año 6 • mayo 2012 • nº 34 Precio España: 3,5 €
Revista
para
la
Nueva
Evangelización
[Director] Jorge L. Santana Dumas [Jefe de redacción] Raquel Fernández de Bobadilla [Consejo de redacción] Luciano García Matas Juan José Guerrero Victoria Serrano Blanes César Allende García Victoria Luque Manuel Ortuño Morente [Administración] Josué Santana Neira [Gestión] Francisco Esteve Jesús Castro Cortés Fernando Cerezo [Directores de zona] Almudena García Peña Juan Frutos Soria Juan Manuel Balmes Juan Antonio Tuñón González [Colaboradores] Carlos Linares Juárez José María Rubio Gómez Fernando Zufía García [Ilustraciones] José Manuel Fdez. de Cañete [Web] Israel Castro Llorente [Edita] Asociación Bendita María Avda. Pablo VI, 9 - Local 12 A 28224 Pozuelo de Alarcón Madrid Tel.: 91 759 79 68 [Maquetación] Dayenu Grupo de Comunicación S. L. [E-mail] info@revistabuenanueva.com [web] www.revistabuenanueva.com [Depósito legal] M-26182-2006
HACIA ORIENTE 3 La alegría de la salvación
64 Las tatarabuelas de Jesús
4 ARCA DE NOÉ
70 Al toque de la trompeta final
Horacio Vázquez Tomás Alfaro Drake
CANTEMOS AL SEÑOR 7 Tú eres mi bien SALMO 16
ALDEA PLANETARIA 76 Europa: una agonía anunciada
Ángel Pérez Martín
Ramón Domínguez
TESTIGOS DE LA VERDAD 7 Entrevista a Juan del Río Arzobispo Castrense
NUEVA ESTÉTICA 80 Dios, belleza y libertad
Victoria Serrano Blanes
David López
Entrevista a Fernando Gnez. Barriocanal Presidente de COPE Victoria Serrano Blanes
SED SANTOS 88 Santa María de El Paular Victoria Serrano Blanes
EDUCACIÓN PARA LA VIDA 22 La nueva masculinidad
MOSAICO 98 Historia de una espiga
Aquilino Polaino
Jesús Esteban Barranco
26 Síndrome del emperador
102 Año cero..., cero pelotero
José Antonio Gris
Jerónimo Barrio Gordillo
SI HOY ESCUCHÁIS SU VOZ 32 Subiendo hacia Dios
CINE 106 Los idus de marzo
Antonio Pavía
38 Al pie de la cruz
Juan Pablo Serra
Pablo y Débora
LUZ PARA EL MUNDO 111 La puerta de la fe
40 Los centinelas de Dios Hermenegildo Sevilla
Mons. Ricardo Blázquez
KERIGMA 42 ¿Qué va ser de mí?
BENDITA MARÍA 116 La Eucaristía y María
Enrique Bonete
P. Marcelino Iragi
48 Directa al cielo
120 ¡Madre, he resucitado!
Stefano y María Lanzani
Manuel Requena
FAMILIA DE NAZARET 54 Camino de salvación
FUERZA EN LA MIRADA 124 La cruz no es una desgracia
Vicente Morro
VIctoria Luque Vega
ESPADA DE DOS FILOS 60 Amor perdido y hallado
128 ENTRETENIMIENTO 131 ORACIÓN
César Allende
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49
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hacia Oriente
La alegría de la salvación Casi todo el mundo piensa que ha venido a este mundo para ser feliz. Pero este anhelo se enturbia con dos profundas incógnitas: ¿qué es la felicidad? y ¿la vida se acaba en este mundo? Las dos preguntas están profundamente relacionadas, ya que la perspectiva de una vida perecedera hace imposible la feliz existencia. Ese tiempo que se agota hace presente la limitación de nuestras satisfacciones y su insulsa vanidad. Con el devenir de los años, nuestras frustraciones son más acentuadas pues el tiempo se nos para y parece que esa felicidad ansiada nunca va a llegar. Por eso el hombre se agarra como una lapa a la juventud y no quiere envejecer; porque no ha sido feliz, porque siempre espera algo más, porque en lo más hondo de su ser anhela la inmortalidad, y a medida que se acerca a la muerte, no puede concebir su extinción definitiva y no acierta a descubrir para qué ha servido su vida. Pero si cambiamos el concepto “felicidad” por “salvación”, la cosa empieza a cuadrar. Lo que sí necesitamos es ser salvados. Hemos sido heridos letalmente, como así lo demuestra el miedo que tenemos a la muerte, el cual nos hace estar sometidos de por vida a la esclavitud del pecado (Hb 2,14). Nosotros necesitamos la salvación diaria, pues Cristo ha vencido la muerte, y en Él, acogiéndonos a Él, apoyándonos en Él, tenemos también, por ser hijos de Dios y coherederos de Cristo, la herencia de salvar el escollo de la destrucción y el miedo. Porque Cristo no ha muerto inútilmente, ni el Padre lo ha resucitado para nada. En Él está nuestra salvación, nuestra única felicidad. Esta es la alegría de la salvación, saber que Cristo ha muerto para nuestra justificación, para cancelar la deuda contraída por el pecado. Y esta salvación es para todos, pues todos pecaron (Ro 3,23). Y si habiendo sido sus enemigos fuimos reconciliados por la muerte de Cristo, mucho más estando reconciliados con Él seremos salvados en su resurrección (Ro 5 10). El gran escándalo para el mundo es la libertad que tiene el hombre para hacer el mal. Durante el transcurso de los tiempos, los filósofos, sociólogos, eruditos y pensadores, esta es la incógnita que siempre les ha atribulado por la inmensa paradoja que encierra: ¿cuál es la causa que incita al hombre a hacer el mal, a tener envidia, codicia, a ser maledicente, a murmurar, a tener deseos impuros, a desear lo ajeno, a ser violento, perezoso, soberbio, a justificarse siempre condenando al otro, a utilizar la fuerza para conseguir lo que desea, en definitiva, el egoísmo…? “Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. (…) Porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Pues no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que habita en mí (7 15,21). Esta es la condenación del hombre, lo único que le hace infeliz; pero en Cristo hemos encontrado la salvación, el perdón de los pecados, la auténtica felicidad, no la del mundo, sino la de sabernos salvados por Dios, la de experimentar que el mal no tiene poder sobre los que permanecen en Él. Esta es la alegría de la salvación. ¡Ven, espíritu Santo envíanos un rayo de tu luz! Jorge L. Santana
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arca de Noé
Nadie puede servir a dos señores
La lógica absoluta
Un día vino un hombre y le pregunta al anciano: Quiero convertirme al cristianismo, ¿qué dejo hacer? Si tienes dos mujeres debes dejar una. Pero dígame ¿dónde dice el Evangelio que no puedo tener dos? Y el anciano le dice: Nadie puede servir a dos señores.
Cosas de médicos
Abba Filemón dice: “Aquellos filósofos que creen en la lógica absoluta, es porque nunca han probado discutir con una mujer.”
En Alejandría vivía el médico Foción que atendía al monje enfermo y le preguntó:
Para el 99% de los curas
—¿Has consultado a otro médico antes de venir aquí? —Sí, fui al médico Istorión. —¿Y que idiotez te ha aconsejado? —Que viniera donde usted.
La mentira más grande
Le preguntan al anciano: ¿Cómo debe ser la homilía? Y responde: Debe tener un buen inicio y un buen final. Y sobre todo, debes cuidarte de que el inicio y el final sean lo más cercanos posible.
Abba Filemón se da cuenta que está muy lejos del camino de la perfección y caminado por la plaza de un pueblo ve a unos niños que juegan con alegría, se acerca y les pregunta: —¿Qué juego es éste, hijos míos? —Jugamos al que diga la mentira más grande gana. —Le responden. —Oh, en mi tiempo no se jugaba a esto. —Dice Abba Filemón. —¡Eso, eso! Has vencido, Abba —exclamaron a coro.
El camino del paraíso Un monje estaba orando cuando tocó a su celda un peregrino para preguntarle cuál era el camino para Alepo. No lo sé, pero le puedo indicar el camino para el paraíso. El viandante le dice: y ¿cómo puedo fiarme de quien conoce una vía que conduce tan lejos e ignora la que conduce cerca?
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arca de Noé
Y Dios los creó hombre y mujer Cuenta una leyenda que Dios creó a Adán una sola vez, pero a Eva cuatro veces. Al principio Dios creó a Adán y no pensó crear algo mejor. Adán era feliz por toda la creación y por sentirse libre. Después de algunos meses comenzó a sentirse triste. Dios le preguntó . —¿Qué es lo que te preocupa tanto? ¿Te falta algo para completar tu felicidad? —Señor..., si no es demasiado pedir, quisiera alguien con quien poder compartir lo que veo, siento y amo. Dios le mandó dormir y, cuando despertó, encontró a su lado la mayor maravilla que sus ojos habían visto hasta entonces. Dios le preguntó si estaba contento, pero Adán no respondió. Estaba extrañado. Miraba una y otra vez y, cuando ella le sonrió, Adán comenzó a dar saltos de alegría. Pero transcurrieron seis meses y Adán estaba triste otra vez. —¿Qué pasa, Adán? ¿No eres feliz nuevamente? —Ella es bella y graciosa, encantadora, pero me ha quitado la libertad. Ya no puedo ir a donde quiero, me contradice en todo momento, exige que me limpie antes de entrar en casa, tarda en salir cuando quiero ir a pasear, me despierta a deshora, quiere cariño cuando yo tengo deseos, y cuando yo quiero ella no quiere, llora por cualquier motivo, se enoja y es obstinada... Así que llévatela. Quiero mi libertad otra vez. Efectivamente, Dios se la llevó y, al cabo de dos meses, Adán volvió a estar triste. —Señor, no lo tomes como ingratitud, pero se trata de Eva. Te pedí que te la llevaras, pero la extraño. Creo que no vale la pena ser libre sin ella a mi lado. Y Dios le devolvió a Eva. Pasaron dos años más y, por tercera vez, Adán se indignó y pidió a Dios que se la llevara. Y Dios se la llevó, pero Adán cayó en depresión. Entonces Dios prometió devolverle a Eva, pero exigió:
—Adán, vamos a terminar con este juego de niños. O aceptas a Eva con sus limitaciones, porque ella también tuvo que soportar muchas cosas tuyas, o te quedas solo en el paraíso con tus jardines, tus ríos, tus monos y tus orangutanes. Piénsalo bien, pues si me la llevo otra vez, ¡no te la devolveré más! Adán se rascó la cabeza, pidió un plazo y fue a reflexionar a la caverna. —Vivir con ella es un infierno, pero también hay momentos agradables. Vivir sin ella es siempre un infierno. Es mejor vivir con ella que solo. Y se quedó con Eva. Y así nació el matrimonio indisoluble.
Cuando estamos anegados de triunfalismo y el nivel de vanidad y gloria nos llega al cuello, presisamos la dolorosa ayuda de la persecución y del fracaso para poder salir a flote 5
cantemos al señor
Tú eres bie
n
GUÁRDAME, DIGO
A
OH
DIOS,
YAHVÉ: «TÚ
QUE EN TI ME REFUGIO.
ERES MI
SEÑOR,
MI BIEN, NADA HAY FUERA DE TI»;
PERO
ELLOS DICEN A LOS SANTOS DE LA TIERRA:
«¡MAGNÍFICOS,
TODO MI GOZO EN ELLOS!».
SUS ÍDOLOS ABUNDAN, TRAS ELLOS VAN CORRIENDO.
SALM PERO
NO LES HARÉ LIBACIONES DE SANGRE,
NI MIS LABIOS PRONUNCIARÁN SUS NOMBRES.
ÁNG
EL
Z
PÉRE
TÍN
MAR
El Señor, con este salmo, nos invita a asociarnos a David para proclamar la razón de nuestra fe. La fe no es un sentimiento, no es algo abstracto que se explica con tratados filosóficos, no es la adhesión a una serie de ideas. La fe es la experiencia personal de cada uno de nosotros al recorrer ese camino que el Señor nos descubre cada día hacia la Vida.
El Mentiroso de los mentirosos ha ofrecido al hombre de esta generación, como en los tiempos de Adán y de Eva, la falsa independencia; le ha hecho ver la capacidad que tiene el dinero, el poder, el sexo, la fama, etc. para protegerle de la soledad de la muerte y justificarle su existencia, así como para acallar todas sus ansias. En definitiva, le ha ofrecido aquel plato de lentejas que Esaú vio apetitoso a sus ojos, en aquel momento de necesidad, a cambio de lo más valioso que tenía en su vida: la primogenitura.
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Aquel que ha elegido este camino vive en la penumbra. No ve, experimenta en su carne una muerte diaria: depresión, tristeza, remordimiento, dependencia, etc. Por el contrario el salmista reconoce el poder del Señor y comienza solicitándole que sea su refugio, porque sabe que nunca le va a fallar, pues ha experimentado el poder de sus brazos en la caída. Esta petición es lo que le recomendaba Jesús a Nicodemo: “Tienes que nacer de nuevo” (Jn 3, 3). Es decir, hacernos como un niño que solo busca el refugio en su Padre.
¡qué difícil es enseñar a ese hombre viejo que habita en nosotros; todo lo sabe, nadie hay más listo que él!
cantemos al señor YAHVÉ ES LA PARTE DE MI HERENCIA Y DE MI COPA,
POR
ESO SE ME ALEGRA EL CORAZÓN,
TÚ ASEGURAS MI SUERTE:
SIENTEN REGOCIJO MIS ENTRAÑAS,
ME HA TOCADO UN LOTE PRECIOSO,
TODO MI CUERPO DESCANSA TRANQUILO;
MO l6 ME ENCANTA MI HEREDAD.
BENDIGO
A
YAHVÉ
PUES NO ME ABANDONARÁS AL
QUE ME ACONSEJA;
AUN DE NOCHE ME INSTRUYE LA CONCIENCIA; TENGO SIEMPRE PRESENTE A
YAHVÉ;
CON ÉL A MI DERECHA NO VACILO.
Es a ti a quien yo amo
Seguimos deleitándonos con David al proclamar: “Tú eres mi Señor”. ¡Qué escándalo! ¡Depender de alguien que te somete! Hoy que la sociedad ha conseguido la independencia para las mujeres, los adolescentes, los homosexuales…, que creen que vivir una hipotética independencia, que son libres y no sirven a nadie. ¡Qué necedad! ¡Como si no hubieran tenido que sacrificar familia, ideales, amigos, paz, entre otras muchas cosas por esta conquista de falsa libertad!
El hombre de hoy, que se cree totalmente adulto y libre, ha vuelto a recrear los dioses del pasado y hace sacrificios para conseguir el éxito. Pero yo sé que, cuando Dios vive dentro de mí, estoy bien; me gusta mi cuerpo, mi familia, mi trabajo, mis amigos, mis vecinos… Todo está bien hecho.
SEOL,
NO DEJARÁS A TU AMIGO VER LA FOSA.
ME
ENSEÑARÁS EL CAMINÓ DE LA VIDA,
ME HARTARÁS DE GOZO EN TU PRESENCIA
DE DICHA PERPETUA A TU DERECHA.
Por eso, como David, prefiero tener a este Señor que es mi bien. Pues nada hay fuera de Él; o, mejor dicho, lo que hay fuera de Él es oscuridad, temor, insatisfacción, tristeza, depresión. Sin Dios no hay esperanza, y sin esperanza el hombre no es nada. Y como no es nada y necesita ser, se fabrica estos ídolos con pies de barro: artistas, políticos, escritores, creadores de ideas, de moda, de humo. Ellos indican la forma de vestir, de pensar, de hablar, en definitiva, de vivir. Y corren tras ellos con tal de recibir un aplauso, una palmadita, una limosna que necesita este pobre hombre sin esperanza ni identidad.
Espero que, como a David, el Señor me libre de caer en esa esclavitud. De allí vengo y no quiero volver. De allí me sacó el Señor al descender a mis infiernos y no quiero regresar.
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cantemos al señor
Bien es verdad que para acceder a esta herencia he tenido que despreciar un buen puesto dentro de mi trabajo, comodidades que el mundo me ofrecía, placeres efímeros, la felicidad virtual. Pero al igual que David, confieso sin tapujos que tengo suficiente con el Señor, ¡que estoy feliz con mi heredad! Cuando el Señor vive dentro de mí, experimento la vida plena como una fuente inagotable que salta hasta el infinito, que me sacia, que me llena, que satisface todas mis ansias. Se acabaron aquellos sueños de grandeza, aquellas búsquedas de la suerte en juegos y adivinos, porque el Señor ha asegurado mi suerte. ¡Me ha tocado el premio gordo! Ha cancelado la cuenta con todas las deudas pendientes, generadas por mis pecados; ha roto las cadenas que me hacían vivir arrastrándome.
La alegría de ser verdadero Bendigo al Señor que me aconseja, me sugiere, me propone… siempre respetando mi libertad. Qué mejor consejo que el que proviene de la Sabiduría que ha creado todo. Hasta de noche nos enseña, como a aquellos discípulos de Emaús, tristes ante los acontecimientos que no entendían, y que el Señor los acompaña e ilumina su noche con su palabra; les regala una sabiduría que muchos sabios y poderosos hubiesen querido poseer.
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El acusador pretende convencerme de que Dios no me quiere, mostrándome la cruz. Pero, si es mi Padre, ¿cómo va a abandonar mi alma en el sepulcro? Experimentan la palabra de Pablo, cuando dice: “Pues el mismo Dios que dijo: “De las tinieblas brille la luz” ha hecho brillar la luz en nuestros corazones”, para irradiar el conocimiento de la gloria de Dios que está en la faz de Cristo” (2 Cor 4,6). Porque el Señor ha hecho brillar la luz en medio de nuestra noche, de nuestra ceguera; ha luminado nuestra conciencia y el fondo de nuestro corazón para irradiar su sabiduría a toda la creación; para dar a conocer el secreto de su amor manifestado en el más bello de todos los hombres: Cristo. Dice el salmista que tiene siempre presente al Señor. ¡Qué gran invitación para proclamar por la mañana su misericordia y de noche su fidelidad! Esto es lo que me ha enseñado la Iglesia en mi caminar. Esto es lo que significa ser cristiano. Esta es la sabiduría del pueblo de Israel:”Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza” (Dt 6,4-5). Porque sé que haciendo esto no vacilaré, no viviré en la mediocridad, ni mis obras serán fruto de la tibieza. Bien es verdad que podemos sentir alegría por muchos motivos; pero solo la experiencia profunda de conocer el amor del Padre, hecho patente en ese Cristo de carne, condenado y ejecutado por mis pecados para mi rescate, es lo que me ha hecho experimentar una alegría diferente y que permanece dentro de mí hasta en los momentos más difíciles de mi vida. Por eso, cuando la Iglesia me anuncia a este Cristo, cuando lo levanta en el sacramento de la Eucaristía, cuando me lo presenta misericordioso en el sacramento de la Reconciliación siento, como Isabel en su encuentro con María, que ese hombre nuevo que intenta crecer dentro de mí se alegra, se regocija al escuchar la voz del amado, de aquel que me quiere tal y como soy.
cantemos al señor Por eso, cuando permito que Dios sea el Señor de mi vida vivo tranquilo, no busco la seguridad en el dinero, en el trabajo, en los afectos… sino que pienso que nada puede separarme de este amor de Dios, como expresa San Pablo en la carta a los Romanos: “Si Dios está por nosotros ¿quién contra nosotros? El que no perdonó ni a su propio Hijo, antes bien le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con él graciosamente todas las cosas?” (Rom 8,31-32).
Vivir en clave de inmortalidad Es absurdo entrar en el lenguaje del acusador cuando pretende convencer de que Dios no me quiere mostrándome la cruz. Si el Padre ha enviado a su Hijo a la muerte para que yo no perezca, ¿cómo va a abandonar mi alma en el sepulcro? Si Cristo ha resucitado, y así lo he experimentado, sé que no voy a conocer la corrupción. “Es doctrina segura: Si morimos con él, también viviremos con él” (2 Tim 2,11) , dice también San Pablo a sus discípulos de Roma. Porque el Señor a nosotros no nos llama siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; a nosotros nos llama amigos, porque nos ha dado a conocer el amor del Padre a través de su persona; nos ha comunicado la sentencia que ha dictado el Todopoderoso sobre la condena que pesaba sobre nosotros; nos ha dicho, como a su amigo Lázaro: ¡Sal fuera! El Señor nos ha dado gratuitamente a Aquel que es el Camino, la Verdad y la Vida. ¡Sigámoslo! Él ha cumplido este Salmo 16. En Él y con Él caminaremos con seguridad hacia la meta deseada; será la luz que nos libre de las mentiras que el enemigo intente sembrar en nuestra historia; experimentaremos esa vida inagotable que, a pesar de ser entregada, sigue saltando hacia la vida eterna. Qué difícil es enseñar a ese hombre viejo que habita en nosotros; todo lo sabe, nadie hay más listo que él… Que Dios me libre de la soberbia para poder entrar en este Salmo y poder reconocer cada día el camino hacia la casa de mi Padre. Que me conceda el espíritu de María, que guardó todo en su corazón y así recibió la instrucción del Todopoderoso, y así adquirió esa alegría perpetua que manifestó a su prima Isabel cuando dijo: “Proclama mi alma la grandeza del Señor se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador porque ha mirado la humillación de su esclava” (Lc 1,46-48).
Cuando Dios vive dentro de mí, todo está bien hecho; me gusta mi cuerpo, mi familia, mi trabajo, mis amigos, mis vecinos… 9
testigos de la verdad
Juan del Río Martín, Arzobispo Castrense “Soy el servidor de los servidores de España” Victoria Serrano Blanes
“Verdaderamente este era el Hijo de Dios”, reconoció el soldado romano Longinos a los pies de Jesús crucificado. Desde entonces, a esta declaración de fe tan espontánea como convencida le han sucedido otras muchas por parte de quienes gastan y desgastan su vida al servicio de la propia nación. Juan del Río Martín las conoce bien porque es el Pastor que camina con ellos. Nacido en Ayamonte (Huelva) hace 64 años, es, desde el año 2008, el Arzobispo castrense. Como verdadero sucesor de los apóstoles, han sido cuatro años de entrega con celo, unción y convicción, a la misión episcopal confiada: anunciar con palabras y hechos el amor de Jesucristo, “presencia transformadora que salva y acompaña”. Estamos ante el servidor de los servidores de España, el mismo para quien la experiencia de este amor le lleva a exclamar cada día: “Todo de Dios, solo de Dios, siempre de Dios”.
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testigos de la verdad ¿Cómo conoció el amor de Dios en su vida? En primer lugar en el ambiente familiar, especialmente por mi madre. En segundo lugar, tuve grandes maestros en la fe: sacerdotes que en la adolescencia me inculcaron la ayuda a los demás. Siempre he sido un hombre de hacerme grandes interrogantes: Esta vida, ¿qué es? ¿Solamente nacer, crecer, procrear y morir? Lo único que sabía era que cuando rezaba y ayudaba a los demás me encontraba muy a gusto. Por eso para mí Jesucristo es una presencia transformadora que salva y acompaña. ¿Cómo fue la llamada al sacerdocio? Para pagarme los estudios de Graduado Social los veranos me iba al sur de Alemania a trabajar fregando platos en un hotel. En cuanto podía entraba a rezar en la única iglesia católica que había en el pueblo. Eso, la cuestión del sentido de la vida y de quién es el que colma mi corazón iba concretando la llamada. Además, me llamaba muchísimo la atención la celebración de los sagrados misterios; que las manos del sacerdote sean una cuna de Belén y que por la pobreza de la palabra humana, Dios, tan humilde y tan obediente, se haga presente en el pan y el vino.
QUE
MI ALMA VIVA PARA ALABARTE
Ha sido obispo de Asidonia-Jerez durante ocho años, y en 2008 es consagrado arzobispo castrense. ¿Hay mucha diferencia entre ambas labores episcopales? Sí, muchas. Primeramente en el funcionamiento. Yo soy un servidor dentro de una estructura muy organizada como son las Fuerzas Armadas (FAS) y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FCSE), que atiende el derecho del militar creyente de ser asistido en sus necesidades espirituales. Mi misión es la de hacer presente el Evangelio en “la casa del César”, es decir, a los hombres y mujeres que están dispuestos a dar su vida por defender la libertad, seguridad e independencia de nuestro país. Mis capellanes y yo somos servidores de los servidores de España. Sin embargo, es esta una diócesis muy desconocida. La gente no sabe la gran labor que hacen los capellanes castrenses en el mundo de
la tropa, de los suboficiales y los oficiales. El sacerdote tiene que hacer una pastoral muy misionera e itinerante, con una gran disponibilidad para desplazarse. En este momento tenemos 97 sacerdotes en activo, de los tres capellanes se encuentran navegando en las misiones activas del ejército español en Afganistán, el Líbano y en la Operación Atalanta contra la piratería. ¿De quién depende jerárquicamente el arzobispo castrense? Dependo directamente de la Congregación de Obispos, pero a propuesta del Jefe del Estado, el Rey en el caso de España. Cuando el monarca renunció a los privilegios de la presentación de los Obispos, se reservó únicamente el de elegir al arzobispo castrense, puesto que este cargo lleva implícito el de ser capellán de la Casa Real. Así, primero elaboran entre la Nunciatura y el Ministerio de Defensa una terna y la presentan al Rey, quien tiene potestad para aprobarla o rechazarla, y finalmente la presentan al Papa, que es siempre el que nombra al obispo. Ahora bien, administrativa y protocolariamente dependemos del Ministerio de Defensa.
TU BRAZO ES MI ESCUDO Y MI ARMADURA ¿Cuáles son los orígenes históricos del servicio religioso castrense? ¿Cómo es ahora la presencia religiosa en las tropas militares? Todo comenzó en el Calvario, fíjate. El primero que hizo profesión de fe de que realmente Jesús era el Hijo de Dios fue un centurión romano, San Longinos. Jesús también se relaciona en Cafarnaúm con un centurión que tiene un criado enfermo y le alaba su fe. También entre los primeros cristianos de Israel y después de Roma se encuentra gente que procede de las milicias romanas. Siguiendo con los antecedentes históricos, la Iglesia ha estado muy presente donde se ha defendido los nobles ideales castrenses. Ahí tenemos al fraile franciscano San Juan Capistrano, que muere asistiendo a los soldados en la invasión de Hungría por los turcos… y así podíamos seguir. Desde el punto de vista del arzobispado, es decir, del Ordinariato militar, el
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testigos de la verdad más antiguo de la Iglesia Católica es el español, que comienza a organizarse con los Tercios de Flandes en el siglo XVI. Administrativamente llevamos tres siglos y medio de diócesis castrense. ¿Qué aporta usted al arzobispado castrense y qué le proporciona este a su vida de fe? Yo aporto a mi diócesis todo lo que soy y todo lo que tengo; y lo más grande que poseo es entregar mi vida por la causa del Evangelio. Y lo que me proporciona a mí es el ejemplo de muchos capellanes que dejaron a sus padres, a sus lugares y llevan casi cuarenta años de vida activa recorriendo toda España. Son hombres que pierden sus raíces a favor del Evangelio, y eso es muy bonito. Si San Pablo no hubiese perdido sus raíces, no hubiese ido a Roma, no hubiese evangelizado… Los capellanes castrenses tienen una espiritualidad muy paulina. ¿Tiene el clero castrense alguna particularidad especial? Evidentemente el capellán tiene que ser ante todo un hombre de Dios, pero también debe poseer unas características humanas muy específicas. No todo el mundo sirve para capellán castrense. Debe ser muy dúctil mentalmente y de trato, que sepa adaptarse a la tropa y a los man-
dos; poseer un gran equilibrio emocional, porque se pasa mucho tiempo solo; una gran capacidad de convivencia al tener que moverse en espacios muy reducidos como un barco, etc. Los militares buscan al “Páter” no para que les solucione problemas sociales ni de orden psicológico —que para eso ya hay unos excelentes profesionales—, sino para que les ofrezca consejo espiritual. No es un hombre meramente de culto ni un mero dispensador de sacramentos; es todo un apóstol de Jesucristo que celebra los sacramentos, ciertamente, pero también acompaña, convive, y sobre todo, evangeliza con su testimonio.
CERCA
ESTÁS DE LOS QUE TE INVOCAN
¿A qué se enfrenta el cristiano en estos tiempos de secularización? La secularización ha entrado en el mundo castrense como en todos los órdenes de la comunidad cristiana. Hoy el laicismo exacerbado está muy situado en los órganos de poder y en los órganos mediáticos, y entonces se puede caer en la tentación de apabullarse frente a “Goliath”. Tenemos que recuperar nuestra única fuerza, que es la fe en Dios, y esta es la que vence al mundo. Por lo tanto, también se puede vencer al
testigos de la verdad
La asistencia religiosa en las Fuerzas Armadas no es un invento de Franco ni un privilegio de la Iglesia Católica; todos los países democráticos tienen este servicio laicismo agresivo, que no es más que una manera de totalitarismo, porque desprecia y menosprecia la dimensión trascendente de la persona. Yo no tengo que ocultar mi fe en la oficina. ¿Acaso es un traje que se quita y se pone? Sin embargo, hay muchos católicos acomplejados frente a esta cultura de la muerte, tan totalitaria que aplasta y avasalla. Pero igual ocurría en los primeros siglos con la persecución a los cristianos por parte de los emperadores, y los vencieron. La fe en Dios vence al mundo. ¿Cuáles son los desafíos que se le plantean? El primer desafío es recuperar la esencia y esta se encuentra en el catecismo de la Iglesia Católica. ¡No hay que buscar más zarandajas! En él se resume lo que un cristiano cree, celebra y vive. En mi opinión, en estos años postconciliares la Iglesia se ha autocomplicado. Muchas veces tenemos “reunión de la reunión para la reunión”, es decir, “la Iglesia de ejecutivos”. Mire usted, primero hay que ser para ser: hay que ser hombre de Dios para dar a Dios, porque no se puede dar lo que no se tiene. Si no es así, podemos convertir al cristianismo en una ideología, en un humanismo, una moral. ¡Y nada más lejos de la realidad! El cristianismo es una persona, un acontecimiento, una presencia… El desafío principal consiste en recuperar lo esencial, lo que quiere Benedicto XVI para la Iglesia, y lo esencial es Dios. El gran reto es que los capellanes sean hombres de Dios y no otra cosa. Cuando se quiere a Dios salen todas las fórmulas. Si no es así, entonces tenemos más organigramas que realidad.
EN
LA VIDA Y EN LA MUERTE SOMOS DEL
SEÑOR
¿Cuál es la misión de la Iglesia en las Fuerzas Armadas? Anunciar el Evangelio, celebrar los sacramentos de la fe, y después asistir, aconsejar y ayudar a los centinelas de la paz, como llamaba Juan Pablo II a los militares. Los militares son personas muy agradecidas. Por las peculiaridades de la profesión y su forma de vida existe un preámbulo de la fe en el mundo militar que no lo hay en otro colectivo. No es lo mismo un señor que está en la oficina trabajando, que otro que coge un F18 y no sabe si va a volver, o aquel que está manipulando material explosivo. La misma cercanía de la muerte, el compañerismo, los valores castrenses —que tan relacionados están con el humanismo cristiano— hacen que se plantee la vida de diferente manera. ¿Es un derecho la asistencia religiosa en el ejército? Todo ser humano tiene derecho a ser asistido en sus creencias religiosas, sea del tipo que sean, y por supuesto, también el militar creyente. En el caso de España se firman los acuerdos ante la Santa Sede en 1979, donde se contempla en un apartado la asistencia religiosa a las Fuerzas Armadas, y también se recoge en el artículo 16 de la Constitución Española. El Estado tiene, pues, la obligación de velar por ese derecho, asistirlo y respetarlo. El respeto implica poner medios, personas y lugares.
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testigos de la verdad
Por la cercanía de la muerte, el compañerismo, los valores castrenses, etc. en la profesión militar existe un preámbulo de la fe que no lo hay en otro colectivo En contra de lo que algunos creen, la asistencia religiosa en las Fuerzas Armadas no es un invento de Franco ni un privilegio de la Iglesia Católica. Todos los países democráticos de nuestro entorno tienen un servicio de asistencia religiosa. Solamente los países totalitarios se saltan este derecho fundamental. Evidentemente la presencia numérica de los medios depende de la implantación que tiene cada uno de los credos. ¿En qué consiste la pastoral militar? Puesto que nuestro objetivo es anunciar a Jesucristo, establecemos desde el arzobispado unas líneas maestras. Cada cuatro años se define el Plan Pastoral a seguir: el actual cuatrienio 2011-2015, titulado “La Puerta de la fe de la familia castrense” se fija en lo esencial, en el catecismo de la Iglesia Católica, y en sus cuatro partes: fe, celebración, vida y oración. El Plan Pastoral del año 2011-2012 está dedicado a la fe, coincidiendo con el preámbulo del “año de la fe” declarado por Benedicto XVI en su carta apostólica Porta Fidei.
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GRANDE
ERES
TÚ
Y HACES MARAVILLAS
Cabe destacar la encomiable colaboración de las FAS y los FCSE en la pasada JMJ. ¿Cómo la vivieron? La vivimos muy intensamente. Fuimos diócesis receptora de 900 jóvenes militares que vinieron de otros países. Tanto los militares españoles como la Policía y la Guardia Civil fueron muy generosos; sin ellos se hubiera vivido la JMJ que hubo. El Papa lo recalcó especialmente en una carta de agradecimiento. Como dice la Escritura: “Viendo vuestras buenas obras, sea Dios glorificado” (Mt 5,16); y me remito a los hechos: hubo confesiones en la catedral castrense desde las 9 de la mañana hasta las 2 de la madrugada; era innumerable la gente que acudía a visitar al Cristo de Mena y las reliquias de San Juan de Ávila. ¿Se encuentra usted feliz en esta misión episcopal? Siempre he sido feliz donde me ha puesto la Iglesia, porque la felicidad no la dan los lugares ni los cargos; la felicidad la da Dios, y esta se vive en el corazón, no en las cosas. ¿Cree que Dios ha sido bueno con usted? ¡Maravilloso! Es verdad que mis padres me dieron la vida, me educaron e hicieron mucho por mí, pero todo lo que soy se lo debo a Dios y a su Iglesia. Soy el mayor de cinco hermanos y mis padres pensaban que seguiría con el negocio del pequeño astillero. Dios tenía reservado para mí algo mejor.
