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extender el toque de queda establecido…” [o] “…enfrentar la emergencia causada por…” [el Covid-19 y el estado de excepción autoritario] Daniel Nina

“…extender el toque de queda establecido…” [o] “…enfrentar la emergencia causada por…” [el Covid-19 y el estado de excepción autoritario]

“…extender el toque de queda establecido…” [o] “…enfrentar la emergencia causada por…” [el Covid-19 y el estado de excepción

Por: Daniel Nina

La dignidad del ser humano es inviolable. Se reconoce como derecho fundamental del ser humano el derecho a la vida, a la libertad y al disfrute de la propiedad. Constitución de Puerto Rico1

Siento una voz que me dice agúzate Que te están velando Siento una voz que me dice agáchate Que te están tirando Y yo pasaría de tonto si no supiera Que uno tiene que estar mosca por donde quiera Y es por eso que yo digo de esta manera Que este individuo no sabe en que se metió Siento una voz que me dice agúzate Que te están velando Siento una voz que me dice agáchate Que te están tirando Y yo pasaría de tonto si no supiera Que uno tiene que estar mosca por donde quiera Somos un pueblo con dientes de leche Los hijos del trabajo sin merienda

Residente (René Pérez)2

1 La Constitución de Puerto Rico de 1952 provee en el Artículo II lo que se conoce como la Carta de Derechos. Como un acto de derecho colonial, bajo la Ley 600 de 1950, el Congreso de los EE.UU., autorizó al pueblo/gobierno de Puerto Rico a redactar su propia Constitución; en dicha ley, el Congreso le requirió a los boricuas tener en su constitución una Carta de Derechos. En su momento, se trató de un acto jurídico muy adelantado para todo el continente. Ahora bien, la sección 1 y 7, de la cual se cita la totalidad o un fragmento en el texto, representa la relación entre la ciudadanía y el Estado, en cuanto a la libertad respecta. Esencialmente, en Puerto Rico se respeta la dignidad del ciudadano, el sentido de libertad y la no intervención del Estado en la propiedad privada, sin mediar justa causa y bajo la garantía del debido proceso de ley. 2 De la canción Hijos del Cañaveral, del álbum Residente. La interpretación es del primer momento de la identidad musical de René Pérez cantando en solitario como Residente. Publicado por Electric Lady Studios en el 2017.

Y es por eso que yo digo de esta manera Que este individuo no sabe en que se metió Siento una voz que me dice agúzate Que te están velando Ay, yo siento una voz que me dice: “Cuida’o que te están pelando” Es que esa voz me está diciendo: “Cuida’o que te están tirando” Agúzate, que te están velando Ay, que esa voz siempre me dice: “Agáchate que te están tirando” Agúzate, que te están velando Oye vida, agúzate chamaco Cuida’o que te están velando Agúzate, que te están velando Ay, que esa voz siempre me dice: “Agáchate que te están tirando” Agúzate, que te están velando Pero yo no me escondo del diablo Porque yo soy un cristiano Agúzate, que te están velando Agúzate que te están velando Ay, agúzate te digo Cuida’o que te están velando Agúzate que te están velando Es que esa voz siempre me dice: “Cuida’o que te están tirando” Agúzate que te están velando Pero agúzate chamaco Huye que te están velando Agúzate que te están velando Richie Ray y Bobby Cruz3

El pasado 12 de marzo de 2020, la entonces gobernadora de Puerto Rico, Wanda Vázquez Garced, anunció que el mundo vivía una pandemia causada por el virus Covid-19, y que el gobierno habría de tomar las medidas necesarias para proteger a la ciudadanía. El 15 de marzo de 2020, la gobernadora emitió la primera Orden Ejecutiva, 2020-023, la cual estableció entre otras cosas un orden de protección a la ciudadanía, por vía de un toque de queda (“lockdown”). Desde entonces vivimos bajo un toque de queda, que lleva ya 13 meses, y no hay forma de pensar que este ha de desaparecer o ser superado (Nina, 2020).

A partir del 15 de marzo del 2020, el pueblo de Puerto Rico ha aprendido a convivir con las Órdenes Ejecutivas, las cuales bajo la entonces gobernadora se componían bajo el título de “Para extender el toque de queda establecido…”. (Orden Ejecutiva, 2020-023). A partir del 2 de enero de 2021, un nuevo gobernador juramentó lealtad a la Constitución de Puerto Rico. Pedro Pierluisi Urrutia se convirtió en gobernador, y a partir de su nuevo mandato ha emitido Órdenes Ejecutivas, para protegernos del Covid-19, bajo el título de “Para enfrentar la emergencia causada por…” (Orden Ejecutiva, 2021-026).

