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INTEGRACIÓN DE BRIGADAS de emergencia industrial
Por: Juan Manuel López Hernández
La diferencia entre salvar una vida o no, ante una situación de emergencia por incendio en la industria, puede estar en la capacidad de las brigadas de actuar de manera rápida, eficaz y segura frente a la situación. Por ello, aquí te damos el abc de estos equipos que conforman la primera línea de acción.
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Contar con una brigada de emergencia, es un requerimiento establecido en la NOM002-STPS-2010, así como en la Ley General de Protección Civil y su reglamento, las leyes estatales y los reglamentos municipales; ahora bien, de acuerdo con la Ley General de Protección Civil, una brigada, es un grupo de personas que dentro de un inmueble están organizadas, capacitadas y adiestradas en funciones básicas de respuesta a emergencias, tales como: primeros auxilios, combate a conatos de incendio, evacuación, búsqueda y rescate. Designados en la unidad interna de protección civil como encargados del desarrollo y ejecución de acciones de prevención, auxilio y recuperación, con base en lo estipulado en el programa interno de protección civil del inmueble. La existencia de brigadas de emergencia se remonta a los inicios de la industrialización, pero; ¿cómo integrar una brigada de emergencia? Existen diferentes alternativas
Brigada multifuncional:
Cuando el mismo personal que integra la brigada recibe toda la formación en primeros auxilios, combate de incendios, búsqueda y rescate, emergencias químicas, etcétera.
Brigada especializada:
Cuando distintos grupos de personas reciben formación sobre un tema en particular y atienden solo conatos de incendio, o primeros auxilios, etcétera.
Brigada voluntaria:
Cuando convocamos a los trabajadores en general a unirse a la brigada de manera, justo como su nombre lo dice, voluntaria.
Brigada designada por puestos:
Cuando desde el momento de la contratación, dentro de la descripción de puesto, se considera la obligación de pertenecer a la brigada.
Brigada combinada:
Compuesta por personal de puestos designados y personal voluntario.
Brigada dedicada:
Cuando esté integrada por bomberos profesionales, dedicados exclusivamente a responder a situaciones de emergencia dentro de la propia empresa.

Pero qué tipo de brigada y qué nivel de entrenamiento se requiere, debe definirse en función de varios factores, como se puede ver en la “Tabla 1”.
La forma de utilizar la “Tabla 1”, es calificando cada uno de los factores, por ejemplo, si el tiempo de llegada del auxilio externo es de 15 minutos el valor asignado será 3; si el grado de riesgo es considerable, el valor asignado será 3; si el área de impacto de la empresa implica toda la planta, el valor asignado será 4; ahora bien, si el tiempo límite de impacto es de 24 horas, el valor asignado será 3; si el nivel de capacidad técnica de los servicios externos de emergencia, corresponde a “desconocen nuestros riesgos” el valor asignado será 2; si el nivel de equipamiento del auxilio externo en función del riesgo de nuestra planta es bajo, se corresponderá como valor asignado un 4; calificando los recursos internos para el control de la emergencia, o sea el equipamiento, es nivel medio, el valor asignado será 3; recopilando todo lo estipulado en este ejemplo, tenemos una suma que nos dará 22, de tal manera que, revisando la “Tabla 2”, le corresponde un rango de 14 a 27; y para ello, se recomienda una brigada combinada, considerando el nombramiento de algunos puestos como obligatorios para pertenecer a la brigada y la apertura a integrar voluntarios de tal manera que se vea más fortalecida, en nivel de entrenamiento se considera medio.

