4° actualización Proyecto libro "De a poco" para publicación "101 cuentos rescatados del cementerio"

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2011 Vifube Registro de Propiedad Intelectual: ISBN: Marzo 2011 Editorial Los Seis Antonio Catedral 1289, oficina 1701 Santiago, Chile. E-mail: editorial.los.seis.antonio@gmail.com Facebook: Editorial Los Seis Antonio Twitter: http: //www.twitter.com/edlos6antonio Web/Blogger: http://editoriallosseisantonio.blogspot.com Idea Original: Víctor Fuentes Besoaín Diseño y desarrollo de idea en PDF: Matías Fuentes Aguirre Portada, ilustraciones y logo Editorial: Dibujante Mac Derechos de edición reservados para todos los países Prohibida su reproducción total y parcial


Índice 1) El cortejo (Cristián Salazar Naudón) 2) La pasajera (Christian Bravo) 3)El corredor (Dilou Mafuag) 4) Aseo personal (Gonzalo Muñoz Chesta) 5) Llanto de ángeles (Stephanie Veas Bastías) 6) Lápida 903 (Javiera Hernández) 7)Los Faltes (Alicia Besoaín Navarro) 8)Paciencia (Tatiana Besoaín Navarro) 9) Agua para flores (Vifube) 10) Matando la noche (Vifube) 11) Monarquía gárgola (Rubén Montaña) 12) Pinta (Pedro Torrealba Barra) 13) Con el favor de la noche (Germán Cortés Abarca) 14) Si pasan, Manuela (Hugo Kruger Droguett) 15) Halloween (Jessica Arias Mingorance, España) 16) Repugnante lágrima (Arturo Carrasco) 17) A pecho abierto (Tania Libertad Ovalle Steembecker) 18) Violeta Azul (Ximena Zapata Rodríguez)



El Cortejo El cortejo baja por Arzobispo Valdivieso al camposanto. Inesperadamente, no cruza Recoleta: dobla al “Quita Penas” con cajón y todo, horrorizando a los clientes. -¿Se sirven algo? –balbucea el mozo al principal deudo, mientras se llenan las mesas.- Cerveza… Para todos. Brindan por horas. Fiesta y desorden duran hasta que recuerdan retomar su ruta al cementerio. ¿Quién pagará? –pregunta el ofuscado mozo al ya e m b o r r a c h a d o d e u d o . Mi tío –responde, largándose apresurado-. En la salita del fondo. Va hasta atrás y encuentra al tío... Pero grotescamente “sentado”; abandonado en una silla. Frío… Tieso.

Cristián Salazar Naudón

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La Pasajera Al ingresar al túnel su rostro apareció reflejado en las puertas. Estaba de pie entre un pareja que conversaba animadamente, pero éstos no parecían conocerla, ni siquiera verla... Una frenada brusca y el tren se detuvo. Me miró fijamente y un hielo recorrió mi espalda. La evité. Su mirada era profunda, pero no inquisidora. Quise voltear… pero no pude. Al reanudarse la marcha sus ojos finalmente me dejaron y se clavaron en un anciano. Las puertas se abrieron y él salió… la pareja bajó tras él y entre ellos, una brisa helada que pareció decirme: hasta pronto.

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dibujo Christián Bravo


El Corredor Eterno, estrecho, mustio, lóbrego y atestado de almas suicidas que decidieron terminar antes su estado corpóreo, se dispone para que todos los seres sublimados transiten hacia el final que nunca les llegará. Con un piso de flores, tierra y esperma seca, un oscuro cielo negro y delimitado por una especie de muros lapidarios y madera, no posee comienzo ni fin, sólo un “algo” como resplandor objetivo, que atrae a los espíritus, incitándolos a seguir avanzando. El no lograr su único posible destino, provoca vomitivos estallidos de ininteligibles lamentos, que llenarán esta dimensión vacía, atestada de almas, lóbrega, mustia, estrecha y eterna.

jo u b i d a falt Dilou Mafuag

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Aseo Personal ¡Tac!... ¡Tac!... ¡Tac!... La punta de la herramienta metálica se introdujo levemente entre la carne y la garra, moviéndose lentamente de un lado a otro para lograr el ángulo correcto. ¡Tac! Se escuchó por última vez y un amarillento pedazo de uña, con forma de luna menguante, voló por los aires para perderse en un rincón poco iluminado. El nuevo guardia de la morgue era un fanático del aseo personal y el llevar las uñas cortas era una de sus más celosas fijaciones: no le importaba dedicar horas laborales a ello si era necesario. Esa noche cortó noventa y seis.

