19
conferencia
Viaje al interior Gerardo Chávez [ the inward path ] palabras clave: Gerardo Chávez, Roberto Matta, Museo de Arte Moderno de Trujillo keywords: Gerardo Chávez, Roberto Matta, Trujillo Modern Art Museum
V
oy a contar cómo el sueño, cómo la realidad, cómo el viaje al interior hacen salir de mí las formas híbridas que aparecen constantemente en mi obra. Parecen repetirse pero están ahí, son contemporáneas pero curiosamente siempre con una mirada a lo primitivo. Hay ahí un origen que estoy tratando de adivinar, y a eso me voy a referir ahora. Gracias por esta invitación que me está permitiendo compartir con ustedes el sentimiento de una persona que «crea», entre comillas porque soy escéptico de esa palabra. Pero estamos ahí, tratamos de hacer y entregar cosas. Me he encontrado con un título de una obra mía de hace muchos años: «Él cierra los ojos, él ve». Hacía mucho tiempo que yo quería descifrar «Él cierra los ojos, él ve», y me encontré con que era un viaje al interior, o sea introspectivo. Y era un viaje que yo tenía que hacer con todo aquello de que me había alimentado, ya fuera la pobreza y el dolor como las alegrías. En fin, todo aquello que el hombre es dueño de ver. En estos casos fue permaneciendo en mí una riqueza extraordinaria que, cuando yo cerraba los ojos, podía descubrir e imaginar. Imaginaba una serie de personajes que venían de un problema tal vez sufrido. Con mucho amor había que seleccionarlos, hacerlos bailar, y así se convertían en monstruos deliciosos, todo ese mundo del interior. Yo era muy observador, comenzando por los enanos hasta el maltrecho; en todos estos personajes trataba de encontrar una cierta poesía.
También me parece importante fijar la atención de la naturaleza; la mirada no simple sino el ver: es tan importante fijar y encontrar algo en cada hombre que camina, en cada árbol que se deshoja o que está verdaderamente de una manera fabulosa expuesto a la naturaleza, en los animales y también en los seres dolidos. Viendo y observando el mundo constato que en mi obra aparecen híbridos entre cosas –sillas, mesas–, árboles, animales, seres humanos, y creo que las fijaciones en estas imágenes son las que hacen de mi pintura un mundo. Un mundo que es fascinante, un mundo que es inconcluso y que es enorme, un mundo que he entregado como un sueño. Cuando necesito encontrar formas más allá, no hago sino cerrar los ojos e imaginar, sentir verdaderamente, y plasmo lo que sale en forma alegórica, tierna tal vez, para que pueda producir una comunicación más tensa y también alegre. Porque la tensión del dolor y la alegría nos hace una vivencia permanente y rica, porque la creación nace del dolor, lo digo por los dolores que sufren las mujeres en el parto. Uno quiere tener esos dolores para poder de nuevo dar a luz y seguir creciendo por la vida. Mi pintura se aferra más a la imagen que al color porque creo que cada imagen nace con su color correspondiente, así como dicen que cada niño nace con su pan. A veces aparece con el ambiente, con el tiempo, con la necesidad de ese momento, y va enriqueciéndose a medida que se establece una comunicación con el espectador.