Contenido
mosaico [Director] Jorge L. Santana Dumas [Jefe de redacción] Raquel Fernández de Bobadilla [Consejo de redacción] Luciano García Matas Juan José Guerrero Victoria Serrano Blanes César Allende García Victoria Luque Vega Horacio Vázquez Cermeño
NUEVA ESTÉTICA 68 Corrientes de Agua Viva María Tarruella
Hermenegildo Sevilla Garrido
10 El río del amor de Dios Horacio Vázquez
TESTIGOS DE LA VERDAD 12 Entrevista a Hna. Esperanza
[Directores de zona] Almudena García Peña Juan Frutos Soria Juan Manuel Balmes Juan Antonio Tuñón González José I. Dionisio de la Torre [Colaboradores] Francisco Lerdo de Tejada Jesús Castro Cortés Fernando Cerezo Carlos Linares Juárez Fernando Zufía García Valentín de Prado Julio Cerezo [Maquetación] J. Kiróbel Rodríguez [Ilustraciones] Raquel Fernández de Bobadilla Julian García [Web] Josué Santana Neira
SED SANTOS 72 El matrimonio espiritual en Santa Teresa de Jesús Valentín de Prado
76 Jérôme Lejeune IV: La Pasión por el Don de la Vida Victoria Escudero
MOSAICO ECHANDO LAS REDES 80 Sor Consuelo: El tabernero burlado Manuel del Pino 20 Caminando juntos Antonio Pavía CIENCIA EDUCACIÓN PARA LA VIDA 86 La reserva cognitiva Carlos Valiente Barroso 26 Trastorno de Personalidad BENDITA MARÍA Dependiente José Antonio Gris 92 Quinto misterio doloroso Enrique Solana 34 El poder de las emociones positivas Víctor Rodríguez 94 María, corazón abierto a la vida SI HOY ESCUCHÁIS SU VOZ Javier Alba CINE 38 ¿Postmortem o Cielo? César Allende 100 Francisco, el P. Jorge Buenanueva 44 El Rito Hispano-Mozárabe II Mons. Ángel Fernández Collado LUZ PARA EL MUNDO KERIGMA 108 Cincuenta años de AIN 48 ¿Cristo ha resucitado de verdad? Josué Villalón Jesús Esteban Barranco FUERZA EN LA MIRADA ESPADA DE DOS FILOS 116 La grandeza del amor conyugal Alfonso López Quintás 52 El amor auténtico Fco. Lerdo de Tejada 120 El interrogante irrestible de Francisca RAZÓN CREADORA Marta A. Guerrero ENTRETENIMIENTO 56 ¿Cómo surgió la vida? Javier Pérez Castells ORACIÓN ALDEA PLANETARIA 60 La noción de Dios en el Islam Victoria Serrano
[Administración] Josué Santana Neira
Ramón Domínguez
[Edita] Editorial Bendita María Avda. Pablo VI, 9 - Local 12 A 28224 Pozuelo de Alarcón Madrid Tel.: 91 759 79 68 [E-mail] info@buenanueva.es [web] www.buenanueva.es [Depósito legal] M-26182-2006
HACIA ORIENTE 3 No pudo la muerte ARCA DE NOÉ CANTEMOS AL SEÑOR 6 Salmo 146
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64 Hacia la globalización P. Michel Schooyans
La Asociación Canónica Bendita María, Editora de la revista Buenanueva, es una asociación sin ánimo de lucro. No está vinculada a ningún grupo, ni movimiento de la Iglesia, ni a ninguna institución. Por tanto, no tiene más ingresos que los derivados de las suscripciones personales y las aportaciones que graciosamente nos hacen. Todas las personas que trabajan en ella lo hacen gratuitamente, con la única finalidad de anunciar el Evangelio y el Reino de Dios a través de este medio. Si quieres ayudarnos, puedes enviar tu aportación a la Asociación Canónica Bendita María a través de las cuentas:
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hacia oriente
Pasó la muerte exclusa y rozó su vientre exuberante, su mirada templada, su andar pausado, pero no pudo taponar el rugir del inmenso manantial que a borbotones saltaba hacia la paz ansiada y definitiva. Cruzó la muerte una y otra vez sobre su sombra convulsa, de años, de luces y ruinas, llamaradas de pupilas brillantes como la escarcha, sueños de fantasías escindidas..., mas no pudo, y quedó reventada oliendo a rabia y frustración. Insistió la muerte antigua y ruin, pero no consiguió someterla aunque destrozó sus entrañas y aquellos recónditos sueños de ninfa... Y rezumando un hedor nauseabundo, la muerte pasó de largo entre sus hondos suspiros tachonados de arrítmicos compases, de melodías desentonadas y, tantas veces, de dolorosos silencios. Ahora se ha dormido callada y sumisa..., sin queja, sin sutura, sin escarnio, sin revancha. Con la miel del amado en los labios, con la mirada blanca y liviana, con el reposo ansiado, con la esperanza a flor de piel... ... Y rozó la orla del manto arrastrándose por los oscuros escondrijos; bajó de la sublime espesura a una belleza serena, a un dulzura sosegada, para unirse calladamente a aquel que la esperaba con los brazos abiertos en el prado de las balsameras. Quiso la muerte retarla con la horca del escarnio y ella se abrazó al madero enloquecida; quiso la muerte atemorizarla con la debilidad, pero ella, en callada mansedumbre, se asió al árbol de la vida; quiso al fin apagarla con el pánico, con las sombras, con la negrura y la oscuridad, pero se aferró a la cruz en misteriosa reserva, en reposado secreto y sin esperarlo, sin anuncio, sin monición..., amaneció clara, lúcida, transparente y blanca, sobre todo blanca... ...Y se sumergió definitivamente en la historia, ya para siempre…, blanca.
Jorge L. Santana
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arca de Noé
Una tarde, un chaval se acercó a su madre, que preparaba la cena en la cocina, y le entregó una hoja de papel en la que había escrito algo. Después de secarse las manos y quitarse el delantal, ella leyó lo que decía la nota: Cortar el césped del jardín……...................15.00 Limpiar mi habitación esta semana...............5.00 Cuidar de mi hermano...................................5.00 Ir a la panadería…..........................................0.50 Sacar la basura toda la semana…................2.50 Boletín con buenas notas.............................50.00 Limpiar el patio…............................................5.00 TOTAL ADEUDADO
83.00
La madre lo miró fijamente mientras él aguardaba expectante. Tomó un lapicero y en el reverso de la misma hoja anotó:
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Por llevarte nueve meses en mi vientre y darte la vida....................................0.00 Por tantas noches de desvelos, curarte y rezar por ti......................................0.00 Por la alegría y el amor de nuestra familia...............................................0.00 Por temor y preocupaciones cuando enfermabas......................................0.00 Por comida, ropa y educación.....................0.00 Por tomar tu mano y darte apoyo....................................................0.00 TOTAL ADEUDADO
0.00
Cuando el niño terminó de leer lo que había escrito su madre, tenía los ojos llenos de lágrimas. La miró y le dijo: ”Te quiero, mamá”. Luego tomó el lapicero y escribió con letra muy grande en la página por él escrita: “Totalmente pagado”.
arca de Noé
Alva Vargas de Contreras - www.alvadecontreras.com
Dicen algunos que, a cierta edad, después de los cuarenta, nos hacemos invisibles. Que nuestro protagonismo en la escena de la vida declina, y que nos volvemos inexistentes para un mundo en el que solo cabe el ímpetu de los años jóvenes. Yo no sé si me habré vuelto invisible para el mundo, es muy probable, pero nunca como hoy fui tan consciente de mi existencia, nunca me sentí tan protagonista de mi vida, y nunca disfruté tanto de cada momento como ahora, que soy una mujer madura. Ahora sé que no soy la princesa del cuento de hadas y que no necesito que me venga a salvar un príncipe azul en su caballo blanco, por que ni soy una princesa, ni vivo en una torre, ni tengo un dragón que me esté custodiando. Hoy me reconozco mujer, capaz de amar. Soy una mujer madura. Sé que puedo dar sin pedir. Por fin encontré, hasta ahora, al ser humano que sencillamente soy, con sus miserias y sus grandezas. Descubrí que puedo permitirme el lujo de no ser perfecta, de estar llena de defectos, de tener debilidades, y de equivocarme, de no responder a las expectativas de los demás. Y a pesar de ello, sentirme bien. Y por si fuera poco, saberme querida por muchas personas que me respetan y me quieren por lo que soy. Sí, así, un poco loca, mandona y muchas veces terca. También cariñosa, conversadora, besadora, abrazadora y a veces, por algún motivo, triste (porque también tengo mis momentos tristes. Esos en que pongo mi cara larga con un aire de pensante y me da por llorar).
Cuando me miro al espejo ya no busco a la que fui en el pasado… Sonrío a la que soy hoy… Me alegro del camino andado y asumo mis errores. Soy una mujer madura y nadie es responsable de mi felicidad, sino yo misma. Hoy me doy cuenta que no soy una mujer invisible. ¡He aprendido que Dios siempre está en mi camino, y me dice: No te dejaré ni te desampararé. Tú eres la niña de mis ojos. Tu valor es incalculable.
«Engañosa es la gracia y vana la hermosura; la mujer que teme a Dios, esa será alabada». (Prov 31,30)
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arca de Noé
Slavomir Mrozek En mi habitación la cama estaba aquí, el armario allá y, en medio, la mesa. Hasta que esto me aburrió. Puse entonces la cama allá y el armario aquí. Durante un tiempo me sentí animado por la novedad. Pero el aburrimiento acabó por volver. Llegué a la conclusión de que el origen del aburrimiento era la mesa, o mejor dicho, su situación central e inmutable. Trasladé la mesa allá y la cama en medio. El resultado fue inconformista. La novedad volvió a animarme, y mientras duró me conformé con la incomodidad inconformista que había causado. Pues sucedió que no podía dormir con la cara vuelta a la pared, lo que siempre había sido mi posición preferida. Pero al cabo de cierto tiempo, la novedad dejó de ser tal y no quedó más que la incomodidad. Así que puse la cama aquí y el armario en medio. Esta vez el cambio fue radical. Ya que un armario en medio de una habitación es más que inconformista. Es vanguardista. Pero, al cabo de cierto tiempo, el armario en medio también dejó de parecerme algo nuevo y extraordinario. Era necesario llevar a cabo una ruptura, tomar una decisión determinante. Si dentro de unos límites determinados no es posible ningún cambio verdadero, entonces hay que traspasar dichos límites. Cuando el inconformismo no es suficiente, cuando la vanguardia es ineficaz, hay que hacer una revolución. Decidí dormir en el armario. Cualquiera que haya intentado dormir en un armario, de pie, sabrá que semejante incomodidad no permite dormir en absoluto, por no hablar de la hinchazón de pies y de los dolores de columna. Sí, esa era la decisión correcta. Un éxito, una victoria total. Ya que esta vez, “cierto tiempo” también se mostró impotente. Al cabo de cierto tiempo, pues, no solo no llegué a acostumbrarme al cambio —es decir, el cambio seguía siendo un cambio—, sino que al contrario, cada vez era más consciente de ese cambio, pues el dolor aumentaba a medida que pasaba el tiempo de modo que todo habría ido perfectamente a no ser por mi capacidad de resistencia física, que resultó tener sus límites. Una noche no aguanté más. Salí del armario y me metí en la cama. Dormí tres días y tres noches de un tirón. Después puse el armario junto a la pared y la mesa en medio, porque el armario en medio me molestaba. Ahora la cama está de nuevo aquí, el armario allá y la mesa en medio. Y cuando me consume el aburrimiento, recuerdo los tiempos en que fuí revolucionario…
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arca de Noé
El viajero sediento Cuento hindú anónimo
Lentamente, el sol se había ido ocultando y la noche había caído por completo. Por la inmensa planicie de la India se deslizaba un tren como una descomunal serpiente quejumbrosa. Varios hombres compartían un vagón y, como quedaban muchas horas para llegar al destino, decidieron apagar la luz y ponerse a dormir. El tren proseguía su marcha. Transcurrieron los minutos y los viajeros empezaron a conciliar el sueño. Llevaban ya un buen número de horas de viaje y estaban muy cansados. De repente, empezó a escucharse una voz que decía:
—¡Ay, qué sed tengo! ¡Ay, qué sed tengo! —así una y otra vez, insistente y
monótonamente. Era uno de los viajeros que no cesaba de quejarse de su sed, impidiendo dormir al resto de sus compañeros. Ya resultaba tan molesta y repetitiva su queja, que uno de los viajeros se levantó, salió del vagón, fue al lavabo y le trajo un vaso de agua.
El hombre sediento bebió con avidez el agua. Apagaron la luz y todos se dispusieron a dormir. Transcurrieron unos minutos y, de repente, la misma voz de antes comenzó a decir:
—¡Ay, qué sed tenía! ¡Pero qué sed tenía! La mente siempre tiene problemas. Cuando no los tiene reales fabrica problemas imaginarios y ficticios, teniendo incluso que buscar soluciones imaginarias y ficticias
El ladrón y su madre Esopo
Un joven adolescente robó un libro a uno de sus compañeros de escuela y se lo mostró a su madre. Ella no solamente se abstuvo de castigarlo, sino más bien lo estimuló. A la siguiente oportunidad robó una capa y se la llevó a su madre, quien de nuevo lo alabó. El joven creció y ya adulto fue robando cada vez cosas de más valor hasta que un día fue capturado en el acto, y con las manos atadas fue
conducido al cadalso para su ejecución pública. Su madre lo siguió entre la multitud y se golpeaba violentamente su pecho de tristeza. Al verla, el ladrón dijo: —Deseo decirle algo a mi madre en su oído. Ella acercó su oído a él, y este rápidamente mordió su oreja, cortándosela. Su madre le dijo que era un hijo desnaturalizado, a lo que él replicó: —¡Ah! Si me hubieras reprendido en mi primer robo del libro, nunca hubiera llegado a ser condenado a una ingrata muerte.
Al nuevo árbol se le endereza tierno para que crezca derecho.
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cantemos al Señor
Hermenegildo Sevilla Garrido
Salmo 146
¡Cómo no alabar al Dios que nos quiere como a un hijo y cuyo poder y sabiduría son ilimitados!
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cantemos al Señor
¡Aleluya! Alaba, alma mía, al Señor: alabaré al Señor mientras viva, tañeré para mi Dios mientras exista. No confiéis en los príncipes, seres de polvo que no pueden salvar; exhalan el espíritu y vuelven al polvo, ese día perecen sus planes. Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob, el que espera en el Señor, su Dios, que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto hay en él; v que mantiene su fidelidad perpetuamente, que hace justicia a los oprimidos, que da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos, el Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos. El Señor guarda a los peregrinos, sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados. El Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad. ¡Aleluya!
Salmo 146 - Estar vivo
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cantemos al Señor Comienza el autor de este salmo expresando el firme propósito y la necesidad de alabar y dar gracias a Dios en todo momento. Este anhelo es fruto, primero, de la experiencia de haber sido amado por el Señor; y segundo, del reconocimiento de que la vida y el mundo que nos rodea son obra de Él. ¡Cómo no alabar al Dios que nos quiere como a un hijo y cuyo poder y sabiduría son ilimitados! ¿Por qué, entonces, este mundo está tan lejos del espíritu que se desprende del salmo? La respuesta pasa por considerar que solo los vivos pueden bendecir al Autor de la vida. No lo pueden hacer así los que están “muertos en vida”, porque a pesar de que el Señor les ofrece gratis una vida en plenitud, prefieren dirigirse hacia lugares habitados por ídolos incapaces de saciar la sed de eternidad y trascendencia que todo hombre tiene.
Tañeré para mi Dios mientras exista El salmo ilumina el pilar de nuestra vida: Jesucristo. La plenitud está en depositar en Él toda mi confianza y abandonarme a su providencia y voluntad. Los “príncipes” de este mundo solo me pueden dar frutos de muy corto recorrido y que dejan un regusto amargo después que se han probado. ¿Por qué, sin embargo, me empeño en dar poder al que me esclaviza y otorgar mi confianza al mentiroso? Es que temo a la muerte, hasta el punto de negar al mismo Dios en favor del Maligno.
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Los “príncipes” de este mundo solo pueden dar frutos de muy corto recorrido, que dejan un regusto amargo después que se han probado No ha penetrado en mí la verdad de que Jesucristo ha vencido a la muerte con su muerte, para que yo pueda tener, junto a Él, vida eterna. Gracias, Dios mío, porque ya contabas con mi debilidad y cobardía, con mi fe renqueante y débil, que tantas veces me lleva al pecado. Bendito sea el plan de salvación de Dios que permite mis caídas para poder levantarme con su mano y ver todo lo que le necesito. Así, descubro que la vida es Él y que lo auténtico, la libertad y la verdadera felicidad, se encuentran en el abandono a su voluntad. Gracias, Señor, porque me has permitido experimentar que los ídolos de barro frustran, esclavizan y me llevan al sufrimiento más profundo. Ya he visto que siguiendo su estela no puedo amar a nadie. Pero cuando, desde la humildad, clamo al Señor, Él me ilumina. Y, como se dice en el salmo, se muestra leal, providente, justo, liberador y protector. Confirmo que la esencia de Dios es esencialmente amor. Pero a esto solo puedo llegar desde un corazón roto, no dividido, sino totalmente entregado a Él. Al soberbio el Señor le mira desde lejos. Muchas veces he creído, desde el pedestal de mi orgullo, que yo puedo salvarme a mí mismo. Pero feliz desengaño el que me hace retornar a Dios y abrir mis ojos a su amor. Con Él puedo volver a caminar, confiado, sin temor, con una esperanza a prueba de contratiempos y dificultades.
cantemos al Señor Luchando contra las tentaciones, en el conocimiento de que Él está conmigo y que después de cada caída me tiende su mano para conducirme de nuevo al camino de la vida. Con el sello de su amor en mi corazón puedo vencer a los enemigos y divisar un horizonte libre de ataduras. Este salmo me permite, si abro mi corazón, resistir las tentaciones y abrazarme a la cruz, sabiendo que el Señor no defrauda. Puedo vencer al mal practicando el bien. Puedo “tocar” a Dios.
El Señor liberta a los cautivos Los poderosos y orgullosos, los que parecen estar muy seguros de sí mismos, se muestran insolentes y abusan del “huérfano y de la viuda”. Los débiles reciben violencia de los que no reconocen a Dios y solo creen en sí mismos. Pero el Señor, dice el salmo, tuerce el camino de los injustos, que van a parar a un callejón sin salida. En las encrucijadas de la vida el Señor los espera, ansioso de que retornen a Él, antes de que termine el tiempo de salvación.
con el sello de su amor en mi corazón puedo vencer a los enemigos y divisar un horizonte libre de ataduras
Si esperamos, perseveramos y si perseveramos llegamos a la meta Gracias también, Dios mío, porque guardas el camino de los justos, librándolos de los salteadores. Con los ojos puestos en el Señor nada ni nadie nos podrá robar la esperanza ni apartarnos de su camino. Si esperamos, perseveramos y si perseveramos llegamos a la meta. Por eso me puedo levantar cada mañana con la alegría de la salvación, porque mi Dios no es una “estatuilla de barro”, incapaz de dar y crear vida, sino que es el mismo Rey del Universo, y su reino dura por siempre jamás. Él me ha destinado a formar parte de ese reino y sólo tengo que preocuparme de no venderlo a cambio de tantos “bienes” con que el mundo quiere engañarme, apetecibles y seductores, envueltos en papel de oro pero mortales en su contenido. Este salmo, Señor, que tú mismo, cuando te hiciste hombre, recitaste con tus labios, eleva mi ánimo para combatir, estar alegre y confiar. Gracias, Señor, porque aunque el sendero de la vida sea muchas veces angosto y peligroso, lo has sembrado de perlas preciosas que enriquecen la vida del justo. bn
Salmo 146 - Estar vivo
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cantemos al Señor
Horacio Vázquez Cermeño
Abogado Pienso en el amor de Dios, como en un río, Que manso y rumoroso fluye junto a mí. Yo estoy sentado en las verdes orillas de su cauce, Donde pastorean las flores blancas, en los breves rocíos del amanecer. Y el amor corre alegre ante mis ojos, llena de murmullos mis oídos, Y navega, caudaloso, en las aguas dulces que lo acunan y lo amansan, Y que los sedientos de alegría tienen que beber. Fluye el amor, y bulle, y canturrea, entre los guijarros del fondo, Albos y dorados, pulidos y redondos, suaves en su lecho de arcilla, Mullidos para que descansen con su tacto de caricia, Los pies cansados del peregrino que se acerca a sus orillas. Y el arroyuelo mece al amor con esmero y lo acrece en su líquida deriva, Y lleva en su seno, viajero, al que nació prisionero de la nieve, Allí donde las montañas del Señor arañan los cielos azules, Y se destila la gracia derretida de su amor milenario En las fuentes eternas donde solo habitó la inocencia, Y donde siempre mana la pureza escondida del agua primigenia Que nunca dejará de regar el mundo con sus promesas de vida para todos, Y que nunca se seca,
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Y que si tú no la quieres beber, si no la tomas, y si la dejas correr, Se aleja llena de las promesas de volver pronto, Y retoza alegre por los meandros de las llanuras inmensas del mundo, Donde se dibujan, brillantes por el sol de la tarde, Los arcos espléndidos de la esperanza, entre cerezos rojos de flores blancas. Y siento que ese amor, que no me atrevo a tocar y que se aleja, Y que me deja perdido en torpes soliloquios de disculpas vanas, Es otra ocasión perdida para mi vida, que también pasa, Y que no se detiene, y que se pierde en la distancia inútil y vacía. Y yo volveré todos los días a esta misma orilla, sumiso y curioso. Llegaré hasta la verde ribera que el río del amor fecunda y riega con la gracia que esparce, Y él siempre me invitará para que mi corazón se empape en sus aguas azules y claras, Que no cesan, bulliciosas, en su eterno manar. Caudal precioso en que confluyen los cuatro ríos del Edén,
cantemos al Señor Las aguas que nacieron del beso de la primera aurora del mundo, Al este, en la fuente amable que Dios pintó en el Paraíso, Dorada con el oro antediluviano de la tierra de Javilá, Y embellecida con las piedras de turquesa lapislázuli del río Pisón, Caudal seguro y generoso de las promesas que se cumplirán, Amor que nace para ser entregado y compartido, Vertiente primera de la misericordia infinita que todo lo perdona, Torrente prodigioso donde la eternidad retoza en el genio del Creador. Y toda esta riqueza de los bienes divinos, Flota y navega por este cauce armonioso que el amor de Dios imaginó para el hombre, Como la idea más bella y más útil para vivir en paz sobre la tierra, Bálsamo de nardo legítimo que sana las heridas de los corazones lastimados, Ungüento milagroso que alivia los cansancios de vivir sin esperanza, Mixtura suave del vino y el aceite para lavar las llagas del odio, Y que a todos nos convoca a trascender en el espíritu hacia lo alto.
Pero la eternidad nos asusta y nos inquieta. Muchos otros, como yo y como tú, Nos sentamos junto a la frescura de este río sin saber qué hacer. Lo miramos correr y estamos expectantes. El amor que nos roza, y que apenas nos toca, es atrayente y nos llama. Sonríe a los tímidos, anima a los indecisos, da confianza a los débiles, Reta a los valientes, reza con los piadosos, empuja a los cobardes, Enseña a los necios, y nos dice con dulzura: Empieza a amar, no lo dudes, no te entretengas, entrégate, acaricia, Cura, llora con el triste, alégrate con los felices, cuida tus sentimientos, Cultiva la amistad, perdónalo todo, besa, compadécete, sueña, Da de comer y de beber, interésate por los problemas de los otros, Cuida al enfermo, acompaña la soledad, regala tu consejo, Pregunta por el ausente, reza por los muertos, consuela, corrige, Enseña al que no sabe, sonríe, sufre con el afligido, Y si puedes, entrega tu vida por los demás. El amor es así, solo es eso. Y es todo.
El rio del amor de Dios
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testigos de la verdad
Victoria Serrano Blanes Periodista
¿Cómo conociste el amor de Dios en tu vida? Soy la octava de nueve hermanos; me educaron en la religión católica y rezábamos todos los días el rosario en familia, aunque a mí me aburría mucho. A los dieciséis años fui a un retiro de silencio durante una semana y en esa pausa sentí el llamado de Dios a la vida religiosa. 12
En ese retiro estaba el Santísimo expuesto día y noche, entonces escuché la pregunta de Dios de si quería ser su esposa. Le dije que sí y empecé a buscar el sitio donde Él me quería. Mi anhelo era un Carmelo, donde vivió Santa Teresita y donde nada me distrajera del amor de Dios. Pero encontré este lugar donde crecer: el Monasterio del Monte Tabor. Allí Dios me plantó para un día arrancarme y llevarme al cielo.
testigos de la verdad
¿Imaginabas que serías monja? No. La elección de Dios es un misterio. Yo que de niña siempre preguntaba cuándo iba a terminar la misa ¡y llevo quince años felices de religiosa! Recuerdo que mi mamá me hablaba sobre Santa Teresita del Niño Jesús. ¡Qué importante es contar a los niños la vida de los santos! Hemos de dejar la semilla cuando están chiquitos, antes de que les hable el mundo.
Mi esperanza es edificada ¿Cuál es el carisma de las Trinitarias de María? Nuestro carisma es la adoración perpetua al Santísimo Sacramento, la oración ininterrumpida por la perseverancia y santidad de los sacerdotes, y la conversión del mundo a Jesucristo. Fuimos fundadas el 19 de marzo de 1992 por la Madre Lillie de María. Somos religiosas contemplativas de clausura constitucional, no papal. Es decir, que no vivimos enclaustradas, pero sí en adoración perpetua eucarística y observancia monástica —con los tres votos de obediencia, pobreza y castidad.
Entrevista Hermana Esperanza
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testigos de la verdad ¿Qué te atrajo de la congregación? Me impactó la vida de las hermanas; su vida radical de pobreza, de abandono total en Él, fiadas de la Palabra de Dios, que dice: “Buscad el Reino de Dios y todo lo demás se os dará por añadidura”. Y se cumple, porque no hemos pasado hambre; siempre hemos tenido qué comer, aunque fueran malvas del campo con cacahuetes. Y ni el frío se sentía a pesar de haber pasado muchos años sin baño ni electricidad… Nada de eso impidió que el amor de Dios viniera con tanta profusión. Con ellas he aprendido a no tener miedo de la miseria ni de las carencias porque Dios nos cuida. Háblanos de la fundadora, la Madre Lillie de María. Nuestra Madre Lillie ha sido una ventana al rostro sencillo del amor de Dios. Ella ha sufrido mucho, pues a los catorce años le obligaron a casarse con un hombre que la maltrató durante mucho tiempo. Con el tiempo le dieron la nulidad matrimonial. Ella es madre y ahora abuela. Siendo misionera carmelita terciaria seglar iba a la cárcel de enfermos mentales y consiguió rehabilitarles solo con el amor. Recibió de parte de Dios su deseo de no estar encerrado, sino que fuera expuesto el Santísimo para derramar su gracia. Por eso nuestras casas son centros de adoración. En una ocasión, Madre Lillie voló a Nueva York para ver a la Madre Teresa de Calcuta y pedirle consejo sobre el llamado que sentía a fundar una 14
nueva congregación en la Iglesia. Con lágrimas en los ojos, Madre Lillie le preguntó a la Madre Teresa: “¿Qué hago con esta Obra de Dios?”. Madre Teresa respondió: “Todo lo que te puedo decir es que te hagas a un lado del camino y le dejes a Él hacerlo. ¡Dásela a Dios!”. En 1996 el cardenal Sandoval nos dio su aprobación. Madre Lillie tiene ahora 61 años y ha padecido un lupus, por el que ha estado al borde de la muerte. Ahora vive en Estados Unidos y sigue siendo un ejemplo de fortaleza. ¡Parece la mujer más sana del mundo aunque todo le duele! ¿Cuántas hermanas sois? Sesenta hermanas en total, repartidas por diferentes casas en México y Estados Unidos. Todas nuestras casas son un centro eucarístico de peregrinación y acogida. En Guadalajara (México) tenemos la casa madre y en Estados Unidos estamos en San Diego y Los Ángeles (California) y en el Estado de Michigan. En el Monasterio Monte Tabor, en Tecate, al noroeste de México, vivimos 25 hermanas. ¿Cómo fueron los inicios? Vivía la Madre, ya enferma, con quince hermanas muy jovencitas en Tecate y apenas tenían nada, pues es una de las zonas más pobres de México. ¡Puro desierto! Un día, Raymundo Múzquiz, dueño de una constructora, se presentó ante ellas y dijo que mientras él viviera les iba a ayudar. Ha sido un gran benefactor, como tantos otros que nos han ayudado.
testigos de la verdad Durante veinte años hemos estado sin agua y nos llevaban garrafones. Desde hace dos años nos llega el agua por las tuberías. La gente de la zona nos ha ayudado a construir el monasterio.
