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FERTILIZACIÓN ASISTIDA
Fertilización Asistida: ¿AVANCE O RETROCESO DE LA CIENCIA?
Las técnicas reproductivas son un esfuerzo para no dar una respuesta directa al problema de la infertilidad. Estas técnicas son de particular “interés”, al proporcionar embriones “extras” para experimentos de intervención y análisis genéticos. Desechar óvulos y fetos humanos que genéticamente no resultan “potables”, implica un atentado contra el derecho a la vida de las personas que ya existen.
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¿Es posible descartar embriones por el sólo hecho de no resultar “ideales” para determinado fi n?
Nuestra legislación Para respondernos esto, vale la pena tener en cuenta que nuestra legislación, protege el derecho a la vida de las personas por nacer. El artículo 63 del Código Civil considera persona por nacer a las que no habiendo nacido, están concebidas en el seno materno. Si bien la norma legal nos habla de “concepción en el seno materno”, hay que tener en cuenta para analizarla que la misma fue promulgada en el año 1869. Resulta evidente que el Dr. Dalmacio Vélez Sarfi eld, quien tuvo a su cargo la redacción del Código Civil, no pudo prever en ese entonces la posibilidad de concepción de otro modo que no fuera en el seno materno. La fecundación in vitro, práctica habitual hoy día, resultó impensable para el codifi cador a la época de redacción de la norma. Por tal razón, resultaría ridículo considerar que, para nuestro derecho, son sólo personas por nacer aquellas que fueron concebidas en el seno materno, pero no las que lo fueron fuera del seno materno, como es el caso de la fecundación in vitro. Para ello, vale la pena tener en cuenta que en la nota al artículo 63 del Código Civil, el propio Dr. Vélez Sarfi eld cita como fuente de la norma, el artículo 22 del Código de Austria que habla del derecho de la personas a la protección de las leyes desde el momento de su concepción, sin discriminar dónde se ha realizado. Y a los efectos de sus derechos, son considerados como nacidos. El legislador siempre trata de regular a través de las normas la mayor cantidad de situaciones de hecho, debiendo adaptarse las nuevas conductas sociales a las normas ya existentes, en la medida que la ley no sea modifi cada para contemplarlas. Es por ello que habiendo surgido científi camente la
“Los avances médicos deben estar al servicio de mejorar la calidad de vida de la gente, no de seleccionar embriones por su perfección genética”. “Me aterra pensar que en un futuro no muy lejano se llegue a discriminar a las personas por la imperfección de sus genes, como sucede en la película “Gattaca”, donde los seres humanos son diseñados genéticamente para ser perfectos y los que no son así son rechazados por la sociedad”. Romina Grondona (Clarín 21/7/2011) posibilidad de fecundar “fuera del seno materno”, debe adaptarse los derechos de ese embrión a la legislación ya vigente en ese sentido, que lo considera persona por nacer. Desde la concepción, las personas son tales, con todos los derechos que ello implica, y principalmente, con derecho a la vida, que es el primer derecho de una persona, a partir del cual nacerán todos los demás derechos contemplados por las leyes.
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“Estamos entrando en el circuito de la mercantilización del embarazo con todos los cambios jurídicos, éticos y psicológicos que pueden derivarse de él. Dentro de poco también tendremos álbumes donde elegir nuestras incubadoras humanas. Quien no quiera llevar en su propio útero a un niño, si paga puede depositar su embrión en otro útero, y pasar a buscarlo nueve meses después. Se rompe así el vínculo natural, único, hecho de sangre y sueños, que se había establecido desde el comienzo de la humanidad entre la madre y eso que alguna vez se llamó “el fruto de tu vientre”.
Miriam Mafai (“La Repubblica”)
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El derecho y la cuestión social Desde esta óptica, resulta evidente que desechar óvulos que genéticamente no resultan “potables” implica un atentado contra el derecho a la vida de las personas por nacer que ya existen. Es por ello que en nuestro país no está legalmente permitida la prueba genética “preimplantatoria” que consiste en seleccionar embriones sanos, luego de una fecundación in vitro, para ser implantados en el útero materno. Sin embargo, la evolución de las prácticas científi cas parecen hoy día no poder ser consideradas con un criterio unilateral, ya que el problema aparece planteado como una cuestión social. Es entonces cuando los principios de la bioética deben ponerse en funcionamiento y cada uno debe decidir según el dictado de su propia conciencia, hasta qué punto estamos dispuestos a realizar prácticas científi - cas cuando para llevarlas a cabo, es necesario descartar embriones. ¿Es acaso que esas personas por nacer no tienen derecho a la vida por el sólo hecho de no ser totalmente sanas?
Dra. Marcela Jaureche