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Invernaderos
USO EFICIENTE DE
INSUMOS PARA INCREMENTAR PRODUCTIVIDAD, REDITUABILIDAD Y SOSTENIBILIDAD
POR SALVADOR MEJÍA SANDOVAL
Lograr que las prácticas agrícolas mejoren sus productividades para cumplir con la meta de alimentar a miles de millones de personas en el mundo, sin deteriorar los suelos, es posible gracias a la biotecnología y el uso de microorganismos. Al igual que los animales, que requieren bacterias para facilitar la asimilación de alimentos en el intestino, las plantas están colonizadas por comunidades microbianas diversas cuando crecen en condiciones naturales.
Muchos de estos microorganismos establecen relaciones no patogénicas con las plantas, e incluso pueden favorecer su crecimiento y resistencia a limitaciones bióticas (frente a patógenos) y abióticas (sequía, salinidad, etc.). Se trata de microorganismos del suelo, hongos y bacterias, que se asocian a las raíces de las plantas (rizosfera) de manera natural y estrecha. Entre los microorganismos benéficos para las plantas pueden distinguirse dos grupos en función del tipo de mecanismo implicado. El primer grupo son los denominados agentes de control biológico, que favorecen la salud y el crecimiento vegetal por mecanismos llamados indirectos, ejerciendo acciones de antagonismo frente a patógenos y parásitos de las plantas. El segundo grupo son los agentes o microorganismos biofertilizantes que promueven la nutrición y el crecimiento de las plantas mediante mecanismos directos, pues facilitan la disponibilidad de nutrientes tales como el nitrógeno, el fósforo o el agua, elementos imprescindibles para el crecimiento vegetal. Otros microorganismos producen algunos metabolitos como fitohormonas que contribuyen a su crecimiento y desarrollo.
Estos agentes pueden ser formulados industrialmente para su aplicación en agricultura como inoculantes, productos biotecnológicos cuyo principio activo son
microorganismos vivos que benefician la nutrición y el crecimiento de las plantas. La biofertilización se aplica prácticamente a cualquier especie de interés agronómico (cereales, leguminosas, hortícolas, forestales, silvopastoriles) y proporciona ventajas con respecto a la aplicación de fertilizantes químicos, como son menores costos de producción que conllevan una mayor productividad; menor dependencia por fertilizantes químicos, sujetos a los vaivenes del precio internacional del petróleo, y menor impacto ambiental que logra mayor sostenibilidad de los sistemas agrícolas a nivel local y global. Además, la biofertilización es imprescindible en la agricultura orgánica, con el consiguiente valor agregado de las producciones en los mercados ecológicos. El uso de biofertilizantes puede permitir mantener altas productividades con el menor impacto ambiental posible. Existen importantes ejemplos de cómo el uso de inoculantes mejora la productividad y competitividad de las producciones, el más llamativo quizá sea el de soja sudamericana que en su mayoría es biofertilizada con inoculantes de alta calidad, lo que hace al cultivo prácticamente independiente de la aplicación de fertilizantes nitrogenados.
El agricultor debe partir de productos de primera calidad y abandonar la falsa creencia de que la aplicación de insumos biológicos se relaciona con la producción artesanal. Si bien es cierto que en las fincas se puede hacer compostaje de los residuos orgánicos, estos no reemplazarán el uso de verdaderos productos formulados que le aseguren sostenibilidad al agricultor en sus cosechas. Se estima que la eficiencia de absorción para el nitrógeno es inferior al 50%, la del fósforo es menor a 10%, y la del potasio es del 40%, dependiendo del contenido de materia orgánica y de la actividad biológica del suelo, por esto los biofertilizantes son una alternativa para este cultivo al suministrar nutrientes y sustancias promotoras del crecimiento.
