Ii número 2014 revista cultura de guatemala

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Masculinidades A単o XXXV, Vol. II, julio-diciembre 2014 ISSN 2304-7003




CULTURA DE GUATEMALA Enfoques humanísticos Cuarta Época

Masculinidades

Año XXXV, Vol. II, julio-diciembre 2014

Guatemala, 2014


305.31 R454

Revista Cultura de Guatemala: enfoques humanísticos Masculinidades / Coordinadores María Eugenia DelCarmen, Eduardo Blandón. - - Guatemala: URL: Editorial Cara Parens, 2014. x, 237 p. , il. - - (Cuarta época, año xxxv, vol.2, Julio – Diciembre 2014) ISSN: 2304-7003 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. I II III

Masculinidad Fotografía artística de desnudos Procesos por genocidio Ética Mujeres en la literatura Embarazo en adolescentes Educación sexual Universidad Rafael Landívar. Facultad de Humanidades - Publicaciones seriadas Leder, Dennis, S. J. – Entrevistas Música – Guatemala - Historia DelCarmen, María Eugenia, coord. Blandón, Eduardo, coord. Flores Castellanos, Miguel… [et. al.]

Cultura de Guatemala Revista Cultura de Guatemala. Enfoques humanísticos. Cuarta Época. Facultad de Humanidades Masculinidades Coordinadores: M.A. María Eugenia DelCarmen y M.A. Eduardo Blandón 1a. edición, Año XXXV, Vol. II, julio-diciembre 2014. Correo electrónico: culturadeguatemala@url.edu.gt Editorial Cara Parens de la Universidad Rafael Landívar Reservados todos los derechos de conformidad con la ley. No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su traducción, incorporación a un sistema informático, transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia, grabación u otros métodos, sin el permiso previo y escrito de los titulares del copyright. D. R. © Editorial Cara Parens de la Universidad Rafael Landívar Campus Central, Vista Hermosa III, zona 16, Edificio G, oficina 103 Apartado postal 39-C, Ciudad de Guatemala, Guatemala 01016 PBX: (502) 2426-2626, extensión 3124 Correo electrónico: caraparens@url.edu.gt Sitio electrónico: www.url.edu.gt Director: Subdirectora: Coordinadora editorial: Coordinador de diseño gráfico: Coordinadora administrativa financiera:

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Mgtr. Hilda Caballeros de Mazariegos Mgtr. Hosy Orozco Mgtr. Irene Ruíz Godoy

CONSEJO EDITORIAL DE LA REVISTA Mgtr. María Eugenia DelCarmen Dra. Karina J. García Ruano Mgtr. Hilda E. Díaz de Godoy Mgtr. Roberto Martínez Palma Mgtr. Alejandro José Mena Mgtr. Eduardo Blandón Dr. Miguel Flores Castellanos

COLABORADORES DE ESTE NÚMERO Dr. Miguel Flores Mgtr. Erick Gálvez Mgtr. Leslie A. Sechel Vela Mgtr. Beverly V. Contreras Yes Mgtr. Eduardo Antonio Díaz Molina Lcdo. Roberto Martínez Ramírez Dra. Aida Toledo Dra. Marta Casaús Mgtr. Juan Pablo Escobar Galo Mgtr. Roberto Martínez Palma Dr. Dieter Lehnhoff



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ÍNDICE Presentación .............................................................................................

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I. Área monográfica La fotografía de desnudo. Discursos de masculinidad. Un acercamiento a sus inicios. Dr. Miguel Flores Castellanos .....................................................................

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II. Colaboraciones Cinco cosas que aprendí sin querer: testimonio de un productor de audiovisuales Mgtr. Erick Gálvez .....................................................................................

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Educación hacia las nuevas masculinidades: una propuesta de prevención del embarazo adolescente Mgtr. Leslie A. Sechel Vela / Mgtr. Beverly V. Contreras Yes ................................

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Filosofía por la paz y la ética del cuidado: reconstrucción y génesis de la agencia para las nuevas masculinidades Mgtr. Eduardo Antonio Díaz Molina .............................................................

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Vida, pasión y muerte de un guatemalteco P. Fernando Juan García Pascual, S. J. ...........................................................

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Siete narradoras guatemaltecas en medio de la nada: apuntes críticos sobre la escritura contemporánea de mujeres guatemaltecas Dra. AidaToledo ..........................................................................................

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III. Pluma invitada La exacerbación del racismo durante el juicio por genocidio contra el General Ríos Montt Dra. Marta Casaús Arzú ............................................................................ 167 IV. Reseña Reseña del libro: “Ch’akulal, chuq’aib’il chuga b’anobäl: Mayab’ ixoqi’ chi ru pam jum kaxlan tz’apatäl tijonïk” Cuerpos, poderes y políticas: mujeres mayas en un internado católico Mgtr. Juan Pablo Escobar Galo .................................................................... 197 V. Entrevista Hacer arte: entrevista con el padre Dennis Leder, S. J. Dr. Miguel Flores Castellanos / Mgtr. Roberto Martínez Palma .......................

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VI. Arte El maestro de capilla durante la época colonial en Guatemala Dr. Dieter Lehnhoff ....................................................................................

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Presentación La Facultad de Humanidades da la bienvenida al segundo número, del año 2014, de la revista Cultura de Guatemala cuyo tema central consiste en el análisis crítico del fenómeno de las masculinidades. El doctor Miguel Flores propone en el área monográfica un estudio de la fotografía del desnudo en Centroamérica que revela el esfuerzo de los artistas por una estética nueva a través de sensibilidades que no siempre han sido bien recibidas. El artículo de Flores es un extracto de su tesis doctoral presentada a la Facultad de Letras y Filosofía, de la Universidad de Costa Rica, donde examina también la genealogía de la fotografía del desnudo y la crítica que ha comportado su recepción en el momento en que fueron expuestas. Este enfoque se complementa con otros artículos de colaboraciones, reseña y pluma invitada, que enfatizan, por una parte, el tema de las nuevas masculinidades, entendido como la construcción, desde los hombres, de una sociedad en igualdad en todas las esferas de la vida a través de una nueva manera de asumir roles y responsabilidades, y por otra, el tema de género, presentándolos como una contribución al diálogo y la reflexión sobre esta temática, relevante y de impacto en la actualidad. Por otra parte, cumpliendo también con el propósito de destacar el arte, se presenta una entrevista con el padre Dennis Leder, y un artículo del doctor


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Dieter Lehnhoff, ambos con una gran riqueza en su contenido y profundidad en su reflexi贸n. Aprovecho para agradecer a quienes con su contribuci贸n han ofrecido estos valiosos aportes e invito a todos y todas a disfrutar de su lectura.

Mgtr. Hilda Caballeros de Mazariegos Decana Facultad de Humanidades Universidad Rafael Land铆var


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I. ÁREA MONOGRÁFICA

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La fotografía de desnudo. Discursos de masculinidad. Un acercamiento a sus inicios. Dr. Miguel Flores Castellanos1

Resumen El presente ensayo presenta una panorámica del reconocimiento de la fotografía de desnudo masculino en la región centroamericana. Estas obras son puestas en valor, y se presentan los antecedentes a este tipo de imágenes que se han convertido en un género fotográfico no reconocido. Se brindan datos para futuros análisis y se reconocen a sus autores. Se hace ver la importancia de la exposición como un recurso discursivo de los fotógrafos, es decir, que a través de estas manifestaciones se presentan ideas sobre la masculinidad. 1. Introducción La fotografía es una disciplina que se ha convertido en un campo de investigación. Debido al auge de los últimos años, estas imágenes se convierten en referentes importantes de los contextos sociales donde surgen. Lo que se presenta aquí es un resumen del estudio “La fotografía de desnudo en Centroamérica, discursos de masculinidad”, tesis doctoral presentada a la Facultad de Letras y Filosofía de la Universidad Nacional de Costa Rica, que será publicada en los próximos meses. Como objeto de estudio, la fotografía

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Doctor en Artes y Letras de América Central por la Universidad Nacional de Costa Rica, licenciado en Letras y Filosofía por la Universidad Rafael Landívar. Investigador del campo fotográfico y artístico visual; profesor universitario.


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requiere una mezcla de sistemas de análisis que van desde la semiótica, la teoría del discurso y la teoría de género enfocada en las masculinidades. Las artes visuales, en términos generales, han sido poco analizadas con profundidad y en forma sistemática en la región centroamericana. Existen múltiples razones para ello, entre las cuales destaca el hecho de no ser consideradas temas prioritarios. A esto se suman las dificultades de acceso a bibliografía actualizada, que brinde nuevos marcos teóricos y formas de abordaje interdisciplinario y no encasillado en lo meramente histórico o formal. Los estudios que abordan la fotografía desde las nuevas tendencias estéticas, o desde una perspectiva multidisciplinaria son también, escasos. De manera particular la fotografía, a nivel mundial, se considera un campo específico en formación, con autonomía de las artes plásticas, pero no desvinculada totalmente de ellas. La fotografía denota un marcado desarrollo a partir de la década de los 80, cuando empieza a ser considerada por instituciones, galerías y museos del mundo. Desde los 70 es perceptible un cambio de paradigma, cuando también nace el interés por la historia de la fotografía, se rescata el valor de antiguos fotógrafos que, anteriormente, eran considerados como técnicos de la imagen. En Guatemala, la creación de la fototeca del Centro de Investigaciones Regionales de Mesoamérica (CIRMA), es un ejemplo. De igual forma, los archivos nacionales empiezan a preservar fotografías entre sus colecciones de documentos que datan desde el siglo XIX hasta la fecha, dado el carácter simbólico que han adquirido estas piezas. Desde su creación, la fototeca de CIRMA ha efectuado pocos estudios sobre el tema, debido a factores económicos2. En Costa Rica destaca el estudio La mirada del tiempo, historia de la fotografía en Costa Rica 1848-2003, editado por la Universidad Véritas

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Dos de las actividades más importantes han sido la exposición “Guatemala ante la lente”, imágenes de la fototeca de CIRMA 1870-1997 (1998), durante el evento Fotojornada 1998 y la exposición “Imaginando Guatemala”, fotografías de la colección CIRMA, 1850-2006 (2007).


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y la Fundación de Museos del Banco Central. En el resto de países no se encuentran antecedentes similares. La investigación sistemática de las artes visuales es casi inexistente en Centroamérica. La ausencia de investigaciones acerca de la fotografía3 ha generado la invisibilidad del campo fotográfico en eventos internacionales durante las décadas de los años ochenta y noventa, aspecto que cambió durante la primera década del siglo XXI. Si bien es cierto que los fotógrafos centroamericanos son tomados en cuenta cada vez más en exposiciones internacionales y certámenes, esto se debe a recomendaciones de curadores internacionales (especialmente españoles). Regularmente, para los estudiosos y organizadores de actividades de difusión internacional de fotografía, Centroamérica ha sido invisible. En la actualidad se vislumbra un cambio significativo de apertura que se manifiesta a partir de los años noventa, que le permite a la fotografía salir de su aislamiento. Esto se puede comprobar en programas como el Encuentro Latinoamericano de Fotografía, o ferias como Art Basel, o Foto Fest por decir algunas. Se carece de edición de libros de autores y, en las agendas de investigación académica de algunas universidades de la región, este tipo de temas no son objeto de estudio. El más reciente acercamiento a la fotografía latinoamericana, Mapas abiertos, aunque tomó en cuenta a algunos fotógrafos centroamericanos, muchos importantes fueron invisibles para el curador, por no hacer evidente una metodología de su investigación. Las instituciones, organizadores y creadores de fotografía en Centroamérica no se conocen entre sí y aún menos su producción. Cada uno de los países ha mantenido una política aislacionista, pero sí con pretensiones de ser interlocutores con los centros hegemónicos del arte (Estados Unidos o Europa),

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La poca que se hace en las universidades costarricenses, no circula.


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el resultado es que muy pocos centroamericanos han puesto sus ojos en América Central, y esta rica región cultural no figura entre sus prioridades de estudio. En la primera década del siglo XXI los centros culturales de España y otras organizaciones afines dirigidas por artistas como Teorética, Espira/Espora, contribuyen a modificar este panorama. La toma de consciencia sobre la riqueza artística contemporánea de la región surge con la primera exposición de arte contemporáneo centroamericano Mesótica II: Regeneración, organizada por el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo de Costa Rica, en 1996. La fotografía ha logrado su despegue gracias a las nuevas formas editoriales. El surgimiento del Table book4 ha hecho que los fotógrafos, que cuenten con un capital, pongan en circulación sus obras, libros editados por ellos mismos, lo que sin ningún texto que dé referencias y que sitúe al creador dentro de una corriente actual de la foto. Sin embargo, Centroamérica presenta una total ausencia editorial sistemática de este tipo de arte, que no permite una circulación y conocimiento del trabajo de los creadores. Lo usual en el mundo de la fotografía es que el fotógrafo pueda contar con un libro que recopile su producción, como carta de presentación. A partir del siglo XXI, esto cambia y los fotógrafos invierten en la edición de sus propios libros. A esto debemos sumar las pocas posibilidades e interés para la publicación de estudios especializados. Además, no existen los espacios idóneos para la difusión de la crítica fotográfica, un aspecto que es característico de toda la región mesoamericana. No existen publicaciones periódicas o revistas5 que den cuenta del desarrollo y estado del quehacer de la fotografía como expresión artística. Las revistas

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Table book recibe en el mundo editorial los libros de arte que regularmente son empleados como decoración sobre una mesa. Casi siempre se trata de ediciones muy cuidadas y su contenido gira alrededor de las ilustraciones, dejando poco espacio a un estudio profundo del tema.

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Durante el 2000 se publicó en Guatemala la revista Fotografía y diseño, bajo la dirección del fotógrafo Mario Madriz. Su línea editorial se orientó a los aspectos técnicos, su manipulación y diseño por medios digitales. Por razones financieras la publicación únicamente duró un año y solo circuló en algunas ciudades de Guatemala.


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tienen poca duración y dificultades de distribución6. Es en 2008 que surge la revista RARA, revista de arte y arquitectura, donde da cierta difusión a la fotografía, preponderantemente al registro documental de la arquitectura y, ocasionalmente, a fotógrafos, muchos de ellos extranjeros. Cuando los medios de comunicación llegan a publicar algo sobre el tema, lo hacen a través de acercamientos impresionistas, similares a los efectuados para las artes plásticas, destacando únicamente la destreza de la técnica, sin apreciar su valor estético, un caso que ilustra esto es la “Revista D” del diario Prensa Libre. Se carece de estudios multidisciplinarios o transdisciplinarios que puedan brindar otras lecturas. Muchos de los textos sobre fotografía, cuando llegan a escribirse, quedan registrados en catálogos de exposiciones (los cuales no son frecuentes por la falta de fondos de las instituciones) o reducidos en comentarios de prensa, en el mejor de los casos. En América Central, al igual que en otros países, el desnudo ha sido sinónimo de imagen femenina, algo que también sucede en la pintura y la escultura. Es evidente una mentalidad conservadora que persiste en perpetuar únicamente ese ethos. La fotografía en Centroamérica presenta muchos ejemplos de desnudo femenino, sin embargo, existen muchas obras de desnudo masculino que no han circulado. Prueba de ello es que se han encontrado este tipo de imágenes en pasadas exposiciones, en archivos de los fotógrafos y en colecciones privadas, que las nuevas generaciones no conocen. El hecho se registra en Costa Rica, Guatemala y Nicaragua, últimamente en El Salvador y Panamá. Las sociedades en estos países han recibido con estupor la imagen del cuerpo masculino desnudo7. En países como Belice y Honduras no se ha registrado, en el período de estudio, producción de este tipo de obras.

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Un ejemplo de esto lo constituye la revista Artmedia producida en Costa Rica, que empezó a tener una presencia importante, desde 2005 pero que fue interrumpida en 2008. Esta revista, en su corto tiempo, logró visibilidad internacional y, en sus páginas, la fotografía logró una difusión como nunca se había logrado.

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Algunos autores de este tipo de fotografía han manifestado que han sido objeto de censura por parte de propietarios de galerías de arte, del público o de instituciones patrocinadoras. Por ser un hecho que puede revertirse sobre quien lo realice, estas censuras no quedan documentadas. Se han detectado tres casos, dos en Costa Rica y otro, en Guatemala, donde existe algún tipo de evidencia de esta censura y que salió a luz pública.


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Ante la falta de información sobre la fotografía y, en especial, sobre la de desnudo masculino, se vio la necesidad de analizar su desarrollo, pues en varios países centroamericanos son el inicio de la carrera de los fotógrafos. Hasta el momento, no existe un estudio que pueda evidenciar lo que acontece en la región, pero se detecta una cierta animación acerca de esta disciplina. Realizar esta investigación brindó la posibilidad de identificar un corpus crítico, reconocer líneas futuras de investigación y estudiar la forma en que inciden los nuevos paradigmas teóricos de la fotografía en Centroamérica, todo ello con miras a establecer un registro del desarrollo fotográfico al fin de siglo XX y principios de siglo XXI. 2. Escenarios para la fotografía de desnudo masculino en América Central Desde los aspectos técnicos la producción de imágenes, se asumen los postulados que rigen el mundo de la fotografía a nivel global, que dictan los grandes productores de insumos para esta disciplina. Por muchos años se ha priorizado hacer fotografía más que estudios que den cuenta de su historia, aspectos estéticos o discursivos. El presente estado de la cuestión se estructuró en tres líneas: investigaciones, compilaciones de imágenes y exposiciones que abordaran el asunto de la fotografía de desnudo masculino en Centroamérica, y en algunos otros países, así como estudios o investigaciones sobre masculinidades en el campo fotográfico. Esta revisión documental sobre el tema de investigación, deja claro que es posible detectar la coexistencia de dos tipos de fotografía de desnudo masculino. Una definida por sus creadores como una expresión artística y, otro tipo, la concebida con fines de consumo masivo a través de medios de comunicación8, en particular revistas especializadas orientadas a público femenino y homosexual, y cuyos realizadores no se autoidentifican como parte

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Un antecedente de este tipo de publicaciones masivas se encuentra en la revista “Cosmopolitan”, que fue la primera que publicó un desnudo masculino dirigido al público femenino, el modelo fue el actor Burt Reynolds. Este tipo de fotografía encuentra un pleno desarrollo en la publicidad de Calvin Klein para ropa interior de varones.


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de la comunidad artística, estas publicaciones circulan en la región pero no son producto de fotógrafos del área. Para efectos de la presente investigación, dada la amplitud del tema, se abordará la fotografía como producto artístico, presente en exposiciones de arte de museos y galerías. No se estudiarán las propuestas de la publicidad. La situación de la imagen del desnudo masculino, concebida como arte, por el momento puede visualizarse a través de la publicación de libros de fotografía9, exposiciones o material promocional. La única investigación encontrada en Guatemala que menciona la fotografía de desnudo masculino es Datos dispersos de la plástica guatemalteca 1892-1998 de Guillermo Monsanto (2002), concebida desde su origen como una herramienta de fácil acceso proyectado a la población estudiantil. En ella se reconstruyen cronológicamente muchos hechos relacionados con la evolución de las artes plásticas en Guatemala, así como cortas biografías de artistas. El documento dedica algunas páginas al tema de estudio y registra varios nombres de fotógrafos. Este texto no es crítico, pero es el referente fiable sobre el arte en Guatemala. Un aporte importante de este texto a la fotografía del desnudo masculino es que registra el surgimiento de estas fotografías en Guatemala, y lo define como el inicio de un nuevo período. A propósito de la obra del fotógrafo Daniel Hernández-Salazar indica: El solo hecho de presentar a un hombre desnudo que sin preámbulos no modelaba una acción bíblica o mitológica y que en erección [sic] invitaba a romper la timidez del embarazo que provocaron sus inusuales fotos, fue un paso de ruptura entre el abundante público complaciente y el escaso observador analítico. En la pintura ya había ingresado en este campo, aunque con diferentes motivaciones plásticas, el artista Manolo Gallardo (Monsanto, 2000: 123).

El texto anterior permite observar la importancia de Hernández-Salazar, que se aleja de la representación tradicional del cuerpo del varón, asumida

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Las nuevas concepciones mercadológicas editoriales han ideado un género de libros denominado Table books, generalmente sobre temas de arte (todas sus manifestaciones), fotografía, arquitectura, turismo etc.


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en el arte hasta ese momento. Incluso, llega a perfilarlo como un cambio de paradigma en el arte, tanto en el nuevo lenguaje –fotográfico– como temático. Además, brinda escasos pero valiosos indicios de su recepción. Deja claro que el tratamiento del cuerpo desnudo ya se hacía en las artes plásticas con anterioridad10. Anualmente se publican numerosos libros de fotografías de desnudo masculino, a manera de compilaciones, es decir, libros para ser mirados. Para esta investigación se han tomado en cuenta aquellos de circulación regional. Entre las publicaciones a las que se ha tenido acceso y que contienen ensayos críticos, destaca Naked Men Too: Liberating the male nude (2000), de David Leddick publicado en Estados Unidos11. El autor hace una correlación de hechos socioculturales de la década del cincuenta en Estados Unidos y Europa, a partir de la imagen del cuerpo desnudo de varones. Por primera vez, una obra presenta las fotografías tomadas a los modelos, en su momento de esplendor, junto a otras donde presenta al mismo modelo al momento de la edición del libro. Leddick registra los efectos del tiempo sobre el cuerpo masculino, así como el cambio de actitud de los modelos desnudos, o parcialmente vestidos ante la cámara. El autor ensambla los hechos culturales y el producto fotográfico, en el que se refleja la incidencia de la industria pornográfica gay, en particular. Este es un libro de imágenes que incluye un ensayo, que constituye un insumo importante para la especulación de nuevo conocimiento acerca de las masculinidades, pero se decanta por los modelos, no tanto por los fotógrafos. La importancia de su ensayo estriba en que hace evidentes los cambios en el tratamiento del cuerpo masculino y su intersección con asuntos de tipo social, como la liberación femenina y la homosexual. Este libro incluye dentro de las imágenes que integran su corpus de estudio, dos fotografías del guatemalteco Daniel Hernández-Salazar: Fuego en la oscuridad (1994) y Dorso (1995). Aunque aparecen mal fechadas, constituye la segunda vez que estas imágenes aparecen en una publicación relevante del mundo fotográfico.

10 Esto daría pie a iniciar una investigación sobre el desnudo masculino en la pintura. 11 David Leddick es un prolífico autor de varios libros sobre la fotografía de desnudo masculino, Naked Men Too: liberating the male nude en 2001, es publicado luego de su exitoso Male Nude (1998).


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El libro Amor y deseo, de William A. Ewing (1999), también posee un completo registro de la historia y desarrollo de la fotografía de desnudo, sin identificar su procedencia, desde el siglo XIX y durante el siglo XX. Es uno de los primeros registros que brinda una estructura histórica fiable para cualquier estudio sobre el tema, ya que es presentado como un trabajo académico, donde se puede estudiar la evolución del discurso de la desnudez masculina. Su estrategia es delimitarlo y comprender su práctica ante el comercio y la pornografía. Lamentablemente se percibe este estudio exclusivamente desde el punto de vista estadounidense. Sus imágenes no son exclusivamente de desnudo masculino, sino que las intercala con fotografías de mujeres. Lo valioso de este texto es la forma de abordaje del tema desnudo, es uno de los primeros por decantarse por aspectos discursivos, además brinda rica información histórica del proceso de construcción de la fotografía de desnudo masculino en la cultura occidental. David Leddick, también publicó en 1998 el libro The male nude, en la prestigiosa editorial Taschen12. Esta obra ofrece una amplia recopilación de imágenes de desnudo masculino producidas a lo largo de dos siglos. El autor estructura su punto de vista por décadas, brindando al investigador una panorámica de su tratamiento desde finales del siglo XIX y el XX. Esta obra posee una visión histórica, donde son visibles quiebres epistemológicos por el auge de los viajes, el surgimiento del fisicoculturismo, de los movimientos homosexuales y de liberación femenina. También permite entender las mentalidades sociales, las motivaciones e intertextos culturales posibles, así como la concepción del cuerpo y el desnudo en sí mismos. En esta obra es perceptible un discurso propio de las teorías de género, pero no llega a profundizar en él. La mirada a todo el corpus investigado es eurocéntrica, los fotógrafos y fotógrafas citados son, en su gran mayoría, europeos y estadounidenses. Puede pensarse como limitación que el autor no emplea un enfoque académico, no cita fuentes bibliográficas, tampoco documentales. La

12 La editorial Taschen, en la década de los ochenta, revolucionó el mercado de libros de arte, convirtiéndose en una institución importante para la circulación de obras de arte. Aunque raras veces incluye ensayos que brinden una panorámica sobre determinado tema.


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obra es significativa porque deja claro que el desnudo masculino ha sido una constante durante toda la historia de la fotografía y que no es un fenómeno de finales del siglo XX. Hace notar que una de las estrategias de sobrevivencia de estas fotos ha sido el plegarse a los intereses y censuras de la sociedad, adoptando modalidades como fotografía deportiva –específicamente físicoculturismo–, o de moda y limitadamente como una forma de arte. Por otro lado, señala cruciales conexiones con hechos culturales que influyen en la composición y estética de estas imágenes, igualmente permite visualizar la evolución de las técnicas fotográficas y, lo más valioso, las diversas formas de expresión de las diversas masculinidades. Con esta información es posible que un investigador centroamericano deduzca intertextualidades que puedan darse en esta región. El hecho al cual se le ha puesto interés es que también en esta obra Leddick registra, por primera vez, dentro de ciento sesenta y seis fotógrafos entre los siglos XIX y XX, la obra del guatemalteco Daniel Hernández-Salazar (Guatemala), con dos imágenes: Fuego en la oscuridad (1994) y Dorso (1995). A pesar de que este autor no justifica la forma de selección de su corpus de análisis, dentro de su muestra es claro que el trabajo de Hernández-Salazar le impacta por su discurso y valor estético. Es importante destacar que Hernández-Salazar es el único fotógrafo latinoamericano en esta publicación13. Stewart, Tabori & Chang Inc. editan en 1996 el libro Eros, donde reúnen obra fotográfica de contenido erótico, con imágenes, tanto de hombres como de mujeres y parejas, junto a textos poéticos cargados de sensualidad. Esta publicación es un estudio sobre la fotografía erótica en sí, considerada como un libro de arte (Table book) que amalgama la imagen y el texto poético. Dentro del corpus de obras se presenta la pieza Siesta de una tarde de verano

13 Hay que hacer notar que en este libro su autor no tuvo claro el origen del fotógrafo, lo que se deduce de la siguiente oración: Hernández presents sensual material and models from Colombia and Miami (Leddick, 1998: 508). La presente revisión bibliográfica permitió corroborar que HernándezSalazar, nunca ha empleado modelos de Colombia, ni de Miami, este artista trabaja su obra con personas de su entorno, no profesionales del modelaje. Esta aparente confusión, queda disuelta cuando Leddick visita Guatemala en el 2000 con motivo de la presentación de sus libros.


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(1995), de Daniel Hernández-Salazar. Esta edición demuestra el grado de interés que la imagen erótica alcanza en los libros de arte, así como el valor que se da a la fotografía de este tipo. Eros es inofensivo, elegantemente editado, no provocativo, se enmarca claramente en la categoría estética, que se disfruta en soledad, o que se muestra cuando es propicio. Este libro es una loa al término erótico, sin llegar a teorizar sobre él. Lo relevante que se ve para esta investigación estriba en que se incluyó a un centroamericano dentro de una gran gama de fotógrafos del mundo. Esto demuestra que la obra de Hernández-Salazar ha sido comentada y valorada, en forma frecuente, fuera del istmo centroamericano. En general, este libro deja claro que el desnudo masculino también es sujeto de consumo en la sociedad estadounidense, y en que Centroamérica tiene en ese mercado sus propios creadores. Uno de los estudios más destacados sobre la fotografía de desnudo masculino lo constituye la investigación The Male Nude, in Contemporary Photography (1991), de la autora Melody D. Davis, publicado por la Universidad de Temple. Su estudio ha sido uno de los primeros que analizan la interrelación entre las percepciones sociales y la fotografía de desnudo masculino en Estados Unidos. Su estudio se basa en fotógrafos controversiales como Robert Mapplethorpe, Lucas Samaras, John Coplans, George Dureau, Joel-Peter Withkin y el cineasta Dusan Makavejev. La autora explora cómo el cuerpo masculino cambia ante la intervención del fotógrafo, donde el hombre ahora es visto desde diferentes perspectivas y géneros fotográficos. Basando su marco teórico en Foucault, Freud, Julia Kristeva, Jacques Lacan y Janine Chasseguet-Smirgel, Davis encuentra los mecanismos psicológicos y sociales detrás de la atracción por el cuerpo del varón desnudo. Esta obra es una muestra de la vigencia del tema en la última década del siglo XX. Lo valioso de esta investigación radica en la interdisciplinariedad de su abordaje, donde su objeto de estudio obedece a criterios estratégicos que le brindaron la posibilidad de demostrar su hipótesis, lo que se constituye en un modelo a seguir para otras investigaciones, cambiando los sujetos de estudio. Como es evidente, los libros publicados de fotografía de desnudo masculino son mayoritariamente recopilación de imágenes, son escasas la investigaciones


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que brindan mayor información, desde la perspectiva académica, ya que también ahí el tema del desnudo parece ser espinoso. Es evidente la ausencia de publicaciones de este tipo desde la perspectiva centroamericana, debido al escaso interés de la academia por el tema fotográfico, y más sobre el tema de masculinidades. A esto se suman factores económicos para sufragar la investigación y la producción de la publicación. Este tipo de trabajos debe enfrentarse a la mentalidad imperante, problemas de distribución, y en el caso de la fotografía específicamente, dificultades de impresión14. Todos estos factores sumados hacen invisibles a las fotógrafas y fotógrafos. Las publicaciones sobre este tema que circulan en la región son regularmente estadounidenses y/o europeas, hecho que se ha multiplicado debido a las compras directas vía internet. Las exposiciones son el otro escenario de la fotografía de desnudo masculino. Al igual que en Europa y Estados Unidos15, en América Central también este tipo de imágenes fueron expuestas públicamente bajo este formato. El referente por excelencia de estas actividades es el catálogo. En Centroamérica, la mayoría de las veces es inexistente, casi siempre por motivos económicos. Si llega a editarse, no incluye muchas referencias fotográficas y son escasos los que cuentan con textos críticos. Se nota en muchos el descuido en su edición, inexistencia de números de página, falta de historia de vida de los artistas, en algunos, casos sin fechas o lugares donde se presentó la exhibición. El investigador se encuentra con fuentes documentales poco precisas para el abordaje del objeto-sujeto de estudio. Los documentos a los que se tuvo acceso pertenecen a los propios creadores, a los archivos hemerográficos y de los museos16 de la región.

14 La impresión de fotografía es un proceso complejo que requiere gran experiencia en el ramo. En el mundo se distinguen por su impresión, Estados Unidos, Alemania y Japón. 15 Resulta importante señalar entre estas muestras las de Robert Mapplethorpe, en Washington, censurada su exhibición en la Galería Corcoran, debido a una demanda judicial. Igualmente polémicas resultan las obras del hondureño-estadounidense Andrés Serrano. 16 Hay que tomar en cuenta que los museos de la región muestran características particulares, la gran mayoría, a excepción de los de Costa Rica, no presentan una promoción, difusión, programación, catalogación, conservación y archivo adecuado.


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A pesar de los problemas en la documentación, se pudo comprobar la existencia de 20 exposiciones en las cuales se presentó el desnudo masculino en toda la región. Costa Rica y Guatemala destacan como los países con mayor producción entre 1980 y 2000. Se encontró una escasa producción en Nicaragua. En El Salvador y Panamá son evidentes este tipo de imágenes después del año 2000. Honduras y Belice aún no presentan indicios de la producción de este tipo de fotografías. Como puede apreciarse en el Inventario de fotografías de desnudos masculinos en Centroamérica (ver tabla 1). Para determinar sus fechas, participantes y obras se requirió una investigación profunda por cada país. De la fotografía de desnudo masculino en Nicaragua existe únicamente documentación publicada en un medio de comunicación (versión digital), no hay más vestigios. Antes de 1986 no se registra ninguna exposición de fotografía de desnudo masculino en la región. Aunque la reciente publicación del libro: Zadik, un fotógrafo moderno, por la Fundación Zadik (2008), demuestra la presencia de este tipo de imágenes dentro de su producción artística desde 1937, pero con escasa, por no decir ninguna circulación. Hay que comprender que en la época, no existían galerías de arte y, además, se enfrentaba a una mentalidad netamente patriarcal, que orientaba lo fotográfico a lo paisajístico, por asuntos de difusión turística. Estas obras ven la luz en el mundo del arte hasta el 2008. Las exposiciones que llevan el nombre de desnudo masculino son escasas, regularmente asumieron otras denominaciones. Es notorio que, a pesar de ser consideradas obras de arte, las fotografías de desnudo masculino desataron la polémica en el momento en que se exhibieron. Las galerías de arte y museos serán el escenario idóneo de protección para estos discursos, ante una mentalidad falocéntrica, que impera en mayor o menor grado en todos los países de la región. Como se ha visto arriba, el tema del desnudo masculino es una realidad dentro de la fotografía contemporánea de América Central y, posiblemente, también responde a la dinámica del discurso de género. El tema ha sido estudiado y difundido solo desde los centros hegemónicos del arte (Estados


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Unidos y Europa), pero las imágenes centroamericanas no han encontrado interlocutores, a pesar de ser evidente una producción con altos índices de calidad desde la década de los ochenta. En Centroamérica, el desnudo masculino ha sido abordado en forma cuidadosa por algunos museos y, más libremente, por las galerías de arte, en diferentes tipos de muestras, a pesar de las mentalidades conservadoras imperantes. Los estudios desde la perspectiva de género ofrecen una visión amplia de los hechos y se está consciente de que no son patrimonio exclusivo de las feministas. Es una nueva forma de crear conocimiento. El área de los estudios de masculinidades es muy reciente, se perfila como una nueva veta de investigación que puede hacer aportes, tanto para feministas, como para toda la sociedad. Por el momento, no se han encontrado estudios sobre la fotografía desde esta perspectiva en la región centroamericana. Los libros de fotografía de desnudo masculino, a los que se ha tenido acceso, son escritos fuera de la frontera centroamericana y asumen posiciones históricas eurocéntricas. En América Central simplemente no existen. El hecho de no existir en la región procesos de sistematización de la investigación en el campo de las artes17 hace que la fotografía tampoco se registre, a pesar de ser un campo en formación18. Lo anterior crea un enorme vacío y muchas limitaciones para una investigación en esta temática. 17 Es importante indicar la labor de los museos en Costa Rica, que empiezan a sistematizar y registrar el hecho artístico, incluso, aplicando nuevas tecnologías. Destacan los proyectos promovidos por el Museo de Arte Costarricense y el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, que cuentan con unidades de documentación e investigación. Un ejemplo de extender su acción a Centroamérica lo constituye el sitio web del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, que además de documentar sus exposiciones, cuenta con una revista digital y una sección dedicada a los artistas centroamericanos. En el resto de países de América Central, la información sobre artes pláticas es dispersa, cuando llega a existir. 18 Como ya se dijo, en fotografía, a pesar que el campo ha empezado recientemente un marcado desarrollo, no se está documentando, ni investigando sobre él. Las primeras investigaciones sobre fotografía las constituyen tesis de grado y pregrado de algunas universidades en Guatemala y Costa Rica. En Costa Rica, la Universidad Véritas ha generado investigaciones previas a optar a los diferentes grados en fotografía, su temática cubre un variado espectro del quehacer fotográfico. Lo mismo ocurre con el Colegio Universitario de Alajuela. En Guatemala, la Universidad Rafael Landívar, en la carrera de Letras y Filosofía, ha generado un estudio sobre la obra de los fotógrafos Luis


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Como se pudo verificar en los apartados anteriores, insisto que la fotografía en América Central no ha sido objeto de estudio desde el ámbito académico (a excepción del trabajo realizado en esta línea por la Universidad Véritas19) y menos aún, desde la perspectiva de género. Algunos escritos en catálogos, revistas y sitios de internet brindan ideas generales sobre el acontecer en materia de fotografía en Centroamérica, pero se percibe una convivencia confusa. Se han encontrado algunos textos, casi siempre realizados desde fuera del área, con imprecisiones y múltiples inexactitudes. Como ejemplos: el ensayo realizado por Nahela Hechavarría (2004), especialista de la Dirección de Artes Plásticas de la Casa de las Américas en Cuba20, y el libro sobre fotografía latinoamericana publicado en el 2003, coordinada por Alejandro Castellote21, que si bien toma en cuenta a Centroamérica, lo hace en forma superficial y poco veraz. Aunque en este texto se aclara la necesidad de profundizar en futuros estudios, esta publicación dejó fuera a muchos representantes de la fotografía de la región, lo que hace invisible, ahora y para el futuro a creadores importantes, con lo que no brinda una visión acertada de la fotografía en América Central. Ante el panorama actual de la investigación en el campo del arte, el estudio de la fotografía de desnudo masculino resulta una novedad, ya que no se han realizado estudios similares en la región centroamericana. La fotografía ha sido poco estudiada, cuando mucho desde sus aspectos técnicos, pero no desde una perspectiva de género. El aporte de este estudio es restituir la historia González-Palma y Daniel Hernández-Salazar; el departamento de Ciencias de la Comunicación en los últimos años ha generado un insipiente corpus de investigación sobre el tema fotográfico. Nicaragua cuenta con una investigación en el campo de la fotografía documental realizada por Dolores Torres desde el Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica de la Universidad Centroamericana. Costa Rica cuenta con una historia de la fotografía editada por la Universidad Véritas, reúne documentación hasta el momento dispersa sobre fotografía y fotógrafos destacados. 19 A finales del siglo XX, la Universidad Véritas establece la carrera de fotografía, primero a nivel técnico y luego como licenciatura, lo que generó la investigación en el campo fotográfico a través de tesinas y tesis. 20 Cfs. Hechavarría, N. La fotografía en Centroamérica: una mirada a su contemporaneidad. <http:// www.arteamerica.cu/1/dossier/hahela.htm#_ftn1> Citado el 11 de marzo de 2004. 21 Cfs. Castellote, Alejandro. Mapas abiertos, fotografía latinoamericana 1990-2003, Madrid, Edit. Eischen (2003).


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de las fotografías y obtener información directamente de los fotógrafos para poder establecer el sentido diacrónico de la fotografía de desnudo masculino de la región. Se encontró con la dificultad de que muchas de estas imágenes están en colecciones privadas, forman parte de los archivos de los fotógrafos o se han perdido, por lo que se hace otro aporte al rescatarlas y difundir su contenido. Las imágenes existen, así como sus autores y registros documentales, por lo que se consideró la viabilidad del estudio para que se pueda brindar una visión panorámica de la fotografía de desnudo masculino en América Central en un período histórico determinado. Como se ha demostrado anteriormente, al no existir hasta el momento una investigación que estudie la fotografía de desnudo masculino, se ve su pertinencia, ya que permite aportar información importante para la construcción del campo fotográfico de la región, además se establece una visión sobre el tema. Esta investigación generó material de información, tanto para el conocimiento de los propios fotógrafos del istmo, que muestran evidencias de mutuo desconocimiento de su trabajo artístico, como para el resto de la comunidad artística. Más que un recuento histórico del arte fotográfico, se propuso observar los objetos de estudio más allá de las características formales de una obra de arte; así, la inclusión del asunto masculinidades, agrega interés a otro campo del conocimiento como es el género, lo que abre nuevas rutas de análisis en favor de expectativas de nuevas propuestas de masculinidad y, de paso, brindar una visión de una parte de la fotografía desde América Central. 3. Apuntes para la historia de la fotografía Con base en pesquisas documentales y visitas a estudios, así como a galerías de arte, se procedió a realizar un inventario y, posteriormente, un ordenamiento de las fotografías del desnudo masculino y sus creadores en Centroamérica, en el período comprendido entre 1980 y 2000. Un inventario a priori dio como resultado constatar que existe una gran cantidad de imágenes de este tipo (ver tabla 1). Algunas han sido expuestas y muchas más no.


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En Centroamérica destacan dos polos de creación de estas imágenes: Guatemala y Costa Rica. Al mismo tiempo se comprueba que, muy pocas obras, han sido censuradas abiertamente, pero también son muchas las que, por diversos motivos, aún son invisibles. Solo dos fotógrafos centroamericanos han logrado publicar sus obras fuera de la región, en libros especializados de desnudo masculino: Daniel Hernández-Salazar y Jaime David Tischler. Existen publicaciones alternativas como postales, regularmente generadas desde los propios estudios de los fotógrafos, hecho que también se da en Costa Rica y Guatemala. Es perceptible gran animación alrededor del desnudo masculino en los primeros años del siglo XXI en Costa Rica, algo que no sucede en el resto de países de la región, por lo cual valdría la pena realizar otra investigación al respecto. Las imágenes que integran la muestra de análisis permiten conocer los diferentes contextos de cuándo surgen este tipo de obras y, así, poder fijar este corpus en la historia de la fotografía centroamericana. Además, son evidentes sobre su superficie, planteamientos que los fotógrafos crearon con el desnudo masculino como discurso. De igual forma resultó importante verificar el tipo de recepción que estas exposiciones tuvieron en los distintos países de una misma región. Muchas de las obras aparecen sin título, un número menor sí tienen nombre. La mayoría de las piezas estudiadas pertenecen a series que actualmente se encuentran desarticuladas. De todo el conjunto de fotografías algunas pocas han recibido el reconocimiento institucional, por ejemplo las primeras presentadas en Costa Rica por el Museo de Arte Costarricense, algo que no ha sucedido en Guatemala, que logró hasta la fecha solo la consagración de editoriales en Alemania y Estados Unidos. Por otro lado, es notoria la escasez de espacios para realizar exposiciones fotográficas en general y, programas que brinden la posibilidad a nuevos creadores para producirlas. Resaltaron en la muestra de análisis los siguientes aspectos: ●

 Diferencias del número de imágenes producidas en un mismo país para


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una misma exposición; igualmente dispar, el número de fotografías realizadas hasta la fecha por un mismo creador. ●

 Existe un alto porcentaje de obras que no han sido expuestas, especialmente de fotógrafas, aspecto que las hace invisibles, por no permitirse su exhibición.  Todas las exposiciones cuentan con escaso material peritextual (mercadeo). Es evidente que la exhibición fue el único vehículo por medio del cual estas imágenes llegaron al ámbito social de los diferentes países de la región. La situación de precariedad con que se formularon las muestras dejó de lado la posibilidad de la elaboración de catálogos impresos.  La crítica no se manifiesta, ni realiza investigaciones sobre este tema y tipo de fotografías.

Como puede observarse (ver tabla 1), estas imágenes no han sido difundidas. Salvo algunas pocas que sus autores han logrado exponer, ya sea en otras ciudades fuera de la región centroamericana, o las publicadas en libros, editados en Alemania o Estados Unidos. No existe hasta la fecha una política de difusión de la fotografía, como tampoco para el resto de manifestaciones artísticas dentro de Centroamérica. 4. La práctica de la fotografía a finales del siglo XX en Centroamérica La práctica fotográfica, como arte, a finales del siglo XX en Centroamérica vivirá las consecuencias de tres escenarios importantes en el desarrollo de las artes en la región, como lo señala Edelberto Torres-Rivas en la Historia General de Centroamérica (1994, 194-195). Uno de ellos es la creación del Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes en Costa Rica. Es el primero que se establece en el istmo, que estructura políticas culturales decisivas en la gestión y promoción de las artes. En segundo lugar, la puesta en marcha del proyecto cultural sandinista que, además de crear el Ministerio de Cultura, apoyará


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otras instancias descentralizadas de acción artística (sindicatos, asociaciones obreras y civiles) y de animación cultural, lo que da por resultado eventos artísticos que se extenderán por toda Nicaragua. Como tercer escenario está la situación de violencia extrema en Guatemala (y El Salvador y Honduras, cada una con matices diferentes), que a pesar de que en 1986 crea el Ministerio de Cultura, con instituciones dedicadas y con experiencia en la gestión artística, ubicadas en el Ministerio de Educación, le asigna un presupuesto bajo y una estructura organizacional inoperante que no rinde los frutos esperados22. Los escenarios planteados por Torres-Rivas generan condiciones particulares en cada uno de los países de la región, donde destaca cierta holgura de maniobra en Costa Rica gracias a sus instituciones, algo que no ocurre en el resto de los países. Hay que tomar en cuenta que la fotografía es un arte costoso de producir, lo que lo limita solo a ciertos estratos sociales, he ahí que la promoción y difusión de la fotografía correrá a cargo de la iniciativa privada y, al final del siglo, de organizaciones culturales no lucrativas, pero dirigidas regularmente por mentalidades conservadoras. A partir de la década de los noventa, casi todos los esfuerzos por difundir la fotografía son de agentes privados (galerías y curadores), aspecto que condicionará la visión de lo que es la fotografía a lo largo de Centroamérica. En el caso de Costa Rica, el Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes revive en 1972 los “Salones Nacionales de Artes Plásticas”23 y luego, en una segunda etapa, en 1981, los “Salones Nacionales de Fotografía”. Con estas acciones institucionales se establece un ambiente favorable para la foto, pues se convierten en espacios de consagración de la labor de los fotógrafos, lo que connota, además, que esta es vista como un objeto de arte desde la década de los

22 Cfs.: Torres-Rivas, en: “La sociedad: la dinámica poblacional, efectos sociales de la crisis, aspectos culturales y étnicos”, Historia general de Centroamérica. San José CR, FLACSO, 1994: 191-195. 23 Según indica José Miguel Rojas, en el catálogo Salones nacionales de artes plásticas, 1972-1993, editado por el Museo de Arte Costarricense, la iniciativa de revivir los salones de artes plásticas fue del ministro de Cultura de ese tiempo, el licenciado Alberto Cañas. La idea era retomar los salones que se realizaban en Costa Rica entre 1928 a 1937. Cfs. Museo de Arte Costarricense. Salones nacionales de artes plásticas, 1972-1993. San José CR: Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes, s/fc.


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ochenta, aunque se manejen conceptos ortodoxos de lo que es fotografía. Estos salones se interrumpen en 1983, y es hasta finales de la década de los noventa que la fotografía nuevamente vuelve a tener presencia en museos y galerías de arte. En Nicaragua y El Salvador la presencia de numerosos corresponsales de prensa extranjeros, que dieron cobertura fotoperiodística a los conflictos bélicos de esos países, crearon, sin proponérselo, una formación en el campo de la fotografía documental, llegando algunos fotógrafos centroamericanos a ser publicados en importantes diarios del mundo, a través de prestigiosas agencias noticiosas; aún hoy en la actualidad, se percibe cómo en El Salvador se tiende a privilegiar el fotoperiodismo como el deber ser de la fotografía. En el caso de Guatemala, ante la frágil estructura gubernamental con propuestas hacia las artes plásticas en general, e inexistentes en particular para la fotografía (al igual que en otros campos del arte), dio origen a que nacieran estrategias del sector privado, entre las que destacan la actividad del Club Fotográfico de Guatemala y la Bienal de Arte Paiz, único espacio de consagración para la fotografía en este país24. A esto debe sumarse la labor de las galerías de arte y a principios del siglo XXI a los organizadores de subastas, que dieron cabida a la fotografía en el campo artístico. En Honduras, la fotografía encuentra un espacio para su reconocimiento en los eventos anuales conocidos como: Antología de las artes plásticas. En Panamá no se encuentran registros de acciones institucionales a favor de la fotografía. En el caso de Nicaragua solo en los últimos años es visible el registro y acopio realizado por el Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica, de la Universidad Centroamericana, que cuenta con un valioso archivo fotográfico documental. Las acciones notorias son de índole personal de los mismos creadores, como puede apreciarse en el libro ‘Estampas del Caribe Nicaragüense’ de María José Álvarez y Claudia Gordillo. 24 La Bienal de Arte Paiz es el primer evento en su tipo que se mantiene sin interrupciones cada dos años desde su creación en 1978. A partir del año 2000, la Bienal de Arte Paiz dejo de considerar la fotografía como un género artístico individual y pasó a considerarla como parte del grueso de manifestaciones artísticas. En el siglo XXI surgen eventos como Foto 30, actividad especializada en fotografía.