Ya sea por las órdenes emitidas por Vázquez Garced o por las más recientes emitidas por Pierluisi Urrutia, la libertad del ciudadano, hombres y mujeres de a pie, ha estado limitada. Hoy la ciudadanía que vive en Puerto Rico es víctima de un estado de derecho, de naturaleza de excepción, que restringe la libertad (Nina, 1989). No obstante, la nueva gobernanza pandémica ha ido transformándose y con ella han surgido nuevas formas de control, con las cuales no nos habíamos relacionado antes. Hoy el Estado es presencial, y tiene la capacidad de controlar al ciudadano que usa la mascarilla, como también cerrar al negocio que no cumple con sus obligaciones reglamentarias, y arrestar a usted por la menor provocación o violación a la Orden Ejecutiva. El Estado puede determinar que una barra o discoteca no puede abrir, pero también puede autorizar que una tienda por departamentos o un salón de venta de autos sí abran (Nina, 2020).

Pero no todo es igual. El período de Vázquez Garced fue inicialmente documentado bajo el cuestionamiento de si habría de durar eternamente. Muy temprano para saberlo. No obstante, en el inicio de la gobernación de Pedro Pierluisi Urrutia en el 2021, todo indica que el toque de queda no se va. Pero lo importante no es la justificación jurídica, sino la cultura del control, la cual se ha adentrado y es lo que debemos de examinar. ¿Hemos entrado a participar en una cultura de control sobre la libertad de los ciudadanos?4

Este trabajo es uno de seguimiento a trabajos previos (Nina, 2020). Intenta evaluar cómo las narrativas y prácticas discursivas en torno a la “protección de la ciudadanía” han evolucionado a un año de la pandemia. Es importante destacar que, contrario a término, la pandemia ha sido manejada en Puerto Rico con bastante efectividad salubrista y, pese a que en las estadísticas se registra la muerte de personas, el manejo de la crisis en el territorio

4 En un viejo texto del sociólogo jamaiquino residente en Inglaterra. Stuart Hall, este adelantó la tesis de los pánicos morales y cómo los mismos construían una justificación para tolerar cierto activismo de Estado para intervenir en la vida diaria de las personas. Ese activismo de Estado, el cual Hall acuñó como un tipo de pánico moral, tenía la capacidad de crear a un “enemigo” y una práctica discursiva del Estado que sancionara o legitimara la intervención policiaca (Hall and others, 1978).

Por otro lado, Puerto Rico ha presentado nuevas variantes en la gobernanza de la pandemia que sí merecen ser evaluadas y destacadas, en particular lo que tiene que ver con el manejo del otro u otra, no nacional. El año de la pandemia nos ha permitido, utilizando el lenguaje foucaultiano, desarrollar una nueva gubernamentalidad (Foucault, 1979).

En este ensayo, pretendemos evaluar los sucesos luego de un año de haberse proclamado la primera Orden Ejecutiva, la 2020-023 del 15 de marzo de 2020, en particular evaluar cómo las narrativas del gobierno han cambiado y cómo estas han impactado nuestro sentido de libertad. La referida Orden Ejecutiva solo puede ser examinada por nuestro entendido de la libertad frente al Estado. A partir de ese momento es que sabremos si realmente estamos transmitiendo una cultura de solidaridad o una de control y represión, en la cual el toque de queda se hace permanente, a partir del mundo disciplinario que se inserta en nuestros cuerpos, psiquis y alma (Foucault, 1980).

Pero yo no me escondo del diablo Porque yo soy un cristiano Agúzate, que te están velando

La más reciente narrativa del control de la población ha emergido desde diciembre del 2020, aproximadamente, en la creación de un nuevo enemigo. Por un lado, en el 2020 el Covid-19 era el principal enemigo de la población (Nina, 2020). No obstante, durante los pasados meses, la narrativa se ha concentrado que, junto al Covid-19, surgen nuevas formas de control social o exclusión social, a partir de la construcción de un “enemigo” común a la población (Cotto, 2021).5

Desde esta perspectiva, es interesante que el Estado, ya sea en el 2020 como en el 2021, se concentra en plantearnos que el enemigo a vencer es inicialmente la propia pandemia. Por lo tanto, las narrativas, tanto del Estado como de los sectores sociales diversos, es estar “unidos contra el Covid-19”. Pero el sentido de unidad requiere de la concreción de propósitos, y este cambia según va cambiando el control del estado de la pandemia, de los recursos salubristas disponibles y, más que nada, de la población ahora disciplinada, luego de un año de estar en confinamiento, que debe seguir instrucciones y comportarse dentro de parámetros de control del cuerpo y sus deseos.