Un grupo de jóvenes, del camino Neocatecumenal de distintas parroquias de Madrid, están preparando el musical “EL PRÍNCIPE DE EGIPTO” y así recaudar dinero para la próxima JMJ, de Brasil 2013. “EL PRÍNCIPE DE EGIPTO” es una adaptación de la película de dibujos del mismo nombre. Ellos han creado la coreografía, cantan, han realizado el vestuario, los decorados, y la música es en directo e interpretada por ellos mismos. Necesitan ayuda económica y por eso os animan y os invitan a que vayáis a verla. El estreno será el día 17 de junio a las 18:00 h. en la Parroquia de La Encarnación, C/ Hermanos García Noblejas, s/n Es autorizada para todos los públicos. Os esperamos
testigos de la verdad
Entrevista a Fernando Presidente de la Cadena COPE ¿Qué tienen en común el catedrático de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad Autónoma de Madrid, el vicesecretario general de la Conferencia Episcopal Española y el presidente de la Cadena COPE? La respuesta es fácil: coherencia, transparencia, fidelidad a los compromisos… Y es que los tres cargos convergen en una misma persona. Se trata de Fernando Giménez Barriocanal, madrileño de 45 años, casado y padre de cinco hijos, una voz valiente en la vida pública que no se esconde ni amilana a la hora de proclamar que Cristo es el sostén de cuanto dice y hace. De trato abierto, reconoce este hombre de fe, sencillo y sin alardes, que su misión está fundamentada en el amor a Dios y a su Iglesia, a los que sirve con agradecimiento.
Giménez Barriocanal
¿ Cómo conociste el amor de Dios en t u vida? Primero por mis padres, pero también en el colegio, y por supuesto en la Iglesia, a través del Camino Neocatecumenal. En el año 2005 los obispos te nombraron Vicesecretario para Asuntos Económicos de la Conferencia Episcopal Española. ¿Qué hace un laico ocupado en el dinero de los obispos? En la Iglesia hay diferentes carismas. Algunos son fáciles de reconocer, como la itinerancia o la predicación, y otros pasan más desapercibidos.
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la mayor experiencia de fe que uno puede vivir es que Dios te quiere como eres Yo pongo a disposición de la Iglesia los carismas que Dios me ha dado, para administrar los bienes de acuerdo con los principios de la Doctrina Social de la Iglesia. ¡Y parece ser que los obispos se fían de mí!
testigos de la verdad
“Un evangelio descafeinado no entusiasma a nadie” Sustituiste en el cargo a Mons. D. Bernardo Herráez. ¿Qué aprendiste de él? Estuve trece años con él codo a codo y aprendí, en primer lugar, el amor a la Iglesia. También me enseñó a tener prudencia y celo por proteger su patrimonio, ya que es un instrumento para la Evangelización, que es su tarea principal.
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¿ Cómo es t rabajar con los obispos? Al principio asusta un poco, pero pronto te das cuenta que son personas extraordinarias, con sus defectos y pecados como cualquiera. Es bastante más sencillo de lo que la gente piensa. Cuando vienen a la Conferencia Episcopal o a la Nunciatura, mu-chos lo hacen en autobús e incluso andando, se hospedan en casas de ejercicios… Algunos, por la diócesis que dirigen, deben vivir en el palacio episcopal correspondiente; pero otros muchos viven en una habitación de cualquier residencia sacerdotal. Sobre los obispos hay un mito, pero la realidad es otra.
tus preceptos son mi herencia perpetua Como cristiano comprometido, ¿cómo afrontas cada día la misión encomendada? Intento levantarme cada mañana de cara a Dios, rezar las Laudes con mi mujer, Mercedes, y decirle: ¡Señor, tú sabrás qué es lo que quieres que yo haga…! A mí, que soy tan impulsivo, el Señor tiene que moderarme cada día, y, si me equivoco veinte veces, pedir perdón otras tantas. ¿ Cómo es t u mujer, la compañera que Dios te ha dado? He tenido la suerte de que Dios me regalara desde jovencito a Mercedes, con quien comparto la fe. Comenzamos a salir a los 16 años y, tras un noviazgo cristiano en el que Dios nos cuidó, nos casamos y tenemos cinco hijos. A mí me complementa mucho porque somos totalmente opuestos en el carácter. Yo soy un charlatán, ella es pausada; yo soy un impulsivo, ella es muy reflexiva. Ante todo es muy paciente conmigo. A veces cuando llego a casa me dice: “¡Eh, que aquí no eres el presidente de la COPE!”. Con lo cual eso me viene muy bien.
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testigos de la verdad ¿Cómo compaginas la vida de familia con el ajet reo del trabajo? Generalmente no ceno más que en mi casa, o a lo sumo con el Señor Cardenal, Antonio María Rouco. Me levanto entre las 4:30 y las 5 de la mañana y me pongo a trabajar en casa. A las 6:30 horas rezamos Laudes Mercedes y yo, y después nos vamos a los distintos trabajos. Por la tarde procuro estar pronto en casa. Me niego a tener reuniones a las siete de la tarde. Eres profesor de Economía Financiera y C on t ab il i da d en la U n i ve rs i da d Autón oma de Madrid. Como docente en con tact o diario con los jóven es universitarios, ¿cuál es su apreciación de la Iglesia? En los últimos años ha habido momentos de fricción, de gran rechazo a la imagen de la Iglesia. La gente joven tiene una percepción de la Iglesia muy diferente de cuando realmente la conoce. Cree que es una Iglesia antipática, vieja, que dice “no” a todo, que parece estar empeñada en fastidiar la vida… ¡y es todo lo contrario! Aunque muchos jóvenes participan activamente en ella, y cada vez más, todavía hay mucho desconocimiento. La crisis está ayudando a que haya más posibilidad de apertura y oportunidad de evangelizar en la Universidad que hace diez años.
cuando llego a casa me dice mi mujer: “¡Eh, que aquí no eres el presidente de la COPE!”. Y me viene muy bien
Has sido el director financiero de la JMJ Madrid 2011. ¿Qué te ha supuest o esta ex perien cia? He vivido de cerca la parte más fea y árida, que es la del tema del dinero. Pero ya advertí que, pese a todo, nada me iba a robar el tesoro de encontrarme con Jesucristo y con el Vicario de Cristo. Viví la extraordinaria experiencia de ser recibido, junto a mi mujer, por el Santo Padre. Ha sido una gran oportunidad de renovación y reafirmación en la fe. Esto compensó los muchos quebraderos de cabeza que supuso la organización. LA MISERICORDIA Y LA FIDEL IDAD SE ENCUENTRAN ¿En qué se diferencia la Iglesia de otros organ ismos que también realizan una encomiable labor asistencial? La labor asistencial de la Iglesia no se puede entender fuera del conjunto de su misión: primero, anunciar a Jesucristo y dar a conocer la buena noticia que cambia el corazón del hombre. En segundo lugar, permitir que esa semilla crezca y poder vivir la fe. Por eso solo aquella persona que ha descubierto a Jesucristo y vive la fe se da cuenta de que en el rostro del otro, especialmente en el del más necesitado, está Jesucristo. El cristiano no hace las cosas por filantropía o por gustillo. En Cáritas, Manos Unidas o cualquier organismo asistencial de la iglesia se hace todo desde la experiencia real de ver a Cristo en el otro.
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testigos de la verdad Se habla mucho de los acuerdos IglesiaEstado como un privilegio, pero no son más que una garantía de libertad religiosa, ya que la Iglesia ahorra al Estado mucho dinero. ¿Cuáles son esas cifras? España tiene suscritos unos acuerdos con la Santa Sede, como otros 150 Estados también los tienen con ella. No es una anomalía. Los acuerdos tienen carácter constitucional y gozan de plena vigencia, es decir, garantizan el principio de libertad religiosa previsto en la Constitución Española de 1979. El Estado español tienen acuerdos de colaboración con las confesiones religiosas de notable arraigo en nuestro país: musulmanes, la federación de Iglesias Evangélicas y la comunidad hebrea. El Estado está obligado a proveer de los servicios básicos para que puedan vivir su fe los millones de contribuyentes católicos residentes en España. Por ejemplo, hay más de trescientos mil padres cada año que quieren que sus hijos se bauticen… Evidentemente la aportación de la Iglesia a la sociedad española está cifrada en varias decenas de miles de millones de euros. La actual crisis hunde sus raíces en causas económicas pero también en la ausencia de valores, en el relativismo, la eliminación de la dimen sión trasc en de nt e… Son e st os momentos de desconcierto una buena ocasión para cambiar. ¿Qué giro debería hacer el hombre moderno de hoy? El hombre, por todas estas corrientes de pensamiento se ha ido alejando de Dios, y al final intenta explicar lo que le rodea racionalmente y no llega, o intenta hacerlo vitalmente y cae en la desesperación. Por eso en España se suicidan más de 3.800 personas al año. Es un momento extraordinario para darnos cuenta de qué es el hombre, y esto solo puede entenderse como ser amado por Dios, hecho a su imagen y semejanza… Ahí es cuando empieza a entender qué pinta aquí. Cuando uno está aburguesado, no necesita a Dios para nada; pero cuando te quedas en el paro y no puedes pagar la hipoteca, o se muere un familiar por cáncer, entonces te preguntas qué es esto, y la respuesta necesariamente viene de arriba.
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pude ser recibido, junto a mi mujer, por el Santo Padre en la JMJ. Esto compensó los muchos quebraderos de cabeza que supuso la organización Parece que vivamos resignados al arbitrio del gobierno de turno. ¿Qué hemos de reclamar de las administraciones públicas? Nuestros derechos, que se implanten aquellos valores que construyen la sociedad, como la vida —el bien más preciado que posee el hombre—, la familia —a la que el Estado tiene la obligación de proteger—, la educación en valores, para que la persona pueda desarrollarse íntegramente y no solo proporcionarle recursos materiales. Facilitar esto es también papel del Estado. Los ciudadanos hemos de reclamarlo participando activamente en la vida social, en las empresas, en las comunidades de vecinos, en los medios de comunicación… CONTIGO ESTÁ LA SABIDURÍA, DE TU TRONO DE GLORIA ENVÍALA Eres el presidente de la COPE y se te atribuye el mérito de sacar a la emisora de la crisis. ¿Qué est rategia has desarrollado? Yo no soy el artífice de nada. Gracias a Dios, en la COPE hay un excelente grupo de profesionales que piensan que lo importante es escuchar, y en España se escucha poco. Hacía falta una radio con valores, compatible con el ideario de la casa y que no expulsara a nadie. La combinación fue atreverse a traer a un buen grupo de deportes e intentar apostar por un modelo de radio sostenible en el futuro, pero no a corto plazo. El mérito no es mío; es de un magnífico consejo de administración y de los obispos, que se fían… Podían no haberse fiado.
testigos de la verdad rio claro en la defensa de la vida y de la verdad, de los principios democráticos y, por supuesto, de la difusión de los valores evangélicos. Lo mismo ocurre con Cadena Cien, una cadena de música destinada a los jóvenes en la cual no se van a escuchar palabrotas ni ideas anticristianas. ¿Importa enton ces el Estudio Gen eral de Medios? Importa a efectos económicos, para conseguir la publicidad que nos permita pagar las nóminas, pero no para ser el primero. Aunque tenemos claro que no a cualquier precio. ¿Cómo hacer accesible el mensaje de la Iglesia de Crist o a u n mundo descristianizado?
En este mundo globalizado y dominado por lo digital, ¿sirve el formato de siempre o necesitamos de una nueva radio? Todo se renueva continuamente y hay que adaptarse. Los oyentes siempre han participado y lo siguen haciendo, pero con otras herramientas. Probablemente se vaya cambiando hacia otros modelos que atraigan más la atención; pero la cercanía, la comunicación, el mensaje, el impacto… eso va a permanecer siempre. ¿Cuál es el ideario de la Cadena COPE? En la radio católica hay dos modelos: la radio generalista y la radio temática. En España tenemos dos ejemplos de esto: Radio María, como emisora temática estupenda, que yo escucho con frecuencia; y la radio generalista, como la COPE, con información general para católicos y no católicos, pero que a través de ese lenguaje generalista defiende sus valores. Hemos visto cómo a nuestros hijos les han dado la contracatequesis a las 10 de la noche en series de televisión. Debemos hacer lo mismo pero al revés, es decir, generar el ambiente propicio que permita a la persona desarrollarse en una modo de pensar congruente con la vida. COPE tiene un idea-
Yo sé cómo no se debe hacer: reinventando el Evangelio. Una mala costumbre de algunos ante las iglesias vacías es acomodar el evangelio a los tiempos. El amor al enemigo cautiva a la gente joven, pero lo que no entusiasma a nadie es un evangelio descafeinado. Por supuesto que hay que presentarlo de otra manera, pero siendo el mismo mensaje íntegro de siempre. Si a un joven le dices que si le quitan la túnica dé también el manto, eso le hace cuestionarse… Hay otros cauces de comunicación que no son solo la homilía, como es el testimonio personal, que tanto mueve y transforma los corazones. La fe llega por la predicación; por eso hacen falta medios que permitan difundir el Evangelio: revistas como Buenanueva, emisoras como Radio María, la COPE… Todo acompaña. ¿Crees que Dios ha sido bueno contigo? No bueno, ¡demasiado bueno! Infini-tamente mejor que yo con Él. Yo me sigo escandalizando de mis pecados cada día, y para mí la mayor prueba de amor es, como dice San Pablo, que Cristo murió por nosotros cuando éramos pecadores. Esa es la mayor experiencia de fe que uno puede vivir, que Dios te quiere como eres. Con los demás puedo disimular, pero con Él estoy desnudo. ¡Madre mía, me conoce realmente y aun así me ama!
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La nueva masculinidad Aquilino Polaino Catedrático de Psicopatología Universidad CEU-San Pablo
Hombría y masculinidad no son sinónimos de machismo. Sin embargo, hoy día asistimos a una crisis en la identidad de los varones. Los cambios en los roles masculinos provocan grandes dificultades en el varón adolescente a la hora de saber cómo orientar su desarrollo personal y sus relaciones con las mujeres. La presencia del padre es de vital importancia en el desarrollo de la vida de los hijos, en especial de los varones, puesto que con su implicación ayuda a configurar la identidad masculina del hijo. 22
educación para la vida ¿Cuál es el hoy día el modelo de masculinidad presente entre los adolescentes? Todo chico tiene un deseo profundo de ser considerado y amado por una figura paterna, de ser guiado en el mundo de los hombres, y de que se le afirme su naturaleza masculina. Se enumeran a continuación veinte principios que debieran presidir la educación afectivosexual de los hijos varones por sus padres, a fin de lograr la consolidación de una masculinidad madura que permita un desarrollo personal íntegro y completo. 1. Sinceridad. Cumplir con la palabra empeñada y dar ejemplo de coherencia. Debe quedar claro entre padres e hijos que nunca se puede engañar y que la verdad está por encima de todo. 2. Aprovechar el tiempo. Estrujar cada segundo invirtiéndolo en aquello que valga la pena. Hay que poner una especial atención al tiempo que se pierde en ordenadores, consolas, Internet, etc. No hay que olvidar que la vida es irreversible y que “matar el tiempo” es dejar de crecer, desperdiciar los dones que se tienen, y matar la vida personal. 3. No claudicar nunca en lo relativo a las propias convicciones. Cuando tenemos una creencia ajustada a nuestra propia razón y el comportamiento, debemos respetarla y hacer que sea respetada por los demás, con independencia del contexto en que nos hallemos. 4. Tener un proyecto de vida, por lo menos a con metas fijadas con prudencia, de mane-
ra que no sean inalcanzables por sus capacidades. Cuanto más ambicioso sea un proyecto y más esfuerzo exija, más altas han de ser también la motivación y las expectativas. 5. Superar el miedo al sufrimiento. Este es el primer miedo que hay que eliminar. Enseñarles que en la vida, al igual que hay alegrías, hay también sufrimientos, y cuando estos últimos llegan, es preciso no temerlos sino acogerlos, asumirlos y, si fuera posible, superarlos. 6. Aprender a soportar la soledad, en previsión de situaciones en que pueda fallar el grupo de referencia. Esto es especialmente importante en una sociedad como la actual, cada vez más individualista, en la que puede resultar complicado establecer vínculos leales donde se acuna la amistad. 7. Ayudarles a crecer en fortaleza, virtud que hoy se conoce como “resiliencia” —un nuevo concepto psicológico— que no consiste tanto en atacar, como en resistir. 8. No tener miedo a los conflictos si no pueden evitarse, pero tampoco provocarlos. Cuando una toma una decisión de acuerdo con sus valores, hay que sostenerla aunque pueda implicar la aparición de un conflicto. En ese caso, lo que hay que hacer es aprender a gestionar ese conflicto hasta resolverlo. 9. No quejarse. La susceptibilidad, la blandura y la escasa tolerancia a la frustración son malos compañeros de viaje en el camino de la masculinidad. El varón por supuesto que puede llorar, pero no debe quejarse, o al menos no hacerlo frecuentemente o por naderías sin importancia.
El niño tiene derecho a ser reconocido en aquello en lo que realmente vale por las personas que más admira y valora
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La fortaleza de la masculinidad no reside en la agresividad sino en la capacidad de proteger a los más desvalidos 10. Desarrollar la capacidad de proteger a los más débiles. Compadecerse de los más débiles es tanto como manifestar que los demás le importan; que sus problemas le interpelan porque también a él le atañen. La fortaleza de la masculinidad no reside en la agresividad sino en la capacidad de proteger a los más desvalidos. 11. Fomentar la rebeldía de saltar ante la injusticia venga de donde viniere y tanto si se comete contra uno mismo como contra los otros. Lo propio de la masculinidad ante las injusticias es evitar mirar para otro lado. 12. Escoger lo peor. Se trata de usurpar al yo el protagonismo que no debería tener. Escoger lo mejor, hacerse servir, “pasar” de los demás, y buscar la auto-exaltación no es masculinidad, es narcisismo.
13. Ser fuerte con los fuertes y débil con los débiles. El hecho de que haya gente que sea muy fuerte con el débil y muy débil con el fuerte suele generar muchas y graves injusticias. Resistir al fuerte y proteger al débil le hará transformar su debilidad en fortaleza, lo que es muy propio de la masculinidad. 14. No autocompadecerse. La autocompasión nos convierte en víctimas, e implica un amor anómalo a uno mismo y muy poco eficaz. La búsqueda de un consuelo en sí mismo, por sí mismo y para sí mismo no contribuye a la madurez afectiva. 15. Saber utilizar los aparentes fracasos para aprender de ellos, crecer y madurar. Los fracasos son siempre relativos y, bien aprovechados, se transforman en una nueva oportunidad para hacer que la persona se estire en toda su estatura.
16. No autoengañarse. Engañarse a uno mismo es antinatural. Hay siempre un resto, un rescoldo de conciencia que le hace sentirse culpable del mal que se ha hecho. A quien se auto-engaña hay que ayudarle a reconocerlo, y animarle a buscar soluciones para salir airoso de la absurda situación en que se hallaba. 17. Renunciar a los caprichos y al “carpe diem”. La impulsividad para satisfacer un deseo (“aquí te cojo y aquí te mato”) es una peculiaridad más propia de la infancia que de la masculinidad. 18. Sentido de coherencia e identidad. La coherencia da una mayor consistencia a la propia identidad. Se es tanto más coherente cuanto mayor sea la identidad entre lo que se piensa y lo que se dice, lo que se dice y lo que se hace, y lo que se piensa y se hace.
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educación para la vida 19. Aprender a decir “no”, especialmente a lo que tiene que ver con la afectividad y la sexualidad. En ocasiones, puede ser muy conveniente decir no a la comodidad, al "emotivismo", la curiosidad, la dispersión de los sentidos, al mal uso de Internet, a hablar de todo como si de todo se supiera, a hablar solo de uno mismo y de los propios éxitos, a dejarse corromper…
20. Alegrarse de ser la persona que se es, del proyecto que se ha elegido, del grupo de referencia y pertenencia identificativa de los que se forma parte. Por último, afirmar el propio yo a través de la mejora de la necesaria formación doctrinal-religiosa que ayuda a vertebrar una afectividad más madura, más fuerte, más estable y más consistente.
La educación afectivo-sexual en el aula Enumero a continuación algunas de las pautas que pueden ayudarle al niño para su correcto desarrollo afectivo-sexual. Aunque estas indicaciones pueden aplicarse por el profesor en el aula, este nunca debería adoptar un papel sustitutivo de los padres. 1. La aprobación del niño por el profesor. Hay que afirmar al niño en lo que vale, pues él carece de la fortaleza necesaria para hacer pie en su propia vida: se trata de reforzarle, de aprobarle, y no de humillarle. El niño tiene derecho a ser reconocido en aquello en lo que realmente vale. Su auténtica valía ha de ser reconocida por las personas que más admira y valora. Si el reconocimiento es en público, su efecto se magnifica. 2. Complicidad viril entre profesor y alumno, con lealtad y transparencia, y sin “secreteos”. Conviene hacer ver al niño que “lo suyo es mío” y “lo mío es suyo”, con el fin de potenciar una afectividad masculina equilibrada y naturalizar así la amistad viril y la aceptación por parte de otras personas del mismo sexo. Si la afectividad es equilibrada y armónica con la propia identidad, no habrá nada que temer. Si, por el contrario, esa afectividad se erotiza, el resultado será un híbrido que nunca llegará a satisfacer plenamente a la persona, pues suele originar sentimientos de soledad, insinceridad y, lo que es más importante, el falseamiento y desdoblamiento de la propia identidad.
Las justas alabanzas, tanto en privado como en público, y las muestras de confianza y afecto. Delegar en ellos la autoridad, y confiarles encargos y responsabilidades, reforzándolos con expresiones como “no me puedes fallar en esto”, “sé que puedo confiar en ti”, etc. Afirmarlos en su masculinidad: “estás hecho un tiarrón”, “eres un tío de los que nunca te falla”, etc. Facilitar que sea aceptado e incluido en grupos de referencia de adultos del mismo sexo, para afianzar así la afectividad masculina en la amistad. Hay que tratarle con la misma confianza que a un igual, pidiéndole que dé su opinión sobre las cuestiones de las que hable. Enseñarle a autocontrolarse, a ser dueño de sí mismo, a hacer uso de su propia libertad, a manejar las circunstancias en lugar de depender de ellas.
3. Infundir al niño seguridad en sí mismo mediante pautas como las siguientes: La exigencia: ha de aprender a ponerse límites y objetivos a sí mismo, y a sacarlos adelante con su propio esfuerzo.
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SINDROME DEL educación para la vida
J O S É A N TO N I O
GR IS
ESPECIALISTA
CLÍNICA
EMPERADOR EN PSICOLOGÍA
Ante la noticia de un adolescente que agrede a sus padres, uno se queda perplejo. ¿Qué ha fallado para llegar a este punto? Vivimos en una sociedad enferma donde se valora la violencia, la competitividad extrema, el consumismo, el hedonismo y la gratificación inmediata. El “todo vale” imperante en los últimos años, descuidando la formación en la responsabilidad y conciencia, y abandonando todo código moral del bien y del mal, lamentablemente tiene bastante que ver al respecto. Su desarrollo ha derivado en unas consecuencias tan nefastas para la convivencia familiar como son el maltrato físico y verbal de los adolescentes hacia sus padres. Diagnosticado como “Síndrome del Emperador”, sus protagonistas pegan, roban, amenazan, y agreden con violencia y sin rubor a sus progenitores.*
La Fiscalía General del Estado califica esta situación como “preocupante”, dado el número creciente de casos; desde el año 2000, las denuncias de padres contra sus hijos se ha multiplicado por ocho. La falta de valores de la sociedad, la permisividad de
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los padres, la falta de normas o límites en la educación, la falta de educación en valores, etcétera, constituyen un marco perfecto o un caldo de cultivo adecuado para que aumenten los casos. Suelen ser chicos que dirigen su ira generalmente sobre la madre.
Muchos padres no saben qué hacer ni cómo protegerse de sus hijos, por eso la tendencia general es encubrir el problema. Únicamente se de-nuncia el 10 % de los casos, ya que a los padres les cuesta mucho denunciar a sus propios hijos, por el sentimiento de culpa,
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hIjOS tIRANOS cADA AñO AuMENtA EL NúMERO DE NIñOS quE SE cOMPORtAN cOMO AutéNtIcOS tIRANOS cON LOS PADRES, LLEgANDO EN LA ADOLEScENcIA A AgREDIRLES SIN NINgúN tIPO DE RubOR el dolor que supone, y el temor y la vergüenza a que la sociedad les estigmatice como malos educadores. En mi opinión, pocas cosas pueden ser más duras para unos padres que tener que llamar a la policía porque un hijo los agrede. Conozco a padres que viven esta situación y es extremadamente dolorosa. Este es un problema complejo que no se puede ni se debe explicar por un solo factor; por eso no podemos culpar a los padres.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha advertido del excesivo aumento de trastornos de personalidad en adolescentes que no son correctamente detectados o diagnosticados por especialistas. En muchos estudios se demuestra que en los países desarrollados, la violencia de los adolescentes contra sus padres llega al 18 % y en familias monoparentales al 29 %.
En la mayoría de los casos, los adolescentes son reincidentes y la conducta del agresor va unida a psicopatologías o consumo de estupefacientes o alcohol. No siempre está indicado el internamiento del menor, ya que esta medida puede deteriorar para siempre la relación de afecto paternofilial y puede dañar más aún la personalidad del menor.
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DE LA MANIPuLAcIóN A LA AgRESIóN El Síndrome del Emperador es una ausencia de conciencia moral y un patrón de conducta persistente de manipulación y explotación de los demás. Se puede definir como el maltrato que ejercen niños y adolescentes sobre sus padres. tiene varios niveles de gravedad: la forma más leve es la manipulación y la más grave la agresión. Sus protagonistas son pequeños dictadores que convierten su hogar en un problema serio; tratan a sus padres y hermanos de forma déspota y son unos auténticos tiranos. Desde los 7 años ya comienzan su anómala conducta con insultos verbales, para pasar a la desobediencia total, las mentiras compulsivas y a no respetar a nadie. posteriormente, desarrollan conductas de agresión física, rompen cosas, roban, e incluso se pueden dar casos de asesinatos. Cada año aumenta el número de niños que se comportan como auténticos tiranos con los padres, llegando en la adolescencia a pegarlos, agredirlos, robarles e incluso amenazarlos de muerte, sin ningún tipo de rubor. El maltrato psicológico suele manifestarse mediante insultos, malas contestaciones, desprecio, ironía, se ríen de sus padres, les ridiculizan y siempre les culpan de sus fracasos; ellos nunca se sienten culpables. también les intimidan delante de otras personas, en casa o en lugares públicos. El maltrato físico se da en el Síndrome del Emperador más desarrollado. La edad media de los casos denunciados es de 16 años. Muchos, además, tienen un completo historial delictivo.
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• No expresa emociones positivas hacia los demás. • No tiene principios morales. • No respeta las normas ni los límites. • Busca la gratificación inmediata y si no la consigue, se pone agresivo. • insensible. No expresa empatía hacia los demás. No le importan los sentimientos de los otros. • No manifiesta amor ni tolerancia hacia los demás. No tiene vínculos afectivos con nadie. • tiene un gran egocentrismo. Narcisista, él es el centro de todo. todo está para su uso y disfrute. • No le influyen las regañinas o conversaciones con los padres. piensa que estos no tienen legitimidad ni poder para castigarle, y no les teme en absoluto. El castigo no corrige su conducta. • Miente con absoluta frialdad. • Conductas frecuentes de desafío a los demás. • Casi siempre es agresivo y dominante. Es cruel con padres, hermanos, amistades… tienen poca capacidad para sentir amor. • impulsivo, no es capaz de ver las consecuencias del mal que hace. ausencia total de conciencia. • alguno me ha llegado a decir que su madre es una espía y una aspiradora que va limpiando detrás de él.
SuS priNCipaLES SíNtOMaS SON:
• La manipulación es su conducta favorita. termina consiguiendo lo que quiere manipulando todo y a todos.
• No tiene sentimientos de culpa por sus acciones agresivas, ni se arrepiente por lo que hace mal.
• Desconfianza patológica hacia todos. Le cuesta mucho integrase en un grupo. tiene solo los amigos que le convienen.
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• No tiene autocontrol emocional ni cognitivo. Ninguna tolerancia a la frustración. • Es irresponsable, vago y no está preparado para enfrentarse a las dificultades de la vida cotidiana. • No tiene amor, empatía o compasión. No le importa lo que está bien o lo que está mal. • No expresa afectividad ni percibe las emociones de los demás. • Llega a dominar, manipular y explotar a los demás. Quiere conseguir sus metas a cualquier precio, no le importan las consecuencias. • Sentimientos de poder, dominio y autoridad. • Siente placer teniendo conducta de riesgo o de peligro, mentiras y manipulación.
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educación para la vida todos sabemos la dificultad que supone lograr el equilibrio entre autoridad y afectividad. Sin embargo es necesario esforzarse para conseguirlo, pues, según los estudios realizados, entre los factores que han desencadenado el aumento progresivo de este trastorno se encuentran principalmente tanto la falta de autoridad y sobreprotección de los padres, como su falta de afectividad hacia los hijos.
LaS CauSaS priNCipaLES SON: 1. problemas en su educación: falta de límites o pérdida de autoridad por parte de los padres. temor a las propias reacciones, rabietas y enfados de los hijos. 2. Niños maltratados. 3. Falta de dedicación por parte de los padres: educación no coherente ni en valores ni en formas. Despreocupación por sus estudios. 4. permisivismo excesivo. Falta de límites. imposibilidad de resistir la frustración. 5. Sobreprotección: miedo a que a su niño le pase algo por el tráfico, a que sea atacado por un pederasta, atracador, drogadicto, psicópata, secuestrador… recluir a los hijos en casa ante una pantalla de ordenador, televisión, videojuegos, internet, etc. 6. Consumo de drogas durante el embarazo. 7. Niños sin infancia: obligados a vender droga, a robar, a prostituirse, a mendigar, a trabajar… 8. Comportamiento disocial. 9. No escuchar a los hijos. desconocimiento de sus motivaciones o preocupaciones. 10.padres que tienen temor a las propias reacciones de sus hijos. padres que siempre han cedido a sus caprichos y nunca les han dicho un “no”. Evitan la rabieta o el enfado de sus hijos en vez de ponerle normas y educarle. así, desde niños, estos comienzan a dominar las situaciones.
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12. Dejación de las responsabilidades exclusivamente en el colegio. 13. Dañar la autoestima de los niños desde pequeños. De mayores se vengan mediante una conducta agresiva hacia los padres. 14. Crecer en el egoísmo y en la consideración del dinero como valor supremo. Muchos jóvenes responden que de mayor, lo único que les atrae es “ser rico”. 15. pérdida del sentido de espiritualidad, de trascendencia, de responsabilidad, de esfuerzo, de ayuda a los demás, de comprensión, de tolerancia a la frustración, de saber esperar los premios… 16. Falta de criterios morales en la familia. Búsqueda del interés y la satisfacción inmediata. 17. Vivencias negativas en su familia: siempre oyen hablar mal a sus padres de todos, de los familiares, de los vecinos, del jefe, de la suegra… 18. Violencia intrafamiliar. padres agresivos al volante o en casa, con personalidad antisocial que transmiten conductas negativas. 19. Violencia gratuita en tV, en el cine, en los videojuegos, en internet. Se banaliza la violencia. 20. Banalización de la violencia. Las bandas juveniles o “tribus urbanas” que se agrupan para expresar violencia como principal finalidad (“vamos a dar una paliza al primero que nos mire”). 21. ausencia de un modelo de creencias y valores que degenera en la falta de habi-
educación para la vida
LA AgRESIvIDAD SIEMPRE IMPLIcA LA ExIStENcIA DE uNA SItuAcIóN fRuStRANtE lidades sociales y cognitivas para percibir y analizar todo lo que entra en su cerebro del exterior. 22. Con el grupo violento la responsabilidad se diluye (”nadie vio nada, nadie sabe quién lo hizo”). 23. La separación de los padres. Este trastorno se da más cuando la madre tiene otra pareja. La víctima es la madre en el 88 % de los casos. resumiendo, hay tres tipos de investigaciones que explican la génesis del Síndrome del Emperador: a) En los niños agresivos el proceso de identificación con las figuras paterna y materna está obstaculizado por una relación fría y distante, en la que los cónyuges mantienen relaciones hostiles y utili-
zan métodos agresivos con sus hijos. Los niños o adolescentes agresivos han sido educados generalmente por: a) padres que les trataban con agresividad; b) padres que les enseñaban con su conducta a reaccionar con agresividad; c) padres con conflictos personales importantes, o crisis de pareja; d) padres que nunca han sido afectivos con sus hijos. B) La agresividad siempre implica la existencia de una situación frustrante. C) El aprendizaje social influye de forma determinante en la conducta de un joven, de ahí la importancia de procesos como imitación, recompensa, gratificación, aprendizaje, etcétera. Es fundamental controlar el reforzamiento de la agresividad que hace la televisión, la prensa, los videojuegos, internet, etc.
* Dada la actualidad y relevancia de este trastorno, el autor ha realizado un análisis minucioso del tema. Por su extensión, las pautas de prevención y las psicopatologías que subyacen serán abordadas en el siguiente número de Buenanueva.