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Debe destacarse, como una característica de la región, la iniciativa y gestión de los propios fotógrafos en la organización de sus propias exposiciones individuales. A esto hay que sumar el trabajo realizado por los clubes fotográficos en el istmo, que reúnen a creadores “aficionados”, que mantienen principios ortodoxos de la fotografía, cultivan el interés por la imagen que, de alguna forma, se constituye en una cantera de futuros creadores. 5. Aproximación al campo fotográfico guatemalteco en la década de 1990 Después de más de treinta años de un conflicto armado, a partir de la década de los noventa en Guatemala se nota un clima de libertad artística, lo que permite ideas renovadoras, dando continuidad a la década de los setenta en aspectos plásticos. Esto es claramente perceptible en la actividad de Galería Imaginaria, difusora de la fotografía de Luis González-Palma. A esta actividad se sumarán los espacios de exposición del Instituto Guatemalteco Americano, la Alianza Francesa, y las Galerías Sol del Río y El Attico. En este período se desarrollan cinco ediciones de la Bienal de Arte Paiz, único espacio de consagración de la fotografía, hasta el año 2000. A este panorama hay que sumar la actividad del Club Fotográfico de Guatemala (CFG), fundado en 1957 por el fotógrafo Ricardo Mata. Según Guillermo Monsanto (2000), el CFG para 1999 contaba con más de 200 afiliados. Los fotógrafos que marcarán esta década son: Luis González-Palma, Daniel Hernández-Salazar, Mario Madriz y Ann Girard de Marroquín. De todos, solo Hernández-Salazar es quien asume el desarrollo del desnudo masculino como línea temática de trabajo. Los demás, en algún momento, hacen fotografía de desnudo masculino como ha quedado registrado en el corpus de investigación, en especial los casos de González-Palma y Madriz. Cazali (2001), en su ponencia publicada por Teorética (2001) durante el Primer simposio centroamericano de prácticas artísticas y curatoriales contemporáneas, realizado en San José, Costa Rica, expresó que el término posguerra era el más adecuado para definir las prácticas artísticas de esa


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época, donde los artistas se enfrentaban a sí mismos ante los hechos de guerra. Además señaló las condiciones precarias y la ausencia de un orden e intenciones coherentes por parte de las instituciones, creó una erosión de la autoridad y la credibilidad de las instituciones, ante un grave crecimiento de la violencia. Para esta autora, los artistas de los noventa parecían abrirse a un repertorio temático más amplio. En esta década se realizan nuevamente exposiciones internacionales que toman en cuenta a los artistas guatemaltecos, tal es el caso de Mesótica II, organizada por el Museo de Diseño y Arte Contemporáneo de Costa Rica; Arqueología del silencio, organizada por el Museo Universitario del Chopo de México. La fotografía como discurso tendrá visibilidad en Guatemala gracias a la consagración de la obra de Luis González-Palma, por galerías y museos de Estados Unidos, México y Europa. Este autor será un referente ineludible al hablar de fotografía en este país. En la década de los noventa, la fotografía de desnudo masculino de Daniel Hernández-Salazar aparece en antologías importantes como Naked Men, y Naked Men Too, de David Leddick25 y otras publicaciones más. La época manifiesta cierta animación hacia la fotografía, que se puede apreciar en la programación de las galerías de ese momento26. Durante esta década es cuando se realizan la mayoría de exposiciones de fotografía de desnudo masculino. Otro aspecto importante de este tiempo es la fundación de la Fototeca del Centro de Investigaciones de Mesoamérica (CIRMA). En 1998 se lleva a cabo Fotojornadas, instituida por la organización Colloquia (presidida en ese momento por Luis González-Palma), CIRMA y

25 David Leddick es uno de los más importante investigadores de la fotografía de desnudo masculino. Sus publicaciones, realizadas por prestigiosas editoriales, alcanzan gran tiraje de ejemplares situados a nivel mundial. 26 Un ejemplo de esto son los certámenes, con una clara orientación promocional hacia una marca, patrocinados por la Cervecería Centro Americana y la empresa Quick Foto (que incluso llegó a abrir una galería especializada en fotografía en La Antigua Guatemala), que sin criterio lo que hizo fue crear una visión particular de la estética fotográfica.


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el Patronato de Bellas Artes, junto al Museo de Arte Moderno. Esta actividad marca una nueva época para la apreciación y valoración de la fotografía como obra de arte, la cual pretendió familiarizar al público con la fotografía como expresión simbólica, borrar las fronteras de géneros (documental, artística, de registro, amateur). Curada por una artista plástica como Maríadolores Castellanos, hizo ver que varios creadores guatemaltecos coinciden e insisten en realizar fotografía de desnudo. Lamentablemente este evento, que reunió a gran número de exponentes de la fotografía guatemalteca, solamente se realizó en una oportunidad. El ámbito fotográfico guatemalteco muestra la presencia de algunas mujeres fotógrafas que han exhibido sus obras en exposiciones personales, tal es el caso de María Cristina Orive, Irene Torrebiarte, Diana Lisette de Solares, Paola Beberini, Lissie Habie. Muchos otros nombres aparecen intermitentemente en exposiciones colectivas, especialmente del Club Fotográfico de Guatemala y otros certámenes convocados por empresas comerciales. 6. Aproximación al campo fotográfico costarricense en la década de 1990 Costa Rica muestra una presencia institucional de gran envergadura que cubre aspectos como la formación y espacios de consagración. La fotografía en esta década se caracteriza por el empleo de técnicas tradicionales, como la foto en blanco y negro o color, y efectos especiales como la solarización, el tramado y el viraje, entre otros. Durante esta época surge el Colegio Universitario de Alajuela (CUNA) en cuya oferta académica se encuentra la carrera de fotografía a nivel técnico. A finales de los noventa, el fotógrafo Jaime David Tischler funda la escuela Memorándum. A nivel de promoción estatal se realizan aún algunas ediciones de los Salones Nacionales de fotografía Manuel Gómez Miralles hasta 1993, cuando dejan de realizarse. Con la creación de instituciones como el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC), Costa Rica dará importancia a nuevos lenguajes como la fotografía y demás manifestaciones de la imagen. Además, esta


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institución tiene una repercusión a nivel regional debido a su comunicación directa con los artistas, lo que crea una red de contacto proyectando los paradigmas del arte contemporáneo. Paralelamente, se gestan instituciones como los institutos binacionales mexicano y español, y surgen nuevas galerías de arte contemporáneo como la Jacobo Carpio y, en los últimos años, la Klaus Steinmetz Arte Contemporáneo. De igual forma existe una apertura hacia la fotografía por parte de los Museos del Banco Central, lo que se evidencia en las exposiciones que genera. La fotografía de desnudo masculino tiene como primer exponente a Giorgio Timms, quien es el primero que hace fotografías de desnudo masculino. La fotografía costarricense muestra un cambio conceptual, vinculado con los discursos plásticos, específicamente de la pintura, con la obra de Jaime David Tischler, Karla Solano, Sussy Vargas y Adela Marín. En 1999 surge TEOR/éTica, que abre sus puertas como galería y centro de documentación y gestión de arte contemporáneo, dirigido por la exdirectora del MADC, Virginia Pérez-Rattón. En ese año, Jaime David Tischler gana el Premio Nacional de Artes Plásticas en la rama de fotografía, otorgado por el Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes. En toda esta etapa la fotografía costarricense se renueva, gracias a las nuevas tecnologías y las artes gráficas, y se entra de lleno a la producción digital, videoarte y proyecciones multimedia. Son notorios los formatos digitales y la video instalación. 7. Situación nicaragüense Existe escasa información sobre la fotografía vista desde la perspectiva artística en Nicaragua. Entrevistas a las galerías de arte dan cuenta de ello. En este país se intuye que ha prevalecido la visión de la fotografía como registro documental, desde la década de los ochenta, tal como indica María Dolores Torres (2000), quien expresa que durante la guerra contra la dictadura de Somoza, la norteamericana Susan Míeselas llegó a Nicaragua a fotografíar ‘el nacimiento de una insurrección’ y, en 1981, publicó su libro con los acontecimientos captados con su cámara.


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La actividad política vivida en los años ochenta y noventa en Nicaragua fue propicia para la llegada continua de fotoperiodistas, con lo que se privilegió la concepción documental de esta disciplina, como bien deja entrever Torres. A finales de esta década existe un registro en el cual, por medio de una nota de prensa, se da a conocer la existencia de un fotógrafo con una visión diferente. Se trata de Javier Antino que incursiona en la fotografía como arte por medio de imágenes de desnudo masculino. A través de una entrevista se llega a conocer que este fotógrafo estudió en la Universidad Centroamericana donde presenta sus primeras imágenes que son censuradas. Luego expone en Europa y Guatemala. Pero, más adelante, no se encuentran vestigios de su trabajo. Se reconoce del esfuerzo de la Galería Añil por promover la fotografía a la par de la obra plástica, prueba de ello fue la exposición colectiva Materia nueva, donde se incluye a Antino como un artista destacado. Todo parece indicar que la fotografía no ha llegado a constituirse en un discurso artístico privilegiado como en otros países de la región. 8. Las exposiciones de fotografía como discurso La exposición como actividad de las artes visuales es el medio donde se exhibe la producción artística. Mostrar en una exposición conlleva el principio de la lucha por el reconocimiento. Las exposiciones, si bien son de variada índole, las de arte conllevan el respaldo institucional, ya sea de las instituciones del Estado o del sector privado. En la región centroamericana, las exposiciones han sido poco estudiadas como parte de los procesos de consagración artística; para entender cómo un artista adquiere notoriedad es importante conocer dónde expuso, el por qué de ese espacio, qué beneficios pudo traerle, además de la evaluación de qué tan auténtico es ese lugar para otorgarle valor estético a las obras. El ámbito de resonancia de una exposición dependerá de la institución o entidad que la proponga, que emitirá un enunciado conjunto (el artista y la institución misma).


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En las artes visuales, sobresalen las exposiciones, ya sea colectivas (con la participación de más de un artista), o personales (de un solo autor). Los espacios de consagración en Centroamérica a finales del siglo XX lo constituyen los museos y las galerías de arte, los cuales conllevan diferentes formas de gestión, así como los medios de comunicación, en especial la prensa. El término exposición era conocido en el istmo en el siglo XIX, puesto que muchos de los países participaron en las primeras Exposiciones Universales o Ferias Internacionales como la de Chicago donde, por ejemplo, Guatemala tuvo un pabellón. De igual forma este tipo de eventos se realizaban entre los países centroamericanos con una vocación de promover el intercambio comercial y se tiene noticia de que incluían obras de arte. La falta de vestigios documentales hace difícil investigar a profundidad quienes participaron y con qué obras. La exposición27 es una de las formas por medio de las cuales las diferentes imágenes llegan a interactuar en su entorno social. Puede entenderse, además, como un acto deliberado de un creador o creadora, similar al de otros artistas plásticos. Es pertinente tomar en cuenta que una exposición de arte tiene múltiples significados, y no solo los que denotativamente la muestra pueda contener. En Centroamérica no se han encontrado, por el momento, estudios que brinden una idea de los efectos de las exposiciones de arte en sus respectivos 27 Actualmente la fotografía forma parte de la vida cotidiana, la producción y reproducción de imágenes es algo accesible al gran público. Las exposiciones en el ámbito de las artes visuales se constituyen en un medio de comunicación válido entre el artista y una sociedad determinada. García-Blanco (1999) concibe la exposición como un espacio de significados, como soporte de información (46); para esta investigadora española es el medio idóneo para inducir cambios de actitud. El artista regularmente presenta series, obras colocadas en un orden determinado, a esto es a lo que se denomina en sí exposición, las que pueden ser colectivas, cuando participan varios artistas, o individuales cuando la obra que se presenta es de solo un autor. El tema o artista que se expone dependerá, regularmente, de un espacio, llámese galería de arte, museo, espacio alternativo, -privados o estatales- donde los creadores podrán exponer al público sus ideas. Hay que tomar en cuenta que estos espacios cuentan con una dinámica propia y actúan como agentes -con poderdentro del campo artístico. Los espacios expositivos determinan el contenido de sus exposiciones y manifiestan su criterio con lo que llegan a exhibir.


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contextos y, aún menos, a nivel regional. De las muestras en general se desconocen aspectos como la recepción, consumo, formas de mercadeo y mecanismos de consagración. En el resto del mundo, la fotografía también se difunde a través de productos editoriales como los libros y ediciones de postales que, en esta región, enfrentan problemas de altos costos de producción y sistemas deficientes de distribución. A lo que se suma la falta de capacidad de apreciación estética. Es por esto que la circulación de la fotografía como texto artístico es escasa. La fotografía fue útil como material promocional turístico desde el siglo XIX, esto se puede apreciar en los álbumes como “El Libro Azul” en Guatemala, la fotografía de viajeros como Muybrige. La forma en que se pudieron apreciar las primeras imágenes del fotógrafo guatemalteco Julio Zadik [1916-2002] fue gracias al Ministerio de Relaciones Exteriores o las oficinas de Turismo, así como instituciones como la Organización de Estados Americanos (OEA), en una época donde las instituciones culturales no se habían definido a plenitud, y a la fotografía se le asignaba un papel de registro documental28. Costa Rica fue el primer país centroamericano que estableció una valoración estética de la fotografía a través de las exposiciones de los Salones Nacionales, realizados durante la década de los setenta, hasta principios de los noventa29. Incluso, uno de sus máximos galardones a las artes, fue otorgado al fotógrafo Jaime David Tischler, a finales del siglo XX. Guatemala lo hará hasta 1986 desde del sector privado, a través de la Fundación Paiz, que durante su Bienal de Arte, empezó a otorgar premios fotográficos en las categorías de fotografía a color y blanco y negro, algo que dejó de hacer en el 2008. Luego la Fundación Colloquia, junto con el Patronato de Bellas Artes, auspició Fotojornadas en mayo de 1998, donde una

28 Cfs. Fundación Zadik. Zadik, un fotógrafo moderno. Guatemala: Fundación Zadik, 2008. 29 cfs. Museo de Arte Costarricense. Salones nacionales de Artes Plásticas 1972-1993. San José: Museo de Arte Costarricense, sin fecha.


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sección especial de la exposición, desarrollada en el Museo de Arte Moderno, contempló la exhibición de desnudos masculinos y femeninos en una sección denominada “Íntimo”. Durante el período de estudio son estos países los únicos que reconocen el valor estético de este tipo de obras, con lo que de alguna forma consagran a sus autores. El establecer el horizonte histórico de las exposiciones de fotografía de desnudo masculino permitió comprobar que las instalaciones para hacer muestras de foto son escasas en toda la región, especialmente en el período comprendido de 1980 al 2000. En el ámbito estatal, en Costa Rica es evidente que hay una infraestructura que brinda este tipo de servicios a los artistas, y propicia el acercamiento al arte, mientras que en Guatemala el Estado no propicia ninguna política al respecto, aspecto que no ha variado hasta hoy. Es notorio que las carencias del Estado guatemalteco, fueron suplidas por las acciones privadas de organizaciones y galerías de arte, algo que no ocurre en Costa Rica. En Nicaragua, después de los procesos políticos y sociales que le tocó vivir en las décadas finales del siglo XX, sobresale la fotografía documental, que empezó a valorarse en forma tardía como forma de arte. Las galerías de arte privadas dieron cobijo a las exposiciones de fotografía y mostraron el desnudo masculino, junto con otros géneros de arte visual. Destacan Sol del Río y El Attico en Guatemala; algo similar sucede en Costa Rica donde destaca la galería de Jacobo Carpio, al igual que la galería Añil en Nicaragua. El investigador David Leddick (1998) fija la primera exposición de fotografía de desnudo masculino en 1981, en la galería Marcuse Pfeifer Gallery de Nueva York, donde se mostraron por primera vez este tipo de imágenes, delineándose lo que podría denominarse un género fotográfico, el que realmente no existe como tal. Toda esta apertura coincide con los movimientos de liberación homosexual que se dan por esa época en dicha ciudad. El desnudo masculino, como registro fotográfico, es asumido desde


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los inicios de la fotografía, tal como queda demostrado por Leddick, gracias al fisicoculturismo, como una foto comercial orientada al consumo privado. En la región el desnudo masculino más antiguo es la obra Chepe desnudo, de Julio Zadik, fechada en 1936; pero todo hace suponer que no fue expuesta ni publicada, no existen registros documentales, a pesar de ser un fotógrafo meticuloso en clasificar sus obras y exposiciones. Luego le sigue otra obra del mismo autor, que data de 1941 y que fue publicada en una revista de turismo, pero el discurso no era el desnudo masculino, sino más bien, de tipo paisajístico. En el resto de países centroamericanos no se encuentran antecedentes similares por el momento. La exhibición pública de la fotografía de desnudo masculino, como forma de arte, se da en Guatemala hasta 1986, con la exposición Tricono, realizada en el Museo Ixchel por iniciativa de sus participantes: Luis González-Palma, Daniel Hernández-Salazar y Mario Rivera. En ella, Hernández-Salazar muestra las primera imágenes de varones desnudos. Luego será en 1989, que una obra de este tipo es exhibida y premiada durante el Salón Nacional de Fotografía Manuel Gómez Miralles, con un desnudo no titulado de un hombre en un río, de Giorgio Timms. Durante la década de los noventa, se da una gran actividad de exposiciones de desnudo masculino. Destaca Costa Rica por el número de estas actividades. Nicaragua muestra un perfil peculiar, ya que solamente se detecta la existencia de las fotos, pero con escasos rastros documentales de su exposición en ese país. Una escueta nota de prensa permite poder abordar a su creador y conocer que su obra también se expuso en Guatemala y Holanda. Luego, otra nota en el diario oficial nicaragüense de la época. El resto de los países del istmo no muestran evidencias del abordaje del cuerpo desnudo del varón, algo que cambiará en el primer lustro del siglo XXI, donde se observan ejemplos en El Salvador y Panamá. Como puede apreciarse en el cuadro que se indica (ver tabla 3), en el período entre 1980 al 2000, se han realizado dieciocho exposiciones con


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imágenes de desnudo masculino en la región, por dos fotógrafas y seis fotógrafos. Este conjunto de muestras es el andamiaje sobre el cual se puede entrever la historia de estas fotografías en Centroamérica e, igualmente, su nivel de desarrollo en los diferentes países. Los vestigios documentales disponibles están desordenados y dispersos, algunas veces inexistentes. Al ordenar la información documental disponible se logró crear un perfil cronológico de estas exposiciones, que pone de manifiesto quiénes, cuándo y en qué países se ha dado la fotografía de desnudo masculino. Los vestigios elocuentes son las notas de prensa que anunciaron las muestras y, en forma esporádica, entrevistas al artista. No se han ubicado estudios a profundidad sobre estos temas. Los indicios encontrados dan pie a pensar que no existen. Sin embargo, puede que existan otras imágenes de este tipo como un registro documental de exponentes del físicoculturismo, posiblemente publicadas en medios de comunicación impresos, como ocurrió en otros países30. Recientemente, durante el desarrollo del presente estudio, los herederos del fotógrafo Julio Zadik han descubierto entre sus archivos imágenes de desnudos masculinos realizadas, aproximadamente, durante las década de los treinta y cuarenta del siglo XX, esto da pie a pensar que existen más en toda la región. 9. Exposiciones31 de fotografía de desnudo masculino en Centroamérica Puede afirmarse que la fotografía de desnudo masculino centroamericano inició en Guatemala con la obra de Daniel Hernández-Salazar en la exposición colectiva Tricono (1986)32 realizada en el museo Ixchel. Hernández-Salazar mostró aquí sus primeros estudios del cuerpo masculino desnudo en espacios 30 Cf. Leddick, D. The Male Nude, Colonia: Taschen, 1998. 31 De aquí en adelante se utilizará el sustantivo exposición(es), o sus sinónimos: exhibición(es), muestra(s). 32 Esta exposición se constituye en un hecho artístico importante ya que es el inicio de la carrera profesional, tanto de Daniel Hernández-Salazar, como de Luis González-Palma y Mario Rivera.


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interiores muy vinculados a la existencia del ser humano. Por tratarse de fotografía análoga, sus formatos fueron modestos. De esta serie queda la obra Cordillera (1986) que presenta la visión poco usual del perfil de un cuerpo masculino. (Ver tabla 2). En Costa Rica, Giorgio Timms en 1989 obtuvo reconocimiento por un desnudo que presentó en el Salón Nacional de Fotografía Manuel Gómez Miralles. Luego realizó la serie Proyecto Efe (1990). Esta exposición fue la primera en el istmo que se define públicamente como de desnudo masculino, la que presentó en las galerías de Teatro Nacional. En 1993 Enrique Estrada presentó la muestra La otra metáfora (1993), en la galería del Patronato de Bellas Artes de Guatemala, donde el cuerpo masculino fue el eje central, la cual no llegó a denominar como fotografía de desnudo. Un año después, 1994, en la galería El Attico, Daniel Hernández-Salazar presentó la obra Fuego en la oscuridad (1994), durante una muestra colectiva, cuyo tema fue el desnudo abordado desde diferentes lenguajes visuales. Esta obra, paradójicamente, causó descontento entre sus colegas artistas, que solicitaron retirar de la exposición esta imagen. Durante ese mismo año en Costa Rica, Giorgio Timms presentó su serie Desencuentros (1994), y Jaime David Tischler sorprendió con una fotografía de gran formato de un modelo desnudo, La herida narcisista (1994), que luego pasara a formar parte de la colección permanente del Museo de Arte Contemporáneo y Diseño. Todo lo anterior puede pensarse como el comienzo de la fotografía de desnudo masculino en la región. En 1995 en Guatemala, Daniel Hernández-Salazar exhibió en la galería El Sitio, en La Antigua Guatemala, la serie Ecce Homo, definida como estudio del desnudo masculino. Semanas después, Leonardo Izaguirre expuso la colección La ciudad de los miedos, en la cual el cuerpo del varón es el tema central, en la galería El Attico. Paralelamente, en Costa Rica, Jaime David Tischler exhibe la muestra Fragmentos de un deseo mendicante, en el museo R. A. Calderón Guardia, luego de haberlas mostrado la galería Estudio Córdoba de Roma. Se tiene noticia que durante ese año, 1995, en Nicaragua, Javier Berríos Antino tiene una exposición de desnudo masculino, en la Universidad


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Centroamericana (UCA) que es censurada y descolgada. De este hecho únicamente queda el relato del autor. Durante 1996, en Costa Rica, Giorgio Timms exhibió su serie Prometeos, nuevamente en la galería del Teatro Nacional. En 1997 en Guatemala, Hernández-Salazar mostró Eros y Thánatos, serie que mostró un buen número de desnudos masculinos. Ese mismo año durante la exposición colectiva Cuerpo, fragmento y memoria, realizada en la Galería de Arte Contemporáneo del Museo de Arte Costarricense33, Sussy Vargas participó con imágenes de desnudo masculino, en elaborados collages con objetos y fotografías en blanco y negro. Para 1998 en Costa Rica, Giorgio Timms muestra su serie Paisaje/Desnudo en una muestra colectiva de la galería de la Universidad Véritas. Ese mismo año, Jaime David Tischler da a conocer su colección Hilos del deseo, en la Latin American Gallery en Nueva York, la que años después presentaría en Costa Rica; Sussy Vargas y Adela Marín, ese mismo año, en la sala de exposiciones del diario La Nación, presentan dos exposiciones individuales simultáneas que se denominaron Legados y ausencias, con una persistente presencia del desnudo masculino, en pequeños formatos. En 1999, Giorgio Timms presenta la colección Lo uno y lo múltiple en las galerías del Centro Universitario de Alajuela (CUNA), y Adela Marín exhibe la serie Prima culpa. En Centroamérica, la fotografía de desnudo masculino inició su exhibición pública en exposiciones colectivas, para luego hacerlo en exposiciones individuales, con esta estrategia la imagen del varón desnudo, en algunos casos, diluyó su impacto al mostrarse junto a otras temáticas y técnicas, su autor igualmente se resguardó entre el conjunto de creadores. Luego es patente el interés de los creadores de salir del anonimato y afrontar su postura artística e ideológica respecto al desnudo masculino, prueba de ello son las muestras individuales. En sus respectivos contextos nacionales, se puede constatar que los lugares de exposición de este tipo de fotografías fueron las galerías de arte 33 En este momento esta galería se ubicaba en bajos de la Biblioteca Nacional de Costa Rica, luego entra en desuso por remodelaciones del edificio.


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y los museos, aliados importantes que otorgan valor estético a las obras, lo que contrarresta censura y comentarios fuera de lugar hacia las obras o sus autores o autoras. Esto implica cierto grado de apertura y, cambio de mentalidad, de determinadas instituciones que se manifestó en dos niveles. El primero, en relación a visualizar al desnudo masculino como un tema estético, algo que anteriormente solo ocurría mayormente con el desnudo femenino. Luego, la fotografía alcanzó un nuevo estatus, el de obra de arte. Ambos sucesos ocurrían ya en diversos países de Europa, Latinoamérica y América del Norte. Los escenarios de manifestación de las exposiciones de desnudo masculino ocurrieron en dos ciudades: San José y Ciudad de Guatemala. En esta investigación se constató que, hasta finales del 2010, en Honduras, no existen indicios de este tipo de imágenes, ni de fotógrafos o fotógrafas que realicen este tipo de obras. En Managua se hizo un intento que recibió, inexplicablemente, la desaprobación institucional patrocinadora. En el caso de Guatemala, los espacios fueron galerías de arte privadas, mientras que en Costa Rica la participación fue de los museos y galerías estatales. Esta diferencia de condición institucional obedece a las distintas estructuras del sistema de las artes que operan en estos dos países. Es importante resaltar el nivel de apertura de las instituciones culturales costarricenses a este tema. La apertura de las galerías guatemaltecas se debe más que todo a la mentalidad de sus propietarios lo que, sin duda, facilitó que estas obras encontraran un nicho de mercado, algún grado de notoriedad y de paso consagrar al fotógrafo. Se ha podido determinar la incomunicación entre los fotógrafos y fotógrafas que han realizado trabajos de desnudo masculino. Únicamente se conocen entre sí en sus respectivos países. La información de su producción no ha fluido en la región. Por ejemplo, dos de los primeros creadores de este tipo de fotografías, Giorgio Timms y Daniel Hernández-Salazar, intercambiaron ideas sobre su trabajo hasta el 2002, cuando el guatemalteco visita Costa Rica por invitación de la Embajada de Francia y de quien escribe. Esto es algo común


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en otras disciplinas del arte34, aunque ha empezado a cambiar en la primera década del siglo XXI. Esta nula relación también ocurre entre instituciones vinculadas a la cultura, tanto en el ámbito estatal como privado. No existe una producción permanente de fotografías de desnudo masculino (como puede confrontarse en el cuadro cronológico de las muestras en la región), el único que mantiene una constante en este tipo de imágenes es Giorgio Timms desde 1990 hasta la actualidad. La muestra de desnudo masculino da pie, casi siempre, al inicio de una carrera los autores que luego dan paso a otras temáticas, donde lo incluyen como un elemento semántico, pero dejan la exclusividad del desnudo masculino como un tema central. Muchas imágenes de desnudo masculino permanecen inéditas en los estudios y archivos de los fotógrafos, este hecho se da en mayor medida con las fotógrafas, cuya obra ha circulado en forma escasa35. La fotógrafa Sussy Vargas es la primera mujer que trata el desnudo masculino en toda la región en una exposición colectiva, de hecho será junto con Adela Marín las únicas mujeres que durante el período de investigación, 1980-2000, lo exhibieron en sus diferentes exposiciones, algo que se mantiene hasta principios del siglo XXI. En las exposiciones de fotografía de desnudo masculino pueden comprobarse los diferentes cambios de la imagen fija como un texto simbólico vinculado al arte. Durante los años ochenta y noventa se da, en los principales centros de creación del mundo, un cambio de paradigma respecto a la fotografía, surgen fotos que incluyen lenguajes pictóricos y, por otro lado, la pintura que se acerca a la expresión fotográfica. Paralelamente, algunas fuerzas del campo fotográfico aluden a una autonomización de la disciplina, pero aún esto no se ha definido totalmente. Las fotografías pasan de lo bidimensional, en algunos

34 Hay que apuntar que con la muestra de arte Mesótica II (1996), organizada por el Museo de Diseño y Arte Contemporáneo, se dio inicio a un proceso de comunicación más fecundo entre artistas de la región, que se ha incrementado en inicios del siglo XXI por diferentes medios y circunstancias. 35 Se detectaron tres fotógrafos que tienen imágenes de desnudo masculino, pero que nunca las han expuesto. Para integrar el corpus de la presente investigación únicamente se tomaron en cuenta imágenes expuestas.


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casos, a la instalación, tal es el caso de fotógrafos como Jaime David Tischler y Daniel Hernández-Salazar36. Es importante destacar que la fotografía es incluida como una disciplina más del arte, primero en Costa Rica, como pudo comprobarse, en 1975 el Museo de Arte Costarricense la incluyó dentro del IV Salón Nacional de Artes Plásticas. En 1981, la consideró como una disciplina autónoma y convocó al Salón de Fotografía Abelardo Bonilla. En Guatemala esto sucede hasta 1986 cuando la Bienal de Arte Paiz incluye la fotografía entre las categorías a premiar. Ese mismo año el Muso Ixchel organizó la exposición Tricono, que mostró nuevos conceptos del manejo de la imagen. Estas actitudes en favor de la fotografía muestran un interés por consagrar un nuevo paradigma fotográfico, que coincide con la visión internacional a finales del siglo XX. El revuelo que estas imágenes causaron en las diferentes sociedades donde se presentaron, permite ver el papel de las instituciones, que como indica Teresa de Lauretis, estas forman parte del entramado que producen concepciones culturales de lo masculino y lo femenino. En el periodo entre 1980 y 2000, los países centroamericanos produjeron fotografías de desnudo masculino, con diferentes características institucionales. En Guatemala, la exhibición de estas imágenes corrió a cargo de dos galerías de arte, mientras que en Nicaragua, lo institucional fue una universidad católica. Diferente de estos países, las exhibiciones de este tipo, en Costa Rica, corrieron a cargo del Museo de Arte Costarricense, el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, la Galería Nacional. Esta desigualdad es importante, ya que la percepción de la fotografía de desnudo es diferente, el marco de la institución museo marca una condición indiscutible de obra de arte a lo que ahí se presente, algo que no sucede con una galería de arte 36 La crítica de arte centroamericana ha considerado como el gran iniciador de este cambio de paradigma en fotografía a Luis González-Palma, algo que se ha podido comprobar no es totalmente cierto. Existen otros nombres que aún no se les ha reconocido.


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comercial o una institución educativa que depende del criterio de los organizadores de la exposición. Los riesgos de un ataque a definir como pornográfico u obsceno un desnudo son más remotos en los museos que en galerías privadas. Estas exposiciones mostraron una visión del cuerpo masculino que no concuerda con lo establecido en el campo del arte de esa época. Las obras que integran la muestra analizada formaron parte de exposiciones que actualmente se encuentran desarticuladas, y que se hallan actualmente en los archivos personales de los artistas. Algunas piezas se vendieron durante la exposición o se han destruido con el paso del tiempo. 10. A manera de conclusión Esta investigación permitió abordar un corpus de imágenes que en Centroamérica parecen estar condenadas al ostracismo, después de una fugaz aparición en las diferentes ciudades. Se encontraron suficientes indicios para pensar que esta invisibilidad es conveniente al sistema patriarcal imperante. Su exposición pública siempre causará más resquemor. Este es un primer estudio de la fotografía de desnudo masculino que se estima podrá ayudar a visualizar el comportamiento ante este tipo de imágenes, y se esbozan las bases teóricas de otras disciplinas en función de futuros estudios en el campo fotográfico, lo que podrá ayudar a la crítica de la región. Se comprueba que, en algunas oportunidades, el ambiente cultural centroamericano es asimétrico en brindar mecanismos para la difusión y promoción del arte en general. En la fotografía, el asunto se hace más evidente, a pesar de que los centros culturales y algunas galerías la consideran lo más actual del arte de hoy. Se pudo constatar que las dificultades para la creación fotográfica son muchas. El desnudo masculino es un tema arriesgado tanto para los fotógrafos y, más difícil aún, para las fotógrafas. Si sobre sus colegas varones a priori se siembra la duda de su preferencia sexual, ellas reciben un sinnúmero de críticas tanto de hombres como de mujeres, ya que son vistas como transgresoras del statu quo.


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Las fotógrafas y fotógrafos investigados, a pesar de la relativa proximidad que da la región, no se conocen entre sí. Cuando mucho, en los últimos años, sí conocen la obra, algo que se acrecentó tras el tránsito de información luego del año 2000. A pesar de esto, existen evidencias intertextuales al momento en que abordan determinados discursos. Se encontró un universo de alrededor de ochocientas imágenes. Pero solo un porcentaje reducido ha sido expuesto o publicado. Hay que recalcar que la presente investigación únicamente tomó en cuenta fotografías que hubieran sido expuestas o difundidas en medios impresos, es decir que hubieran entrado en contacto con sus respectivos entornos sociales. Luego de realizar la investigación, quedó a la vista que estas fotografías son obras de arte de un alto valor simbólico y estético, que pocas personas llegan a comprender. La mayoría de los observadores se limita a ver un cuerpo, que la misma sociedad a través de mecanismos sutiles, ha prohibido ver. Esto sucede en mujeres, pero principalmente en los varones. Estas fotografías enfrentan la visión patriarcal impuesta sobre los diferentes contenidos culturales, por eso son negadas y condenadas al olvido, ya que su poder ideológico omnipresente se ve afectado, por lo que se prefiere hacerlas invisibles y, con ellas, a sus autoras y autores. Es evidente que se ponen en funcionamiento diferentes estrategias (mejor si no dejan huella) para no exhibirlas, comentarlas, publicitarlas o publicarlas. Los mecanismos de defensa del patriarcado no llegan a través de una censura directa, la que se da en casos extremos, es más en la actitud que las instituciones o personas con poder asumen ante este tipo de imágenes. Negar el espacio para una exposición es lo más común, aduciendo tener calendarizaciones saturadas. Cuando se llega a abordar el tema, son notorios preceptos que domestican la propuesta inicial de este tipo de imágenes (como no mostrar el sexo). El escenario de las exposiciones de fotografías de desnudo masculino han sido mayormente las galerías de arte privadas. Solo los Museos del Banco Central de Costa Rica han tocado el tema tangencialmente en una exhibición. De ahí que en todo el período de este estudio el mutismo de las instituciones museísticas regionales es evidente. Las galerías de arte privadas, sin embargo,


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no consideran la fotografía de desnudo masculino como un producto de fácil ubicación entre los coleccionistas, siempre hay reparos ante estas imágenes. Se comprobó que, en algunas, estas fotografías no están a la vista, hay que preguntar por ellas; algo que no sucede con las fotografías de desnudo femenino. Esta postura es lógica, ante una pieza de estas se tiene que convivir a diario y muchos que adquieren arte no están dispuestos al riesgo social (¿qué dirán si tengo una foto de estas colgadas en casa?) que propone una foto de un varón desnudo. Lo difícil de captar estas ideas es que no existen vestigios de este proceder, la mayoría de las veces se queda en anécdotas. Pero son causales que, de una forma u otra, inciden en la producción, circulación y venta de este tipo de imágenes, por lo que los fotógrafos y fotógrafas han optado por tenerlas como una línea más en su producción artística. Está latente la posibilidad de enfrentamientos, lo que se advierte como un estímulo al que los autores y autoras parecen no resistirse. Esto queda demostrado en la forma en que estas fotografías han sido recibidas y el papel que han jugado los fotógrafos ante las embestidas de la crítica malintencionada, como queda patente en las entrevistas publicadas en diversos medios de comunicación que se pudo consultar. Quien hace este tipo de fotografías sabe, de antemano, a lo que se enfrenta. Las fotografías de desnudo masculino, al igual que otras obras de arte, refractan la realidad de las masculinidades en la región. Con los documentos encontrados se pudo restituir la existencia de fotógrafos y fotógrafas que las instituciones, curadoras y curadores regionales y extranjeros han hecho invisibles. Se ha logrado ensamblar la forma en que la fotografía de desnudo masculino surge y se desarrolla en la región. Las gráficas que aquí se muestran son inéditas, y posiblemente las primeras que se realizan en el campo fotográfico del istmo, ya que se logra visualizar la secuencia e influjos estéticos e históricos dentro de los cuales surgen. Se restituye el valor de la exposición como un enunciado que expresa un mensaje y, por ende, un discurso. El dejarlas registradas en un estudio como éste las fija para posteriores investigaciones.


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Enfrentar la lectura de las prácticas discursivas de las fotografías de desnudos masculinos conllevó a la creación previa de un andamiaje histórico provisional, ante la falta de una historia de la fotografía de Centroamérica. Se pudo comprobar su utilidad, aunque falta registrar muchas exposiciones y acontecimientos. Pero estos apuntes pueden servir de mojones para un estudio más profundo desde el punto de vista histórico. Por otro lado, se constata que las imágenes de desnudo masculino surgen emulando una tendencia en la fotografía occidental, principalmente en Estados Unidos y Europa. Gracias a las nuevas formas de acceso a la información, junto a cierta apertura de algunas librerías de la región, la comunidad fotográfica tuvo el acceso a libros de imágenes de desnudos masculinos que, haciendo las veces de exposiciones, permitieron la circulación de nuevas ideas sobre la imagen del varón. También se pudo verificar que esta animación alrededor del desnudo masculino tuvo como telón de fondo los conceptos de género que involucran las construcciones de la masculinidad como un todo. Estas nuevas ideas parecen tener un campo fértil en los y las creadoras, que asumen de cierta forma el liderazgo en las nuevas ideas de lo masculino, lo que se comprueba en el capítulo de la recepción de estas imágenes y, en especial, las declaraciones de los fotógrafos Daniel Hernández-Salazar y Jaime David Tischler. Desde el punto de vista de la teoría de la fotografía, se reconoce que las imágenes de desnudo masculino son también el espacio donde se hacen evidentes las transformaciones de los paradigmas fotográficos. De la imagen bidimensional tradicional a los nuevos lenguajes propios de las artes plásticas, como la instalación; de la imagen análoga, a la digital con sus grandes posibilidades de manipulación se verifica cómo, por un momento, la fotografía quiere ser pintura (a través de múltiples manipulaciones en su superficie), para luego retornar a la esencia de la imagen pura. Esto se hace evidente en autores como Daniel Hernández-Salazar, Luis González-Palma y Jaime David Tischler. De igual forma es notorio que conceptos fotográficos como el desenfoque, el encuadre y pigmentación intencional, adquieren un nuevo significado en la fotografía contemporánea, que rompe mucho de lo apuntado en la fotografía con intensiones modernistas. Lo que antes pudo


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considerarse un error técnico, ahora son nuevas estrategias fotográficas para lograr una connotación más profunda. No existe una crítica sistematizada para las artes visuales en general, como ocurre con la literatura. La crítica de fotografía casi no existe. No está presente, ni parece que lo va a estar en las agendas de investigación de las universidades. Es casi imposible encontrar interlocutores dentro del estudio de la fotografía. Esto resulta evidente en la calidad de los escasos comentarios periodísticos que dan cuenta de la recepción de la fotografía de desnudo masculino. Las únicas investigaciones en este campo en la región se hace con dificultades en Guatemala, desde la fototeca del Centro de Investigaciones Regionales de Mesoamérica (CIRMA), y en Costa Rica, a través de las investigaciones de graduandos de esta disciplina en la Universidad Véritas. En el resto de países la situación es más preocupante. Esta investigación brindó insumos importantes en el proceso de búsqueda del sentido de un conjunto de imágenes dispersas y olvidadas. Se visualiza el origen de los temores al desnudo masculino, que dinamitan o cuestionan la construcción de la identidad de los propios varones. El tema de masculinidades es aún un campo poco explorado y estudiado, abordarlo se constituyó en un reto. Al igual que sucede con el análisis fenomenológico, fue necesario despojarse de los prejuicios que una sociedad como la centroamericana impone. Luego, a través de una mezcla de análisis semiótico y propuestas metodológicas para la lectura del discurso, se llegó a su visualización. Algo que se hizo evidente es que los autores conocen y perciben el funcionamiento de las fuerzas patriarcales en que ellos mismos están inmersos. Queda clara la vocación erótica de la fotografía de desnudo masculino. El número de imágenes dentro de ésta práctica discursiva es superior a otros. Este tipo de práctica discursiva que sale a luz durante el período de estudio, está íntimamente relacionada con la permeabilidad de los diferentes contextos para admirar el cuerpo masculino. Es particularmente notorio que los enunciados sobre sexo entre varones solo surgen en Costa Rica, no así en Guatemala y Nicaragua, cuyos regímenes autoritarios insertados en


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el patriarcado fundamentalista los llega incluso a castigar, como ocurre en Honduras. La fotografía con desnudo masculino realizada por mujeres incluye al cuerpo del varón como un potente signo de expresión, que contiene importante información, más que como un elemento estético, les posibilita hacer evidentes las asimetrías hombre-mujer. Paralelamente, estas fotografías muestran las diferencias y realidades de los mismos varones desde la mirada femenina. En la producción de las dos fotógrafas estudiadas no hay visiones triunfalistas de la masculinidad, sino una visión humana del ser, donde se subraya que el sufrimiento es algo que no tiene un género específico. El análisis aplicado a la imagen permitió profundizar en los enunciados sobre los cuales se constituyen las fotografías de desnudo masculino, fuente primigenia de los discursos. Es evidente que todos los autores del istmo reciben influjos de aspectos ideológicos procedentes de la religión, la política y la sexualidad, lo que se hace evidente en el contenido de las imágenes, pero también de los lenguajes fotográficos con los que lo expresan. Esta modalidad de abordaje permite verificar que de una imagen hedonista del cuerpo se evoluciona a propuestas de contenido tanto de género como de denuncia política, claro que esto dependerá de los respectivos contextos. Resulta interesante que en el período de estudio, el final del siglo XX, existan países donde no hayan abordado imágenes de desnudo masculino. Al mismo tiempo, resultó sugestiva la existencia de solo dos mujeres que durante este período se hayan atrevido a realizar este tipo de imágenes. El hecho de producir estos enunciados por parte de ellas se constituye en un acontecimiento, desde la teoría de género, que ha permanecido oculto. Si bien es cierto que más adelante (principios del siglo XXI) existen otras fotógrafas que han abordado el tema, su número aún es limitado. Los postulados teóricos del discurso permitieron sistematizar una forma de abordaje, lo que puede servir de insumo para futuros estudios de la fotografía en Centroamérica. Esta investigación es solo una pieza de una gran trama que aún está por definirse. No existen estudios similares sobre la fotografía de la


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región, como ha sucedido en países como México y Colombia. Se ve la pertinencia y necesidad de continuar este tipo de abordaje, dado el florecimiento y desarrollo acelerado de la fotografía en toda la región, el cual no está documentando ni haciéndose una lectura crítica. La teoría del discurso permitió justificar con mayor fuerza los valores estéticos de la imagen, que no solo son de tratamiento de la imagen. De igual forma se pudieron encontrar los factores del por qué una imagen muestra un gran contenido simbólico que impacta al observador. Esto sucede cuando sobre una misma fotografía se articulan varios discursos, de esto hay varios testimonios en el corpus analizado. Además, estas piezas son imposibles de encasillar en una sola práctica discursiva. Abordar la fotografía como texto simbólico permitió aplicar una mezcla de semiótica de la imagen propuesta por Barthes para la imagen periodística, y los principios teóricos del discurso de Jäger, asumiendo simultáneamente, en forma transversal, aspectos de la teoría de género, enfocándose en las masculinidades. Se asume que determinados intereses en los productores de los textos –fotografías– llevan a una relación motivada, es decir que los fotógrafos y fotógrafas tienen determinado interés por mostrar el cuerpo masculino desnudo, como un signo doblemente enmascarado. Desde el punto de vista teórico resultó evidente que para visualizar el discurso es necesaria la visión semiótica para terminar más con un enfoque teórico fenomenológico (la experiencia). Las propias teorías de Barthes (que solo conoció la fotografía análoga) han quedado en suspenso ante la imagen digital y las propuestas posmodernas de la fotografía, aunque brinda la posible estructura de un procedimiento. La experiencia interdisciplinaria ayudó en la interpretación de las imágenes, ya que se orienta de mejor forma la búsqueda del sentido. El significante de las imágenes es aparente, siempre éstas tienen una mitad invisible a las que hay que adentrarse. En la práctica se pudieron experimentar la dificultad y complejidad de hacer un metalenguaje (pasar de la imagen a las palabras) de la fotografía, hablar de ellas, y se complica aún más cuando en muchas se articulan varios discursos.


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En el público visitante se percibe una falta de formación en el campo del arte y, más, en el campo de la fotografía, que ha cambiado sus paradigmas en una forma vertiginosa con la presencia de la fotografía digital y sus múltiples aplicaciones en la vida diaria. Esto es algo común en toda la región. Se critica un desenfoque, sin analizar que, evidentemente, no es una mala práctica fotográfica, sino una estrategia para connotar, para apuntalar el sentido que el autor o autora quieran dar. El nivel de aceptación de la fotografía de desnudo masculino no solo depende de la educación. Aluden a la propia construcción de la masculinidad del observador, algo íntimo en las personas. Ponen en cuestionamiento su ser en el mundo. No es arriesgado expresar que es evidente un cambio de mentalidad en los y las fotógrafas. No así en el público. Será interesante comprobar si hay cambios en la recepción con las imágenes producidas en el siglo XXI y verificar si existen avances en el público receptor. Por el momento, se puede decir que la institucionalidad del arte no gubernamental (galerías de arte, periodistas y algunos visitantes) sí ha mostrado indicios de cambio de mentalidad. Para las instituciones no vinculadas al arte el desnudo masculino es un problema. La recepción del desnudo masculino en los círculos académicos y del mundo del arte no causó malestar. Se comprobó cómo las mentalidades arraigadas del patriarcado se activaron en defensa de sus ideas y actuaron con una censura sutil, pero que causó reacciones de los creadores que no dejaron pasar esta situación, de alguna forma estos autores defendieron su libertad de creación y expresión. De igual forma pudo verse cómo el patriarcado actuó de la misma forma en países como Guatemala y Costa Rica. La falta de crítica dificulta profundizar en la recepción del texto fotográfico, esta es una situación que no ha cambiado en la actualidad, a lo que se suma una falta de investigación sistemática sobre el tema. Los resultados que brindó el análisis del discurso permitieron corroborar, al igual que los estudios de Ewing y Leddick, que el desnudo masculino es un


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discurso recurrente en la historia de la fotografía, un ejemplo es la fotografía de Julio Zadik fechada en 1936. Este estudio se enfoca en Centroamérica como una región específica y no puede compararse con el ámbito que abarcan los estudios anteriores. La mirada hacia el corpus fue desde la misma región. Además profundiza en los autores y sus exposiciones, restituyendo el sitio que a fotógrafos y fotógrafas les corresponde en la historia de la fotografía del istmo. Sin duda, el aporte de esta investigación es la visibilidad que se logra brindar a la masculinidad y a todos los fotógrafos y fotógrafas que, en un momento dado, abren la brecha a futuras generaciones, tanto en la práctica fotográfica de este tema, como en las ideas y concepción de las masculinidades. El estudio rescata del anonimato a las fotógrafas y muchos fotógrafos que aún permanecen invisibles para curadores de la región. Una limitación que se experimentó fue que las colecciones de imágenes en su versión original, en muchos casos, ya no existen. Las secuencias en que se presentaron en las respectivas exposiciones se perdieron, ya que no se registraron en su oportunidad. En un caso, el fotógrafo ya no contaba ni con los negativos de todas las obras, por lo que se recurrió a establecer una secuencia con base en una pieza como punto de partida para analizar su extensa producción. El escarnio recibido después de una primera exposición de estas imágenes hizo que uno de los autores mostrara temor de hablar sobre el tema, el halo de misterio con el que logró establecer comunicación da pie a pensar en la presión que un autor puede recibir en un país centroamericano. La carencia de archivos nacionales de fotografía, dificulta verificar las relaciones que las fotografías de desnudo masculino tienen con otras imágenes similares del período de estudio. Un reto, desde el punto de vista teórico, es que la teoría del discurso está más difundida en el campo lingüístico (textos impresos) y de los medios de comunicación, y poco aplicada a la imagen artística, lo que hace tener que articular una metodología de acuerdo a las necesidades del objeto de estudio. Otro problema a subsanar es la distancia y la falta de financiamiento para poder abarcar la región centroamericana, lo que de alguna forma se ha logrado enfrentar gracias a las nuevas tecnologías de la información.


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Un resultado inesperado ha sido la aparición de fotografías de desnudo masculino fechadas en 1936. La apertura del archivo fotográfico de Zadik resultó de suma importancia. Por una parte, porque demuestra que, como lo expresaron los estudios de David Leddick, la imagen del varón desnudo es una realidad desde los primeros años de la fotografía. Igualmente se comprueba que este tipo de imágenes se ligan, primeramente, a la representación de los deportes para enmascarar el verdadero fondo, la imagen de un hombre. Por otra parte, el asunto étnico es un aspecto que sale a luz en la Guatemala de la primera mitad del siglo XX, algo que está plenamente comprobado en las artes plásticas. La fotografía también parece seguir la corriente del momento que la hace instrumento, en una época en que el Estado guatemalteco se esfuerza por consolidar una identidad nacional que satisficiera a todos los estamentos sociales. También queda clara la falta de instituciones que promovieran fotografía en los treinta y cuarenta del siglo XX, ni qué decir del mercado del arte que era inexistente para las fotos de desnudo masculino. Hasta hoy se puede entender por qué Zadik no realizó más imágenes de éste tipo. Otro acontecimiento fortuito fue que haya salido al mercado una serie de fotografías que, sin ser totalmente de desnudo masculino, cuestionaban la masculinidad. Se trata de las imágenes de Luis González Palma, que si bien había realizado algunos desnudos masculinos no era una línea de producción en este autor, luego se comprobó que una de estas imágenes fue la génesis para una fotografía premiada durante la bienal Paiz, hecho que hizo reconsiderar la posición de este fotógrafo frente al desnudo masculino y las masculinidades. En el interés de seguir la pista de la obra de González-Palma se da con la obra de Mario Madriz, que fue poco difundida y que podría decirse que es uno de los precursores del discurso de las masculinidades en Guatemala y cuya obra fue reconocida también por la Bienal Paiz. Un vacío del que se está consciente es la ausencia de imágenes de desnudo masculino durante el período de estudio en países como El Salvador, Honduras, Belice y Panamá. Las limitaciones de tiempo y recursos solo permitieron una rápida revisión a la situación de la fotografía en esos países, pero es poco probable que se hayan dado. Esta investigación plantea nuevas interrogantes:


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Masculinidades

¿Por qué en el siglo XXI no se dan exposiciones de desnudo masculino como ocurrió a finales del siglo XX? ¿Por qué son tan pocas las mujeres fotógrafas que abordan el desnudo masculino? ¿Será que las fotógrafas realizarán más de estas imágenes en el siglo XXI? ¿Cuál es la situación real del mercado de la fotografía de desnudo en la región? Queda pendiente establecer ¿Por qué este tipo de fotografías no se da aún en Honduras y Belice? Se estima que otro de los aportes de esta investigación lo constituye la forma de análisis de la imagen, ya que es una fusión de los postulados de Roland Barthes y los de la teoría del discurso, con la visión transversal de las masculinidades, que apunta a enfocarse en la connotación de las imágenes y no solo en aspectos de técnica fotográfica. Esta forma de abordaje puede ser utilizada, incluso, en otros objetos de estudio como las artes plásticas y el cine. A futuros investigadores de la fotografía se les recomienda conocer el mundo del arte visual a profundidad. De igual forma, mantenerse actualizados, tanto en las nuevos paradigmas fotográficos, como en los avances de la teoría de estudios de masculinidad para la aplicación de los enfoques de género pertinentes. La versatilidad que brindan las investigaciones cualitativas permite definir una muestra más reducida en número de imágenes. En esta investigación se estima que el número fue grande, lo que dificultó un análisis pormenorizado. Por otro lado, se recomienda profundizar los estudios de masculinidad a través de la teoría de género. Para quien escribe fue una revelación que no había intentado explorar con anterioridad. Queda claro que brinda una visión que, por un lado, explica el fenómeno de la recepción, pero también hace patentes las debilidades y sumisiones de los propios hombres al patriarcado dominante en el cual hemos sido formados. Es importante estimular la crítica de fotografía. No se están registrando los acontecimientos y el desarrollo de esta disciplina artística. A veces es realizada por los escasos críticos por razones de justificar su valor simbólico


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ante el mercado, o por el interés de los curadores, tanto de la región como fuera de ella, con un objetivo determinado, lo que hace invisibles a muchos fotógrafos. Es recomendable el estímulo al mercado de la fotografía como un producto alternativo a la demás producción simbólica en la región. De lo contrario, continuará en una situación de dependencia de las galerías de arte tradicionales que ven en ella una moda sofisticada. Además, es necesario crear un desfogue a la producción consagrada por los centros culturales, quienes estimulan la creación que tiene un costo elevado de producción, y que no encuentra los canales respectivos para su colocación en el mercado del arte. Esta es una situación delicada que puede repercutir, tarde o temprano, en la producción de fotografías como producción artística.

