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ÍNDICE

EDITORIAL

Ya tres meses distan desde los sucesos ocurridos el 18 de octubre, la masiva evasión del metro iniciada por los estudiantes secundarios, hecho que gatilló el hoy ya, tantas veces mencionado “Estallido Social”. Término, que ha pasado por tantas bocas y tal como en el juego del “teléfono descompuesto”, pareciera estar perdiendo su mensaje inicial. Ese cambio de actitud de la población chilena, que exigía con pie firme en la calle, una modificación al modelo neoliberal que, por 30 años ha creado una profunda desigualdad en la sociedad chilena.

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Pero, ¿Por qué es tan relevante no perder el foco de este “estallido social”? La respuesta, la encontramos en el efecto principal que este provocó, tras semanas de multitudinarias manifestaciones. La promesa, por parte del mundo político, de un cambio a la constitución, a través de un plebiscito, que la respaldará y determinará el organismo que la desarrollará. No debemos olvidar que este “estallido social” se utilizó para referirse, a esas ansias de la población, que de forma espontánea comenzó a reunirse en cabildos ciudadanos, mesas de diálogo y otras instancias de reunión, para generar vías de solución a los problemas que, por 30 años el Estado chileno no ha podido solucionar. Tampoco olvidar que mientras la mayoría de los ciudadanos chilenos, se agrupaban de forma pacífica para discutir sobre temas como educación, salud, previsión o medioambiente, a los primeros días de las manifestaciones, el propio Jefe de Estado declaraba en cadena nacional la “guerra” a un enemigo poderoso. Parece ser una posibilidad que el enemigo no es más que el movimiento social; las consecuencias del internacionalmente cuestionado análisis de gobierno, vinieron con la declaración de Estado de Excepción, en el que la presencia de fuerzas armadas en las calles y la policía actuaron con indiscriminada represión sobre ciudadanos, perdiendo foco entre vandalismo y legítimos manifestantes que, tras décadas viviendo en silencio la desigualdad, los ciudadanos despiertan para exigir nada más y nada menos que DIGNIDAD.

Las miradas difieren entre el repudio a las manifestaciones más extremas y violentas, la represión policial y las legítimas demandas de una ciudadanía empoderada en su rol como agentes de cambio social, que reconoce la crisis de un modelo económico segregador, extractivista y la corrupción institucional. Es por eso que debemos tener siempre presente, que más que una forma de decir este Estallido Social, es el “click” que resonó en cada uno de los chilenos, que se dio cuenta que, hay que ser generador y parte activa de los cambios que tanto se anhelan. Por lo tanto, lo que queda hoy es defender ese pequeño, pero a la vez tan relevante triunfo que se consiguió, con este movimiento de despertar ciudadano. La posibilidad de en el referéndum del próximo 26 de abril, decir: SÍ a una nueva constitución y elegir el organismo más incluyente y representativo para que la redacte. Una nueva constitución que posibilite garantizar a todos los chilenos por igual, las demandas que siempre han motivado este despertar o estallido social, educación de calidad para todos, salud digna, vejez digna, un entorno medioambiental sano, una vida digna.

Rocío Luengo y Carolina Pérez Periodistas Revista Ecociencias

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