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si hoy escucháis su voz
Subiendo hacia Dios Antonio Pavía Misionero Comboniano
Presentamos la figura de Moisés, su experiencia de Dios, que, si bien es cierto que lo acompaña a lo largo de la misión recibida en la teofanía de la zarza ardiente, alcanza, podríamos decir, su culmen en el Sinaí. Es en la cima de este monte donde Moisés —su humilde siervo, máximo profeta y legislador— quedó transfigurado por haber hablado cara a cara con Dios.
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si hoy escucháis su voz Recordemos que Moisés recibe el mandato de Dios de subir al Sinaí a fin de poner en sus manos las Tablas de la Ley. No parece que vaya a ser un encuentro grandioso ni espectacular, ya que Dios le hace saber que será en el marco de una densa nube, "un cerco de tinieblas", como explicitará el salmista, dando así a este encuentro un matiz enormemente catequético en lo que respecta a la fe adulta (Sal 18,12). Es un encuentro en el que no solo tiembla el Sinaí, sino también el pueblo entero que espera en la llanura: "Al tercer día, al rayar el alba, hubo truenos y relámpagos y una densa nube sobre el monte y un poderoso resonar de trompeta; y todo el pueblo que estaba en el campamento se echó a temblar" (Éx 19,16). Sin embargo, para temblores los de Moisés. Asciende al monte casi maldiciéndose a sí mismo por haber aceptado la misión que Dios le ha confiado. La ha acogido con generosidad, y ahora resulta que lo emplaza para un cara a cara en una cima tan inhóspita como tenebrosa. Nadie, absolutamente nadie lo acompaña; el pueblo entero ha quedado atras por orden expresa de D i o s .
Sube solamente con la Palabra dada por Él. No tiene otro apoyo ni garantía que esta Voz. "Llamó Yahvé a Moisés a la cima de la montaña y Moisés subió" (Éx 19,20b). Subió hacia Dios solo, completamente solo.
“Yo busco tu rostro, Señor, no lo apartes de mí” Moisés se nos presenta como figura —aún velada como todas las del Antiguo Testamento— de la fe adulta, la que no deja de crecer, en contraposición a la fe infantil, la estática, la que se fosiliza al pie del monte. Moisés representa a los buscadores verídicos de Dios, aquellos hombres y mujeres cuyo espíritu inquieto es incompatible con el conformismo paralizador. Representa a aquellos que el Hijo de Dios llamaría "buscadores honestos, en espíritu y verdad" (Jn 4,24). Espíritus tan inquietos y ambiciosos que no se contentan con un Dios difuminado en la lejanía, con todos los peligros que ello conlleva dada nuestra querencia para imaginar y fantasear acerca de lo que, por estar más allá de nuestra percepción, escapa a nuestro conocimiento y comprensión. Los buscadores de Dios a los que me refiero son hombres y mujeres que arriesgan todo en esta su pesquisa; al igual que Moisés que, aun con sus miedos, desafió el cerco de tinieblas que cubría el lugar escogido por Dios para encontrarse con él. Dios así lo quiso porque solamente de este modo Moisés podría constatar por sí mismo si las tinieblas a las que se dirigía no contenían más que la ausencia de Dios o, por el contrario, se allegaría en un cara a cara con Él. A este respecto hay que señalar que, de la misma forma que es Dios quien toma la iniciativa con Moisés invitándole a subir al Sinaí para provocar el encuentro, también la toma con cada persona que "tiene tiempo para su alma". Me refiero a aquellos que tienden su oído para escuchar la Voz que resuena ininterrumpidamente en su interior apremiándolos, al igual que a Moisés, a un cara a cara con Él: "Dice de ti mi corazón: Busca su rostro. Sí, Yahvé, tu rostro busco: no me lo ocultes" (Sal 27,8).
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Moisés se nos presenta como figura de la fe adulta, la que no deja de crecer, en contraposición a la fe he ahí también hombres y mujeres infantil, la estática A estas alturas podemos afirmar que nadie como Moisés, y tantos hombres y mujeres que encontraron tiempo y espacio en su vida para oír y leer los gritos de su alma insatisfecha, vieron colmadas sus aspiraciones. Fueron justamente sus gritos interiores los que empujaron y dirigieron sus pies hacia la cima de su propio Sinaí; ascendieron, a veces a tientas, y se encontraron "inexplicablemente" con Dios, con la Presencia, la que sus corazones hambrientos e incompletos reclamaban.
¿Por qué te inquietas alma mía? Al encontrarse con Dios descubrieron también "su lugar" en Él. Fue un peregrinar duro, inimaginablemente penoso. Ni mapas, ni croquis alguno en sus manos. Expuestos a todos los desconciertos y dudas posibles, continuaron su ascenso aferrándose casi locamente a una intuición que, creciendo, llegó a ser Palabra: ¡Busca mi rostro! Expuestos en definitiva al peor de los fracasos: que al final de todo Dios no fuese más que un espejismo. Posible locura que hizo retorcerse de angustia al profeta Jeremías: "¡Ay! ¿Serás tú para mí como un espejismo, aguas no verdaderas?" (Jer 15,18b).
tan grandes, tan enormes que no caben en ningún sistema que no abarque "la medida" de Dios. Hombres que solamente encajan en los confines ilimitados del santo Evangelio. Hombres y mujeres que, irreductibles a los estrechos límites de "la gloria dada por el mundo" (Mt 4,8), solo se conforman y satisfacen con "la anchura, longitud, altura y profundidad del amor de su Señor" (Ef 3,17-19).
Al igual que Moisés, los buscadores de Dios se adentran en las tinieblas, las asaltan y las disipan con las armas de su audacia amorosa. Apoyados en Dios, que ilumina toda oscuridad, escalan el cerco, la muralla que pretende cortar sus pasos, su búsqueda: "Tú eres, Dios mío, mi lámpara, el que alumbra mis tinieblas; con tu ayuda acometo las hordas, con mi Dios escalo la muralla" (Sal 18,29-30).
Asaltada, pues, la fortaleza en cuyo seno se dirime la existencia o Todos los buscadores de Dios han sufrido en su no del Dios vivo, ya alma los crueles zarpazos del ateísmo: todos se solo queda por descubrir si en su interior habita vieron zarandeados inmisericordemente al borde la Nada o el Todo, la Oscuridad o la Luz. del abismo de la nada; ese abismo que arroja sin Dejemos que sea el salmista quien nos dé su compasión hacia otro mayor (Sal 42,8). He ahí a propio testimonio de lo que encontró en el intehombres y mujeres expuestos a todo tipo de neu- rior de esta fortaleza: "¡bendito sea Dios que me rosis, desnudos de todo como los lunáticos. Mas, ha brindado maravillas de amor en ciudad fortifi-
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Los que miran hacia Él quedarán resplandecientes
Recojamos ahora la indescriptible experiencia de Moisés o, mejor dicho, lo que el pueblo, que había permanecido al pie del Sinaí, vio en él: "Luego, bajó Moisés del monte Sinaí, y cuando bajó del monte con las dos tablas de la Ley en su mano, no sabía que la piel de su rostro se había vuelto radiante, por haber hablado con Él" (Éx 34,29). Moisés ha hablado con Dios; todo su ser existencial ha penetrado en el Ser, en Dios. Acontecimiento que va mucho más allá de un contacto físico. Ha acontecido el tú a tú del Espíritu con el espíritu; toda una profecía acercadel culmen de la fe, del desenlace feliz de todos los buscadores serios de Dios, porque se encuentran con Él.
De la misma forma que Dios toma la iniciativa con Moisés, también la toma con cada persona que escucha su Voz, apremiándole a un cara a cara con Él
cada!" (Sal 31,22). De esto se trata. No es cuestión de lamentarnos por la ausencia de Dios, sino de adentrarnos en nuestra noche hasta que los ojos interiores del alma, como dice san Jerónimo, den con Él. Se llega entonces al cara a cara con Dios.
Dice san Agustín que así como el cuerpo tiene sus sentidos —ojos, oídos, gusto, etc.—, también los tiene el alma. Al decirnos el autor del libro del Éxodo que el rostro de Moisés irradiaba luz —lo que equivale a afirmar que se transfiguró por haber hablado con Dios— está profetizando la capacidad que tiene el alma de encontrarse con Dios, y también, por increíble que parezca, de abrazarse a Él de tal forma que llega a absorber su luz e irradiarla como la irradió Moisés.
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No es cuestión de lamentarnos por la ausencia de Dios, sino de adentrarnos en nuestra noche hasta que los ojos interiores del alma den con Él Cuando Jesucristo afirma que sus discípulos son la luz del mundo (Mt 5,14), es como si les estuviera diciendo que son discípulos porque han asaltado las tinieblas, las han vencido y se han apropiado de la luz oculta en ellas: del mismo Dios. Por eso irradian su luz, irradian a Dios. No estamos en absoluto exagerando. Hombres y mujeres que han vivido entre nosotros hace ya muchísimos años y hasta siglos siguen siendo luz para las multitudes. Nos vienen a la memoria Pedro y Pablo, Francisco de Asís, Teresa de Jesús y tantos otros. Cada uno de ellos es no digo un nuevo Moisés, sino un nuevo Cristo Jesús que ilumina al mundo; digo un nuevo Cristo Jesús porque lo encarnaron en sus entrañas, como testifica Pablo: "Ya no soy yo quien vive sino que es Cristo el que vive en mí" (Gá 2,20). Cada uno de ellos es una Teofanía que da vida al universo; a través de ellos se puede acoger o rechazar a Dios, mas nunca negarlo porque reflejan su luz, y, como dice el refrán popular: "no se puede tapar con un dedo la luz del sol". Todos estos hombres y mujeres hacen un servicio inapreciable al mundo entero; como Moisés, que llevó a los israelitas las diez Palabras que Dios le confió cuando estuvo cara a cara con él.
Los discípulos son la luz del mundo porque han acogido con sencillez su Palabra, la Luz que transfigura sus rostros 36
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Diez Palabras, así llama el autor del libro del Deuteronomio a los diez mandamientos, a la Ley recibida (Dt 4,13). Baruc habla de esta Ley en términos difícilmente superables en belleza y sublimidad: "Ella es el libro de los preceptos de Dios, la Ley que subsiste eternamente: todos los que la retienen alcanzarán la vida, mas, los que la abandonan morirán. Vuélvete, Israel, y abrázala, camina hacia el esplendor bajo su luz... Felices somos, Israel, pues lo que agrada al Señor se nos ha revelado" (Bar 4,1-4). Los discípulos del Señor Jesús no son simplemente semejantes a Moisés, sino mayores que él, ya que son llamados a iluminar no a un pueblo sino al mundo entero (Mt 5,14). Por su parte, Pablo dice a los filipenses que han sido llamados para "brillar como antorchas en medio del mundo" (Flp 2,15). Irradian la luz del Señor Jesús porque han acogido con sencillez su Evangelio, su Palabra, la Luz que transfigura sus rostros. Recordemos lo que dice Juan: "La Palabra es la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo" (Jn 1,9). Teniendo esto en cuenta, podemos afirmar que el discípulo entra en un proceso de iluminación a causa de la Palabra a la cual vive adherido, y que le va identificando progresivamente a su Señor transfigurado. Porque tiene sus ojos fijos en Él, brilla con su luz, como profetiza el salmista (Sal 34,6). Por último, también en ellos se cumplen estas palabras del Prólogo del Evangelio de san Juan: "La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la vencieron" (Jn 1,5). Efectivamente, las tinieblas del sepulcro no vencieron al Hijo de Dios en él depositado, tampoco a sus discípulos.
Las tinieblas del sepulcro no vencieron al Hijo de Dios en él depositado, tampoco a sus discípulos 37
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Al pie
de la cruz Queridísimos todos: ¡Victoria, Victoria! ¡Vida eterna en Cristo Resucitado! Hace una hora aproximadamente que nuestro hijo Miguel ha subido de la operación del tumor cerebral que se le diagnosticó hace tan solo dos días. Y ha regresado vivo, despierto y respirando por sí mismo. La cirugía ha ido muy bien, a pesar de la gravedad y el riesgo. Sin duda, gracias a todas vuestras oraciones, Miguel se ha mantenido estable durante todo el proceso, y solo le han tenido que trasfundir media unidad de sangre. Teniendo en cuenta el punto de partida, ha sido todo un éxito, sobre todo porque, como el médico ha mencionado en tres ocasiones, Miguel solo tiene diez meses. Porque a pesar de que está casi confirmado que Miguel tiene cáncer, que tendrá que pasar por el calvario de la quimioterapia y de que su vida no deja de estar en peligro, la fuerza con la que Dios ha pasado esta tarde por nuestras vidas no tiene precedentes.
La angustia que durante gran parte del día nos ha invadido se ha desvanecido, y eso es sin duda gracias a todas vuestras oraciones y la intercesión de tantos santos que en el cielo hoy han estado muy atareados gracias al pequeño Miguel, al que Dios ha permitido hoy vencer a un gran Dragón: el de la desesperanza. Hemos estado todos estos días muy confortados, a pesar de los momentos de sufrimiento. Hemos tenido una paz y un descanso que solo pueden venir de Dios. Y esto es, sin duda, gracias a la oración. Hoy hemos visto cómo el acontecimiento de la Cruz, del sufrimiento de los inocentes, ha abierto este interrogante en la vida de tantos que hoy han rezado por Miguel. Hemos recibido apoyo y oraciones desde todas las partes del mundo. Los compañeros de trabajo judíos, musulmanes, protestantes y hasta ateos de tantos hermanos de nuestras comunidades han decidido elevar una oración a ese Dios en el que nosotros tenemos puesta nuestra fe; y Dios ha respondido a estas oraciones, sin ninguna duda. Hoy hemos visto cómo es Cristo el que viene a salvarnos de la muerte en la que el demonio nos quiere meter todos los días con sus mentiras.
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Mientras Miguel entraba en su "cruz", toda esta gente de diferentes confesiones se ponía en comunión pidiendo un milagro. Y el milagro se ha dado. Como alguien decía hoy: "Yo nunca rezo, pero hoy voy a rezar para que se salve Miguel."
serán también duras, pero ya tenemos la experiencia de que con Dios siempre se vence. Ha sido un privilegio experimentar la unión con la pasión de Cristo y especialmente con la pasión de la Virgen María al pie de la cruz.
Nos queda un largo camino por recorrer. Estará lleno de pruebas, de dificultades, de tentaciones. Os pedimos que sigáis rezando por nosotros y por el pequeño Miguel que desde su cama lucha por su vida; esa vida que Dios le ha dado y que nosotros como padres tenemos que defender.
Nuestra cruz la hemos ofrecido por la Iglesia, la evangelización y especialmente la situación de la Iglesia en Boston, diócesis en la que Miguel es misionero. Cada gota de sangre que él ha derramado, cada lágrima que hemos llorado Débora y yo, cada momento de angustia han tenido un enorme sentido.
Yo le pedía al Señor esta mañana que concediera a Miguel vivir, y que dentro de unos años él pueda utilizar este acontecimiento para anunciar el Evangelio y dar testimonio de que a él la vida se la ha dado Dios, gracias a las oraciones de los hermanos y a la intercesión de tantos santos a los que hemos tenido tremendamente ocupados hoy. Ahora Miguel parece un auténtico Cristo. Sus manos están llenas de agujas, su cabeza tiene dos cortes importantes y su cuerpo lucha contra este tumor. Estamos contentos porque hoy hemos vencido una gran batalla contra la enfermedad. Esto nos da confianza para enfrentar todas las demás que
Queremos dar las gracias a todos los que ayer rompisteis la noche para rezar por Miguel, especialmente a los más jóvenes. Esperamos que esta experiencia os ayude tanto a vosotros como nos ha ayudado a nosotros que lo hicierais. Hoy se nos ha regalado una de las experiencias más importantes de nuestra vida. Realmente hoy podemos decir que Cristo está resucitado porque lo hemos visto en nuestra vida. Gracias a todos por vuestra ayuda, especialmente a los que estáis en la distancia y a los que os hemos podido sentir muy cerca. Que Dios os lo pague con lo que vuestro corazón desea.
La Paz, Pablo y Débora
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L O S
C E N T I N E L A S
D E
DIOS POR
HERMENEGILDO SEVILLA GARRIDO
Los cristianos estamos llamados a dar razón de nuestra fe a diario; en el trabajo, la familia, con los amigos y con los que no lo son L BAUTISMO CONFIERE al hombre tres caracteres, misiones y señas de identidad que lo distinguen como bautizado, como hijo de Dios, y que marcan su vida de cristiano y miembro de la Iglesia. Así, el que recibe el Bautismo es ungido como sacerdote, profeta y rey. Sacerdote porque está llamado a interceder, mediar y rezar por todos sus hermanos, por todos los hombres. Rey porque debe reinar sobre todos los bienes de la creación que Dios ha puesto para su servicio y no convertirse en un esclavo de ellos, convirtiéndolos en ídolos, de forma que la única servidumbre sea hacia el Señor y al bien del prójimo. Y también, y este es el motivo central de este artículo, al cristiano se le asigna la misión de ser profeta, de prestar su voz, todo su ser al Señor, para ser vehículo de Dios al servicio de la Humanidad. Y esta llamada es importantísima, me atrevo a decir que vital para la sociedad de hoy, para un mundo sobre el que se ciernen una serie de peligros de tal envergadura que amenazan con su destrucción moral y espiritual. Por eso se necesi-
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tan con urgencia profetas que adviertan al mundo acerca de toda una serie de conductas, actitudes y pensamientos que le llevan a la muerte. La Iglesia, que siempre discierne acerca del signo de los tiempos, impulsa con fuerza el desarrollo de una nueva evangelización que cubra esta imperiosa necesidad.
“El celo de tu casa me devora” El Señor, a través del profeta Ezequiel, nos dirige unas palabras que, como siempre, son tan actuales como si hubieran sido escritas ayer: "A ti, también, hijo de hombre, te he hecho yo centinela de la casa de Israel. Cuando oigas una palabra de mi boca, les advertirás de mi parte. Si yo digo al mundo: Malvado, vas a morir sin remedio y tú no le hablas para advertir al malvado que deje su conducta, él, el malvado, morirá por su culpa pero de su sangre yo te pediré cuentas a ti. Si por el contrario adviertes al malvado que se convierta de su conducta, y él no se convierte, morirá él debido a su culpa, mientras tu habrás salvado tu vida" (Ez 33,7-9).
si hoy escucháis su voz A través de esta lectura podemos ver con claridad la importancia real de tener celo y ser fiel a la misión de ser profeta en medio de esta generación, porque de ello no solo depende la salvación de muchos hombres sino que también es la tuya propia la que está en juego. Todos los cristianos sabemos que a diario, en el trabajo, en nuestro barrio, con los vecinos, con nuestra propia familia, con los amigos y con los que no lo son, estamos llamados a dar razón de nuestra fe, de la Palabra que el Señor ha derramado a raudales sobre todos nosotros, sirviéndose de profetas que la Iglesia ha puesto para nuestro servicio. Es urgente que seamos de verdad la voz de Jesucristo en medio de esta sociedad. Y sabemos que el defender la vida en todas sus etapas, el hablar del bien que el perdón representa para el hombre, el posicionarse a favor de virtudes como la humildad y la caridad, el defender el "ser" frente al "tener", la austeridad frente al consumismo, el cuestionar que el beneficio material sea la máxima meta en el mundo de la economía y en el de las relaciones interpersonales, y muchas otras cuestiones que son muy importantes para que este mundo pueda volver su mirada hacia Dios, implica para el que las anuncie el ser descalificado y marginado, pasando a ser socialmente incorrecto.
“Elegid a quién habéis de servir” La Sagrada Escritura nos anuncia que las penas de este mundo no pesarán lo que las gracias del Cielo. No está en nuestras manos el ser escuchados, ni que nuestra misión sea fructífera, pero si es responsabilidad nuestra, como cristianos que somos, el ser fieles a la misión de denunciar los atentados contra la vida, la verdad y el bien, y el avisar a los transgresores de estos valores — siempre desde la caridad pero sin faltar a la verdad— de las consecuencias de sus actos, que repercuten también sobre ellos mismos. Si mañana en mi trabajo, desde " el banco de los burlones " mis compañeros se ceban con el de siempre, yo no debo sentarme con ellos, sino caminar con la víctima y ser portavoz del Señor en medio de esa maldad. Si mi amigo de toda la vida me dice que no debo perdonar a ese veci-
no que me ha causado tantos perjuicios, porque entonces se va a aprovechar de mí y me mostraré como un ser débil y pusilánime, debo decirle que mi vida es fruto del perdón de Jesucristo y la suya, aunque él no se de cuenta, también. Y que el perdón hace feliz tanto a quien lo otorga como al que lo recibe. Desde ese "banco de los burlones" del Salmo 1, el mundo de hoy propaga las bondades del aborto, del relativismo, del "yo" como valor absoluto, de la eutanasia, del consumismo, del empirismo, de la producción como fin último y primordial del mundo de la economía, de la vanidad, de la banalidad, del rechazo a cualquier tipo de sufrimiento, al esfuerzo, a la responsabilidad, al compromiso y al altruismo, como a los peores de los enemigos. Se frivoliza y se desmerece la búsqueda del bien y se aligera lo más posible la trascendencia del mal, presentando a este muchas veces como bien. Al igual que el Señor se dirigió al profeta Ezequiel para que hablara al pueblo de Israel, también se dirige a cada uno de nosotros, a los bautizados, para que seamos sus mensajeros en este mundo que nos rodea y anunciemos la Verdad, la que da la Vida, la Vida Eterna, y si vemos que alguien a nuestro lado se encuentra perdido en las tinieblas, debemos mostrarle el camino que conduce a la luz, a la senda que abrió Jesús con su muerte y resurrección y que proporciona al que la sigue fortaleza, alegría y esperanza. Jesucristo, sabedor de la dificultad que esta misión representa para hombres débiles como nosotros y de la trascendencia de su cumplimiento, nos dijo antes de su Ascensión: "Ánimo, yo estaré con vosotros hasta el fin del mundo”.
Desde ese "banco de los burlones" del Salmo 1, el mundo de hoy frivoliza la búsqueda del bien y aligera lo más posible la trascendencia del mal
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kerigma
ral te Mo ne fía ca Bo oso man e il a qu e F Sal d o d de
Ca Un ted Enr ive rát i rsi ic da
¿ Qué va a ser de mí ? Estimada Muerte:
Quisiera hoy explicarte la “esperanza” que, a pesar de lo que me acobardas, mantengo firme en mi mente y corazón cuando te veo rondar a mis seres queridos. Te diré que el mismísimo Kant, aquel genial filósofo del siglo de las Luces, consideró la pregunta “¿Qué me cabe esperar?” como una de las principales que la actividad filosófica ha de procurar responder. Seré sincero. Voy a narrar en pocas palabras cómo anhelo situarme ante tu inevitable llegada, a pesar del relativismo cultural y religioso en que habito. Antes de nada quisiera señalarte que soy de la opinión de que aquel interrogante de Kant puede ser transformado, siguiendo la estela de los filósofos españoles Zubiri y Marías, en otro más íntimo: “¿Qué va a ser de mí?”. Esta es la pregunta realmente inquietante que aflora en situaciones límite, e incluso en medio de gratificantes experiencias. Presupone un deseo profundo de “ser” frente a diversas amenazas psicológicamente desestabilizadoras: enfermedad, dolor, vejez, y, especialmente, aniquilación definitiva del yo. Cuando en futuro próximo circundes mi cotidianidad de modo alarmante, quizá la desesperación y el desconsuelo invadirán mi alma. No lo sé. Tal pregunta me sitúa ante un futuro incierto. Impulsa a sondear si seré conducido hacia un destino negro o se encaminan mis horas de vida hacia una nueva luz. ¿Podré esperar algo más allá de tu acción dañina y contundente? Cuando reflexiono en el devenir de la existencia, me percato de que la incertidumbre forma parte constitutiva del vivir cotidiano. No tengo conocimiento pleno de lo que me acontecerá en futuro próximo o remoto. Mas sí constato la fragilidad real de mi cuerpo y de mis capacidades intelectuales.
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Las experiencias de dolor, las pequeñas o grandes enfermedades, el paso implacable del tiempo que me arrastra hacia la madurez y la vejez, todo ello está clamando de un modo físico y psíquico que lo que cabe esperar, si desde la pura y fría razón lo analizo, resulta poco halagüeño: debilidad, enfermedad, dependencia, ancianidad, sufrimiento, dolor, soledad, y tu visita agobiante... Si me paro a pensar en la vida (actitud esta nada fácil hoy) contemplo con claridad que la dimensión temporal del existir está manifestando “a gritos” lo que va a ser de mí: tras unos cuantos años (muchos o pocos, tú sabrás) desapareceré de la faz de la tierra, me enterrarán, dejaré de ser un alguien, un yo reflexivo, volitivo, comunicativo, emotivo…; el olvido, la nada, la sombra, la desaparición total de mi querido yo será inevitable. Entonces, si analizo tal perspectiva con honradez, si me pregunto “¿qué me cabe esperar?” o “¿qué va a ser de mí?”, llego a una conclusión bien compartida: lo único que con certeza conozco del futuro es la pena capital que me has impuesto antes ya de nacer del seno materno.
Tras unos cuanTos años (muchos o pocos, Tú sabrás ) desapareceré de la faz de la Tierra :
¿qué va a ser de mí ? ¿qué me cabe esperar ?
Sin embargo, no puedo detenerme en este ejercicio imaginativo. El afán indagatorio que suscita la inteligencia me conduce a seguir preguntando con inquietud filosófica: ¿estoy absolutamente seguro de este destino?, ¿tengo total certeza de que mi yo personal dejará de ser, que tu fuerza agotará toda esperanza, que el último suspiro me lanzará al abismo, al abandono, a la oscuridad tenebrosa? ¿Qué va a ser de mí, de ti, de aquél, de todos? ¿La nada? ¿La desintegración del yo corpóreo? ¿El sueño profundo sin despertar?...
De la tiranía al reino eterno No tengo, no tenemos certeza alguna. Suponemos, imaginamos, creemos, afirmamos, desde los conocimientos científicos que nos vienen dados, la “imposibilidad” de que exista otra realidad distinta a la que contemplamos y vivimos espacio-temporalmente, de que pueda surgir otra vida, otra luz, otra forma de ser tras tu intervención corrosiva. Pero bien has de saber que la ciencia no es siempre la última respuesta a las ansiedades humanas. Indago continuamente cuestiones existenciales a las que la ciencia no ofrece respuesta segura. ¿Por qué he de dar toda credibilidad a los conocimientos científicos? Los enigmas de la existencia, y entre ellos la incertidumbre respecto del futuro de mi ser ante tu llegada, no quedan resueltos con los hallazgos científicos. La ciencia explica cómo son las cosas, pero no el que las cosas sean. Así lo apuntó hace años el genial filósofo vienés Wittgenstein.
De igual modo, cabe afirmar que la ciencia médica nos explica cuándo un ser humano ha cruzado a la “otra orilla”, según los parámetros de lo que es el vivir, pero nada puede asegurar si la destrucción de mi organismo —lo único verificable empíricamente— constituye en realidad el final definitivo de ese alguien corporal, racional, moral, en definitiva, espiritual, que fui “yo” durante décadas… Y aquí, en este punto, la respuesta cristiana ofrece una explicación plausible de nuestro destino, una esperanza razonable de lo que va a acontecer con la realidad de cada persona.
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kerigma Sí, es totalmente cierto que el cuerpo, por la enfermedad y la vejez, se va debilitando, desmoronando, declinando, apagando… Pero también cabe afirmar razonablemente, con los “ojos del corazón” y no con la razón científica, la esperanza que las palabras de aquél converso Pablo de Tarso transmiten con penetración sin par. Permíteme que te las presente aquí, aun siendo consciente de que poco o nada te agradarán: “…Por eso no desfallecemos. Aun cuando nuestro hombre exterior se va desmoronando, el hombre interior se va renovando de día en día. En efecto, la leve tribulación de un momento nos produce, sobre toda medida, un pesado caudal de gloria eterna, a cuantos no ponemos nuestros ojos en las cosas visibles, sino en las invisibles; pues las cosas visibles son pasajeras, mas las invisibles, son eternas. Porque sabemos que si esta tienda, que es nuestra morada terrestre, se desmorona, tenemos un edificio que es de Dios: una morada eterna, no hecha por mano humana, que está en los cielos. Y así gemimos en este estado, deseando ardientemente ser revestidos de nuestra habitación celeste… Así pues, siempre llenos de buen ánimo, sabiendo que, mientras habitamos en el cuerpo, vivimos lejos del Señor, pues caminamos en la fe y no en la visión. Estamos, pues, llenos de buen ánimo y preferimos salir de este cuerpo para vivir con el Señor…” (2 Cor, 4,14-18; 5,1-10).
la alegría de la vida recobrada Numerosos textos del Nuevo Testamento (que no viene al caso referirte) me impulsan a una esperanza razonable. El ser humano, tras radicales preguntas que carecen de respuesta estrictamente científica, puede aceptar, sin violentar su capacidad racional ni, por supuesto, sus aspiraciones más profundas, las afirmaciones cristianas sobre el destino de cada persona. Y he de recalcarte que esta esperanza no está fundamentada en elucubraciones filosóficas, ni en meros deseos psicológicos con los que se busca superar las frustraciones de la existencia. No. La respuesta a la pregunta kantiana “¿qué me cabe esperar?” o a la zubiriana “¿qué va a ser de mí?”, está estrechamente vinculada al testimonio histórico que discípulos de Jesús de Nazaret (sin miedo al martirio por tal atrevimiento) en unos años concretos y en lugares determinados proclamaron ante miles de judíos y gentiles: aquel rabino torturado, asfixiado en una cruz y sepultado en una fosa, ha sido rescatado de tus portentosas garras, te ha vencido definitivamente,
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a ti que has llegado a ser “el último enemigo del hombre”. Con ello se desveló, por una parte, la divinidad de aquel crucificado, y por otra, la “deificación” del ser humano, la vida inmortal que espera a cada persona creada y amada por Dios. Los discípulos, con tan sorprendente experiencia, se sintieron con la misión de difundir por todo el orbe conocido que gracias al modo de padecer y de morir de aquel nazareno, y a su resurrección gloriosa por parte de Dios-Padre, nuestro ser corporal (que poco a poco se va desmoronando) y nuestra identidad personal no serán aniquilados por tu poder corrosivo. Seguramente te parecerá todo esto “un cuento chino”. Estás en tu derecho de pretender engañarnos. Sin embargo, te diré, en contra de lo que tantos incrédulos aseveran, que no fue la huida proyectiva y fantasiosa de los seguidores de Jesús, seres acobardados por un destino cruel, la que originó la “invención” de la resurrección de Cristo, sino una experiencia real, palpable, de que algo totalmente nuevo había acontecido en la historia de la humanidad.
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Y ante esta proclamación con testimonios creíbles de la esperanza más sublime, la noticia más maravillosa transmitida durante siglos generación tras generación, me pregunto en mi interior con no escaso espíritu dubitativo: “Pero, vamos a ver, Enrique, a pesar de todo lo que has leído en los Evangelios y en libros teológicos, explica cómo puede ser eso de la ‘resurrección’. Si mi cuerpo, como el de todos, se está ya desmoronando y con tu letal ataque se corromperá totalmente, ¿cómo es posible que mi consciencia (apagada para siempre la actividad cerebral que la alimentaba) y mi organismo (convertido ya en volátil polvo), vuelvan a una auténtica vida?...”. Estas preguntas afloran no pocas veces en mi mente cuando en ti medito y ante ti me asusto. Es más, como tú misma habrás comprobado, la mentalidad científica hoy dominante a todos arrastra a negar la posibilidad de que la realidad humana, cuya base orgánica ha sido aniquilada por el proceso de putrefacción que inyectas en el cuerpo, pueda volver a recobrar vida plena.
s i la ciencia explica cómo son las cosas , pero no el que las cosas sean , ¿por qué he de dar Toda credibilidad a los conocimienTos cienTíficos ?
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rotas las cadenas, los sepulcros están vacíos Has de saber que tales dudas, tan lógicas por otra parte, ya fueron presentadas por algunos primeros oyentes del anuncio del Evangelio, según reconoce el propio Pablo de Tarso. La respuesta que les ofreció a aquéllos no deja de ser razonable y, por tanto, creíble para mí y para tantos otros cristianos, aunque quieras seguir atemorizando a todo hombre y mujer con astutas artimañas, estratagemas de enemigo vencido, de perro huido con el rabo entre las piernas. Espero que no te moleste la trascripción, una vez más, de sentencias tan esperanzadoras como escasamente meditadas: “Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitan los muertos? ¿Con qué cuerpo vuelven a la vida? ¡Necio! Lo que tú siembras no revive si no muere. Y lo que tú siembras no es el cuerpo que va a brotar, sino un simple grano, de trigo, por ejemplo o de alguna otra planta. Y Dios le da un cuerpo a su voluntad: a cada semilla un cuerpo peculiar… Así también en la resurrección de los muertos: se siembra corrupción, resucita incorrupción; se siembra vileza, resucita gloria; se siembra debilidad, resucita fortaleza; se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual… Os digo esto, hermanos: La carne y la sangre no pueden heredar el Reino de los cielos; ni la corrupción hereda la incorrupción… En efecto, es necesario que este ser corruptible se revista de incorruptibilidad; y que este ser mortal se revista de inmortalidad. Y cuando este ser corruptible se revista de incorruptibilidad y este ser mortal se revista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: ‘La muerte ha sido devorada en la victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?’. El aguijón de la muerte es el pecado; y la fuerza del pecado, la Ley. Pero, ¡gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por nuestro Señor Jesucristo!” (1 Cor, 15,35ss.).
