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DINORAH CORT\u00C9S-V\u00C9LEZ, FUGAS DE DUERMEVELA: PROSAS HERIDAS, ISLA NEGRA EDITORES, 2018. Doris E. Lugo Ram\u00EDrez
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Dinorah Cortés-Vélez, Fugas de duermevela: prosas heridas, Isla Negra Editores, 2018.
Doris E. Lugo Ramírez
Contexto
Le debo al trabajo que realizo como coordinación y editora de la Revista del Instituto de Cultura (RICP) el recuperar el contacto con los escritos literarios de la autora, oriunda de Isabela, Puerto Rico, Dinorah Cortés- Vélez. La lectura de los ensayos: “Puertorriqueñidad y negritud en Down These Mean Streets”, (RICP # 5 Afrodescendencia, 2016), el “Kitsch neobarroco en la novelabingo de Manuel Ramos Otero” y “Mitopoeia y posmodernidad barroca en Las brujas del teatro feminista de Abniel Marat” (RICP # 7 Rostros y Rastros, 2017) despertó el deseo de seguir nuevamente su escritura. Estos trabajos críticos desprenden gran meticulosidad en la investigación y una depuración expresiva de una pluma académica e incisiva, pero que no oculta el vuelo imaginativo del que es capaz en sus escritos narrativos.
A Cristina Campo
Son mis voces cantando para que no canten ellos, los amordazados grismente en el alba, los vestidos de pájaro desolado en la lluvia.
(Alejandra Pizarnik, “Anillos de ceniza”, Obras completas. Poesía y Prosas,
Buenos Aires, Ediciones Corregidor, 1990, p. 247.)
Cuando escribí el texto de contraportada dellibro Fugas de duermevela: prosas heridas usé el término:Advertencia (que, finalmente, no fue incluido). Al releerel texto y otros libros anteriores de la autora, como Elarca de la memoria (2012) y Cuarentena y otras pejiguerasmenstruales (2013), confirmé que este aviso sería unacierto para el lector que, entre anaqueles, busca entrar alincierto mundo de la lectura. Esta admonición le dejaríaclaro que, antes de abrir las páginas de este escrito,deberá renunciar a toda idea de pasividad o pretensiónconsumista al leer. Deberá optar por la lectura como

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proceso y no como un acto.
Fugas de duermevela- prosas heridas exige y construye un lector osado con la misma hambre de cultura universal de la autora; capaz de seguir rastros, entrar en la nebulosa, la frontera difusa entre el sueño-ficción, la realidad-mitobiográfica y la historia para descifrar el paisaje– “cicatriz” familiar, femenino, puertorriqueño y latinoamericano, muchas veces, “manchado” (como digo en la contraportada), de marginalidad, xenofobia, misoginia, violencia e inequidades milenarias y ancestrales.
Este libro nos presenta 30 escritos en prosa y 3 poemas intercalados, nos parece, de manera aleatoria. Ante una escritura laberíntica, tótem, jardín telúrico [siempre isabelino] hay que estar consciente que su lectura, como el de la Escritura (la Sagrada, el
Torá), exigirá pasar y traspasar todos los niveles de laexégesis 1 para el goce supremo de estas viñetas, cuadroso “imágenes disgregadas” como las que asaltaron alemigrante Olontetl–Quetzalcóatl -protagonista delcuento “Xocolatl”– [inevitable pensar en Jorge LuisBorges o en Julio Cortázar] antes de morir ahogado enuna planta procesadora de chocolate en Camdem, NewJersey. Tales fugas de memoria condicionarán el placerlector al nivel de participación que este realice. Así que,habrá niveles de placer como niveles de lectura.
Fugas de duermevela- prosas heridas se presenta conuna estructura no lineal como es la de los sueños y larememoración- cultural, histórica, literaria y familiar.Debemos entonces considerar cada lugar y nombrecomo pistas (alusiones o insinuaciones; Rémez del Torá)para poder entrar a tal fascinante universo literario y desaberes, tan profuso. El lector podrá escoger disfrutar del1er nivel- el Peshat o sentido general del texto como quienmira desde una montaña las marcas de un terreno, eneste caso, de localidades recurrentes [pero no las únicas]como PR, el Caribe, EU y Latinoamérica enlazadas portemas comunes que “Piedra sobre piedra” crean untúmulo funesto, descifrable de manera indirecta, sobreestas regiones. El lector podrá identificar la vil historiacolonial (“Mictlán” en homenaje a Monterroso o en“Indiátides”), la explotación de los nativos americanosdesde la conquista (“El transeúnte de nebulosas”, “La muñeca haitiana”), la farsa inextirpable en nuestrapolítica latinoamericana (“El quince uñas ”), [leyendacorta sobre el generalísimo Santa Anna, presidente 11veces de México] o el martirio en “intiempo” de losinmigrantes (“Sin título”) [leyenda sobre Martín Ramírezconsiderado, hoy, uno de los mejores representantes del“arte outsider” del siglo XX] . Desde ese primer planoel lector podrá percatarse, sin mayores esfuerzos, deuna narrativa incómoda por crítica e impugnadora dela historia -la nuestra- y sus constructos, pero sin dejarescapar las microhistorias como la del reo hawaiano [solo
1 En hebreo los niveles son Peshat, Rémez, Drash y Sod. https://elcaminodeyhwh.com/escritura-pardes-jardin/.


