy fuerte. En cambio, decimos y nos confesamos que dudamos del Amor de Dios. Dios es Amor. Dudar del Amor de Dios es dudar de Él mismo. Es dudar de lo que es por excelencia. Por eso, no puede ser infiel con nosotros; no puede dejarnos de lado. Estamos tatuados en las palmas de las manos del Hijo. Continuamente está Jesús mostrando sus gloriosas llagas a su Padre con un grito: Perdónales porqué no saben lo que hacen. Esta fidelidad ha tomado nuestra condición humana en Cristo Jesús, el testigo fiel y veraz, y nos llama a ser fieles, nos llama a enamorarnos de Él, a reconocerle como el ÚNICO y amarle con todo nuestro corazón, con toda nuestra mente y con todas nuestras fuerzas. En el texto hebreo de este salmo hay una palabra, hésed, que es difícilmente traducible, ya que nos quedamos cortos. Decía Juan Pablo II que hace referencia a “la trama de los sentimientos profundos que marcan la relación entre dos personas; entraña valores como el amor, la fidelidad, la misericordia, la bondad, la ternura”. Esto es lo que nos ha mostrado en su Hijo.
En el fondo ¿qué nos dice este salmo?. Que Dios nos ama eternamente, que no se cansa de nosotros, que nos ha comprado a un precio muy alto en la sangre de su Hijo. Que cantemos este Amor sin parar; que se enteren los hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación, que también ellos han sido comprados al mismo precio. Que, juntamente, podamos exultar y proclamar su misericordia y su fidelidad. Dirá Isaías: “Cantemos al Señor, que hace proezas. Anunciadlas por toda la tierra. Gritad jubilosos y exultad, habitantes de Sión.” Retomando un párrafo que he escrito al principio de este comentario muy particular, tengo que deciros que el brazo de Yahvé no se ha secado, que sigue siendo fiel, que, de nuevo, en este 2007 sigue actuando y que su paciencia y su misericordia son eternas. Por cierto, he podido cumplir la penitencia que me impuso mi párroco. ¡Nunca es tarde!
fidelidad dura “...su fidelidad dura siempre por siempre”
fidelidad
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Teólogo
César Allende García
Catequesis
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El manto
Corría en Roma el año 64 de la era cristiana. En algún rincón de la ciudad, Marcos, con el cálamo en la mano para continuar la redacción del Evangelio, “recordaba” - es decir, volvía a traer a su corazón la historia aquella que tantas veces había oído relatar a Pedro...
Catequesis
de Bartimeo, el ciego
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abrió... ¡y el día se le vino encima! La calleja se empina suavemente y tuerce, primero a la izquierda, y luego, estrechándose un poco más, se endereza y continúa a nivel. Jericó era el punto verde, la ciudad de las bellas palmeras...La casa de Timeo está la segunda a la izquierda según vas. Empieza a alborear un día más. El sol, como siempre, recortaba los perfiles del pueblo y los fundía poco a poco en la luz. Para el hijo de Timeo, ciego, el sol, el viento, los ruidos primeros que empezaban a oírse eran los de todos los días. Había aprendido con la ceguera a no cuestionarse mucho las cosas, sino a memorizar las identidades, las semejanzas, las distancias y las diferencias: eso le permitía moverse y... sobrevivir. Al lado de su estera encontró sus andrajos y su manto. El lebrillo con agua estaba un poco más hacia el rincón de la tinaja; y pegada a una pared, la mesa con los restos de comida del día anterior. Esto y las calles del pueblo, los vecinos más vecinos, su compañero de mendicidad y su sitio en el camino que va a Jerusalén eran sus posesiones. Las conocía bien, sobre todo por el olfato. Porque ¡vaya si olían! Marcos recordó de pronto el olor del manto cuando lo recogió del suelo, siendo un chaval, para devolvérselo.
La luz aumentaba fuera. Bartimeo, antes de salir, se abrigó con el manto como si quisiera llevarse todo lo suyo con él y protegerse, a la vez, de la vida. El palo, liso y sudado, estaba junto a la puerta. Abrió... ¡Y el día se le vino encima! No tenía ni agenda, ni orden alguno del día. Era la tremenda paradoja de vivir improvisando en un mundo de sombras, en el que todo era siempre como siempre. Y, ¡qué cosas!: antes de cerrar y echar a andar, volvió la cabeza y “miró dentro”; un gesto que conservaba de cuando veía, de cuando los días eran más distintos unos de otros que ahora.
vivir en unmundo
mundo mundo de mundo sombras...
sombras
Marcos dejó de escribir. Con los ojos fijos en un punto blanco del pliego y la mano levantada, comprendió una cosa: que Bartimeo llevaba en los ojos la ceguera que todos llevamos dentro. Todo siempre es igual.
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catequesis
bn
Marcos vuelve a la escritura: ve a Bartimeo llegar a su puesto de mendigo. Le ve sentarse, buscando con la cara el sol, que ya calienta. Y cuando lo encuentra, afloja un poco el manto y se acomoda. (El otro ciego, lo mismo).
El día no trae nada nuevo, nada que estrenar; ningún “algo” va a ocurrir de veras diferente: la esperanza es una luz mortecina. Y si esto es así...tenía razón el Señor: “¡cuánta ceguera no habrá!”( Mt 6, 22-23).
Ciegos
Pero el ciego era eso: ciego; pero no tonto, ni sordo, ni mudo. Por las calles de Jericó, apretado él al manto más que el manto a él, llevaba dentro una mecha aún humeante, un pábilo no apagado del todo (Is. 42,3); caminaba a oscuras..., atraído por la voz del Siervo de Yahvéh, al punto de encuentro (Is. 50, 10). Ciego, iba a la luz...¡y no lo sabía! ¡Pero lo deseaba con todo su ser!
Ciegos “Ciegos, mirad y ved mirad y ved” mirad y ved mirad y ved
Reconstruyendo en su corazón toda la historia y viéndola precisamente a través del milagro acontecido, Marcos recordaba la escritura: “Ciegos, mirad y ved” (Is. 42, 18). Y, sobre todo: “ Haced salir al ciego”...(Is. 43,8). Y en ese preciso instante comprendió por qué Pedro en todas sus catequesis predicaba con tanto esmero, con tanto ímpetu y fuerza este episodio del ciego que un día se encontraron en el camino que va a Jerusalén: porque la profecía de Isaías resonaba en el corazón de todo Bartimeo que escucha la Palabra. La profecía se hace promesa al escuchar, y acontece así lo inaudito: El Señor lo acontece; en Jesús se identifican profecía, promesa y hecho: “ un año de gracia, un día de salvación ocurre hoy” ( Is. 61, 1-2; Lc.4, 21).
Ilumina
a los
que se hallan en
tinieblas y en de
El hijo de Timeo busca el sol; todo hombre sufre de heliotropismo irresistible. Va girando sus ojos muertos hacia el punto de la altura de donde la viene la Luz, que “visita a todos, que ilumina a los que se hallan sentados en tinieblas y sombras de muerte” (Lc. 2, 78-79; Jn. 1,9). Piensa ahora el evangelista en Malaquías: cuando los rayos de luz alcanzan a los sentados a la vera del camino mendigando un trozo de amor, y éstos “escuchan”, oyen esa luz ( la Palabra, dice Juan, que ilumina a todo hombre (Jn 1, 9)), como el hijo de Timeo oyó el tropel y se “enteró” de que era Jesús; entonces, esos que están sentados saldrán “brincando como becerros bien cebados, fuera del establo”( Ml. 3, 20). Y se acuerda Marcos también de aquel Saulo, que fue así mismo alcanzado “por una luz venida del cielo y por una voz”( Hch.9, 3-4).
sombras
muerte
d
Ya es del todo de día: se ve perfectamente( ¡!). Pedro, cuando en sus catequesis llegaba a este punto, cortaba repentinamente el relato...y se hacía un gran silencio. Silencio que anunciaba algo ( Ap 8,1), una venida, una llegada; la gente que oía a Pedro, percibía en ese silencio la llegada del Señor Jesús que salía de Jericó hacia Jerusalén; aquellos romanos oían llegar a Jesús de nuevo; el ciego hijo de Timeo también lo oyó. Y empezó a gritar.
Jesús “¡Jesús,
Ahora Pedro llora casi siempre en silencio: se acuerda de sus gritos jurando no conocer a Jesús; y sobre todo recuerda los ojos del Señor que le amaron más allá, mucho más allá del pecado más atroz.
Hijo de David
Hijo de David Hijo
Marcos recordaba exactamente lo que voceaba. Y decidió escribir una sutil diferencia entre las dos voces o gritos que salieron del ciego: en la primera nombra al Señor con dos apelativos: su nombre propio ( “Jesús”) y el otro, su título dinástico (“Hijo de David”); en la segunda no utilizó ya “Jesús”, porque sabe el ciego que su grito va directo al único corazón, de los que allí están, que late en sintonía perfecta con el suyo, el único que puede oír su demanda. Ese “único” es quien ve bajo el manto la mecha que apenas humea ya, el que no acabará por quebrantar del todo la caña cascada que es la vida del ciego, de todo hombre. Marcos escribe que el ciego hace un descubrimiento prodigioso: Jesús es el Mesías, es decir, quien puede hacer posible lo inimaginable e inaudito, lo que no es deducible del acontecer ordinario de las cosas. Ese día se juntaron en la vida de Bartimeo a la salida de Jericó la época antigua de las Promesas a los Padres y la época nueva que Abrahán y David, y tantos otros, vieron en espíritu. ¡El grito de Bartimeo se oyó en el mundo entero!
de David,
Hijo de David
ten compasión Jesúsde mí!”Jesús
compasión
Jesús se para, como el ángel del Señor ante Abrahán en el encinar de Mambré; no pasa de largo. Y el ciego se levanta de un brinco, como los becerros de Malaquías. El cañizo con que escribe el evangelista sobre el pliego va ahora a todo correr; corre la pluma como corren los hechos que relata; como corría Pedro al narrar esta parte última de su catequesis. Hay dos momentos contradictorios que originan la dialéctica del encuentro Jesús- Bartimeo (Jesúsnosotros): el parón de Jesús y el salto del ciego. Esta dialéctica del encuentro se resuelve en una pregunta absolutamente imprescindible de puro innecesaria que era, y en la respuesta del hombre ciego y mendigo: “¿Qué quieres? Ver, maestro”.
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catequesis la lumbrera
Marcos, fiel intérprete de Pedro, une en una secuencia maravillosamente sencilla la profesión de fe de la Iglesia primitiva en el poder mesiánico y salvador de Jesús: coloca en línea “Jesús -Hijo de DavidRabbuní”. Jesús restaura el orden primero querido por Dios: devuelve la luz, la vista, la esperanza, la alegría de vivir.
restaura
que la búsqueda acaba en posesión si satisface una condición: la renuncia a la seguridad, a aquello que cubre nuestra piel, nuestra necesidad radical. El mismo Señor se despojó dos veces ( además de la que supuso dejar el Cielo y venir a la Tierra): el Jueves Santo se quitó la ropa para servir a los suyos, y en la cruz se la quitaron para que la entrega fuera absoluta.
Jesús Jesús restaura el orden primeroDios
querido
querido
por Dios
orden primero Bartimeo tira el manto y brinca al encuentro de Jesús a través de otros. Estos le llevan la buena nueva de que Él le llama. Hay un elemento de mediación también importante. Con los ojos fijos en un punto, Marcos trata de evocar el paño del manto. Ahora, con el brazo extendido, busca mojar la pluma en el tintero y recuerda el vivo aspecto rugoso, mugriento del manto. Y le llega de nuevo al olfato ese peculiar olor del paño mezclado con el cuerpo, con el sudor, la comida, los caminos, las callejas...incluso el tiempo. Marcos ve claramente cómo tira el manto en el que cobijaba todas sus pertenencias y bienes; claro que “todas” eran bien pocas... Era ciego el hijo de Timeo, aunque no tenía un pelo de necio o estúpido. Sabe que todos buscamos a tientas o “con un farol” la Verdad y la Vida. Y lo que aprende es
Despojarse de las cosas y de las posesiones, que en realidad nos poseen a nosotros, no es más que el exterior o cáscara de un necesario desprendimiento mucho más hondo y radical: la ingenua creencia de que en los bienes tenemos asegurada la vida. Lo mismo que con Bartimeo pasa con nosotros: si cuando él gritó, se le oyó hasta Finisterre, ahora al arrojar el manto, se le vino abajo al mundo su sombrajo; todos sus poderíos y pompas, todos sus reinos y sus glorias (Mt. 4, 8).
Lo que Marcos trata de transcribir de la catequesis de Pedro es que el obstáculo para el encuentro con Jesús está en el alma, en esa especie de engrasamiento del corazón, que embota el espíritu y ciega la existencia. A ver si va a resultar que Bartimeo estaba más ciego del corazón que del cuerpo, porque su manto era su tesoro y en él tenía puesto el corazón (Mt 6, 21). Al ciego le ocurría lo que ya denunció Oseas: “la hartura ( de poco o de mucho, es casi lo mismo) hincha los corazones y se olvidan de mí”, dice el Señor (Os 13, 6). Por eso, la llamada de Jesús es a hacer jirones el manto, como el mismo profeta había anunciado: Dios se convertirá en un león o leopardo que desgarre las telas del corazón de su pueblo (Os 13, 7).