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Masculinidades

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Masculinidades

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Masculinidades

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Anexos TABLA 1 Inventario de fotografías de desnudo masculino en Centroamérica País

Autor

No. de imágenes

Belice

No se encontró FDM

0

Costa Rica

Tatiana Estrada (s/id)

10

Roberto Guerrero (1978)

20

Andrés Gough (1975)

25

Larry Madrigal (s/id)

10

Adela Marín (1969)

35

Juan Carlos Martínez (s/id)

25

Rodrigo Montoya (1976)

6

Roxana Nagygellér (1969)

10

Olger Sánchez (1978)

15

Susana Sánchez (s/id)

10

Karla Solano (s/id)

10

Giorgio Timms (1947)

40

Jaime D. Tischler (1960)

40

Susy Vargas (1967)

40

Henry Vargas B. (1973)

10

Walterio Iraeta (1968)

25

José Carlos Flores (1965)

22

Daniel Hernández S. (1956)

35

Leonardo Izaguirre (1956)

24

Arturo Maldonado (s/id)

23

Honduras

No se encontró FDM

0

Nicaragua

Javier Berrios (1964)

8

Panamá

Ramsés Giovanni (1974)

27

El Salvador

Guatemala

Nota: el inventario fue realizado alrededor de marzo de 2004. Las fotografías aquí referidas, son las que muestran desnudo masculino como un eje semántico definido. En el momento del inventario, se encontró que en Honduras y Belice no se habían realizado fotografías de este tipo. No se incluyen en este inventario, los últimos hallazgos en Guatemala de autores como Luis GonzálezPalma, Enrique Estrada y Mario Madriz. Elaborado por: Miguel Flores Castellanos

53


Adela Marín

Sussy Vargas

Javier AnƟno

Leonardo Izaguirre

Daniel Hernández-Salazar

Jaime David Tischler

Giorgio Timms

1980

1985

La Marcuse Pfeifer Gallery (New York) presenta por primera vez fotograİas de desnudo masculino. 1990

ƌŽƐ Θ dŚĂŶĂƚŽƐ

,ŝůŽƐ ĚĞů ĚĞƐĞŽ (1998)

>ĞŐĂĚŽƐ LJ ĂƵƐĞŶĐŝĂƐ͘ Exposición junto a Sussy Vargas. ConƟnúan apareciendo fotograİas de desnudo masculino.

Javier AnƟno Berrios. Presenta sus primeras fotograİas de desnudo masculino en Nicaragua, en la exposición Luz Natural (1995).

>Ă ĐŝƵĚĂĚ ĚĞ ůŽƐ ŵŝĞĚŽƐ

ĐĐĞ ,ŽŵŽ

2003

Congreso de la República de Guatemala emite un decreto de censura a obras de arte con desnudo.

>Ž ƵŶŽ LJ ůŽ ŵƷůƟ ƉůĞ

2000

MACD censura desnudo masculino a Ramsés Giovanni en Costa Rica.

Primeras fotograİas de desnudo masculino realizadas por mujeres.

WĂŝƐĞũĞ ͬ ĞƐŶƵĚŽ ŵĂƐĐƵůŝŶŽ

WƌŽŵĞƚĞŽƐ

Fragmentos de hŶ ĚĞƐĞŽ ŵĞŶĚŝĐĂŶƚĞ

ĞƐĞŶĐƵĞŶƚƌŽƐ

1995

Censura a una fotograİa de desnudo en Guatemala.

Censura a la exposición ,ŝůŽƐ ĚĞů ĚĞƐĞŽ de Jaime David Tischler en Costa Rica.

ƵĞƌƉŽ͕ ĨƌĂŐŵĞŶƚŽ LJ ŵĞŵŽƌŝĂ͘ Primeras imágenes de desnudo realizadas por una mujer. Exposición colecƟva.

Proyecto Efe. Primera exposición de desnudo masculino en Centroamérica.

1986. Exposición Tricono. Hernández-Salazar muestra las primeras fotograİas de desnudo masculino en Centroamérica.

Exposición MesóƟca II CR.

54 Masculinidades

TABLA 2 Cronología de las exposiciones de fotografía de desnudo masculino en Centroamérica 1990-2003


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TABLA 3 Cronología de exposiciones y autores de fotografía de desnudo masculino en Centroamérica 1980-2000 Año

Nombre de la exposición / o fotografía

Autor

Modalidad de la exposición

Lugar de exhibición

1986

Tricono36

Daniel Hernández-Salazar

Colectiva

Museo Ixchel. GUA

1989

Salón Nacional de Fotografía Manuel Gómez Miralles

Giorgio Timms

Colectiva

Salones Nacionales de Artes Plásticas (Fotografía). CR

1990

Proyecto Efe

Giorgio Timms

Individual

1993

La otra metáfora

Enrique Estrada

Individual

Galería del café del Teatro Nacional. CR Patronato de Bellas Artes. GUA

Desencuentros

Giorgio Timms

Individual

Museo Nacional de CR

1994

Colectiva MADC. La herida narcisista Fuego en la oscuridad (foto individual)

Jaime David Tischler

Colectiva

Colectiva en MADC. CR

Daniel Hernández-Salazar

Colectiva

Galería El Attico. GUA

1995

1997

1998

Fragmentos de un deseo mendicante

Jaime David Tischler

Individual

Galería Manuel de la Cruz González y Museo Histórico Rafael Angel Calderón Guardia. Biblioteca ITCR

Ecce Homo

Daniel Hernández-Salazar

Individual

Galería El Sitio, La Antigua. GUA

En la ciudad de los miedos

Leonardo Izaguirre

Individual

Galería El Attico. GUA

Luz natural

Javier Antino

Individual

UCA. Managua. NI

Prometeos

Giorgio Timms

Individual

Galería José López Escarré. CR

Eros y Thanatos

Daniel Hernández-Salazar

Individual

Galería Sol del Río. GUA

Cuerpo fragmento y memoria37 Paisaje / Desnudo masculino

Sussy Vargas

Colectiva

GANAC. CR

Giorgio Timms

Colectiva

Galería U. Veritas. CR INTAR, N.Y.

Hilos del deseo

Jaime David Tischler

Individual

Legados y ausencias (1998)

Sussy Vargas y Adela Marín

Individual

Lo uno y lo múltiple

Giorgio Timms

Individual

Galería del CUNA. CR

1999

Erotismo masculino38

Javier Antino Berríos

Individual

Sin determinar. NIC

Prima Culpa

Adela Marín

2000

Imágenes de hombres

Sussy Vargas

Colectiva

Museos del Banco Central. CR

Fuente: currícula de artistas Elaborado por: Miguel Flores Castellanos

37 Primeras fotografías de desnudo masculino en Centroamérica. 38 Primeras imágenes de desnudo masculino realizadas por una mujer. 39 Nombre provisional aplicado a este estudio. No se han encontrado registros documentales sobre el título de la exposición.


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Masculinidades

TABLA 4 Corpus de análisis de fotografía de desnudo masculino en Centroamérica País / número de fotografías

Título exposición

Nombre de la fotografía

Proyecto EFE (1990)

Sin título, [1T] (1990) h/rio

Desencuentros (1994)

Sin título, [2 T] (1994) h/Tv.

Proyecto inconcluso (c1995)

Sin título, [3 T] (1997) h/jardín

Prometeos (1997)

Sin título, [4 T] (1997) h/playa

Lo uno y lo múltiple (1999)

Sin título, [5 T] (1999)

Nº fotos por exposición

Fotógrafo, fotógrafa (año nacimiento)

5

Giorgio Timms (1947)

5

Jaime David Tischler (1960)

5

Jaime David Tischler (1960)

5

Sussy Vargas

Alas rotas (1994) La ley del deseo [díptico] (1994) Fragmentos de un deseo mendicante (1994)

A dos velas (1994) El martirio de San Sebastián (1994) Carpe Diem (1995) Accesorios para baño (1998) El deslumbramiento (1998)

Costa Rica

Hilos del deseo (1998)

El jardín de las delicias I y II (1998) La circuncisión (1998) El contorno de tu existencia [detalle] (1998) Déjate amar así (1996)

Cuerpo, fragmento y memoria (1996)

¿Qué hago con éste corazón? (1996) Inercia (1996) El que no juzga (1996)

Imágenes de hombres (2000)

Contemplación (1999)

Sussy Vargas

Estigmas (1998) Legados y ausencias (1998)

Sin título [1 AM] (1998)

5

Adela Marín

Huella (1998) Expo Collage (colectiva, 1998)

Quisiera (1999)

Adela Marín

Metáforas de luz (2000)

Adán escrito

Adela Marín


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TABLA 4 Corpus de análisis de fotografía de desnudo masculino en Centroamérica (continuación) País / número de fotografías

Título exposición

Nombre de la fotografía

Nº fotos por exposición

Fotógrafo, fotógrafa (año nacimiento)

4

Enrique Estrada (19 )

5

Daniel Hernández-Salazar (1956)

5

Daniel Hernández-Salazar (1956)

4

Leonardo Izaguirre (1956)

4

Javier Berríos Antino

Tiempo inmanente No muy tarde, no nunca La otra metáfora (1994) Clepsidra herida Génesis del deseo Siesta de una tarde de verano (1994) Ecce Homo, ensayo fotográfico sobre el desnudo masculino (1995)

Sueño (1995) Sebastián (1995) Dorso (1994) Ecce Homo (1995)

Guatemala El camino del dolor (1997) La piedad de la muerte (1997) Eros y Thanatos (1997)

El Cristo de mis pasiones (1997) Para que todos lo sepan (1997) Ángeles (1997) Sin título [1 I ] (1995) [h/en rio]

La ciudad de los miedos (1995)

Sin título [2 I] (1995) [h/cúpula] Sin título [3 I] (1995) [h/muro ant] Sin título [5 I] (1995) [det/pect] Sin título [1 AN] h/en suelo

Nicaragua

Luz natural (1995)

Sin título [2 AN] h/máscaras La columna (1995)

Fuente: archivo artista e investigación documental Elaborado por: Miguel Flores Castellanos


58

Masculinidades

TABLA 5 Fuerzas que presiden el acto ilocutorio Año

Exposición

1986

Tricono (exposición colectiva)

1990

Proyecto Efe

1991 1992 1993

Fragmentos de un deseo mendicante

La otra metáfora El cuerpo en el arte (exposición colectiva de artes plásticas)

Ecce Homo, ensayo fotográfico sobre el desnudo masculino

En la ciudad de los 1995

Autor

País

Visión del cuerpo con algo bello Habilidad técnica El cuerpo como medio de expresión

Daniel Hernández-Salazar

Guatemala

Visión del cuerpo con algo bello Habilidad técnica El cuerpo como medio de expresión

Giorgio Timms

Costa Rica

Durante estos años no se presentaron exposiciones de desnudo masculino

Desencuentros

1994

Fuerza detectada

miedos

En la vida nada es para siempre Insiste en que el observador interprete (obras sin títulos) El cuerpo como medio de expresión de vivencias y experiencias (el hombre como prisionero encadenado a pesar de la musculatura)

Giorgio Timms

Costa Rica

El amor como hilo conductor y motivación principal Deseo de posesión del cuerpo masculino Situaciones de vida, amor y deseo Búsqueda del balance entre lo carnal y lo espiritual El desnudo para mostrar la fragilidad de las relaciones, la vulnerabilidad física y emocional del ser El cuerpo como templo para entrar en contacto con lo sublime

Jaime David Tischler

Costa Rica

Recuerdos de la niñez. La protección fetal

Enrique Estrada

Guatemala

Visión del cuerpo con algo bello Habilidad técnica El cuerpo como medio de expresión El cuerpo como templo para entrar en contacto con lo sublime

Daniel Hernández-Salazar

Guatemala

Ira contra la censura Visión del cuerpo con algo bello Habilidad técnica Interés por mostrar el desnudo masculino sin abajes Religión católica

Daniel Hernández-Salazar

Guatemala

Leonardo Izaguirre

Guatemala

El cuerpo como medio de expresión estrictamente artística Perfiles del guatemalteco en instantes llenos de belleza mística Interés por no causar controversia e inducir el desnudo masculino como una práctica artística

Erotismo masculino

El cuerpo masculino como medio de expresión Mostrar el cuerpo del hombre nicaragüense

Javier Antino

Nicaragua

Proyecto inconcluso

Visión del cuerpo como algo bello Habilidad técnica El cuerpo como medio de expresión Aplicación del color como un acercamiento realista

Giorgio Timms

Costa Rica


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TABLA 5 Fuerzas que presiden el acto ilocutorio (continuación) Año

1996

1997

Exposición

Fuerza detectada

Autor

País

Hilos del deseo

Ira contra la censura El amor como hilo conductor y motivación principal Deseo de posesión del cuerpo masculino Situaciones de vida, amor y deseo Búsqueda del balance entre lo carnal y lo espiritual El desnudo para mostrar la fragilidad de las relaciones, la vulnerabilidad física y emocional del ser El cuerpo como templo para entrar en contacto con lo sublime

Jaime David Tischler

Costa Rica

Eros y Thanatos

Lo vulnerable del cuerpo a través del desnudo Lo erótico y sus vinculaciones con la muerte Las atrocidades de una guerra interna Nuevo lenguaje fotográfico que trasciende lo documental

Daniel Hernández-Salazar

Guatemala

Prometeos

El cuerpo como medio de expresión de vivencias y experiencias (el hombre como prisionero encadenado a pesar de la musculatura)

Giorgio Timms

Costa Rica

Interés por hacer una nueva fotografía vinculada a las artes plásticas Religiosidad popular, recreación de mitos y reversión de criterios de canonización católicos Concepción de un cuerpo fragmentado

Sussy Vargas

Costa Rica

Sussy Vargas / Adela Marín

Costa Rica

Cuerpo, fragmento y memoria

1998

Legados y ausencias

Interés por hacer una nueva fotografía vinculada a las artes plásticas La posibilidad de la libertad tanto para hombres como mujeres La herencia como base de la autodefinición (Marín) Definir la libertad desde la visión de la ausencia de los que amamos, la soledad, el dolor, la vulnerabilidad del ser, la fe en la integridad como recursos para evitar la autodestrucción. El cuerpo como depositario del espíritu. El dolor no tiene sexo. Tampoco la ausencia. (Vargas)

1999

De lo uno y lo múltiple

Visión del cuerpo como algo bello Habilidad técnica El cuerpo como medio de expresión

Giorgio Timms

Costa Rica

2000

Imágenes de hombres

Mirada contemporánea femenina sobre el cuerpo masculino Melancolía ante el cuerpo desnudo, que a su vez celebra su belleza

Sussy Vargas

Costa Rica

Elaborado por: Miguel Flores Castellanos


Club fotográfico Bienal de Arte Paiz

Elaborado por: Miguel Flores Castellanos

Ausencia de insƟtuciones o eventos que promuevan la fotograİa.

Galerías de arte privadas y fotojornadas

Ausencia de insƟtuciones o eventos que promuevan la fotograİa.

Salones Nacionales de Artes PlásƟcas, Salón Nacional de Fotograİa, Museo de Arte Costarricence, Museo de Diseño y Arte Contemporáneo

Galería de arte privada

Ausencia de insƟtuciones o eventos que promuevan la fotograİa.

Fotograİa de Daniel Hernández-Salazar es valorada en Alemania y Estados Unidos en diversas publicaciones.

60 Masculinidades

MAPA 1 Aproximación del campo fotográfico centroamericano 1985-2000 / Instituciones


Elaborado por: Miguel Flores Castellanos

La organización Colloquia (modelo que seguirá TeoréƟca) en 1988 trata de establecer el canon de contemporaneidad en la exposición Fotojornadas.

VesƟgios de censura. Muchas acciones que veladamente y sin rastros censuran.

México Museo de Arte Moderno Museo del Chopo

El desnudo masculino quedó excluido del canon establecido para la fotograİa.

VesƟgios de censura sin rastros, realizados por galerías.

Aún no se encuentran indicios de fotograİa de desnudo masculino.

VesƟgios de censura. Muchas acciones que veladamente y sin rastros censuran.

Aún no se encuentran indicios de fotograİa de desnudo masculino.

Europa (España)

El MADC fija el canon de la fotograİa contemporánea con autores como Luis GonzálezPalma (GUA) y Luis Paredes (SAL), residente en Dinamarca, en la exposición MESÓTICA II. Surge TeoréƟca.

Censura sin rastros UCA.

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MAPA 2 Diagrama de relaciones del campo fotográfico en Centroamérica entre 1995 y 2000

61


Elaborado por: Miguel Flores Castellanos

Se establece ESPhoto con el patrocinio y la coordinación del Centro Cultural de España. También, se privilegia el canon de Photo España, que lo difunde por la región.

Se establece FOTO 30 con el patrocinio y la coordinación del Centro Cultural de España. Se privilegia el canon de Photo España, que lo difunde por la región.

Surge GuatePhoto Visión purista de la fotograİa

México Centros culturales y galerías, iniciaƟvas privadas ESPhoto organiza una acƟvidad anual de fotograİa con el patrocinio y la coordinación del Centro Cultural de España.

TeoréƟca se dedica al arte contemporáneo en general. Cambia sus políƟcas y acƟvidades. Sufre un cambio durante la enfermedad y muerte de su fundadora y principal patrocinadora.

España

62 Masculinidades

MAPA 3 Diagrama de relaciones del campo fotográfico en Centroamérica entre 2000 y 2010


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63

El camino del dolor (1996). Daniel Hernández-Salazar [1956]. Guatemala

FIGURA 1 Ejemplo del corpus de investigación


Exposiciรณn Eros & Thanatos [1997]

El camino del dolor, Guatemala, 1997. Daniel Hernรกndez-Salazar.

64 Masculinidades

FIGURA 2 Ejemplo de ficha de anรกlisis


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Ficha de análisis El camino del dolor es una fotografía en blanco y negro, compuesta por quince impresiones fotográficas que se clavan individualmente a la pared. Este recurso le permite crear una obra de gran formato, algo no tradicional para la fotografía de ese año. Con este gesto demuestra las posibilidades simbólicas de cada una de las partes que integran la imagen final, cada parte que integra El camino del dolor es una unidad en sí misma. Además es una demostración de destreza de impresión del autor, quién logra mantener una tonalidad coherente en toda la superficie de la obra, algo difícil de lograr cuando se hacen ampliaciones individuales de esas dimensiones. De igual forma se pone de manifiesto la meticulosidad del trabajo, ya que todas las piezas coinciden perfectamente unas con otras, logrando la continuidad perfecta en las diferentes figuras. El título de esta obra parece enunciar que para llegar al dolor también hay un camino, entendido como proceso. El camino del dolor da a entender la existencia del dolor como destino final de una ruta. En este título evoca (intertexto de) la Vía Dolorosa noción propia de los evangelios cristianos. Igualmente trae a la memoria la escena del suicidio, la espera, la muerte. La imagen de esta obra muestra el cuerpo desnudo de un joven atlético, quien reposa en forma perpendicular sobre las vías del ferrocarril. La postura hace pensar en la imagen de Jesucristo bajado de la cruz. Simultáneamente remite a la iconografía del Cristo yacente (muerto), común en la imaginería colonial de Centroamérica y en especial de Guatemala. Esta postura es propia de esculturas y pinturas de La Piedad realizadas en el arte católico. En esta pieza el cuerpo desnudo se muestra inerte, con la apariencia de un cadáver. Sus pies están juntos y las rodillas levemente separadas. Los glúteos descansan sobre los durmientes, formando una curvatura cóncava que oculta parcialmente el área genital. Parte del vientre y el tórax hacen una curva convexa que deja ver un torso amplio, fuerte. El brazo derecho está extendido a la manera de un crucificado sin cruz. La cabeza descansa sobre el durmiente,


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tirada hacia atrás. Esta posición connota éxtasis, evocando la escultura El éxtasis de Santa Teresa de Bernini. Las vías de ferrocarril son signos, que puede interpretarse como el camino enunciado en el título, que puede leerse como la vida. Igualmente puede apreciarse el horizonte montañoso quebrado, ámbito de esa vida. No es posible ver un principio de esa ruta, menos un fin exacto, este camino se pierde en el horizonte de la vida, un trazo inamovible férreo, sin posibilidades de cambio para quien camina sobre él, un destino ineludible. Estéticamente la obra remite a las grandes pinturas y esculturas barrocas, especialmente de la imagen de Cristo muerto. El autor maneja todos los principios de la perspectiva en la composición, los que permiten crear un efecto armónico en toda la obra. El cuerpo es una línea ondulante que comparte protagonismo con las vías del ferrocarril, espacio donde convergen lo suave con lo duro, lo recto con lo curvo. El autor confronta la vida con la muerte. Hernández-Salazar presenta a un hombre inerte. Desposeído de cualquier elemento erótico, debido a la postura que remite a imaginarios religiosos. Este hombre lo muestra desposeído de sus atributos tradicionales de fuerza y virilidad. El área genital es casi desapercibida, minimizada, pero que exhibe para ratificar que se trata de un hombre. Esta imagen permite otra lectura de la masculinidad, indefensa y doliente. El camino del dolor visualiza un sentimiento de pena y congoja, de la vida de un ser humano, por medio de varios discursos dinámicos que camaleónicamente cambian según el observador. En un primer momento el religioso, que se visualiza a través de la posición del cuerpo y la desnudez misma (es un Cristo); pero luego emerge el desnudo masculino como objeto erótico (es imposible dejar de ver el cuerpo desnudo). Sobrepuesto entre ambos temas, se identifica el discurso de una masculinidad vulnerable. Cada uno de los discursos surgen con diferente intensidad. Lo religioso, tiene un gran peso, lo que permite salvaguardar al autor, de que no se trata solamente de un desnudo erótico. El discurso de lo estético en el cuerpo masculino, se camufla del tema religioso, y viceversa, pero ambos convergen en visualizar a un hombre no tradicional.


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II. COLABORACIONES

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Cinco cosas que aprendí sin querer: testimonio de un productor de audiovisuales Mgtr. Erick Gálvez1

Resumen La producción audiovisual es, ante todo, un ejercicio de comunicación multidisciplinario. Incluye varias áreas como la estilística, el guionismo, semiótica, expresión oral, lenguaje corporal, la fotografía y la música. El cine en Guatemala ha cumplido más de cien años, y aún está buscando su espacio dentro de la sociedad. Actualmente, se desarrollan proyectos interesantes como una escuela de cine, una iniciativa de ley presentada al Congreso de la República para asignar fondos a la producción nacional y las carreras universitarias con enfoque cinematográfico. La incursión de los formatos digitales de transmisión y reproducción, así como las cámaras de fotografía y video que graban en alta definición, han 1

Magíster en Dirección de Medios de Comunicación de la Universidad Panamericana y Licenciado en Ciencias de la Comunicación de la Universidad Rafael Landívar. Guionista de los largometrajes: 2+1 (VideoXonico), Repechaje (Moralejas), Cabal tu Pisto (Moralejas), Gerardi (Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala), Tekum Umam (Xibalbá Producciones), Espejos (E3 Shobiz Division), El Zanate (VideoXonico) y Los Jaguares de Jade (VideoXonico). Guionista de los cortometrajes: Nightfall (Cinemarroquín), Under Cover (Marcel Guadrón), Random (PIO films), Densen Verguen (VideoXonico), El ninja (Documental/ Ficción). Ha trabajado en Camescopio, Moralejas, Idea Nouva, Miracle Factory, MilknCookies, VideoXonico y La Fábrica, desarrollándose cómo guionista y copywriter en las áreas creativas publicitarias y de producción audiovisual. Actualmente es catedrático de dedicación completa del departamento de Ciencias de la Comunicación de Universidad Rafael Landívar.


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venido a facilitar la labor del cineasta nacional, ya que ahora cuenta con una tecnología de costo mucho más accesible. Esto permite abaratar costos de producción y aumentar el número de obras a presentarse anualmente. De esa cuenta es que muchos jóvenes entusiastas pudieron ser parte de esa nueva generación de productores audiovisuales que conocieron, a través de los formatos digitales, las teorías básicas del cine y la narrativa para luego trasladarlas a formatos más versátiles que en el pasado. A continuación se presenta un texto a manera testimonial, donde se enumeran anécdotas y enseñanzas no convencionales sobre la realización de cine en Guatemala. 1. Cinco cosas que aprendí sin querer Desde que conocí la hermosa posibilidad de inmortalizar imágenes en movimiento a través del video, la cámara se volvió mi mejor amiga. Y aunque a veces nuestra relación parezca a punto de terminar, algo sucede y me encuentro nuevamente grabando, como siempre. Esta es una lista que surge del genuino deseo de compartirles a los más jóvenes esas cosas que nunca leerán en libros de producción cinematográfica. Son situaciones que me han pasado y que valoro ya que me han dejado grandes enseñanzas. No voy a negar que el aprendizaje puede ser a veces doloroso y costoso, pero también es sumamente satisfactorio reconocer la importancia de la lección aprendida. Iniciando este conteo, encontramos en la quinta posición, una de las mayores verdades del cine y de la vida misma:

1.1 En el cine, no se puede trabajar solo Una de las cosas que me enamoró de la producción audiovisual es el hecho que no se puede producir solo. Siempre se debe trabajar de forma colectiva


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teniendo roles asignados y colocando a la persona más indicada en el puesto adecuado. En Latinoamérica es una constante el encontrar realizadores con múltiples disciplinas; una misma persona es el director, escritor, actor y productor de sus obras. Todos los roles son importantes en una producción, pero no todos son convenientes para ser combinados con el rol de director. Es mejor contar con otras personas en los siguientes cargos: ●

 Productor ejecutivo. Realiza y evalúa las ideas para proyectos audiovisuales. El productor ejecutivo no necesariamente es un cineasta o un comunicador. Sin embargo, simpatiza con el medio audiovisual y encuentra oportunidades de negocio. Realiza la gestión administrativa de la producción, es decir, financia el proyecto o consigue a los financistas. Esta labor es especialmente desgastante para el director, y que de no contar con el dinero para financiar el material deberá abortar el proyecto.  El productor. Su puesto consiste básicamente en la realización y ejecución de tareas de coordinación, planificación, presupuesto, grabación y postproducción, para el proyecto. Gestiona y facilita los recursos humanos y técnicos necesarios para la consecución de los objetivos marcados. No es recomendable que el director sea también el productor, ya que sacrificará la belleza de sus escenas por una grabación efectiva, práctica, sin riesgos y sin tomas espontáneas.

 El guionista. Realiza la estructura del guión, puede aportar la idea de la obra o trabajar con base en las ideas del productor y el director. Este es el puesto que mejor combina con dirigir.  El director de fotografía. Dirige las actividades del equipo técnico en grabaciones o emisiones al aire. Determina y supervisa la iluminación, el emplazamiento de cámaras, la ambientación y la caracterización durante la grabación. Manipula la cámara y coordina la luminosidad. Estas pueden ser actividades que desvíen la atención del director si


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las desempeña al mismo tiempo que sus tareas de dirección y puede desatender otras áreas importantes, por ejemplo, a los actores o el arte. ●

 El director de arte. Se encarga de diseñar la escenografía, utilería y vestuario de los personajes. Todo debe ir en función de los objetivos del proyecto, la época que se quiere representar, el perfil psicológico de los personajes que habitan la locación, los estados de ánimo, etc. Es decir, requiere de mucho trabajo el hacer que todo sea coherente en este tipo de montajes, y al final el éxito está en ser un respaldo a la imagen y las actuaciones.

Es cierto que podemos ver algunas producciones donde en sus créditos finales un mismo nombre se repite una y otra vez, contradiciendo entonces este primer principio y demostrando que sí se puede producir solo, ya que esas obras existen y se realizaron de esa manera. Sin embargo, recordemos que el objetivo de estos cineastas y productores es vivir de la producción y de hacer películas, así que podríamos cuestionarles lo siguiente: ¿Cuántas veces seguidas podrás hacerlo así? ¿Tu calidad se estancará? ¿Te estarás perdiendo del aporte creativo de otras personas? ¿Es una cuestión de ego?

En términos generales, el trabajo en equipo es uno de los grandes valores de la producción cinematográfica.


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En la cuarta posición, encontramos un elemento personal y psicológico que se manifiesta en lo más profundo de nuestro ser:

1.2 El miedo siempre estará allí El miedo, por definición, es una emoción desagradable producida por la sensación de peligro. La constante exposición pública que acompaña a todo comunicador en el ejercicio de sus labores, conlleva al miedo a evidenciar carencias.

Cuando publiqué mi primer libro, una recopilación de cuentos cortos, se me acercó una amiga de la universidad que siempre consideré que escribía muy bien: -

Hola, Erick. ¿Cómo se atrevió? ¿A qué? Usted publicó un libro. Sí, es que junté unas cosas que había escrito, luego le hice las ilustraciones y busqué quien me publicara. Pero, ¿cómo se atrevió? ¿No le dio miedo? ¿Qué cosa? Que ahora ya lo va a poder criticar la gente.

Nunca pensé en eso. Ahí me di cuenta que dicha acción era similar a la escena de un bebé gateando por la estructura de un edificio en construcción. Ya había recopilado mi material, lo había diagramado, tenía ilustraciones y bueno, también había sacado un listado de editoriales a quienes iría a visitar para pedir la publicación. Empecé a contactar a las editoriales mientras hacíamos las pruebas de impresión. En la primera reunión


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que tuve, me dijeron que sí. Dos meses después ya lo estaba presentando en la feria del libro de 2009. Siempre va a dar miedo, supéralo.

En conclusión, el miedo es bueno siempre y cuando sea el que te hace reaccionar, moverte, despertar. Hay que saber reconocer y diferenciarlo del miedo que paraliza y que no te deja avanzar. Los artistas tienen constantes duelos con el miedo por el hecho de exponer públicamente su trabajo. En la tercera posición, se encuentra un consejo de emprendimiento:

1.3 Hacer cosas que no te piden Ya por definición, el ser emprendedor conlleva trasladar una idea hasta convertirse en un proyecto, desarrollando innovación en la propuesta. Los proyectos que se hacen sin el compromiso de un cliente son considerados más que todo, ejercicios artísticos. Cortometrajes, videoblogs, videoclips o animaciones experimentales, son algunos de los formatos de estos proyectos. Esta es la parte que nadie te dice: estos proyectos funcionan como llaves que te abren puertas que no sabías que existían. Los proyectos personales son la referencia máxima de tus capacidades y comienzan a fortalecer tu trayectoria. Una de las claves para tener éxito en este ámbito radica en la difusión del material en redes sociales ya que la “viralización” del material, es decir, el compartirlo, hace que la exposición se maximice multiplicando sus posibilidades de trascendencia. En conclusión, el cineasta debe ser un activo emprendedor, desarrollando proyectos propios y pagados paralelamente, de forma constante.


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En los pasillos de la universidad me encontré a una ex alumna que me dijo: -

-

-

¡Ala, Erick!, Cómo me gustaría que nos de clase otra vez y que nos deje hacer otro videoclip para algún grupo musical, así como hace tres años. ¿Y por qué no lo haces? Contacta a un grupo y ofrécele hacerle su videoclip, no es necesario que sea en un curso y que valga puntos, yo te puedo ayudar a conseguir el equipo para grabar y te puedo escribir el guion. … (silencio) …va.

No me volvió a contactar.

Podemos mencionar una de las disyuntivas más comunes en cuanto a compartir conocimiento y celo profesional en el medio audiovisual:

1.4 Todo lo que sabes no es tuyo y hay que devolverlo La actividad docente se define dentro del marco educativo como una acción que produce conocimientos y que ubica al docente como actor fundamental, tanto en relación a los conocimientos mismos, como con el entorno en que estos son producidos. La docencia es parte primordial en el desarrollo y acopio de conocimientos, actividad que nunca termina, ya que la experiencia permite abrir nuevos temas de reflexión. Es aquí donde la labor de las entidades educativas, principalmente de las universidades, puede hacer la diferencia y combinar la teoría con la práctica para que los estudiantes tengan la base fundamental de doble vía. En conclusión, aportaría mucho al desarrollo de audiovisuales si los protagonistas de esta actividad comunicacional compartieran y aportaran su


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conocimiento teórico, profesional y empírico a las nuevas generaciones que buscan trascender en un ámbito con mucho potencial.

Se realizaba un programa de televisión al estilo Reality Show en un canal de cable. Con la genuina intención de subir la calidad de producción para este proyecto, se contrató a un director extranjero. Siempre me sorprendió lo afable que era con todos los integrantes del canal, desde los dueños, hasta los asistentes de producción. Siempre estaba rodeado de técnicos que gustaban de sus explicaciones. Él fue la persona que me dijo que los conocimientos que tengo no eran míos y que tengo que devolverlos. De cierta forma me recordó sobre mi gusto por la docencia, es eso mismo.

Por último, se plantea la premisa más atípica en la teoría, pero más presente en la práctica, y la que considero más importante dentro de éste recuento testimonial:

1.5 Trabaja con gente que te quiere Lo que plantea esta premisa es que el equipo de personas que participan en la creación de una obra audiovisual no trabajen simplemente por la atadura de tener que cumplir con un compromiso dentro de una producción. La clave es que las personas trabajen por la pasión hacia la obra y hacia la labor que realizan en ella. Y es que la producción independiente constantemente se encuentra en la circunstancia de producir sin presupuesto. Esto sucede por diversas razones, entre ellas se puede mencionar la falta de trayectoria de los productores traduciéndose en pocos financistas, la juventud de sus integrantes


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o la posibilidad de utilizar la obra a realizar como una inversión a largo plazo ya que ese primer esfuerzo serviría para vender un proyecto similar.

Si la persona de producción o de talento, llega tarde, no está lista, ya no llega, o incumple su palabra, apelará a que estaba realizando un favor y que no la unía ningún vínculo con los productores o el proyecto mismo.

La familia y los amigos, aun no sabiendo nada de producción, pueden ser de gran apoyo para los fines de un proyecto. Y no necesariamente como parte del elenco. El vínculo afectivo no les permitirá fallar a sus compromisos ni defraudar al director. Considero este tipo de contenidos poco tradicional y nada metódico; sin embargo, su intención de guiar lo hace digno de analizar y reflexionar. Existen muchos documentos sobre producción audiovisual que coinciden en los mismos puntos, trasladan al lector los mismos formatos y mensajes, pero pocos ahondan en la difícil labor del rodaje mismo y sus múltiples complicaciones. Este documento dentro de su sencillez pretende aportar algo dentro de los temas no abordados pero que están al centro dentro de la producción audiovisual.


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Educación hacia las nuevas masculinidades: una propuesta de prevención del embarazo adolescente Mgtr. Leslie A. Sechel Vela1 / Mgtr. Beverly V. Contreras Yes2

Resumen Este escrito se presenta como un recorrido documental con el objetivo de establecer cómo una educación focalizada y actualizada en torno a la sexualidad y la equidad de género, con un enfoque de derechos, puede prevenir y minimizar el embarazo en adolescentes; si la formación inicia desde la niñez de hoy con vista al cambio del mañana. Para ello se revisó una variedad de autores que han centrado su atención al respecto de dichas temáticas y otros que han comenzado ya a establecer los indicadores del posible cambio mediante la reestructuración de los roles hombre-mujer y la re-conceptualización de la feminidad y la masculinidad en la actualidad. Dentro de los resultados más evidentes se encontró que los cambios sociales ante problemáticas como el embarazo en adolescentes son posibles cuando se modifican los paradigmas que rozan lo obsoleto y se presentan nuevas formas de definir los géneros masculino y femenino; que la educación es la herramienta idónea para batallar contra la rigidez de constructos establecidos con el tiempo

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Leslie Agustín Sechel Vela. Psicólogo clínico. Magíster en Gestión para el Desarrollo de la Niñez y la Adolescencia. Presidente de la Asociación Guatemalteca de Psicología –AGP–, período 2014-2016. Director del Centro de Estudios Junguianos de Psicología Analítica en Guatemala.

2

Beverly Viviana Contreras Yes. Psicóloga clínica. Magíster en Gestión para el Desarrollo de la Niñez y la Adolescencia. Tesorera de la Asociación Guatemalteca de Psicología –AGP–, período 20142016. Investigadora independiente.


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y que hoy se encuentran debilitados, a causa de su misma corrosión, y que todos los días amenazan con destruirse, motivo de la decadencia y desestabilización de las sociedades, principalmente en Guatemala. Para el país, es la educación la promotora del cambio en todo sentido. Se concluyó que es corresponsabilidad de todos velar por un bienestar social. Sin embargo, la voluntad política es necesaria para que el Estado promueva y sea promotor del cambio, a través del desarrollo de programas de educación y concientización de todos: niños, niñas, adolescentes y adultos. 1. Introducción El desarrollo de un país, de una sociedad y de un individuo como tal está siempre acompañado por la educación. Uno de los desafíos más grandes que tiene Latinoamérica, hoy en día, es alcanzar un desarrollo social que permita hacer frente a fenómenos destructivos que amenazan sobre todo a la niñez y la adolescencia de los países; no un desarrollo de avenidas y edificios “rascacielos”, más bien, un desarrollo de conciencia y de valores que den como resultado bienestar y calidad de vida. Es la educación, en todo sentido, aquella que se pinta como la mejor herramienta para lograr el desarrollo humano; mas no una educación tradicional, sino una que integre la realidad de la humanidad a su saber, que forme de manera actualizada y que incluya los valores dirigidos al respeto y promoción de los Derechos Humanos, que son, hoy por hoy, el instrumento globalizado que para algunos se ha convertido en un indicio de esperanza y de cambio; para otros, una controversia, dada la naturaleza de sus garantías, sobre todo aquellas que tienen que ver con la libertad y la educación en base a los estudios de género y, más aún, aquellos en torno a la educación sexual. Los debates más grandes al respecto han sido generados por algunas iglesias, y grupos religiosos, que parecieran mantener una actitud nula o pasiva del desarrollo, esperando el momento del cambio; mientras que la realidad es que las sociedades en su necesidad de premura y de adaptación al siglo más globalizado de todos, y con los ojos puestos fuertemente en el éxito y el dinero, han hecho a un lado principios y valores que, a la vez, implican un déficit


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en el desarrollo de la humanidad; enmarcando, así, una era de decadencia e involución humana. Por ello es importante proteger a la niñez de ciertos fenómenos sociales destructivos que limitan su desarrollo y aprendizaje, uno de ellos es el embarazo en adolescentes, el cual se considera puede ser objeto de erradicación por medio de la educación temprana de la niñez. Una educación que incluya el aporte de la psicología de género, que pueda brindar un formato de educación sexual sana, y, sobre todo, que responda adecuadamente a lo que significa ser hombre y ser mujer en la actualidad, puesto que los conceptos actuales de feminidad y masculinidad han evolucionado y se han modificado durante las últimas décadas, razón por la cual es prioritario y de suma importancia actualizar los mismos en la psique colectiva y asimilar estas nuevas definiciones adaptándolas a la cultura y a la educación que se brinda a las generaciones tempranas. Educar hacia las nuevas masculinidades es una propuesta que vendría a cambiar el rumbo de la sociedad, como la integración de individuos más tolerantes. Se trata de que niños y niñas redefinan, a partir de una educación adecuada, lo que es ser hombre y ser mujer en la actualidad. Que reconozcan que los roles establecidos, en varios aspectos, rozan en lo absurdo y solo promueven la discriminación y las diversas formas de violencia contra la mujer. Definir masculinidad no es cosa fácil, la intención es reciente en varios países de Latinoamérica y en Guatemala muy poca investigación se ha realizado al respecto. Es sabido que un intento por brindar una definición general de masculinidad es improbable puesto que con el avanzar de los días cada hombre en lo individual, cada grupo cultural y cada sociedad puede dar su aporte a dicha definición; esto lo hace un tanto más complejo, considerando que el concepto se pluraliza y es por ello que se habla de masculinidades en lugar de una sola masculinidad definida. Lo que si ha de evidenciarse es que en la medida que el hombre redefine su masculinidad, se hace más tolerante a las diferencias, sensibilizándose y solidarizándose con la mujer con quien logra una mejor comunicación y equidad. Por esta razón, las sociedades que


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han acogido los Derechos Humanos como instrumento de paz y bienestar, se encuentran en un punto favorable de desarrollo; por ende, la propuesta de educar en materia de derechos y sobre todo en géneros masculino y femenino, se proyecta como idónea para una mejor calidad de vida social e individual. Para entender la manera en que se propone el formato de educación anteriormente mencionado, como instrumento de prevención del embarazo adolescente, primero se procederá a definir adolescencia y las consecuencias del embarazo temprano. Al respecto Contreras (2013), refiere que es un período de transición en el que el ser humano “experimenta varios cambios a nivel biológico y psicológico, los cuales van acompañados de una reasignación de roles por parte del contexto donde se desarrollan”; por lo tanto, ante un fenómeno como el embarazo en adolescentes, las consecuencias y desventajas que le acompañan van desde los niveles educacionales como la deserción escolar y futuro desempleo, hasta el maltrato físico y el abandono infantil. Recomienda que se establezcan programas académicos que eduquen a jóvenes hombres y mujeres sobre las implicaciones físicas, psicológicas y socioeconómicas que conlleva un embarazo en la etapa adolescente. Por su lado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) define adolescencia como: “el período de la vida en el cual el individuo adquiere la capacidad reproductiva, transita los patrones psicológicos de la niñez a la adultez y consolida la independencia socio económica” y fija sus límites entre los 10 y 20 años; y el embarazo adolescente lo define como: “el que ocurre dentro de los dos años de edad ginecológica, entendiéndose por tal al tiempo transcurrido desde la menarquía, y/o cuando la adolescente es aún dependiente de su núcleo familiar de origen”. Refiere que: Las adolescentes menores de 16 años corren un riesgo de defunción materna cuatro veces más alto que las mujeres de 20 a 30 años, y la tasa de mortalidad de sus neonatos es aproximadamente un 50 % superior, según el consultor en salud de los adolescentes James E Rosen, que está cargo de


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un estudio de investigación del departamento de Reducción de los riesgos del embarazo de la OMS (Boletín de la Organización Mundial de la Salud, 2011).

Según la Ley de Protección Integral de la Niñez y la Adolescencia, del Congreso de la República de Guatemala 27-2003, artículo 2 (2003): “se considera niño o niña a toda persona desde su concepción hasta que cumple trece años de edad, y adolescente a toda aquella desde los trece hasta que cumple dieciocho años de edad” (p. 2). Esta definición marca un intervalo de las edades que se establecen como parte de la adolescencia. Sin embargo, tal conceptualización deja de lado aspectos importantes y primordiales en el estudio y comprensión de esta etapa y los factores que intervienen y afectan un desarrollo integral. Fernández y Escalona (2009) mencionan que la adolescencia es un período que se caracteriza por cambios en la esfera psicosocial, así como una estructuración de funciones nuevas donde se incluye el nivel de autoconciencia, las relaciones interpersonales y la interacción social. En este proceso de cambios significativos, en ocasiones se derivan trastornos o problemas psicosociales asociados como embarazados indeseados, homosexualidad y trastornos de la personalidad, entre otros. Por su parte, Quesada, Romero, Prieto y Rodríguez (2009) refieren que “el concepto de adolescencia se establece a partir de una construcción social, por lo tanto, varía en el tiempo y en el espacio, y posee un componente fundamental de carácter histórico” (p. 3). Esto viene a significar que socialmente y lingüísticamente se encierran en sí mismos un conjunto de prácticas sociales particulares, las cuales se deben entender a partir de su especialidad y en el marco de un determinado contexto social. Por su lado, Cruz (2011) define el embarazo adolescente como: Un problema de salud pública y social multifactorial que vincula a las dimensiones médicas, socioculturales, psicológicas y económicas, presentándose cada vez con mayor frecuencia, afectando tanto al individuo, familia y sociedad. El embarazo no deseado no solo afecta a los padres adolescentes si no que se ve reflejado en la sobrepoblación, nivel académico y nivel económico de una familia (p. 2).


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A la realidad del adolescente se añaden otras problemáticas que provocan un giro abrupto en su desarrollo biopsicosocial, limitando sus oportunidades para alcanzar un presente digno y un futuro con una mejor calidad y expectativa de vida. El embarazo en la adolescencia es: “una crisis que se sobreimpone a la crisis de la adolescencia” (Ulanowicz, Parra, Wendler y Tisiana, 2006: 13). Los autores citados mencionan que este suceso se presenta en un momento caracterizado por la falta de madurez física y mental en los y las adolescentes; esto, en muchas ocasiones, acompañado de situaciones adversas como carencias nutricionales u otros padecimientos físicos en un ambiente familiar usualmente poco receptivo y con resistencia a su protección. Además, refieren que muchas complicaciones se presentan debido a que la adolescente percibe un rechazo del entorno e inmadurez biopsicosocial, lo que constituye un problema de salud pública significativo en América Latina y en el resto del mundo. UNICEF (2012) en su boletín sobre los adolescentes en relación a la mortalidad y causas de muerte en adolescentes refiere que cada año se dan 1,4 millones de muertes de niños que se encuentran entre los 10 y 19 años de edad. Describe que la causa principal son las lesiones y heridas. Agrega que las complicaciones durante el embarazo y el alumbramiento son la causa de muerte de, aproximadamente, 50,000 niñas adolescentes cada año, lo que se convierte en una de las principales causas de mortalidad entre las niñas de las edades mencionadas anteriormente. Puntualiza que el 11% de los nacimientos se dan en niñas adolescentes, siendo esto un factor que restringe el acceso de las niñas adolescentes a educación, así como el aumento en su vulnerabilidad física. En países de África subsahariana, América Latina y el Caribe dentro del 70 u 80 % de los nacimientos, en madres adolescentes, se producen en contexto del matrimonio. A pesar de que las tasas de fecundidad se han reducido en casi todas las regiones desde 1990, así como la tasa de fecundidad de mujeres en general, se ha presentado una reversión o ralentización en algunas regiones a partir del año 2000, por lo que las tasas siguen siendo elevadas dentro de la población adolescente. Cada año se dan cerca de 16 millones de alumbramientos en adolescentes entre 15 y 19 años, lo que representa un total del 11 % de los nacimientos a nivel mundial. América Latina y el Caribe


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y África subsahariana presentan una proporción más elevada de nacimientos en adolescentes, ya que en estas regiones uno de cada cinco bebés nace de una madre adolescente. Es claro que el embarazo adolescente representa repercusiones graves a los y las adolescentes en todas las esferas que los conforman, física, psicológica, social, entre otras. Este afecta de manera individual el desarrollo integral, calidad de vida, oportunidades de inserción en el ámbito social y laboral de los adolescentes. Así como un impacto negativo en la economía de un país, principalmente los que se encuentran en vías de desarrollo acompañados de altos índices de pobreza como Guatemala. De manera conjunta afecta a diversos sectores de la sociedad haciéndolo más vulnerable al incremento de los índices de pobreza, fracturación de los sistemas de salud, asistencia y desarrollo de ciudadanos que posean las capacidades técnicas que apoyen el crecimiento económico del país. Por lo que conocer las causas de este fenómeno es fundamental para proponer estrategias para su disminución y posterior erradicación. Uzcátegui (2009) menciona que dentro de los factores psicosociales y relacionados a la conducta sexual, se encuentra el inicio precoz de las relaciones sexuales asociada a una menarquía temprana y falta de previsión. Actualmente, se ha observado un aumento en la actividad sexual principalmente en los jóvenes latinoamericanos, donde las primeras relaciones sexuales se presentan con espontaneidad, sin planeación, factores que dificultan la utilización de algún método anticonceptivo y esto asociado a una falta de motivación por parte de los adolescentes a emplearlo. En muchas ocasiones, los adolescentes tienen su primera relación sexual bajo el efecto de alcohol y otras sustancias. Por otra parte, la pobre condición socioeconómica, la ignorancia y la pobreza se convierten en factores causales importantes en el embarazo adolescente como en el inicio de una vida sexual precoz. Esto podría explicar cómo la fecundidad no se presenta de forma homogénea entre los distintos estratos socioeconómicos, sino que se aprecia una mayor frecuencia en las clases bajas con un menor porcentaje en las clases altas. Por otra parte, en un intento de resolver conflictos familiares y sociales, muchas adolescentes se embarazan, de


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manera premeditada, como resultado de una fantasía o como una huida de una situación económica y familiar conflictiva. Otro de los factores encontrados, que influyen en el crecimiento de esta problemática, es la conducta sexual riesgosa como la promiscuidad, falta de conocimiento sobre anticonceptivos, diferentes adicciones –tabaco, alcohol, drogas– entre otras (Procuraduría para la Defensoría de los Derechos Humanos, 2009). Y es que al respecto de los métodos anticonceptivos existe déficit en la educación que se da de los mismos; Cabrera (2013), realizó un estudio en Guatemala, cuyo objetivo fue establecer la opinión de las adolescentes sobre el conocimiento en torno al uso de anticonceptivos como medida de prevención. Entrevistó a jovencitas entre 13 y 17 años de edad y los resultados indican que en su mayoría, las adolescentes desconocen los métodos anticonceptivos; sin embargo, la mayoría de las participantes piensa que “es mejor quedar embarazada entre los 18 y 22 años de edad”. Concluye que la mayoría de las participantes de la investigación considera que el uso de los anticonceptivos es la mejor manera de prevención del embarazo (p. 19). El Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social –MSPAS–, en su Diagnóstico Nacional de Salud (2012) refiere que: Guatemala se encuentra ubicada entre los 17 países con alto riesgo reproductivo a nivel mundial, siendo el tercer país con más altas tasas de fecundidad en mujeres adolescentes de 15 a 19 años de América Latina. El promedio de hijos de mujeres en estos rangos de edad es de 3.8 de acuerdo a datos de la Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil, ENSMI 2008/20009, 9.5 % de las jóvenes de 15 a 24 años relató haber tenido su primer embarazo antes de los 15 años, el 48.5 % entre los 15 y 17 años y el 25 % entre los 18 y 19 años (p. 32).