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aquel rabino TorTurado , asfixiado en una cruz y sepulTado en una fosa Te ha vencido definiTivamenTe Tras lo escrito, quisiera insistirte en algo que me parece del todo clave a la hora de mantener de un modo razonable la esperanza que pretendes arrebatarme. Proviene ésta de una experiencia histórica acontecida en lugares y tiempos bien conocidos, transmitida con lenguaje comprensible para los hombres de hoy, y gracias a una lengua genial y precisa como la griega, primer vehículo del pensar filosófico. Aquello que ante tu poder aniquilador cabe esperar (a mí y a todos los que hayáis leído este epistolario), proviene de un evento realmente “inesperado”, de un hecho histórico tan novedoso y potente que ha constituido para gran parte de la humanidad el eje de la historia universal, el centro del devenir social, político y cultural de nuestra civilización occidental. Jesús de Nazaret, aquél a quien tú misma asfixiaste en la cruz a las afueras de Jerusalén, hubiera quedado sepultado y olvidado por los siglos de escombros, como tantos centenares y miles de ajusticiados por el poder romano. Nadie sabría hoy nada de su existencia. Sin embargo, si hasta nosotros llegan sus palabras, sus obras, su modo de ser y de entregar la vida, es porque algo inaudito aconteció tras su crucifixión. Comprenderás que no se explica la difusión mundial de su mensaje y el anuncio de su resurrección como resultado de un mero deseo psicológico de unos cuantos amigos acobardados, que tras superar los primeros miedos, se pusieron de acuerdo en continuar su “causa” algunas décadas más.
a Través de J esucrisTo , la exisTencia frágil , enferma , vulnerable y murienTe adquiere una luz de senTido
no está muerto, ha resucitado y vive con nosotros A mi juicio, el pensar filosófico también ha de preguntarse por qué un personaje ha llegado hasta hoy con tanta fuerza cultural y religiosa que centenares de millones de personas en todo el orbe se identifican como discípulos, seguidores, amantes de su persona y salvados por su obra redentora más allá del tiempo y del espacio. Algo fuera de lo común sucedió en la historia de la humanidad en unos cuantos kilómetros cuadrados, alrededor de Jerusalén. Y ésta es, te diré una vez más, la sublime esperanza que cabe mantener ante tus zarpazos y trampas terribles: lo que aconteció en Jesús de Nazaret (la resurrección), realmente acontecerá también en mí, en toda persona. Has de saber que lo esperado por los cristianos no son fantasías, utopías, ideales políticos, buenos deseos, proyectos sociales, etc., sino algo real y profundo, otorgado por Dios a los hombres a través de Jesucristo, sin ninguna oposición a la inteligencia ni a los anhelos del corazón humano. Desde entonces, la existencia frágil, enferma, vulnerable, dependiente, sufriente y muriente adquiere una luz de sentido, una proyección trascendente. Dado que tú persigues la desaparición total de nuestro ser con perseverancia maniática y obsesión destructiva, quisiera acabar por ello esta última meditación dirigida a ti, temida Muerte, con sencillas y consoladoras palabras paulinas, que paralizan tus perversas intenciones: “No queremos que estéis en la ignorancia respecto de los muertos, para que no os entristezcáis como los demás, que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y que resucitó, de la misma manera Dios llevará consigo a quienes murieron en Jesús” (1 Tes 4,13-14). ¡Ojalá que los textos referidos en esta carta te hayan desvelado para siempre, Muerte mía, que tu capacidad de asustar a los humanos es tan limitada como intensa es la esperanza cristiana que alimenta nuestra vida!
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Directa al cielo* Stefano y MarĂa Lanzani
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En cuanto la sacaron del útero, Anna Michelle recibía el Bautismo con agua del Jordán sobre su cabecita tan frágil
Con mucha dificultad hemos conseguido encontrar un momento para relataros los acontecimientos que se han ido sucediendo en estos días… para tener un memorial de cuánto Dios nos ha regalado en este tiempo tan precioso. Hemos esperado el nacimiento de esta niña durante nueve meses y tres semanas; un tiempo que parecía no tener fin, puesto que, según las previsiones de los médicos, Anna Michelle tenía que ser prematura… El tiempo transcurría entre consultas en el hospital, que nos preparaban para las múltiples eventualidades de un nacimiento que tampoco para los médicos resultaba demasiado claro. En la tercera semana de retraso, después de tres intentos fallidos de inducción al parto de forma natural, tuve un fuerte altercado con una médico que quería intentar provocar por cuarta vez el parto mediante la rotura de las aguas… Habrían así ocasionado la muerte de la pequeña, puesto que su cabecita, desprovista de protección alguna, habría resultado dañada por el instrumental quirúrgico que seguramente tendrían que utilizar. Según el planteamiento médico y ético del hospital, tenía menos importancia el valor de la vida de esta niña frente a los riesgos que un parto cesáreo podría acarrear para María, su madre…, simplemente porque se trataba de una niña terminal, cuya suerte no experimentaría ningún cambio con una cesárea. Con mucha insistencia e implorando la cesárea inicialmente denegada, los médicos accedieron a llevarla a cabo. La mañana del lunes volvimos al hospital pidiendo que anticiparan la intervención, preocupados porque María había dejado de notar los movimientos habituales de Anna Michelle y pensábamos que la niña estaba sufriendo o se estaba muriendo debido al tiempo de retraso…
*Traducción del italiano a cargo de Pierina Palermo Urrutia.
Ese día peregrinamos de una sección a otra del hospital, esperando sin éxito que quedara libre una cama o un quirófano. En ese momento pensé en lo que tenía que haber sentido la Sagrada Familia de Nazaret, cuando José y María llamaban a las puerta de las posadas pidiendo en vano hospitalidad para que el niño Jesús pudiera nacer. Volvimos afligidos a casa pero por lo menos nos habían confirmado, después de unos controles, que la niña estaba bien.
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Anna Michelle ha esperado la aurora del domingo, momento en que Cristo ha resucitado, para parecerse al esposo, a cuyo encuentro iba No se te ocultan mis lamentos Sin embargo, tengo que decir que Dios hace siempre bien las cosas y con mayor sabiduría de lo que son nuestros planes. El martes se dio la máxima prioridad a la intervención de María y fue la primera operación de la mañana. El nacimiento de Anna fue un momento impactante, un milagro de la vida… Ha nacido mediante una cesárea… y, por gracia de Dios, ha nacido viva… Es el tercer hijo que veo nacer y cada uno de ellos me ha tocado profundamente el alma. Ver un niño nacer a la vida es como rozar la esencia del amor que Dios tiene hacia cada hombre. A las 9:09 del 7 de febrero de 2012 he visto a nuestra hija Anna Michelle venir al mundo con un pequeño gemido y con su cuerpecito débil y frágil… Frágil, sí, pero con un deseo de vivir como queriendo decir al mundo que merece vivir la vida hasta el final…, merece la pena vivirla plenamente, aunque parezca no tener sentido y se esté sufriendo, porque en el fondo quien sufre ama. “Ama hasta el punto que te duela”, decía la Madre Teresa de Calcuta. En su corta vida, he visto sufrir a Anna y os puedo asegurar que encogía el corazón. No tenía
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voz, no emitía ningún gemido cuando sufría, como si no quisiese mostrar ningún signo de rechazo hacia aquel sufrimiento… Sin embargo, sufría… He visto cómo guiñaba los ojos, abría la boca y arqueaba la espalda por el dolor. Cada vez que se le cambiaba una venda para curarle la cabecita, sufría en silencio. Su vida me ha recordado la de tantos niños inocentes matados en los abortos, que sufren de la misma forma silenciosa. En un lado del quirófano los médicos se preparaban, disponiendo encima de una mesa el bisturí, las jeringas para la anestesia y todo el instrumental necesario para la intervención, mientras Don Dávide, el sacerdote hermano de María, a quien se le había permitido estar en el quirófano, en otra mesita preparaba el agua para el Bautismo, los óleos para la Confirmación y la Santa Eucaristía. Ha nacido sin un gemido, como Jesús, entre un buey y una mula que solo servían para darle calor con su aliento… Como ellos, nosotros sus padres, prestando nuestro pequeño servicio a la acción mucho más grande que Dios estaba iniciando en ella, hemos decidido simplemente aceptar el don de su vida entre nosotros. En cuanto la han sacado del útero, los médicos la han apoyado sobre el pecho de María y mientras cosían a su madre, Anna Michelle recibía el Bautismo, con agua del Jordán sobre su cabecita tan frágil.
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Tener la certeza que nuestra hija está ahora en el cielo nos proporciona el mayor consuelo que un padre pueda gozar Cambiaste el huracán en brisa suave ¡Qué emoción! ¡Qué belleza! Me resulta difícil expresar la alegría de ese momento. No pedíamos otra cosa a Dios que nos la donara viva durante algún instante… ¡Viva para poder recibir este sacramento! ¡Dayenú!, dicen los hebreos. ¡Con esto nos habría bastado! Pero no, Dios ha sido mucho más generoso y le ha donado más cosas… Fijaos que apenas una hora después de haber nacido estábamos en una habitación privada solo para nosotros, en un hospital atestado de pacientes hasta en los pasillos, porque no había sitio… Sin embargo, nosotros estábamos en la habitación más grande del departamento, rodeados por los familiares, en el momento maravilloso en que Anna Michelle ha podido recibir también la plenitud de los sacramentos de la iniciación cristiana: la primera Comunión y el Sacramento del Espíritu Santo, la Confirmación. ¡Dayenú! Ha celebrado su primer día de vida respirando con dificultad. Llevaba muchas horas con
la carita morada y parecía que estuviera a punto de morir de un momento a otro. Pero ha vivido doce días... ¡Ha vivido la vida en plenitud! ¡Cómo desearía yo también una vida tan bella y llena, abandonado en los brazos de Dios Padre! Aquella tarde se congregaron en la capilla del hospital todos los que se han unido a nosotros en ese momento. ¡Qué maravilloso ha sido tocar la belleza de la Iglesia Católica, que en la comunión de los santos se reúne para hacer Pascua con una hermana que está a punto de pasar al cielo! Hemos cantado los salmos de las Vísperas, dando gracias a Dios por su vida: “Qué amables son tus moradas, Señor… mejor es un día en tus atrios… pasando por el valle del llanto, lo cambia en bendición”. En esta liturgia, Anna ha recibido la vestidura blanca, el cirio del Bautismo y la parte del rito del effethá. Los hermanos han sido muy generosos; nos regalaron una maravillosa tarta nupcial y el mejor vino espumoso. Hemos celebrado… hemos descorchado la botella en el comedor del hospital, que en esta ocasión me parecía tan bello como la sala de convite de un palacio real.
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kerigma Pasó la noche y también el día… así como el siguiente; días de hospital marcados por la visita de tantos peregrinos venidos también de lugares lejanos… El jueves de aquella misma semana los médicos nos dejaron salir del hospital para derivar a María y Anna Michelle a una residencia para niños terminales. Pasados un par de días, casi no podíamos creerlo, volvimos a casa con nuestra hija en brazos. Monté a toda prisa la cuna que guardaba en el trastero, ya que no estaba preparado para esta eventualidad. No creíamos que pudiéramos volver a casa con Anna Michelle viva y, sin embargo, aquella noche durmió en nuestra habitación entre María y yo.
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Ha sido una niña buenísima. No ha llorado nunca… solamente una vez la he oído emitir un gemido. Enternecía ver el esfuerzo que hacía para tragar la leche que se le suministraba a través de una sonda que le bajaba por la nariz. ¡Nos ha conmovido ver la providencia de Dios! Las hermanas de comunidad que estaban amamantando a sus hijos se han animado a traernos su propia leche, la leche destinada a sus hijos. Los días pasaban y parecía que Anna Michelle estaba cada vez mejor, haciéndonos albergar la esperanza de que su vida pudiera durar muchos
kerigma más. Mientras tanto había entrado a formar parte del 5 % de niños con esta patología que sobreviven más allá de los cinco días de vida. ¡Dayenú, dayenú! ¡Esto nos habría bastado! Los días transcurridos a su lado han sido maravillosos. Es verdad que Dios sostiene en las pruebas con gracias particulares… Lo que hemos experimentado es que estas gracias son dulcísimas y que Él vuelve suaves las pruebas que las acompañan. Finalmente he entendido la palabra del Señor: “Mi yugo es suave y mi carga ligera”.
Contigo los años no tienen fin El sábado 18 de febrero celebramos la Eucaristía y naturalmente llevamos con nosotros a Anna Michelle: fue una Eucaristía bellísima, toda exultación, en la que el evangelio del día narraba una curación de Cristo. Varias veces se nos ha recordado en estos días que teníamos un ángel entre nosotros, pero al recibir la comunión pensábamos que Anna Michelle tenía en ese momento más de lo que un ángel pudiese desear. ¡Los ángeles desean recibir la comunión y no pueden, mientras que Anna Michelle ha podido nutrirse de ella! Aquella misma tarde nuestra pequeña estaba mucho más débil de lo normal y no conseguía ni abrir los ojos. María, en un diálogo entre madre e hija, le había susurrado: “Querida Anna, cuando quieras irte, hazlo. Nosotros nos hemos alegrado muchísimo de tenerte a nuestro lado en este tiempo”. Fue como si la hubiera escuchado en ese momento…
Eran casi las cuatro de la madrugada. María se despertó para suministrarle la leche a través de la sonda y notó que tenía una respiración muy irregular, con intervalos muy largos de apnea: poco a poco se estaba apagando. Empezamos a rezar el rosario a su lado y le di mi última bendición paterna. Así, terminado el rosario, hacia el final de las letanías marianas, después de haber recibido la Eucaristía pocas horas antes, Anna Michelle, con las últimas fuerzas que le quedaban, ha levantado su cabeza, ha abierto los ojos por última vez como para saludarnos y ha expirado. Ha sido un momento sorprendente… ¡Anna Michelle había esperado la aurora del domingo, momento en el cual Cristo ha resucitado, para parecerse al esposo, a cuyo encuentro iba, también en la hora de su resurrección! Al alba del primer día de la semana, a las 5:20 de la mañana del domingo ha subido al Padre entre mis brazos y los de María. No hay mayor alegría para un padre y una madre que traer al mundo un hijo y saber que se le ha acompañado hacia la vida celestial, hacia la vida eterna. Tener la certeza que nuestra hija está ahora en el cielo nos proporciona el mayor consuelo que un padre pueda gozar en la vida. Unas horas más tarde celebrábamos de nuevo la misma Eucaristía que habíamos celebrado la víspera en la asamblea de nuestra comunidad, pero esta vez solo con el cuerpo de Anna Michelle. Ella ahora la celebraba en la otra orilla. ¡Han sido tantos los memoriales en estos días! Dios ha sido muy generoso con nosotros, mucho, mucho. Queremos dar gracias a Dios por la vida de Anna Michelle, por sus doce días entre nosotros, por lo que ella ha recibido y lo que nosotros hemos recibido a través de ella, por la cercanía y las oraciones de tantos hermanos y hermanas que, aun sin saberlo nosotros, nos han sostenido.
Su vida me ha recordado la de tantos niños inocentes matados en los abortos, que sufren de la misma forma silenciosa
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CAMINO de
SALVACIĂ“N
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familia de Nazaret En la infancia y primera adolescencia, para ir adquiriendo una idea cabal del mundo que nos rodea, funciona mucho mejor la apelación a los sentimientos que a la razón. Por ejemplo, para que un niño comprenda qué es una madre es mucho más efectivo mostrarle una imagen de una mujer joven, sonriente, hermosa, abrazando a su bebé, que explicarle razonadamente que, puesto que lo ha llevado en su seno y le ha dado la vida, se siente por naturaleza inclinada a amarlo, cuidarlo y, si es preciso, hasta a dar su vida por él. En cambio, para mostrar el desapego o la indiferencia es más efectivo mostrarle al niño la imagen de una bruja, de una madrastra gruñona siempre regañando. Seguro que entiende mejor eso que cualquier reflexión que se le haga sobre el desamor y las dificultades de la vida cotidiana. Sin embargo, en la edad adulta, en condiciones normales, es más lógica la apelación a la razón. El argumento racional, basado en evidencias y en datos científicos constatables, es más coherente que los mensajes dirigidos a los sentimientos. Sobre todo cuando la argumentación es veraz y no busca la manipulación de la realidad ni está mediatizada por prejuicios o posturas ideológicas irreflexivas. En cambio, cuando lo que se pretende no es el conocimiento de la realidad ni la vinculación responsable, que puede y deber ser justamente crítica, sino la mera adhesión o sumisión, lo que funciona es la apelación al sentimiento mediante mensajes simplistas basados en prejuicios y no en razones. Si lo que se pretende es la manipulación, este es el método que funciona.
Madre y Maestra Este es el procedimiento utilizado, en multitud de ocasiones, para el tratamiento de la Iglesia Católica: ¡La Iglesia prohíbe!, ¡la Iglesia obliga!, ¡la Iglesia niega!, ¡la Iglesia castiga!… Vivimos en una sociedad en la que, desgraciadamente, los prejuicios, los estereotipos,
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las ideas preconcebidas y los juicios sin conocimiento real de causa campan a sus anchas. La gente opina sobre cualquier cosa que tenga que ver con la Iglesia con una ligereza pasmosa, sin haberse formado o informado previamente: las cuatro cosas que han
Esto es particularmente significativo en todo lo que hace referencia a la moral sexual y familiar. La gente suele entender los preceptos de la Iglesia como un conjunto normas, prohibiciones, prescripciones encaminadas a limitar la libertad del ser humano y a imponer un modo de vida triste y limitado: son órde-
El grado de ignorancia es proporcional al nivel de prejuicios, la Iglesia, en lugar de ser vista como “Madre y Maestra” es considerada como una madrastra de película infantil oído, han leído en la prensa o les han contado, les dan autoridad y capacidad para juzgar cualquier pronunciamiento o actitud, ya sea relativo a la moral, a los dogmas, a la historia o al papado. El grado de ignorancia suele ser directamente proporcional al nivel de prejuicios, de desinterés, de incapacidad de empatía o, incluso, de aversión. La Iglesia, en lugar de ser vista como “Madre y Maestra” según feliz expresión del Beato Juan XXIII, es vista como una madrastra de película infantil.
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nes, ‘mandamientos’, y no ‘palabras de vida’. La Iglesia impide al hombre que haga lo que ‘le da la gana’, lo que le apetezca en cada momento, que sería lo que supuestamente le podría hacer verdaderamente feliz. “Yo decido lo que es bueno, lo que me conviene: soy autónomo porque soy mi propio creador”. Habría un deseo de la Iglesia, y sobre todo de su jerarquía, de fastidiar a las personas recordándoles que son limitadas y que hay muchas cosas que no pueden hacer por una decisión, caprichosa por supuesto, de alguien que se te impone y te limita.
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No hablo bien del matrimonio porque me haya ido muy bien, sino porque he visto que es posible perdonar y amar por encima de la muerte
Depositaria de la fe y la sabiduría Pocos son, lamentablemente, los que entienden los Mandamientos como ‘decálogo’ —diez palabras, en su traducción literal—, de vida, de felicidad para el hombre, de principios que se ajustan a la naturaleza constitutiva del ser humano, hombre y mujer creados a imagen y semejanza de Dios. Lo triste es que esta, la que pocos reconocen y aceptan, es la verdadera naturaleza de los Mandamientos: Dios, que es un Padre que nos ama, y la Iglesia, que es una madre amorosa, nos enseñan cuál es el auténtico camino de la vida y la felicidad. Desgraciadamente, el mensaje emotivo, no racional, basado en prejuicios y consignas, y en buscar la satisfacción inmediata de todo deseo, ha calado hondo en nuestra sociedad.
Podemos afirmar, en virtud de todo lo dicho hasta aquí, que es falso que la Iglesia ‘prohíba’, en el sentido de las prohibiciones y ordenes de los códigos civiles, militares o penales, divorciarse o separarse. Es falso que, como pretende la caricaturización habitual, obligue a los cónyuges a soportarse o a mal vivir, creando, además, no sé cuántos problemas y traumas a los hijos, cuando los hay. Al contrario, lo que la Iglesia propone es que, como se puede perdonar, como se puede amar al prójimo incluso cuando actúa como enemigo, como se puede dar la vida, como se puede ‘caminar’ por encima de la muerte, como se puede amar en la dimensión de la Cruz, es posible reconstruir el matrimonio y salvarlo, desde la libertad de los cónyuges. Pero esto es solo posible en la medida en que se deje actuar a Cristo, pues para las solas fuerzas humanas es una tarea imposible. Se puede perder, dar la vida y encontrarla, y esto no es pura teoría sino experiencia vivida por miles de personas, casadas y solteras, jóvenes y viejas, hombres y mujeres. El amor de Dios es real y efectivo y nos puede ayudar —nos ayuda, de hecho— a vivir los acontecimientos de cada día.
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La Iglesia es un gran “sí” Si ignorando todos los prejuicios y las mentiras —bien sabemos quién es el padre de la mentira— que nos cuenta la sociedad, dejamos que Dios entre en nuestra vida y en nuestras familias, podemos vivir juntos para siempre, no como una carga o un ‘castigo’, sino como un don, una ayuda — “una ayuda adecuada”, nos dice el Génesis—, una bendición. Es mentira que ante los problemas y dificultades, sean del tipo que sean, lo mejor sea tirar la toalla y empezar de nuevo en otro lugar o con otra persona. Además, es una injusticia que se hace a los hijos, si los hay. Esta es una concepción radicalmente burguesa, egoísta e insolidaria de la vida: la búsqueda del interés personal por encima de todo, del triunfo del más fuerte, del ‘sálvese quien pueda’, pasando por encima del otro, pisándolo o ahogándolo si hace falta. Cuando ya no me sirves, cuando no me construyes, cuando no me aportas nada, te dejo y se acabó: tengo derecho. En el fondo es el triunfo de la idea de Hobbes de que “el hombre es un lobo para el hombre”, es siempre un enemigo.
Esta idea de radical egoísmo e individualismo, se ve reforzada en la actualidad por la ideología de género. La nueva formulación sería que el hombre es, siempre y por definición —por prejuicio— un lobo para la mujer, un enemigo. Yo no soy criatura, yo me autoconstruyo y decido, en cada momento y de forma absolutamente independiente y soberana, lo que es bueno y lo que es malo para mí, sin tener en cuenta si eso es bueno y justo para los que tengo a mi alrededor: mi mujer y mis hijos, hijos que han sido llamados a la vida en una determinada familia, en un determinado entorno del que no es justo privarles por decisiones y deseos que, generalmente, no los tienen en cuenta o que, como mucho, los usan como excusa: nos tenemos que separar para que no nos vean siempre discutiendo.
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Santuario doméstico
Hace tres años celebré, gracias a Dios, los veinticinco años de mi estupendo matrimonio, y de su maravilloso fruto en forma de cinco hijos, y tuve la oportunidad de reflexionar sobre todo esto. Lo primero que debo aclarar es que el hecho de que haya calificado a mi matrimonio, y en consecuencia, obviamente, a Amparo, mi mujer, como estupendo, y a mis hijos como maravillosos, no significa que no hayan sido años llenos de dificultades y problemas de todo tipo: personales, materiales, de convivencia y comunión personal, económicos o sobre la educación de la prole. Nuestra historia, como la de todos los matrimonios y familias, no ha sido un camino de rosas, cómodo y sencillo. Es decir, no hablo bien del matrimonio porque a mí me haya ido muy bien, sino porque he vivido y visto, en mi caso y en el de otros muchos matrimonios, que es posible perdonar, dar la vida, negarse a uno mismo, amar por encima de la muerte. No somos ‘robots’ ni personas alienadas e infantiles que, por obligación, todo lo tengamos que ver como estupendo y maravilloso: es más, me atrevo a decir que somos del tipo de personas más capaces de tomar la vida en peso, pues somos plenamente conscientes de nuestras faltas, debilidades y pecados, por un lado, y de valorar en plenitud la realidad y los obstáculos que se nos presentan, por otro.
¡Claro que mi mujer y mi matrimonio son estupendos!, pero esto no significa que las cosas sean siempre como nosotros queremos —para empezar, ni siquiera queremos o pensamos los dos lo mismo en muchas ocasiones—, esto no significa que los problemas, sobre todo los de nuestros hijos, no nos abrumen. ¡Claro que nuestros hijos son maravillosos!, pero eso no significa que ellos sean ‘clones’ nuestros, autómatas o personas obligadas a ser como nosotros queremos: Dios los ha hecho libres, como a nosotros, y nosotros procuramos respetar su libertad. Pero la primera condición de la libertad es vivir en la verdad: por eso nosotros cumplimos con nuestra obligación de enseñarles lo que creemos que es la verdad —la Verdad— y la felicidad, corrigiéndolos cuando se equivocan y respetando sus decisiones, aunque muchas veces no nos gusten ni las compartamos. Así actúa Dios con nosotros: nos propone un camino de vida y felicidad, y después nos deja libres para adherirnos o no a ese proyecto. San Agustín decía que “Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti”. También la Iglesia actúa así: “La verdad no se impone, se propone”, como dijo el Beato Juan Pablo II en su última visita a España. Ella nos indica cuál es el camino de la vida —“Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6)—, y nos invita y ayuda a seguirlo. Nosotros podemos verla como una madre amorosa y hacerle caso, o verla como una madrastra empeñada en fastidiarnos y darle la espalda.
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“aMor PerdIdo César Allende prOFESOr DE rELiGióN
Y Hallado”
“Él es nuestra paz: el que de los dos pueblos ha hecho uno, derribando en su cuerpo de carne el muro que los separaba: la enemistad. Él ha abolido la ley con sus mandamientos y decretos, para crear, de los dos, en si mismo, un único hombre nuevo, haciendo las paces. Reconcilió con Dios a los dos, uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando muerte en él a la hostilidad” (ef 2,14-16).
se trata del amor pascual. el texto de Pablo nos permite adentrarnos en el universo misterioso del amor, que atraviesa la vida de los hombres y de las mujeres y que hoy, como ayer, es la piedra angular del vivir… y del sinvivir. la Pascua del señor abre un horizonte de sanación y reconstrucción para tanto amor que una vez fue, pero fracasó y se perdió. En pocas ocasiones, el realismo y la carnalidad de cuanto encierra lo que dice Pablo están tan presentes como en esta. Añade en el v. 17: “Vino a anunciar la paz…”. Y en el 18 concluye: “Así, unos y otros, podemos acercarnos al Padre por medio de Él en un mismo Espíritu”. Evidentemente, el Apóstol trata de la unidad de gentiles y judíos en Cristo. Pero las resonancias pascuales del texto y la evocación de Gén 2,24, “serán dos en una única carne”, permiten entenderlo también en quienes han sufrido el proceso de ser uno en dos carnes y luego la vuelta a la dualidad inicial. Pero la palabra de Pablo añade un elemento más al proceso: los dos pueden acercarse definitivamente a un Amor Supremo en el Espíritu.
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Lucas pone en boca de Jesús unas palabras de acertado discernimiento de esta cuestión: “Donde está el cadáver, allí se reunirán los buitres” (Lc 17,37). Donde la violencia del uno contra el otro , el odio, la mentira, la mezquindad, los abusos, e incluso la muerte revolotean, allí alguna carne ha sido dada a los gusanos, que es lo que significa cadáver: “caro ad vermes”. Allí algo se descompone y se pudre.
Y serán los dos una sola carne Está claro que la cuestión del amor quebrantado y perdido toca el nervio mismo de la vida humana en su carnalidad más descarnada, valga la antirredundancia. El divorcio es signo de un mal muy profundo, porque de cuerpos (y almas)
espada de dos filos
el aMor es el tránsIto de la Muerte a la vIda
hablamos; no de cosas etéreas o místicas. Nosotros sabemos del Verbo de la vida aquello que hemos visto y palpado (1 Jn 1,1-3). También sabemos lo que hemos oído de Él, y por eso hablamos: que en Él habita corporalmente la plenitud de la divinidad (Col 2,9). Que Dios tenga este modo (corporalmente) de habitar en un hombre, concarnaliza y consanguiniza a todos los hombres en el hombre Jesús de Nazaret. De aquí que yo sepa que Dios es amor, porque el amor a los demás, como un paso, una Pascua, se produce visiblemente y experiencialmente en mí: el Amor es el tránsito de la muerte a la vida. Este paso es un latir del corazón, una sístole y diástole del corazón humano y divino del resucitado. El hombre y la mujer acaparan estos movimientos en un solo impulso que traducen en lo cotidiano la creación humana según la imagen de Dios que es Cristo Jesús (Col 1,15). El matrimonio cristiano es el inmenso don de participar en la pascua de Jesús de un modo peculiar y único: haciendo visible el Amor de Alianza de Dios con su pueblo, y el Amor del Señor Resucitado a su Iglesia.
Al despertar del sueño, Adán dijo: “Esta sí que es carne de mi carne y huesos de mis huesos”. Es la declaración de un hombre a una mujer más original que se haya hecho nunca; y original no solo por ser la primera, sino porque va mucho más allá de “una declaración de género”, tan de actualidad hoy. Va tan allá que se adentra en el ámbito de Dios, de modo que jamás Adán hubiera podido ver en la carne de Eva la posibilidad misma de llegar al conocimiento de un modo de amor, infinitamente mayor que su propia limitación, que los constituía en personas ordenadas a ser “una sola carne”. El mismo Jesús, al ser requerido por los fariseos, acudirá al principio de este acto fundacional de la naturaleza humana por parte de Dios. Este “ẻsah” o proyecto de Dios en las carnes Humanas ya entonces apuntaba maneras exclusivas de un Amor superior, definitivamente definitivo, singular del todo, y único: solo Dios ama de modo que las dos carnes se realicen plenamente en una sola y única. El matrimonio cristiano sacramentaliza esta forma de amar de Dios.
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espada de dos filos nos MantIenes Para sIeMPre en tu PresencIa El Señor Jesús, según la carta a los Hebreos (2,14-15), sentado a la diestra de Dios no se avergüenza de ser hermano nuestro, de tener nuestras misma carne y sangre, precisamente para así librarnos del miedo a la muerte que nos tenía esclavos de por vida. ¿Qué relación cabe establecer, entonces, entre la carne, el miedo a la muerte, la liberación de la esclavitud y la glorificación del Señor? Es una cuestión de enorme alcance. Quizá la Carta que Juan escribe a la Iglesia de Laodicea, en nombre de Cristo Jesús resucitado, nos ayude a responderla. Creerse ricos, siendo pobres de solemnidad (Ap 3,17ss) es mucho más que un error en el cálculo de nuestros haberes; es un estar “en descubierto”, tal que nuestras desnudeces solo puedan taparse con unas vestiduras blancas. Si las vestiduras blancas son signo de resurrección, la desnudez, nuestras vergüenzas, lo son de la muerte. Y, en efecto, nada como la muerte pone al descubierto en un instante lo que realmente somos: vinimos del polvo y al polvo volvemos. Semejante descubierto en nuestra cuenta corriente mete en nuestra vida un miedo —iba a decir ontológico—, de tal magnitud que no podemos en modo alguno superarlo solos. Únicamente quién haya vuelto a la vida en una Pascua excelsa podrá devolvernos la esperanza y la alegría de vivir.
Exactamente es lo que ocurre con el amor facturado y perdido. La pérdida del amor es la pérdida de la vida; y experimentar esto —bien lo saben tantas parejas— es sentir en la carne y en los huesos el formido et pavor, un estremecimiento que nos arruina y aniquila. Tiene que regalársenos un Amor más grande, inquebrantable e imperdible, para salir de un fiasco así. Y de esta restauración tienen experiencia también muchas parejas. Este Amor llega del otro lado del fracaso total y de la muerte. La raíz profunda de este mal es el pecado, por cuyo aguijón se nos inocula la muerte… y no es metáfora. Sin embargo, Lucas nos ha guardado en el Libro de los Hechos (Hch 1,1-5) el relato de un encuentro del Resucitado con los discípulos que es una bendición y un consuelo infinito, además de la auténtica medicina a este problema. Jesús, después de su pasión se presenta vivo a los discípulos, les habla del Reino de Dios y come con ellos, anunciándoles el Espíritu Santo como la gran promesa del padre.
donde la vIolencIa, el odIo, la
MentIra… revolotean, allí algo se descoMPone Y se Pudre vuélvete,
señor, rescata MI vIda
Este comer, del v. 4, es literalmente “compartir la sal”, en el texto griego original. La sal tiene un contenido significativo apretadísimo: Jesús comparte con los suyos todos los bienes de su Resurrección, reparte entre ellos su vida plena y celeste. La sal preserva de la corrupción y regenera lo que se corrompe. El Espíritu Santo regenera la vida de los hombres, haciendo su existencia nueva. Por eso la propuesta de Lucas es asombrosa; es posible
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re-componer el amor des-compuesto en una dialéctica que opera, no por la contradicción y el conflicto entre las partes, sino por la conciliación y entrega de la una a la otra. Tiene forma —una vez más— de cruz, y remata en un modo renovado de existencia. Esta es nuestra verdad; lo que proponían los fariseos a Cristo, por la vía laxa o por la vía rigorista, da igual, no es más que un apaño: dar libelo de repudio deja el problema sin resolver.
espada de dos filos El Espíritu del resucitado no es una teoría terapéutica o una tesis de libro que, junto con otras, pudiera formar un cuerpo de doctrina posible de encerrar en cánones o leyes. La sal que el Señor ofrece no es el prospecto sino la medicina. Por otra parte, habría que leer detenidamente Mt 19,2: “… y los curó allí”, antes de la perícopa sobre el divorcio, al objeto de comprender adecuadamente esta. Me parece bastante claro que, sin el efecto curativo y reparador de la “sal del Amor infinito” que es el Espíritu Santo, no es posible comprender lo que Jesús enseña sobre el divorcio, ni la propuesta evangélica acerca del amor entre hombres y mujeres sobre la voluntad de Dios. Y la experiencia de nuestras sociedades tampoco deja duda alguna de cuál es la eficacia sanadora de las leyes divorcistas. Un mal radical necesita cura en su raíz. Y solo a la raíz última llega el encuentro con el Resucitado y la aceptación del mismo Espíritu que nos lo devolvió de la muerte hecho Señor de todos nuestros enemigos, entre los cuales el desamor y la muerte son los peores. Urge evangelizar, urge llevar, a tiempo, esta buena noticia allí donde los buitres se congregan.
