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Deleite sublime

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Hace casi 30 años nació una propuesta sin igual que ofrece el placer en todas sus versiones comestibles. En la carta de La Gloria hay aromas, sabores y mucha creatividad. Probablemente, es uno de los primeros restaurantes que se animó a jugar en la cocina y experimentar sin ningún límite fusionando todo aquello que agrade al paladar para transformarlo en una verdadera obra culinaria. Óscar Velarde, cabeza de este magnífico espacio, ha invertido la mitad de su vida en este proyecto de éxito. Hoy en día, sigue trabajando hombro a hombro junto a todo su equipo para enaltecer su nombre.

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Velarde empezó en este negocio a sus 45 años, «cuando uno aún es medio inmaduro»; como él dice. Sin embargo, ha sabido crear un ambiente en el que los comensales pueden sentirse confiados y bienvenidos por la gran amabilidad que los caracteriza. Entre su atmósfera se celebra la alegría que nos da la vida, la riqueza del mar peruano, la sabrosura de las carnes y aquellos pequeños placeres como lo son saborear un buen postre.

Actualmente, esta casa culinaria presenta múltiples sedes. En Lima se encuentra su local icónico ubicado en la Calle Atahualpa 201, Miraflores, y La Gloria del Campo en Pachacámac. Además, tienen presencia a nivel internacional en Quito y Cartagena de Indias, Colombia. En cada uno de ellos, la experiencia sigue siendo igual de gratificante.

Las opciones de la carta son únicas en su clase. Una de las más interesantes es el «Arroz de cangrejo al ají amarillo y vermouth», un platillo que explotará tu mente por los matices bien logrados de sabor y contraste. Otro de ellos, que es más bien una entrada, es el «Pulpo tostado sobre puré de chonta», preparado en mantequilla negra y con su dosis justa de chorizo. Representa el inicio de una experiencia envolvente en torno a la gastronomía.

Sin lugar a dudas, uno de los platos más emblemáticos es la inigualable «Panceta de lechón tierno de hornos de campo». Toda una lujuria culinaria. Este ofrece la carne de cochinillo en su versión más crocante y sabrosa. Además, trae membrillo asado y miel que se desprende, provocando que el comensal lo admire tan solo viéndolo llegar a la mesa. Es el ejemplo perfecto de lo que es La Gloria, una fiesta que se baila, saborea y olfatea. Siempre saldrás con el corazón contento.

Por supuesto que uno no puede despedir la velada sin los mimos de un suculento postre para cerrar la cena. Uno de los más apetecibles, «Milhojas de chocolate con plátanos flambeados al ron», es un dulce pecador capaz de atraer a todo aquel que se resista. Está compuesto por crocantes hojas de chocolate rellenas con plátanos al ron rubio y crema pastelera que se acompaña de un delicioso helado de pistachos.

Si también deseas explorar tus sentidos en La Gloria —tanto literalmente como en su sentido figurativo—, anota estos horarios y realiza la reserva. El restaurante atiende de lunes a sábado de 1 p.m. a 4 p.m. y luego de 8 p.m. a 12 a.m. Puede escribir al 922 051 131 y a reservas@lagloria.pe. La promesa es simple, pero confiable. Cuando ingreses ya no tendrás ganas de salir. //

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