Por su parte el “Estudio Nacional de Muerte Materna” (2011) refiere que: La razón de mortalidad materna se incrementa en ambos extremos de la edad reproductiva: tiene un alto nivel en adolescentes de 10-14 años (219.1x100,000 N.V) y luego alcanza su máximo en el grupo de 40 a 44


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años (370.2x 100,000 N.V). Entre las primeras causas de muerte materna en adolescentes de 10 a 19 años están la hipertensión, las hemorragias y la sepsis (p. 32).

Guatemala posee un alto porcentaje de población joven, según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida y Población Joven (2011), menciona que más de 4.8 millones de habitantes son jóvenes que se encuentran entre los 13 y 29 años de edad, sobre la población total de 14, 636,487 habitantes que conforman el país. Dicho grupo etario está conformando por un 49 % de hombres y un 51 % mujeres, de los cuales un 40 % es indígena y un 60 % no indígena. La Defensoría de los Derechos de la Mujer de la institución del Procurador de los Derechos Humanos (2013) presentó el segundo informe temático “Análisis de la situación de embarazos en niñas y adolescentes en Guatemala 2011-2013”, con el objetivo de dar a conocer la situación actual de tal problemática y orientar hacia la toma de decisiones en cuanto a la prevención, atención y sanción de esta situación. Dicho informe se refiere a la ratificación de instrumentos internacionales, por parte del Estado de Guatemala, los cuales constituyen un marco jurídico internacional que fueron el soporte para la aprobación de normativas internas y acciones institucionales con la finalidad de proteger a la niñez y adolescencia, como la Declaración de los Derechos Humanos y la Convención Americana de los Derechos Humanos, con principal importancia la Convención sobre los Derechos del Niño, aprobada por el Estado de Guatemala en 1990, donde se proclama la necesidad de educación a la niñez y adolescencia, reconociéndoseles como sujetos de derechos y los protagonistas en su propio desarrollo, fortaleciendo de esa manera el estado de derecho, la justicia, la paz y democracia. En cuanto al marco legal nacional, la Constitución Política de la República de Guatemala, Congreso de Guatemala 18-93, artículo 4 (1993) establece la libertad e igualdad en dignidad y derechos de todos los seres humanos, mientras que en el artículo 2, el Estado se compromete a proteger a la persona y familia, garantizando la vida, libertad, seguridad, paz y desarrollo integral.


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Por su parte, en la Ley de Desarrollo Social, Congreso de Guatemala 42-2001, artículo 15 (2001), Paternidad y maternidad responsable, se establece: La Política de Desarrollo Social y Población considerará, promoverá e impulsará planes, programas y acciones para garantizar el ejercicio libre y pleno de la paternidad y maternidad responsable, entendidas estas como el derecho básico e inalienable de las personas a decidir libremente y de manera informada, veraz y ética el número y espaciamiento de sus hijos e hijas, el momento para tenerlos, así como el deber de los padres y madres en la educación y atención adecuada de las necesidades para su desarrollo integral; para tal efecto, el Estado fortalecerá la salud pública, la asistencia social y la educación gratuita (p. 3).

Esta Ley, además, establece que la niñez y adolescencia en situación de vulnerabilidad, merece especial atención; en consecuencia, crea el Programa Nacional de Salud Reproductiva, donde se contemplan la planificación familiar, atención a adolescentes y maternidad saludable. En relación a la maternidad, la ley en mención en su artículo 26, numeral 5, inciso f, promueve acciones con la finalidades preventivas: “divulgar los beneficios de posponer o evitar los embarazos a edades muy tempranas o tardías y otros riesgos, así como las ventajas de ampliar el espacio intergenésico a dos o más años” (p. 7). La Ley de Acceso Universal y Equitativo de Servicios de Planificación Familiar y su Integración en el Programa Nacional de Salud Reproductiva, Congreso de Guatemala 87-2005 (2005) afirma que tiene como destinatarios población en general pero, especialmente, mujeres, adolescentes, parejas y hombres del área rural, establece que a través de su reglamento en el artículo 17: “Se crea la Comisión Nacional de Aseguramiento de Anticonceptivos, en adelante denominada CNAA, que tendrá como objeto velar por la disponibilidad de anticonceptivos para garantizar el acceso de la población guatemalteca a servicios de planificación familiar” (p.3). Por su parte, en cuanto a las estrategias y acciones de prevención, en el artículo 9 dentro de las estrategias especiales dirigidas a adolescentes, designa al Ministerio de Educación –MINEDUC–, el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, MSPAS y el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, IGSS, junto con


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otras organizaciones privadas y públicas, deberán diseñar una estrategia para la provisión de servicios integrales diferenciados para los y las adolescentes. En el artículo 10 menciona que el MSPAS, MINEDUC y otras organizaciones privadas sectoriales y públicas deben incluir en su malla curricular de formación “contenido sobre: derechos y responsabilidades para la promoción y auto cuidado de la salud, sexualidad y el embarazo precoz y no deseado, como factores de riesgo que contribuyen y afecta la morbilidad maternoinfantil” (p. 4). Se puede evidenciar en el marco legal nacional la responsabilidad que posee el Estado como garante en la prevención y erradicación de la problemática de embarazos adolescentes en Guatemala. Sin embargo, en el tema de responsabilidades es importante señalar que las organizaciones no gubernamentales, privadas y la sociedad civil, en general, poseen una corresponsabilidad de accionar conjuntamente en esta finalidad. Dando un papel primordial al círculo primario de apoyo de los y las adolescentes, la familia, pues al identificarse como la base de la sociedad, es un promotor vital para el cambio de percepciones y la educación que reciben los jóvenes desde la niñez hasta llegar a la adolescencia. 2. Reconceptualizando la feminidad y la masculinidad para la educación De acuerdo con Sechel (2013): “Los embarazos en adolescentes suponen un salto abrupto en el desarrollo bio-psico-social” (p. 17), que trae consigo graves consecuencias; asimismo, indica que “no existe herramienta de mayor peso que la educación” (p. 18), sobre todo la educación en torno a la sexualidad como punto de partida para una prevención del embarazo en adolescentes. ¿Qué implica una educación en torno a la sexualidad en una sociedad patriarcal? Si bien es cierto que la sexualidad debiera ser parte de la formación de las personas, puesto que es parte inherente a la vida humana, niños y niñas han sido vedados de una adecuada educación al respecto. No basta con


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estudiar el cuerpo humano anatómicamente y decir que se está educando en sexualidad, así como no es posible separar los conocimientos en torno a lo que significa ser hombre y mujer. Es necesario brindar educación en torno a los métodos anticonceptivos pero, sobre todo, es prioritario el cambio de paradigmas, lo cual solamente puede lograrse si se educa bajo los conceptos actuales de feminidad y masculinidad tanto a niños como a niñas por igual. Keijezer (como se citó en Ortega, Centeno y Castillo, 2005), considera que en América Latina se presenta una forma hegemónica de socialización de los hombres construida cultural e históricamente, con variaciones de acuerdo a la edad, clase social o etnia, pero que es un referente en todos los tipos de socialización, en los cuales se pueden evidenciar algunas ventajas claras para el hombre en cuanto a la sexualidad y la reproducción. Alguna de ellas, con el paso del tiempo y la rigidización de las mismas, se van transformando en un alto costo para la salud sexual y reproductiva de este grupo. Ejemplos de esta afirmación son la presencia de una mayor independencia, agresividad, competencia e incorporación de conductas violentas y temerarias en una amplia gama de aspectos como la relación con vehículos, adicciones, violencia, sexualidad, reproducción y en la relación con sus hijos en el caso de ya ser padres. Asimismo, se han encontrado diversos mitos y tabúes con referencia a la masculinidad a través de estudios realizados en la región, tales como la amplia valoración del vigor físico, tamaño de los genitales asociado con la potencia sexual; represión de las emociones; el hijo varón está hecho para el placer y debe en todo momento tener la iniciativa de las relaciones sexuales, así como el control sobre las mismas. Al analizar el panorama que se presenta en países latinoamericanos, en el que se incluye Guatemala, se hace evidente la necesidad de realizar un cambio en la educación sobre las masculinidades y los conceptos que se adhieren al mismo desde la primera infancia, dando un mayor énfasis en el período de la adolescencia. Esta reestructuración de los conceptos, transmitidos a las nuevas generaciones, permitirá a los y las adolescentes tener una conciencia objetiva y realista sobre la sexualidad, el control que poseen sobre ella, y como las decisiones que tomen, podrán desembocar en espaciar la edad en que se


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convertirán en padres y madres. El reconocimiento de la educación y los factores que influyen de manera significativa en las concepciones que son interiorizadas por el ser humano, son puntos claves para realizar el cambio de esquemas que se basan en la desigualdad hacia una perspectiva de equidad de género donde los y las adolescentes adopten una posición protagónica y dejen de ser vistos como sujetos de protección. En la búsqueda de la integración de nuevas perspectivas de convivencia, percepción de sí mismos y la toma de decisiones relacionadas con su futuro, se mencionan cinco instituciones básicas fundamentales en esta formación, siendo estas: la familia, la religiosa, la educativa, la económica y la gubernamental. Como institución la familia incluye una serie de valores comunes en relación al amor, vida familia, procedimientos comunes como el cuidado del niño o niña, rutinas familiares y un conjunto de roles y estatus, los cuales forman el sistema de relaciones sociales mediante las cuales se desenvuelve la vida familiar. Por tanto, la familia se convierte en una estructura que se desarrolla por medio de los esfuerzos de una sociedad con la finalidad de que se lleven a cabo ciertas tareas consideradas como funciones. Las funciones realizadas por la familia incluyen la regulación sexual, reproductiva, definición de estatus, de protección, económica, de socialización y afectiva (Horton y Hunt, como se citó en Ortega, Centeno y Castillo, 2005). Sin embargo, es importante recalcar que la familia, en algunas ocasiones, posee una dimensión más conflictiva debido a que las relaciones de poder en su interior pueden crear maltrato, violencia, relaciones de poder asimétricas, discriminatorias hacia algunos de los miembros. Es evidente que la familia forma parte esencial en el cambio de las ideas, estructuras y roles que inculcan a la niñez y adolescencia, por lo que un cambio exitoso de lo patriarcal a un enfoque inclusivo y de género, dependerá en medida importante de que sea asimilado y reproducido por esta institución. Para Sechel, Contreras, Winter, Pichardo y Barillas (2013), la educación y/o formación debe ser “en derechos iguales y respeto mutuo”; los autores proponen que dicha educación debe ser transmitida desde la niñez para


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que sus efectos sean asimilados en la psiquis individual para el logro de un cambio social que permita hacer frente a la discriminación sexual y, por ende, a fenómenos ligados a esta como el embarazo en adolescentes. La educación en sexualidad para la niña y para el niño debe, entonces, estar constelada en términos de equidad, para ello es necesario hablar de géneros, más allá de los sexos que definen al hombre y mujer biológicamente; educar en torno al género masculino y femenino supone una amplificación de conceptos que buscan romper paradigmas sociales obsoletos en el país. Educar en torno a lo que es ser una mujer y un hombre, indiscriminadamente, supone entender que los papeles hombre-macho-dominante y mujer-débil-sumisa ya no son una realidad y que el país que continua dicha trasmisión como tal es un país en ruinas, en términos de desarrollo social. Toro-Alfonso (2010) expone que, a lo largo de la historia, los hombres han “sentido la presión social para reprimir sus sentimientos”. Pero, a la vez, indica que los hombres “pueden re-conceptualizar la masculinidad para hacerla más a tono con sus propias necesidades y las necesidades de su familia”; y que, por lo tanto, se debe fortalecer la construcción un nuevos conceptos de masculinidad; dicho concepto debe definirse por cada hombre y por ello hablar de masculinidad es equívoco, en realidad debe hablarse de masculinidades en plural, puesto que cada hombre define su propio concepto de masculinidad de acuerdo a su experiencia personal. Concuerdan Sechel et al. (2013) en que cuando se habla de los roles masculino y femenino en la sociedad, los mismos “pueden ser reestructurados a partir de una educación que promueva la equidad de género y así la mejoría en las relaciones y las comunicaciones entre ambos sexos” (p. 23). En su estudio, los autores procuran hacer una revisión sobre la masculinidad desde la antropología, la sociología, la cultura y los diversos estudios de género, con el afán de contribuir desde la psicología para la construcción de un concepto amplio y diverso de masculinidades, en base al cual la población pueda ser educada, en especial la niñez; concluyen su estudio que con una educación adecuada al respecto: “las nuevas generaciones pueden crecer dentro de un


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contexto distinto en donde el hombre que siente y llora no es visto como una figura débil, sino como una que tiene la libertad de elegir y aceptar” (p. 32). Al respecto, y ante las preguntas de ¿qué es el hombre hoy?, Sechel y Contreras (2014) en el marco del V Congreso Latinoamericano de Psicología ULAPSI realizado en Antigua Guatemala, exponen que “el hombre ha de redescubrirse internamente”, que con el pasar de las décadas aquello conocido como masculinidad se ha ido re-conceptualizando lentamente y que hoy por hoy, la sociedad puede “reforzar positivamente esta imagen [de ser hombre], minimizando la culpa, miedo y/o vergüenza que tanto hombres y mujeres puedan experimentar ante el cambio”. Por lo tanto, es de considerarse el momento idóneo para la educación que el presente trabajo propone, que niños y niñas sean formados de una manera distinta a la que tradicionalmente se ha enseñado en sus hogares, en sus escuelas; que promueve la repetición de patrones y esquemas fomentan la violencia, la discriminación y, por supuesto, el embarazo en adolescentes. ¿De qué manera contribuiría una educación en masculinidades para la prevención del embarazo en adolescentes?, ha de considerarse el embarazo adolescente como una forma de violencia hacia la mujer, violencia promovida por un desconocimiento real de lo que es ser hombre y de lo que es ser mujer; desconocimiento que implica la discriminación sexual y de género. Al respecto Punset (RTVE, s.f.) entrevistó a Steve Pinker, psicólogo social y autor del Declive de la Violencia, quien explica que la misma está sujeta e influenciada por la superstición, que como tal está motivada por la falta de desconocimiento, este último a la vez promovido y mantenido por una educación pobre y desactualizada en temas de relaciones e interacción social; indica que al minimizar las supersticiones arraigadas en la mente de las personas, se minimiza al mismo tiempo la discriminación y se elevan los niveles de tolerancia a las diferencias. Que los países que han logrado desprenderse de las supersticiones (tabúes, mitos, ideas obsoletas e irracionales), han alcanzado niveles de bienestar y armonía, al ser cada individuo más tolerante con el otro.


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Por ende ha de considerarse que, para prevenir el embarazo en adolescentes, es necesario el desarrollo de programas educativos que den a conocer de manera actual y precisa, con enfoque de derecho, los temas relacionados al género y la sexualidad, con el afán de minimizar la censura y la superstición al respecto. Programas que, necesariamente, deben ser dirigidos a la niñez y la adolescencia temprana para que desde allí se re-conceptualice y se haga conciencia de que las diferencias existen pero que es posible ser tolerante y convivir sin discriminación alguna, a la vez que los paradigmas sociales se rompen y futuricen una mejor sociedad. Las contribuciones de una educación como tal al futuro inmediato del país se comenzarían a evidenciar en las relaciones sociales, en la disminución de la discriminación, la comunicación adecuada y el buen trato. Una reconceptualización en torno a ¿qué es ser hombre hoy? Sugiere, al mismo tiempo, entender que los papeles rígidos que la sociedad ha impuesto en el hombre son obsoletos, que tanto hombres y mujeres son responsables de dicha adquisición conceptual, no solamente de los hombres, y no solamente de las mujeres, velar por el respeto mutuo y la garantía de los derechos que son tanto para ellas y para ellos por igual. Es a ambos a quienes les corresponde la búsqueda de una mejor sociedad y esta es posible si, desde ya, se brinda una educación adecuada y eficiente a la niñez del país. 3. Conclusiones Guatemala es un país joven dado que la mayoría de su población lo es; por lo tanto, la dirección que la educación debe tomar implica hacer de los más pequeños el foco de atención ya que son los niños y las niñas los potenciales transformadores de la sociedad. No debe entenderse por lo anterior que la responsabilidad recae únicamente en ellos, pues a ellos lo que les corresponde es jugar y crecer. La responsabilidad real es del Estado, éste debe priorizar las maneras que promuevan un desarrollo sano y de bienestar social. De acuerdo a ello, se debe procurar que la formación de docentes incluya el enfoque de derecho, para que puedan facilitar a los más pequeños no sólo


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los aprendizajes que les permitirán desenvolverse en su vida futura, sino los valores humanos que favorezcan la formación de la persona orientada al logro de relaciones sociales equitativas, sobre todo en términos sensibles como la sexualidad y las diferencias entre los géneros. No existe un concepto actual de masculinidad que defina en general a todos los hombres, las “nuevas masculinidades” son conceptos que se están formando hoy en día, cotidianamente con el transcurrir del tiempo. Sin embargo es evidente que los hombres que de alguna manera han dado el paso a redefinirse como tales, son hombres más comunicativos, más expresivos, más presentes en sus hogares; menos “machistas” en general y, por lo tanto, más tolerantes y menos discriminativos. Velar porque los fenómenos destructivos de la sociedad, como el embarazo en adolescentes entre otros, es responsabilidad de todos, hombres y mujeres. La educación inicia en el seno de los hogares y en las escuelas; si el adulto deconstruye sus esquemas dará paso a una niñez que construya un mejor futuro.

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Filosofía por la paz y la ética del cuidado: reconstrucción y génesis de la agencia para las nuevas masculinidades Mgtr. Eduardo Antonio Díaz Molina1

Resumen En este ensayo se pretende realizar un acercamiento a nuevos conceptos, y puntos de vista, respecto a la construcción de las nuevas masculinidades a través de la reconstrucción de la capacidad de agencia, proceso a efectuarse mediante la recuperación de las virtudes del cuidado, tales como la ternura, la caricia y el amor. Para efectos del presente trabajo, entenderemos a la capacidad de agencia, parafraseando a Amartya Sen, como la capacidad que tiene la o las personas para actuar y provocar cambios significativos en su entorno inmediato. Para explicar la importancia de la reconstrucción de la capacidad de agencia de mujeres y hombres, respecto del Desarrollo Humano y la Paz, se recurrirá a la mirada de Vicent Martínez Guzmán, quien introduce el concepto de filosofía para la paz, el cual se propone como una alternativa para la reconstrucción de las relaciones y competencias humanas, invitándonos a transitar hacia un mundo más cercano a las diversas culturas para hacer las paces, desde una mirada filosófica y fenomenológica.

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Máster Internacional en Estudios de Paz, Conflictos y Desarrollo, por la Universidad Jaume I, Castellón, España. Licenciado en Ciencias Políticas y Sociales con Orientación en Relaciones Internacionales, Universidad Rafael Landívar, Guatemala. Coordinador Regional del Programa Liderazgo Joven, Construyendo Democracia. Instituto de Investigaciones y Gerencia Política (INGEP) de la Universidad Rafael Landívar.


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Se vinculará la filosofía para la paz y la reconstrucción de las capacidades de agencia, con el importante papel que juega el “cuidado”, como génesis de la agencia de las personas. Exaltando la importancia de extender la práctica del cuidar del ámbito femenino al masculino, para desarrollar mayor capacidad de agencia de las y los ciudadanos y, por ende, seguridad humana y paz. Todo esto desde los diálogos de Irene Comins, con Carol Gilligan y Elisabet Bubeck, referentes importantes en el desarrollo de estudios del cuidado y el género. Finalmente se pretende aportar una iniciativa para la reconstrucción del tejido social, desde la agencia reconstruida y rescatada tanto de mujeres como de hombres, que generen las condiciones necesarias para la seguridad humana y la paz. Se esboza una propuesta de ‘‘política pública para la fragilidad humana’’ tomando como principios básicos los postulados de la filosofía para la paz y de las virtudes del cuidado. Surge la importancia de generar políticas públicas con equidad de género que en la actualidad se gestionan, pero también que sean políticas públicas que vayan más allá de hombres y mujeres como tales, independientes del género y basadas más en el “ser humano” y sus fragilidades. 1. Introducción Vicent Martínez Guzmán en su libro Filosofía para hacer las paces (2001), propuso la filosofía para la paz como una reconstrucción de las competencias humanas para hacer las paces, es decir, el restablecimiento de las razones que los seres humanos se dan unos a otros sobre lo que se hacen. Él afirma que la reconstrucción de las razones se encuentra ligada a los sentimientos, emociones, ternura y cuidado. “Esta concepción de la filosofía no es neutral ni objetiva: está comprometida con el incremento de la convivencia en paz entre los seres humanos y la disminución de los niveles de violencia, guerra, marginación, y exclusión” (Martínez, 2001: 111). Martínez (2001), dice que él realiza una comprensión inversa de la epistemología y que no se trata de aprender lo que es la paz, porque se sabe lo que no lo es, más bien se trata de “reconstruir” las maneras de hacer las paces que forman parte de la condición humana.


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En general propongo que desde mi perspectiva filosófica (que) los estudios para la paz, consisten en la reconstrucción de las competencias humanas para hacer las paces. Lo que llamaríamos académicamente el estatuto epistemológico de los Estudios para la Paz consistiría en el reconocimiento de las múltiples y diversas capacidades humanas para transformar los conflictos, desaprender las guerras y todo tipo de violencias, afrontar las relaciones internacionales, ejercer la ayuda humanitaria e ir más allá del desarrollo (Martínez, 2001: 112).

Martínez, en su obra Podemos hacer las paces (2005), también presenta diferentes elementos que en su conjunto definen lo que es la filosofía para la paz. Dice que esta tiene el deseo de saber apasionadamente, ama con justicia y busca formas pacíficas de responder al mal. Filosofa desde la asunción de nuestra fragilidad, enfrentando el miedo a la diversidad a través de medios pacíficos. Según Martínez (2005), la “filosofía para la paz” reconstruye en el ser humano las capacidades y competencias con el fin de crear relaciones e instituciones de paz, con justicia, amor y solidaridad, por medios pacíficos. Es pues una filosofía basada también en la interculturalidad, donde ésta se entiende como interpelación entre saberes y diálogos, más que como un choque de civilizaciones. El autor destaca una particularidad muy importante que liga directamente al ser humano con el proceso de hacer las paces y es el aspecto de pedirnos cuentas sobre las razones de lo que nos hacemos, decimos y no decimos. Todos estos aspectos se incluyen en nuestra definición de filosofía para la paz como la reconstrucción normativa de las competencias humanas para hacer las paces en un mundo diverso en el marco de nuestra propuesta, en la que iremos profundizando, de mirar la paz, las paces, con filosofía, con amor por los saberes y las diferencias (Martínez, 2005: 42).

Desde la visión de la filosofía para hacer las paces, los seres humanos se pueden acercar a las otras y a los otros con ternura y amor. La filosofía para hacer las paces le proporciona al individuo las herramientas necesarias para desarrollar una cultura de paz. En palabras de Martínez (2005), la filosofía para la paz se convierte en la actitud de la persona como agente catalizador de cambio,


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quien trabaja en la prevención y curación de los daños causados por la violencia desde la infraestructura de la seguridad humana, herramienta de la paz positiva, entendiendo esta última no solo como ausencia de guerra sino que también implica condiciones de justicia y respeto de los derechos humanos. Martínez (2001) menciona diez ejes respecto al giro epistemológico que propone, y para efectos de este ensayo se citará solamente algunos de ellos: […] 8) Superamos la unilaterización de la razón, para hablar de las razones, los sentimientos, las emociones, el cariño y la ternura. No hay dicotomía entre razón y “cuidado” defendido por las feministas de este tipo de éticas. El error, una vez más, fue la dicotomía misma, porque cuidado etimológicamente procede de cogitare que significa pensar. 9) En este sentido no se aspira a una justicia “neutra” entre individuos, sino a una justicia, solidaria y con “cuidado” en donde se relacionen personas con identidades múltiples. El contrato social que hacía abstracción de las peculiaridades para considerarnos a todos iguales formalmente, es substituido por un nuevo contrato en el que cada uno quiere ser tenido en cuenta como hombre o mujer, blanco o negro, maya o azteca, etc. […] 13) Así reconstruimos como instrumento de análisis y estudio la categoría de género que nos hace ver cuando hemos excluido a las mujeres en nombre de la neutralidad, y reconstruir nuevas formas de ser femeninos y masculinos. […] En definitiva aquellos problemas del estatuto epistemológico de las ciencias humanas y sociales basados en una determinada concepción de la ciencia (la concepción blanca, masculina, occidental, moderna e ilustrada), la hemos subvertido desde los retos que nos proponen las demandas epistemológicas de los estudios para la paz (Martínez, 2001: 115-116).

2. Ética del cuidado: génesis de la agencia de mujeres y hombres Respecto a la idea de reconstrucción de las capacidades humanas de Martínez, desarrollada en el apartado anterior, es importante resaltar el


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aspecto de que esa acción se encuentra ligada a sentimientos, emociones, ternura y “cuidado”. En este apartado se realizará una aproximación a la ética del cuidado como vinculante y génesis de la agencia de mujeres y hombres. Comins (2008) en su artículo La ética del cuidado y la construcción de la paz, recurre a Gilligan (1982), quien fue la primera en introducir este concepto (ética del cuidado) para distinguirlo de la ética de la justicia. Gilligan (1982) afronta el pensamiento habitual de la teoría del desarrollo moral a la luz de las voces y las experiencias de las mujeres, que hasta el momento habían sido excluidas en estudios sobre el desarrollo y la capacidad moral. La importancia del trabajo de Gilligan reside en demostrar que las mujeres están a un nivel igualitario y no inferior que los hombres en cuanto el desarrollo moral. A diferencia de los estudios de Kohlberg sobre el desarrollo moral basado en la ética de la justicia, que derivaban en la conclusión de que las mujeres alcanzaban un desarrollo moral por lo general inferior a los hombres. Gilligan escucha una diferente voz en las mujeres que no encaja con la teoría del desarrollo moral de Kohlberg, por ello define una nueva esfera moral que describe a las mujeres como iguales y no como inferiores. Según Gilligan, la teoría del desarrollo moral de Kohlberg estaba sesgada al ignorar la realidad de las experiencias de las mujeres (Comins, 2008: 14).

Según Gilligan (como se citó en Comins, 2008), las mujeres probablemente podrían tener diferente ética y expone que sí tienen diferentes prioridades o una diferente actitud hacia el mundo, entonces esto es claramente resultado de la tradicional división sexual del trabajo y de la separación que existe entre las esferas de lo público y lo privado. De acuerdo con Gilligan, la perspectiva del cuidado no está ni biológicamente determinada ni es exclusiva de las mujeres. Es, sin embargo, una perspectiva moral diferente de la que se encuentra normalmente contemplada en las teorías y escalas psicológicas, y es una perspectiva que fue definida escuchando tanto a mujeres como hombres en la descripción de sus propias experiencias (Gilligan, 1993; citada en Comins, 2008: 15).


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Gilligan utilizó la diferencia entre la “ética de la justicia y los derechos”, de la “ética del cuidado y la responsabilidad” para explicar de un modo diferente el desarrollo moral de las mujeres y de las habilidades cognitivas que estas muestran. La generización2 del cuidado no responde a un reflejo de las características psicológicas innatas sino a la división sexual del trabajo según la cual, a las mujeres se les ha atribuido históricamente el rol del cuidado. El desarrollo moral de las mujeres a partir de esa praxis y socialización en el cuidar mostraba, para Gilligan, dos diferencias principales respecto a la ética de la justicia; en primer lugar, el juicio moral de las mujeres es más contextual, está más inmerso en los detalles de las relaciones; y en segundo lugar, muestra una mayor propensión a adoptar el punto de vista del otro particular. La ética del cuidado enfatiza las responsabilidades que se dan a partir de las relaciones y los vínculos interpersonales que se producen entre los seres humanos y la importancia en la atención a las necesidades concretas; proceso para el cual la empatía y la actividad propia de cuidar son fundamentales (Comins, 2008: 15).

Comins dice, entonces, que Gilligan se basó en las diferencias entre ambas (“la ética de la justicia y los derechos” y “la ética del cuidado y la responsabilidad”), para explicar su teoría. Expone que estas más que ser diferentes y tenerse que tomar partido por una de ellas, se complementan entre sí, permitiendo mejorar la compresión de lo que sería la moralidad. Planteando, así, un cambio de la perspectiva de lo moral que deja de preguntarse ¿qué es justo? e inicia a cuestionarse ¿cómo responder ante la necesidad del otro? llegando a esbozar que: “La ética de la justicia nos recuerda la obligación moral de no actuar injustamente con los otros, la ética del cuidado nos recuerda la obligación moral de no abandonar, de no girar la cabeza ante las necesidades de los demás” (Comins, 2008: 15). La mujer y el cuidado se encuentran ligados de una forma directa, según Comins, en su libro Filosofía del cuidar: una propuesta coeducativa para la paz

2

Término que Comins Mingol utiliza para asociar el constructo género al cuidado.


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(2009). La autora nos indica que pareciera que las mujeres prestan mayor importancia a las relaciones interpersonales y a los individuos concretos, mientras que los hombres prestan mayor importancia al cumplimiento de las normas y a ideales de carácter más abstractos. Esta diferencia, como ya he señalado en apartados anteriores, no se debe a cuestiones biológicas sino a una diferente socialización y construcción de los roles de género. También he señalado con anterioridad que, por su carácter de construcción social, no puede generalizarse a todos los individuos, lo cual sería caer en un esencialismo, tanto en el caso de las mujeres como en el de los hombres (Comins, 2009: 74).

A propósito de la diferencia en la socialización y la construcción de los roles de género, el cuidado también se ha considerado como una amenaza para la liberación de la mujer. Comins (2009) cita a Bubeck (1995), quien argumenta que el cuidado posibilita la explotación por género, recurriendo de nuevo a la idea de la división del trabajo sólo que ahora en relación con el cuidado. […] Según Bubeck el cuidado crea las condiciones para la explotación. Es parte de la práctica del cuidado el centrarse en las necesidades de los otros, ser atentos y desinteresados. Así la ética del cuidado, según Bubeck (1995) mantiene a las cuidadoras vulnerables a la explotación porque no tienen recursos morales en su perspectiva como cuidadoras para afrontar la distribución desigual de las cargas de cuidado. Porque se considera que entre sus rasgos como cuidadoras se incluye el autosacrificio (Comins, 2009: 130).

Comins resalta la idea de que no en todas las culturas las tareas del cuidado se administran igual, pero si es destacable que la mujer es la principal cuidadora en la mayoría de ellas. Trayendo con esto, también, la doble jornada laboral en los países industrializados y el fenómeno llamado feminización de la pobreza, especialmente en los países tercermundistas. Las mujeres se han encargado tradicionalmente no solo del cuidado de la infancia, sino en general de los miembros más débiles de la familia: ancianos, enfermos, discapacitados, etc. Así como también del cuidado del


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entorno o ambiente familiar: la alimentación, el hogar, la salud, etc. Cada una de las tareas del cuidado requiere de unos conocimientos y supone un importante esfuerzo y una importante inversión temporal y emocional (Comins, 2009: 131).

Sin embargo, como no es correcto generalizar y caer en esencialismos, también vale la pena destacar el papel del hombre desde la perspectiva del cuidado. Comins (2009), rescata el hecho que desde la “investigación para la paz” se resalta la idea que las tareas de atención y cuidado deberían ser compartidas por hombres y mujeres. La tarea de recuperación de la ternura de los hombres se ha producido en proporción minoritaria en algunos países desarrollados, esta ha estado reservada por cuestiones de construcción social a las mujeres. Un número creciente de hombres […] se plantea conciliar las satisfacciones emocionales, el descanso, la creatividad y la necesidad de producir. El contacto con niños pequeños, y también con los mayores, lo perciben como una fuente de gratificaciones que les resulta apreciable, y lo consideran como parte del patrimonio emocional que corresponde a todos y al cual no desean renunciar (Bayo-Borràs, 1999; citada en Comins, 2009: 127).

El desarrollo del pensamiento materno y su puesta en práctica es una fuente importante para desarrollar políticas de paz. Debido a esta función tan importante se considera que los hombres también deberían dedicarse a las tareas del cuidar, la más relevante, la crianza de los hijos, ya que esta desarrolla en la persona que se ocupa actitudes y habilidades que se vierten en valores de paz y aprecio a la vida y de rechazo a la muerte (Comins, 2009). Tal es la importancia de las tareas del cuidado que también están íntimamente relacionadas al desarrollo humano. Las tareas relacionadas a la atención y al cuidado son ineludibles para la satisfacción de las necesidades básicas de todas las personas, ya que son esenciales para sobrevivir y alcanzar el bienestar. Por esta razón son consideradas importantes para el desarrollo humano y la existencia de justicia social (Comins, 2009).


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Si las tareas de atención y cuidado son útiles para la satisfacción de las necesidades más básicas como aquellas vinculadas con el alimento o la salud, no se termina aquí su importancia. La atención y el cuidado suministran por sí mismas la necesidad de afecto y apoyo emocional que todos los seres humanos tenemos (Comins, 2009: 88).

Debido a la importancia de la ética del cuidado y su relevante papel para el desarrollo de valores que fortalecen los procesos de paz y el desarrollo humano, tanto desde la esfera privada como pública, es importante rescatar en este apartado la importancia que tiene el valor del cuidado para el fortalecimiento, motivación y ampliación de la ciudadanía. La ética del cuidado se relaciona directamente con los procesos democráticos y de participación ciudadana vinculados con la sociedad civil. Comins (2008), propone a la ética del cuidado como un agente motivador para la participación. La coloca como una “ética cívica” debido a la intersubjetividad que existe entre el cuidador y quien es sujeto de cuidado, dejando de lado el individualismo. Es por esto que es importante reconocer la importancia que tiene la ética del cuidado para la reconstrucción de la ciudadanía. Esa participación no solo debe darse en un contexto de justicia, de equilibrio e igualdad sino que necesita además de una motivación, y un importante factor de motivación es el cuidado de otras personas. El cuidado como valor puede transformar los conceptos éticos sobre los que se practica la ciudadanía (Comins, 2008: 21).

Al vincular la ética del cuidado con la ciudadanía se retoma la dicotomía existente entre la ética de la justicia y la del cuidado, la primera aliena moralmente al individuo al separarlo de su mayor fuente de moralidad: la interconexión con los otros (Comins, 2008). Según Baier, algunos de los efectos de esta falta de interconexión son la soledad, la apatía ante el trabajo, la apatía ante la participación en procesos políticos o la falta de sentido de la vida. La madurez moral de la ética del cuidado implica una ciudadanía más comprometida, responsable e interconectada (Baier, 1995; citado en Comins, 2008: 22).


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Se resalta la importancia de que la ética del cuidado en el ámbito de la ciudadanía puede contribuir a superar uno de los vicios más extendidos en nuestras sociedades democráticas: la pasividad. Como nos avisa Adela Cortina el estado paternalista ha generado un ciudadano dependiente, ‘criticón’ -que no ‘crítico’- pasivo, apático y mediocre; alejado de todo pensamiento de libre iniciativa, responsabilidad o empresa creadora. Un ciudadano que no se siente protagonista de su vida política (Cortina, 1994; citada en Comins, 2008: 22).

3. Política pública para la fragilidad: una propuesta para reconstruir y rescatar la agencia masculina desde la agencia de la mujer […] desde la experiencia originaria del filosofar como admiración, también podemos tomar conciencia de nuestra fragilidad y abrirnos a la diferencia y a la diversidad que enriquezca la pluralidad de maneras de ser humanos con una filosofía para hacer las paces desde una perspectiva intercultural (Martínez, 2005: 19).

Partiendo de las ideas de Martínez (2005), el tomar conciencia de nuestra “fragilidad” humana nos permite ver a los otros, no como diferentes, sino más bien como iguales en la diferencia. Dentro de las fragilidades del ser humano se destacaría el “miedo” como la principal. El miedo que se percibe al descubrir la alteridad u otredad con las demás personas, distintas unas de las otras y del entorno natural. Este desencadena distintas formas de proceder o reacciones ante la diferencia (Martínez, 2005). Este asombro o extrañeza puede producir miedo al que afrontamos pidiéndonos y dándonos razones y expresando sentimientos que pueden llevarnos a hacer las paces o a la marginación, exclusión, dominio y aniquilación de unos y unas por otras y otros y a la tierra (Martínez, 2005: 28). Según la investigadora para la paz feminista (Reardon, 1985) el miedo por parte de los hombres ante el descubrimiento de la otra como diferente, asusta de tal manera que genera estructuras de dominación masculina


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(sexismo). Es más, al estar en la base de la estructura patriarcal, el miedo a la diferencia se convierte en la práctica de dominación de todo lo que nos resulte extraño, extranjero, diverso. Así los hombres, por miedo a la diversidad frente a la que se extrañan, construyen las estructuras injustas de desigualdades de género, de clase o casta y de otros pueblos, religiones y culturas (Martínez, 2005).

De esta cuenta, a lo largo de la historia, ha existido opresión en distintas formas hacia la mujer y hacia todo lo que le parece al hombre distinto o diferente. Martínez, citando a Arendt (1996), dice que la “fragilidad humana” tiene dos formas de manifestarse, una positiva y negativa. La primera de ellas se da en el momento en que, como seres humanos, podemos reconocer en los otros una forma de realización, reconociéndonos en ellos, identificando los rasgos y características que se tienen en común y las diferencias que enriquecen, lo que permite identificar en cada persona, o grupos de personas, la alteridad u otredad que los diversifica. La segunda de sus expresiones, se manifiesta frente a la fragilidad de sentir miedo, lleva a las personas a recurrir a formas menos pacíficas de asimilar y digerir las diferencias y la alteridad, recurriendo a métodos no pacíficos, ligados a la violencia y de forma concreta a la guerra (Martínez, 2005). Es por eso que la propuesta de reconocernos como seres humanos frágiles y promocionar políticas para esa fragilidad es la vía para dar respuesta a cómo se pueden hacer las paces (Martínez, 2005). La toma de conciencia de nuestra fragilidad nos lleva a políticas en las que no todos los medios sirven para hacer las paces, sino que hay que acortar cada vez más la distancia entre medios y fines y los medios mismos han de ser pacíficos. Esta sería nuestra propuesta de que nuestra filosofía para hacer las paces es un filosofar desde la asunción de nuestra fragilidad que afronta el miedo a la diversidad con medios pacíficos (Martínez, 2005: 36).

El proceso que seguiría la fragilidad humana en la mejor de sus expresiones, superando el miedo a la diferencia se puede manifestar de forma positiva,


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identificando los rasgos en común, siendo el sujeto capaz de reconocerse en los demás, tomando las diferencias de las y los otros para enriquecerse personalmente en la alteridad, llegando a la realización, esto permitirá tener armonía y buscar formas alternativas a la violencia para hacer las paces. La fragilidad humana en su expresión negativa, el miedo a la diferencia, se manifiesta de diversas formas como sexismo, xenofobia, homofobia, entre otros, lo que genera desigualdad tanto de género, de clase, étnica, discriminación detonando en violencia de todo tipo: cultural, estructural y directa, traducida esta última como aniquilación y guerra. Martínez en el artículo Roles masculinos y construcción de una cultura de paz (2002), introduce las causas psicológicas de las reacciones violentas masculinas. Realiza una relación directa entre el complejo de Edipo y el choque de la dependencia entre el hijo y la madre. También lo relaciona con la expectativa del sujeto de crecer y convertirse en hombre, quien se percibe socialmente identificado con el padre como figura cercana, sino además como parte de una sociedad formada con maneras masculinas. Las relaciones antes mencionadas le producen temor por no poder reconocer que también los hombres son frágiles en su masculinidad. El miedo a reconocer la fragilidad ha provocado que los niños se conviertan en masculinidades violentas. “Es por la falta de reconocer la necesidad de ternura que los hombres desencadenamos conductas violentas” (Carballo, 1997, citado en Martínez, 2002). Por el hecho de convertirse en una masculinidad agresiva, reafirmando el estereotipo de macho, el hombre se está privando al acceso de la las capacidades del cuidado, caricia, ternura, incluso a ser padre. Martínez (2002) recurre a Reardon, pues la autora hace un análisis de la relación existente entre el sexismo y la guerra como sistema de opresión. Ella dice que ambos aspectos se encuentran muy relacionados, tanto como la seguridad humana y el desarrollo humano, pero que en estos el adelanto de uno beneficia al otro. En el caso de sexismo y la guerra, es de la misma forma, nos dice que ambos son consecuencia de la violencia social y su causa está


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vinculada a la psiquis humana del hombre. Además proporciona una lista detallada de los procesos y funcionamientos de la psiquis masculina, entre ellos: el observar diferencias sexuales en la capacidad de reproducción, así como el hecho de que a los hombres les produce miedo la dependencia de la madre y la diferencia con las “otras”, asimismo la vulnerabilidad masculina. Consecuentemente se construyen las desigualdades de rol según género, surgiendo este como un sistema de dominación para defenderse de la “otra”, la diferente, de la mujer. Sin embargo, como resultado de este proceso el hombre construye la noción de seguridad como dominación, para defenderse de la amenaza de la diferencia, de la alteridad; generándose la noción de enemigo a partir del miedo que tengo al otro, manifestado inicialmente como miedo a la “otra” (Martínez, 2002). a) A los hombres se les socializa para usar competitivamente la violencia con sus iguales y la opresión con sus ‘inferiores’ en el marco de su miedo a la violencia. Pero solo a las mujeres se les permite expresar ese miedo. b) El miedo en el hombre se canaliza a través de la agresión, en la mujer por medio de la sumisión. c) Esta relación agresión-sumisión tiene su máxima expresión en la violación: forzar a una persona o personas a la sumisión y acomodación por medio de la amenaza o el uso de la fuerza y la violencia. La amenaza de violación sirve para ‘mantener a raya’ a las mujeres, a los enemigos, a los colonizados, al otro, al diferente (Martínez, 2002: 149).

La identificación del origen de la violencia masculina nos aporta una importante información para poder crear y definir acciones encaminadas a realizar cambios en los comportamientos y actitudes del hombre y también de la mujer que, generalmente, se encuentra inmersa en la cultura machista. En general, se piensa que desde la misma mujer se inculca la cultura machista al interior de los hogares. Es, pues, necesario encontrar formas alternativas de manejar el miedo frente a lo diferente, a la mujer, al extraño, al extranjero, a la naturaleza... es momento de empezar a configurar a hombres y mujeres de una forma distinta.


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Con el “sexismo”, del que nos hemos dado cuenta gracias a las investigaciones de las mujeres todos los seres humanos hemos salido perdiendo. Por este motivo necesitamos nuevas maneras de entender ‘cómo nos hacemos mujeres y cómo nos hacemos hombres’, nuevas feminidades y nuevas masculinidades (Martínez, 2002: 151).

De esta cuenta, y siguiendo la misma línea de ideas de Martínez, que se necesitan maneras alternativas de tratar el sentimiento del miedo a la diversidad con la promoción de otros sentimientos y respuestas institucionales que transformen los conflictos o choques por medios pacíficos (Martínez, 2005), se propone una política pública para la fragilidad humana, tomando como principios básicos los postulados de la filosofía para la paz y las virtudes del cuidado. A propósito de políticas públicas en palabras de Ives Meny y JeanClaude Thoening en su libro Las políticas públicas (1992), las definen como “el resultado de la actividad de una autoridad investida de poder público y de legitimidad gubernamental” (Meny y Thoening, 1992: 89), ésta es una definición bastante escueta pero que las define en la acción, también se refieren a ellas como aquellas que: […] se presentan bajo la forma de un conjunto de prácticas y de normas que emanan de uno o de varios actores públicos. En un momento dado, en un contexto dado, una autoridad adopta prácticas de determinado género, actúa o no actúa. Estas prácticas se pueden señalar concretamente: formas de intervención, reglamentación provisión de prestaciones, represión, etc. (Meny y Thoening, 1992: 90).

Pahl (1985), en su texto Private Violence and Public Policy, presentó un análisis de cómo la familia ha sido excluida del ámbito público y, por ende, también los conflictos intrafamiliares y, en su momento, la violencia contra la mujer. Menciona que específicamente en los países de occidente la violencia contra la mujer era un área poco atendida desde las políticas públicas. Este planteaba desde ya la problemática existente entre definir lo que compete a lo público y a lo privado y la relación de las políticas públicas y la privacidad individual definida desde los varones (Parsons, 2007).


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[…] Los autores incluidos en el libro editado por Maclean y Groves señalan que las fronteras de la esfera pública se han construido de tal manera que los problemas privados que enfrentan las mujeres, en general, en relación con el transporte y otras áreas de la vida social y económica han sido excluidos de las consideraciones pertinentes a los “asuntos públicos”. De esta manera, aquellas áreas en las que las mujeres se ven más afectadas que los hombres cuentan con pocos recursos y no gozan de visibilidad en la esfera pública (Parsons, 2007: 46).

De esta cuenta se puede evidenciar cómo a lo largo del tiempo el tema de lo público/varones y lo privado/mujeres ha estado separado, de ahí surge la importancia de gestionar políticas públicas no solo con equidad de género, que en la actualidad se generan, sino que vayan más allá de hombres y mujeres como tales, independientes del género y basadas más en el ‘‘ser humano’’ y sus fragilidades. En la página siguiente se delinea, de manera muy general, lo que podría ser una “política pública para la fragilidad humana”, a la que se incorpora de forma directa a la mujer y su capacidad de agencia. En el esquema se detalla el ciclo que seguiría el proceso de creación de condiciones para que se generen sociedades resilientes con seguridad humana, desarrollo humano y paz. Este advierte la necesidad de la inclusión de la mujer en forma directa en el proceso. La mujer juega un papel importante de doble acción, en la primera, desde su cuidado ha generado en el pasado las condiciones que perpetuán actitudes machistas tanto en niñas y niños desde el seno del hogar. Pero, también, posee la virtud desde la capacidad del cuidado de reconstruir la agencia masculina a través del rescate de los valores y sentimientos que solo la experiencia del cuidado proporciona. Desde la agencia femenina, mediante la experiencia del cuidado y sus aportes para la reconstrucción y recuperación de la agencia masculina, se lograría extrapolar al espacio comunitario e interferir en el desarrollo de ciudadanos participativos e interesados en el bien común. El esquema muestra la importancia que tienen ambas agencias, tanto la femenina como


Fuente: elaboración propia

- Seguridad humana - Desarrollo humano - Paz

Reconstruir y reforzar: - capital social - capital emocional

Buen vivir

Agencia femenina

Comunidad espacio de acción

Agencia masculina

- Reconstrucción del tejido social - Cohesión social - Agencia de ciudadanía

- Reconstruir y recuperar - Capacidades del cuidado, ternura, caricia y amor

Ciclo de la política pública para la fragilidad humana

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la masculina en el proceso, dejando de lado la dicotomía entre lo masculino y lo femenino. La mujer se ha encontrado sometida durante mucho tiempo a una estructura basada en el sexismo, derivado del miedo por parte del hombre frente a lo diferente, frente a la alteridad. A través del fortalecimiento y rescate de sus capacidades, principalmente las emocionales y sociales, generará las condiciones de agencia necesarias para cambiar los patrones tradicionales de género dentro del hogar. Este cambio traducido en capacidad de agencia extrapolado al ámbito de lo público propiciará, a través de la agencia de mujeres y hombres, las condiciones necesarias para que se dé la seguridad humana, desarrollo humano y paz. 4. Conclusión Los programas, proyectos y actividades derivados de las políticas públicas para la fragilidad humana que se proponen deberían de estar encaminados en un primer término al desarrollo, fortalecimiento y reconstrucción de las capacidades de las mujeres, con el fin de potenciar la agencia femenina. Fortalecer el “capital emocional” para mejorar la gestión de las emociones y sentimientos, principalmente el miedo e inferioridad. El fortalecimiento del capital social que permita la construcción y reconstrucción de redes sociales, fuertes y solidadas según sus valores, costumbres y cultura, siempre encaminadas en un contexto de paz que combata la violencia. El aporte que la mujer puede proporcionar al tener fortalecidas sus capacidades y continuar siendo agente activa de cambio, afecta tanto a su entorno como al hogar, trabajando en los valores de la paz. Se requiere una política pública para la fragilidad humana que ataque el origen de las desigualdades, en este caso que se trabaje en evitar el “miedo” a la diferencia pero de una forma pacífica. Esta debiera potenciar “[…] el reconocimiento del cuerpo como parte del reforzamiento de la identidad de los otros y las otras y la educación del papel de la caricia y la ternura como recuperación de la confianza en uno o una mismos” (Martínez, 2005: 34).