Desde esta perspectiva, surgen a lo largo de un año de narrativas disciplinarias sobre el cuerpo por lo menos tres prácticas discursivas que dirigen nuestra atención en los pasados 12 meses. • Primero, el período de marzo a octubre de 2020, cuando el control absoluto del Estado se trató de imponer controlando nuestros cuerpos, nuestros deseos y más que todo, de nuestros movimientos sociales. Este período se caracterizó por intervención del Estado tanto con la población local, y reducción, abiertamente, de los accesos al país (cierre de los puertos marítimos internacionales de 5 Por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, los extranjeros, los turistas, los americanos visitantes, se han convertido en un problema. Ante esto, la población y el gobierno, han asumido que queremos “turistas responsables”, y donde se ha cuestionado el comportamiento de nuestros visitantes, y se ha señalado que en muchas ocasiones, estos son indebidos (Cotto, 2021).

turismo, reducción de los aeropuertos internacionales del país y control de la población entrante al país), procesos que fueron de represión y control a la población en general (El Nuevo Día, 2020a y 2020b; El Vocero, 2020a; Figueroa, 2020). • Segundo, el proceso que inicia en diciembre de 2020 en adelante sobre la narrativa de “me vacuno para estar seguro del Covid-19”, en la cual surge tambien la que va en contra el “enemigo externo”. No somos nosotros, sino las turistas, que no siguen la norma porque no se saben comportar, visten mal y, sobre todo, por su comportamiento diferenciado (el cual en nada tiene que ver con el Covid-19) produjo un discurso moral totalizante, al cual tanto “la niña como la señora”, en el decir de Jerry Rivas y el Gran

Combo de Puerto Rico, se acuñó (El Vocero, 2020b).

Es importante indicar que estas dos narrativas surgen bajo el momento político de la pasada gobernadora Wanda Vázquez Garced, quien modificó su comportamiento y sentir ante la situación general de la pandemia, asistida por un cuerpo de médicos consultores, así como de su sentido común de qué hacer. “Wandita”, “La mamá Wanda”, o la “Wandanza” fueron formas populares de representar la gobernanza de esta funcionaria público durante el período de su mandato que le tocó controlar la pandemia.

Ahora bien, hay una tercera narrativa sobre el Covid-19 y el control de la población, que surge a partir del cambio de gobierno el pasado 2 de enero de 2021, la cual es la que nos gobierna hasta el presente: • Tercero, luego de haber vacunado al día de hoy a sobre un tercio de la población con las distintas vacunas contra el Covid-19, ahora más que antes “no estamos seguros”. Hay que cuidarse del Covid-19 y todas sus variantes, y, pese a que nos vacunamos, no mejoramos. Por lo tanto, se impone una combinación de control al enemigo externo (mujeres afroamericanas, de sectores sociales populares, que no se saben comportar “como las señoritas” en Puerto Rico lo hacen, y que son violentas), acompañado con un activismo policiaco no visto en mucho tiempo en Puerto Rico, por el cual se legitima que la policía “limpie” “vacíe”, “intervenga” “hable por altoparlante” y le diga a la población que se “acabó la fiesta”. Es decir, y en el sentido popular el fenecido Tito Rojas, “y coge pa’ tu casa” (El Nuevo Día, 2021a, 2021b).

Estas tres narrativas sobre el Covid y su control son posiblemente el efecto del prolongado toque de queda, el cual, en la más reciente versión, la de la Orden Ejecutiva 2021-026, promulgado por Pedro Pierluisi Urrutia, hemos vuelto a agosto del 2020, cuando el toque de queda comenzaba a las 9pm. En la actualidad, los negocios cierran a esa hora y a las 10pm comienza el toque de queda.

Peor aún, las imágenes continuas hoy son de policías interviniendo tanto contra turistas como contra locales que están violentando el toque de queda (El Nuevo Días, 2020b). Todo esto con sobre un millón de personas vacunadas al momento de redactar este ensayo, lo cual nos indica que poco más de un tercio de la población ya ha sido protegida, lo cual se desploma cuando las propias autoridades nos notifican que, pese a la vacuna, no estamos seguros, pues ya no es el Covid-19, sino sus variantes, las cuales los boricuas recogemos, porque “se comportan mal y no siguen instrucciones” (Rivera Sánchez, 2021).

Siento una voz que me dice agúzate Que te están velando Siento una voz que me dice agáchate Que te están tirando

Foucault, a quien recurrimos nuevamente para interpretar esta historia, desarrolla un concepto que va de la mano al biopoder, que introducimos previamente (Nina, 2020). Se trata de la gubernamentalidad, el cual se presenta como una forma de analizar la práctica discursiva entre el Estado que regula y el sujeto ciudadano que asume la regulación (Foucault, 1979).