jo u b i ad

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Gonzalo Munoz Cesta


El llanto de los ángeles Una lágrima silenciosa recorre su joven mejilla. Se encuentra sola frente a la pequeña tumba, sin hombro alguno en el que apoyarse. Un hijo sin padre y una madre confusa, un pequeño niño que ni siquiera fue capaz de esperar nueve meses pero que ansiaba conocer a la mujer que luchaba por tenerlo. Ahora, a pesar del poco tiempo que pasaron juntos, espera sonriente los brazos de su madre que nunca alcanzó. Pues llegará el día en que volverán a unirse en un tierno abrazo, tal y como si fueran uno solo, así… por el resto de la eternidad.

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Stephanie Veas Bastías

dibu jo 11


La lápida 903 Cuando me levanté de mi cama, empecé a caminar, me miré a un espejo y no tenía reflejo, empecé a mirar a mi alrededor y todos estaban muertos y pudriéndose, la gente del paradero, los estudiantes e incluso los ciclistas, me devolví a mi cama, que está en el cementerio general, para ser más exacta la lápida 903.

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Javiera Hernández Salas


Los Faltes Vendiendo faltes (géneros, agujas, hilos) hizo su fortuna Mariano Ibarra Román. Recorría los pueblos a caballo. En el arzón llevaba una imagen de la Virgen de las Ánimas, a la que rezaba sigilosamente todas las noches. Durante un descanso en su hogar, un hombre tocó a su puerta para pedir comida y agua. Al reconocerlo, el forastero le comentó que reiteradamente intentó asaltarlo en el camino, pero no lo hizo debido a que, de la nada, aparecía un grupo de niños que bulliciosamente lo rodeaba. Mariano, que siempre viajaba solo, apretó la estampa contra su pecho y nuevamente oró en silencio.

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falt Alicia Besoaín Navarro


Paciencia La Señora Muerte tiene mucha paciencia….En su continua tarea de “despeje” vital, la Señora Muerte se encontró con el Señor Ocupado, quien, a su amable aviso de “prepárate, que partimos”, simplemente le contestó: “No puedo, tengo mucho que hacer en la Tierra, para asegurar a mis hijos ”. -Mmmmmm….-dijo Señora Muerte, pensando cómo ayudarlo. Y lo acompañó en sus correrías trabajólicas, aunque ella no entendía mucho de negocios terrenales. Pero cuando vio que habían pasado cinco años (¡qué dirían los Señores del Karma!...), decidió preguntarle qué otra cosa le gustaba. “Pescar, pero nunca tengo tiempo…”, contesto él. “Bien, dijo ella aliviada, hoy iremos de pesca…” . En un bellísimo paraje, se sentaron con cañas de pescar, felices. El Señor Ocupado exclamó: “¡Este es el Paraíso

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Tatiana Besoaín Navarro


Agua para las flores Pudo identificar al agresor con facilidad. Lo conocía desde niña, cuando acompañaba a su hermana, quien vendía agua para las flores. Recordaba haberlo visto de la mano de su padre y luego sólo con su mamá. Su imagen era imborrable, en especial por esa sonrisa que iluminaba los nichos. En su inocencia, ella vio el ataque como el inicio de un esperado romance. Fueron sus compañeros de trabajo los que la obligaron a demandarlo. Lo único que le molestó fue que se le faltara el respeto al cementerio, porque tanto sus padres como los que ahora serían sus suegros dormían allí.

falta dibujo Vifube

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Matando la Noche En medio de la oscuridad del camposanto, él traslada la luz desde la calle a la muralla, una y mil veces, como ayer y también como mañana, como lo hizo en enero y lo hará en agosto. Su compañero sigue el movimiento luminoso y da saltos, queriendo atrapar ese resplandor que lo provoca y que se pasea por su lomo y sus patas. Ya no les presto atención desde hace siglos. Esta es una rutina repetida hasta el cansancio. Mientras yo fumo hasta quince cigarrillos para matar la noche, el guardia y el perro se entretienen jugando con mi vieja linterna.

falta dib

ujo

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VIfube


Monarquía Gárgola Sepulturero por años, cargando infinitos cuerpos pálidos, palas con tierra que rellenaban la humanidad subterránea del cementerio municipal. Con honor ejerció el cargo. Un olor a flores vagabundas y tiempo remojado amarillo, vestía su piel. Un día pensó, reflexivo como el domingo que entre las tumbas dormitaba. Diose cuenta entonces, Gerardo, que sí: Vitalicio soy -se dijo- rey en esto de la muerte, del entierro, y aunque nadie vivo le reconociera su poderío, muerto después, habría un reino soterrado agradeciéndole.