Levantemos la cabeza porque se acerca el tiempo de la liberación; hay que liberar a las almas de las garras del infierno. Dios nos está dando todos los medios para ello.
Tú, Señor, me haces vivir confiado Todas las hermanas lleváis el sobrenombre de María. ¿Quién es ella para ti? Es mi Madre. Lo descubrí a los once años, cuando fuimos a un cerro y las personas de allí me dijeron que cerca había una ermita mariana. Cuando entré y vi a la Virgen, ¡tan linda!, me arrodillé y comencé a llorar sin parar. Ahí conquistó mi corazón. María es la que ha inspirado nuestro hábito. Has estado unos días en Medjugorge con tus padres, ¿qué has sentido allí? He sentido la ternura de la Virgen, que Ella está viva en todos los lados. Es la misma presencia de María que encuentro en el monasterio, o donde quiera que yo vaya, y que tanto me conmueve por su amor tan tierno. Siento su gracia. ¡Tengo tanto que agradecerle! Me llevo de este lugar un corazón más grande y más consciente de la misericordia y del amor de Dios y de la Virgen hacia todos los hombres. Aunque María ya se está cansando de detener el brazo de la justicia de Dios. Un signo claro es que la maldad está en aumento. Entrevista Hermana Esperanza
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testigos de la verdad ¿Cómo es el día a día de una trinitaria de María en el Monasterio Monte Tabor? La adoración a Dios es nuestra vida. Nuestra casa es un centro de espiritualidad; a nuestros visitantes les hacemos oración guiada, invocamos al Espíritu Santo, hacemos cantos, momentos de silencio… Después que descubren sus pecados y su cruz les llevamos al abrazo de Dios, a su misericordia, a ver cómo les ama y a sentir gratitud por todo ello. Al final tenemos un momento con María y Ella les conquista definitivamente. Dios maneja los hilos pero a Ella no le pasa nada desapercibido. ¿Cómo es la persona que llama a vuestra puerta? Como estamos en la frontera con el país más rico del mundo, muchas personas de los campos del sur de México van en busca del sueño americano, aunque por distintas razones no pueden pasar al otro lado y acaban deambulando por ahí. Otros, cerca de 35.000 personas, viven en asentamientos de la zona. Son gente explotada en las fábricas, o sin trabajo…, todos muy pobres.
Cada año atendemos a más de mil familias, dándoles de comer alimento material y espiritual. Todos los días vaciamos la casa totalmente y se nos vuelve a llenar. ¿Ver tanto sufrimiento os hace dudar de que Dios sea realmente un Padre pendiente de sus hijos? Al contrario, cada día veo cómo se ocupa de todos; ellos son los que se han olvidado de Dios. Una señal de esto es que cuando se acercan a Él, no solo les cambia el corazón sino también la vida. Muchos viven en situaciones de droga, alcoholismo, de incesto al vivir las familias hacinadas…, pero la misericordia de Dios cura todo lo pecaminoso de nuestra vida. Por eso cuando descubren la bondad de Dios no pueden dejar de llorar. El sufrimiento nos lleva a rezar más seriamente por nuestros hermanos. ¡Hace falta mucha oración! Hemos presenciado grandes testimonios de conversión, como el de una joven protestante que entró a la adoración al Santísimo, tomó el agua bendita y vio a Dios. “¡Dios está vivo! Yo me lo encontré”, decía. Hoy es una aspirante a trinitaria.
la Madre Lillie recibió de parte de Dios su deseo de que fuera expuesto el Santísimo para derramar su gracia; por eso nuestras casas son centros de adoración
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testigos de la verdad
La hermana Esperanza conversa con la periodista Victoria Serrano Blanes Entrevista Hermana Esperanza
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testigos de la verdad
en la capilla pedimos comida y Dios realiza los milagros
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testigos de la verdad
Lo que sube a Dios como oración, baja como bendición ¿Cómo sois capaces de dar de comer a tanta gente si vivís de la Providencia? A nosotras nos traen comida, pero la repartimos y se multiplica. Cuando un padre de familia te cuenta que sus hijos lloran porque tienen hambre les das todo lo que tienes, y luego vuelve a nosotras. Un día que íbamos a tener carne para cenar, después de mucho tiempo sin comerla, llamó a la puerta una familia pidiendo comida. Madre Lillie dijo que se lo diéramos todo y que Dios cuidaría de nosotras. Lo hicimos y a las dos horas nos trajeron un camión entero de cajas de pollos asados que, como no le dejaron pasar la frontera ni tampoco podía volver porque se estropearían, nos los dieron a nosotras. Estuvimos largo tiempo comiendo pollo y repartiendo a todos. En la capilla pedimos comida, y Dios, como ve que no nos importa la pobreza, realiza los milagros.
la tentación se vence con la oración, pues el demonio nunca puede con un alma que reza
¿Qué les dirías a los jóvenes que no han descubierto el abrazo paternal de Dios? Les recomiendo que hagan silencio en sus vidas, que apaguen el ruido para escuchar la voz de Dios, pues Él habla en el silencio, ya que entre tanto ruido no se puede oír su voz. Cuando le escuchen oirán la plenitud de su vocación particular. Eso les llenará de alegría. Cada existencia tiene una misión hermosa; está pensada desde siempre. Con Dios en sus vidas van a reconocer el verdadero gozo que no se acaba, aun en medio de las dificultades. Estamos hechos para el amor y mientras no nos demos no seremos felices. Es verdad que no hay muchas vocaciones a la vida religiosa, pero tengo esperanza porque Dios lo hace todo. Solo hace falta mucha oración para que los jóvenes puedan pararse y descubrir a Dios. ¿Cómo combates las argucias del demonio? La tentación se vence con la oración, pues el demonio nunca puede con un alma que reza. Quien tiene a Dios es invencible. ¿Crees que Dios ha sido bueno contigo? Muy bueno. A Dios no le ha importado mis miserias y me ha escogido. ¡Que hermoso es ser miserable! Mi vida va donde me lleve Dios y así sé que siempre seré feliz. bn Entrevista Hermana Esperanza
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echando las redes
Antonio Pavía - Misionero Comboniano
En el ofrecimiento que hace Abraham de Isaac y el del Padre que ofrece y entrega a su Hijo al mundo encontramos una serie de rasgos comunes. El telón de fondo que se adivina en las figuras Abraham-Isaac se abre en toda su plenitud en Dios y su Hijo, Jesucristo. Telón que tiene un nombre: la salvación de la humanidad. Viajamos en el tiempo, y nos encontramos con Abraham, que camina con su hijo hacia el monte señalado por Yahvé, en el que va a ser ofrecido en holocausto (Gén 22,1 s.s.). Nos imaginamos a los dos unidos estrechamente, como si compartiesen corazón y voluntad. Padre e hijo saben lo que están haciendo, sobran explicaciones. A Isaac le es suficiente la experiencia que tiene de su padre y que se resume en dos palabras: amor y gratitud. Quizá este caminar lado a lado fue lo que siglos más tarde inspiró al salmista esta bellísima plegaria que, por supuesto, alcanza
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su plenitud en el Mesías: “Aunque camine por valle de tinieblas, ningún mal temeré, porque tú vas conmigo” (Sal 23,4). Intuía que la muerte no iba a tener la última palabra; intuición que se ve reforzada cuando su padre dice a los sirvientes que le acompañaban: “Quedaos aquí con el asno. Yo y el muchacho iremos hasta allí, haremos adoración y volveremos donde vosotros”. “Volveré a veros y se alegrará vuestro corazón”, dijo Jesús a sus discípulos cuando su muerte había sido decidida (Jn 16,22).
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Ya con anterioridad les había comunicado que, aun cuando fuera entregado a la muerte, se levantaría sobre ella, resucitaría: “Comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, y ser matado y resucitar al tercer día” (Mt 16,21). Al tercer día, igual que “al tercer día levantó Abraham los ojos y vio el lugar —del sacrificio— a lo lejos…” (Gén 22,4).
¿qué movimiento del alma, qué estremecimiento sacudió violentamente las entrañas de Abraham al oírse llamar por su hijo? Caminando Juntos
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echando las redes Sondeamos ahora uno de los aspectos catequéticos más profundos y entrañables que nos ofrece el diálogo que cruzan Abraham y su hijo en su camino hacia el monte donde se va a realizar el sacrificio. Ambos, padre e hijo, “caminaban juntos”. La piedra-altar donde Isaac —que carga sobre sus espaldas la leña— va a ofrecer su vida, está ya a la vista; es entonces cuando su voz se eleva majestuosamente por encima del desenlace trágico que parece inminente: ¡Padre! ¿Qué movimiento del alma, qué estremecimiento sacudió violentamente las entrañas de Abraham al oírse llamar por su hijo? Solo nos lo imaginamos; de la misma forma que solo nos es posible imaginar el estremecimiento del corazón del Padre al ver al Hijo caminar con la cruz hacia el Calvario. ¿Dónde está el cordero para el holocausto? —pregunta Isaac a su padre—. ¡Dios proveerá! —responde este. “Y siguieron caminando los dos juntos”. Por dos veces en este mismo pasaje, repleto de fe, amor, confianza, dolor, angustia, aflicción, nos dice el autor del Génesis que caminaban juntos.
de la comunión con el que le envía. “Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí” (Jn 14,11). Jesús sabe que está llevando a su pleno cumplimiento toda la Escritura (Mt 5,17); por lo tanto, también la figura de Isaac en todas sus dimensiones: su relación con su padre, su caminar juntos a lo largo de la misión confiada, la prodigiosa intervención de la Voz de lo alto mostrando a Abraham un cordero para el sacrificio. Jesús no espera ningún cordero que le sustituya en la cruz; sabe que ¡Él es el Cordero que carga con el pecado del mundo! (Jn 1,29). Sin embargo, el “¡Dios proveerá!” que Abraham anunció a su hijo Isaac, resuena en Él con toda la fuerza y convicción que emanan del amor y la confianza que tiene en su Padre. “Vuestro padre Abraham se regocijó pensando en ver mi Día; lo vio y se alegró” (Jn 8,56). Su Día no es otro que el día de Yahvé por excelencia, día en el que realizó la obra que está por encima de todas las obras, la maravilla de las maravillas: el Día de la resurrección del Señor. Día que absorbe, hasta anularla por completo, “la hora del poder de las tinieblas” (Lc 22,53).
Mi Padre está conmigo A la luz de la experiencia de Abraham e Isaac acercamos nuestra alma al testimonio de Jesús, quien, sobreponiéndose al cúmulo de humillaciones, desprecios y burlas que ya se ciernen sobre Él —y que alcanzarán su punto culminante en su muerte de cruz como si fuera un maldito (Gál 3,13)— , proclama: “El que me ha enviado está conmigo: no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a él” (Jn 8,29). No es simplemente estar juntos como Abraham e Isaac. La experiencia-realidad de Jesús alcanza la plenitud
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Jesús no espera ningún cordero que le sustituya en la cruz; sabe que ¡Él es el Cordero que carga con el pecado del mundo! (Jn 1,29).
echando las redes Es el día Santo y Glorioso en el que Dios Padre levantó a su Hijo del sepulcro, abriendo así la vida eterna a toda la humanidad. Es el Día de los días, en el que podríamos decir que Dios se esmeró hasta el extremo en su amor por el hombre. “La muerte ha sido absorbida por la victoria”, cantaban los primeros cristianos en sus liturgias al celebrar la resurrección del Señor. La hora del príncipe de este mundo ha sido absorbida por el Día de Yahvé, convertido ahora en el Día de su Hijo, aquel que Abraham vio a lo lejos con los ojos de su alma provocando su exultación.
A vuestro lado estoy Jesús, el Pastor por excelencia, da su vida por sus ovejas sin separarse de su Padre. Al igual que Abraham con Isaac, ambos caminaron juntos a lo largo de la misión. Lo que ahora nos colma de gozo es ver que el Hijo de Dios pasa el paralelismo que ha vivido con el Padre respecto a Abraham e Isaac, a sus discípulos, aquellos que han de pastorear el mundo entero con su Evangelio, al que Pablo llama “fuerza de Dios para la salvación de todo el que cree” (Rom 1,16). Pero no les envía a anunciar el Evangelio por su cuenta y riesgo. No, Él está con ellos en su misión, nunca les dejará solos, como el Padre nunca le dejó a Él. “Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28, 19-20).
Id, yo os envío. Seré un solo corazón con el de cada uno de mis pastores, a lo largo de los siglos.
Id, yo os envío. Seré un solo corazón con el de cada uno de mis pastores, a lo largo de los siglos. Nada de lo que les suceda me será extraño, eso es lo que yo viví en mi propia carne. Si yo pude llevar a cabo mi misión fue porque mi Padre no se separó de mí ni yo de Él. Mis pastores tampoco estarán solos: yo estaré con ellos, no les abandonaré al poder de “la hora de las tinieblas”. Participarán de mi Día, el que vio Abraham a lo lejos, el que creó mi Padre cuando invadió con su luz las estrechas y gélidas paredes del sepulcro. ¡No temáis, pastores míos, yo estoy con vosotros! En su interior arde un mismo fuego: el firme y decidido deseo de que “todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1Tm 2,4). Es por ello que los pastores —así sellados por el Amor de Dios— no tienen patria fija, ni moldes, ni sistema que les aten o coarten. Han nacido del espíritu, cuyo soplo nadie puede controlar (Jn 3,8). Conocen la libertad de tener bastante con Dios, comparten con sus ovejas el Evangelio que han recibido.
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echando las redes
“Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”, les había dicho el Señor resucitado. Estos hombres, tan débiles para creer y sostenerse ante su muerte, recibieron la fuerza de estas palabras-promesas. Acogieron y creyeron. A partir de entonces fueron con el tesoro del Evangelio, que gratuitamente acababan de recibir, al encuentro de sus hermanos. Les esperaba un pueblo hostil. Bien pronto se acostumbraron al hecho de que el mundo entero es hostil al Evangelio. También ellos habían pasado por el seguimiento a Jesús sin renunciar al control de su pequeña vida, lo que les llevó al abandono en la noche del Huerto de los Olivos. Noche en que unas traiciones se sucedieron a otras. Ahora, enviados por el Resucitado y con la garantía de estar junto a Él, llenaron toda Jerusalén de su Evangelio.
No se arredraron; les quemaba demasiado el Evangelio de Jesús como para colocarlo como reliquia en un museo. Continuaron, pues, dando testimonio público del Señor Jesús y su Evangelio, por lo que la persecución se hizo cada vez más apremiante. Así hasta que uno de los doctores de la ley —Gamaliel— llamó la atención de todo el Sanedrín con esta advertencia: ¡Cuidado con lo que estamos haciendo! Si la obra que estos hombres están llevando a cabo es de Dios, “no conseguiréis destruirles. A ver si es que os encontráis luchando contra Dios” (Hch 5,39). Acertó Gamaliel. Por supuesto que estos sabios del Sanedrín, tan inteligentes ellos, no le hicieron mayor caso. Por su parte, los apóstoles vieron cumplidas las palabras de Jesús: Yo estaré con vosotros, caminaremos juntos. bn
los pastores —así sellados por el Amor de Dios— no tienen patria fija ni sistema que les coarten. Han nacido del espíritu, cuyo soplo nadie puede controlar
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nombre artĂculo
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educación para la vida
José Antonio Gris - Especialista en Psicología Clínica
El Trastorno de Personalidad Dependiente se caracteriza porque la persona depende en exceso de otras para satisfacer sus necesidades emocionales y físicas. Tiene una generalizada necesidad de ser cuidado que conduce a una conducta sumisa y dependiente por el miedo a ser abandonado. Es incapaz de enfrentarse solo a las cosas cotidianas. Es muy dócil, pasivo y sumiso, y necesita estar siempre con otra persona que le acompañe. Es uno de los trastornos de personalidad más frecuentes, comienza en la infancia y se da más en mujeres que en hombres. La persona que sufre este trastorno tiene una excesiva inmadurez emocional y afectiva, vive en una “eterna niñez”. Deja su vida en manos del otro. 26
educación para la vida
Sus gestos y voz expresan una falta de confianza en sí mismo. Hasta puede tener conductas infantiles de dependencia de los demás. No es capaz de afrontar dificultades interpersonales y evita las situaciones complicadas. Intenta siempre agradar a los demás para no ser abandonado. Por este motivo la confrontación con otra persona no existe en su repertorio conductual. Se disculpa en exceso, aunque no haya tenido la culpa. Si una relación corre peligro, se sacrifica, con una sobreadaptación exagerada, propiciando que el otro abuse de él. Agobia en exceso a la pareja, amigo o familiar, con lo que aumenta la probabilidad de romper la relación y ser abandonado, que es todo lo contrario a lo que busca.
Necesita que le acompañen a cualquier sitio al que acude y se siente más seguro si los demás toman las decisiones importantes en su vida. Antepone la felicidad de los otros a la suya propia, con tal de no perderlos. Siempre procura que su conducta sea tierna, agradable y muy considerada con los demás. No desea destacar en nada. Por eso, cuando está solo, se siente triste, tenso y abatido. Tiene una gran incapacidad para solucionar problemas. Las personas con este trastorno establecen relaciones poco sanas. Adopta un papel de sumisión, sometiéndose en todo a los intereses e ideas de los demás. Utiliza mucho el chantaje emocional para que estén pendientes de él y le protejan. Trastorno de Personalidad Dependiente
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educación para la vida Siempre adopta un rol pasivo para evitar la confrontación. Solo es muy activo a través de llamadas continuas de teléfono, mensajes, expresa muchas quejas psicosomáticas, etc. Este patrón de conducta lo expresa con la pareja, con los familiares y amigos. Puede resultar incluso muy agobiante para los más próximos. En caso de una ruptura sentimental, necesita otra con urgencia para no sentirse abandonado. Los trastornos de depresión y ansiedad están muy asociados a esta personalidad. La idea de que alguien le abandone le puede provocar un ataque de pánico. Las quejas somáticas y la hipocondría también son muy frecuentes. De esta forma obtiene más atención por parte de la familia y amigos. Busca que le protejan y le dediquen más cuidados. Este círculo de feedback es difícil de romper. También es muy frecuente que se refugie en el abuso del alcohol, drogas, ansiolíticos, antidepresivos, etc.
F60.7 TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD
DEPENDIENTE (301.6)
La DSM-5 define así el trastorno: Necesidad dominante y excesiva de que le cuiden, lo que conlleva un comportamiento sumiso y de apego exagerado, y miedo a la separación, que se manifiesta con los síntomas siguientes:
Conductas más frecuentes • •
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Tiene una baja autoestima, se siente torpe, inútil e indefenso. Incapacidad para tomar decisiones sin el apoyo de otras personas. Necesita siempre el consejo de otro. Dificultad para iniciar proyectos o hacer cosas por sí mismo Evita estar solo y quiere que le acompañe alguien.
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Cuando está solo se siente triste y desamparado. Por la calle va hablando por teléfono para sentirse más seguro. Miedo excesivo a perder la relación con las personas en las que se apoya. Esto le lleva a hacer lo que quieren los demás, incluso cosas que le desagradan. Le afecta mucho la crítica o la desaprobación.
educación para la vida
El Trastorno de Personalidad Dependiente se caracteriza porque la persona depende en exceso de otras para satisfacer sus necesidades emocionales y físicas. •
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Se siente muy deprimido cuando termina una relación. Busca otra con urgencia para sentirse seguro y apoyado. Muy pasivo en la relación interpersonal, nunca lleva la iniciativa. Llega incluso a soportar sufrimientos o maltrato por no perder una relación. Le cuesta mucho expresar desacuerdo con los demás. Nunca expresa discrepancia para evitar conflictos.
• • • •
Se adapta en exceso a lo que los demás le dicen (conducta aquiescente). Evita en lo posible la responsabilidad personal, le crea ansiedad. Hace muchos favores o sacrificios buscando apoyo o protección. Sus pensamientos más frecuentes son: “no puedo hacerlo yo solo”, ”todos lo hacen mejor que yo”, “me siento incapaz”, etc. Trastorno de Personalidad Dependiente
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educación para la vida
CUADRO CLINICO 1. Una necesidad general y excesiva de que se ocupen de él, que explica una conducta de sumisión, adhesión y temores de separación. Este factor ya se formó en él al final de la adolescencia, al inicio de la edad adulta y se da en todas las áreas de conducta: afectiva, familiar, social, laboral, académica, de ocio, etc. 2. Se percibe a sí mismo como una persona muy agradable y sumisa. Los demás le ven como una persona generosa y reflexiva, están impresionados por su humildad, cordialidad y gentileza. 3. Tiene dificultades para tomar las decisiones cotidianas si no cuenta con muchos consejos y excesiva reafirmación por parte de los demás. 4. Los demás le hacen cambiar de ideas fácilmente, incluso cuando ya ha tomado una decisión. 5. Tiene una importante necesidad de que otros asuman las responsabilidades en las principales parcelas de su vida. Se siente más seguro cuando los demás toman las decisiones importantes sobre él. 6. Tiene dificultades para expresar el desacuerdo con los demás debido al temor a la pérdida de apoyo o aprobación. Siempre cede en una discusión, desacuerdo o disputa importante, por temor al enfado y rechazo de los demás. 7. Va demasiado lejos y a veces, renuncia a sus propios deseos, por su deseo de lograr protección y apoyo en los demás, hasta el punto de presentarse voluntario para hacer tareas desagradables.
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8. Se siente incómodo o desamparado cuando está solo, debido a sus temores exagerados de ser incapaz de cuidar de sí mismo. Necesita siempre el apoyo y la ayuda de alguien cercano del que depender. Cuando termina una relación, busca otra. 9. Su principal miedo es el de vivir solo. Por miedo a la soledad y a que le abandonen, se somete a los deseos y órdenes de los demás. 10. La docilidad, una sensación de falta de ayuda, de apoyo y de reafirmación caracterizan su personalidad. 11. Tiene una baja autoestima, sentimientos de inferioridad. Con frecuencia renuncia a hacer cosas o actividades, por temor a no hacerlas bien. 12 Comportamiento no competitivo. Subordina sus deseos a los demás, hasta se puede someter a la intimidación y el abuso con la esperanza de evitar la soledad y el abandono. 13. La ausencia de confianza en sí mismo, se hace aparente en la postura, la voz y los gestos. 14. En este trastorno también es frecuente el estado crónico de fatiga. Cualquier tensión le provoca debilidad, ansiedad y sensación de agotamiento. 15. Su conducta es de ser muy cooperador, condescendiente y sumiso. 16. Cuando se siente junto a una persona protectora y fiable puede funcionar sin dificultades. Es así como puede demostrar afecto y generosidad hacia los demás.
educación para la vida Se siente muy deprimido cuando termina una relación. Busca otra con urgencia para sentirse seguro y apoyado 17. Si se siente privado del afecto y la protección que necesita, tiende a aislarse, se vuelve muy tenso, aprensivo, deprimido y desconcertado. 18. Es ingenuo, con tendencia a ser persuadido fácilmente y que la gente se aproveche de él. Es poco perceptivo y acrítico. 19. Su autodepreciación provoca simpatía, atención y cuidados en los demás. 20. Su temperamento es intrínsecamente melancólico, con tendencia al miedo y la tristeza. 21. No oculta sus fallos, inseguridad y deficiencias. Minimiza cualquier éxito o atributo que pueda tener. Tiene sentimientos de culpabilidad en aspectos en los que no tiene ninguna culpa.
Conductualmente: inseguro, indeciso, afable y busca la aprobación de los demás. Interpersonalmente: sumiso y dependiente. Cognitivamente: confiado e ingenuo. Afectivamente: sobreadaptado y tímido. Percepción de sí mismo: sentimientos de inferioridad y dependencia de los demás. Mecanismo de gratificación principal: introyección (proceso psicológico por el que se hacen propios rasgos, conductas u otros fragmentos del mundo que nos rodea, especialmente de la personalidad de otros sujetos).
Trastorno de Personalidad Dependiente
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educación para la vida
mecanismos psicológicos El trastorno de personalidad se va agravando mediante los complejos mecanismos psicológicos que explico a continuación:
A. Procesos psicológicos funcionales
B. Atributos psicológicos estructurales.
1. Procesos cognitivos. Le producen tensión las responsabilidades, por lo que siempre necesita ayuda y apoyo de los demás. Evita la autoafirmación y no se siente competente en nada. 2. Conducta interpersonal. Siempre es sumiso. Necesita la dependencia de una figura más fuerte que le proporcione cuidado, sin la cual se siente inseguro y así aumenta su ansiedad. Siempre se comporta como cumplidor, conciliador y tranquilizador, pero tiene miedo a tomar decisiones sin un apoyo y consejo de los demás. 3. Expresividad. Le cuesta mucho expresar su desacuerdo. Se le convence fácilmente, es muy confiado y crédulo. Tiene una actitud muy inocente ante las dificultades interpersonales. No afronta los problemas y las situaciones complicadas. Es muy manipulable en todas sus conductas. 4. Mecanismo de introyección. Al ser muy dependiente, en los demás genera la creencia de que necesita siempre estar acompañado y apoyado. No expresa lo que realmente opina para evitar conflictos y por temor a que los demás le abandonen.
1. Inseguridad permanente. Se siente débil, incapaz y con una gran inseguridad y falta de confianza en sí mismo. Menosprecia sus actitudes y competencias, por lo que en todo necesita el apoyo y la aprobación de los demás. No puede hacer las cosas solo. 2. Inmadurez. Vive una “niñez eterna”, busca en los demás el apoyo de los padres. Sus ideas han variado poco desde la infancia. Su conducta siempre es inmadura e infantil. No tiene habilidades sociales para afrontar las situaciones problemáticas. 3. Estructuración mental. No es capaz de asumir su responsabilidad o actividad. Busca reforzar continuamente su dependencia para afrontar todas las situaciones en la familia, en clase, en el trabajo, en la vida social, etc. 4. Estilo afectivo. Se comporta con los demás como agradable, tierno, cariñoso, por miedo a perder su apoyo. No es capaz de afrontar cualquier problema interpersonal. Es tímido y evita la tensión social juntándose a personas que no son tímidas y tienen habilidad social.
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educación para la vida
etimología 1. Sobreprotección de los padres. El niño ha estado tan sobreprotegido y mimado que no adquiere las competencias psicológicas del desarrollo normal ni las habilidades para comportarse de forma autónoma. Solo desarrolla miedos e inseguridad. 2. No ha aprendido a competir. La inseguridad que desarrolla le lleva a no competir nunca con los demás. En la adolescencia desarrolla muchos complejos de inferioridad. Esto le lleva a la autodepreciación, humillación y dudas constantes. Va aumentando su falta de autoestima, su indecisión y su sumisión a los demás. 3. Aprendizaje de un rol social. Los factores anteriores le llevan a desarrollar más conductas pasivo-dependientes y termina siempre adaptándose a lo que dicen los demás. Los necesita para todo.
tratamiento La psicoterapia es el tratamiento más eficaz. El objetivo de las terapias a ayudar a la persona a ser más independiente en el área afectiva, familiar, social, laboral, académica, de ocio, etc. La terapia consigue que vaya haciéndose más autónomo, con más autoestima; aumenta su autocontrol emocional, su autoeficacia, su capacidad de decisión, de afrontar solo las situaciones, etc. La terapia cognitiva elimina sus distorsiones cognitivas, sus miedos, su dependencia, sumisión, etc. y hace que afronte todas las situaciones que antes no podía. Es frecuente que acuda a la consulta con ansiedad y depresión. Es un tratamiento complicado y lento, pero exitoso. Hay que controlar que el paciente no adopte un rol pasivo en la terapia y evitar que desarrolle dependencia hacia el psicólogo clínico. bn Trastorno de Personalidad Dependiente
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educación para la vida
Víctor Rodríguez - Psicólogo Las emociones negativas tienen un claro papel en la supervivencia ya que nos advierten de los peligros, como puede ser el miedo o el asco. La función de las emociones positivas, sin embargo, no es tan evidente. No parece que disfrutar de la vida sea necesario para sobrevivir, pero ¿realmente no lo es? A nivel evolutivo se ha considerado tradicionalmente que los seres humanos nacemos preparados genéticamente para desarrollar seis emociones básicas: alegría, tristeza, sorpresa, miedo, ira y asco. Estas emociones se pueden agrupar en tres categorías: las que tienen valencia afectiva positiva (alegría), valencia afectiva negativa (tristeza, miedo, ira y asco) y valencia afectiva neutra (sorpresa). Esto quiere decir que nacemos mejor preparados para experimentar emociones negativas que positivas.
librio de las emociones positivas puede ser una ventaja ya que deja abierta la puerta a construir innumerables formas de producir emociones placenteras. Por esta razón, para cuidar nuestra salud emocional es imprescindible aprender y desarrollar el afecto positivo en la vida cotidiana.