La gubernamentalidad entonces plantea que el gobierno asume una política de control social por la cual se establece el toque de queda, las vacunas, las pruebas continuas para identificar si nos hemos contagiado, y el continuo monitoreo de la población en general. Esto va aparejado de hacer cumplir la ley, por la cual la ciudadanía que viola la ley/leyes contra el Covid-19, serán “multados y citados” a procesos criminales en cuarteles de la policía y los tribunales.

Este proceso es la “mano dura” contra el crimen, contra las drogas y contra el Covid-19. Perdón, quise decir contra la población que es la portadora del Covid-19. Lo interesante de las políticas públicas contra el virus de la pandemia es que solo se controla si se domina el cuerpo que es el portador. Es decir, el sujeto ciudadano. Ante esto, la narrativa generalizada es la de control sobre la población, no sobre el virus. Por lo tanto, es uno el que viola la norma, el que no se sabe comportar, el que se puso la vacuna, pero como quiera se enfermó. En fin, y bajo el principio de la gubernamentalidad, el Estado debe controlar al pueblo bajo el principio de la soberanía y la disciplina. Pero es el cuerpo del ciudadano el que se debe controlar.

Esto nos trae el segundo componente de la gubernamentalidad, que es el cuerpo disciplinado. Ese cuerpo que, a partir de la narrativa de control social del Estado, lo asume como propio. Es un cuerpo institucionalizado, el de vastos sectores sociales, es el que por las redes sociales a partir de diciembre del 2020 comenzó a decir no somos nosotros, que son ellas; las turistas que vienen aquí a violentar nuestras normas sociales, nuestros valores, nuestro conservadurismo religioso. A ellas tienen que aplicarle el peso de la ley, porque corren los “skootels” por las avenidas, porque se orina por doquier, ante todo porque son violentas y nos pueden enfermar (El Nuevo Día, 2020a).

Lo más interesante que ha surgido es la práctica discursiva desde la sociedad civil, de que el enemigo no somos nosotros, sino son “ellos”. Pese a que podría sentirse como un clamor popular nacionalista, por primera vez contra el opresor-turista-Washington, no es cierto. No estamos en el albor de una Batalla de Argel (véase Gillo Pontecorvo, 1966) en la cual el colonizador es mi opresor y lo repudio (Fanon, 1961). Por el contrario, estamos ante un discurso conservador de la sociedad civil, que asume al Estado y que, junto a éste, señalan a los turistas en general y a las turistas afroamericanas en particular, como los causantes de nuestros males en la actualidad.

Estado y la población se hacen uno solo. Es un acto de biopoder, que combina soberanía/ley con disciplina/poder (Foucault, 1980; 1982). Para Foucault se había dado un cambio de paradigma. Se intentaba administrar la vida y no dejar morir. Antes se administraba la muerte y no se dejaba vivir.

Se da una relación entre el mundo de la disciplina, que intenta controlar el cuerpo, y el mundo del poder soberano que ya no administra en cercanía al cuerpo, sino al conjunto completo de la masa, de la ciudadanía, la población. Combina un proyecto de biopoder, el cual se narra a partir de una biopolítica donde el Estado asume, y la población deja que este lo haga, un poder soberano sobre el cuerpo [disciplina, y un poder de autoridad disciplinario sobre el alma de ese cuerpo, en su conjunto, dirigido a la población]. A la biopolítica le interesa el control de la población (Foucault, 1982). Lo interesante de esta conversación es que el Estado logra amasar toda esta base de poder, real y simbólico, a partir de la concesión que el pueblo le ha concedido a él en la teoría clásica del Estado moderno [poder soberano/poder delegado del soberano pueblo].

El trabajo de Jacques Danzelot, original en sí mismo, pero también en el contexto del trabajo ascendente de Foucault en las décadas de 1960 y 1970, permite entrever cómo la institución formativa de la familia se constituye en un eje de dominación. La familia es el núcleo primario en la que el Estado, sin promulgarlo, entra y condiciona la vida de los individuos, como cuerpo, y de los individuos como una población administrada (Danzelot, 1979).

La familia es un ecosistema en el cual el Estado no tiene que entrar diariamente a regularlo. No obstante, a partir de sus propias consideraciones, la familia se auto-regula y promueve su razón de ser de conformidad con el orden dominante. En ese sentido, la familia es un instrumento de control, pese a también ser una instancia de satisfacción personal.

La biopolítica, a partir del ejercicio del biopoder, permite que el Estado viva en nuestros hogares, residencias, y tome control de una institución tan primaria como lo es la familia. Pero esta instancia requiere de una estructura física: la casa. Es ahí donde hoy, en el caso de Puerto Rico, bajo el estado de toque de queda, se ha instaurado el poder del Estado sobre el cuerpo y alma de los ciudadanos que conforman la población general del país.