Iduras t s e v s sI la o de n g I s n s so udez blanca n s e d a cIón, l c e r r one u P Y res , e t a Muer l e d s que lo e o l o t ubIer IMos al desc n I v : s e soMo t n e M l rea Polvo l a Y o v del Pol os volveM
María es la depositaria del Espíritu; la llena de gracia y el Arca que custodia el Amor de Dios, para dárnoslo a quienes sufrimos y peleamos por una vida feliz. “Madre amable” y “Madre del Amor de los Amores”: ¡cuántas veces Jesús nuestro Señor no compartiría con José y sus cercanos la Sal! Sí, sabemos que la comparte con todos los hombres, desde Pentecostés en adelante. María sabe de la inmensa alegría que encuentra el esposo con la esposa y del sufrimiento hondo del corazón, y de la vida toda, cuando el amor ya no está, tal como ocurrió en Caná. Jesús resucitado, apostado a nuestra puerta llama y espera. Desde el lado en que nosotros estamos, para una cena como aquella que contaba Lucas, solo se necesita que abramos y María la sirva. ¿Quedará por ella que cenemos pero que muy bien?
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espada de dos filos
Las tatarabuelas de Jesús Horacio Vázquez Cermeño Abogado
Rut es la disponibilidad y la sumisión, modelo propicio para la consideración de María, la Madre de Dios 64
espada de dos filos Mateo inicia su genealogía en Abrahán, y enumera cuarenta y dos generaciones en sentido descendente, es decir, de padres a hijos, con la expresión, “Abrahán engendró a Isaac”, y así sucesivamente, hasta José, “el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo”, y Lucas, que las culmina en el mismo Dios, cuenta setenta y siete generaciones en sentido ascendente, de hijos a padres, con la expresión “Jesús hijo de José”, y así sucesivamente, hasta Adán, al que se refiere como “hijo de Dios”. Mateo estructura las cuarenta y dos generaciones hasta Jesús en tres grupos de catorce, representativos, cada uno de ellos, de las tres etapas en las que puede dividirse la historia de Israel, a saber, la patriarcal, desde Abrahán hasta Jesé, padre de David; la de los reyes, desde David hasta Josías, en el tiempo en que Jerusalén es arrasada por Nabucodonosor, y comienza el destierro babilónico profetizado por Jeremías, cuando el pueblo, sumido en los velos de la tristeza, cuelga las cítaras de las ramas de los sauces que crecen a orillas del río Cobar; y la del regreso del exilio, con Nehemías y la reconstrucción del templo, hasta la llegada de Jesús, que es el Mesías o Cristo anunciado por los profetas.
la Biblia en femenino
Rebeca, la amada esposa de Isaac; ni a Raquel, la segunda mujer de Jacob después de Lía, sino a Tamar, que engendró ilegítimamente a los gemelos Fares y Zara de su suegro Judá, el que fue hijo preferido de Jacob; y a Rahab, la mujer de Salmón y madre de Booz, el bisabuelo de David, que era prostituta en la ciudad de Jericó que cercaba Josué; y a Rut, la esposa de Booz y madre de Obed, que fue una pagana moabita; y a Betsabé, la esposa de Urías “el Hitita”, que cometió adulterio con David, y que, muerto su marido en la batalla, se desposó con el rey y fue madre de Salomón. Desde muy variados puntos de vista, se ha interpretado esta incursión tan especial de Mateo en la biografía de Jesús, y casi siempre, con los argumentos que preludiaban la extensión del anuncio mesiánico del Reino de Dios a los gentiles, y la predilección de Jesús por los pecadores que venía a redimir. Sin descartar ninguna de estas piadosas explicaciones, prefiero quedarme con el anuncio de lo que, luego, será una especial sensibilidad de Jesús con las mujeres de su tiempo, y que duda cabe, también con las de hoy, pero especialmente, con aquellas que conoció en su vida pública, cuando la hija, la mujer soltera, la esposa y la viuda israelita, eran excluidas sin miramientos de la educación y de toda consideración social.
Apréciese la simbología que yace en esta clasificación, pues tanto el número 42 de las generaciones que se cuentan, como el número 14 de cada una de las etapas que se establecen, son múltiplos de 7, el número de días de la creación del mundo, y símbolo de la eternidad. Pero lo más significativo de la genealogía de Mateo, es que incluye en ella a cinco mujeres, esposas y madres de los patriarcas que fueron los ancestros de Jesús, a pesar de que para los judíos, la mujer no contaba a efectos generacionales o de estirpe. Y haciendo la salvedad de María, la esposa de José y madre de Jesús, que es la última de las nombradas, estas mujeres no son las ejemplares esposas de los más santos patriarcas, pues no se menciona a Sara, la primera mujer de Abrahán, que parió a Isaac; ni a
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“a quien mucho se le perdona, mucho amor muestra” Y para escándalo de muchos, Jesús se acerca a estas mujeres, y de muchas maneras, les manifiesta su predilección, y cura a la suegra de Pedro, postrada en la cama por la fiebre; se apiada de la viuda de Naín, a cuyo hijo resucita cuando lo llevaban a enterrar; derrama su perdón sobre la mujer pública que lava sus pies con las lágrimas del arrepentimiento en el convite del fariseo Simón; se hace familiar y cercano con Marta y María, las hermanas de Lázaro, que lo atienden de las fatigas del camino, y con María Magdalena y las proveedoras que lo acompañaban, en el día a día de su peregrinaje; reconoce entre la multitud a la mujer que toca la orla de su manto, y la sana del flujo de sangre que la hacía impura; hace misericordia con la hija de Jairo, la niña de doce años que acababa de morir en los brazos de su madre; desvela los secretos de su corazón a la mujer samaritana, junto al brocal del Pozo de Jacob, cuando Jesús le pide agua para calmar su sed; salva a la mujer adúltera de ser lapidada, mientras escribe signos misteriosos en el suelo de la plaza de Jerusalén; atiende la súplica desgarrada de la mujer cananea, que le grita desde el borde del camino; y en el instante supremo, abandonado de todos, consuela a las mujeres piadosas que lo acompañan en su ascensión al Calvario. Pero ¿cuál es la historia de estas mujeres que cita Mateo en su genealogía?
Betsabé es, como Raquel, el reflejo de la constancia y de la astucia
Tamar, madre de Fares Judá, el cuarto hijo de Jacob, nacido de Lía, su primera esposa, tuvo tres hijos, Er, Onán y Sela. El primogénito Er, se casó con “una mujer llamada Tamar”. Así, tan sencillamente, la presenta la Biblia en Génesis 38. Pero Er desagradó al Señor, y murió sin descendencia, y Judá, su suegro, le dio a Tamar por esposo a Onán, que, sabiendo que los hijos que tuviera no llevarían su nombre, sino el de su hermano muerto, derramaba el semen en la tierra y la dejó sin descendencia. Por esta conducta tan reprochable, Dios lo hirió de muerte. Judá le pidió entonces a Tamar que se mantuviera viuda, que él le daría a su hijo Sela por esposo cuando fuera mayor, a pesar de lo cual, desatendió a su nuera y no cumplió su promesa.
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Muerta Sué, la esposa de Judá, Tamar se echó al camino con galas de prostituta, sabiendo el lugar por donde pasaría Judá, que hallándola tan hermosa, la requirió de amores y la dejó embarazada, entregándole como señal del pago que le debía, su anillo y su bastón. A los tres meses de este hecho, avisaron a Judá del embarazo de su nuera, y siendo viuda, la acusaron de adulterio y la condenaron a morir en la hoguera. Cuando era conducida al suplicio, Tamar enseñó a Judá las prendas de su pecado, el anillo y el bastón, y este, reconociéndolas, la salvó del suplicio. Llegado el parto se vio que eran gemelos, y cuando uno de ellos sacó la mano fuera, la partera le ató un hilo encarnado para reconocerlo como primogénito. Pero he aquí que, habiendo retirado la mano, salió el otro en primer lugar, que recibió el nombre de Fares, que significa
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división, y que, curiosamente, será una de las tres palabras que el dedo de Dios escribirá en la pared de la sala de banquetes del persa Baltasar, y que el profeta Daniel descifrará para el monarca, anunciándole su próxima muerte y la división de su reino: “Mane, Tacel, Fares”. También se dice en Génesis 25, que Esaú y Jacob lucharon en el vientre de su madre Rebeca por la primogenitura, y que Jacob, que nació el segundo, tenía asido por el talón a su hermano Esaú, que salió en primer lugar. En ambos casos, la lucha natalicia en el vientre de sus madres, se produjo para ostentar el privilegio de ser ascendientes del Mesías, pues así le respondió el Señor a Rebeca, cuando desesperada, le consultó por los gemelos que chocaban entre si en su vientre: “Dos naciones están en tu vientre, y dos pueblos saldrán divididos desde tu seno, y un pueblo sojuzgará al otro pueblo, y el mayor ha de servir al menor” (Gén 25,23) Se anuncia así, que no obstante ser Esaú el primogénito de Isaac, luego, por la astucia de Raquel, su madre, será Jacob el que reciba esta bendición de su padre.
Rahab, la madre de Booz Rahab, que se desposó con Salmón y fue la madre de Booz, era una ramera cananea que habitaba en la ciudad cercada de Jericó, y que cuando fueron descubiertos los exploradores enviados por Josué para reconocer el terreno antes del ataque, los escondió en el terrado de su casa cubriéndolos con haces de lino, y luego,
les facilitó la huida descolgándolos desde la ventana de su casa que estaba pegada a la muralla de la ciudad. Los espías le prometieron a Rahab su salvación y la de toda su familia, a condición de que no los delatara, para lo cual, debía tener reunidos en su casa a sus padres, hermanos y al resto de la parentela, pues fuera de ella, ninguna vida sería respetada en las calles de la ciudad. Josué abrasó Jericó y cuanto en ella había, pero mandó respetar la vida de Rahab y de su familia, que desde aquel día, se aposentó en medio de Israel.
Rut, la madre de Obed Rut, que se desposó con Booz, fue la madre de Obed, y era de Moab, un país al este del mar Muerto. Se casó con un hijo del matrimonio de Noemí y Elimelec, efrateos de Belén de Judá, que habían emigrado por la hambruna que asolaba su tierra. Los moabitas eran los descendientes de Lot, que huyó de Sodoma con su mujer y sus dos hijas antes de que bajara el fuego del cielo que destruyó la ciudad y mató a todos sus habitantes. Espantadas por el suceso, y creyendo que se habían extinguido los hombres de su raza, las hijas emborracharon a su padre y cohabitaron incestuosamente con él para conservar su linaje. La mayor concibió así a Moab, padre de los moabitas, y la menor a Anmón, padre de los amonitas. Estos pueblos fueron paganos y adoraron a dioses extraños.
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espada de dos filos Murió Elimelec en la tierra de Moab, y murieron también sus dos hijos casados, Mahalón y Queilón, y Noemí decidió regresar a su patria, pero Rut se negó a abandonar a su suegra, y regresó con ella a Israel. Su casamiento con Booz, auspiciado por Noemí, es una tierna y deliciosa historia de humildad y de sumisión a los designios divinos. Cuando Rut tuvo a Obed, que fue el abuelo del rey David, las mujeres del pueblo dijeron a su suegra Noemí: “Bendito sea el Señor que no ha permitido que faltase heredero en tu familia, y ha querido conservar el nombre de ella en Israel”.
este descuida el cumplimiento de la ley del levirato. Rahab es la previsión y el sentido práctico hecho mujer. La advertencia de los exploradores para que congregue a toda la familia en su casa, pues fuera de ella no habrá salvación, es la imagen remota de la Iglesia de Cristo. Rut es la disponibilidad y la sumisión, modelo propicio para la consideración de María, la Madre de Dios.
Betsabé, la madre de Salomón Betsabé tuvo a Salomón de David, que la vio una tarde desde la terraza de su palacio cuando salía del baño, se enamoró de ella y cometió adulterio durmiendo con el rey, que la dejó embarazada. David trató de ocultar su pecado concediendo permisos a su esposo Urías, “el Hitita, que era oficial de sus tropas, para que fuera a casa y descansara con su esposa, pero este, por tres veces, los rehusó y se quedó a dormir con sus soldados en el duro suelo de las tiendas. Finalmente, el rey lo envió a la primera línea de la batalla, donde Urías pereció por las flechas de los ballesteros enemigos. Pasados los siete días de luto por la muerte de Urías, David la tomó por esposa, y luego, lloró amargamente su pecado, tal como se lo puso de manifiesto el profeta Natán a los pies de su trono. La criatura de aquella unión murió a los siete días del parto, y David, consoló a Betsabé, que tuvo a Salomón, el amado del Señor.
¡Oh mujer, grande es tu fe! Estos son los caminos de la Providencia divina, incomprensibles para nosotros en sus designios, y que se vale del hombre, acogiéndolo en los planes de la Redención tal como es, con sus debilidades y sus pecados. Misteriosamente, Mateo nos presenta a estas insignes mujeres de las que, tan especialmente, se ocupa la Sagrada Biblia. Tamar es imagen de la determinación femenina, y engendra de su suegro Judá, del que profetizó Jacob “El cetro no será quitado de Judá… hasta que venga el que ha de ser enviado…”, cuando
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espada de dos filos Y Betsabé es, como Raquel, el reflejo de la constancia y de la astucia. Cuando Adonías se proclama rey aprovechando la vejez de David, su padre, Betsabé penetra en la alcoba del rey donde este yacía al cuidado de la doncella Abisag, y le recuerda a su esposo la promesa que había hecho para que reinase su hijo Salomón, como así se hizo. Mateo, con genial intuición, nos las presenta de nuevo en su evangelio, y nos invita a considerar sus vidas.
para escándalo de muchos, Jesús muestra una especial sensibilidad con las mujeres de su tiempo y les manifiesta su predilección
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Al toque de la Tomรกs Alfaro Drake Ingeniero Industrial (ICAI). Profesor de ADE de la UFV
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Trompeta final
Carne
Tras la muerte veremos con nuestros ojos de carne los ojos de todos los que se acogen a esa misericordia sin límites...
Hace unos días asistí al funeral de una excelente persona muy querida por cuantos la conocieron. La parroquia estaba más bien mohína, como es razonable, hasta que comenzó el sermón. Entonces nos pusimos tristísimos. El buen cura vino a decir que lo mejor que puede hacerse en esta vida es morirse, porque de inmediato nos disolvemos en la luz divina como chispas devoradas por un alegre y vertiginoso incendio. Lo cual está muy bien, pero lo presentaba como algo estrictamente espiritual. Solo nuestra parte inmaterial pasaba a formar parte de tan colosal luminosidad. Ni una palabra dijo sobre la parte carnal. Ahora bien, sin la resurrección de la carne, la Gloria eterna, se queda en un cursillo de filosofía platónica, o, a todo tirar, hegeliana, dos potentes pensamientos ateos. Sin la resurrección de la carne, la promesa católica de inmortalidad se reduce a tener portal en un Internet eterno. Mientras escuchaba las palabras del bondadoso sacerdote, me vinieron a la cabeza espeluznantes imágenes de una película de Dreyer, la sublime “Ordet” (La Palabra): cuando el personaje chiflado que todos creen mudo se enfrenta al cadáver de su cuñada y comienza a balbucear con voz cada vez más tonante hasta que, fuera de sí, aúlla las terribles palabras y ordena a la muerta que resucite. Al tiempo de caer desvanecido, la mujer se incorpora. Creo recordar que las flores que cubrían su cuerpo resbalan hasta el suelo volando con la lentitud de una sumisión reticente.
Católicos no os dejéis arrebatar la Gloria de la carne. No os hagáis hegelianos. Que, sobre todo, el cuerpo sea eterno es la mayor esperanza que se pueda concebir y solo cabe en una religión cuyo Dios se dejó matar para que también la muerte se salvara. Quienes no tenemos la fortuna de creer, os envidiamos ese milagro, a saber, que para Dios (ya que no para los hombres) nuestra carne tenga la misma dignidad que nuestro espíritu, si no más, porque también sufre más el dolor. Rezamos para que estéis en la verdad y nosotros en la más negra de las ignorancias. Porque todos querríamos, tras la muerte, volver a ver los ojos de las buenas personas. E incluso los ojos de las malas personas. En fin, ver los ojos y no únicamente la luz”.
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Unidad inmortal de alma y cuerpo Sencillamente soberbio. A veces, como dijo Benedicto XVI en su viaje a Alemania el pasado mes de septiembre, “en la historia, algunos finos observadores han señalado frecuentemente que el daño a la Iglesia no lo provocan sus adversarios, sino los cristianos mediocres”. Y esa mediocridad pasa casi siempre porque nos hemos hecho una religión desencarnada. Porque Cristo, al encarnarse, hizo que nuestra carne tenga la misma dignidad que nuestro espíritu. Es cierto, la mayor esperanza que se pueda concebir solo cabe en una religión cuyo Dios se dejó matar para que también la muerte se salvara. Pero al resucitar, no hizo que también la muerte se salvara, sino que le arrebató su victoria sobre la vida. Como dice san Pablo: “¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está, muerte, tu aguijón?” No es la muerte la que se ha salvado en Cristo. Somos nosotros los que en Cristo nos hemos salvado de la muerte. Nosotros, cuerpo y alma.
Porque el hombre no es una mezcla de cuerpo y alma, como puede ser un agua echada al vino. Tampoco es una chispa de vida llamada alma, encarcelada en un cuerpo de sucia materia, como creen los gnósticos. No, el hombre es cuerpo y alma como el núcleo de helio está formado por dos protones. Si los separas, ya no es helio. Por eso el alma no estará del todo y completamente en la Gloria, hasta que se le una el cuerpo. Ignoro cómo será ese hiato de tiempo en que nuestra alma esté desencarnadamente salvada, pero no me cabe duda de que la Gloria total no será completa hasta que se produzca de nuevo esa unión. Tal vez, como en Dios no hay tiempo, lo que a nosotros nos parece un hiato extraño, sea un instante simultáneo. Así lo espero. Los cristianos, y los católicos en particular, deberíamos empezar por leer más las Escrituras. Si lo hiciésemos, veríamos que la revelación judeocristiana es la única que afirma, desde su primera página, que el mundo material es bueno.
Cristo, al encarnarse, hizo que nuestra carne tenga la misma dignidad que nuestro espíritu
La revelación judeo-cristiana es la única que afirma que el mundo material es bueno, aunque está corrompido por el pecado 72
espada de dos filos Todos los mitos prejudaicos de la creación, hacen derivar el mundo material de los despojos de algún dios malvado. Y esa visión de un mundo material malo, ha pervivido hasta nuestros días en corrientes de origen gnóstico más o menos camuflado. Y también los cristianos, a menudo obsesionados por el pecado menos grave de los pecados, el de la carne mal usada, hemos contribuido a ello. Conviene recordar que la Iglesia, desde el principio, combatió esa creencia gnóstica.
Aliento preñado de vida Si los cristianos leyésemos más las Escrituras, veríamos cómo Ezequiel afirma: “Hijo de hombre, ¿podrán revivir estos huesos? Yo le respondí: Señor, tú lo sabes. Y me dijo: Profetiza sobre estos huesos y diles: ¡Huesos secos, escuchad la palabra del Señor! Así dice el Señor a estos huesos: Os voy a infundir espíritu para que viváis. Os recubriré de tendones, haré crecer sobre vosotros la carne, os cubriré de piel, os infundiré espíritu y viviréis, y sabréis que yo soy el Señor. Yo profeticé como me había ordenado y, mientras hablaba, se oyó un estruendo; la tierra se estremeció y los huesos se unieron entre sí. Miré y vi cómo sobre ellos aparecían los tendones, crecía carne y se cubrían de piel. Pero no tenían espíritu. Entonces él me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Esto dice el Señor: Ven de los cuatro vientos y sopla sobre estos muertos para que vivan. Profeticé como el Señor me había ordenado, y el espíritu penetró en ellos, revivieron y se pusieron en pie. Era una inmensa muchedumbre” (Ez 37,3-11). Si leyésemos más las Escrituras, oiríamos a Job decir: “Yo sé que mi redentor está vivo y que él, al final, se alzará sobre el polvo; y después de que mi piel se haya consumido, con mi propia carne veré a Dios. Yo mismo lo veré, lo contemplarán mis ojos, no los de un extraño” (Job 19,25-27). Y nos asombraríamos con san Pablo cuando decía: “En un instante, en un abrir y cerrar de ojos [...], los muertos resucitarán incorruptibles” (1 Cor 15,52). Y sabríamos responder
con sus palabras a los que nos preguntasen cómo serían esos cuerpos resucitados y gloriosos. ¿Con qué cuerpo volverán a la vida? —nos preguntan y nos preguntamos lícitamente—. ¿Cómo resucitará un discapacitado de nacimiento? ¿Cómo lo hará un embrión sacrificado a la investigación? Escuchemos: “Lo que tú siembras no germina si antes no muere. Y lo que siembras no es la planta entera que ha de nacer, sino un simple grano de trigo, por ejemplo, o de alguna otra semilla” (1 Cor 15,36-37). “Y Dios proporcionará a [...] cada semilla el cuerpo que le corresponde. [...] (1Cor 15,39). “Se siembra algo corruptible, resucita incorruptible; se siembra algo mísero, resucita glorioso; se siembra algo débil, resucita pleno de vigor” (1 Cor 15,43).
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No nacemos para morir, ¡morimos para vivir! ¿Podría una bellota saber cómo será cuando sea encina? La diferencia entre el cuerpo corruptible del embrión o el discapacitado y su cuerpo glorioso, no será más asombrosa que la de mi cuerpo actual y el glorioso. Es algo inimaginable. Pero, como bien dice Azúa, la carne gloriosa, no dejará de ser carne. Los primeros cristianos no se dejaban robar la gloria de la carne. En sus tumbas, ponían un epitafio que las diferenciaba de las demás. El epitafio decía: “En préstamo”. Se refería a que el cuerpo estaba prestado al polvo hasta la resurrección. Porque, para un cristiano, la resurrección de su carne gloriosa, será también la resurrección gloriosa de este mundo, creado bueno, pero corrompido por el pecado. Nos dice san Pablo: “Porque la creación misma espera anhelante que se manifieste lo que serán los hijos de Dios. Condenada al fracaso, no por propia voluntad, sino por aquél que así lo dispuso, la creación vive en la esperanza de ser también ella liberada de la servidumbre de la corrupción y participar así en la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos, en efecto, que la creación entera está gimiendo con dolores de parto hasta el presente (Rom 8,19-22). Solo el pecado original, doctrina tan mal comprendida por cristianos y no creyentes, nos libera del pesimismo. Porque si, como constatamos con obviedad, el mal existe en el mundo, solo la ruptura del plan bondadoso de Dios por el pecado deja la esperanza de arreglo. Si no es así, el mal formaría parte intrínseca del cosmos, del que no podría ser desarraigado de ninguna manera. Pero, si la Escritura común a judíos y cristianos coincide en la resurrección de la carne, ¿qué ofrece de más Cristo al judaísmo? Precisamente que él, en persona, con su cuerpo y con su alma humanas, junto con su divinidad, vendrá a buscarnos desde la otra orilla. Los judíos creen que el Dios Altísimo y solo Espíritu les espera en la otra orilla pero, ¿es eso suficiente en tan duro trance? No lo creo. No obstante, para judíos y ateos que lo deseen, aquí, en esta orilla, estará también Jesús para ellos.
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Por todo esto, cuando voy a un cementerio, al entierro de un amigo o a visitar la tumba de un ser querido, no me parece un sitio triste. Al contrario, imagino el día en que suene la trompeta, y se produzca la resurrección de la carne. Y el padre, prematuramente separado de su hijo, le abrace...
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Por tanto, ciertamente es triste que muchos cristianos hayan perdido esta perspectiva y se hayan quedado en un espiritualismo desencarnado. Pero no es esa nuestra fe. Por lo tanto, agradezco enormemente y de todo corazón a Félix de Azúa —y a todos los no creyentes como él— que nos recuerden: Católicos, no os dejéis arrebatar la Gloria de la carne. Pero les agradezco, sobre todo, su oración por nosotros: Rezamos para que estéis en la verdad y nosotros en la más negra de las ignorancias. Hay oraciones de ateos en búsqueda que son escuchadas por Dios con más agrado que las de cristianos demasiado satisfechos y acomodados como para buscar nada.
“Y el cojo saltará como un ciervo y alabará con cánticos la lengua del mudo” (Is 35,6)... Y el biznieto se encontrará con su bisabuela, a la que solo conoció como una anciana decrépita, y la verá en todo el esplendor y belleza de su juventud y le dirá con asombro: “Pero abuela, estás estupenda”. Y salgo del cementerio con la alegría de mi fe renovada.
Espero que a cambio de aceptar su oración, Félix y todos los no creyentes, me permitan a mí rezar para que se caiga el velo de la más negra de las ignorancias que él —que no yo— menciona. Ateos, rezamos para que vuestro velo se caiga. Sí, tras la muerte veremos con nuestros ojos de carne los ojos de las buenas personas. Los ojos y la carne de los que hemos amado en este mundo y por los que, y con los que, hemos sufrido, llorado y reído. Y también, incluso, los ojos de los ateos que han buscado más que muchos creyentes y son, por tanto, más creyentes que ellos. O de los que han encontrado en la hora undécima, aunque no hayan buscado, por la misericordia de Dios. Y los de las malas personas que se acogen a esa misericordia sin límites, dejando, así, de ser malas personas. Que así sea.
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aldea planetaria
Europa: una agonía anunciada R a mó n D o m í n g u e z
Director del Pontificio Instituto Juan Pablo II, extensión dominicana
Desde que hace unos pocos años estalló la crisis económica que se abate sobre toda Europa, la inquietud y el desasosiego se han depositado como un negro manto de pesimismo, sobre los ciudadanos de este Viejo Mundo. Su mayor preocupación es la crisis económica, que en España está revestida de mayor gravedad debido al drama del paro que afecta a millones de familias y, de un modo especial, a los jóvenes, una generación frustrada y maltratada a la que se le está privando de sus mejores derechos. Pero las dificultades económicas son solo la punta del iceberg de un problema de mucho mayor calado.
A lo que estamos asistiendo realmente es a la decadencia de Europa y la pérdida de su papel protagonista en la Historia. Una decadencia que se puso claramente de manifiesto al finalizar la Segunda Guerra Mundial, pero que tenía raíces mucho más profundas. Europa parece haber perdido la fuerza espiritual que le llevó a dirigir el panorama mundial prevaleciendo sobre culturas más antiguas que la suya, como las que han florecido en el este asiático, e imponiéndose en su secular lucha con el Islam por el control del mundo occidental.
Occidente a la deriva Ha olvidado el espíritu que la hizo fuerte dando origen a una cultura que solo valora la libertad desmesurada, el individualismo egoísta y el placer a toda costa, renegando de toda trascendencia. Si el cielo no existe y la tierra es un lugar de conflictos, solo queda la escapatoria y la alienación. Puesto que los grandes interrogantes sobre la existencia humana quedan sin respuesta, dejan como única alternativa la evasión a través del señuelo de la drogadicción. Por otro lado, desprovista de toda luz a la hora de enfrentarse con el inevitable misterio del sufrimiento, solo encuentra la falsa salida de la muerte: divorcio, aborto, eugenesia, eutanasia, etc. Solzhenitsyn retrataba las causas de esta desgracia: “Los fallos de la conciencia humana, privada de su dimensión divina, han sido un factor determinante en todos los mayores crímenes de este siglo (XX), que se iniciaron con la Primera Guerra Mundial. Esa guerra se produjo cuando Europa,
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que por entonces gozaba de una salud excelente y nadaba en la abundancia, cayó en un arrebato de automutilación que no pudo más que minar su vitalidad o lo largo de, por lo menos, todo un siglo y quizá para siempre. Esa realidad sólo puede explicarse por un eclipse mental de los líderes de Europa, debido a la pérdida de su convicción de que, por encima de ellos, existía un Poder Supremo”.
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Quien no cree en Dios, cree en cualquier cosa No parece que los actuales líderes de Europa hayan aprendido la lección, antes al contrario se han precipitado por esta pendiente resbaladiza que ha conducido a Europa a perder el espíritu que la hizo noble, convirtiéndose en una sociedad temerosa y vulgar, incapaz de realizar grandes cosas. Una sociedad que se está descomponiendo y empieza a oler mal. Esta descomposición es consecuencia del abandono del espíritu que la hizo fuerte: la fe en Cristo. El pensamiento judeocristiano supuso, en su momento, la liberación del hombre pagano sometido al capricho de los dioses y de las fuerzas ocultas de la naturaleza.
UNA SOCIEDAD PREOCUPADA CASI EXCLUSIVAMENTE POR SU PROSPERIDAD ECONÓMICA ES UNA SOCIEDAD ENFERMA
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aldea planetaria Al mostrar que todo lo existente es fruto del amor de Dios y está encaminado a la plena realización del hombre, le otorga a este toda su dignidad y le sitúa en una realidad llena de sentido. El hombre, consciente de su realidad de criatura amada por Dios y llamada a la plena comunión con Él, sabe quién es, de dónde viene, a dónde va y qué ha de hacer. Pero lo que supone para el hombre cristiano el fundamento de su dignidad es para muchos de nuestros contemporáneos motivo de esclavitud puesto que consideran a Dios en oposición al hombre, de modo que Dios debe desaparecer para que el hombre sea. Se cae en el absurdo de negar la condición esencial de la creaturalidad humana y se pretende construir un mundo sin Dios. El hombre puede edificar una sociedad sin Dios, pero un mundo sin Dios es totalmente inviable y queda sometido al capricho de los dirigentes de turno. Lo hemos visto en las dictaduras totalitarias de ayer y de hoy —baste ver el esperpento del régimen norcoreano—, pero se da también en las mal llamadas democracias occidentales en las que no gobierna el pueblo sino las ideologías dominantes de sus dirigentes. Si las leyes no están basadas en el ser y la dignidad del hombre, sino que somos nosotros los que determinamos el comportamiento y las normas según las conveniencias del momento o las coerciones de los grupos de presión, las democracias occidentales se encuentran en una situación de clara debilidad moral que las atenaza e incapacita para tomar grandes decisiones, y afrontar con convicción los retos del presente. Ya no hay ideales ni espíritu de sacrificio, muy pocos están dispuestos a arriesgar y a perder parte de lo que llaman “Estado de bienestar”, aunque nuestro bienestar suponga el “malestar” de otros pueblos. Una sociedad preocupada casi exclusivamente por su prosperidad económica es una sociedad enferma que se encuentra en franca decadencia. Decíamos más arriba que a las generaciones presentes se les está arrebatando lo más noble, no solo por la falta de empleo que les deja aburridos, frustrados y sin alicientes, con el consi-
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COMAMOS Y BEBAMOS QUE MAÑANA MORIREMOS
guiente deterioro personal y moral, sino porque lo único que se les ofrece son productos rastreros, como la banalización de la sexualidad, el placer inmediato, el gusto por lo efímero y el horror a todo lo que huela a sufrimiento o don generoso y altruista de uno mismo, cortándoles, además, toda dimensión trascendente. Se entiende, entonces que si no hay vida eterna y la presente está llena de problemas y se presenta como una porquería, los jóvenes carezcan de ilusión, se les corten las alas para realizar grandes cosas —que es lo propio de la juventud— y se les convierta en una generación perdida. Existe un vínculo directo entre la fe y la voluntad de futuro. Al renegar de Dios, Europa se ha quedado sin recursos morales para mantener su civilización. Viviendo en el hastío del misterio de la vida, que no llega a comprender, se queda sin ánimos ni esperanza de crear un futuro mejor. Por eso no quiere tener hijos y elimina sádicamente a no pocos de los que tiene. Una civilización es tan grande como las ideas religiosas que la animan. Sin la fe en el Dios que la hizo grande, la civilización europea está condenada al fracaso. Si Europa quiere salir del desastre económico que tanto le atemoriza, necesita recuperar los valores que la hicieron grande en la Historia, como el respeto incondicional a la dignidad humana que solo puede estar asentada sobre el Dios que es, y nunca otorgada por el legislador de turno; la defensa de la familia y el matrimonio estable y monogámico, como estructura fundamental de la relación entre hombre y mujer y sostén de la estructura social; el respeto a lo que para el otro es sagrado, como la fe religiosa o sus convicciones personales, que no pueden ser vulneradas con el ataque injustificado y la ridiculización de las creencias.
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Europa necesita recobrar su alma antes que su dinero
Noche cerrada en el alma sin Dios La profanidad que se está extendiendo por Europa le es totalmente extraña. El anuncio del Evangelio expulsó a los demonios propios del paganismo y liberó al hombre europeo de sus miedos ancestrales. Ahora que Europa está abandonando la fe que le dio su grandeza, están retornando todos estos demonios que acabarán por sumir a Europa en una situación mucho peor. El declive de los valores morales es aterrador y nunca se habían alcanzado hasta nuestros días cotas tan bajas en el respeto por la dignidad humana. El asesinato de los niños no nacidos y de los enfermos terminales es solo una muestra del desprecio de la vida humana. Y es que si Dios desaparece, el hombre queda totalmente desprotegido sometido al arbitrio de otros hombres, estableciéndose el dominio del hombre
sobre el hombre. Estamos ante un gran reto devolver Europa a Europa a fin de que continúe siendo como hasta ahora, el motor de la Historia. Necesita recobrar su alma antes que su dinero y reencontrar la fe que neciamente ha estado dejando por el camino. Todos sus problemas, inclusive los económicos, tienen su raíz en este abandono, pues si uno no sirve a Dios, se somete al dinero, y el dinero no tiene alma y se impone brutalmente sobre el hombre. Detrás de todos los males que aquejan a nuestra sociedad está el dinero. La crisis económica no se soluciona solo con medidas económicas sino sanando el tejido moral de los economistas. Si Europa quiere salir de la crisis presente, ha de afrontarla en todos los frentes yendo a sus raíces profundas. Europa o es cristiana o no será.