También experimentamos emociones positivas con mucha menos frecuencia ya que se asocian a situaciones de placer, que son menos numerosas que las que suponen una amenaza (Nesse, 1990). Además, las emociones positivas son muy volátiles, duran muy poco, mientras que las negativas duran mucho. Aunque este panorama puede ser bastante desolador, el desequi-
Se ha demostrado que las emociones positivas producen cambios en el cerebro y mejoran el rendimiento cognitivo. Tener un estado afectivo positivo abre el foco de atención y permite que podamos atender a las características de la situación y analizar mejor el entorno. Por el contrario, un estado negativo lleva a atender exclusivamente a estímulos amenazantes y disminuye notablemente
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beneficios de regalar sonrisas
educación para la vida
nuestros recursos a la hora de evaluar la escena, ya que nuestro organismo se preparará para huir o defenderse del peligro. También se ha comprobado que, al enfrentarse a un problema, las emociones positivas favorecen que las soluciones que pongamos en marcha sean más creativas.
En el ámbito social, las emociones positivas hacen que profundicemos en las relaciones con los demás. Se establecen vínculos afectivos en los que se dan y se reciben refuerzos positivos y hacen que se cree mayor intimidad y confianza con las personas de alrededor. El poder de las emociones positivas
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educación para la vida
Además, experimentar afecto positivo hace que se mantengan esas relaciones en el tiempo y nos hacen buenos negociadores sociales. También favorecen que seamos más prosociales y aumentan la probabilidad de ofrecer ayuda a quien lo necesite. Las emociones positivas generan un estilo de afrontamiento activo y ayuda a la propia regulación de las emociones. Afrontar la vida de manera activa orienta hacia los problemas, hace que las dificultades se planteen como retos y oportunidades de crecimiento. El estilo de afrontamiento evitativo, sin embargo, hace que los problemas se acumulen y se generen nuevas emociones negativas que pueden desembocar en ansiedad y depresión. Además de todos estos beneficios, tener un buen afecto positivo y una buena red social alarga la vida. Los estudios indican que las personas que experimentan más emociones positivas tienen menos accidentes, enferman menos, poseen mejor sistema inmunológico que hace que sean más resistentes a infecciones y los síntomas de las enfermedades incapacitan menos debido a que existe una mayor liberación de opiáceos en el organismo. Por otro lado, se ha demostrado que la ira y la hostilidad son factores de riesgo de enfermedades coronarias. Además, la depresión predice mal pronóstico de dichas enfermedades. Evidentemente, no podemos elegir únicamente experimentar emociones positivas y rechazar las negativas. El afecto negativo cumple una función importante en nuestra vida ya que nos dan información de nuestro entorno, construyen nuestra identidad y fortalecen nuestro carácter.
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claves para cuidar la salud emocional
Aceptar. La mayor parte de nuestra ener-
gía se malgasta en pelearnos con las cosas. Y esto es consecuencia directa de evitar a toda costa experimentar emociones negativas. Esta actitud impide que crezcamos a nivel personal y provoca que seamos débiles emocionalmente. La rabia o la tristeza son emociones desagradables que a nadie nos gusta sentir, lo importante es utilizar las emociones como información de lo que queremos cambiar en nuestra vida y orientarnos a donde queremos llegar. Ser honesto con uno mismo, reconocer y aceptar nuestros errores e imperfecciones nos hará fuertes a nivel mental.
No quejarse. Aunque quejarse de lo que
está mal parezca legítimo, puede llegar a convertirse en un problema. Y es que es un comportamiento adictivo que nos vuelve expertos en detectar imperfecciones en todo lo que nos rodea. La trampa de la queja constante es que, indirectamente, nos quita la responsabilidad sobre el problema, ya que si uno se queja parece que ya ha cumplido su parte. Hacerse la víctima nos da la razón delante de los demás. Quejarse y pensar sin cesar en el aspecto negativo de las cosas provoca emociones negativas (ira, indefensión) que suscitan, a su vez, nuevos pensamientos negativos. Es importante entender que la relación entre pensamientos y emociones es circular, lo cual se puede utilizar adecuadamente para crear un intercambio positivo, es decir, “si pienso bien, me sentiré bien y si me siento bien, pensaré bien”.
Tolerar la frustración y demorar la gratificación. La clave de la madurez
Perdonar. El perdón es un proceso perso-
nal; depende de uno mismo. Un error frecuente en este tema es esperar que quien nos ha hecho daño se disculpe o cambie para poder perdonarle. Cuando no perdonamos se produce un quiste emocional que nos crea tristeza y ansiedad. La terapia de Aceptación y Compromiso compara el rencor con un anzuelo que uno mismo se clava y, después, clava al ofensor en el extremo. El anzuelo duele pero para poder sacarlo hay que quitar al otro primero. Perdonar es quitarse cargas emocionales que nos frenan en nuestro crecimiento personal.
Humildad.
La humildad es tener una actitud de aprendizaje. Si uno sabe ver en cada persona y situación una oportunidad para aprender, difícilmente se creerá mejor que los demás. La humildad hace que no nos demos demasiada importancia y podamos descansar de defender constantemente nuestra imagen, honor, exigir que nos den la razón, etc. Ser humilde, paradójicamente, hace que uno esté por encima de todo lo que no es importante.
psicológica se encuentra en estos elementos. Tolerar la frustración nos hace fuertes emocionalmente y mejora nuestra autoestima, ya que comprobamos que podemos enfrentarnos a situaciones desagradables. Y demorar la gratificación nos motiva para alcanzar metas a largo plazo que requieran un esfuerzo continuado.
Agradecer.
Ser agradecido es fundamental para generar afecto positivo. Hay estudios que revelan que expresar gratitud es un factor de protección contra la depresión. Al agradecer las cosas de la vida cotidiana que ya poseemos nos estamos quitando la necesidad de que cambie nuestro alrededor. Por el contrario, si no agradecemos, comenzaremos a crearnos necesidades absurdas que nos harán sufrir por dos motivos: porque no las alcanzamos y, si las conseguimos, porque tenemos miedo a perderlas.
Hacer ejercicio.
Cuidar nuestro cuerpo hace que cuidemos también nuestra mente. Los estudios muestran una clara evidencia de que alimentarse bien y hacer deporte provoca que nuestro cerebro produzca endorfinas y serotonina que mejoran el estado de ánimo. bn El poder de las emociones positivas
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si hoy escucháis su voz
La muerte cristiana VIII C é s a r A l l e n d e G a r c í a - Licenciado en Filosofía
«Dijo el Señor a Josué: “Anda, pasa el Jordán con todo este pueblo, en marcha hacia el país que voy a darles a los hijos de Israel”. Josué ordenó decir al pueblo: “Abasteceos de víveres, porque dentro de tres días pasaréis el Jordán para tomar en posesión la tierra que el Señor, vuestro Dios, os da en propiedad”». (Jos 1,1-2.10-11). En el texto citado hay más que suficientes elementos para comprender que la homonimia existente entre “Josué” y “Jesús” va mucho más allá de ser una “figura” lingüística. Con razón los Padres enseñaron que Jesús era el cumplimiento pleno de las Promesas hechas, en Josué, a todos los hombres. “Dios salva” expresa la fe en un Dios Creador y Providente que está pendiente de sus criaturas, según un designio de Amor que excede toda ponderación. 38
si hoy escucháis su voz Desde siempre —y hoy quizá más que nunca— el destino humano más allá de la muerte nos ha inquietado y urgido a darle respuesta. Dos son las perspectivas esenciales para enfrentarlo: la Filosofía y la Fe —no exclusivamente la cristiana—. Aun a riesgo de resumir en exceso, la cuestión del “postmortem” es característica de las Ciencias antropológicas, quedando en el ámbito de la Teología la determinación o concreción de las realidades últimas, es decir, los “novísimos” en el lenguaje clásico cristiano: muerte, juicio y retribución definitiva (cielo-infierno). Esta reflexión primera centra el argumento de este artículo con el que pretendo cerrar el “ciclo sobre la muerte cristiana”, y quisiera hacerlo no para saber algo —sí posible fuera— de qué hay al otro lado o más allá de la muerte, sino afianzar la fe en Dios.
Un punto y aparte que sigue Ya el propio lenguaje en su “uso” ordinario es engañoso, porque “post”, “después”, “más allá”, “al otro lado” son categorías de nuestro entorno histórico, espacio-temporal, y pretendemos, no obstante, que nos sirvan para desentrañar cosas que están fuera de este contexto empírico. La dificultad no es pequeña, y no es este el lugar de atajarla, pero sí diré que no pretendo utilizar el lenguaje como un martillo con el que golpear la almendra de la muerte para ver qué hay dentro, y que sí considero provechoso adoptar un modus
de reflexionar que nos sitúe en el lugar de pensamiento adecuado: para quien vive la vida en la fe desde la Palabra de Dios revelada, la misma existencia posee un fuerte sentido hermenéutico de las realidades ultimísimas: “postmortem” no es una cuestión todavía, o per se, religiosa; “Cielo” sí lo es. Pero la misma persona puede pensar y creer (San Anselmo), a la búsqueda de un conocimiento integrador. Como decía, la muerte no es una almendra a la que suponemos corresponderle un algo dentro; mejor (más fructífero) es considerarla como un “acontecimiento en el extremo”. Desde la fe cristiana este extremo no es en absoluto “punto final”, sino “punto y aparte”, pero que sigue. El acontecimiento de morir pertenece al universo simbólico en que la humanidad ha venido alimentando sus representaciones o figuraciones de todo aquello que nos sobrepasa y nos sobrecoge. La personalidad de las culturas, de las épocas históricas, así como la de los individuos dentro de ellas, se nutre de un sustrato de arquetipos universales. Por citar algunos: Paraíso, Felicidad, Pecado, Muerte, Serpiente, Hombre/Mujer, Bien, Mal, Hades, Redención/ Salvación, etc.
la muerte no es una almendra a la que suponemos corresponderle un algo dentro; desde la fe cristiana no es en absoluto “punto final”, sino “punto y aparte” que sigue
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¿Dios está o no está con los hombres? Josué y Jesús se alinean en una misma trayectoria salvífica que corresponde al esquema Creación-Pecado-Muerte-Salvación, en el que también la teología judeo-cristiana ha articulado su comprensión o acercamiento al misterio del ser, del vivir, del morir y…; es decir, al insondable designio de Dios, cuya naturaleza es el Amor operante en la Historia: Dios sustenta y orienta el acontecer, pero nosotros realizamos los hechos. Ahora bien, ni Josué, ni Jesús, ni Moisés, ni Elías, ni Juan el Bautista son reducibles a meros símbolos, privados de historia real. En modo alguno. Jesús de Nazaret no es la “representación” de un elemento arquetípico del colectivo y universal mundo simbólico; Jesús es la salvación encarnada, concretada y determinable en el espacio y en el tiempo. Además, su ser entero declara la respuesta ofrecida por Dios a la eterna cuestión que Israel, agotado y sediento, planteó en pleno desierto, en pleno proceso de liberación: “Si Dios está, o no está, con los hombres”. Todo el Éxodo y el libro de Josué están escritos sobre este eje esencial.
Dios sustenta y orienta el acontecer, pero nosotros realizamos los hechos
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“Si Dios está o no” es una propuesta de salvación, no una proposición de orden lógico, verificable o falsable. Jesús es un hombre (y Dios) real que propone, en toda su exigencia, a la libre decisión del hombre real aquella oferta de Gracia y Salud: por esto la Historia entera y la historia individual son “Historia Salutis”. El impulso o “principio activo” de esta dinámica de salvación es el espíritu del Señor Resucitado, que consumará la Historia de la humanidad con la Parusía de Cristo, y la historia personal de cada creyente con su resurrección; por eso Pablo escribió a los Romanos que el Espíritu es el principio de resurrección de la carne (8,9 ss). Subyace a esta afirmación una idea teológica de gran calado y riqueza, porque es conocido que la palabra “carne” tiene una amplia gama de significados, que podría resumirse apretadamente en la visión de “la carne” como la condición de caducidad material y sometimiento al poder del pecado mientras caminamos en esta vida, al mismo tiempo que dicha condición se encuentra asistida y renovada por un elemento de santidad que nos hace “hombres nuevos”, cosa nueva, construida como templo de Dios. La mansión eterna e indestructible en el cielo se va levantando mientras sucede el deterioro y desmoronamiento de esta, temporal y pasajera.
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El designio de Dios se encuentra en cada hombre En otras palabras: un común destino nos une al Señor. Tanto Él como nosotros somos seres históricos porque pertenecemos al mundo, tenemos conciencia de esta pertenencia y, en tercer lugar, estamos llamados a un Amor que es Gracia y Santidad. Ahora bien: cada uno en su rango, Jesús es el hijo del Padre, enviado por Él desde lo alto, y nosotros somos criaturas, llamadas a reproducir en esta vida la Imagen del Hijo, es decir, a ser hijos en el Hijo. De aquí que, cuando Pablo profesa su fe en la Resurrección, distingue: la del Señor es “primicias” y causa; la nuestra es participada, por el bautismo, de la suya. Gran verdad es esta y digna de todo crédito: si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe y vana también nuestra esperanza.
Seríamos los hombres más dignos de lástima de todos, principalmente porque nuestros pecados permanecerían. Y si permanece el pecado, permanece igualmente la muerte. El lado más dañino de la muerte es su presencia en nuestra vida, mientras estamos vivos, como una injusticia radical, es decir, que va a la raíz de nuestra condición humana: siendo puro anhelo de existir, tenemos que morir. La muerte, envenenada por el pecado, hace que el sufrimiento, el dolor y toda la constelación de males de todo orden que nos afligen, limen y desgasten nuestra capacidad de sentido y rellenen su vacío con la desesperanza y la frustración o angustia. Parecería, así, que el designio de Dios se encuentra en cada hombre y en la Humanidad con un Jordán, primero, y, luego, con una ciudad amurallada, Jericó, que cierran el paso a la tierra de promisión. A menos que alguien, no solo haya resucitado para sí mismo, sino que sea la Resurrección misma: haya resucitado con la misma funcionalidad con la que vivió y murió. A partir de este nuevo Josué, la Vida para siempre es una persona, que si es “para Dios”, también es “para los hombres”.
El lado más dañino de la muerte es su presencia en nuestra vida, mientras estamos vivos, como una injusticia radical
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Un estar ya siempre con el Señor Entonces qué, ¿posmortem o Cielo?; ¿solo un vaporoso y neblinoso más allá? ¿Tan solo un apenas asomarse (si es que se puede) desde aquí al otro lado del extremo de la vida…¡de los demás!, porque no puede hacerse de la propia? Las murallas de Jericó son “demasiado grandes” y, además, toda esta tierra está habitada por unos seres enormes, ante los cuales apenas somos saltamontes. La muerte está poblada por monstruos pavorosos, de pesadilla. Asomarse a este abismo de oscuridad es caer en la locura. Entonces, ¿qué? Para cuantos no se escandalizan del “duro” lenguaje de Jesús, sino que lo reciben, Juan tiene una respuesta a ese “qué”. La revelación muestra que Dios ha pensado la vida humana no como un “ir a parar” al vacío de la nada, sino a un espacio de Vida y Amor. Este espacio no es un lugar, ni siquiera un inmenso piélago de luz indefiniblemente luminosa: es un encuentro, un abrazo, la constatación de que el destino al que Dios nos llama se abraza al suyo y en el suyo se sostiene y se mantiene, en su Hijo Jesús, por su Hijo amado. Cielo y Jesús acontecen a la vez. Ya ha acontecido el cielo para cuantos forman la innumerable muchedumbre que vive plenamente la Comunión de los Santos en las bodas del Cordero.
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Acontecerá para cada hombre que se vaya donando, entregando a esta comunión con el Amor absoluto de Dios, en la etapa o momento que sea de su existencia. O sea, que el Cielo es “un estar ya siempre con el Señor” (1 Ts 4,17; 5,9-10). Desde la Cruz ¡qué lugar para tal noticia!. Dimas, ladrón y transgresor de la ley, oye la mejor y más fidedigna definición del “Cielo”: “Hoy estarás conmigo en el Paraíso” (Lc 23,42 s). El Paraíso, la tierra prometida a Israel en propiedad perpetua, está en estar con Él, en Él mismo; es el que cuelga del mismo palo, del mismo final. Ese ajusticiado es el “Viviente para siempre”, “el testigo fiel y primogénito de entre los muertos, que nos ama” (Ap 1,4-5). Y ¿quién nos separará de un amor así? ¡Maravilla sobre maravilla!: a la puerta del cielo hay una mujer esplendente como “Sol”, que luce por diadema de Reina las doce formas de estrellas en que brilla para cada tribu de hombres el Infinito Amor de Dios. Portera de belleza celestial en la celeste Jerusalén, María Santísima nos indica el Cielo del que Santiago escribía: “¡Feliz el hombre que soporta la prueba! Superada la prueba, recibirá la corona de la vida que ha prometido el Señor a los que le aman” (St 1,12). Dice María que el cielo es el Amor de Dios, su Hijo Jesús, correspondido por nosotros. bn
Dios ha pensado la vida humana no como un “ir a parar” al vacío de la nada, sino a un espacio de Vida y Amor, a un encuentro, un abrazo
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Mons. テ]gel Fernテ。ndez Collado Obispo Auxiliar de Toledo
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si hoy escucháis su voz La estructura de la misa hispánica parece que tiene una remota derivación de algún tipo de anáforas de tipo alejandrino o egipcio. El hecho curioso de que los dípticos se encuentren entre el ofertorio y la acción consagratoria, la proclamación del crédimus en el momento mismo de la consagración y los amén intercalados en las partes más importantes, la asemejan particularmente a la anáfora de Serapión (s. IV), a la de San Cirilo y a la liturgia etiópica. La influencia africana parece provenir de adoptar las primeras versiones y traducciones bíblicas del salterio y del estilo eucológico de las primeras colectas de los salmos. Otras influencias, ciertamente, fueron las bizantinas a través de un enclave bizantino en el Levante español, y sus contactos con las Galias y el Milanesado.
el liber commicus, el salterio, el liber canticorum, el liber hymnorum, el psalmógraphus, el manuale, el antiphonarium, el liber misticus (officia et misae), el passionarium, el liber horarum, el liber precum y el liber ordinum (sacramentos y sacramentales).
Al iniciarse el siglo VI, la Misa estaba perfectamente estructurada. La variabilidad de sus textos y, en concreto, de la anáfora aumentaría cada vez más a lo largo del siglo VII. Durante la celebración del Concilio IV de Toledo1, en el año 633, y al que asistieron 69 obispos, se constata en sus cánones que el Rito peninsular estaba definitivamente estructurado: misa, sacramentos y año litúrgico. A partir de esta fecha empieza a florecer la escuela toledana. La elaboración de nuevos textos no se interrumpirá en absoluto ni con la misma invasión de los árabes (año 711).
Varios factores contribuyeron también al pleno desenvolvimiento del Rito Hispánico. En primer lugar, una sólida base cultural, que apoyada en la época de la dominación romana y en la relativa paz religiosa obtenida con la conversión oficial al catolicismo del Reino de los Visigodos, hizo florecer excelentes creaciones literarias. En segundo lugar, la obra literario-doctrinal de los Padres de las Iglesias hispánicas (San Isidoro, San Eugenio, San Ildefonso), conscientes de que sus piezas literarias eran un excelente instrumento catequético para difundir la verdadera fe católica y una espiritualidad sana. Y, en tercer lugar, la atención constante de los Concilios (prov. Tarraconense, Braga y IV de Toledo) con su legislación en la mejor celebración de la Eucaristía y del oficio divino, la ordenación del año litúrgico, y la administración de los sacramentos y sacramentales. En la formación del Rito hispánico intervinieron tres grandes sedes metropolitanas: Tarragona, Sevilla y Toledo.
Puede afirmarse que, con las compilaciones y revisiones llevadas a cabo por San Julián de Toledo, los libros litúrgicos principales quedan definitivamente establecidos. Afortunadamente se han conservado maravillosos códices y fragmentos litúrgicos fechados entre los primeros años del siglo VIII y los últimos del siglo XI. Los libros litúrgicos de uso común, además de la Biblia, eran:
1 GARCÍA LOAISA, Collectio conciliorum..., pp. 327-375
La mayoría de los autores de los textos y los cantos quedó en el anonimato. Sin embargo, la tradición nos ha conservado algunos de sus nombres: Justo de Urgell (primera mitad del siglo VI), el obispo Pedro de Lérida (s. V-VI), Juan de Zaragoza (+ 631), San Braulio (+ 651), Quirico de Barcelona (+ 666), San Leandro de Sevilla (c. 540-600), San Isidoro de Sevilla (c. 560-636), Conancio de Palencia (med. s. VII), San Eugenio de Toledo (+ 651), San Ildefonso de Toledo (610-667) y San Julián de Toledo (c. 642-690).
El Rito Hispano-Mozárabe II
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etapa visigótica
Las invasiones bárbaras marcan una etapa de la liturgia hispana. Desmantelado el Imperio Romano Occidental se van creando las naciones bárbaras: ostrogodos en Italia; merovingios en el centro y norte de las Galias; visigodos en el sur de Francia y en casi toda España; suevos en el resto de la Península Ibérica. En el Reino visigodo2, su condición de arrianos frenó por un tiempo la formación del Rito. La conversión de los suevos al catolicismo, la invasión de este reino por el visigodo y la ulterior conversión del pueblo visigodo al catolicismo con su rey, Recaredo, a la cabeza en el III Concilio de Toledo (589), crearon las condiciones favorables para el relanzamiento del Rito3. En este concilio toledano se logra, no solamente la conversión del rey y del pueblo visigodo al catolicismo, sino también la unificación de los pueblos hispano-romano y godo, el reconocimiento de la Iglesia Católica como institución medular del reino y la norma universal de recitar en todas las misas el credo niceno-constantinopolitano. Esta decisión de recitar el credo diariamente, y que afectaba a todas las iglesias de España, de Galia y de Galicia, buscaba erradicar cualquier residuo de arrianismo en los fieles y que estos aprendiesen de memoria el credo católico. El lugar donde estructuralmente se ordena colocar el credo, después de la consagración, al comienzo del rito preparatorio de la comunión y antes del Padre Nuestro, es uno de los signos distintivos de la liturgia hispano-mozárabe.
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El concilio IV de Toledo (633)4, presidido por San Isidoro, afrontó con decisión el tema de la unificación litúrgica, aprobando algunos cánones donde se instaba a guardar el mismo modo de orar y de cantar en toda España y Galia, el mismo modo en la celebración de la misa, y la misma forma en los oficios matutinos y vespertinos. El siglo VII no solamente se caracteriza por impulsar la aplicación de las directrices unificadoras del IV Concilio toledano, directrices que fueron avanzando lentamente y que en algunas regiones quedaron interrumpidas bruscamente por la invasión musulmana, sino que fue un siglo eminentemente creativo desde el punto de vista litúrgico. Se compusieron los textos de nuevas misas, se introdujeron himnos y se organizaron los libros litúrgicos. La muerte de San Ildefonso (667) señala el momento de declive en el proceso de creatividad y surge la necesidad de compilar definitivamente los libros litúrgicos. Esta tarea la llevó a término San Julián y con ello se da un paso decisivo en orden a mantener una uniformidad litúrgica, al menos en dos provincias eclesiásticas: la Tarraconense y la Cartaginense, cuya capitalidad estaba establecida en Toledo (610). La brillante producción de los Padres Visigodos, buenos recopiladores, la serie de Concilios Visigóticos, y la enorme producción literaria, recopilada a final del período, permiten hablar de una etapa importante en el desarrollo y formación del Rito Hispánico, llamado por estas razones por algunos historiadores “Rito visigótico”, aunque ni los medios expresivos de que se sirvieron sus autores, ni el contenido doctrinal acumulado son de origen exclusivamente visigótico.
2 J. ORLANDIS, La Iglesia en la España visigótica y medieval, Pamplona 1976. J. ORLANDIS - D. RAMOS-LISSÓN, Historia de los concilios de la España romana y visigoda, Pamplona 1986. 3 M. GONZÁLEZ MARTÍN, “El concilio III de Toledo y la unidad católica de España”, en Concilio III de Toledo - XIV Centenario (589-1989), Toledo 1991, pp. 69-76. 4 GARCÍA LOAISA, Collectio conciliorum..., pp. 327-375.
si hoy escucháis su voz
etapa mozárabe
En el año 711, Tariq, al frente de las tropas árabes, derrotó a los visigodos en la batalla de Güadalete, con don Rodrigo a la cabeza. La invasión y ocupación musulmana de la Península Ibérica, supone un parón en el desarrollo del Rito hispánico y su aislamiento cultural. En apenas diez años, los árabes ocuparon casi por entero la Península Ibérica. Un baluarte de resistencia a la ocupación islámica se había establecido en Asturias. Apenas consolidada aquella base para la futura reconquista, Alfonso el Casto, en el año 790, decretó que en Oviedo fuese restaurada la liturgia palatina, tal como se había celebrado en Toledo.
el apelativo de mozárabe es aplicado a los cristianos que permanecieron fieles a su fe durante el dominio musulmán
Nace la época denominada mozárabe. El apelativo de mozárabe es aplicado a los cristianos que permanecieron fieles a su fe durante el dominio musulmán. Esta época tiene el gran mérito de conservar el Rito en un ambiente hostil. Se siguen componiendo textos para nuevas Misas, algunas de alta calidad, sobre todo para los nuevos mártires, pero el Rito se ve detenido en su desarrollo natural. Los cristianos conservan su fe y su liturgia con grandes dificultades y estrecheces. Sus ritos les eran permitidos, pero no favorecidos. Se sentían impulsados a mantenerse unidos por la fe ante el ambiente exterior adverso. Con todo, el antiguo Rito siguió celebrándose en la España ocupada por los árabes y en los nuevos reinos de León, Castilla y Navarra; además, algunos clérigos consiguieron emigrar y se llevaron consigo algunos libros litúrgicos que se han conservado, aunque muy dispersos. bn
El Rito Hispano-Mozárabe II
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kerigma
Jesús Esteban Barranco
E
D o c t o r e n Te o l o g í a D o g m á t i c a
¿ s histórico el «instante» concreto de la resurrección de Jesús? Un pueblo tiene su historia, la tiene una nación, el mundo entero y, también, cada persona en singular. Por ejemplo, los hititas, los sumerios, los acadios, los caldeos… tuvieron su historia, como la tuvieron igualmente los incas del Perú, o actualmente las tribus amazónicas, los Estados Unidos de América; o la historia de Abrahán, Moisés, David, etc. Nos damos cuenta, así, de que el concepto de historia, sucintamente, es el conjunto de acontecimientos y hechos desde los orígenes de la humanidad hasta el presente. Lo que conlleva que tales acontecimientos suceden en una determinada época y tienen un lugar en el globo terráqueo. Es decir, cada acontecimiento está determinado por las coordenadas cartesianas del tiempo y del espacio. Con estas premisas podemos abordar mejor el acontecimiento de la resurrección de Jesucristo. 48
kerigma Sabemos que, ciertamente, son totalmente históricos los hechos de la pasión, muerte y sepultura de Jesús. Al tercer día, al amanecer, hay un instante, solo un instante, por llamarlo así, porque no tiene duración —la tiene para nosotros, en nuestra reducida mente, que necesita ubicar en el tiempo y en el espacio, lo que ocurre; no la tiene para el cuerpo de Jesús—, de manera que «antes» de ese instante el cuerpo de Jesús está en la tumba, como hecho histórico, y «después» de ese instante no está; solo que ese «antes» y ese «después» no existen para el cuerpo de Jesús resucitado. Es decir, no es un hecho que podamos constatar o verificar empíricamente, lo que nos está indicando que Jesús resucitado no pertenece ya a este mundo. Digamos que el acontecimiento de la resurrección de Jesús es metahistórico, es decir, el último instante antes de la resurrección es un hecho histórico, pues el cadáver de Jesús está en la tumba; «luego», no está.
¿Dónde está el cuerpo de Cristo resucitado? Lo único que sabemos es que la tumba está vacía, y este sí es un hecho histórico comprobado por las Marías que fueron al sepulcro, y luego, en seguida, por Pedro y Juan (Jn 20,1ss), como también lo es el terremoto subsiguiente al «instante» en que la tumba está vacía («y de pronto tembló fuertemente la tierra»: Mt 28,2) y el aturdimiento de los guardias que custodiaban el sepulcro, quienes, no sabiendo lo que había pasado, urdieron la trama de que los discípulos de Jesús habían robado el cadáver. Igualmente, al morir Jesús en la cruz, «la tierra tembló, las rocas se resquebrajaron, las tumbas se abrieron y muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron y, saliendo de las tumbas después que él resucitó, entraron en la ciudad santa y se aparecieron a muchos» (Mt 57,51-53), algo que llenaría de confusión, si no de pavor, al sumo sacerdote y sus adláteres. Todo ello ciertamente son hechos históricos atestiguados por los evangelios.
¿dónde está el cuerpo de Cristo resucitado? Lo único que sabemos es que la tumba está vacía, y este sí es un hecho histórico
¿Cristo ha resucitado de verdad?