Esta evaluación nos permite considerar tanto el riesgo de la planta, el impacto que puede tener una emergencia, el equipamiento con que se cuenta en la propia planta, las capacidades técnicas y el equipamiento, así como el tiempo de respuesta del apoyo externo, y nos indica también las áreas de oportunidad, cómo: mejorar el entrenamiento y el equipamiento interno, o apoyar al cuerpo de bomberos para que cuente con los equipos necesarios para responder a nuestras emergencias.
Esta evaluación nos permite considerar tanto el riesgo de la planta, el impacto que puede tener una emergencia, el equipamiento con que se cuenta en la propia planta, las capacidades técnicas y el equipamiento, así como el tiempo de respuesta del apoyo externo, y nos indica también las áreas de oportunidad, cómo: mejorar el entrenamiento y el equipamiento interno, o apoyar al cuerpo de bomberos para que cuente con los equipos necesarios para responder a nuestras emergencias.
El equipamiento de la brigada.
Es necesario que la empresa considere un equipa miento profesional que ofrezca verdadera protección a todos los brigadistas, en algunos sitios, se tiene el erróneo concepto de que con 2 o cuatro equipos de protección personal es suficiente para nuestros 10 brigadistas; pensemos que, ante una situación de emergencia se reducirán a dos o cuatro brigadistas, anulando la participación de los demás integrantes de la brigada al carecer de equipo de protección personal, si a eso sumamos que el equipo de protección no se encuentre certificado, por lo tanto, no garantice el comportamiento de la prenda ante un flamazo o una radiación térmica, estaremos exponiendo la seguridad de nuestros brigadistas de manera innecesaria; esto incluye el equipo de aire autónomo para cada uno de los brigadistas; empresario, por favor contemple, si las condiciones del incendio no permiten ver ni respirar ¿cómo se espera que los brigadistas intenten controlar el incendio que está consumiendo su inversión y capital? Dotar del equipo necesario en cantidad y calidad a cada brigadista es lo que establecerá su capacidad de respuesta.
Contar con una brigada de emergencia, es un requerimiento establecido en la NOM-002-STPS-2010, así como en la Ley General de Protección Civil y su reglamento, las leyes estatales y los reglamentos municipales.



El entrenamiento de la brigada
Este elemento es fundamental para responder de manera organizada, segura y eficiente a una emergencia en nuestras instalaciones. Derivado de nuestros materiales y procesos, debe entenderse como la necesidad de dotar de habilidades y competencias a nuestros brigadistas, que siendo colaboradores voluntarios en la mayoría de los casos, ofrecen su tiempo para participar en este tipo de eventos que desarrollen sus habilidades y competencias para responder a un incendio, esta voluntad es loable, ya que, no implica un curso anual de 8 horas, que difícilmente cumplirá con la necesidad de formación real y efectiva, sino a un plan de entrenamiento anual que considere una formación inicial de al menos 16 horas y sesiones de entrenamiento mensual de mínimo cuatro horas; una vez acreditado el curso anual, este brindará los conocimientos básicos, a partir de los cuales se construirán las habilidades necesarias como es: el manejo de líneas, el uso específico de los tipos de chorros, el uso combinado de agentes extintores como polvo químico seco y agua, polvo y espuma, las destrezas necesarias para tender mangueras de contra incendio planas y sin torceduras en medio minuto, colocarse el equipo de protección estructural (de bombero) en un minuto, colocarse el equipo de aire autónomo en 45 segundos, todo ello, para poder estar listo y hacer frente a un conato de incendio. Estas habilidades sólo podrán ser posibles mediante la práctica constante, una vez alcanzado un nivel satisfactorio de desempeño en estos tiempos, recomendamos identificar los escenarios posibles de incendio y trabajar en la planeación táctica sobre cómo abordar, con que estrategia y con qué recursos el posible incendio, haciéndolo de la siguiente manera: Planteé una situación específica, por ejemplo, fuga de gas en hornos. Responda las siguientes preguntas: ¿cuál es el problema?, en este caso el problema no es la fuga de gas, el problema verdadero es la formación de una nube explosiva, la fuga de gas tiene amplias posibilidades de encontrar una fuente de ignición que produzca una combustión instantánea del material en el aire, eso es verdaderamente el problema; ahora pregunte, ¿qué hay que hacer?, seguramente vendrán a su mente varias tareas a desarrollar, usted debe rápidamente clasificar esas tareas de acuerdo con las 3 prioridades tácticas.