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Dios, belleza y libertad El pasado verano, en el Palau de la Música de Valencia, se clausuraba la exposición multidisciplinar “Art is relation” del pintor español David López (Valencia, 1972). Actualmente prepara un proyecto más vanguardista para el Almudí de Valencia, titulado “Las Moradas”, con siete video-instalaciones donde reflexiona sobre la “sacramentalidad” del hogar como iglesia doméstica. Dos obras suyas formaron parte de
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CRIMSONFACE MuseoIVAM - Valencia (2005) la muestra de arte contemporáneo ARTE+FE, dentro de los actos oficiales de la JMJ. Está previsto que esta muestra vaya al Vaticano y al National Museum of Christian Art de Washington (EE. UU.). David López ha presentado sus obras en múltiples ocasiones en Valencia, Madrid, París, California y Nueva York, tanto en exposiciones individuales como en colectivas de galerías y museos. Ha sido asesor cultural del Instituto Cervantes de París, y fundamentalmente desde hace doce años es colaborador del pintor e iniciador del Camino Neocatecumenal, Kiko Argüello, en la realización de pinturas murales en numerosas iglesias de todo el mundo. Con estos trabajos, el artista reflexiona en torno a la concepción integral de la persona, sobre su relación entre cuerpo y alma, contemplación y transcendencia, entre su materia y su espíritu. Su obra no es —ni pretende ser— arte sacro. No obstante, quiere ser una reflexión sobre la posibilidad del arte contemporáneo de dialogar con la fe, como él mismo explica en la entrevista concedida a ZENIT. El Papa Benedicto habla de la "via pulchritudinis", de la "vía de la belleza" para llegar a Dios. Esta vía, ¿es posible en el arte contemporáneo, que parece rechazar el concepto tradicional de belleza?¿Es posible que el arte contemporáneo entre en diálogo con el pensamiento cristiano? ¿Cómo puede hacerlo? No solo es posible, sino que es necesario. La filosofía y la antropología que la acompaña se traducen en cultura. Nietzsche tiene una consecuencia cultural, que es el arte de Duchamp.
Cuando Nietzsche moría, estaba naciendo Duchamp como artista. Nietzsche dijo “Dios no existe”, y treinta años después, su “hijo” cultural diría: “la belleza ha muerto”. Cito a Duchamp
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nueva estética porque es el padre de todo el arte contemporáneo. No existe la belleza porque no existe Dios. Él hace un acto irónico, que es coger un urinario y ponerlo como obra suya en un museo. Irónico... incluso un acto violento. Cuando desaparece Dios desaparece la fe, desaparece el sentido del sufrimiento... Duchamp vivió entre dos guerras mundiales, en un periodo de escepticismo. Si no existe Dios, ¿cómo podemos hablar de belleza?, ¿dónde está? Desde entonces, el arte toma este camino. Y paradójicamente el hombre necesita la belleza. El Papa dijo en Barcelona que la necesidad fundamental del hombre es la belleza. Impresionante. Y esto esta ligado al misterio del mal en el mundo. Hoy la falsa ecología defiende la naturaleza como ultimo reducto de belleza, descartada del hombre y de la historia. Así se entiende que defendamos antes una especie vegetal o animal que la vida humana. De hecho, hoy entre los artistas hablar de la belleza es algo que no esta de moda. Pero es una cuestión que yo necesito volver a proponer. Se han escrito cientos de cosas sobre la belleza; de hecho, mi intención no es proponer algo nuevo, sino actualizar algo que siempre ha estado, porque ya no está. Como cristiano, en mi obra esta siempre esto, porque lo que uno vive es lo que refleja, haga un limón o una burra. En este sentido, mi reciente exposición de Valencia iba un poco más allá, pues cogí un motivo antropológicamente cristiano, para hablar de la existencia de Dios, de la existencia de la belleza, de la existencia del sentido. La gente se acerca a un paisaje, contempla un paisaje, y le gusta, siente un placer estético, un placer que está ligado al amor. Y ya está, no tiene porqué profundizar más. En lo que conforma esa experiencia estética hay una matemática, pero el espectador no necesita entenderla. Uno no necesita entender científicamente una naranja para disfrutar de ella, aunque haya una explicación científica: la combinación de azúcares con aminoácidos, etc. Cuando hay algo bello, hay una matemática, una relación entre materiales, texturas… y eso con-
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forma la belleza, la mayor parte de las personas la disfruta. Pero los artistas son capaces de acercarse intuitivamente a la relación que hay detrás de esa belleza: las materias se dan valor mutuamente porque están en relación. Los artistas lo traducimos en obras, materiales, texturas, colores... Por ejemplo, una curva necesita una recta, una mancha necesita una línea, un color plano necesita un color movido... Estas son las herramientas con las que se recrea la belleza, sea en pintura como en música, donde el sonido necesita del silencio, un agudo de un grave, etc. Esto forma parte de la experiencia existencial del hombre, y tiene que ver con la bendición: el hombre esta hecho para la bendición, y sufre porque no puede estar en bendición. Quien nunca haya experimentado el frío, no sabe lo
EL Secreto de las Mareas Galería NIchido - 2000/2001
nueva estética Este es otro aspecto que la posmodernidad ha quebrantado, al exaltar el individualismo. Muchos artistas, si se les pregunta por el significado de su obra, niegan que lo tenga, afirmando que pintan para sí mismos: se cierran al diálogo, “no quieren decir nada”. Hay un tercer nivel del arte, y es el de relación espiritual. El arte siempre ha sido espiritual, ha expresado relación con lo divino, lo que no hay que confundir con el arte propiamente sacro. Desde Altamira hasta el siglo XX, el arte siempre ha expresado lo espiritual; es precisamente en el siglo XX cuando aparece, por primera vez en la historia, una sociedad “atea”. Siempre ha habido personas no creyentes, pero este nunca había sido un planteamiento de la propia sociedad. El arte, como dijo Juan Pablo II a los artistas, es “nostalgia de Dios”. Por eso, para un humanista ateo de hoy, el concepto “belleza” no tiene sentido... y tienen razón, porque en este siglo, la belleza se ha banalizado, se ha convertido en un artículo económico. La belleza se ha utilizado para sublimar la realidad, no para trascenderla. Sublimar supone cambiar la realidad; en cambio, trascender la realidad es saber ver a través de ella. ¿El problema sería entonces llegar a un concepto universalmente aceptado de belleza?
que es el calor. Si nunca hubiéramos pasado frío, nunca podríamos bendecir por tener una chimenea; si nunca hemos pasado hambre, no podríamos bendecir por comer un buen cordero… Todo está en relación, y contribuye a darse valor mutuamente. Los artistas traducimos esta relación que hay en la materia en formas y colores; eso es un cuadro. Y ese cuadro tiene que ser bello en su relación de materias, sea una Virgen, un burro, o no sea nada. Este es el primer nivel del arte. En mi caso, además, me interesa darle un contenido, y este sería un segundo nivel. Esas formas que tienen que “funcionar” entre sí y ser bellas, también tienen que tener un contenido. Porque el arte no es solo relación entre materias, sino que es relación entre personas, es comunicación.
Ese es el punto, en efecto. En un libro reciente, Umberto Eco escribe: “Dios ha muerto, la belleza ha dejado de existir, la historia ha terminado”. Al desaparecer Dios desaparece un concepto universal de la belleza, que es uno de sus atributos. Con el relativismo y el subjetivismo, ya no hay cabida para lo universal. En mi exposición puse una cita del cineasta ruso Tarkowsky, uno de los grandes de esta época, que dice: “Una imagen es una impresión de la verdad, a la que dirigir la mirada de nuestros ciegos ojos”. Hubo alguno que al leerla se molestó: ¿La verdad? ¿Qué es la verdad? ¿Qué se cree este?... Hay otra cuestión: yo en mi obra intento poner en relación lo universal con lo particular, porque en lo particular, en lo cotidiano, están los universales más importantes, como la expresión del amor.
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¿Puede que un artista no crea que existe la belleza porque no tiene experiencia personal de ella? Es decir, ¿es posible que un siglo XX tan violento y duro como hemos vivido haya influido en el arte? ¡Cuidado! Esto no es del todo así. El artista tiene una intuición de la belleza, aunque no haya oído nunca hablar de Dios o no crea en él. Esto es genial porque Dios respeta la libertad del hombre. Él, que nos crea la belleza de la naturaleza, nos deja libres para que viendo dicha belleza digamos “Dios no existe”. Pero indudablemente el arte contemporáneo es fruto del siglo XX, y expresa la antropología que este ha producido. Es el caso de Duchamp y del mundo de entreguerras y posguerra en el que vivió. Después de él, vienen dos artistas, que junto con Duchamp forman la “trinidad” del arte contemporáneo: Joseph Beuys y Andy Warhol. Ambos expresan esta antropología: para Andy Warhol, el arte es dinero, sin tapujos; para Beuys, el arte es melancolía, soledad del artista consigo mismo. Respecto a su pregunta, tengo un amigo pintor, Juan Olivares, que para mí es buenísimo. Es un pintor que tiene experiencia de belleza, porque sus cuadros son de una verdadera belleza. Su obra es abstracta, pero utiliza una combinación de materiales que expresa una intuición de algo que hay en la naturaleza. Si hablas con él, puede que no sepa expresarlo, pero lo ha entendido, porque si no, no podría pintar así. Entonces, un artista necesita tener una “revelación” personal sobre lo que es bello, aunque no sepa conectarlo con una belleza universal, pero que es su “manera particular” de buscarla... Eso es, en efecto. De hecho, una de las series de mi última exposición en Valencia se llama “arte es revelación”. Reconocer que el arte es una revelación supone un acto de humildad: no es
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una “genialidad” de uno, sino que es algo que se nos ha revelado, que se nos ha confiado. Otro caballo de batalla es la dicotomía entre originalidad y tradición. Hoy hay una idolatría de la originalidad, de una originalidad mal entendida. La originalidad viene de nuestro mismo ser persona, única e irrepetible. La originalidad aparece cuando uno se sincera, se muestra a sí mismo. Esta pérdida del sentido universal de belleza, ¿puede haber afectado también al arte sacro? La fe es verdaderamente acogida cuando se transforma en cultura, han dicho los dos últimos Papas. Esto es profundísimo: si tu evangelizas a una persona, ¿cómo sabes si esa evangelización ha “tomado cuerpo” en ella? Solo es visible si se ha transformado en cultura, en forma de vivir. Según se cree, así se vive. En algunos lugares de la Iglesia hay hoy un eclecticismo en el arte, una huida de la tradición. Cabría preguntarse si esto no refleja una crisis de fe mucho más profunda. Hay que señalar otro aspecto: el Occidente cristiano ahora está viviendo un proceso de acercamiento al Oriente, y esto va a ir a más, a mucho más. El día que estemos más próximos, empezaremos a “beber” muchas cosas de Oriente que nos van a ayudar muchísimo. Por ejemplo, la importancia que ellos dan a la belleza. Una curiosidad respecto a su obra, que llama mucho la atención: ¿por qué utiliza tanto el blanco? Blancos puros, rotos, opacos o transparentes, de diferentes texturas... ¿Por qué los negros no son consistentes ni definidos? No lo sé, nunca lo he articulado de forma lógica...; es una pregunta difícil de contestar. En realidad, el blanco es un color que se utiliza mucho en el arte conceptual, porque es un color neutro, que permite centrar la atención en lo que se quiere expresar. En el caso de mi obra, de alguna manera el blanco está ligado a las cosas verdaderas.
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WHITE CHRIST8 Palau de la Música - Valencia 2011 Al concluir la exposición de Valencia, se hizo una especie de “Atrio de los Gentiles” artístico. Explíquelo un poco. La preocupación del Papa por crear un “Atrio de los Gentiles” es una intuición que algunos artistas habíamos compartido. En realidad, es algo que hacía ya san Felipe Neri para la gente que no entraba en la Iglesia a escuchar una predicación, por dificultad, prejuicios o lo que sea. ¿Cómo entrar en diálogo con ellos? Neri se dio cuenta de que la cultura era un vehículo importante para el diálogo, porque hay verdades comunes que nos son comunes a muchos —la verdad, la bondad, la belleza— y hay que ayudar al hombre. Entonces, organizaba tardes de conciertos que eran seguidos de tertulias. En ellas colaboraba uno de los grandes músicos de la época, Palestrina. En la JMJ, entre los artistas que participamos en la exposición de arte contemporáneo ARTE+FE en la Fundación Pons de Madrid, hubo católicos, protestantes y ortodoxos, pero indudablemente fue un punto de encuentro con la modernidad. Mi primera aportación a dicha exposición fue una obra de la serie “Nowa Huta”: fue un gran Cristo. El lenguaje es contemporáneo. Una persona no creyente que entre a verla reconocerá el lenguaje, aunque pueda no conocer el contenido. Pero también hay personas entre los cristianos que nunca irían a una exposición de arte contemporáneo, porque no entienden este lenguaje, pero sí reconocen el contenido. El lenguaje del arte contemporáneo es muy interesante y tiene muchas posibilidades. Mi obra quiere, en este sentido, ser un puente. ¿Por qué “Nowa Huta”? Es famoso el proyecto comunista en Polonia de hacer una ciudad sin Dios, la ciudad moderna del futuro. A los pocos meses de vivir allí, los habitantes empiezan a levantar una cruz en el sitio donde se reúnen a rezar.
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nueva estética Por la noche rezaban, por el día las autoridades les derribaban la cruz. Así estuvieron años, poniendo la cruz que al día siguiendo les derribaban. Según el cardenal Cordes, nació allí el concepto de “nueva evangelización” del papa Juan Pablo II. ¡No lo sabía! Hace dos años estuve allí, en “Nowa Huta”. Quería ir a verlo. Es muy impresionante. Mi segunda aportación a dicha exposición fue un video-instalación (Bath 2011), trabajo preliminar de mi próximo proyecto, “Las Moradas”.
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¿Cuál es el significado de esa exposición que estás preparando actualmente? Es un tema que viene de largo, y que ahora, con la colaboración de la Fundación Mainel y el Ayuntamiento de Valencia, estoy acabando de definir. Es un proyecto más vanguardista que mi anterior exposición en el Palau; con siete video-instalaciones, es una reflexión — “Las Moradas”— sobre la sacramentalidad de la vida familiar, también llamada iglesia doméstica. En el día a día familiar, encuentro
nueva estética muchos ecos sacramentales, por ejemplo; el bañar un bebé (bautismal), el partir-repartir el pan (eucarístico), los momentos de oración (sacerdotales), etc. Son proyecciones de video sobre el mismo objeto de la representación; es decir, el baño del bebé proyectado sobre la propia bañera... Junto a la música de carácter transcendente y la modificación de la velocidad de reproducción son piezas de mucha fuerza visual, que creo llegan a producir una emoción estética. ¿Qué sentido tiene la luz en esta obra? Sin la Luz, no hay imagen, no hay historia. Considero que el video tiene muchas posibilidades espirituales, y lo espiritual es siempre dinámico. Es un trabajo muy influenciado por el espíritu del barroco, su teatralidad en la representación de una luz en medio de gran tinieblas, la escala natural como Velázquez, Caravaggio... ayudan a la veracidad del acontecimiento, a su realización. En un sacramento, por la fe se actualiza lo que representa. Además, la pintura decorativa o tranpantojo del barroco tiene algo muy interesante que yo pongo en relación a las proyecciones. Hay una representación ficticia, que solo funciona visualmente desde un cierto punto, como en San Ignacio en Roma: hay allí un punto marcado en el suelo de donde toda la arquitectura funciona; fuera de él se pierde el sentido. Con ello, frente a Lutero, es decir, al subjetivismo, la Iglesia afirmaba que no se puede interpretar la Historia desde cualquier punto. Con las proyecciones de luz sobre objetos, como es mi caso, ocurre algo parecido. La emoción estética ¿puede llevar a la fe, o al menos ayudar en su camino? Si una emoción estética remite al Amor y San Pablo define la fe como la certeza del Amor de Dios, podríamos decir que sí. Pero una afirmación categórica sería peligrosa, pues pondría en evidencia a Dios y el fundamento de su Amor al hombre: la libertad.
BATH Art and Faith, JMJ 2011 - Madrid Dios podía haber optado por manifestarse de otra forma, pero ya dirá Jesús a Felipe: "Quien me ve a mi, ve al Padre”. Y esto hoy pasa por un acto de fe. Me impresiona que Dios cuando crea un paisaje bellísimo, que nos produce una emoción estética, que nos remite al Amor, que nos da placer, nos lo da libremente, de modo que el que esta al lado disfrutándolo con nosotros pueda seguir pensando que Dios no existe. Si esto pasa con la obra de Dios, imagínate con una obra de arte. Es algo muy profundo, podrá uno maldecir, no entender nada de su historia, pero que no le quiten la belleza de esa naturaleza. En el fondo intuyen algo verdadero. Y esto tiene que ver en cómo se vive hoy la ecología. Con todo esto quiero decir la emoción estética posibilita, pero no obliga. Está más directamente ligada a la esperanza. Te da esperanza. ¡Eso es fantástico!
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El Real Monasterio de Santa María de El Paular
V i ct o r ia Se r r an o B la n e s
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“La perfecta síntesis entre fe y cultura” Nos encontramos ante una de las cartujas más notables de Europa durante varios siglos, hoy día monasterio benedictino, y visita turística obligada por la belleza artística de su conjunto y del entorno natural donde se encuentra. En pleno Valle del Lozoya, a un tiro de piedra de la localidad madrileña de Rascafría, el Real Monasterio de Santa María de El Paular aparece impávido entre las altas montañas que lo rodean. La misma palabra paular procede de “povolar”, que significa abundancia de álamos blancos. Como señalan los historiadores, tres son los hitos en los que se agrupa la trayectoria de este monasterio mandado construir por Juan I de Castilla: El Paular-Cartuja (13901835), El Paular desamortizado (18351954) y El Paular recuperado para la vida monástica (1954-hasta la actualidad). El 29 de agosto de 1389, coincidiendo con la festividad de la degollación de San Juan Bautista, patrón del monasterio, comienza la construcción de lo que será la primera cartuja de Castilla y la sexta de toda España. Desde un primer momento el Real Monasterio de Santa María de El Paular gozó de un destacado esplendor económico y cultural, ayudado por una intensa actividad agrícola, ganadera, industrial y comercial. “Todo el Valle de Lozoya —señala el Padre Miguel, el prior— vivía del monasterio. Tenía una cabaña real de
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86.000 ovejas merinas, cañada real propia, derecho a caza y pesca, más de 500 colonos trabajando a su servicio... Además, en la ciudad de Madrid, donde hoy día se encuentra el Círculo de Bellas Artes y la Real Academia de San Fernando, en la calle Alcalá, disponían los cartujos de una hospedería para cuando debían desplazarse a la capital para tratar algún asunto en la Corte real. Todavía se conserva en la fachada la imagen de San Bruno, del escultor Manuel Pereira. Cuentan las crónicas que Felipe IV cada vez que pasaba por ahí mandaba detener el carruaje para contemplar la belleza de esta escultura”. Sin embargo, la tristemente célebre Ley de Desamortización de Mendizábal termina en 1835 con esta prosperidad de más de cuatro siglos, obligando a ser cedido al Estado. Tanto la pinacoteca como la biblioteca son expropiadas y dispersadas por diferentes lugares del territorio español. Transcurrido más de un siglo, en 1954 se decide rescatar al monasterio del olvido y devolverle su identidad. Ante la imposibilidad de la Orden de los Cartujos de retomarlo, se le entrega en usufructo a la Orden Benedictina por un período de treinta años; de ahí que el monasterio siga perteneciendo al Ministerio de Cultura. En 1984 se renovó por otros tantos y en el año 2014, fecha en que se concluirá por segunda vez este convenio, se espera hacerlo de nuevo.
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“HE EncontRado La PERLa quE andaba buScando. doy gRaciaS a dioS PoRquE ME dEja viviR fELiz En Su caSa” (P. joaquín cRuz)
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sed santos “no te hablé a escondidas” El Paular es un priorato; nunca ha sido abadía ni en sus momentos de máximo esplendor. De las 21 congregaciones que forman actualmente la Orden Benedictina, solo dos se encuentran insertadas en España: la congregación francesa de Solesmes o Congregación Solesmense, a la que pertenece, por ejemplo, la abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, y la congregación italiana de Subiaco o Congregación Sublacense, del monasterio que nos ocupa. Se trata esta última de la congregación benedictina más numerosa. La Provincia Hispánica está formada, en nuestro país por las abadías de “Nuestra Señora de Montserrat” (Barcelona), “San Julián de Samos” (Lugo), “Nuestra Señora de Valvanera” (Logroño), “Santa Teresa de Lazkao” (Guipúzcoa), y por los prioratos de “Nuestra Señora de Estíbaliz” (Álava) y “Santa María de El Paular” (Madrid); y fuera de nuestras fronteras por los monasterios de Medellín y Guatapé, en Colombia, y dos más en Brasil.
“mirad al que traspasaron” Todos ellos siguen la vida monástica, fieles al modelo transmitido por San Benito, del que son herederos y continuadores: vida litúrgica, trabajo manual e intelectual, recepción de huéspedes, acompañamiento a los visitantes y atención pastoral a la vida sacramental que se desarrolla en la Iglesia del Monasterio. Sus fuentes de ingreso provienen de las visitas guiadas, la tienda de recuerdos, la hospedería y las bodas, aunque últimamente ha descendido el número de estas. “De todos modos siempre experimentamos que Dios es providente”, añade confiado el prior. Desde maitines hasta completas rezan todo el oficio divino en comunidad, y aprovechan la tarde para la meditación personal en la celda. A continuación de vísperas se celebra la eucaristía, el centro de la vida contemplativa. El rezo de Laudes y Vísperas está abierto a cuantos deseen unirse a estas oraciones comunitarias.
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La comunidad actual está formada por dos sacerdotes: el P. Miguel, que es el prior, y el P. Joaquín Cruz; cinco hermanos: el Hermano Agustín, el Hermano Joaquín Tena, el hermano Eulogio, el Hermano Martín y otro hermano más, ya profeso, que se encuentra en casa discerniendo sobre su vocación; un novicio y un postulante. “Si existe vocación o no se intuye desde el primer momento —señala el P. Miguel—. Hasta por teléfono lo podemos percibir, ya que por sus preguntas sabemos a qué dan prioridad. A veces notamos que no existe una vocación, pero por caridad se le abre la puerta y el mismo aspirante descubre que no la tiene. Cuando la llamada es seria, no hay nada que la apague; el joven hace una experiencia y se va a casa, pero acaba volviendo. No hay duda de que son tiempos difíciles para las vocaciones. ¡Hasta en los profesos cala el ambiente de secularización! Pero siempre hay esperanza; en la misa conventual de los domingos nos llena de alegría ver tanta gente joven”.
Cuando la nueva comunidad benedictina se instaló, se procedió a la restauración del monasterio, dado que se encontraba en un estado bastante lamentable. Todavía se conservan algunas celdas originales que pueden ser visitadas. Grandes y diáfanas, contaban con una planta baja, dos pisos donde el cartujo residía según la estación del año, y un pequeño jardín. Llama la atención la puerta de acceso tan estrecha y pequeña, fiel reflejo de la que conduce a la santificación. A su lado se encuentra el torno por el que le pasaban la comida al monje. De una de estas celdas se habilitaron nueve para los inquilinos benedictinos. Al haber sido cartuja, todavía mantiene muchos de sus elementos característicos, tanto arquitectónicos como ornamentales, como por ejemplo las numerosas figuras de San Bruno, el fundador de la Orden, o varios escudos con siete estrellas, que simbolizan al santo y los seis primeros compañeros que junto con él se retiraron a Chartreuse (cerca de Grenoble) donde fundaron la primera Cartuja en el año 1084.
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el monasterio sigue perteneciendo al Ministerio de cultura, que lo ha cedido en usufructo a la orden benedictina
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sed santos “el Señor está conmigo: no temo” Paseando por su bello claustro, obra del arquitecto de la reina Isabel la Católica, Juan Guas, en el que cada galería es diferente, podemos admirar la colección de 54 cuadros de gran formato (dos se han deteriorado) que el padre prior Juan de Baeza encargara en 1626 a Vicente Carducho (Florencia 1576-Madrid 1638), pintor de cámara de Felipe IV. En ellos el pintor barroco plasma algunos hechos relevantes de la historia de la Orden y también escenas de la vida de San Bruno, desde su conversión hasta su muerte. Los cuadros estuvieron expuestos desde 1632 hasta la desamortización de Mendizábal en 1835, cuando el Estado los expolia y traslada al Museo de la Trinidad en Madrid, el actual edificio que alberga hoy el Ministerio de Agricultura, cerca de Atocha. Cuando este museo cerró sus puertas, El Prado se hizo cargo de su pinacoteca, que albergaba más de tres mil lienzos. Los 56 que formaban parte de la colección de Carducho se diseminaron por todo el territorio español. En la guerra civil la mayoría de ellos se encontraban
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almacenados en Tortosa (Tarragona). Tras ser restaurados, desde julio de 2011 han sido devueltos a su lugar original. “Providencialmente, en el lugar donde se han colocado los cuadros solo hay sitio para 54. De estar la colección completa no hubieran cabido. Hace poco nos visitó el párroco de la iglesia de San Sebastián en Madrid, y nos enseñó el certificado de matrimonio del pintor, que todavía se conserva”, relata el P. Miguel. “Estar rodeado de tanto arte e historia siempre es un estímulo para la fe, aunque a la cima de elevación de estas escenas no seamos capaces de llegar. Haber sido precedidos por tantas almas que buscaban al Señor también ayuda” .
sed santos el rezo de Laudes y vísperas están abiertos a cuantos deseen unirse
El Padre Miguel Muñoz es el prior desde el año 2003. Nacido en Enguera (Valencia) hace 65 años, confiesa que desde bien pequeño ya sentía el deseo de ser cura. “De joven pertenecí al movimiento juvenil Junior y me involucré en la parroquia. Como el coadjutor estaba vinculado al movimiento de Taizé, comentábamos las cartas del Hermano Roger, que iban calando en mi espíritu. Incluso llegamos a hacer un viaje hasta Taizé, experiencia de la que guardo muy buenos recuerdos. Ahí comencé a plantearme seriamente la vocación. Poco después tuvo lugar un hecho inesperado que cambió mis circunstancias familiares: mi madre murió de repente y a los 41 días fallecía también mi hermana. Esto me dio el empuje definitivo para probar la vida monástica. Hice una experiencia de tan solo cuatro días en el monasterio jerónimo de Yuste y me cautivó. Aunque volví a mi trabajo y a mi vida normal, en mi cabeza y mi corazón continuaba rondándome la idea. Me puse más aún al servicio en la parroquia, pero me faltaba algo. Repetí la experiencia en
Yuste y definitivamente decidí optar por la vida monástica. En el año 1983 ingresé como novicio, éramos diez jóvenes en total. ¡Estaba feliz! Pero por cosas que Dios permite, un día, por un malentendido con el prior me marché a casa. Al poco, uno de los novicios, que era sacerdote, se puso en contacto conmigo y me invitó a conocer El Paular; y desde que entré por primera vez, supe que era mi sitio. En 1985 hicimos los dos nuestra profesión temporal. Dios es el que lleva la vocación. Se ha valido de todo para traerme aquí, que es donde quiere que esté; de la muerte de mi madre y mi hermana, pues por dependencia afectiva me hubiese costado más seguir la llamada; ¡y hasta de mi orgullo! El Padre Joaquín Cruz, natural de Madrid, es el ecónomo y enfermero de la comunidad. Tiene 59 años y se autodenomina de vocación tardía, ya que se decidió por la vida monástica a los 46 años de edad. “En otras épocas no me hubiesen
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sed santos dejado entrar tan mayor. Siempre he tenido una vida de fe, a excepción de los años de la adolescencia que viví un poco más separado. A los 38 años comencé a implicarme en la parroquia. Siento una inclinación especial por los ancianos, con lo que además hacía un voluntariado en un Centro de Día. Trabajaba como representante de ropa, pero cada vez dedicaba más horas a los ancianos. Comencé a pensar en la vocación. Mi ideal era la vida consagrada activa, como los Hermanos de San Juan de Dios o los Camilos, pero sentía que necesitaba más vida de oración. Como frecuentaba El Paular, el Padre Eulogio, el anterior prior ya fallecido, me dijo: “Lo tienes muy fácil. ¿Quieres viejos?, aquí tienes; ¿quieres recogimiento y oración?, aquí tienes; ¿quieres vida comunitaria?, aquí tienes. Haz una experiencia de un mes”. Así lo hice. Han pasado ya doce años desde que ingresé y hasta me he ordenado sacerdote, que nunca me lo hubiera imaginado. He encontrado la perla que andaba buscando. Doy gracias a Dios porque me deja vivir feliz en su casa”.
“Paz a vosotros” El Hermano Agustín es el mayor de los monjes, con 52 años transcurridos desde que profesó sus votos. Nacido en Vitigudino (Salamanca) hace 87 años, y aunque padece Alzheimer, alegra los recreos de la comunidad con su jovialidad y su sentido del humor. Repite las cosas con asiduidad, pero los hermanos le demuestran en todo momento su cariño y ternura. “Los ancianos en los monasterios son muy venerados porque son un pozo de sabiduría”, comenta el P. Miguel. “Yo nací en Vitigudino, buen pueblo de pesca si tuviera río”, son sus primeras palabras de presentación. “Me llamo Agustín, pero no me parezco nada al santo. Aquí estoy contento y feliz, y no lo cambio por nada. A mí me dicen: elige lo que quieras, ¡mira, hay duros! No los quiero”, comenta con firmeza. Apuntan los monjes que una de sus hermanas es priora benedictina. Su madre se llamaba Mónica y él siente mucha admiración por San Agustín; tanta que, cuando al entrar en la Orden le propusieron cambiar el nombre, se negó rotundamente. “Llevo el nombre de
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Agustín con mucho gusto, fue un gran santo. Estoy contentísimo aquí. No tengo miedo a la muerte; confío en la misericordia de Dios y voy feliz a su encuentro”. Antonio, el postulante, tiene 37 años y es de Madrid, donde trabaja como vigilante del Metro. Son muchas las ocasiones en las que ha hecho la maleta y se ha presentado en el monasterio para compartir unos días con los monjes. Con ellos comparte la vida de comunidad, el rezo, el trabajo, el recreo, a excepción del capítulo. “Voy a estar aquí durante mis vacaciones. La vida contemplativa me llama mucho la atención; me gusta ser un poco eremita y otro poco cenobita. Aquí encuentro tranquilidad, una felicidad sencilla y mucha libertad. No me dan miedo los votos, porque sé que Dios basta. Estoy en sus manos y en las del prior, que tiene que discernir sobre mi vocación”. Benvindo es de Cabo Verde, tiene 40 años y es el único novicio. Se encarga de la lavandería y de preparar el refectorio. “Nací en una familia católica de siete hijos, donde se nos educó en la fe cristiana. Desde joven comencé a ayudar en la parroquia con el coro, las catequesis… y poco a poco me fui enamorando de Dios. Él ha ido concretando mi vocación. A través de una monja amiga vine aquí hace ya tres años y, si Dios quiere, el día de la Ascensión, el 20 de mayo próximo, profesaré los votos temporales. A veces surgen dudas, pero sirven para reflexionar y para seguir fundamentando mi vida sobre Dios, que es la roca. La humildad es fundamental para obedecer y la disponibilidad también, porque lo contrario es rebeldía. La austeridad ayuda. El demonio me ataca con el juicio, pero sé que si no veo a Cristo en el rostro del hermano es imposible amarlo. Le pregunto al Señor, como Samuel, ¿qué quieres de mí? La respuesta la encuentro en la alegría en la vida que me da” . El Hermano Joaquín Tena, de 36 años, ha nacido en Egea de los Caballeros (Zaragoza). “Nunca imaginé que acabaría en un monasterio, pero hace nueve años que hice los votos perpetuos y estoy feliz”.
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“Le pregunto al Señor, ¿qué quieres de mí? La respuesta la encuentro en la alegría en la vida que me da” (benvindo, novicio)
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sed santos El Hermano Eulogio, nacido en Posadas (Córdoba) es el más veterano de todos, con más de 53 años de vida monástica. Tanto él como el Hermano Martín, natural de Alfaro (La Rioja) no pudieron ofrecer su testimonio por encontrarse ausentes. Pablo tiene 35 años y es de Madrid. Si hace unos meses le llegan a decir que acabaría conviviendo con una comunidad de monjes de clausura, se le escaparía una carcajada. Pero como los caminos del Señor son inescrutables, allí está él rezando la Hora Sexta y comiendo todos los días con los benedictinos. Se trata del vigilante de seguridad que el Ministerio de Cultura ha provisto para la protección de la colección de Carducho. “Reconozco que mi trabajo es excepcional. Proteger unos cuadros dentro de un monasterio de clausura y convivir con los monjes no es muy normal. Yo no soy practicante, pero me gusta estar con ellos en el rezo de la Hora Sexta y comer juntos. Me han acogido muy bien. Hay mucho cachondeo por este tema con mis amigos, pero poco a poco lo van viendo con naturalidad. Si tuviese que salir de aquí y volver a Madrid, perdería bastante”. “Reza con devoción”, apunta el prior para sonrojo de Pablo.