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kerigma Dicho esto sobre el evento concreto del «momento» de la resurrección, luego, sí tenemos números testimonios históricos de las apariciones del Resucitado. Ya he dejado constancia de ello en otro artículo mío, escrito en 2008, titulado «¡Alégrate, Reina del Cielo! ¿Son doce o trece las apariciones de Jesús Resucitado?»1 . Si el cuerpo de Jesús resucitado no es de este mundo —de hecho atraviesa puerta y paredes, sin que le afecten nada las leyes físicas propias de los cuerpos, cuya nota esencial es ocupar un lugar—, ¿ocupa su cuerpo glorioso algún lugar físico sujeto al espacio y al tiempo? Y si ya no es de este mundo y es un cuerpo «espiritual», ¿qué ven los agraciados cuando se les aparece?
El milagro moral De la misma manera que en el acontecimiento de la transfiguración en el monte Tabor, el Señor hizo el milagro durante toda su vida terrena de tapar la luz gloriosa de su cuerpo en cuanto lleno de Luz, la Luz misma del Verbo del Padre («Dios es Luz»: 1 Jn 1,5), dejándonos entrever entonces lo que sería su resurrección —de hecho ordena a los tres discípulos (Pedro, Santiago y Juan) que no contaran nada de lo sucedido hasta después de su resurrección (Mt 17,9), indicando así que les estaba anticipando un signo de lo que sería él después de su vida terrena—, de la misma manera podríamos pensar que el cuerpo que se
manifiesta en las apariciones es fruto de un milagro para nosotros —aunque no hay tal milagro en sí, porque ese es el estado natural de los cuerpos gloriosos—, permitiéndonos verlo tal como era en su vida mortal: por ejemplo, tenemos entre otros casos el de la Magdalena, que le abraza los pies, o el de Tomás, el incrédulo, que toca las llagas de Cristo, o cuando come con los apóstoles el mismo día de la resurrección (ver Lc,24-43)… Todos ellos efectivamente hechos históricos, aunque debamos entender que lo que comió aquel Resucitado no siguió el curso natural de quienes, en este mundo, ingerimos alimentos y pasan por nuestros intestinos hasta deshacernos de lo sobrante.
el efecto de la resurrección ha originado una serie interminable de cambios de vida, según el espíritu de las Bienaventuranzas, que perdura hasta hoy Sin embargo, habría que conjugar todo esto con lo que nos narra San Lucas sobre su aparición a los apóstoles y discípulos el mismo día de Pascua: «Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona.
1 Publicado en mi libro Atardece. Luz de poniente (Editorial Asociación Bendita María, n.º 20 de la colección Libros Buenanueva, Madrid 2012, págs. 351-354). El Nuevo Testamento nos ofrece las doce veces que se aparece Jesucristo a sus discípulos, que son: a María Magdalena (Mc 16,9 y Jn 22011-18); a las santas mujeres (Mt 28,9-10); a los dos discípulos de Emaús (Lc 24,13-33); a Pedro (Lc 24-34); a los Apóstoles, menos Tomas (Jn 20,19-23); a los mismos, con Tomás (Jn 20,26-29); a siete discípulos en las orillas del lago Tiberíades (Jn 21,1-14); a los Once en Galilea (Mt 28,16-30); a más de quinientos hermanos (1 Cor 15,6); a Santiago (1 Cor 15,7); en su Ascensión (Lc 24,50 y Hch 1,1-8); a Pablo camino de Damasco (1 Cor 15,8). A estas doce añado una más, porque, como comento en el artículo, hay que suponer con fundamento que seguramente se apareció primero a su Madre, como es lógico, natural y sobrenatural. Todas estas apariciones, evidentemente, son hechos históricos. Este artículo fue publicado también en el n.º 16 de la revista Buenanueva (mayo-junio 2009) págs. 104-106. Estas doce o trece apariciones no prejuzga que el Señor no se haya aperecido a alguien más y no está recogido en la Escritura.
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kerigma Palpadme y daos cuenta de que un espíritu no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo» (24,39); pero San Marcos, por otro lado, apunta: «Se apareció en figura2 de otro a dos de ellos que iban caminando al campo», aparte de que, al principio de las apariciones, no lo reconocen (María Magdalena, los dos discípulos de Emaús, sus propios discípulos). Todo esto quiere decir que el efecto de la resurrección ha originado, para quienes aceptaban la fe en ella, una serie interminable de cambios de vida, según el espíritu de las Bienaventuranzas, que perdura hasta hoy. Muy pronto, después de Pentecostés, tomó más cuerpo la Iglesia, hasta entonces reducida a los Once Apóstoles, a las piadosas mujeres que lo seguían y asistían en su vida mortal, encabezas por María Virgen, y pocos discípulos más. Después seguiría la lista roja por la sangre de los muchos mártires que fueron, y siguen siendo hoy también, semilla de nuevos cristianos (Tertuliano). En seguida comenzaron a fundarse las iglesias apostólicas de Jerusalén, Alejandría, Antioquía y Constantinopla, así como otras numerosas encabezadas por sus obispos, como Lyon, Milán, Cartago, etc. con las grandes figuras de los grandes Padres de la Iglesia, como Atanasio, Ireneo, Ambrosio, Cipriano y Agustín, sin olvidar a Jerónimo y los tres Padres capadocios (Basilio, Gregorio de Nisa y, especialmente, Gregorio Nacianceno, «el teólogo) y Juan Crisóstomo, por no seguir abundando; así hasta posterior y recientemente los grandes místicos, como las dos Teresas de Jesús (la de Ávila y la de Lisieux), el Padre Pío, Faustina Kowalska… y los santos canonizados hace poco, como Juan Pablo II, Juan XXIII…
está la lista aún sin acabar de todos los santos de la Madre Iglesia, desde Pentecostés hasta hoy, lo que no deja de ser, además de un superlativo milagro moral, un hecho histórico innegable Sé que me he saltado el blanquísimo coro de las vírgenes, aquellas que en el cielo, junto con quienes no se contaminaron, «siguen al Cordero donde quiera él vaya» (Ap 14,4), encabezadas por las de la primitiva Iglesia y que el Canon Romano de la Misa rememora: Felicidad y Perpetua, Águeda, Lucía, Inés, Cecilia, Anastasia. En definitiva, es una lista aún sin acabar de todos los santos de la Madre Iglesia, desde Pentecostés hasta hoy día, lo que no deja de ser, además de un superlativo milagro moral a los largo de más de dos mil años —cuando tantos imperios han desaparecido antes o después—, un hecho histórico innegable de incalculable valor, basado precisamente en ese punto central de la resurrección de Jesucristo. Ello se debe a que el mismo Jesucristo, fundador de su Iglesia en la persona de su sucesor Pedro, nos dijo y prometió que estaría «con nosotros hasta el final de los tiempos» (Mt 28,20) y que «el poder del infierno no la derrotará» [a la Iglesia] (Mt 18,19). «Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde esté, estéis también vosotros» (Jn 14,3). bn
2 Se refiere a los dos discípulos de Emaús. La palabra figura está bien traducida; en latín dice effigies (también en español efigie), procedente del griego original morfé, que significa forma, figura, especialmente del cuerpo humano. En Ap 1,13, cuando se muestra a San Juan en éxtasis, dice que vio «como un Hijo de hombre» (omoion uion antrópou en el original griego, y similem filio hominis en la versión latina).
¿Cristo ha resucitado de verdad?
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espada de dos filos
Francisco Lerdo de Tejada Capellán Universidad CEU-Montepríncipe
En el artículo anterior, publicado en Buenanueva nº 52, presentábamos el amor en Dios, por Él y para Él como plenitud de felicidad y fórmula definitiva de solución del problema humano. En el Cielo, en la otra vida, no habrá necesidad de evangelizar, de hacer apostolado ni necesidad de purificar nuestras vidas. Eliminadas estas dos funciones de este amor divino, ¿qué quedará entonces del amar en Dios, por Él y para Él? El tercer enfoque: este amor a Dios así, de este modo perfecto, es la plenitud del amor y, por ello, la más alta felicidad.
Decíamos que no sabemos muy bien en qué consistirá este amor así, desprovisto de sus dos primeras funciones eclesiales de purificación y misión apostólica. Este tercer enfoque resulta misterioso —fácil de entender desde un punto de vista teórico pero sensiblemente menos definible—. Es fruta de sabor un tanto desconocido que nos espera en el Cielo, pero que ya aquí en la tierra hemos de tratar de vivir.
Ya que nos va —no ya mucho ¡sino todo! — a la hora de gestionar la felicidad en nuestra vida, tratemos de entrar un poco en la raíz de este tercer enfoque, de la mano de San Juan de la cruz y de San Juan de Ávila. Se da una extraña coincidencia. Cita concordada de extraordinarios resultados. En la vida de San Juan de la Cruz se cuenta lo siguiente: «Un día pregunta a la M. Francisca: “¿En qué trae la oración?”. Y responde la monja: “En mirar la hermosura de Dios y holgarme de que la tenga”».
¿Qué queda, por ejemplo, del amor matrimonial en el Cielo si no habrá procreación ni amor de mutua ayuda? El tercer enfoque: el amarse en Dios, por Él y para Él como plenitud de felicidad.
La clave está en la segunda parte de la frase. En el mirar la hermosura de Dios podría caber algo de egoísmo. En el holgarme de que sea Belleza infinita se da el amor puro, exento de toda contaminación egoísta.
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espada de dos filos
Es la clave, y lo repetiremos mil veces: no es que a mí me guste Dios —actitud correcta pero que puede albergar un poco de egocentrismo camuflado— sino que lo que me gusta es que Él guste, es decir, que sea objeto de amor y admiración por parte de los demás. No es encontrar una felicidad para mí sino vivir la misma dicha de Dios como mía; y en eso encuentro la felicidad para mí. No es tanto que me guste Dios sino que Dios sea Dios. Es un matiz que abre una infinita diferencia. Si lo entendemos bien viviremos bien.
No es tanto que me guste Dios sino que Dios sea Dios. Es un matiz que si lo entendemos bien, viviremos bien El Amor Auténtico
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espada de dos filos
Intensidad y abundancia Poseemos otro documento de importancia capital. Se trata de una carta que San Juan de Ávila escribió a una doncella que le preguntaba qué cosa era caridad: «… Actualmente amando y queriendo que el Señor sea en sí quien es…». En este amor estaba inflamado San Agustín cuando dijo, hablando con el Señor: «Si vos fuésedes, Señor, Augustino, y yo Dios, haceros hía yo a vos Dios y hacerme hía yo Augustino…». «Os dije que trujésedes un querer, con que quisiésedes que el Señor fuese en sí quien es; porque la caridad en este querer consiste». Tras la lectura de estos textos saquemos algunas conclusiones de interés: 1. El amor auténtico radica ante todo en complacerse en la grandeza de la persona amada. La felicidad es espectacular, es decir, disfruta en el espectáculo desplegado que es la otra persona en su talento, paz y belleza. No hay función sino admiración. En este arrobamiento por la persona que quiero voy descubriendo mi propia felicidad. El acento queda desplazado. Soy feliz no porque encuentro felicidad para mí sino porque vivo la felicidad del otro, en su don. Es el otro siempre el que lleva la batuta en mi gestión de amor. No es ya que me guste lo que la otra persona tiene, sino que gusto que la otra persona guste a los demás. He aquí el matiz definitivo y decisivo, la alta delicadeza del descentramiento. Vivido todo esto no como ascética sino como amor, puro amor, en su tercer enfoque. Ponerme al servicio de la persona amada y reconocer su transcendental solvencia.
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2. El amor auténtico anula las vivencias de celos enredados porque goza no ya con la verdad (1 Cor 13) sino con la alabanza profunda. Tal vez la verdad religiosa del hombre esté constituida por la alabanza como expresión de reconocimiento y amor. Satanás, al no querer alabar en amor y por amor, se pudrió. La felicidad va por vías de referencias, no de apropiación. Nuestra vida queda, por el amor, referida al otro. Vivir para Dios, alabarle en un sinfín continuo. 3. El amor auténtico no tiene envidia. El Catecismo nos ha enseñado siempre que contra envidia, caridad. Es curioso. La envidia nos parece demasiado bajo, demasiado poca cosa como para constituirse en enemigo mortal del amor, pero es así. Y tiene su gravedad. Si Dios es amor, la envidia atenta contra el mismo Dios. Es decir, el no aceptar el que Dios sea como es origina la fuente del mayor desatino y la mayor desgracia. No hablamos de colegiales envidias sino de la envidia profunda que supone el no vivir a Dios como Dios. Se ve claro que el amor auténtico evita la envidia, porque es un holgarse en la dicha del otro. 4. El amor auténtico consigue lo que ninguna ascética puede cabalmente: el olvido de sí propio, sin recompensas, sin expectativas. El gozo del amor es gozarme del gozo del otro y procurarlo con toda mi alma. No digo que se trate sin más de procurar hacer feliz al otro sino gozarme de que el otro sea otro y que sea como es. Quiero y me complazco de que el otro exista, pero no como bien para mí, sino como bien para él mismo. Este es mi mayor bien. Es un matiz delicado.
espada de dos filos 5. El amor auténtico hace relación a la mutua presencia que ocasionan los seres entre sí. «Qué bien que existes» se dicen los que se aman. No es «qué bien haces tal o cual cosa» o «qué bien que tienes tal o cual cualidad» o «me conviene tal o cual aptitud tuya» sino… «qué bien que existes». El amor alcanza a la existencia como primordial cualidad, antes que a las cualidades innatas o sobrevenidas. «Me gozo de que seas y de que seas así». Dios es el Ser. Por eso en Él coinciden gozarse de su existencia y de sus cualidades, porque sus cualidades no se distinguen de su existencia. Esencia y existencia se confunden en Él. Nos asombra esta su simpleza metafísica. «Deseo partir y estar con Cristo, que con mucho es lo mejor» (Flp 1,23). Dice estar, no hacer. Ser uno (Jn 17), coexistir con él.
El culmen de la existencia 6. El amor auténtico da amplitud psicológica: el gustarme, no ya Dios simplemente sino que Dios sea Dios, abre y obra maravillas en mi psiquismo. Desencadena un dinamismo por el que me empiezan a gustar muchas cosas y a gustar mejor las que no me gustaban tanto. Ya no choco con la realidad del modo habitual del que lo hago. No me enfado tanto, lo hago de otro modo. Adquiero una psicología enamorada a la que tiende a parecerle todo bien, a gustar la manera de ser de Dios, su Creación y creaciones. Un enamorado no combate ya la cruz, la ama indescriptiblemente. El amor que lleva dentro le duerme la cruz, le hace sentir la vida preciosa de Dios. Si me gusta que Dios sea me gustarán los seres, las relaciones, los proyectos…, pimpollos,
campos, aves y mar. Paso de un ser que se amarga fácilmente a un ser que se alegra a cada paso. Una insospechada novedad me moverá, una inabarcable Felicidad (gracia) plasma la divinidad en mi alma. Estoy en el centro de la Felicidad y abrazo al mundo entero. Veo las cosas de otro modo porque vivo a Dios, por Él y para Él, no solo para mí. Ahí está: vivir a Dios para Él. Entonces Él se vive todo para ti. Sinfonía verde que suena y suena… Todo es ya esperanza. ¿El precio? La aceptación. La Aceptación (de Dios) me lleva a la aceptación gozosa (de las criaturas). 7. El amor auténtico es la humildad máxima: el amor puro supone vivir con el corazón del otro, mirar con los ojos del otro, respirar con los pulmones del otro… Que sean uno, completamente uno (Jn 17). 8. El amor auténtico es una llamada a la alegría y una perfecta vivencia de la misma: me alegro infinito por el otro, en el otro. «Alégrate en el Señor y él te dará lo que tu corazón está pidiendo» (Sal 36,4). «Mi corazón y mi carne retozan por el Dios vivo» (Sal 83,3). Por aquí van los tiros del tercer enfoque. Plagado de matices está el centro auténtico de la verdadera felicidad. Todo es muy simple: matizando atino, equilibrando me lleno y amando llego; alcanzo mi destino. En el corazón del hallazgo (¡Eureka!) de este tercer enfoque nos encontramos con las palabras de una monja: mirar la hermosura de Dios y holgarme de que la tenga. Hemos llegado al sentido pleno de la vida, al culmen de la alegría. El amar en, por y para Dios consiste en holgarse en Él. Ya sabemos a qué sabe este tercer enfoque: ¡sabe a gloria! bn El Amor Auténtico
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Javier Pérez Castells
Catedrático de Química Orgánica y Farmacéutica (Univ. San Pablo-CEU)
El conocimiento de cómo surgió la vida hace miles de millones de años sigue rodeado de misterio. Estudiar cómo se abrió camino la vida en un tiempo tan lejano requiere la colaboración de químicos y biólogos, solventando enormes dificultades experimentales que se suplen con modelos creados por ordenador, simulación de medios físicos en laboratorio y el estudio de lugares de la Tierra con condiciones ambientales extremas. Hoy día también contamos con los datos procedentes de sondas espaciales que han visitado zonas del sistema solar alejadas, donde hemos encontrado satélites con condiciones físicas que presentan parecido con las de la Tierra primitiva. Los registros fósiles nos hacen pensar que la vida surgió en algún lugar de este planeta hace unos cuatro mil millones de años, es decir, entre quinientos y setecientos millones de años después de que se formara la Tierra. La vida apareció después de un tiempo relativamente corto, considerando que en los primeros tiempos la Tierra era tan solo una nube de materiales en proceso de compactación (acreción), probablemente estéril. En aquel tiempo hubo un gran número de impactos de meteoritos y cometas que trajeron agua y CO2. En particular, una colisión con un asteroide gigantesco dio como resultado la formación de la Luna, un satélite de un tamaño inusualmente grande que ha resultado crucial para el manteni-
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miento de condiciones de estabilidad en la Tierra esenciales para permitir el desarrollo evolutivo hacia la vida compleja. En aquel tiempo, el constante impacto de sólidos de gran tamaño hubiera destruido cualquier vida incipiente en el nuevo planeta. Esto nos da una primera pista interesante. Si consideramos que las células eucariotas necesitaron 1.500 millones de años más para aparecer, y los animales pluricelulares otros 1.500 millones de años más, parece
razón creadora que la vida primitiva surgió en poco tiempo. Es muy significativo que en cuanto cesó el bombardeo apareciera la vida. Puede decirse que, en cuanto fue posible, hubo vida. Si esta idea fuera válida universalmente, la aparición de vida primitiva no sería un hecho infrecuente, al no precisar de condiciones ambientales especialmente precisas y constantes. Encontrar pues vida sencilla (bacterias, arqueas) fuera de la Tierra será algo muy probable. Los recientes descubrimientos de organismos vivos en condiciones ambientales muy alejadas de las habituales (los extremófilos) apoyan esta idea. Un extremófilo es un microorganismo que vive en condiciones extremas, entendiéndose por tales las que son muy diferentes a aquellas en las que viven la mayoría de las formas de vida en la Tierra. Y es que hemos encontrado organismos viviendo a altas temperaturas, grandes profundidades e incluso en un ambiente casi “marciano” como el del onubense rio Tinto.
Las primeras moléculas El inicio de la vida plantea numerosas preguntas que aún no tienen respuesta: ¿Cómo fue esa primera vida? ¿Dónde se sitúa la frontera entre lo vivo y lo inerte? ¿Cuáles eran sus constituyentes químicos? ¿Por qué se utilizaron esas moléculas y no otras? ¿Es posible que hubiera podido hacerse con otros componentes, y por tanto, que aparezcan formas de vida extrañas en otros lugares del universo? ¿Se originó la vida en un solo ambiente o en varios? La investigación moderna sobre el origen de la vida se basa en el concepto de evolución química molecular como paso previo, posteriormente coexistente con la
evolución biológica. Los organismos vivos están hechos de moléculas orgánicas (basadas en el carbono) que deben permitir la replicación, mediante la transcripción de la información genética y el metabolismo. Un primer desafío será desentrañar cómo se seleccionaron las moléculas de la vida, cuáles fueron primero, y por qué su estructura química fue precisamente esa y no otra. La vida se basa en tres tipos de compuestos químicos: A) Los aminoácidos, péptidos y proteínas. B) Los carbohidratos y polisacáridos. C) Los ácidos nucleídos. Los más sencillos son los aminoácidos, cuya combinación espontánea para formar polipéptidos fue candidata para ser considerada la primera reacción protometabólica. Sin embargo, se necesita una codificación específica para que las cadenas proteicas sean útiles y capaces de poner en marcha el metabolismo. Esa codificación se basa en los ácidos nucleicos, pero su síntesis requiere a su vez enzimas peptídicas que catalicen las reacciones. Se trata de un problema del tipo del “huevo y la gallina” lo que ha dado lugar a dos teorías opuestas: la que considera a las proteínas como las moléculas primigenias (“mundo metabólico”) y la que considera que lo primero fueron los ácidos nucleicos, concretamente el ARN (ácido ribonucleico, teoría del “mundo ARN”), que es más reciente y cuenta actualmente con más aceptación. El ARN podría actuar como fábrica de proteínas y a la vez ser el catalizador necesario para favorecer las reacciones químicas importantes. La hipótesis se apoya en el descubrimiento de las ribozimas, situadas en el corazón de los ribosomas, que son responsables de catalizar la síntesis de proteínas. Se trata de una excepción a la regla de que la catálisis en las reacciones biológicas la llevan a cabo las enzimas, y sugiere que se debe a que dicha reacción procede de la época primitiva del mundo ARN. ¿Cómo surgió la vida?
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razón creadora
El emparejamiento de pares de bases, que es la base del aparato genético, se desarrolló posteriormente. La especificidad del emparejamiento requirió de la selección de las cinco bases nitrogenadas canónicas entre otras posibilidades. Las razones de la selección parecen ser principalmente funcionales y se ha relacionado con las propiedades ácido-base de las nucleobases. Una teoría frecuentemente citada en los medios de comunicación es la de la panspermia. Viene a solventar el problema de la diferenciación entre moléculas que guardan entre sí la misma relación que nuestras manos. Para construir la vida es imprescindible utilizar solo un tipo de esas moléculas (la derecha o la izquierda, pero nunca mezclas de ambas). El mecanismo por el que se hizo la selección constituye uno de los enigmas que más fascinan a los químicos. Se apuesta por una radiación cósmica como responsable de la selección. Al no poder penetrar dicha radiación en la atmósfera de la Tierra, se ha postulado que las biomoléculas pudieron formarse en el espacio, y que luego llegaron a la Tierra a bordo de meteoritos. Lo cierto es que se ha registrado la llegada a la Tierra de meteoritos conteniendo aminoácidos con más cantidad de moléculas izquierdas que derechas.
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Además de un conjunto de moléculas, un ser vivo precisa de una separación física con el exterior para regular el intercambio de sustancias y energía. Al principio, la maquinaria molecular pudo ensamblarse en algún entorno con condiciones medianamente estables donde elementos externos suplieran la inexistencia de membranas separadoras. Diversas teorías han propuesto hipótesis sobre esta cuestión como las teorías de la sopa orgánica de Oparin o la de las fuentes hidrotermales submarinas de Corliss. En ellas se apunta a medios acuosos ricos en compuestos orgánicos y catalizadores minerales en los que se facilitarían las reacciones que permitieron el paso de la materia inanimada a la materia viva. El inicio de la compartimentación pudo estar en oquedades minúsculas de minerales que actuaran como mini-reactores a la vez que el mineral catalizara las reacciones de síntesis, seleccionando activamente las moléculas participantes. La fase siguiente sería la aparición de membranas cuya naturaleza química se adaptó hasta lograr la permeabilidad y resistencia idóneas.
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De polímero a genoma Estas breves pinceladas nos dan pistas acerca de la aparición de los primeros organismos vivos. Hemos visto que hubo una fase, anterior a la vida, en la que se formaron biomoléculas que sufrieron una dinámica evolutiva química. Después, un complejo sistema químico se puso en marcha y fue capaz de adaptarse y evolucionar hacia seres cada vez más complejos. Sin embargo, esclarecer el inicio de la vida es una tarea fascinante aun en sus inicios, pues la mayoría de los interrogantes no tienen todavía respuestas satisfactorias. Así, por ejemplo, apenas hemos mencionado el problema de la energía asociada a las reacciones de síntesis de las biomoléculas. La formación de macromoléculas es “no espontánea” (va cuesta arriba en cuanto a la energía asociada). ¿Por qué la vida siempre ha peleado contra la entropía favoreciendo la formación de sistemas cada vez más ordenados y complejos? Además, ¿cómo se organizaron las bases nitrogena-
das como código de información? Es decir, ¿cómo se trasformó un simple polímero en un genoma? Paul Davies señalaba recientemente que este punto, en la frontera entre la química y la biología, es el problema clave. Y es que, en términos informáticos, hasta ahora habríamos explicado, como mucho, el advenimiento del hardware pero no del software. Lo poco que sabemos acerca de la vida nos habla de un drama; un proceso que avanza en una dirección, en el que nos toca vivir un instante. Lo estudiamos con el cariño del que admira un regalo. La ciencia, hija de la mentalidad inquieta surgida en la cristiandad, nos sorprenderá con explicaciones cada vez más precisas acerca del origen de la vida. Y por encima de todo nos quedará la fascinación por su belleza y la admiración por su diseño. bn
¿Cómo surgió la vida?
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Ramón Domínguez
Director de la extensión dominicana del Pontificio Instituto Juan Pablo II
El Padre Nuestro es la oración que Jesús nos enseñó; con ella nos mostró el secreto más íntimo de la esencia de Dios. Negar el nombre del Padre es vaciar todo el Evangelio. Dios no es un ser desconocido al que debamos servir como Amo. Podemos dirigirnos a Él con el familiar tú. Su Espíritu atestigua a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. No somos esclavos sino hijos de la Nueva Alianza por gracia de Jesucristo. Sin embargo, para los musulmanes la paternidad solo es comprendida en su sentido material. Alá es el dios distante y santo que no tiene contacto personal con el hombre.
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Alá no es Padre En el Islam, los hombres tienen la categoría de esclavos creados para adorar a Alá. Su oración es ritual y sumisa, en cambio, la oración cristiana es una conversación con Dios directa del corazón, llena de peticiones, intercesiones, gracias y alabanzas, en línea directa con un Padre que nos escucha siempre. Los musulmanes, además de las oraciones prescritas, pueden gritar a Alá, pero son como una llamada a un cielo vacío. No saben si alguien les escuchará. Alá es demasiado grande para vincularse a sus adoradores. No hay contacto personal con él. Por ello el musulmán debe cumplir sus obligaciones completamente solo, preparándose a rendir cuentas en el Día del Juicio. Su Dios es un testigo y un juez incorruptible.
Todo pecado será descubierto sin misericordia. Castiga a quien quiere y salva a quien quiere; nadie sabe lo que hará con cada individuo, que se enfrenta en solitario ante él. Sin embargo, el Dios de Jesucristo desea que todos los hombres se salven y envió a su Hijo para reconciliar con Él a todos los hombres. Sabemos que Dios no se ha quedado en un creador distante, ajeno y desconocido, sino que se dio a conocer como un Padre cercano y amoroso. Dios se ha vinculado como Padre a cada persona que acepta a Cristo y cree en Él. Esta fue la revolución teológica que Jesús introdujo en la fe rígida de los judíos. Pero, tanto judíos como musulmanes, aferrados al modo de pensar humano, no pueden concebir a un Dios que se rebaje y se haga cercano al hombre porque desconocen la esencia del amor.
