Icaro Incombustible 10

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Ă?caro Incombustible


The Roots



Icaro Incombustible Nº 10 Todas las obras y opiniones pertenecen a sus autores. Portada · El Vidente Solatz

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Diseño y maquetación Muba

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Agradecimientos a todos los lectores y colaboradores de la revista. icaroincombustible.com

Ícaro Incombustible

Manuel Abellán

manuel.abellan@hotmail.com

El tren que cruzaba el mar


Llega el número 10, a través de cinismo, egoismo, muerte, miedo y cansancio. Allá a lo lejos, entre la niebla, pájaros de hielo sonríen, bailando con el sol. En hora buena.

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Marcos serrano Carrillo

xxblacklizardxx@hotmail.com

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Padre Grillo Cuervo


Empiezo a recordar... ella tiene diez años menos que yo, ningún problema, es mayor de edad, suficiente. La noche anterior estuvimos hablando de temas demasiado profundos, resultó agradable y aunque mi cuerpo está exhausto por el alcohol y las drogas, estar allí con ella también lo es. De repente me doy cuenta de que me estoy pegando cada vez más. Ha sido casi inconsciente pero no pasa absolutamente nada, no estoy haciendo nada “malo” aún. No parece de esas chicas jóvenes y frescas de hoy en día. No es fácil, ni es algo que quiera . Bendita sea... Abro los ojos y despierto como puedo en la cama de una pequeña habitación donde el concepto de luz es desconocido o inexistente salvo por una tenue línea a ras de una persiana echada totalmente abajo. Sólo sé que es Domingo, que no duermo solo y que por tanto el balance de la noche anterior no debe ser negativo. No sé qué hora es, el tiempo es irrelevante, el momento lo es todo. Comienzo a palpar su cuerpo. Es suave y caliente. Mucho mejor que la manta que nos cubre. Permanece en silencio pero no sabría decir si está despierta o no. Al final la brillante luz de su reloj me saca de dudas. “Es muy tarde” me dice. A mí me trae sin cuidado. Continúo mi exploración por su cuerpo. Mis manos no son sino una prolongación de mi turbia mente, cuya curiosidad es tan lasciva como científica. Intento controlarme, la abrazo, la beso. Acaricio su pelo, la huelo, la beso otra vez, y otra, y otra…

Mi polla es una proyección tangente derrapando alegremente a ras de la casi perfecta circunferencia de su culo, pero intento comportarme, la abrazo, la beso. Acaricio de nuevo su pelo, la huelo y la beso otra vez, y otra, y otra… Años atrás solía jugar con ángeles como ella, ángeles que a su vez gustaban de jugar con el Diablo. Posee esos mismos labios, tan tiernos como lo son sus aspiraciones. A solas los dos, el tiempo no parece pasar pero soy consciente de que el momento del adiós llegará y que este me devolverá a la soledad que habitualmente me confina a la vez que me ampara. Saboreo la dulce tragedia de este momento. 5


Un momento de unión entre dos almas buscando ese calor que no llegan a sentir en un mundo que en los últimos tiempos se ha vuelto más y más frío. El animal que en ciertas ocasiones ruge dentro de mí está hambriento. No debería pero tiene hambre. Ha olido tu juventud niña y ahora se muere de ganas por rasgar tu ropa, morder tu carne, destripar tu corazón, anular tu mente, aniquilar tu alma... Mi ojos miran vanamente a un lado y a otro en la oscuridad como clara señal de duda. Mis dedos en cambio no vacilan ni un solo instante y continúan imparables el recorrido por su cuerpo, retrocediendo a zonas ya conocidas como movidas por una mezcla de ansia y prudencia para luego avanzar clandestinamente nuevos centímetros de superficie corporal. Sin poder hacer nada para controlarlo, como por instinto, me llevo su oreja izquierda a la boca. Casi de inmediato salta un clic en mi cabeza y dejo libre a mi presa. La abrazo, la beso. Acaricio una vez más su pelo, la huelo y la beso otra vez, y otra, y otra… Por un instante todos los demás sentidos se apagan rindiéndose a la tiranía del tacto, la sensación del roce de nuestra piel es pura magia que viaja a través del circuito nervioso hasta llegar al cerebro donde explota conformando una onda expansiva que se propaga por el córtex y rebota arcanoidemente para finalmente reflectarse hacia lo más profundo de mis cojones. El apetito interior es cada vez más difícil de soportar. El momento ha llegado. Es la hora de decidir qué voy a hacer. Saciarme prendiendo fuego a su mundo de presunta inocencia o bien quedarme quieto, no hacer nada, la opción que se supone más fácil… Y es que es tal la humedad inferior que me arrastra y que me arroja ferozmente a tomar 6