¡Con un manto raído y adelgazado en extremo pretendía él parapetarse de toda inclemencia; y nosotros lo intentamos con un mundo lleno de seguros y reaseguros! Esta pretensión nos está costando la vida; o, dicho de otro modo, está haciendo nuestra vida muy cuesta arriba, obligándonos a un esfuerzo constante en el proyecto del futuro. ¡Para asegurar lo que aún no existe, enajenamos lo que tenemos! Con razón decía el Señor que actuando así, aún el día de hoy está que nos trae de cabeza ( Mt 6, 34). Todos los detalles se le agolpaban a Marcos en el recuerdo. Al fin, el hijo de Timeo (y su otro compañero, también) veía. Fundamentalmente, veía a Jesús. Y una sola cosa le importó ya: seguirlo. Ni casa, ni padre, ni colega de infortunios, ni manto, ni nada. Sólo hacer con Él la andadura hasta Jerusalén..., o donde fuera.
catequesis
Curiosa terapia la de Dios: desgarrar para sanar el mal de la concupiscencia, que empieza en la carne, ataca los ojos e infla de jactancia y orgullo ( 1Jn 2, 16). La enfermedad del ciego de Jericó era un pecado de jactancia y de ingenuidad: creerse al abrigo de todo mal bajo un manto grasiento y agrietado. Es el pecado de todos, fruto de una concepción de la vida “de tejas para abajo”. Sin cielo y sin Dios, la casa se nos ha llenado de sombras, de ídolos que nos tiranizan y nos espantan, cuando por la noche silba y aúlla el chacal de la región desierta en que habitamos (Dt 32, 1).
La experiencia de aquella mañana había sido formidable: lo que no estaba previsto (¡“pre-visto” para un ciego!) que ocurriera, ocurrió: al ciego y a nosotros. Pedro acababa siempre la catequesis sobre el ciego de Jericó con una frase que Marcos había aprendido de memoria: “Bendito ciego, que tenía la costumbre de mendigar todos los días en el mismo lugar por donde había de pasar el Señor”. En el cálamo ya sólo quedaba una mota de tinta. Con ella puso Marcos un punto después de la palabra “odo” ( camino).
Doctor en Filosofía
Ángel Barahona Plaza
tiempo litúrgico
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Del carnaval no sólo
El carnaval tiene su origen, posiblemente, en fiestas paganas como las del buey Apis e Isis en Egipto, o sus herederas: las bacanales griegas y romanas en honor a Dionisos o Baco, las lupercales y saturnales romanas o las fiestas celtas del muérdago. El culto tripartito de Isis, Horus y Serapis se introdujo en Roma durante el consulado de Lucio Cornelio Sila (86a.C.) y se afianzó como uno de los ritos más comunes de la religión romana. El nombre de Baco hace referencia a los fuertes gritos con los que se le adoraba en las bacanales, frenéticas celebraciones en su honor.
de pan vive el hombre Se trataba de fiestas de la primavera, que eran ocasión para la embriaguez y actos licenciosos en que los celebrantes danzaban y bebían hasta el éxtasis, que culminaba con el descuartizamiento del dios. Cuando Dionisos era desmembrado, su sangre se aspergía por toda la aldea, y la calma volvía tras aquel ritual de sangre y desenfreno. Las bacanales se hicieron cada vez más sangrientas, por esa razón, el Senado romano las prohibió en el año 186 a.C.; más tarde rebrotaron y por eso volvieron a ser prohibidas, esta vez por la Iglesia, cuando estuvo en condiciones de hacerlo, después de Constantino.
tiempo litúrgico
a la Cuaresma
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La historia de la humanidad recoge una serie de ritos relacionados con los ciclos de la naturaleza y con fórmulas de tipo religioso mediante las cuales el hombre ha intentado controlar esos ciclos. Este mecanismo de control o regulación es lo que podríamos llamar religiones naturales: el hombre cree que tras el sacrificio, la muerte de una víctima ideal (vírgenes, extranjeros, primogénitos...) trae la regeneración de todas las cosas, expresada en la explosión de fertilidad de la primavera. Podríamos hablar de decenas de ritos a lo largo y ancho del mundo de carácter orgiástico, acompañados por gritos salvajes, una música frenética y la ingesta desmedida de alcohol.
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En las religiones paganas las víctimas eran consideradas culpables, no eran conscientes de que eran utilizadas en pro del orden social para, en mimetismo con la naturaleza, restaurar el orden y excitar la exuberancia de la tierra. Pero ninguna sangre de víctimas traía otra cosa que víctimas. La Pasión de Cristo ha sido revelación y ha puesto en evidencia las mentiras de los ídolos ensangrentados, el montaje sádico y morboso que los hombres hacían en torno a sus víctimas. Lo judeo-cristiano se enraíza en la historia humana, pero le da un nuevo y singular sentido. Asume la transición de lo pagano, porque Dios reasume en Cristo todas las cosas, pero de lo viejo saca lo nuevo, lo radicalmente nuevo: de su muerte sale la vida auténtica renovada. El culto natural es sustituido por un culto espiritual; de la muerte sale la vida, pero no de la sangre derramada, sino de la auto donación, de la entrega. Y es Dios quién hace eso por propia iniciativa,
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y no una proyección de hombres miedosos ávidos de seguridades que chantajean a sus dioses para no morir. La revelación se ha hecho historia, se ha encarnado, pero los hombres han rechazado la luz, en su libertad intocable, y prefieren las tinieblas. Actualmente el carnaval se ha convertido en una fiesta popular con disfraces, desfiles, y jolgorio en la calle, pero en lo profundo late todavía una rememoración ritual difuminada. Hoy asistimos a una revitalización de los viejos ritos, pues hay una propensión en la naturaleza humana, contaminada por el pecado mimético por excelencia, el pecado original, a copiar y repetir los viejos esquemas buscando los viejos efectos pacificadores; por eso se cree que la violencia todavía remedia algo, o que los desahogos de la libido descargan alguna tensión, o que la sangre repara el sufrimiento del sinsentido de la vida para el que no se siente amado.
El carnaval, los dos o tres días previos al Miércoles de Ceniza se celebraba con juegos, banquetes, bailes y diversiones en general, con el fin de enfrentarse al periodo de penitencia con el cuerpo resarcido, como si esa fiesta fuera la vida y la cuaresma la muerte. Pero ¿Qué es realmente la cuaresma? La palabra cuaresma proviene del latín, cuadragesima, por comenzar el cuadragésimo día antes de la pascua. La Iglesia ortodoxa nos habla de ella con gran belleza y profundidad:«… es la escuela del gran arrepentimiento. Es una maravillosa peregrinación a las fuentes mismas de la fe, redescubrimiento de la manera de vivir cristiana, vuelta anual a nuestro bautismo: hacer en cuarenta días el catecumenado. ¡Cuando un hombre sale de viaje debe saber a dónde va! Esto le ocurre a la Cuaresma: la Cuaresma es un viaje del espíritu y su destino es la Pascua». La Iglesia invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, ayunando y dando limosna. En Cuaresma, aprendemos a conocer y apreciar la cruz de Jesús. Con esto aprendemos también a tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la gloria de la resurrección. Es decir, aprendemos a morir para dar vida. Es la antítesis de los valores paganos representados en el carnaval: vivir para uno mismo, dar culto al propio cuerpo es incompatible con la convivencia con los otros. A partir del cristianismo sacrificar a otro, animal o humano, es un crimen intolerable. No hay sacrificio sangriento válido para pagar por otro. El único sacrificio que cabe después de Cristo es espiritual: dejar de vivir para uno mismo y vivir para el otro. Esto es lo que trae la Pascua, y la Cuaresma nos prepara para ansiarlo.
tiempo litúrgico
bn La duración de la Cuaresma está basada en el simbolismo del número cuarenta en la Biblia. El número cuatro simboliza el universo material, seguido de ceros significa el tiempo de nuestra vida en la tierra, jalonado de pruebas y dificultades.
En la Biblia se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública. “La Iglesia se une todos los años, durante los cuarenta días de la Gran Cuaresma, al Misterio de Jesús en el desierto” (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 540). La estancia de Jesús en el desierto da respuesta a la pregunta del Éxodo: ¿Por qué fueron necesarios cuarenta años en el desierto antes de entrar en Canaán?, y a la pregunta que se nos plantea a nosotros hoy: ¿Por qué es necesaria la Cuaresma? El hombre vive en un mundo rodeado de tentaciones que, bajo apariencia de bien, resultan ser autodestructivas. Jesús las sufre paradigmáticamente para mostrarnos cómo no sucumbir. La oración de Israel: el Shemá (amarás a Dios con todo tu corazón con toda tu mente, y con todas tus fuerzas) está en consonancia con las tentaciones que sufre Cristo tras cuarenta días en el desierto. 1ª tentación: el cuerpo. Israel, durante su estancia en el desierto, se alimentaba de un manjar miserable por su monotonía, el maná, y por ello murmuraba contra Dios, juzgaba a Dios en el corazón. Esa tentación, que sufrió también Él, es traducible a nuestra vida cotidiana: ¿Por qué tienes que aguantar aquí privaciones,
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“ No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale el éxito. de la boca de Dios” 2ªEl notentación: aceptar la cruz, el absurdo, el que las cosas no sean como yo quiero, que los hijos van por libre, que la vida es un fracaso, que no te van a aceptar, que no te gusta el desarrollo de tu vida, etc. Y todos tenemos esta tentación. Si sucediera un milagro, algo inédito, que cambiara las condiciones de la naturaleza, de la vida, entonces –piensas-le aclamarían..., te aclamarían, suscitarías una admiración que confundirías con la gloria, los otros reconocerían en ti a un dios.
necesidad, precariedad, o una enfermedad..., que te estás muriendo? Reniega por dentro, dile a Dios: ¡dame pan, esto es injusto!..., esto no me lo tienes que hacer a mí; esta enfermedad no me la tienes que dar; se me están cayendo los dientes; tengo un bulto aquí; ¡a mí no me tienes que mandar un cáncer!...Murmuramos, juzgamos a Dios, destruimos el amor. “ Amarás a Dios con todo tu corazón”, primer mandamiento. Pero Cristo no dijo eso, sino: “No sólo de pan vive el hombre”. El mundo pagano actual no cree que haya otra cosa que mantener además del cuerpo, sin advertir que por muy saludable que éste sea, si el hombre no ama o es amado, está muerto. “No sólo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Cristo ayunó. Ayunar de televisión, ayunar de dormir y ofrecer los sufrimientos de nuestro cuerpo al Señor por el mundo. Amar a Dios con el cuerpo, amar a Dios sin murmurar.
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Tentar a Dios: «no sigo adelante en la vida si Dios no me cambia esto o lo otro. Que me quite la cruz». Blasfemar, obligar a Dios a que la vida sea como uno quiere, no como Él quiere. El demonio tentó a Cristo a huir del rechazo. Le decía: el fracaso es antinatural, el hombre está llamado a triunfar, a realizar cosas, no a fracasar. No sabía el demonio el misterio escondido: que Dios iba a salvar a la Humanidad a través del “fracaso” de Cristo. Lo mismo que a cada uno de nosotros. Vencer esta tentación es amar a Dios con toda la mente. Y de ella sólo nos libra la oración.
“No tentarás al Señor tu Dios”
“Al Señor tu Dios adorarás y a Él sólo darás culto” 3ª tentación: el afán de dinero. Y del poder que éste proporciona. Está representada emblemáticamente en las riquezas, que parece que todo lo pueden. Todo esto te daré, si postrándote, me adoras, le dice el Maligno. ¡Si tuviera, si pudiera…, tendría el control que me falta sobre la salud, los acontecimientos adversos ...! es el grito del hombre que quiere ser todopoderoso, hasta que la realidad se tropieza ineludible con él. Buscamos desesperadamente el dinero, esperando hallar en él la felicidad y por no encontrarla allí, estamos de por vida insatisfechos. Todo está amenazado, todo son instrumentos precarios. Amarás a Dios con todas tus fuerzas. Reconocer a Dios como Dios es saberse criatura; saber que nada material puede darnos lo que buscamos, el amor. En Cuaresma, la limosna viene en nuestra ayuda para superar esta tentación. El hombre de la carne (el del carnaval), por el miedo que tiene a la muerte, ha desordenado las pasiones, puestas por Dios para nuestra felicidad, y las utiliza contra natura.
