conferencia
Leer en tiempos difíciles Carlos Peña [ to read in difficult times ] palabras clave: lectura, oralidad, filosofía de la ciencia, Stanley Fish, Wittgenstein, Thomas Kuhn keywords: reading, orality, philosophy of science, Stanley Fish, Wittgenstein, Thomas Kuhn
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En qué sentido los tiempos que corren pueden ser estimados –como lo anuncia el título de esta exposición– tiempos difíciles para la lectura? ¿Acaso no vivimos más bien un momento en el que la abundancia de soportes y formatos pone al alcance de todos, o casi todos, los textos que antes se atesoraban en bibliotecas y espacios físicos, a los que, al revés de lo que ocurre hoy, costaba mucho acceder? Y si eso es así, si en efecto nunca los textos parecen haber circulado con tanta rapidez y simultaneidad como hoy y si nunca la gente pareció tan ávida de tenerlos y consultarlos y nunca fueron tantas las oportunidades de alcanzarlos, ¿cómo podría, entonces, decirse que vivimos tiempos difíciles para la lectura? Es verdad que, si nos atenemos a los números y a las estadísticas, el acto de tener un trato cotidiano con los textos, lo que en un sentido amplio pudiéramos llamar libros, goza, si no de espléndida, sí al menos de muy buena salud. Para advertirlo, basta recordar que Google Books registra cerca de 200 millones de títulos y que en el último año que registran las estadísticas1 se publicaron aproximadamente 1.882.944 nuevas obras. El problema surge, o parece surgir, sin embargo, cuando atendemos no a la circulación del libro y la proliferación de los lectores (de los que cada día parece haber más gracias al e-book), sino cuando nos detenemos en lo que significa el acto de leer. Porque lo que ocurre es que en ciertos 1 El último año registrado varía de país en país.
ámbitos culturales se ha generalizado una concepción del acto de leer –de ese acontecimiento que consiste en descifrar lo que está contenido en un texto, dejándose interpelar por él– que parece estar modificando el sentido que tradicionalmente se le atribuyó, poniendo, de paso, en problemas el significado que debemos atribuir a algunas instituciones, como la universidad o la escuela, por ejemplo, que hacen de la lectura y de la escritura un aspecto central de su quehacer. Así entonces, y esto es lo que deseo sugerir en la exposición que sigue, la dificultad de leer no proviene del hecho de que haya pocos libros y menos lectores, sino de la circunstancia de que se ha expandido poco a poco una concepción de la lectura que, cuando se exagera, como a veces desgraciadamente ocurre, la priva de todo valor autónomo y de toda capacidad de transmitir conocimiento, y la transforma, en cambio, en una labor de autoafirmación de la propia identidad. Lo que estaría hoy en peligro, entonces, no sería el libro sino, lo que es peor, su significado como instrumento de ilustración y de libertad de las personas. Para ejemplificar la transformación del acto de leer, y examinar las vicisitudes que ha experimentado la manera de comprenderlo, consideraré dos casos extremos. Uno de ellos es el de la Enciclopedia, la famosa obra de, entre otros, D’Alembert y Diderot; el otro es un texto de amplia influencia en ciertos círculos del análisis cultural