su cuerpo y cubrirlo con el mío para fundirnos así en una masa confusa de carne y vapor que, sin cadenas me siento prisionero y sin heridas torturado. El silencio se rompe al fin en mitad de esta agonía y me sorprendo a mi mismo diciéndole que es hora de marcharse, renunciando a mis instintos, desoyendo a mi verga cuya viciosa demanda se torna ahora en una protesta clamorosa. Lentamente nos vestimos para más tarde abandonar ese lugar donde por unas horas nos hicimos invisibles para el resto del mundo, en el que nuestras bocas se movían incesantemente sin decir nada y nuestras manos trabajaban por nuestros ojos en la más exquisita de las cegueras. Y una vez en la calle, habiendo caminado lo suficiente, cuando nuestras sendas, como en la vida misma, vienen a seguir direcciones opuestas, es ahí cuando la abrazo, la beso. Acaricio por última vez su pelo, la huelo y la beso otra vez, y otra, y otra… y le digo adiós sabiendo en el fondo de mi mismo que no es definitivo, que nos refugiaremos de nuevo del mundo en las sombras de alguna habitación con la diferencia de que no seré tan considerado, que lamentaré el no haber hecho antes ciertas cosas, mientras ella quizá lamente mucho más tiempo el haberlas hecho luego… Carlos Mora

kmebmfm@hotmail.es


Marcos serrano Carrillo

xxblacklizardxx@hotmail.com

Grilloconjura

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¿Qué ocurre cuando rompes la luna en mil pedazos irreconocibles? Su fragilidad se dispersa se pierde en el infinito de la noche. ¿Qué ocurre cuando esperas amanecer de nuevo como la luna nueva y nunca vuelves a brillar? La noche se quedará oscura faltará el reflejo del sol las caricias del alba no volverán el brillo de las estrellas sabrá a poco y en esa inconmensurable noche se la echará de menos. ¿Tú me vas a echar de menos? ¿O también mentías en eso?

Maat – Desencuentros

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Cuando se pierde el límite de la realidad las horas siempre se vuelven un poco más densas los días un poco más largos y las noches un poco más solitarias.

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Y te imagino mirando por la ventana sin encontrar la luna después de tres noches en vela de pensamientos encontrados, soledades, cobardías y sueños frustrados. Quizás te preguntes por qué ya no está. Quizás no le des importancia. Quizás no te des cuenta que no volverá a brillar. Quizás no te importe. Quizás nunca eches de menos su presencia.


Malu PulgarĂ­n

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El Canto Nocturno

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Solo en París Raquel R.

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Emoción. Mis duras garras aferradas a una silla entre tinieblas. Soy un ser sombrío, encapuchado. Mejor ser Cyrano, en la oscuridad abrazado a un amor ideal, ahorrándose el daño de ver más allá y descubrir sus imperfecciones. Mejor cerrar la puerta a un mundo que desprecio y me aparta. Seré Quasimodo, oculto tras las almenas de la catedral. Decir adiós a la realidad, buscar un reino onírico donde luchar bajo algún estandarte, donde la nobleza sirva para algo. Mejor ser Don Quijote antes que un canalla sin escrúpulos, sin emociones. Adiós a la Juventud, a la Vejez a las conclusiones que pueden sacarse del negro humo de estas letras. Ser la bestia, vivir en un castillo donde los objetos cobren vida. Háblame vaso, silla, calcetín usado... tu con tu peste ya dices bastante. Ser siempre un sueño, un soñador despierto. Ser siempre de noche

El Peregrino

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Mujer Tigre

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Reflexión lúcida de medianoche Lo que no merece la pena es traicionarse a uno mismo.­­ Nunca­­. 70 años de vida son un rato­­. 90 años, el mismo rato­­. Cuando ese tiempo pasa y lo hace a velocidad vertiginosa­­ preferiré mirar atrás y a pesar de haber cometido errores, como todo el mundo, haber aprendido de ellos, como todo el mundo.­­ Y ver que no me hayan guiado extraños intereses de aceptación social y demás­­, y ver­­que he sido fiel a mis principios­­y que no han tenido un precio paupérrimo­­ por el cual los he prostituido­­. No. Esto no es así, pero toda elección personal es respetable­, para eso somos libres­­. Probablemente, mi muerte sea violenta­­, y cuando me lleven al patibulo llevaré una sonrisa de oreja a oreja­­. Eso no es tan duro­­. Lo duro es, no hacer lo que crees­­, no decir lo que piensas­­, no sentir lo que sientes­­. Eso es duro­­, sea lo que sea­­. La amistad es eso que te puede salvar del suicidio en el último momento, o también, de tomar un camino que te haga equivocarte y del que no puedas regresar jamás.

