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conferencia
Los huesos de García Lorca Santiago Roncagliolo [ garcía lorca’s bones ] palabras clave: Enrique Amorim, Federico García Lorca, Picasso, Neruda, Chaplin keywords: Enrique Amorim, Federico García Lorca, Picasso, Neruda, Chaplin
S
oy un sicario de los libros. Los hago por encargo. Si tienes una historia, especialmente una historia que te va a meter en problemas, soy el hombre al que llamas para escribirla. El que hace el trabajo sucio. Mis libros de no ficción me han granjeado amenazas de muerte, demandas judiciales y censuras. Pero, al final del día, es un trabajo como cualquier otro. Mi último encargo comenzó en el 2010, cuando contactaron conmigo los representantes de una pequeña casa editorial. Yo nunca había escuchado hablar de ellos, pero evidentemente tenían influencias. El contacto entre nosotros lo hizo la presidenta del Centro Internacional de la Prensa. Y a la presentación de sus libros asistía el vicepresidente de España. Cuando alguien así aparece en tu vida, es mejor que lo escuches. La editorial me propuso un encargo muy extraño. Querían un libro sobre un escritor uruguayo olvidado llamado Enrique Amorim. Al parecer, Amorim había sido amigo de importantes artistas del siglo XX, desde Picasso hasta Walt Disney, y había construido el primer monumento del mundo a la memoria de Federico García Lorca. Su vida podía alimentar una simpática crónica de época. Pero su nombre era desconocido fuera de su país, la investigación se prometía cara, y yo
no veía una buena razón para emprenderla. Los editores, en cambio, se mostraban muy interesados en el proyecto. Dejaron claro que el dinero no sería problema. Insistieron a pesar de mis dudas. Solo después de varias conversaciones admitieron qué les interesaba tanto: «Tenemos importantes indicios de que debajo del monumento que levantó Amorim en realidad se esconde el cadáver de Federico García Lorca», dijeron. Al principio, pensé que esos hombres estaban locos. Después acepté. El misterio del monumento
Desde su fusilamiento en agosto de 1936, en los albores de la Guerra Civil Española, el cadáver de Federico García Lorca ha sido buscado por cielo y tierra. El poeta se ha convertido en el rostro de todos los desaparecidos de la guerra. Los descendientes de las víctimas de ese sangriento enfrentamiento llevan fotos del poeta a sus manifestaciones. Y, por supuesto, todo tipo de mitos se han tejido sobre su paradero. El principal biógrafo de García Lorca, Ian Gibson, insistió siempre en que los restos descansaban en una fosa de las cercanías de Granada,