Alá no es Hijo Mahoma recabó información sobre el Nuevo Testamento, aunque recibió un conocimiento tergiversado, pues nunca conoció a la Iglesia oficial sino a cristianos sectarios. Con todo, aceptó ciertas afirmaciones que armonizaban con su sistema de creencias y rechazó como erróneo o falso todo lo que no entendía o no le convenía. Declara que Jesús nació de la Virgen María. Le llamó la “Palabra de Dios” encarnada y un “espíritu de él”, pero Cristo no es engendrado por Alá sino que ha sido creado en María de la nada. Alá no es el padre de Jesús. Este es solo una persona maravillosa, un profeta acreditado por Alá. Mahoma toma partido en las disputas cristológicas rechazando la filiación divina de Jesús y, en contra del credo Nicenoconstantinopolitano, afirma con rotundidad: Alá no engendra y no fue engendrado. Dios no es un padre y nunca tuvo un hijo, quien afirme esto debe ser aniquilado por Alá. La noción de Dios en el Islam
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aldea planetaria Mahoma cree en los prodigios de Jesús; afirma que liberó a sus discípulos de algunas leyes difíciles e instituyó nuevos mandamientos, pero en esto no vio un signo de su autoridad sino una señal de debilidad. Para Mahoma, Jesús fue un instrumento en manos de Alá para mostrar su grandeza, pero no comprendió la mansedumbre de Jesús, ni su amabilidad y obediencia; todo esto es ajeno al Islam. Precisamente, uno de los nombres de Alá es “orgulloso”. En la humildad de Jesús vio un signo de debilidad e incapacidad. No entiende la compasión de Dios para con el mundo, y por tanto, no puede aceptar la kénosis de Dios en Cristo. Finalmente, niega la crucifixión de Jesús. Mahoma vivió perseguido durante su estancia en La Meca y llegó a temer que, al igual que los judíos mataron a Jesús, sus conciudadanos harían lo mismo con él. Pero confiaba en la omnipotencia de Alá y consideraba como inimaginable que el Dios sublime permitiera que su siervo perseguido pereciera. En consecuencia, rechazó y negó la vejación de la cruz y dijo: ¡Imposible! Alá es fiel. Debió salvar a su fiel Jesús y confundió a sus enemigos que creyeron que lo crucificaban cuando en realidad fue elevado vivo a Dios. El miedo hizo a Mahoma rechazar la crucifixión de Jesús; el miedo y el concepto demasiado humano de que el poderoso no se deja vencer, sino que se impone siempre ante sus enemigos. Por eso quería ocultar la cruz y la consideró como de mal gusto e imposible de admitir por parte de Alá. En el Islam no hay lugar para la cruz de Cristo y sus frutos espirituales. Afirmó la ascensión de Jesús y su existencia a la derecha de Dios, pero rechazó la encarnación divina, condición indispen-
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sable para la muerte redentora de Cristo en la cruz, e intentó borrar la hora de la reconciliación del mundo con Dios. El rechazo de la muerte de Cristo es una consecuencia lógica del Islam. Alá no necesita un mediador o un sustituto para el hombre. Alá es soberano, perdona cuando quiere, a quien quiere y donde quiere. No necesita un Cordero expiatorio. Un mediador y redentor rebajaría la majestad de Alá. Él solo es grande. No hay lugar para el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, por lo que los musulmanes no están seguros del perdón de sus pecados. El impersonal Alá no da muestras de reconocer si perdona o no. Si se le pregunta a un musulmán si sus pecados están perdonados, responderá: si Alá quiere. El que lo quiera solo se conocerá el Día del Juicio. Ningún musulmán tiene certeza de que sus pecados han sido perdonados. Veinticuatro veces aparece en el Corán: Alá no ama a los pecadores, solo ama a los que lo temen. Pero, ¿quién no puede ser considerado pecador? Todo lo contrario del Evangelio, por el que Cristo ha venido a buscar al perdido y perdonar al pecador. El perdón de Alá es solo posible para sus adoradores, y aún esto es incierto. No hay lugar para el amor en el Islam, sino únicamente la sumisión y la obediencia. Alá no ama ni es amado, solo impone y es obedecido, y quien se le somete puede suponer que es aceptado, pero sin seguridad de ninguna clase.
Mahoma vio en la humildad de Jesús un signo de debilidad e incapacidad. No entiende la compasión de Dios para con el mundo y, por tanto, niega la crucifixión de Jesús
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Alá no es Espíritu Santo Dos veces es llamado Alá “santo” en el sentido de su superioridad y majestad. La palabra árabe para “espíritu” está ligada a “viento”, que es libre e inaprensible. El Espíritu Santo es considerado como un espíritu creado al nivel de ángeles y demonios, e identificado, a veces, con el ángel Gabriel. Como nadie puede saber quién es realmente Alá, no se puede afirmar de él que sea Espíritu, ni que este espíritu influya y convierta a los hombres. La profunda piedad que se manifiesta en los seguidores del Islam nada tiene que ver con un nuevo nacimiento o santificación de la persona, mientras que según el Evangelio, quien cree en el Hijo ha nacido de nuevo y tiene vida eterna. La fe en Cristo transforma interiormente a las personas. Nada de esto ocurre en el Islam. No hay frutos del Espíritu Santo. Cierto que en ellos brillan “virtudes” como la hospitalidad y la consideración al huésped, pero esto no tiene que ver con el amor y respeto a la persona del otro, sino que sirve para edificar el honor del propio clan o para alcanzar la justificación por las obras. El Islam controla y modela la vida entera de sus fieles, pero no renueva al individuo en su esencia y carácter. Se somete a Alá, pero el musulmán no cambia interiormente. Puede estar casado con varias mujeres. La poligamia ha sido legalizada por Alá —quizá porque Mahoma era polígamo—. El Islam es una religión cómoda para los hombres. Si hay un menor número de delitos en los países islámicos no se debe a que su carácter sea mejor, sino al miedo al castigo severo. No hay ofrenda expiatoria por el pecador, solo majestad y soberanía de Alá, que como dictador generoso
recompensa a sus adoradores si le place. La conducta del musulmán no está regida por la gratitud, sino por la esperanza de la recompensa. El Islam produce amos orgullosos y altivos; Cristo forma siervos humildes y diligentes. Mahoma en ningún momento entendió el espíritu de Jesús ni que los cristianos se declararan hijos de Dios y amados por Él. El Islam rechaza los dogmas cristianos y los mandatos del amor y del servicio. El Islam es una potencia antibíblica y anticristiana. Están inmunizados contra la salvación de Cristo. Se saben de memoria la Sura 112, recopilación de su revuelta contra Dios y su Cristo: Alá no ha engendrado ni ha sido engendrado. No tiene par. A pesar de su piedad, el Islam no es un camino de salvación. Bajo el mando de su devoción se esconde la atadura espiritual y la obsesión colectiva de los siervos de Alá. bn
el Islam controla y modela la vida entera de sus fieles, pero el musulmán no cambia interiormente, mientras que quien cree en Cristo ha nacido de nuevo y tiene vida eterna
La noción de Dios en el Islam
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Buenanueva No se sabe con exactitud si San Juan Pablo II encargó al Padre Michel Schooyans, sacerdote belga, filósofo y teólogo, investigar lo que sucedía en la ONU, o fue este sacerdote quien le pidió permiso al santo polaco para hacerlo. Pero lo que está claro es que de su investigación nació un libro, de muy controvertido contenido, cuya tirada parece ser que fue comprada por alguien interesado en que no se difundiera. Posteriormente, en el año 2001 se volvió a editar en inglés bajo el título The Hidden Face of the United Nations. También fue publicado en español, en México en el 2002, con el título La cara oculta de las Naciones Unidas, y cuya edición está agotada. Los que lo han leído afirman que se trata de un libro espinoso para la ONU y el Nuevo Orden Mundial. En sus páginas, el autor, miembro de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales del Vaticano y profesor en prestigiosas Universidades, puso de manifiesto la transformación de esta prestigiosa organización mundial, que empezó como abanderada de la paz, el progreso y la prosperidad con la “Declaración Universal de los Derechos del Hombre” de 1948, y ha acabado siendo la artífice de un siniestro plan para formar un nuevo orden mundial basado en una visión — definida por el Padre Michel Schooyans como satánica— sobre los “nuevos derechos del hombre” en áreas como la homosexualidad, la eutanasia, la pedofilia, el divorcio y la prostitución. 64
aldea planetaria Exponemos un extracto de este valiente libro aportado por “ARBIL, Anotaciones de Pensamiento y Crítica”, del Foro Arbil: La ambición de controlar la vida humana desde la concepción a la muerte es la máxima expresión del imperialismo integral, tal como hoy se manifiesta. Como vamos a ver, este imperialismo es metapolítico, ya que procede de una concepción particular del hombre. Las expresiones políticas y no políticas de este imperialismo no son más que las consecuencias perceptibles de esta antropología. Esto nos va a llevar a aclarar la dimensión totalitaria de este imperialismo, cuyos efectos todavía no se han mostrado en su totalidad. Para analizar la génesis de este imperialismo que está naciendo ante nuestros ojos, vamos a partir de la ideología de la seguridad nacional. Desde el final de la guerra de 1939-1945, la diplomacia norteamericana ha estado grandemente dominada por el tema de los “dos bloques”. Con ciertas variaciones de acento, este tema fundamental aparece bajo las etiquetas de guerra fría, enfrentamiento Este-Oeste, zona de influencia, coexistencia pacífica, deshielo, distensión, etc. Mas, con motivo de la crisis petrolífera de 1973, algunos círculos norteamericanos empiezan a percibir la importancia de otra división, la división Norte-Sur. El congreso de Bandung, en 1955, presentaba ya el aspecto de un manifiesto y, poco a poco, la CNUCED (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo) y las conferencias del Movimiento de Países No Alienados (NOAL) se imponen a la atención de los países industrializados: desde Ginebra (1964) a Belgrado (1989) se ha recorrido un camino apreciable. Durante todo este tiempo, el diálogo Norte-Sur se organiza y se institucionaliza; los países del Tercer Mundo reivindican un Nuevo Orden Internacional.
la ambición de controlar la vida humana desde la concepción a la muerte es la máxima expresión del actual imperialismo integral (…) La crisis petrolífera de 1973 juega el papel de un catalizador: si los países productores de petróleo pueden organizarse y amenazar las bases de la economía de los países industrializados, ¿qué ocurrirá si los países pobres productores de materias primas deciden ponerse de acuerdo e imponer sus condiciones a los países ricos? (…) Desde esta perspectiva, David Rockefeller (…) organiza la “Comisión Trilateral”: los EE.UU., Europa occidental y el Japón deben ponerse de acuerdo frente al Tercer Mundo, que parece querer organizarse y del que dependen los países industrializados para importar materias primas y energía, y para dar salida a sus productos. Y el Tercer Mundo está en plena expansión demográfica. La amenaza que pesa sobre la seguridad de los países ricos proviene, según ellos, de los países pobres. Las empresas multinacionales aparecen aquí como un mecanismo esencial del sistema global de la dominación (…) velan sobre sus mercados, protegen, en caso necesario, sus oligopolios, y vigilan y, en ocasiones, frenan el desarrollo económico de las naciones satélites. (…) La alta tecnología será exportada con gran parsimonia, para que los países más avanzados en el camino del desarrollo no puedan competir con la producción sofisticada, cuyo monopolio quieren conservar celosamente los países de la era postindustrial. Hacia la globalización
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¡Multimillonarios de todos los países, uníos! Se trata de construir un nuevo orden mundial, de tipo corporativista (…) Todos los países, en efecto, no presentan un mismo nivel de desarrollo; en razón de su presencia y compromisos en todo el mundo, los EE.UU. se consideran con derecho a arrogarse una misión de liderazgo mundial. A esta misión deben asociarse las naciones ricas y la clases ricas del mundo entero; la seguridad, su propia seguridad, debe constituir la preocupación común y predominante de los ricos. Esta preocupación justifica, por su parte, la constitución de un frente común mundial, una unión sagrada, si quieren conservar sus privilegios.
la despiadada política demográfica en China ha sido apoyada por círculos occidentales inquietos por un nuevo “peligro amarillo” (…) Este frente común mundial solo podrá articularse a partir de los EE.UU. y bajo su liderazgo. En razón de su desarrollo y de su riqueza, Europa occidental y Japón serán asociados, a título de aliados privilegiados, a la empresa de seguridad común. Todo ese bloque constituido por las naciones ricas deberá esforzarse en controlar el desarrollo en el mundo en general (…) China merece una atención excepcional. Está probado —como ya hemos visto— que la despiadada política demográfica llevada a cabo en China popular ha sido apoyada e incluso estimulada por algunos círculos norteamericanos y occidentales inquietos por la aparición de un nuevo “peligro amarillo”.
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Los países del Tercer Mundo deberán, pues, aceptar un programa “global”. Como los países ricos necesitan sus recursos, estos países en vías de desarrollo no podrán sentirse irritados o escandalizados por el mantenimiento de antiguos métodos de explotación. Tendrán que admitir que su desarrollo habrá de hacerse bajo control; llegado el caso, podrá alabarse la virtud del “compañerismo”, podrán, por ejemplo, transferirse a su territorio algunas industrias contaminantes, declaradas indeseables en los países desarrollados. En cualquier caso, habrá que impedir que se organicen para esquivar la vigilancia de las naciones poderosas. (…) Se pone de relieve, ante los ricos del mundo entero, que los pobres constituyen una amenaza potencial o incluso actual para su seguridad. De lo que se trata, en primer lugar es, desde luego, de proteger la seguridad de los EE.UU. o, más exactamente, de los ricos de los EE.UU.; pero también de la seguridad de los ricos de todos los países, a quienes se invita a constituir, bajo la dirección de los Estados Unidos, una unión sagrada cuya razón de ser y objetivo es el contener el despegue de la población pobre: “¡Multimillonarios de todos los países, uníos!”.
El panimperialismo totalitario... (…) Hasta el presente, nos encontramos ante la más peligrosa ideología imperialista totalitaria que ha conocido el mundo. ¿Una nueva humanidad? Pero esto no es todo. La perversión esencial de esta ideología, de que son víctimas tanto sus autores como aquellos a los que va dirigida, es que procede por antífrasis: al mal le llama bien.
aldea planetaria (…) El discurso ideológico de la nueva clase imperialista tiene un contenido bastante burdo. Empieza afirmándose como principio el acontecimiento liberador de la muerte de Dios. Este principio es ‘liberador’ se nos dice, porque Dios impide la autonomía del hombre y su felicidad. Así pues, Dios debe morir, e incluso hay que ayudarle a morir, para que el hombre pueda vivir y tomar por fin su destino entre sus solas manos. Cumplida esta condición, la nueva humanidad puede nacer, y de este parto deben ocuparse los iniciados.
nos encontramos ante la más peligrosa ideología imperialista totalitaria: Dios debe morir para que el hombre pueda tomar solo su destino (…) En particular, queda excluido todo discurso sobre un ser trascendente extramundano (…) Una nueva religión civil ha nacido, un nuevo ateísmo político, un nuevo reino, cuyas divinidades paganas llevan por nombre poder, eficacia, riqueza, posesión y saber. Los que son ricos, sabios y poderosos demuestran, gracias a su triunfo sobre los débiles, que están justificados para ejercer un papel mesiánico (…) Esta ideología exige que sus autores reprogramen a los demás hombres. Hay que programarlos física y psicológicamente; hay que planificar su producción y su educación; para ello, habrá que utilizar el hedonismo latente, y contar con la búsqueda del placer. Pero al mismo tiempo, habrá que alienar a las parejas, quitándoles toda responsabilidad en su comportamiento sexual. En suma, los tecnócratas médicos, piezas maestras de las fuerzas imperialistas, deberán ejercer un control total sobre la calidad y la cantidad de seres humanos.
la utilidad es el criterio único a la hora de admitir la entrada de un ser humano a la existencia. ¿Produce o consume bienes, beneficios o placer? Si las respuestas son negativas es un enemigo (…) Porque según la ideología que estamos examinando, la utilidad es el criterio único que debe tenerse en cuenta a la hora de admitir la entrada de un ser humano a la existencia. ¿Produce o consume bienes? ¿Produce beneficios o placer? Si las respuestas son negativas, el nuevo ser es nocivo: es un enemigo. Y como nada garantiza siquiera que, de ser útil lo seguirá siendo siempre, el ser humano constituye así una amenaza permanente para la seguridad de sus semejantes. Finalmente, y lógicamente, la ideología de la seguridad demográfica tiene por fundamento y término el punto de referencia único de la muerte. La ejecución del niño por nacer camufla la violencia de nuestra sociedad, tanto más cuanto que la materialidad de esta ejecución se realiza de manera furtiva. El niño abortado es la víctima propiciatoria a la que se transfiere la violencia de nuestra sociedad. Es mi oponente, mi rival, es un obstáculo para mis intereses, para mi placer y para mi vida; es la causa de la pobreza, el obstáculo para el desarrollo. Va a desear lo que deseo, primero en el terreno del tener y luego en el terreno del ser. Va a surgir en la vida como mi doble: está de más; hay que suprimirlo (…) Los proyectos de la legalización del aborto no son, en suma, como hemos visto, más que la parte visible de un iceberg que oculta muchos peligros. bn (P. Michel Schooyans, La cara oculta de las Naciones Unidas. México, 2002) Hacia la globalización
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Cuántas veces hemos sentido que se han atascado nuestras aguas. Que vivimos en un estanque que limpiamos y llenamos hace tiempo, al que incluso introdujimos peces de colores, pero que poco a poco se ha ido enverdeciendo; hay musgo por las paredes y ese agua cristalina es casi un charco del que todavía intentamos beber para saciar nuestra sed, pero sin gran éxito. De vez en cuando necesitamos que un gran chorro de agua potente nos limpie, nos depure y nos devuelva la frescura a nuestra alma, a nuestra vida. Cuando pinté la serie «Corrientes de Agua Viva» me dejé llevar por lo que creía que Dios ponía en mi corazón. Veía cascadas que me impulsaban hacia la luz, ríos torrenciales que me alzaban hacia lo alto. Sentía que era como el río de la vida, y que debíamos procurar dejarnos llevar por el flujo de la Providencia. Intenté reflejar visualmente la acción del abandono al impulso de la olas de la vida, para surfear en armonía hacia donde sea que Dios nos necesite. De esta manera compuse los pigmentos, amalgamándolos con látex y con agua para que cobraran vida, fabricando y trabajando la paleta de colores directamente sobre el lienzo, creando tonalidades exclusivas para cada obra.
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Cada cuadro tenía su propia historia vital, su única carta de colores, su personalidad concreta y su búsqueda de aliento especifica. Sobre las aguadas de acrílico, que supuraban con ansia encima de la tela, dejé caer papel de seda posándose y absorbiendo la
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pintura como vendas sanadoras empapando las heridas. Era como si el Espíritu Santo acariciara nuestro interior, calmando el ruido, silenciando el dolor y trayendo paz. El cuadro pasaba de ser un campo abierto de color sangrante y provocador, a un espacio de tonalidades entre veladas, donde la dulzura predominaba sobre trasparencias de luz.
Tan solo el principio Una vez consolidada esta fase, cuando el papel estaba completamente seco, me sentía capacitada para darle vida y fuerza a las obras que clamaban «corrientes de Agua Viva». Entonces me dispuse a soltar cera micro cristalina fundida sobre el lienzo, para hacer el efecto de agua que barría, que arrastraba y que nos alzaba hacia el infinito. Los minerales —como, por ejemplo, escamas de mica que recogí un día muy especial paseando con una amiga por los bosques de Galicia— daban el apoyo de fuerza y consistencia al arroyo de turbulencia que desbordaba el cuadro.
La obra final es interesante, pero como podéis comprobar, la realización de cada cuadro es un auténtico proceso de conversión, de abandono y de interiorización en el que, a través de la pintura y los materiales, busco la comunicación en oración. El camino es tanto o más importante que la meta, quizás porque no existe un resultado final. El significado de cada cuadro cobra vida con cada persona que lo ve, y lee algo distinto. Recuerdo mi llorera a los veinte años cuando llegué a la Plaza del Obradoiro, tras semanas de Camino de Santiago, y comprendí que ese no era el final de mi camino sino tan solo el principio. Quería que los cuadros no dieran la sensación de final de un camino, sino de agua supurando por la tela. De esta manera realicé la última pincelada con resinas que dejé gotear sobre el lienzo, deslizándose sobre pigmentos, acariciando los surcos que había dejado la cera y fluyendo hasta concretarse en agua sólida sobre el cuadro. Al tocar la obra parece que riachuelos de agua se hayan fosilizado, pero que siguen vibrando como si gotearan mojados. Era la forma de escenificar las «corrientes de Agua Viva» que nos llevan sobre el río de la vida. Corrientes de Agua Viva
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Pero hace poco me di cuenta que el significado no se quedaba ahí, sino que era mucho más profundo, ya que esas corrientes no eran solo el espejo de nuestro río metafísico, ¡sino mucho más! Y fue tan fácil como leer el Evangelio para que el Señor me iluminara en la comprensión trascendental: «El último día, el más solemne de la fiesta, Jesús, en pie, gritó: “El que tenga sed, que venga a mí y beba el que cree en mí; como dice la Escritura: ‘de sus entrañas manarán ríos de agua viva’”» (Jn 7,37). Es decir, que el agua no es solamente exterior sino sobre todo interior. Esos ríos de agua Viva es el Espíritu Santo que dejas fluir dentro de ti, llenándote, alimentándote y moviéndote hasta que salpique fuera de ti hacia los demás y al mundo que te rodea.
En clave de fe Jesús pronuncia estas palabras en el octavo día de una fiesta ceremonial judía llamada «de los Tabernáculos», durante la cual se realizaban diversas ceremonias para celebrar el fin de las cosechas y darle gracias a
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Dios por el agua que cayera del cielo para regarlas. Como símbolo de este agua de fertilidad, cada mañana, durante la semana de la fiesta, un sacerdote bajaba hasta la fuente de Siloé, de donde traía en una vasija dorada agua que derramaba sobre el altar, en medio de cantos de aleluya (cfr. Sal 111 y 118). Curiosamente, el último día en el que se sitúa este pasaje (el octavo) no se realizaba este ritual y esa es la razón por la que Jesús se pone en pie y proclama que ese agua de vida es realmente el Espíritu Santo que brota de nuestro propio interior: «Si alguno tiene sed, venga a mí y beba el que crea en mí» (Jn 7,38).
nueva estética Así, manifiesta públicamente que Dios no es una fuente exterior sino un manantial que surge de nosotros como «ríos de agua viva», y para que vivamos esta conversión solo hay una clave: la fe. A pesar de que los judíos cumplían con los preceptos, su corazón no quedaba satisfecho porque no habían entendido el significado profundo de la fiesta. Jesús los invitó a ir a Él para hallar satisfacción espiritual. Su invitación se dirigía a todos, pero había una condición: «Si alguno tiene sed…». Sed es necesidad espiritual. Excepto si uno sabe que es pecador, nunca querrá ser salvado. Excepto si se da cuenta de que está perdido, nunca querrá ser hallado. Excepto si es consciente de su gran carencia espiritual en su vida, nunca querrá acudir al Señor para que la supla.
El Salvador invita al alma sedienta a acudir a Él: «venga a mí y beba». Ninguna otra cosa valdrá. «Beber» significa apropiarse uno mismo de Cristo. Significa confiar en Él como Señor y Salvador. Significa tomarlo en nuestras vidas como tomamos en nuestros cuerpos un vaso de agua. «Beber» es lo mismo que creer. Todos los que creen en Él recibirán ríos de bendiciones espirituales que correrán de ellos hacia otros. La expresión «de sus entrañas manarán ríos de agua viva» significa que manarán corrientes de vida en el interior de esa persona para ayuda de otros. La expresión «agua viva» hace referencia al Espíritu Santo, que hace que Jesús llene totalmente el corazón con su presencia, de tal manera que de uno mismo fluirán ríos de agua viva para bendecir y refrescar a otros... bn
Corrientes de Agua Viva
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Valentín de Prado
Licenciado en Filosofía
Uno de los aspectos más característicos de la mística cristiana es la unión con Dios vivida como desposorio o matrimonio espiritual. La raíz de esta experiencia la encontramos ya en el Antiguo Testamento, donde Dios se presenta como el Esposo, traicionado a menudo por Israel, que sigue siendo la esposa amada del Señor a pesar de sus infidelidades. Esta alianza de amor que Dios establece con Israel empieza con la alianza que Dios hace con Abrahán, padre de todos los creyentes. A partir de aquí toda la historia de salvación se construye alrededor de esta alianza con Dios y sus múltiples vicisitudes: infidelidades del pueblo, castigos, llamadas a conversión por parte de los profetas, sobre todo Oseas, Isaías y Jeremías, quienes recurren a esta imagen esponsal. A escasas semanas del cierre del Año Teresiano queremos destacar cómo Santa Teresa de Jesús —especialmente en “Las Moradas del Castillo Interior”, su obra cumbre— describe de una forma alegórica y detallada este itinerario ascético-místico que lleva al alma hasta el encuentro nupcial con su Señor.
Por otra parte, en el Antiguo Testamento, quizás el texto más significativo y expresivo en el que se manifiesta esta alianza nupcial sea el Cantar de los Cantares; interpretado en sentido espiritual por la tradición cristiana como Cristo, Esposo de la Iglesia, que canta su amor por ella. En el Nuevo testamento, uno de los textos más reveladores de esta mística nupcial es la analogía que hace San Pablo entre el matrimonio cristiano y Cristo con la Iglesia: “Maridos, amad a vuestras mujeres así como Cristo amó a la Iglesia, y se entregó a sí mismo por ella” (Ef 5,25-33). Esta tradición mística nupcial continuó en la historia de la Iglesia (Hipólito, Orígenes, San Bernardo, etc.). Pero probablemente han
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sido los dos místicos españoles, Teresa de Jesús y Juan de la Cruz, los que han dejado una huella indeleble en la teología mística. En Santa Teresa, quizás influenciada por San Juan de la Cruz, el simbolismo del matrimonio espiritual es muy importante. “Las Moradas del Castillo Interior” lo escribe en el año 1577, cuando Teresa tiene 62 años. Es en ese momento cuando le empujan a escribir algo, “aunque más no sea para sermonear un poco a sus hijas”. A regañadientes, Teresa obedece y en dos meses lo termina. No hay tiempo ni para corregir ni para releer... Sus monjas se asombran al verla escribir rapidísimo, como si le dictaran. Y al final, ella misma se siente satisfecha con el resultado. No es para menos.
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el texto más significativo en el que se manifiesta esta alianza nupcial es el Cantar de los Cantares; interpretado como Cristo, Esposo de la Iglesia, que canta su amor por ella
Comienza el libro con una alegoría que explica sus dos títulos: “.… considerar nuestra alma como un castillo todo de un diamante o muy claro cristal adonde hay muchos aposentos, así como en el cielo hay muchas moradas…y en el centro y mitad de todas éstas tiene la más principal, que es adonde pasan las cosas de mucho secreto entre Dios y el alma” (Cap 1).
Describe este itinerario en siete moradas, y solo en la última, la séptima, es en la que la santa nos introduce en el santa sanctórum con el Señor. Es la unión mística, el tálamo nupcial del alma con su Señor El camino que el alma recorre hasta llegar aquí se desarrolla en tres grandes etapas: vía purgativa, vía iluminativa y vía unitiva.
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sed santos 3ª etapa: VÍA UNITIVA
el camino que el alma recorre hasta la unión mística se desarrolla en tres grandes etapas: vía purgativa, vía iluminativa y vía unitiva
Es la propiamente mística, y lleva a la unión del alma con Dios; un camino que va del desposorio al matrimonio espiritual. El alma sufre una metamorfosis, como la que sufre la crisálida. Santa Teresa gusta comparar delicadamente esta transformación con la evolución que experimenta el gusano de seda desde que nace y va hilando la seda, con esfuerzo, y deseo, hasta convertirse en mariposa y muere. Una muerte que no tiene sentido si no es para renacer a otra manera de vivir. “Es adonde la mariposilla muere y con grandísimo gozo, porque su vida es ya Cristo”.
1ª etapa: VÍA PURGATIVA En la que el alma se despoja de todas las cosas que la atan. Poco a poco el Señor va desvelando al alma su miseria y su pobreza, haciéndoselas ver a la luz de su misericordia. La puerta para entrar en este castillo es la oración. Se puede decir que el principiante lleva dentro de sí un diamante envuelto todavía en otros minerales inferiores. Su amor a Dios es más bien un santo temor por miedo al castigo.
2ª etapa: VÍA ILUMINATIVA En esta segunda etapa el alma recibe nuevas luces que a veces no comprende. Aparece el sufrimiento, la noche oscura, la persecución…. Pero le ayudan a penetrar más y más el espíritu evangélico. Surgen otros frutos, como la humildad, la paciencia, la mansedumbre.
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Morada séptima: MATRIMONIO ESPIRITUAL Hemos llegado al interior del castillo: la unión y contemplación con el mismo Dios, donde el alma se confunde con el Rey, quedando totalmente endiosada y con una gran paz interior. Santa Teresa define este encuentro como el “Matrimonio Espiritual”. Es “la transformación total en el Amado, en que se entregan ambas partes por total posesión de la una a la otra”. Es una perfecta donación del alma a Dios y de Dios al alma. El alma se entrega totalmente a Dios, que la posee, tomando la dirección de su vida e inspirándola en cada uno de sus actos. Y, a su vez, la creatura posee a su Dios, no solo como a quien mora en ella, sino como a quien la vivifica, la mueve y la gobierna. Por eso San Pablo describe esta etapa diciendo que “ya no soy yo quien vive, sino es Cristo quien vive en mí” (Gal 2,20) y Santa Teresa: “Vivo sin vivir en mí” .
sed santos Esta visión inspira precisamente el cuadro que hoy preside la capilla del monasterio y que fue su celda, llamada precisamente la capilla de la Transverberación —una experiencia mística que ha sido descrita como un fenómeno en el cual la persona que logra una unión íntima con Dios siente traspasado el corazón por un fuego sobrenatural—. Por eso, en una de sus poesías, Santa Teresa escribe: “Hirióme con una flecha enherbolada de amor y mi alma quedó hecha una con su Creador”.
para Santa Teresa, en la séptima morada llegamos al interior del castillo: la unión y contemplación con el mismo Dios, donde el alma se entrega totalmente a Él, que la posee
Nadie mejor que la propia santa nos describe lo que supone para el alma este matrimonio místico: “Es una merced tan subida lo que comunica Dios allí al alma en un instante, y el grandísimo deleite que siente el alma, que no sé a qué lo comparar, sino a que quiere el Señor manifestarle por aquel momento la gloria que hay en el cielo. No se puede decir más de que —a cuanto se puede entender— queda el alma, hecho una cosa con Dios. Digamos que sea la unión, como si dos velas de cera se juntasen tan en extremo, que toda la luz fuese una”. En su biografía, Santa Teresa anota dos momentos concretos en su vivencia de este matrimonio místico. El primero ocurrió en el Monasterio de la Encarnación. Lo cuenta así: «Estando comulgando, partió la Forma el padre fray Juan de la Cruz... (Jesús) diome su mano derecha y díjome: “Mira este clavo, que es señal de que serás mi esposa desde hoy... mi honra es ya tuya y la tuya mía”» (Cuenta de Conciencia, nº 25; 18 de noviembre de 1572).
