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hacia oriente
Se respira en alegría la cincuentena Pascual abocados a una aurora de luz y viento que recorre nuestras mentes enmohecidas, perezosas y acomodadas…, y todo ese gozo efusivo y emocionado se transforma en sabiduría que inunda las estancias más confusas de nuestra historia. Todo estaba en el oído, en la piel excitada y temblorosa, en las dunas voluptuosas desde donde se vislumbra un horizonte inmensamente azul. El Pesaj rompió los pernios de las compuertas, destrozó los barrotes del miedo, arrancó las cadenas de las frustraciones y abrió sobre las aguas tenebrosas un paso enjuto hacia la promisión recibida. Pero ahora desciende un maná —¿qué es esto?— como un rocío del cielo, el poso del discernimiento y la inteligencia, el sedimento del consejo y la ciencia, la madre de la fortaleza, de la piedad y del temor de Dios. La luz inunda la estancia oscurecida por la incomprensión, el fuego refulge iluminando las negruras recónditas del misterio y un viento recio disipa las empedernidas imágenes de la confusión y el caos, porque aquel a quien llamaban maestro estaba muerto y sepultado”. Veían sus anhelos frustrados, la profecía irresoluta, la palabra hueca y agostada…, “tenían los ojos llenos de lágrimas y pensaban sin duda en el amigo perdido”, probablemente en aquella cruz empinada en la cima del monte. Pero el viento bramó en la puerta de la casa y rompió los cristales de toda la estancia, inundó los espacios anegados de enigma y necedad, mientras un rayo de discernimiento atravesaba las sienes extenuadas… Amaneció la cordura, el entendimiento, la razón. La sabiduría oculta y anonadada restauró el oscuro enigma ininteligible, la cerrazón enlutada sobre la pena, iluminó la negrura secreta, entibió las lágrimas incomprendidas y esos ojos doloridos comenzaron a contemplar un horizonte infinitamente azul. Y salieron a las plazas gritando de alegría… —a ti, te digo, que estás escondido en las sombras, entre las rejas de tus miedos, bajo las argollas de tus temores, sobre las ascuas de tus pecados…—, esta voz que grita es para ti, y te trae la esperanza y la alegría de la buena nueva, de la mejor noticia: el Reino de Dios ha llegado ya.
Jorge L. Santana 3
arca de Noé
Por ti No me importa ser incomprendida sabiendo que , por Ti, soy querida No me importa ser criticada sabiendo que, por Ti, soy amada No me importa la soledad sabiendo que , por Ti, estoy acompañada. No me importa ser herida sabiendo que, por Ti, soy curada Si es delito quererte, lo confieso: soy culpable Si es locura el amor, lo reconozco: estoy loca No recuerdo cuando ni por qué a mi vida llegaste, pero lo hiciste y ahí te quedaste Alguna vez he estado tentada de huir, más Tú, no me dejaste Ahora soy yo la que no quiero apartarme de ti, no quiero alejarme de tu lado. Déjame, por favor Que ahora sea yo Quien, de Ti , cuide Te quiero Padre Mayte Pérez
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Calabaza o encina
Determinado campesino llevó a su hijo a la universidad y quiso entrevistarse con el presidente de la misma, a quien dijo: «Traigo a mi hijo para que me lo eduque, pero le pido que no lo entretenga mucho tiempo, pues lo necesito en el campo». El presidente, con la prudencia que caracteriza el saber le respondió: —«Señor, aquí preparamos a su hijo para lo que usted quiera: si quiere que sea una calabaza, tendrá suficiente con unos meses de estudio, pero si quiere que sea un roble, deberá quedarse aquí varios años».
Admiración
Beethoven sentía profunda admiración por Juan Sebastián Bach. Bach, en alemán, es «arroyo». Preguntado a Beethoven su opinión sobre Bach, respondió: «No debería llamarse así, pues no es un arroyo, es el inmenso mar; todo el mar». Y siempre que hablaba de Bach le cambiaba el nombre y le llamaba «Meer», que en alemán quiere decir mar.
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cantemos al Señor
Una viejecita judía Una viejecita judía ocupa su asiento en un avión, junto a un enorme sueco al que se queda mirando fijamente. Luego, dirigiéndose a él, le dice: “Usted perdone... ¿es usted judío?”. “Nox” le responde el sueco. Pocos minutos más tarde, ella vuelve a insistir: “¿Podría usted decirme, y perdone la molestia, si es usted judío?”. “¡Le aseguro a usted que no!”, responde él. Ella se queda escudriñándole durante unos minutos y vuelve a la carga: “Habría jurado que era usted judío...”. Para acabar con tan enojosa situación, el hombre le dice a la anciana: “¡Está bien; sí, soy judío”. Ella vuelve a mirarle, sacude su cabeza y dice: “Pues la verdad es que no lo parece”.
Primero sacamos nuestrasconclusiones... y luego hallamos la forma de llegar a ellas.
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Epitafio de un
Avaro Esconde esta losa fría, hombre que mientras vivió al escondite jugó con cuanta hacienda tenía
Huésped tan dado a esconder fue este viejo deslucido, que aun de estar aquí escondido pienso que tiene placer.
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cantemos al Señor
Por César Manrique de Mesa
¡Qué deseables son tus moradas, Señor del universo! Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor, mi corazón y mi carne retozan por el Dios vivo. Hasta el gorrión ha encontrado una casa; la golondrina, un nido donde colocar sus polluelos: tus altares, Señor del universo, Rey mío y Dios mío. Dichosos los que viven en tu casa, alabándote siempre. (Pausa) Dichoso el que encuentra en ti su fuerza y tiene tus caminos en su corazón. Cuando atraviesan áridos valles, los convierten en oasis, como si la lluvia temprana los cubriera de bendiciones; caminan de baluarte en baluarte hasta ver al Dios de los dioses en Sión.
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Señor del universo, escucha mi súplica; atiéndeme, Dios de Jacob. (Pausa) Fíjate, oh Dios, escudo nuestro, mira el rostro de tu Ungido. Vale más un día en tus atrios que mil en mi casa, y prefiero el umbral de la casa de Dios a vivir con los malvados. Porque el Señor Dios es sol y escudo, el Señor da la gracia y la gloria; y no niega sus bienes a los de conducta intachable. ¡Señor del universo, dichoso el hombre que confía en ti!
cantemos al Señor
¡Qué deseables son tus moradas, Señor del universo! “En la casa de mi padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar” (Jn 14, 2). Señor, cómo cambiaría mi vida si tuviese siempre presente el cielo; lo que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó, lo que Dios preparó para los que le aman ( 1Cor 2,9). Ya lo dice San Pablo en su carta (Col 3, 2): “Aspirad a las cosas de arriba, no a las de la tierra.”
Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor, mi corazón y mi carne retozan por el Dios vivo. Muchas veces me siento desfallecer en éste valle de lágrimas, pero tus palabras me alientan y consuelan: «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso.” (Mt 11, 28) Se Tú mi refugio en los momentos de angustia y tentación.
Ayúdame a permanecer siempre en la Iglesia.
Vale más un día en tus atrios que mil en mi casa Salmo 84
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cantemos al Señor
Hasta el gorrión ha encontrado una casa; la golondrina, un nido donde colocar sus polluelos: tus altares, Señor del universo, Rey mío y Dios mío. “Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas?” (Mt 6,26). “El que fue sembrado entre los abrojos, es el que oye la Palabra, pero los preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas ahogan la Palabra, y queda sin fruto”. (Mt 13,22). ¡Ayúdame a confiar en Tu Amor y providencia! Dichosos los que viven en tu casa, alabándote siempre. Dichoso el que encuentra en ti su fuerza y tiene tus caminos en su corazón. “Jesús le respondió: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él.” (Jn 14,23) “Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada”. (Jn15,5). Señor, sálvame, sabes que si aparto la mirada de ti me hundo como San Pedro (Mt 14,30).
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Cuando atraviesan áridos valles, los convierten en oasis, como si la lluvia temprana los cubriera de bendiciones; caminan de baluarte en baluarte hasta ver al Dios de los dioses en Sión. “Ya no tendrán hambre ni sed; ya nos les molestará el sol ni bochorno alguno. Porque el Cordero que está en medio del trono los apacentará y los guiará a los manantiales de las aguas de la vida. Y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos.” (Ap 7, 16-17) Señor, haz de mi una creatura nueva, que pueda abandonar mi hombre viejo (Ef 4, 22-23) Señor del universo, escucha mi súplica; atiéndeme, Dios de Jacob. “Y les dijo: ¿Cómo es que estáis dormidos? Levantaos y orad para que no caigáis en tentación (Lc 22,46). Por eso os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis. Y cuando os pongáis de pie para orar, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre, que está en los cielos, os perdone vuestras ofensas”. (Mc 11, 24-25) Señor, que mi oración sea constante y busque siempre la intimidad contigo.
cantemos al Señor
Fíjate, oh Dios, escudo nuestro, mira el rostro de tu Ungido. “No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí (Jn 14, 1). Embrazando siempre el escudo de la Fe, para que podáis apagar con él todos los encendidos dardos del Maligno. Tomad, también, el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios” (Ef 6, 16-17). Señor, ayúdame a acudir a tus sacramentos para hallar la gracia y el consuelo. Vale más un día en tus atrios que mil en mi casa, y prefiero el umbral de la casa de Dios a vivir con los malvados. “Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: «Señor, bueno es estarnos aquí. Si quieres, haré aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y de la nube salía una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle.” (Mt 17, 4-5). Señor que pueda acoger a mis hermanos con el mismo Amor con que Tú me acoges.
Porque el Señor Dios es sol y escudo, el Señor da la gracia y la gloria; y no niega sus bienes a los de conducta intachable. “Pedro se puso a decirle: Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. Jesús dijo: «Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora al presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna.” (Mc 10, 28-30) Que pueda mirar siempre a María para aprender de ella a amarte y seguirte. ¡Señor del universo, dichoso el hombre que confía en ti! “Tomás le contestó: Señor mío y Dios mío. Dícele Jesús: Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído.” (Jn 20, 28-29) “Señor, aumenta mi fe” (Lc 17,5).Te digo, como Pedro: Señor, ¿donde quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios (Jn 6, 68-69). bn
Señor del universo, escucha mi súplica; atiéndeme, Dios de Jacob Salmo 84
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testigos de la verdad
Dayana Figarella | Periodista
Con 100 años es el obispo más longevo de España. Salvó vidas desde un radio transmisor durante la Guerra Civil Española, recorrió el país entero con el objetivo de instaurar la pastoral de enfermos y de jóvenes, y al tiempo promover la formación prematrimonial y el patrimonio cultural de la iglesia, entre otras iniciativas. Su lema episcopal “el último de todos y el servidor de todos” sigue vigente desde el primer día de su sacerdocio. En la actualidad, celebra la eucaristía diaria en la residencia donde vive en Huesca y gran parte de su tiempo transcurre frente al sagrario. A la muerte no le teme, su relación con el Señor es íntima. Nuestro colaborador, Fernando Zufía estuvo con él en Huesca y aquí compartimos un extracto de su historia.
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testigos de la verdad
Su lema episcopal “el último de todos y el servidor de todos”
Los ojos de monseñor Damián Iguacén Borau se llenan de luz cuando recuerdan alguna anécdota de su infancia, en la que jugaba a hacer misas con niños y a las procesiones. Como si fuese ayer. Desde pequeño –a los cinco años- quería ser sacerdote. Sentía la llamada del Señor. Su madre, cómplice y apoyo infalible, estuvo dispuesta a todo con tal de lograr la vocación de su hijo, aunque para ello se quedara sin probar bocado. Ya con 11 años, asistió al seminario de Huesca y justo cuando le faltaban dos para terminar, tuvo que ir a la Guerra Civil Española.
Monseñor Damián Iguacén
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testigos de la verdad “Durante tres horas estuve condenado a muerte cuando se estropeó la emisora. Me dijeron que si dentro de tres horas no funcionaba me fusilarían. Yo confié plenamente en el Señor. Y mis compañeros -encargados del resto de las partes de la transmisión- llegaron un poco antes y no pasó nada porque Dios no quiso”, agrega. De los 90 seminaristas de Huesca, después de la guerra volvieron sólo 35. Como seminarista no le extrañaba recibir todo tipo de amenazas en la calle al estilo de: “Te vamos a matar”, “te vamos a quemar”, “os asaremos”. Pero él siempre respondía tranquilo, sin miedo, con una sonrisa: “Ay qué bien, seremos mártires… El ideal era morir por el Señor, sin ninguna duda y sin alardes”, confiesa Iguacén Borau. En Código Morse y a partir de sus conocimientos en radio, se encargaría de las transmisiones durante la contienda, en las primeras posiciones de avanzada. “Nos comunicábamos con un emisor y un receptor… recibíamos mensajes y alertábamos a la población. Fue una cosa estupenda porque hacíamos mucho bien”.
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Era evidente la misión que tenía: ir al rescate de pueblos y de la gente. “Yo prestaba la radio a las familias para que pudieran hablar e, incluso, avisar al instante sobre algún herido y hasta pude evitar un bombardeo en Zaragoza, cuando escuché la información de los aviones rojos”, relata el obispo emérito de memoria impecable. Así asistía a muchos heridos y personas durante este periodo. Para el obispo centenario no existían ideales contrarios, todos eran hijos de Dios, hermanos, y de esta forma lo transmitía… y calaba. Incansable, recogía a unos y a otros sin odios ni rencores. Todo lo hacía la fe cristiana. Espiritualmente vivió los tres años de guerra en oración intensa, haciendo lo que se conocía como el oficio parvo (pequeño) de la Inmaculada, una expresión de alabanza a María Santísima, similar a la Liturgia de las Horas, simplificado y abreviado, considerado como una de las formas de piedad mariana más solemne. “Durante tres horas estuve condenado a muerte cuando se estropeó la emisora. Me dijeron que si dentro de tres horas no funcionaba me fusilarían. Yo confié plenamente en el Señor. Y mis compañeros -encargados del resto de las partes de la transmisión- llegaron un poco antes y no pasó nada porque Dios no quiso”, agrega. De los 90 seminaristas de Huesca, después de la guerra volvieron sólo 35.
Vida de oración Es Ibieca su primer destino como presbítero y de ahí su paso a Torla. Le encantaba estar con la gente, con los jóvenes y enfermos. Entregado completamente al servicio de la Iglesia, comienza a dar ejercicios espirituales, cuando se entera que le van a nombrar obispo, a través de una carta enviada desde Roma.
testigos de la verdad En Huesca también vivió unos años hermosos como párroco de San Lorenzo, en aquella época en que la iglesia fue consagrada como basílica. También, manifestaba siempre su encanto por la lectura en latín, una lengua que bien domina.
En Huesca también vivió unos años hermosos como párroco de San Lorenzo, en aquella época en que la iglesia fue consagrada como basílica. También, manifestaba siempre su encanto por la lectura en latín, una lengua que bien domina. Consagrado obispo en 1970 como pastor de Barbastro, en Teruel en 1974, para luego, en 1984 ser nombrado obispo de la Diócesis de Tenerife. De allí -y una vez jubilado- realizaría unas cuantas misiones en Cuba, Centroamérica y Sudamérica ya como obispo emérito. Al principio, la noticia fue una sorpresa, no se lo esperaba de ninguna manera, pero cuando supo que era la voluntad de Dios lo aceptó muy contento. “Pensé, ¿se habrá equivocado el Santo Padre? Yo la verdad estaba muy bien como cura. Me dediqué a dar ejercicios espirituales, y a atender a enfermos, la pastoral de enfermos. En España la empecé yo, recorriendo todos los grandes hospitales, animando a la gente… Fue un apostolado muy bonito”, rememora el monseñor. Monseñor Damián Iguacén
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“Dios ha sido muy bueno conmigo” Siempre ha querido estar al servicio de todos, de ahí que su lema episcopal: “El último de todos y el servidor de todos” lo siga viviendo de forma intacta y fiel. No es de extrañar aquella pancarta que hicieron un grupo de fieles en Barbastro antes de irse a Teruel, durante su época de sacerdote: “Tanto nos quiso que nos convenció”. Sin duda, del obispo centenario fluye un verbo tan sentido como su fe y amor a Jesús. En muchas oportunidades cuentan los entendidos que ni siquiera tenía sábanas para dormir, todo se lo daba a la gente más necesitada.
Como obispo emérito, hoy dos sentimientos se apoderan de su corazón y habitan en él, así como el marcapasos que mantiene su frecuencia cardíaca. “Uno es, que ya no soy nada y otro es, qué bien, no siendo nada… Este cacharro se para cualquier día y ya está”, enfatiza con una paz que contagia. De su familia de sangre sólo tiene un sobrino, pero basta estar frente a él para constatar que durante toda su vida ha tenido buena salud. En la actualidad, celebra la Eucaristía todos los días en la residencia de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados donde vive en Huesca.
A lo largo de su vida, ha conocido a nueve Papas y a todos los considera excepcionales. Para él han sido portavoces de un mensaje personal que el Señor quería transmitir en cada momento histórico con sus respectivas personalidades. “Invité a Juan Pablo II a Tenerife y con sinceridad y confianza me contestó: “Díselo al que está abajo -refiriéndose a la Secretaría de Estado-”.
Dedicado en cuerpo y alma, a hacer la Liturgia de las Horas, sus horas transcurren ante el sagrario, desde el coro de la residencia. “No hago más porque no me dejan y eso es lo que más sufro, pero Dios ha sido muy bueno conmigo… y volvería a ser sacerdote y obispo sin ninguna reticencia”.
“Sí, Amén, Aquí estoy y Envíame”: las cuatro actitudes incansables que han vivido en él durante un siglo.
“Tampoco con 100 años le tengo miedo a la muerte”, aclama… Su relación con el Señor es íntima, la cuida y mima cada día. “Le quiero y vale la pena”, concluye con la misma lucidez con la que empezaba su historia de vida. Y la misma vocación que sintió en su corazón cuando tenía sólo cinco años: “Sí, Amén, Aquí estoy y envíame” Las cuatro actitudes incansables que han vivido en él durante un siglo. bn
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testigos de la verdad
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echando las redes
Antonio Pavía · Misionero Comboniano
Por supuesto que el anuncio de Isaías alcanza a todos los discípulos del Hijo de Dios, a todos los que guardan su Evangelio. Hecha esta puntualización y dado el tema señero de este libro, centramos nuestra atención en aquellos a los que Jesús llama de forma especial al sacerdocio, por la particular resonancia con que les alcanza esta profecía. Así lo creemos porque especial es la misión de estos hombres, y que consiste de forma primordial en pastorear las ovejas que el Hijo de Dios les confía. Para llevarla a cabo necesitan un corazón como el suyo. Hablamos de pastores que puedan alimentar sus rebaños en pastos de sabiduría y discernimiento (Jr 3,15).
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Plantación de Jesucristo, que es la Sabiduría y Fuerza de Dios (1Co 1,22). Así es como podemos llamar, con la autoridad que nos da la Escritura, a aquellos que el Señor Jesús llamó, y continúa llamando, «para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar» (Mc 3,14a). He aquí un rasgo distintivo de los pastores que Jesucristo reconoce como plantación suya, obra de sus manos. Son hombres expertos en debilidades, empezando por las suyas; pero que, como la esposa del Cantar de los Cantares, están a gusto con Él (Ct 2,3). En esta intimidad son revestidos de su fortaleza. Su profundo estar con su Señor les impulsa a estar con los hombres con la Palabra de gracia que Él —su único Maestro— ha sembrado en el fértil terruño de sus almas.
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Plantación de Jesucristo, que es la Sabiduría y Fuerza de Dios. Así es como podemos llamar, con la autoridad que nos da la Escritura, a aquellos que el Señor Jesús llamó, y continúa llamando
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Hombres que, guiados por su Maestro, han aprendido a estar con Dios como Padre suyo que es, a saborearlo (recordemos que en la lengua y cultura de Israel sabor y saber vienen de la misma raíz). Hablamos de hombres injertados en Dios por cuya razón irradian y manifiestan su gloria, y ante los cuales nadie queda indiferente, porque las huellas de Dios que configuran sus rostros son luminosas. Se les puede aceptar o rechazar, mas nunca ignorar. Su predicación así como sus liturgias llevan la misma firma: el Rostro de Dios, su Teofanía y su Teofonía —su Voz—. Así como «los cielos proclaman la gloria de Dios, y el firmamento la obra de sus manos (Sal 19,2), estos pastores apasionados por el Evangelio —lo que les hace apasionados también por los hombres, sobre todo por aquellos más cruelmente golpeados, cuya existencia es todo un grito de dolor— proclaman que Dios es bueno con todos, que, «como la ternura de un padre para con sus hijos, así de tierno es Dios para quienes le buscan…, pues se acuerda de que somos polvo» (Sal 103,13-14). Pastores misericordiosos con las debilidades de sus hermanos, porque han conocido en su propia carne la misericordia y la ternura de Dios. Saben también que no brillan con luz propia, por ello no se atribuyen ningún mérito en su pastoreo; de ahí el auténtico pánico que tienen ante cualquier asomo de adulación. Se sienten entrañablemente cercanos, son testigos de que su hacer emana de la sabiduría y gracia de Dios. Ante estos pastores, los hombres «glorifican a su Padre que está en los cielos» (Mt 5,16).
Junto al Manantial de la Vida Su ministerio sacerdotal va mucho más allá de los ritos externos y formalistas que, aun cuando necesarios, podrían, por su falta de profundidad, no reflejar a Dios. Es por eso que cuando predican y celebran desaparece su yo para dar paso a Jesucristo en cuyo nombre ejercen su misión, su pastoreo. Todos los hombres y mujeres que buscan ansiosamente el Camino, la Verdad y la Vida, lo encuentran en este Jesucristo que vive y actúa en ellos; es como si estos hombres le prestaran su cuerpo para que vuelva a acontecer la Encarnación… Mucho saben de esto los pastores que viven la pasión inmortal por el Evangelio. Encarnan, pues, al Hijo de Dios y, desde Él, comparten sus fatigas. Se da como una especie de causa y efecto entre las fatigas del alma que sobrellevan a causa de su misión y la luz que reflejan. Cuando son conscientes de esta relación causa-efecto desbordan de alegría, pues han venido a saber que su comunión con su Señor y Pastor es real. Comparten su misma fatiga, aquella que es la fuente de su luz, tal y como anunció el profeta Isaías: «Por las fatigas de su alma, verá luz, se saciará. Por su conocimiento justificará mi Siervo a muchos…» (Is 53,11). Esta característica de los pastores no pasa desapercibida para los verdaderos buscadores de Dios. Ven en ellos una respuesta real a su hambre y sed de eternidad; la Trascendencia
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deja de ser para ellos algo quimérico para convertirse en algo posible, incluso palpable o, por lo menos, algo que va mucho más allá de ínfulas visionarias. Es tan atrayente esta posibilidad que, dejando de lado todo tipo de prejuicio, se acercan —eso sí, muy lentamente— hacia ellos. Saben que son lo que son porque han aprendido a vivir con Alguien…, a quien les gustaría conocer. Efectivamente, son para el mundo entero «robles de justicia y plantación de Dios que irradian su gloria», como decía Isaías. De ellos dijo el salmista que son «como árboles plantados junto a las corrientes de agua, que a su tiempo dan el fruto, que jamás se amustia su follaje y que todo lo que hacen les sale bien» (Sal 1,3). También Jeremías profetiza sobre estos pastores comparándolos con árboles que, junto a las márgenes del río, dan fruto incluso en año de sequía. El profeta ofrece un dato revelador que da la razón de su fecundidad: son hombres que han puesto su confianza en Dios; es tal la consistencia de esta confianza, cimentada en la experiencia que de Él tienen, que no conciben la posibilidad de que Dios les defraude. «Bendito aquel que se fía de Dios pues no defraudará su confianza. Es como árbol plantado a las orillas del agua, que a la orilla de la corriente echa sus raíces… En año de sequía no deja de dar fruto» (Jr 17,7-8).
Estos textos son profecías que, al igual que la de Isaías con la que iniciamos este capítulo, se cumplen en Jesucristo, el Hijo de Dios, y en «sus plantíos», en estos hombres que, cercanos a su corazón, pueden decir al igual que san Juan de la Cruz: «mi alma se ha empleado y todo mi caudal en su servicio; ya no guardo ganado ni ya tengo otro oficio, que ya solo en amar es mi ejercicio».