Y es por eso que yo digo de esta manera Que este individuo no sabe en que se metió

La gobernadora Wanda Vázquez Garced emitió 28 Órdenes Ejecutivas en relación al manejo y control del Covid-19. Casi un tercio de estas tenían que ver con el toque de queda y control de la población. Las órdenes ejecutivas se convirtieron en la forma de administrar la población. La gobernadora Vázquez Garced lo hizo a partir de los poderes generales que le confiere la Constitución, pero sin especificar cuales (Ver la Orden Ejecutiva 2020-023, a manera de ejemplo).

Pedro Pierluisi asumió la gobernación el pasado 2 de enero, y en lo que va de mandato ha emitido tres Órdenes Ejecutivas para regular el problema del Covid-19. Estas son las Órdenes Ejecutivas, 2021-

010 de 5 de enero de 2021, la 2021-014 de 4 de febrero de 2021 y la 2021-026 de 8 de abril de 2021. De forma inicial, las primeras dos órdenes ejecutivas abrieron la puerta para flexibilizar las relaciones sociales y a darle una oportunidad al comercio para tener mayores horas de intercambio mercantil.

No obstante, la 2021-026 constituye un retroceso, que nos devuelve al 3 de diciembre de 2020, cuando Wanda Vázquez Garced emitió la Orden Ejecutiva 2020-087. En la misma, esta establecía un toque de queda a las 11pm, mientras que ahora Pierluisi Urrutia establece un toque de queda a las 10pm. De forma consistente todos los toques de queda terminan a las 5am.

Lo interesante de Pierluisi es que establece fuertes restricciones para ciertas actividades sociales, como los bares y discotecas los cuales mantiene cerrados, mientras les da oportunidad a otros negocios, como los cines, teatros y anfiteatros, los cuales pueden operar con capacidad limitada.

Llama la atención que en procesos es el título que ambos gobernantes le ha dado a su gestión. Mientras Vázquez Garced abiertamente hablaba en sus títulos del toque de queda, Pierluisi Urrutia habla de las condiciones de emergencia creadas por el Covid-19. No obstante, ambos sostienen y mantienen un toque de queda, el cual se ha normalizado. En otras palabras, para generaciones jóvenes, para personas de edad media o adultos mayores, Puerto Rico vive bajo un estado de toque de queda que ya es “nuestra nueva realidad”. Por lo tanto, lejos de eliminar de plano todo lo relativo a un toque de queda, nuestros gobernadores han creado de éste un nuevo estilo de gobernanza. De madrugada, de forma jocosa, uno tiene “que irse a dormir. Como nos recuerda el cantante Ismael Rivera, “Señor sereno por qué me manda a dormir”.

Lo que es muy significativo de esta nueva gobernanza, según discutiéramos en el pasado (Nina, 2020), es que nadie cuestiona el origen del poder del Estado para convocar a un estado de toque de queda permanente que restringe la libertad de la ciudadanía. ¿En dónde en la Constitución de Puerto Rico existe la fuente en ley para autorizar a un gobernante a establecer por 13 meses un toque de queda como forma única de ejercer control sobre la población? Lo interesante es que nadie lo cuestiona y no ha sido sostenido legalmente.

El pasado 15 de marzo de 2020, la gobernadora Wanda Vázquez Garced emitió una Orden Ejecutiva por la cual determinó que podía detener las actividades sociales y económicas del país y pedirle a toda la población que cumpliera con un proceso de distanciamiento social. Es decir, a la población en general, le era requerido quedarse en su hogar y solo salir bajo ciertas excepciones. Para esto, proclamó un toque de queda (Orden Ejecutiva, 2020023, sección 1ra y 2da). Desde entonces, tanto ella como Pierluisi Urrutia han reclamado poderes constitucionales para imponer un toque de queda sobre la población y sobre el cuerpo de los ciudadanos que uno desconoce su razón de ser y origen.

Según dispone la Constitución en el Artículo IV, sección 4, se definen facultades y prerrogativas del poder ejecutivo, se define, que este podrá:

inminente peligro de ellas. La Asamblea Legislativa deberá inmediatamente reunirse por iniciativa propia para ratificar o revocar la proclama. De igual forma, la Constitución, en el Artículo VI, sección 17, los poderes tiene el ejecutivo en caso de una emergencia nacional. En dicha disposición se establece que:

En casos de invasión, rebelión, epidemia o cualesquiera otros que provoquen un estadode emergencia, el Gobernador podrá convocar a la Asamblea Legislativa para reunirse fuera del sitio en que tengan su asiento las cámaras, siempre con sujeción a la aprobación o desaprobación de la Asamblea Legislativa. Asimismo, podrá ordenar el traslado e instalación provisional del Gobierno, con sus agencias, instrumentalidades y organismos fuera de la sede del gobierno, por el tiempo que dure la emergencia.