El segundo acontecimiento ocurrió años más tarde en el monasterio de San José del Salvador, en Beas de Segura (Jaén): “Estando un día en el convento de Beas, me dijo nuestro Señor que, pues era su esposa, le pidiese, que me prometía que todo me lo concedería cuanto yo le pidiese. Y por señas me dio un anillo hermoso, con una piedra a modo de amatista, mas con un resplandor muy diferente de acá, y me lo puso en el dedo”. (Libro de Fundaciones, Cap. 22). Así, cuenta Santa Teresa algunas de sus experiencias místicas como hace en sus libros y poesías, intentando descubrir — difícilmente— esta realidad que ella vive de unión total con Dios: “Vuestra soy, para vos nací, qué mandáis hacer de mí…. Dichoso el corazón enamorado que en solo Dios ha puesto el pensamiento, por Él renuncia a todo lo creado, y en Él halla su gloria y su contento”… Es ese anhelo final de morir, como le sucede a San Pablo —“deseo partir y estar con Cristo, lo cual, ciertamente, es con mucho lo mejor” (Fp 1,23)—, para estar eternamente junto al amado: “Ansiosa de verte deseo morir, y tan alta vida espero que muero porque no muero…“, porque, en definitiva, como afirma Santa Teresa: “Solo Dios basta”. bn
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La designación del profesor Lejeune, por parte de la OMS, como experto en genética humana le hizo adquirir gran reputación internacional. En numerosas ocasiones es requerido por sus conocimientos en parlamentos nacionales, comisiones y tribunales de Estados Unidos, Austria, Inglaterra, Nueva Zelanda y Moscú. En 1974 es nombrado miembro de la Academia Pontificia de las Ciencias que, integrada por un equipo de científicos de todo el mundo, transmite al Santo Padre los temas de interés científico de mayor actualidad y la evolución de todas las ciencias. El 13 de mayo de 1981, Jérôme y su esposa, Birthe, viajan a Roma para ser recibidos por Juan Pablo II en audiencia privada. ¿Qué ocurriría horas después? Victoria Escudero - Farmacéutica. Fundación López Quintás (Área de Docencia y Universidad)
Tras la entrevista, el Papa los retiene espontáneamente invitándolos a compartir la comida. Esa misma tarde, y ya de regreso a París, el matrimonio conoce la noticia del atentado del que acaba de ser víctima el Papa pocas horas después de haberse despedido de él. La salud de Jérôme se resiente al recibir la impactante noticia. Cae enfermo, por lo que precisa ingreso hospitalario. Curiosamente, es dado de alta el mismo día en que el Pontífice abandona el hospital. La relación de amistad y profunda confianza de Jérôme y Juan Pablo II se afianza y fortalece con el tiempo. En otoño de ese mismo año, y preocupado por la situación internacional en aquella etapa de la Guerra Fría, el Papa decide enviar a cada jefe de Estado en posesión de armas nucleares una delegación de miembros
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de la Academia Pontificia de las Ciencias, con el fin de entregarles un informe sobre los peligros de la guerra atómica dentro de un mensaje de paz y prudencia. El profesor Lejeune, junto a otros dos miembros de la Academia, es enviado a la URSS donde es recibido por Breznev. Ese día escribe en su diario: «Breznev, rígido como un palo, enfermo y casi imposibilitado, me recibió con un fasto impresionante y una ceremonia digna de los zares. Cuando le leí el mensaje del Papa vi en su rostro un destello de complicidad. Sí, solo la cordura humana podía evitar la masacre; solo la prudencia de los grandes de este mundo era capaz de detener la carrera de armamento que, por su lógica de guerra, no conduciría sino a la catástrofe. Después del discurso oficial que leyó, pronunció unas palabras de paz, las de un hombre que aspira al reposo. Aquello me impresionó hondamente».
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“Un ser que es humano
es un ser humano” Jérôme Lejeune lucha denodadamente por defender la vida humana y lo hace desde todos los frentes, pues no es el atómico el único ni el mayor peligro que la amenaza. Tanto Juan Pablo II como el profesor convergen en la misma idea: es el aborto la principal amenaza contra la paz. En 1973, Estados Unidos reconoce constitucionalmente el derecho al aborto. El 17 de enero de 1975, durante la presidencia de Valéry Giscard d´ Estaing, es promulgada en Francia la llamada “ley Veil”, que despenaliza el aborto. Jérôme se siente profundamente apenado. La iniciativa de su mujer de recoger las firmas de más de dieciocho mil médicos franceses, a los que se unirían enfermeras, magistrados, profesores, juristas y diferentes cargos políticos que declaran su oposición a la medida, no es suficiente para frenarla. Al contrario, el profesor Lejeune es acusado por algunos sectores de integrismo, fundamentalismo y de intentar imponer su fe católica en el ámbito de la ciencia. A partir de ese momento sufre controles fiscales repetidos y es obligado a clausurar su laboratorio.
el matrimonio Lejeune co
noce la noticia del atentado contra Juan Pab lo II pocas horas de spués de haberse despedid o de
él
Pasión por el Don de la vida
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sed santos Indignados por esa situación una compañía norteamericana y británica le concede, sin contrapartida alguna, fondos privados que le permiten organizar un equipo de investigadores unidos por las mismas convicciones éticas y morales. Años más tarde, en 1989, el profesor es llamado a testificar en un juicio que tendrá repercusión mediática mundial. El 15 de agosto de ese año, Jérôme se encuentra en su laboratorio cuando recibe la llamada de un amigo, abogado norteamericano, para informarle del juicio que en los próximos días se celebraría en Maryville (Tennessee). Se trata de un caso de divorcio: Mary, la esposa, es una joven estéril. Sus trompas de falopio están completamente obstruidas. En un primer momento se le practicó una inseminación artificial que no tuvo éxito. A continuación, se realizó una fecundación extracorpórea, es decir, se le extrajeron óvulos que fueron fecundados in vitro. Desgraciadamente, los dos embriones que le fueron implantados en el útero tampoco salieron adelante. Pero existen además otros siete embriones que se conservan congelados. Tras el fracaso de las técnicas aplicadas, el matrimonio decide divorciarse. Ambos están de acuerdo en compartir todos sus bienes materiales pero no a los embriones congelados. El marido pide que los eliminen y ella solicita que le sea confiada su guarda para poder darles vida. El amigo abogado del profesor Lejeune le pide que acuda al juicio a testificar. Se trata de explicar, una vez más, que esos embriones son seres humanos. Las circunstancias que rodearon aquel caso fueron completamente extraordinarias. Todos los periódicos norteamericanos seguían a diario el curso del juicio, cuyas imágenes llegaban también por televisión a toda América. La explicación del profesor Lejeune fue muy clara y no dejó lugar a dudas.
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En calidad de genetista aclaró el conocimiento científico de que toda la información necesaria y suficiente para el desarrollo de un ser humano ya está ahí en el momento de la concepción. Por tanto, esos embriones son seres humanos muy jóvenes, sumamente jóvenes. Son seres y la definición de su patrimonio permite afirmar que son humanos. Por evidente que parezca, el profesor sostiene que «un ser que es humano es un ser humano». El hecho de conservarlos dejando el tiempo en suspenso (al bajar la temperatura por congelación, se detiene el movimiento molecular y, finalmente, se acaba deteniendo el tiempo) no altera su naturaleza.
Instrumento de Dios, consejero de los
hombres
Tras escuchar a todas las partes, el juez se retiró a deliberar, fijando el plazo de un mes para dictar sentencia. Esta consta de cuarenta folios y al profesor Lejeune le pareció magnífica. En ella, Dale Young, un juez desconocido de una jurisdicción perdida de Estados Unidos deja sentado en la Common Law americana que el ser humano comienza en la fecundación, y pronuncia la misma sentencia que la de tiempos de Salomón: «A quien se debe confiar los hijos es a quien tiene intención de darles vida». El profesor Lejeune preparó su intervención en aquel juicio, entretenido en una de las aficiones que le acompañarían hasta el final de sus días: tallar pequeñas ramas de madera de las que iba cortando rodajitas que convertía en cuentas para rosarios.
sed santos Así confeccionaría cientos de rosarios que acompañaron a muchas personas a quienes se los regalaba a cambio del rezo de un rosario al año por el fabricante. Aquellos rosarios de madera representaban para Jérome el placer de trabajar con las manos, la dicha del espíritu errante que reflexiona libremente y la oración gozosa del trabajador que ofrece al Señor la obra de sus manos. Y es que Lejeune es un científico cristiano, no a pesar de ser cristiano. En 1987 se reúne con los universitarios florentinos del centro John Henry Newman con quienes comparte su posición personal como científico y hombre de fe frente a toda la realidad: «Si somos absolutamente materialistas, estamos obligados a hacer un postulado: que no hay un Espíritu que haya escrito las leyes de la naturaleza y que todo en la naturaleza es casualidad. Por otro lado, el hecho de creer, de tener fe, especialmente fe católica, nos obliga a hacer otro postulado: que existe un Espíritu que no solo ha escrito las leyes del Universo sino que ha creado a los hombres a su imagen. Entonces, si es realmente así, el que tiene fe tiene mucha ventaja, ya que es optimista por este motivo: aunque su espíritu sea limitado ha sido hecho parcialmente a imagen del Espíritu que ha hecho las leyes del Universo y, entonces, no es irracional esperar que nuestro espíritu limitado llegue a entender, limitadamente, las leyes del Universo.
Por otro lado, si todo el Universo es el resultado de la simple casualidad y también nuestra inteligencia es una jugada de dados de la naturaleza, sería inverosímil que la mecánica intelectual tenga alguna relación con las leyes del Universo. Y no conozco ni siquiera a uno de mis compañeros materialistas y ateos que no esté obligado en la práctica a hacer una excepción a esta teoría y decir que sus espíritu es capaz de entender las leyes del Universo. Finalmente, el materialista es pesimista al inicio, pero está obligado a renunciar a su hipótesis y volverse optimista como el que tiene fe, porque de otra forma no conseguiría comprender totalmente las leyes del Universo». En agosto de 1989, el rey de los belgas, Balduino I, en una comprometida situación frente al parlamento de su país, que se dispone a autorizar el aborto, pide consejo al profesor Lejeune. Al finalizar la entrevista, el rey le propone rezar juntos un momento. Balduino decide finalmente abdicar por un día, el día de la aprobación de la ley, y renunciar a su cargo para no ofender a Dios. La opinión y presencia del profesor Lejeune es requerida por personas de toda clase y condición. Ciertamente el hombre necesita, aun cuando lo desconoce, a Su creador, y Jérome es, en muchos momentos, instrumento de Dios. bn
Balduino I, en una comprometid
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al parlamento de su país, qu
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TEXTO: MANUEL DEL PINO ILUSTRACIONES: JULIÁN GARCÍA
Roberto, el carpintero, tenía su taller en el centro de Albera, cerca del Ayuntamiento y del convento teresiano, casi frente al bar de Justo Gómez. Roberto sabía, porque lo veía por su ventana, que cuando Justo Gómez se quedaba sin algún producto y tenía la taberna sola, se acercaba un momento a la plaza de abastos para comprarlo, sin cerrar el bar siquiera, y luego volvía con el paquete bajo el brazo, tan tranquilo, a seguir con sus menesteres. Es la confianza que tienen los pueblos pacíficos donde nunca pasa nada. Una dulce mañana de septiembre, Roberto vio por su ventana cómo Justo Gómez salía de su bar en dirección al mercado. Así que aprovechó para correr a la taberna. Entró y, en efecto, estaba sola.
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Sor Consuelo - El tabernero burlado
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El bar de Justo era frecuentado por todos los vecinos de Albera. Entre ellos había una monjita llamada Sor Consuelo que a veces paraba allí unos minutos para recuperar el resuello entre misión y misión, cuando volvía al convento teresiano agotada pero feliz de asistir a los necesitados en Cáritas, o de ayudar en misa, e incluso de pedir las sobras del día a los tenderos de la plaza de abastos para repartirlos entre los más pobres. Sor Consuelo solo pedía un vaso de agua, así que Justo, después de dársela, se cruzaba de brazos, mohíno, y le decía con retintín de ganancia insatisfecha: —Hermana, es usted la única clienta que me pide agua. Justo Gómez era un tabernero rubicundo y corpulento, de rostro colorado y carácter soberbio, tragón, borrachín, lujurioso, perezoso, envidioso, avaricioso e iracundo, que no terminó los estudios pero todos en Albera lo llamaban don Justo, porque leía libros de Marx y Bakunin y encabezaba la lista de “Venceremos” para hacerse con la alcaldía. Pero ese mediodía, cuando Sor Consuelo entró derrengada de ayudar a los demás y le pidió un humilde vaso de agua del grifo, Justo Gómez estaba, sorprendentemente, triste y molesto. Sor Consuelo se dio cuenta y le dio pena por él, quien al fin y al cabo era un hombre honrado que solo pensaba en trabajar y en sacar adelante a su familia. Así que le preguntó qué le pasaba, con la intención de ayudarle. —Dejé un minutico sola la taberna, aprovechando que no había nadie, porque me quedé sin queso y tuve salir a comprarle uno a Paco, el quesero, en la plaza de abastos. Y cuanto volví, el jamón ya no estaba. Alguien entró, vio la taberna sola y lo robó. ¡Se me llevan los demonios! ¿Cómo voy a saber quién es? Porque me gustaría averiguarlo para darle una buena lección —dijo apuntando con el dedo el jamonero vacío.
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mosaico —Si quieres, intentaré ayudarte —contestó animosa Sor Consuelo. —¡Ande, hermana, váyase a asistir a sus pobres! —el tabernero pensaba que esa monjita insignificante solo servía para pedir limosna y distribuir alimentos entre los más necesitados de Albera. —Todo robo deja un rastro —dijo Sor Consuelo. —Este no. Pudo ser cualquiera. —¿Quién querría robarte el jamón? —Cualquiera que le guste comerlo, que son todos en este mundo. La monjita quedó pensativa unos instantes y dijo: —Pero el ratero sabía que el bar estaba vacío. —A media mañana viene menos gente. Algún vecino o vecina que iba de compras pasó por aquí y al entrar vio que no había nadie. —Un jamón pesa varios quilos. Lo verían en la calle. —Ya lo he pensado, hermana. Por eso digo que podía ser alguna mujer de paso al mercado con el carro de la compra, y decidió hacerse con un jamón gratis. —Qué extraño suena eso. —Los seres humanos somos imprevisibles. Quizá pasó algún comercial con su coche y se dio cuenta de que podía aprovecharse de un pobre tabernero. —Más raro parece aún. —O los jóvenes del instituto cercano, durante el recreo, que abusan solo por el placer de divertirse y ya no habrá forma de pillarles. A don Justo se le saltaban las lágrimas. Solo era un jamón ya empezado, pero al fin y al cabo suyo, y algún vecino sin escrúpulos se lo había birlado para comérselo a su costa, de la manera más cobarde e impune, aprovechándose de su buena fe. —Jamás volveré a dejar sola la taberna. Si me falta algún producto para las tapas, que se joroben los clientes.
Si tengo que salir para una urgencia, antes cerraré la taberna con dos vueltas de llave para que ningún ratero vuelva a reírse de mí. Lo peor era el dolor de la dignidad herida, el sentirse estafado por alguien que le conocía y que volvería a saludarle después con disimulo como si tal cosa. —Veo que no estás dispuesto a olvidarlo — dijo Sor Consuelo. —Me levanto todos los días a las cinco de la mañana. Vuelvo a casa casi a las doce de la noche. Todo para ganar un buen sueldo y que mis hijos puedan estudiar y ser algo el día de mañana, sin tener que sacrificarse en la vida tanto como yo. El pueblo entero me conoce, y yo a ellos, puedo contar la historia de cada vecino y la de su familia, qué coche tiene, dónde vive, con quién se casó. Y ahora uno de ellos me lanza esta puñalada trapera. El tabernero empezaba a moquear de pena. —Don Justo, no es para tanto. Quizá lo cogió alguien que lo necesitaba para comer. —Sabe que no, hermana. Es la maldad humana. ¡Confías en los demás y mira! El tabernero cogió las llaves en un ataque de ira, dispuesto a cerrar el bar hasta que se le pasara el disgusto, aun dejando a sus clientes de mediodía con un palmo de narices. —Yo también conozco a todas las familias de Albera —le dijo Sor Consuelo ya en la calle—: Puede que me entere de algo. —Es imposible, hermana. Jamás recuperaré el jamón ni sabré quién lo hizo. Es el triste efecto que tiene el delito sobre las víctimas: no solo el daño, también la pérdida de la inocencia, que te inocula el veneno de la amargura y la desconfianza.
Sor Consuelo - El tabernero burlado
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mosaico Sor Consuelo dejó a Justo Gómez y volvió al convento de las teresianas muy pensativa. No lo comentó con ninguna de las hermanas, pero pasó toda la comida y hasta la hora de Vísperas dándole vueltas al caso del pobre tabernero burlado, de forma que le costó concentrarse en las oraciones, algo que le parecía una falta imperdonable. Se dio cuenta de que ella misma no recuperaría la paz de espíritu necesaria para concentrarse en las alabanzas a Dios, hasta que hallara alguna luz sobre este caso. Y fue tras la oración de Vísperas cuando le vino el fogonazo. Sor Consuelo lo interpretaba como un pequeño regalo de Cristo, a pesar de sus divagaciones, para premiar todas sus oraciones y sacrificios en aras de las personas que sufren. Pidió permiso a Sor Amparo, la madre superiora, para salir unos minutos con el fin de asistir con urgencia a un vecino desamparado, y se dirigió a la casa donde vivía don Justo con su familia. Este, al abrir la puerta y ver a la monjita puso, sin disimulo, cara de desagrado y le dijo: —¿Otra vez usted, hermana? ¿Qué quiere a estas horas? En vez de enfadarse, Sor Consuelo exclamó con las palmas de sus manitas juntas: —Lo tengo, don Justo. Ese jamón es muy fácil de encontrar. —¿Cómo va a ser fácil? ¡Es imposible! —Tú hazme caso en lo que te voy a decir. No le digas nada a nadie, ni a tu mujer, y te aseguro que encontrarás a quien te robó el jamón.
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mosaico Don Justo obedeció a Sor Consuelo por no discutir con una monja y, además, porque estaba un poco intrigado por si funcionaba la extraña lucidez de Sor Consuelo, que en todo Albera era conocida como persona de una inusitada astucia. No le contó nada a nadie más sobre el robo del jamón, ni a su propia familia. El tiempo pasó sin que nada ocurriera. Don Justo abría y cerraba el bar cada día con rutina similar e inútil. Y he aquí que, más de un mes después, entró una mañana en el bar, Roberto, el carpintero. Tras saludar a Sor Consuelo y a don Justo, se acodó en la barra y dijo: —¿Qué, te apareció el jamón? Don Justo miró a Sor Consuelo tan sorprendido como admirado. Luego apuntó a Roberto, el carpintero, con su gran dedo índice acusador y le dijo: —¡Has sido tú, granuja! bn
Sor Consuelo - El tabernero burlado
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Carlos Valiente Barroso
Neuropsic贸logo, investigador y profesor de la Univ. de La Rioja y de la Univ. Complutense de Madrid
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Si echamos un vistazo a lo que sucede en nuestro cerebro, esta situación parece repetirse. Sin caer en lo que sostenía la antigua frenología —doctrina que localizaba estrictamente cada función mental en un lugar delimitado de nuestro cerebro—, la actual neuropsicología, centrada en el estudio de circuitos y conexiones neuronales que configuran un elegante mapeado cerebral (conectoma), sostiene la importancia y protagonismo que ciertas
áreas y estructuras cerebrales, desempeñan en determinadas funciones y capacidades. De este modo, muchos de los fatídicos accidentes de tráfico que sufrimos, y que provocan impactantes traumatismos craneoencefálicos, derivan en lesiones cerebrales que, en función de la gravedad, extensión y localización de las mismas, implican diferentes alteraciones en nuestra funcionalidad cognitiva, emocional o conductual.
La reserva cognitiva
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ciencia Además, la destacada presencia de muchas enfermedades neurodegenerativas, en nuestra sociedad occidental, ligada, entre otros factores, a un aumento de la longevidad, también parece corroborar el hecho que estamos comentando. Así, a la ya clásica etiqueta de “demencia senil”, se suma un importante elenco de patologías ligadas al envejecimiento cerebral que transita desde las primeras alarmas que acompañan el denominado “deterioro cognitivo leve” hasta otras enfermedades neurodegenerativas, como, por ejemplo, la enfermedad de Parkinson, la Corea de Huntington, la Demencia de cuerpos de Lewy o la enfermedad de Alzheimer, la cual, en rigor, supone entre un 50 y un 70 por ciento de las demencias diagnosticadas.
Algunos casos paradigmáticos Pero, fijémonos, concretamente, en la enfermedad de Alzheimer y conozcamos algo de su mecanismo antes de acercarnos a un curioso fenómeno. Sabemos que esta enfermedad neurodegenerativa, caracterizada por el deterioro de numerosas funciones cognitivas —no solo la memoria—, se acompaña de unos signos distintivos en el cerebro del paciente, más allá de los cambios volumétricos y atrofia de algunas regiones concretas. Así, se habla de la aparición de los llamados ovillos neurofibrilares, es decir, un entramado anormal de proteínas formado por diminutas fibrillas entrelazadas dentro de las neuronas, así como de las denominadas placas seniles o neuríticas, que son depósitos extracelulares de proteína beta-amiloide en la sustancia gris cerebral. Pues bien, a pesar de los numerosos avances en el campo del diagnóstico de las enfermedades, en cuanto a la enfermedad de Alzheimer solo se tiene la certeza inequívoca de su padecimiento tras la muerte del afectado, a través del estudio de su tejido cerebral y la presencia —o ausencia, según sea el caso—, de esos signos específicos referidos.
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ciencia Precisamente, en esos estudios que vinculan la presencia de ovillos neurofibrilares y placas seniles con la degeneración neurológica propia de la enfermedad de Alzheimer, la investigación neurocientífica ha hallado algo absolutamente paradójico. Tras analizar el estado del tejido cerebral de algunas personas que presentaban un significativo deterioro cerebral, incluyendo esos signos distintivos del Alzheimer, se podía constatar, tanto por informes clínicos previos como por el propio testimonio de personas cercanas a los fallecidos, que sus funciones mentales habían presentado una absoluta normalidad —cuando no, clara eficiencia— hasta el final de sus días. Un elenco de casos paradigmáticos fueron recogidos por el doctor David Snowdon, profesor de neurología de la Universidad de Kentucky, a través de su libro titulado “678 monjas y un científico”, que, tras quince años de investigación sobre la enfermedad de Alzheimer, fue publicado en el año 2001. Mediante este trabajo, pudo constatar la existencia de este impactante fenómeno, detectado, en este caso, en un grupo de religiosas católicas ubicadas en distintos conventos norteamericanos de las Hermanas de Nôtre Dame. Y, como sucede siempre en la ciencia, comenzó una etapa de búsqueda de sentido, de indagación por encontrar una explicación plausible, de deseo de poder obtener datos que pudieran esclarecer el enigma. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué en estos casos no había coherencia entre la estructura y la función? ¿Cuál era la causa que podría justificar un adecuado rendimiento mental en cerebros absolutamente deteriorados? Al final, solo era cuestión de tiempo, y la incógnita se resolvería mediante lo que se ha catalogado como reserva cognitiva.
Cuenta de ahorros cerebral El concepto de reserva cognitiva define la capacidad del cerebro humano de minimizar o atenuar la manifestación de los procesos neurodegenerativos. Con ello, justificaría la discrepancia descubierta entre la existencia de alteraciones anatomopatológicas —o lesiones detectadas en la estructura cerebral— y síntomas clínicos —o deterioro mental y conductual—. Dicho con otros términos, se trataría de un remanente o “cuenta de ahorros cerebral” que nos facilitaría la subsistencia de nuestro funcionamiento cerebral en momentos de crisis o escasez de recursos, como sucede ante la pérdida de facultades que acompaña a las demencias.
El concepto de reserva cognitiva define la capacidad del cerebro humano de minimizar o atenuar la manifestación de los procesos neurodegenerativos Pero ¿cuál es el mecanismo que está en la base de la reserva cognitiva? Por una parte, parece que las personas que gozarían de una mayor reserva cognitiva serían aquellas que poseen un mayor volumen cerebral; al mismo tiempo, también se ha puesto en relación con un mayor número de neuronas y de conexiones entre ellas (sinapsis). Por ello, se ha llegado a acuñar una etiqueta hermana, el concepto de reserva cerebral, y así, aunque de otro modo, parece que podríamos volver a reconciliar la función con la estructura. Pero, desde otra perspectiva, se concibe el concepto de reserva cognitiva de un modo más activo, entendiendo que consiste y se basa en estrategias alternativas, que pondría en acción un determinado sujeto, con el objetivo de compensar su deterioro cerebral y poder seguir rindiendo clínica y funcionalmente. La reserva cognitiva
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ciencia En este caso, las pruebas para sostener esta hipótesis están basadas en aparatos de neuroimagen funcional, como la tomografía por emisión de positrones (TEP) o la resonancia magnética funcional (RMf), mediante las que se estudia el funcionamiento de distintas áreas cerebrales durante la realización de determinadas tareas que desarrolla el paciente, pudiendo servir para relacionar su nivel funcionamiento real y la gravedad del daño en su cerebro. De todos modos, hemos de precisar un detalle. La reserva cognitiva no nos dejaría exentos de padecer un proceso de demencia, sino que retrasaría su aparición. Es decir, cuando el grado de deterioro cerebral sobrepase una cierta barrera o umbral, irrumpirán abrupta y contundentemente los síntomas disfuncionales que, hasta ese momento, habían podido ser contenidos. Pero, con ello, tampoco se rompe la magia. ¿Acaso no decimos que se trata no tanto de dar años de vida sino vida a los años? A pesar de que estuviéramos sentenciados a padecer una determinada enfermedad, si estuviera en nuestras manos ¿no intentaríamos retrasar lo más posible su aparición?