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Pastores que reflejan el Misterio Son hombres de Dios para el mundo, hombres para los demás, que han plantado su tienda al pie de la Cruz de su Señor y beben de la herida de su costado abierto, herida de la que mana su riqueza insondable. Saben del Misterio y el Misterio anuncian. No necesitan explicarse con palabras altisonantes, ya que el mismo Dios se explica a sí mismo, por medio de ellos, con las palabras que pone en sus labios. Cada vez que predican y anuncian el Evangelio, no se fían en absoluto de sí mismos sino del Pastor que les llamó, y a Él recurren. Son tan conscientes de su pobreza que incluso piden a sus ovejas que intercedan por ellos ante Dios a fin de que les haga aptos para transmitir el Misterio del Evangelio. A este respecto, recurrimos a nuestro querido amigo Pablo, quien nos brinda un fiel testimonio de esta precariedad que a él mismo le acompaña: «… Siempre en oración y súplica, orando en toda ocasión en el Espíritu, velando juntos con perseverancia e intercediendo por todos los santos, y también por mí, para que me sea dada la Palabra al abrir mi boca y pueda dar a conocer con franca audacia el Misterio del Evangelio, del que soy embajador entre cadenas» (Ef 6,18-20). Son hombres de Dios, Él los hizo plantación suya. Con especial mimo y cuidado los sembró en las márgenes del Manantial de Vida que fluyó, como dije antes, del seno del Crucificado, manantial de Vida que ya había sido profetizado por Ezequiel: «Me llevó a la entrada del Templo, y he aquí que debajo del umbral del Templo salía agua, en dirección a oriente…
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A orillas del torrente, a una y otra margen, crecerán toda clase de árboles frutales… Producirán todos los meses frutos nuevos, porque esta agua fluye del Templo. Sus frutos servirán de alimento, y sus hojas de medicina» (Ez 47,1 y 12). Acabamos de escuchar la profecía. Estos árboles, cuyos frutos y hojas son medicinales, están al servicio del mundo, aunque este, en un alarde de autosuficiencia, proclame su superfluidad, e incluso puede llegar a hacerles objeto de todo tipo de ensañamiento. No se trata de ser masoquista y afirmar que esto no importe a los pastores; mas sí tienen asumido con gozo que han sido enviados al mundo, quien les aborrece en la misma medida en que su Señor fue aborrecido (Jn 15,20). Repito, porque es importante insistir, que estos pastores no son masoquistas ni tienen ninguna pretensión de dar lecciones de nada a nadie. Son conscientes de que todo lo que son y hacen tiene un nombre y una fuente: el Amor de Dios hacia ellos. Saben que su llamada-ministerio es una gracia; sí, sobre todo gracia. Ellos han sido los primeros en ser rescatados, y se estremecen ante el precio, exorbitantemente elevado, pagado por su rescate: la sangre del Hijo de Dios (1P 1,18). Puesto que saben esto, su anuncio está revestido de la más excelsa de todas las libertades: la de no pedir cuentas a nadie. Saben que Dios lleva a término su obra en todos aquellos que le buscan con sincero corazón: «…Pensad rectamente del Señor y con sencillez de corazón buscadle. Porque se deja encontrar por los que no le tientan, se manifiesta a los que no desconfían de él…» (Sb 1,1-2). ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!, gritaron los niños hebreos cuando Jesús hizo su entrada mesiánica en Jerusalén a lomos de un asno, tal y como Zacarías había profetizado (Za 9,9). ¡Bendito!, gritaban jubilosamente, sin percatarse de que Aquel a quien aclamaban ciertamente venía en Nombre de su Padre…, lo que quiere decir: con su Fuerza, con su Salvación, con la Vida Eterna para todos.
echando las redes Cambiamos de aclamadores. Ahora son los cielos los que exultan, los que aclaman, los que viendo a los pastores según el corazón de Dios, gritan y aclaman: ¡Benditos los que recorren el mundo entero en el Nombre de Dios, los que van al encuentro de sus hermanos — todos lo son— con su Fuerza, su Sabiduría, su Salvación, su Vida Eterna… ¡Benditos, sí, benditos sean estos pastores porque son hombres para los demás, para el mundo! bn
«Predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria, es más bien un deber que me incumbe. Y ¡ay de mí si no predicara el Evangelio!» (1Co 9,16)
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educación para la vida
José Antonio Gris - Especialista en Psicología Clínica
El trastorno esquizoide de la personalidad es una extensión sindrómica disfuncional de la personalidad introvertida. Aparece en varios grados, formas e intensidades. En su variedad leve, la personalidad esquizoide permanece en el trasfondo de la vida social, trabajando calladamente y se esfuerza en no atraer nunca la atención. La persona que tiene este trastorno procura pasar desapercibido y que nadie se fije en él. Procura orientar su vida hacia actividades y conductas sin interacción social. La atención de los demás no la vive como una recompensa, sino como una gran tensión. Es considerado como asocial por los demás. Los hechos o acontecimientos que en la mayoría producen alegría o tristeza, a los esquizoides no le influyen. El trastorno esquizoide de la personalidad es una extensión sindrómica disfuncional de la personalidad introvertida. Aparece en varios grados, formas e intensidades. En su variedad leve, la personalidad esquizoide permanece en el trasfondo de la vida social, trabajando calladamente y se esfuerza en no atraer nunca la atención. La persona que tiene este trastorno procura pasar desapercibido y que
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nadie se fije en él. Procura orientar su vida hacia actividades y conductas sin interacción social. La atención de los demás no la vive como una recompensa, sino como una gran tensión. Es considerado como asocial por los demás. Los hechos o acontecimientos que en la mayoría producen alegría o tristeza, a los esquizoides no le influyen.
En las formas más graves del trastorno, el esquizoide es emocionalmente frío, indiferente a la relación interpersonal y no tiene ningún amigo íntimo. Manifiesta un déficit muy importante en el área interpersonal, afectiva y cognitiva. En ocasiones se oculta en hobbies solitarios, como sellos, minerales, crianza de animales, matemáticas, ciencias, funcionamiento de aparatos mecánicos, electrónica, etc. Su apariencia siempre es de una persona muy callada y seria. Su pasividad en la relación interpersonal puede ser interpretada por los demás como un signo de hostilidad o rechazo, cuando en realidad expresa una incapacidad importante para percibir las expresiones y necesidades de los demás. En las conversaciones en grupo, tiende a mantener un interés superficial o inexistente a lo que expresan los demás. En cualquier grupo, expresa resistencia a participar. En su forma más grave, no tiene remordimientos ni sentimientos de ningún tipo y si le intentan involucrar en cualquier actividad social, puede expresar irritabilidad y hostilidad. Vive en un aislamiento social crónico. No tiene respuestas emocionales ni afectivas. Siempre tiene una falta de cordialidad ante los demás.
En las formas más graves del trastorno, el esquizoide es emocionalmente frío, indiferente a la relación interpersonal y no tiene ningún amigo íntimo. Personalidad esquizoide
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educación para la vida
Sus pensamientos más frecuentes son: • Prefiero estar solo la mayor parte del tiempo. • No deseo hacer amigos. • Prefiero hacer todo yo solo. • No me interesan los demás. • Pocas cosas me producen placer. • No cuento mis intimidades a nadie. • No tengo emociones. • No siento nada por los demás. • Me gustan las actividades solitarias. • No me interesan los halagos o las críticas de los demás. • Nunca tendré ninguna relación afectiva. Los trastornos asociados a esta personalidad son trastornos afectivos, disociativos y esquizofrénicos. La DSM-5 lo define así:
* F60.1 TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD ESQUIZOIDE Patrón dominante de desapego en las relaciones sociales y poca variedad de expresión de las emociones en contextos interpersonales, que comienza en las primeras etapas de la edad adulta y está presente en diversos contextos, y que se manifiesta por cuatro o más de los siguientes síntomas:
1. No desea ni disfruta las relaciones íntimas, incluido el formar parte de una familia. 2. Casi siempre elige actividades solitarias. 3. Muestra poco o ningún interés en tener experiencias con otras personas. 4. Disfruta con pocas o con ninguna actividad. 5. No tiene amigos íntimos ni confidentes. 6. Se muestra indiferente a las alabanzas o críticas de los demás. 7. Se muestra emocionalmente frío, con desapego o con afectividad plana.
No desea ni disfruta de las relaciones con los demás. Prefiere un papel secundario en el área social, familiar o laboral. 26
educación para la vida CUADRO CLÍNICO Podemos detectar el trastorno de personalidad esquizoide por los siguientes síntomas: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. 31. 32. 33. 34. 35. 36. 37. 38. 39. 40. 41.
Aislamiento social pasivo. Hipoactivo, no tiene iniciativa. Su apariencia es la de una persona aletargada e inerte. Tiene falta de vitalidad y baja energía. Déficit de espontaneidad y expresividad. Experimenta una fatiga crónica. Psicomotricidad inhibida. Habla de forma lenta y monótona. Comunicación interpersonal casi inexistente. Falta de atención. Gran confusión mental. No comprende las expresiones emocionales de los demás. Nunca expresa entusiasmo por nada. Nunca se le ve animado y parece siempre preocupado. Crónicamente es hiporreactivo a cualquier estimulación. Falta de espontaneidad, sintonía y carácter. Parece muy torpe y aburrido en la relación social. Siempre parece reservado o ausente. No responde a las conductas o sentimientos de los demás. No quiere pertenecer a ningún grupo o asociación. Nunca expresa una conducta de afecto o emoción. Afectivamente es torpe y apático. Es incapaz de mantener cualquier tipo de relación. Siempre expresa indiferencia interpersonal. Cognitivamente es poco introspectivo. No tiene pensamientos positivos hacia los demás. No expresa nunca sus emociones porque no las experimenta. Carece de las habilidades cognitivas básicas. No expresa sus pensamientos. No tiene metas u objetivos en la vida. Siempre parece estar ausente. Rechaza la relación social, vive en una permanente ensoñación. Es muy indeciso, nunca expresa lo que desea u opina. Su expresión afectiva es la de no responder a ningún estímulo. Parece no tener emociones ni afectos. Es incapaz de experimentar alegría o tristeza. Tiene una gran inmadurez afectiva y emocional. Puede parecer complaciente en todo y sin vitalidad ni opinión. Es muy introvertido y distante. Es una persona pasiva, sin vinculación, asocial, insensible y nada comunicativa. Sus intereses siempre son abstractos e impersonales. Personalidad esquizoide
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educación para la vida El trastorno esquizoide de la personalidad se diferencia del esquizotípico en que éste tiene conductas excéntricas más llamativas. El esquizoide tiende a ser apático y torpe y el esquizotípico manifiesta un trastorno más grave, con signos clásicos de esquizofrenia (con excepción de alucinaciones y delirios), como el pensamiento mágico, telepatía, clarividencia, suspicacia y distorsiones cognitivas de referencia.
PROCESOS PSICOLÓGICOS FUNCIONALES 1. Procesos cognitivos pobres. Procesos de pensamiento confusos y de rechazo a las relaciones sociales. 2. Conducta interpersonal nula. Indiferente a las conductas de los demás. Elige actividades solitarias. No desea ni disfruta de las relaciones con los demás. Prefiere un papel secundario en el área social, familiar o laboral. 3. Expresividad impasible. Parece estar en un estado emocional plano, sin vida, carente de energía y vitalidad. Es aburrido y presenta déficit de expresividad y espontaneidad. 4. Mecanismo de defensa. La racionalización. Describe las experiencias interpersonales o afectivas de forma inmadura, impersonal y sin emoción. Sólo presta atención a los aspectos objetivos y formales de los acontecimientos emocionales o sociales.
PROCESOS PSICOLÓGICOS ESTRUCTURALES 1. Organización mental. Presenta una barrera interna para afrontar las demandas externas. Esquemas mentales limitados con un patrón dominante de rechazo a las relaciones sociales. 2. Estado de ánimo apático. Falta de sentimientos y de emociones, es frío y monótono. No tiene sentimientos cálidos o intensos y es incapaz de experimentar la mayoría de los afectos (placer, alegría, tristeza, ira, etc.) 3. Autoimagen autosuficiente. Muestra una mínima introspección y conciencia de sí mismo. Rechaza la implicación personal y emocional de la vida social cotidiana y se muestra indiferente al halago o la crítica. 4. Inadaptación social. Busca el aislamiento social. No muestra interacción entre impulsos y conflictos, a diferencia de las personas bien adaptadas.
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Para él no es estimulante ni interesante la relación con los demás. Así se va reforzando su aislamiento social. ETIOLOGÍA Hay varios factores que explican el desarrollo de esta personalidad: 1. Clima familiar excesivamente formal y rígido. El clima familiar se caracteriza por una expresión frecuente de hostilidad y un déficit de expresión de afecto. Los padres suelen ser poco sociables o hablan siempre mal de los demás. Los niños aprenden a imitar el patrón de relaciones familiares e interpersonales. En un clima así, el niño aprende a ser reservado e introvertido y no expresa emociones ni afectos. Esta excesiva rigidez u déficit de afectividad, le lleva a experimentar una falta de afecto hacia los demás y se va haciendo muy superficial, insensible, y con una excesiva inmadurez afectiva y emocional. No expresa sentimientos y rechaza la relación social. Este es el terreno preparado para la personalidad esquizoide. 2. Comunicación familiar fragmentada. El niño vive en una familia que busca el aislamiento social, que no se relaciona con los demás y que habla mal de todas las personas que conoce. La familia refuerza en él el aislamiento social. El niño no aprende a interpretar y responder a las demandas de los demás.
No aprende en la familia las habilidades de comunicación social. De esta forma, el niño va escuchando, pensando y comunicándose con los demás con un patrón interpersonal pobre y fragmentado. A lo largo de su adolescencia este déficit de habilidades sociales se va desarrollando e impregna todas las áreas de su vida (familiar, social, académica, afectiva, de ocio, etc.) Así se va desarrollando su personalidad y termina por no involucrarse en ninguna conducta social, emocional o afectiva. 3. Refuerzo del aislamiento social. Al adolescente que ya está desarrollando una personalidad esquizoide, los demás le consideran aburrido, apático y asocial. La relación con él resulta poco atractiva. Por este motivo, el adolescente esquizoide tiende a ser ignorado en las situaciones sociales y la comunicación con él se va haciendo más superficial. Para él ya no es estimulante ni interesante la relación con los demás. Así se va reforzando su aislamiento social.
TRATAMIENTO La terapia cognitiva-conductual (TCC) ha demostrado ser el tratamiento más eficaz. La TCC cambia los pensamientos y las conductas esquizoides. La principal dificultad del tratamiento es conseguir un alto nivel de empatía con el paciente esquizoide. La terapia cognitiva se combina con técnicas de relajación, de autocontrol emocional y de habilidades sociales. Los objetivos del tratamiento son: cambiar los pensamientos del paciente logrando que acepte la importancia de las relaciones sociales, el entrenamiento en habilidades sociales, desarrollar su capacidad de empatía, desarrollar y reforzar emociones y sentimientos y lograr una alta adaptación social. bn Personalidad esquizoide
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educación para la vida
Mª Carmen Montaner Abasolo Dra. en Pedagogía y Coach Profesora de Religión en el IES Orriols de Valencia
En la primera parte de este artículo tratamos sobre la situación presente del profesorado de religión en el contexto de país y en contraste con Europa. Asimismo ahondamos en los conceptos y la importancia de la autoestima personal y profesional junto con la necesaria interacción relacional empática en nuestras aulas. Ahora daremos un paso de concreción a partir de un estudio que, aunque realizado en el pasado (curso 2002-2003), puede arrojarnos luz en la situación actual; sobre todo si lo leemos en clave de perspectiva de evolución y de caminos de mejora. 30
educación para la vida
UNA INVESTIGACIÓN SOBRE LA AUTOESTIMA DEL PROFESORADO DE RELIGIÓN Más que la cuantificación de unos resultados extraeremos algunos de los resultados que puedan ser relevantes hoy. A partir de un cuestionario de 95 ítems, enviado al profesorado de los centros estatales de la diócesis de Valencia, y al que respondieron de forma anónima 272 (el 42%) profesores/as, tras el análisis estadístico, se pudo obtener información acerca de los cinco pilares de la autoestima mencionados anteriormente. La autoestima en el profesorado de religión
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educación para la vida ALGUNAS CONCLUSIONES DEL ESTUDIO
a
• Un colectivo con un nivel de autoestima, no sólo suficiente, sino alto, para desempeñar su trabajo. • El tipo de interacción educativa es, en general, de tipo empático. • Su vocación y profesionalidad son, en general, acordes con lo que la sociedad y la Iglesia le demandan. • Se ve afectado por dificultades añadidas con respecto al resto de docentes; las cuales impiden una identidad profesional más sólida y acorde con la tarea que realiza.
b
Un factor determinante para este colectivo • Lo más destacable del estudio es que existe un factor, no previamente contemplado, que se suma, de manera integradora, a los pilares investigados. Este factor tiene que ver con la vivencia religiosa. • La “vocación”, la “finalidad” y la “identidad eclesial” son muy elevadas; se trata de factores que se viven con otra profundidad desde la experiencia de fe. • Se pone de manifiesto la importancia de lo espiritual para los modelos antropológicos que subyacen en los modelos de investigación pedagógica y de las ciencias humanas en general.
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Coherente con lo que enseña, el profesorado de religión entiende su función como “educadora”, no puramente “instructora”.
Sobre el profesorado de religión, su autoestima e interacción educativa
c
Otras conclusiones • Coherente con lo que enseña, el profesorado de religión entiende su función como “educadora”, no puramente “instructora”. • Es de resaltar la gran vocación de servicio; no sólo profesional, sino también en el compromiso con las personas (con las más necesitadas de ayuda) y con la sociedad (necesitada de esperanza activa). Interesado por los fenómenos sociales. Vive los valores de la solidaridad y de entrega a los demás. Ayuda a sus alumnos. Muy comprometido en voluntariado. • Dialogante en las relaciones con los agentes de la escuela: alumnado, compañeros/as y padres. • Alto grado de seguridad. Aunque un 7% del profesorado sufría bastante o mucho desánimo. • Globalmente, no hay diferencia de género, en ninguno de los componentes de la autoestima.
educación para la vida • Quienes muestran mayor interés por los fenómenos sociales y valoran muy positivamente la condición seglar, son más competentes y presentan un perfil más educador. Se trata de un grupo significativo de profesoras y profesores, de quienes destacamos: - Rechazan el paternalismo y mantienen un tipo de relación empático. - Celebrativos/as, el evangelio es su referente, viven la experiencia de fe, no son fatalistas sino que trabajan con esperanza activa. - Muy vocacionados/as, muy estudiosos/as, leen la prensa y dedican bastante-mucho tiempo al voluntariado. - Son integradores en todos los aspectos: dialogantes, ecuménicos,
motores de acción en el Centro… - De la Biblia, trabajan especialmente el aspecto experiencial. - Tratan de ayudar a la reconstrucción personal de sus alumnos/as. - Es muy importante para ellas/os transmitir alegría, son quienes más importancia vital dan a la asignatura, a lo relacional, al objetivo de que “los jóvenes discurran por sí mismos/as” y a despertar la pregunta por el sentido. - Comprenden bien la radicalidad de Jesús de Nazaret. - A este grupo le interesa lo jurídicolaboral y el reconocimiento social. Junto con el profesorado más joven, le afecta muy especialmente la falta de estabilidad.
La autoestima en el profesorado de religión
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educación para la vida • El profesorado de primaria de menor antigüedad, en general, está (curso 2002-2003) algo menos vocacionado que el resto, aunque sí por la docencia. Podríamos decir de este grupo minoritario que: - Ve con más pesimismo la evolución de la ERE. Estaría más dispuesto a cambiar de trabajo. - Su vivencia de fe no destaca decisivamente. Se perciben a sí mismos/as como sustitutos de sacerdotes o religiosos/as (a diferencia del documento eclesial). - Más inseguridad a la hora de adoptar un uso no sexista del lenguaje.
- En cuanto a competencia de base teológica, cabría incidir en ciertos temas de formación: la concepción unitaria del ser humano (no dualismo); eclesiología (desde el binomio comunidad-ministerios, más que desde el de sacerdote-laicos); la doctrina social de la Iglesia; el mensaje del evangelio (no sólo para después de morir); escatología; exégesis. • Respecto a la interacción escuela-sociedad, podemos afirmar: - La identidad profesional del profesorado de religión se ve afectada por los factores externos jurídico-laborales y socio-políticos. Si el profesorado mantiene su ilusión alta es debido a factores internos de personalidad, de identidad eclesial (vocación, sentido comunitario eclesial…) y de finalidad o motivación. - Apenas un 12.5% opina que no le afecta la falta de estabilidad en el desempeño de su ejercicio profesional.
Todo profesional necesita reconocimiento social respecto al trabajo que realiza. El del profesorado de religión está unido a la dignificación de la asignatura.
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educación para la vida ALGUNAS IDEAS A PARTIR DE LA EVOLUCIÓN DE LA SITUACIÓN • Las conclusiones de aquel estudio llevaban directamente a la necesidad de mejorar el estatus jurídico-laboral y académico del profesorado de religión. Hoy día seguimos con la misma necesidad. • Todo profesional necesita reconocimiento social respecto al trabajo que realiza. El del profesorado de religión está unido a la dignificación de la asignatura. • Lo anterior implica la justa consideración del profesorado de religión como personal docente en el necesario pacto educativo que debe lograrse. Debe tener el estatuto profesional que corresponde a todo docente.
La autoestima en el profesorado de religión
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educación para la vida • La importancia del asociacionismo. Las asociaciones profesionales, trabajando en coordinación con las consejerías de educación, la jerarquía de las iglesias, los sindicatos..., tienen su propia autonomía. Como representantes del profesorado, teniendo voz en las negociaciones que les afecten, se fortalece la identidad profesional, el sentido de pertenencia y la corresponsabilidad. Así creo que lo percibimos hoy día. • Aunque de importancia secundaria, la realización de Encuentros formativocelebrativo-lúdicos entre el alumando de religión intercentros... así como Encuentros de trabajo (interdisciplinares, interconfesionales...) contribuyen al afianzamiento de la identidad profesional. • Asimismo, los cursos de formación en el centro escolar de todos los docentes del mismo, contribuye a una relación profesional necesaria. Sería deseable también la integración en centros de formación de profesorado, facultades, etc. • Sigue siendo necesaria la formación en habilidades de comunicación para seguir informando y clarificando acerca de la función educativa y social de la ERE, siempre con un estilo asertivo. Y desde luego, hoy día, utilizando las redes sociales. • Las herramientas del coaching y el counselling aplicadas a nuestras aulas pueden ser muy útiles y efectivas. Máxime cuando los procesos de aprendizaje-enseñanza discurren ineludiblemente por caminos innovadores donde lo relacional, el entender lo no verbal, el potenciar los talentos,
acompañamiento de procesos, motivaciones, logro de proyectos, trabajo en equipo, resiliencia, lenguajes, etc., nos están pidiendo a todos los docentes una puesta al día. • Por último, incidir en nuestra responsabilidad de calidad educativa. Y ello conlleva mostrar no solo los caminos trascendentes de vida, sino al mismo Ser Último que da sentido a todo, al mismo Dios, para que la Educación sea más plena. Si aquella imagen de Señor con barba blanca que vigila y juzga ha dado paso a esas imágenes de cercanía y bondad, nos queda avanzar en el desarrollo de competencias espirituales para mostrar experiencialmente a Quien es la Fuerza de mi fuerza, el Amor de mi amor, la Inteligencia de mi inteligencia... • Si las cosas no son por casualidad y estamos en medio de este trabajo y esta lucha desmontando mitos y prejuicios a la vez que aportando valor a la Educación desde el marco europeo; si trabajamos día a día hacia dentro (el alula) y hacia fuera (la sociedad); si comprendemos que la intención educativa solo puede ser desinteresada y de respeto profundo a la libertad del otro; si lo hacemos creativamente en comunión con El Creador (que sigue creando en nosotros y con nosotros); etc., seguramente es porque nos sentimos parte de una misión en la vida, más que de una misión en el trabajo. Paradójicamente nos va mejor así, en esta ampliación de enfoque; lo cual, cómo no, es también contenido educativo. bn
Todo profesional necesita reconocimiento social respecto al trabajo que realiza. El del profesorado de religión está unido a la dignificación de la asignatura. 36
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educación para la vida
P. Alfonso López Quintás Catedrático universitario y académico
Es difícil tener ideas equilibradas respecto a la sexualidad y el amor sin dej arse intimidar por quienes desean impo ner una interpretación hedonista con los astutos recursos de la manipulación. A menudo, los jóvenes se lamentan de no encontrar razones poderosas para defend er sus puntos de vista. Intuyen que no deben concederse falsas libertades, per o no saben fundamentar debidamente esa intuición ante quienes proclaman qu e se trata de un “tabú” ancestral, una idea obsoleta, un prejuicio religioso... Para ayu darles a conseguirlo vamos a revisar algun as ideas que suelen considerarse hoy irre futables y crean un clima social de permi sivismo desbordado.
La felicidad no se consigue en el nivel 1, el del manejo de nuestras potencias Existe la convicción de que tenemos derecho a ser felices y podemos considerar como legítimos todos los medios que movilicemos para ello. Por felicidad suele entenderse sentir agrado, pasarlo bien.
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Esta sensación gratificante encierra un valor, indudablemente. Pero ¿constituye el valor supremo, el que nos otorga un estado de felicidad? No raras veces hacemos un sacrificio de modo desprendido y sentimos una satisfacción interna indescriptible. Tal experiencia nos lleva a preguntarnos si la felicidad surge en función del agrado que nos produce una satisfacción pasajera o del gozo perdurable suscitado por nuestra realización como personas.
educación para la vida
Quienes no tienen en cuenta esta distinción suelen entender únicamente por agrado el que se deriva de ciertas impresiones sensibles y psicológicas. Ello explica que hagan a los jóvenes propuestas como las siguientes: «No hay nada que sea anormal si os gusta y os quedáis bien. Si os sentís libres y habéis creado un clima de confianza entre vosotros o vosotras. Si sois sinceros con vuestros sentimientos y con los de la otra persona (…). Puedes vivir tu cuerpo como algo positivo y placentero (…). Tu cuerpo te pertenece».1 2
El espíritu hedonista que inspira estas afirmaciones queda de manifiesto en el texto siguiente: «Vivimos en una sociedad que se declaró, hace ya demasiados años, enemiga de la sexualidad, del placer, del cuerpo, de los sentimientos. Y que a veces es adicta al sacrificio, al sufrimiento, a la sumisión y al control. Claro que ésta no es la única sociedad posible. Si no nos gusta, podemos mejorarla entre todos y todas».3
1 Cf. Anticoncepción y sexualidad para jóvenes (Consejería de Sanidad y Consumo de la Generalitat Valenciana, Valencia 1987) 22, 20. 2 Anticoncepción y sexualidad para jóvenes, Consejería de Sanidad y Consumo de la Generalitat Valenciana, Valencia 1987, págs. 22, 20. O. cit., p. 18
Las relaciones prematrimoniales
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educación para la vida Ambos textos están concebidos y expresados de forma poco matizada, excesivamente tosca. Sugieren que el canon de una conducta normal y legítima viene dado por el gusto de cada uno, por el hecho de que haya un clima de libertad, confianza y sinceridad, pero no indican en qué sentido utilizan estos términos. Dan por supuesto que no tienen otro sentido que el correspondiente al nivel 1, en el que se mueve todo el folleto. “Gustar” equivale aquí a “agradar de modo sensible y psicológico”. “Sentirse libres” significa “prescindir de toda norma”. “Confianza” es vista como “desinhibición”. “Poder vivir el cuerpo como algo positivo y placentero” indica “tomarlo como medio para incrementar nuestras gratificaciones”.
