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TECNOLOGIA NO CONTAMINANTE
TECNOLOGÍA NO CONTAMINANTEECNOLOGÍA NO CONTAMINANTE Y DESARROLLO DESARROLLO
La lucha contra la contaminación tiene como objetivo fundamental asegurar la subordinación humana a las leyes ecológicas y a la conservación ambiental. Esta conducta demanda profundas transformaciones en las actuales estructuras socioeconómicas, nuevas técnicas productivas e inofensivas y la reversión del deterioro provocado por el sistema de desarrollo, conciliando las necesidades del desenvolvimiento industrial y la urbanización creciente. Esta fi nalidad está contemplada en la disminución de las actividades polucionantes, por el uso de nuevos materiales y fuentes de energía, tecnologías perfeccionadas, recuperación de insumos valiosos y el reciclaje de las sustancias perjudiciales. Las políticas necesarias para combatir la contaminación fueron ampliamente debatidas en la Conferencia Mundial, celebrada en Estocolmo (1972), al establecerse la relación entre la degradación ambiental y los mecanismos económicos subyacentes, a través de una enérgica confrontación internacional. Las soluciones propuestas fueron: a) planifi cación integral del desarrollo socioeconómico, a nivel nacional y mundial; b) legislación orientada hacia la adopción de medidas preventivas; c) programa favorable a una cooperación permanente entre las autoridades, productores y consumidores; d) ordenamiento urbano y distribución poblacional; e) servicio público de transporte efi ciente y confortable.
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La tecnología anticontaminante es la respuesta avanzada a crecientes necesidades y peligros, en los distintos campos implicados. El balance de la energía mundial, es un requerimiento imperativo de esta época. La demanda aumenta constantemente, en contraposición con las fuentes proveedoras tradicionales y sus consecuencias repercuten sin excepción, en todos los países necesitados. El crecimiento incontrolado de la población mundial y su mantenimiento mínimo, complica esta perspectiva, porque el abastecimiento energético, es la clave de la producción alimentaria e industrial y la solución de problemas vitales para el desarrollo planetario. De este inventario global, se infi ere, que la solución de los problemas actuales y la satisfacción de los requerimientos futuros, exigen el impulso rápido de otras fuentes de energía no tradicionales, particularmente la solar, cuyas posibilidades prácticas, se encuentran en pleno proceso evolutivo, aunque su expansión en gran escala, está limitada todavía, por múltiples y complejas razones socioeconómicas: magnitud real de la crisis, innovaciones tecnológicas y reajustes en el consumo energético; evaluación precisa de las reservas de combustibles fósiles, existencia de combustibles nucleares y perspectivas de su empleo; disponibilidades, posibilidades, explotación, costo económico y ambiental de los sucedáneos naturales, etc. El aprovechamiento de la energía solar, no requiere progresos científi cos fundamentales, sino adelantos tecnológicos y una política de inversiones que reduzcan su costo. Por consiguiente, los factores determinantes de su empleo más amplio, son básicamente de carácter económico y político. La energía solar, al igual que la geotérmica y la mareomotriz, son inagotables. Su uso, está condicionado por la explotación como calor aprovechable o por su conversión en energía útil, dependientes de los conocimientos tecnológicos actuales, factores ecológicos, etc. La fotosíntesis, puede ser también aprovechada, cultivando plantas y arboles apropiados, en parques solares especiales y recuperando la energía disponible, mediante diversas aplicaciones benefi ciosas. Entre todas las fuentes renovables no contaminantes, la energía solar, es la que mejor se presta a una explotación generalizada y permanente, siendo además la única alternativa válida, frente a los reactores nucleares. No obstante, su uso directo para calentar el agua y las viviendas y alimentar plantas de destilación, compite en muchas regiones del mundo con la electricidad y el petróleo, por ser la fuente óptima y la única esperanza para superar padecimientos derivados de un angustioso nivel de vida, propio de los países subdesarrollados. El afán actual para impulsar la energía solar, emana de las decrecientes disponibilidades de combustibles, cuyo consumo debe regularse previamente, para evitar las peligrosas consecuencias de la contaminación térmica. La radiación solar, no es agente polucionante y participa en el balance calórico planetario, independientemente de su aprovechamiento humano. Por el Dr. Alejandro Chames Doctor en Bioquímica y Farmacia egresado en 1945 de la Universidad de Buenos Aires. Fundador y Presidente del ENCUENTRO ARGENTINO DE ECOLOGIA (E.A.D.E.), creado en 1978, movimiento de acción comunitaria, cuya misión fue contribuir al mejor conocimiento de la vasta problemática ambiental.