Utiliza desordenadamente todas las pasiones en función de salvarse de la muerte del ser ( sentir que no somos, que somos nada). El hombre tiene dentro la muerte porque las raíces de su ser, separándose de Dios, han muerto. Y no sabiendo quién es, quiere ser en los demás; cree que imitar el éxito, la apariencia de felicidad de los otros le desvelará el secreto escondido que él no posee. Por esa razón, se junta con una mujer, porque la quiere, porque la ama, porque le gusta su cuerpo, porque se lo pasa muy bien, porque quiere construir con ella, porque cree que le va a salvar de las angustias que tiene...Y después, resulta que ve los defectos; que cuando ella no le da la razón, le destruye, no construye su “yo” interno, y eso lo conduce con más insistencia hacia la muerte. Por eso, ahora la detesta; se quiere separar –“¡me está matando!”- y ya ha encontrado a otra en la oficina que le permite soñar -“con ésta no va a ser igual”-, sueña con que le permitirá huir del sufrimiento actual, sin saber que el mal no viene de fuera, está dentro del corazón del hombre.
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...te llevaré al desierto para hablarte al corazón... Hay que curar al hombre por dentro. ¿Quién pudiera salvar al hombre? ¿Quién le pudiera enviar dentro una luz? ¿Quién le pudiera enviar un espíritu al interior que le diera testimonio, que le dijese: “Yo te amo, yo te quiero, hijo mío”? ¿Cómo se puede curar por dentro? Dios nos deja libres, y nuestro sufrimiento se origina en nuestro uso pervertido de la libertad. Si Dios hubiera decidido en su omnipotencia reparar ese desperfecto, habría generado otro descomunal: una lobotomía que no nos dejase pensar, que no nos dejase ser libres; un pasar de ser humanos a ser piedras, marionetas, animales.
La Cuaresma es nuestro retiro anual a l desierto . “Yo te he llevado al desierto para
desposarme contigo ” ¿Qué ha provisto Dios para salvar a los hombres de sí mismos? En su inmensa bondad ha fundado la Iglesia, con su predicación, sus ritos, su acogida desinteresada para intentar llegar al corazón del hombre y hablarle de su amor, respetando su libertad. Una parte de ese plan es la reconversión del carnaval, de la fiesta de primavera en Cuaresma. Tiempo de reconocer nuestra muerte para poder llegar a conocer la verdadera vida: la experiencia de la resurrección. Eso es la Cuaresma.
La Cuaresma, en palabras de San Agustín es “imagen de la vida terrena de un cristiano” y “el tiempo pascual es una imagen de la vida celeste”. Por tanto, el tiempo de Cuaresma es un tiempo de llamada a la conversión, que abre las puertas del tiempo de pascua, el gozo y alegría de la resurrección. La Cuaresma es nuestro retiro anual al desierto. Pero “Yo te he llevado al desierto para desposarme contigo” (Os, 2,14 y 19) Israel ve en el tiempo del desierto el tiempo de los desposorios de Dios con su pueblo. Por eso hay todo un paralelismo: encuentro de Dios con su pueblo, encuentro de Cristo encarnado con su Iglesia; para hacer a los hombres nacer de nuevo de esos desposorios. Cristo ha cumplido el Shemá Israel, el imperativo: escucha Israel, Adonai Elohenu Adonai Ehad. Escucha: ¡Yo soy el único Dios! Ésa es la fuente de la felicidad. La Cuaresma no es un invento cristiano, es el camino de cada hombre, un éxodo como el éxodo de Israel, que nos revela Jesucristo en su propio itinerario vital para superar nuestra adoración de la violencia, de la sangre, de las ataduras del deseo, que, en lugar de realizarnos, nos destruye y nos convierte en los monstruos patéticos de los bailes de máscaras carnavalescos. Él reconduce el deseo hacia la santidad, hacia las ganas de servir al otro. No es un tiempo morboso, tétrico, trasnochado; es la antesala de la Pascua de la resurrección, de la victoria de Cristo sobre la muerte, de la verdadera vida, la de los que han vencido a la muerte: sin esfuerzo, sin patetismos, sin moralismos; porque lo único que hemos hecho es seguir las huellas de Cristo.
“La Pietà”
de Giuseppe Armani
Bendita María
bn Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padresen favor de Abrahán y su descendencia por siempre. (Lucas 1, 46-55)
El Magnificat es un canto que revela la espiritualidad de los «anawim» bíblicos, aquellos fieles que se reconocían pobres, no sólo por el desapego a toda idolatría de la riqueza y del poder, sino también por la humildad profunda del corazón, desnudo de la tentación del orgullo, abierto a la gracia divina salvadora. Todo el Magnificat, se caracteriza por esta humildad, en griego «tapeinosis», que indica una situación de concreta humildad y pobreza.
Magnificat
La primera parte del Magnificat (Lc 1, 46-50) es la celebración de la gracia divina que ha entrado en el corazón y en la existencia de María, haciendo de ella la Madre del Señor. Escuchamos precisamente la voz de la Virgen hablando así de su Salvador, que ha hecho cosas grandes en su alma y en su cuerpo. La íntima estructura de su canto de oración es la alabanza, la acción de gracias, la alegría agradecida. Pero este testimonio personal no es solitario e intimista, meramente individualista, pues la Virgen Madre es consciente de que tiene una misión que cumplir por la humanidad y de que su vida se enmarca en la historia de la salvación. De este modo, puede decir: «su misericordia llega a sus fieles de generación en generación» (versículo 50). Con esta alabanza al Señor, la virgen da voz a todas las criaturas redimidas tras su «fiat» (hágase), que en la figura de Jesús, nacido de la Virgen, encuentran la misericordia de Dios. El segundo movimiento poético (versículos 51-55) tiene un tono de coro, como si a la voz de María se le asociara la de toda la comunidad de los fieles, que celebran las sorprendentes decisiones de Dios. En el original griego del Evangelio de Lucas nos encontramos con siete verbos en aoristo, que indican otras tantas acciones que realiza el Señor de manera permanente en la historia: «hace proezas…, dispersa a los
Bendita María
Bendita María
bn
soberbios…, derriba del trono a los poderosos…, enaltece a los humildes…, a los hambrientos los colma de bienes…, a los ricos los despide…, auxilia a Israel». En estas siete obras divinas queda patente el «estilo» en el que el Señor de la historia inspira su comportamiento: se pone de parte de los últimos. Con frecuencia, su proyecto queda escondido bajo el terreno opaco de las vicisitudes humanas, en las que triunfan «los soberbios», «los poderosos» y «los ricos». Sin embargo, al final, su fuerza secreta está destinada a manifestarse para mostrar quiénes son los verdaderos predilectos de Dios: los «fieles» a su Palabra, «los humildes», «los hambrientos», «Israel, su siervo», es decir, la comunidad del pueblo de Dios que, como María, está constituida por quienes son «pobres», puros y sencillos de corazón. Es a ese «pequeño rebaño» al que Jesús invita a no tener miedo, pues el Padre ha querido darle su reino (Lc12, 32). De este modo, este canto nos invita a asociarnos a este pequeño rebaño, a ser realmente miembros del Pueblo de Dios en la pureza y en la sencillez del corazón, en el amor de Dios. No sólo tenemos que llevarle en el corazón, sino que tenemos que llevarle al mundo, para que también nosotros podamos engendrar a Cristo para nuestros tiempos. Por SS Benedicto XVI. Del comentario al Magnificat en la Audiencia General del miércoles 15 febrero 2006.
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Mª Pilar Moiño Carrillo
Licenciada en Ciencias de la Información
soplo de Dios
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Intimidad
Escuchar
“No desdeñéis la Palabra: el mundo es ruidoso y mudo, poetas, sólo Dios habla”. (Antonio Machado)
La oración es silencio fecundo, recogimiento para entrar en diálogo con Dios en la contemplación del misterio del hombre y del misterio de Dios, bajo la luz del Espíritu Santo. En la oración encontramos el rostro de Dios que se nos hace cercano en Jesucristo, el Emmanuel, el Salvador. Siempre es Él quien toma la iniciativa. Nos busca a cada uno: “te he elegido y te he llamado por tu nombre”, “mira que estoy a tu puerta y llamo”. El hombre sólo tiene que hacer silencio en su vida y, en actitud de escucha “estando ya la casa sosegada”, acoger, invocar, alabar, agradecer. Es así como se descubre la verdad sobre nosotros mismos y sobre Dios.
con Dios
bn
Lo expresa muy bien esa mujer de oración que fue la Madre Teresa de Calcuta, que nos propone todo un programa de vida partiendo del silencio. Dice así: “El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz”. Y continúa: “Siempre empiezo a rezar en silencio, porque es en el silencio del corazón donde habla Dios. Dios es amigo del silencio; necesitamos escuchar a Dios, porque lo que importa no es lo que nosotros le decimos, sino lo que Él nos dice y transmite. La oración alimenta el alma; como la sangre para el cuerpo, así es la oración para el alma, y nos acerca a Dios.
El
El
soplo de Dios
en el silencio
También nos da un corazón más limpio y puro. Un corazón limpio puede hablar con Dios y ver el amor de Dios en los otros. Cuando tienes un corazón limpio quiere decir que eres sincero y honesto con Dios, que no le ocultas nada, y eso le permite tomar lo que Él quiere de ti. Limítate a hablarle. Díselo todo a Él. Él es nuestro Padre. Él es Padre de todos nosotros, sea cual sea nuestra religión. Todos hemos sido creados por Él. Todos somos sus hijos. Debemos poner nuestra confianza en Él. Y amarlo, creer en Él, trabajar para Él, confiar en Él. Y si rezamos conseguiremos todas las respuestas que necesitamos”
fruto de la oración es la fe.
fruto de la fe es el amor.
soplo de Dios
Entra bn porque tú
dentro de ti, pero no te quedes no eres Dios Entra dentro de ti,
Larga cita llena de sabiduría y enseñanzas de alguien que estuvo tan cerca de Dios y vivió impulsada por su caridad. Con sus palabras nos indica la importancia de la actitud de escucha. Entre el hablar y el callar está el escuchar. Merced a esta escucha, y con la gracia del Espíritu Santo, se inicia la conversión, el cambio de vida para hacer más plena esa imagen y semejanza de que Dios nos ha dotado como criaturas suyas que somos. La oración nos permite hablar el mismo lenguaje que Dios, entenderle, dialogar con Él en ese encuentro de silencio e intimidad entre el hombre y Dios. Así se hará más patente en nosotros el gran don de la filiación divina que nos permite llamarle Abba, Padre, con confianza y amor. De ahí nace también una actitud de servicio hacia nuestro prójimo, al que podremos considerar como hermano en Jesucristo. Y continúa la beata Madre Teresa: “Es importante conocerse uno mismo como parte del crecimiento espiritual. San Agustín dijo: “Llenaos primero de vosotros mismos, sólo así podréis dar a los demás. El conocimiento de uno mismo produce humildad y el conocimiento de Dios produce amor” Conocerse a sí mismo, descubrir la verdad sobre lo que realmente somos, para experimentar el deseo de cambio, la conversión.
pero no te quedes ahí, porque
tú no eres Dios
Desde el oráculo de Delfos –“conócete a ti mismo”- ése es el gran anhelo de todo hombre que quiera vivir en plenitud. Así podremos ir podando todo aquello que estorba y que nos impide ser felices. Se cuenta que Miguel Ángel, ante el bloque de mármol que tenía delante para esculpir, iba quitando la ganga, lo que sobraba, para dar a luz la imagen que él vislumbraba y que se hacía realidad una vez terminado su trabajo. Así nosotros, a lo largo de la vida, contando con la gracia de Dios y con nuestro pequeño esfuerzo, mediante la luz que recibimos en la oración nos iremos convirtiendo en hombres nuevos, que transparenten a Cristo, que sepan mirar con los ojos de Cristo.
“El conocimiento de uno mismo produce humildad”
oración es el pan nuestro de cada día La oración es el pan nuestro La
Esa es nuestra meta y nuestra felicidad: ser “otros Cristos”, “el mismo Cristo”, y ahí descubrir la verdad -alletheia- sobre nuestra vocación, nuestra misión, que responda a nuestros interrogantes más hondos. También Jesús, nuestro Maestro, se retiraba a orar, en soledad y diálogo fecundo con su Padre. También María fue mujer de oración, por eso pudo pronunciar el “fiat” que la convirtió en Madre de Dios.