Pero nuestro cuerpo no es un instrumento del que podamos disponer para satisfacer nuestras apetencias; es el medio en el que nos expresamos como personas.
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El cuerpo es el escenario donde aparece el misterio de la persona Falta en estos textos una visión personal del cuerpo humano. Se olvida que nosotros somos nuestro cuerpo. Su destino es el nuestro; su dignidad es la nuestra. Si tomo el cuerpo sencillamente como un medio o instrumento para obtener satisfacciones, ¿lo dignifico a él y me dignifico a mí? Si el agrado sensorial y psicológico fuera el mayor bien del hombre, y el cuerpo se redujera a ser fuente de sensaciones agradables, consagrar las energías corpóreas solamente a la obtención de placer tendría pleno sentido y sería una actitud digna. Pero nuestro cuerpo no es un instrumento del que podamos disponer para satisfacer nuestras apetencias; es el medio en el que nos expresamos como personas. Todo gesto corpóreo es un gesto personal; en él se manifiesta nuestra persona entera. Lo que él hace pertenece de lleno a nuestra biografía, porque nos vamos configurando como personas merced a las actividades que realizamos con todo nuestro ser corpóreo-espiritual. Lo que realizamos con el cuerpo debe servir para llevar a cabo la vocación y la misión que tenemos en la vida como personas.
educación para la vida No se puede identificar, por tanto, sentir agrado en el cuerpo y ser felices. Puede parecerlo a una mirada superficial, pues tanto la felicidad como el agrado coinciden en el hecho de que los buscamos de manera instintiva y espontánea. Nos sentimos felices cuando estamos en plena forma y experimentamos el gozo que nos produce andar, ver, respirar, beber, comer, conversar...
En esta línea de acciones que resultan placenteras si las realizamos con buena salud se hallan las relaciones eróticas. Pero multitud de preceptos nos advierten, en diferentes culturas, que estas relaciones merecen un cuidado especial y han de ser sometidas a una regulación. Conviene preguntarse si tal advertencia procede de nuestra misma realidad o de una instancia extraña.
Se olvida que nosotros somos nuestro cuerpo. Su destino es el nuestro; su dignidad es la nuestra.
Las relaciones prematrimoniales
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educación para la vida El hombre carece de esos instintos “seguros” y debe no sólo embridar sus energías instintivas sino orientarlas hacia una meta más elevada que el mero saciar apetencias. Esa meta es crear formas de unidad muy valiosas y exigentes.
Afecto y sensaciones
Actividades como andar, ver, respirar, beber, conversar... son buenas a condición de que favorezcan nuestra salud. Realizadas con exceso, pueden ser perjudiciales y han de ser sometidas a control porque dañan a la persona, no porque sea en sí ilícito el agrado que producen. De modo semejante, una caricia pasajera hecha para expresar el afecto personal encierra un valor positivo. Pero debemos reconocer que el tacto tiene un temible poder seductor, y por eso las caricias suelen exigir más y más, hasta arrastrar a uno a convertir el cuerpo en fuente creciente de placer. Como la sensibilidad se embota al repetir las mismas sensaciones y exige mayores incentivos para conservar un mismo nivel de excitación, las caricias que, en principio, tuvieron el fin laudable de manifestar un sentimiento personal de estima pueden independizarse de toda expresión personal y erigirse en nuestra única meta en ese momento. Si realizo el gesto personal de acariciar sólo porque me agrada, convierto a la otra persona en una fuente de sensaciones placenteras, la rebajo de condición y provoco su rechazo. Si, bajo pretexto de consolar a una persona en una desgracia, la abrazo efusivamente sólo porque me resulta atractiva, suscito en ella un sentimiento de aversión, no de agradecimiento.
Al acariciar, podemos tener una intención recta de crear una estricta relación personal. Debemos, entonces, distinguir bien las caricias que sólo muestran afecto personal ‒saludo, abrazo, beso en la mejilla... ‒ y las que significan un adentramiento en el reino de lo sexual, con los vértigos peculiares que implica. Este segundo tipo de caricias obedecen a las leyes propias del campo erótico y pronto pueden convertirse en pura apetencia y frenesí pasional. Los instintos desempeñan una función importante en nuestra vida y presentan, por ello, un valor, pero, tomados a solas, no pueden decidir nuestra conducta. Los animales, al dejarse llevar de sus instintos, actúan bien, porque lo hacen de conformidad con su naturaleza. Están exentos de riesgos, pero carecen de la facultad de amar en cuerpo y alma. No aman; se aparean. No se unen, no crean un hogar; se juntan, simplemente. No intentan dar sentido a su vida, ni necesitan hacerlo, pues el sentido va ya incrustado en su ser. Por eso ni piensan ni hablan. Actúan dentro de un contexto que tiene un sentido, pero ellos no lo captan; viven sometidos a una red de relaciones en las que toman parte sin saberlo. El hombre carece de esos instintos “seguros” y debe no sólo embridar sus energías instintivas sino orientarlas hacia una meta más elevada que el mero saciar apetencias. Esa meta es crear formas de unidad muy valiosas y exigentes. bn (Continuará)
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N O V E DA D E S Conversaciones con Clara de Asís Clara de Asís vivió en una época de grandes cambios. Es fuerte y valiente y decide dar la espalda a las corrientes de la época y se pone en camino tras las huellas de Francisco de Asís, lo que la lleva a una entrega total y abandonada a las manos de Dios al que se consagra por entero. Autor: Antonio Vera Ruiz N0 pág.: 72 ISBN: 978-84-945389-0-2 Precio: 12.50 €
El Canto del Autillo Este es un cuento que ensalza, una vez más, la inmensa belleza de la naturaleza, pero al mismo tiempo, es un canto a la amistad, el más hermoso de los sentimientos, que vence todos los obstáculos, el paso del tiempo y todas las distancias. Autor: Ángela C. Ionescu N0 pág.: 24 ISBN: 978-84-945389-3-3 Precio: 7,50 €
De Ramos a Resurrección En este libro se recorre un espacio temporal muy corto. Y es que los días de Ramos a Resurrección marcan el devenir de las personas concretas aunque, en este caso, se trate del de la humanidad toda. Va, por tanto, lo mismo que va de la gloria a la inmortalidad bienaventurada del alma. Y es que todo ocurrió en una semana de sangre y luz. Autor: Eleuterio Fernández Guzmán N0 pág.: 212 ISBN: 978-84-945389-1-9 Precio: 16,80 €
Hijo de Dios y de la Iglesia Los laicos cristianos tenemos el derecho y el deber de participar individual o de forma asociada en la vida pública. Nuestra presencia hace oír la voz de la Iglesia en la sociedad civil. Autor: Juan Sánchez Sánchez N0 pág.: 364 ISBN: 978-84-944505-8-7 Precio: 17,90 € € € €
si hoy escucháis su voz
César Allende García | Licenciado en Teología
Empezaré por el final: muchos signos, muchas cosas hizo Jesús. Las que Juan nos dejó escritas las dejó para que nosotros, creyendo a su través en él, tengamos vida eterna (Jn 20,30-31; 21,25). Hablar de Juan es tarea enormemente ilusionante, a la par que ardua y difícil. Es imposible abarcarlo, pero subyuga su meditación. En esto hay ya un magnífico premio, que a la vez es estímulo más que suficiente. Cierto, como se dijo del cuarto Evangelio ya desde antiguo, que Juan es “espiritual”. Hacer “lectio divina” con él es una experiencia extraordinariamente beneficiosa para el espíritu humano: para todo espíritu humano. Llena el alma de asombro, de admiración… y, finalmente, de un amor especial por Jesús de Nazaret (incluso si se lee desde la increencia). Un ejemplo que es una invitación a hacer la experiencia esta: Nicodemo fue a ver Jesús en plena noche, y cuando le dejó era… ¡pleno día en su corazón! (Jn 3,1-21). Ya los primeros cristianos, como nos enseñó Odo Casel (“El Misterio de la Cruz. Bendita María, pg. 251), crearon una figura preciosa con esta riqueza del Evangelio de Juan, sobre sus dos verdades esenciales: la Luz y la Vida: Φ ΖΩΗ Σ
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“Fos” (Luz) en el palo vertical; “zöe” (Vida) en el horizontal. ¿Cómo decirlo mejor? La misma atracción que él sintió hacia el corazón del Señor, Juan nos la ha dejado magistralmente impresa en su escrito. Lo que yo pretendo con estos artículos acerca de Juan es volver a leer los textos de su Evangelio buscando no tanto aportar algo a su conocimiento exegético (para lo cual desde Bultmann y E. Käsemann y tantos otros han escrito cosas excelentes) cuanto contribuir un poco a hacer realidad el consejo del profeta: sacar aguas límpidas de las inagotables fuentes de la Salud; y hacerlo con gozo (Isaías 12,13). De la mano de I. de la Potterie procuraré equidistar del cronicón y del espiritualismo; desde el punto de partida de “estar en la Verdad”, de “ser de la Verdad”. Desde aquí se ve bien que los aspectos literarios y los teológicos se entretejen admirablemente en Juan para formar un escrito único.
si hoy escucháis su voz
Sobre el cómo del escrito Dice A. Jaubert (“El Evangelio según San Juan”. Verbo Divino, pg. 10) que el P. Brillet, allá por los años 40, repetía un deseo: preguntar a Juan, en el Cielo, si el Evangelio era de veras suyo… o de otro. Da igual: porque el Otro y Juan llegaron a escribir “ipsa manu” (con la misma mano). Lo escrito no destaca, al decir de notables comentaristas, por un léxico extraordinario, academicista, preciosista, etc. Parece ser, más bien, reducido y parco en retórica. Pero lleno de una reflexividad y serenidad que logra poner el dramatismo al servicio de un “modus” o forma de tratar el lenguaje que viene a ser como las olas del mar: van y vienen a las playas del espíritu inundándolas de sí mismo: el recurso al paralelismo hebraico, los discursos rimados, el abandono de la argumentación rabínica (como sí haría Pablo), como también de la discursiva, propia del helenismo, no recortan la fuerza narrativa del texto; antes al contrario, lo capacitan para introducir al lector en el mismo ámbito espiritual y místico del autor: un anciano apóstol que “recuerda” la historia de Jesús desde Éfeso y a la altura de finales ya del siglo I.
Tanta es su identificación con el Maestro, que a veces en sus escritos cuesta distinguir quién de los dos habla. “Juan hoy más que nunca”
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si hoy escucháis su voz El diálogo, el discurso, el relato en que interactúan varios personajes, la parábola narrativa o “en acción” y simbólica, la homilía rabínica, la simbólica de los números, los términos plurisemánticos, etc. son recursos (tan solo y tan tantos) ordenados a una intención superior. Jesús habla, y su palabra se alarga en la de Juan. Conocía el intelectualismo de las comunidades helenizadas en las que Pablo sembró el cristianismo. El posible dramatismo de la narración joánica es el fruto de las dos vertientes profundamente surcadas y ahondadas desde las que se compuso la redacción del cuarto Evangelio (aun cuando pudiera haber tenido más de un autor): una, la convicción de que la Gloria de Dios habita en Jesús y hace de su “hora” una hora gloriosa, a diferencia de los sinópticos; la otra es la cristificación del propio Juan: tanta es su identificación con el Maestro, que a veces en sus escritos cuesta distinguir quién de los dos habla. La “comunidad joánica” fue alcanzada por esta doble perspectiva del apóstol, y la redacción final del Evangelio se convirtió en un kerigma que llega hasta nosotros, en la multiplicidad de los temas teológicos que son tratados por Juan. Estos temas se disponen, por decirlo de alguna manera, de cierta forma concéntrica sobre un núcleo o eje que creo que es la VERDAD revelada en el mismo Jesús. En apretada síntesis mencionaré algunos de estos temas que ampliaré en sucesivos artículos.
La Verdad acampa en una tienda: la del Encuentro Se ha dicho, y es cierto, que Juan no da puntada sin hilo; si toca una cuestión, si propone una idea o hecho es que pretende revelarnos algo de importancia. Es mérito de la exégesis de los textos haber puesto de relieve que es en los mismos textos donde ha de buscarse la hermenéutica auténtica, no son meras composiciones lingüísticas: el texto “implica” una gramática de significado superior que hay que encontrar desde el texto mismo. Que Juan, ya desde el comienzo de su escrito, nos presenta la verdad eterna viviendo en este campamento nuestro, en una de nuestras tiendas de refugiados, plantea de inicio una cuestión de largo alcance: hoy —como siempre— caen chuzos de punta y no podemos vivir a la intemperie. Dios ha provisto para el hombre, como dice Isaías, un Rey Justo que es nuestro abrigo: su Tienda es para el encuentro definitivo (Is 32,2; Jn 1,14).
Juan no da puntada sin hilo; si toca una cuestión, si propone una idea o hecho es que pretende revelarnos algo de importancia. 46
si hoy escucháis su voz Por otra parte, la vida en tiendas anuncia un Éxodo que es la forma de vivir aquí. Juan presenta un Jesús que da cumplimiento a la teología del Éxodo: salir, caminar, no tiene sentido sin la consecución de la Tierra. De una hostil a otra que mana leche y miel. El camino de tránsito es solo uno; nadie llega allí si no es por Él. El Deuteronomio expresó su más acendrada teoría de quién es y cómo es Dios en la experiencia de una promesa cumplida: “Esta Tierra es la prometida a nuestros padres” (1,18). De etapa en etapa (Núm 33) la humanidad, si va a Jesús, llegará al Padre. Ir a Jesús no es construir un sistema coherente de ideas que vertebre nuestra “visión del mundo”, entendido este como la wittgensteiniana “totalidad de lo que acaece” (Tractatus, 1.1); es aceptar la comunión con el misterio que es el Señor. ¡Qué puntada y con qué hilo!
No hay Dios verdadero si no es Aquel que ama incondicionalmente y se revela en la historia en una Palabra capaz de Amor eterno
“Juan hoy más que nunca”
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La Verdad es vida y es Amor Esta triada joánica preserva de la idolatría. No hay Dios verdadero si no es Aquel que ama incondicionalmente y se revela en la historia en una Palabra capaz de Amor eterno (Jn 13,1). La idolatría esconde aquello que hizo que la promesa a David de una “casa” para siempre se contrajera históricamente hasta reducirse a un tocón, a un resto: la sustitución del poder soberano del Rey del Universo por un rey repleto de vanidad y presunción. Un hijo de David rescataría al hombre de la malicia que envenenó a los sucesores del monarca, que tenía un corazón según Dios, es decir, que amaba cumpliendo el Shemá. Dios no puede ser suplantado como Amante fiel; como esposo incondicional. La Palabra nos ha revelado, en el versículo 27 del capítulo 17, el Amor en estado puro. En esencia Dios es Amor (y celoso para bien nuestro). En este Amor está nuestra vida. Juan alinea maravillosamente los “signos” (“semeia”) con los símbolos; define simbólicamente a Jesús como Pastor, Puerta, Pan, Luz… y Vid; auténtica Vid (Jn 15, 1-17). Por las venas de Jesús corre la vida de Dios y luego fluye por la de los discípulos como por los sarmientos de la vid; como por el corazón alegre del hombre la “fiesta” que lleva el buen vino dentro de sí mismo. Y de tales sarmientos unos frutos tales, racimos en los que “recibe gloria el padre del cielo” (Jn 15,9). Los hijos y el Hijo de Dios tienen la misma carne y la
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misma sangre (Hb 2,14). Hablar del amor de los cristianos entre sí es hablar de la pertenencia de los racimos a los mismos sarmientos de la única Vid. O lo que es lo mismo: habla Juan de la Vida Eterna “aionion”, que se mide no por lo que dura (que es para siempre) sino por su incalculable intensidad. La pregunta de Jesús a Marta ante el hermano muerto es una bendición para nosotros: “¿Creemos esto?”. Si es que sí, la calidad de vida del Resucitado es la de la nuestra; si Él vive para siempre y es ahora “el primogénito de entre los muertos” (Ap 1,5), nosotros resucitaremos a una vida sin defecto ni fin.
Y así caminamos a su Luz Nuestra larga noche de Egipto se iluminará en un día pascual. Se iluminarán las tinieblas del espíritu y, a quienes estábamos sentados en las sombras, una Luz potente nos alumbrará. El Verbo es la Luz que nos da la vida a cuantos venimos a este mundo. ¡Asombroso! Dios apostó fuerte por el hombre. Le dio una libertad que hace frontera con su infinito poder y amorosa Providencia. El “no” original es en el Señor resucitado una apuesta aún más fuerte. Juan cose —escribe— “in recto”: sin costurones. Además, trataremos algunas otras cuestiones. Entre ellas la de la Hija de Sión, la “mujer nueva” de la Economía Nueva, la Madre del Señor Jesús, Arca de la Alianza, Depósito de la Memoria de la Iglesia. Es un gozo inmenso hablar de ello. bn
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Entidad responsable: Asociación Bendita María
E-mail: certamen@buenanueva.es
Dotación:
Bases:
- Primer premio: Edición del cuento, 600 € en libros del fondo editorial y reseña informativa a una página en la revista Buenanueva con una breve sinopsis del relato y datos del autor.
Extensión: entre 3.000 y 8.000 palabras. Cada concursante podrá presentar una sola obra. Los cuentos podrán ir ilustrados si así se desea.
- Segundo premio: 300 € en libros del fondo editorial y abierta la posibilidad de edición del cuento en función del dictamen y la valoración del jurado. Tema: El tema es libre, aunque se deberá destacar de forma implícita o explícita la relevancia de los valores. Fecha límite: Se recogerán textos hasta el día 31 de julio de 2016.
Las obras se podrán presentar de dos maneras: por correo electrónico en documento de word con dos archivos, uno con el relato y otro como plica, en este último deberá aparecer el título del cuento y los datos del autor, nombre y apellidos, fecha de nacimiento, teléfono y correo electrónico; o bien por correo ordinario con dos sobres: uno con el trabajo y otro con el título y los datos del autor (plica). Lengua: Español. Observaciones: Las obras premiadas pasarán a ser propiedad de la editorial. Las restantes se destruirán.
nombre artículo
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M
Carlos Valiente Barroso | Universidad Internacional de La Rioja Centro Universitario Villanueva-Universidad Complutense de Madrid
uchas de las visitas a nuestros médicos, sobre todo, a partir de una determinada edad, conjugan las recomendaciones específicas enfocadas a las afecciones que nos llevan a visitarles con otra serie de consejos que, por su habitual y constante mención, parecen aptas y eficaces, cual pócima magistral, para cualquier problema o alteración. Concretamente, junto a una mayor ingesta de agua y una moderación en el consumo de ciertos alimentos –incluyendo la ingesta de sal-, es extraño se omita la sugerencia de practicar frecuentemente una actividad deportiva moderada. Por centrarnos en esa última recomendación, bien es cierto que en nuestra época y sociedad podría hablarse de un boom de los adeptos al gimnasio, de familias enteras que comparten la pasión por el padel, de jubilados que hacen famosas ciertas rutas transitándolas mediante paseos diarios, de corredores que debutan a partir de su quinta década de vida en el conocido running, y que, en muchos casos, llegan hasta a mostrar sus progresos a través de su participación en kilométricas carreras populares. A su vez, nunca el sector infantil y adolescente ha gozado de tanto apoyo familiar de cara a practicar su deporte favorito. Así como, no hace tantos años, los padres podrían interpretar el afán de practicar deporte por parte de sus hijos como hobby a aceptar siempre y cuando esa devoción no interfiriese con la obligación de estudiar, actualmente, muchos
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de los padres contemporáneos se erigen en los más fervorosos managers de sus pequeños, sacrificando, no sin cierto grado de esfuerzo y abnegación, muchos de sus fines de semana entre partidos y desplazamientos. No obstante, y sin que se llegue a generar contradicción alguna, tanto para mayores como para adolescentes y jóvenes, siguen detectándose, respectivamente, algunas pautas de vida que, precisamente, no parecen compadecerse con un adecuado talante deportivo. Así, por una parte, nuestra sociedad ya ha sido alarmada por los riesgos que conlleva el sedentarismo, al mismo tiempo que no pocos son los adolescentes y jóvenes que reconocen el dilatado tiempo semanal que invierten en las distintas prestaciones que proporcionan muchos de los dispositivos electrónicos que poseen.
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Se postula que el ejercicio físico influiría sobre el organismo mediante una aceleración del propio metabolismo,
Ejercicio físico, salud y cerebro
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ciencia Centrándonos en estos últimos, hace apenas unas semanas tuve que impartir varias charlas a alumnos de educación secundaria obligatoria, centradas en acercar algunos datos científicos que avalan los beneficios que el ejercicio físico proporciona a nuestra salud. Esta dinámica estaba inscrita dentro de un proyecto denominado Red de Escuelas Promotoras de Salud, el cual, con apoyo y financiación autonómico, pretende sensibilizar a la población adolescente respecto de las pautas idóneas y saludables que han de incorporar a su vida cotidiana. Quizá, no dejé de sorprenderme de sus sorpresas, ya que, su concepción de lo que nos puede reportar el deporte distaba mucho de lo que los avances científicos suelen poner sobre el tapete. De hecho, dentro unos meses, coordino con unos colegas un simposio centrado en la repercusión cognitiva del ejercicio físico saludable, en el marco del IV Congreso Internacional de Convivencia en Contextos Psicológicos Educativos y de la Salud. Y, precisamente, de este tema quisiera compartir algunos datos y observaciones.
La práctica deportiva propiamente individual puede favorecer nuestra adaptación social
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bienestar físico, mental y social Vaya por delante que hay algo redundante –no sé si hasta innecesario- en la reivindicación de defender y promover la práctica de ejercicio físico. Para empezar, porque la sola experiencia directa y personal nos hace testigos privilegiados de sus numerosos beneficios. De entre ellos, hay quienes
ciencia se encuentran satisfechos por los manifiestos frutos estéticos que se asocian a las tan cotizadas mejoras corporales. Otros, se inscriben entre los afortunados que testimonian una impagable activación del estado de ánimo, inequívocamente atribuido a su sacrificio costeado a precio de agujetas y sudores. Ante los primeros, cabría mencionar que, más allá de la quema directa de volumen corporal sobrante, se postula que el ejercicio físico influiría sobre el organismo mediante una aceleración del propio metabolismo, al igual que ocurre con la pauta de cinco ingestas diarias-, así como a través de la activación –o desactivación- de hambres
específicas, inclinándonos, precisamente, a ingerir alimentos más saludables y en menores cantidades de ingesta. Respecto a los que mejoran anímicamente, mucho cabría decir –y de algo hago mención seguidamente-, ya que las células nerviosas de nuestro órgano cerebral desarrollan su actividad gracias a la secreción de distintas sustancias químicas neurotransmisoras –algunas asociadas directamente con el estado de ánimo-, liberadas por efecto de impulsos eléctricos.
Ejercicio físico, salud y cerebro
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ciencia Siendo la sociabilidad y la conducta interpersonal elementos que no dejamos de asociar a nuestro sano funcionamiento cerebral, resulta incuestionable el papel que el ejercicio físico puede proporcionar a ambas, a través de los numerosos cauces que tenemos disponibles para practicar deporte con otros, ya sea a nivel federado y competitivo, ya sea con la convocatoria de pachangas oficiosas tan de moda entre los amigos. Incluso, la práctica deportiva propiamente individual puede favorecer nuestra adaptación social, gracias al cultivo de valores personales que, como consecuencia, facilitan el respeto y la aceptación del otro (mucho e interesante se podría decir sobre esto, pero, tendrá que ser en otro momento…).
Se han constatado mejoras en la capacidad atencional, el aprendizaje; el control inhibitorio; la velocidad de procesamiento, la memoria de trabajo
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mejoría de las capacidades cerebrales De modo específico, podríamos destacar los beneficios cognitivos que se derivan del ejercicio físico, siendo varias las capacidades afectadas. Así, se han constatado mejoras en la capacidad atencional, que es el fundamento y etapa previa de otras funciones, como el aprendizaje; el control inhibitorio, esencial para rechazar estímulos y conductas inadecuadas, capacitando para seleccionar, por ejemplo, lo correcto frente a lo más espontáneo y primario; la velocidad de procesamiento, que resulta fundamental para un óptimo funcionamiento mental, dado que apela a la fluidez del transporte de información dentro de nuestro entramado de conexiones nerviosas; la memoria de trabajo, que constituye la función ejecutiva que permite mantener información en nuestra memoria a corto plazo para realizar una acción productiva –como resolver un problema matemático-; la memoria implícita, es decir, aquellos conocimientos adquiridos que, aunque no demostrados explícitamente, están dentro de nosotros y hacen posibles muchos de nuestros comportamientos. Además, como han puesto de manifiesto otros muchos estudios, el ejercicio físico va ligado un más óptimo bienestar psicológico. Concretamente, se ha constatado respecto a aspectos como la reducción del estrés y decrementos en la incidencia de ansiedad y depresión; y, por otra parte, se ha vinculado a mejores niveles de autoconcepto y autoestima, así como con una sensación subjetiva de bienestar, concebido como sentimiento de satisfacción con las dimensiones que engloban a la persona (futuro, trabajo, la familia y vida en general).
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datos científicos 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.