Tanto en Artículo IV, sección 4, o en el Artículo VI sección 17 se establecen las prerrogativas del ejecutivo para declarar un estado de emergencia nacional, ya sea bajo una ley marcial (por agresión militar) o bajo emergencia (por motivo de epidemia). Pero el alcance de ambas disposiciones constitucionales no prevé para que el ejecutivo le indique a su población que se tiene “que quedar en casa”.

Vázquez Garced como Pierluisi Urrutia han sostenido sus órdenes ejecutivas en el “ordenamiento constitucional” pero nunca citan cuál es la fuente. Ya esto nadie ni lo cuestiona ni lo comenta. No obstante, el efecto es el mismo. Se estableció un nuevo sistema de derecho que impulsa la regulación y control social por vía de decreto del ejecutivo. Y estos decretos, no empece su validez moral de prevenir una enfermedad, carecen de una clara justificación constitucional.

Las órdenes ejecutivas de ambos mandatarios, tanto la 2020-023 como la 2021-026, hacen alusión a la Ley Orgánica del Departamento de Salud, legislación que data del 1912. En la Ley 81 de 14 de marzo de 1912, según enmendada, se dispuso en el Artículo 5 lo siguiente:

En caso de que alguna epidemia amenazare la salud del Estado Libre Asociado, el Secretario de Salud tomará las medidas que juzgue necesarias para combatirla y con la aprobación del Gobernador incurrirá en los gastos que sean necesarios por cuenta del Gobierno Estadual, con cargo al Fondo Estadual de Emergencia, creado por las seccs. 457 a 465 de este título.

Ambas órdenes ejecutivas, tanto de Vázquez Garced como de Pierluisi, mencionan a una ley especial que crea el Departamento de Seguridad Pública de Puerto Rico. En la Ley 20-2017, en el Artículo 6.10, se definen los poderes y atributos de la gobernadora para casos de emergencia nacional. Allí se dispuso:

En situaciones de emergencia o de desastre, el Gobernador de Puerto Rico podrá decretar, mediante proclama, que existe un estado de emergencia o desastre, según sea el caso, en todo el territorio de Puerto Rico o en parte del mismo. El Gobernador, mientras dure dicho estado de emergencia o desastre, tendrá, además de cualesquiera otros poderes conferidos por otras leyes, los siguientes:

(a) Podrá solicitar del Presidente de los Estados Unidos de América todo tipo de ayuda federal que conceda la legislación federal vigente, aceptar dicha ayuda y utilizarla a su discreción y sujeto únicamente a las condiciones establecidas en la legislación federal bajo la cual se concede. (b) Podrá dictar, enmendar y revocar aquellos reglamentos y emitir, enmendar y rescindir aquellas órdenes que estime convenientes para regir durante el estado de emergencia o desastre. Los reglamentos dictados u órdenes emitidas durante un estado de emergencia o desastre tendrán fuerza de ley mientras dure dicho estado de emergencia o desastre. (c) Podrá darle vigencia a aquellos reglamentos, órdenes, planes o medidas estatales para situaciones de emergencia o desastre o variar los mismos a su juicio. (énfasis añadido).

En otras palabras, bajo medidas de regulación socioeconómica, en particular en lo que tiene que ver con la Constitución, el gobierno de Puerto Rico ha impuesto un control sobre la población por decreto el cual al momento de redactar este escrito ya tiene 13 meses. No podemos olvidar que, pese a ya tener más de un tercio de la población vacunada, el Estado nos indica que no podemos salir a la calle porque seguimos en riesgo. El Estado nos controla y nosotros lo asumimos. Finalmente, hemos llegado a la sociedad de encierro, la de la época clásica según Foucault (Foucault, 1980), en la cual vivimos en la sociedad del encierro. Ojo, encierro que pasa dentro de nuestras mentes.

Dicho lo anterior, no hay ninguna justificación que establezca el control sobre el cuerpo; por el contrario, es sobre las leyes que rigen el país, los reglamentos que controlan las actividades de vida diaria, y, finalmente, las disposiciones de salud, si alguna, para momentos de pandemia o epidemia. Se trata de un ejercicio de biopolítica manifestado a través del biopoder (la ley y el derecho). Hemos iniciado, a partir de marzo del 2020, un nuevo proceso de control social, una nueva gubernamentalidad. Esta se hace con el claro “aprecio” del Estado, la participación “voluntaria” de la población y, en claro “menosprecio” a los principios básicos de la libertad de la persona, según garantizados por la Constitución de 1952.