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Retomando las palabras de Irene Comins Mingol (2009), quien comenta que los niños y las niñas desde la infancia deberían de ser educados y aprender a cuidar, compartir y relacionarse con otros seres humanos y también con la naturaleza, se propone una educación para la paz que tenga como base la “coeducación”, que pretenda educar en el “cuidado” a niños y niñas. Se procurará que el cuidado deje de ser un rasgo de género asignado a la mujer para convertirse, nuevamente, en un atributo del ser humano. En un segundo término, la política pública para la fragilidad humana que se propone debería de enfocarse en la reconstrucción de la agencia masculina a través de la recuperación de la capacidad del “cuidado” por parte de los hombres. Realizar programas, proyectos y actividades con las niñas, las jóvenes y mujeres adultas, encaminadas a la recuperación del cuidado, la caricia y la ternura, desde su propia agencia en el entorno del hogar, como espacio del ámbito privado en el que se forma y delinea la personalidad, valores y costumbres de niñas y también de niños. El fin último de este segundo término sería el de “romper” el paradigma de los roles tradicionales de género que por costumbre, norma o regla, le han relegado a la mujer el rol de cuidadora, excluyendo al hombre de esta actividad, evitando que experimente sentimientos y experiencias que a largo plazo pueden ser útiles en la vida en sociedad (Comins, 2008: 2009). También se pretende romper con el paradigma de la psiquis del ser humano masculino, la configuración de macho y darle paso a las nuevas masculinidades. Como tercer término de la política pública para la fragilidad humana se propone propiciar que se extrapole desde la esfera de lo privado, en este caso los hogares, los rasgos del cuidado que se habrían fortalecido, reconstruido y recuperado en los hombres, manifestados en capacidad de agencia, junto a la agencia femenina, hacia la polis o esfera de lo público, específicamente la comunidad. La comunidad se considera el espacio vector de valores y cohesión social (Merino, s/f.), de esta cuenta se estarían rompiendo los paradigmas


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de la dicotomía entre lo público y lo privado, o bien, la dicotomía entre lo masculino y lo femenino. Procurando para ésta los valores desarrollados por mujeres y hombres respecto a la gestión de las emociones y fortalecimiento de redes sociales y afectivas, que den soluciones pacíficas a los conflictos en comunidad y con la naturaleza. Se hace alusión a la búsqueda del buen vivir, que se puede traducir en buen convivir tanto con los otros y las otras como con la madre naturaleza (Tortosa, 2009a, 2009b), que gestionen y propicien desde la agencia de ellos y ellas, las condiciones necesarias para que se dé la seguridad humana, el desarrollo humano y por añadidura la paz. El nuevo humanitarismo está relacionado con la recuperación de rasgos relegados a las mujeres, dentro de estos uno de los más importantes, “La capacidad humana de preocupación y cuidado de unos seres humanos por otros” (Martínez, 2009: 178).

Referencias consultadas Comins Mingol, I. (2009). Filosofía del cuidar: Una propuesta coeducativa para la paz. Barcelona: Icaria. ____________. (2008). La ética del cuidado y la construcción de la paz. Barcelona: Icaria. Martínez Guzmán, V. (2005). Podemos hacer las paces: reflexiones éticas tras el 11-S y el 11-M. España: Desclée De Brouwer. ____________. (2002). Roles masculinos y la construcción de una cultura de paz. En A. Rincón. (Ed.) (2002). Congreso internacional: los hombres ante el nuevo orden social, San Sebastián, Emakunde/ Instituto Vasco de la Mujer. Disponible en red: http://www.emakunde.euskadi.net/u72publicac/es/contenidos/informacion/pub_jornadas/es_emakunde/adjuntos/ congreso2002_%20es.pdf


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____________. (2001). Filosofía para hacer las paces. Barcelona: Icaria. Meny, I. y J. Thoening (1992). Las políticas públicas. España: Ariel. Merino Gobela, M. (s/f ). Desarrollo comunitario, inclusión de las comunidades marginadas en América Latina. Disponible en red: www.comunitarismo.info/ Merino.doc Parsons, W. (2007). Políticas públicas: una introducción a la teoría y la práctica del análisis de políticas públicas. México: FLACSO. Tortosa, J. M. (2009a). “El futuro del maldesarrollo”. Revista Obets, 4; 67-83. ____________. (2009b) Sumak Kawsay, Suma Qamaña, Buen vivir. Alicante: Fundación Carolina.


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Vida, pasión y muerte de un guatemalteco P. Fernando Juan García Pascual, S. J.

Presentación El padre Fernando Juan García Pascual, S. J., nació en Bilbao, España, el 6 de noviembre de 1924. Ingresó a la Compañía de Jesús, en la Provincia de Loyola, el 10 de septiembre de 1942. Su formación la realizó en España y en América. Trabajó y estudió en Venezuela, Colombia, Panamá, Estados Unidos, Canadá y, por último, llegó a Guatemala donde pasaría gran parte de su vida. Su formación académica incluyó pedagogía, letras, bioquímica, filosofía y teología. Su trabajo en Guatemala estuvo dirigido hacia la juventud, desempeñándose como capellán, director espiritual, facilitador de cursos, de retiros y conferencista. Dirigió también su labor hacia los medios de comunicación, como la radio, la televisión y fue director del Centro Audiovisual Semilla. Escribió los siguientes libros: Tu hijo quiere hablarte; Cómo confesar jóvenes; Antes que sea tarde; Páginas humanas; Su último viaje; Aquella noche; Los hijos rotos y Yo maté a mis padres. Falleció en España, con el corazón en Guatemala, el 3 de abril de 1989. Hace algunos años, después de la muerte del padre Fernando García, mi hijo, Cecilio Juventino Martínez Palma, que había trabajado con él, me hizo llegar los borradores del documento de dicho sacerdote titulado: “Vida, pasión y muerte de un guatemalteco”, con el encargo de que lo revisara y lo ordenara para una posible publicación póstuma.


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Desde entonces, me di a la tarea de revisar, ordenar y mejorar la redacción de algunas oraciones en cuanto a puntuación y acentuación. No fue tarea fácil; el texto original está escrito a máquina mecánica, con correcciones manuscritas, algunos fragmentos están repetidos, existen modismos guatemaltecos, españoles, y vocablos en inglés, francés y latín. En general, el documento constituye cuadros de costumbre de los guatemaltecos, situados en un contexto temporal aproximado de los años 1950 a 1980. El padre García expone las vivencias de los guatemaltecos adornadas del buen humor que lo caracterizaba, desde el punto de vista de un sacerdote español enamorado de la idiosincrasia guatemalteca del nivel medio y bajo. El autor, como sacerdote, tuvo la oportunidad de escuchar, ver y sentir las penas, alegrías y costumbres guatemaltecas y trasladarlas con cariño y simpatía al nivel literario. Estas estampas contienen una crítica social de la época en que fueron escritas, pero el padre García no la expone fuera de él sino se siente un guatemalteco, podemos encontrar reiteradamente frases como: “nosotros los guatemaltecos”. Esta obra del padre Fernando, quien en el trato personal irradiaba simpatía y buen humor, se suma a su producción literaria y constituye un homenaje póstumo del grupo religioso “Sagrada Familia, Padre Fernando García, S. J.” cuya nómina se adjunta. Un sincero agradecimiento a mi hijo, Cecilio Juventino Martínez Palma, por hacerme llegar los originales e investigar el currículum vitae del autor y a la Universidad Rafael Landívar por hacer posible esta publicación. Un saludo cariñoso a los familiares del sacerdote Fernando García y a toda la comunidad jesuita. En el presente volumen de la Revista Cultura de Guatemala se presenta la primera parte de este escrito, con los temas: el nacimiento, la escuela, la


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cortesía y la comida del guatemalteco. La segunda parte será publicada en el próximo volumen de esta publicación. Lcdo. Roberto Alirio Martínez Ramírez1 1. Nacimiento Ya desde que nace un niño guatemalteco, viene acompañado de una maldición, en tono menor, que lo acompañará a lo largo de la vida: la impuntualidad. Según Julia, la comadrona, tenía que haber nacido el 14 y nació el 18, no a las dos de la tarde, sino a las cinco de la mañana. Yo diría que aún antes de nacer ya se discute sobre este niño, porque hablan sobre su sexo. El papá obviamente quiere que sea hombrecito, la mamá se siente feliz que sea niña y con esa prudencia que tienen las mujeres para no molestar, en vez de preparar una cunita con ropa azul para el varón o con ropitas de color rosa para la futura posible hembrita, lo que hace es que prepara un ropón blanco que sirva para el uso neutro. Al niño se le fotografía casi desde el nacimiento, luego de un mes, después desnudito de ocho meses, gateando, sentado en un orinal o chupando un chocolate y pringándose toda la cara. Cuando las señoras están esperando, se sienten feísimas, deformes, se sienten que nadie las toma en cuenta, que nadie las aprecia ni sus propios esposos, tienen antojos de comer y se les ocurre, por ejemplo, comerse una manzana fría y cruda a las cuatro de la mañana. En esa época les da por cotorrear con cuanta vecina se topan: una le aconseja jugo de apio con un poco de azúcar para esos mareos, esos malestares que sienten previos al nacimiento; otra le recomienda ajos en aceite y dejarlos unos seis días y mucho, mucho reposo,

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Maestro de Educación Primaria Urbana Instituto Nacional para Varones –INVO–, Chiquimula. Profesor en Lengua y Literatura y licenciado en Letras por la Universidad de San Carlos de Guatemala –USAC–. Poeta y escritor.


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pero claro, cargadas de hijos como suelen estar las madres guatemaltecas, no les queda de otra sino el trabajar aún hasta horas antes de la noche y, a veces, dar a luz en el taxi que les lleva a la maternidad de la zona 9. Una de las cosas que han puesto de moda los norteamericanos, y que hemos imitado todos, es el “baby shower”. A media tarde las amigas se congregan en casa de la parturienta que bien acomodadita en el centro de la sala, va recibiendo a todas las amigas mientras llegan con la impuntualidad chapina de costumbre. Algunas traen modelitos que parecen elaborados por sus enemigas y después de un besito en la mejilla depositan la alegre lluvia de regalos: una trae un perrito de peluche de tamaño natural, otra unos zapatitos de lana tejidos por la tía Conchi, la tía soltera que todos sabemos; aquella trae dos sonajeros en forma de Pato Donald uno, y el otro, de Mickey Mouse; Lolita trae una panty medias por si resulta que es niña y un reloj grandote que repite cansoriamente El Danubio Azul. Después del cotorreo donde sale a relucir de todo y donde se habla intrascendentemente de muchas cosas, se reparten cafés, refrescos, boquitas y pastas; ¡ay que ricas tus pastas! Me tienes que dar la receta. La aturden con remedios caseros: una recomienda el ayuno del medio día, para las dos; llega el fotógrafo y todas hacen el famoso chistecito de que ¡ay que va a estropear la foto! Otra de ellas, más tímida, con carita de secretaria bilingüe, queda fuera de la foto para que todo el mundo le tenga que decir: “Marisa, vení con nosotras”. Todas dicen el consabido “cheese”, abren las boquitas que en algunas de ellas parecen buzón postal y todas se callan. Qué bonito fuera que cuando uno quisiera que se callaran las mujeres en los salones de belleza, etc., apareciera de pronto un fotógrafo y les dijera ¡vamos a sacar una foto! para mantenerlas a todas en silencio. Lo mismo cuando predica el padre en la iglesia o cuando en el templo están esperando a que se celebre la boda, ¡qué oportuno sería tener un fotógrafo que las hiciera callar! A nadie le interesa si nació vivo o muerto o estrangulado por el cordón umbilical, pero todo el mundo pregunta si nació hombre y a poco de nacer inundan la habitación del hospital por un instante, tosen, estornudan, fuman


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de tal manera que atosigan al pequeñín inmunizándole, de una vez por todas, para poder sobrevivir al humo de las camionetas, a los desagües a flor de tierra, a la ceniza que causan las rosas durante la quemazón del verano y a los temblores que detecta, de vez en cuando el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología –INSIVUMEH–. Una de las cosas que yo no puedo comprender es cómo sacan parecidos del rostro del recién nacido con los progenitores diciendo cosas así: ¡ay chula, los ojos son exactos a los de Vilma, ahora la boca es de Lencho, Lencho, no hay de otra, es Lencho! Y mientras examinan los ojos, lo visten, lo destapan, lo arrebujan en un montón de cobijas que hacen que el pobre chiquillo esté como en un baño de sauna. Si por misericordia ha llegado a las amigas, sobrevivirá durante un año y muchos más. ¡Déjenlo en paz que bastante tiene de sapo esa cara para que todavía le añadan fealdades ajenas! ¡Déjenlo en paz que ya tiene suficiente con la cruz que lleva! Para dormir a los niños, antiguamente las nanas les cantaban canciones como: “A la ro ro mi niño” o canciones de cuna al estilo de Brahms, hoy al niño para dormirle le encienden el radio a todo volumen con música de corazón y ellas se van a platicar con la comadre Elvira, mientras ven el capítulo veintidós de “Los ricos también lloran”. Llega el momento en que hay que ir a la Muni, viene el registro del nacimiento; el primer contacto con la burocracia, yo diría, el primer topón, porque tan pronto como llegan al piso donde es la mera oficina donde les han dicho, un conserje todo amable les desanima: – El jefe no está en el despacho, pero entren ustedes y esperen aquí, tampoco está la secretaria, llegará dentro de un momento, pero entren ustedes y esperen (entramos al despacho). En aquel despacho hay un cuadro del Presidente con la bandera de Guatemala, un periódico abierto en la página de deportes y un refresco de naranja a medio beber, lleno de moscas.


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– Siéntese, señora, ahorita viene la secretaria. Al fin entra la secretaria, pero lo primero que le espeta a usted es: “Fíjese que el jefe de esta oficina no está”, con ese fíjese que es prenuncio de tragedia, con ese fíjese que le espetan a usted todas las secretarias de Guatemala: fíjese que el jefe está en reunión, fíjese que no ha firmado el cheque, fíjese que hoy tiene junta, fíjese que no vendrá esta mañana, fíjese, fíjese, fíjese, como si fuera usted tonto y no supiera fijarse en las cosas. La muchacha que ha entrado y que tiene cara de secretaria recién promovida, está masticando un sándwich de queso y tiene un refresco en la mano izquierda, se sienta abre el libro de la vida y pregunta: – – – –

¿Es usted el papá de la criatura? Por supuesto, dice el macho medio ofendido. ¿Cuál es el nombre de su hijo? Walter López.

La secretaria teclea, llena una forma, pone unos cuantos sellos, da un recibo de Q2.50 por no sé qué y ahí tienen ustedes a un nuevo guatemalteco con todos sus derechos y deberes: el IVA, la cuota del Seguro Social, el impuesto sobre la renta, el autoevalúo, 6 fotos tamaño carné, la perfecta identificación, etc. Antes, para buscar un nombre, se buscaba en el santoral religioso y siempre había una tía abuela que sugería nombres como Hermenegildo, Cofusturacio, Corfuncio, Herminio, Baldomero y Celedonio; y en las mujeres: Togelia, Petrona, Severiana, Francisca, Tomasa. Es cierto que en ocasiones también se acostumbraba a poner nombres que no existían en el santoral como Piaquinta, Bermeladia, Dilia, etc. Hoy, la moda ha cambiado: a los hombres les clavan nombres como Tecún Umán, Hércules, Napoleón, Winston, Churchil. En la actualidad a las niñas les ponen nombres como de etiqueta de farmacia: Micela, Julissa, Borfelia, Katia, Adamandia, con esa práctica cursi que en los departamentos se lleva al extremo insoportable. A los hombres les endilgan


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a veces nombres femeninos y así les llaman: Mercedes, Guadalupe, Refugio, Concepción y nos quedamos, a veces, sin saber si se trata de él o de ella. Si cabe aun mayor, la podemos encontrar en los diminutivos que se ponen en los hombres y en las mujeres, y así nos vemos invadidos de: Elsy, Nely, Sony, Wily y el inefable Johny. Para cualquier extranjero que visitara Guatemala y escucha una narración de fútbol por primera vez, juzgaría que la FIFA o la UEFA han cambiado sus costumbres, permitiendo jugar fútbol a las mujeres. Escuchemos una narración: “Avanza la Coneja Sánchez y con pase corto sirve a la Nicha Ramos, este a la Chapuda Morales que recibe muy bien conectándose de nuevo Coneja Sánchez quien, a su vez, con un trabajo de laboratorio le pasa a la Rata Cobián que estaba a un paso de Cucaracha Mérida quien conecta maravillosamente el primer gol del partido. Cucaracha Mérida de cabeza preforma un gol que, sinceramente, es de antología y el público clama gooooool, gooooool de Cucaracha Mérida, gooooool de Cucaracha Mérida.

1.1 Venía de Los Ángeles una chiquilla guatemalteca que había permanecido allá cinco meses y adulteró los nombres de sus hermanas agringándolos. Llegando a La Aurora preguntó por sus hermanas. Le había salido a recibir su papá y un primo, el papá se llamaba como corresponde a un macho de casta don Cervelión Obregozo y la niña preguntaba así: – – – – – – – –

Daddy, ¿qué tal está la Paqui? ¿Y quién es Paqui? La Francisca. ¡Ah! Está muy bien, ahí está cuidando los cerdos. ¿Y la Coki? ¿Pero quién es la Coki? Pues la Georgina. ¡Ah! La Georgina está muy bien, ayuda también a veces a cuidar a los cerdos, pero sobre todo, ella de lo que se preocupa es de la basura.


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– ¿Y la Romy? – Me quieres explicar ¿quién es la Romy? – Pero papi, la Rumualda. El papá un poco disgustado espetó a la recién llegada esta invectiva: – Me extraña, pero me extraña mucho, que no me hayas preguntado por la Kety. Y la niña que venía de Los Ángeles le dice a su papá: – ¿Quién? – La que ti parió, hija, la que ti parió. El guatemalteco, a no ser que sea hijo de madre soltera, le dirá a usted sus dos apellidos porque nació de padre y madre. Muy macho puede ser, tan bruto como usted se lo imagine, pero él adora siempre a su “mamacita del alma” y resulta hasta ridículo cuando de 45 años, camionetero de oficio, te habla con ternura de edén sobre “mi mamá, mi mamá”.

1.2 Un guatemalteco, que es machista, necesita demostrarse a sí mismo su identidad, pero no está seguro y tendrá que exhibir a su mamá y apoyarse en ella como el nido en el alero, como la orquídea en el árbol. Irá por la vida cacareando que es muy macho por esa misma inseguridad de sí lo es. Hará barbaridad y media para que se lo crean. No le basta al chapín ser hombre, necesita decírselo a su propia conciencia, a las mujeres y a todo el mundo que quiera escuchárselo y lo proclamará a pistoletazos si es necesario, lo certificará a cada paso con las más expresivas manifestaciones. Las demostraciones de machismo las llevan en el vestido, en los gestos, en las palabras, en las actitudes. Macho es el que carga una pistola, el que antepone la riña al diálogo, el que usa un exclusivo vocabulario de maldiciones, el que


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se pavonea de domador de su esposa, el que da una bofetada en vez de una explicación; macho es el buscapleitos, el parrandero escandaloso, el gruñón de oficio, el autoritario y soez, el agresivo y destructor, ejemplares humanos de la selva. Ahora, en realidad, ¿qué hay detrás de ese varón que tanto exagera su virilidad? Pues no es tan fiero el león como lo pintan. El machismo es sólo fachada, es máscara del varón, que tiene complejo de inferioridad y se disfraza con complejo de superioridad para esconder su fragilidad espiritual, para alejar toda sospecha de debilidad interior recurre a la fuerza externa, el varón inseguro de sí mismo, receloso de su mujer, susceptible y sentimental, necesita afirmarse con aires de suficiencia y desplantes de insensibilidad, son buenos actores de teatro. Machismo es la exageración de la virilidad, actitud psicológica que consiste en demostrar que no se poseen ciertas cualidades o características que una cultura considera femeninas. Un macho que de suyo es soberbio, lleva consigo un nido de defectos: la vanidad, hambre de estimación ajena, la vanagloria, que se engríe no de lo que uno es, sino de lo que uno tiene; la ostentación, esa propaganda personal de cuanto uno hace para llamar la atención; la presunción, creerse como dice el chapín: “la mamá de Tarzán”, la ambición, el apetito desordenado de mando. El pobre macho vive en la agonía de superar a todos. Ser macho lleva consigo el ser egoísta, porque como todo subdesarrollado, el macho que es un hombre subdesarrollado, necesita muchas cosas para sí, para poder crecer y prescinde de los demás. Hay una serie de refranes que indican la actitud del hombre macho: “Yo no vengo a ver si puedo, sino porque puedo vengo.” “A pesar de ser tan pollo, tengo más plumas que un gallo.” “Ni pago porque me quieran, ni ruego con mi amistad.” “El que me busca, me encuentra.” “No se asusten palomitas, pichones vengo buscando.”


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Pero, en general, el guatemalteco que es macho le encanta la ranchera, donde se canta la supremacía del hombre sobre la mujer y casi siempre los amores que han sido falsos o traicionados, amores más en desengaño que en felicidad. Este pecado original de la raza va dejando su impronta de generación en generación; así, el niño guatemalteco nace para ser macho y desde niño así lo preparan sus papás. Lo arrinconan cuando llora normalmente “un hombre no llora”, un niño juega juegos de macho, nunca con muñecas, ni nunca a cocinitas, “no te dejés de nadie” le dicen desde pequeño y cuando lo sacan a fotografiar al parque de La Aurora, lo visten de charro con bigotón, dos pistolonas que le llegan hasta el suelo. No se puede ser macho si no se es egoísta, presumido, vanidoso, jactancioso, envidioso, ostentoso e hipócrita, es decir no se puede ser macho si no se es soberbio y ya los niños desde pequeños cuando están jugando en competencia lanzan la expresión: “hueco el que llegue al último” o “vieja el que llegue de último”, “mujer el que llega de último”, como despreciando al sexo opuesto. Queda muy bien definido en algunas latitudes quién es el modelo de macho, pues nada menos que Juan Charrasqueado que fue muy macho, parrandero y jugador. Por su parte, también los adolescentes tratan de ingresar lo antes que pueden al mundo de los hombres hechos y derechos y adoptan, ya desde jovencitos, las actitudes externas de lo que ellos suponen que es la hombría; hombría que no se expresa pues no es hombría; virilidad que no se demuestra, no es virilidad sino femineidad y de ahí viene el cultivo del bigote, del cigarro, palabrotas, la cacería de muchachas que da prestigio al sexo masculino, la motocicleta expresión de la fortaleza aplastante, la pistola, la falsa o la de verdad, la borrachera, la prostitución, etc. Con eso ya se celebra la entrada a la anhelada membresía del club de machos. Ya desde que son jóvenes se sienten impulsados a eludir cualquier sentimiento o demostración de delicadeza que se opondría, pues, a esa imagen que llevamos todos de no querer ser un


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macho que debe ser destructivo, violento y no demostrar ni una señal de delicadeza. Ocurre que como muchas personas no pueden mostrar otra señal de superioridad por las dotes intelectuales, ni por la situación económica que ostentan, pues se dedican simplemente a hacer exhibición del machismo a lo salvaje para sobresalir y hacerse respetar; es el único valor que tiene algo de valor en el mercado actual de los hombres. Instalado en el matrimonio, el hombre tiene que mostrar también su machismo, la esposa no es para él su media naranja, sino que es la esclava que tiene que satisfacer los gustos de este macho que cuando más macho es, es más bestia. Uno se podría preguntar de dónde le viene al guatemalteco este machismo psicológico y sexual que lo define, o por lo menos lo describe, y habría que remontarse hasta la genealogía o si quieres, hasta la raza.

1.3 Al guatemalteco le gusta ser padre, pero toma de la paternidad las cosas más fáciles: la fuerza, el poder, el ser servido y muchísimas veces se le tolera la responsabilidad que trae consigo de ser padre, pero a la hora de la verdad cuando se trata de responsabilidades, el papá deserta de su responsabilidad y deja simplemente el sitial para la mamá, que muchas veces, tiene que hacer de padre y de madre, con lo cual los hijos, por más que quieran imitar a un modelo masculino de padre, nunca lo encuentran, encuentran sí, a la mujer abnegada, sacrificada, el único ser que como se dice nunca abandona y ante el papá que es desertor de sus obligaciones en el hogar, los hijos tratan de defenderse e identificarse con la imagen de la madre, es por eso la razón que sin querer ser lo que ella es, se identifican tanto con ella que tú escuchas a muchos machos que de pronto se arrodillan ante el Cristo de Esquipulas, acompañados de su mamá ya viejecita y te dicen “ella es la mamacita de mi alma”, en un hombrón de 45 años que parece un toro y va sujeto a una mujer pequeñita, arrugadita, llena de asmas y sin dientes, envuelta en toquillas “esta es la mamacita de mi alma”.


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Esa dependencia nos indica que ha habido en la creación del guatemalteco poco padre y demasiada madre y así vamos educando a los niños como lo habíamos dicho antes, para que sean machos y se les compra metralletas y guantes de boxeador y les prohíben entrar en la cocina y les prohíben jugar de niñas y les dicen, las mismas mamás: esas son cosas de viejas, no se metan con sus hermanitas, si te pegan no te dejés, defendete, y el niño, pues, va comprendiendo que para ser hombre tiene que independizarse de las mujeres porque son inferiores a los hombres y que para no parecerse a ellas tiene que afirmar su masculinidad, en ser aguantador, despiadado, borrachín, feo. Un guatemalteco no puede decirse que lo es al cien por ciento, mientras no haya sido cristianizado o bautizado o como dicen algunos relamidos de la prensa nacional, hasta que “le hayan derramado las aguas del Jordán”. Un apuro de los papás es buscar el padrino, que sea un padrino de lujo y mejor si tiene algún negocio donde el día de mañana pueda colocarse el ahijado, si es político, mejor y todavía mejor si es militar. Mientras tiene lugar la ceremonia del bautizo, el padrecito reza las oraciones a velocidad de párroco y los fotógrafos se trepan sobre los hombros de algunos asistentes para darse gusto con los flashazos fotográficos al niño, al padrino, la conchita de plata con que lo bautizaron, y al papá que sigue la ceremonia con los ojos muy bajos, no sea que al padrecito se le ocurra ponerlo a rezar y, entonces, ¡qué clavo, qué clavo! De la pila bautismal sale ya un nuevo chapín, inscrito en el Registro Civil y con su fe de bautismo. Los primeros papeles en una larga serie de papeles y papelitos y papelotes que lo acompañarán a lo largo de su vida burocrática. ¿Qué será de este pobre patojo? ¿Ingresará a la sufrida clase media? ¿Llegará a ser probo y honrado funcionario o no funcionará para nada y se quedará vendiendo baratijas en la octava calle entre séptima y octava avenidas? Al salir de la iglesia, después de que el padrino ha botado monedas a la chiquillería que esperaban en el pórtico, todo mundo pregunta por el compadre.


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– ¿Dónde está el compadre Lencho? – Se fue a buscar un taxi para llevar a la familia a la casa. La casa está a cuatro cuadras, podrían haber ido caminando, pero que no se diga que el compadre Lencho es tacaño, está en juego la nobleza y la cortesía chapina. Del compadre Lencho no se esperaba otra cosa. Entre el taxi y el pichirilo de don Meme que es amigo de la casa y les hace un precio especial, se acomodan los abundantes kilos de carne humana. Los caballeros son más bien esbeltos, las señoras ya pasadas de los treinta se vuelven un poco jamonas, pues aunque dicen que no comen casi nada y hacen la dieta de la luna que recomienda “Buen hogar” (dos apios y un perejil de la mañana, dos jugos y un poco de tomate en la noche) y toman píldoras para cerrar el apetito y caminatas cortas, los ejercicios de la Jane Fonda y a la noche cuando nadie las ve, se zampan soberanos sándwiches de queso y jamón, arramplan con todas las sobras de frijol, arroz, etc. y se sirven una pata de pollo fría. – ¿A dónde nos dirigimos? –pregunta el chofer. – Agarre como quien va a la colonia Montserrat. ¿En dónde le tocará vivir a este pobre guatemaltequito? Recién bautizado, recién nacido, recién registrado, dormido en el amplio regazo de la madrina, ¿será en esa casota grandota aquella con verja o en el cuchitril de enfrente? Se entabla entre los dos familiares que ocupan el taxi una suave melimeló a ver quién paga la carrera, se abalanzan los dos contra el chofer para pagarle: – Tome, por favor. – Vos, dejate de charadas, por favor no faltaba más, me toca pagar a mí. – No, a mí. Y mientras tanto, el que se adelantó a pagar, está debiendo en el Colegio, la clase de Mecanografía de la Chiqui, no tiene para pagar los zapatos del nene y lleva dos meses de retraso en el pago del colegio de Marvia.


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Después de la iglesia, llegamos al cuchitril que ellos insisten en llamar casa: – Pase usted, don Meme. – No faltaba más compadre. Y el niño, en faldón, entra a un pisito modesto adornado con ese gusto indefinible de guatemalteco medio que se las quiere tirar de culto porque ha hecho cuatro viajes en excursión de “Viaje ahora y pague después” a México, Los Ángeles, California y España. Tan pronto como entramos en la sala, vemos un cuadrito bordado de crucetilla y a varios colores esta frase: “Dios bendiga este hogar”, que los hizo la Lesbia cuando estaba en segundo en clase de hogar, junto al cuadro, una imagen mal elaborada de la Inmaculada en escayola con las manitas rotas y la consabida torre Eiffel simulando bronce. A los niños se les prohíbe entrar a la sala para que no se suban sobre los muebles, manchen las alfombras, destruyan todo a su paso como pequeños bárbaros en edición de bolsillo. En el centro de la sala está el cuadro algo amarillento de la boda de los progenitores, el orgullo del dueño es un aparato de sonido que trajo de Houston, no importa la marca, lo importante es que sea grande. El aparato no se ha tocado más de tres veces desde que lo instalaron, se lo prestaron a un amigo de la nena para una fiesta y lo devolvió todo desconchinflado. Arriba de la consola, hay una bailarina de ballet con unos bíceps como de luchadora ruda. De vez en cuando, la abren para orearla, siempre la revisan y siempre se recuerdan cuánto gastó papá en eso. Al abrir la puerta, siempre se golpean con la cama matrimonial que desborda la pieza. Una colcha verde y dos cojines con quetzales tejidos a mano que se los regalaron el día de la boda. En toda casa chapina hay un altar mayor, un Sagrado Corazón de yeso que se ilumina con tres foquitos, un San Juan Bosco y en una repicita con veladoras, un San Martín de Porres con una ratón del tamaño de un tepezcuintle y como este año nos dieron un almanaque de la carnicería del Corazón de Jesús, allí están los anuncios y el cromo del volcán de Atitlán.


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El matrimonio duerme en cama doble, pero los patojos en literas cuidando que los dos pequeñitos estén en la de abajo para mantener un clima seco durante la noche. El comedor bueno, se usa en los días de mucho postín, mientras tanto, se les tiene protegido con un plástico para que no se manche y se come en la cocina o en otro comedor más sencillo. Muchos guatemaltecos tienen la manía de guardar cosas, compran un mantel, lo guardan, un juego de cubiertos y no lo usan, sólo usan los que bombearon y guardaron cuando viajaron en Iberia, en Mexicana, en Aviateca o en Taca, por eso la familia come en platos desportillados, en vasos de distintas procedencias y tamaños que los han comprado en ofertas de la Pepsi añadiendo treinta y nueve centavos. Sobre el trinchador hay un cuadro de la Última Cena, unas empolvadas figuritas de azúcar, recuerdo de la primera comunión de Manuelito. En la salita de televisión, los únicos libros que tiene la familia, son algunos tomos de la enciclopedia Uteha comprados a plazos y algunas selecciones del Reader´s Digest. Hay ropa tirada en el suelo, talco espolvoreado en el tocador, un poco de mermelada pringada en un libro ¡ay de estos patojos! Ahí la abuelita acude a tejer ganchillo y a hacer flores de migajón mientras escucha el capítulo catorce de la telenovela: “El nido que yo robé”, ahí los chiquillos hacen las tareas y ahí nos marean los adolescentes cuando ponen un radio a todo volumen con la música desentonada del rock. También ahí, frente a la pantalla de la televisión, el guatemalteco aprende lo que sabe, recibe todo sin la menor crítica y escucha lo que después contará a sus amigos como “una opinión muy personal”. El baño es hoy, en la casa de apartamentos, una simple insinuación, apenas cabe quien entra de prisa, casi siempre está descompuesta la bomba de agua y hay que recurrir al balde. Pegado al lavabo está la taza y pegado a la taza está la regadera que, al caer, el agua humedece todo el baño. No todos los guatemaltecos viven en estas estrecheces, hay quienes viven en verdaderas mansiones, en verdaderas suites, con closet de pared a pared,


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cuarto de lavado y planchado, horno electrónico, cocina, english-garden, estudio para el marido, sala de estar de los nenes, piscina, jardines, terrazas, flapones, jardines ingleses, perro Gran Danés, plantas de interior y control de la natalidad. Hoy, siguiendo la costumbre gringa, llamamos clóset a los armarios, boiling al calentador, garaje a la cochera, váter al escusado, antes decíamos zaguán y hoy le llamamos hall. Una cosa que hace el guatemalteco rico o pobre, es revisar las seguridades de la casa: tranca y cadena de chapas, dobles candados y vidrio de botella al filo de la tapia y pistola debajo de la almohada y del cajón del escritorio. Hay policía abundante pero mientras no vengan de regreso los que el ministro del interior mandó a especializarse a Europa, aquí por si las moscas, todo el mundo usa una pistola. 2. La escuela A punto de sarampión, de tos ferina, de asientos y de gripes, Walter ha cumplido ya los siete añitos, se le han caído varios dientes y no ha pasado nada. Si hubiera sido un chico de familia rica, los hubiera puesto debajo de la almohada y el Ratón Pérez le hubiera dejado dos quetzales por diente. – Hay que echarlo a la escuela –dice don Lencho. Si hubiera nacido en otra zona, se hubiera escuchado un lenguaje más fino: – Vamos a poner al niño en el colegio tal o cual. Así, desde que tiene uso de razón, Walter sabe lo que significa aquello de que cada oveja con su pareja. La primera vez que la mamá va a la escuela de su hijo, vuelve con un nudo en la garganta. En los baños no hay agua, apestan y están todos llenos de escritos soeces, los vidrios están rotos y las paredes llenas de corazoncitos con


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los consabidos letreros de Lorena y Jonny, Sandra y Sapo, Mirna y Negro. En eso de los colegios, la mujer guatemalteca lleva la peor parte: ella a inscribir al chiquillo, ella a lidiar con el director que me lo admita, ella a sudar las malas calificaciones del retoño, ella a las reuniones de padres de familia, ya se sabe, asuntos de la calle, el esposo, del hogar, la mujer, él gana el dinero y lo pasa a las cosmetizadas uñas de su mujer y ella lo administra. El asunto “escuela”, corre de su parte. Por eso, desde las cinco de la mañana, está haciendo cola frente al Instituto. – ¿Usted, de qué se apena si trae recomendaciones, tiene cuello con la directora? En cambio una no tiene ni donde caerse muerta, estoy aquí desde las tres dela mañana. Un tumulto alborota el cotorreo, llegó la directora, la señora gordita del vestido rojo, por fin le tocó el turno a doña Guadalupe y de ahí viene el revoltijo cuando empezaron a averiguar nombres: – Él se llama Winston Churchill Peláez que es mi apellido porque su papá nos abandonó, recién nacido y yo le puse mi apellido. Hay hermanitos con apellidos distintos, las madres le lloraban a la directora contándole historias trágicas, la pobre directora parecía la encargada del correo sentimental de Prensa Libre, unos niños pareciera que no tenían padre y otros, usted hubiera pensado que tenían dos. A la primera junta de mamás, asistieron sólo la mitad, y de papás, solamente uno: don Marcial. El primer día de clases ya se sabe, la mamá acompaña a los pequeñines que lloran, patalean y no quieren quedarse. Walter llevaba su carterita nueva llena de libros, dos cuadernos, un bolígrafo y una lonchera con dos panitos untados de frijol.


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El carácter de Walter era como el de su padre: peleón, buscapleitos, orgulloso y como buen guatemalteco, en esas esferas, supermacho. Estaban jugando una mañana a barquitos en un charco de la escuela, cuando un niño de nombre Marlos Castillo, dio un empujón a Walter, éste le respondió con una bofetada con tan mala suerte que le dio en un ojo y se lo dejó morado. Por supuesto, los llevaron a la dirección de la escuela, aquel cuarto solemne donde uno entra una vez al año y que está lleno de cuadros de directores, de trofeos de años de gloria, mapas de Guatemala con manchitas de mosca y algún otro retrato de un prócer de la independencia. Ahí, los profes y las seños hacen ir a los niños como al tribunal de suprema instancia, de ahí salen redimidos o condenados. – – – – – –

¿Cómo te llamas? Walter Pérez. ¿Qué has hecho? Nada. Sí, nunca hacen nada. A ver, la verdad, o llamo a tu mamá. ¿Usted también? Sí, por eso le di una bofetada, porque él también me la llamó, me mentó a mi madre. – Pero, ¿por qué no le hablaste en vez de pegarle? – Mi papá me ha dicho que no me deje de nadie, y que al primero que me ofenda, le arree un trancazo con lo primero que tenga a mano. Dada la psicología del macho guatemalteco, deberían alabar la bofetada de Walter. La directora, al fin, madre, y para librarse de los rugidos paternos, se puso tierna, consoló al niño y todavía le regaló dos caramelos de menta. No hay guatemalteco que no guarde un gran amor a su “mamacita del alma”, puede ser todo lo burro y lo bestia que usted quiera en la oficina, en el campo y en la calle, pero es hermoso cuando hablan de la “mamacita del alma”, al fin y al cabo, en un hogar donde sólo había madre creció él y esta ha sido la causa del machismo, un hogar de matriarcado donde falta el modelo de padre.


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En la escuela, los pobres patojos en condiciones pésimas tienen que meterse en el caletre nombre de ríos y de capitales europeas y mundiales, lagos, el clima en Groenlandia, la pesca en Terranova y lo que es mercado flotante en Tailandia, total, de formación integral, cero, de información muchas veces superflua, cien. Para facilitar más el cuadro, algunos profesores se dan a la tarea de instigarles sutilmente fobias antiespañolas, antibritánicas, antigringas, antiburguesas, contándoles con pelos y señales casi siempre exageradas, como si fueran guías de turistas de la Antigua Guatemala, todas las guerras de conquista, abusos coloniales, invasiones imperialistas, etc. El tiempo que Walter pierde en los institutos y escuelas repercute altamente en su educación. Empecemos con el día del cariño y llenamos de corazoncitos el aula del colegio, luego viene el día de Tecún Umán, luego Semana Santa, después el Día de la Madre con toda esa retahíla de celebraciones donde no puede faltar el poemita y los ramitos de flores, etc., el Día del Padre pasa casi sin pena ni gloria y usted sabe por qué, luego vendrá el Día del Maestro con el consabido elogio “al abnegado mentor” y los regalitos con que los pequeños obsequian a sus profesores. Pero donde se echa la casa por la ventana es en la celebración de las fiestas patrias. La seño Betty arregló primorosamente la clase con papel azul y blanco, un mapa de Guatemala, una orquídea verdadera, el retrato amarillento de algún prócer y un quetzal recortado en cartón bastante mal dibujado, pero con muy buena voluntad. En el desfile en el que participa el colegio, los profes y las seños acompañan a los jóvenes que escogieron para desfilar únicamente un uniforme como de opereta vienesa con un birrete alto y un pompón multicolor y una capita a medio tronco que realzó la nota ridícula que el mentado uniforme imprimió a las figuras juveniles. El colegio tiene quien lleve su bandera: es una niña de primero y llena de cosméticos y minifalda con botines rojos y con birrete, le acompañan dieciocho batonistas, luego viene la banda, interpretando la


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melodía: “El día más largo del mundo”. Admiro tanto al joven desnutrido que saca fuerzas de flaqueza para recorrer los seis kilómetros del desfile y después dos días de feriado, que se suman al feriado del día del cartero, de la bandera, de Tecún, del ejército nacional, del árbol, de la ambientación y de la contaminación, se suman a los períodos religiosos a los períodos vacacionales y a los días extras del señor director, del cumpleaños del profe, la enfermedad de la seño Mila, la junta de profesores, el aniversario del plantel y los días puente que median entre dos festividades próximas, así que los abnegados escolares ¿cuántos días tienen de verdadero estudio al cabo del año? Los filósofos sueñan con “una sociedad sin clases”, los estudiantes han logrado eso con creces desde hace ya mucho tiempo y llega el último día de clases, la lectura de calificaciones, el adiós a la escuela, la parrandota para celebrar el final del año escolar. Y viene el día de la graduación donde recuerdan cómo un día se les recibió niños y hoy entregan a la sociedad un manojo de jóvenes preparados. Con la bulla consiguiente abandonan las aulas centenares de alumnos, allí salen como vomitados los listos y los tontos, los lidercillos y los esclavos, los burros y los pleitistas, los soba levas y los reprobados, los sabios y los honestos, el guatemalteco del mañana. Dentro quedan las paredes llenas de confesiones amorosas: “Petrona, no puedo vivir sin ti, Tulio”, los cuadernos tirados, los inodoros descompuestos, los vidrios rotos, los pupitres rayados. El día de la graduación merece un capítulo aparte. Hay graduaciones para todos los gustos, graduaciones de los niños de kinder con birrete y diploma o sin birrete, niñas todas vestiditas de blanco o de rojo, con misa o sin misa, con acto y sin actos, en cines, en salas, en clubes, grupos de ciento cincuenta y grupos de ocho, de tres horas de duración y de tres cuartos de hora. Me acuerdo de una de esas graduaciones en que me tocó sufrir: después del consabido desfile de la bandera con granadera y todo y el canto del himno nacional, se le ocurre al director presentarnos a cada unos de los treinta y ocho graduandos, diciendo de cada uno de ellos lindezas como la siguiente: Eulogio Santibáñez, ¿qué diremos de él? Eulogio ha sido en su vida como un barquito de vela, salió de este puerto querido del colegio La Ilustración


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hace ocho años, tocó distintos puertos y hoy vuelve al puerto que lo vio partir. De Roderico Peláez diremos que fue problema toda su vida, en kínder, en preparatoria, en toda la secundaria, pero gracias a los esfuerzos de este plantel, “La Ilustración”, ha logrado superar lo que hubiera sido su fracaso y así de cada uno, mencionando sus grandezas. Se interrumpió la graduación con un acto presentado por los niños de kínder. Después del acto, el director dirigiéndose a la audiencia les dice así: “señoras y señores, detrás de esa cortina tengo una sorpresa para todos ustedes, 48 jovencitas esperan graduarse de secretariado y queremos decir de cada una de ellas algunas cosa, a mí me dio un cuasinfarto, afuera se oían los ruidos de los vendedores de manías, paletas, pepitas de marañón, sandía, mango verde, etc. 3. Cortesía El guatemalteco es cortés por naturaleza, pacífico, hospitalario y aguantador; le encanta saludar, ser saludado y emplea todo un ceremonial para despedirse. Al saludar siente cumplir un deber de cortesía, pero al ser saludado, una especie de orgullo le recorre todos los huesos de su esqueleto; ¡Caray, don Mariano, que popular es usted, cuanta gente le saluda! Una de las primeras lecciones que un niño recibe es la de saber saludar: ¿cómo se dice Walter? Y con voz de ratita el aludido dice: ¡Buenos días!, en el trabajo, en el transporte, a los papás al levantarse, al entrar en la clase, jamás omitirá el buenos días. Negar el saludo al guatemalteco es sinónimo de pecado mortal y se lo reprochan aún al mismo Arzobispo: “Monseñor, el otro día lo saludé y usted no me respondió”. Negarle un saludo es como ningunearlo, es como matarlo socialmente para describirle a uno como basura y pelado sin compostura, se dice de él que: “ni los buenos días puede dar”. El apretón de manos es algo que los norteamericanos dan una sola vez y basta, el guatemalteco lo da una vez, luego un abrazo efusivo y después un chorro de preguntas como ¿qué tal está usted, don Ramiro? ¿Qué hubo? Secos tengo lo ojos de no verlo, pero ¿dónde se esconde usted?, ¿estuvo de viaje? Está usted igualito, ¡Ay! ¡Qué gusto de verlo! A ver cuándo nos volvemos a ver, a ver cuándo nos vemos. Y la despedida suele ser eterna, como que no termina el avión de planear. Un guatemalteco podrá ser analfabeto, patán y comer tan groseramente como


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alguno de esos policías de la televisión, pero lo que nadie le perdona es que al terminar de la mesa y al levantarse no le diga: “permiso, muchas gracias” y todos al unísono le responden: “Buen provecho”. Es una cortesía si se quiere a flor de piel, no substancial, es sólo una capa liviana de azúcar del pastel, por eso quizás el guatemalteco tiene que expresarse con apretones, con abrazos que lo desencuadernan a uno y le desencajan el omóplato. No digamos las señoras. Despidiéndose son eternas (el signo chino de la eternidad es un tejado de una casa y dos señoras despidiéndose) y si le preguntas a uno ¿qué tal de vida? ¿qué onda vos? Te puede contestar con el tono lastimero de toda una raza: -Por ahí voz, jalando la carreta, ahí pasándola, ahí “tristeando”, más de aquel lado que de éste, vos. ¿Por qué nunca ríen? Porque no te dicen: Oye, soy feliz, me siento a todo dar, a toda máquina, no, están como los israelitas: que colgaron sus arpas y se ponen a llorar. Para esconder sus penas, Juan Pueblo se la pasa hurgando de la mañana a la noche sobre acontecidos, chismes de vecindario, filosofía casera, noticias de la radio, todo hasta quedar vacío. Las mamás de algunos niños fifís, tienen su psicoanalista de planta; Juan Pueblo no necesita tener un psiquiatra, ni psicoanalista que venga a juzgar el subconsciente, lo hurga y requetehurga cada día con su locuacidad, pero los indígenas de puros silenciosos parece, aunque no lo creamos, infinidad de frustraciones y problemas de represión psicológica que la expresan en esas caras como de piedra que nunca ríen. De la conversación el guatemalteco ha hecho su purgante, su vitamina, su proteína, su Alka Seltzer, aun cuando trabaja o cuando va a misa, el guatemalteco tiene que cotorrear, lo mismo en el cine que en medio de un responso, cuando hay una conferencia o en la inauguración de algún monumento; lo que el chapín quiere es cotorrear, los varones lo logran en los casinos, en las cantinas, en las barras de los restaurantes, en los responsorios y las mujeres en el salón de belleza y en los supermercados; ¿Hablar de qué? De cualquier cosa, del tiempo del calorón de estos días, de algo parecido a


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esto que no recuerdan los ancianos de algún lugar, ese es el aperitivo. El plato fuerte es sobre el tema salud, sobre todo la mujer guatemalteca goza contando sus dolencias y el remedio que le proporcionó la comadre Juana, en dos días como muestra una infusión de té de pericón donde había que añadir algo de culebra de cascabel, al principio sabe feo, pero con un poco de canela se acostumbra uno y es resabrosa. En el súper, todo es suspiro de: ¿cómo está la vida chula? ¿qué compra una hoy con veinte quetzales? No alcanza ya el dinero para nada y añade el IVA y el autoevalúo y la placa del carro y los colegios de los chicos y los quince años de la Larisa que quiere celebrarlo a última dernière. Los hombres se dan gusto hablando de fútbol y se discute un penalti durante horas y se acaloran aunque la sangre no llega al río. El guatemalteco se enciende, se exalta y suelta una serie de interjecciones volcánicas, eruptivas: a la gran púchica, y al mismo tiempo que muestra su intemperancia, muestra su represión; con eso el chapín tiene que demostrarse fuerte por fuera para disimular su debilidad interna, esa cólera la exhibirá y la contrarrestará con la timidez tan propia del guatemalteco. Una expresión que entre nosotros es sinónimo de tragedia, prenuncio del drama es el famoso “fíjese”, nunca ese lo dirán para anunciarle una cosa alegre, siempre es prenuncio de algo triste, por ejemplo: “Fíjese que el jefe no está, fíjese que le chocaron su carrito, fíjese que le apedrearon el anuncio de plástico de la calle, fíjese que el director está en junta”. La impunidad nos define conforme al reloj, nos estorba. Da lo mismo mañana que pasado, da lo mismo el lunes que el martes, las siete que las ocho, “a ver cuándo”, “un día de estos”, un día de estos y todo lo dejamos para mañana. No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy, no dejes para hoy lo que puedas hacer mañana, mansa tranquilidad, el guatemalteco no siente el paso del tiempo ni la distancia y puesto que lo vive anchamente, sin angustia de relojes, apenas nota la diferencia entre noche y día, por eso a cada momento se sorprende con esas exclamaciones: “sí, ya se hizo tarde”, “si, ya es medio día”, “ya es sábado”, “ya es noviembre”, la naturaleza misma como es tan uniforme, sabemos de las estaciones por las hojas del calendario, pero no por las hojas de los árboles. Nosotros, al vértigo de la prisa, preferimos el sorbo de la calma, “cálmate un año, qué tanto son doce meses”.


