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ALGUNOS ASPECTOS A CONSIDERAR EN LA RELACIÓN ENTRE LA NUTRICIÓN Y LA VIOLENCIA: BREVES COMENTARIOS
6 de septiembre de 2019
Algunos aspectos a considerar enla relación entre la nutrición y la
violencia: breves comentarios
José Rodríguez-Gómez
Introducción:
Las dietas actuales podrían estar cambiando la estructura y el funcionamiento de nuestro cerebro, lo que podría explicar, en alguna medida, cómo los niveles de violencia de países occidentales tienden a ser más prevalentes en comparación con otros países orientales o europeos. De igual forma, podría existir la posibilidad de que estas tendencias negativas sean reversibles con solo algunos cambios simples en la dieta diaria y suplementación clínicamente monitoreada (Rodríguez, González & Miranda, 2008). Resultados de trabajos recientes han demostrado que el contenido nutricional de nuestros alimentos está disminuyendo por lo cual son calificados como deficientes (UNICEF,2018). Parece ser que los años de explotación agrícola traen consigo la reducción o el agotamiento de muchos micro y macro nutrientes en los alimentos esenciales para nuestro consumo, con las implicaciones que esto tiene en la ingestión nutricional y su influencia en
nuestra calidad de vida y conducta. Tenemos que reconocer que la relación entre los aspectos aquí mencionados es compleja y requiere que se pueda comenzar a tomar en consideración desde una perspectiva multifactorial. Sin embargo, es vital entender que un deficiente consumo de nutrientes nos pone en riesgo por carecer de los sustratos bioquímicos que se requieren en la formación de neurotransmisores y otras sustancias corporales necesarias para nuestro adecuado funcionamiento cognitivo.
Lo que nos demuestran las investigaciones:
Investigaciones han demostrado que una malnutrición temprana impacta de forma negativa el crecimiento y desarrollo del cerebro, y que este daño puede predisponer a los sujetos a un comportamiento violento o antisocial al afectar sus funciones cognitivas primarias (Liu, Raine, Phil, Venables y Mednick,
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2004). También, es importante deconsiderar que la epigenética puede influiren la manifestación de conducta violenta,si complementamos dicho factor al factor
nutricional. 1
La ingesta nutricional inadecuadainfluye no solo en el comportamiento, sinotambién en las percepciones e introspecciónde personas que son privadas de nutrientesnecesarios, afectando la formación de supersonalidad la cual puede verse alterada,
1 La epigenética se utiliza en el terreno de la biología para calificar a aquello vinculado a la epigénesis. Este término tiene su raíz etimológica en dos vocablos griegos: epi (que puede traducirse como “a continuación de”) y génesis (inicio u origen) Así, pues, la idea de epigenética, se vincula al análisis de los factores que interactúan con los genes, por ejemplo, el ambiente. Se trata de factores que se encuentran determinados por el ambiente y no por la herencia (https://significadoconcepto.com / epigenetica/). Así, pues, puede haber influencia genética pero también una influencia seria ambiental que puede hacer que se manifieste o no alguna influencia genética. Así puede ser que haya algún factor genético, pero este puede ser estimulado o inhibido por la influencia ambiental.
lo que se traduce en una inhabilidad para reconocer la reglamentación social propia de su grupo, haciendo que este los catalogue como desviados, con las consabidas implicaciones de marginación (Rodríguez, González & Miranda, 2008). También, tenemos que reconocer que limitaciones nutricionales o ingesta inadecuada de determinados nutrientes pueden ser causantes de serios problemas de salud. Por ejemplo, muchas de las alergias a ciertos alimentos afligen a una gran porción de nuestra población y pueden causar diversas molestias como estornudo, prurito, artritis, desórdenes nerviosos, problemas de concentración, insomnio, dolores de cabeza y fatiga crónica. Más recientemente, se han vinculado enfermedades como el cáncer, la diabetes, la esclerosis múltiple y la esquizofrenia con las alergias a determinados alimentos (Nidecker, 1998;
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Holden & Money, 1994). La intolerancia al gluten se asocia con antecedentes familiares de alcoholismo, artritis, Síndrome de Down y desórdenes mentales tales como esquizofrenia y demencia (Bell, Marot & Cancio, 1996). Asimismo, el consumo de azúcar se asocia con la hiperactividad, problemas de comportamiento, carencia de concentración y tendencias violentas (Rodríguez, González & Miranda, 2009). En nuestra sociedad, muchas de las bebidas carbonatadas, de habitual consumo, tienen concentraciones extremadamente altas de azúcar.