Aunque la oración contemplativa requiera momentos de silencio y soledad, a lo largo del día es preciso vivir en presencia de Dios, laborando y orando a la vez, siendo Marta y María al mismo tiempo. Ya nos lo indica San Pablo, “Ya comáis, ya bebáis…” y con su habitual gracejo nuestra Teresa de Ávila cuando decía a sus hermanas, que también entre los pucheros andaba el Señor. Sólo con una vida contemplativa, aún en medio del mundo, nuestro trabajo también se convertirá en oración. Así lo expresaba, ya en los primeros siglos del cristianismo Orígenes: “Ora sin cesar quien une oración a las obras y obras a la oración”. Así pues, silencio como medio de oración; entrar dentro de sí mismo, oír la voz de Dios y desplegarse a los otros, nuestros hermanos. No se puede hablar de Dios si antes no se habla con Dios. Hay quien cree que la vida contemplativa supone evasión del mundo, de la sociedad. Nada más lejos de la realidad.
de
bn
soplo de Dios
ahí,
cada día
Quizá las personas más cercanas a los problemas que rodean al hombre de hoy sean precisamente los santos, hombres y mujeres de oración, que por estar tan cerca de Dios están también más próximos a sus semejantes e interceden por ellos. Así lo señalaba Edith Stein que, como es sabido, profesó como carmelita después de su conversión al catolicismo: “Cuanto más se adentra uno en Dios, tanto más debe salir de sí al mundo, para llevar a otros la vida divina”. Y seguía: “”Dejarse transformar por Dios para comunicar a Dios a los hombres (...) Cuanto más se oculta uno, más radiante aparece la luz interior de la unión con Dios”
Sólo los hombres que tienen un trato continuo con el Señor a través de la oración y sacramentos serán capaces de transparentar el rostro de Cristo que tanto necesita nuestro mundo ruidoso y mudo, como “hijos de Dios, portadores de la única llama capaz de iluminar los caminos terrenos de las almas…El Señor se sirve de ellos como antorchas, para que esa luz ilumine. De ellos depende que muchos no permanezcan en tinieblas, sino que anden por senderos que llevan hasta la vida eterna” Son palabras de San José María Escrivá, otro hombre de oración.
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Termino esta pequeña reflexión sobre la oración, con el testimonio de una contemplativa anónima. “Callar: reunir tus fuerzas vivas en dirección del Amado, en cuya Luz verás la luz y a ti mismo en ella. Escucha los latidos del Corazón de tu Dios, en un encuentro entre dos silencios que se buscan. Desciende a tu propio corazón, no temas alejarte de los hombres, tus hermanos, es allí donde los encontrarás en verdad. En este lugar sagrado podrás vivir y morir y resucitar. Podrás escuchar el gemido universal de todos los seres que elevan al Creador un himno de silencio”
Leccionario Bíblico-Patrístico para la liturgia de las horas
8 tomos de 17 x 12 cm. correspondientes a los tiempos litúrgicos
• ciclo bienal para el oficio de lectura • evangelio del día • los ciclos a,b y c del evangelio dominical • lectura - catequesis del evangelio dominical • propio de los santos
p.v.p. 13 volumen
cada volumen consta de:
A) oficio de lectura (bianual) B) propio de los santos C) evangelio del día ( a b c )
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Fraile y Presbitero Itenerante
Juan Ignacio Echegaray
misioneros
bn
Misión Cuando llegué a Ecuador como presbítero itinerante, hace ahora 16 años, estaba enfermo. Mi misión comienza como la de San Pablo a los Gálatas: “Sabéis que fue a causa de una enfermedad del cuerpo que os anuncié por primera vez el evangelio.”
El fruto del Evangelio Buenanueva.- ¿Cómo es la misión en Ecuador, la situación de la Iglesia tal como tú te la has encontrado en las ciudades donde has estado? P.Juan Ignacio.- El panorama eclesial y humano de Ecuador es sorprendente. Así, finalizado el s. XX y a comienzos del tercer milenio, de los 12 millones de habitantes que tiene el país, una gran mayoría son católicos repartidos en 1.106 parroquias, 24 diócesis y vicariatos apostólicos… los católicos son atendidos por 1.404 sacerdotes. La sola Archidiócesis de Quito (fundada en 1545) cuenta con una la población censada de 2.000.000 de habitantes y tiene 168 parroquias, 341 sacerdotes, 90 hermanos y 1.680 religiosas .
misioneros
en Ecuador
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Esta presencia, fruto muy abundante de 500 años de evangelización, es decir, de dones de fe y participación en la vida divina por medio de la fe en nuestro Señor Jesucristo, con los dones del Espíritu Santo que trae el bautismo, ha sido posible gracias a las principales órdenes misioneras pontificias: franciscanos, dominicos, agustinos, mercedarios, jesuitas, quienes han contado siempre con la ayuda y la presencia materna de la Virgen María. Estas Congregaciones, aportando cada cual lo más genuino de sus carismas, han llevado a cabo un fuerte proceso misionero al interior del medio indígena, con sus variadas razas,
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culturas y pueblos…en Macas (Puyo, Tena, Sucumbíos, Zamora...), la Costa y la zona Andina, con muchas vidas misioneras desgastadas por Cristo y por el hombre. Ellos miraron por la conversión de las personas, de sus costumbres y hábitos; deseaban incorporarles a la vida eclesial y a formas de vida que son patrimonio de la humanidad: la educación, la vida social organizada con criterios en que resaltan el valor y la dignidad de la persona humana, la vida familiar de raíz cristiana, el trabajo con aportes a la industria artesanal, agrícola y textil. Por otra parte, las abundantes vocaciones a la santidad en estas tierras dicen bien de la calidad de la obra evangelizadora llevada a cabo. Santa Marianita de Jesús, el santo Hermano Miguel de las Escuelas Cristianas, la Beata Narcisa de Jesús son algunos ejemplos a los que se suma una gran cantidad de santos anónimos. Buenanueva.- ¿Qué cambios has visto que ha hecho el Señor desde que estás allí? La acogida del evangelio ¿se traduce en el modo de vivir de las personas, en las vocaciones religiosas?
P. Juan Ignacio.- Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre, es la Cabeza de la Iglesia. La Iglesia es su Cuerpo Resucitado que está en el mundo como sacramento de salvación y garantía de la dignidad de la persona humana. Si partimos de la base de que el Concilio Vaticano II ha aportado a nuestro tiempo una antropología comunitaria, donde no hay lugar ya para el clericalismo, y sobre todo para el individualismo, el Señor está haciendo mucho en la formación de las conciencias, tanto en los pastores como en los fieles. Y esto mediante la presencia de la Palabra conocida y celebrada en comunidad, de la Liturgia viva, de una moralidad que no es puro esfuerzo, o materia del fuero interno. Prueba de ello es la gran demanda que hay por parte de los fieles de una forma de vida eclesial más comunitaria, auténtica y participativa, de sacerdotes que reclaman una comunidad como lugar de expresión de la fe, de la vida sacramental, de la afectividad debidamente integrada, de la ayuda mutua… para combatir las tentaciones del abuso de poder, del enriquecimiento, del paternalismo…Y sobre todo, el Señor está impulsando la nueva evangelización.
Hablar de cambios, es hablar de conversiones. Y las hay: muchas. En concreto, a nivel de estabilidad matrimonial, apertura a la vida en el matrimonio, vida en la verdad y la libertad a nivel profesional y laboral, aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas…Con grandes dificultades, también. Pero te citaré ejemplos de perdón que no son de este mundo, como: el retirar una denuncia en la policía a un compañero que te ha matado un hijo; el recibir un marido adúltero en casa; y actitudes valientes, como el enfrentarse a un ginecólogo que pretendía ligar las trompas sin autorización. Es estupendo ver las familias en misión nacidas en la Iglesia local; cómo va siendo superada una situación de carencia en la formación y en la conducta de los sacerdotes;la presencia sin complejos de los jóvenes en la Iglesia… y tantas cosas más.
Aunque lo principal es que aparece la comunidad cristiana donde se lleva a la vida diaria la Palabra de Jesucristo”: Que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí” (Jn 17,23). Porque, a fin de cuentas, la Iglesia está llamada a eso, a hacer presente física y realmente que el Amor, Dios, existe. Hoy en Ecuador, además de otros grupos eclesiales, están presentes unas 450 comunidades Neocatecumenales…lo cual supone un gran enriquecimiento de la fe, como define el Papa Juan Pablo II a la puesta en práctica del Concilio. Buenanueva.- ¿Cómo progresa la evangelización? ¿qué problemas, peligros, ves?
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bn P. Juan Ignacio.- Bien, los jóvenes, como te decía, encuentran un lugar en la Iglesia, la vida familiar se refuerza, va apareciendo un discernimiento social y eclesial, como ha sido el caso de la multitudinaria manifestación a nivel nacional en contra de leyes abortistas. El contenido de la predicación es de desear que cada vez sea menos moralista y más centrado en la buena noticia de que Cristo ha muerto y resucitado por nosotros, y nos ha dado la Vida Eterna. Que el centro de interés de nuestros párrocos sea cada vez menos la teología de la liberación, o la temática humanista, y más la iniciación cristiana a la fe. O sea, que la persona de Jesucristo vaya tomando el puesto que es el suyo. Los peligros en el ámbito eclesial están en querer reducir el hombre a nivel del suelo, sin cielo, ni trascendencia, sin redención del pecado y la muerte. Proponiéndole un horizonte puramente terreno. Como dice San Juan, el hombre queda así reducido, empobrecido: “Han venido al mundo muchos seductores negando que Jesucristo haya venido en carne mortal”. (2 Jn ,7)
Buenanueva .- ¿Las situaciones de violencia, la existencia de una tradición cristiana mezclada con supersticiones, hacen más difícil la misión? P. Juan Ignacio.- Claro, hay muchos escollos…uno piensa inmediatamente en la desocupación juvenil (problema social), pero aún más grave es la existencia de masas de bautizados dejados a su suerte en zonas de invasiones ( zonas inicialmente deshabitadas en la periferia de las grandes ciudades, que son masivamente “colonizadas” por gentes que huyen de las áreas rurales)... una auténtica geografía del analfabetismo cristiano. Son pueblos jóvenes, que pueden quedar a merced del mejor postor en materia ideológica, caer en manos de gente sin escrúpulos, de dirigentes mal intencionados.
Aunque sobreviven aspectos de mezcla de la fe con la religiosidad natural, ésta se está desmoronando por el proceso creciente de secularización. La religión de la gratuidad, de la fe, de la intervención de Dios en nuestras vidas sale de este proceso purificada, mejorada, sabe responder a los retos y expectativas del hombre moderno. Buenanueva.- Para ti personalmente ¿qué ha supuesto dedicar la vida a la misión? P. Juan Ignacio.- Cuando llegué a Ecuador como presbítero itinerante, hace ahora 16 años, estaba enfermo. Mi misión comienza como la de San Pablo a los Gálatas: “Sabéis que fue a causa de una enfermedad del cuerpo que os anuncié por primera vez el evangelio. Esa enfermedad, que en mi carne era para vosotros una prueba, no la habéis despreciado ni rechazado, sino que, al contrario, me habéis acogido como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús.” (Ga 4, 13-14) Llegué a Ecuador en 1990 desde otra misión, África (Burundi, Rwanda, RCA). Los hermanos de mi equipo, y también los hermanos del Camino, me recibieron como dice San Pablo: débil y enfermo, como a un ángel de Dios, como al mismo Jesucristo. Hoy me siento contento de confesar humildemente la fe en Dios.
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misioneros
bn Viví en África de 1970 a 1986, en Burundi. En África me hice mi paraíso privado, un prestigio misionero. Pero, por pura misericordia, y para mi conversión, he experimentado a fondo la debilidad de una malaria cerebral reincidente. Sobre todo, me di cuenta de que no me conocía a mí mismo: mis pecados de orgullo, de prepotencia, que me apoyaba en mis solas fuerzas, cuando preocupado por responder a necesidades de todo tipo, olvidaba el Cielo para mí y lo cerraba a los demás. Más tarde, con el profeta Daniel pude decir: “Transcurrido aquel tiempo, … alcé mis ojos al cielo y la razón volvió a mí; entonces bendije al altísimo, alabando y glorificando al que vive eternamente, a aquel cuyo reino es un reino eterno, cuyo imperio perdura de generación en generación. Ante él todos los habitantes de la tierra no valen nada; él hace lo que quiere con las milicias de los cielos y con los habitantes de la tierra. No hay nadie que pueda detener su mano, o le diga: ¿Qué haces?... Ahora … alabo, ensalzo y glorifico al rey del cielo, porque todas sus obras son verdad, todos sus caminos son justicia y porque sabe humillar a los que proceden con orgullo”. (Dn 4,31-34)
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Ahora sé que Dios me ama como soy: un pobre pecador. Cristo Resucitado, presente en la Iglesia, nunca me ha juzgado, me anuncia el perdón y la misericordia gratuitos. Pues Él es quien abre el Cielo a los pecadores: “Todos pecaron y están privados de la gloria de Dios y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús, a quien exhibió Dios como instrumento de propiciación por su propia sangre, mediante la fe...”(Rm 3,23-25). Buenanueva.- ¿Qué ha cambiado en la manera de misionar hoy en la Iglesia? P. Juan Ignacio.- Evangelizar con los medios del evangelio: el testimonio, dar la vida y ser enviado.
