Ediciones UPTMKR / Yo soy Polimnia, homenaje a Ramón Palomares

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— Yo soy Polimnia¨ Y con razon que una voz de resucitados ha caido aquiímismo…

Ramon Palomares In memoriam

Por Chemané Arias Rodolfi, M.Sc.

Tutor del Programa de Estudios Abiertos de la UPTM Comunidad de Aprendizaje: Centro de Formación de Constructores Tradicionales. chemane.arias@gmail.com

UPTM KLÉBER RAMÍREZ

Programa de Estudios Abiertos

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i

En el lenguaje de Rubén Darío

Por la calle empedrada camina el poeta; la luz sonámbula de las bujías rebrilla en las cornisas, las ventanas y las puertas. Para el rigor de la cita quizá vista el poeta su levita. Camina con garbo y adusto ademán. Su rostro mulato no invita al desaire ni a la fiesta. Lleva un cristal incendiado en el pecho, junto al insigne corazón. Ebúrnea la dama le aguarda entre paños de seda escarlata y maderas de Oriente -o nogal. La boca -los labios bermejos al licores el véspero decadente del viejo Occidente, quizá sea París, quizá Buenos Aires. Camina el poeta a su Amada y ella espera tras el humo y los topacios, pero no pasa nada hasta que él aparece y la mira... La visión en la noche es la Muerte, es la Diosa Iridiscente, la Dea, aquella carne y aquella psiquis, pero él persigue la Idea... 126


detrás de los muslos y los ojos, más allá del mordisco y el éxtasis ...Se halla la selva de ninfas y templos augustos: los faunos, la lira. Allí Harmonía, allí es la Norma Allí Diana desflora y se engasta en el alma la innumerable palabra. La Esfinge rebrilla en su llama opalada, engendro que priva de paz y a los pies de la desvencijada torre los adamantinos cisnes, tan ilustres como Júpiter, despliegan alas al aire, encorvan el cuello y arrojan preguntas. La innumerable palabra es la Luz, la Verdad y la Vida, es el pedestal de la Virgen y Helios. En el principio Ella todo lo contiene: sólo hay Harmonía, así lo saben los liróforos celestes. 127


ii Y tú, Margarita, convertida en turpial que revolotea en la mata de mis ojos, ¿A dónde te llevará el aguacero? ¿Dónde reposaran tus delicadas alas? ¿En qué músculo hincarás tus garras que parecen ramitas y punzan como agujas? ¿Recuerdas algún recuerdo? El mar y la noche sobre nosotros como coral y espada. ―¿Por qué mira así, de a mescua, si podríamos rozar nuestros párpados entre la vega y el soto mayor? Y yo también recordaré, cuando, convertido en cristofué, repose en la arboleda de tus dorados palacios.

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iii La iglesia de San Miguel de Burbusay y su retablo Al Viejo Lobo A Jonuel Brigue A Luijarias De qué lejana forma viene este templo a ser imagen de qué miniado ritmo; cúyos sus hacedores silenciosos alarifes, tapieros, doradores, herreros, ceramistas, sacerdotes, pintores en el silencio del tiempo que horada como el agua a la piedra, en la tierra, en la madera. Cómo en este último lugar del fin más alejado, por entre montañas de guayabitas, ríos espumosos, vinieron a vivir mullidos ángeles en una hueste colorida y grácil vencedora del tiempo y de sus márgenes. 129


iv Yo me pregunto muchas veces cómo será mi funeral y me pregunto si tu vendrás a verme o llorarás de qué color será mi tumba y cuándo se verá mi cuerpo tan solo y hético dejando el aire y la luz por la tierra el fuego y la agua para la alma o si será la flor de tu vestido. Lo digo en serio, tantas veces pienso en mi muerte, el frío, la violencia dónde se fijará la residencia de mi cuerpo y el mío hasta la Hora. Y para mis hijos quiero la luz broten perfumes de mi corazón. D. M.

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v

Pequeño fragmento de un largo poema al río Entro en el río. ¿Qué hay entre el río y mi cuerpo? Arrulla el río salpicando entre las piedras. Entre el aire y la tierra está su cuerpo fluido. Mi sangre circula a la medida del agua. Mi sangre es del color de la vida y la muerte, ¿Cuál es el color del río? El río es una presencia sin lágrimas ni extremidades. El río es generoso y me recibe, sé que está contento y tranquilo. El río lava mis recuerdos, todo lo lleva, menos el arrullo entre las piedras, el aire entre las ramas. ¿Dónde están ahora la ira y el dolor?

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vi

Satori

en medio de la carretera apareció en la noche un pequeño venado bajo un guayacán florido: las ramas se extienden hasta el cielo, las flores amarillas bañan el asfalto, inundan las montañas.

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Ilustracion: Luz Parra

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