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Ríos de tinta pueden irrumpir en papeles sucios, arrugados, con letras dispersas que forman frases vacías: “te quiero” “te olvido” Solía bailarte el agua y me engañabas con besos sin sentimientos, y te bailaba el agua sabiendo la mentira creyendo que todo cambiaría. Quizás llegó el momento de ponerme frente a ti, cerrar los ojos y asentir a la brisa, al viento... Y te muerdo, te siento... lóbrega presencia que merodea entre las esquinas de la narrativa impúdica que asalta mis más oscuros recovecos... Y me siento inútil por no encontrar los versos que te dibujen como eres en la realidad... Solía bailarte el agua, mordía tus labios, buscaba tus manos... mis pies descalzos sobre la arena, a la orilla del mar, y te bailaba el Maat – Desencuentros agua

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En realidad no le tengo ningún tipo de aprecio a la poesía. De hecho, permítanme preguntar ¿esto es poesía? Si ahora, por ejemplo, hago versos largos tontos estúpidos sin sentido ni responsabilidad ¿es poesía? Si en cambio. Hago versos. Cortos. Directos. Como puñetazos. Al centro del estómago. Como cortes. Que no sangran. Porque no saben ¿es poesía? Ya, ya, entiendo, supongo que las razones son más subliminales, más razonables. Al fin y al cabo estamos hablando de cambiar el mundo. Con nuestras bellas y enrevesadas metáforas. Todo da vueltas sobre todo y si juntas un concepto con su radicalmente opuesto ¡c`est voilá! ¡Sourrealisme! ¡Magnifique! ¡Magnifique! O estúpido, según se mire. No quiero hacerme el rebelde, no, para qué. Para eso tendría que tener alguna fuerza. Y de eso no me sobra, precisamente. Más bien me falta de todo, excepto cobardía. La vida no es lo mío. Ni tampoco ninguno de los trabajos nobles, hablando generalmente. Así que me dedico a odiar. Por sistema. Como un buen creyente. No tengo nada especial en contra de nadie. Simplemente el odio es mi religión. Empezando por mi autodestrucción primaria. Que es un concepto curioso, pero esencial en mi vida. Me odio, como odio a todos, y como odio a todos me odio, y al odiar, destruyo. Ontogenéticamente, claro. Y como destruyo (ontogenéticamente) me destruyo, y al destruirme soy menos. Y al ser menos, la realidad (lo que existe… hermosa palabra, me gustaría casarme con ella) Carece de importancia para mí, empezando conmigo mismo, pero yo mismo soy algo distinto de la realidad así que no me odio de forma esencial, se podría decir, si no siguiendo un carácter secundario de segundo orden, al que podríamos llamar odio menor distinto pero igual al odio mayor, que es el que reservo para ustedes, porque para ustedes siempre reservo lo mejor. Les odio como un padre, les odio como un hijo, les odio como un hermano, les odio como un dios, les odio como una madre y como un perro. Les odio, todo lo que se puede odiar, porque es un odio puro, sin 16


razones que lo manchen. Es un odio que impregna desde la mañana hasta la noche, desde la noche hasta el día, y del nacimiento hasta la nada. Es así y por eso es tan grandioso. Y podrían preguntarme ¿es que no amas nada? Sí, claro que amo, amo de la única manera que un ser odioso y odiante puede amar, con toda la fuerza que da la concentración existente en la contradicción. Amo, por contradicción a todo lo que destruye, amo el fuego amo el fusil amo el cuchillo, amo la guerra, amo la destrucción, amo todo lo que odia y todo lo que provoca por el simple y gratificante hecho de provocar amo a todo aquello que despierta a todo aquello que saca del orden establecido que hace cosquillas al sistema y este no se ríe sino se desangra por una de esas pequeñas heridas abiertas que existen y que estoy en la obligación de impedir su cicatrización, amo a todo aquello que no sea arte ni conformismo ni bello por lo que amo lo feo y odio a lo bonito. Esta es la razón de mi existencia que se sostiene con vida primaria sobre la torre que se sostiene o es sostenida y a mí me gusta. Y si no le gusta, remitiré aquellas palabras que escribí con mi primer vómito nada más nacer. Ese que lancé con furia desde el hombro de mi madre como muestra de que puedo estar entre vosotros y puedo parecer e incluso ser como vosotros pero jamás lo aceptaré. Manuel Rey Veloso

manuslowhand@hotmail.com

Como una tormenta de granizo golpeando en el techo de mi cama, intento soñar con versos y lunas menguantes que alumbran, un bosque apagado, silencioso, un alminar vacío de angustias. Abel Gonzalez Luna

abel.g.luna@gmail.com

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Cuando todos salieron y la dejaron sola, fue hacia la cómoda y abrió el cajón donde guardaba el espejo. Lo sostuvo frente a sí a la altura del rostro durante unos segundos interminables. Entonces supo que tenía que matarla.