De otro modo, las deficiencias de la vitamina B-12 pueden manifestarse como depresión, síntomas de esclerosis múltiple, demencia y desórdenes psiquiátricos, al igual que la manifestación de comportamientos obsesivo-compulsivos y maníaco-depresivo
(Casañas, 2003). La deficiencia de calcio puede causar ansiedad y ciertas fobias. La deficiencia de magnesio se manifiesta en depresión, agitación, incapacidad para manejar el estrés, desorientación, entre otros síntomas. El ácido fólico incrementa los niveles de la sustancia conocida como S-adenosil-L-metionina o SAMe, que posee marcadas propiedades antidepresivas en nuestro cuerpo (Galizia, Oldani, Macritchie, Amari, Dougal, Jones, Lam, Massei, Yatham y Young, 2016).
La educación sobre la nutrición y la ingesta adecuada de nutrientes en nuestros adolescentes y adultos jóvenes es importante particularmente en las etapas de desarrollo para no solo prevenir enfermedades físicas, pero para mantener una buena salud mental. Quizás, todas estas deficiencias pudiesen estar afectando
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la conducta de nuestros adolescentes provocando que estén a mayor riesgo de problemas conductuales por las insuficiencias nutricionales que pueden estar padeciendo y a las cuales no se les da importancia.
Entonces, la violencia en el país ha incrementado, la violencia externa, como delitos tipo 1, es la más prevalente. No obstante, se resalta la violencia interna desencadenada como suicidio o sentimientos de irritabilidad hasta emociones de coraje. Por otro lado, el costo de una nutrición con sus debidos nutrientes es alto, lo cual predispone a personas de bajos ingresos mantener una mala salud nutricional (Calderon,2014). Los niños de bajos recursos que están en pleno desarrollo cerebral no reciben estos nutrientes los cuales afectan su desarrollo
y desencadenan en efectos nocivos en el cerebro y esto se relaciona directamente con la conducta agresiva. Según King (2000), las deficiencias de proteínas durante el embarazo se asocian con la malformación de ciertas estructuras cerebrales, como la corteza frontal (relacionada con el juicio social), que a su vez se vincula con la violencia. Ciertamente, la poca promoción sobre la salud y sus implicaciones son un problema social. La poca educación que hay en torno a mantener una dieta balanceada en los adultos conlleva al aumento de enfermedades físicas y mentales desde temprana edad. Estos casos son vistos día a día en niños con problemas de atención e hiperactividad, así como casos de niños con obesidad y diabetes. Es imperativo la prevención a temprana edad desde la educación a los padres hasta la cooperación
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para aumentar los componentes nutritivos en nuestra dieta para promover una mejor calidad de vida y en general una buena salud.
Por otra parte, existe un tipo de depresión asociada con niveles elevados de un aminoácido llamado homocisteína. Este tipo de depresión responde pobremente a los medicamentos antidepresivos. La literatura señala que depresión está íntimamente relacionada con acciones suicidas (Regader, Bertrand, 2019). Estudios han demostrado que una dieta pobre en triptófano presenta altos índices de agresividad. En los niños, el zinc o las deficiencias de hierro también se relacionan con mayor agresividad, ya que la deficiencia de hierro puede reducir la transmisión dopaminérgica (Mendes, de Jesús, Singer, Barros & Mello, 2009).