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Lo que le pasa a uno en la calle se repite en la casa, sobre todo cuando le invitan a usted y le dicen así como una generalidad tan grande como esta: – Vos, yo te hablo por teléfono para avisarte, a ver cuándo nos vemos, ahí nos vemos, lo que puede ser el día siguiente o dentro de catorce años, da lo mismo, el guatemalteco pregunta desde el tiempo, la eternidad. Cuando uno llega a una fiesta, ¡qué vergüenza! Se encuentra con que los preparativos están a medias y los anfitriones están desprevenidos. – Llegaste muy temprano. En otras partes pediría disculpas el que llega tarde, en Guatemala no, se excusa el que ha sido puntual. – Disculpen, tal vez hemos venido demasiado temprano. A usted, por ejemplo, lo invitan a las cinco de la tarde, y de seguro ellos ya saben que antes de las cinco y media no va empezar la cosa y a ver si no llegamos hasta las siete. Esta persona, al suponer que usted está pensando lo anterior, decide llegar entre seis y media y siete, o sea que, de cualquier manera, uno de los dos tiene que soportar el tremendo plantón. Lo único que empieza a tiempo en Guatemala, es el fútbol, el cine y la misa jesuita, todo lo demás, trabajo, bodas, clases, juntas, conferencias, todo marcado con las siglas de p. c.: puntualidad chapina. Esta actitud de indolencia, de pasividad, de informalidad, de improvisación y de imprevisión, en eso hay mucho de fatalidad: “así es mi suerte”; si las plagas me destruyen el sembrado: “ya me tocaba”; si se fracasa en el negocio: “ni modo” y los mismos refraneros te lo van diciendo: “el que nace tepalcate ni a comal tiznado llega”; “el que nace pa maceta, nunca pasa del zaguán”; “el que ha de morir a obscuras, aunque muera el mediodía”; “los que sabe Dios que mueran, hasta es lástima que vivan”.


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Si hay una retahíla de frases desgarbadas que encarnan un providencialismo que está fuera de órbita: “ya estaría de Dios”, “hay que dejárselo todo a Dios”, “castigo de Dios”, “así lo quiso Dios”, “al que Dios le quiere dar por la torre”, “boda y mortajas, del cielo baja”, “sea por Dios”, es la rúbrica que sella cualquier infortunio. Convencido por su vida misma que los otros en vez de ayudar lo van a obstaculizar, desconfía de los hombres y conforme pone su esperanza en lo vertical que es Dios y en las puestas obscuras misteriosas de la suerte, el destino, “ya me tocaba”. Por eso, la confianza del guatemalteco reside a veces en estos soportes: la suerte, la lotería: chica, la grande, el shaca shaca, la nacional, el gobierno y Dios, Diosito, Padre Nuestro. Cuando las puertas se le cierran, espera un golpe de suerte, compran un cachito de lotería que por fortuna puede adquirir los lunes, miércoles y viernes, pide ayuda al alcalde y en caso de que le falte el alcalde, al diputado, al mismo señor presidente y en última instancia, pues bueno le pide la ayuda al mismísimo Dios y así vamos tirando por la vida entre el desempleo y la fiesta, el alza de precios y la parranda, el IVA y el poco dinero para la comida y con suficiente para diversión, ¡qué caramba! Que también tenemos derecho a divertirnos y en vez de tomar las cosas así tan a la trágica, la tomamos con un poco de buen humor, con esa gracia socarrona, desparpajada, dicharachera, ese semisentido innato para pescar al vuelo el lado flaco, la caricatura de las gentes y por eso al sentimiento trágico de la vida, el guatemalteco muchas veces opone el sentimiento cómico de la vida. Sabe, sabe que la vida es terriblemente dura y amarga, sabe también descubrirle la otra cara oculta, como de un trampolín salta a la riqueza espiritual del buen humor, prefiere mirar la vida como un chonguengón, como un vacilón, como que hay que alternar la luz y la sombra y tomar un poquito de azúcar después de la medicina amarga. A veces, ante la vida y la muerte, el guatemalteco se juega la vida, “yo me la juego”, y allí donde otros empezaron con cavilaciones, él irrumpe en este mundo de conflictos que es la política. También él juega, y cuanto nos falta de altura física y psicológica, lo suplimos divirtiéndonos, lo que el guatemalteco necesita divertirse lo proclaman las salas de los cines, la llenumbre de los


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estadios, la lista de fiestas cívicas, culturales, religiosas, la explosión de fiestas sociales y populares que como el reino de los cielos, no tienen fin. Aunque no tenga un petate en que caerse muerto, se festeja dos veces al año, el día de su santo y el día de su cumpleaños ¡qué caramba! Con la distracción el guatemalteco se distrae de sí mismo, se olvida siquiera por un rato de “su yo y sus circunstancias”, se rehace, se encuentra, se libera, tan es así que la introversión y el medio tono, la pasividad y la finura, cuando llega a la fiesta, se ven suplantadas por la celebración. El estadio transforma al guatemalteco, no es sólo un espectador, es parte del espectáculo: aplausos, gritos, gritos ingeniosos, la nota de humor que se produce en las graderías y en los tendidos. Un guatemalteco no puede divertirse solo, necesita ir acompañado a la fiesta, aunque sea para sentirse más seguro, para compartir comentarios. Todavía no nace un guatemalteco que tenga educación de anacoreta. Robinson Crusoe se hubiera suicidado, no hubiera hecho ni un prosélito entre los chapines. Si son de clase acomodada, se entretienen de otra manera. Los de clase media, el cine y la televisión con la novela de la tarde y si son pobres, labores de cocina con un programa de radio más o menos gangoso que engaña la sociedad y el tedio, poca gente encontrará usted que quiera matar el tiempo leyendo. Ahora parece que todas las diversiones que han inventado se han olvidado de la mujer, que también necesita divertirse, difícilmente los esposos toman la iniciativa para que descanse la mujer. Creen que el trabajo de casa es una diversión, lavar platos, sin horario fijo, apenas los maridos han entrado en años, ellos son los únicos que sacan a sus pobres mujeres a dar una vueltecita, a sus hijos les preocupa un pimiento que la pobre mamá se deshaga en pedazos en la cocina, le parece todo tan natural que la reina del hogar nunca abandone el trono ¡caramba! ¡a la cocina que es su imperio! Y que no se le ocurra a la pobre salir al centro o planear un fin de semana en casa de sus padres, porque bueno, el marido no gritará, ladrará, lo cual no será ningún descanso para la pobre mujer guatemalteca. Ella también ha tomado muy en serio su complejo de abnegación y martirio y ¡ay de que se vaya a tomar un descanso! Eso sería desertar de sus


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deberes específicos, sería infidelidad a su vocación de ama de casa y para poder trabajar, hija es necesario un poco de descanso. Pero ¿por qué usted no quiere descansar?, porque le faltó una educación para el descanso, subestima el descanso y sobreestima el trabajo. El marido irresponsable no le hace descansar porque el varón guatemalteco sufre agudísimo complejo de celos, esa fuerza de prejuicio que viene de siglos: la mujer educa a sus hijas para que trabajen y a los hijos para que descansen, la madre ordena a las niñas: – Arréglale la corbata a tu hermano Carlos, que se va al baile. – Dale de comer a Pepe, que tiene que ir al foot. – Prepárale el baño a Javi, que ya es hora de que se vaya al cine. Y así, con esa educación deformada, la pobre mujer sigue más y más esclava cada día, no son pocas las mujeres guatemaltecas que empiezan a saber qué es eso del descanso cuando en el epitafio de su tumba se les concede, por fin, lo que no merecieron nunca antes: “descanse en paz”. Así sea. Hay en la historia de un país cercano, México, una gesta histórica que se refiere a los niños a quien se les llama los héroes, yo creo que un niño que nace aquí en Guatemala, en ambientes escasos de recursos económicos, es un héroe porque se necesita heroicidad para soportar de por vida el ser hijo bastardo, adulterino, simplemente hijo de nadie, la pobreza, la desnutrición, la lucha por la vida, la drogadicción, la promiscuidad. Así, cualquier cosa es explicable en los niños, en los jóvenes cuando desde la cuna se encuentran los pobrecitos como pájaros sin nidos, piedra que el oleaje de la vida lleva a tumbos. El guatemalteco en general es pacífico, tranquilo, cortés, cariñosos, saludador cuando está en buenas, siempre dispuesto a algún favor, muy ceremonioso en la mímica, asordinado en las actitudes, con ese medio tono que lleva impreso como carácter natural y permanente de la raza, ni es muy gritón, ni digamos que es un monje cartujo, balanceado, con precisiones de leyes químicas, ni blanco ni negro, algo así como lo pintó Amado Nervo: “color gris perla”, definitivamente moreno, qué tal, lo que se dice un hombre


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o una mujer equilibrados, ahora lo que sí tiene el chapín a flor de piel es la susceptibilidad. Basta con rozarle la ropa, con darle un pequeño empujón, con mancharle los zapatos en una banqueta que está recargada de gente y con más hoyos que cráteres en la luna, ¡ay de ti! si a quien empujaste es a la esposa o te quedas viendo por un segundo más a la novia para constatar su fealdad (con la que un segundo sale ya sobrando) o la saludaste con la cara seria, porque eso sí, el chapín lo siente, se resiente, está dolido. Por aquel mal que le hicieron, más aparente, más imaginario, que real, la cantidad de horas que perderá disculpándose, siempre en espera de lo peor, siempre ve él malas caras en cualquier parte y se abren con eso una fuente de sufrimientos grandes y pequeños. El guatemalteco está siempre temeroso de una emboscada. Su dolor proviene de una sensibilidad tan aguda, tensa como una cuerda de guitarra que vibra en el primer impuso y lo convierte en un perfecto sentimental. Por otra parte, a punta de experiencias, se sabe hijo de la soledad, dejado a sus propias leyes, un ser sin pretensiones que tendrá que rascarse con sus propias uñas, una vejez cargada de leyes y de personas y de instituciones que, tantas veces, le han dejado en la estacada. “A mí no me la pegan”, “de mí nadie se ríe” eso sí, el pobre crío, cuando se encuentra en estado de embriaguez, echa brava. Cuando no está borracho, cuando no le atacan, cuando se cree superior, cuando nadie se mete con él, es una mansa paloma. Ebrio, se convierte en un valentón, en un energúmeno que es capaz de agarrarse a trompada limpia con cualquiera, menos con su compadre. Cuando se creen jerarcas, entonces se vuelven abusivos, lo mismo sea que le coloque a usted detrás de una ventanilla oficial, pegando estampillas a algún papel del gobierno o trepado en una tarima para dirigir el tráfico porque se ha cortado la luz de los semáforos; vestido con cualquier uniforme de aeromoza o policía o que tenga un remoto familiar en la política o tiene cualquier tarjetita de recomendación, entonces ese individuo se salta sin perder tiempo las armas en alto, rápidas y vibrantes cuando se meten con él y basta un silbido, una mirada un poco más detenida, una palabrita dicha con un tono… no importa, la reacción es instantánea: ¡Qué! ¿Qué, querés conmigo? ¿Tengo micos en la cara? Y del dicho al hecho no hay gran trecho, porque inmediatamente saltan a los trancazos, a los


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guamazos, a agarrarse a trompazos y las etimologías no faltan, esta última vez fueron directos a la trompa, ya sabe que la reacción de él es instantánea, sobre todo si usted le mira la cara: ¿Qué me ves. Tengo monos, qué te duele, qué te pica? Con mucha frecuencia se les escucha decir: – Yo soy su padre, gústeles o no les guste. En las competencias deportivas escolares, con frecuencia del equipo contrario se dice: El Liceo será tu padre. Hay una maldición que el guatemalteco nunca perdona, es aquella en la que menciona a la madre, claro, sin mención honorífica y sin premio de buena conducta. A un guatemalteco, usted le puede llamar sinvergüenza, comunista o lo que quiera, pero por favor no mencione el nombre santísimo de su mamá, a la madre no la mencione jamás, ni la palabra misma se puede usar. La palabra madre, tal vez en lugar de eso podrá usted decir, la jefa, la patrona, la vieja, la autora de mis días, lo que quiera, pero nunca “la madre”, y si quiere insultar, insulte directo o sea que llame, por ejemplo, a la “hermana de su tía” eso sí, eso ya es distinto que quiere decir la madre. Un poco de agresión es, entre los guatemaltecos que pueden tenerlo, el carro. El carro es la eterna cantaleta en las calles. La agresividad se manifiesta de chofer a chofer, de chofer a peatón, de chofer a agente de seguridad y de tráfico, porque el que va al volante se siente el príncipe de este mundo, el emperador de la carretera convencido por supuesto por la pericia de conducir y si se encuentra con alguna mujer que va manejando delante de él y comete algún mínimo error, esté usted seguro de que este hombre se salta y le va a decir algo como esto: – ¡A la cocina, que ese es su imperio! Es muy triste ver también como la agresividad está mezclada con una destructividad que en el guatemalteco aflora en ejemplos cotidianos: desde niño trata mal las cosas, más las ajenas que las propias, y corta las flores


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del parque como si se las fuera a regalar a su novia; rompe los focos del alumbrado a puro leñazo; no hay un solo rótulo de plástico que sea bonito y espectacular que pueda resistir la furia de una o cuatro pedradas; basta que pinte usted una pared de blanco para que le pongan alguna pintada de política o alguna rayada o simplemente “Amanda y Pepe” con lo cual ya le han fastidiado a usted el trabajo de la semana. También la manía de llenar de miles de metros cuadrados de bardas a todo lo largo del territorio con leyendas políticas. Todo mundo pinta un letrerito a favor de un candidato y bueno, así es. Acaban de poner cemento fresco para hacer una banqueta, pues llega el guatemalteco y pum, a poner sus piesotes, aunque tenga que limpiarse después los zapatos con cuchillo. Destruye las señales de carretera a puro plomazo; graba con punzón en la puerta del vecino con una palabra de cuatro letras que no la pongo aquí; si el otro está estrenando carro nuevo ya le hará una ralladura para que sepa que por ahí pasó algún salvaje. Dejan como pizarrones de escuela los baños públicos o los baños de los cines. Es un verdadero nene grande que pisotea los prados, que se sube a las sillas, que tira papeles en la calle, que destruye los árboles, un verdadero nene, este espíritu destructivo incapaz de cuidar lo ajeno tal vez provenga de una ausencia de sentido social. No nos hemos integrado como comunidad, hay como una latente venganza por la cual el guatemalteco viola el derecho ajeno acostumbrado como está a que violen su derecho, tantas veces, en las elecciones, en las burocracias, en las promesas, en las leyes, en el Congreso, en los juzgados, en todas partes. Una de las cosas que más se venden en Guatemala, sobre todo en el interior, son machetes y pistolas y, junto a las pistolas, una serie de armas blancas: puñales, cuchillos, verduguillos, navajas, guantes de box, manoplas, chacos. El pistolerismo se personifica en el matón, en el bravucón, en el buscapleitos, en el pistolero, en el perdonavidas. En el periódico nos interesa la noticia roja, aquella que salpica sangre, por ejemplo cuando leemos: “lo descuartizó porque no le invitó a una copa”, “como le caía gordo, lo mató”, “le enterró 16 veces el puñal”, “el bailongo terminó a balazos”, “cuando la esposa descubrió que su marido recién casado, estaba ya con otra, le guardó la navaja en el estómago. Está moribundo”.


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4. La comida Hablar de gula al guatemalteco sería chiste de humor negro, porque el hombre es hambre. Cuando un pobre saca tripa de mal año, dándose una hartada de frijoles, en seguida le reprochamos. No seas tragón, lo que es tragón, tragón, no hay nadie entre nosotros. En algún tiempo fueron los músicos ambulantes, por eso les decían “tener panza de músico” y en los tiempos modernos, son los sufridos camioneteros que después de devorar cien kilómetros de carretera se ven urgidos a seguir devorando un kilo de chicharrones. El guatemalteco da la impresión de comer, está comiendo siempre, siempre él tiene algo rumiando en la boca, pero si se da uno cuenta, da la impresión de comer, el hambre es la buena, no la comida. No es lo mismo comer mucho que comer bien y el pobre guatemalteco trata de llenarse con lo que sea, aunque no le nutra. A nosotros no nos interesa saber cuánto fósforo, fluorita o manganeso tienen nuestras dietas, al guatemalteco lo que le interesa es que hay que comer lo que Dios nos da, no andamos enfermos de gula, sino enfermos físicamente de desnutrición. El problema no es por voluntad en demasía de comida, sino por involuntaria deficiencia de alimentación, eso es. Alguien insinúa una definición de lo que es la gula, que es cuando uno consume por encima de las necesidades. El consumo mínimo por debajo de las necesidades se llama hambre y el hambre lo produce también lo que se llama injusticia o la psicopatía social. Entre los países mal alimentados de la tierra, francamente se puede decir que Guatemala entra en los primeros de la lista. Hay una mortandad impresionante de niños, se invierten millones de pesos en la lucha contra el cáncer, pero el guatemalteco no llega, a veces, a alcanzar la edad del cáncer porque antes se muere de otra cosa, de desnutrición. Los que triunfan en el deporte, en el estudio, en la vida, en suma no pueden surgir de los que nacen, crecen y mueren en ayuno obligado. Si nosotros sumamos los días que el norteamericano, a lo largo de su vida, deja de ir al trabajo por estar enfermo, tal vez se completa un año, mientras que el guatemalteco enfermizo por su alimentación, deja de trabajar nueve años de su corta vida.


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Siete narradoras guatemaltecas en medio de la nada: apuntes críticos sobre la escritura contemporánea de mujeres guatemaltecas Dra. AidaToledo1

Resumen Este trabajo constituye una aproximación crítica a la historia de la narrativa, escrita por las mujeres en Guatemala, a lo largo del siglo XX. Las noticias ofrecidas por introducciones, reseñas de libros y algunos artículos e investigaciones son magras, pero ofrecen pistas que esta investigación persigue. Los antecedentes de la narrativa escrita por las mujeres en la primera mitad del siglo XX han sido realizados por estudiosos tanto nacionales como extranjeros y nos permiten afirmar desde este trabajo, que el corpus de obras y autoras es amplio, ya que escribieron tanto novela como cuento clásico, y algunas de ellas crearon obras narrativas con un fuerte componente híbrido, característica que es hoy central para comprender la actual narrativa corta de mujeres en el país. A través de esta investigación podemos afirmar que la narrativa escrita por mujeres, es moderna y tiene un desarrollo desigual, por la falta de oportunidades de formación, en la primera mitad del siglo, donde sin embargo se publican más novelas que libros de cuentos. Y por otro lado la escritura corta en la segunda mitad del siglo, es ampliamente híbrida y descentrada respecto de los modelos masculinos.

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Doctora en Filosofía y Master of Arts por la Universidad de Pittsburgh, Estados Unidos. Graduada de licenciada en Letras por la Universidad de San Carlos. Actualmente trabaja como investigadora en el Instituto de Estudios Humanísticos de la Universidad Rafael Landívar, en el área de educación y género.


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1. El corpus excluido La pregunta de si existe realmente un corpus de obras narrativas, escritas por mujeres en el periodo moderno de nuestra cultura, es recurrente desde distintos espacios culturales y épocas, en las cuales se ha pensado en tal fenómeno, mencionado en los círculos de intelectuales universitarios o en los núcleos de escritores de distintos momentos de la historia de nuestra literatura, pero en cualquier caso, sin ninguna certeza. Se trata, por un lado, de una falta de historicidad sobre nuestra literatura en general porque no ha sido ni es estudiada desde instancias formales o institucionales, sino que ha dependido, cuando se ha abordado, de proyectos individuales y subjetivos, muy relacionados con circunstancias específicas, algunas veces de tipo político y, otras, en conexión con las agendas educativas y culturales asociadas a los gobiernos de turno. Las autoras de inicios de siglo XX, que para este trabajo son antecedentes del corpus que se trabajará, se insertaron tempranamente en movimientos de perfil feminista. Otras fueron activistas políticas y sociales, como el caso de la llamada Sociedad Gabriela Mistral2, cuyas integrantes tuvieron relación cercana con lo que en Guatemala se ha denominado las generaciones de 1910 y 19203, y que hasta donde se sabe crearon sus propios espacios públicos, escribiendo columnas en revistas y periódicos de la época4. Una de sus ventajas 2

Este grupo de mujeres se sabe hoy contribuyeron a la educación de las mujeres en la Universidad Popular. Organizaron sociedades feministas y teosóficas, participando en la creación de las Uniones Vitalistas, a través de las que le exigieron al gobierno modificaciones sustanciales en las leyes con el fin de acabar con el alcoholismo y para que impulsara las campañas de alfabetización. Fue principalmente un colectivo de mujeres urbanas y letradas. Marta Casaús Arzú. “La influencia de la teosofía en el proceso de emancipación de las mujeres guatemaltecas (1920-1950)” en Mujeres del bicentenario: aportes femeninos en la creación de la república de Guatemala. Ed. Guillermina Herrera Peña. Guatemala: UNESCO, 2012, 145.

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La Generación del 20, como la denominaron los mismos actores del grupo, se halla enmarcada desde sus orígenes por las dos dictaduras de principios de siglo XX, la de Manuel Estrada Cabrera y la de Jorge Ubico Castañeda. Marta Casaús Arzú. “La influencia de la teosofía en el proceso de emancipación de las mujeres guatemaltecas (1920-1950)”, 144.

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Los nombres que recaba Casaús Arzú son los de Josefina Saravia, Rosa y Graciela Rodríguez López,


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fue que a nivel ideológico estaban influenciadas por el pensamiento teosófico y pertenecían a clubes y asociaciones espiritistas5, vínculo que les generó mayores espacios de sociabilización, pudiendo relacionarse y legitimar estas relaciones a nivel local e internacional6. De acuerdo a Marta Casaús Arzú: …de esta generación de hombres y mujeres, salieron numerosas élites que sobresalieron en el campo de la ciencia, la política, la sociología y la literatura, y que posteriormente influirían en la creación de nuevos espacios públicos, contribuyendo a la creación de pactos y consensos y al fortalecimiento de la sociedad civil guatemalteca7.

Las escritoras que se dedicaron a la narrativa, en el caso de la primera mitad del siglo hasta los años 70, cultivaron y escribieron novelas cortas y largas, otras practicaron con el relato que desde el inicio presenta elementos híbridos en relación o dependiendo de su inserción a nivel personal en el campo de la literatura, la educación o el periodismo. En cualquiera de los casos, este corpus de autoras y sus respectivas obras no ha sido debidamente estudiado y son, en general, desconocidas por los propios profesores y estudiantes de las carreras de literatura en el país, sobre todo porque se trataba de ediciones cortas, que no fueron difundidas, reeditadas y posteriormente discutidas y comentadas por la crítica nacional o internacional. Este tipo de literatura inicia entonces un proceso de desaparición obligada, al no existir en el magro mercado del libro en el país vestigio de su existencia.

Isaura Menéndez, Magda Mabarak, Matilde Rivera Cabezas, Norma Padilla, Luz Méndez Vega y Gloria Menéndez Mina. “La influencia…”, 146. 5

Las corrientes teosóficas que más van a influir en esta red de mujeres serán las sociedades teosóficas de Madame Blavatzky, Annie Besant y el pensamiento orientalista de Krishnamurti. Estos pensadores tendrían impacto, como ya se sabe, en autores del modernismo latinoamericano como Rafael Arévalo Martínez, Porfirio Barba Jacob, Gabriela Mistral, Carlos Wild Ospina, Alberto Masferrer y Salarrué. Casaús Arzú, “La influencia…”, 147.

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Las sociedades creadas por la Sociedad Gabriela Mistral en Guatemala, se constituyeron en sociedades culturales, y no en las del tipo propuesto por Madame Blavatsky y otros círculos teosóficos, lo que sí hicieron fue crear una columna permanente en la revista Vida, publicación que se comprometía con la regeneración de la sociedad y la recuperación de valores ciudadanos, la relevancia de la sociedad cultural guatemalteca fue su debate sobre asuntos feministas. Casaús Arzú, “La influencia…”, 147.

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Casaús Arzú, “La influencia…”, 146.


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Es en los diarios locales donde podemos encontrar rastros de su obra tanto narrativa como poética principalmente. Como columnistas incursionaron, al igual que los varones en la crónica cultural, pero ellas de manera muy tímida, ya que se encontraban en un periodo en que quienes manejaban los diarios, regularmente varones, les marcaban las líneas de desarrollo periodístico y temático que debían tratar en esos lugares de trabajo. Si revisamos en la lista de nombres en volúmenes como la Historia de la literatura guatemalteca de Albizúrez y Barrios, que es uno de los últimos proyectos que se encargara de historiar nuestra literatura8, veremos que algunas de las narradoras consideradas para este trabajo como antecedente de las que voy a comentar, hicieron esfuerzos tremendos para mantenerse activas y lúcidas en espacios de trabajo que les señalaban drásticamente las temáticas a las que se dedicarían dentro de los diarios, donde además se les aplicaba una doble censura sobre sus propios escritos, si acaso tenían el valor de buscar publicación para estos9. Otro de los factores de incidencia en el desconocimiento de este corpus es que el interés sobre la investigación literaria se observa en Guatemala más constante hasta alrededor de los años ochenta. Uno de los pocos estudios de los que se tiene noticia, con perfil de género analiza un corpus localizado entre 1960 y 1970, años en que hay un creciente interés por la historiografía literaria, dentro del concepto de cultura histórica10. Este trabajo que hace

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El último proyecto universitario sobre la historia de la literatura guatemalteca se publicó en su volumen 3 a fines de 1999, hace 15 años. Los trabajos siguientes son de perfil independiente, fruto de tesis de grado, disertaciones de doctorado o investigaciones cortas, personales. Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que no existe en la actualidad ningún proyecto que tenga como propósito recopilar, analizar y socializar la historia de una literatura que no detiene su producción.

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Leonor Paz y Paz es uno de los ejemplos de los antecedentes de las autoras que ahora comento, ya que se dedicó al periodismo y la enseñanza, vivió entre 1931 y 2000, fundadora de la Revista Presencia, que duró de 1958 a 1963. Su obra fue prolífica, pero resulta muy difícil de conseguir: 18 cuentos cortos (1955), Hojas de abril (poesía, 1957), Cartas a los maestros (1960), Tanta esperanza y lo que se calla (1963), La mujer del pelo largo (novela, 1967), Fantasía y realidad (cartas a su hija, 1974), Como si fueran cuentos (1978), Adultos 3 (novela testimonial, 1996). http://www.literaturaguatemalteca.org/paz.html

10 Se trata de un concepto y de un campo de investigación que se desarrolló desde la teoría y la didáctica de la historia en espacios académicos alemanes desde los años ochenta. Entendiendo por cultura


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un tremendo esfuerzo por recopilar, analizar y difundir sus resultados, es un seminario de la Universidad de San Carlos de Guatemala –USAC- de 1989 donde aparecen mencionadas y estudiadas autoras que hoy son los únicos referentes del corpus de narradoras guatemaltecas que aparecen en la escena literaria de las décadas posteriores a 197011. El corpus de autoras que aparecen en ese estudio, publican dentro del género de la novela y el cuento o relato corto en un periodo político muy controversial y poco alentador para la escritura creativa, ya que una buena cantidad de escritores habían salido al exilio después de la caída de Jacobo Árbenz, que se sucede después de 1954. El contexto histórico en que se desarrollan estas narrativas escritas por mujeres intelectuales está marcado por la intervención norteamericana, elemento que le otorgará un perfil distinto a las producciones de los autores y autoras nacionales. Aparece como uno de los referentes más tempranos la figura de Teresa Arévalo, hija de Rafael Arévalo Martínez. Teresa nace en 1926 y publica su primer libro de relatos en 1948, titulado: Gente menuda. Su siguiente colección de cuentos se titula: Los bigotes de Don Chavero (1968). En el género novelesco publica dos novelas el mismo año, pero se sabe que Emilia (1961) fue terminada en España en 195512 y contiene un prefacio escrito por su padre. Más tarde escribe: Evangelina va al campo (1961). En 1971, publica la biografía de su padre con lo cual incursiona en un género nuevo para ella. Malin D’Echevers, es el seudónimo que adopta la escritora y periodista Amalia Cheves Nicolle. Nacida en 1986 en Cobán, fallece en la ciudad de histórica la investigación de la consciencia histórica de una sociedad, al igual que el análisis de las interpretaciones de la historia desde distintas instituciones y medios culturales. Matías Marambio de la Fuente. “Cultura histórica e historia de la literatura: apuntes para un entrecruzamiento”. Centro de Estudios Culturales Latinoamericanos. Universidad de Chile, 3. 11 Seminario de literatura guatemalteca L8.6. Novela femenina de la década 1960-1970. Universidad de San Carlos de Guatemala, Enero-noviembre, 1989. 12 A nivel latinoamericano, esta fecha es consignada por José Miguel Oviedo como “hacia el Boom”, o sea las narrativas que van acercándose a la explosión editorial de llamado Boom de la novela latinoamericana.


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Guatemala en la década del 70. Malin D’Echevers desarrolla la crónica cultural como género narrativo, por su labor como periodista local, narraciones que están en ese espacio híbrido entre la crónica periodística y los relatos canónicos. Los títulos de sus novelas son: Mah Rap (1943) y Metal noble (1966). Entre estas dos fechas publica libros de poesía. Sería importante investigar más acerca de una novelista llamada Gloria Ferguson, originaria de Izabal, nacida en esa ciudad en 1941; su novela se titula: La herencia del abuelo (1962), y es una de las ediciones del Ministerio de Educación de esa década. Blanca Luz Molina de Rodríguez nacida en San Pedro Sula en 1918, es quizás una de las más conocidas autoras guatemaltecas de ese momento. Inicialmente porque logra posicionarse en el periodismo más reconocido del país, trabajó en El Imparcial y perteneció a la Asociación de Periodistas de Guatemala. Esta autora gana el premio de Los Juegos Florales de Quetzaltenango en 1961, con la novela Sabor a justicia (1962). Gana igualmente otro premio con su obra: Azul cuarenta: cuentos del morenito Damián (1962-63). Obtuvo varios cargos públicos que la hicieron conocida en la Guatemala. Escribió además: Polvo de oro (1950); Veinte metros y uno más (cuentos, 1961) y Los brutos (1969). Leonor Paz y Paz nació en Zacapa en 1932 falleciendo en la ciudad de Guatemala en el año 2000. Educadora y escritora, se formó en el seno de una familia de escritores. Fue una temprana defensora de los valores educativos y humanos, por lo cual se le han reconocido los méritos en el campo de la educación. También laboró en El Imparcial, donde hizo formación de periodista. Una buena parte de sus artículos periodísticos a manera de crónicas culturales fueron publicados. Se le conoce como una de las fundadoras de la revista Presencia (1958-1963) junto a José López Valdizón. Más tarde trabajó para el diario La Hora donde publicaba distinto tipo de materiales, inclusive los creativos. La crítica ha comentado que su temática cae en el plano de lo social, y hay en su visión del mundo una intencionalidad feminista, aunque no desarrolló hacia esa estética totalmente. Entre las autoras que sirven de marco referencial es una de las que más títulos tiene en el campo de la narrativa y


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sus variantes: 18 cuentos cortos (1955); Lo que se calla (1963), compilación de cuentos breves; Tanta esperanza (1967), novela política, donde da cuenta de hechos históricos en las vivencias del grupo estudiantil “Fuego”; La mujer del pelo largo (1967); Como si fueran cuentos (1978); Adultos 3 (1996). Sonia Rincón nació en Mazatenango en 1917, escritora que recibe numerosas condecoraciones de reconocimiento literario y de trabajo a favor de las mujeres y su desarrollo. Su escritura se produce entre la poesía y la narrativa en la que desarrolla su obra: El destino sonríe (1961); El silencio de las horas (1975); y Aquella noche de navidad (sin fecha). Elisa Rodríguez Chávez nacida en 1939, hija de Virgilio Rodríguez Macal, aparece como antecedente en este corpus con dos novelas y varios cuentos, escritos cuando contaba con 22 años. Con La cárcel de su cuerpo (1962) gana los Juegos Florales de Quetzaltenango, y recibe luego mención honorífica para Oro de cobre (1965), que cuenta con una segunda edición en 2010, reseñada por el diario La Hora13. Rodríguez penetra un mundo ficcional a partir del referente universitario, insertándose de manera crítica en los espacios académicos, a través de la narrativa. Deseo añadir en este marco referencial el nombre de María del Carmen Escobar que nace en 1934. Escritora de obras de teatro y actriz, Escobar inicia su carrera literaria escribiendo narrativa. Siendo estudiante obtiene reconocimientos literarios como el del concurso de la Escuela de Comercio en 1954 por su cuento “Mi fiel amigo” en el certamen organizado por los Ministerios de Educación y Agricultura. En 1961 escribe su primera novela titulada: Corazones en tinieblas que fuera transmitida por radio Ciros. Esta misma historia será retransmitida por la TGW en 1986, con el nombre de Almas en tinieblas, en un espacio que dicha radio tenía para la divulgación de la novela guatemalteca. Con una colección de cuentos titulada: Pobre chucho

13 A nivel latinoamericano, esta fecha es consignada por José Miguel Oviedo como “hacia el Boom”, o sea las narrativas que van acercándose a la explosión editorial de llamado Boom de la novela latinoamericana.


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limosnero, gana un segundo lugar en los Juegos Florales de Quetzaltenango en 1962 y con Descansa en paz en 1963. Su novela más conocida se titula 49 centavos de felicidad con la que gana una primera mención honorífica en el Premio Guatemalteco de Novela de 1983. La novela contó con cuatro ediciones cortas. Un libro con todos sus cuentos titulado: Relatos cortos: anaquel de cuentos viejos donde se recopilan los cuentos escritos por su autora de 1954 al año 200014. 2. Siete narradoras en medio de la nada El trabajo de situar un corpus de narradoras guatemaltecas con datos certeros es muy arriesgado. Las autoras incluidas anteriormente han incursionado principalmente en el género de la novela y una buena mayoría ha escrito cuentos, que se consideraba un proceso natural en el desarrollo de escritores que iban hacia este género. Tenemos los casos paradigmáticos de Miguel Angel Asturias y Mario Monteforte Toledo quienes inician sus obras escribiendo cuentos. Comprobándose esta hipótesis para los casos de las mujeres que están incluidas en el inicio de este trabajo. Los estudios sobre la narrativa centroamericana de Consuelo Meza Márquez de la Universidad de Aguascalientes son pioneros en el campo de la narrativa corta guatemalteca. La antología Mujeres que cuentan dirigida por Lucrecia Méndez de Penedo de la Universidad Rafael Landívar y que aparece en el 2000, incluye una buena cantidad de textos cortos de abundantes escritoras guatemaltecas, que hacían cuento alrededor de ese año y sus antecedentes. Luego aparecen las antologías de cuentos con estudio crítico de Willy Muñoz, crítico latinoamericano que ha contribuido a la historia de la escritura de mujeres guatemaltecas de forma eficiente, brindándonos más nombres y obra analizada de las autoras que incluye en sus antologías, la primera aparece en el año 200115. La mayoría de estudios sobre la narrativa de mujeres guatemaltecas

14 “María del Carmen Escobar”. Red guatemalteca de teatro. http://teatristaschapines.blogspot. com/2009/02/maria-del-carmen-escobar.html 15 Antología de cuentistas guatemaltecas. Edición de Willy O. Muñoz. Ciudad de Guatemala: Letra Negra, 2001.


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se hace desde el exterior, por críticos y críticas latinoamericanistas y centroamericanistas, cuyas búsquedas van aportando mayor información en los últimos años y podemos encontrar trabajos importantes sobre Guatemala bajo la firma de Guillermina Walas, doctora que ha dedicado buena parte de su tiempo al análisis e investigación de nuestras escritoras. Las cartografías de autoras elaboradas por Consuelo Meza Márquez, conducen de alguna forma a una profunda investigación y establecimiento de un corpus más amplio16. Así, en la bibliografía de Muñoz aparecida en la Revista Istmo en 2009, aparecen ya algunas de las autoras a las que yo me referiré en este trabajo17. Tal el caso de Esmeralda Putzeys Illescas, Ligia Escribá, Ana María Rodas y Ruth Piedrasanta. Los primeros libros de Ruth Piedrasanta y Ligia Escribá se publican entre 1984 y 200218. Ana María Rodas se gana los Juegos Florales de Quetzaltenango en 1990 con el único libro de cuentos que posee y que se publica en libro independiente hasta en 199619. Putzeys Illescas publica sus dos libros de cuentos en 1994 y 199820. O sea que para nuestra historiografía, estas escritoras estarían cubriendo dos décadas de narrativa corta con al menos un libro publicado, aunque el segundo libro de Ruth Piedrasanta haya sido publicado en el 2002. Las tres autoras siguientes, Fabiola Juárez, Patricia Cortez y Tania Hernández publican sus primeras obras en 2004, 2008 y 2011 respectivamente. Ninguna de estas escritoras ha sido reconocida en el medio nacional como narradoras de peso y su obra pasa desapercibida, pese a que cuentan con cierto reconocimiento en el medio local, como es el caso de Ana María Rodas, cuya trayectoria en

16 Consuelo Meza Márquez. “Panorama de la narrativa de mujeres centroamericanas”. http://www. historia.fcs.ucr.ac.cr/articulos/esp-genero/3parte/CAP18CMeza 17 Willy Muñoz. “Bibliografía selecta de la cuentística de escritoras centroamericanas”. Istmo. Revista virtual de estudios literarios y culturales centroamericanos. 2009. http://istmo.denison.edu/n18/ proyectos/munoz.html 18 Cuentos. Guatemala: Serviprensa Centroamericana, 1985. Y Ruth Piedrasanta publica: El estuche del porvenir. Narraciones sobre duendes, bestias y otros personajes. Oaxaca, México: Casa de la Cultura Oaxaqueña, 1987. Condición de paso. Guatemala: Ediciones del Pensativo, 2002. 19 Ana María Rodas. Mariana en la tigrera. Guatemala: Editorial Artemis-Edinter, 1996. 20 El doble: Cuentos y poemas. Guatemala: Centro Editorial Vile, 1994. Cuentos completos. Guatemala: Editorial Universitaria, Universidad de San Carlos de Guatemala, 1998.


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el género de la poesía, la posiciona como una escritora única al momento de publicar su libro paradigma Poemas de la izquierda erótica (1973). Del grupo que he mencionado, únicamente Patricia Cortez ha publicado una novela recientemente y, en ese sentido, se amarra a la tradición de sus antecesoras. La trayectoria de Putzeys, Escribá y Piedrasanta es casi desconocida a nivel centroamericano, si no fuera por las antologías en donde se les ha incluido en los últimos años. De las tres es Piedrasanta la que adquiere prestigio ganando un premio importante a nivel local con una narración larga titulada: “Preparado para gelatina”. A nivel crítico y de difusión de su obra narrativa, ya no es posible conseguir los primeros libros de estas autoras, por lo que en general la crítica no se ocupa del análisis de sus narrativas cortas, sino enfatiza su existencia dentro del corpus a manera de referencia. La única obra de Ana María Rodas posee varios análisis publicados y leídos en conferencias académicas y, lentamente, penetra los círculos que le han ido dado existencia a su inserción en el campo del relato corto. Magda Juárez ha ganado premios con dos de sus libros y, desde mi perspectiva, realiza un trabajo narrativo que se constituye en una pieza clave para entender algunos vacíos entre las narradoras que se encontraban trabajando post firma de la paz y que aparecen con sus primeros libros a inicios del nuevo siglo como Mildred Hernández, Carol Zardetto y Eugenia Gallardo, autoras con mayor reconocimiento a nivel regional, sobre todo por publicar novela, como el caso de las dos últimas. El único libro de narraciones de Tania Hernández se titula: Love veintediez y fue publicado en 2011. La narrativa corta de estas siete autoras trabaja sobre diversas líneas de desarrollo. En algunas narraciones las autoras intentan trabajar sus historias teniendo en mente la narración canónica guatemalteca, sobre todo la escrita por varones. Sus narrativas entonces, aunque más cortas, devienen en historias estructuradas por los personajes de sus relatos como en la mayoría de cuentos de Esmeralda Putzeys. Los personajes están funcionando como piezas de la estructura que sostiene la acción. Sus relatos mantienen atmósferas decadentes y grises cuando sus personajes son mujeres y deben debatir su


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‘sino’ en un espacio cultural y social, donde de acuerdo al contexto el sujeto femenino se sitúa sin encontrar una salida. Por otro lado existe una línea, a veces más simbólica, donde los personajes masculinos o femeninos, debaten su posición de género. Algunos de estos relatos asumen tonos paródicos como en el caso de los cuentos de Ligia Escribá, Las máquinas y yo, donde los sujetos femeninos se encuentran alienados bajo el peso de la modernidad y el confort que esta brinda. Estos elementos paródicos serán utilizados, más adelante, por la línea feminista que se desarrolla en la última década del siglo XX e inicios del siglo XXI. Como en los relatos de Patricia Cortez, donde la autora sitúa a sus personajes también alienados por una época que no pueden entender, pero de la que tampoco fueron sus actores. En sus narraciones los personajes se encuentran desorientados, solitarios y enloquecidos buscando formas de comprender su vida, sin lograrlo. Los textos muy cortos de Tania Hernández se sitúan en una tradición que viene del desarrollo del feminismo directamente, se discute la sexualidad y las diversas formas que asume ésta en el nuevo siglo. Estas narraciones están amarradas a una temática fuerte que la literatura de mujeres viene trabajando en la poesía en prosa, sobre todo la escrita y publicada hacia 1990. En los relatos cortísimos de Tania se condensan, al menos, dos décadas de trabajo narrativo de fuertes tonalidades híbridas en la forma, que tienen un referente en la propuesta ficcional temprana de Augusto Monterroso. Los mundos simbólicos en sus narraciones nos retraen en nuestra propia tradición a pensar en la deconstrucción de los cuentos para niños, que se encuentran como una tendencia, tanto en la poesía como en la microficción escrita y desarrollada principalmente por las mujeres escritoras en Guatemala21. La narraciones de esta autora y de un grupo que a momentos está más visible en nuestro corpus, posee una fuerte tendencia a lo que yo he llamado lo suprarrealista por un lado, sobre todo en cuanto al tratamientos de la sexualidad y la violencia sobre el cuerpo de lo femenino. Ya no entendido como el cuerpo de la nación de la modernidad, sino de un espacio mucho menos inteligible en época de globalización. Sus personajes, al igual que los de Mildred Hernández (autora muy visible del corpus guatemalteco), presentan 21 AidaToledo. “Las minificciones de Tania Hernández: nuevas piezas de un mapa inconcluso”. Presentación del libro Love veintediez. Guatemala: Sintecomates, 2011.


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resistencias extremas, sobre todo cuando los personajes, sobre todo femeninos, provienen de las capas precarias de la sociedad. No dudamos ahora después de una revisión cuidadosa de la narrativa corta escrita por mujeres en el país durante el periodo de la postguerra o durante lo que yo llamo el pos-post, que sus relatos vienen determinados por el fin de las utopías de la modernidad. Sus temáticas no se insertan dentro del realismo de fin de siglo XX, sino que continúan haciendo mezclas, porque tienen como referente histórico el imaginario que dejó la última fase del conflicto armado, y esto les sirve de telón de fondo. Y como decía para la presentación del libro de Tania Hernández en el 2011, es que con los movimientos, los desplazamientos obligados o no a manera de exilios, se nos aparecen lugares, que dejan de serlo, aparecen como los “no-lugares” respecto al territorio nacional y sus nuevos límites, así la escritura no se crea en el caso de algunas de las autoras desde adentro, pero sí establece relaciones fuertes de carácter intertextual con otras y otros escritores del canon nacional y latinoamericano. Esa parece ser la única forma en que la tradición logra subvertir los procesos de exterminación y acabamiento de una literatura. La tradición se cuela lo queramos o no, y no importan las orfandades literarias o las situaciones a las que la inquisición de los diferentes momentos de la historia nos sometan, aún así la tradición logra penetrar por los resquicios y las fisuras, de allí que los procesos a veces se sucedan de forma inversa e irreversible.

Referencias consultadas Casaús, M. (2012). “La influencia de la teosofía en el proceso de emancipación de las mujeres guatemaltecas (1920-1950)”, en: Mujeres en el bicentenario. Aportes femeninos en la creación de la República de Guatemala. Guillermina Herrera, Ed. Guatemala: UNESCO,143-182. Marambio, M. (2012). “Cultura histórica e historia de la literatura: apuntes para un entrecruzamiento”. Chile: Universidad de Chile. Revista Virtual


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de Estudios Literarios y Culturales Centroamericanos. No. 24. Enero-junio. Recuperado el 5 de febrero de 2013, en: http://istmo.denison.edu/n24/ articulos/02.html Meza, C. (s.f.) Panorama de la narrativa de mujeres centroamericanas. Recuperado el 7 de enero de 2013 en: http://www.historia.fcs.ucr.ac.cr/ articulos/esp-genero/3parte/CAP18CMeza.htm Muñoz, W. (2009). “Bibliografía selecta de la cuentística de escritoras centroamericanas”. Guatemala: Istmo. Recuperado el 7 de enero de 2013 en: http://istmo.denison.edu/n18/proyectos/munoz.html Red guatemalteca de teatro (s.f.). María del Carmen Escobar. Recuperado el 10 de febrero de 2014, en: http://teatristaschapines.blogspot.com/2009/02/ maria-del-carmen-escobar.html Rodríguez, E. (2011). Oro de cobre. Guatemala: Agenda Cultural. Recuperado el 15 de febrero de 2014, en: http://www.lahora.com.gt/index.php/cultura/ cultura/agenda-cultural/141546-oro-de-cobre-de-elisa-rodriguez-chavez Rodas, A. (1996). Mariana en la tigrera. Guatemala: Artemis & Edinter. Seminario de literatura guatemalteca L8.6. (1989). Novela femenina de la década 1960-1970. Guatemala: Universidad de San Carlos de Guatemala. Toledo, A. (2011). “Las minificciones de Tania Hernández: nuevas piezas de un mapa inconcluso”, en: Tania Hernández. Love veintediez. Guatemala: Sintecomates, 2011.


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III. PLUMA INVITADA

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La exacerbación del racismo durante el juicio por genocidio contra el General Ríos Montt Dra. Marta Casaús Arzú1

1. Presentación El juicio por genocidio contra el Pueblo Maya Ixil y su desenlace final, primero con la anulación de la sentencia y posteriormente con la decisión de la Corte de Constitucionalidad, que deja el juicio en una situación de impasse indefinido, tuvo un hondo impacto para la mayoría de la población guatemalteca y marcó un nuevo mapa político y social de la misma, que hasta el momento no ha sido suficientemente valorado. Son pocos los análisis que se han hecho al respecto, por el escaso tiempo transcurrido entre el juicio y su desenlace final y el cúmulo de acontecimiento que se han venido sucediendo, a partir del desenlace final. No obstante, hay muchas formas de leer lo acontecido durante el juicio, el cambio del mapa político-social, la respuesta de los diferentes actores frente a la acusación de genocidio, las implicaciones de la oligarquía y de los militares y –no digamos– las implicaciones del Estado y sus instituciones, sin respetar la más mínima autonomía de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.

1

Profesora de Historia de América de la Universidad Autónoma de Madrid –UAM–, directora de varias maestrías en Guatemala y la UAM, autora del libro Linaje y racismo y del Diagnóstico del racismo y perita durante el juicio contra el general Efraín Ríos Montt.


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Una de las lecturas que se puede hacer y que a continuación presentamos, es la respuesta de las clases medias urbano-ladinas ante la acusación de genocidio y el recrudecimiento del odio y del racismo durante los meses que duró el juicio, así como la reaparición del “fantasma del indio irredimible, del indio vengativo”, que retorna como una amenaza para “los guatemaltecos”, “los nacionales”. Tópicos sobre el miedo al indio, cuando despierte, reclame lo que es suyo y se empodere, resultan uno de los argumentos más constantes y eficaces en toda esta campaña negacionista, así como los discursos y tópicos sobre el rencor, el resentimiento y el odio visceral, volvieron a ser comunes en amplios sectores de la población, tanto de las élites de poder y las élites mediáticas como de las clases medias, urbano-ladinas, y sobre todo entre los jóvenes pertenecientes a diferentes blogs. Todo ello nos lleva a reflexionar sobre el binomio entre el odio y el racismo, y como esta asociación conduce inevitablemente a exacerbar las relaciones sociales en una sociedad anómica y fragmentada como la guatemalteca y además recrudece la violencia racista. Algunas de las hipótesis elaboradas por diferentes científicos sociales apuntan a diversas causas con las que el odio y el racismo se retroalimentan y se potencializan mutuamente hasta llegar a convertirse en violencia racista, exterminio o negación del ‘otro’: ●

 Para las corrientes de la acción social y comunicativa, como Wieviorka, el racismo de exclusión se expresa en tres registros: el social, denegando el acceso a los espacios públicos; el político, intentando negarle o recortarle la ciudadanía; y el cultural, rechazando la pluriculturalidad y negándoles su identidad étnica. Este racismo cultural recurre al racismo diferencialista y a la inasimilabilidad de los discriminados y en algunos casos puede expresarse en discursos y prácticas de odio (Wieviorka, 1994).


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 Para la corriente psicológica y la teoría del prejuicio, el racismo se convierte en una incapacidad para enfrentarse a la diferencia y al miedo o pavor para enfrentarse al otro. Generalmente se produce en personalidades con un patrón autoritario que visualizan al otro por medio de tópicos y prejuicios que se elevan al carácter de absoluto (Allport,1992; Adorno, 1994; Van Dijk, 2003).  La visión holística analiza el racismo como un sistema global de dominación que se manifiesta en diferentes expresiones, con diferentes lógicas y espacios y que tiene lugar en sociedades fragmentadas o desarticuladas, con un débil control estatal y con problemáticas históricoestructurales que dificultan las relaciones étnicas (Memmi,1974; Fanon, 1977; Miles, 1993; Casaús, 2002 y 2007). Las corrientes de análisis crítico del discurso enfatizan la importancia de las élites simbólicas blancas o de las élites mediáticas en la reproducción cognitiva e ideológica del racismo, por medio de prácticas racistas, tópicos o actos de habla. Para Van Dijk, las élites blancas son especialmente responsables de la dispersión y reproducción del racismo porque son las que disponen de mayores recursos para propagarlos y las que poseen el control de los discursos públicos y de los medios. De ahí la importancia de analizar el discurso como el modo más efectivo de examinar las actitudes, prácticas representaciones y los estereotipos (Van Dijk, 2003 y 2007).