Buenanueva.- Pero volvamos a Ecuador, ¿cuál fue la buena noticia que trajo tanto gozo y tanto amor a este país? P. Juan Ignacio.- La Buena Nueva del amor gratuito de Dios, manifestado en Jesucristo, que nos ama como somos, pecadores. ¡Aquí no se puede vivir!, nos decía Tania, una periodista italiana, al ver a las familias en misión, a las chicas en misión en los palafitos de Guayaquil, en los barrios de Santo Domingo, en el Pampón de Esmeraldas.
misioneros
bn Y tenía razón, ¿cómo vivir sin Dios en la más absoluta de las inseguridades, rodeados de violencia, asesinatos, violaciones? Si no es con Cristo crucificado, que nos ayuda con la predicación, los sacramentos y el amor fraterno, es cierto que no se puede vivir. Pero Cristo vence los miedos, los ídolos del mundo, y vemos renovado el dicho de san Pablo: Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia... (Rm 5,20). La fe adulta afrenta los desafíos con la Palabra del Señor, que nos invita a evangelizar a tiempo y destiempo: “Las puertas de infierno no prevalecerán (Cfr. Mt 16,18); a las tribulaciones, le seguirá la paciencia y la virtud probada, y a ésta la esperanza que no defrauda porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado.” (Cfr. Rm 5,35).
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Jesús Amado Moya
Catedrático de Física y Química
ciencia y fe
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El universo La prensa del pasado 24 de marzo de 2006 anunciaba la concesión del Premio Templeton, con una cuantía de 1,4 millones de dólares, al cosmólogo inglés John David Barrow por sus estudios acerca del Principio Antrópico.
...el universo es como es porque el hombre existe...
El principio antrópico El creador de este premio, Sir John Templeton, estableció este galardón anual para recompensar a aquellas personas que destacaran por sus trabajos, investigaciones o descubrimientos en torno a las realidades espirituales. Se estableció en 1973 y la primera persona a la que se le concedió fue a la (hoy beata) Madre Teresa Calcuta. Posteriormente, destacadas figuras han recibido este galardón, como los físicos Stanley L. Jaki (monje benedictino), Paul Davies y Carl F. von Weizsäcker; hombres de iglesia como el cardenal Leo J. Suenens o Chiara Lubich, y personalidades de renombre como el escritor Aleksander Solzhenitsyn o el Hermano Roger de Taizé. ¿Qué relaciona el Principio Antrópico con el fomento al conocimiento de las realidades espirituales, objetivo del Premio Templeton?. Tal es el objeto del presente artículo. Recordemos que “antrópico” deriva del término griego “antropicos” que significa “humano”. Pues bien, el término “principio antrópico” fue propuesto por Brandon Carter en el transcurso de una célebre conferencia que este cosmólogo pronunció ante la Unión Astronómica Internacional en 1974. La idea de Carter (expresada durante dicha conferencia) se resume en pocas palabras:
“Aunque nuestra situación -en el universono es necesariamente central, es necesariamente privilegiada en algún grado”. Según dicho principio, la vida en la Tierra y la presencia del hombre guardan una estrecha relación con el origen del universo, con su mucha edad y su enorme tamaño. En pocas palabras: el universo es como es porque el hombre existe.
ciencia y fe
es para nosotros
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la Idea ciertamente audaz, máxime cuando es propuesta no por un filósofo o teólogo sino por un hombre de ciencia. Gran parte del revuelo que produjo, sobre todo en medios científicos, este planteamiento, se debe a una razón: el principio antrópico “razona al revés” de como lo hace, por ejemplo, la biología evolutiva u otras ciencias positivas.
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hombre
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actual actual del universo vida
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En efecto, en vez de decir que la vida en la Tierra apareció porque ciertas condiciones, como la temperatura o la composición de los océanos primitivos, fueron favorables, este principio mantiene que la existencia de seres inteligentes en la Tierra puede ser utilizada para explicar por qué el universo es como es y por qué las leyes físicas son como son. La larga tarea iniciada por Copérnico, seguida por Galileo y Newton, y que concluye con Darwin y Freud, tuvo como resultado sacar al hombre del centro, quitarle su etiqueta de rey de la creación, de ocupante por derecho propio del lugar privilegiado en el universo.
El resultado de todo ese largo recorrido es que el hombre pasó a ser considerado como una especie más entre otros miles, resultado de una lenta evolución, que vive en un muy ordinario planeta que gira alrededor de una estrella también muy ordinaria en el extremo de una muy ordinaria galaxia. En el último cuarto de siglo, sin embargo, cuando los parámetros básicos del universo y las constantes fundamentales de la física pueden ser calculados, incluso medidos directamente, muchos científicos –astrónomos y físicos principalmente- comienzan a reconocer ciertas conexiones entre estas constantes y la existencia de la vida en nuestro planeta; sobre todo comienzan a pensar que los valores de tales constantes y parámetros deben ser precisamente los que son ya que de otra manera la vida sería imposible. Es decir, ya no con argumentos místicos o religiosos sino con datos provenientes de la observación, del cálculo, de la experimentación, de la medición de los parámetros fundamentales del universo, las relaciones con la existencia de la vida son interpretadas como prueba que la vida misma del hombre de algún modo determina el diseño actual del universo. Numerosos científicos han ido estudiando este apasionante tema y han ido aportando datos que tratan de sustentar con más firmeza este Principio Antrópico. Entre otros, Barrow, Tipler, Hoyle y Wheeler.
... la vida del hombre en la tierra, puede
En 1986 Barrow (el galardonado Templeton que hemos mencionado) escribió una obra que tuvo enorme eco, y cuyo título era “El Principio Cosmológico Antrópico”. En ella recopilaba todos los argumentos a favor de su teoría, y no cabe duda de que fue un estudio determinante para la consecución del premio Templeton. Es de resaltar la idea que el físico John A. Wheeler, expone en el Prefacio de dicho libro. Dice así: “No es únicamente que el hombre esté adaptado al universo. El universo está adaptado al hombre. ¿Imagina un universo en el cual una u otra de las constantes físicas fundamentales adimensionales se alterase en un pequeño porcentaje en uno u otro sentido? En tal universo el hombre nunca hubiera existido. Este es el punto central del principio antrópico. Según este principio, en el centro de toda la maquinaria y diseño del mundo subyace un factor dador-de-vida”. Bien; es el momento de mostrar algunos de los argumentos que se esgrimen al tratar del análisis del Principio Antrópico. Enumeramos primero los relativos al sistema formado por el Sol, la Tierra y la Luna: En primer lugar, la antigüedad del Sol: si el sol fuera más joven de lo que es, no habría alcanzado la fase estable de combustión; si por el contrario fuera más antiguo, el sistema no contendría suficientes elementos pesados que son necesarios para nuestra propia constitución.
Si el sol fuera más joven, su luminosidad no se habría estabilizado, y si fuera más viejo ya no sería suficientemente estable. En segundo lugar, la masa del Sol: si fuera mayor de lo que es, las fuerzas de la marea en nuestro planeta afectarían su periodo de rotación; si la masa fuera menor, el rango de distancias apropiadas para la vida sería muy estrecho.
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hombre... hombre universo En tercero está la localización en la galaxia: si el Sol estuviera más cercano al centro de la galaxia, la densidad y la radiación serían muy grandes; si la distancia al centro fuera mayor de la real no habría suficientes elementos pesados para construir planetas rocosos. En cuarto está el tipo de estrella: si el Sol fuera más rojo o más azul de lo que es, habría en la Tierra una insuficiente respuesta a la fotosíntesis.
explicar por qué el universo es como es...
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bn
Hay otras variables tales como el campo magnético o la inclinación del eje que no tomaremos en cuenta, pero desde ahora se puede ver que, según este criterio, la Tierra, el Sol y la Luna están articulados de la manera justa para que existan todas las condiciones para la vida.
Los siguientes puntos tienen que ver específicamente con el planeta, en este caso la Tierra: si estuviera más alejada del Sol, sería muy fría para el ciclo estable del agua y si estuviera más cerca sería demasiado caliente. Si tuviera más masa, la gravedad sería mayor y la atmósfera retendría fuertes cantidades de metano y amoniaco, letales para la vida; si la gravedad fuera menor la atmósfera perdería mucha agua. Si la corteza fuera más gruesa captaría demasiado oxígeno de la atmósfera, y si fuera más delgada la actividad tectónica y volcánica sería muy intensa. Si su periodo de rotación fuera mayor, las diferencias de temperatura serían demasiado grandes; si fuera menor, sería muy fuerte la velocidad de los vientos atmosféricos. Si la interacción de la Tierra con la Luna fuera más intensa, los efectos de la marea en la atmósfera, los océanos y el periodo de rotación serían muy severos; si fuera más débil, la órbita sería más oblicua con grandes inestabilidades climáticas.
Con respecto a los parámetros del universo en general, damos a continuación algunos datos. Primero, que la edad del universo determina los tipos de estrellas que existen. Las primeras se formaron unos tres mil millones de años después del nacimiento del universo. Para que las supernovas comenzaran a distribuir elementos pesados que hicieron posible las estrellas como el Sol pasaron unos diez mil millones de años. Otros mil millones para que éstas se estabilizaran y pudieran soportar vida en sus planetas. Si el universo fuera unos dos mil millones de años más joven, no estaría en condiciones de tener estrellas como el Sol en fase estable de combustión. Si fuera unos cinco mil millones más viejo, tales estrellas ya no estarían en esa fase. En segundo lugar está la velocidad de expansión del universo, que afecta a los tipos de estrellas que se forman. Si esa velocidad de expansión fuera mayor, el universo total podría haberse colapsado antes que una estrella como el Sol llegara a su fase estable. Pero si se hubiera expandido más rápidamente no se condensarían las galaxias y no habría estrellas. En tercer lugar está la masa del universo (entiéndase, el conjunto de la masa más la energía), que determina cuánta combustión nuclear ocurre a medida que el universo se enfría. Si la masa fuera mayor se formaría
demasiado deuterio durante el enfriamiento; el deuterio es un poderoso catalizador para la combustión nuclear en las estrellas, por lo que el exceso haría que las estrellas se quemaran más rápido, pero si no se hubiera generado una cantidad suficiente no se habría producido helio al enfriarse y sin helio las estrellas no habrían podido producir elementos más pesados. Por ello el universo es grande; si fuera más pequeño ni siquiera se habría formado un planeta como la Tierra. En cuarto lugar, la constante gravitatoria del universo, que determina qué clases de estrellas son posibles. Si la fuerza de gravedad fuera mayor, la formación de estrellas sería más eficiente y todas serían más masivas que el Sol, al menos 1,4 veces. Las estrellas grandes son importantes porque fabrican los elementos pesados que se dispersan en el medio interestelar donde forman los planetas y las cosas vivientes en cualquier forma. Sin embargo, estas estrellas se queman muy rápido y no pueden mantener las condiciones de vida en los planetas que las rodean. Para ello se requieren estrellas del tamaño del Sol. Pero si la gravedad fuera ligeramente menor, todas las estrellas tendrían menos masa que el Sol, y aunque tardan mucho tiempo en quemarse y pueden mantener planetas con vida, no habría elementos pesados para construirlos. En quinto lugar aparece la distancia entre las estrellas, que afecta las órbitas e incluso la existencia de los planetas. La distancia promedio entre estrellas en esta zona de la
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galaxia es de poco más de unos cinco años luz. Si esta distancia fuera menor, la interacción gravitacional entre ellas sería tan fuerte que desestabilizaría las órbitas planetarias, lo cual crearía variaciones de temperatura en el planeta. Si fuera mayor, los elementos pesados provenientes de las supernovas estarían tan finamente distribuidos que nunca se formarían planetas como la Tierra. La distancia promedio entre estrellas es la justa para hacer posible un sistema planetario como el nuestro. También están los parámetros atómicos, entre los cuales está, en primer lugar, la fuerza nuclear fuerte que mantiene unidas las partículas en el núcleo del átomo. Si fuera ligeramente más fuerte, no sólo el hidrógeno sería raro sino que también la fuente de elementos esenciales más pesados que el hierro, resultante de la fisión de elementos muy pesados, sería insuficiente. En segundo lugar, la fuerza nuclear débil, que afecta el comportamiento de los leptones (partículas elementales que no participan de las reacciones nucleares fuertes, como los neutrinos y los electrones). La disponibilidad de neutrones a medida que el universo se enfría y permite la fusión nuclear determina la cantidad de helio que se produjo durante los primeros segundos después del Big Bang. Si la fuerza nuclear débil fuera mayor, los neutrones habrían disminuido rápidamente y menos estarían disponibles; por tanto, muy poco helio, o nada, se habría producido. Sin helio no se habrían fabricado suficientes elementos pesados en los hornos internos de las estrellas.
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bn Si fuera más débil, el Big Bang habría transformado todo, o casi todo, el hidrógeno en helio, con una sobreabundancia de elementos pesados, lo cual haría imposible la vida. En tercer lugar, la constante electromagnética que liga los electrones con los protones. La característica de las órbitas de electrones determina en qué grado los átomos se unen para formar moléculas. Si tal constante fuera ligeramente menor, los electrones no se mantendrían en órbita alrededor del núcleo. Si fuera mayor, un átomo no podría compartir un electrón con otro átomo. En cualquier caso no podrían formarse moléculas. En cuarto lugar, la relación de masas entre el electrón y el protón que determina las características de las órbitas de los electrones. Un protón es 1836 veces más masivo. Si fuera menor, las moléculas no se formarían. En quinto lugar, la estabilidad del protón, que afecta a la cantidad de materia en el universo y al nivel de radiación del mismo.