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Iincide en un mejor flujo sanguíneo de nuestro cerebro; Incrementa las sinapsis o conexiones funcionales entre las neuronas; Regula la secreción de neurotransmisores; Estimula la liberación de calcio (esencial para la comunicación electroquímica en las citadas sinapsis); Favorece un adecuado patrón bioeléctrico (habida cuenta de que nuestro encéfalo produce distintas ondas en asociación a diversas actividades y niveles de funcionamiento); Aumenta el factor neurotrófico cerebral BDNF (del inglés Brain-Derived Neurotrophic Factor, que mejora la supervivencia de las neuronas tanto in vivo como in vitro; Produce la secreción del factor de crecimiento IGF-1 (del inglés, Insulin-Like Growth Factor-1, segregado por el músculo cuando realiza ejercicio y que, vía corriente sanguínea, llega a nuestro cerebro para producir más BDNF); activa el gen Klotho (gen anti-age que se podría relacionar con la atenuación de algunos efectos derivados del envejecimiento).
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ciencia Estos fenómenos que acabamos de citar, los cuales están vinculados a lo que denominamos neuroplasticidad –cada cerebro resulta continuamente modificado por nuestro ambiente externo e interno-, implican una enorme trascendencia ya que, al mismo tiempo que preservan la funcionalidad del cerebro sano, también suponen una herramienta terapéutica frente a distintas patologías que lo alteran. En esta línea, hace unos meses publiqué una investigación, junto a dos colegas de la Universidad Complutense, mediante la que analizamos distintos factores que potenciaban la preservación neurocognitiva en pacientes con diabetes; es sabido que esta patología conlleva el peligro de favorecer el deterioro cognitivo.
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Y, al igual que sucede con la maquinaria que se estropea por desuso, con mucha más razón ocurrirá en estructuras orgánicas como la nuestra
ciencia Este trabajo, publicado en Spanish Journal of Psychology (2015) con el título Clinical and sociodemographic factors associated with cognitive impairment and neuroprotection in diabetes patients, demostró que las personas diabéticas que obtenían mejores resultados en velocidad de procesamiento y funciones ejecutivas –las capacidades mentales más sofisticadas y evolucionadas-, eran aquellas que desarrollaban ejercicio físico frecuente y moderado. En concreto, en su mayoría se trataba de personas mayores que practicaban caminatas diarias. Como sabemos, entre otras cosas, el ejercicio físico reduce los niveles de triglicéridos, glucosa y colesterol LDL (lipoproteína de baja intensidad, que denominamos popularmente como “malo”), al mismo tiempo que regula la presión arterial y aumenta los niveles de colesterol HDL (lipoproteína de alta intensidad, conocido como colesterol “bueno”). No en vano, llegados a este punto, resulta necesario destacar que la mayoría de los estudios que apoyan estos beneficios, se basan en la práctica de ejercicio aeróbico. Me explico: mientras que el aeróbico precisa de oxígeno para generar energía, y se caracteriza por desplegase durante más tiempo y con no mucha intensidad, el ejercicio anaeróbico no requiere de oxígeno para producir la energía necesaria (destacando el protagonismo del ATP muscular, la fosfocreatina y la glucosa), y consiste en actividad física desarrollada en poco tiempo y muy intensamente. Así, el aeróbico abarca actividades como andar, correr, nadar o montar en bicicleta, mientras que el anaeróbico se identificaría con la musculación de hipertrofia, es decir, que busca obtener volumen mediante mucha carga y pocas repeticiones.
Para concluir, me gustaría recordar algo que apela a los fundamentos más ancestrales de nuestra especie. En otras épocas, el homo sapiens precisaba de una mayor tasa de movimiento para desarrollar su actividad vital, en contraste con las pautas habituales de nuestro sedentario estilo occidental. De este modo, y más allá de la actual “moda”, no podemos negar lo que somos, y, sin riesgo de errar, hemos de afirmar que estamos biológicamente preparados para el movimiento. Y, al igual que sucede con la maquinaria que se estropea por desuso, con mucha más razón ocurrirá en estructuras orgánicas como la nuestra, más delicada, si cabe, porque en este caso sí que goza del dinamismo de la vida. bn
Las personas diabéticas que obtenían mejores resultados en velocidad de procesamiento y funciones ejecutivas –las capacidades mentales más sofisticadas y evolucionadas–, eran aquellas que desarrollaban ejercicio físico frecuente y moderado.
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Sara Villalón Hernando,
psicóloga voluntaria de Fundación REDMADRE
Cuando era alumna de filosofía nos hicieron leer en clase el libro de “Bioética, la Vida un don de Dios” de Emiliano Jiménez; uno de cuyos capítulos hablaba sobre el tema que trataremos. A partir de entonces me pareció importantísimo leer e informarme no solo del aborto, sino también de la eutanasia, que al igual que el aborto destruye la dignidad de la persona. Ya E. Jimenez (1991) indicaba, “eutanasia y aborto van unidos, como consecuencias de una cultura de muerte, que suprime la vida al no reconocer el valor de la persona por sí misma. Son muchas, ciertamente, las preguntas que se plantea el ser humano ante la muerte y los, a menudo, difíciles momentos que la preceden. ¿Desean los pacientes realmente, incluso los sometidos a grandes dolores o largas agonías, que su muerte sea adelantada? ¿Es lícito ceder a las súplicas de un paciente atormentado, que pide la eutanasia? ¿Es la muerte lo que de verdad desea? ¿Es lícito ceder a las súplicas de una familia abrumada por el dolor impotente de un ser querido? ¿Es lícito abreviar la vida por piedad ante el sufrimiento?”
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¿De dónde proviene la palabra eutanasia? La Real Academia Española define la eutanasia como “muerte sin sufrimiento físico y, en sentido restrictivo, la que así se provoca voluntariamente”. La Congregación para la Doctrina de la Fe define la eutanasia con una precisión que no aparece frecuentemente en otros escritos: Por eutanasia se entiende una acción o una omisión que, por su naturaleza o en la intención, causa la muerte, con el fin de eliminar el dolor. La eutanasia se sitúa, pues, al nivel de las intenciones y de los métodos usados. Pero en la actualidad el sentido etimológico del término eutanasia, buena muerte, muerte dulce, en el lenguaje corriente se ha transformado en “supresión de la vida de un enfermo incurable a petición del mismo enfermo, de los familiares, de los profesionales de la medicina o del mismo Estado”.
El miedo al sufrimiento y el miedo a morir El problema del hombre desde la antigüedad hasta la actualidad es el miedo al sufrimiento, a morir. Por ello nuestra mentalidad secularizada, nuestra sociedad es incapaz de
una cultura de muerte, que suprime la vida al no reconocer el valor de la persona por sí misma dar un significado a la muerte. Por ello es importante tener en cuenta que esta vida es de paso, que hay algo más que la muerte; solo así la muerte tendrá sentido, será vista entonces como tránsito a una nueva vida, plena y eterna. El hombre actual vive sin esperanza y le cuesta afrontar en paz la muerte. Sin esta garantía de vida eterna, el hombre actual reacciona ante la muerte con dos actitudes opuestas y, al mismo tiempo, unidas entre sí: por una parte se la ignora, tratando de borrarla de la conciencia, de la cultura y de la vida; y, por otro lado, se la anticipa para no enfrentarse conscientemente con ella. Nuestra cultura, reclama constantemente libertad y autonomía, como valores importantes del hombre, llegando a querer ejercitar esta libertad hasta en la elección de la muerte. El hombre actual se cuestiona: “sino hemos podido elegir nuestro nacimiento, ¿no podemos al menos elegir nuestra muerte?”, un pensamiento que nos lleva hasta la muerte no solo física, sino también de nuestro ser.
El problema del hombre desde la antigüedad hasta la actualidad es el miedo al sufrimiento, a morir. La eutanasia: una cultura de muerte
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razón creadora Una cultura tipo liberal-radical Nuestra cultura es de tipo liberal radical, la cual toma como punto supremo y último de referencia la libertad, y esta mentalidad termina por destruir la vida y, con ella, la libertad. E. Jiménez (1991) explica que según este modelo de sociedad es lícito todo lo que es libremente querido o aceptado. Bajo esta mentalidad se han propuesto la liberación del aborto, la elección del sexo del niño que ha de nacer o en el adulto, el cambio de sexo , la fecundación extracorpórea de la mujer sola, núbil o viuda, libertad de investigación y experimentación, libertad de decidir el momento de la muerte (living will) y el suicidio como signo y expresión máxima de libertad. La muerte es el último acto de la vida del hombre. El concepto de eutanasia depende de la idea que se tenga sobre la vida y sobre el hombre. Una mentalidad eugenista, como la racista o la nazi, reclamará con Nietzsche la eutanasia “para los parásitos de la sociedad, para los enfermos a los que ni siquiera conviene vivir más tiempo, pues vegetan indignamente, sin noción del porvenir”.
una cultura de muerte, que suprime la vida al no reconocer el valor de la persona por sí misma
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Los niños con síndrome de Down, los enfermos mentales, los incurables o los pertenecientes a razas inferiores han de ser eliminados mediante la “muerte de gracia”. Pero, quien considera la vida humana como vida personal, don de Dios, descubrirá que la vida tiene valor por sí misma; posee una inviolabilidad incuestionable; no adquiere ni pierde su valor por situarse en condiciones de aparente descrédito por la vejez, inutilidad productiva o social. En su inviolabilidad nunca puede ser instrumentalizada para ningún fin distinto de ella. De aquí la condena de toda acción que tienda a abreviar directamente la vida del moribundo.
La socialización de la medicina La socialización de la medicina, sabemos que es un logro de nuestro tiempo, pero a la vez es otro problema que trae consigo una serie de implicaciones políticas y económicas con graves consecuencias éticas. Desde el momento en que se destinan inmensas sumas de dinero a la asistencia médica para todos, se opera una elección de destino de los fondos según los criterios de costos beneficio, instaurándose una política sanitaria con todos los riesgos correspondientes.
razón creadora Ante el aumento de la población anciana, con la prolongación de curas costosas de enfermedades que el progreso de la medicina consigue muchas veces, más que sanar, prolongar indefinidamente; ante criterios eudemonísticos búsqueda del bienestar, placer, felicidad, goce de la vida y utilitaristas, la política sanitaria corre el riesgo de inclinarse hacia programas que van contra la persona, instaurando la llamada eutanasia social. Estos criterios ya han dado sus frutos en el aborto selectivo practicado en algunas naciones con el screening masivo: se eliminan los fetos con malformaciones, porque son una carga económica para la sociedad; por ello, la misma sociedad financia las diagnosis prenatales de las personas propensas a estos riesgos. Esto se presenta como prevención de enfermedades hereditarias. De este modo, la bioética afecta no sólo a los médicos, sino a los administradores sanitarios y a los políticos de la sociedad.
La consecuencia primera de esta mentalidad es el abandono de los enfermos incurables e improductivos para la sociedad, con la evidente discriminación en base a la utilidad económica del presupuesto sanitario. Los recursos económicos de la seguridad social se reservarían, prevalentemente, para aquellos enfermos que, una vez sanados, pueden volver a la vida productiva y no a los ancianos o enfermos incurables. Es la llamada “eutanasia social”, que contradice precisamente la dimensión social del hombre. Por ello y en conclusión, nada ni nadie puede autorizar la muerte de un ser humano inocente, feto o embrión, niño o adulto, viejo, enfermo incurable o moribundo. Nadie, además, puede pedir este gesto homicida para sí mismo o para otro a él confiado; ni tampoco puede aceptarlo explícita o implícitamente. Ninguna autoridad puede legítimamente imponerlo ni permitirlo. Se trata, en efecto, de una violación de la ley divina, de una ofensa a la dignidad de la persona humana, de un crimen contra la vida, de un atentado contra la humanidad. bn
La socialización de la medicina, sabemos que es un logro de nuestro tiempo, pero a la vez es otro problema que trae consigo una serie de implicaciones políticas y económicas con graves consecuencias éticas.
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Luis Losada Pescador | Periodista
• Una tesis doctoral recoge los testimonios de madres sobre cómo fueron informados de que su hijo era síndrome de Down • Tras la Ley Aído se han incrementado los cribados y se ha reducido el número de Downs nacidos. Madrid, 21 de marzo de 2016. Una reciente tesis doctoral recoge los testimonios de 352 madres de niños con síndrome de Down menores de 11 años de toda España. La mayoría relata incapacidad de los profesionales sanitarios para dar la primera noticia. “No están preparados ni formados”, concluyen. “Cuando me iban a entregar al niño, abrieron la puerta de la habitación a la mitad, metieron la cuna del niño, y me dijeron: ‘su hijo tiene un síndrome’; y cerraron la puerta”, señala una de las madres. Otras relatan hasta reproches: “A las pocas horas de nacer mi hijo una enfermera me preguntó que cómo había dejado que naciera mi hijo, con los adelantos que hay ahora”, apunta otra. “Me criticaron en el paritorio por no haberme hecho la amniocentesis”, lamenta otra.
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La autora de la tesis, la pedagoga Teresa Vargas Aldecoa, lamenta la ausencia de información sobre la prueba diagnóstica y la “deficiente” información post-parto. “Lo que pedimos es una información equilibrada; los médicos saben mucho de patologías, pero quizás no saben el bien que hace un niño Down en una familia. Sin esa información, su mensaje es sesgado y por tanto, el consentimiento de la madre no es plenamente libre”, señala.
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“Es como si el farmacéutico sólo me informara de los efectos secundarios de un fármaco; obviamente no me lo tomo”, añade. El resultado es un descenso “significativo” en la cifra de Downs. Según el estudio Epidemiológico de Malformaciones Congénitas (ECEM) elaborado por el gobierno la cifra de Downs entre 1980 y 1985 era del 14,78 por cada 10.000 partos. Dicha cifra bajó al 10,04 de 1986 a 2009. En el 2010 fue del 7,23 y en el 2011 –último dato oficial- del 4,84. “Estos descensos son atribuibles, fundamentalmente, al impacto de la IVE en una cierta proporción de gestaciones en las que tras el diagnóstico del defecto en cuestión (impacto directo), u otros a los que éste se asocie (impacto indirecto), los padres deciden interrumpir la gestación”, concluye el informe epidemiológico.
Down, una bendición en la familia…
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“sólo si los padres reciben una información adecuada, completa y equilibrada pueden tomar una decisión plenamente libre”. La cifra de abortos por malformaciones congénitas del European Surveillance of Congenital Anomalies (EUROCAT) se situó en 46,16 por cada 10.000 en el 2010. “Es decir, 10 veces más que los nacimientos”, concluye Vargas. La explicación cabe encontrarla en la LO 2/2010. La experta en Derechos Humanos de la Universidad Complutense, Carmen González Marsal, denuncia que en los supuestos eugenésicos de la Ley Aído “ni siquiera habrá que informarle antes de que aborte sobre los derechos y prestaciones de las personas con discapacidad ni sobre las asociaciones de apoyo a estas personas”. La experta también critica que en el supuesto eugenésico no haya plazo de reflexión como en el aborto a petición, y lamenta que “la ley parezca haber olvidado la posibilidad de que la mujer siga adelante con el embarazo y finalmente de a luz a su hijo enfermo”.
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Pero Vargas cita más elementos que explican el descenso significativo de Downs. En primer lugar, el incremento de las pruebas de riesgo. Entre el 2002 y el 2010 un 50,4% de las madres estudiadas se hicieron las citadas pruebas. Sin embargo, entre el 2011 y el 2013 la cifra se incremento al 69,2%. “Y probablemente haya subido en los últimos años porque la Sociedad Española de Obstetricia y Ginecología (SEGO) publicó en el 2012 unas directrices sobre cribado de anormalidades cromosómicas fetales”. Sin embargo, la tesis se centra en la comunicación del diagnóstico de síndrome de Down en los profesionales sanitarios. ¿La conclusión? Casi la mitad de los profesionales presionaron a las madres para que abortaran. “Al dar la noticia, el médico me citaba para el día siguiente volver y abortar. No quedaba plazo legal para hacerlo. Fue monstruosamente frío”, confiesa una de las madres estudiadas. “El genetista dio por hecho que iba a interrumpir el embarazo. El ginecólogo me reservó cita para hacerme la amniocentesis sin preguntarme si quería hacerla”, señala otra. “Es una presión inaceptable. Down España, Down Madrid y la Fundación Talita –que han colaborado en la tesis- están pidiendo un protocolo de comunicación en donde las asociaciones y los padres jueguen un papel destacado”, señala Vargas. La doctora concluye que “sólo si los padres reciben una información adecuada, completa y equilibrada pueden tomar una decisión plenamente libre”. bn
razón creadora
Gloria María Tomás y Garrido
La encíclica Laudato Si marca retos de gran calado teológicos, morales y tecnológicos para encauzar la armonía entre la persona y su hábitat -el mundo, la casa común-. Con ella, el término acuñado por San Juan Pablo II “la conversión ecológica” adquiere nueva actualidad, de modo que el cuidado del medio ambiente
constituya un compromiso común de todos y de cada uno de los habitantes de la tierra, principalmente, de los países desarrollados. Francisco conduce al lector a considerar la unidad del saber, reivindicando la luz de la fe (LS 62-64) y pidiendo verdad y sabiduría para el progreso científico (LS 105,107). A LA BÚSQUEDA DE LA BELLEZA
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aldea planetaria Guillaume Derville , que sugiere leer la LS “como se miran los primeros lienzos de Brueghel, con sus enjambres de personajes; pero en este caso no sólo los pueblos y el mundo rural son los que aparecen ante nuestros ojos: están, además la ciudad, la calle, y también la montaña y el mar; una humanidad real, feliz e infeliz, a menudo en rebelión contra la creación, humanidad pobre y a veces alegre al mismo tiempo. Después, como sucede en la obra del pintor flamenco, es la persona, cada una, única, cuyo rostro “reflejo de la Trinidad” (LS 239) se descubre poco a poco”.
ayudarles a descubrir la belleza en su vocación, en su vida, en todo (recordemos belleza -Kalós- y llamada -Kaleo-; al iluminar la vocación se embellece todo, lo que no significa que desaparezcan los males de toda índole, sino que se trascienden). Julián Marías afirmaba la seriedad de la belleza, pues cuando se aprehende, va de dentro afuera, es más que nada expresión de la vitalidad, de la personalidad, de fuerza interna… el medio más eficaz de comunicación . Datos que me anima para sugerirla en la formación de los jóvenes.
REDESCUBRIR LA UNA LLAMADA A LOS BELLEZA EN LA JÓVENES PERSONA Y EN EL Desde esta perspectiva temas, aparentemente más periféricos, deben cumplir una función MUNDO importante, que en principio se plantea lenta y quizás ardua, para involucrar en los objetivos de la LS, también a la gente joven del mundo desarrollado. Son los jóvenes, de ahora los que vengan, a los que San Juan Pablo II, reconociendo sus ambigüedades animaba con estas bellas palabras: “Ahora más que nunca es urgente que seáis los “centinelas de la mañana”, los vigías que anuncian la luz del alba y la nueva primavera del Evangelio, de la que ya se ven los brotes. La humanidad tiene necesidad imperiosa del testimonio de jóvenes libres y valientes, que se atrevan a caminar contra corriente y a proclamar con fuerza y entusiasmo la propia fe en Dios, Señor y Salvador” . Existe también esta llamada a los jóvenes por parte Benedicto XVI Y por supuesto, el Papa Francisco: “Si de verdad dejáis emerger las aspiraciones más profundas de vuestro corazón, os daréis cuenta de que en vosotros hay un deseo inextinguible de felicidad…”, Nuestros grandes Papas confían en los jóvenes, y sus desafíos abren muchos horizontes, uno de ellos, que emana de sus palabras es
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Sugiero enfocar todas estas buenas posibilidades de la juventud, y sus inquietudes, en este aspecto atractivo y algo olvidado, el de la belleza, -que el hombre añora y el mundo tiene- y a la que estamos llamados a vivirla, gozarla y custodiarla. Así lo afirma expresamente el Papa citando a Santo Tomás de Aquino (LS 80):” La naturaleza no es otra cosa sino la razón de cierto arte, concretamente el arte divino, inscrito en las cosas, por el cual las cosas mismas se mueven hacia un fin determinado. Como si el maestro constructor de barcos pudiera otorgar a la madera que pudiera moverse a sí misma para tomar la forma de barco”. Dios, a través de la contemplación de la naturaleza, ha facilitado que el hombre le descubra a Él. Es necesario, es recuperable, la sensibilidad estética, pero, tal como experimentó Simone Weil, “la belleza sólo se revela a la persona que vive con atención”. Acerca de este modo de pensar -y de interés en nuestro trabajo- se relata en la bibliografía que citamos la sugerente historia real.
aldea planetaria En Nueva York se realizó un experimento, aprovechando que un célebre músico celebró un concierto de violín que resultó extraordinario, y que además fue ejecutado por un maravilloso Stradivarius. Al artista le propusieron que tocara esas mismas piezas en el metro de Nueva York al día siguiente, pero disfrazado con ropas andrajosas de mendigo. Estuvo toda la mañana, recogió unos treinta dólares y sólo dos personas se pararon a escuchar más de un minuto. Al terminar, relató que estaba impresionado porque había recibido una lección impagable: lo extraordinario puede estar pasando a nuestro lado y podemos no darnos cuenta si nos falta ilusión, capacidad de fijar la atención para descubrirlo.
Dios, a través de la contemplación de la naturaleza, ha facilitado que el hombre le descubra a Él. A LA BÚSQUEDA DE LA BELLEZA
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Sören Kierkegaard, ya señalo hace casi doscientos años: “Si observamos el estado actual del mundo, habría que decir: es una enfermedad; y si yo fuera médico y alguien me preguntara: ¿Qué crees que hay que hacer?, le respondería: lo primero, la condición indispensable para que se pueda hacer algo, es decir, lo más urgente que habría que hacer es: crea silencio; introduce el silencio (…) ¡consigue silencio!” Es ilustrativo también considerar la belleza del mundo natural ha sido captada no sólo por filósofos, o por los ecologistas, sino también por poetas, pintores… Recuerdo en la obra
del más dramático de los pintores flamencos, -Vander Weyden- que se propuso un nuevo ideal de belleza basado en la transmisión de los sentimientos, la belleza de lo patético. Y en su Descendimiento fue capaz de pintar el reflejo de una lágrima. En todos los ejemplos expuestos, la belleza se cita en su sentido prístino y, por ello, lo bello, que junto a lo bueno y a la verdad conforman el ser, siempre dice, y siempre distinto. En así como parece muy interesante formar y conformar a la juventud.
La naturaleza no es otra cosa sino la razón de cierto arte, concretamente el arte divino, inscrito en las cosas, por el cual las cosas mismas se mueven hacia un fin determinado. 68
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LA BELLEZA EN LA “LAUDATIO SI”
REFLEXIONES FINALES
La Encíclica consta de 246 puntos; se habla expresamente de belleza en 36 puntos. Son los siguientes, distribuidos del siguiente modo: Introducción (5); Capítulo I (4); Capítulo II (11); Capítulo III (11); Capítulo IV (3); Capítulo V (I); Capítulo VI (9). Invito al lector a descubrirlos. No me resisto y copio uno de los más bonitos, el 241 dedicado a la Santísima Virgen. Dice así: “Ella vive con Jesús completamente transfigurada, y todas las criaturas cantan su belleza. Es la Mujer « vestida de sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza » (Ap. 12,1). Elevada al cielo, es Madre y Reina de todo lo creado. En su cuerpo glorificado, junto con Cristo resucitado, parte de la creación alcanzó toda la plenitud de su hermosura… Por eso podemos pedirle que nos ayude a mirar este mundo con ojos más sabios”.
Se ha dicho que la belleza desinteresada se ha despedido sigilosamente y de puntillas del mundo moderno de los intereses. Hay una parte grande de verdad; precisamente por ello, en estos momentos de vacío, que tanta inestabilidad arrastran, volver a descubrir la belleza de Dios, de la persona y del mundo es ya una anticipación de la felicidad del cielo. Trabajar también así la LS se nos presenta una ocasión magnifica de ayudar a los jóvenes a que descubran la fuente de todas las bellezas y, desde El y hacia Él caminen en esta tierra, el hogar global de todos; pues firmes en la condición radical de hijas e hijos de Dios, encontramos, y encontrarán, en la belleza de la obra divina, un espacio común para dialogar y trabajar, y que se convierta en un enclave natural donde “nos unimos para hacernos cargo de esta casa que se nos confió” (LS 244). bn
A nuestros suscriptores Estimados lectores de Buenanueva, como sabéis nuestra Asociación Canónica Bendita María es asociación sin ánimo de lucro y los que trabajan en ella lo hacen desinteresadamente. Nuestro única finalidad es anunciar el Evangelio de Jesucristo a través de este medio y así llevamos 10 años con la ayuda de Dios. El precio de la suscripción es de 25 € al año, muy reducido como sabéis para la calidad que tiene nuestra revista. Desgraciadamente esta cantidad ya no nos llega, pues los costes de papel, impresión, encuadernación, etc. suben y Buenanueva lleva 5 años manteniendo el mismo precio. Es por eso que queremos informaros que no tenemos más remedio que subir la suscripción a 30 € al año. Apesar de ello sigue siendo muy barata en relación a otras publicaciones de las mismas características. Agradecemos vuestra comprensión, ayuda y colaboración y esperamos seguir siendo un instrumento dentro de la Iglesia para anunciar el Reino de Dios. Jorge L. Santana
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Ramón Domínguez
Director de la extensión dominicana del Pontificio Instituto Juan Pablo II
Jesús no viene a abolir la ley, sino a darle cumplimiento. El amor intachable de Dios se ha vuelto la medida de nuestra vida, el mandamiento nuevo. La santidad de Dios y su llamada a la humanidad nos llegan en la Ley llevada a su plenitud por Cristo, pero esta nueva ley no nos conduce al miedo de la justicia implacable. Nos sitúa ante Dios mismo, que cargó con todas nuestras culpas. Pero nadie puede cumplir por sí mismo la voluntad de Dios en toda su profundidad. El Sermón de la Montaña es un claro reflejo de la justicia de Dios y una crítica contra la imperfección humana. Jesús no excusa el pecado,
como con la mujer adúltera, pero Él carga con el pecado y justifica al pecador. Ante una situación similar, Mahoma ordenó la lapidación de una adúltera embarazada después de haber dado a luz al bebé. Aquí se muestra el abismo entre el Islam y el Cristianismo. La ley divina debe cumplirse. Un perdón sería causa de nuevas equivocaciones. Pero como Jesús soportó el juicio de Dios sobre nosotros, tenía la autoridad para perdonar el pecado. Mahoma rechazó la cruz de Cristo. Sólo quedaban la ley y la justicia. Pone a sus seguidores bajo la ley, mientras que el cristiano permanece libre de la ley.