J. Javier Moreno Sánchez jjaviermosa@gmail.com

Cuore Jose Luis Tejero Fuentes

www.artejero.blogspot.com

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Hace unas semanas recibía una nota de mi vecina en la que se quejaba por el ruido que producen los muelles de la cama. La deslizó por debajo de mi puerta a eso de la madrugada y se volvió a su piso, dejándome oír a través de las paredes de papel, la puerta del mismo y luego la de su habitación. El comienzo de la carta era: “Estimado/a vecino/a”. Deduje que era un poco estúpida por utilizar el doble género, ya que el masculino recogía los dos. Inferí que tenía mal gusto para los hombres. Luego añadió: “No me importa lo que usted haga o deje de hacer”. -Menuda mojigata – pensé- Pretende ser más fina de lo que en realidad es. En honor a la verdad, hay que decir que la vecina es bastante hermosa. Que tiene el pelo largo, los pechos opulentos como dos imperios y las manos delgadas. No sé cómo se llama, pero me la he encontrado un par de veces en el ascensor, así que he tenido ocasión de observarla. Ayer gemía… Trinaba, como una golondrina que de un grito pudiera desgajar todas las naranjas del frutero dejándolas abiertas en cascos y peladas. Primero lo hizo continuamente, durante unos cinco minutos. Luego lo hizo chillando, pero en lapsos de treinta segundos o un minuto. Al parecer le estaban practicando un cunnilingus sin demasiada habilidad después de un polvo demasiado corto. Probablemente habría algo de fingido en cada alarido aislado, destinado más a animar al amante que a manifestar el escaso placer que pudiera sentir. Tomé un folio de papel y escribí sobre él: Querida vecina: Me encanta oírla gemir pues lo hace como una Diosa del Olimpo. Ojalá pudiera hacerlo en mi habitación, pues sospecho que la acústica es mucho mejor, pero prefiero escucharla mientras se lo monta con otro si es lo único que voy a obtener de usted. No obstante, ¿no podría buscarse otro amante?

Creo que ese no le saca todo el rendimiento posible ni tan siquiera en lo puramente acústico. Si bien de pequeño odiaba ver a un niño comerse un helado de dos grandes bolas, mientras mi padre se negaba a comprarme otro; ahora me gusta oír gemir a una hermosa mujer… Aunque no sin cierta envidia. Con cariño, Su vecino pervertido de arriba. Después he hecho un avión con la hoja y he acertado a colárselo en el balcón. Tampoco es cuestión de que abran la puerta o de que alguien me vea metiéndola por debajo. A los pocos días no daba crédito. La vecina que anteriormente gemía, ahora había dejado de hacerlo. No sé si mi sentida nota tuvo tal efecto o simplemente es que su vida sentimental es muy cambiante. Ayer encontré una nueva nota, pero en esta ocasión ignoro a qué hora la dejó exactamente. Decía: Menuda forma de dirigirte a mí más vulgar has tenido. Sé que no eres ningún viejo porque te hemos visto más de una vez tender la ropa. ¿Por qué no bajas para ver si puedes decirme lo mismo a la cara? ¡Menuda vecina más impertinente! Ni siquiera ha tenido la decencia de seguir tratándome de usted, después de lo educado que fui yo. Siempre he pensado que en este tipo de circunstancias que no ponen en peligro la vida, sino más bien la integridad moral, hay que arriesgarse. De todos modos, la 21


moral no me la veo en el espejo por las mañanas. ¿Qué más da que esté un poco más marchita o más lozana? Bajo las escaleras. Me paro frente a la puerta y llamo al timbre. Para estas cosas siempre suelo llamar a un doble, lo que ocurre es que lo he tenido que despedir porque me cobraba dos euros por intervención y soy uno de los grandes olvidados del calendario socialista de ayudas sociales. -Tendré que hacerlo yo- me infundo valor en voz alta. La mirilla de la puerta se oscurece y transcurren unos incómodos segundos, tras los cuales la puerta se entreabre. Un piso de tías. Olía a piso de tías. Las tías no son como nosotros en su conjunto. Quedan grupos limpios y conocedores de la buena cocina. Normalmente provienen de pueblos con mentalidades retrasadas que opinan que la buena alimentación es importante o que la limpieza y la higiente previenen enfermedades. Os juro que jamás vi una ciudad tan civilizada y tan limpia de puertas para fuera como París. Allí no existían opiniones retrógradas que sumieran a las casas en una espiral de limpieza. Raramente había alguien proveniente de la Generación X que tuviera la casa algo más arreglada que una cuadra. Me hallaba ante un espécimen en peligro de extinción: la mujer hacendosa. Antiguamente los únicos hombres que tenían una casa limpia, eran quienes se casaban con uno de estos ejemplares. No sólo no estaba arrepentido de acometer esta gran hazaña, sino que mi afán biológico de conocimiento había alcanzado máximos históricos. ¡Cáspita! ¡Jamás pensé que me encontraría una! ¡Y fuera de su hábitat natural en el pueblo! Ante mí aparecía una muchacha bajita, de unos veintitrés años. Tenía un vaquero no demasiado apretado y un jersey de color uniforme con ciertas formas geométricas adornando el cuello. -Hola. ¿Sabes quién soy?- Me mira perpleja como sin saber qué decir. 22