EFECTIVIDAD DE LOS BIOFERTILIZANTES
El término biofertilizante hace referencia a sustancias que contienen microorganismos vivos involucrados en varias actividades del suelo, los cuales, al ser aplicados a semillas, plantas o suelos, colonizan la rizosfera o el interior de las plantas y dan lugar a un mejor rendimiento de los cultivos. El término biofertilizante, no obstante, es una palabra que aún genera confusión, ya que fácilmente se identifica con extractos de plantas, residuos urbanos compostados, mezclas microbianas con constituyentes indefinidos y formulaciones de fertilizantes químicos suplementados con compuestos orgánicos. En los últimos años, se ha investigado ampliamente acerca de la efec-
tencial para ser empleados como biofertilizantes, pues son altamente ubicuos y comúnmente hallados en aislamiento de diversas muestras de suelo. Esto evidencia que las bacterias promotoras del crecimiento vegetal y los rizobios juegan roles de vital importancia en la matriz del suelo, pues por poseer enzimas para fijar nitrógeno son capaces de abastecer de este elemento a diversos cultivos. En el caso de Azospirillum brasilense se han encontrado los siguientes beneficios: incrementos mayores al 18 % en la biomasa total de las plantas, estímulo del crecimiento de hasta el 72% en los brotes de plantas y aumento en más del 50% en el área foliar.
CONSUMO ESPECÍFICO DE ENERGÍA DIFIERE CON EL TIPO DE INVERNADERO
tividad de estas sustancias, sobre todo, para ser implementadas en cultivos de interés comercial o para complementar la fertilización química.
Los biofertilizantes a base de microorganismos fijadores de nitrógeno son de los más populares de este tipo, no solamente por la importancia de este elemento en las células vegetales, sino por la amplia variedad taxonómica de los microorganismos que lo fijan, con diferentes estilos de vida y de asociación con diversas especies de plantas (en la superficie de tejidos foliares o radiculares). Además, se ha encontrado que la fijación de nitrógeno presenta tasas más altas en la superficie de la raíz que en el suelo de la rizosfera, pues en la primera se obtienen rendimientos de hasta 30 g/L para microorganismos como Azotobacter chroococcum, A. beijerinckii y A. vinelandii. Este fenómeno posiblemente se deba a la cantidad y la calidad de los derivados de carbono y las sustancias promotoras provenientes de la raíz, que favorecen el aumento de la biomasa microbiana fijadora de nitrógeno. La energía tiene un papel fundamental en el desarrollo social y económico, representa un sector estratégico en todos los países; sin embargo, hay una falta de políticas de desarrollo en energía rural enfocadas a la agricultura. Este sector tiene un rol dual como usuario y como proveedor de energía. El uso de energía para la producción agrícola puede ser aplicada en diferentes formas, tales como mecánica (maquinas agrícolas, fuerza humana y animal), fertilizantes y químicos (pesticidas y herbicidas). La cantidad de energía utilizada en la producción agrícola, distribución y procesamiento debe de ser adecuada para alimentar la creciente población y alcanzar otros objetivos sociales y económicos.
Microorganismos del género Azotobacter sp., Azospirillum sp. y Rhizobium sp. han demostrado tener gran poEl consumo específico de energía muestra diversos valores para diferentes construcciones de invernaderos. Los valores más bajos fueron obtenidos para los invernaderos interconectados y los más altos para el tipo túnel solitario. Los invernaderos interconectados muestran la menor cantidad de energía utilizada por kilogramo de producto comparada con otras estructuras. La energía indirecta incluye la energía en semillas, fertilizantes, herbicidas, pesticidas, fungicidas, estiércol y maquinaria, mientras que la energía directa incluye mano de obra, diesel, gasolina, electricidad y agua para riego.
La energía no renovable incluye, diesel, gasolina, electricidad, fertilizantes, herbicidas, pesticidas, fungicidas y maquinaria y la energía renovable incluye mano de obra, estiércol, semillas y agua de riego. El uso eficiente de insumos ayuda a incrementar la producción y productividad, y contribuye a la economía, redituabilidad y competencia para la sostenibilidad agrícola de las comunidades.