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Santiago Salinas Sacre explora las tradiciones judías en Goy

¿Y por qué contar esta historia?

Mira, para empezar, yo no soy judío. Soy un goy para los judíos, es decir, un amigo. Aunque no es una biografía, tomé prestados elementos de mi vida personal que de alguna manera experimenté. Este contraste de culturas en el contexto de amores adolescentes me pareció una excelente oportunidad para explorarlo.

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También quería adentrarme en las tradiciones religiosas. Aunque son hermosas, también pueden ser pesadas y limitantes en ciertos aspectos, como presento en la película, donde pueden restringir algo tan inocente como un amor adolescente.

¿Cómo ves estos temas en la actualidad?

En 2023, seguimos enfrentando choques culturales. Aunque las religiones pueden cambiar de nombre, el proceso es similar. Incluso podría surgir una “religión” de la inteligencia artificial. Estos temas son parte de la evolución de la sociedad y es esencial cuestionarlos y presentar diferentes perspectivas.

No se trata de tener la razón sobre los demás, sino de explorar diversas verdades, como planteó en la película. También abordó temas sociales y políticos, como otra forma de religión, y cómo navegar entre estas perspectivas sin perder la propia identidad o encontrar una nueva.

Háblame sobre el elenco de actores, como Enrique Singer, Stephanie Salas, entre otros.

Estoy realmente emocionado por la diversidad en mi elenco. Tenemos a actores como Bryan, Rocío o Ricardo González, quienes están haciendo sus primeras películas pero tienen un nivel excepcional de actuación. También contamos con caras que han trabajado mucho en la industria cinematográfica o teatral y lo hacen de manera destacada. En el caso de Enrique, su amplia trayectoria se nota en su entrega, disciplina y apertura, lo cual fue contagioso y enriquecedor para el proceso. Con Stephanie también fue genial trabajar; aunque estuvo solo algunos días en el set, estaba completamente comprometida y dispuesta a dar lo mejor. Su papel es fundamental para la trama, representando otra tradición, la maternidad, en la sociedad mexicana. Estoy muy contento con la participación de todos.

¿Qué le depara al futuro de la película?

Recientemente anunciamos que Fábrica de Cine, bajo la dirección de Gastón Pavlovich, se unirá como nuestra casa de distribución. Esto es una gran noticia y pronto compartiremos todos los detalles del estreno. En cuanto a festivales, estamos a la espera de respuestas de otros eventos internacionales. Además, participaremos en el Festival Judío de Melbourne en Australia, entre otros.

La ópera prima de Jonás N. Díaz, Antes que lleguen los zopilotes, tuvo su estreno nacional en la 26ª edición del Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF). Ahí, el joven director se confesó sobre el reto de hacer una película en blanco y negro: “Creo que es importante incluir en la conversación la idea de hacer un cine distinto al que no estamos acostumbrados. Es un riesgo. Una película con temática de realismo mágico contribuye a la diversidad del cine mexicano que se está produciendo”.

El filme nos narra la historia de la Tuza (María del Carmen Félix), una pescadora dura y dominante, quien provoca la muerte de Justino, (Francisco Pita), por lo que se ve obligada a emprender un viaje de redención con su viuda, Luvina (Tsayamhall Esquivel), donde pretenderán encontrar el cadáver antes de que lleguen los zopilotes y se lo coman. A través de un ambiente rulfiano, ambas mujeres se embarcan en un enigmático viaje donde sus deseos se enfrentan con la soledad.

¿Cómo te sientes al hacer tu ópera prima?

La verdad, estoy muy sorprendido porque fue un proyecto que realizamos con recursos casi nulos. Me atrevería a decir que fue una inversión independiente usando la misma locación. Un equipo de casi 17 personas. La respuesta que hemos recibido ha sido muy positiva. También tuvimos la oportunidad de asistir al Festival Internacional de Cine de Róterdam y estar aquí en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato. Todo esto nos tiene muy contentos y sorprendidos. Aún no puedo creerlo en muchas ocasiones.

Jonás, ¿por qué decidiste hacer una película en blanco y negro? ¿Cuál fue el reto?

El reto más grande es que se aleja mucho de lo que se espera en términos de distribución. Tener una película en blanco y negro automáticamente complica mucho las cosas, y estoy experimentando esto ahora que hemos pasado por festivales y otros eventos. Parece que hay una resistencia al blanco y negro, no solo en el cine mexicano, sino en general. Sin embargo, creo que era lo adecuado. Fue una elección basada en el concepto que deseábamos transmitir. Estamos retomando el lenguaje que Juan Rulfo nos ayudó a entender en sus historias y cuentos.

La falta de color nos ayuda a alejarnos del contexto contemporáneo, aunque la película sea de época contemporánea. No estoy sugiriendo que ocurra en los años 50, simplemente no especificamos la época. Creo que el blanco y negro contribuye mucho a eso, y desde una perspectiva artística y técnica, especialmente para una ópera prima con un presupuesto muy limitado. Fue una decisión que verdaderamente nos ayudó a resolver muchas cuestiones.

¿Cómo fue trabajar con el elenco?

Estoy muy satisfecho con el trabajo de todos, ya que fue un esfuerzo lleno de cariño y dedicación por parte de cada uno. Lo que me gustó especialmente fue que todos se comprometieron con las dinámicas que desarrollamos. No fue el típico ensayo de leer el guión, resolver dudas y escribir biografías. En cambio, me sumergí profundamente en el trabajo escénico. Realizamos numerosos ejercicios.

¿Cómo te sientes acerca del estreno en el GIFF?