La vida del protón es muy larga, pero no infinita (1032 años). Si fuera menor, las consecuencias para la vida serían desastrosas, porque su descomposición libera dosis letales de radiación. Pero si fuera aún más estable habría emergido menos materia durante los acontecimientos del primer segundo, y no habría materia suficiente para sostener la vida. Finalmente, la velocidad de la luz, que afecta a las fuerzas fundamentales de la física; el más ligero cambio hacia arriba o hacia abajo niega cualquier posibilidad de vida en el universo. Estos grupos de coincidencias, tanto en los parámetros fundamentales del universo como en los cosmológicos, son los que llevan a la idea de que el universo es como es a fin de que pueda albergar observadores, vida inteligente. Así, John D. Barrow, si bien es cierto que como científico es “teológicamente” neutral, deja traslucir una cierta simpatía por una lectura teísta del cosmos en el marco del diseño inteligente, uno de los factores que le han valido el Premio Templeton.
DiosVio Dios cuanto
había hecho
Vio Dios todo había hecho, y todo estaba muy bien.
estaba 42
muy bien
Jesús Amado Moya
Catedrático de Física y Química
“Y vio Dios que era bueno” es la frase repetitiva con la que se cierra en el Génesis el relato de cada uno de los días de la creación. Y no sólo que era bueno, sino también bello y verdadero, podríamos añadir nosotros al ver todas las obras de la Naturaleza. Esto me recuerda un hecho histórico relacionado con el mundo de las abejas.
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El ángulo de las abejas
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Allá en el siglo XVIII, el matemático italiano Moraldi, analizando la base de las celdas de un panal, observó que estaba formada por tres placas iguales de forma romboidal, uno de cuyos ángulos medía exactamente 70 grados y 32 minutos. Intuyendo lógicamente que tal valor estaba en relación con la previsión por parte de la abeja de ahorrar el máximo de cera en la construcción de la celda, propuso el siguiente problema al eminente geómetra alemán contemporáneo König: “¿Cuál debe ser el ángulo agudo de los tres romboides iguales que en forma piramidal cierren una base exagonal, a fin de obtener el máximo volumen con el mínimo de superficie lateral?”.
König, empleando el cálculo infinitesimal, dedujo que tal ángulo debería ser 70 grados y 34 minutos. Por tanto ligeramente mayor que el medido por Moraldi. Sólo un error de dos minutos de grado, pero la verdad es que todo indicaba que las abejas, a pesar del proverbial instinto animal, se equivocaban.
Dios Es Dios Dios elel gran gran Es
Diosgeómetra geómetra
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del del universo universo
universo
... matemática sublime... Algún tiempo debió de pasar, sin embargo, para que las cosas se pusieran en claro. Leyendo König un día la prensa, vino en conocimiento del naufragio que había tenido un barco al dar contra unas rocas en las costas de Brasil. Indicaba la noticia que el capitán del barco, al ser sometido a juicio por presunta negligencia, se defendió alegando que sus cartas de navegación eran correctas, que también sus cálculos fueron exactos, pero que para realizar estos se había servido de una tabla de logaritmos que había sido publicada con valores erróneos. Asombrado König, comprueba que también él había utilizado en sus cálculos esa misma tabla de logaritmos. Procedió a corregirla, y al rehacer los cálculos del problema de la celda de las abejas, obtuvo –esta vez sí- exactamente el valor de 70 grados 32 minutos que había observado el matemático Moraldi en las colmenas.
¿Dónde aprendió la abeja esas Matemáticas sublimes? ¿Quién le ha dotado de ese admirable instinto? La razón última hay que buscarla en la mente soberana que se sirve de las abejas como meros instrumentos. En Dios, a quien Platón llamó “El gran geómetra del Universo”.
El ángulo medía exactamente o
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escritura
¿Quién
Hija, tu fe Hija, tu fe te ha salvado te ha
y quedó curada
Dr. en Medicina y Cirugía
Jerónimo Barrio Gordillo
salvado vete en paz
“Una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años y había sufrido grandemente de muchos médicos, gastando toda su hacienda sin provecho alguno, antes iba de mal en peor, como hubiese oído lo que se decía de Jesús, vino entre la muchedumbre p o r d e t rá s y t o c ó s u v e s t i d o ; p ues se d ecía : Si t oca r e siq ui era s u v e s t i d o , s e r é s a n a .
Al punto se secó la fuente de la sangre, y sintió en su cuerpo que estaba curada de su mal. Luego, Jesús, sintiendo en sí mismo la virtud que había salido de Él, se volvió a la multitud y dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos? Los discípulos le contestaron: Ves que la muchedumbre se aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado? El echó una mirada en derredor para ver a la que lo había hecho, y la mujer, llena de temor y temblorosa, conociendo lo que en ella había sucedido, se llegó y, postrada ante Él, le declaró toda la verdad. Y Él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de su mal.” ( Mc 5, 25-35)
me ha tocado?
Los niños siempre nos dan lecciones de teología en sus actividades cotidianas y hasta en sus juegos. El juego del “pilla pilla” es muy teológico. Consiste en jugar a pillarse. No hay que pillarse realmente, no hay que atrapar al otro y cogerle sino que basta con tocarle y decir “te la pochas”. Es decir, ya te he tocado, te he pillado y he ganado. Es de justicia infantil que se cambie el turno. Ahora es otro el que busca pillar a los demás.
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pochas, Jesús! ”
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Los niños son trascendentes, mientras son niños. Luego crecen, empiezan a hacerse mayores y en la misma medida, dejan de ser trascendentes y se hacen intrascendentes y malillos. Pero cuando son niños, practican y viven en la inocencia, que es la verdad vivida con reposo, sumergidos en el presente y sin ninguna preocupación por nada; es el estado más parecido al Cielo. Juegan al “pilla pilla” y dicen “te la pochas”, con toda naturalidad.
BastaJesús
tocar a Jesús Jesús para llenarse de gracia de gracia de gracia La hemorroisa es un extraño ejemplo de adulto que mantenía la inocencia de los niños. Lo digo porque confiaba tanto en que Jesús podía curarla, que le bastaba tocar a Cristo para alcanzar su objetivo. No esperó, como otros personajes del Evangelio, un encuentro personal con Jesús, un diálogo; no gritó como el ciego de Jericó; no buscó intermediarios en los discípulos, ni enchufes; ni pronunció un discurso con muchas palabras para rogar al Señor como Jairo ante su hija enferma.
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escritura
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...siéntate solitario Esta mujer es un ejemplo de fe impresionante. “Si tocare siquiera su vestido, seré sana”. Si tocare… sólo eso; seré sana, sacaré de Jesús lo que necesito, estar sana. Esta mujer sabía jugar al “pilla pilla” y sabía que no hacía falta atrapar a Jesús; bastaba con que Jesús “se la pochase” para conseguir ganar en el juego su baza. Y eso fue lo que hizo: tocar a Jesús y decirle:“te la pochas, Señor”. No es una irreverencia. Esta mujer trató a Dios hecho carne con la trascendencia que merece, y la prueba es muy notoria y nos la explica el mismo Cristo. Cuando Jesús nota que Él se la pocha, porque la hemorroisa le ha tocado, experimenta que alguien le ha tocado como Dios manda, que alguien se le ha acercado con fe y confianza, con delicadeza y humildad, suavemente, sin ruidos, sin discursos, despacito, como los niños pequeños. Entonces Jesús se detiene y, como sabe que se la pocha, tiene que parar el juego y volverse hacia su compañero.
Pero Jesús distingue muy bien entre los que le aprietan y los que le tocan. Los que juegan con Él al “pilla-pilla” y los que le impiden el paso y no juegan a nada, sólo le estorban en su caminar. Hay muchas personas muy cerca físicamente de Cristo, de su Iglesia y de sus sacramentos, que no tocan a Jesús; le apretujan y le ahogan sin dejarle caminar. Esto es muy triste, pero es así, personas muy cercanas a Cristo, que no saben jugar con Él al “pilla-pilla”. Por eso Jesús, nunca se la pocha y no se detiene con ellos. Nada sale de Él porque nada le están pidiendo con fe. Decirle a Cristo, “te la pochas” es acercarse a Él con la perfección de un hijo confiado en que basta tocarle para llenarse de gracia, sólo tocarle. Así es el “pilla pilla”, sólo tocar, no hace falta coger; entonces sólo ganarían los más fuertes. El “pilla-pilla” verdadero es a tocar y no a atrapar, que esto lo he consultado yo y es así.
Se toca a Jesús Se toca a Jesús Los discípulos, que no saben todavía a qué acercándose “juega” Jesús, le preguntan que cómo es acercándose posible que haya notado que le han tocado, con toda la gente que le rodea y le apretuja. humildada Él a Él conJesús
humildad humildad humildad
Para que Cristo cure a la hemorroisa no es necesaria una consulta privada con Cristo o un Hospital con mucha tecnología o un buen equipo quirúrgico o cosas por el estilo. Eso es el modo de ser de los hombres. Así es como los hombres resuelven sus problemas, sus sangrados. Pero cuando un hombre busca en Dios una ayuda, basta con jugar al pilla-pilla. Se toca a Jesús acercándose con humildad a Él... a un sagrario en una Iglesia cualquiera. La hemorroisa tuvo que esforzarse para tocar al Señor. A pesar de ser como una niña, tuvo que procurar llegar cerca de Jesús, y para eso hace falta interés y esfuerzo. Yo quiero que Cristo me toque a mí y no yo a Él:¡Jesús, ven a mi vida y arregla mis asuntos, que para eso eres Dios! ¡Jesús, juega al pilla-pilla conmigo, pero tú corres y yo no me muevo!
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y silencioso...
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Es un extraño juego al que sólo se le ocurriría jugar a un adulto, desde luego no a un niño, que son mucho más sensatos que nosotros para eso de los juegos y para casi todo lo de Dios. Pero en el evangelio todo acaba bien, como en los juegos de los niños. La hemorroisa es curada, aunque la pobrecilla pasa vergüenza al ser descubierta, como un niño cuando le felicitan por lo bien que juega. Claro que un adulto no juega habitualmente al pilla pilla con Dios, quizá por eso a la hemorroisa le dio un poco de corte cuando todos la miraron..
Profesor de Lengua y Literatura
Fernando Cañamares Leandro
Arte y literatura
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Pedro
Soy la sombra que busca en la escombrera. Con sus siete dolores cada una mil soledades vienen a mi encuentro. Hay un crucificado que agoniza en desolado Gólgota de escombros, de su cruz separado, cara al cielo. Como no tiene cruz parece un hombre. Pero aúlla un perro, un infinito perro -inmenso aullar nocturno ¿desde dónde?voz clamante entre ruinas por su Dueño. “Cero”, Todo más claro.
...se han suprimido de la educación todas las disciplinas humanísticas, por considerarlas inútiles, y la religión se halla marginada de la vida pública...
La bomba increíble Con estos versos culmina “Cero”, la imponente composición dedicada a la bomba atómica en Todo más claro (1949). Es en los últimos libros de Salinas cuando las referencias al Cristianismo se hacen más numerosas o, al menos, más explícitas. De forma un tanto atípica, la inquietud espiritual no surge del miedo a la propia muerte, sino del deseo de una salvación colectiva para el mundo, amenazado por el terror nuclear. La bomba increíble (1950) aparece dentro de esta misma línea de rechazo a la guerra y a las armas nucleares 1, a las que se ve como fruto de una sociedad que ha convertido a la ciencia positiva en su único fundamento. En su novela, Salinas construye un país imaginario que, bajo las siglas E.C.T. (Estado Científico Técnico), adora a la ciencia como a un dios.
Arte y literatura
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A ella dedica una impresionante construcción de mármol blanco -la Acrópolis de la Ciencia- que, perpetuamente iluminada gracias a la luz eléctrica, ocupa la colina más elevada de la ciudad.
En este estado imaginario, se han suprimido de la educación todas las disciplinas humanísticas, por considerarlas inútiles, y la religión se halla marginada de la vida pública, a la espera de que desaparezca en una o dos generaciones. De forma paralela, la Constitución del E.C.T. consagra como fin último de su existencia el logro y conservación de la paz. Por ello “se obliga a sostener el arsenal bélico y el personal militar indispensable a tal fin, y a usarlo sin vacilación y con toda energía cuando el mantenimiento de la paz así lo exigiera 2” (pág. 10).