Plastermouth Hampus

hampus.flink@googlemail.com


Tampoco le iba a hablar de usted si ella no lo había hecho en la carta. – Luego articula -No, ¿quién eres?- -Os mandé un avión con una nota hace unos días, en respuesta a una carta que me echasteis bajo la puerta.- -No sé de qué me hablas.-Responde. -¿Es el tercero be? -No.- Contesta. -Es el tercero ce- -Perdón. Buenas tardes.- Bien. Se me ocurrió que tal vez la vecina hubiera cambiado las letras. ¿Tanto me temería? Pero no. Murphy quería recordarme algo. Cogí mi móvil y llamé a mi colega Murphy: -Oye Murphy, ¿tú crees que habrá cambiado las letras? -¡Para nada tío! ¡Fíjate en que no queda debajo de tu piso! Además, ¿No ves que has llamado en el piso de enfrente?-¡Cierto! Gracias colega. No sé qué sería de mi vida sin tus consejos. Cuando mi mano iba a accionar el otro timbre, la puerta de enfrente se abrió. Detrás había tres vecinas apiñadas, de entre dieciocho y veintidós años. Estaban descojonadas de la risa. Su piso no estaba nada limpio, así que ya no me sentía tan valiente como antes. Además me invitaron a pasar en lugar de dejarme en terreno neutral. Y ahora expongo el motivo por el que me comporto así y hago este tipo de cosas. Conozco a mucha gente que no tira del hilo para forzar las situaciones hasta el absurdo. O hasta llegar a una situación infrecuente ante la cual las pautas de comportamiento habituales se han roto. Olía a porro. Hacía casi dos semanas que no los fumaba. Habían sido las dos semanas más largas de mis últimos años y ni que decir tiene… Mis sentidos se aguzaron como alguien que anduviera tres días por el desierto y oliera las palmeras mientras a la par oía el agua que gorgotea a escasos metros. Era hierba. ¡Era hierba! Ahora lo entendía todo. Su moral sexual encajaba con el piso percudido y los muebles derruidos 24

y también con la marihuana. Mi meta ya no era disculparme… Sólo quería caerles bien. O al menos lo suficiente para que me regalasen con unas caladas. Antes de que abrieran la boca dije clara y firmemente: -vengo a disculparme. Siento mucho haberos enviado esa nota. Es que estaba fumado y se me ocurrió hacerlo…- Mentía como un bellaco. Nunca había estado tan sobrio como cuando hice eso. Lo que ocurre es que he pasado tanto tiempo bajo los efectos del cannabis que ahora soy una especie de Obélix que se ha caído recién nacido en una marmita de cogollos. -¡ja, ja, ja, ja! ¿Pero es que no nos escuchaste reírnos? No podíamos parar de hacerlo y hasta creíamos que nos oirías.- Dice una alta, con un piercing en la nariz y medias de colores.- Además olemos cuando fumas. ¡Menudo pedazo de hierba tienes!- Cierto era que nunca he tenido el oído demasiado fino. Así que aquello era perfectamente plausible. Por lo visto habían estado esperando que bajara al oírlas, o eso me pareció concluir. Pero sus risas no me llegaron. A veces ocurría eso… Uno debería saber siempre estas cosas. El tío al que una de ellas se había follado, se había ido después de que ésta terminara de gemir. Típico de universitarios con novia como Nacho. Ella habían visto la nota y habían comenzado a reírse, porque no les importaba Nacho o como quiera que se llamara aquél tío al que se me ocurrió bautizar así. La


vecina que yo creía que vivía abajo y con la que me había montado el ascensor, puede que viviera en el piso de enfrente. -Sí, hasta nos peleábamos por ver quién subía para que nos invitaras un día a un canutillo. La pena es que no fueras el vecino de abajo. ¡Al principio pensamos que lo eras! Silvia quería tirarte una toalla al tendedero.-Vecinas… A propósito, ¿cómo os llamáis? Yo soy Misósofos. Y aunque no podáis tirarme a la toalla, creo que si me invitáis a un peta, es bastante fácil que yo os invite a otro en cuanto pille. ¿Qué os parece? Qué de puta madre. Me fumé un peta con ellas y hasta sacaron una cerveza. Se llamaban… Bueno, una Silvia, otra María o María José y otra… Hay que decir que la hierba estaba en su punto. En un momento dado pregunté: -Bueno, y ahora que tengo la excusa de estar fumado… ¿Cuál era la que gritaba?- También había reducido el consumo de alcohol a mínimos increíbles últimamente, así que una lata bebida con la misma rapidez que ganas, me bastó para casi emborracharme. -¡Ja, ja, ja, ja!- Joder, esas tías estaban colocadas desde que se levantaron. No podían dejar de reír. Ni siquiera era viable mantener una conversación. -¿Y tú cuál crees?dice una. Cuando me someten a un juego tan malicioso, me disparo. Ya no sé lo que digo. Creo que hay una zona de mi cerebro que se pone en funcionamiento y el resto de las neuronas se apagan.

Como si un virus informático hiciera desaparecer el sistema operativo y un malware quedara con el control absoluto de mis componentes físicos. -Yo creo que no era ninguna. Porque tenéis tanta cara de buenas, que no creo que ninguna consintiera que otra estuvieran dándole al tema sin intervenir.- Las tres empezaron a reírse otra vez. Dos con cierta vergüenza y la otra a mandíbula batiente. Apuesto a que la de las carcajadas era la que se estaba cepillando al tío del otro día. Salgo de allí tras una moderadamente larga despedida. Me recuerdan que les debo unas caladitas a cada una. Al final no me confiesan quién era la folladora, pero a estas alturas lo sabía con una certeza de casi el cien por cien. -Y mis compañeros de piso decían que estaba loco. ¡Ja!- me digo confirmándome de viva voz lo que pienso por el pasillo. ¿Quién sabe si algún matrimonio de viejos que haya observado la escena tras los finos muros, va a cogerme cariño y a hacerme heredero de una propiedad en tan insigne edificio?