Estoy muy contento de que finalmente el público mexicano esté viendo la película. Algo que se extrañó mucho en Europa fue esta parte del lenguaje. Aunque a ellos les gustó la película, no comprendieron ciertos aspectos que son muy mexicanos en cuanto al humor. Estar en la sala y escuchar a los mexicanos reírse mientras los europeos se mostraban confundidos, me hizo apreciar aún más la primera función y la respuesta de la audiencia. Fue una experiencia muy hermosa.

Tsayamhall Esquivel, una de las protagonistas del filme, comparte qué le atrajo de su personaje.

“Me gustó poder adentrarme en un universo muy distante de mi personalidad como actriz y como persona. Disfruto mucho interpretar personajes tan complejos que se desarrollan gradualmente. Además, trabajar con mis compañeros actores y con Jonas, formar parte de Antes de que lleguen los zopilotes, todas estas cosas fueron las que más disfruté de este proyecto. Trabajé en el primer corto de Jonás y fue una experiencia grandiosa. Desde entonces, admiro su sensibilidad. Es un director que está completamente comprometido con los actores y también realiza un trabajo excepcional en otros aspectos. Cuando me propuso este proyecto y leí el guión, le dije: ‘Me subo al barco que quieras’, o en este caso, a la barca llamada ‘La Remedios’. Para mí, fue perfecto. Nunca lo dudé”.

En el marco del Festival Internacional de Cine de Guanajuato GIFF, se estrenó el documental Pola Weiss, dirigido por Alejandra Arrieta. El documental aborda la vida de la artista mexicana, quien es considerada pionera del videoarte.

¿Cuál fue tu primer acercamiento al trabajo de Pola?

Estaba interesada en Pola como artista y trabajaba con su obra para una exposición. La comprendía desde una perspectiva académica inicialmente. Además, había un magnetismo en ella como mujer que nos atrae a todos, convirtiéndola en un personaje intrigante en general. Creo que este magnetismo es particularmente fuerte entre las mujeres, lo que la hace sumamente inspiradora. Fue en el MUAC donde se concentra su archivo, y ahí surgió el deseo de hacer una película sobre ella. Sentía la responsabilidad de investigarla a fondo, ya que nadie lo había hecho antes, a pesar de ser una artista de gran importancia.

¿Qué descubriste sobre su vida personal?

En la revisión de sus diarios y cartas, me sorprendió ver que era una mujer adelantada a su tiempo. No solo en su arte, sino también en su forma de vestir. Aunque en su época era considerado extravagante, hoy en día ese estilo es común en lugares como la Roma-Condesa en la Ciudad de México. Nunca dejó de sorprenderme. Lo que realmente me encanta de Pola es que su vida era su arte; constantemente encontraba inspiración en sí misma, en la vida y en los eventos que le ocurrían. Esta profunda conexión entre su vida y su arte me impactó.

Ella intuía la importancia de su trabajo y catalogó todo meticulosamente. Creo que esperaba que en el futuro alguien lo descubriera. Es un pensamiento mágico, pero me gusta pensar que ella pensó: “Algún día a alguien le interesará”, a pesar de haber tenido cierto reconocimiento en su momento, pero prácticamente ninguno en México.

Realizar un documental de manera independiente. ¿Cómo ha sido este proceso para ustedes?

Ha sido realmente difícil, y la pandemia también afectó. Sabino (productor) y yo teníamos experiencia en documentales, pero no como realizadores. Esta película marcó mi debut como directora. Enfrentamos obstáculos, ya que algunas personas no comprenden la importancia de Pola y no nos brindaban apoyo, no porque nuestro trabajo fuera deficiente, sino porque no creían que la obra de Pola pudiera tener éxito. Fue un camino desafiante, pero finalmente llegaron los apoyos para la posproducción.

¿Por qué crees que Pola no es tan reconocida en México?

Creo que en su época la tacharon de “loca” por ser una mujer que desafiaba las normas en su manera de vestir y presentarse. En la década de 1970, en un México predominantemente masculino, esto fue particularmente desafiante. Esta percepción

“Quienes la conocen (Pola) reconocen su apellido como pionera del videoarte, pero también es la precursora de la videodanza. Esto cobra relevancia hoy en día, ya que se redescubre la relación entre la imagen y el cuerpo” negativa inicial tuvo un impacto en cómo se percibía su obra. Aunque más tarde se empezó a valorar sus contribuciones artísticas, el estigma no desapareció por completo. Aunque estamos avanzando en cuanto a reconocimiento y consideración feminista, todavía queda un largo camino por recorrer.

¿Cómo fue el proceso de incorporar inteligencia artificial en tu documental?

Cuando comenzamos hace cinco años, en 2018, la inteligencia artificial parecía algo lejano. Sabíamos de su existencia, pero no era algo que cualquiera pudiera usar fácilmente. Sin embargo, al enterarnos de que estábamos en la selección oficial del GIFF y que el tema de la edición era la inteligencia artificial, resurgió mi interés por incorporar. Investigué y en dos semanas lo logramos. Estamos muy satisfechos con el resultado, ya que se relaciona con la forma en que Pola se fusiona con la cámara en su arte.

Utilizamos aproximadamente dos horas de material de archivo para entrenar a la inteligencia artificial. Hubo varias pruebas y finalmente encontramos una que funcionó bien. La máquina aprendió a partir de la voz de Pola y fusionamos eso con mi locución. También utilizamos inteligencia artificial para crear el póster, ya que había pocas imágenes conocidas de Pola. Una de estas imágenes provino de un performance inédito que se muestra en el documental.

• Carlos Mora

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