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una palabra delatará su origen] en espera de su última cena poco antes de la inyección letal (“última cena”); la de los adictos ( “Querer a Quiterio”), los huérfanos (“la grabadora”), los trabajadores de la tierra (“Lamedor de coquí”) o los despreciados (“Facelift”); TODOS, viven una eterna “víspera de la espina y el clavo” o la Pasión del Yeshua de la esperanza.
También, el lector podrá acceder al 4to nivel- Sod, como Ambrosio [innegablemente San Ambrosio de Milán, considerado uno de los 4 padres de la iglesia latina] en el relato “Ambrosio lee en silencio”, quien entra al reconocimiento del misterio; acceso que solo se logra desde una postura activa, una lectura consciente, con preguntas e indagaciones (3er nivel-Derásh) sobre la historia, noticias pasadas, leyendas, relaciones entre los textos-parábolas (incluso relaciones con sus libros anteriores), junto a la apertura de la percepción y el entendimiento, desde las propias lecturas. Entonces, como le ocurrió a Ambrosio: “irrum[pirán] nuevos signos de la lectura en el texto del Evangelio tantas veces leído…” (59) reconociendo que “hay toda una teología del acto pensante”, y la de esta voz narrativa es la Pasión de la causa femenina, a la que se le ha negado “su potenciación” y ministerio en el árbol familiar del Planeta: Emergí amniótica de la entraña sagrada de la Madre Tierra que tuvo a bien parirme para que fuese relieve de su genio y desmadejada figura. Gaya me siguió la pista con sus manos anchas, me esculpió los contornos de ánfora, me dotó de estos trazos de existencia que tú me has arrebatado, que has querido borronear de roja infamia (“La pasión según Ana Mendieta”, 16).
Cortés-Vélez en este texto nos transporta en una nave mítica por experiencias insólitas y desconcertantes, hombro con hombro con mujeres como Ana Mendieta, artista conceptual cubana (“La
pasión según Ana Mendieta”), la madre, las amigas anónimas de esta, Malala, María, madre de Jesús (“Ambrosio lee en silencio”), Mamá-abuela, Isadora, Ix Chel–la diosa maya de las aguas, la gestación [Atabey en nuestro contexto caribeño]– (“Hacia el averno de las baldosas”), las monjas alquimistas, la guerrera de Brasil Dandara [encarnada en el martirio transexual en el cuento del mismo nombre]; TODAS, junto a sus musas-brujas literarias (Sor Juana Inés de la Cruz, Alejandra Pizarnik, Clarice Lispector, Julia de Burgos, Vilariño, Ángela María Dávila, entre otras) para cruzar el río del sueño difuso de “ese desequilibrio danzante de las correspondencias” (“Variaciones del hastío en tres figuras”, 35 ) con el Otro, con la realidad contada vs la vivida; solo la ficción salva, las/nos salva porque: “aun herrada de estigmas supurantes la piel, me fertilizo… y de cada lacra, nacen como potrancas enardecidas en su autogénesis las palabras” (“la piel”, 96) en una escritura de juego de cuadros: “Por delante, vulváceos promontorios, infinitamente curvos, serpentinamente ondulantes, tortuosamente zigzagueantes…” (“Sin título”, 88).
En medio de este viaje-juego, paseo por el PaRDeS (por las primeras letras de los 4 niveles de las Escrituras Peshat, Rémez, Drash y Sod) o jardín de la Escritura, encontramos el escrito–cuasi caligrama–“El autor y su brújula” (94) en la que la autora agrupa de manera poco tradicional palabras sueltas, inconexas o, conexas desde otra lógica que no es la linealidad, pero que paradójicamente comunican y develan la retórica de lo difuso. ¡He aquí su advertencia y anuncio al lector! Este escrito, diseñado como una tarjeta, viene a ser clave; ¿explicación? receta o ¿calmante? para el transeúnte perdido-asombrado por “Le soir”, el espejo, el círculo de duplicidad-desconcierto-novedad [palabras tomadas de “El autor y su brújula”.] que ofrecen cada uno de estos relatos-mímica-transpuesta-traición; metáforas también de una escritura en diálogo con personajes, sucesos históricos y con las mejores tradiciones literarias

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tales como: La pasión según Antígona Pérez de Luis Rafael Sánchez; El arpa y la sombra de Alejo Carpentier; “Ruinas Circulares” en El jardín de los senderos que se bifurcan de Jorge Luis Borges, Final de Juegos de Julio Cortázar, La amortajada de María Luisa Bombal; Libro de los pasajes de Walter Benjamin; Alegorías en la lectura de Paul De Man, entre otros títulos) pero con brújula propia, abierta a la novedad de la construcción en la ficción y a la experimentación con el lenguaje hasta suprimir sus reglas como indicios de la fluidificación o flujos de los sueños o la memoria en la escritura (“Variaciones del hastío en tres figuras”; “El quince uñas”; “ la grabadora”; “ la piel”).
La escritura de Dinorah Cortés-Vélez en Fugas de duermevela: prosas heridas y sus otros trabajos son un espacio de incalculable medida y posibilidades de estudio. Su facultad alquimista, taumatúrgica y “fabuladora” [como ella misma se describe (El arca de la memoria, 11)] nos asegura una fuente desbordada de textos monstruos y “menstruos” impactantes-por comprometidos- (con o sin “calma ojos” o paños tibios [que los hay en este libro]) productos de una “lengua filopalabra tropel verbo…” (“Crónica de Alzhéimer”, 111) que denuncia, da voz a las/los “amordazados” sin renunciar a sus querencias el amor, la infancia, la familia; el misticismo.
Fugas de duermevela: prosas heridas un libro para asediar y desmenuzar placenteramente.
Palabra Pura, junio 2013, Dinorah Cortés-Vélez


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