Misofos

misofos@gmail.com

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La incertidumbre me nubla la vista impidiendo llegar a mi objetivo. Cada vez que avanzo entre las tinieblas, con paso titubeante, me tropiezo con realidades que me alejan del camino. No logro entender la lógica del aparato que absorbe las mentes incautas que nacen del sistema. Sin embargo, nada me embriaga más que las gotas de estupor que resbalan frías por la sien de la incoherencia. La contradicción es algo difícil de explicar, tanto que sería contradictorio que llegásemos a entenderla, pues estaríamos ante otra nueva incógnita. Pero olvidémonos de las reflexiones espontáneas y observemos nuestra memoria. A decir verdad, es difícil recordar los hechos y sobretodo escapar de la manipulación. No obstante, disponemos de post-históricos medios para defendernos, y ante todo, la lógica humana que nos limpie de prejuicios o imágenes estereotipadas escribiendo las cosas con su nombre. Los monstruos que amenazan y derriban todo separando y aislando sentimientos, saberes, ciencias, culturas; solamente crean distanciamiento, sentimientos de superioridad e inferioridad, resentimiento, corrupción, tiranía, caos. No alcanzamos a mirar por encima del velo que nos impide ver la realidad bajo un prisma neutro; todos nacemos bajo el mismo sol. Nos hacen creer que determinada cultura es superior o inferior, que una raza es mala y otra buena, que un pueblo es libre y el otro no, y que unos son los héroes que han 26

de cambiar las cosas. Un abismo de sombras yace ante mí, sin lograr dar un paso por temor a la inseguridad. Guerra, destrucción, muerte y dinero. Usura y bancos de especulación. Esclavitud. Cuántas guerras y sangre bajo los pies de los adoradores del poder y la riqueza. Son polos opuestos a cualquier vía espiritual y uso de


la razón, conocimiento. Solo es uno aquel que promueve el mal, la violencia, la tiranía, el odio, el terror; o al menos todos tienen el mismo rostro sin rasgos, sin facciones, inexpresivo, sin patria ni secta, un escuadrón de bestias dispersas con dientes afilados y extremadamente hambrientas. Y nosotros, los humanos, nómadas y sedentarios olvidamos nuestro origen y sucumbimos al susurro de la enemistad. El camino se cierne

sobre mí, el bosque repliega sus ramas y se torna espeso, denso, profundo, asfixiante, claustrofóbico. Verde negro y oscuridad. Frio, mojado y helado avanzo como un reptil tratando de escapar de esa pesadilla espantosa. Agotadas las fuerzas sólo espero, inmóvil, impasivo, que los duendes retornen para darle un destello de realidad a este mundo de fantasía.

Ahmed Maza

flickr.com/photos/mazorcas


Hoy, que está tan de moda hablar de generaciones, de jóvenes, de cómo se comportan ante la vida, déjame hablarte de los que te rodean ahora,de los que te cruzas todos los días, de la gente con la que estudias,de la gente que te sirve en bares y discotecas,de la gente que, quizás, y sólo quizás, hace que tu vida sea más entretenida,esos soñadores, que te llevan de marcha, que te dan la opción de ver otras posibilidades. No somos nini o gilipolleces equivalentes, inventadas por diseñadores televisivos, que no tienen más remedio que vender escoria, pan y circo que mantenga a las masas aborregadas.Estudiamos, trabajamos, o estudiamos y trabajamos a la vez, porque no tenemos más remedio, porque aspiramos a un tren de vida superior, o lisa y llanamente, porque nuestros vicios nos obligan a ello. 28

Lo gracioso del asunto, es que somos los que sonreímos por el hecho de ver a niños jugando,con la ilusión absurda de que sean mejores que nosotros, y que ríen viendo nuestras absurdeces, con la capacidad crítica que da la inocencia,y cuando vemos alguien cerca necesitado de ayuda, reaccionamos; los que yendo borrachos como cerdos, aún tenemos tiempo, entre birra y birra,de recoger a un paralítico del suelo, porque el resto de sus vecinosno han tenido los santos cojones de moverse, por mucho que su mujer y sus hermanas pidiesen ayuda, los mismos que tienen tiempo de sobra para escuchar las penas que nadie oye, los mismos a los que no les


importa llevar la compra de una anciana,dejar su asiento a un padre y su hijo en el autobús, o gastar una pieza de su tiempo charlando con yonkis o vagabundos, porque, por muy bien que les haya tratado la vida, también han dormido al raso, por orgullo o por necesidad, y quizás eso les haya hecho más humanos, esos que aquellos de tripa y mente bien cebada, ignoráis y despreciáis,puede que porque sois incapaces de soñar, o como ya habéis alcanzado la cima, os podéis permiir ignorar al resto. Estoy desgranando aquí esta colección de pensamientos abandonados, por aquellos que son personas completas, y la sociedad ignora, aún siendo la única puñetera esperanza de que la podrida sociedad occidental llegue a ser algo respetable.

