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Pandemia destapa pobreza en América Latina

Según la Cepal, la pandemia aumentará aún más la pobreza en los países latinoamericanos.

La llegada del Covid-19 a la región, que ya deja más de un millón de infectados, gran parte de ellos en Brasil, puso de relieve problemas es tructurales como el frágil sistema de salud para atender una emergencia sanitaria como la que hoy enfrenta el mundo con dificultad, y lo que es aún más preocupante: los altos niveles de pobreza que se mantienen en los países de América Latina, donde la deuda social sigue sin saldarse.

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La suma de esfuerzos para responder a la amenaza que hoy se tiene en el continente ha resultado insuficiente para contener a un enemigo poderoso e invisible como el coronavirus que sigue imparable en países como Brasil, Chile, Perú, Colombia, Ecuador, Argentina y México, entre otros, donde sus economías han sido golpeadas con dureza ante las medidas que han tenido que tomar sus gobiernos como el aislamiento preventivo obligatorio para evitar un contagio mayor. Y es que recientes estudios concluyeron que Latinoamérica no estaba preparada para prevenir, detectar y responder a enfermedades infecciosas como la que ataca desde hace seis meses al mundo entero, sin la posibilidad de detenerse, al menos por este año.

Venezuela, país con el que Colombia comparte una frontera de 2.200 kilómetros, tiene el sistema de salud menos capacitado de la región, mientras las condiciones de respuesta del resto de naciones suramericanas son mucho mejores en cuanto a personal, equipos médicos e insumos. Sin embargo, la lucha contra el virus que recorre en este momento el continente, se ha convertido en un gran desafío para sus autoridades que a diario observan cómo crece la cifra de contagiados y fallecidos en sus terri

torios, aumentado el riesgo de que colapse la capacidad hospitalaria instalada para enfrentar la emergencia, que podría extenderse hasta diciembre próximo ante la ausencia de una vacuna certificada que contrarreste la epidemia, considerada por los científicos como la peor que ha soportado el planeta en décadas.

Aunque América Latina se pudo preparar durante dos meses para enfrentar la pandemia y monitorear lo que pasaba en Asia y Europa, la velocidad con que se propagó en el hemisferio puso en aprietos a los gobiernos de la región, que debieron acudir a empréstitos con la banca multilateral para conseguir recursos que les permitiera fortalecer el sector salud y subsidiar a las familias más vulnerables durante la crisis sanitaria. En el análisis de la forma como se ha manejado la emergencia, Colombia sale bien librada hasta ahora en número de muertos y contagiados, en espera de lo que pueda suceder cuando se alcance el pico más alto de la curva epidemiológica en el país, donde ya comenzó la apertura gradual del aparato productivo y se han flexibilizado las medidas preventivas para evitar un mayor impacto en la economía interna, y por ende en la pérdida de empleo.

Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, la pobreza aumentaría 4,4 puntos porcentuales (28,7 millones de personas adicionales), por lo que

Pese al autocuidado, el número de contagiados en América Latina es elevado.

alcanzaría un total de 214,7 millones de personas (el 34,7% de la población de la región).

¿Qué pasa en Venezuela?

La situación en Venezuela por el Covid-19 es una “bomba de tiempo” por la deficiencia en los servicios públicos y médicos que se ofrecen a la población en esa nación y el riesgo que esto representa para sus vecinos en materia sanitaria, en especial para Colombia, por su cercanía geográfica y la crisis migratoria que ha heredado por cuenta de la inestabilidad política y social de ese país. “Hemos visto la situación de las unidades de cuidados intensivos altamente precarias, la poca información epidemiológica, la poca certeza sobre la información de contagios y de decesos que pueden constituirse en una bomba de tiempo, donde ante las carencias eventualmente se van a presentar más presiones en los países limítrofes”, advirtió en mayo pasado el presidente Iván Duque Márquez. Al igual que el mandatario colombiano, la organización Human Rights Watch cree que el gobierno de Nicolás Maduro no está entregando cifras reales sobre muertes e infectados por el virus en Caracas y demás ciudades venezolanas.

“Creemos que las estadísticas que proporciona el gobierno de Venezuela son absolutamente absurdas y no son creíbles”, aseguró en una videoconferencia José Miguel Vivanco, director de HRW para las Américas, al presentar el tercer informe sobre la situación humanitaria en la nación andina. Según la organización no gubernamental, la cifra de contagiados en esa nación es mucho mayor al millar que ha reportado Maduro en las últimas semanas.

Los hospitales brasileños no dan abasto para atender a tanto paciente con Covid-19.

El Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, no midió la dimensión de la epidemia.

Brasil, el epicentro

La pandemia ha colocado al sistema de salud brasileño al borde del colapso por el creciente número de pacientes infectados y el bajo nivel de personal y equipos médicos para responder a la alta demanda de personas hospitalizadas por el Covid-19 en ciudades como Sao Paulo y Manaos. Los analistas atribuyen la difícil situación sanitaria a la actitud que ha asumido el presidente Jair Bolsonaro de minimizar el riesgo del virus e ignorar las reglas de distanciamiento social que se han establecido para contener su avance. Y es que Brasil ya se convirtió en el tercer país con más muertes por corona

virus en el mundo, detrás del Reino Unido y Estados Unidos. La manera veloz como se ha propagado el germen infeccioso en su territorio, llevó a por lo menos seis estados a restringir la movilización de ciudadanos y a ordenar el confinamiento obligatorio para proteger a la población.

