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Del Viento, bien de acá | Pág • El boom de las hamburgueserías y

DEL VIENTO, BIEN DE ACÁ

Sumó dos nuevos locales en plena pandemia. Y por algo es. En invierno, inauguró su espacio dentro del Aeropuerto Internacional General Mosconi. Café, chocolate, helado, vino orgánico, del viento y de Comodoro.

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Del Viento empezó con él, con Marcelo Cámara. Nació de su espíritu emprendedor y de la búsqueda constante e infinita por la excelencia

Abrió su primer local el 2 de julio de 1999.

“Fue por una cuestión personal, de poder crear, dar una respuesta correcta hacia la gente, a mí me gusta poder resolver cada parte del proceso. Yo quería algo muy genuino de la ciudad, que la represente. Siempre quise tener una marca grande, sigo creyendo que tiene que ser más grande y tiene que estar en otros lugares”.

¿Qué significa el viento para vos?

El viento es cambio permanente, es movimiento. Siempre trae cosas, yo creo que desde el 99 estamos en permanente movimiento. En menos de un año y en plena pandemia estamos abriendo dos locales. Fuimos a Buenos Aires, volvimos. Abrimos en Puerto Madryn, en Playa Unión, cerramos. Y así. Siempre vamos y venimos, siempre buscamos cosas nuevas y el viento es eso. Movimiento.

¿Cómo se crean los productos de Del Viento?

Para muchos es una heladería y para muchos es una cafetería. Nosotros consideramos que tenemos una empresa de alimentos. Producimos alfajores, tostamos café. Queremos que la gente sepa que elaboramos todo lo que vendemos. Respondemos por todo. Eso es lo principal. El único paso que nos queda es el cacao, estamos en la búsqueda de tostar nuestro propio cacao y hacer el chocolate desde la base. Siempre buscamos una diferenciación sea en el helado, los alfajores, los chocolates, una pasta de maní, todo a partir de cosas genuinas. Cuando elaboramos pan, elaboramos con masa madre. Cuando tostamos café, tostamos café de especialidad. Cuando hacemos helado, hacemos helado premium. Si hacemos vino, hacemos vino orgánico. Todo de calidad superior, esa línea está en todo lo que hacemos. Lo mismo con respecto a los locales, siempre considero que de acuerdo a los años que van pasando, la idea es tener locales diferenciados no solamente arquitectónicamente ni estéticamente si no en la limpieza, pero no por la pandemia sino porque nosotros ya somos así. Creo que Del Viento va a ser una marca más grande de lo que es, estoy conforme. No miro mucho para atrás pero creo que está bueno lo que estamos haciendo, que estamos marcando algo.

¿Qué nos podés contar sobre la bodega?

Lo iniciamos hace 6 años en Mendoza con un viñedo propio y la idea es poder generar en algún momento vinos acá en la zona, desde la cosecha. Hoy estamos con esta búsqueda. Elaboramos todos los vinos que vendemos. Estamos en la etapa de aprendizaje de la bodega bajo el mar, ubicada en Rada Tilly.

¿Qué potencial o valor gastronómico ves en Comodoro? Que está todo por hacer. Hay mucho mercado y hay que X trabajar mucho en eso, con respecto a lo que nos da el mar y

cualquier otra cosa. Una tarea pendiente. Debería estar lleno de cafeterías lindas. Lleno de restaurantes lindos, es parte de la cultura. Falta camino por recorrer pero allá vamos.

¿Tenés algún consejo para emprendedores?

Lo importante es hacer. No bajar los brazos, darle para adelante, hacer, la actitud es todo. Ser honestos. Me parece que eso es lo que gana, lo que termina triunfando. Yo siempre hablo desde mi experiencia, a mí siempre me importó lo que emprendía. Antes de Del Viento, vendía en la calle. Compraba trucha, por ejemplo, o compraba nueces o dulces, pero yo te vendía la mejor trucha, la mejor nuez, el mejor dulce. Yo no podía vender algo malo. No puedo. Para mí la economía viene después, es una consecuencia pero creo que lo principal es la actitud, es hacer. El honor, honrar el trabajo de los demás para poder trabajar también. “Yo estoy todo el tiempo pensando en los clientes” dice Marcelo. Sigue: “Cuando uno piensa en elaborar algo es para que los demás disfruten. Si algo no está bien, si no cumple con los estándares establecidos, no se puede vender. Generar sensaciones es fantástico, esas pequeñas sensaciones de felicidad, de disfrute. Vos trabajás para eso. El chocolate produce felicidad, el helado produce felicidad, el café produce felicidad. Es mágico para mí. En 2018 me fui a Ecuador para iniciarme con el tueste de cacao porque quiero que tengamos un chocolate totalmente personalizado pero todo siempre lleva muchísimo tiempo pero vamos por buen camino”.

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