Jesús no viene a abolir la ley, sino a darle cumplimiento.
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Cuando el cristianismo llegó a ser religión de estado, se intentó establecer una justicia global sobre una base cristiana, pero los intentos de conciliar justicia romana con el Sermón de la Montaña han sido inútiles. ¿Cómo podría un estado subsistir siguiendo literalmente el “no os resistáis al mal”? Mahoma ordenó, por el contrario, la guerra santa en el nombre de Alá y puso la espada en las manos de sus seguidores. Cristo promovió la no violencia y el amor a
los enemigos y el perdón como norma absoluta. En esta tierra, a pesar de los intentos de la cristiandad, no se puede establecer el Reino de Dios, vendrá con Cristo. En este tiempo, la ley de Cristo es nuestra posesión y consuelo; nos ayuda a vencer nuestra debilidad y llevar a cabo actos de amor, con la ayuda de la gracia. Nadie puede cumplirla a plenitud, es nuestro fracaso permanente, pero el cristiano vive de la justicia de la cruz, no de la suya propia.
Mahoma ordenó, por el contrario, la guerra santa en el nombre de Alá y puso la espada en las manos de sus seguidores. Cristo promovió la no violencia y el amor a los enemigos y el perdón como norma absoluta.
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La moral islámica La moral musulmana está basada en el más puro nominalismo, por el que las acciones humanas no están admitidas o prohibidas porque sean buenas o malas, sino que son buenas porque así lo determina Alá, o son malas porque están prohibidas. La moral está alejada del derecho natural y anclada en el positivismo, por lo que tampoco deja mucho margen para el diálogo o la confrontación, pues no hay ninguna base común desde la que partir. Si la moralidad de los actos depende exclusivamente de la voluntad omnímoda de Alá, que manda lo que quiere y prohíbe lo que le parece sin consideración alguna a la razón de las cosas, queda rota la ligazón de los actos morales entre sí, puesto que éstos no están ordenados a una finalidad, como podría ser el bien de la persona o el fin último al que aspira el hombre; el acto presente no asume el pasado ni prepara el futuro, sino que cada acto es autónomo y queda aislado en el momento presente. Lo que cuenta, entonces, es el cumplimiento externo del precepto sin que importe su intención o finalidad. Nos encontramos ante una moral de actos y de casos, por lo que el derecho y la casuística privan sobre la virtud. La discontinuidad de los actos nos conduce a una moral en la que sólo los actos son tomados en consideración. La moral musulmana cae en una situación similar a lo que era la moral farisaica, tan duramente criticada por Jesús, del que Mahoma se declara seguidor y suplantador. Moral de actos o de casos, que responde a una pasión primitiva: la voluntad
de la afirmación de uno mismo respecto de lo que no es él mismo, anteponer la preeminencia de la libertad sobre el conocimiento, de exigir la plena autonomía, rechazando toda dependencia, norma o ley que no proceda de uno mismo, lo que conduce indefectiblemente a la arbitrariedad, ya que se produce una total ruptura entre libertad y razón1. Las cosas no son buenas o malas porque se ajusten o no a lo que es bueno o razonable, puesto que lo bueno o lo malo lo determina la pura libertad, con lo que, en el fondo, se elimina la misma libertad, puesto que ésta se defiende por la autoposición en la más simple arbitrariedad. El campo de la moral es el de la voluntad que se impone, la ley, el mandamiento y la obediencia. No importa el contenido racional de los preceptos, sólo saber si han sido dictados por una autoridad que tiene el poder de hacerlo. La razón que intente buscar el porqué de lo dado queda inmediatamente desautorizada. Por ello, quedamos sometidos a la dictadura de la ley sin posibilidad de escape. Este panorama que podemos reconocer fácilmente en el laicismo occidental anclado en la dictadura del relativismo2, es el que se da, así mismo, en la moral islámica que se debe a su representación de Dios. No se reconoce su sabiduría, verdad o bondad, sino sólo su voluntad absoluta y soberana, que se identifica con el ser de Dios, absolutamente libre. Nada puede limitar esa libertad ni hay naturaleza alguna creada que pueda restringir su acción u orientarla.
1 Si priva mi libertad en contra del conocimiento y de la razón, me quedo sin saber quién soy yo realmente, o no soy nada mas que un animal evolucionado sin futuro alguno o muy limitado por la muerte, hago, entonces, lo que quiero, pues ninguna finalidad me ata; pero hacer lo que quiero me avoca a la dictadura porque al no haber razón, ni bien o mal, se impone la voluntad del más fuerte. Algo similar ocurre en el Islam, sólo que aquí quien priva es la absoluta libertad de Alá que se me impone al margen de la razón, por lo que no debo escudriñar, sino tan sólo obedecer. 2 Los extremos se tocan. Nos enfrentamos a dos posturas igualmente intransigentes y dictatoriales: el relativismo laicista de pensamiento único y el fundamentalismo islámico. Ambos parten paradójicamente de los mismos principios: la ausencia de un proyecto común, de un sentido de las cosas y de la existencia humana, ya que para el relativismo occidental no hay un Dios que dé sentido a lo que es por lo que no hay naturaleza y el hombre se determina a sí mismo según su voluntad; mientras que para el Islam, si bien confiesa a un Dios creador, éste determina todas las cosas no por una razón acorde con el ser creado, sino según su arbitraria voluntad, que el hombre es incapaz de escrutar. Nos encontramos ante dos hermanos gemelos, que se oponen entre sí, pues uno defiende la absoluta arbitrariedad de la voluntad humana y el otro la absoluta arbitrariedad de la voluntad divina. Uno y otro nos avocan a la dictadura.
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La moral musulmana está basada en el más puro nominalismo, por el que las acciones humanas no están admitidas o prohibidas porque sean buenas o malas, sino que son buenas porque así lo determina Alá, o son malas porque están prohibidas. Jesucristo y la ley
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aldea planetaria La ley moral es la manifestación de la voluntad de Dios, pero Dios permanece perfectamente libre respecto de esta ley y de sus preceptos, que puede transgredir o cambiar cuando guste 3. No queda más alternativa - pues la voluntad de Dios se impone necesariamente sobre la de sus criaturas - que someterse a sus mandatos, de ahí el nombre de Islam que caracteriza a la religión fundada por Mahoma. Todo muy lejos de la libertad cristiana, fruto del Dios-amor que crea libertades y que no busca siervos sino amadores. Podríamos parafrasear aquí la queja de S. Pablo a los Gálatas, olvidados de la gracia de Cristo para caer en las redes de la ley: “Me maravillo de que abandonando al que os llamó por la gracia de Cristo, os paséis tan pronto a otro evangelio… Si alguno os anuncia un evangelio distinto del que habéis recibido, ¡sea anatema!”. Esto mismo habría que decir de Mahoma, que anuncia otro evangelio, pero ni siquiera es evangelio sino vuelta a la esclavitud de la ley. La carta a los Gálatas representa una certera crítica por anticipado de lo que es la moral islámica. Ésta, desprovista de todo recurso a la razón, lleva a la imposición sin más de sus preceptos y, por exceso, al rigorismo sin paliativos, pues una moral basada en una serie de preceptos que no admiten discusión, no puede ser flexible o libre, sino que se muestra sumamente rígida. No hay matices, sino fidelidad o infidelidad sin más, todo está
sometido a un estricta relación de normas, prescripciones o prohibiciones que afectan a todos los ámbitos de la existencia; algo similar a lo que ocurría, y sigue ocurriendo, en la ley farisaica con sus más de cuatrocientos preceptos. La conclusión lógica de una moral que se rige por preceptos que no se discuten ni razonan, es la tendencia a imponerla en toda la sociedad, incluso por la fuerza. Es lo que nos confirma la evidencia histórica. La ley islámica, la sharía, es la única ley que ha de aplicarse a todos, social y políticamente, extensible a todas las naciones, con el recurso a las armas si es necesario. Por ello, la jihad o guerra santa, es un instrumento, a veces necesario. La ley islámica entra necesariamente en conflicto con cualquier legislación que no se atenga a sus principios, principios a los que no están dispuestos a renunciar aunque estén en minoría en los países occidentales, y que intentarán imponer por la fuerza, cuando tengan posibilidad de hacerlo. bn
Si la moralidad de los actos depende exclusivamente de la voluntad omnímoda de Alá, que manda lo que quiere y prohíbe lo que le parece sin consideración alguna a la razón de las cosas, queda rota la ligazón de los actos morales entre sí
3 Cf. al respecto: S. PINCKAERS, Las fuentes de la moral cristiana, Pamplona2 2000. En especial, “La libertad de indiferencia en el origen de la moral de la obligación”.
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La moral musulmana cae en una situación similar a lo que era la moral farisaica, tan duramente criticada por Jesús, del que Mahoma se declara seguidor y suplantador. Moral de actos o de casos, que responde a una pasión primitiva: la voluntad de la afirmación de uno mismo respecto de lo que no es él mismo
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Conviene leer despacio las divergencias Islam/ Cristianismo, y las dogmáticas de ambas religiones. Es la búsqueda de la verdad y no la mera confrontación ideológica lo que mueve al autor. El texto invita a una reflexión que tiene en cuenta el desarrollo teológico y filosófico de ambas religiones a lo largo de su historia.
Entre Islam y Cristianismo Autor: Ramón Domínguez Balaguer PVP: 17,90 € Nº Pag: 296 Pedidos:
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Introducción I Primera aproximación - 1.ª parte Jesús Esteban Barranco
Para empezar, debo constatar cuánta ignorancia anida en mi (nuestro) corazón, a la vista de las más de doscientas veintidós fuentes consultadas, que recoge mi buen amigo Adolfo Yáñez López en su libro Heterodoxos y olvidados.2 Él mismo me aconseja dos obras de dos sacerdotes jesuitas, profesores de Universidad: uno se llama José Antonio Ferrer Benimelli, cuya producción literaria podemos ver en Google (entrada por su nombre), y el otro se llama Pedro Álvarez Lázaro (entrada también en Google por su nombre), ambos muy expertos y conocedores de todos los intríngulis que giran en torno a la masonería, en cuanto son reconocidos masones los dos: el primero de ellos pertenece al Gran Oriente de Francia.3 César Vidal, por su parte, en su libro que citaremos después, deja constancia de más de quinientas obras, libros, artículos periodísticos, ensayos…, que nos sumen en la ámbito poderoso de la masonería y nos hacen tomar
conciencia en el reconocimiento de nuestra cortedad intelectual, y, especialmente, el las escasas experiencias vitales. Normalmente sobrevolamos por encima de todo, llevándonos a una enorme ignorancia que fabrica en nosotros la indiferencia, pasando de todo, al tiempo que juzgamos ese todo: más que vivir, la mayoría de la gente se deja vivir, viviendo al margen de todo lo que somos, incluso de sí mismo. El prologuista del primer libro citado de Adolfo Yáñez, Serafín de Tapia Sánchez, dice: «Partiendo de estas páginas y trascendiendo al ámbito local [Ávila], veremos cómo el proceso histórico se ha ido lentamente configurando como resultado del enfrentamiento entre la inquietud por la utopía y el conservadurismo del satisfecho, como resultado también del choque de la razón colectiva con los intereses particulares, de la oposición de la voluntad de dominio de los poderosos y
1 Los franceses han acuñado el término aproche para indicar el abordaje de un tema concreto, tratando de reunircuanto se relacione con él en un primer momento. Está bien, pero he preferido usar la palabra introducción porque, como en la introducción, de una pieza musical, tocamos aquí muchos puntos sobre la masonería. 2 Editorial Cuadernos del Laberinto, Madrid, tercera edición, septiembre de 2011, 400 páginas. 3 Por cierto, ninguno de los dos figura en la reseña bibliográfica de su libro, como tampoco aparece el término “masón» o “masonería» en su libro posterior, Palabras que no lleva el viento. Reflexiones laicas (Editorial Cuadernos del Laberinto, Madrid, segunda edición, agosto de 2015, 372 páginas). Tampoco tenía por qué reseñarlas.
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aldea planetaria de los sueños de los poetas. Incluso del reto entre los que disfrutan la alegría de vivir y quienes cultivan el cilicio en «este valle de lágrimas»». Para quienes conocemos a Adolfo, esta es una magnífica exposición de cómo es él, el utópico, el poeta, etc. (o.c., 11). Si hubiera de obtener la opinión de un miembro de la masonería sobre este libro, él me diría —me lo ha dicho efectivamente—: «Me ha parecido una obra más de las numerosísimas escritas por un sector de la Iglesia Católica que necesita ver en nuestra Orden un chivo expiatorio al que cargar con la culpa de cuantos males acontecen en el mundo y... de cuantos males se sufren aun dentro de la propia Iglesia. […] Hay otro sector en el Catolicismo, afortunadamente, que me parece más ecuánime, más inteligente, más y mejor informado. Por hablarte de hechos muy recientes, pienso ahora, por ejemplo, en el cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Colegio Pontificio para la Cultura, que acaba de publicar en el diario italiano Il Sole 24 ore un extenso artículo en el que llama al diálogo entre la Iglesia Católica y los «queridos hermanos masones», un diálogo basado en los valores comunes de ambas instituciones, como el sentido de la comunidad, la beneficencia o la defensa de la dignidad humana. Más adelante hablaré de esto.
Estamos acostumbrados a esas dos corrientes tan opuestas en el Vaticano y fuera de él. A la más ultramontana, la respetamos, la escuchamos y... pasamos de sus irracionales fobias. De la otra, de la más sensata y prudente, incluso hemos recibido en nuestras logias miembros con los que no solo nos entendemos a la perfección, sino de quienes nos enriquecemos con sus aportaciones y con su forma de entender el Misterio, el hombre, el cosmos, etc.».
Nos encontramos, pues, frente a un dilema que, según parece, ha dado resultados diversos muy contradictorios: es como si el asado, para unos estuviera bien hecho, mientras para otros falta lo esencial para lograrlo
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aldea planetaria Nos encontramos, pues, frente a un dilema que, según parece, ha dado resultados diversos muy contradictorios: es como si el asado, para unos estuviera bien hecho, mientras para otros falta lo esencial para lograrlo; es decir, es un auténtico problema de fe, que es como adentrarse en un terreno que tiene y exige una relación con Dios o no se da una explicación del Universo y del Ser, cosa que, por otra parte, los masones reivindican a toda costa ,buscando cada cual su divinidad Además de esa posibilidad de que exista tal explicación, también el sentido común nos pide aceptar una participación de gente culta, experimentada en la vida, lo social, en lo económico y en la filantropía, donde —hay que presuponerlo—, muchos masones estén más adelantados que muchos católicos en los distintos ámbitos de la cultura en general.
frase que dio mucho que hablar y escribir, para que estuviéramos prevenidos contra los profetas profanos y la fe irracional de la ciencia. ¿Se estaba aludiendo, de alguna manera, al mundo masónico, porque se decía que había eclesiásticos que se habían adherido a la masonería? Esto lo veremos en el capítulo siguiente, a propósito de un libro que se publicó en el año 2005, titulado El Vaticano contra Dios,4 levantando tal polvareda espesa y sucia que dejaba al descubierto la impiedad y desmanes de la jerarquía o sacerdotes, dando pie así para poder entender qué demonios se habían colado por aquellas grietas de la Iglesia, quien pidió que fuera retirado el libro, cuyo título parecía gozar de cierta veracidad, sacando a luz las vergüenzas del clero y sus errores, como por ejemplo la pederastia.
Ese dilema es, concretamente, la diferencia de polos opuestos en el ámbito de las «religiones» las diferencias entre masón o católico. El Señor nos lo advirtió: «El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama» (Lc 11,23): ¿quién tiene fe o no la tiene? Fue el Papa Pablo VI el que, en su homilía en la fiesta de San Pedro y San Pablo de 1972, pronunció aquella frase de «por alguna grieta ha entrado el humo de Satanás en el templo»,
El anciano cardenal de entonces Virgilio Noé, de ochenta y seis años, que había sido Maestro de las Celebraciones Litúrgicas con Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II, quiso dar explicaciones sobre el sentido de ese humo de Satanás, diciendo que el Papa se dirigía a aquellos eclesiásticos —incluidos no pocos altos cargos de la jerarquía—, que con sus abusos «no rendían culto al Señor celebrando mal Santa Misa a causa de una errada interpretación y aplicación del Concilio Vaticano II».5
4 AA.VV., Editorial ZETA BOLSILLO, Barcelona 2005, 352 páginas. 5 Ver la entrevista que le hicieron en
http//la buhardilla-de-jeronimo.blogspot.com.es//2008/05/qu-es-el-de-satans.hyml.
6 Entresaco algunos párrafos de Pablo VI: “una potencia hostil ha intervenido […] Nosotros creemos que un ser preternatural ha venido al mundo precisamente para turbar la paz, para ahogar los frutos del Concilio ecuménico, y para impedir a la Iglesia cantar su alegría por haber retomado plenamente conciencia de ella misma [alude a la Constitución sobre la Iglesia, la Lumen gentium], sembrando la duda, la incertidumbre, la problemática, la inquietud y la insatisfacción»: ver textos de Adolfo Royo Mejía, sacerdote y vicario de la diócesis de Getafe (Madrid) del 5 de diciembre de 2009, en http//infocatólica.com/blog/historiaiglesiglesia/205053-la-reforma-liturgica-iv-pablo. ¿Acaso no esta englobada, en ese humo de Satanás, también la masonería en su oposición frontal contra la Iglesia?
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aldea planetaria Pablo VI ya había sido muy explícito sobre la existencia del demonio,6 causante de tantos males y aceptó gustosamente la reforma de la liturgia del Concilio [se refiere a la Constitución Sacrosanctum Concilium], pero le dolió mucho comprobar cómo los curas celebraban la Eucaristía, según sus propios criterios, saltándose el ritual del Misal Romano, suprimiendo o aumentando palabras y gestos, a veces, extravagantes, caprichosos, estrafalarios y hasta grotescos. Sin embargo, el padre Gabriel Amorth, el respetable y reconocido exorcista de Roma, dejó constancia de su convencimiento, en su lucha contra el demonio, de los males que estaba causando en la Iglesia en tantos miembros, en los que ese humo de Satanás, había seducido a tantos eclesiásticos en los que se deben incluir aquellos adeptos a la masonería.7 bn
Ese dilema es, concretamente, la diferencia de polos opuestos en el ámbito de las «religiones» las diferencias entre masón o católico. El Señor nos lo advirtió: «El que no está conmigo está contra mí
Continuará
Estas páginas están plagadas de simbolismos misteriosos, de referencias a sociedades secretas y de un anecdotario realmente sugestivo. Rechazando tanto maniqueísmos integristas como complejos que incitan a los fieles a vivir según el mundo, este ensayo intenta profundizar en las causas de tal confrontación y, sobre todo, en el para qué de la misma. Un para qué al que se responde de forma clara y concisa en este libro.
Masonería. Una reflexión cristiana
Autor: Gerardo López Laguna ISBN: 978-84944505-7-0 Nº Pag: 135 PVP: 13,90 € Pedidos: www.buenanueva.es Telf.: 91 759 79 68
7 Así lo declara en la entrevista que le hicieron en 2001: http//idd09zz.eresmas.net/doc.43hml.
Masonería
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nueva estética
Siempre me cautivó la arquitectura de Gaudí (1852-1926). Ya estando en la Escuela de Arquitectura, un grupo de alumnos hicimos un viaje para conocer de primera mano el modernismo catalán, que en Barcelona tiene sus mejores obras. Sin embargo, todos veíamos que los edificios de Antonio Gaudí se diferenciaban del resto. Se los ha agrupado en ese movimiento por la zona geográfica y tendencias del momento, pero yo creo que son incalificables; son, sencillamente, de Gaudí. Enrique Solana - Arquitecto
Hoy día, pasados 40 de años de aquella visita, miro a Gaudí de otra manera, no veo solo en él un arquitecto extraordinario, sino un hombre tocado por la gracia. De la admiración por el genial creador de formas, he pasado a la fascinación por el hombre atrapado por la fe, que desea comunicar a través del don fuera de lo común que Dios le concedió. Del prestigioso arquitecto que gustaba de participar en los actos sociales de la intelectualidad catalana del momento, al que, comenzando a conocerse a sí mismo, deja de sentir tal necesidad, y huyendo de la prisa se recluye en el ambiente silencioso de ponderada sabiduría de la “Sagrada Familia”, e incluso pide limosna por la calle para poder realizarla, hay un largo recorrido.
Antoni Gaudí
Arquitecto
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(1852-1926)
nueva estética
En la búsqueda incansable de la perfección formal, Dios mismo fue apareciendo en su vida como la personificación de la Belleza Suprema. La Sagrada Familia de Gaudí
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nueva estética
Construcción que
ilumina la oscuridad reinante En la búsqueda incansable de la perfección formal, Dios mismo fue apareciendo en su vida como la personificación de la Belleza Suprema. Mientras Gaudí modelaba la naturaleza con sus enigmáticos diseños, el Autor de la naturaleza, iba cincelando su alma, de forma que su propia obra, sobre todo, el Templo de la Sagrada Familia, acabó edificando la personalidad de Gaudí. Etsuro Sotoo, el escultor japonés que desde 1.978 trabaja en la Sagrada Familia, confiesa que los que construyen la obra son conscientes de que el templo los está construyendo a ellos. Trabajan duro pero sin prisa, porque saben hacia donde van y desean disfrutar del camino, y porque no buscan la eficacia, sino la perfección. Durante la construcción del edificio se están dando conversiones entre los trabajadores y visitantes, que aprenden allí a mirar no a Gaudí, sino a donde él miraba, al mismo Dios. El mismo Sotoo fue misteriosamente empujado desde su país de origen a la búsqueda de esta obra, a la que sintió debía entregarse en cuerpo y alma. En ella encontró la fe y recibió el sacramento del Bautismo en 1.991. Al descubrir en Jesucristo la perla preciosa, Gaudí renunció a otros encargos profesionales, para volcarse en la construcción del Templo, concebido como un puente entre la Tierra y el Cielo. La Sagrada Familia es también un faro, que desde el inicio de su construcción ilumina la oscuridad reinante y la iluminará en el futuro,
así lo veía el mismo Gaudí, quien decía que la auténtica construcción del templo no se ve, sino que está dentro de cada uno de los que lo observa, y que el único camino para construir el futuro es dejarnos construir a nosotros mismos. El visitante queda atrapado por una belleza que no se queda allí, sino que apunta a la belleza de Dios, haciendo presente que “la belleza salvará al mundo”.
El Templo de La Sagrada Familia en construcción
El autor, Enrique Solana con Etsuro Sotoo
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Belleza y verdad van de la mano
El arte vive del diálogo entre la obra del artista y quien la admira, y la belleza surge cuando el espectador no se limita a mirar y a coleccionar imágenes, sino cuando entra en resonancia con el objeto contemplado. Si la naturaleza se contempla así, aparece ante nosotros su auténtica belleza y se convierte en una Epifanía de la divinidad. Gaudí tenía esta capacidad de ver en la naturaleza su auténtica belleza y de entender el arte como la antesala de la revelación, su umbral. En esta obra, Gaudí hace de puente para que podamos, de su mano, descubrir el mundo maravilloso del amor de Dios, que se manifiesta en las cosas creadas y en los hombres. El lenguaje de estas piedras hace presente una arquitectura traspasada por la belleza del misterio cristiano. Ése es el sustrato que contagia cada uno de los espacios, los detalles, la luz, la atmósfera que se respira en el templo. Belleza y verdad van de la mano, no se pueden separar; la belleza del espacio no es aquí sino el reflejo de la Suprema Belleza que lo envuelve todo y que transforma el espacio en un lugar santo. Gaudí ha reflejado en esta obra el espíritu que él mismo ha contemplado y penetrado
previamente a través de la oración, la escucha y meditación de la Palabra divina. A través de todo ello ha sido conducido a la grandeza del Misterio y trasladado a la Jerusalén Celeste que canta el Apocalipsis, la morada de Dios con los hombres que aquí se hace presente. Se trata de un “templo expiatorio”, y como tal ha de nutrirse de sacrificios. Gaudí decía que solo tiene valor aquello que cuesta sacrificio, pero él mismo explicaba que el sacrificio hecho con amor no cuesta. El amor cambia la mirada de la persona y es la base del trabajo bien hecho. A veces, uno se sacrifica sin darse cuenta, eso sucede cuando el sacrificio viene precedido por el amor, esta forma de trabajar nos hace crecer interiormente.
La Sagrada Familia de Gaudí
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nueva estética
El templo que habla Si la fe viene por la escucha de la palabra predicada, este templo anuncia una palabra cincelada en piedra que debe ser contemplada con los ojos del corazón. La Sagrada Familia es un libro abierto orientado hacia el misterio cristiano fundamental: el misterio de la Santísima Trinidad. El Templo de la Sagrada Familia es un compendio sabio y profundo de Liturgia, de Espiritualidad y del Anuncio luminoso de la Buena Noticia del Evangelio; todo eso está expresado en la piedra. La piedra expresa un misterio que a su vez espiritualiza la piedra, la reviste de espiritualidad “Porque es preciso que esto que es corruptible se vista de incorrupción, y que esto que es mortal se vista de inmortalidad.” (1Co15,53) símbolo y función, de forma que un mismo elemento arquitectónico resuelve un problema de estabilidad, trasciende algún misterio y cumple una función, al tiempo que irradia belleza.