El estado de excepción, gobernado por órdenes ejecutivas (iniciando el 15 de marzo de 2020 y continunando hasta el 8 de abril de 2021), en las cuales en 31 ocasiones nuestros gobernantes, y no la legislatura, nos han dicho que “tenemos que cuidarnos”. En otras palabras, el nuevo himno nacional es Agúzate de Richie Ray y Bobby Cruz. “Siento una voz que me dice…”.

Somos un pueblo con dientes de leche Los hijos del trabajo sin merienda

Monitorear el estado de derecho durante un año, a partir de la forma de gobernarnos por decreto, es un ejercicio político del poder soberano del Estado. Puerto Rico se ha acostumbrado a ser dirigido por decreto. Pese a que en las elecciones del 2020 el poder ejecutivo le corresponde a un partido político y el poder legislativo a otros/ as, lo cierto es que el país lleva un año donde legislación nacional en cuanto al Covid-19 es mínima. Lo que hay

son decretos del poder ejecutivo, a los cuales llamamos Órdenes Ejecutivas, los cuales nos gobiernan. Un total de 31 órdenes se han emitido para regular nuestro comportamiento social y para regular la capacidad del Estado en intervenir en nuestras vidas.

Lo interesante de la conversación es que en la segunda fase-consecuencia de la pandemia Covid-19, a diciembre del 2020, fue la propia población la que “señaló” a los turistas como los responsables del mal comportamiento asociado al contagio comunitario. Es curioso, pero los “verdugos” fueron los propios cuerpos disciplinados que como “zombies” en la noche, dirigieron su voluntad a reprimir más, en lugar de buscar su libertad. Como bien dijo René Pérez/Residente, somos un “pueblo con dientes de leche” es, decir aun comenzando nuestras vidas, aún inmaduros y, sobre todas las cosas, incapaces de controlar nuestro propio destino.

No obstante, lo anterior, en este periodo de encierro que ha durado un año, los grandes perdedores somos todos. Por un lado, el desarrollo y ejecución de nuestro sentido de libertad se ha trastocado. Hoy comenzamos a ver como normal que la policía conviva con nosotros en las áreas turísticas e intervenga y nos controle, tan solo por no tener la mascarilla puesta. Como apunté en otro momento, hemos entrado a una era de estado autoritario (Nina, 1989). Este viene y va, pero, sin lugar a dudas, el Covid-19 ha permitido que gobernantes como Vázquez Garced o Pierluisi Urrutia puedan reclamar que “por mi bien” me tengo que quedar en casa y, de no hacerlo, seré “multado y citado”.

Finalmente, la historia nacional a partir de la pandemia del Covid-19 no ha terminado aún. Lo que sí sabemos es que las prácticas discursivas y narrativas dominantes del Estado, que lograron incidir en la libertad de la persona ciudadana, no han terminado. Es momento de cambiar de dentadura, de superar los dientes de leche y convertirnos en ciudadanos adultos que exigen y luchan por su libertad, según garantizado en la Constitución de 1952.

Referencias:

Cotto, I. (2021) “Puerto Rico tomó decisiones difíciles ante la Covid-19, ahora busca atraer turistas responsables a la isla del encanto”, El Sentinel Orlando, 2 de abril de 2021. Danzelot, J (1979) The policing of families. Baltimore: Johns Hopkins University Press. El Nuevo Día (2020a) “Se reducen los arrestos por violar el toque de queda” El Nuevo Día, 30 de marzo. El Nuevo Día (2020b) “Asciende a 113 los arrestados relacionados por el nuevo toque de queda”, El Nuevo Día, 9 de abril. El Nuevo Día (2021a) “Una mujer en silla de ruedas denuncia que una turista le tiró un trago en la carta tras pedirle que usarla mascarilla”. 15 de febrero. El Nuevo Día (2021b) “Investigan policía insultó a un turista en Condado por altoparlante”, 12 de abril. El Vocero (2020a) Ascienden a 220 el número de arrestados por toque de queda”, El Vocero, 22 de marzo. El Vocero (2020b) “Intervienen con turista que se negó a seguir protocolos Covid-19 en el AILMM”, 29 de noviembre. Fanon, F (1961) Los condenados de la tierra. México: Biblioteca Popular los Libros de la Buena Memoria. Figueroa Cancel, A (2020) “La mayoría de las denuncias por el toque de queda progresan en los tribunales” El Nuevo Día, 2 de abril. Foucault, M (1979) “Governmentality”, Ideology & Consciousness, 6, 5– 21. Foucault, M (1980) Microfísica del poder. Madrid: La piqueta. Foucault, M (1982) Genealogía del racismo. Argentina: Colección Caronte Ensayos. Hall, S and C Critcher, T Jefferson, J Clarke and B Roberts (1978) Policing the crisis, London: MacMillan. Nina, D (1989) “Notas en torno al estado autoritario en Puerto Rico”, Revista América (Volume 1, Number 2, diciembre). Nina, D (2020) “El toque de queda [se queda]...la biopolítica del encierro”, Revista Cruce, 12 de abril, página 13 a 22. Orden Ejecutiva de 15 de marzo de 2020, OE 2020-023. Orden Ejecutiva del 5 de enero de 2021, OE 2021-010. Orden Ejecutiva del 4 de febrero de 2021, OE 2021-14. Orden Ejecutiva del 8 de abril de 2021, OE 2021-026. Rivera Sánchez, M (2021) “Crece la preocupación por las variantes de Covid-19”, El Vocero, 10 de abril de 2021.

