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Amamantar

Amamantar

Guárdese sus prejuicios sobre la lactancia

Dalila Rodríguez Saavedra

Camina una mujer en la calle con un escote de pecho y muchos ojos la persiguen con disimulo. Bueno, disimulo y lascivia también. Camina una mujer en la calle mientras amamanta su bebé y todos los ojos la miran sin recato alguno. A decir verdad, hay casos en que las miradas son de tierna sorpresa. Otras de admiración y solidaridad, pero estas, lamentablemente, son las menos.

Amamantar nuestras criaturas es un acto de amor desprendido. Con o sin paño para taparse. Todas las madres pueden hacerlo si existe la voluntad y cuentan con una red de familiares o amistades en apoyo a la decisión. Sí, es ante todo una decisión personal. Por lo tanto, los juicios que se pasen sobre las que no deseen amamantar sobran. Como también están demás los comentarios peyorativos a quienes nos sacamos la teta (sí, si prefiere y su pudor le obliga, llámele pecho, seno) en cualquier lugar. No sea ignorante al respecto ni rabie por quienes no vacilamos ni un poquito en ofrecer contacto humano y una excelente alimentación.

Ha habido épocas en las cuales las madres han sido desinformadas a favor de una alimentación artificial.

Detrás de este hecho han estado los intereses farmacéuticos, la complicidad médica y la despreocupación familiar. Para la década del 60, y durante un largo periodo, lactar era visto como una señal de pobreza. Invertir dinero en leche artificial, en cambio, fue símbolo del progreso en la economía doméstica en general. El padre proveedor compraba leche, la madre (trabajadora desde siempre) no tuvo tiempo para amamantar.

La lactancia es tiempo invertido y mucha dedicación. Algunas personas lo comparan con “esclavitud” y cansancio extremo. Otras entendemos que sin el apoyo correcto puede parecer una ruta larga, pero por naturaleza solo al principio (y para algunas madres, no para todas) es complicado. Una vez estableces ese vínculo lo demás es gozadera y buen alimento. Observar a un bebé a los ojos mientras amamantas y ver sus manitos acariciando es poesía.

Guárdese sus prejuicios porque somos cada vez más las que no esconderemos las tetas para alimentar a nuestros hijos.

38 26 de julo de 2018

Retratos e historias39

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