presentación
Gerardo Chávez, un humanista Isabel Aninat
pidieron que presentara Gerardo Chávez y me M eapregunto a cuál de todos.
¿Al Gerardo Chávez altruista? ¿A Gerardo Chávez gestor cultural? ¿Al Gerardo Chávez artista? ¿Al cantante, pues me contaron que canta también? ¿Al político? La verdad es que la Cátedra Abierta en homenaje a Roberto Bolaño tiene un gran mérito, y es no solo convidar a gente muy especializada en su trabajo sino también a humanistas como Gerardo Chávez, que tienen mucho que comunicar. Hablaré primero de Gerardo Chávez altruista. Un grupo de chilenos que queríamos conocer las ruinas precolombinas hicimos un viaje en bus de Lima hacia el norte, y cuando llegamos a Trujillo allí estaba Gerardo, imponente. Casi como un tótem. Nos hizo el tur por la ciudad. Tomamos un tren y partimos primero a una casona muy bonita, muy bien arreglada, que tenía una librería, un café y un lugar de encuentro y se llamaba «Ángel Mira»: así le puso Gerardo en honor a su hermano Ángel, también un gran artista. Con razón se dice que en Trujillo nació Dios y también los Chávez. Después fuimos al Museo de Arte Moderno y allí pudimos comprobar la generosidad de Gerardo y cómo su personalidad se reflejaba en el museo. [El Museo de Arte Moderno de Trujillo, el primero de Perú, fue impulsado por el artista.] Un museo espectacular. Recorrerlo con Gerardo fue una gran experiencia porque había amor en
cada una de las obras que estaban ahí, interés por contar cómo había sido adquirida cada una de ellas, y su personalidad: fuerte porque las obras eran fuertes, delicada por esa delicadeza de mostrar cada una de ellas, estética porque hasta el jardín era de una belleza extraordinaria. Gerardo dijo entonces que todavía nos faltaba algo: teníamos que ver el Museo del Juguete. ¿Un artista haciendo el Museo del Juguete? Intuyo que tiempo atrás le faltaron, no hubo tiempo para juguetes tal vez cuando era niño. También había delicadeza en ese lugar, ingenuidad, algo que te lleva a soñar y que muchas veces encontramos en su obra. Todo eso muestra a un Chávez altruista y rico en personalidad. Chávez es el undécimo de doce hermanos y su madre murió cuando él tenía cinco años, por lo tanto tiene una infancia disgregada por la precariedad económica. Tiene que trabajar: desde llevar sacos de papas en el mercado hasta pintar una casa, y cuando hace esto último la dueña le dice «usted debiera ser escultor». Fue desde siempre que le sonaban las palabras porque después se enamora de la poesía. Pregunta qué es eso, y le cuentan lo que es ser artista. Escultor, artista, eso le parece mágico. Tiene un hermano en Lima, Ángel, que es un gran artista; Gerardo parte a conocerlo, a trabajar con él, y su hermano no solamente lo instruye en la parte técnica sino que le trasmite el amor por el olor de la pintura, por la suavidad de los pinceles.