Naturaleza: conexiones, sostenibilidad y trascendencia.

“La relación es con todas las cosas, con la naturaleza, los pájaros, las rocas, con todo lo que está alrededor y encima de nosotros, con las nubes, las estrellas y el cielo azul. Toda la existencia es relación.”

J. Krishnamurti

Naturaleza: conexiones, sostenibilidad y trascendencia.

Por: María de los Ángeles Vilches Norat

“La naturaleza puede inspirar diferentes manifestaciones creativas y expresiones artísticas. La naturaleza, la sublime, la escabrosa, la bella, ofrece algo que la calle o la comunidad cerrada o un juego de computadoras no puede brindar. La naturaleza conecta al joven con algo más grande de lo que es, ofrece el ambiente donde ellos pueden fácilmente contemplar la infinidad y la eternidad. La inmersión en la naturaleza expone directamente a los jóvenes a los elementos de los cuales hemos evolucionado: tierra, agua, aire, y otros seres grandes y pequeños. Sin esta experiencia, olvidamos nuestro lugar, olvidamos el gran telar de donde la vida depende.”

“En las próximas décadas, la supervivencia de la humanidad dependería de nuestra capacidad para entender los principios básicos de la ecología y vivir de acuerdo con ellos. Lo que necesitamos es una definición funcional de la sostenibilidad ecológica. La clave para esa definición es darse cuenta de que no necesitamos inventar comunidades humanas sostenibles a partir de cero, sino que podemos tomar como modelo los ecosistemas de la naturaleza, que son comunidades sostenibles de plantas, animales y microorganismos.”

Fritjof Capra

“El respeto implica reconocer que existen otros seres más antiguos y, por tanto, merecen existir y cohabitar con nosotros. Al respetarlos, nos imponemos límites a nuestra voluntad y a nuestra arrogancia. Al comprender que los seres tienen un valor, desarrollamos el sentimiento de reverencia y veneración… Todo lo que existe, merece existir y todo lo que vive, merece vivir.”

Leonardo Boff

“La visión de abundancia está basada en el compartir y en la profunda conciencia de que como humanos somos miembros de la familia planetaria. Esta conciencia de que cuando nutrimos a otros, nos estamos nutriendo, es parte del conocimiento ecológico y de la sabiduría antigua.”

Vandana Shiva

“Entender que somos parte de algo más grande que nosotros, es, yo siento, el regalo más grande que nos da la naturaleza. Con este regalo, nuestro sentido de identidad se expande y por extensión, ocurre lo mismo con la preocupación que podamos tener por el bienestar de todo. Mientras la ciencia nos explica la naturaleza, solo a través de la intuición, o sentimiento de calma, es que la podemos percibir.”

Joseph Cornell

“La ecología profunda persigue transformar las interacciones de los humanos de una antropocéntrica a una ecocéntrica y a reconocer que toda vida en la tierra posee el mismo valor intrínseco, valor que existe independientemente de las necesidades y deseos humanos.”

Julia Corbertt

“Se diría que el contacto con la naturaleza pone a las personas en su lugar, las sitúa dentro de un marco más amplio, en relación con el todo, permitiéndoles centrarse en las cosas que son realmente importantes para ellas. La autenticidad, eso que llamamos ‘ser una misma’, no es más que el resultado de una profunda conexión con nuestro ser natural, de una confianza básica en la bondad de nuestra propia naturaleza.”

Heike Freire

“La vida es una unión simbiótica y cooperativa que permite triunfar a los que se asocian.”

Lynn Margulis

“A medida que aprendemos de las especies, estamos aprendiendo también sobre los ecosistemas, la naturaleza donde se encuentran, pero también aprendemos que nosotros como parte de la biodiversidad del Planeta, también impactamos esos sistemas.”

19 de abril de 2021 Identidades

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