Durante la construcción del edificio se están dando conversiones entre los trabajadores y visitantes, que aprenden allí a mirar no a Gaudí, sino a donde él miraba, al mismo Dios. 84
Gaudí era totalmente consciente de que no vería terminada su obra, razón por la cual no la fue ejecutando de abajo a arriba por todos sus frentes a la vez. Quiso, en cambio, dejar un legado, un testamento de cada una de las partes más representativas para que los continuadores tuviesen un modelo y pudieran realizarla de acuerdo a la inspiración inicial. Así, aparte de dibujos y maquetas en yeso, dejó terminada la cripta, el ábside, una torre, la fachada del Nacimiento, la capilla
nueva estética del Rosario y una parte de lo que sería el claustro, entre aquella y el templo. Gustaba de pensar que las generaciones siguientes enriquecerían la obra con la variedad de los nuevos tiempos, dentro de la unidad del plan general. Carece de sentido esa idea que se extendió hacia los años 60 de dejar inconclusa la obra por respeto a Gaudí, ya que él mismo había indicado la conveniencia de su realización marcando la dirección a seguir. bn
En esta obra, Gaudí hace de puente para que podamos, de su mano, descubrir el mundo maravilloso del amor de Dios, que se manifiesta en las cosas creadas y en los hombres.
La Sagrada Familia de Gaudí
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Desde el Hilo al Tapiz Tapices tejidos en telar vertical o alto lizo
En el año 1980, empecé como aprendiz en talleres textiles de tejidos en telares artesanales y manuales; desde entonces, mi trabajo de tejedora ha ido marcando mi camino, dedicándome al estudio, investigación y elaboración de tejidos, de tintes naturales e hilaturas en sus diversas posibilidades y aplicaciones. En el proceso de elaboración de un tapiz tejido a mano, hilo a hilo, va unido el tiempo forjado día a día, trazando y entrelazando con hilos y otros materiales, paisajes y abstracciones paisajísticas. La naturaleza es mi fuente de inspiración, expresando en el tapiz mi intuición creativa, experimentando con los colores, texturas, formas y volúmenes en busca de luz y equilibrio; observando y viendo la belleza en todas la cosas. Su relación tan directa con la naturaleza, su proceso lento y costoso de elaboración, su complejidad y diversidad dan libertad de expresión a los tapices que tejo con paciencia y perseverancia, Intento rescatar el mundo del artesano tejedor, tejiendo para la continuidad del arte textil en todos sus ámbitos. El telar vertical o de alto lizo, es una de las herramientas más antiguas que se utilizaban para la elaboración de tapices y alfombras, como decoración y con el fin de cubrir paredes y suelos con tejidos que aislaran del frío a las casas; tejidos creativos y artísticos para dar luz y calor. Hay gran variedad de telares, cada uno de ellos tiene una técnica y una función diferente y la finalidad de todos es la misma: la tela.
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40 cm x 40 cm Técnica: telar de alto lizo Lino rústico Tintes naturales
40 cm x 30 cm s/t Técnica: telar de alto lizo Lino rústico, lino sin hilar y periódicos
35 cm x 55 cm El guardián Técnica. Telar de alto lizo Lana, lino rústico, seda sin hilar y liquen
30 cm x 35 cm s/t Técnica: telar de alto lizo Lana natural
Taller Textil Alhanna Nieves Echegaray Fraile | E-mail: talleralhanna@yahoo.es | Telf: 636 064 856
Desde el Hilo al Tapiz
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Victoria Escudero - Farmacéutica. Fundación López Quintás (Área de Docencia y Universidad)
En el interior del vagón 89725, el Padre Walter
y el Padre Nestrov aguardaron durante dos semanas de trayecto cruzar la frontera y llegar a Rusia. Aquel no era simplemente un destino geográfico, sino el destino de misión espiritual para el que, durante años, se habían preparado. La mayoría de sus compañeros de viaje eran judíos huidos de Polonia ante la inminente invasión nazi.
Tren hacia una nueva vida Familias enteras constituidas por los integrantes de varias generaciones dejaban atrás sus raíces para comenzar una nueva vida. Las escasas pertenencias con las que podían cargar apenas constituían seguridad alguna para quienes se sentían arrojados a una suerte incierta. Y junto a ellos, los dos jesuitas que, alejados de sus países, de sus familias y de sus compañeros de orden sintieron, por primera vez, su dependencia única y absoluta de Dios. Este sentimiento elevó sus almas y las colmó de esa alegría luminosa que procede de orientar la vida hacia el ideal más alto. De alguno u otro modo, todos los reunidos en aquel vagón de tren compartieron un inexplicable júbilo al llegar a los Urales. Sin embargo, aquella emoción ilusa pronto chocó con la realidad concretada en las localidades de
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Chusovói y Teplaya Gora, dos ciudades dedicadas a la industria maderera. Allí los obreros eran organizados en brigadas mixtas de hombres y mujeres cuyo cometido sería sacar a rastras los troncos que el río transportaba en su corriente para apilarlos en montones de más de dos metros de alto y unos treinta de largo. La dureza objetiva del trabajo apenas encontraba ninguna compensación. El escaso salario, variable según los metros cúbicos de madera apilados en el día, posibilitaba, en el mejor de los casos, el acceso a una simple hogaza de pan. El alojamiento en precarios barracones carentes de cualquier comodidad dificultaba la recuperación de un agotamiento que rápidamente llegaba a cronificarse.
sed santos
La libertad de propaganda atea era garantizada por la Constitución. Sin embargo, cualquier manifestación religiosa estaba prohibida y penalizada.
Sacerdotes en secreto Sin embargo, el desánimo que pronto anidara en el alma de los dos jesuitas no se debía a ninguna de las razones anteriores sino a la imposibilidad de realizar en su entorno cualquier acción pastoral. La prohibición por ley de toda actividad proselitista se encontraba tan férreamente asumida por los habitantes de la zona que nadie consentía, bajo ningún pretexto, mantener la más breve conversación sobre Dios o la fe. La libertad de propaganda atea era garantizada por la Constitución. Sin embargo, cualquier manifestación religiosa estaba prohibida y penalizada. Todo ello obligó a los dos religiosos a mantener su condición de sacerdotes en el más estricto secreto. Pero, ni siquiera como simples obreros se atrevían a realizar ninguna expresión de su fe por te-
mor a ser castigados y a crear problemas a las gentes sencillas y exhaustas con quienes compartían diariamente sus vidas. El miedo atenazaba el corazón de aquellos hombres hasta obligarlos a soslayar su dimensión más esencial. La presencia de confidentes infiltrados entre los trabajadores reforzaba aún más el temor. Cualquier insurrecto sería denunciado y arrestado sin ningún tipo de contemplaciones. La desesperanzadora situación tentó a los dos jóvenes sacerdotes con la idea persistente de regresar a Polonia a fin de proseguir allí su actividad apostólica. La ocupación del país no significaría obstáculo para su labor sacerdotal. Por primera vez, Rusia se convirtió a ojos del Padre Walter y del Padre Nestrov en un grave error. Último destino: Walter Ciszek en Rusia
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sed santos Sin embargo, no era Rusia la cuestión auténtica que se les planteaba a los dos religiosos, sino una cuestión mucho más trascendental: la fidelidad a la respuesta dada a Dios cuando las circunstancias no corresponden a lo imaginado. Y esta cuestión es común a todos los hombres que han entregado, en algún momento de sus vidas, su voluntad al Creador. Caminamos con la tentación de hacer nosotros los planes; de dirigir nosotros el proyecto al que nos hemos adherido con entusiasmo y convicción. Y cuando las circunstancias fracturan nuestras expectativas surge el deseo de claudicar. Todos los santos lo han experimentado en algún momento. Y en esta ocasión eran los dos jesuitas quienes justificaban con sólidos argumentos su apreciación. Sin embargo, si el hombre abandona su perspectiva y adopta la mirada de Dios, pronto descubre que la realidad nunca puede ser obstáculo, sino escenario para cumplir la voluntad de
Dios en las condiciones que Él elija y en las circunstancias que Él designe. Así lo concibió San Ignacio de Loyola y así lo reflejó en el Principio y Fundamento de sus Ejercicios Espirituales: “El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y, mediante esto, salvar su ánima; y las otras cosas sobre la haz de la tierra son criadas para el hombre y para que le ayuden en la prosecución del fin para que es criado. De donde se sigue que el hombre tanto ha de usar dellas, cuanto le ayudan para su fin, y tanto debe quitarse dellas, cuanto para ello le impiden. Por lo cual es menester hacernos indiferentes a todas las cosas criadas”. De las palabras de San Ignacio se desprende, por tanto, que la misión del hombre es cumplir la voluntad de Dios en el escenario que Dios diseñe para él, que será aquél que le sea dado. Teplaya Gora, los míseros barracones, las pobres gentes temerosas de oír o pronunciar el nombre de Dios configuraban la escena en la que el Padre Walter Y el Padre Nestrov habrían de cumplir su misión. Alentados por la grandiosa certeza que orienta y articula la vida de todo hombre de Dios, ambos desestimaron cualquier otro destino y prosiguieron su misión.
Y aunque los años siguientes estuvieron marcados por el esfuerzo y la soledad, nunca dudó de que aquel era el camino al que Dios le conducía
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perseguidos, humillados y en la cárcel Desgraciadamente, las circunstancias políticas darían una nueva vuelta de tuerca a la ya compleja situación. Alemania emprendió su asedio a Rusia el 22 de junio de 1941, a lo que la Unión Soviética respondió declarando el estado de guerra. La ofensiva bélica se tradujo en el arresto de cientos de trabajadores en el campamento maderero, entre ellos, los dos compañeros jesuitas, quienes fueron acusados de ser espías alemanes. Trasladados a la prisión de Perm, en la que se les separó e impidió cualquier aclaración que pretendiera subsanar el error, fueron víctimas de la indefensión y la impotencia más absolutas. Las cárceles soviéticas representaban, sobre cualquier otra realidad, un lugar de degradación humana. El hacinamiento de sus presos en las celdas, la total ausencia de condiciones higiénico-sanitarias, y la dinámica de miedo y terror a los que sistemáticamente se les sometía los despojaba inexorablemente de su rango humano. Sobre todas estos condicionantes, el Padre Walter hubo de sufrir uno más, el desprecio por parte de sus propios compañeros de habitáculo al conocer su condición de presbítero. Desgraciadamente, la tenaz propaganda del gobierno en contra de la Iglesia se expresaba en forma de prejuicios y humillaciones hacia los sacerdotes, quienes eran considerados parásitos sociales o simplemente víctimas incautas de las redes de la corrupta trama eclesial. Aquella situación de hondo desvalimiento e injusticia produjo en el ánimo del Padre Walter un profundo abatimiento y una desmedida tristeza. Aislado, maltratado y despreciado, una frase golpeó la conciencia del jesuita: “¿Acaso es el siervo más que su señor?”. El Evangelio lo anuncia en palabras del propio Cristo: “Si me han perseguido a mí, también a vosotros os perseguirán”. La dignidad del hombre no necesita ser refrendada por las circunstancias en las que se encuentra inmerso.
Es Dios quien la garantiza de forma incondicional. La toma de conciencia de esta realidad devolvió al Padre Walter el sentido de su valía humana. Y en ese momento descubrió que su desánimo se debía a su mirada concentrada en sí mismo y en sus penalidades. El sacerdote debe ser testigo de Dios en medio de los hombres y si hay algún hombre que necesite este testimonio de forma especial es aquel que sufre, aquel que es degradado, aquel que es torturado. Volver su mirada hacia los seres indefensos que lo rodeaban colmó de sentido su presencia en medio de ellos. Si algo era necesario en aquel lugar, eso era el amor de Cristo. Su misión sería convertirse en fuente de ese amor para todos aquellos que compartían con él su suerte. La oración en la que constantemente se unía al Padre sería también vínculo de unión con quienes lo rodeaban. Todas aquellas determinaciones no eran sino nuevos pasos en esa escuela de formación espiritual que constituía su experiencia. Aun así, la gran universidad para el Padre Walter estaba a punto de llegar. Su traslado a la prisión moscovita de Lubianka abriría para él una etapa aún más escarpada en su camino. Aquella prisión, próxima a la Plaza Roja de Moscú, era realmente una sucursal del infierno en la que se sometía a los presos al aislamiento más estricto y las torturas más crueles. Los cinco interminables años que el Padre Walter habría de sufrir en aquel lugar supusieron la prueba más dura de su existencia. Como Cristo en Getsemaní, el joven sacerdote hubiera implorado al Padre que apartara de él aquel cáliz. Sin embargo, la forma en la que Dios talla sus piedras más preciosas, en ocasiones, lleva al extremo su resistencia humana. Solo en aquel lugar el Padre Walter alcanzaría las cotas espirituales más elevadas y divinas. bn Último destino: Walter Ciszek en Rusia
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Mariano Martínez Aedo Rafael salió de casa y se apresuró por la calle. Penosamente apoyado en su bastón se esforzó por avanzar hacia la plaza. ¡Cómo echaba de menos ser más ágil! Incluso dos años antes, era capaz de andar bastante más deprisa y sin cansarse tanto. Pero no le ayudaba nada pensar así, así que siguió caminando trabajosamente, deseando llegar cuanto antes. ¡Qué lástima que nadie de la familia pudiera acompañarle! Pero él quería ver el espectáculo que iba a tener lugar en la plaza del pueblo y se decidió a ir sólo. Ya iba llegando, por fin iba a poder sentarse y descansar. Se dirigió hacia las sillas pero parecía todo muy lleno. Según iba acercando, vio con desconsuelo que efectivamente
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no había ni un solo sitio libre. ¿Qué hacer? Él no podía quedarse de pie; volver ahora a casa, además de frustrar sus ganas de ver el espectáculo, le resultaría casi imposible. Estaba agotado. Cuando se rendía y se iba a volver para retornar a casa como pudiera, una señora se levantó de entre las sillas y le hizo señas. Él se extrañó, no la conocía, ¿qué querría? Pero la señora le indicaba que ocupara su asiento. ¡Qué alegría!, ¡qué alivio! Parecía que le costaba menos recorrer esos últimos metros hasta que pudo derrumbarse en la silla. La señora entonces le dijo: “Ya sé que no me conoce, pero yo a usted, sí”. Rafael, intrigado, no dejaba de mirarla queriendo descubrir quién era.
Ella continuó: “Hace muchos años, cuando yo era una niña, trabajaba en el campo y, cuando acababa, tenía que volver andando al pueblo. Yo estaba cansada y me costaban mucho esas caminatas”. Rafael seguía sin comprender nada. “Pues bien, usted, muchas tardes, pasaba con el coche y, sin conocerme ni importarle que le manchara el coche, me recogía y me traía al pueblo”. Ella concluyó: “Durante muchos años, he pensado, qué podría hacer yo para pagarle todo el bien que me hizo entonces, y hoy, por fin, he podido hace algo por usted cediéndole esta silla”. Aquella tarde se hizo realidad el ciento por uno. bn
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“Hace muchos años, cuando yo era una niña, trabajaba en el campo y, cuando acababa, tenía que volver andando al pueblo. Yo estaba cansada y me costaban mucho esas caminatas”. Rafael seguía sin comprender nada. “Pues bien, usted, muchas tardes, pasaba con el coche y, sin conocerme ni importarle que le manchara el coche, me recogía y me traía al pueblo”.
El ciento por uno y… una silla
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Mª Pilar Moiño
“El Apostolado no es propaganda, es irradiación”. De ahí que requiera una cierta intimidad con Dios. Antes de hablar de Dios es necesario hablar con Dios, vivir en su cercanía. Recordemos la escena a la vuelta de los discípulos, enviados por Jesús de dos en dos, en que el Maestro les invita a retirarse con El a un lugar tranquilo, para que descansen en su compañía. Para un cristiano –todos debemos ser apóstoles- es necesario dejar las preocupaciones y el ruido diario y dedicar, al menos unos minutos cada día, para “tratar de amistad con Aquel que sabemos nos ama”, como decía la Santa de Ávila. 94
También Jesús sube a la barca para “alejarse de la tierra” y que su mensaje llegue mejor a los oyentes. Hoy, hay tanta necesidad de silencio y de encontrarse con uno mismo que hasta personas no cristianas necesitan de la “meditación trascendental”, del budismo Zen, del yoga y otras prácticas sugeridas por la “New Age” para lograr un equilibrio y una espiritualidad que el mundo materialista y hedonista impide. Pero, en este caso, todo se cifra en el esfuerzo humano, mientras que en la oración cristiana hay que contar con la Gracia. Dios siempre toma la iniciativa: “He aquí que estoy a tu puerta y llamo”, pero, en uso de la libertad, que Dios respeta siempre, podemos contestarle con los versos de Lope: “Mañana le abriremos, respondía,/ para lo mismo responder mañana”… Si somos dóciles a la llamada, aún a oscuras, responderemos, también en versos, esta vez de Luis Rosales: “de noche iremos,/ de noche,/ sin luna iremos,/ sin luna,/ que para buscar la fuente/ sólo la sed nos alumbra” Todos tenemos sed de Dios, sed de trascendencia, pero también Jesús nos mostró su sed: pide a la samaritana que le dé de beber, y al pie de la Cruz pronuncia: “Tengo sed”.
mosaico Siguiendo con las escenas de la pesca, Jesús invita a sus discípulos a echar nuevamente las redes, aunque parecía una sugerencia bastante poco razonable a hombres tan avezados en el oficio, pero la Gracia actúa siempre: se llenaron las redes. El Maestro les hace “pescadores de hombres”, a unos seres tan sencillos y sin demasiados recursos. También nosotros podemos sentir la impotencia ante tamaña empresa, pero recordamos a la samaritana que movió a todo el pueblo a acercarse a conocer a Jesús, o a la Magdalena, llamada por Juan Pablo II, Apóstol de Apóstoles... También Isaías y otros profetas sintieron miedo, “ay de mí, estoy perdido” exclama, pero una vez purificado acoge la llamada y dice “aquí estoy, mándame” “Remar mar adentro”, entrar en lo más hondo de nosotros mismos, porque, como dice San Agustín, “En el interior del hombre habita la Verdad… Dios es más interior a ti que tú mismo, pero trasciéndete porque tú no eres Dios”. Hay que salir fuera, a las periferias, como dice el Papa Francisco, y mostrar a los demás hombres ese rostro de Dios que se nos ha hecho visible en Jesucristo – rostro divino del hombre y rostro humano de Dios-. Decía Juan Pablo I que “la vida interior no es un pozo que hay que llenar, sino una fuente que hay que hacer brotar”… Y, en el mismo sentido afirma San Josemaría: “El apostolado es amor de Dios que se desborda, con entrega de uno mismo a los otros (…) Y el afán de apostolado es la manifestación exacta, adecuada, necesaria, de la vida interior”.
Todo comienza con el silencio Lo explica muy bien la Madre Teresa de Calcuta: “El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz”. Y ¿quién no es capaz de hacer algún servicio, que eso también es apostolado? Recordemos el paralítico, que no tenía unos brazos vigorosos para introducirlo en la piscina. ¡¡Llevaba treinta años esperando!! Me gusta también recordar esos arrendatarios que ruegan a su señor que no corte la higuera porque ellos la abonarán y la regarán para que dé fruto...
Jesús invita a sus discípulos a echar nuevamente las redes, aunque parecía una sugerencia bastante poco razonable a hombres tan avezados en el oficio, pero la Gracia actúa siempre: se llenaron las redes. El Maestro les hace “pescadores de hombres”, a unos seres tan sencillos y sin demasiados recursos.
Remar mar adentro
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mosaico La oración es el momento privilegiado para escuchar el querer de Dios y la orientación que debemos dar a nuestra vida, a nuestras responsabilidades humanas… Es la escuela de aprendizaje para aprender a amar. Decía Simone Weil: “Amar es estar atento”. Es dejar de vivir superficialmente, y dejarnos iluminar por Dios. “La fe es una luz que se enciende en otra Luz”. La frase es de Romano Guardini y nos hace recordar la Luz del Cirio Pascual que enciende las luces de los demás cristianos, ya que no somos nosotros la Luz, sino únicamente instrumentos para llevar a otros esa luminaria única que es la Luz de Cristo. Cuando Moisés bajaba de estar con Dios tenía el rostro tan iluminado que debía cubrirlo con un velo. De la Iglesia se dice que debe ser como la luna, que no tiene luz propia, sino que refleja la luz del sol. El cristiano tiene que ser como esa tierra fértil que se deja empapar por la lluvia que, como dice Isaías, comparándola con la Palabra de Dios, no vuelve al cielo sin haber fecundado la tierra (Cf. Is, 55, 1011). Con nuestras pobres palabras debemos llevar a los más alejados la Palabra que transformará su vida. “La fe entra por el oído”
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Dejarnos transformar por Dios Ya en el libro del Génesis, dentro de la tradición sacerdotal, se nos dice que el hombre es imagen y semejanza de Dios. Esa es nuestra esencia y esa es la meta a la que aspiramos. Crecer cada día en esa semejanza que, por una parte, es fruto de la Gracia, pero que también precisa de nuestro esfuerzo y responsabilidad. Así, poco a poco, quizá al final de nuestra vida, habremos llegado a realizar esa meta que es también la plenitud humana: la santidad. “Es necesario que El crezca y que yo mengüe”, o como afirma San Pablo, “mi vivir es Cristo”, “No soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mí”. Transformación que lleva a ser “otros Cristos, el mismo Cristo”. San Juan de la Cruz, en esa búsqueda constante de la intimidad con el Señor, nos dirá poéticamente, “El rostro recliné sobre el Amado, cesó todo y dejéme, dejando mi cuidado entre las azucenas olvidado”… Amada en el Amado transformada”.
“En el interior del hombre habita la Verdad… Dios es más interior a ti que tú mismo, pero trasciéndete porque tú no eres Dios”.
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La alegria expansiva Todo aquel que esta cerca de Dios, necesariamente vive con una alegría expansiva, sean cuales sean sus circunstancias, porque se sabe amado por Dios y porque confía en El. A este respecto afirma Benedicto XVI: “No podemos guardar para nosotros la alegría de la fe; debemos difundirla y transmitirla fortaleciéndola así en nuestro corazón. Si la fe se transforma realmente en alegría por haber encontrado la verdad y el amor, es inevitable sentir el deseo de transmitirla, de comunicarla a los demás”. Decía Nietzsche sobre los cristianos: si al menos tuvieran el aire de redimidos… Se atreve a decretar la “muerte de Dios” porque considera a Dios como adversario del hombre que coarta su libertad y le impide ser feliz. Tal vez alguna culpa tuvieran los que, diciéndose seguidores de Cristo, no transparentaran, en modo alguno, el rostro de su Señor. ¿Cuál es la causa de tanta increencia y de que el hombre no quiera admitir la grandeza de su vocación? “Sólo queremos ser hombres”. Abdican de su condición de hijos de Dios, y, en todo caso, sólo pretenden ser considerados “jornaleros”… Otro filósofo, Julián Marías, en un sentido opuesto, decía sentirse “bajo la mirada de Dios y en sus manos, pero en libertad”. Es tan reconfortante, sabernos amados por Dios desde toda la eternidad. Siempre hemos estado en su pensamiento, en su corazón. Son palabras que El mismo Señor ha revelado: “Te he elegido antes de la consti-
tución del mundo para que seas santo”. El Papa Francisco en la Laudato Sí nos recuerda: “Antes que te formaras en el seno de tu madre, yo te conocía” (Jr 1,5). Y continúa: “Fuimos concebidos en el corazón de Dios y por eso, cada uno de nosotros es el fruto del pensamiento de Dios, es querido, es amado, es necesario”. Y así como la meta del hombre es llegar a esa semejanza con Dios, la humanidad y la tierra entera- “nuevos cielos y nueva tierra”- deben aspirar a la plenitud, es decir a la instauración del Reino de Dios, para que Dios sea el alfa y omega de la creación.
Mirando al cielo Los pastores y los Magos nos enseñan que hay que alzar la mirada al cielo y desprenderse de nuestros egoísmos, abrir nuestros horizontes y acoger con alegría los mensajes“Dios no habla, pero todo habla de Dios”- que contribuyen a que nuestra cercanía al Señor sea cada vez mayor. Los Magos, dice el Evangelio, “al ver la estrella, sintieron una grandísima alegría”. María es la estrella de la mañana que precede a la salida del sol. Ella, que “guardaba estas cosas ponderándolas en su corazón”, nos enseñará a descifrar la voz del Señor, reconociéndola en los acontecimientos cotidianos. Así será más fácil ser fieles a nuestra verdadera vocación. bn
Todo aquel que esta cerca de Dios, necesariamente vive con una alegría expansiva
Remar mar adentro
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Texto: Manuel del Pino Ilustraciones: Julián García
Beltrán Campos se sentó a la mesa de su despacho, buscó el contrato del préstamo rápido por tres mil euros que Inés Álvarez había firmado tres meses atrás y estudió muy despacio la sencilla firma de esa mujer mayor. Después falsificó esa firma con cuidado en un nuevo documento donde Inés Álvarez testimoniaba que no podía pagar los tres mil euros, vencidos los tres meses de rigor, por lo que le cedía legalmente su vivienda con que avaló, y cuya hipoteca no podía pagar. Luego el señor Campos fue al juzgado para que comenzasen a cursar la denuncia. Cuando le admitieron el trámite, don Beltrán sonrió satisfecho. Esa misma bella mañana de primavera, Rafael Segovia, funcionario del juzgado de Albera, se dirigió a la casa de Inés Álvarez para notificarle la orden. Era una casa sencilla en un barrio humilde, con dos ventanas en la planta baja y tres balcones medianos en el primer piso. Para don Beltrán sólo suponía otra muesca más en sus victorias, que engrosaría sus ya decenas de propiedades en la comarca gracias a los desahucios por estafa. Para Inés Álvarez era su único hogar.