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sed santos “Estar rodeado de tanto arte e historia siempre es un estímulo para la fe” (P. Miguel, prior)
Han transcurrido más de seis siglos desde los inicios de su construcción. Cientos de años donde monjes y naturaleza realizan una perfecta simbiosis de alabanza y gloria a Dios. “Teníamos dos sauces llorones grandes y frondosos, protegidos por la Comunidad de Madrid. Uno de ellos había sido plantado por el Hermano Javier cuando llegó al monasterio, y llegó a ser un ejemplar impresionante. Pasaron los años, murió el Hermano Javier y al poco murió el árbol”. Son momentos de incertidumbre; sin embargo, la confianza en Dios les hace afrontar el futuro con esperanza. “El Señor hará lo que convenga. No debemos angustiarnos”, señala convencido el P. Miguel.
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Historia de una espiga “Como este fragmento estaba disperso sobre los montes y reunido se hizo uno, así será reunida la Iglesia” (Didajé o Doctrina de los Doce Apóstoles IX, 4). Jesús Esteban Barranco
Fue en una tarde de julio, limpia de nubes y apretada de sosiego… ...La historia es una disciplina suave que apasiona al estudioso amante de todo lo pasado para gloria de lo presente. Entre la pléyade señera de caballeros y héroes, cuyas virtudes, sobresaliendo del imponente historial universal, amaestran a todas las generaciones, nunca hemos oído la historia de una espiga. Porque la historia es eso: enseñanza. Así lo significa esa frase tan propia de todos los que próximos a cumplir la centuria conocieron un pretérito en nada igual —externamente— al momento actual: "La historia se repite”. El pan nuestro de cada día nos hace ya consabido su proceso de elaboración. El pan... ¿Hay algo más simbólico y más real? ¿Algo que sea tan compendioso, tan necesario y tan vulgar? Su historia se repite todos los días. Una vez oí una comparación. ¿Habéis visto al ayudar a Misa cómo el Sacerdote, después de administrar el vino con
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mosaico el agua en el momento del Ofertorio, limpia con el purificador las gotitas que hubieren podido quedar en los bordes interiores del cáliz? Si esas gotas pudieran hablar, su lamento sería desgarrador. Han estado en un tris de ser Cuerpo y Sangre de Cristo; y, de pronto, al ser absorbidas por el cendal, se han visto reducidas a la nada. "!Oh; dolor!". Su grito es —sería— la lucha por la existencia. El “ser o no ser”, que nos dijo Shakespeare. Fue una esperanza cortada de raíz. Fue una ilusión, un anhelo que no tuvo eco en la realidad. El pensamiento me voló al pan, esa masa sustancialmente de harina y agua. ¿Por qué el oro de la parva tendida en la era, el oro de las mieses sin trillar no adquieren su más alto quilate al hacerse Dios? Y, sin embargo, en ese campo de espigas enhiestas y reverentes ante el sol no todas correrán la misma suerte. Todas se harán pan. Pero ¡qué diferencia entre pan y Pan! Si las espigas que serán pan pudieran hablar, gritarían como aquellas gotas de vino —¡”Oh dolor!”—, desfallecidas de envidia al ver a las espigas que van a convertirse en Pan. Es el “ser o no ser”.
*** Pero yo conocí a una espiga rubia como las trenzas de una colegiala; alzada sobre su tallo como una azucena; postrada en adoración, inclinada su cabeza, como un ángel… ¡Era toda una espiga! Su historia es tan vulgar como la historia de una espiga. Entre tantas y todas sometidas a los mismos avatares no tiene nada de particular. De origen humilde como todas, la tierra fue su madre, su vida no tiene más nombradía que la de haber dejado de ser espiga y harina. Su vida fue muerte y su muerte fue Vida.
* Esta “historia” fue escrita cuando tenía 21 años (hace ya más de 50 años). Ganó el primer premio en un concurso literario-religioso bajo plica. He suprimido algunos párrafos en razón de la brevedad.
El campo era un mar de trigo tierno que se doraba de día en día bajo la canícula implacable. Las amapolas habían pintado de rojo sus mejillas, avergonzadas por la verde presunción de los trigales… Pronto todas las espigas comenzaron a doblar sus pujantes cabelleras hacia el suelo, porque todo lo que nace de la tierra a la tierra tiende. ¿Todo? No, todo no. Mi espiga nació en la tierra, murió en el altar y vive en el Cielo. Fue una tarde de julio, limpia de nubes y apretada de sosiego… Todas cayeron al filo de la curva hoz. Todas le entregaron sus cabezas pesadas de canas doradas. Diríase que el segador es otro Robespierre y que “la historia se repite” —esta vez— en los trigales. Las gavillas en haces, los haces en morenas, la morena en parva, la parva a la trilla, se aventa y se amontona el trigo limpio… De allí al molino.
¿ quién se atreviera a pensar que, así como un poco de pan es el alimento del cuerpo, otro poco de Pan sería el sustento del alma ? 99
mosaico Y aquí comienza la Verdadera Historia de mi espiga que ya no fue más espiga. Porque entre todo el polvo blanco de la molienda, aquella porción, aquella harina de mi espiga fue la envidia de las demás. Crecida entre la multitud, elegida por el destino de la Providencia, cuidada por manos selectas, se encontró un día entre inciensos y flores y palabras de vida eterna. Mi espiga ya no era espiga. Era Dios. Todos la adoraban. Todos la miraban. Más allá en la era, en el molino, en el hogar... las demás cumplían su misión ignorantes del desti-
¡ Granitos de trigo ! Sois lo más excelente que encontró Jesucristo en la tierra para encarnarse por segunda vez no de su hermana. Porque si lo conocieran, llorarían amargamente la brevedad de sus días, su existencia sin nombre, y, sobre todo, pensar que por una separación más afortunada hubieran adquirido los atributos de la Divinidad y sido Dios y Hombre bajo las apariencias de harina. ¡Granitos de trigo que fuisteis la espiga y hoy sois la harina que escondéis a Dios!, sé que, extáticos, perdida la noción de vuestro ser, atónitos en la contemplación de Dios —los primeros adoradores de vosotros mismos, si vosotros mismos fuerais—, sois lo más excelente que encontró Jesucristo en la tierra para encarnarse por segunda vez. ¿Quién se atreviera a pensar que, así como un poco de pan es el alimento del cuerpo, otro poco de Pan sería el sustento del alma? Misterio. Misterio glorioso, misterio consolador, misterio sencillo..., misterio de fe, de esperanza y misterio de amor. La Hostia de harina reside en el Tabernáculo y recibe el tributo de pleitesía de los que adoran al Padre en espíritu y en verdad. ¡Pan divino!
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La Hostia de harina preside los caminos polvorientos de nuestros pueblos ciudades, y los tortuosos y triviales de nuestro andar cotidiano. ¡Pan gracioso! La Hostia de harina es el manjar ambrosíaco de las almas puras que cultivan su lirio a la sombra del sagrario que les da luz, calor y color, aire y fragancia, que les da vida y lozanía. ¡Pan vivo! La Hostia de harina acompaña al moribundo en su enigmático viaje de ultratumba y le es refrigerio, descanso y luz. ¡Hostia santa de paz y de vida, Pan donoso! La Hostia de harina alumbra los pasos inciertos del peregrino mortal y embalsama sus heridas... ¡Pan celeste! ¡Oh, Pan!, ¡oh, Pan!, !Hostia de harina! Algo grande hay en Ti que me invita a cantar y llorar, a amar y reír, a pedir y a entregar. Algo tendrá la espiga cuando merece una segunda Maternidad Divina. Después de la Virgen, la espiga. En la espiga la carne del Hijo y, en el Hijo, la de la Madre. ¡Harina Inmaculada de Cristo y María! ¡Blanca harina de eternos fulgores! Sol meridiano y atrayente; Eje del mundo, Germen de Vida, Luz de la Gloria, Caridad hecha cosa, Pasto y Pastor, Sinfonía divina... Y ¿tú eres la espiga? Tú eres más que el mundo, tú eres más que el ángel, más que el alma... Tú eres Dios.
*** …Érase que se era una espiga rubia como las trenzas de una colegiala; alzada sobre su tallo como una azucena; postrada en adoración, inclinada su cabeza, como un ángel, que en una tarde de julio, limpia de nubes, apretada de sosiego, rindió su blonda cabeza de canas doradas al filo de la hoz. Segada, trillada, molida... y, por fin, consagrada. Érase que se era una espiga rubia... en que Dios se encarnó. Érase que se era una espiga... Fue una espiga que, escogida al azar entre miríadas de la mies rizada, por un misterio asombroso, colmo de poder y amor, se hizo Carne y Sangre de Dios.
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Su historia no la he visto escrita. Porque dicen que una espiga no tiene trascendencia, cuando precisamente nuestra vida está llena de actos intranscendentes. Por eso la espiga no tiene importancia. Es necesario descorrer los cortinones de lo vulgar para contemplar su majestad. Y contemplada, avivar la fe; con la fe la esperanza; y con la fe y la esperanza, el amor. Que todo eso significa la harina de la espiga consagrada. Todos la envidiaron —bella espiga— cuando casualmente —¿existe la casualidad?— dejó de ser espiga. Cuando ya no podía engreírse de ser LO que era, recibió los parabienes y adoraciones de los demás. La espiga, recibiendo las felicitaciones ajenas, dejó su vida para injertarse en la Divinidad y recobrar en el mismo instante una Vida autónoma. Con la vida perdió las alabanzas y el camino de la vulgaridad en el que no son posibles los brotes de novedades. En la Vida nueva halló la adoración a Dios. Cuando nos alejemos de los hombres para acercarnos a Dios, ¿se repetirá en nosotros la historia de la espiga que dejó de ser espiga? En el tiempo en que nuestra alma se separe del cuerpo y, accidentalmente, dejemos de ser hombres — como la espiga dejó de ser espiga—, ¿las lágrimas de los que nos lloren serán tributo de adoración al Señor? La historia es suprema maestra de la vida. Esta es la magnífica lección que nos deja la historia de la espiga consagrada... una espiga rubia como las trenzas de una colegiala; alzada sobre su tallo como una azucena; postrada en adoración, inclinada su cabeza, como un ángel, que en una tarde de julio, limpia de nubes y apretada de sosiego, rindió su blonda cabeza de canas doradas al filo de la hoz...
*** Esta es la historia de una espiga que tuvo sus raíces en la tierra y en el Cielo. Que empezó siendo una insignificancia y acabó trocada en Divinidad. Que siendo Pan, se hizo alimento del espíritu y quietud del afanoso.
Y los hombres de buena voluntad, coreados por los ángeles de níveas alas, y las flores del huerto y las hierbecillas de la pradera y los montes y los ríos y los soles y las aves... cantaban a los cuatro vientos a todas las cosas este bello epifonema: "¡Quién fuera espiga del campo! ¡Quién fuera espiga del campo...!".
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AÑO CERO...,
Hace algunos meses acudí con mi familia a una exposición organizada por una prestigiosa fundación cultural de Madrid que reunía una nutrida colección de piezas de arqueología y obras de arte antiguo, pertenecientes en su mayoría al Museo Británico y al Museo de América. La exposición estaba distribuida siguiendo un orden geográfico y cronológico, y abarcaba prácticamente todas las épocas de la Historia, desde la Edad de Piedra hasta el mundo actual. Se podían contemplar piezas de arqueología milenaria, esculturas clásicas a tamaño natural de las antiguas Grecia y Roma, lujosas joyas obtenidas en las excavaciones de la anciana Mesopotamia, una momia egipcia o las joyas de la ciudad bíblica de Ur.
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Toda la exposición se albergaba en un amplio recinto muy bien acondicionado y con un gran despliegue escenográfico y visual porque tenía una marcada intención divulgativa, por eso había llevado a mis hijas a visitarla. Al final del recorrido de la exposición, estaba representada una línea del tiempo en un gigantesco panel de unos 200 metros extendido a lo largo de todo el recinto. En esa interminable línea se señalaban las fechas más representativas de la Historia de la Humanidad: la invención de la rueda en el año 5000 a.C.; el reinado de Tutankamon en 1350 a.C.; la fundación de Roma en el 753 a.C.; la guerra del Peloponeso en el 430 a.C.; la Primera Guerra Púnica en el año 264 a.C., etc.
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CERO PELOTERO Yo iba recorriendo pacientemente la dichosa línea, en la que medio metro correspondía a 100 años, y preparaba a mis hijas para la llegada al punto que señalaría el “año cero”, ese momento en el que los años dejaban de estar seguidos de “a.C.” y se comenzaba a contar el tiempo en positivo, o sea en “d.C.”. Aprovechando la visita cultural, pretendía hacer una catequesis de la extraordinaria trascendencia no solo religiosa sino antropológica que supuso el nacimiento de Cristo como centro y sentido último de la Historia. …año 72 a.C.: rebelión de esclavos y gladiadores al mando de Espartaco; año 31 a.C.: Marco Antonio y Cleopatra; año 19 a.C.: muere el poeta Virgilio; año 12 a.C.: César Augusto es proclamado Emperador de Roma, y por fin, el año cero….
YO IBA RECORRIENDO PACIENTEMENTE AQUELLA LÍNEA DE DOSCIENTOS METROS
toda la Historia de la Humanidad Pero en la línea del tiempo solo aparecía eso, un CERO, un cero mucho mayor que todas las fechas anteriores, y… ninguna reseña histórica. Un cero pelotero y nada más… Mis hijas comenzaron a preguntarme sobre ese dichoso “año cero” del que llevaba diez minutos hablando, al que llevaba diez minutos anunciando, y hacia el que nos habíamos dirigido con emoción a lo largo de esa línea esquemática del tiempo. Pero allí no se hacía referencia a nada.
Al parecer, a juicio del autor de esa línea del tiempo, nada ocurrió en ese momento histórico que parte en dos el curso de la humanidad. Eso sí, el cero era muy gordo, pero, al parecer, por ser punto de referencia del antes y el después del propio cero. El cero marcaba el centro de la Historia, que era él mismo. Mis hijas, al ver mi cara de extrañeza y perplejidad, me intentaban ayudar con explicaciones más o menos razonables: “A lo mejor se les ha olvidado poner lo que ocurrió”, o “A lo mejor es la fecha del nacimiento del rey Cero”, o incluso: “A lo mejor no saben que nació Jesús”...
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En un ataque de ironía pensé que, para el autor de aquel esquema, ese “cero” tenía tal fuerza en sí mismo, que el curso de la Historia se había dividido en dos partes en relación al propio cero, y que las iniciales a.C. y d.C. significaban realmente antes del “cero” y después del “cero”. Resultaba muy difícil de explicar que en el año cero no se hiciera mención al nacimiento de Cristo en Belén. Era evidente que estábamos ante una línea del tiempo laica.
ajenos a la Buena Noticia Hay que tener mucha jeta para evitar hacer referencia a Cristo en una línea del tiempo de 200 metros, con miles de reseñas históricas y en una exposición pública y divulgativa. En esta guerra ideológica declarada al Cristianismo de los últimos años, esta pequeña anécdota me llamó especialmente la atención, porque retirar crucifijos de las aulas para “evitar ofender sensibilidades” era hasta ahora lo más esperpéntico que había contemplado; pero, sin duda, esto de borrar el nacimiento de
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Jesús de la propia Historia de la Humanidad era, además de intelectualmente cutre, ideológicamente perverso. Marco Antonio, Cleopatra, Virgilio, César Augusto y hasta Tutankamón merecieron por sus andanzas ver su nombre reflejado en aquella línea del tiempo; pero Cristo no había merecido tal honor, aunque la numeración de todos los años de la Historia comenzara el día de su nacimiento.
mosaico Siempre que observo gestos de este tipo en nuestra moderna sociedad laica, obsesionada con arrancar las raíces cristianas de todo lo que puede, y cayendo a veces en actitudes ridículas como la que yo viví, me acuerdo del pasaje del Evangelio en el que Pilatos está ante la plebe vociferante —“¡Crucifícalo, Crucifícalo!”—, y él les pregunta perplejo: “Pero ¿qué mal ha hecho este hombre?”. El Evangelio dice que nuevamente repitieron: “¡Crucifícalo, crucifícalo!”… Esa fue la razonada respuesta a su pregunta, la explicación más profunda de su aversión por Jesús. No hay que empeñarse mucho en preguntar el porqué de ese afán por “crucificar” permanentemente a Cristo y a su Iglesia, pues la respuesta tiene poco de racional y obedece a motivos arcaicos muy similares a los de la plebe que delante de Pilatos gritaba enfurecida. Han pasado los siglos y muchas cosas no han cambiado; en el fondo de nuestro ser a Cristo solo se le puede amar o no.
Marco Antonio, Cleopatra, Tutankamón... merecieron por sus andanzas ver su nombre reflejado en aquella línea del tiempo
Si me hubiese molestado en preguntar al autor de este esquema la razón última por la cual no indicó que en el año cero, epicentro de su línea del tiempo, Cristo nació en Belén, probablemente la respuesta más sincera y más profunda hubiese sido esta: “¡Crucifícalo, crucifícalo…!”. Por el momento, en 2012 d.C., es decir, 2012 años después del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, me atrevo a contar esta anécdota y, desde ella, poner al autor de aquella línea del tiempo un cero tan gordo como el suyo, un cero pelotero. Y pienso: ¡qué soledad la del hombre que en el centro de su historia tiene un cero, el vacío, la nada! Ruego a la Virgen María, María de la O, Madre del Cero, que conduzca a todos a Cristo, a todos los que no lo conocen, a todos los que viven sin centro, girando en torno a la nada… Y a nosotros, que no nos deje alejarnos de Él. Amén.
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LOS IDuS DE MARZO ***
Juan Pablo Serra Crítico de cine
una historia (más) de corrupción Título origina l: The Ides of March. Director: George Clooney. Intérpretes : Ryan Gosling (Stephen Meyers), George Clooney (Mike Morris), Philip Seymour Hoffman (Paul Zara), Paul Giamatti (Tom Duffy), Marisa Tomei(Ida Horowicz), Jeffrey Wright (senador Thompson). Nacionalidad: EEUU. Año: 2011. Duración: 138 min. Valoración: Jóvenes-adultos. La película insiste en el lugar común de la política como lugar de traiciones y puñaladas. Su argumento muestra con acierto la corruptibilidad del ser humano, pero su enfático regodeo en la miseria humana lastra las posibilidades de un guión que, pese a contar con buenos diálogos, repite una historia mil veces vista.
La desabrida unión entre cine y política ¿Se han parado alguna vez a pensar cuántas películas hay sobre política que estén protagonizadas por políticos decentes y que muestren a la política como un arte noble? Piénsenlo. Hagan memoria. Busquen y rebusquen en bases de datos, blogs y foros. ¿Quieren un consejo? No pierdan el tiempo. No las hay. En este ámbito, el cine reproduce con escrupulosa exactitud el sentir de la calle: a saber, que los políticos son corruptos, que las instituciones están movidas por intereses de todo tipo menos por el bien común y que la política no es el arte de lo posible ni de la creatividad sino de la estrategia aprovechada y la lucha partidista. Apreciaciones todas ellas que, en algún grado, pueden ser ciertas pero que, en conjunto, resultan tremendamente injustas, como Edurne Uriarte ha escrito varias veces en sus estudios sobre las élites políticas. Robert Rossen con El político (1949) —o la reciente versión dirigida por Steven Zaillian—, Otto Preminger con Tempestad sobre Washington (1962), Michael Ritchie con El candidato (1972), Tim Robbins con Ciudadano Bob
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Roberts (1992), Mike Nichols con Primary Colors (1998), Rod Lurie y Candidata al poder (2000), el Silver City (2004) de John Sayles, los Nixon (1995) y W (2008) de Oliver Stone… ejemplos todos del enfoque sombrío que por defecto adopta el cine cuando se mete en política. ¿Tampoco los grandes maestros se salvan? No del todo. En Invictus (2009) la política aparece como un arte humano que exige creatividad, esfuerzo y un liderazgo integrador, pero lo cierto es que Clint Eastwood es un cineasta muy escéptico respecto a la política y —pese a que fue alcalde de su ciudad con el partido republicano— películas como Licencia para matar (1975), Poder absoluto (1997) o la misma J. Edgar (2011) no dejan mucho lugar a dudas. En los films de Frank Capra aparece la preocupación política, pero su enfoque es populista y amargo: tanto en El secreto de vivir (1938) como en Caballero sin espada (1940), el realizador entiende que en la política USA no hay lugar para gente honesta y que, en todo caso, el liderazgo hay que ejercerlo en la pequeña comunidad.
uno sospecha que en el fondo lo que clooney quiere…, ¿no será un modo encubierto de lavar la cara a barack Obama? El deslustre de los políticos
¿Y qué decir de John Ford? En sus westerns se critica —a veces, con dureza— el papel de las autoridades castrenses pero, curiosamente, Ford tiene en su haber un film sobre un político honesto y decente, El último hurra (1958). ¿No cuenta, entonces, esta película? No del todo, pues es la historia de un político “en retirada” que pierde sus últimas elecciones, pero a quien en ningún caso vemos en el día a día de su gestión.
Habida cuenta de la influencia de la política en nuestras vidas, no deja de ser llamativo que no haya cine de calidad que hable bien de este arte. Piensen en el deporte. ¿Acaso no está también plagado de trapos sucios, tejemanejes y corrupción? ¿No hay deportistas aprovechados, directores criminales y entrenadores tramposos? Sin embargo, los ejemplos de películas sobre el deporte y sobre deportistas nobles sobrepasan con creces los relatos en que aquéllos aparecen marcados por la corrupción.
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¿De verdad que no hay nada? ¿Qué decir, por ejemplo, de 13 días (2000), el magnífico film de Roger Donaldson sobre la crisis de los misiles cubanos? Pues algo parecido, ya que ahí sí aparecen dos políticos dignos, de los que se ofrece una imagen valiosa… pero en circunstancias extraordinarias. La única excepción real a esta tónica general sobre política y corrupción humana no está en cine sino… en televisión. El ala oeste de la Casa Blanca (Aaron Sorkin, 1999-2006) es, a día de hoy, el único producto audiovisual conocido y apreciado por el público que se sale de lo previsible. Por el tono e ideas de fondo, la serie tenía su precedente en el film El presidente y Miss Wade (Rob Reiner, 1995), también escrito por Aaron Sorkin. ¿Qué es lo que la hace tan especial, entonces? Justamente, el esfuerzo por describir la actividad diaria del presidente de EE. UU. y su equipo de colaboradores con seriedad, equilibrio y un sorprendente rigor didáctico. Curiosamente, para muchos la serie no resultaba “creíble” porque desde el principio Sorkin asumía la perspectiva progresista y, sobre todo, idealista de sus protagonistas —nueva confirmación de lo dicho al principio sobre el sentir de la calle: pareciera
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que lo “creíble” en política son las bajezas, los chantajes y… la corrupción—. Pero es verdad que, a la vez, la serie exponía con respeto las ideas de los republicanos, hacía autocrítica y dejaba espacio en cada capítulo para cuidar los personajes, ofrecer resoluciones inteligentes y mostrar la exigencia de responsabilidad que conlleva el trabajo del político.
clooney otra vez Nada de esto último hay en Los idus de marzo, que se ajusta punto por punto al tono general del cine sobre política vista como lugar de corrupción y no de búsqueda del bien común. La historia la conocen porque, en sus compases generales, es la misma de Primary Colors: la de Stephen, un joven idealista que trabaja para un candidato a las primarias del partido demócrata estadounidense y que, a medida que avanza la campaña, descubre que el candidato no es tan ideal como parece, que dentro de un mismo partido hay intereses muy enfrentados y que, para sobrevivir en política, es necesario olvidarse de la integridad y convertirse al cinismo.
cine Muchos críticos han visto en este nuevo trabajo de George Clooney tras las cámaras un ejemplo de sutileza y hondura antropológica y, desde luego, lleva mucha razón Juan Orellana en Alfa y Omega (n.º 777, 15-III-2012) cuando alaba el acercamiento de la película a la corrupción como “algo que empieza de forma sutil, siempre de la mano de un pequeño —y a menudo comprensible— error”. Otros analistas entienden que la película ofrece un retrato político ponderado y felicitan al progresista Clooney por mostrar las corruptelas de su bando político. Sin embargo, estos aciertos parciales no son suficientes para salvar una película más bien pesada, con un enfoque nada original y giros argumentales repetitivos y ya vistos, de ahí que Josep Parera apuntara en su reportaje para Imágenes (n.º 322, marzo 2012) que estamos ante un film cuyos diálogos son mejores que su guión. Puestos a encontrar algo novedoso en su argumento, no deja de tener su interés el prospecto de futuro o, más bien, los “consejos” que indirectamente Clooney da al candidato demó-
crata del futuro: el Mike Morris que encarna defiende sin ambages el laicismo, se opone a las guerras internacionales y apoya la investigación en nuevas fuentes de energía. Tratándose de una película ambientada en el mundo de la política, tiene valor el que Clooney se atreva a expresar sus propios puntos de vista aunque, bien considerado, no deja de resultar preocupante que lo único llamativo del film sea algo extra-cinematográfico. ¿Por? Porque solo nos recuerda lo pretencioso y solemne que puede llegar a ser Clooney cuando quiere. Y no es la primera vez que lo hace. Buenas noches, y buena suerte se vendió como un drama aleccionador sobre el periodismo ante la “caza de brujas” y, en fin, como un film importante. La mayor parte del público y crítica la vio así, aupando un film que parecía HABLAR DE GRANDES COSAS cuando en realidad se trataba de una historia pesada y pomposa, con una tensión interna nunca del todo explicada que ni hacía comprender qué fue eso de la “caza de brujas” ni tampoco lograba convencernos de su injusticia… a no ser que uno ya estuviera previamente convencido, claro.
No deja de ser llamativo que no haya cine de calidad que hable bien de la política
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Espiral de corrupción y ruindad He ahí el problema del enfoque de Los idus de marzo, que exige de entrada que uno comulgue con la premisa de que en política todo es endeble. De ahí que la insistencia de la historia en la corrupción general de las instituciones, partidos y políticos —aunque pueda tener su parte de verdad— acabe por ser más ideológica que real. Además, si bien Clooney y su guionista muestran con autenticidad el drama de la libertad humana —atención a Stephen mintiendo al teléfono sobre su reunión con el jefe de la campaña rival—, en el fondo las posibilidades reales de actuar de otro modo quedan muy mermadas en el argumento. Nada que objetar a esto: como la antropología y la ética realista han mostrado una y otra vez, es cierto que, a medida que el ser humano hace el mal, se determina progresivamente para seguir el mismo camino. El problema es que, en un film donde lo extracinematográfico es un ingrediente a tener en cuenta nada menor (recuerden que este es año de elecciones en EE. UU.), uno no encuentra demasiados argumentos para acallar la sospecha de que, en el fondo, lo que Clooney quiere plantear es que, en cierta manera, es inevitable
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—y, por tanto, algo de lo que uno no puede dar cuentas— que quien entre en política deba traicionar y acabe por hacer irreconciliable su vida privada y su vida pública (¿un modo encubierto de lavar la cara a Barack Obama?). Y es justo este enfático regodeo —sin luces y sin salida— en la miseria humana lo que hace tan rimbombante la conclusión de la película. El primer plano final sobre el rostro de un entristecido Ryan Gosling deja claro que, aunque inevitable, estamos ante un deterioro humano, esto es, que las decisiones de los personajes no son indiferentes, pues tienen consecuencias sobre su propia humanidad. Y esto es digno de destacar. Aún así, la mirada del film sobre lo humano —aunque honesta— sigue resultando limitada. ¿Para cuándo un film conciliador que, sin negar los defectos presentes en la arena política, también nos muestre la necesidad de la política y la posibilidad de progresar y crecer humanamente en este campo sin echarse a perder del todo? Cuando Clooney tenga mejores guiones (como en su primer film), estaremos hablando de un cineasta notable. Hasta que eso no ocurra, para quien esto escribe seguiremos estando ante uno de los realizadores más sobrevalorados de nuestro tiempo.
luz para el mundo
l 11 de octubre es un día consagrado en la Iglesia contemporánea; relevantes acontecimientos coinciden en esa fecha, en que antes se celebraba la Maternidad de la Santísima Virgen. El 11 de octubre de 1962, va a hacer 50 años, tuvo lugar la
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solemne apertura del Concilio Vaticano II, el mayor acontecimiento de la historia de la Iglesia en la época actual; en este día celebramos la memoria litúrgica del Beato Juan XXIII, cuyo ministerio papal está íntimamente unido al Vaticano II.
LA PUERTA DE LA FE
M ons. R ic a rdo B lá zquez A r z o b i s p o d e Va l l a d o l i d
luz para el mundo Treinta años más tarde, el 11 de octubre de 1992, publicó el Beato Juan Pablo II el Catecismo de la Iglesia Católica, genuino fruto del Concilio Vaticano II. El día 11 de octubre del 2011 escribió el Papa Benedicto XVI la Carta “Porta fidei” (Puerta de la fe) convocando un Año de la fe, que comenzará precisamente el día 11 de octubre de este año. Y durante el mes de octubre inmediato tendrá lugar la Asamblea del Sínodo de los Obispos sobre “La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”. Es de suponer que el día 11 de octubre la misma Asamblea sinodal subrayará con alguna celebración la trascendencia de estas efemérides. ¿Por qué recordar este día marcado por hechos tan señalados en la vida de la Iglesia? La primera respuesta es sencilla: La Iglesia haciendo memoria de los acontecimientos que jalonan su historia fortalece su identidad. ¿Por qué en esta coincidencia convocar un Año de la fe? El mismo Benedicto XVI responde: Jesucristo convoca hoy a la Iglesia y le confía el anuncio del Evangelio, con un mandato siempre nuevo, “es necesario un compromiso eclesial más convencido a favor de una nueva evangelización para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe”. La fe en Dios, revelado en Jesucristo, es la prioridad pastoral de la Iglesia en nuestro tiempo, y particularmente en nuestras latitudes. Sin una fe serena, gozosa y vivida con gratitud a Dios es muy difícil participar personalmente en la nueva evangelización requerida hoy. ¿No es verdad que la crisis económica, laboral y social nos remite a una crisis de humanidad que está estrechamente conectada con una especie de eclipse de Dios que padecemos en nuestra conciencia y en nuestra cultura?
LA PERsonA qUE DicE sí A Dios Lo hAcE con EL coRAzón, Los LAbios y LA viDA 112
LA FE sin LA cARiDAD no DA FRUTo y EL AMoR sin LA FE osciLA EnTRE sEnTiMiEnTos y DUDAs La fe es como una puerta (cf. Hch 14,27; 1 Cor 16,9; 2 Cor 2,12; Col 4,3), que abre el acceso a Dios. Desde los orígenes de la Iglesia, Dios abre la puerta a la predicación del Evangelio para que todos los hombres puedan beneficiarse de la misión encomendada por Jesús a sus discípulos. Al creer atravesamos una puerta que nos sitúa en un dinamismo que impulsa, ilumina y fortalece la fe en todas sus dimensiones. San Buenaventura al comenzar una de sus obras escribió que la fe en Cristo es la luz, la puerta y el fundamento de toda la Escritura. Por la fe y la conversión selladas con el bautismo entramos en la Iglesia, que es la familia de la fe, debe ser hogar de la esperanza y ámbito del amor que se difunde en el mundo. A través de la fe y del amor cristianos, entramos en comunión con Dios, recibiendo su misma vida divina. En este Año de la fe, que abarca desde el próximo 11 de octubre hasta la fiesta de Jesucristo Rey del Universo, el 24 de noviembre de 2013, se nos ofrece una estupenda oportunidad de leer detenidamente los documentos del Vaticano II para superar posibles restos de lecturas parciales, selectivas y sesgadas; y de estudiar el Catecismo de la Iglesia Católica para curarnos del analfabetismo religioso y de la inseguridad en los contenidos de la fe. Sin conocer suficientemente el contenido del Evangelio es imposible evangelizar adecuadamente. Caminar entre ambigüedades nos expone a numerosos riesgos y limita la decisión apostólica.
luz para el mundo
sin UnA FE sEREnA, GozosA y viviDA con GRATiTUD A Dios Es MUy DiFíciL PARTiciPAR En LA nUEvA EvAnGELizAción El Papa en al Carta “Porta fidei” señala algunas características de la fe cristiana, que yo expongo y explicito ahora. a) La fe es al mismo tiempo personal y comunitaria. Es la persona quien dice sí a Dios con el corazón, los labios y la vida (cf. Rom 10,9); la fe es un encuentro personal con Dios, que implica la existencia entera. Y también la fe es comunitaria y eclesial; al creer entramos en la familia de la fe que es la Iglesia; atravesamos un umbral para compartir, celebrar, vivir, testificar y alentarnos mutuamente en la fidelidad al Señor. b) Por la fe manifestamos nuestra confianza en Dios y al mismo tiempo acogemos obedientemen te lo que ha querido transmitirnos. Dios en la revelación nos ha hablado como a amigos, se ha comunicado a sí mismo y nos ha manifestado lo que debemos creer, celebrar, rezar y practicar. Toda palabra auténtica establece mutua apertura del que habla y del que escucha, y posee unos contenidos que no se pueden diluir en actitudes genéricas. c) La fe y el amor deben ir unidos. La fe sin la caridad no da fruto y el amor sin la fe oscila entre sentimientos y dudas. La fe y el amor se necesitan mutuamente para que ambas recorran adecuadamente su camino. La fe nos permite reconocer a Cristo en el otro y el amor nos impulsa a socorrerlo. d) La fe es difusiva, contiene un incontenible dinamismo apostólico. No debe quedar encerrada en el interior; confiadamente debemos transmitirla. Cuanto más apostólica sea nuestra fe, más vigorosa se irá haciendo. Con sencillez y humildad, sin miedos ni vergüenza debemos mostrar lo que creemos, esperamos y deseamos vivir. Un apóstol valiente y humilde es admirable; en cambio, un creyente acomplejado es penoso. La fe que evangeliza se convierte para los que buscan y dudan en una ayuda preciosa para dar el paso a la fe en Dios. El Papa alude al final de la Carta a la historia de nuestra fe. Ponemos la mirada en Jesucristo que “inició y completa nuestra fe” (Heb 12,2), y nos sentimos rodeados de “una nube ingente de testigos” (Heb 12,1). En esta historia emergen Abrahán el padre de los creyentes, Moisés el conductor de Israel por el desierto, la Virgen María dichosa porque creyó (Lc 1,26-33.45), los apóstoles que dejaron todo para seguir a Jesús (cf. Mt 10) y tantos hombres y mujeres que han testificado a lo largo del tiempo la belleza de la fe con su gozo y su cruz. ¡Que el Año de la fe, a que nos convoca el Papa deje en cada uno de nosotros y en nuestras comunidades cristianas una huella profunda!