Beneficios de estimular el cerebro Y, llegados a este punto, probablemente nos estemos preguntando: ¿cómo podría potenciar este inapreciable remanente? O ¿cómo saber si lo poseo ya y en qué medida? En términos generales, habría que responder afirmando que la reserva cognitiva que poseemos depende del nivel de estimulación con el que hayamos enriquecido el cerebro durante nuestra vida. Así, de modo más concreto, la reserva cognitiva depende de factores como los años totales que estudiemos o acudamos a la escuela, el cociente intelectual, el tipo de ocupación profesional que desempeñemos en nuestra vida laboral, la dieta alimentaria, el nivel de ejercicio físico
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desarrollado con regularidad, la realización de actividades lúdicas y de interacción social estimulantes, así como otras variables asociadas a hábitos de vida saludables. Respecto al modo de cuantificar mi nivel de reserva, y sin esperar a que la vida nos la ponga a prueba, se han creado algunos cuestionarios o instrumentos de medida. De entre ellos, podemos destacar el Lifetime of Experiences Questionnaire (LEQ), diseñado en 2007 por Valenzuela y Sachdev. Esta prueba, que se realiza en apenas media hora, lleva a cabo una estimación de la reserva cognitiva de los sujetos a través de la valoración de diferentes actividades desarrolladas a lo largo de la vida. La estructura del cuestionario está subdividida en tres etapas (adulto-joven, mediana edad y mayores de 65 años), en las que se evalúan, para cada edad, diferentes actividades subdivididas en intelectuales (educación formal y cursos de formación) y no intelectuales (practicar deporte, tocar algún instrumento musical, viajar, leer, etc.). En nuestro país, Rami y cols., han desarrollado otro cuestionario que fue publicado en 2011. Así, con el nombre de Cuestionario de Reserva Cognitiva (CRC), y mediante ocho apartados de fácil respuesta, incorpora datos como los idiomas que se hablan o la práctica de juegos como ajedrez, puzles o crucigramas. Como conclusión, no podemos dejar de reafirmar la conveniencia —o necesidad— de estimular nuestra vida con actividades enriquecedoras, no solo por su efecto positivo inmediato, sino porque, como hemos podido ver, a la larga, muy a la larga, cuando más frágil es nuestra vida y más recursos de apoyo necesitamos, podremos recoger sus inapreciables frutos.
ciencia Y, al constatar esta singular paradoja mediante la que parece que podemos trascender nuestras capacidades más allá de limitaciones físicas, nuestra función por encima de la estructura, quisiera recordar al sabio Plutarco, quien hace veinte siglos llegaría a afirmar que “el cerebro no es un vaso por llenar, sino una lámpara por encender”. Por supuesto, parece que algo sí que habrá que llenar a través de ese rico bagaje de estímulos, pero, sobre todo, se trata de esa lámpara por encender, tanto porque solo un cerebro inquieto e iluminado se sabe abrir expansivamente a todo lo que ofrece la vida, como para poder seguir asombrándonos de ese potencial que alberga en su interior. bn
el sabio Plutarco hace veinte siglos llegaría a afirmar que “el cerebro no es un vaso por llenar, sino una lámpara por encender” La reserva cognitiva
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bendita María
Quinto misterio doloroso
La crucifixión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo Enrique Solana de Quesada - Arquitecto
La condena de un solo hombre no puede zanjar la deuda creada por la injusticia cometida contra tantos millones y millones de víctimas que nuestros pecados han generado y generarán, tanta pobreza, tanta violencia… ¡tanto mal! Pero no es un hombre quien muere, el condenado es el mismo Dios; todo un Dios se ha prestado para pagar este delito universal, de tal forma que no hay proporción entre el delito y el castigo. El precio pagado lo supera con creces. El Juez supremo contemplaba la escena con dolor pero con absoluta complacencia. Y ante aquel “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”, pronunciado por Cristo cuando sus manos y sus pies eran clavados para ser afirmados al madero, fueron esfumándose los resquicios de duda y quedando listo para sentencia el veredicto absolutorio final para nosotros. Levantado el árbol de la cruz, Cristo, con una ternura indescriptible, iba a pasar su agonía final más pendiente del sufrimiento ajeno que del suyo propio, 92
porque “el amor todo lo cree, todo lo excusa, todo lo espera, todo lo soporta… el amor es Dios”. Y su misión iba a ejercerse hasta el final, rubricando de esta manera la Palabra que nos traía del Cielo: “Venid, benditos de mi Padre”, y también… “el amor es más fuerte que la muerte”. A ambos lados de Él estaban, en primer lugar, sus compañeros de suplicio, conscientes de la inocencia del que pendía en medio de ellos. Bastaba ver y oír. Sus reflexiones eran el resultado del discernimiento, y así sucederá con nosotros, porque siempre seremos libres: uno tomó conciencia de su culpa y el otro no. Este maldecía mientras aquel imploraba: “Acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino”. No cuando volviera —se apresuró a contestar el Señor— sino ese mismo día: “Hoy mismo estarás conmigo en el Paraíso”. He aquí el primer santo, San Dimas; de muy pocos tenemos la absoluta certeza, pero a este se lo prometió el Señor ante testigos. Y allí estaba su madre, María, y estaba Juan, el discípulo amado, ambos a punto de perder al ser más querido.
bendita María Y Jesús, mirando a su madre nos vio a todos nosotros junto a ella: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”, y mirándonos a nosotros en el discípulo amado, nos dijo: “Ahí tienes a tu madre”, y con ese gesto nos invitó a hacer de su madre la nuestra y tenerla en nuestra casa. A partir de la hora sexta, la tierra se fue oscureciendo hasta la hora nona en que todo quedó en total negrura, y Jesús experimentó la tiniebla absoluta, el abandono total: “¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?”. Y, como hiciera en otro momento con la samaritana, nos dijo: “Tengo sed”, para recordarnos lo que siguió en aquel diálogo: “Si conocieras el don de Dios y quién te pide de beber, tú le pedirías a Él y Él te daría un agua que salta hasta la vida eterna... días vienen en que los auténticos adoradores lo harán en espíritu y en verdad”, sin necesidad de un templo, ni el de Garizim ni el de Jerusalén. He aquí que llegan ya esos días, los últimos y definitivos… y en ese momento, el velo que separaba el lugar santo del Templo se rasgó y el espíritu que lo habitaba escapó de allí para unirse al último aliento del Señor, que, inclinando la cabeza, lanzó un fuerte grito: “Padre, en tus manos encomiendo mi Espíritu”, y expiró…
Todo se ha consumado, todo está perdonado. Dice Santa Teresita del Niño Jesús: “Sin Él habría podido caer tan bajo como María Magdalena, pero sé también que a mí Jesús me ha perdonado mucho más que a ella, pues lo ha hecho por adelantado, impidiéndome caer”. Mirándole a Él, aun siendo pecadores podemos ser santos. Pero solo mirándole a Él. bn Todo se ha consumado, todo está perdonado. Mirándole a Él, aun siendo pecadores podemos ser santos. Pero solo mirándole a Él
No es un hombre quien muere, el condenado es el mismo Dios; no hay proporción entre el delito y el castigo. El precio pagado lo supera con creces
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si hoy escucháis su voz
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«Mi palabra no volverá vacía» (Is 55,10) Javier Alba
María es mujer; la Iglesia, la comunidad, es mujer. María tiene un cuerpo; la Iglesia, la comunidad, tiene un cuerpo. Un cuerpo para el Esposo. Cuerpo de Cristo, carne de Cristo, porque «los dos se hacen una sola carne” (Gén 2,24). «La salvación realizada por el Dios trinitario en la Historia, el verdadero centro de toda la Historia, es Cristo y su Iglesia, la Iglesia como fusión de la criatura con su Señor en el amor nupcial» (Joseph Ratzinger). María, la llena de gracia, llena del Espíritu Santo de Dios, se ha abierto a la Vida, se ha abierto de par en par, se ha puesto en manos de Dios.
La esposa María, la humilde, no tiene nada, solo su cuerpo. Con su «sí», María pone su cuerpo, todo su yo: «me has formado un cuerpo y he aquí que vengo para hacer tu voluntad». «Aquí estoy para hacer tu voluntad. Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en mis entrañas» (Sal 40,7-9). «La Palabra que estaba con Dios… se hizo carne y puso su morada entre nosotros» (Jn 1,1-14).
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1 Este artículo es fruto de una reflexión tras la lectura de: María, Iglesia naciente, Hans Urs Von Balthasar y Joseph Ratzinger . Edit. Encuentro. Madrid, 1999.
si hoy escucháis su voz
María, corazón abierto a la vida
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si hoy escucháis su voz María, la mujer «plenamente habitada por Dios»; María, «la esclava oyente que —hecha libre por la gracia— pronuncia su fiat, con ello se convierte en novia, y, por tanto, en cuerpo» (Joseph Ratzinger). María, como luego lo será la primera comunidad de los creyentes (cfr. Ef 5,27), es «la esposa sin mancha ni arruga», la Inmaculada Concepción.
La catecúmena María, la Theotokos, la Madre de Dios, antes de madre fue la discípula: «por el oído concibió María al Dios vivo», decía San Teodoro de Ancira. La Palabra se hace carne por el oído. Por el oído fue antes madre en el corazón que en la matriz, decía San Agustín: «primus mente quam ventre». María escucha «la Palabra tan completamente que se hace carne en ella». Se abre a la Palabra «en santo desposorio y santa maternidad». María, la Theotokos, la Madre de Dios, antes de madre fue discípula, y por el oído fue antes madre en el corazón que en la matriz María guardaba la palabra en su corazón, aunque no la entendía, no la tiraba ni arrojaba de sí, la guardaba. Estaba preñada de ella. Es en el recogimiento de la oración en «que el Espíritu Santo puede entrar y realizar una nueva creación». «Dichosos los que oyen la palabra de Dios y la guardan» (Lc 11,27).
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Libre por la gracia María, libre por la gracia, preservada de la esclavitud del pecado, pronuncia su sí libremente. Dios todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, aguarda paciente el «sí» libre de María. «Sin María, la entrada de Dios en la historia no habría llegado a su meta… a que Dios sea un Dios con nosotros y no un Dios en sí y para sí mismo… para que esto pudiera suceder, se precisaba de la Virgen, que pusiera a disposición toda su persona, esto es, su cuerpo, a sí misma, a fin de convertirse en el lugar de la morada de Dios en el mundo. La encarnación precisaba de la aceptación» (Ratzinger). «El que te creó sin ti, no quiso salvarte sin ti» (San Agustín). Dios se encarna en un corazón abierto. «Dios, que no habita en las piedras, habita en ese sí dado con cuerpo y alma; aquel al que el mundo no puede abarcar, puede hacer morada plenamente en un ser humano» (Ratzinger). El «sí» libre de María: la Encarnación no se impone. Como el amor, quiere la libertad, el consentimiento. «Levántate, corre, abre. Levántate por la fe, corre por el amor, abre por el consentimiento» (San Bernardo), «sin este consentimiento libre de María, Dios no se puede hacer hombre». «Todo es gracia. Pero la gracia no elimina la libertad sino que la crea»; la gracia de la Inmaculada Concepción de María.
El shemá María dijo sí con todo su ser, con todas sus fuerzas, con todo su corazón y con toda su mente. «La Palabra de Dios, que quiere tomar carne en María, necesita un sí receptivo que sea pronunciado con la persona entera, espíritu y cuerpo, sencillamente sin restricción
si hoy escucháis su voz la Encarnación no se impone. Como el amor, quiere la libertad, el consentimiento alguna (ni siquiera inconsciente), y que ofrezca la totalidad de la naturaleza humana como lugar de la humanización» (de la encarnación)… «Si en el sí de María hubiera habido siquiera la sombra de un reparo, de un “hasta aquí, pero no más lejos”, a su fe se habría adherido una mácula, y el Hijo no habría podido tomar posesión de toda la naturaleza humana» (Von Balthasar). Solo María ha dado un sí sin condiciones.
La «noche oscura»
Ella, tú y yo
María tiene su «noche oscura» ante la cruz: «la fe entra en la kénosis más extrema, permanece de pie en la adversidad total», «en participación total en el anonadamiento de Jesús». Como Cristo en su pasión: «el paso de la oposición a la comunión de ambas voluntades» que «pasa por la cruz de la obediencia» (Máximo el Confesor). «Mujer ahí tienes a tú hijo» (Jn 19,26): «lo mismo que el Hijo está abandonado por el Padre, así él abandona a su madre, para que ambos estén unidos en un abandono común» (Von Balthasar). Pero María no desespera, espera: María permanece de pie ante la cruz.
«Todo cristiano… sabe que la encarnación de la Palabra le atañe igualmente de forma inmediata, se debe cumplir también en él si es que quiere llevar el nombre de cristiano». El sí de María es el sí de Jesús al Padre: «He aquí que vengo a hacer, oh Dios, tú voluntad» (Hb 10,7), «he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado» (Jn 6,38); y es también el sí que todo cristiano pide cada día al rezar el Padrenuestro: «hágase tú voluntad», la disposición a aceptar la voluntad de Dios en nuestra vida. Solo María ha dado un sí sin condiciones
María, corazón abierto a la vida
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La comunidad «Todo el que como ella es esclava o siervo de Dios, puede ser madre de Jesús, puede hacer que la Palabra de Dios se convierta en carne personificada». Porque «estos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre» (Mc 3,34). Abrahán engendró por la fe en «Dios, que da la vida a los muertos y llama a las cosas que no son para que sean… No vaciló en su fe al considerar su cuerpo ya sin vigor… y el seno de Sara, igualmente estéril» (Rm 4,17 ss). También nosotros, como María, al escuchar la Palabra, empezamos a caminar. Nos ponemos en camino «de la misma peregrinación de la fe» (Juan Pablo II, Redemptoris Mater). «María es la segunda Eva, que mediante su obediencia repara lo que la primera había estropeado con su desobediencia». En María la fe no necesita varón: «Dios como único Padre que excluye en Jesús cualquier otra relación paterna, lo mismo que la relación nupcial de Jesús con su novia la Iglesia excluye toda otra relación matrimonial» (Von Balthasar). María no es estéril (como Sara, Ana o Isabel); María es Virgen, y José no tiene parte, es el Padre el que engendra en ella al Hijo, por el Espíritu Santo. Así, la comunidad de los creyentes, no tiene otro Esposo que Cristo, y Él no tiene otra Esposa que su Iglesia. «Prendado está el rey de tu belleza… Ya entra la princesa, bellísima» (Sal 45,12-14). bn
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«Todo el que como ella es esclava o siervo de Dios, puede ser madre de Jesús, puede hacer que la Palabra de Dios se convierta en carne personificada»
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Buenanueva
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El próximo 18 de septiembre se estrenará en España la película biográfica “El Padre Jorge”, basada en el best-seller “Francisco: vida y revolución”, de la periodista argentino-italiana Elisabetta Piqué. Esta película, que cuenta con la aprobación del Papa Francisco, narra la vida de Jorge Mario Bergoglio, desde que era un adolescente hasta su elección como Pontífice el 13 de marzo de 2013. Se trata de una coproducción argentino-española (Pampa Films-Gloriamundi), con guión y dirección de Beda Docampo Feijóo (“Amores locos”, “El último tren”), junto a Kiko de la Rica (“Blancanieves” y “Las Brujas de Zagarramurdi”) como director de fotografía; José Quetglas en el maquillaje y caracterización (“El laberinto del fauno”); Federico Jusid en la música (“El secreto de sus ojos”) y Regino Moranchel en la producción ejecutiva. Entre sus intérpretes figura el actor argentino Darío Grandinetti en el papel del P. Jorge, acompañado por un gran elenco de actores de ambos países como la española Silvia Abascal —esta es una de sus primeras apariciones en pantalla tras el infarto cerebral que sufrió el 2 de abril de 2011—, Leonor Manso, Laura Novoa, Leticia Bredice, Carola Reyna, Jorge Marrale y Alejandro Awada. Entre los actores españoles figuran Emilio Gutiérrez Caba, Marta Belaustegui y Carlos Hipólito, entre otros.
El guión —una biografía salpicada de elementos de ficción— se inspira en el libro de la periodista italiana del diario “La Nación”, Elisabetta Piqué, quien creció y estudió en Argentina, y que, siendo corresponsal en el Vaticano, conoció al P. Jorge —como a él le gusta que le llamen— en el cónclave de 2005. Desde ese momento comenzó una relación de amistad que todavía perdura. Precisamente, en la película es Ana —interpretada por Silvia Abascal—, una periodista con una visión distinta sobre las cosas y cuyo rol humaniza la película, quien introduce al espectador en la vida de Bergoglio: su infancia y adolescencia en el barrio bonaerense de Flores, su primer amor, su vocación al sacerdocio y su etapa en el seminario, la relación con su familia (especialmente con su madre y con su abuela Rosa), su lucha contra la dictadura militar de Jorge Rafael Videla en los años 70, su actividad pastoral en las villas miseria cuando era cardenal, su batalla contra la droga y la corrupción, etc. Mostrando así cómo llegó a convertirse en el hombre que hoy conocemos y que tanto asombro produce en quienes lo escuchan. Curiosamente, Piqué fue la única periodista que anticipó que el arzobispo de Buenos Aires sería elegido Papa en 2013.
El guión se inspira en el libro de Elisabetta Piqué, quien siendo corresponsal en el Vaticano, conoció al P. Jorge y comenzó una amistad que todavía perdura Francisco - El Padre Jorge
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De aspirante
De aspirante a médico a a médico a
Papa
¿Cómo llega un adolescente, estudiante de Medicina, a ser el Papa Francisco? El espectador recorre con agrado el emocionante trayecto del joven Jorge Mario hasta su elección como Sumo Pontífice el 13 de marzo de 2013. Comenzando cuando, pese a su clara vocación de médico, emerge con más fuerza la de sacerdote, en contra del deseo de su madre (interpretado por Laura Novoa), una mujer muy fuerte que no siempre estuvo a favor del camino que tomó su hijo. Incluso aparece una escena en que una bonita muchacha le hace cuestionarse su vocación al jovencísimo Jorge Mario. La película pone de manifiesto la misma calidez, buen humor y sabiduría con la que Francisco sorprende cada día al mundo y destaca cómo la ayuda a los más necesitados es una de sus prioridades. La historia se cierra con el resultado del cónclave del 13 de marzo de 2013, donde un cura jesuita de la otra parte del planeta, hijo de
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inmigrantes italianos, es elegido Papa y decide llamarse como un santo cuya vida le contaba de niño su abuela paterna, Rosa. Las escenas han sido rodadas tanto en escenarios reales de Buenos Aires, Madrid y Roma, como en algunos decorados ficticios. En Buenos Aires se puede apreciar la belleza de esta ciudad en lugares como la Catedral Metropolitana, la plaza San Martín frente a la Torre de los Ingleses, Puerto Madero y el muelle de pescadores de Costanera Sur, etc. Respecto a los decorados llama la atención la verosimilitud de aquellos que recrean los cónclaves de 2005 y 2013. Aunque no ocupan más de diez minutos en toda la película han supuesto un enorme reto para la producción puesto que reproducen fielmente la Capilla Sixtina —sus paredes de mármol, los cortinajes, los manteles, las sillas, los candelabros, las puertas…— de igual modo como luce en las ceremonias secretas en las que se elige al sucesor de Pedro.
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Expectación de propios y extraños
El film tiene la particularidad que puede gustar a diferentes tipos de público, no necesariamente religioso ni católico, dada su calidad artística, la excelente interpretación de los actores —Grandinetti borda el personaje, aunque, en ocasiones, exagera un poco la cojera por ciática que acusa Francisco desde hace años—, el guión bien trabado, etc. Para el director del Departamento de Cine de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Juan Orellana, «es muy grande la expectativa que genera esta película. Su público más complicado no es ya el público católico, sino el que está vinculado de algún modo al mundo eclesiástico. Ese es el peor público para esta película, como es lógico, por su sentido más crítico». Sin embargo, también asegura Orellana que la película «pone muy bien en su sitio lo que es un hombre de fe (…) y queda claro que el amor de Bergoglio por los pobres viene de leer a San Francisco de Asís».
Precisamente, según refleja el film, es su abuela Rosa, a la que Francisco se ha referido en varias ocasiones desde que fue elegido Papa, la que le entrega un libro de San Francisco de Asís que después le acompañará en los momentos más importantes de su vida. «No existe ningún biopic que refleje exhaustivamente la persona. Esta película biográfica se centra en algunos de los aspectos de su personalidad, de su espiritualidad, de la forma de ser de Jorge Mario Bergoglio que explica también muchas de las actuaciones que vemos en el Papa actual», explica Orellana. El film es muy grato de ver ya que el conjunto ofrece al gran público una información sobre el Papa actual que la gente no tiene y que ayuda a entender su persona, llegando a comprender el por qué de sus decisiones y su modo de vida. Así, por ejemplo, su amor por los pobres no nace de ser un seguidor de Ernesto Che Guevara sino de su formación franciscana. Algunos aspectos de su biografía son muy iluminadores.
su amor por los pobres no nace de ser un seguidor de Ernesto Che Guevara sino de su formación franciscana Francisco - El Padre Jorge
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Conformidad y Coherencia
Para el P. Isidro de la Viuda, agustino y prior del Profesorio del Real Monasterio de El Escorial, «el Papa Francisco tiene raíces franciscanas, formación dominica y actuación jesuítica. Ese conglomerado hace que sea como es él». El P. Manuel María Bru, quien durante muchos años ha sido director de contenidos socio-religiosos de la Cadena COPE y de Popular TV, y en la actualidad es presidente de la Fundación Crónica Blanca de jóvenes comunicadores, señala a Buenanueva que «la personalidad de Francisco es reflejada perfectamente. Incluso hay detalles insignificantes que son reales, lo que pone de manifiesto que los guionistas se han documentado muy bien. Por ejemplo, en la escena del “vaticanista sabelotodo” y Ana, la periodista, cuando le dice “el italiano (refiriéndose a Mons. Scola) no va a salir porque no hay quien le entienda y necesita un traductor”.
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Esa misma frase la pronunció un Cardenal de Perú, en plan de broma, en una cena con un amigo mío. De algún modo ha llegado a ellos esa anécdota y la han aprovechado». El film hace un repaso a ciertos temas claves en la biografía del P. Jorge y de Argentina en general, como cuando va a hablar con Emilio Eduardo Massera por segunda vez para preguntarle por los dos jesuitas desaparecidos; o la escena en la que aparece conversando con quien parece ser —aunque no queda totalmente explícito— la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, “invitándole” esta a no hablar sobre la corrupción. Se desconoce la historicidad de la escena pero es fácil imaginarnos que pudiera ser así.
Finalmente, cabe resaltar una escena en el Colegio Máximo de San José, de los Jesuitas en Buenos Aires, en donde José, un seminarista con ciertas dudas sobre su vocación, le reprocha al P. Jorge: «Los curas deberían casarse». «¿Para qué? ¿Para tener suegra? —responde el P. Jorge—. Bromas aparte… Si estás seguro de haber perdido la vocación para el sacerdocio, lo mejor es que te vayas… Hay que ser coherente entre lo que uno siente y lo que hace…». Y eso es lo que muestra la película sobre el P. Jorge y actual Papa Francisco, la coherencia en su pensar y en su obrar.
Francisco - El Padre Jorge
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Josué Villalón
Ayuda a la Iglesia Necesitada
Tener que caminar durante tres horas para llegar a la iglesia más cercana y celebrar la Misa es un gran acto de fe. Levantarte un domingo y pensar que puede ser el último porque la semana anterior hubo un atentado en tu parroquia, pero aún así vencer tu miedo —no ya la pereza— e ir, también dice mucho de tus convicciones. Los cristianos perseguidos por seguir a Cristo son Iglesia sufriente. También aquellos sacerdotes, religiosos y laicos que viven la fe en la pobreza material y espiritual. Cada día dan muestras visibles de que su fe está por encima de mares, montañas, guerras o grupos terroristas. Ellos son la riqueza de la Iglesia y un ejemplo a seguir.
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La Hna. Lucía, franciscana, con un niño de la tribu Gumuz, en Etiopía
Cincuenta años con los cristianos que sufren
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es evidente que la fuerza que impulsa a los cristianos perseguidos o necesitados es sobrehumana, procede del Espíritu Santo Resulta más que evidente que la fuerza que impulsa a los cristianos perseguidos o necesitados es sobrehumana, procede del Espíritu Santo. El mismo que hace cincuenta años puso en pie un puente de oración y caridad entre la Iglesia de España y la Iglesia que sufre: la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN). Esta trabaja codo con codo con la Iglesia pobre y perseguida para llevar el mensaje de Cristo a los hombres y paliar las necesidades de nuestros hermanos. El año pasado la ayuda ofrecida, enteramente a través de donativos privados, se destinó a proyectos de construcción o reconstrucción de iglesias, sostenimiento de sacerdotes y religiosas, becas de formación para nuevas vocaciones, material catequético, ayuda a refugiados, medios de comunicación y locomoción. En total se apoyaron 5.500 proyectos en 145 países.
un lugar digno “para adorar a Dios” Dice el Papa Francisco que el templo existe “para adorar a Dios”. Y precisamente por esto es “punto de referencia de la comunidad”. Los proyectos de construcción y reconstrucción de iglesias, capillas, conventos, seminarios y casas parroquiales son, por tanto, una prioridad para Ayuda a la Iglesia Necesitada. El apoyo a la construcción
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representó más del 40% de la ayuda en 2014. Se destinaron a cada proyecto aprobado una media de 19.570 euros. Se trata de que las comunidades cristianas puedan desarrollar su vida de fe en entornos dignos, y de que en el caso de los templos cuenten con la presencia física de Dios en la Eucaristía. En la parroquia de la Virgen de Fátima de Boni (Burkina Faso) rezan desde hace 55 años: el mismo tiempo que llevan deseando erigir una capilla para la comunidad del poblado de Kopoye. Reunieron dinero y empezaron a levantar ellos mismos los muros, hasta que se agotaron los recursos. Desde entonces, la casa del Señor permanece sin tejado, sin ventanas y sin enfoscar: sigue siendo como rezar al aire libre. Desde AIN se ha prometido ayuda para que su deseo de tener una capilla se haga por fin realidad. Sin sacerdote no hay presencia eucarística. Por ello, los seminarios son precursores de las iglesias. En Beit Jala, cerca de Belén, se encuentra el único seminario de la Iglesia católica de rito latino de Oriente Próximo. Existe desde 1852 y es demasiado pequeño, pues pese a la peligrosa situación de los cristianos en esta región, el número de vocaciones va en aumento. En total, 71 futuros sacerdotes rezan, viven y estudian allí. Es preciso renovar y ampliar los dormitorios y las aulas. Apoyar a este seminario es apostar por que la presencia de la Iglesia y de la Eucaristía no desaparezca. Esto crea además comunión entre los fieles, pues como dice el Papa Francisco: “La Eucaristía es el sacramento de la comunión, que nos hace salir del individualismo para vivir juntos el seguimiento, la fe en Él”.
luz para el mundo sacerdotes y religiosas para el mundo En el seminario de Mayidi, en República Democrática del Congo, hay 127 seminaristas. Viven modestamente y estudian con ahínco. Apenas tienen una hora de electricidad al día y la comida está racionada. Los gastos del gasóleo que necesitan para el generador son muy elevados. Sin ayuda externa, habría que disolver este seminario que existe desde hace ochenta años y del que han salido cientos de sacerdotes y teólogos laicos. Asumir los gastos para que puedan vivir y estudiar los 127 futuros sacerdotes y sus formadores es una ayuda multiplicadora, pues además llevan la pastoral en 37 poblados y sus escuelas. AIN no quiere dejarles en la estacada.
Casetas prefabricadas y ayuda de emergencia para cristianos refugiados en Irak
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Iglesia de Kopoye (Sierra Leona), apenas un muro y un tejado de paja
Para el cuerpo del Señor. Producción de hostias en Bukavu (Rep. Dem. del Congo)
en Beit Jala, cerca de Belén, se encuentra el único seminario de rito latino en Oriente Próximo; apoyarlo es apostar porque la presencia de la Iglesia y de la Eucaristía no desaparezca En muchas parroquias alrededor del mundo, los párrocos no darían abasto sin las religiosas. Ellas son el pilar materno que atiende a enfermos y necesitados. También son el pulmón orante de la Iglesia. Las Clarisas Pobres llegaron a la Archidiócesis de Mbale, al este de Uganda, hace 45 años. Su presencia es una bendición para la Iglesia local; viven dedicadas a la oración y el trabajo. Una religiosa cuenta: “No podemos permanecer todo el día de brazos cruzados y dar una bonita impresión. También tenemos que ganarnos el sustento”. Y así lo hacen: hornean hostias para varias
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diócesis. La Madre Superiora Mary Andrew Kaggwa nos pide ayuda para nuevas máquinas, demasiado caras para ellas. También la labor de las 357 Hermanas de Los Ancianos Desamparados es imprescindible en varios países de Sudamérica. Sin la entrega de estas religiosas, miles de ancianos morirían en soledad o en la miseria. La hermana Pilar de San Luis Gonzaga, superiora de Perú y Bolivia, asegura que no pierden la esperanza en que Dios provee: “Al mismo tiempo rogamos a Dios, nuestro Padre, para que conmueva los corazones de los bienhechores para que sigan apoyando nuestra labor”. Un 20% de los proyectos de Ayuda a la Iglesia Necesitada es para el sustento de las vocaciones sacerdotales y religiosas. Otra forma de ayudar a los sacerdotes es a través de intenciones de Misa, para lo que se destina el 15% de la ayuda global. Las intenciones de Misa son mucho más que una petición, pues son una bendición para la persona que solicita su celebración y para los sacerdotes de los países pobres.