 El racismo de Estado pone el énfasis en el papel que juega éste en la construcción y reproducción de aquél, como un sistema global de dominación que permite asegurar, reforzar y reproducir las desigualdades, la exclusión y la explotación de un grupo frente por otro, en función de la raza o del color de la piel. Autores como Foucault, Casaús y Goldberg, resaltan la importancia de este tipo del racismo en las sociedades neocoloniales y en las modernas (Foucault,1992; Goldberg,1993; Kuper, 1981; Brett y Casaús, 2010).


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2. Metodología Uno de los aspectos que nos llamó más la atención en el juicio fue la respuesta de la prensa escrita y sobre todo de la opinión pública y de las redes sociales, en contra del juicio, de la condena por genocidio y al dictamen de la sentencia. Con el fin de seleccionar la información de las opiniones de la prensa, tanto de los escritores y columnistas como de los cometarios en las redes sociales y blogs, establecimos una serie de apartados que nos permitieron analizar cómo se fue generando una opinión pública adversa al juicio y a su anulación, así como cuáles fueron las grandes tópicos y estereotipos de los diferentes actores implicados en la prensa escrita, especialmente del sector de comentaristas en los blogs de los periódicos, cuyo perfil, urbano, ladino, letrado, joven y de clase media, ser el que tiene acceso a Internet2. Aunque el juicio se inició con una mayoría relativa en contra del juicio y del proceso, a medida que avanzaba el debate público, se llegó a un equilibrio entre las dos posturas; sobre todo, a partir del primer intento de anulación por la jueza Patricia Flores y, posteriormente, cuando la Corte de Constitucionalidad anuló la sentencia. De los 185 comentaristas recopilados, 119 mantuvieron su desacuerdo con la anulación del juicio, es decir, el 77.7 % en contra de la resolución sobre la anulación y el 22,3 % a favor, sin embargo, los comentarios de los lectores de varios periódicos estaban más o menos igualados: el 51 % a favor de la anulación y el 49 % en contra (Siglo 21, 2013; Flash Pop, 2013).

2.1 La posición negacionista en el debate del juicio por genocidio Vamos a centrarnos en las corrientes negacionistas durante el juicio, porque son las que nos permiten analizar con mayor claridad la exacerbación 2

Se seleccionaron artículos de opinión y campos pagados de los cuatros principales diarios del país. Prensa Libre, El Periódico. La Hora y Plaza Pública, durante el tiempo que duró el juicio del 19 de marzo al 20 de mayo, cuando la Corte de Constitucionalidad, decidió anular la sentencia. Especialmente aquellos debates que argumentaban las posiciones negacionistas, argumentando que no hubo genocidio y los que afirmaban su existencia, especialmente en los blogs de la prensa escrita.


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del racismo y porque en la actualidad es la posición oficial del gobierno y de sus instituciones. Por negacionismo entendemos aquellas corrientes de pensamiento que surgen, a raíz del holocausto nazi, en los estudios históricos y sociológicos, que pretenden desmentir o minimizar los hechos del genocidio nazi, con argumentos de carácter demográfico, histórico y social. Las tesis negacionistas del holocausto nazi tienen una clara similitud con las que han utilizado los intelectuales orgánicos de la oligarquía guatemalteca, sus medios de comunicación y los acusados: El genocidio de los judíos no pudo ocurrir porque nunca existió un plan estratégico para exterminar a los judíos, no existieron directrices para su aniquilamiento ni pruebas que confirmen los hechos. Los testimonios de los supervivientes, que mienten para obtener beneficios, están falseados y condicionados por una campaña internacional en contra de los alemanes, destinada a denigrarlos como pueblo. Las cifras de los muertos están infladas y no fueron tantos, como la propaganda occidental afirma. Por último, el juicio de Nüremberg fue una farsa judicial para beneficio de los judíos3. Argumentos todos ellos que se emplearon durante los dos meses que duró el juicio y también en artículos posteriores de autores, como David Stoll (2013). El debate en la prensa escrita sobre si hubo genocidio o no, se inició con un excelente artículo de Ricardo Falla (2013) que afirmaba con contundencia: “claro que hubo genocidio” y que, al hilo de la definición, argumentaba por qué consideraba que se cumplían los requisitos del derecho internacional y penal para dictaminar el genocidio en el caso guatemalteco. Siguieron con este debate una serie de columnistas y artículos de opinión de intelectuales mayas y ladinos, en su mayoría mujeres, argumentando a favor o en contra del juicio por genocidio. Al inicio, la mayor parte de los artículos de opinión, de los cuatro periódicos mayoritarios, negaron el hecho o, como mucho, afirmaron que se habían producido desmanes y crímenes, pero que 3

Sobre este tema resulta interesante el artículo de Rodríguez Jiménez (2013), con un examen exhaustivo de todos los presupuestos negacionistas empleados por los teóricos de dicha corriente.


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había que juzgar a ambas partes -tanto al ejército como a la guerrilla- y que, además, ese juicio estaba viciado de origen porque era “un show mediático internacional y una revancha de los ex guerrilleros, las ONGs y los indios”. Algunos artículos de opinión, especialmente en El Periódico y La Hora, intentaron guardar una cierta ecuanimidad, siendo escasas las voces que se atrevían a afirmar que había habido genocidio, a la luz de los testimonios que se estaban revelando durante el juicio. Curiosamente fueron algunas mujeres columnistas, como Margarita Carrera (2013), Carolina Escobar Sartí (2013), Rosina Casali (2013), Iduvina Hernández (2013), Marta Casaús (2013) y Marcela Gereda (2013), quienes apoyaron las tesis de la existencia de genocidio. A partir de las declaraciones de los testigos y ante la fuerza y contundencia tanto de las mujeres víctimas por violación, como de los kaibiles arrepentidos y del coronel del ejército, que implicó en las masacres al actual presidente, Otto Pérez Molina, así como de algunos peritos, como Héctor Rosada, Ángel Valdés, Marco Tulio Álvarez, Rodolfo Robles, Paloma Soria, Freddy Peccerelli, Marta Casaús y Ramón Cadena entre otros (sentencia por Genocidio contra el general Efraín Ríos Montt, 2013) quienes afirmaron contundentemente que se produjo genocidio y argumentaron desde diferentes perspectivas –militar, de género, etnia, cultura– las implicaciones de la cadena de mando y de los planes del ejército para exterminar y aniquilar a un grupo étnico. En este contexto de polarización, en un campo pagado doce intelectuales de ideas de centro-izquierda publican un comunicado en el que afirman que la condena por genocidio: Pone en entredicho a la democracia, traiciona la paz y divide a Guatemala, además de que es una “fabricación jurídica de unos cuantos indígenas que no corresponde al anhelo de los guatemaltecos”. Terminan afirmando que, “una condena por genocidio puede provocar un nuevo enfrentamiento armado y una guerra civil entre guatemaltecos” (Prensa Libre, 2013)4. 4

Campo pagado escrito por varios intelectuales demócratas y ex guerrilleros que compartieron los gobiernos de Álvaro Arzú y Óscar Berger y que, en su momento, propiciaron los Acuerdos de Paz:


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Este discurso, planteado por la supuesta intelectualidad democrática de centro-izquierda, con algunos exguerrilleros que participaron en el gobierno del presidente Arzú, despierta, una vez más, una serie de reacciones muy fuertes, a favor y en contra, de quienes se pronuncian en contra del comunicado y de manera muy contundente, como Edelberto Torres-Rivas, con un excelente artículo, “ Confundir, dividir, traicionar”, Rodrigo Rey Rosa (2013), Rigoberta Menchú (2013), Irma Alicia Velásquez (2013), Marcela Gereda (2013), Iliana Alamilla (2013), Iduvina Hernández (2013), Rosina Cazali (2013), Miguel Ángel Albizúrez (2013) y Justo Pérez (2013). Desde ese momento, el juicio y el debate público tomaron un nuevo rumbo y las clases dominantes, los militares e intelectuales de la oligarquía empezaron a tomar la iniciativa de una campaña de amenazas, insultos, intimidaciones y descalificaciones. El debate y la batalla en contra del genocidio arreció en todos los medios y las acusaciones contra los peritos y a los jueces, especialmente contra la jueza Jazmín Barrios y la fiscal general Claudia Paz y Paz, empezaron a difundirse en toda la opinión pública, en los panfletos de Avemilgua y de la Fundación contra el terrorismo y otros blogs, con una posición negacionista que cuestionaba la credibilidad y legitimidad del juicio con tópicos como: ●

 “Es falso que hubo genocidio, jamás se intentó exterminar a un grupo como tal, fue una batalla para salvar a la patria y a la nación”.

 ●

 “Condenar por genocidio es una traición a la patria y a los acuerdos de paz”, “es una vergüenza para el país”.

 ●

 “Es un invento de “la india Tishuda”, Rigoberta Menchú, premio nobel y de los indios como una revancha”.

 “El juicio por genocidio divide a Guatemala y pone en riesgo los acuerdos de paz”, Prensa Libre, 16/04/2013. Al que responde otro grupo de intelectuales rebatiendo los planteamientos, Campo pagado, “No existe paz, sin verdad y justicia”, El Periódico, 18/4/2013, firmado por una serie de personalidades que se opusieron al anterior: Rigoberta Menchú, Frank La Rue, Edelberto TorresRivas, monseñor Álvaro Ramazzini y monseñor Julio Cabrera, obispos de Huhuetenango y de Jalapa, respectivamente.


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 La sentencia por genocidio afecta al estado y a todos los guatemaltecos y puede provocar una nueva contienda bélica”.  “Es una vergüenza y que dirá el mundo de nosotros”, “alentará a los indígenas a defender sus tierras y sus bienes”, “no fue una guerra étnica sino política contra el comunismo internacional”.

La posición negacionista, compartida por la mayoría de los columnistas, especialmente por los intelectuales orgánicos del CACIF y por la extrema derecha anticomunista de Avemilgua, se reflejó en los blogs y fueron in crescendo los comentarios con mensajes agresivos, violentos y revanchistas en contra del juicio, de los jueces, fiscales y peritos; pero de forma especial en contra de los y las intelectuales mayas los discursos, estigmatizaciones y tópicos cada vez más virulentamente racistas, agresivos y vejatorios. Uno de los elementos que más me impresionó de esta contienda fue la ausencia de compasión o empatía ante los testimonios más fuertes sobre las torturas y las violaciones de las mujeres, como reflejaban algunas columnistas: Escobar Sarti (2013), Cofiño (2013), Fernández,(2013) Gereda (2013), Carrera (2013), Velásquez Nimatuj (2013), Casaús (2013), Vázquez Araya (2013) y Monzón (2013) cuando narraron aquellos horrores que habíamos escuchado a lo largo de esos meses. Casi todas las respuestas de los lectores fueron negacionistas, manifestaban prácticas de habla racistas, misóginas, de desprecio e insulto, de odio y xenofobia contra los periodistas, las víctimas y las querellantes y ONGs; frases como: ●

 “Son mentiras e invenciones de los/las indias orquestados por las ONGs” o los testimonios son inventados, “han sido una re victimización para sacar beneficios económicos y para dividir a la sociedad” (Comentario a Iliana, Alamilla, 2013).  “Estas mujeres no eran amas de casa, sino mujeres guerrilleras que cometían actos reñidos con la ley, mataban y asesinaban a miembros


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del ejército y civiles” y por ende, “era lógico que fueran violadas” (Comentario a Carolina Vázquez Araya, 2013b). ●

 Todo lo que escribe esta columnista es fruto de que es una resentida además de mentirosa (Comentario a Marta Casaús Arzú, 2013a).  “A nuestros indios siempre se los han baboseado además de negarles lo básico como es educación salud y seguridad y de esto se aprovechan los insurgentes asesinos llamados guerrilleros… ellos son los que violaron los puentes y los violadores y secuestradores, la guerrilla maldita púdranse” (Comentario a Vázquez Araya, 2013b).  “Los hechos son calumnias inventadas por los y las indias, ya que esos hechos nunca ocurrieron” (Comentario a Vázquez Araya, 2013b).

2.1.1 El negacionismo en las élites blancas simbólicas Respecto a los tópicos de los columnistas de las élites blancas simbólicas5 que se manifestaron en contra del juicio, a favor de la suspensión y en contra de la sentencia, los principales argumentos fueron: ●

 “Es un show mediático internacional, es una revancha de los ex guerrilleros, de las ONGs, de los indios y de la comunidad internacional”.  “Es una farsa y un circo de la comunidad internacional y un montaje de las ONGs vividoras de la ayuda internacional”.

Los más radicales y extremistas, claramente vinculados a la Fundación contra el Terrorismo dirigida por Ricardo Méndez Ruiz y Avemilgua (2013)6, opinaban que: 5

Van Dijk denomina a los creadores de opinión pública de la prensa escrita y de los blogs como élites blancas simbólicas porque generan una serie de tópicos y estereotipos que se dispersan al conjunto de la población letrada. Véase Van Dijk (2003).

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Los principales comentarios negacionistas, cuya similitud con el negacionismo del holocausto


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 “Es una traición a la patria, la familia y la nación”; “supone dividir al país y revivir la guerra y la confrontación”.  “Es una venganza y revanchismo de los indios y un linchamiento jurídico contra el ejército y el pueblo de Guatemala”.  “No hubo genocidio porque murieron de ambos lados y porque fue una guerra contra la subversión y el comunismo para salvar la patria y la nación”.

 “No se intentó exterminar a una etnia ni a un grupo religioso o racial como tal, “la sentencia por genocidio afecta al Estado y a todos los guatemaltecos y es una vergüenza y deshonra para el país”.

 “No hay pruebas ni evidencia porque no hubieron políticas de estado dirigidas a terminar con una étnica y además habían patrulleros y soldados Ixiles que defendían el país”.  “Ríos Montt nunca ordenó un genocidio y prueba de que no fue así es que ganó las elecciones durante dos ocasiones en el triángulo Ixil”7.

Hay una respuesta entre todas ellas que -me parece- puede ser una de las claves para comprender el debate contra el juicio y la sentencia por genocidio, y el por qué la Corte de Constitucionalidad votó en contra de la sentencia: es el argumento de Pedro Trujillo, en uno de los blogs de la extrema derecha titulado “chapinesunidos por Guatemala” (2013) en el que lanza esta

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es sorprendente, procedieron de fuentes como la Fundación contra el Terrorismo, “La farsa del Genocidio, un buen negocio” ( 2013 b), “Los rostros de la infamia” (2013 a), cuyo principal exponente es Ricardo Méndez Ruiz, hijo de un coronel directamente implicado con el genocidio en la zona kekchí. Son algunos de los tópicos racistas vertidos por intelectuales de las élites de poder, como Pedro Trujillo, (2013 b) “Leguleyo lego”, Prensa Libre (2013 d); “Reflejos en el espejo” (2013 a), “Made in Guatemala”, Prensa Libre (2013 d); Marta Altolaguirre, “Soberanía en venta”, El Periódico (2013); Ricardo Méndez Ruiz, “Al César lo que es del César” (2013) y Acisclo Valladares, (2013 a y 2013 b).


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pregunta: ¿Cuáles serían las consecuencias de que se dictara una condena por genocidio? A lo que responde clara y contundente los peligros que implicaría una condena: Alentará otros procesamientos a propietarios de fincas en los que supuestamente se cometieron homicidios –Argentina lo hizo– y además se emprenderán la lucha por la expropiación de tierras y minas y se estigmatizará el país por décadas y será un punto de partida para proyectarse al exterior8.

Por ser quien es y a quien representa y desde dónde enuncia su discurso, ésta es la verdadera razón por la que el CACIF y las élites mediáticas blancas a su servicio, no podían permitir nunca que los “indios” ganaran un juicio de esta magnitud porque, acto seguido, podrían ganar otro juicios por la tierra, por el uso y abuso del subsuelo por las empresas mineras y las compañías trasnacionales hidroeléctricas y dejarían de ser sus vasallos y sus víctimas para convertirse en ciudadanos, con igualdad de derechos y eso terminaría con el ejercicio de la dominación por la vía jurídica y por la vía de la violencia, ¡cómo les iban a dar la razón!, como decía uno de sus artículos, ¿qué podría venir después de esto? ¡¡¡el caos y la debacle!!! A juicio de Martín Pellecer (2013): “El sector privado parece haber acertado al considerar este juicio como una batalla determinante. Y respira tranquilo tras haberla ganado. Para el empresario que estuvo en las deliberaciones tras el 10 de mayo, “la sentencia representaba un cambio de época, un momento en el que se sacaba al CACIF de la toma de decisiones trascendentales. Y eso se evitó con esta oposición”. En general, los comentarios de las élites simbólicas y de los blogs arrojan, una vez más, el fundamento del racismo y de la xenofobia histórico-estructural 8

Chapines Unidos por Guatemala, un blog, www.chapinesunidosporguate.com, en los que se auto representan como los únicos y auténticos patriotas y el resto de los ciudadanos son los traidores a la patria, los que la denigran. En el elenco de periodistas se encuentran: Pedro Trujillo, Acisclo Valladares, Silvia Gereda, Julio Ligorría, Raúl Minondo Ayau y Alfred Kaltschmitt, todo ellos herederos de la corriente negacionista.


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del Estado y de la sociedad civil guatemalteca, que se expresa con un profundo odio y racismo hacia los pueblos indígenas en comentarios como el siguiente: Al indio hay que sacarle en el vientre de la madre, porque si nacen se van a la montaña, es difícil agarrarlos, acaso no fue la filosofía de los militares”; con el genocidio lo que se quiere es “desprestigiar a nuestra patria con el indeleble calificativo de genocidio (Comentario al artículo de Rigoberta Menchú, 2013).

De nuevo nos encontramos con el racismo histórico-estructural, que hemos denunciado en otras investigaciones (Casaús, 2002 y 2007) pero en esta ocasión hemos podido comprobar que, contra de la población indígena no solo lo expresan las élites intelectuales y políticas sino las clases medias urbano-ladinas, le niegan el derecho a hablar, a contar su historia y enjuiciar a los responsables de semejantes atrocidades. Uno de los comentarios de mayor odio y resentimiento nos lo encontramos, en respuesta a un artículo de opinión que comentaba el primer intento de anulación del juicio: “Juicio por genocidio contra Ríos Montt y Rodríguez Salazar quedó anulado” (Hernández, 2013) y que rezuma odio y sed de venganza: Que viva la justicia, vamos General Rios Montt, estos indios parásitos ya se les está cayendo el teatro de sus testigos falsos, con su presión a la juzgadora. Malaya la hora en que en verdad no fue genocidio, ojalá se hubieran muerto todos los indios que ahora andan bloqueando las carreteras (Comentario al artículo de Cardona, 2013).

En estos dos últimos comentarios llenos de odio, racismo y resentimiento, representan en la opinión pública, aproximadamente entre el 15 y el 20 % de los discursos vertidos en la prensa escrita y en los blogs, lo que indica que el racismo se ha exacerbado, lo cual nos hace pensar que, en cualquier momento, se puede producir un nuevo genocidio porque las condiciones políticas, sociales e ideológicas no se han modificado en absoluto, sino que, al contrario, se ha producido “un racismo renovado y exacerbado”.


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2.1.2 Los artículos de los /las intelectuales mayas a favor del juicio y de la sentencia y la reacción de la opinión pública letrada urbano-ladina El racismo institucional y la xenofobia llegan a su culmen cuando las opiniones o comentarios proceden de intelectuales mayas de renombre internacional que apoyan el juicio. Nos interesa centrarnos en los comentarios de aquellas intelectuales mayas reconocidas contra el campo pagado de los doce intelectuales, Rigoberta Menchú (2013) e Irma Alicia Velásquez (2013 a y 2013 b) con su respuesta valiente y contundente fueron blanco de las críticas mayores y de insultos racistas en todas las páginas web y en los blogs. Los argumentos de Rigoberta Menchú, contra el campo pagado cuestionan esta posición y son contundentes: la paz en Guatemala todavía no será posible mientras haya desigualdad violencia y negación de los derechos indígenas y mientras no se juzgue a los culpables del genocidio. La paz solo es posible con la verdad y la reconciliación y solo llegará ésta si se hace justicia y si hay resarcimiento moral y material. Termina afirmando, “quienes hemos sido víctimas con nuestro dolor hemos construido procesos de paz, justicia y reconciliación sin ser parte de la estructura de poder” (Rigoberta Menchú, 2013). Contra esta argumentación, sólida pausada y respetuosa, las respuestas de las élites simbólicas y de los blogs, no pudieron ser más racistas: de los 55 comentarios, 4 fueron favorables, 5 neutros y el resto se componían de insultos, vejaciones y descalificaciones por citar algunos comentarios racistas: ●

 “como sos analfabeta solo repetís lo que te cuentan otros… te conformas con vomitar veneno y tienes las manos manchadas de sangre” (Comentario de Reyes a Rigoberta Menchú, 2013).  “Estas despertando tambores de guerra y tal vez los promotores de este juicio desean iniciar otra guerra en donde pierdan todos”… la premio nobel de la paz, ¿Cuál paz?, si lo único que quieren es provocar conflictos,


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porque es el modus vivendi de los izquierdistas… (Comentario de Alán López a Rigoberta Menchú, 2013). ●

 Sra. Menchú y sus asociados el odio corre de nuevo… lo que hace Ud. es traicionar la paz y dividir a Guatemala… es chistoso cómo esta señora retuerce todo con tal de continuar con su prédica… déjese de paja y retórica de antigua izquierda, demuestre su Premio Nobel de la Paz (comentario a Rigoberta Menchú, 2013).  Con el perdón de todos, bien dice el dicho que la mona aunque se vista de seda mona se queda, este monstruo (en referencia a Rigoberta Menchú), adalid del mal, ya se acostumbró a vivir en un status que no le corresponde y quiere seguir viviendo así aunque desangre al resto de los guatemaltecos” (Comentario de Omar Monzón, a Rigoberta Menchú, 2013).

El comentario de Raúl Minondo Ayau, miembro de las redes familiares de la élite de poder y de los intelectuales orgánicos de la oligarquía, muestra el desprecio, la ignorancia y el racismo latente de la oligarquía. La premio nobel de la paz divide nuestra nación y se lucra con el tema, para que queremos regresar al tiempo de los mayas que no conocían ni la rueda, ánimo al ejército que es el que salva a la patria (Raúl Minondo Ayau, 2013)9.

Entre los múltiples epítetos que aparecen en los blogs contra Rigoberta Menchú son “india relamida, resentida, irresponsable, vende patria” y un largo número de descalificativos. 9

Esta percepción de los intelectuales orgánicos de la élites de poder es muy común en buena parte de los argumentos en contra del juicio, de la sentencia y de la condena por genocidio, tópicos como: “La condena por genocidio no será solo contra los militares, sino contra todos los guatemaltecos y contra el Estado y Ud. tendrá que pagar el resarcimiento”, Raúl Minondo Ayau (2013). Otro comentario común de los negacionistas era: “Se empezará a perseguir a todo el mundo, será una caza de brujas y volverá la violencia de todos contra todos”. Estos tópicos despiertan, una vez más, el resentimiento y el temor a los indígenas y llama de nuevo a una guerra étnica o a otro genocidio; cosa no desestimable en un Estado y una sociedad racista, como Guatemala.


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Los artículos de Irma Alicia Velásquez (2013 a) son aún más contundentes, denuncia a los intelectuales del campo pagado de representar a “la élite minoritaria que ha disfrutados de sus privilegios históricos que le ha asignado la blancura en Guatemala, todo a costa de la explotación o la destrucción de la vida de millones de niños, hombres y mujeres indígenas o mestizos, todos pobres y cobrizos”. Para Irma Alicia Velásquez, el comunicado de los intelectuales sirve para evidenciar “la fragilidad de aquellos que dicen llamarse ‘ladinos solidarios’, frente a los pueblos indígenas, porque “son solidarios mientras los indios no amenacen su estatus y posición privilegiada reclamando derechos y mientras se vistan con las migajas de la representatividad y vivan en la miseria, pero cuando articulan su voz, cuando reclaman justicia…, allí termina su solidaridad ladina”10 (Irma Alicia Velásquez Nimatuj, 2013 a). Los artículos de Irma Alicia (2013 a y 2013 b) despiertan menos agresividad y polarización que los de Rigoberta Menchú, y los comentarios en general son bastante más razonados y respetuosos que los que se dirigieron a aquélla, o a Kakoj Máximo Ba Tiul. De los 22 comentarios a su artículo, “Traicionar la Paz…., 11 son en contra, cinco a favor y el resto neutros. Los tópicos en contra son similares a los de Rigoberta, pero menos insultantes, enfatizan en que la Dra. Nimatuj “polariza las opiniones es resentida y escribe con el hígado, su posición es inadecuada e injusta y siempre está dividiendo, confrontando y provocando a los guatemaltecos” y la acusan en varias ocasiones de racista en la dicotomía clásica entre “guatemaltecos patriotas e indios racistas y resentidos”… “aquí solo existen los guatemalteco patriotas con honor, oiga bien patriotas con 10 Irma Alicia Velásquez Nimatuj (2013a y 2013b). Otras intelectuales de renombre, como Francisca Gómez Grijalva (2013), también fueron fuertemente atacadas. El ex alcalde maya Quiché de Quetzaltenango, Rigoberto Quemé, escribe un artículo después de mi peritaje, titulado “A Marta Elena” (2013), que fue cuestionado y contestado por otros articulistas de la oligarquía. Sin embargo, en estos artículos de intelectuales mayas se dio el respeto, apoyo y solidaridad entre indígenas y ladinos/as, como antes no había ocurrido, pero, otros mayas de renombre internacional y comprometidos con los derechos de los indígenas, como Demetrio Cojtí, Álvaro Pop, Alfredo Tay Coyoy, Victor Montejo y Virgilio Alvarado, por citar solo algunos, se mantuvieron al margen del debate y guardaron un silencio cómplice, posiblemente por su condición, como diría Charles Hale, de “indígenas permitidos”.


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honor”, en clara referencia a que los indios no forman parte de la patria ni tienen honor, son ellos lo racistas y resentidos (Comentario a artículo de Irma Alicia Velásquez, 2013b). El comentario 21 es aún más radical, ya que en él se acusa a la doctora Velásquez de “insatisfecha, resentida, despectiva y con sentimientos de inferioridad”. Plantea el argumento del “racismo a la inversa”, según el cual “los indígenas son tan racistas como los ladinos y más aún aquellos que tienen estudios” y que entre los indígenas, “ hay élites tan crueles y malinchistas como los ladinos, criollos y blancos…. Gente resentida como Ud. que en lugar de promover el diálogo patentan su condición de inferioridad intelectual y su resentimiento” (Comentario al artículo de Irma Alicia Velásquez, 2013 b). Como prueba final de este racismo y odio atroz y visceral nos referimos a los artículos de Kajkoj Máximo Ba Tiul, (2013a y 2013b)11. Este intelectual maya, que escribió como columnista fijo, de Prensa Libre, siete artículos en términos bastante objetivos y respetuosos, apoyando el juicio y la sentencia, y concitó comentarios groseros y soeces que ocuparon más de 28 páginas, siendo más de 200 los comentarios en esta dirección, sin importar nada lo que hubiera dicho, ni los argumentos que hubiera empleado. Solo anotamos algunos de ellos por las expresiones y prácticas de un racismo brutal para que reflexionemos sobre el tema de la enunciación del discurso y de las clases medias urbano-ladinas en torno a los intelectuales mayas. Qué comerá este columnista que padece de diarrea mental y para a nuestra mala suerte nos damos cuenta de que todos los sábados cuando escribe. Un tipo que odia a su país no tiene sentido de lo que es una sociedad pluricultural. Su RACISMO y odio a su país es infinito. Con todo respeto a Prensa libre, deberían de echarlo (comentario a Máximo Ba Tiul, Luis Maldonado, 2013 a). 11 Kajkoj Máximo Ba Tiul,”Política y guerra I a VII” (Prensa Libre, 2013a y 2013b, una secuencia de siete artículos, en los que va analizando todos los vericuetos del juicio y a los responsables de la guerra que asoló al país; en el artículo VII, implica claramente al CACIF y a la oligarquía como los responsables que financiaron la guerra y que abortaron la sentencia del juicio.


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OJALÁ TU MADRE NO HUBIERA SOBREVIVIDO AL GENOCIDIO, NOS AHORRARÍAS LA HEDIONDEZ, PEDAZO DE BASURA!!!!!!! (las mayúsculas son del autor). (Comentario a Máximo Ba Tiul, Techingo Elchico, 2013 b). Esta columna ES UNA CAGADA!!!!!! Ya deje de LLORIQUEAR y acepte que perdieron la guerra!, acepte la superioridad de los que la ganaron. LOS INDIGENAS SON Y SERÁN SIEMPRE UNOS PERDEDORES!!!! DEJE YA ESA CANTALETA (Comentario a Máximo Ba Tiul, 2013 b).

Otro de los ataques llenos de tópicos es que los indios son unos cobardes y que no sirven ni para pelear y otro lector le responde: No sirven para nada, son chuecos, inútiles PARA TODO!!! El indio KAMURY, KAKACOJ (alusión a su apellido) representante de “la cultura indígena” son todos una MIERDA, no hace falta ser adivino para saber que NUNCA van a salir del HOYO DONDE están!!! Y lo peor es que le echan la culpa a los oligarcas... jajaja, idiotas… (comentario a Máximo Ba Tiu, Kenny Kamury, 2013 b).

Y así sucesivamente, podría seguir resaltando el cúmulo de insultos, tópicos racistas y prácticas sociales racistas cercanos a las posiciones del exterminio de los indígenas de los años 1920 y 1930, así como a la idea del fantasma del indio vengativo e irredimible que reaparece como en el pasado, lo cual prueba, una vez más, el sustrato racista de las élites blanco-ladinasurbanas en la opinión pública guatemalteca, de una franja de clases medias, urbanas, ladinas, y a tenor de la utilización del vocabulario soez y de las faltas de ortografía, que posiblemente proceden de jóvenes universitarios o de la secundaria. 3. Reflexiones Volviendo al planteamiento inicial, el recrudecimiento del racismo durante el juicio y la ausencia de empatía con las víctimas y los relatos de los testigos y peritajes puede deberse a múltiples factores.


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En primer lugar –parafraseando a Fanon (1973)– el racismo, si no existe, hay que crearlo con el fin de infundir miedo y odio para justificar una agresión, una opresión, una humillación y un sistema de dominación. Una sociedad racista históricamente, que ha vivido retroalimentada por el miedo y el odio al Otro como forma de preservar el poder y el dominio de una pequeña élite de poder, lo crearía –si no lo tuviera– como forma de dominación. El juicio fue un termómetro para medir los niveles de racismo a partir de los Acuerdos de Paz; y el análisis de los discursos nos permite afirmar que se exacerbaron los prejuicios y los sentimientos de odio e infravaloración hacia los indígenas - en este caso, hacia el pueblo maya Ixil – y se recuperaron una serie de prejuicios ya existentes históricamente como: “maleante, mentiroso, feo, ignorante” y recreando nuevos como los de, “revanchista, resentido, guerrillero, comunista izquierdoso, vengativo, antipatriota, tontos útiles, indios manipulados, aprovechados, vividores del conflicto”; en pocas palabras, el recrudecimiento de la xenofobia contribuyó a recuperar el estereotipo de enemigo público, que había sido el mismo que sirvió para su aniquilamiento, durante el periodo 1982-1983. Resulta evidente que la creación de estos nuevos tópicos y la ampliación de los prejuicios sociales y raciales serán uno de los más poderosos instrumentos para recrear y profundizar el odio y el racismo en la población urbana, letrada, joven y ladina de la capital y sobre todo aquella que se comunica a través de las redes sociales12. A su vez, podríamos añadir que las redes sociales y la utilización del internet son un instrumento importante de difusión y dispersión del racismo, el odio y el machismo, durante el juicio, y una vía eficaz para profundizar y exacerbar estos sentimientos y prácticas racistas en el conjunto de la población y de la opinión pública, que se volcará masivamente a apoyar estos discursos.

12 Algunos autores han denominado a estos sectores “clases medias blanqueadas” , que son las que expresan mayores índices de prácticas racistas y de odio a los indígenas que “intentan ocupar sus lugares de trabajo y sus espacios públicos”, véase Rea Campos (2012).


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Resulta bastante evidente, a la luz de los discursos y de las expresiones racistas en los artículos de prensa pero sobre todo de los blogs, que el odio y el racismo se exacerbaron contra de la población indígena en general, porque los prejuicios, tópicos y estereotipos vertidos en los discursos se elevaron a categoría absoluta y se extendieron al conjunto de indígenas del país, a quienes, por cierto, se les niega su pertenencia a la nación y a la nacionalidad, hablando de nosotros, “los guatemaltecos”, frente a los otros, los “indígenas”. La ideología racista es uno de los instrumentos más poderosos para que actos y prácticas de violencia racista se conviertan en genocidio porque, para implementar un genocidio contra un grupo determinado por razones étnicas, es imprescindible justificarlo por medio de una ideología racista y considerar a ese otro como genéticamente inferior, un lastre o un obstáculo para el desarrollo. En el caso de Guatemala, el racismo es el mecanismo simbólico y justificativo que hace posible que los aparatos ideológicos y represivos del Estado decidan exterminar a unos ciudadanos frente a otros y lo justifiquen con un discurso biológico-racial. Así, el discurso racista es lo que justifica las prácticas racistas y lo que lleva a la eliminación de un grupo étnico a que se le considera como raza inferior, enemigo interno, “prescindible” o no normalizable. Más del 50 % de la población urbana ladina y joven, a tenor de su vocabulario y expresiones, reaccionó ante el juicio y sus testigos con odio, rabia, miedo, desconfianza, y racismo, negando el relato y reafirmando su verdad: “no existió genocidio, los indios murieron porque algo habrían hecho o se lo merecían”. Una vez más, los ladinos urbanos expresaron su enorme temor de perder la hegemonía o de tener que aceptar a los indígenas en un lugar “en donde no les correspondía estar”, y por ello, se opusieron visceralmente, negando la veracidad de los hechos, y construyendo nuevos estereotipos para devolver al indio a su lugar, fuera del estado, de la justicia y de la nacionalidad”13. 13 Este tipo de debates y enfrentamientos sobre “el problema del indio y su naturaleza, ya se habían producido en otros momentos de la historia de Guatemala. (Casaús, 2008 y Gutiérrez, 2008).


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El racismo y el odio son dos sentimientos que durante el juicio se potenciaron y contribuyeron notablemente a su reproducción, es más, se naturalizaron como parte del discurso dominante y hegemónico durante todo el tiempo del juicio. No cabe duda de que a este discurso racista le acompañó otro discurso homofóbico y machista en contra de las mujeres indígenas, pero también en contra de las juezas y las fiscales a quienes se les atacó y agredió verbalmente de una manera soez y humillante, sin que en ningún momento los medios las defendieran. Resulta muy relevante cómo vuelve a recrudecerse el fantasma del indio irredimible, del indio vengativo, y resurge como una amenaza para “los guatemaltecos”, “los nacionales”, y se erige nuevamente la frontera invisible entre nosotros, “los guatemaltecos”, y los otros, “los indios”. Podríamos decir que se produce una renovación del racismo, a raíz del juicio, toma nuevas formas, nuevos espacios, nuevas lógicas y prácticas racistas. Conviene hacer dos reflexiones finales: la primera, en relación al odio, el racismo y la violencia verbal racista en los periódicos y en los blogs durante el juicio. Se me ocurre pensar, a tenor de las respuestas a mi encuesta a varios miembros de la oligarquía que opinaban que a los indios no había que dejarlos estudiar ni formarse ni integrarse porque: Cada cosa en su sitio y cada quien en su lugar” (Casaús, 2007: 249)14.

¿No será que, a raíz del juicio y de la sentencia condenatoria para los militares y la clase dominante, los indígenas dejaron de ser subalternos y “dejaron su lugar”, para pasar a convertirse en ciudadanos y a ocupar, por lo tanto, el lugar

14 En nuestro libro subrayábamos el término cosa porque, para las élites de poder, el indígena es un objeto, y como tal debe estar en el lugar que le corresponde o, mejor dicho, donde aquellos que se consideran “ blancos” lo coloquen, o en el lugar que Dios o la naturaleza le han asignado. Esta tesis fue la que utilizó Ríos Montt durante su campaña de exterminio contra los pueblos indígenas, cosificando a la población masacrada.


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que les correspondía en una sociedad democrática. De este modo, la sociedad racista guatemalteca intentó, por todos los medios, que los indígenas volvieran al lugar que les correspondía: fuera de la historia, fuera de la memoria y de la nación; pero no se dieron cuenta de que ya no será posible nunca más. Como colofón, retomando una de las reflexiones de un filósofo judío, Avishai Margalit (1997), una sociedad no es decente cuando humilla a sus ciudadanos; esa humillación puede ser institucional, mediante las leyes, o social, a través de los discursos en los medios, cuando a una parte de sus ciudadanos no se les trata con respeto, autoestima y dignidad. Va más lejos aún, considera que una sociedad es indecente cuando trata a sus seres humanos, “como si no fuesen humanos”, cuando los trata como objetos, como animales, como seres infrahumanos. La sociedad guatemalteca y el Estado se han comportado de esa forma durante el juicio por genocidio contra el pueblo maya Ixil y contra los pueblos indígenas en general, de modo que si no hacemos un esfuerzo entre todos los ciudadanos/as por recuperar la justicia, la dignidad y el honor estaremos condenados a vivir fuera de la historia y a no poder negociar nuestra memoria.

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IV. RESEÑA

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“Ch’akulal, chuq’aib’il chuga b’anobäl: Mayab’ ixoqi’ chi ru pam jum kaxlan tz’apatäl tijonïk” Cuerpos, poderes y políticas: mujeres mayas en un internado católico Mgtr. Juan Pablo Escobar Galo1

Desde una portada sugestiva, fuerte, artística y profunda; pasando por la lectura de un estudio serio, necesario y con rigor académico; hasta escuchar la vos de mujeres que fueron “normalizadas” a través de sus cuerpos, y ahora desenmascaran y desafían un sistema hegemónico, autoritario, excluyente, patriarcal, racista y violento, gracias al estudio de la autora; es de lo mucho que nos podemos encontrar al leer el texto “Ch’akulal, chuq’aib’il chuga b’anobäl: Mayab’ ixoqi’ chi ru pam jum kaxlan tz’apatäl tijonïk” (Cuerpos, poderes y políticas: Mujeres Mayas en un internado católico); cuya autora es Emma Chirix y ha sido publicado en diciembre del 2013. Emma Chirix es mujer maya kaqchikel, originaria de San Juan Comalapa, Chimaltenango, Guatemala; quien desde niña se preocupó y generó como pudo, las condiciones para desarrollar su formación educativa, en un país

1

Profesor de enseñanza media en Pedagogía y licenciado en Administración Educativa por la Universidad Francisco Marroquín –UFM– de Guatemala. Magister en Filosofía y posgrado en docencia universitaria por la URL de Guatemala. Estudiante de la IX promoción del doctorado en Educación de la Universidad Estatal a Distancia –UNED– de Costa Rica (2012-2016). Actualmente se desempeña como coordinador académico y profesor del Departamento de Letras y Filosofía en la Universidad Rafael Landívar de Guatemala.


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en donde a la fecha, el Estado aún no garantiza educación formal para toda su población, para luego proyectarse al compromiso con su gente desde la formación profesional. La autora se graduó del nivel medio como Maestra de Educación Primaria, luego obtuvo el título de enfermera profesional. En el nivel superior, posee una licenciatura en Sociología por la Universidad de San Carlos de Guatemala –USAC–, una maestría en ciencias sociales por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales –FLACSO– Guatemala y un doctorado en ciencias sociales con especialización en Antropología, otorgado por el CIESAS, occidente de México. Además del texto sobre el que se realiza la reseña, también ha publicado los libros: Rik’in ruxik y ruxe’il, ronojel kajowab’al ri mayab’ taq ixoqi’ (Alas y raíces: afectividad de las mujeres mayas) en 2003, y Rurayb’äl ri qach’akul (deseos de nuestro cuerpo), en 2010. El texto de Chirix (2013) describe y denuncia, como la historia de la educación y las investigaciones sociales en Guatemala, han olvidado profundizar en la realidad educativa de las mujeres mayas a través de la historia, las cuales han sido “formadas” bajo esquemas occidentales y desde una actitud colonial, lo cual les ha obligado a tener que despojarse de su cultura, ya sea por “concientización” o de forma violenta, para ser integradas a un proyecto civilizatorio imaginado por los grupos de poder, en donde el Estado y la Iglesia han sido las instituciones mejor empleadas para dicha acción educativa. El concepto de “civilización” desde la postura occidental, tiene diversos significados, en muchos casos también a dado origen al concepto actual de desarrollo, dentro de los cuales a criterio de Chirix (2013), significa “eurocentrismo, modernismo, colonialismo, instauración de modas, consumo, hasta domesticación de masas para convencer de la idea de superioridad europea y la inferioridad de los indígenas” (p. 26); en donde “lo civilizado significa un asenso, un mejoramiento, una ruta que dirige hacia la civilización” (p. 27); y aquello que no se ajuste a la concepción de civilización


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es denigrante, malo, poco humano, sin valores, incorrecto, lleva al atraso, no deja salir adelante a una sociedad; entre muchos otros calificativos dados a las culturas originarias de América. Por medio del control sobre los cuerpos de las mujeres mayas, proceso que se desarrolló en el Instituto Indígena Nuestra Señora del Socorro de Antigua Guatemala, a partir de mediados del siglo pasado de acuerdo con el estudio, es que las alumnas mayas fueron “normalizadas” bajo los cánones occidentales. En El Socorro, las alumnas fueron “educadas” y “civilizadas” bajo la impronta de valores cristianos, en donde la evangelización fue una herramienta de conquista del poder individual, lo cual ha sido propio de los procesos de colonización en América. En el internado, las religiosas bethlemitas eran las que controlaban, administraban y ejercían el poder, no solo en el desarrollo de las actividades de la institución educativa; sino también asumían el rol de vigilancia y regulación de la vida de cada una de las internas. Desde un control sobre sus cuerpos, lograron aniquilar la microfísica del poder o la tecnología política del cuerpo2 de cada una. Cuando se ha asumido el control sobre la microfísica del poder de algún sujeto, estos tiende a convertirse en sujetos dóciles, sumisos y obedientes al sistema opresor, estableciéndose una lógica de amo y esclavo, en donde el amo se sirve de la represión y la implantación de una cultura de miedo para mantener el control sobre los demás; sin ser las internas de El Socorro una excepción.

2

Término empleado por Foucault (2003), quien indica que “puede existir un ‘saber’ del cuerpo que no es exactamente la ciencia de su funcionamiento, y un dominio de sus fuerzas que es más que la capacidad de vencerlas: este saber y este dominio constituyen lo que podría llamarse la tecnología política del cuerpo” (p. 33); en donde, de acuerdo con Foucault (1991), “el poder se ha introducido en el cuerpo, se encuentra expuesto en el cuerpo mismo” (p. 104), constituyendo la microfísica del poder.


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Quizá se podría pensar en ¿cómo es que se logra el control sobre los cuerpos, desde la vivencia del internado?, siendo la reiteración de normativos y rutinas disciplinarias las herramientas más efectivas para “normalizar” a las internas. Ya que desde el punto de vista de Foucault (2003), “la disciplina se convierte en un medio de dominación o una especie de ‘esclavitud moderna’ desde los gestos corporales hasta las posturas físicas deseadas, un medio para logar la sumisión al poder y se vanagloria como el ‘arte del cuerpo’, el dominio sin mostrar lo maquiavélico de ese ‘arte’ ” (p. 141). Además, es importante destacar que frente a estos modelos educativos, las internas que no se ajustan a las normas y a quienes las dictan, son sancionadas continuamente de forma directa o indirecta; excluidas y acusadas de traidoras al proyecto de “civilización” de las mujeres mayas. Para comprender, describir y relatar, el cómo los cuerpos de las mujeres mayas del internado de El Socorro, fueron ceñidos por un constructo social y cultural civilizatorio; Chirix (2013) realizó un estudio cualitativo. Por medio de una estadía prolongada en El Socorro, la autora, logra desarrollar entrevistas que le permitieron la construcción de historias de vida, de dos grupos de exalumnas del internado, unas pertenecientes a la promoción de 1954 y un segundo grupo del año 1973. Entre los aspectos de mayor riqueza que figuran en el texto, encontramos los relatos de las mujeres mayas internas, recolectados, transcritos e interpretados por la autora; mujeres que ahora como exalumnas del internado, a sus 50 o 65 años de edad, reconstruyen sus historias frente a la marginalidad del tiempo, pero con la marca fresca que El Socorro dejó en ellas. El trabajo de Chirix (2013) muestra los grandes errores en los que incurre la educación, al desarrollar procesos “formativos” desde perspectivas totalitarias, masificadas, no abiertas al diálogo y carentes del respeto a la diferencia. En donde la formación para la autonomía y el ejercicio de la libertad son aniquiladas dentro de las instituciones educativas y dentro de la conciencia de los educandos.


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Ya es tiempo que la diferencia no se vea como un obstáculo o como una amenaza para el encuentro, la inclusión, la comprensión y la apertura frente al (los) otro (s). La diferencia debe permitir la escucha de muchos relatos que han sido censurados, olvidados, señalados como falsos, míticos o pecaminosos; por el simple hecho de no responder a los esquemas de civilización de occidente. La educación debe ser un instrumento por medio por el cual, de una u otra forma, se generen procesos de liberación para cada uno de los individuos que participan de la misma (tanto educadores como educandos), permitiendo que cada uno se haga cargo de su propia existencia, porque se le enseñó y se generaron las condiciones sociales básicas para ello, y se comprometa de forma responsable frente a los demás. El ser humano como ser socialhistórico-cultural, se debe construir y reconstruir continuamente frente y con el otro, en y con el mundo, en condiciones de igualdad; siendo los procesos educativos un factor que debe favorecer esos procesos. En palabras de Freire (2009), los educadores tienen la responsabilidad “no de amoldar a los alumnos, sino de desafiarlos en el sentido en que ellos participen como sujetos de su propia formación” (p. 51), tema que no ha ocurrido en el estudio que nos presenta Chirix. Entre los temas más interesantes que he encontrado en el texto, destaca cómo los procesos de regularización y control sobre las mujeres mayas de El Socorro, se desarrollaba durante las horas de alimentación; y es en esta parte del libro, en donde Chirix (2013) lanza las siguientes preguntas: “¿Por qué las monjas, en sus ideas y prácticas religiosas, preparaban y distribuían dos tipos de comida? ¿Por qué la diferencia y la desigualdad? ¿Cuál era el propósito social para alimentar de esta manera los cuerpos de niñas y adolescentes indígenas? Finalmente ¿Por qué las internas aguantaron este tipo de opresión?” (p. 291). La autora, frente a estas interrogantes, explica como los cuerpos con hambre, tema vinculado a la pobreza, al ejercicio del poder y a la marginación, entre


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otros aspectos; estaban dispuestos a someterse a la autoridad, con tal de poder satisfacer una necesidad básica y vital. En donde el juego de la dependencia a la autoridad, se reforzaba e internalizaba dentro de cada interna, las cuales debían estar agradecidas por la caridad de las hermanas. Las estudiantes, niñas y adolescentes mayas, fueron enviadas a El Socorro por sus familiares porque sus padres confiaron en el proyecto de monseñor Rossell, ejecutado por las hermanas bethlemitas; ya que como indica Chirix (2013), aceptaron esta propuesta de educación “civilizadora”, “en lugar de ser esclavas de fincas y ser sirvientas para familias criollas, ladinas e indígenas” (p. 381); ya que las estructuras de exclusión no podían dar un futuro prometedor a sus hijas. La mayor interrogante que me ha dejado el análisis de este texto, quizá en apariencia la pregunta puede ser catalogada como ingenua; es ¿Por qué los proyectos de la Iglesia y del Estado en Guatemala, no se enfocaron en atacar las causas y la raíz de los problemas estructurales de explotación, exclusión y pobreza; sino crearon proyectos educativos para la “civilización” de mujeres mayas que garantizaran la sumisión de las mismas al sistema hegemónico y racista? La respuesta a la interrogante puede ser muy obvia, pero implica el remover mucho de la historia y escuchar las historias de este país y tocar los intereses de los grupos hegemónicos de nuestra sociedad. No puedo terminar esta reseña, sin resaltar la valentía, el compromiso y la visión transformadora del trabajo de esta gran mujer, Emma Chirix. Vivimos en un sistema de exclusión, explotación, racismo y marginación, pero la lectura de este texto debe ser un medio para que poco a poco, descolonicemos nuestra episteme personal y social.

Referencias consultadas Chirix, E. (2013). Ch’akulal, chuq’aib’il chuga b’anobäl: Mayab’ ixoqi’ chi ru pam jum kaxlan tz’apatäl tijonïk” (Cuerpos, poderes y políticas: mujeres mayas en un internado católico). Guatemala: Ediciones Maya’ Na’oj.


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V. ENTREVISTA

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Hacer arte: entrevista con el padre Dennis Leder, S. J. Dr. Miguel Flores Castellanos1 Mgtr. Roberto Martínez Palma2

1. Introducción El arribo de Dennis Leder al mundo del arte en Guatemala significó la llegada de un artista sereno, conocedor de la historia del arte, abierto siempre al diálogo y solidario con los artistas y con las instituciones culturales. Su obra causó impacto en un momento en que el auge de arte contemporáneo desconfiaba de las formas puras y del proceso escultórico modernista. Leder conjuga las disciplinas de la pintura y la escultura, jugando con los formatos y los soportes, poco a poco su obra, especialmente la pintura, cautivó. Y la escultura logró hacer lo que pocos han logrado: crear obras en gran formato (Edificio 11-10). Su interés por el arte llegó hasta la academia, producto de este esfuerzo es el programa Artes Landívar que vincula la experiencia estética a la comunidad universitaria landivariana, a través de cursos y exposiciones. Estar en el taller de Dennis Leder es poner un pie en el color, la forma, el diseño y la creación. Proyectos, cuadros, maquetas y bocetos en papel se

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Doctor en Artes y Letras de América Central por la Universidad Nacional de Costa Rica, licenciado en Letras y Filosofía por la Universidad Rafael Landívar. Investigador del campo fotográfico y artístico visual; profesor universitario.