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Fue su hija Rebeca quien abrió la puerta, porque Inés Álvarez ya tenía más de sesenta años y en los últimos tres meses había empeorado del alzhéimer. Ahora Rebeca era quien se ocupaba de todo en la casa, incluyendo levantar a su madre, vestirla, darle de comer, lavarla y acostarla cada jornada, igual de desesperante que todas las demás. Rebeca se demudó al oír las malas noticias que le traía el funcionario del juzgado. Le explicó la situación dramática en que vivían, pues su padre falleció hacía tiempo y no tenía más hermanos. Terminó llorando de angustia e impotencia, pero eso no ablandó el corazón de Rafael Segovia, quien dijo que se limitaba a transmitir órdenes. – Puedo pagar casi todo de esos tres mil euros – ,sollozaba Rebeca,– . Llevo semanas trabajando horas de asistenta en otras casas, por la tarde y por la noche, cuando acuesto a mi madre. Sabía que necesitaba hacerlo para pagar la hipoteca. ¡Por tres mil euros van a quitarnos una casa valorada en más de doscientos mil! Rafael Segovia se encogió de hombros. – Supongo que será demasiado tarde – dijo – , porque la orden de desahucio ya ha sido expedida. Si no abandonan la casa, la semana próxima les desalojará la policía.
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Segovia no quiso escuchar los llantos de Rebeca, de que esa casa era su hogar, su madre estaba enferma de alzhéimer y se iban a quedar en la calle. Cierto que suponía un drama, pero Segovia era sólo un joven funcionario del juzgado y nada podía hacer. Dándose prisa, salió con gesto serio de aquella casa donde habitaba la desgracia. * * * Por la tarde sonó otra vez el timbre. Al abrir la puerta, Rebeca se encontró con sor Consuelo. Rebeca había olvidado que la simpática monjita acudía dos tardes por semana, para rezar el rosario a la hora de la oración, en la cabecera de la cama de Inés Álvarez, sobre todo desde que la pobre mujer había empeorado del alzhéimer. De paso, sor Consuelo solía preguntarle a Rebeca con delicadeza si necesitaban algo, pues sabía que madre e hija vivían solas, en una situación cada vez más precaria. Y con frecuencia, sor Consuelo había acudido a la casa con bolsas llenas de comida de Cáritas. Rebeca aceptaba la cuidadosa ayuda de sor Consuelo de buen grado, pero aquella tarde no estaba para visitas. Su rostro demacrado reflejaba no sólo el llanto, sino también la impotencia y la desesperación frente a los reveses de la vida. Aún no había cumplido los treinta, y tras aquellos aciagos días parecía haber pasado los cincuenta, envejecida de repente, con ropas de negro, cada vez más delgada y ojeras de enfermedad. Sor Consuelo cogió con piedad las manos de Rebeca. – ¿Qué te pasa, muchacha? Eres demasiado joven aún para sufrir tanto.
Sor Consuelo
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Rebeca se desmoronó en una silla de la entrada. Le contó entre lloros lo ocurrido, con el desaliento de quien no ve salida. Sor Consuelo se hizo cargo de la gravedad de la situación. Pensó que lo mejor era estimular a la joven con preguntas para reanimarla. – Pero ¿cómo habéis llegado a eso, chiquilla? – Mi madre le pidió tres mil euros hace tres meses a ese desalmado de Beltrán Campos. Entonces necesitábamos el dinero. Yo estaba en el paro y a mi madre aún no le ha venido la jubilación. Entonces me di cuenta de que tenía que trabajar en lo que fuera, y empecé a asistir en casas de limpiadora. Pero ya era tarde. – ¿Por qué? Nunca es tarde en esta vida. – Ya lo creo que sí, hermana. Cuando empecé a ganar un poco de dinero, mi madre ya había firmado el préstamo. Usted sabe en qué condiciones estábamos y ha hecho lo posible por ayudarnos. Pero el despiadado de Campos no nos dejaba en paz. – No lo entiendo. Si ya os había concedido el préstamo. – Entonces solo empezaron nuestros problemas – suspiró Rebeca – . No paraba de llamarnos. Él y su jauría de ayudantes. Nos amenazaba con que, si no empezábamos a devolver el dinero en seguida, con un interés del 8%, a los tres meses nos quitarían la casa, que mi madre tuvo que poner como aval del préstamo. Sor Consuelo miró preocupada alrededor y dijo: – Pero esta casa, aunque sencilla, vale mucho más. – Exacto. Esa es la mala jugada. Nos enredan con trucos legales. Si no devolvemos todo a los tres meses, el interés sube al 38% cada semana, de
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manera que ya no hay forma de pagarlo. De eso me he enterado ahora, antes ni lo sabía. – Es una auténtica estafa. – Explíqueselo a las autoridades y las leyes de este país, que no han hecho nada por nosotras, porque al parecer es un fraude dentro de la legalidad. Desde entonces mi madre está peor, ya la ha visto usted. Esta trampa va a acabar con nosotras. – ¿Por qué no me lo has contado antes? – dijo sor Consuelo compadecida – . Yo habría intentado hacer algo más para ayudaros. – ¿Y qué podía hacer usted, madre? Nada, igual que nosotras. Esta mañana se ha presentado un funcionario del juzgado. Aunque tengo un poco de dinero, ya no lo aceptan. Han cursado la orden de desahucio para la semana que viene. Sor Consuelo contempló el rostro ojeroso y dolorido de la joven, viendo el mismo sufrimiento de la pasión de Cristo repetida una y otra vez en el sufrimiento de las personas. – Nosotras no podemos – dijo – , pero Dios sí puede. – No se ofenda, hermana – replicó Rebeca – , pero tras esta tragedia no veo a Dios por ningún lado. Quizá lo mejor será que mi madre y yo nos quitemos de en medio. La monjita abrazó los enlutados hombros de Rebeca y le dijo: – ¡De eso nada! Tú déjame a mí. Verás cómo Dios está más cerca de lo que crees. Apretó las manos de Rebeca, transmitiéndole el calor y la esperanza de Cristo, y salió de aquella casa sin perder un instante para entrar en acción.
Sor Consuelo
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mosaico A las nueve de la noche, Beltrán Campos seguía en su despacho en el bajo de un espacioso edificio en el centro de Albera, siempre vestido de traje. Era un hombre muy aplicado, al que le gustaba tenerlo todo bajo control hasta el final de la jornada. Sor Consuelo pidió humilde permiso para entrar. Campos le dijo: – Lo siento, hermana. Tengo mucho trabajo. Vaya a pedir a otra parte. – Igualito que Mr. Scrooge – musitó la monjita. Don Beltrán se incorporó para mirarla fijo y decirle: – Hermana, ¿se está burlando de mí? – Nada de eso, Dios me libre de faltarle el respeto a nadie. En realidad he venido a preguntarle qué es para usted la honradez. El financiero estalló en una carcajada inusual en él. – Perdone, hermana, pero estoy muy ocupado. Vuelva al convento para realizar con otras monjas sus absurdos diálogos filosóficos.
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mosaico – ¿Absurdo, dice, hablar sobre la honradez? Al contrario. Es lo más importante del mundo. Si no, que se lo pregunten a la pobre Inés Álvarez y a su hija Rebeca.
– Disculpe, hermana – le dijo – . Aquí está la firma que asegura que no pueden pagar el préstamo y pusieron su casa como aval. Todo legal a la perfección.
El señor Campos dejó lo que estaba haciendo y se acodó sobre la mesa.
La monjita observó el documento con atención hasta ver en él una luz.
– ¡Acabáramos! – dijo – . Era eso. Ellas se lo han buscado.
– ¿A qué firma se refiere? ¿Firmó Rebeca?
– Ah, ¿sí? Pero van a perder su casa por una deuda de sólo tres mil euros, que firmaron hace tres meses, y Rebeca asegura que tiene algunos ahorros para pagarla.
– No, es la firma de la madre, doña Inés Álvarez, la misma que solicitó el préstamo hace tres meses. Ahora reconoce sin ambages que no puede pagarlo. Es la única persona que puede y debe certificarlo, porque además la casa está a su nombre.
– Ya es tarde. El plazo de tres meses venció y han firmado que no pueden pagar. Es todo perfectamente legal y diáfano como el sol. – ¿No le da pena de dejar a esas dos mujeres desvalidas en la calle, la hija aún joven y la pobre madre aquejada cada vez más por el alzhéimer debido a esta desgracia? – Ése no es mi cometido. Yo soy un simple intermediario de otros financieros más importantes. Imagínese lo que dirían si no ejecuto la orden como es debido. Sor Consuelo se acercó a la mesa, movida por la indignación. – ¿Y le parece eso una operación honrada? ¿A cuántas familias más piensan dejar en la calle para enriquecerse? ¿A cuántas han echado ya a la miseria? Campos se encogió de hombros, indicando que él se limitaba a hacer su trabajo. Sor Consuelo miró a los fríos ojos del magnate para reprocharle: – Usted no es un hombre honrado. Que Dios le perdone. Eso tocó la moral del financiero. Se levantó con ira, buscó en el fichero y sacó la carpeta con los documentos de Inés Álvarez para mostrárselos a sor Consuelo.
Sor Consuelo se acercó para analizar la firma antes de aventurarse a hablar: – Veo que desde entonces usted no ha visto a la pobre Inés. En caso contrario sabría que en estos tres meses ha empeorado mucho de su alzhéimer, por culpa de la trampa que le han tendido aquí. Eso lo saben todos los médicos de Albera que han acudido a asistirla en casa, los colaboradores de Cáritas y yo misma. – Y ¿qué? – preguntó desconfiado Campos. – Inés Álvarez ya no puede firmar ningún documento. Por lo tanto esa firma es una falsificación, el desahucio de Inés Álvarez y su hija se detendrá, y usted tendrá que empezar a responder por sus delitos ante la justicia. Don Beltrán Campos se quedó petrificado y sin saber qué responder. Se creía muy listo, pero por primera vez en su vida alguien le había pillado en una grave falta. bn
Sor Consuelo
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Raúl Espinoza Aguilera
Conocido primero como cantante y actor, y posteriormente como productor y director de películas, Eduardo Verástegui relata que tuvo una conversión al catolicismo después del rodaje de una película en Hollywood. Había nacido en la pequeña población de Xicoténcatl, Tamaulipas. Un éxito peligroso
La sacudida y la misión en la jungla
Presencié un video, de una larga e interesante entrevista, que la comunicadora Claudia Soberón le hizo al célebre cantante, actor y ahora director de una empresa fílmica. En ella cuenta -con total sinceridad y transparencia- que el hecho de haberse encumbrado a la fama de forma casi meteórica y el acompañarse de ciertas amistades -poco convenientes- del medio artístico, habían resultado en una peligrosa combinación para abandonar su fe y vivir una existencia con muchos desórdenes morales.
Una noche, mientras dormía, en la tranquilidad de su habitación, narra que sintió como una especie de ‘trallazo interior’, que lo sacudió y escuchó una voz dentro de su alma le hacía reflexionar: “¿Qué has hecho hasta ahora con tu vida? ¿Por qué ofendes a Dios con el mal uso de tu sexualidad? ¿No te das cuenta que tu cuerpo es templo del Espíritu Santo? ¿Por qué te has olvidado de Dios?”.
“Muchas veces la sociedad nos dice que si no llegamos a la cima de la montaña y no somos alguien, no tenemos reconocimiento ni éxito, y por lo tanto, somos unos fracasados. Lo que yo pensaba que me iba a hacer feliz, que me iba a dar paz y que me iba a hacer un hombre completo y pleno, pues resultó que era una mentira; estaba siguiendo una falsedad.”1 Eduardo llevaba diez años con bastante éxito profesional pero confiesa que –en el fondo- se sentía en un callejón sin salida; queriendo buscar una solución, pero sin encontrarla. Afirma que sentía un vacío interior muy grande.
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Una persona amiga, a quien confió su situación, le dio a leer el libro: Roma, Dulce Hogar, escrito por un reconocido teólogo, Scott Hahn y en el que narra su conversión al catolicismo. La lectura de este best-seller –que recomiendo ampliamente- le incrementó sus deseos de acercarse a la verdadera fe 2. Después le presentaron a un sacerdote, el Padre Juan Rivas y comenzó a charlar periódicamente con él. Desde entonces, se ha esforzado por vivir la virtud de la santa pureza y toda su fe, especialmente en lo que manda la Iglesia católica en materia moral; concretamente, en el caso de los solteros, de abstenerse de tener relaciones sexuales con otra mujer hasta contraer el
1 Soberón, Claudia, “Eduardo Verástegui relata su conversión”, www.zenit.org, 11-VI-2008. 2 Hahn, Scott, Roma, Dulce Hogar, Ediciones Rialp, Madrid, 2000.
mosaico sacramento del matrimonio, en orden a tener hijos, formar una familia y serle fiel a su cónyuge. En Los Ángeles, California, llevaba viviendo alrededor de siete años. Comenta que, después de este extraordinario suceso, le pasó por la cabeza irse de misionero o ser sacerdote y, sobre todo, ¡huir cuanto antes de Hollywood! Pero aquel sacerdote le dio un consejo lleno de sabiduría: “Dios no te llama a que te vayas a evangelizar en la jungla del Amazonas o en el corazón del África. Lo que te pide es que precisamente donde estás ahora, busques mejorar tu entorno, es decir, cristianizar el ambiente del cine”. Y le subrayó con fuerza: ‘¡Hollywood es ‘tu jungla’! ¡Aquí tienes mucho por hacer!”. A partir de ese momento, fue cuando Eduardo Verástegui se percató que su vocación era una llamada a la santidad de plenitud de vida cristiana como actor y productor en medio de “La Meca del Cine”.
Lo que yo pensaba que me iba a hacer feliz, que me iba a dar paz y que me iba a hacer un hombre completo y pleno, pues resultó que era una mentira
Eduardo Verástegui
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mosaico Defensor de la vida Fue así como le surgió la idea de formar una productora de cine llamada Metanoia Films, con el objetivo de producir películas que tuvieran el potencial no solamente de entretener a la audiencia sino de elevar y dar a conocer la enorme dignidad de la persona humana y mostrar al mundo lo que es bueno, bello y verdadero.
“Dios no te llama a que te vayas a evangelizar en la jungla del Amazonas o en el corazón del África. El primer fruto de ese compromiso se concretó en la película Bella, que es una película en favor de la vida humana, los valores familiares y de gran contenido humano; ganadora del “Festival de Cine de Toronto” como la mejor película y del premio latino “Smithsonian Latino Center”. Recientemente se estrenó en México “Pequeño muchacho” (“Little Boy”). Además, según Verástegui relata, tiene otros proyectos como filmar una película sobre la vida de San Pedro; otra, sobre La Madre Teresa de Calcuta; sobre más acerca del Padre Pío y un largo etcétera. Pero, en forma simultánea, se ha convertido en un incansable promotor y defensor de la vida de los niños no nacidos tanto en Los Ángeles como en Miami y en muchos otros puntos del orbe donde haya un niño que salvar del aborto; y apoya económicamente a madres solteras
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3 Espinoza Aguilera, Raúl, Dios Preguntó por Ellos,
para que reciban toda la formación humana, médica, psicológica y en sólidos valores para que comprendan que traer un hijo al mundo es el mayor regalo que Dios puede otorgar; un hecho maravilloso e indescriptible, por difíciles que hayan sido los antecedentes de la chica embarazada. Éste es el increíble giro que ha dado la vida de Eduardo Verástegui: desde el joven desorientado en múltiples facetas de una vida atropellada, vacía y sin sentido, hasta convertirse en un hombre maduro, centrado, consciente de todo el bien que ha realizado y puede continuar haciendo por amor a Dios en el mundo del cine, entre sus amigos actores y cantantes, y promoviendo el invaluable tesoro de la vida humana, en forma particular de los no nacidos. Y todo comenzó desde aquella inolvidable noche en que Jesucristo tocó a la puerta de su corazón y preguntó por él3. bn
Se ha convertido en un incansable promotor y defensor de la vida de los niños no nacidos Editorial Minos III Milenio, México, 2015. 182 págs.
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C/ Arganda, 4 Bajo R - Madrid Consulta previa peticiĂłn de hora al telĂŠfono 91 474 63 42 nombre artĂculo
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bendita María
Enrique Solana - Arquitecto
María, si el Altísimo pensó en ti para ser de tu linaje, si puso enemistad entre el tuyo y el de la serpiente nada más producirse la caída del hombre, si esa enemistad se convirtió en el campo de batalla de un prodigioso duelo en el que la muerte se enfrentaba con la vida, si el Altísimo pensó en ti ya desde el principio para salvar a la criatura… ahora que tu linaje ha vencido al suyo pisándole la cabeza mientras aquel acechaba a tu Hijo ¿Quién te podrá separar de Él?
María, si en la cruz nadie te pudo separar de Él, si estuviste sola a solo con tu hijo bajo la cruz, si colocaste sobre tu regazo a tu Hijo muerto y torturado, experimentando cómo una espada te atravesaba el alma, si fuiste la columna que sujetaba el cielo de nuestra débil fe cuando el autor de la vida estuvo muerto… ahora que está resucitado y que ha subido a los cielos ¿Quién te podrá separar de Él?
María, si fuiste saludada por el Altísimo a través de su enviado, el Arcángel San Gabriel, como “La llena de gracia”, esto es, la Inmaculada, la sin pecado, si obtuviste de parte de Dios mediante su fiel mensajero su sincera y tierna confesión de gozarse en estar contigo (¡Dios se gozaba en ti María!...), si fuiste la elegida como la bendita entre todas las mujeres… ahora que siendo hija de Dios eres su madre, ahora que el bendito fruto de tu vientre tiene el rostro de Dios ¿Quién te podrá separar de Él?
María, si despechado contra ti por ser la madre del Hijo engendrado en tu carne, el llamado diablo y Satanás (seductor del mundo entero) se ha ido a hacer la guerra contra el resto de tus hijos, si vestida de sol, con la luna bajo tus pies y una corona de doce estrellas, apareciste en el cielo como señal de contradicción: encinta y gritando con los dolores del alumbramiento… ahora que recibiste las dos alas del águila grande para escapar del dragón y volar al desierto a rezar por esos hijos tuyos ¿Quién te podrá separar de Él?
María, si el precio del pecado era la muerte y Eva, la madre de todos los vivientes, despreció la Palabra y comió del fruto prohibido y en Adán nos hizo comer a todos, si en la suprema desobediencia estuvimos todos de acuerdo y nos arrojamos al abismo de la separación de Dios siendo expulsados del Paraíso para vivir una vida errante… ahora que tú, nueva Eva, en un gesto de suprema obediencia pronunciaste el “Hágase en mí tu Palabra” pues “he aquí la esclava del Señor” ¿Quién te podrá separar de Él?
María, si recibiste de tu hijo en la cruz el ruego de ser nuestra madre, si en obediencia a Él permaneciste en el cenáculo junto a aquellos pobres hombres en el origen de la pequeña y temblorosa Iglesia, si fuiste la trabazón donde aprendieron a ser hermanos y el corazón que les infundió fortaleza y amor a tu hijo… ahora que esa Iglesia crece con los ojos puestos en ti y va aprendiendo a gestar la fe como tú engendraste a tu hijo ¿Quién te podrá separar de Él?
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bendita María
María, si el que existía desde siempre se hizo criatura en ti poniendo aquí su morada… ahora que ha retornado a los cielos no puede desear otra cosa que tenerte con Él para siempre sin esperar al último día. El Dios que se hizo uno contigo en la tierra, quiere que hoy seas también una con Él en el Cielo:
“¿Quién es esta que sube como la aurora, bella como la luna y brillante como el sol?” “¿Quién es esta que sube del desierto apoyada en su amado?” Es ella, la madre de Dios y madre nuestra… ¿Dónde iba a estar sino con Dios?. bn
ahora que esa Iglesia crece con los ojos puestos en ti y va aprendiendo a gestar la fe como tú engendraste a tu hijo ¿Quién te podrá separar de Él? Cuarto misterio glorioso
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cine
El puente de los espías comenzó como un proyecto escrito por el guionista Matt Charman, fascinado por la historia real del abogado y agente de seguros James B. Donovan. Cuando Joel y Ethan Coen oyeron que Spielberg estaba interesado en trasladar esta historia a la gran pantalla, le propusieron aportar su visión con una reescritura. Según Charman, los hermanos pulieron su libreto y lo hicieron más divertido, sin perder por ello la honestidad hacia los hechos narrados. Nos llega la película a los veinticinco años de la caída del telón de acero. Es por ahora, la última de lección de historia en celuloide de Spielberg. Su acercamiento a temas históricos comenzó de modo lúdico y anecdótico, casi infantil, con las aventuras del intrépido arqueólogo Indiana Jones; después hay un espléndido etc. desde La Lista de Schindler hasta Lincoln. El cineasta ha ido construyendo su filmografía combinando títulos “palomiteros” propios de un Peter Pan que se negaba a crecer, con otros títulos maduros, casi siempre de corte histórico, ligados a Estados Unidos o a sus orígenes judíos.
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cine Gloria María Tomas y Garrido | Catedrática honoraria de Bioética
Mark Rylance recibió merecidamente el Oscar al mejor actor de reparto, y la película fue nominada a cinco Oscar -Mejor Película, Mejor Guión, Mejor Sonido, Mejor Banda Sonora, Mejor Diseño de Producción- , y fue también nominada a numerosos premios BAFTA.
Como es habitual en Spielberg, para bucear en la Historia, recurre a una historia más pequeña, protagonizada por personas de carne y hueso. En nuestro caso, se logra una película visualmente deliciosa y cargada de tensión en donde las no pocas aventuras y contratiempos por los que pasa el protagonista, nos acercan también a realzar la importancia y el apoyo de la familia; resulta acertado que los actores que forman su familia no sean muy conocidos. Se evitan así los fáciles estereotipos y se resalta, con mucha naturalidad, la heroicidad de lo cotidiano. Es una historia personal, familiar, profesional y hasta política que hacen de un hombre honesto no sólo una persona ejemplar, sino incluso un héroe socialmente aceptado, que terminará involucrándose, al terminar el episodio que en el film se proyecta, en otros igual de difíciles y de importantes. La película se sitúa en los años de la Guerra Fría. Abel Rudolph, que espía para los rusos, es detenido en Nueva York por el FBI. Como prueba de las garantías del sistema legal de los EEUU, se le asigna un abogado de oficio. Se trata de James B. Donovan, un especia-
lista en seguros (tema de interés pues sabe a provechar su mentalidad profesional para prever y lograr resultados casi imposibles si se parte de la lógica). Donovan se ve inesperadamente inducido a defender a un espía ruso descubierto en suelo americano. En el desarrollo de los acontecimientos se verá involucrado en la Guerra Fría entre EE.UU. y la URSS, y será la misma CIA quien le encargará una misión secreta de alto nivel. Realmente lo que interesa a la CIA es que logre una difícil negociación: la liberación de un piloto de un avión U-2 estadounidense, que ha sido capturado. Donovan, súbitamente inmerso en las entrañas de la Guerra Fría, y en circunstancias muy desfavorables pondrá su empeño y preparación (con un esmerado e inteligente sentido profesional, donde se asienta la honestidad y la diplomacia) para lograr, desde una perspectiva justa, ventajas en la defensa de Rudolph; no se libra de muchas contrariedades e imprevistos.
EL PUENTE DE LOS ESPÍAS
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cine
Se evitan así los fáciles estereotipos y se resalta, con mucha naturalidad, la heroicidad de lo cotidiano. Su propuesta es lograr una condena que no suponga la pena capital de su defendido, sino su devolución a su país, pues de este modo se puede facilitar en el futuro el intercambio entre espías rusos en la zona americana con espías americanos atrapados en territorio ruso. Este acertado canje histórico desde la perspectiva fílmica es espectacular. La pantalla se recrea con un Berlín -con el muro, la nieve, la frialdad- o un Nueva York -con su trepidante ritmo- de finales de los años 50; con las evoluciones y acrobacias de los aviones espía americanos U2 que sobrevuelan la Unión Soviética, para tomar fotos de los movimientos del proverbial archienemigo. En definitiva, la película presenta una factura técnica importante, en donde la calidad de la fotografía y el montaje están a nivel de los sonidos, de las interpretaciones y del guión. Perfectamente documentada se vislumbra los temores del doble espionaje; el papel de los servicios de inteligencia y hasta los temores del holocausto nuclear.
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En nuestra situación actual, donde la posibilidad de una tercera guerra mundial no parece un imposible (tengamos en consideración la periodicidad de los grandes atentados terroristas) El puente de los espías -ambientado en los años más duros de la Guerra fría- es una inteligente y sabia aportación, pues un hombre honesto, en parte enfrentado a toda la maquinaria del sistema, que siguiendo su conciencia, con un enorme y humano sentido común, nos devuelve la fe en la humanidad, una enorme lección e nuestra época. Cinematográficamente afirmo que una vez más se demuestra que el tándem Spielberg/Hanks funciona y muy bien. Esta es la cuarta vez que el actor se pone a las órdenes de Spielberg, tras Salvar al soldado Ryan (1998), Atrápame si puedes (2002) y La terminal (2004); sin contar sus colaboraciones como productores de series de televisión como la valorada Hermanos de sangre. Las películas de Spielberg suelen ir acompañadas desde hace treinta años por las bandas sonoras del veterano John Williams al mando.