Es decir, un estado belicista queda transformado en pacifista, merced a la perversión del lenguaje. Este cambio léxico, típico del relativismo moral, acaba afectando a todos los niveles del Estado: Así, ya no existe ejército, sino “Personal de Defensa de la Paz”; tampoco guerras, sino “operaciones dinámicas en defensa de la paz”. La pena de muerte ha sido sustituida por la “eliminación científica total”, y así podríamos ir recopilando, a lo largo de las páginas de la novela, el nuevo diccionario forjado por los jerarcas de la nación.
no la ciencia amor ciencia sino el amor amorciencia salvará el mundo
mundo
No extraña, por tanto, que desmontar este juego verbal sea la única tarea del mayor disidente del régimen, Víctor Ensenada, condenado a “reforma perpetua” por sus actividades contra el E.C.T. El primero de sus delitos es la lectura y divulgación de un libro proscrito, la Biblia. Las autoridades, por supuesto, tratan de desautorizar su discurso calificándolo de “sarta de sofismas”:
“¡Ay de los que a lo malo dicen bueno y a lo bueno dicen malo; que hacen de la luz tinieblas y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce y lo dulce por amargo! 3. Tras de frase tan capciosa, venía una sarta de sofismas. Por ejemplo, que el PDD no era tal, sino un ejército como todos los que habían asolado la tierra; que el “estado dinámico de paz” significaba algo tan horroroso que las gentes tenían miedo a la verdadera palabra que ocultaba: guerra...” (pág. 186). Efectivamente, la única resistencia contra el régimen viene del Cristianismo. Éste encuentra su espacio en la Ciudadela, el barrio más antiguo de la capital, donde habitan unas dos mil familias en torno a una docena de iglesias. En ese lugar encontramos a Cecilia, la verdadera protagonista. Se trata de la hija menor de una viuda cuyo hermano, piloto durante la última “campaña dinámica de paz”, fallece debido a un trastorno depresivo después de haber arrasado ciudades enemigas. Tras su muerte “se aferraron las dos supervivientes a su culto; el antiguo culto de la religión católica, tolerado como todos, pero en vías de desaparecer ya”. A pesar de haberse educado “conforme a la pedagogía del nuevo estado”, Cecilia se inclina por la poesía, la literatura y el arte, por lo cual aconsejan a su madre que la envíe a una “clínica de adaptación social, de las muchas creadas por el Estado” (pág. 83).
Y en este contexto aparece la bomba. De forma inexplicable, un extraño objeto aparece en medio de una sala del Museo de la Ciencia, dedicada a la evolución del armamento. Nadie sabe qué tipo de arma es ni quién la ha depositado allí. En un primer momento, las actividades del E.C.T. ocultan el hallazgo, pero finalmente resulta imposible. La conclusión de los ministros es tajante: El estado científico debe investigar el objeto a cualquier p r e c i o , incluso detonándolo, a pesar de desconocer su alcance. Ante las protestas de algunos miembros del gobierno, el profesor Mendía hace el siguiente discurso:
Sin embargo, y ante el temor a los disturbios, se consulta a los ciudadanos a través de un referéndum si están dispuestos a asumir el riesgo de detonar el misterioso artefacto. Antes de votar, Cecilia y su madre oyen misa en una de las iglesias góticas de la Ciudadela. Es allí donde la joven advierte que el corazón de la Dolorosa tiene la misma forma que el extraño artefacto. Presa de una gran confusión,
perversión relativismo
perversión
La del lenguaje es típica del
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“¿Perjuicios hipotéticos a los ciudadanos? ¿Qué más desearían los de nuestro país, si algún quebranto les sobreviniera dentro del curso investigatorio, que rendir sus vidas en el altar de la ciencia? Si los cultos bárbaros sacrificaban seres humanos a la superstición, o si el Cristianismo tuvo sus mártires, ¿es que nuestro culto del saber no entregará también los suyos?” (pág. 65).
moral lenguajemoral Cecilia opta por atentar contra el profesor Mendía, sin éxito 4. En la cárcel tendrá sucesivos sueños, protagonizados por las figuras de la vidriera del Apocalipsis -rota en pedazos- y por la imagen de la Dolorosa, ahora privada de su corazón.
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amor
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Tras el plebiscito, el “objeto X” es estudiado a fondo en una base militar; pero los científicos están desconcertados: la báscula no es sensible a su peso; su forma y color cambiantes no permiten establecer sus dimensiones exactas; no responde a reactivo químico alguno y, golpeado por un percutor, no devuelve vibración alguna. Una realidad ajena a lo mensurable -es decir, algo sobrenaturalsuscita diferentes reacciones entre los técnicos. Algunos de ellos dudan ahora de sus convicciones materialistas. Otros, en cambio, no pueden aceptarlo y enloquecen. Es el caso de Mendía quien, en un arrebato de enajenación, asesta siete puñaladas -como las del corazón de la Dolorosa- al “objeto X”.
y grandes aguas no lo pueden
muerte
apagar aguas En ese momento, se inicia el “fenómeno”: de cada “herida” manan chorros de pompas rojizas, acompañadas de gemidos humanos: “cada una añadía un “ay”. Y como no paraban de brotar, de ocuparlo todo y de entrarse por doquiera, el espacio se iba convirtiendo en puro espacio sonoro de dolor, en un pavoroso ¡ay! total” (pág. 156). La “zona afectada” por el “fenómeno” se extiende día a día sin que ninguna medida del E.C.T. pueda detenerla ni retrasarla. Ningún ser humano -ni siquiera los sordospuede resistir la estridencia de los gemidos, y la población entera se retira hacia la costa en un éxodo sin precedentes. En medio del caos, los locos y los presos se ven libres de su reclusión, y es ése el momento en que se encuentran Víctor Ensenada y Cecilia Alba. Pronto se les une la doctora Contreras, miembro del equipo técnico que examinaba la bomba y que, al igual que Mendía, ha perdido el juicio. Sin embargo, en su enajenación ha comprendido el origen del fenómeno: son los gemidos de cuantos fueron “eliminados, permanente o temporalmente” en las últimas “tres grandes operaciones de pacificación” (pág. 218). Pero la exactitud estadística, que le permite fijar el número exacto de víctimas, no alberga ninguna compasión.
e Por el contrario, Cecilia parece tener claro cómo enfrentarse al “fenómeno”, y se dirige impertérrita hacia el laboratorio militar donde se encuentra la bomba, mientras toda la población huye en dirección contraria. Ni siquiera Víctor Ensenada es capaz de seguirla y, desfallecido, tiene que detenerse. Sólo ella comprende el sentido de esa misteriosa queja coral: “Lo que pedía era la comunión en el sufrir, la dolorida conciencia de que había existido una innumerable humanidad que agonizó y murió por malquerencia de sus hermanos [...] Tantas voces ululantes retornaban a su origen, a una sola, la voz clamante del moribundo que a todas las representa: el ¡ay! de Abel (pág. 242-243). Iluminada por ese convencimiento, Cecilia se acerca al “objeto X” y lo abraza. En ese momento, las siete heridas se cierran y el gemido cesa. Agotada, la joven se desvanece y tiene un nuevo sueño, en el que la
Dolorosa aparece con el corazón restituido en su pecho. Llegados a este punto, cualquier explicación resulta superflua. Salinas ha compuesto una parábola muy clara, en la que el materialismo radical, la adoración de la ciencia y la tecnología, sumadas a lo que hoy llamaríamos el relativismo moral, abocan a la humanidad al Apocalipsis. Una destrucción que sólo puede ser detenida por el amor, que aparece como fuerza salvadora. Ahora bien, Salinas, que podría haberse conformado con hablar del amor y la solidaridad en un sentido amplio, ha escogido hacerlo desde una perspectiva espiritual. No ha sido el mero amor humano el que ha evitado el desastre, sino el amor de una protagonista cristiana inspirada por la fe. En otras palabras: en un mundo conmocionado ante las ruinas Hiroshima y Nagasaky, el poeta –al igual que el perro que clama por su Dueño en “Cero”- vuelve los ojos a Dios en busca de esperanza para la humanidad.
1 El tercer vértice de este triángulo antinuclear compuesto por Salinas podría ser Caín o una gloria científica (Teatro Completo, Sevilla, Alfar, 1992) en la que un eminente físico prefiere la muerte antes que crear un arma de destrucción masiva. Todas las citas de La bomba increíble están tomadas de la edición de Aguilar, Madrid, 1988.
2
En una carta dirigida a Jorge Guillén, fechada en marzo de 1951, explica Salinas las enormes reticencias que encontró su novela entre editores y traductores americanos, que vieron en ella una clara alusión a los Estados Unidos. Está recogida por Andrés Soria Olmedo en Pedro Salinas / Jorge Guillén, Correspondencia (1923-1951), Barcelona, Tusquets, 1992.
3 Isaías, 5, 20. No es una cita especialmente conocida, por lo que debemos suponer a Pedro Salinas una cierta familiaridad con las Escrituras.
4
Más adelante tendrá ocasión de expresar su arrepentimiento por ese acto, que considerará un terrible error, y que será igualmente condenado por Víctor Ensenada.
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Director del colegio Monte Tabor
Juan Antonio Perteguer Muñoz
Estos textos del Magisterio de la Iglesia, nos recuerdan que, en el plan de Dios, son los padres los que tienen el derecho de educar a sus hijos por el hecho de ser padres, y no el Estado, no el Gobierno de turno. Los padres tienen el derecho a decidir dónde, cuándo, cuánto, el qué, el cómo educar a sus hijos.
“Los padres son los primeros y los principales educadores de sus hijos. Es la educación una de sus funciones primarias e insustituibles. Los padres tienen el derecho de educar a sus hijos”.
Este principio tan elemental, de derecho natural, ¿se respeta en la sociedad actual? Lamentablemente, no. El Estado, a través de sus leyes, decide dónde, cuándo, cuánto, en qué y cómo educar a nuestros hijos . ¿Dónde? Los padres, podemos creer que somos nosotros los que elegimos el dónde educar a nuestros hijos, pero en realidad eso sólo ocurre en muy contadas ocasiones: cuando nuestra situación económica nos permite escoger un colegio privado no subvencionado. La mayoría de los ciudadanos, aunque pagamos nuestros impuestos, tenemos que acceder a un colegio público o privado subvencionado, lo que supone pasar por una Comisión de Escolarización que, de acuerdo a unos baremos, nos asignará el centro que por proximidad y otras circunstancias considere oportuno. Lo decide la Comisión, no los padres, que a lo sumo indican en la solicitud sus preferencias. ¿Cuándo? Es el Estado el que establece las edades obligatorias de escolarización, establece cuándo deben ser educados nuestros hijos.
Vivamos siguiendo el modelo de la Sagrada Familia de Nazaret
Y si se nos ocurre pensar que nuestro hijo de 14 años, que detesta los estudios, sería más feliz aprendiendo un oficio, todo el aparato del Estado caerá sobre nosotros calificándonos de padres irresponsables, amenazándonos con multas y con peligro de perder la patria potestad de nuestro hijo.
¿Cuánto? Es el Gobierno de turno, ya nacional, ya autonómico, el que determina cuántas horas deben estudiar nuestros hijos de Matemáticas, Lengua o Inglés. Incluso cuántas horas pueden dedicar a estudiar Religión, si es que se nos permite elegir esta materia. ¿Qué? Los contenidos de cada asignatura los determinan las autoridades, sin que los padres podamos decidir nada. Y esos contenidos incluyen conceptos tan importantes como la religión, el modelo de familia, la sociedad, los valores trascendentes, la libertad, la afectividad, la sexualidad… ¿Cómo? El modo de educar a nuestros hijos nos lo imponen la leyes edu-
educación
hijos maleducados?
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cativas con sus modelos piagetianos constructivistas y su laicismo militante. Nos imponen una educación mixta, acrítica y amoral. Ante este panorama, ¿qué podemos hacer los padres? Despertar, urgentemente. Somos los padres los titulares primarios y legítimos, para la educación perfecta y completa de los hijos, y es un deber recibido inmediata y directamente de Dios. Sabedores de este derecho, podemos y debemos exigir a nuestros gobernantes que promuevan y fomenten los derechos educativos de las familias; participar en la vida de las escuelas, colegios e institutos, exigiendo que se respete la libertad de los padres para elegir el modelo educativo más adecuado para nuestros hijos. Pero sobre todo, no hagamos dejación de nuestro derecho-obligación; nuestros hijos nos necesitan, la familia constituye una comunidad de amor y solidaridad, insustituible para la enseñanza y transmisión de los valores culturales, éticos, sociales, espirituales y religiosos, que son esenciales para el desarrollo y bienestar de sus propios miembros y de la sociedad entera. Y lo podemos vivir, siguiendo el modelo de la Sagrada Familia, y poniéndonos bajo su protección.
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Coronel DEM
Juan José Guerrero
Vida de Santos
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Santa En la segunda mitad del siglo XIV el mundo se debatía en una profunda crisis política y espiritual. Familias y ciudades enteras se encontraban desgarradas por rivalidades que dieron paso a odios profundos; la República de Florencia estaba en abierta rebelión contra el Papa Gregorio X; el cisma de Occidente, con un antipapa desorientando a los cristianos, llevaba demasiado tiempo socavando los cimientos de la Iglesia y, por si fuera poco, la corrupción en altas esferas del clero, venía a sumarse a todas las desgracias de la época.