jo u b i d a falt Rubén Montaña

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Pinta Mis padres lloraban en silencio. Yo jugaba con mis primos. Pinta. Y todos se escondían detrás de sus padres. Pinta. Y todos revoloteaban por ahí. De pronto, me vi perdido en un pasillo. Corrí con todas mis fuerzas. Pinta. Sentí un toque en el hombro. Era el Esteban. Riendo me doy vuelta para pillarlo, pero no había nadie.

falta 18

dibujo Pedro Torrealba Barra


Con el favor de la noche Juan la observó. Cogió una manta y se recostó junto a ella, tomándole la mano, que lentamente comenzaba a enfriarse. Bajó con la mujer en la espalda y la metió en el auto. Condujo por la carretera al sur. Se internó en caminos de tierra, y cuando llegó a una cerca, sacó el cuerpo y lo cargó. Caminó hasta que llegó a la mina. Tiró el cuerpo por el pique. Antes de escuchar el sonido del azote en el fondo, le pareció oír un grito. A esa hora, la penumbra se desvanecía. El cupo e n e l m au s ol eo fam i l i ar s e gu í a vi g e n t e .

jo u b i d a falt Germán Cortés Abarca

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Halloween La noche de Halloween fuimos al cementerio a contar historias de miedo. Cuando se acabó el alcohol, reíamos sin mas. Me levanté, empezó a temblar el suelo, no me tenía en pie, miré al cielo, un espíritu volaba sobre nuestras cabezas, todos lo mirábamos con la boca abierta deseando que todo acabara, salimos corriendo. Una vez fuera, todos se miraron y empezaron a reír exclamando: "Encima de venir a un sitio así, nos emborrachamos". Todos decían que fue una alucinación, efectos del alcohol. Jamás confesé que yo no había bebido nada aquella noche.

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Jéssica Arias Mingorance, España. (fuera de concurso, por no residir en Chile)


Repugnante Lágrima ¿Cómo se busca ahora la soledad entre esta tenue niebla y tus recuerdos?, ¿cómo lograrán entender mis labios tu partida? Entonces debo hallarte, amor de sombras que reposas sobre el pantano de un sueño doloroso, cubierta de la repúgnate lagrima de los mortales que aún no han encontrado el momento para olvidarte, y entre ellos yo con solo una diferencia, que me separa de sus sueños que solo se concentran en la vida. Te buscaré hoy entre mis últimos suspiros, te buscaré entre mi bello y último recuerdo traído por mis últimos momentos de esta inmundicia llamada vida. Adiós.

jo u b i d a falt Arturo Carrásco

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A pecho abierto Despertó sollozando. Amanecía, pero en sus ojos sólo había oscuridad. Necesitaba sentir que vivía, rasgando su pecho, buscando algún sentimiento diferente. Escarbó furiosa y con uñas ensangrentadas aún no podía sentir. Entre huesos y carne tocó su corazón, pero seguía igual. Notó que sangraba abundantemente, escapando 21 gramos. Asustada, corrió buscando detener el proceso, vaciando una botella de alcohol sobre la herida. Se arrodilló cubriéndose el rostro con las manos repletas de vida, encontrando respuesta. Descubrió una razón para vivir. No creía en Dios, mas miró al cielo expulsando su último aliento, gritando: ¡¿Es esta tu puta forma de darme esperanzas?!

falta d

ibujo

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Tania Ovalle Steembecker


Violeta Azul Una mujer extraña, esperaba entrar al cementerio. Vestía totalmente de negro y con un velo del mismo color, que cual tocado de novia la cubría completamente. Al abrirse las puertas, entró caminando lentamente, seguida, en total silencio, por miles de curiosos. Avanzaba y se detenía ante algunas sepulturas. Luego de leerlas se podía escuchar sus débiles suspiros. Al llegar a un espacio preparado para un entierro, se detuvo y esparció cientos de violetas azules. Apretando contra su pecho una pequeña caja roja, se tendió en el suelo y dejó de respirar, mientras la tierra comenzó a caer como lluvia sobre su cuerpo. Los curiosos, espontáneamente, susurraban, “para mi tristeza...”

jo u b i d a falt Ximena Zapata Rodríguez

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Este libro, en una edici贸n de 100 ejemplares, se termin贸 de imprimir en marzo de 2011.




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