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NOVEDADES EDITORIALES Este libro tiene como objetivo indagar en la naturaleza de la violencia humana desde una perspectiva libre de prejuicios. El mal existe y el hombre lleva combatiéndolo desde que es hombre. Podemos leer la historia de este combate como una historia de la violencia del hombre y de sus estrategias para controlarla: la religión, los rituales y sacrificios, la poesía, la filosofía, la política, el derecho o la economía. Pero no se trata de un combate maniqueo entre el bien y el mal, pues es el ser humano quien elige entre ambos, y no siempre de forma clara o definitiva. La ambigüedad y ambivalencia que acompaña a la violencia ha perpetuado su reinado hasta nuestros días. Los príncipes de este mundo saben que no pueden renunciar a ella, pero que tampoco pueden abandonarse a violencias desatadas. ¿No hay escapatoria? ¿Está el hombre condenado al mal, a la violencia, a la muerte? Las respuestas que ofrecen los autores de este libro colectivo, que recoge aportaciones de distintos campos de las ciencias humanas —crítica literaria, teología, antropología, filosofía—, tienen todas algo en común: apuestan por la esperanza en la salvación. Esta esperanza se llama conversión en el caso del texto de Alejandro Llano, de la Universidad de Navarra; humildad y coherencia evangélica en el caso que aporta Desiderio Parrilla, de la Universidad Católica San Antonio de Murcia; paz y unidad en el texto del padre Hezel, SJ; o violencia del amor en el de Ángel Barahona, de la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid. Completan esta respuesta colectiva los trabajos de Amalia Quevedo, de la Universidad de la Sabana (Colombia); David Atienza, de la University of Guam; Francisco Bueno, de la Universidad Francisco de Vitoria, y David GarcíaRamos, de la Universidad Católica de Valencia.
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La violencia del amor Desiderio Parrila y otros autores Editorial Bendita María. Colección LECTIO BN 260 páginas Madrid 2012 PVP: 20 € Pedidos: 91 759 79 68 o en www.revistabuenanueva.com
libros
Pan en el desierto Es natural que los escritos autobiográficos del monje Tomás Merton se hayan leído en el mundo entero. Pan en el desierto, libro que expone lo que lo Salmos significan para un contemplativo, que es también un poeta, está henchido de gozo. Merton, el padre Luis de la Orden Cisterciense de la Observancia Estricta, ha hecho un estudio poético de los Salmos que constituye quizá lo mejor, lo más significativo de su obra.
Pan en el desierto Thomas Merton Editorial Bendita María Colección Libros Buenanueva 174 páginas PVP. 16 €
Los siete viajan a China “De repente, Teresa vio que todos los pasajeros —unos trescientos, más o menos— se levantaban uno detrás de otro, y se ponían en fila para entrar en el servicio. La fila daba varias vueltas en el interior del avión, y todos juntaban las piernas muchísimo, y se encogían para que no se les saliese nada. Teresita miró por la ventanilla y vio una estela de cacas, todas seguidas, dibujando un caminito. ¡El avión estaba haciendo de vientre! -¡Qué assssco! Pensó Teresa. Cuando bajemos va a oler todo fatal. Y se tapó la nariz con sus deditos, por si acaso llegaba algo de olor hasta allí arriba.
Los siete viajan a China Victoria Luque Editorial Bendita María Colección Fábula Buenanueva 84 páginas PVP: 14 €
Pedidos para todos los títulos 91 759 79 68, o en la web: www.revistabuenanueva.com
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Bendita María
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P. Marcelino Iragui Orden de los Carmelitas Descalzos
Cuando María dice: “He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra” acepta de modo incondicional y responsable el proyecto de Dios. Con fe ciega y amor total se pone a disposición de su Señor, abierta a la acción creadora del Espíritu, realizándose así la gran maravilla: “Y la Palabra se hizo carne, y puso su morada entre nosotros” (Jn 1,14). Entonces comienza el más que evidente paralelismo entre la disponibilidad de María y la del celebrante en la Eucaristía cuando dice: “Esto es mi cuerpo...”, y entones, repitiéndose la maravilla es cuando ¡el pan se hace cuerpo de Cristo!
y
Bendita María
“Un manjar mas dulce que la miel” María es mujer eucarística con toda su vida. Ella ha practicado su fe eucarística antes incluso de que esta fuese instituida, por el hecho de haber ofrecido su seno virginal para la encarnación del Verbo. En María se encarna Cristo total, con su cuerpo mortal, su cuerpo místico y su cuerpo eucarístico. La tradición patrística resalta cómo en el seno de María es donde Jesús fue ungido sacerdote y tomó el cuerpo que luego ofrecería en sacrificio y nos daría en la eucaristía. Todo cristiano debe imitar pues a María poniéndose a disposición de su Señor y abriéndose a la acción del Espíritu, pues hay una analogía profunda entre el fíat de María y el amén que cada fiel pronuncia al recibir el cuerpo del Señor. paralelismo también resaltado en las bellas palabras de la beata
Teresa de Calcuta: "Os deseo la alegría de la Virgen que por ser humilde de corazón pudo guardar a Jesús nueve meses en su seno. ¡Qué larga comunión!" . Cuando en la visitación a su prima Santa Isabel, María lleva en su seno al Verbo se convierte en el primer tabernáculo de la historia. Jesús va irradiando su luz a través de los ojos y la voz de María. Ella nos enseña a ser tabernáculos de Jesús, a irradiar su luz. Como resalta Juan Pablo II, “el sacerdote pone su boca y su voz a disposición de aquel que las pronunció en el cenáculo y quiso que fueran repetidas".
Amor sin exigencia Jesús nació en Belén, que en hebreo significa “casa del pan” y fue colocado en un pesebre. El simbolismo eucarístico es evidente: Jesús eucaristía es el pan de vida con que se nutre la comunidad cristiana. “Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo” (Jn 6,51). La carne que Jesús recibió de su madre virgen es el sacramento de la presencia de Dios entre nosotros, es decir, del pan bajado del cielo. María presenta a Jesús a los pastores, a los pobres, a los magos, a los hambrientos de Dios, y cuando se cumplieron los días de la purificación, según la Ley de Moisés, María lo presentó en el templo de Jerusalén al Señor y lo ofreció como primogénito de la nueva familia humana. Esto mismo exalta San Bernardo cuando aclama: "Oh consagrada Virgen, ofreces tu Hijo y presentas al Señor el fruto bendito de tu vientre.
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Bendita María Ofrece por la reconciliación de todos nosotros esta sagrada víctima agradable a Dios. El Padre aceptará por completo esta preciosa oblación”. Sobre el Misterio del Niño Jesús en el templo, Benedicto XVI, entonces Cardenal Ratzinger, señaló: “María debe aprender a dejar libre a aquel al que dio a luz. Debe llevar hasta el final el sí a la voluntad de Dios: retirarse y poner a Jesús en libertad para su misión. Gran lección para las madres”.
Del pesebre hasta la cruz Las bodas de Caná constituyen también todo un símbolo del banquete eucarístico. María ocupa un puesto central junto a Jesús y contribuye decisivamente a su glorificación. Para Juan Pablo II, “el mandato de Cristo en la Última Cena (“Haced esto en memoria mía”), se convierte en aceptación sin titubeos de la invitación de María (“Haced le que Él os diga”). Con solicitud materna María parece decirnos: Confiad en la palabra de mi Hijo. Él, que transformó en agua en vino, es capaz de hacer del pan y el vino su cuerpo y sangre”. ¿Participó María en la cena pascual? Es posible pues ella también se encontraba en Jerusalén para la pascua y, según el rito judío de la cena pascual, la madre era quien encendía las luces, además de guisar. Sin embargo de lo que no hay duda es de la presencia de la Virgen María en el Calvario (cfr. Jn 19,25-27). Una presencia nada casual, sino ordenada por Dios. Puesto que en la caída del primer hombre participó activamente la mujer (Eva), así en la acción reparadora del nuevo Adán intervino también la mujer (María) que Dios le dio por compañera. María ofreció la víctima divina por la salvación de toda la humanidad en perfecta conformidad con la voluntad de su Hijo y de Dios Padre. Lo hizo con fe ciega y con amor inmenso. Y, juntamente con Jesucristo, se ofreció a sí misma. Y ahora lo hace en unión con sus sacerdotes. Entrando en los planes del Padre, María ofrece místicamente la víctima que libera a mundo, mientras Cristo es realmente sacrificado.
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Ella representa la humanidad que debe ofrecer el sacrificio de Cristo, junto con Cristo. Representa el sacerdocio que día a día ofrece la víctima sagrada, como si ella hubiera sido la primera sacerdote. María vivió en plenitud lo que la Iglesia y los fieles estamos llamados a vivir a lo largo de los siglos: unir nuestra vida y trabajos al sacrificio de Jesús que se renueva en todo momento. (cfr. Rom 12; Col 1,24). En el Calvario está presente todo lo que Cristo ha llevado a cabo en su pasión y muerte, por tanto también lo que él ha hecho con su Madre para beneficio nuestro: confiarle al discípulo predilecto y entregárnosla en él a cada uno de nosotros: “He aquí a tu madre”. Vivir en la eucaristía el memorial de la muerte y resurrección de Cristo implica recibir continuamente este don: aceptar a quien nos fue entregada como madre, aprender de ella y dejarnos acompañar por su presencia. Aquí como en Caná, Jesús la llama mujer en alusión a Gén 2, 22: “De la costilla que Yahveh Dios había tomado del hombre formó una mujer y la llevó ante el hombre”. María es la nueva Eva, la ayuda adecuada que Dios proporcio-
Bendita María na al nuevo Adán, Jesucristo. Su fiat en Nazaret la hizo Madre del Verbo, su fiat renovado junto a su hijo crucificado la convierte en madre de todos los vivientes. Así se inaugura su maternidad espiritual. Orígenes comenta al respecto: "María no ha tenido más hijos que a Jesús. Y Jesús dice a su madre: “He ahí a tu hijo”, y no por ejemplo, “he ahí a otro hijo”. María es la madre de la nueva humanidad redimida que nace del costado abierto de Cristo y se nutre de su sangre y su cuerpo eucarístico; el alimento que nos va convirtiendo en Cristo. “En efecto, yo por la ley he muerto a la ley, a fin de vivir para Dios: con Cristo estoy crucificado” (Gá 2, 19).
Hija de tu Hijo Jesús nace de María en Belén. En el Calvario, María nace de Jesús, pues todos hemos nacido a la vida inmortal por la muerte de Cristo. María es la primera redimida que goza en plenitud la gracia y liberación conseguida por el divino Redentor. En un himno de san Efrén se expresa María frente a Jesús: "¿Cómo te llamaré? ¿Te llamaré hijo, hermano, esposo, maestro? ¡Oh tú que engendras a tu madre con una nueva generación salida de las aguas! En efecto, soy tu hermana; de la casa de David; él es padre de ambos. También soy tu madre porque te he llevado en mi seno; soy tu sierva e hija por la sangre; el agua, porque tú me has redimido y bautizado" (Diccionario de Mariología, pág. 726). La eucaristía es el memorial de la pasión y muerte redentora de Cristo en el Calvario; no un mero recuerdo, sino un sacramento que hace real y actual la inmolación de Cristo por la salvación del mundo. Como señala Juan Pablo II, este sacrificio es tan decisivo para la salvación del género humano que Jesucristo lo ha realizado y vuelto al Padre, solo después de habernos dejado el medio para participar de él como si hubiésemos estado presentes. Así, todo fiel puede tomar parte en él y obtener sus frutos.
La Iglesia como sacramento de Cristo, y María como mediadora de gracia nos comunican los frutos de redención. Como señala San Efrén (s. IV), “tanto la iglesia como María nos dan el pan eucarístico y con él la vida eterna. Pues si la Iglesia nos ha dado el pan vivo, en lugar del ácimo que había ofrecido Egipto, María nos ha dado el pan que conforta, en lugar del pan laborioso que nos dio Eva”.
Icono de la Iglesia naciente Dos grandes amores de la Iglesia oriental son la Eucaristía y María. Su mutua relación la refleja el Epitafio sobre la tumba del San Abercio (siglo III): "La fe en todas partes me guiaba y en todas partes me proporcionaba como alimento un pez que una casta virgen ha pescado y lo distribuía a los amigos para que se alimentaran de él siempre. Ella posee un vino delicioso y lo da mezclado con el pan" (Diccionario de Mariología, pág. 725). Como se recoge en Juan 19,33-37, la Iglesia y sus sacramentos de gracia han nacido del costado de Cristo abierto en la cruz. La iconografía medieval representa a la derecha de la cruz una mujer que recoge en una copa la sangre del Salvador. A veces se trata de la Iglesia (acompañada de la sinagoga a la izquierda), a veces de María (acompañada del discípulo amado). María es modelo de la Iglesia en la acción de gracias más completa y perfecta que hay, la Eucaristía. Como maestra de intercesión, toda su vida es un Magníficat ininterrumpido, una intercesión constante a favor de sus hijos. Así debe ser también la del cristiano.
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Bendita María
Madre, ¡he resucitado! Aunque los Evangelios no dicen nada sobre la presencia de algún ser humano en el acontecimiento mismo de la resurrección, yo no me resigno a pensar que el hecho más grande de las obras de Dios en relación al hombre no tuviera siquiera un testigo humano. En mi fe particular para la piedad mariana, y no estando en contradicción con la fe de la Iglesia, que es la norma de toda fe, creo que testigo del gran paso o metamorfosis de aquel cuerpo de carne, desangrado y maltrecho, a un cuerpo de luz resucitado y nuevo, fue María de Nazaret, la mujer de cuyos genes se había formado la carne primigenia de la resurrección. Juan es el único evangelista que nos da un detalle físico del que podamos deducir aquella presencia que sugiero. Manuel Requena Teólogo y abogado
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Bendita María El texto al que me refiero es el siguiente: “Llega María Magdalena corriendo donde Simón y el otro discípulo, a quien Jesús quería... ¡Se han llevado del sepulcro al Señor... Echan a correr... Llega primero el otro, pero no entró... (Nadie entró según Juan hasta que Pedro entró) llega Simón Pedro, entra en el sepulcro y ve las vendas por el suelo desordenadas, y plegado en un lugar aparte, no junto a las vendas, el sudario que cubrió su cabeza" (Jn 20,1-7). En realidad, no hay ninguna otra constancia de que fuera Pedro el que vio el sudario plegado en un lugar aparte. Más parece que fuera una apreciación del propio evangelista, que quiere llamar nuestra atención sobre ello, aunque haga primer testigo del hecho a la “Piedra de fundamento de la Iglesia”, al “primus inter pares”. Ante el hecho más grande de la historia humana, poco importaría que estuvieran las vendas por el suelo, y el sudario plegado cuidadosamente en un lugar aparte, si no quisiera decirnos algo más el propio Juan, que además es el único evangelista que lo cuenta. ¿Quien plegó el sudario que cubría la cabeza de Jesús? ¿Quién pudo tener la serenidad y elegancia
suficientes para ponerlo incluso en un lugar aparte, como si quisiera guardarlo? Por allí se vieron ángeles, pero no creo que los ángeles se entretengan en esas cosas. Todo el cielo estaría pendiente de aquel paso glorioso en la obra de Dios. Contemplar al hombre creado del barro de la tierra, y ahora "hecho uno de nosotros", producía un estado de asombro incluso en los ángeles, que no tendrían oportunidad, ni ganas, ni encargo de nadie, de plegar un sudario. Poder contemplar la carne hecha luz como el nuevo estado del hombre que ama, desde el otro lado de la creación, desde la dimensión espiritual propia de los ángeles, no les dejaría atención alguna para ponerse a doblar un trapo lleno de sangre y de aromas de mirra y áloe.
Madre fiel, Hija excelsa de Sión Pero un ser humano, ante aquel hecho esperado, sí querría ver con ojos humanos, desde la carne al menos, el rostro amado y bendito en el momento de su transformación en la faz de Dios para los hombres. Eso requería quitar al menos el sudario que cubría la cabeza. Quitarlo y dejarlo tirado por el suelo con las vendas podría haberlo hecho cualquiera, pero "doblarlo con cuidado, y ponerlo aparte, no junto a las vendas" (Jn 20,7) supone un detalle de amor, serenidad y feminidad extraordinario. Las vendas que envolvían su cuerpo quedaron esparcidas por el suelo, quizás por aquel vendaval de luz y energía que barrió la losa en la que estaba el cuerpo. Pero antes, la mujer que lo conocía “desde el principio” de aquella carne humana, desde que nació, había quitado el paño para ver el rostro de su hijo amado, como había hecho tantas veces con sus pañales de niño, con sus ropas de muchacho, con sus atavíos de trabajo, con su túnica inconsútil o su manto de Señor y Maestro. Solo una persona había tenido ese privilegio durante toda la vida del Redentor.
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Bendita María Para ella se abrió con seguridad la puerta del sepulcro antes que para nadie. María, la doncella de Nazaret, la Reina de los Ángeles, fue servida de nuevo por los que desde su maternidad fueron sus súbditos. Entró, levantó el velo que cubría la cara de su hijo y, siguiendo un automatismo de madre amorosa, lo plegó como hacía siempre con las ropas de Él, y para llevárselo luego, lo puso en un lugar aparte. Es posible incluso, como sugieren tantas piadosas tradiciones, que hubiese quedado el lienzo marcado con el rostro amado. Entonces, ante sus ojos de testigo cualificado, se produjo el milagro. Ella, que había recibido la Luz Creadora del Verbo de Dios y la había hecho carne de su carne, ahora era testigo de cómo esa carne se convertía en Luz, en Palabra de Dios que volvía a Dios. Y María, como también había hecho siempre, lo recibió de nuevo entero en su corazón, y se hizo Madre de la Iglesia, Madre de todos los que creemos en la Resurrección: “Se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador”.
Aurora que anuncia la libertad Aquello fue más grande y definitivo que el paso del Mar Rojo en la primera pascua judía. Fue más sublime que la creación de Eva de la costilla de Adán, incluyendo el entusiasmo y asombro del patriarca al ver aquella "carne de su carne" frente a él. Aquello fue más misterioso y comprometido para María, incluso que la misma encarnación en su vientre de la Palabra de Dios. Seguramente la redacción de Lucas del Magníficat, cuando dice que "el Poderoso ha hecho maravillas para mí" — y Lucas recibió posiblemente la noticia de la misma María—, tenga más que ver con la resurrección que con la propia encarnación.
Ella, que había recibido la Luz Creadora del Verbo de Dios y la había hecho carne de su carne, ahora era testigo de cómo esa carne se convertía en Luz que volvía a Dios Se entienden mejor tras la resurrección, aquellas expresiones de triunfo del canto del “Magníficat”, el canto de la "Esclava del Señor": "Desplegó la fuerza de su brazo —dice—, dispersó a los soberbios del corazón, derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes (Lc 1,46). María supo tras la resurrección que aquel estado de ser que su Hijo había inaugurado, era la auténtica promesa hecha a Abrahán. "Levantó* hacia Él, a Israel, su Siervo, acordándose de la misericordia, como había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y su linaje por los siglos" (Lc 1,54-55). María supo por experiencia, y no solo por fe, por qué la habían de “llamar dichosa todas las generaciones”. Supo por qué y para qué sus ojos, los de la carne y los del espíritu, habían sido limpios desde su concepción inmaculada. Y supo que pronto entraría ella misma, en cuerpo y alma, como anticipo de la humanidad redimida, en aquel estado de eternidad gozosa en el que su Hijo había penetrado.
* El texto griego de Lucas en el Magníficat, usa el término “antelabeto”, del verbo “anta-lambano”, que se traduce normalmente al castellano como “auxilia” a Israel su siervo, pero de modo alternativo me inclino por el sentido de “levantar hacia”, porque “anta”, como adverbio, significa “de cara, de frente, totalmente” y el verbo “lambano”, en su significado de “tomar” “coger”, “llevarse” “arrebatar” no está aquí fuera de contexto. Así se explica bien el asombro de un testigo de la resurrección al traducirla por “levantó”, o “arrebató hacia Él”. También la traducción latina del verbo suscepit, que usa la Vulgata, más que auxiliar, es “recibir”, y mejor aún puede ser el sentido clásico figurado de “reconocer un hijo”, “tomarlo en los brazos”. Eso es lo que vio María hacer al Padre Eterno con su Hijo, con aquel hombre muerto, hijo de ambos.
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Bendita María Contemplar la resurrección de Jesús, el Salvador de Israel, le dio el sentido de todas las gracias y sufrimientos del Pueblo de Dios, el Israel de siempre y su Iglesia Santa. Nosotros lo aprendemos poco a poco de ella, y vamos descubriendo en nuestra evolución de ser y de conocimiento, todas esas verdades que María presenció la madrugada del primer Domingo, el Día del Señor, realizadas en la carne sacrificada de su Hijo. Por eso podemos llamarla Madre de la Iglesia, Virgen piadosa. Lo sabía bien el hijo de Zebedeo, Juan, al que Jesús amaba y al que le encargó su cuidado. Él la recibió en su casa, y escuchó de sus labios todos los relatos de las "cosas de Jesús que guardaba en su corazón". Como decía el querido beato Juan Pablo II: «Ella, ciertamente, fue la primera en recibir la gran noticia. Ella fue la primera en recibir el anuncio del ángel de la Encarnación, y ella también fue la primera en recibir el anuncio de la Resurrección. La Sagrada Escritura no habla de esto, pero se trata de una convicción basada en el hecho de que María era la Madre de Cristo, madre fiel, madre predilecta, y que Cristo era el hijo fiel a su madre». (Juan Pablo II, Regina Coeli, lunes 4 de abril de 1994)
para María, Reina de los Ángeles, se abrió con seguridad la puerta del sepulcro antes que para nadie Nos gustaría eNviar la revista BueNaNueva a sacerdotes que traBajaN eN las áreas rurales. creemos que sería uN detalle para coN estos BueNos pastores que realizaN su misióN eN coNdicioNes difíciles y mucHas veces No soN suficiéNtemeNte recoNocidos. además saBemos que la revista les puede ser de graN utilidad. por eso os aNimamos a suscriBir a algúN sacerdote que coNozcáis, coN el coNveNcimieNto pleNo de que dios os dará el cieNto por uNo. solo teNéis que llamar al Número de teléfoNo 91 759 79 68 o eN la weB: www.revistaBueNaNueva.com suscripcióN. gracias por vuestra geNerosidad
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fuerza en la mirada
” a i c a r g s e d a n u s e o n z u r c “La Victoria Luque o abrinticinc i e v n o xtens, c se le e dos año s e é c u a p h s de ierrió o una p lla que mera mu d i o a d R t o r r a o n c e e El an er d n embar le habí un cánc sto. Si u amente g i r v e les, de o e d P r ¿ P o. lato pulmón. sucrist no es p e J , s n i o dió al n é c r ó si o na encontr . "Yo, o imagi a e í s c e , d z u na. Com o . en a l a cr taría.. la mism a, en l s l n e e e l e E e d u n o q ó g r¿Por no sé d r ha pe o esto áncer, El Seño c . l a qué dig ". e i . s . e r . gl da ser po en la I me pier s o o n n e llega a m o c y mu ho o, e er siti para qu te con n d e a c d s e e m cualqui l r rítfe ado esta en e una imnasia u g o f d ó i z a t e n i p e m El (em comon sus rtista verdad. c o p e s a d e r n e o , Y nante xhibici a medar, domi hacía e y ganab y , a i , c carácte s r o u ñ M no y a de pia n tres gares de u o l t r s a o u t mica co c n ti entes, asta por dis on de g d udió h t n s o e c ( pañeras a guapa, le". pianist "de c a l a), muy r s u llas), o t c i i t h r c sin pa a los ndientocaba s prete llevaba o h e c s u m s á y em ón de es que, ad mputaci es ligu a t n a a l t s a e b d ana, novios, áncer y ba la g c a s d o l d e e d l o v y ue Tu spués res, mu ía lo q luso de sus pad te, hac n n e a i b . tes inc d a a e c t b r a o n ma na. Des que le a líder la pier sta, un orarios i h m o s r o b l aba re, muy se salt uy aleg m . . . a fiester
“el dolor físico no
me quita la
"de lo único que me arrepiento es de no
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haber amado más"
paz, es el desamor lo que me mata”
fuerza en la mirada
¿Qué hubiera sido experimentar el su de Elena, si no llega a frimiento de un cá ncer? Elena Romera murió a los 25 años
Pero... el Se ñor le dijo: Aquí estoy. En la cruz me encontrarás. Y ella le encontró en la cruz. Decí a a quien la quisiera oír: "el cáncer no es una desgracia. Es el regalo que el Señor me ha hecho, en la cruz he cono cido el amor que mi Padre me tiene; es un regalo envuel to en un pape l feo, en un pa pel de periódico viejo... pero la cruz no me mata, a mí me mata interiormente el desamor, cuando me peleo con mi familia, o co n mis hermanos de comunidad, pero no el dolor físico. Eso no es lo que me quita la paz". Elena vivió con el cáncer siete años, pasó por siet e operaciones, varias sesiones de quim ioterapia, un a prótesis en la rodilla, la rehabilitaci ón -durísimade su pierna , y su post erior amputaci ón. Luego vino el cáncer de pulmón y la muerte. Sin embargo, esto s sietes años fu eron oro probado al cris ol, fueron el tiempo en qu e ella conoci ó a su Amado.
En su testamento, decía: "De lo único que me arrepiento es de no haber amado más". Y no amó poco, os lo puedo asegurar. Por la casa de sus padres, adonde fuimos acogidos durante un fin de semana, pasaron hermanos de comunidad, tíos, primos, vecinos... y todos coincidían en una cosa: Elena era "especial", "tenía paz...", "tenía luz en su cara", "estaba siempre alegre", "se preocupaba por mí, antes que por ella misma. Siempre quería saber de mí...". Era muy bromista, dejaba su pierna ortopédica sobresaliendo por debajo de la cama de alguien, o detrás de la puerta del cuarto de baño... los sustos eran de cuidado. A los niños pequeños, cuando la veían sin pierna en la playa, les decía: "Es que ha venido un tiburón, y ¡zas! me ha comido la pierna"
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fuerza en la mirada
er. n e t s o s ó j a se de l l e y , o v u t sos or ramente p El Señor la pia, segu a r e t mo e i i s t i diar f nte el
estu dura de ayuda y pasó a s o , d a varios a í t g i o s l e o i da, estuvo mos nec a r t e u f p Dejó la b n m e a a s n o t ier icos y ocido tan a con la p lidos fís Y á v . s l u a n t i haber con i m p s o de que da en el h que decía un centro , n a e l l a e d n a a r po ingresa l pa n Ir un veratificante bajando e én trabajó i ue muy gra b f meses tra m a o T p m . e " i r t ace cercano. . Aquel hospital lo voy a h o n n u psíquicos é n u e q r , o estunzada ayudar, p niño) le tante ava l s e a d b e d r "si puedo a d d a e no rm la m n la enfe s médicos lo contó o l e m o d o n t a s no, ya co u e yo ( madre me pierna -c cinito su ltura. La ón de la o i s c Y a un ve a e t t i n l a i t b s morir... n ba do reha e iba a s y anda co o e h u vo hacien q , l , é l ma ción de duro por staba tan ehabilita e r e a u l q daban un r a a í z b ó una empe "Yo no sa e escribi risa por l p , a d h a c d u i contaba: m c pli con s tú". tante com a notaba los marca tenía bas e pero yo l t o í s r e c t i e m t í Con es ón, los l mi hijo". a: "campe í c e d e l de carta don
la veían o d n a u c s o ñ e o s pe q u decía a los niñ un tiburón o id n e v a h e qu sin pierna: "Es la pierna!” o id m o c a h e y ¡zas¡, m
“en la cruz he
o conocid el amor que mi e Padre m tiene”
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Se pasaba todo el dí a en oració visitaba n. Su comu mucho, ha nidad la cí an turnos rezando vísp para acom eras, o el pañarla, rosario. Do muerte, la s meses ante aceptaron s de su como novici de la Madr a en la co e Teresa de ng re gación Ca lcuta. Fuer Caravaca de on a su ca la Cruz a sa de ce lebrar el como postul rito de in anta, y le ic ia ción entregaron rosario, y el crucific el sari, co o, el n el que qu sen. Ella co iso que la noció desde enterrael principi todo lo re o de su enfe ferente a rmedad su situación que le ocul personal, tasen nada.. no quiso . tuvo la fo tarle al on rtaleza de cólogo cuán pr egunto tiempo cómo sería le quedaba su muerte. de vi Qu da y is o su despedid morir en su a con todo casa. Prepar de ta lle, se desp ó manos y he rmanas, de idió de sus sus cuñado he rsus hermanos s, de sus de comunida padres, de d, de sus am confortó. igos... y a todos En su casa, están conten tos. No pare to nadie. ce que haya Porque Elen a está viva muer.
fuerza en la mirada
En su casa, están contentos. No parece que haya muerto nadie. Porque Elena está viva
VOLUNTARIOS Si quieres puedes colaborar como Director de zona, en las distintas ciudades de España, o como voluntario en Madrid, en nuestra sede. Os animamos a comenzar con esta labor evangélica que, sobre todo, es una gracia. Es un trabajo sencillo, para ocupar un tiempo muchas veces vacío y que podemos llenar ayudando a la Evangelización. La mies es mucha y los obreros pocos. Los que estéis interesados enviadnos vuestros datos a: info@revistabuenanueva.com o llamando al tel.: 91 759 79 68 ¡Ánimo! Urge manifestar al mundo el amor de Dios y este es un modo excelente para hacerlo. 127
mosaico
os los . d o t r e Po cásat , s o i d s me ujer e m u t Si serás r , a n e je bu tu mu i S . z feli serás , a l a es m ofo. s crates un filó
Algunos pensamientos sobre el matrimonio
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REC IE Q U E NTEME N UNA E L A M TE LEÍ O C R E QUÍM UEST S I Ó I C N A. D POR D E E B ESP E S O Q E SER OSA U E COM O S ME TR M I I DES A E C H F U E R A TA O TÓ U XICO N . D AV ID B ISSO
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tu te roba hombre n u o d n n a eng za Cua mayor v y a h o n . mujer la quede que se r ja e d itry que Sacha Gu
Des del cas pués marido amiento, y vuelven mujer se una mis caras de m no pued a moneda; en pero si verse, gu juntos. en Hemant
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Joshi
LAS MUJERES NOS INSPIRAN GRANDES COSAS, PERO NO NOS DEJAN CONSEGUIRLAS. Dumas
El matrimonio es una relación entre dos personas, en la que una siempre tiene razón, y la otra es el marido.
YA H A HAB CE 18 M LO C ESES O ES Q UE N N MI MU QUE NO INTE RRU O ME GU JER... M PI R STA LA
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unas Crucé on mi as c palabr lla cruzó ye o mujer, fos conmig a r r á p unos nimo Anó
La gran pregun ta... que nun ca he po dido respond er... es, ¿Qué quiere u na muje r? S ig m u
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No me preocupa el terrorismo.Estuve casado diez años Sam Kinison
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LA MANERA MAS EFECTIVA DE RECO RDAR EL CUMPLEAÑOS DE TU ESPOSA ES OLVIDARLO UNA VEZ
IERNE S.
HENN Y YOU NGMA N
Te voy a da r dos secretos para mantener vi vo el matrimon io 1. Cuando e stés errado, admítelo 2. Cuando te ngas razón, cállate. Nash
ANÓNIMO
MI ESPOSA Y YO FUIMOS FELICES VEINTE AÑOS. DESPUÉS NOS CONOCIMOS.
Un día se estropeó la segadora. Mi mujer me colmaba la paciencia dándome a entender que debería arreglarla. Por mi parte, siempre acababa teniendo otras cosas mas importantes que hacer. Un día ella encontró un muy sutil modo de convencerme: Cuando llegué a casa, me la encontré agachada en el césped, que estaba muy alto, recortándolo con su tijerita de costura. Eso me llegó al alma, me emocioné y decidí entrar en la casa y volví después de unos minutos, llevándole su cepillo de dientes. Se lo entregué, y se me ocurrió decirle: “Cuando termines con el césped, podrías también barrer el patio”. Después de aquello, no me acuerdo de nada. Estoy en blanco. Los médicos dicen que volveré a andar, pero que cojearé el resto de mi vida.
RODNEY DANGERFIELD
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entreten im iento Fray Buenaventura por José Manuel Fdez. de Cañete Empezaré el dia con una buena confesión
Perdone buen hombre, ¿por qué en la otra fila no hay casi nadie y en esta hay tantísima gente, el fraile debe ser un santo, no?
Es Fray Buenaventura y la gente no se confiesa con él porque sea un santo, sino porque está sordo.
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orac ión Señor: Nuestra sociedad se debate angustiada en mil afanes sin sentido que la mantienen engañada, desorientada. Aunque muchos hombres no te conocen, y ni siquiera lo sepan, te necesitan y te buscan por sendas equivocadas. Por eso, te pedimos que alumbres un nuevo Pentecostés en los corazones de ese "resto" que con humildad y tenacidad procuramos seguir las huellas de tu Hijo. Así, el fuego del Espíritu Santo nos arrebatará y, con un celo incontenible, nos lanzará para anunciar a los cuatro vientos que Jesucristo, nuestro salvador, a todos espera para acogernos con un amor desbordante. Te lo pedimos por la intercesión de la Virgen María, nuestra madre. Amén.
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