Doctora de la Iglesia
Pero los tiempos de Dios y su intervención en la historia desbordan totalmente las previsiones y criterios humanos, de manera que siempre se acaba por salir de la crisis, generalmente por los caminos más insospechados. El bien es más potente que el mal, el amor que viene de Dios inactiva el odio y la muerte que impone Satanás. En aquellas circunstancias, Dios suscitó la vocación de una débil niña que iba a contribuir poderosamente al restablecimiento de la paz y de la concordia entre familias y ciudades. Catalina vino al mundo el día de la Anunciación de la Virgen y Domingo de Ramos de 1347, junto con su hermana gemela Giovanna. Las habían precedido veintidós hermanos y aún las siguió otro. Tras su primera experiencia mística, cuando contaba unos seis años de edad, sintió nacer en sí unos irresistibles deseos de santidad que cambiaron por completo su orientación en la vida. Siendo aún niña oraba: “¡Santísima Virgen, no mires mi debilidad, sino dame la gracia de tener como esposo a aquel a quién yo amo con toda mi alma, tu Santísimo Hijo, Nuestro Único Señor, Jesucristo! Le prometo a Él y a ti, que nunca tendré otro esposo”.
Vida de Santos
Catalina de Siena
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A partir de los 12 años, su familia se empeñó en buscarle marido. Ella se cortó el pelo, como señal de haber ¨cortado¨ con el mundo. Pero sus padres hacían todo lo posible por impedir que tuviera tiempo de oración y soledad, poniéndola a trabajar a todas horas como sirviente de la familia y tratándola muy mal. De esta situación, que la niña aceptó humildemente, salió fortalecida en su fe y determinación. Así, a los 17 años, fue admitida entre las hermanas de la Penitencia de Santo Domingo. Durante los cuatro primeros años como terciaria dominica, recibió un sinfín de gracias místicas con las que Dios la obsequiaba en medio de una vida solitaria salpicada de sutiles tentaciones y difíciles combates con el Maligno, que no desaprovechaba ocasión para poner a prueba la decidida opción de la joven por Jesucristo. En Catalina se unían armoniosamente la práctica incansable de la caridad, con una constante vida de oración. El recogimiento con que rezaba, y sus lágrimas al acercarse a comulgar, pronto trascendieron en una ciudad como la Siena del 1300, en la que no faltaban rivalidades,
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Santa Cata
celos, y el escepticismo de frailes y cultos sacerdotes que opinaban con demasiada ligereza sobre las vivencias de la hija del tintorero. Su fama aumentaba, por lo que muy diversas personas se acercaban a hablar con Catalina, la cual les atendía solícita, autorizada por Tomás de la Fuente, su confesor.
Durante su corta vida llevó a muchos, de diferentes edades y clases, a convertirse a una auténtica vida cristiana. Los que la conocían sabían que bastaba presentarle a Catalina un pecador atribulado, y, por su gran corazón y personalidad, aquel se volvía hacia el Señor, pasando a ser otro “catelinato”, como llamaban a sus convertidos en Siena. Siempre estaba pendiente de cuantos pudieran necesitarla, impulsada por el amor a todos. Durante toda su vida queda patente la intervención de Dios en aquella débil mujer que, a pesar de su escasa cultura, tanta influencia iba a tener entre los poderosos de su tiempo. En la homilía pronunciada por Pablo VI con motivo de la proclamación de Catalina como doctora de la Iglesia, se reconoce que “…ciertamente no encontramos en los escritos de la Santa… ni en sus Oraciones el valor apologético y la audacia teológica que caracterizan las obras de las grandes lumbreras de la
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Iglesia antigua…ni podemos pretender de la virgen de Fontabranda, que no poseía cultura especial, las altas especulaciones propias de la Teología sistemática. (...)
Pero lo que más sorprende en la Santa es la sabiduría infusa, la luminosa, profunda y extraña asimilación de las verdades divinas y de los misterios de la fe contenidos en los Libros Sagrados… sin duda prodigiosa, causada por el carisma de sabiduría del Espíritu Santo, un carisma místico”. Escribió seis “Diálogos sobre la Prov idencia de Dios”, del 9 al 14 de octubre de 1378; un discurso sobre la Anunciación de la Virgen y 364 cartas, lo que constituye un enorme testimonio sobre el temple de su espíritu y la pasión con la que se inmiscuyó en los problemas de su época. Prueba de ello son las palabras dirigidas a un alto prelado:“¡Ay de mí! No puedo callar. Gritemos con cien mil lenguas. Creo que por callar, el mundo está corrompido, la esposa de Cristo ha empalidecido, ha perdido el color, porque le están chupando la propia sangre, es decir, la sangre de Cristo”. Respecto a cómo realizar la necesaria y urgente reforma de la Iglesia para poder salir del marasmo en el que entonces se encontraba, aconseja con la clarividencia:
lina de Siena
“No con guerra, sino con paz y tranquilidad, con humildes y continuas oraciones, sudores y lágrimas de los siervos de Dios”.
Ella pensaba que, para que la reforma fuera efectiva, era necesario un proceso de conversión interior, en comunión con la jerarquía y en perfecta obediencia al Papa. Florencia, Perugia, una gran parte de la región Toscana de Italia y hasta de los Estados Pontificios se aliaron contra la Santa Sede. El papa Gregorio XI que residía en Avignon, al no conseguir nada con sus cartas a Florencia, envió un ejército a esta ciudad. Las divisiones internas causaron que los florentinos buscaran la reconciliación. Le pidieron a Catalina que fuera mediadora. La santa llegó a Avignon el 18 de junio de 1376. El Papa se reunió con ella y, con gran admiración por su prudencia y santidad, le dijo: “No quiero otra cosa sino paz. Pongo este asunto enteramente en tus manos”. ”Cumpla lo que le ha prometido a Dios”, fue la respuesta de Catalina. El Papa, sorprendido de que supiese por revelación lo que él no había confiado a nadie, decidió cumplir con su traslado a Roma. Salió de Avignon el 14 de septiembre de 1376. “Mis paisanos creen que, gracias a mí y a las personas que me rodean, se hacen tratados; dicen la verdad, pero no saben de qué se trata, y, sin embargo, aciertan en sus juicios, porque no pretendo otra cosa ni quiero que los que me rodean se ocupen, si no es de vencer al demonio y arrebatarle el señorío que ha adquirido sobre el hombre por medio del pecado mortal, en extraer el odio del corazón del hombre y en pacificarlo con Cristo crucificado y con su prójimo”. En otra ocasión sintetiza su acertada visión de la Iglesia, en la siguiente frase:
“La Iglesia no es otra cosa que el mismo Cristo”. Desde su lecho de muerte se dirigió a Dios con una oración que patentiza su fe, su agradecimiento y su ardiente amor: “Dios eterno, recibe el sacrificio de mi vida a favor del Cuerpo místico de la santa Iglesia. No tengo otra cosa que darte si no es lo que tú me has dado a mi. Toma mi corazón y estrújalo sobre la faz de esta esposa”.
Pasó al Padre el 29 de abril de 1380, a los 33 años de edad. El Papa Pío II canonizó a Catalina de Siena el día de San Pedro y San Pablo del 1461. Su Santidad Pablo VI, el 4 de octubre de 1970, en la basílica de San Pedro, hizo una solemne proclamación de Santa Catalina de Siena como doctora de la Iglesia Universal. Es una de las tres mujeres, junto a Santa Teresa de Ávila y Santa Teresita del Niño Jesús, que han alcanzado esta dignidad. Para los cristianos de este comienzo del siglo XXI, el ejemplo de Santa Catalina es de gran valor. En nuestra época, son continuos los embates contra la Iglesia. La secularización y el laicismo se extienden a pasos agigantados y muchos cristianos se sienten desunidos y amedrentados. Por todo ello, hemos de prepararnos para el tiempo que se avecina mediante la oración, el ayuno y la limosna, a fin de que Dios pueda mover nuestros corazones para actuar y vencer, mediante el amor, al enemigo, a las desbocadas fuerzas del maligno. No olvidemos que “nuestra lucha no es contra la carne ni la sangre, sino contra los espíritus del mal que habitan en el mundo tenebroso” ( Ef 6,12). Con Él, la victoria está asegurada. ¡Santa Catalina de Siena, ruega por nosotros!
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AUTOR: Miguel Julián Viñals
Profesor de la Universidad CEU-San Pablo
la lumbrera Benedicto XVI
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LuzTitular para el mundo Todos estamos llamados a ser custodios de nuestro prójimo”.”El Señor nos pedirá cuentas de la responsabilidad que se nos ha confiado, del bien o del mal que hayamos hecho a nuestros hermanos: si los hemos acompañado con atención en el camino diario, participando de las preocupaciones y alegrías de su corazón; si hemos estado a su lado, de forma discreta pero constante, en su viaje y les hemos ayudado y servido de apoyo cuando el camino se hacía más difícil y fatigoso.”
“La Cuaresma es un tiempo privilegiado de peregrinación interior hacia Aquél que es la fuente de la misericordia. Es una peregrinación en la que Él mismo nos acompaña a través del desierto de nuestra pobreza, sosteniéndonos en el camino hacia la alegría intensa de la Pascua. Incluso en el «valle oscuro» del que habla el salmista (Sal 23,4), mientras el tentador nos mueve a desesperarnos o a confiar de manera ilusoria en nuestras propias fuerzas, Dios nos guarda y nos sostiene.”
“Dios viene, ¡no ayer, no mañana, sino Hoy, ahora! El único verdadero Dios, ‘el Dios de Abraham, de Isaac y Jacob’ no es un Dios que está en el cielo, desinteresado de nosotros y de nuestra historia, sino que es Dios que viene”.
“Comunidad salvada por Cristo. Ésta es la verdadera naturaleza de la Iglesia, que se alimenta de su Palabra y de su Cuerpo eucarístico. Sólo redescubriendo el don recibido, la Iglesia puede testimoniar a todos a Cristo Salvador; hay que hacerlo con entusiasmo y pasión, en el pleno respeto de cada tradición cultural y religiosa; y hacerlo con alegría, sabiendo que Aquél a quien anuncia nada quita de lo que es auténticamente humano, sino que lo lleva a su cumplimiento. En verdad, Cristo viene a destruir solamente el mal, sólo el pecado; lo demás, todo lo demás, lo eleva y perfecciona.
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...renovar la conciencia de de sus
“Estamos llamados, junto con todas las otras comunidades cristianas, a renovar la conciencia de Europa acerca de sus raíces, valores y tradiciones cristianas, dándoles nueva vitalidad. Nuestros esfuerzos para construir lazos más estrechos entre la Iglesia Católica y las Iglesias Ortodoxas forman parte de esta tarea misionera.
Benedicto XVI
“Id pues y haced discípulos a todas las gentes” (Mat. 28, 19), es más que nunca actual y necesaria, aún en las naciones tradicionalmente cristianas. Además, no podemos ignorar el crecimiento de la secularización, del relativismo e incluso del nihilismo, sobre todo en el mundo occidental. Todo esto exige un anuncio del Evangelio renovado y decidido, que se adapte a las culturas de nuestro tiempo.”
Europa acerca
raíces, valores
y tradiciones
cristianas...
“Las divisiones existentes entre los cristianos son un escándalo para el mundo y un obstáculo para la proclamación del Evangelio”
Éste es el cuarto número de Buenanueva, y lo que empezó siendo un pequeño proyecto se va convirtiendo en una gran bendición del Señor para todos. Queremos agradecer a todos los autores, que han escrito desinteresadamente; a los voluntarios y colaboradores en la gestión, la realización y la distribución; a los párrocos, presbíteros y lectores que han ayudado económicamente y a todos los que se han suscrito a la revista. A lo largo de estos meses han surgido problemas que nos han hecho mirarle a Él y pedirle que nos indique el camino. Pero no nos hemos desanimado, queremos seguir trabajando cada día para llevar una palabra de esperanza a un mundo desorientado; tratando temas de actualidad desde la perspectiva del evangelio, la única que salva al hombre; compartiendo el testimonio de personas que, con ojos nuevos, están experimentado día a día que Dios es bueno, que su historia es buena, que las cosas que les pasan son buenas.
Estamos dispuestos a no parar, pero necesitamos tu ayuda económica para poder editar y distribuir la revista. Contamos con tu ayuda para seguir respondiendo a la llamada del Papa a entrar en los medios de comunicación dando la cara como católicos, en un mundo que sufre sin esperanza. Trabajaremos con todo nuestro empeño y todo nuestro tiempo, mientras el Señor nos dé fuerzas... pero sin ti Buenanueva no sería posible, tu ayuda económica, grande o pequeña es pieza fundamental para seguir adelante.
Gracias por tu generosidad y que el Señor te bendiga.
fe de erratas:
En la pテ。g. 24 del nテコmero 2 de Buenanueva Bajo el nombre del autor,
テ]gel Iglesias Solarano debe decir: m i s i o n e r o d i o c e s a n o d e M a d r i d