El ácido fólico reduce los niveles de homocisteína y se ha encontrado que ayuda a pacientes deprimidos. Se cree que el ácido fólico, además de ayudar por sí solo en numerosos casos de depresión, puede ser una efectiva con el tratamiento con antidepresivos en pacientes susceptibles (Sathyanarayana, Asha, Ramesh, y Jagannatha, 2008). Existe una variedad del aminoácido llamada acetil-L-carnitina que ha demostrado absorberse mejor y que tiene efectos específicos sobre el cerebro. Se cree que la alcetil-L-carnitina promueve la síntesis del neurotransmisor llamado acetilcolina. Algunos estudios tienden a indicar que esta sustancia ayuda a mejorar no solo el estado anímico, sino los procesos cognitivos y la memoria (Rasgon, 2018).
Cabe mencionar que pruebas en los laboratorios realizados por los
Institutos Nacionales de Salud (NIH, 2018) demostraron asimismo que la composición de las membranas de las células nerviosas del cerebro de personas de Estados Unidos era diferente a la de las personas japonesas, que consumen más ácidos grasos omega-3. Los Omega-3, junto con zinc, hierro y las vitaminas A, B y D, desempeñan un papel crucial en la química del cerebro. Los omega-3 pueden ayudar a reducir la agresión y cambios de humor (Hibbeln & Gow, 2014). Las membranas de las células nerviosas de los americanos contenían mayor cantidad de ácidos grasos omega-6, menos flexibles y, por lo tanto, menos propiciadores de las sinapsis, mientras que los japoneses los cuales tenían en sus membranas celulares mayor cantidad de ácidos grasos omega-3. Por ello, una ingesta suplementaria de ácidos omega-3 durante el desarrollo temprano y la adultez es recomendable al prevenir la agresión y la hostilidad. Lo que quizás es necesario reflexionar es, ¿cómo nosotros que vivimos en una isla rodeada de mares por doquier tengamos que traer pescado congelado de otros países, cuando tenemos una multivariedad de villa pesqueras alrededor de Puerto Rico, con material fresco y a más bajo costo?
Conclusión:
Sin duda, lo que ingerimos afecta, no solo nuestro cuerpo en términos bioquímicos, sino, también, en términos conductuales y sociales. La ingesta nutricional y cómo esta puede influir en nuestra conducta requiere estudiarse más en detalle. Si mediante la modificación de
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patrones alimentarios o suplementación medicamente establecida, pudiésemos cambiar exitosamente los patrones de conducta violenta en determinados grupos, y podríamos ganar mucho en términos de intervención y prevención.
Referencias:
Galizia, I., Oldani, L., Macritchie,K., Amari, E., Dougall, D., Jones,T., Lam,R., Massei,G., Yatham, L., & Young, A.. (2016). S-adenosilmetionina (SaMe) para la depresión en adultos. Recuperado de https://www.cochranelibrary.com/es/cdsr/ doi/10.1002/14651858.CD011286.pub2/ full/es
Bell L, Marot M, Cancio E. Posible estado de insulinorresistencia en pacientes esquizofrénicos. Revista Argentina de Psiquiatría Biológica.3, 13.
Casañas, M. (2003). Nutrición Cerebral. Revista Acta Médica,11,26-37.
Rodríguez, J., González, M., & Miranda, G. (2008). Deficiencias nutricionales y comportamientos inadaptados: un posible nuevo paradigma para la prevención de conductas agresivas. Psicología y Salud, 18, 199-206.
Hibbeln, J., & Gow, R. (2014). Omega-3 Fatty Acid and Nutrient Deficits in Adverse Neurodevelopment and Childhood Behaviours. Journal of Child and Adolescent Psychiatric Clinics of North America, 23, 555-590. Recuperado de https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/ articles/PMC4175558/
Holden, R., Money, P. (1994). Schizophrenia is a diabetic brain state: a elucidation of impaired neurometabolism. Medical Hypotheses, 43, 420-435.
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King JC (2000). Determinants of maternal zinc status during pregnancy. The American Journal of Clinical Nutrition, 71 (5 Suppl) PMID: 10799411. Recuperado de http:// www.80grados.net/de-la-nutricion-yviolencia/
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Todas las pinturas son de Francisco Oller.
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