Hemos llegado al extremo de ostrizar la originalidad en nuestras calles,de aceptar la cerrazón como modus operandi,como si fuese el objetivo perfecto tener hordas de criaturas amorales y deshumanizadas que, siguiendo las directrices aceptadas de forma general, mantengan el status quo actual. Reniego de ello, espero que sigamos existiendo colgados que busquemos algo más que estupideces,que veamos el tapiz completo y nos neguemos a ser hebra del mismo,y que por ello, discutamos, contravengamos reglas y leyes, e intentemos romper con la estupidez generalizada. Derrumbásteis el muro de Berlín, despertásteis la libertad de expresión, la de religión, la de sexo, etcétera, pero aún no habéis aceptado lo que conllevaba, ni enseñais a vuestros hijos el precio en siglos y sangre que ha costado. Mirad cielo y estrellas de nuevo, despertad, daos cuenta de que no estáis solos, que cada puta brizna de vuestro cuerpo pertenece a este universo,y tratad de hacer un lugar mejor, no porque sea bonito, o por el recuerdo que puedan tener de vosotros, tan sólo porque no cuesta nada, y que lo que dejéis de basura por aquí pueda disfrutarlo mejor.

Maelstrom

tuatha_na_gael@hotmail.com

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Alexandr Rodin

www.dach-n.by/kontacs

Rushhour

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Experiment contact

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Ziro Option


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MI CONCEPTO La sensación de carga de la Época que está terminando, manifestaciones aprehensivas del futuro sombrío, la espera de los cambios zodiacales en los espacios esféricos del universo, sumergen la mente humana en la vorágine de energías refinadas del caos sin fin, otorgándole una extraña sensación de imprecisión de diferentes tipos. El ser humano se convierte en objeto de proyección de agresiones refinadas de información e infinitud ecológica. Siendo el elemento inseparable de las evoluciones ecológicas, su instigador y cadena disoluta con inusual persistencia creando zonas tecno-megalíticas de energía saturada con encarnaciones de creaciones mentales de la propia psique imperfecta, el ser humano deviene una víctima de esta raza insensible en comparación con las inamovibles leyes eternas de la esencia. Liberándose de las trabas de los instintos inconscientes agitando la esencia en las profundidades de irreales y eternos mundos de formas y no-formas a través de las pinturas gracias a la plasticidad de ritmos y estructuras de color, tratando de combinar macro y microcosmos de la existencia mental, física y astral. Traducción de El peregrino

Destiny

The feeling of the burden of the Epoch that is leaving, apprehensive manifestations of the shadowy future, waiting for the zodiac changes in the spherical spaces of the Universe lowers the human mind into the whirlpool of refine energies of the endless chaos, gives to it a strange feeling of the vagueness of different states. The human being becomes an object of projection of refined aggressions of information and ecological infinity. Being the inseparable element of the ecological evolutions, their instigator and dissolute chain with unusual persistence creating tecno-megalithic zone of existing saturated with embodiments of mental creation of one´s own imperfect mind, the human being becomes a victim of this senseless race comparing with eternal unshakable laws of essence. Extricating from shackles of unconscious instincts fluffing up the essence in the depths of unreal and endless world of forms and nonforms through the paintings due to the pasticity of rythms and color structures, trying to combine maco and microcosms of the mental, physical and astral existence Alexandr Rodin 35


Diseño Grafico • Web • Empaques • Artes Graficas • Impresos en Gral.

Anonimo Quien • Concepto Anonimo



Un Bloody Man por favor


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Eran las cinco y poco en una ciudad como Córdoba. Clima perfecto para una tarde perfecta en la que coronamos una comilona en un restaurante chino, con un café caliente en un irlandés. El lugar olía a ambientador caro, la madera de la barra era tan brillante como los ojos de la camarera, la cual nos miraba con la indiferencia con la que se mira a una hormiga... típico. Mi amigo y yo pedimos un café con leche, el mío con un poco de canela, y nos sentamos al final de la estancia. La conversación, como siempre “friki”, fluida y en ocasiones existencial. Casi diría que producto de una adolescencia mantenida y prolongada con formol. El café era como la caricia cálida y dulce de una abuela, aunque por un euro y medio debería haber sabido a mamada. La tarde empezaba a morir para dar lugar a la noche, cuando entraron criaturas directas del abismo y se sentaron delante de nosotros. ¡Despierta HP Lovecraft! Una era delgada, vestida de rosa y con las uñas doradas, se alimentaba de jóvenes depilados y cincelados por mil mancuernas, otra parecía estar hecha de piel humana, pero no era humana, otra debía oler a cenicero y café podrido, sus uñas y dedos eran amarillos como los de un muerto. La cuarta era víctima de una obesidad que rozaba lo mórbido, el temblor de su pulso la delataba como una psicópata en potencia. Todas olían a la misma colonia, aunque igual habría resultado si oliesen a azufre. Mi inquietud poco a poco se hizo más palpable. - ¿Qué te pasa?- Preguntó mi amigo Guille. Respondí señalando al cuarteto del abismo con la cabeza. No pude evitar hacer uso de mi móvil e inmortalizar el momento. Quizás mande la foto a Cuarto Milenio*. * Programa televisivo sobre fenómenos misteriosos o inexplicables.