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Esta vez no ha sido así, y la elección ha sido muy acertada, pues Thomas Newman, sin salirse de su estilo habitual, ha mantenido muchas reminiscencias de Williams. Tanto el montaje de Michael Kahn como la fotografía de Janusz Kaminski, los otros dos habituales de Steven, son más que correctas. No menos podría decirse de la música en su conjunto, que crea el climax: heroísmo, intriga y suspense, amistad se van dando la mano durante el metraje. También destacaría la fuerza y el ritmo del guión; sigo descubriendo cómo el valor de una película debe mucho al ritmo del guión. Aquí Spielberg cuenta -como ya se ha señalado- con Matt Charman y los hermanos Ethan y Joel Coen, que humanizan a todos los actores mostrándonos su alma, una veces, abrumada y leal, como la del piloto, cuando es sometido a vejaciones para que declare y traicione a su patria; y otras siempre serenas -como la del espía ruso-, su “¿ayudaría?”; este interrogante puede considerarse una gag de humor, y también una espléndida y sencilla lección de dignidad. Realmente Mark Rylance
La pantalla se recrea con un Berlín -con el muro, la nieve, la frialdado un Nueva York -con su trepidante ritmode finales de los años 50 brilla con luz propia de todo el reparto interpretando a Rudolf Abel; un personaje interesante y poco hablador al que Rylance dota -en parte gracias al lenguaje corporal- de una personalidad y carisma lo suficientemente llamativa como para ser el centro de atención interpretativo del filme. Su tranquilidad, su pragmatismo, la dimensión artística que manifiesta con sus pinceles, y que nos llevara a ver plasmada la unión y simpatía que se ha generado entre el espía y el abogado, que al final nos regala una sorpresa conmovedora. El buen cine lleva el eco de otros buenos cines; en Donovan podemos encontrar a los personajes de Capra en ¡Qué bello es vivir!; recordar la honesta figura de Atticus Finch en Matar un ruiseñor o al fiscal Jim Garrison de JFK. Una película para ver y repensar. Granada, 13 de abril de 2016. bn EL PUENTE DE LOS ESPÍAS
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fuerza en la mirada Preparados para la JMJ de la Misericordia (II)
Marta A. Guerrero - Periodista
En su mensaje de invitación a todos los jóvenes del mundo a participar en la próxima Jornada de la Juventud (JMJ) que se celebrará del 25 al 31 de julio en Cracovia, el Santo Padre no solo explica qué es y en qué consiste la misericordia, en el contexto de este año jubilar. También invita a los jóvenes a experimentar personalmente este abrazo y ser así colaboradores con el perdón y amor del Padre, o lo que es lo mismo, a ser instrumentos de la misericordia de Dios.
Francisco nos revela que la clave de la felicidad se esconde en este ‘ser instrumentos’, ya que “la Palabra de Dios nos enseña que la felicidad está más en dar que en recibir (Hch 20,35)”. Razón por la cual, el propio Jesús nos manifestó en su quinta Bienaventuranza que serían “dichosos los misericordiosos”. Pero, ¿cómo conseguir esto? ¿Cómo llegar a ser realmente felices siendo instrumentos de la misericordia de Dios? El mensaje del Papa responde de manera clara a esta pregunta: “Solo seremos de verdad bienaventurados, felices cuando entremos en la lógica divina del don, del amor gratuito, cuando nos demos cuenta de que Dios nos ha amado infinitamente para hacernos capaces de amar como Él, sin medida”.
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La ‘logica de la misericordia’ Estas palabras nos descubren con realismo una certeza: no podemos ser instrumentos de la misericordia de Dios si, primero, no nos hemos parado a experimentar Su amor de Padre, la experiencia personal de Su abrazo sanador con cada uno de nosotros. Porque la boca habla de lo que el corazón rebosa, si no sentimos el gozo de habernos sentido hallados y mirados por Dios, no podemos ser enviados como sus apóstoles colaboradores en esta tarea. Pero Dios no nos deja solos. Nos espera siempre y no se cansa de ofrecernos oportunidades en nuestro día a día para volver a regalarnos la oportunidad de este abrazo misericordioso. Y lo hace con la misma lógica que sigue Jesús en el Evangelio con todas las personas con las que se encuentra.
fuerza en la mirada
Solo seremos de verdad bienaventurados, felices cuando entremos en la l贸gica divina del don, del amor gratuito
No podemos ser instrumentos de la misericordia de Dios si, primero, no nos hemos parado a experimentar su amor de Padre Preparados para la JMJ de la Misericordia
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fuerza en la mirada Unas veces saliendo al encuentro del que le necesita, otras acogiendo con amor al que recurre directamente a Él con su pobreza y otras, incluso, escogiendo como amigos suyos a los que racionalmente nos podrían parecer que eran los más ‘indignos’ de serlo. Pero, consciente de nuestra torpeza humana para comprender y acoger esta ‘lógica de la misericordia’, Jesús no solo se limitó a predicar con su ejemplo de vida. Sino que también nos regaló mediante Su Palabra varias parábolas que expresan cómo el amor y el perdón del Padre con cada uno de nosotros, sin distinción, no tienen límites. Todos nosotros tenemos varias experiencias de necesidad de experimentar la misericordia de Dios a lo largo de nuestras vidas. Todos hemos sido alguna vez estos protagonistas del Evangelio: el hijo pródigo necesitado del abrazo del padre; el hijo mayor que endurece su corazón y olvida la presencia paterna constante; la oveja perdida que requiere la búsqueda de su pastor; la mujer pecadora que nunca se ha sentido querida ni aceptada; el amigo que, aunque le niega tres veces, es perdonado y escogido para una gran misión; el ciego que, pese a que no puede ver, no deja de llamarle y buscarle… Sin duda, a ninguno nos dejarán indiferentes todas estas lecturas con las que nos podemos sentir tan identificados. Del mismo modo, debemos considerarlas como un legado vivo, un regalo con el que Dios nos manifiesta que, si bien conoce nuestra débil condición humana, está dispuesto a abrazarla y acogerla de manera extrema, justificándola incluso con la muerte en cruz de Su Hijo. ¿No hizo lo mismo con San Pedro o María Magdalena? ¿Acaso no les perdonó y acogió pese a sus faltas? Ambos son solo dos claros ejemplos de que, abriéndonos al deseo de Dios por manifestarnos de manera personal su misericordia con cada uno de nosotros, no solo seremos capaces de ser testigos de la misma, sino que Él nos hará ser capaces de cumplir con la gran misión de ser sus instrumentos.
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instrumentos de la misericordia Una vez hayamos experimentado esta misericordia, el Santo Padre nos sugiere en su mensaje algunos modos concretos de ser instrumentos con aquellos que nos rodean. Así, propone la asociación de las Bienaventuranzas con el capítulo 25 de Mateo, para invitarnos a realizar las conocidas como ‘obras de misericordia’. Enumera las de carácter corporal (visitar y cuidar a los enfermos, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar posada al peregrino, vestir al desnudo, visitar a los presos y enterrar a los muertos) y destaca también las espirituales (enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que lo necesita, corregir al que yerra, perdonar al que nos ofende, consolar al triste, sufrir con paciencia los defectos del prójimo y rezar a Dios por los vivos y los difuntos). En este sentido, Francisco aleja el concepto de ‘misericordia’ de otros con los que puede llegar a confundirse, como el sentimentalismo o el “buenismo”. Además añade que a través de estas obras queda demostrada “nuestra autenticidad como discípulos de Jesús, nuestra credibilidad como cristianos en el mundo actual”. Destaca, por tanto, que el ser instrumentos de misericordia implica el obrar y reconoce que una de sus manifestaciones más evidentes, y difíciles, es la de perdonar a quien nos ha ofendido. “Me encuentro con tantos jóvenes que dicen estar cansados de este mundo tan dividido (…). Tenemos que suplicar al Señor que nos dé la gracia de ser misericordiosos con quienes nos hacen daño” confiesa en su mensaje el Papa, por lo que recomienda que la misericordia y la justicia caminen juntas, siendo la primera el único camino para vencer el mal.
fuerza en la mirada Para concluir su mensaje, el Pontífice reitera su invitación a los jóvenes a participar en la JMJ que se celebrará en la ciudad polaca de “dos grandes apóstoles de la misericordia en nuestro tiempo”: san Juan Pablo II y santa Faustina Kowalska. Ambos santos son además los patronos de esta edición. Siguiendo su ejemplo, Francisco aconseja
a los peregrinos que inicien su preparación para que en este encuentro “se dejen tocar por su infinita misericordia, para que ustedes a su vez, mediante las obras, las palabras y la oración, se conviertan en apóstoles de la misericordia en nuestro mundo herido por el egoísmo, el odio y tanta desesperación”. bn
Francisco aleja el concepto de ‘misericordia’ de otros con los que puede llegar a confundirse, como el sentimentalismo o el “buenismo”. Preparados para la JMJ de la Misericordia
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fuerza en la mirada Continuando en el camino de la Teología del Cuerpo vamos a aproximarnos a unos de los conceptos más importantes: la soledad originaria. Para ponernos en contexto hay que recordar la importancia que Juan Pablo II da “al principio”, un término que Jesús utiliza en el diálogo con los fariseos: “Al principio no era así” (Mt 19,8). Esta es la respuesta que Jesús da cuando se le pregunta acerca de la cuestión del divorcio. Él mismo después cita el libro del Génesis: “Por eso abandonará el varón a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne” (Gn 2, 24).
Almudena Pérez | Estudiante de teología Universidad San Dámaso
Si Jesús nos remite al “principio”, es decir a las experiencias de nuestros primeros padres Adán y Eva en el paraíso, es porque en el principio el hombre de hoy puede encontrar el verdadero significado del amor. En el “principio” antes del pecado, se nos revela la grandeza del amor que existe entre un hombre y una mujer. Siguiendo el consejo de Jesús, Juan Pablo II acude a este “principio” dispuesto a alumbrar las preguntas más radicales del corazón del hombre. Cuando exploramos el “principio”, es decir aquello que vivieron Adán y Eva descubrimos en él experiencias que Juan Pablo II denominó “experiencias originarias”. Con este término el Papa quería mencionar aquellas experiencias que son la base, los cimientos, los fundamentos de cualquier otra experiencia humana.
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Durante el desarrollo de la Teología del Cuerpo el papa cita varias de ellas, nosotros vamos a comenzar por la primera: la soledad. Antes de comenzar a exponerlas nos puede surgir la pregunta de si estas experiencias tienen que decirnos algo a nosotros, si en ellas podemos descubrir verdaderamente cómo debemos amar. La respuesta es sencilla: hay que “hacer la experiencia”, es decir hay que adentrarse para descubrir cómo lo que sucedió en el principio revela al hombre de hoy la plenitud a la que está llamado. Así lo mencionó Juan Pablo II en el Tríptico Romano”, exponiendo que para conocer este principio hay que recorrer un camino que consiste en un viaje río arriba para conocer el lugar de la montaña donde nace la fuente, esa fuente que nos revelará “nuestro principio”:
fuerza en la mirada En el “principio” antes del pecado, se nos revela la grandeza del amor que existe entre un hombre y una mujer.
Adán está rodeado de muchos seres vivos, además tiene un hogar que es el jardín del Edén, pero aun así el hombre siente una gran soledad, y a esta experiencia de Adán, Juan Pablo II la denominó la soledad originaria. la soledad originaria
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“Si quieres encontrar la fuente, Tienes que ir arriba, contra la corriente. Empéñate, busca, no cedas, Sabes que tiene que estar aquí ¿Dónde estás fuente? ¿Dónde estás fuente?” (TR 9)
Un vacío que nadie puede llenar El Papa, siguiendo el libro del Génesis, descubre una experiencia radical en Adán: la experiencia de la soledad. Después de haber formado al hombre desde el barro e insuflado en él el aliento de vida Dios dice:”No es bueno que el hombre esté solo” (Gn 2.18). Adán está rodeado de muchos seres vivos, además tiene un hogar que es el jardín del Edén, pero aun así el hombre siente una gran soledad, y a esta experiencia de Adán, Juan Pablo II la denominó la soledad originaria. Juan Pablo II no entendió la experiencia de la soledad como una experiencia que acaba cuando Eva aparece frente a Adán, sino que esta soledad continúa después de la creación de la mujer. ¿Qué nos revela este dato? pues que el hombre no encontrará en el mundo nada que sacie toda su inquietud, que sacie todo su anhelo de plenitud. Ni tan siquiera será una soledad que podrá colmar el amante (en este caso Eva para Adán y viceversa). En definitiva es una soledad que experimenta todo hombre, y por tanto cada uno de nosotros puede identificar esta experiencia en lo más profundo de su corazón.
Reflexionando acerca de la gran soledad que experimentó el primer ser humano, y que todos de alguna manera también experimentamos, me hizo darme cuenta de un error que a veces existe en nuestras relaciones. En muchas ocasiones, este deseo de plenitud que el ser humano alberga en lo más profundo de su corazón, no reconociendo de donde brota y no sabiendo quién lo puede saciar, busca colmarlo con otras personas y sobre todo con el amante, con el cónyuge. Pienso que aquí hay una trampa para los amantes: pedir al otro, que es finito, que nos llene un anhelo que es infinito. Muchas relaciones se rompen porque pensamos que el otro debe llenar nuestros vacíos, debe llenar nuestra soledad originaria. Pero esto no puede ser así, como nos revela el Génesis, ni tan si quiera Eva podrá colmar la soledad de Adán. Por tanto la soledad esconde un aspecto negativo y es la ausencia, el reconocer que el otro al que yo amo nunca podrá colmar del todo mi anhelo (obviando que llenará mi vida en otros muchos aspectos). Pero esta misma ausencia nos lleva al aspecto positivo: el hombre y la mujer tienen una apertura a la trascendencia, hacia la plenitud que solo el Don de Dios puede colmar. Esta soledad no es para nada una experiencia negativa, sino que nos muestra una realidad: debemos estar abiertos a algo más que nosotros mismos, a algo que nos trasciende.
Aquí hay una trampa para los amantes: pedir al otro, que es finito, que nos llene un anhelo que es infinito.
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Un corazón que solo Dios puede llenar Esta afirmación no es asumida por muchas personas, y eso es algo que hay que considerar. Pero lo que sí debería ser asumido es que para amar es necesaria una distancia. La distancia nos permite aprender a no poseer al amado, sino a mirarlo con distancia para poder entregarnos. Es necesario reconocer que yo no puedo colmar al otro tal y como se merece. Esta experiencia de la gran soledad es el principio de nuestro camino. El ser humano, que ha sido llamado a la plenitud, necesita reconocer en su propia vida que hay una soledad que nada en este mundo podrá colmar. Y esta verdad nos ayuda a ponernos en camino para reconocer nuestra propia identidad como hombres creados a imagen y semejanza de Dios. Nos conducirá a no buscar el amor en donde no se encuentra, sino a buscarlo en aquello que nos ayuda a saciar nuestra sed de plenitud.
“Como tú, por ejemplo. No puedes vivir sin amor. He observado desde lejos cómo andabas por esta calle y procurabas despertar el interés de los hombres. Casi me parecía oír tu alma. Llamabas desesperadamente al amor, que no tienes. Buscabas a alguien que te cogiera de la mano y te atrajera hacia sí...”
Para concluir hay que añadir que las relaciones humanas, especialmente las conyugales, son muy importantes en la vida del ser humano. Sólo frente a un “tú” podremos descubrir “nuestro yo”. Pero el concepto de “soledad originaria” nos enseña que nuestro punto de arranque al empezar una relación no debe ser llenar un vacío, porque esto no será posible. El otro nos ayudará a conocernos, a crecer, a sacar la mejor versión de nosotros mismos y nos ayudará a realizar la vocación a la que estamos llamados: el AMOR. bn
Esta misma ausencia nos lleva al aspecto positivo: el hombre y la mujer tienen una apertura a la trascendencia, hacia la plenitud que solo el don de Dios puede colmar.
la soledad originaria
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fuerza en la mirada
Javier González García
Periodista
El ‘Efecto Mariposa’ es un legendario proverbio chino que se engloba dentro de la llamada ‘Teoría del Caos’ y dice así: “El aleteo de las alas de una mariposa, puede provocar un huracán al otro lado del mundo.” Lo que quieren plasmar estas palabras, carentes de sentido en un principio, es que “dadas unas condiciones iniciales de un determinado sistema dinámico caótico, cualquier pequeña discrepancia entre dos situaciones con una variación en los datos iniciales, por muy diminuta que sea, acabará dando lugar a situaciones donde cada sistema aislado evoluciona de una manera completamente distinta al otro”. ¿Confuso verdad?
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Un pequeño aleteo
Mariposas y personas
El ‘Efecto Mariposa’ afirma que un acto, un acontecimiento, o un cambio en unas condiciones determinadas, por muy pequeño que sea, desencadena una serie de otras acciones o acontecimientos que pueden acabar provocando algo inmenso que nada tiene ya que ver con ese primer movimiento. Esto quiere decir, que la mínima fuerza que producen las alas de una pequeña mariposa, crea una perturbación en el aire que, poco a poco en la situación adecuada y con las condiciones apropiadas, puede llegar a formar un gigantesco y destructor huracán en su camino al otro lado del mundo. Y a su vez, un mínimo detalle diferente en el primer movimiento, o en cualquiera de la cadena, desencadenará precisamente una ‘cadena’ de acontecimientos totalmente diferentes, provocando un final a su vez totalmente distinto, o simplemente, la inexistencia de ese gran resultado provocado por un insignificante aleteo. Todos sabemos ahora la sabiduría que emana de esta rica cultura oriental, todo está muy bonito, pero ¿y a mí qué?
Resulta algo difuso imaginar a una pequeña mariposa llena de colorines y aleteando tranquilamente alrededor del piar de los pajarillos de una asilvestrada escena llena de flores, provocando un portentoso huracán que arranca de cuajo los troncos y las raíces de los árboles bajo un oscuro y taponado cielo negro plagado de truenos. Pero veamos otro ejemplo. Dos personas. Una determinada persona recibe, justamente o no, un daño propiciado por una segunda persona, que puede poseer la razón o no. Esta situación puede producirse en cualquier tipo de contexto y, de hecho, se ha producido en muchos ‘contextos’ de nuestra vida. Y estos contextos suelen incluir a terceras personas que son partícipes, conscientes en mayor o menor medida, de ese acto. La persona dañada en cuestión, podría responder de millones de maneras diferentes que desencadenarán a su vez millones de situaciones diferentes. Tal vez una situación ridícula, triste e incluso graciosa y digna del bochorno de los espectadores. O una situación horrenda, terrible y llena de odio. O simplemente algo irrelevante y que huirá de nuestra memoria a los pocos segundos. Pero, sea lo que sea lo que ocurra, en esa situación o en cualquier otra, de alguna manera repercutirá en esas terceras personas.
El efecto mariposa
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Ya sea porque les afecta directamente, o porque les ha resultado desagradable ser testigos de una respuesta violenta, o peor, podría ser leña para su hoguera de ira y les ha podido resultar agradable. U otro tipo de ira, se han podido sentir identificados con la primera persona y no entienden tamaña injusticia, o todo lo contrario, esa primera persona se lo merecía y se marchan contentos a su destino sabiendo que la vida ha ‘hecho justicia’. Con esto quiero decir que no somos conscientes de lo que pueden llegar a provocar nuestros actos. Cualquier cosa que hagamos, por muy pequeña que pueda parecer, repercute de una u otra manera en el resto de la sociedad. Igual que un acto malo, como el ejemplo anterior (hacer daño a alguien de alguna manera), de la misma forma, un acto bueno también influye al resto del mundo. Por ejemplo un acto de caridad. Imagino a una persona dándole una limosna a una segunda que pide en
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el metro. Una chica que le da su manzana, por ejemplo, a una persona hambrienta. Tal vez esa persona habría preferido dinero, para lo que sea, pero el caso es que de alguna manera la chica ha saciado una necesidad suya porque sí, sin esperar nada a cambio. Imagino, tal vez, que esa chica está a dieta por ejemplo, o simplemente tiene mucha hambre en algún momento del día y esa manzana es su sustento; pero en ese momento, decide sacrificar ese sustento y entregárselo a otra persona. Por amor. Y bueno ahora toca analizar el viento o la fuerza que provoca esto, la cadena que se produce tras este primer aleteo de la chica. El primer efecto es la satisfacción de la segunda persona, de la necesitada. Tal vez tenga hambre, o tal vez no la tenga, pero ha recibido una muestra de amor, tal vez ni siquiera lo valore… pero en el fondo ya ha provocado algo en la otra persona. Aunque sea un sentimiento de semigratitud o de esperanza de ser ayudado.
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Daños a terceros Y luego están las terceras personas. La gente de alrededor de la chica que hacía caso omiso del pobre mendigo que probablemente solo pedía dinero para comprarse un cartón de vino (que por otro lado sigue siendo una necesidad mucho mayor que la de las demás personas del vagón). ¿Cómo repercute todo esto en mí, que estaba en frente de la chica y lo he visto en primera persona?
Un sentimiento de gratitud hacia la chica, de ternura, también de esperanza… y sobretodo es un ejemplo. Puede provocar en mí y en los que le rodean (o no) la posibilidad de ayudar a la siguiente persona necesitada con la que nos encontremos. Que no tiene por qué ser alguien pidiendo en el metro, sino un compañero de trabajo agobiado, un amigo dolorido o tu pareja que ha tenido un día de perros.
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El efecto mariposa
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mariposas y santos ¿Y qué tiene que ver esto con la religión, con la espiritualidad, con Dios o con Cristo? Está muy bien ser caritativos y buenos, pero… ¿qué? Pues que todo esto, el efecto mariposa, es lo más espiritual y religioso que existe, aunque aquel viejo y sabio oriental tal vez no lo supiera. El aleteo, yo lo llamo testimonio. Y el huracán producido por él, la Comunión de los Santos. Porque es que, gracias a Dios, no solo el ejemplo de vida y las muestras de amor directas hacen de este mundo un mundo mejor. Porque no hace falta que la gente te vea, aunque sea lo ideal, cada acto bueno que hacemos, cada esfuerzo, cada sacrificio, cada acto de amor, aunque esté oculto… Dios lo ve. Y todo ello hace de este mundo un mundo mejor. Aunque a veces ni siquiera nos demos cuenta. Alguien me dijo una vez, y me explicaba de una manera más gráfica la comunión de los santos con la teoría de los vasos comunicantes. Unos cuantos tubos entrelazados por abajo entre sí, cuando llenas uno de agua, el líquido se desplaza a todos los demás recipientes por igual quedando siempre al mismo nivel, aunque solo se haya llenado por uno de ellos. Las acciones de los santos, traen santidad al mundo entero, así como las acciones malas, traen el mal al mundo entero (eso sí que es más fácil de ver desgraciadamente). Y es que, esto no se queda en los Padres y doctores de la Iglesia y los grandes Santos, porque todos estamos llamados a serlo, de una manera sencilla, y cada acto, por muy pequeño que sea (como el viento provocado por las alitas de una mariposa), llenará los vasos comunicantes (el corazón) del mundo entero. Con nuestro testimonio de amor, de sencillez, de humildad y de caridad.
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¿El mejor ejemplo? Nada más y nada menos que Jesús. Él, un simple carpintero, colgado en una cruz como un delincuente, escupido y humillado por todos… Él, con un acto olvidado por muchos, en un lejano rincón del planeta, hace miles de años… Él, es el causante de la mayor fuente de amor, no solo de la historia de la humanidad sino de algo que es mucho más grande que el tiempo y que el espacio. Él, en el lejano oriente también, aleteó hace dos mil años y creó la ‘ideología’ más grande, más antigua y con más fieles de toda la historia humana. La religión que más santidad y más amor ha traído al mundo. La tuya. Él fue el primer ‘efecto mariposa’ del mundo. Ojalá que este texto también sea un primer aleteo, y que su lectura por tu parte pueda llegar a ser esa pequeña primera perturbación en el aire. ¿Cómo te imaginas el resultado? Así que hoy te digo, querido lector… aletea y desencadena el huracán. bn
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nombre artĂculo
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Jiiiaaaa!
- Te voy a dar una patada en el hueso de la pierna. - Se dice tibia - Tibia dar una patada en el hueso de la pierna
¡Sospechoso! - No me cuadra. - Pues redondea.
Laberinto -¿Has entrado alguna vez en un laberinto? - No. - Pues no sabes lo que te pierdes.
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- ¿Cómo murie ron los soldados? - Abatidos. - Pues ya tuvie ron que beber; ya.
si es lo igual...
-Los que poneis “haber” en vez de “a ver” deberíais hirviendo como solucionar ese problema.
Y...
- Hola ¿Tienes novio? -No. - ¿y eso? -Sí y bachillerato.
entretenimiento
Mire vuestra merced cómo los hombres persiguen la riqueza con empeño desmesurado...
Sábete amigo Sancho que la riqueza no consiste en tener grandes posesiones, sino en tener pocas necesidades
Sí, que se lo d igan a los q ue ap a r e en los cen papele s de Panam á.
entretenimiento
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Oración
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Virgen santa, madre de Dios y madre nuestra. Tú que viviste con los apóstoles la venida del Espíritu Santo en Pentecostés, tú, testigo imprescindible de la encarnación del Verbo, madre de amor y de misericordia, manantial inagotable de ternura y asombro de las criaturas celestiales, eres la solícita intercesora que Dios nos ha regalado para que, por tu medio, podamos acceder todos a la presencia del Padre. Por eso, en estos cincuenta días de gozo pascual en los que todo se relativiza, ante la certeza de la resurrección de tu Hijo y, a su debido tiempo, la de cada uno de nosotros, tal como se nos ha prometido, recurrimos a ti impulsados por el Espíritu Santo que se nos ha dado para que intercedas por nosotros ante nuestro Señor Jesucristo, con el fin de que nos conceda la gracia de hacer rebosar el amor en nuestros corazones de manera que podamos anunciar la Buena Nueva del Evangelio a todos los hombres y, así, conseguir que, un día, todos juntos nos encontremos en el Reino, unidos para siempre contigo y la Santísima Trinidad viviendo la felicidad absoluta del Amor divino. Te lo pedimos por tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor, que vive y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
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