
5 minute read
NO A LA DESTRUCCIÓN DE ÁRBOLES
NO A LA DESTRUCCIONESTRUCCION DE ARBOLESE ARBOLES
Una ciudad es hermosa no precisamente por sus vidrieras ni por el lujoso frente de sus casas y edifi cios sino por todo aquello que la Naturaleza le ha prodigado: su arbolado, sus plazas, su río, sus áreas verdes. En estos espacios no deben instalarse ferias, restaurantes, etc. con fi nes “recreativos” para destinarse a explotaciones comerciales reñidas con su función. Se evitará a los árboles el “suplicio” de la contaminación acústica. (El entomólogo Robert Haak, de la Estación Experimental de Michigan, en East Lasing, corroboró la alta sensibilidad auditiva de los árboles cuando se “lamentan” y “lloran”) Un concepto claro de la función de las áreas verdes, mantener un carácter rústico, ser lo más naturales posibles, podrá establecer un equilibrio ambiental que proteja la salud física y psíquica de los habitantes. Solo de este modo servirán de contrapeso a los agobiadores elementos artifi ciales de la metrópolis. Organismos ambientalistas no gubernamentales vienen realizando campañas en defensa de las forestaciones públicas y privadas existentes, y la ampliación de los arbolados en todas las zonas urbanas, vigilando su protección.
Advertisement




Es indudable que los árboles plantados en calles, plazas y parques revisten la calidad de bienes nacionales de uso público y que su destrucción afecta no solo a la municipalidad respectiva sino a la ciudadanía toda en cuanto goza de los benefi cios que dichos bienes le reportan. La población tiene el deber de cuidar la integridad del patrimonio y de los bienes municipales y nacionales de uso público. Al mismo tiempo, tiene sin duda el derecho de exigir a las autoridades municipales que tomen las medidas administrativas y judiciales que sean necesarias para la debida y oportuna defensa de ese patrimonio colectivo y sancionar a quienes atenten contra su integridad. Durante demasiado tiempo los árboles han sido los parias de nuestras ciudades, expuestos a ser vejados y aniquilados por cualquier hijo de vecino y también por los mismos funcionarios públicos que deberían preocuparse de su protección. Son innumerables los casos en que las reparticiones municipales han provocado o permitido la destrucción de árboles pertenecientes a la comunidad e impedida la prevención o sanción de tales actos ilegítimos. Parece, sin embargo, perfi larse una nueva actitud de respeto al árbol y de amparo a su precaria existencia a iniciativa de legisladores, profesionales y periodistas que merecen el aplauso de la ciudadanía, que espera que este acto de defensa judicial de árboles sea imitado por otras corporaciones, iniciándose de este modo una nueva era de protección efectiva de los árboles urbanos por parte de sus guardadores legales. G. Stutzin(“Presencia de San Francisco”)
Todos deben convencerse que desde siempre y más en los tiempos que corren, los árboles no son “cosas” que sólo sirven para adornar y a los que se puede tratar de acuerdo al gusto de cada uno. En las ciudades más contaminadas de Argentina, el árbol cumple una labor fundamental; y también deben saber que la impunidad, hasta para con las plantas, alguna vez se termina… porque merecen un trato correcto como mínimo pago por todo lo que nos ofrecen. Hay opiniones opuestas sobre la poda y el traslado de árboles. Existen especialistas cuyas técnicas y conocimientos están basados en otros principios para preservar la salud de los árboles, para podarlos y/o trasplantarlos. Estos consisten en una nueva relación del hombre con la Naturaleza y con su propio espíritu. Por otra parte, en trabajos publicados por el GRUPO NATURA, Río Tercero (Córdoba) se informa:
Por qué no podar Las yemas apicales o la punta de las ramas producen hormonas de crecimiento que CONTROLAN LA FORMA Y TAMAÑO DEL ÁRBOL. Al eliminarlas, se pierde ese control y el árbol debe luego hacer un tremendo esfuerzo para nuevamente producir una copa que corresponda al desarrollo de sus raíces, agotando reservas que de otro modo servirían para producir frutos, fl ores o para defenderse del frío, la sequía, las enfermedades… Las heridas desgajadas permiten las quemaduras por exposición al sol y también, como los tocones muertos, se tornan zonas secas vulnerables a insectos, hongos, bacterias y virus.
En una ciudad en que las líneas del cableado urbano coinciden con las de forestación, se hace muy difícil convencer a quienes son los encargados del mantenimiento de las redes eléctricas de que nunca el crecimiento de un árbol debe supeditarse y sacrifi carse a un cable. La solución consiste en colocar cables preensamblados cuyas líneas paralelas a la edifi cación, permitan que la vegetación crezca sin trabas. No culpe al árbol de su vereda si los caños de desagües pluviales muchas veces quedan a fl or de tierra y se producen rajaduras. De existir alguno roto las raíces, que siempre buscan la humedad, se dirigirán allí. No será por lo tanto el árbol sino el caño al que hay que sustituir. Recordemos que sin las plantas verdes nadie existiría en el planeta tierra. Sin los arbolitos que Ud. ve en las veredas tendría mucho menos oxígeno en sus pulmones y muchas más partículas, gérmenes y bacterias. Súmele a esto que amortiguan los sonidos, humedecen la atmósfera refrescándola, nos dan su cobijo y su sombra en verano (nunca podemos compararlo a un toldo, verdad?); en invierno la caída de las hojas favorece la entrada del sol a la vivienda ahuyentando enfermedades y virus que produce la humedad. Defi enda el verde y defenderá su vida.
ES EVIDENTE QUE, CONTRA LO QUE COMÚNMENTE SE SUPONE, LA PODA SISTEMÁTICA DEFORMA AL ÁRBOL, LE ACORTA LA VIDA Y ES CAUSA POSIBLE DE ENFERMEDAD.
Sólo excepcionalmente pueden ser retocados parcialmente para permitir el libre desplazamiento por calles y veredas. Tales recortes se harán limpiamente, al ras y en plano inclinado, en época apropiada y con herramientas adecuadas, (nunca con hachas!). La tarea estará mejor hecha cuando menos se note la mano del hombre. La poda es una costumbre que seguimos perpetuando sin tener conocimiento del perjuicio que causamos a los árboles de sombra. Sólo se podan los frutales para regular su producción. Cuando hablamos de poda no nos referimos a ese retoque parcial que nos permite el libre desplazamiento por calles y veredas sino a las mutilaciones que se le infl ingen al árbol de vía pública destruyendo sus ejes principales, produciendo horribles “muñones”, heridas y crecimiento múltiple y desordenado de ramas. Cada especie vegetal tiene un hábito de vegetar y una forma propia y toda tentativa que se haga en el sentido de modifi carla o cambiarla, no solamente es un atentado a las leyes de la fi siología vegetal sino que constituyen una afrenta a la naturaleza y un escarnio a la estética.