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Marcos serrano Carrillo

xxblacklizardxx@hotmail.com


La lluvia cae; como manzanas maduras como bombas como imperios como valores bursátiles. Y tu vida, es ese rayo que nadie ve ese trueno que nadie oye, y en algún lugar bajo la lluvia, bajo la tormenta, jóvenes parejas sueñan pasados, presentes, futuros. Y las gotas resbalan cristal abajo, y los charcos reflejan la luna las luces de la ciudad. La lluvia cae, la hierba crece sobre los muertos y los niños juegan sobre la hierba. Mañana no quedarán charcos. ¿Quedará lluvia?

Luis Aleman

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EunahHong

So-lae-po-gu


En Estultópolis no hay barrenderos, Sino licenciados en higiene urbana. Tienen demasiados estudios Y todos dicen saber más de lo que creen, Pensando que en cualquier caso, Al menos más que los demás. En Estultópolis el más tonto ocupa un trono, Tomándose por el rey del resto. Los imbéciles forman coalición, Encaramados a la más alta cúpula, Hasta donde sólo dejan escalar a los suyos. Ningún estultopolita es capaz de exiliarse Y cada idea mejor proveniente desde abajo Es condenada al ostracismo de antemano La metodología es más importante que la ciencia La teoría abunda inundándolo todo. En Estultópolis la injusticia se denuncia en privado A sabiendas de que es mejor callar Y dejar que el que luego venga empuje O que otro proteste y se lleve los palos. En Estultópolis sólo hay tiranos Dictadores, reyezuelos, policía y esclavos. Tú has nacido en Estultópolis, Por si no te habías dado cuenta.

Misofos

misofos@gmail.com

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El autobús va lleno de ruidos mudos, que intercambian tonos imposibles con las ruedas delanteras, cuyo caucho rodeado de monstruosas tuercas chirría a cada giro, dejando un amargo sabor de boca que me aleja del sueño a estas ocho de la mañana, en esta Granada sorda y truculenta, dentro de este autobús teñido de rojo que transporta nuestras ganas de dormir. Las mías y las de la chica con el jersey azul, que tiene los labios extrañamente rosados, a juego con las mejillas. Se tendrá que deshacer del jersey porque va a hacer calor en Cartuja, se agobiará porque no le cabrá en su pequeña mochila de piel, llena de “Teoría de la literatura”. Después reirá cuando alguien en clase defienda que la teoría no ocupa lugar. Pero todo esto aún no lo sabe, y yo tampoco. Estamos solo en esta lata de olores que se lleva las ganas de dormir, dejándonos el aliento en el cristal. El autobús, lleno de ruidos mudos, tonos imposibles y sabores amargos, está también lleno de personas ciegas, que no se miran las unas a las otras, se esquivan los ojos y evitan el contacto. Se detestan, y juzgan. En el autobús no hay piedad.

En cada parada los frenos hacen su show de agudos, al que sigue la puerta, para finalmente cerrar con el “tac” del primer pie, “tac”, del segundo. Y ya tenemos un nuevo pasajero al que privar de sueño, que no tardará en darse cuenta de que las ruedas chirrían y de que no tendrá unos últimos “cinco minutos maaas...” antes de dejar a otro el trozo de plástico duro en el que está sentado. Pero no advertirá, sin embargo, la invidencia del resto, por la suya propia. Porque entre ciegos no se ven, ¿no?. Esta lata metálica con color tomate, esta lata dotada de ruedas y de relativo confort, esta lata, está infestada de ruidos mudos, tonos impensables y sabores amargos; de esta lata caen las personas en la última parada, y se apilan en el suelo, al pie de la puerta, malheridas, porque no saben ser ciegas.

J.L.

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Mural Utrilla

Predator

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Grey=gris, Hound=Perro de caza Reportaje fotografico realizado en las instalaciones del estadio de Galway en Irlanda. Rafael Ruiz

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De repente un día todo comenzó de nuevo, había pasado muchos años desde la última vez que estuvo en el castillo, un reflejo de luz atrajo su atención, medio tapado por una sabana la esperaba, frio y distante pero extrañamente familiar su reflejo la miraba desafiante con alguna cana plateada decorando su pelo. Recuperó la noción del tiempo al oír las risas de su hija en el jardín, todos decían que había heredado la belleza de su madre, la cual acababa de descubrir dos cosas en el desván de su madrastra, que no debía leer en voz alta las inscripciones de los espejos… y una receta para hacer manzanas. Bardo

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Ă?caro Incombustible


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