OTOÑO, 1980.

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OTOÑO, 1980 Waldeen

*

No comprendo por qué los

estudiantes, bai-

bailarines y coreógrafos de

larines, coreógra-

México insisten en no ver, ni

fos – sobre el sig-

oír, ni observar, ni reaccionar

nificado

ante las crisis que hoy se

danza arte, como

viven.

expresión social.

Creo que actualmente, el coreógrafo está en una trampa al pensar que la técnica es la salida a sus limitaciones. Es decir, el movimiento por el movimiento mismo es la trampa, la gran barrera. Si un bailarín se abandona a sólo bailar, conseguirá que florezca todo lo que ha aprendido, todo lo estudiado de técnicas diferentes, pero no hará surgir su auténtica concepción creativa. Es algo misterioso. El bailarín bailando, improvisando el movimiento por el movimiento, repite todo lo estudiado y nada más, o si está bien motivado, encauza ese movimiento, de algún modo, hacia su propia creatividad. Generalmente, el coreógrafo se satisface con el puro movimiento. Pero para mí eso no es coreografía; eso es autoindulgencia del bailarín. El movimiento en la danza es, en cierta forma, una vida simbólica para que las percepciones de lo externo se transmuten en una realidad interior. O a la inversa: transmutar la cog-

de

la

Esto no lo enseña la escuela: inculcar la danza como arte, proveer a los bailarines de elementos para pensar y experimentar. ¿Con qué trabajo en la danza? No sólo con mi cuerpo. La segunda necesidad básica es la educativa. Necesitamos escuelas de danza en todo el país, bien orientadas, con maestros bien preparados. Los que existen en provincia – los he visto a todos porque impartí un seminario donde enseñé técnica moderna coreográfica – no cuentan con elementos suficientes para desarrollar su labor. Sostengo que la educación dancística no es solamente enseñar técnicas como hoy se hace en México. Antes que otra cosa, el alumno tiene que reflexionar sobre qué es su arte y cuál es su historia. Sobre cuál es la esencia de la danza, cómo es su aspecto fisiológico, mental,

nición psíquica oculta en

emocional, sobre cómo

expresiones físicas capaces

hacer para que la emo-

de revelar ríos de fantasía,

ción se permita en la dan-

ideas e imágenes transforma-

za y no arrase al bailarín.

das en danza. Esto es para

Las diversas escuelas siem-

mí la alquimia de la danza.

pre han abierto sus puertas

Esta alquimia, esta transmu-

al joven estudiante de dan-

tación del fuego interior, no

za clásica o moderna. Eso

se puede lograr sin técnica,

está bien, pero además se

por supuesto. La técnica es

requieren otras cosas. Se

un instrumento; pero la in-

debe investigar el pasado,

vención del lenguaje, de la

los orígenes de la danza. Y

imagen, es otro. Y la técni-

esa indagación debe ha-

ca no muestra ese fuego

cerse de manera práctica,

íntimo. Esto es lo que yo veo

no teórica, porque la ma-

en la danza en México: la

yoría de los bailarines no sa-

transmutación.

ben danzar y la teoría los asusta. Hay que encauzar

La primera necesi-

su inteligencia para que

dad, es crear una conciencia

aprendan las raíces de su

artística entre quienes prac-

arte. Tercera necesidad:

tican la danza – jóvenes 16


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