2

Magíster en Educación y Aprendizaje por la Universidad Rafael Landívar. Licenciado en Pedagogía y Ciencias de la Educación por la Universidad de San Carlos de Guatemala. Director del Departamento de Psicopedagogía en la Facultad de Humanidades de la Universidad Rafael Landívar.


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integran en un orden que invitan a ser vistos de cerca, entrar a curiosear y entablar diálogo. Leder nos recibe con afecto y nos muestra las últimas obras que ha realizado, que son muchas. Es agradable escuchar la voz que, aparte de transmitir serenidad, comunica paz. Hablamos de arte, de su vida, de sus proyectos pero a la vez nos situamos en un entorno espiritual. Se podría decir que aquí se funden dos ríos profundos: arte y espíritu.

De izquierda a derecha: Roberto Martínez, Dennis Leder y Miguel Flores

M. F.: En la entrevista titulada El arte una voz necesaria, realizada por el padre George M. Anderson, usted decía que la vida sacerdotal como la del artista son dos vías para la búsqueda de la verdad. ¿Cómo cree que el arte actual hace vislumbrar esta verdad, si muchas veces parece las personas no lo entienden?


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Leder: El arte actual es diverso, es muy difícil decir que hay una sola tendencia. Pero siempre pienso que las corrientes tampoco son los indicadores más perdurables del valor del arte, pienso en Bach que en su época fue percibido como pasado, desgastado y sus hijos eran la nueva tendencia, hoy es la figura más representativa de la música del mundo entero, de todas las épocas. En la tendencia del arte hay una propensión, como dijo Vargas Llosa en su libro La civilización de espectáculo, hay una tentación a crear escándalo. Cuando un artista va por este camino y por el camino de lo comercial, -que es una opción que tiene sus ventajas económicas, pero a mi juicio tiene sus desventajas espirituales-, porque en cierta manera el arte ha sido más una necesidad que una carrera. El arte es algo que uno tiene que hacer, sea aceptado o no. Es una necesidad que tiene que ver con el asombro o con una sensación de perderse un poco en la ensoñación, que son elementos que asociamos más bien con lo místico. R. M.: ¿El arte sería cómo el arrebato de los místicos?

Leder: Cuando tú ves una obra, estás hablando de un impacto que puede definirse en muchos términos, pero esto es exactamente lo interesante del proceso del arte. Primero, el impacto es hacia uno mismo y, segundo, es el deseo que ese golpe se contagie a otros. Ahora que escribo la reseña de un libro, estaba pensando sobre el propósito del arte en general, porque como cualquier actividad espiritual es muy elusivo, muy difícil de captar su sentido, su razón. En este texto utilizo la obra La tempestad de Shakespeare, que en su epílogo, el personaje Próspero, habla directamente al público y dice que ellos tienen que liberarlo porque toda su magia se fue y que él está solo, solo y que su propósito era complacer y encantar, crear empatía, una tensión de donde el público puede asociar, o encontrar en algo. Todo esto, a mi juicio, es sagrado porque toca el espíritu del observador. Cualquier cosa que toca el espíritu de la persona es espiritualidad. Hay otras formas de tocar el espíritu: la violencia, las formas negativas, pero el propósito del arte es levantar el espíritu ya sea a través de danza, letras,


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música, cine, pintura o escultura. El arte no solo crea estímulos, sino niveles de diálogo, de contenido, que me va tocando, a nivel histórico, conexiones con otros períodos del arte, a nivel estético, tal vez no entiendo por qué pero me impacta, a nivel sociopolítico, cuantos más niveles de mi conocimiento toca la obra, cuanto más niveles o discursos habla una obra de arte, más profunda es la obra, cuantos más discusión provoque la obra, se acerca a lo sublime, por ejemplo: el Guernica. Pero hay otras obras que son mucho más sutiles, que no son evidentes, visualmente o conceptualmente, pueden ser obras –al igual que las relaciones humanas- y lo que provoca ese impacto es la duración y permanencia en la relación que se enriquece con el tiempo. Pueden ver arcos y rectángulos, eso es lo quiere ver, pero hay más en un segundo o trecer plano. Podría describir una obra de arte, pero hay algo: una combinación de formas y colores, espacios que me fascinan y que aparentemente, tienen contacto con otros espíritus que las obras se van, si no las obras se quedarían aquí. En Guatemala hay una belleza pero es una belleza que puede parecer un poco caótica de cierta manera, la cultura en la cual vivimos. R. M.: En ese sentido el arte es una relación y lo que quieres es levantar el espíritu a los otros, ¿Cuál sería la misión del arte?

Leder: Bueno, ya lo dijiste, levantar el espíritu a otros. El sentido de las obras va evolucionando y yo no creo que el artista contemporáneo tenga un sentido forjado, cuando hace la obra, aquí está la obra hecha después de muchos dibujos. La manera en la que yo trabajo es esta: tratar de tener la idea y después ejecutarla y hay mucho retos como hacer la cuestión técnica y cómo pasar del dibujo al lienzo, es muy técnico pero últimamente no tengo idea de lo que significa, no son descriptivos, puede lograr alusiones y asociaciones. Por ejemplo me hace pensar en edificios urbanos, el sentido da la capacidad de abrirse a nuevos diálogos internos, a nuevas conversaciones. Por ejemplo, las referencias de Giorgio de Chirico en las pinturas de Tun es algo interesante porque es una forma de abrir un poco más cosas que yo jamás pensaba porque ni conocía quién era de Chirico. En este sentido, si la obra logra interesar lo suficientemente a una persona, y si esta persona quiere entrar en diálogo, se puede establecer una comunicación.


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M. F.: ¿Esto como una propuesta de diálogo?

Leder: Sí… y su sentido se establece en esa relación con un público, en esta forma de pensamiento, el arte es social, necesita de gente para reaccionar. Este tipo de intercambio, como bien lo he experimentado en conversaciones con la gente, hay momentos en los que también la conversación tiene un carácter sagrado; hay un intento de comunicar auténticamente. (Víctor Martínez3 vino para almorzar la semana pasada y, al final del almuerzo, sin nada de espectáculos, empezamos a hablar de tantas cosas que la impresión era que este tipo de conversación era especial, era sagrada, más que la forma convencional de comunicamos en el día). Estimo que el arte, por su propio carácter, estimula este tipo de conversación o de relación humana, porque es semejante a lo ritual, que a lo corriente. Las obras de arte son como ritos y yo he visto que cuando yo hago una escultura y la cargo conmigo en el brazo, todo el mundo mira la escultura. Esto indica que es un objeto que no cabe dentro de las categorías de lo que uno comúnmente ve en la calle. Entonces uno se pregunta, ¿qué es este asunto? Esto es el comienzo de la posibilidad de un sentido, probablemente, como yo he visto, las proformas también tenían este tipo de intencionalidad de romper lo convencional. Empezar a hacer movimientos o gestos o formas que no se hacen en el discurso normal. Y tal vez por eso, el arte y los artistas están un poco relegados al margen porque no es un discurso normal, no es un discurso convencional, ni racional y entra por otros formatos, por otra energía, creo yo. M. F.: Yo di un curso que se llama “Introducción a la apreciación artística” y puse la escultura suya que está en la URL como tema de un ensayo. Una de las alumnas, una de las mejores, no se había dado cuenta de la escultura, pese a que trabaja ahí donde está ubicada. La descubrió porque me vio un día poniendo la escultura en un lugar más visible, al centro del corredor. Esta muchacha escribió una apreciación muy atinada. Era la primera vez que

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Víctor Martínez es el galerista propietario de la galería Sol del Rio, donde Leder exhibe sus obras, pero además Martínez es la persona que maneja su obra en Centroamérica.


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ella escribía algo sobre una obra de arte, a pesar de no tener experiencia en la visita a galerías, museos o exposiciones.

Leder: Esto es comprensible por la pobreza de la cultura; y yo no quiero hablar como élite. Es simplemente porque yo tenía la gran suerte, cuando estaba en New York, de escuchar música e ir a ver teatro, un lugar que ofrece una gran oferta para todos los bolsillos. M. F.: Pero habían otras opciones.

Leder: Sí. Y esas opciones son las que generan otras opciones; cuando no las hay se desanima uno. R. M.: ¿El arte que realizas ha sido influenciado por los acontecimientos de Centroamérica, por tu permanencia en Honduras y aquí en Guatemala? ¿Qué de estas experiencias se permean en tu arte?

Leder: No creo que uno pueda evitar las influencias porque la expresión corporal y la expresión verbal también muestran estas influencias. Si yo vivo en una sociedad de mucho miedo mi manera de comportarme físicamente se evidencia aunque yo diga: “No, no. Todo está bien”. En este sentido yo no creo que se puedan evitar estos toques autobiográficos. Nacen. ¿Cómo se producen? y ¿Qué sentido tienen? yo no lo podría decir porque el lenguaje mío es visual más que verbal, entonces es difícil saber. Yo podría decir cuáles son las cosas que me desorientan, que me orientan, que me dan alegría y tristeza pero alguien más tendría que ver si se encuentran estos u otros elementos en las obras. M. F.: ¿Y usted cree, Padre, que sus obras tienen armonía?

Leder: Sí. Evidentemente tienen armonía. R. M.: O sea, no están dentro de un caos.

Leder: No.


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M. F.: ¿A pesar de que, a simple vista, pueda verse caótica?

Leder: Sí, porque indican que mi actitud básica es una actitud de esperanza, una actitud positiva. No necesariamente optimista pero positiva por lo menos. ¿Qué es lo que me interesa en ciertos momentos? Yo trato de no revelar una armonía demasiado obvia. Creo que la armonía auténtica se presenta dentro de este caos en el que vivimos nosotros como personas y como sociedad. No son ideas simples, como en los bodegones de flores que muchas veces la gente pinta como un pasatiempo, y que los pintan bien. Es mejor pintar que no pintar nada, pero es una lástima que en estos cursos, incluso en los estudios bíblicos que hacen ciertos grupitos en varias colonias, estén buscando una armonía que realmente no es la auténtica. Es una armonía fácil y esta no es la armonía que se refleja ni en los Evangelios; más bien la contradicción, el conflicto, es la materia prima para… M. F.: Mantener como una tensión que es la que posibilita.

Leder: Como lanzarse hacia una armonía. M. F.: Como un trabajo continuo.

Leder: Sí. Así es. Porque la idea es, como lo que nos sucedió hoy, por ejemplo, que estábamos en Galería Sol del Río comprando materiales, un señor me dijo: “Esta pintura, ¿qué es? ¿Cómo se explican estas pinturas que no tienen nada? Se percibe, inmediatamente, que “no tiene nada”. Tal vez se puede usar para adornar su salón. R. M.: ¿Está bonito para adorno pero no dice nada?

Leder: Esto es precisamente el arte. Yo no sé cómo explicarlo pero yo lo percibo inmediatamente. M. F.: Sí. No hay más, se queda en un plano. No hay posibilidad de avanzar en más cosas.


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Leder: Y otras obras, aunque sean muy completas, pero de repente las agarra uno y las toma como algo interesante, no solamente por lo visual, sino que es algo que conceptualmente posee fuerza. Esto sí es la búsqueda, creo yo. R. M.: Sí. A mí me gusta esta idea como el principio de arte. O sea, no precisamente plasmar una armonía fácil, que es lo que tú dices. No dar algo así como “barato”, como ya digerido, sino precisamente presentar “un caos en armonía” que invita a profundizar.

Leder: Sí. Exacto. Si uno mira en la física se habla de la “Teoría del caos” también; que hay momentos caóticos pero, después, hay momentos de integración. El caos no es un puro capricho, ¿verdad?, sino que hay algo ahí que habla de cierta espontaneidad que no se puede como predecir pero que, en ciertos momentos, se va creando un orden. R. M.: En cierto sentido es como pasar por el mes de ejercicios espirituales, es decir, no es una experiencia sencilla, no es fácil pasar por los ejercicios espirituales pero después el fruto es haber hecho camino, es haber profundizado, haber encontrado sentido, haber dialogado y, finalmente, agradecer.

Leder: También haber confiado en tu manera de hacer esos ejercicios espirituales si se quieren mantener como un estilo. Yo creo que la idea de “hacer arte” es confiar en tu manera de seguir la búsqueda de lo nuevo, de lo impactante, de lo complicado, de lo vivido. Yo creo que hablamos de encontrar un estilo de trabajo en uno mismo. Yo creo, más bien, que la manera de hacer el arte es como “mi impronta”, es mi autenticidad. Es decir, soy yo auténticamente trabajando cuando hago estas cosas. M. F.: Cuando uno mira una obra, fácilmente uno dice “Esta es de Dennis Leder” porque ya hay una huella.

Leder: Sí. Una huella que no significa que yo estoy creando la rueda, ya que hay muchas influencias que pueden ser menos importantes ahora, más


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que antes, pero que demuestran que uno tiene sus contactos. Así, cuando hice estas pinturas, las mandé con Víctor para enmarcarlas. Aún no las he visto. Solo las mandé con él. Entonces, Andrea4 dijo: “¿No podríamos enmarcarlas de esta o de otra manera? Cuando las vi terminadas me parecieron como obras de un libro de Historia del arte. Un poco como constructivismo Esta fue la primera impresión. Después las vi, en otro momento, y descubrí que ya tienen otras cosas. Pero son cosas diferentes, cosas que nacen de uno, como un juego de proyecciones y, de repente uno hace estos vínculos con otros momentos. M. F.: Ese es el momento de “locura” del que habla Heidegger acerca de la creación. Es un momento que él le llama “locura” pero puede ser otro nombre. Ese contacto-espíritu, ese “conecte” con la creatividad.

Leder: Uno nunca sabe. Yo siempre pienso que, de repente, las ideas se me van a secar, que ya no voy a tener más ideas; pero, de pronto viene la idea de un montón de otros dibujos. De pronto la idea se manifiesta: ¿Cómo sería hacer una serie de progresiones? M. F.: Sí. Pero aquí yo miro algo nuevo que no estaba en los otros. O sea que el primer plano ya está con más forma. Sí. Con más forma. ¿Usted cree que lo espiritual está en el acto de creación que se queda encarnado, en cierta forma, en la obra?

Leder: Y… ¿por qué no pueden ser los dos? M. F.: No. Yo le pregunto. Usted lo sabe. Porque los significados encarnados son claros. Hay una teoría del arte que estudia eso. Por ejemplo, Danto lo habla en su última obra que publicó, poco antes de morir, que se llama El abuso de la belleza. Él, ahí, habla de los “significados encarnados en la obra”, que es una de las formas de ver la obra de arte, el buscar esos significados encarnados. Pero cuando usted mismo nos hablaba de la posibilidad del acto

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Andrea Martínez, hija de Víctor Martínez.


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de creación como unión espiritual, me pregunto yo: ¿Puede ser tanto en el acto creativo como en la pieza de arte, la cual quedó como huella de ese acto?

Leder: Bueno, si decimos que la obra elabora sentido en la capacidad de estimular la reacción y conversación, ahí, entonces, la obra en sí mantiene un aura de la creación. Ahora bien, el hecho de hacer los dibujos y hacer pruebas de colores durante la construcción de esta obra de arte, para mí es, por supuesto, un momento espiritual de mucha alegría y, a veces, de miedo ante la “tensión creativa” también que jamás la cambiaría por nada. Lamento que mucha gente solo llega a ver la obra completa y no sabe nada del proceso que se llevó para su creación. Así, por ejemplo, en el teatro, los procesos son parte esencial y muy familiar y rica de la creación de un encuentro. Los ensayos musicales, los cambios que uno hace en la construcción de un encuentro y, por supuesto, las luchas para lograr una obra y ver las diferentes etapas. R. M.: Ver el producto terminado es una belleza. Es un momento de diálogo… M. F.: Yo creo que eso es algo que yo disfruto mucho, porque es algo de lo que yo he estado muy cerca siempre. Cerca de esos procesos. Por ejemplo, yo he logrado ver los montajes de teatro, desde el primer ensayo hasta la puesta en escena de la obra, sobre todo la última puesta en escena que es tan significativa. Lo mismo resulta al darse cuenta del proceso de construcción de una obra de arte en el taller. Visitar el taller es algo muy importante porque uno se convierte en un lector privilegiado de la obra y poder verla antes de que salga a luz pública, porque después que sale ya es otra cosa.

Leder: Entonces, sí, hay algo evidentemente de la espiritualidad de ambos. R. M.: De ambos.

Leder: De lo contrario, yo no tendría tanto interés en hacer una obra de arte si yo no supiera que esta va a tener un futuro. Hay artistas, por supuesto,


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que hacen la creación y esta es algo muy personal y nada más. A mí me gusta la idea de que a través de la obra se produzca después una “confrontación”. R. M.: Bien. Muchas gracias.


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VI. ARTE

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El maestro de capilla durante la época colonial en Guatemala Dr. Dieter Lehnhoff1

Resumen Las iniciativas de rescate de la música histórica de Guatemala y de su circunstancia revelan que la figura clave en la vida litúrgico-musical durante todo el período colonial fue el maestro de capilla. El artículo explora el perfil ideal, lo que se esperaba de él, sus atribuciones y su campo de acción, con referencia a la labor que realizaron los más destacados maestros de capilla durante el período colonial en Guatemala.

1. El perfil del maestro de capilla

Guatemala cuenta con un legado musical de gran riqueza, el cual reúne en sí una variedad de expresiones que pertenecen, por un lado, a la música de tradición oral y, por otro lado, forman parte de obras compuestas y transmitidas en forma escrita. La música transmitida por tradición oral –que incluye la autóctona, la folklórica y la popular–, está representada por una 1

Musicólogo y director, doctorado en la Facultad de Música «Benjamín T. Rome» de la Catholic University of America, Washington, DC. Director del Instituto de Musicología de la Universidad Rafael Landívar de Guatemala, miembro de número de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala y de la Academia Guatemalteca de la Lengua, correspondiente de la Real Academia Española. Autor de numerosos artículos, capítulos, libros y discos compactos de circulación internacional.


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amplia gama de géneros. El acervo autóctono, gran parte del cual aun está vivo a pesar de diversos factores adversos que lo han amenazado en tiempos recientes, ha sido portador del sentimiento de identidad musical en el país. Otro gran segmento, el de la música popular derivada de los géneros de salón, formó la base sobre la cual se desarrollaría, a partir de finales del siglo XIX, el repertorio de la marimba. Algunos de los elementos más característicos tanto de la música autóctona como también de los géneros populares a partir de principios del siglo XX fueron incorporados a la música de concierto por compositores eruditos, en busca de un lenguaje musical marcadamente guatemalteco. De tal manera, la música de Guatemala que se conocía hasta hace unas décadas estaba representada por tres grandes sectores: la música autóctona, la popular o social y la llamada “clásica”, representada por obras pianísticas, sinfónicas, sacras y escénicas relativamente recientes. Sobre la música de las épocas colonial e independiente, hasta hace poco se sabía poco o nada, reduciéndose el conocimiento a la mención que de ella hacían algunos cronistas e historiadores. No fue sino hasta la década de 1970 que se sometieron a inspección las colecciones de obras musicales contenidas en fondos documentales de los siglos XVI al XIX. Los primeros reportes de los musicólogos que habían revisado los archivos listaban un repertorio relativamente extenso que incluía composiciones en una gama de estilos que abarcaba desde el gregoriano hasta el preclásico, tal como se escuchó en las iglesias y en particular en la Catedral de Santiago de Guatemala durante los tres siglos que duró la época colonial. El rescate de la música histórica y su circunstancia que se lleva a cabo actualmente en Guatemala refleja que la figura clave para la vida litúrgico-musical durante todo el período colonial fue el maestro de capilla, director musical y, a menudo, compositor de la música utilizada en el oficio. Por su carácter emblemático para el desarrollo de la música, a continuación se exploran su perfil, sus atribuciones y la labor realizada por los maestros más destacados. Durante todo el período colonial y en las primeras décadas de la época independiente el músico más importante de un poblado, de una parroquia o de una ciudad era el maestro de capilla de la iglesia principal. Ya hacia finales


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del siglo XVI, como consecuencia del trabajo de los dominicos y otras órdenes religiosas en las provincias, había maestros de capilla en los más retirados pueblos y aldeas. Quizá el representante más conocido entre ellos sea Tomás Pascual, quien el día 1 de enero del año 1600 terminó de ensamblar una colección de villancicos y otras piezas a la cual él mismo había contribuido con una buena cantidad de composiciones de su propia pluma. El hecho de que muchas de estas canciones estén escritas en las lenguas indígenas del área (chuj, jakalteko y k’anjob’al), y el que Pascual haya redactado la introducción a uno de los códices en náhuatl, ha inducido a los investigadores a pensar que se trata de un indígena; también ciertas características de las letras de sus villancicos en castellano han sido interpretados como indicación del origen indígena de este maestro, cuyos datos aun no registra la historia2. Desde luego, la Catedral como iglesia principal de la capital de Santiago de Guatemala fue el centro de la música europea en la región, y no escatimó esfuerzos en conferir el brillo que correspondía a su rango a las celebraciones del año litúrgico. Desde el primer obispo Francisco Marroquín (14991563), los prelados aspiraron a elevar el nivel de su música hasta equipararlo al de las catedrales peninsulares. Tres de los maestros de capilla que más se destacaron en las catedrales de Indias durante el siglo XVI vivieron y trabajaron en Santiago de Guatemala: Hernando Franco (1532-85), Pedro Bermúdez (c. 1562-1606) y Gaspar Fernández (c. 1565-1629). Los tres fueron compositores, y como parte de su posición como maestros de capilla de la Catedral escribieron obras de polifonía latina para uso litúrgico3. A través de la labor de estos maestros se estableció una sólida tradición coral 2

Cf. Robert Stevenson, Renaissance and Baroque Musical Sources in the Americas (Washington, D.C.: Secretaría General, Organización de Estados Americanos, 1970), pp. 51-52. El repertorio de los Códices de Huehuetenango ha sido catalogado, estudiado y transcrito en forma ejemplar por Paul Borg en su tesis doctoral, «The Polyphonic Music in the Guatemalan Music Manuscripts of the Lilly Library», Indiana University, 1985. Varios de los villancicos de Pascual transcritos por Stevenson y Borg han sido grabados: Ensemble Millennium, Dieter Lehnhoff, dir., en el disco compacto Coros de Catedral, Vol. 2 de la serie discográfica Música Histórica de Guatemala (Guatemala: Fundación para la Cultura y el Desarrollo, 1995), cantabile HGG 20494 CD.

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cf. Dieter Lehnhoff, Espada y pentagrama: la música polifónica en la Guatemala del siglo XVI (Guatemala: Universidad Rafael Landívar, 1986), pp. 99-101; 121-131. cf. las grabaciones de obras estos tres compositores por Millennium en Coros de Catedral.


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y se formó un repertorio que definió muchos aspectos de la vida musical catedralicia de Santiago hasta más allá de mediados del siglo XVIII. Durante el siglo XVII, el villancico se convirtió en el género musical favorito, aunándose su cultivo a la práctica y enseñanza de la música litúrgica en latín (tanto el canto gregoriano como también el canto polifónico o «canto de órgano», como se le llamaba). El villancico, cuya forma consta básicamente de estribillo y coplas, floreció en muchas diferentes variantes, según la fiesta en que se le utilizaba. La gama de villancicos abarca desde las canciones homófonas a cuatro voces como las que escribió Tomás Pascual a principios de siglo, hasta las obras escritas para dos o tres coros como se escucharon en ocasión de la consagración de la segunda catedral en 16854. Otro género cultivado a partir de principios del XVIII, si bien en menor escala que el villancico, es la cantada, emparentada con la cantata italiana. El esquema formal de ésta última, que consiste básicamente en la alternación entre recitativos y arias, en las cantadas guatemaltecas comúnmente se reduce a un recitado y un aria. La cantada, por su parte, se diferencia del villancico no solamente en el esquema formal, sino también en su diseño armónico y su estilo melódico más florido. El maestro de capilla, pues, debía conocer los villancicos contemporáneos para las distintas fiestas, así como las cantatas italianas y cantadas castellanas modernas que venían de España. Además, debía poseer un sólido conocimiento del canto polifónico y su aplicación litúrgica. Era su responsabilidad ampliar continuamente el repertorio de su coro o capilla, para lo cual debía solicitar al Cabildo Eclesiástico la adquisición de música impresa o manuscrita traída de la Península, de la Nueva España o de Lima. Los maestros que eran compositores desde luego también ampliaban el repertorio de su capilla componiendo obras nuevas, lo cual tenía la ventaja de que la música se podía amoldar al gusto local. Entre los maestros de 4

cf. Robert Stevenson, «Guatemala Cathedral to 1803», Inter-American Music Review II/2 (SpringSummer 1980): 39.


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capilla que se destacaron como compositores durante el siglo XVIII en Guatemala hay que nombrar a Marcos de las Navas y Quevedo (a principios de siglo), Manuel Joseph de Quirós (maestro de capilla 1738-65), Rafael Antonio Castellanos (quien desempeñó el puesto 1765-91) y Pedro Nolasco Estrada Aristondo (1797-1804). También entre los maestros de capilla de las poblaciones del interior de Guatemala se dieron compositores de importancia. Se destaca Pedro Antonio Rojas, compositor fecundo de gran originalidad que fue maestro de la Iglesia de San Juan Sacatepéquez y más tarde de la de Rabinal, desempeñando este último puesto hasta su muerte en agosto de 1787. Entre los que no componían están Simón de Castellanos, maestro de la Catedral alrededor del 1730, y Miguel Pontaza, quien fungió en forma interina desde el fallecimiento de Rafael Antonio Castellanos en 1791 hasta el nombramiento de Estrada Aristondo en 1797. La capilla, en sí, era una agrupación vocal e instrumental de gran versatilidad. Sus fuerzas vocales incluían, además de los tiples, a varios oficiales de la capilla. Estos cantaban las partes correspondientes a los registros de «voz atiplada» o «alto atiplado», que era la tesitura más aguda, comparable con el contratenor europeo; «alto», correspondiente a un tenor agudo, y «tenor», la voz de tesitura de tenor o barítono. Cada uno de estos registros estaba integrado por dos o tres individuos, quienes a veces cumplían doble función como instrumentistas. Entre los cantores solistas que se destacaron las últimas décadas del siglo están Manuel Mendilla Retalhuleu, un hombre de amplios recursos vocales y de una amplia cultura general que cantaba los solos de «voz atiplada», y Vicente Sáenz, voz de «alto» que también fue primer violín en la época de Rafael Antonio Castellanos y en tiempos de Pedro Nolasco Estrada Aristondo. El núcleo instrumental estaba formado por instrumentos pertenecientes a las tres capas arquitectónicas características de la música barroca y preclásica: melodía, bajo y acompañamiento armónico. Las partes melódicas estaban representadas por dos partes de violín, ya sea solos, o bien duplicados o triplicados; el bajo estaba a cargo del violón, más uno o dos bajones; el acompañamiento armónico incluía, dependiendo de la dotación requerida


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por la partitura, el clavecín, el órgano y, en tiempos de Quirós, la vihuela o el arpa. A este núcleo se sumaba casi siempre un oboe y, para el apoyo de las voces corales en obras grandes, bajoncillos y tenorete5. Según lo exigiera la composición se contrataban, en forma ocasional, músicos «supernumerarios» para la ejecución de trompas, clarines, clarincillos o flautas, todos ellos casi siempre en parejas. En ciertas obras de Castellanos también se exige el uso de instrumentos poco comunes como la viola o «violeta», las violas d’amore, el salterio y la «symphonia» o zanfoña; hacia mediados de la década del 1780 se empezó a incluir también el clarinete. En celebraciones de más esplendor y para la ejecución de obras mayores la capilla incluía, pues, hasta dos docenas o más de músicos y cantantes. Sin embargo, era frecuente la conformación reducida, especialmente para la interpretación de ciertos villancicos, utilizándose un par de violines, clavecín u órgano y violón o bajón a demás de uno o varios solistas vocales. A juzgar por sus composiciones y por los testimonios de sus contemporáneos, los maestros de capilla más destacados durante el siglo XVIII en Guatemala fueron Manuel Joseph de Quirós y Rafael Antonio Castellanos. Quirós estuvo a cargo de la imprenta de los franciscanos antes de asumir el cargo de maestro de capilla de la Catedral en 1738. Su actuación en ocasión de los festejos de la elevación de la Catedral a Metropolitana en 1745 fue alabada en una publicación del oidor Antonio de Paz y Salgado aparecida dos años después6. Quirós fue responsable de la adquisición de numerosas piezas contemporáneas de autores castellanos, portugueses, catalanes e italianos7. A este maestro también se debe la preservación de los libros de canto polifónico de la Catedral de Guatemala que datan de finales del siglo XVI, uno de los

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Instrumentos de doble cañuela pertenecientes a la familia del bajón, hoy extintos.

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Antonio de Paz y Salgado, Las luces del Cielo de la Iglesia Difundidas en el Emispherio de Guathemala (México: Imprenta de María de Ribera, 1747), pp. 28-29. Cf. Dieter Lehnhoff, «La Música», Historia General de Guatemala, Tomo III (Guatemala: Fundación para la Cultura y el Desarrollo, 1994), pp. 542-43.

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Algunas de estas obras pueden ser conocidas en el presente únicamente gracias a las copias hechas por Quirós, al haberse perdido los originales y otras posibles copias en los respectivos países de origen.


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cuales a causa de su deterioro copió entre 1760 y 1765. El catálogo de su obra como compositor incluye villancicos para las distintas ocasiones del año, así como algunas obras en latín. Uno de los grandes méritos de Quirós fue la educación y formación de su sobrino Rafael Antonio Castellanos, hijo legítimo de su hermana Marcela de Quirós y de Antonio Castellanos. Cuando niño, Rafael estudió el violín, el arpa, la teoría y la composición bajo la tutela de Quirós; entró a la Capilla Musical en 1745 como primer violín, y se convirtió en sucesor de Quirós cuando éste falleció en 1765. Las composiciones de Castellanos, que se han conservado hasta la fecha, incluyen obras sacras en latín, así como cantadas y villancicos, con una notable predilección por este último género8. Sus villancicos a la Ascensión, al Santísimo Sacramento (para Corpus Christi), a San Pedro y para Navidad se cuentan entre los más exquisitos que se compusieron en el Nuevo Mundo. Su música navideña refleja la alegría de la Navidad a través de la inclusión de elementos de la música tradicional y de situaciones con frecuencia jocosas, como era costumbre. De tal manera encontramos ritmos de son chapín, figuraciones marimbísticas y acentos afrocaribeños e indígenas en sus villancicos y tonadas navideñas. Como todos los habitantes de Santiago, Castellanos y los miembros de su capilla se tuvieron que trasladar a la Nueva Guatemala por orden de la Corona después de la parcial destrucción de Santiago, arribando al nuevo sitio a finales de 17799. A pesar de las inmensas dificultades que tuvo que enfrentar, Castellanos logró mantener vigorosa la tradición musical que se había edificado en la Catedral de Guatemala desde el siglo XVI. A través de su obra y de sus discípulos impulsaría la continuación de esa tradición por décadas después de su muerte.

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Dieter Lehnhoff, Rafael Antonio Castellanos: vida y obra de un músico guatemalteco (Guatemala: Universidad Rafael Landívar, Instituto de Musicología, 1994), pp. 123-193, especifica un catálogo de 176 composiciones.

9

Cf. D. Lehnhoff, Rafael Antonio Castellanos, pp. 60-68.


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2. El perfil del maestro de capilla Cuando Rafael Antonio Castellanos falleció a finales de julio o principios de agosto de 1791, una de las primeras acciones del cabildo fue la búsqueda de un sucesor10. Los dictámenes presentados por los músicos de la capilla a solicitud del Cabildo eclesiástico constituyen un testimonio invaluable para obtener una idea de las cualidades que debía poseer un maestro de capilla durante las últimas décadas de la época colonial. Poco después del sepelio de Castellanos, varios de los integrantes de la capilla musical presentaron una petición al cabildo eclesiástico, proponiendo a Miguel Pontaza, clarinetista y cantor que había sido educado por Castellanos desde los cuatro años de edad, para que asumiera las funciones de maestro de capilla. El cabildo no quiso adjudicar la titularidad de la plaza en ese momento, y emitió un nombramiento a favor de Pontaza con carácter interino. Pontaza se desempeñó en el cargo durante varios años, hasta que el 15 de septiembre de 1797 Vicente Sáenz y otros seis músicos (Pantaleón Siliézar, Silvestre Bercián, Josef Estrada, Nicolás Espinoza, Pedro Nolasco Estrada y Juan Alberto Velásquez) se quejaron del maestro interino. Aducían que no sabía componer ni dirigir, que no tocaba ni cantaba bien, y que carecía, además, de la suficiente autoridad, razón por la cual en el coro se había perdido toda disciplina, convirtiéndose la otrora máxima agrupación en motivo de risa para toda Guatemala11. Con el objeto de documentarse, el cabildo solicitó información antes de proceder a tomar una decisión: ...los músicos de la Capilla que se presentan, y los demás que la componen, propongan cada uno por separado y en pliego cerrado, a este Cabildo por medio del presente Secretario [Juan Joseph Somoza], [al] que en su conciencia considere es más apto para el desempeño del Magisterio de Capilla.

10 Esta sección coincide con D. Lehnhoff, Rafael Antonio Castellanos, Cap. IV. 11 Libro de actas del cabildo VI, fols. 83v-84.


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La capilla resultó dividida en dos facciones. Mientras los arriba citados proponían y apoyaban a Pedro Nolasco Estrada Aristondo, otro grupo integrado por Joseph Andrino, José María Mendilla, Nicolás Mayén, Joseph Domingo Peralta, Manuel Ramírez y Pedro Nolasco Sánchez querían que se quedara Pontaza. El cantante Manuel Mendilla Retalhuleu prefirió la neutralidad, ya que consideraba que ninguno de los dos contendientes reunía las condiciones para dirigir la capilla adecuadamente. Las cartas que los músicos de la capilla escribieron al cabildo para razonar sus respectivas propuestas resultan sumamente interesantes. Si bien sus juicios no eran imparciales por el hecho de apoyar a uno u otro candidato, de su testimonio emerge el perfil de un maestro de capilla en esa época. Describen las características ideales y reales de un músico, su preparación y cultura general y musical, su tino en el trato con colegas y subalternos, y sus habilidades como compositor, instrumentista y cantante, sin olvidar su disciplina y puntualidad. De tal manera, Pantaleón Siliézar escribía, sobre Pedro Nolasco Estrada Aristondo: ...es un hombre sumamente hábil, y de mucha inteligencia en la música, y capaz de desempeñar todo género de funciones; su oído es muy delicado, tiene muy buena voz porque es competente, sonora, y agradable; su destreza y buen estilo para cantar y tocar varios instrumentos es grande, particularmente el violín, que es el más acomodado y preciso para regentear un coro. En la composición es fecundo, arreglado, y célebre; para apuntar, arreglar, y gobernar es sumamente ágil, desembarazado, y vivo; es muy exacto, y nada perezoso para el cumplimiento de su obligación; es avisado, solícito y cuidadoso en y para todas las funciones que se le encargan; en sus distribuciones y pagos es cabal, y pronto; su conducta es del todo arreglada; y a más de tener el expresado Maestro Estrada todas estas condiciones, que le hacen un completo músico en teórica y práctica por cuantos modos se pueden pensar, y deben ser ellas las que formen el carácter de un Maestro de Capilla, atiendan en él las demás prendas que se pueden estimar por requisitas en un Maestro de Capilla, como son caridad, magnanimidad, prudencia, afabilidad, cortesía, vergüenza, etc.12.

12 Archivo Histórico Arquidiocesano (AHA), tramo 6, sin clasificar 15, #27.


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Los partidarios de Pontaza, por otro lado, apoyaban al candidato de su elección con sus propios puntos de vista, argumentando: ...Es verdad que este Maestro [Pontaza] no tiene uso del violín, ni de otro instrumento proporcionado, ni su voz es tan llena como la del pretendiente [Pedro Nolasco Estrada Aristondo], pero estas cualidades no son indispensables para el buen servicio de la maestría. El Maestro Manuel Quirós, antecesor del Maestro Rafael, desempeñó ésta a satisfacción de todos, y tampoco tocaba el violín: y ni el uno, ni el otro tenían las mejores voces, ni podían tenerlas en la avanzada edad en que sirvieron el indicado empleo; pero ya se ve, eran hombres de juicio y de honor, celosos del decoro de la Iglesia; conocían las habilidades de los músicos para repartirles los papeles, y estaban bastante instruidos en el arte para gobernar los compases; y si esto les bastó para desempeñar el ministerio, ¿por qué no habrá de bastarle al Maestro Pontaza? Por otra parte, fuera de los muchos servicios que la Iglesia debe a este sujeto, debe también tenerse a la vista que ninguno de sus contrarios [tiene] la copia que él, de buenos papeles extranjeros, de piezas muy buenas hasta ahora no oídas, con que habrá para el uso de muchos años, las que nunca podrán igualar los referidos rivales aunque fuesen muy insignes compositores. Estos papeles los dejó al Maestro Pontaza el Maestro Rafael con la calidad de que mantuviese a una hermana suya, que aún vive, lo que ha verificado dicho Maestro Pontaza con tan exacta y generosa fidelidad, que en su vista, y estimulados de los sentimientos de gratitud que debemos al Maestro Rafael, a quien nos conocemos tan obligados, no podemos prescindir del mérito que por este capítulo ha contraído el Maestro Pontaza. Por tanto, y en atención a que cualesquiera otros defectos que se le imputen, o son inciertos, o exagerados con poca sinceridad, a V.S. suplicamos se sirva tener a la vista lo expuesto para la determinación que haya lugar, en la segura inteligencia de que siempre que se quite la regencia del Coro al Maestro Miguel Pontaza nos veremos precisados a abandonarlo también nosotros, todos o algunos de los que subscribimos en obsequio de la paz, y por evitar disturbios, y sinsabores que ya prevemos; en que recibiremos merced y juramos no proceder de malicia si es necesario.


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Josef Andrino, Manuel Ramires, Jph Domingo Peralta, José María Mendilla, Nicolás Mayén, Pedro Nolasco Sánchez»13.

También resulta de sumo interés el documento presentado por Manuel Mendilla Retalhuleu, cantante con voz de contralto y violinista, quien había servido en la capilla en varios diferentes períodos bajo la dirección de Castellanos. La redacción de su dictamen delata a un individuo de una cultura general mucho mayor de lo que se podría esperar de un ejecutante que pertenecía a una capilla musical en esa época. A juzgar por este escrito, Mendilla tenía una perspectiva muy clara de lo que era y debía ser la música en la iglesia; para fundamentar sus puntos de vista, se apoya en pasajes bíblicos o en escritos como el Teatro Crítico Universal, del benedictino Benito Feijoo, de quien cita el discurso 14 del primer tomo. Su juicio sobre los pretendientes al cargo en cuestión es severo, ya que compara las habilidades que según él debería tener un maestro de capilla en los diferentes aspectos de su desempeño, con la de los mejores músicos de todo el mundo que él conoce. De tal manera, en el campo de la composición musical exige de los pretendientes: La imitación en la composición de un Fray Felipe de la Madre de Dios, a un Juan Matías, a un [Ignacio] Jerúsalem, a un [Antonio] Literes, a un [Joseph de] Torres, a un [Joseph de] Nebra, no sé quién de los del lugar la haría ver en sus composiciones14.

En la ejecución instrumental, sus exigencias son igualmente altas: La pericia de un Seré en el órgano, de un Herrando en el violín, de un Palomino en el violonchelo, de un Misón en la Flauta, de un Quirós en la vihuela (maestro que fue de esta capilla) y la de mi maestro Rafael Castellanos en la arpa, quien también fue maestro de esta capilla, no sé quién de éstos la tiene tan completa en su instrumento.

13 Ibid. 14 Manuel Mendilla Retalhuleu al cabildo, 23 de septiembre de 1797. AHA, T6, SC15, #27.


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Otro aspecto cuya importancia resalta entre las cualidades de un maestro de capilla es la profunda comprensión del papel que la música debe jugar dentro de la religión: A más de esto: la filosofía cristiano-música, que caracteriza, apoya, y hace idóneo para obtener la maestría de capilla al sujeto para que pueda regentar un coro y enseñar como se debe, no la encuentro en cuantos hay15.

No menos importantes para la tarea de enseñar y dirigir al coro son, según reconoce Mendilla, las cualidades de la voz: Una voz abultada, y general para el desempeño del tiple, alto, tenor y bajete, que sea al mismo tiempo diestra en las modulaciones y entonaciones, en meter letra, en la pronunciación de los idiomas castellano y latín, etc.

Siendo él mismo un cantante de dotes excepcionales, es natural que observe que una voz así: No la he encontrado en treinta y seis años que curso el sistema músico en este coro y fuera de él...

La certeza de su juicio la atribuye, no sin cierta modestia, a: El celo de mi mediano adelantamiento y de una particular observancia en todos los individuos del gremio músico, entre quienes sí hallo repartidas muchas gracias, de lo que resulta el mediano desempeño que V.S. tiene en su coro16.

El cabildo estudió los dictámenes, y se preparó para elegir al nuevo maestro y emitir el nombramiento respectivo. Autos y vistos con las razones, que han producido los Oficiales de la Capilla, las que se agregarán: procédase al nombramiento de Maestro en propiedad,

15 Ibid. 16 Ibid.


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y póngase en noticia del Sr. Deán para que mande citar a cabildo pleno para el día que estime oportuno17.

En su sesión del 3 de octubre de 1797, el Cabildo emite la siguiente resolución: Nómbrase para Maestro de la Capilla de Música de esta Santa Iglesia a Pedro Nolasco Estrada, con el sueldo acostumbrado de trescientos cincuenta pesos anuales, a que agregados los sesenta que están asignados para manutención de dos tiples, hace la cantidad de cuatrocientos por despachársele nombramiento en forma; y se encarga al Sr. Chantre, como a quien corresponde, cuide y cele el buen orden de la Capilla18.

A pesar de los argumentos esgrimidos por la facción de los que apoyaban a Pontaza, y a pesar incluso de la abierta amenaza por parte de esos músicos de abandonar la agrupación, pues, el cabildo se decidió por Pedro Nolasco Estrada, en quien según los dictámenes confluían las capacidades necesarias para el buen manejo de la agrupación. De los juicios emitidos por los músicos, probablemente basados en gran medida sobre su observación y experiencia directa de la gestión de Castellanos, emerge el perfil ideal de un maestro de capilla a finales del siglo XVIII de la siguiente manera como el de un individuo culto, piadoso, disciplinado y de buen trato, dedicado al servicio musical de la Iglesia con su vida entera y todos sus talentos. Debía ser compositor de méritos; para dirigir la capilla, debía tener la autoridad suficiente, dominar muy bien el violín u otro instrumento, y poseer una voz de amplia tesitura para la enseñanza de las partes vocales. En otras palabras: debía ser no solamente un músico completo, sino poseer una personalidad muy especial para el justo desempeño de sus funciones. Estrada Aristondo parece haber respondido muy bien a la confianza de sus superiores y colegas, por lo menos inicialmente. En lo referente a su actividad 17 AHA T6SC15 #27, 26 de septiembre de 1797. 18 AHA T6SC15 #27, 3 de octubre de 1797.


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creadora, al menos, sobresalió componiendo tanto piezas en castellano como también varias obras litúrgicas en latín. Entre estas obras incluso se encuentran Misas, para ser cantadas en la catedral en respuesta a las disposiciones con respecto a la música en la iglesia. Pero aunque el tiempo que estuvo al frente del grupo fue relativamente breve (escasos siete años), su desempeño sería criticado más tarde por algunos contemporáneos como José Eulalio Samayoa19. Durante su época como maestro se llevaron a cabo varias obras físicas importantes, como la reconstrucción del órgano de la Catedral. Se introdujo por primera vez el pianoforte, que suplió la función del órgano mientras se efectuaban los trabajos de reparación. Este instrumento, propio de la nueva era musical, permaneció en servicio a la par del órgano después de finalizada la reparación de este último20. 3. Vicente y Benedicto Sáenz El sucesor de Estrada Aristondo como maestro de capilla fue Vicente Sáenz, quien asumió sus responsabilidades en 1804. Este excelente cantante con voz de contralto y violinista, que había formado parte de la capilla desde 1789, había abandonado la agrupación en 1801 en busca de nuevas oportunidades económicas y musicales, regresando para ser el sucesor de Estrada Aristondo. Como compositor de villancicos y de música sacra, Vicente Sáenz gozó de gran popularidad. El organista titular durante su larga gestión de casi dos décadas fue su hijo Benedicto, quien iría sustituyéndolo cuando su salud empezaba a declinar. En Benedicto también se encontraban las cualidades que, como se describe arriba, debía tener un maestro de capilla. Cuando a Vicente Sáenz se le hizo necesario salir de la capital para «mudar de temperamento» y recuperarse de su reumatismo en Jutiapa en marzo de 1819, solicitó autorización para que lo

19 José Eulalio Samayoa, «Apéndice Histórico del Plan de Reformas Piadosas en la Música de los Templos de Guatemala», junio de 1843, AHAT682 #50, fol.3. 20 cf. Stevenson, «Guatemala Cathedral», p. 67.


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pudiera sustituir su hijo en forma interina. En esa ocasión, describe al joven Sáenz cuando solicita al Cabildo que: ...admita por sustituto a mi hijo Benedicto Sáenz, en quien concurren todas las circunstancias precisas para desempeñar mi oficio, porque primeramente sabe la música a fondo con toda perfección, como que es público y notorio en esta ciudad. Es compositor, y bien lo acreditan las composiciones que ha hecho para esta Santa Iglesia de Misas, villancicos etc. Su voz [es] la mejor que hay en esta capilla, pues todos los cantos principales él me los desempeña sin ser de su obligación, pues tanto hace de voz gruesa, como delgada, lo que se llama tenor, y contralto. Gobierna las capillas y orquestas con perfección como que la de esta Santa Iglesia la ha dirigido con bastante acierto muchísimas veces; y por su instrucción él es el desempeño de casi toda Guatemala. Su conducta bien se echa de ver [...] lo que es, pues tuve bastante cuidado para educarlo21.

Resulta interesante que el perfil del maestro de capilla, aún tomando en cuenta la explicable parcialidad y el orgullo paternal de Vicente, coincida con el que esbozan las cartas de los músicos escritas más de dos décadas antes. A pesar de que durante los primeros dos decenios del siglo XIX se empiezan a detectar ciertos cambios propios de la época, la solidez de las tradiciones de la vida colonial siguió predominando en todos los aspectos de la vida musical de la Catedral, incluyendo lo concerniente al maestro de capilla. El factor de continuidad que se observa durante las últimas tres décadas de la época colonial a la par de los mencionados factores de cambio, fue favorecido en gran parte por el hecho de que la sucesión de Castellanos fuera asumida por oficiales de la misma capilla. De tal manera, la sucesión de maestros de capilla durante la segunda parte del siglo XVIII y los dos decenios antes de la Independencia, fue la siguiente: Manuel Joseph de Quirós (1738-1765); Rafael Antonio Castellanos (1765-91); Miguel Pontaza (1791-97); Pedro Nolasco Estrada Aristondo (1797-1804) y Vicente Sáenz (1804-1841). 21 AHA T6SC15 #92.


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A través de la labor realizada por estos maestros de capilla en la Catedral y por sus numerosos colegas y discípulos en las iglesias del interior del Reino de Guatemala, se cimentó y desarrolló una tradición musical de altísimo nivel. El repertorio que surgió de sus manos delata a músicos de dotes y habilidades poco comunes; a la vez, el peculiar acento de su música refleja la influencia de los diferentes factores culturales que interactuaron durante la gestación de la identidad guatemalteca en el siglo XVIII. La música de estos compositores, a través de su redescubrimiento, está cobrando nueva vigencia, demostrando poseer, como todas las obras de los grandes maestros, una intemporalidad que nos cautiva hoy como encantó a las generaciones de hace dos siglos.

Referencias consultadas Borg, P. (1985). «The Polyphonic Music in the Guatemalan Music Manuscripts of the Lilly Library», tesis doctoral, Indiana University. Lehnhoff, D. (1986). Espada y pentagrama: la música polifónica en la Guatemala del siglo XVI, Guatemala: Universidad Rafael Landívar. __________. (1994). Rafael Antonio Castellanos: vida y obra de un músico guatemalteco, Guatemala: Universidad Rafael Landívar, Instituto de Musicología. __________. (1997). «La música», Historia general de Guatemala, Tomo III, Guatemala: Fundación para la Cultura y el Desarrollo. L’Ordinaire Latinoaméricain No. 197, Toulouse, Francia. Paz y Salgado, A. de. (1747). Las luces del Cielo de la Iglesia Difundidas en el Emispherio de Guatemala. México: Imprenta de María de Ribera.


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Samayoa, José Eulalio. «Apéndice Histórico del Plan de Reformas Piadosas en la Música de los Templos de Guatemala», junio de 1843, Archivo Histórico Arquidiocesano, tramo 6, caja 82, #50. Stevenson, R. (1970). Renaissance and Baroque Musical Sources in the Americas, Washington, D. C.: Secretaría General, Organización de Estados Americanos. __________. «Guatemala Cathedral to 1803», Inter-American Music Review II/2 (Spring-Summer 1980).


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Este libro fue impreso en los talleres gr谩ficos de Serviprensa, S. A., en octubre de 2014. La edici贸n consta de 500 ejemplares en papel bond beige de 80 gramos.


Masculinidades A単o XXXV, Vol. II, julio-diciembre 2014 ISSN 2304-7003


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