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Motos para sacerdotes en la India
Niño cristiano en Egipto con una Biblia del Niño en árabe
El P. Benedict Kandathiparambil, lo sabe bien. Atiende a dieciocho pueblos rurales en Andhra Pradesh, un Estado al sureste de India. Gracias a las intenciones de Misa puede llevar a cabo su misión. “Pese a la gran cantidad de trabajo, nos llena de alegría poder anunciar el Evangelio —escribe a la fundación pontificia—. Nuestros creyentes son pobres y no pueden darnos gran cosa. Vuestro generoso apoyo es una bendición”.
mover al Espíritu allí donde sopla La Iglesia se mueve donde quiera que esté viva, pero necesita apoyo para llegar a tiempo allí donde sopla el Espíritu Santo. Por ejemplo, en Sierra Leona, un país gravemente afectado en 2014 por el ébola, necesitan un potente motor fuera borda para que el P. Joe Sandy pueda llevar los sacramentos a las parroquias de San Patricio y San Ambrosio de las Islas Sherbro. En Madagascar se necesitan cinco motocicletas para cinco sacerdotes con comunidades muy dispersas y alejadas de la sede
Grabación de un programa para el Canal Cristiano Sat7
parroquial que, de otro modo, no verían nunca a un sacerdote. Y así un largo etcétera de proyectos de ayuda para medios de locomoción que suman, junto al apoyo a medios de comunicación y material catequético, el 12% de las ayudas enviadas por AIN. La Biblia, el libro de los libros, es la base material para la obra del Espíritu. Ayuda a la Iglesia Necesitada ha subvencionado a lo largo de sus años de existencia un total de 51 millones de ejemplares de la “Biblia del Niño” en 178 lenguas. Hay también otras publicaciones, como el librito del Rosario para niños y adultos. El Espíritu utiliza también los medios modernos como, por ejemplo, en Oriente Medio, la emisora de televisión SAT-7. AIN ha contribuido a que este canal católico de televisión funcione por cable y también empiece a emitir por satélite. En países donde los cristianos tienen dificultades para manifestar su fe, la radio y la televisión son un gran instrumento de evangelización. Cincuenta años con los cristianos que sufren
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Seminario de Mayidi (Rep. Dem. del Congo) con sus 127 seminaristas y 12 formadores
cuando la necesidad es acuciante La situación actual de la Iglesia en Siria es muy grave debido a la guerra civil y a los grupos rebeldes islamistas. Las cifras son escalofriantes: diez millones de ciudadanos sirios son refugiados internos. Las religiosas de Jesús María, con la hermana Annie Demerjian al frente, han creado un comité de ayuda y han identificado a 750 familias cristianas en Alepo y Hasaka que necesitan reparar sus casas, alquilar apartamentos como refugio y disponer de bienes de primera necesidad. AIN no quiere dejarles abandonados; por eso en los últimos años la ayuda de emergencia para Siria suma ya más de dos millones de euros. Igualmente preocupante es la situación de los cristianos en Irak. Hasta 120.000 bautizados viven hoy como refugiados en el Kurdistán
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en Alepo y Hasaka (Siria) 750 familias cristianas necesitan una respuesta caritativa inmediata iraquí por el avance de los terroristas islámicos del Daesh (Estado Islámico). AIN tampoco se ha quedado inmóvil en este drama y ha enviado una primera emergencia de 1,5 millones de euros. Allí donde golpean los conflictos bélicos o las catástrofes naturales se necesita una respuesta caritativa inmediata. El apoyo a refugiados y emergencias ha aumentado en los últimos años y alcanza ya el 7% de la ayuda global ofrecida por AIN.
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Ayudar a los que ayudan, tarea de todos Ayuda a la Iglesia Necesitada lleva cincuenta años siendo puente de caridad y de oración entre los españoles y los más necesitados. Ayudar a los que ayudan es su principal misión. Desgraciadamente, las necesidades de la Iglesia siguen siendo muy grandes y esta tarea no sería posible sin el apoyo de tantísimas personas que, movidas por Dios, ofrecen su apoyo económico. Gracias, Iglesia sufriente, por ser vanguardia, por mostrarnos a Occidente que ser católico no entiende de medias tintas, que necesitáis que nos despertemos y nos atemos a fuego a vosotros, con oración, generosidad
y contando lo que estáis viviendo. Y también, gracias a todos los que ayudan a esta parte de la Iglesia que no se ve, pero que es fundamental para el Reino de Dios. Como dice el Papa Francisco: “Los pobres son los destinatarios privilegiados del Evangelio. Hay que decir sin vueltas que existe un vínculo inseparable entre nuestra fe y los pobres. Nunca los dejemos solos”. bn
gracias, Iglesia sufriente, por ser vanguardia y mostrarnos a Occidente que ser católico no entiende de medias tintas
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Alfonso López Quintás
Sacerdote Mercedario y filósofo
Una vez descubiertas —en los números 52 y 53 de Buenanueva— las doce fases del desarrollo humano, podemos plantear debidamente el tema del amor conyugal y no confundir el amor y la pasión. Últimamente, los centros escolares suelen promover la formación de niños y jóvenes en cuanto a sexualidad. Pero, a menudo, dan primacía a la información biológica y apenas destacan el sentido de las relaciones amorosas. Cada día urge más una auténtica “formación para el amor”. Ya sabemos que, al ascender a niveles superiores de realidad y de conducta, transfiguramos nuestro modo de ser y de comportarnos. Esta transfiguración nos dispone para vivir la vida de relación amorosa con la altura de miras que ella misma demanda. El escritor francés Jean Guitton compartió el desamparo de un campo de concentración con miles de jóvenes. Esta experiencia le inspiró la observación siguiente: «Son raros los espíritus que poseen un conocimiento penetrante de las potencias de la vida y una incorruptible libertad frente a ellas»1. ¿De verdad son pocas las personas que conocen el sentido y el alcance del amor humano conyugal? Se cuenta que un niño pequeño se acercó a un amiguito y le dijo al oído: «Oye, ¿sabes lo que me han dicho mis padres? Que los niños vienen de París». Y el otro, muy seguro de sí, le contesta: «¿Ah sí? ¡Pues tú no les digas nada. Que lo sigan creyendo...!». Sin duda, este crío daba por hecho que estaba en el secreto de todo. Tal vez conociera algún detalle biológico relativo a la procreación. Pero ¿sabía cuál es el sentido de la vida sexual? ¿Qué relación tiene con el amor? ¿Qué consecuencias acarrea cuando es separada del amor personal?
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1 Cf. L´amour humain, Aubier, Paris 1948, p. 11.
En la película de François Truffaut Jim et Jules, una joven sostiene relaciones íntimas con dos chicos. Luego se casa con uno de ellos, pero mantiene la misma forma de vida. Todo parece transcurrir plácidamente, como el agua del río que se desliza bajo el viejo molino en que habitan. Pero, de súbito, cuando todo parecía sonreír a los jóvenes, uno de ellos dice esta frase inquietante: «Hemos jugado con las fuentes de la vida y hemos perdido». Días después, sin que mediara reyerta alguna, la joven invita a su amigo a dar un paseo en coche y pide al marido que abra bien los ojos. Arranca y, al pasar por un puente cercano, da un giro brusco y se precipita al río. La película termina con la estampa patética del marido, que contempla cómo dos pequeñas urnas de cenizas son depositadas en sendos nichos. Me gustaría preguntar al niño del cuento, tan sabio él, por qué acabó trágicamente esta historia en apariencia idílica.
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Hoy millones de jóvenes rehúyen casarse por temer que la unión amorosa no sea duradera. ¿Somos unos ilusos cuando ponemos ilusión en el amor?
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La grandeza del amor conyugal
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fuerza en la mirada ¿Podía haberse previsto que movilizar frívolamente las fuerzas de la vida puede llevar a la destrucción? En buena medida sí. Pudo adivinarse que los tres jóvenes eran unos ilusos, porque ese tipo de “amor” —tan mal entendido y orientado— no podía durar. Pero ¿cómo puede preverse esto? Es importante preguntárselo, pues estar formado implica saber prever, ver a lo lejos, que es privilegio de una inteligencia madura. Hoy cunde la sospecha de que el amor duradero es imposible, y millones de jóvenes rehúyen casarse por temer que la unión amorosa no sea duradera. ¿Somos unos ilusos cuando ponemos ilusión en el amor? Si confundimos el amor conyugal con la mera pasión somos unos ilusos, porque la pasión de por sí es efímera, que significa flor de un día. Revistas, televisión y cine transmiten multitud de imágenes de la relación amorosa que incitan a vivir tal experiencia de forma hedonista, atenta solo a la propia gratificación. Lo grave es que multitud de jóvenes ven un significado en esa forma de entender el amor, porque significa mucho para ellos pues les resulta atractiva, y no reparan en que se les está hurtando el verdadero sentido de la misma. Pero una actividad sin sentido es literalmente insensata, y no puede llevarnos a la felicidad sino a la amargura. Eminentes psiquiatras subrayan que una vida sin sentido es una vida ilusa, y la falsa ilusión destruye la auténtica felicidad. Por eso, la formación auténtica busca el sentido de la vida; no solo indaga cómo se realiza una acción, ni qué sensaciones produce, sino el sentido que ostenta en el conjunto de nuestra vida. Una expresión afectiva tiene sentido cuando está bien orientada. Pero ¿qué hemos de hacer para orientar acertadamente la afectividad? Aquí es donde empieza el proceso de formación para el amor. Nuestra afectividad está bien orientada y desborda, por tanto, sentido cuando sus manifestaciones tienden a realizar el ideal de la unidad.
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Proceso de formación para el amor Los descubrimientos que hicimos en los artículos anteriores nos permiten ahora clarificar cómo hemos de vivir el proceso de formación para el amor. Sigamos de cerca a dos jóvenes que sienten en sí el aleteo del amor mutuo y quieren recorrer el camino del noviazgo hasta la alta meta del matrimonio. Supongamos que se llaman Juan y María. Me dirigiré solo a Juan, pero todo vale para María, naturalmente. Veo a Juan y le pregunto si ama a María. Él me responde que le apetece sobremanera estar con ella, verla, tratarla. Y yo le advierto: «¡Cuidado, Juan, que apetecer no es todavía amar!». «¿Pero es malo sentir atracción hacia alguien?», me pregunta. «Por supuesto que no —aclaro yo—. Pero tampoco puede considerarse ya como amor. Es solo el comienzo del proceso amoroso». Apetecer es propio del nivel 1. Y no olvidemos que la actitud propia de este nivel es la de dominar, poseer, manejar y disfrutar. Si estoy hambriento y soy goloso, tomo un pastel y me lo como ansiosamente. El pastel desaparece, pero no me quedo diciendo: «¡Qué lástima, que no volveré a verlo, con lo que yo le quería...!». No, no le quería; lo apetecía, que es bien distinto. Esta distinción me recuerda la siguiente anécdota. Dos jóvenes se casaron y parecían entenderse bien, pero un mal día el esposo dijo a la esposa: «Me voy, porque en realidad a quien amo es a una compañera de trabajo». ¿De verdad la ama? ¿O, más bien, la apetece, porque es más vistosa y le resulta más “rentable” en las relaciones íntimas? Recordemos que el adjetivo “rentable” es propio del nivel 1, y su uso carece de sentido en el nivel 2. Debemos aquilatar bien los conceptos, para ajustar el pensamiento a la realidad y actuar debidamente.
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Esto último —fundar un hogar— es grandioso; implica un alto grado de creatividad. Lo anterior —reducir la otra persona a un medio para mis fines— es mezquino, pues significa rebajarla al nivel 1. Querer de veras a una persona es una actitud propia del nivel 2. Tomarla como mera fuente de diversión supone una manipulación altanera, una desmesura que envilece a quien la comete. Envilece porque no crea una relación valiosa; se reduce a una llamarada sentimental. En cambio, el auténtico querer es muy fecundo, pues su fruto es el encuentro, visto en toda su riqueza.
Del nivel de apetencia al nivel del amor La formación para el amor es formación para el encuentro, bien entendido. Por eso a Juan le interesa saber qué debe hacer para crear una relación de encuentro con María. «Esta es la gran tarea del noviazgo —le aclaro yo—. Para llevarla a cabo, decídete a ser generoso con María. La generosidad es la clave de toda relación humana auténtica. No te quedes en el primer valor que encuentres; no te apegues a las ganancias inmediatas. Sube al nivel 2, el de la generosidad. Moviliza la imaginación para descubrir qué es lo que hace feliz a María, y proponte conseguirlo. Compórtate de modo abierto, veraz, fiel, paciente, cordial, participativo, comunicativo..., y verás cómo dejas de
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querer solo el halago que te producen las buenas cualidades de María; querrás a María como persona. Este es el gran cambio, el que nos eleva del nivel de la apetencia (nivel 1) al nivel del amor (nivel 2)». Se trata de una verdadera transfiguración, una transformación inmensamente superior a la que suscitamos —en el primer capítulo— en una tabla y en un papel pautado. Merced a ella, ya no ves en María solo un cuerpo adorable; ves a la persona, a todo aquello que sugiere su nombre: María. Tal elevación de espíritu te permite decirle estas palabras decisivas: «Tengo muchos motivos para quererte, pero ahora te quiero a ti, María, por ser quien eres, no solo por lo que eres. De ahí mi deseo de crear contigo un hogar en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad». Y, sin pretenderlo, pronunció la fórmula del matrimonio sacramental. Juan se encuentra ya en el nivel del verdadero amor —el del encuentro—, pero teme que este amor pueda fallar y me pregunta si hay alguna garantía de que el amor perdure. Mi respuesta es decidida: «En la vida humana no hay garantías absolutas. Pero una garantía muy firme de que nuestra actitud amorosa perdure se da cuando nuestro amor es auténtico. Y lo es si cumplimos las condiciones del encuentro (nivel 2) y optamos por el ideal de la unidad, eminente valor que implica también la bondad, la verdad, la belleza, la justicia (nivel 3). Si optas por estos valores con la firmeza de las decisiones fuertes, estarás dispuesto a cumplir, en toda circunstancia, las condiciones del encuentro: la fidelidad, la cordialidad, la comunicación amorosa, la participación cordial... Al elevarnos al nivel 3 — bien fundamentado para los creyentes en el nivel 4, el religioso—, nuestra vida ética logra un grado muy alto de madurez. Esta madurez interior es la gran garantía de que el amor sea auténtico y perdure». Un buen paño perdura cuando es bueno; el amor persevera si es auténtico. BN
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Juan, entonces, me pregunta: «¿Qué debo hacer para convertir la apetencia —es decir, la atracción primera— en auténtico amor?». «Cuando trates a una chica —le respondo—pregúntale a tu voz interior seriamente: “¿Qué pretendo con esta relación? ¿Pasar el rato, divertirme (nivel 1), o crear un verdadero encuentro con ella, una relación que pueda llevarnos a un alto grado de creatividad, como es fundar un hogar y dar vida a nuevos seres (nivel 2)?”».
La generosidad es la clave de toda relación humana auténtica
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Marta A. Guerrero - P e r i o d i s t a
El pasado mes de diciembre se cumplieron diez años del terrible tsunami que arrasó en 2004 el sudeste asiático. Aquella ola gigante se llevó todo lo que encontró por delante: casas, infraestructuras, vidas, sueños e historias… Algunas de ellas tan impresionantes como la historia de la joven chilena Francisca Cooper. 120
La Fran, como la llamaban cariñosamente todos los que la querían, nació en Chile en el año 1978, en el seno de una familia numerosa. Era la segunda de seis hermanos y, como ella misma reconocería, tuvo la suerte de crecer rodeada de naturaleza en su querido Temuco «sin saber nada de ni de problemas, ni de plata, ni de política». En el campo, la Fran pasó una feliz infancia subida a los árboles, montando a caballo y compartiendo muchos buenos momentos con su familia y sus amigos. Desde muy pequeña, se caracterizó por su rico mundo interior, por vivir una fe profunda y una piedad muy especial. «La Fran nació para amar a Dios sobre todas las cosas y, al ritmo de sus conversaciones diarias con Él, lo demostraba e irradiaba», afirmaba el Padre Juan Barbudo, que tuvo la suerte de compartir una profunda amistad con Francisca y su familia.
fuerza en la mirada Divertida, simpática, extrovertida, de espíritu libre, amiga de sus amigos, cariñosa y atenta con todos… muy arraigada en Dios, la Fran iba creciendo y forjando su personalidad arrolladora y carismática. Cuando tenía diez años, su familia se trasladó a Santiago de Chile y ella comenzó a estudiar en el colegio del Opus Dei de Los Andes, donde también fue muy feliz y contaría que descubrió a Dios «como el pilar fundamental de su vida». Durante sus años escolares, la Fran se involucró en muchos proyectos misioneros y sociales. Con el corazón soñador y lleno de grandes ideales, siempre se mostró muy comprometida con los más desfavorecidos, en especial, con los niños que malvivían en las calles chilenas.
Alegría en la entrega Muy sensible a esta problemática, Francisca se integró de pleno en un voluntariado que se formó con la intención de ayudar a estos niños, estableciendo un vínculo muy personal con ellos, dándoles cariño y atendiéndoles en sus necesidades. La Fran destacó enseguida en este grupo por su alegría y el entusiasmo de su entrega. Sin conformarse solo con los días organizados para visitar a estos niños, ella acudía en su búsqueda con mayor frecuencia para enseñarles a leer, hablarles de Dios, tener detalles con ellos y animarles con retos para mejorar sus vidas y abandonar los malos hábitos a los que les empujaba la calle. En este sentido, mostró una especial dedicación y empeño con los niños que presentaban mayores dificultades. Consecuente con esta inclinación por los niños, y siendo una apasionada de la tarea de enseñar, tras varios discernimientos la Fran se inclinó por la educación y decidió estudiar la carrera universitaria de Pedagogía. En 2003 se tituló como profesora y comenzó a trabajar en un colegio. Ella misma reconocería lo mucho que le gustaba su profesión y lo feliz que le hacía poder ejercerla, ya que era la continuación de toda una juventud dedicada a los niños.
Una vez más, Francisca llegó al corazón de aquellos con los que compartía su día a día. En el colegio, desplegó su carisma y se esmeró en ser una gran profesora y acercar a los demás a Dios y a la Virgen, buscando siempre la excelencia humana a partir del crecimiento interior de cada persona. Enseñaba a sus alumnos a rezar el Ángelus y otras oraciones marianas. Además, entre otras iniciativas, a la Fran se le ocurrió que celebrasen el cumpleaños de la Virgen con los niños del colegio. Así, en la víspera del 8 de septiembre, fiesta de la Natividad de la Virgen María, su clase trajo serpentinas, globos, una tarta e incluso se cantó el cumpleaños feliz para expresar un inmenso cariño y devoción a la Madre de Dios. Esta fiesta ya es una tradición que se celebra año tras año en el colegio.
Amar a Dios y socorrer al hermano Mientras tanto, la Fran seguía creciendo en su profunda amistad con Dios. Su religiosidad le llevó a discernir también su vocación y a descubrir en el matrimonio su llamada personal a la santidad. En 2002 conoció a Aurelio, con quien saldría. Aurelio y la Fran eran bien distintos, lo que facilitó que se complementaran. Si ella era de espíritu inquieto y soñador, él era algo más tranquilo y racional. Sin embargo, también tenían muchas cosas en común, como su pasión por el campo y la aventura y la cercanía con los que le rodeaban. Tras de dos años y medios de noviazgo, Aurelio le pidió matrimonio y juntos comenzaron a preparar con mucha ilusión el día más importante de sus vidas. La Fran se tomó muy en serio estos meses previos a la boda, por lo que le pidió al, recién ordenado, Padre Juan Barbudo, que les acompañase en esta preparación y que celebrase el sacramento. El interrogante irresistible de Francisca
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fuerza en la mirada «Me impresionaba el interés de los dos y las ganas que tenían de crecer y de estar bien preparados. Ambos eran muy distintos. Aurelio más racional y la Fran más apasionada lo que daba pie a mucho debate e intercambio», recuerda el sacerdote de aquellas reuniones quincenales que mantenían los tres de cara a la boda. Además, en estos encuentros el Padre Juan tuvo la oportunidad de conocer aún mejor el corazón tan grande que tenía la Fran: «No se medía en nada, lo primero era darse, el resto venía después. Tenía una clara conciencia de que su misión de vida era estar para las personas que necesitaran de su apoyo. Para ella no había medida, todo para Dios, todo para los demás». Así, transcurrieron los meses preparatorios hasta que llegó la fecha del gran acontecimiento. La noche anterior a la boda, la Fran y Aurelio sorprendieron una vez más al Padre Juan pidiéndole que les confesara, cuando lo normal suele ser que a esas horas del día previo los novios estén preocupados con los asuntos propios de la ceremonia y la fiesta. El sacerdote los recibió y recuerda la paz y el abandono en Dios que reinaba en la Fran, así como que le reconoció que ella se casaba «para ser santa en su matrimonio con Aurelio», ya que aquello y la santidad de su marido eran lo único importante. Del mismo modo, pidió su acompañamiento al Padre Juan en este camino que estaban a punto de iniciar juntos. «Habían captado lo esencial, ya estaban preparados para enfrentar lo que se venía. Estaban llenos de gracia, plenos del amor de Dios». Y llegó el 17 de diciembre de 2004. Aquella joven de veintiséis años, feliz y radiante, se adentró en la Iglesia para dar su sí a Dios a través de su marido, Aurelio. Fue una fiesta muy alegre en la que la Fran se mostró especialmente cariñosa con todos los que les acompañaron en este día tan especial. Al día siguiente, el joven matrimonio se despidió para emprender su viaja a Tailandia, el destino que habían escogido para su luna de miel. La Fran y Aurelio no se separaron ni un instante durante sus primeros días de casados. Juntos y
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felices, visitaron varios lugares de aquella lejana zona antes de aterrizar en uno más de sus destinos: la paradisíaca Isla Phi Phi. Una vez instalados allí, por primera vez se separaron unos minutos porque Aurelio tenía que gestionar algunos trámites en la agencia de viajes, mientras la Fran descansaba en la piscina del hotel en el que se hospedaban. En su trayecto, Aurelio vislumbró un letrero que señalaba el camino a un mirador y lo siguió para comprobar qué tal era la vista del paisaje y poder llevar después a Francisca. Una vez llegó arriba, en medio de unas vistas fascinantes, divisó una ola gigante que se adentró en la isla en unos segundos y arrasó con todo. Petrificado, Aurelio comenzó a correr a toda velocidad para volver al hotel donde se quedó la Fran, pero al llegar abajo se encontró con un panorama desolador, ya solo había escombros y todo estaba destruido.
El encanto de la santidad Desde ese instante, la única preocupación era encontrar a la Fran. En Chile la noticia no solo dejó en vilo a sus familias sino al país entero. Aurelio y Francisca eran los únicos compatriotas afectados por el tsunami del Sudeste asiático, lo que causó una conmoción aún mayor. Se organizaron cadenas de oración que unieron a todo el país en único anhelo: encontrar a la Fran. Su padre y su padrino se desplazaron de inmediato a Tailandia para acompañar a Aurelio en la agónica búsqueda. En medio de aquella desesperación, Aurelio logró contactar con el Padre Juan para una única petición: «Por favor, Padre, ayúdame a encontrarla, reza conmigo para que aparezca». Así, día tras día, ambos se acompañaban en la oración por teléfono, mientras todo Chile seguía rezando para que apareciese con vida. Entre oraciones y Eucaristías diarias por esta intención, la esperanza de encontrar a Francisca viva se desvanecía, pero la fe no flaqueaba.
fuerza en la mirada Finalmente, el 5 de enero de 2004 encontraron su cuerpo en una morgue. Ese mismo día, la Fran habría cumplido veintisiete años. Había llegado el momento de regresar a casa, donde todo el país esperaba a Aurelio con los brazos abiertos. El anhelo de la Fran comenzaba a cumplirse, el milagro se estaba produciendo. Al llegar a Chile, en medio de un profundo dolor, Aurelio no se sintió con ánimo de derrota y volvió a recurrir al Padre Juan para que le ayudase a acercarse más a Dios y para que le enseñase a rezar de verdad. Él era otro, la Fran le había cambiado y quería parecerse a ella. Él también quería trabajar por su santidad. Aunque su joven matrimonio solo había durado unos días, habían sido suficientes para que la Fran alcanzase el Cielo e inspirase en Aurelio en anhelo de ser un hombre nuevo. Lleno de esperanza y coraje, acompañado por su esposa desde el Cielo, Aurelio emprendió una nueva vida. El espíritu de la Fran le impulsó a profundizar poco a poco en su relación con Dios y a recuperarse. El Padre Juan le acompañó en este momento cargado de dudas y deseos de conocer más y mejor a Dios. Además, Aurelio tomo el estilo de vida de la Fran como suyo propio y cumplió uno de los mayores sueños que ella había expresado en vida: dejó su trabajo durante un año completo para dedicarse de lleno a los niños de la calle. Dos años después de aquella tragedia, Aurelio y los seres queridos de la joven chilena asistieron a la inauguración de “La Casa de Fran”, un hogar de acogida para niños desvalidos y víctimas de malos tratos. La Fran sirvió de instrumento a Dios para cambiar la vida de Aurelio y de estos niños. Pero además, su entrega a los demás y su sorprendente partida al Cielo han inspirado a más personas que se han sentido motivadas a imitarla. A día de hoy, su ejemplo de vida es un imán, un interrogante irresistible para los muchos jóvenes que se asoman a su corta e impresionante historia y encuentran en ella una inspiración para enfocar sus vidas mirando a Dios, caminando bajo el anhelo de ser santos. bn
«Cuando uno ve la historia de la Fran ve que nació para cosas grandes. Su vida es un faro luminoso, una estrella que guía nuestro camino. Tenía una manera de ser tan especial y única, un alma tan grande que a nadie dejaba indiferente su mundo interior, su secreto eran la grandeza y la pureza de su alma», asegura su amigo, el Padre Juan. El interrogante irresistible de Francisca
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Guapos —Papá, ¿qué se siente tener un hijo tan guapo? —No sé, hijo, pregúntale a tu abuelo...
Feos
Experimento
—¡Qué feo era Albert Einstein! —Pues anda que su hermano Frank...
Astuto
Barbero
—¿Pero es que usted no sabe contar otra cosa más que delitos violentos y desgracias horripilantes? —pregunta el cliente al barbero. —Es que estas historias erizan los cabellos y me facilitan el trabajo.
—Y ahora —dice el profesor a los alumnos— os voy a mostrar las reacciones de un ratón sometido a la influencia de la corriente eléctrica. Para ello he traído un ratón. Con cuidado, extrae de su bolsillo un paquete y ante los ojos de los asombrados alumnos aparece un bocadillo. — ¡Qué raro! —comenta—. Creí haberme comido este bocadillo hace un momento...
La edad
—¿Cuántos años tienes, niño? —Pues, no lo sé. Mi mamá tenía veintiocho cuando yo nací y ahora dice que tiene veintisiete…
Da Pena
—¿Sabes, mamá? Mi redacción ha conmovido a la profesora. —¿De veras? —pregunta con satisfacción la madre. —Si, me ha dicho que daba pena. 124
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“Granjero de 38 años desearía contraer matrimonio con joven de 30 años que posea tractor. Mande foto del tractor”
Pinocho
Infusión
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—En mi pueblo, la tierra es tan fértil que si echas un palillo de dientes al suelo, al cabo de un mes ya hay un bosque. —Eso, no es nada —contesta otro—. En mi pueblo echas un botón al suelo y a los dos días te encuentras con un traje confeccionado.
después del baño El médico dice al paciente: —¿Y qué, siguió usted mi consejo? ¿Se tomó la taza de infusión después del baño caliente? —He hecho lo posible, doctor, pero no pude acabar de beberme todo el baño.
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s o t n e i Conocim do a r g o t l a de
En el cuartel, un sargento explica a los reclutas que el agua hierve a noventa grados. Un joven se levanta y le dice: —Perdone, mi sargento, pero creo que usted se equivoca. El agua hierve a los cien grados. —Tienes razón: el agua hierve a cien grados. Es el ángulo recto el que hierve a los noventa —responde el sargento sin inmutarse.
o e r c e u q Lo
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Dos señores pasean por la plaza. Uno le dice al otro: —Yo solo creo la mitad de lo que me dice la gente. —¿A qué se dedica usted? —Soy abogado. —Pues yo me creo el doble de lo que me cuentan. —¿Y usted de qué trabaja? —Inspector de Hacienda.
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Mi querido Sancho, no sé si sabrás que el padre que instruye a su hijo será lámpara que luce en candelabro firme.
Tenga mi Señor en cuenta que el hijo a veces cocea al padre como asno desmandado.
Llevas razón, mi buen Sancho, pero aún así, el hacer del padre por su hijo es hacer por sí mismo.
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Lleva Buenaventura preparando un huerto que era un pedregal. y todos los días iba a sacar las piedras y se las llevaba con su carretilla. Al cabo de unos meses de inmenso trabajo logró desempedrar aquel terreno y convertirlo en un huerto.
Pasó por allí un fraile de otra orden y le comentó.
Pues sí, ahora ya nos puede ser productivo.
Buenos días, hermano, ¡menudo cambio se ha producido en este terreno!
¡Hay que ver lo que puede hacer Dios con un pedazo de tierra miserable...!
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¡Tenía que haber visto usted esto cuando solo lo cuidaba Dios!
Oración Señor: Al acabar el período estival, quiero agradecerte los dones que tan generosamente me has concedido: el descanso que me has permitido disfrutar, los maravillosos sitios por los que me has llevado, las gentes que pusiste en mi camino y, en definitiva, las ocasiones que me proporcionaste para amar a los demás. También, te pido perdón por las veces que no supe o no quise hacer tu voluntad. Te ruego, Dios mío, que me ayudes a comenzar el nuevo curso con paz, amor y un inmenso deseo de hacer el bien a todos. Por Jesucristo nuestro señor. Amén.
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