1. Proteger vidas.
2. Estabilizar y controlar la emergencia.
3. Proteger bienes y medio ambiente.
Tareas a desarrollar: evacuación de todo el personal, cierre de la válvula principal de gas, corte de energía eléctrica, etc.

Para cada una de las actividades que surgieron en su mente pregúntese, ¿esta acción va encaminada a proteger vidas?, entonces sin duda va primero, por sobre las otras, ¿esta acción ayuda a estabilizar y controlar la emergencia?, entonces esta acción es segunda en prioridad, y si no existe alguna tarea que vaya orientada a proteger vidas entonces sube a la primera prioridad. Una vez calificadas todas las tareas de acuerdo con las prioridades tácticas, asigne, inmediatamente, todas las tareas número uno o alta al personal de su brigada, una vez cubiertas estas tareas número uno, comience a asignar las tareas número dos, si aún quedan tareas pendientes de asignación porque vayan orientadas a proteger bienes y medio ambiente, una vez que tenga controlado el problema, encárguese de las prioridades número 3. En este punto, usted debe tener claro:
A). Quién desarrollará las tareas.
B). Cómo las va a desarrollar.
C). Qué se requiere para desarrollar las tareas.
Esto, en su conjunto, es un plan de atención del incidente, (también llamado hojas de trabajo táctico) es muy importante diseñar e implementar antes de cualquier emergencia, y practicarlo con sus brigadas y comité de emergencia, para comenzar a desarrollar las habilidades de gestión y control del incidente de acuerdo con cada nivel de responsabilidad. Piense que de esta manera, si ocurre la emergencia planteada, su brigada y comité tendrán mayor oportunidad de resolver favorablemente la situación.
Su brigada necesita conocer los riesgos que pueden enfrentar y recibir capacitación especializada sobre comando de incidentes, despliegue táctico, seguridad de las operaciones, uso de equipos especiales, procedimientos de control de los escenarios específicos, manejo de situaciones emergentes, y mucha práctica, más allá de un simple curso sobre el triángulo del fuego, el uso de extinguidores, avance con mangueras, etcétera.
Prepare a su brigada para enfrentar los riesgos que pueden generarse derivados de sus equipos, procesos y materiales, ¿qué tipo de incendio podría generarse en sus instalaciones?, para eso tiene que prepararlos; los simulacros más allá de hacer sonar la alarma y dirigir a nuestra gente por las rutas de evacuación hacia los puntos de reunión, deben ser una oportunidad para evaluar y probar nuestros sistemas de respuesta a emergencias, con un espíritu crítico, después de cada incidente, o después de cada simulacro nuestra brigada debe tener un período de autoevaluación, donde se tome nota de las áreas de oportunidad, las necesidades de formación y de equipamiento, o ajustes en la ubicación y distribución del mismo equipo, documentar y dar seguimiento.
¿Qué espera que haga su brigada de emergencia?, ¿aguantar a que llegue la ayuda?, ¿controlar el problema ellos solos?, ¿que respondan de la mejor manera posible?, si usted necesita que su brigada sea rápida, eficiente y segura, proporcione el equipo necesario en cantidad y calidad, entrénelos y desarrolle sus habilidades periódicamente para garantizar su desempeño, haga planes antes de que se presente la emergencia, implemente los planes, evalúe los resultados y ajuste, su brigada seguramente saldrá bien librada porque está bien preparada.
DIRECTOR GENERAL DE LA JUNTA
NACIONAL DE BOMBEROS DE MÉXICO. CONSULTOR. DOCTOR

HONORIS CAUSA POR IMELE. AUTOR DE VARIOS LIBROS. EMPRESARIO.
PDTE. DEL CONSEJO DIRECTIVO EN BOMBEROS TEQUISQUIAPAN. QRO.