En ciudades como Manaos, donde la cifra de contagios está disparada, muchos de los muertos han tenido que ser enterrados en fosas comunes, por lo que sus habitantes han pedido ayuda al gobierno para enfrentar la crisis. “Me gustaría crear conciencia en todo el mundo porque parece que no puedo lograr que Brasil despierte ante la importancia estratégica de mi estado y mi región”, dijo su alcalde, Arthur Virgilio Neto a la cadena internacional CNN. Según el medio extranjero, los hospitales públicos están sobrepoblados, lo que dificulta aislar a quienes experimentan sintomatología de Covid-19. Los médicos de la zona responsabilizan de la muerte de los profesionales de la salud al Gobierno por no proporcionarles ninguna protección. Sin embargo, el Ministerio de Salud informó que se contrató a 267 profesionales para apoyar a los equipos médicos de la ciudad y se les proporcionó máscaras N95, gafas y desinfectantes para manos.

Perú, otro de los grandes afectados Pese a que fue el primer país latinoamericano en ordenar la cuarentena obligatoria, Perú se convirtió en la segunda nación con más casos de Covid-19 en la región, después de Brasil. La expansión del virus se atribuye a las aglomeraciones en los mercados sin los cuidados sanitarios necesarios y a la informalidad que predomina entre sus trabajadores, situación que los lleva a buscar a diario en las ventas ambulantes los ingresos para poder subsistir. La circulación masiva de personas en las calles, habría contribuido a que aumentara el número de contagios en Lima y otras ciudades del interior. A ello se

suma el nivel de hacinamiento en el que viven la cuarta parte de los hogares peruanos, la mayoría de los cuales están compuestos por más de cinco integrantes, poniéndolos en un mayor riesgo de contagio. No obstante la difícil coyuntura sanitaria, el presidente Martín Vizcarra decidió flexibilizar algunas actividades productivas, entre ellas las peluquerías, para mitigar el impacto de la epidemia en la economía interna. Al igual que otros países de Suramérica, la reapertura económica en Perú, que comenzó en mayo pasado y terminará en agosto próximo, se hará de manera gradual y bajo estrictas medidas de bioseguridad para evitar que el virus se propague aún más. Aunque la nación andina duplicará el número de camas de hospitalización para pacientes infectados, pasando de 10.000 a 20.000 unidades, el sistema de salud podría colapsar de continuar en ascenso los casos positivos y de no hacerse el diagnóstico en tiempo real, según los expertos.

Ecuador espera que la tormenta pase

Con más de tres mil muertos y alrededor de 40 mil contagiados por el virus, Ecuador espera que la tormenta pase lo más pronto posible y todo comience a retornar a la normalidad. Y es que en tan solo Guayaquil un tercio de la población fue infectada por el Covid-19, como lo confirmó su alcaldesa Cinthya Viteri. “Realizamos un estudio estadístico para conocer la situación de contagios en la ciudad. Con base científica se afirma que 33% de los guayaquileños se ha contagiado”, escribió la mandataria el mes pasado en su cuenta en Twitter. Las autoridades sanitarias han percibido, sin embargo, una tendencia a la baja de los casos positivos en la zona, que por varias semanas se convirtió en el foco de la pandemia en Ecuador.

Después de la provincia de Guayas, donde la infraestructura hospitalaria no dio abasto, ni tampoco los servicios funerarios para atender la emergencia, le siguen en número de muertes e infectados por el Covid-19, la de Pichincha, Manabí, El Oro y Azuay. “Estamos viviendo tiempos muy difíciles. Todos decimos que es una crisis como nunca ha ocurrido en nuestra historia”, señaló el presidente Lenín Moreno, en su informe a la nación, dos meses después del aislamiento preventivo.

Bolivia marcado por escándalos de corrupción

La pandemia del coronavirus ha derivado en escándalos de corrupción en ese país por cuenta de irregularidades detectadas en la compra de respiradores artificiales para mejorar la atención de los pacientes contagiados por el virus en los hospitales bolivianos. Las denuncias sobre costos elevados de los dispositivos médicos, provocaron la destitución del ministro de Salud, Marcelo Navajas. Pero no fue solo el sobrecosto en su precio lo que alarmó a los habitantes, ya que días después se estableció que los ventiladores no eran aptos para acondicionarlos a las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI).

La cuarentena desató protestas en barrios populares de Bolivia, donde los sectores vulnerables incumplieron las restricciones sanitarias y salieron a las calles, sin importar el riesgo de contagio, para calmar el hambre. En esa nación, muchos hogares viven de pequeños negocios, como las ventas ambulantes u oficios domésticos, por lo que sus ingresos y ahorros se acabaron a las pocas semanas de iniciada la crisis. Aunque el gobierno les dio subsidios, postergó el pago de créditos e impuestos y rebajó las tarifas de los servicios públicos, quedaron por fuera familias pobres que esperaban la ayuda del Estado para sobrellevar la difícil situación.

En Bolivia, algunos hogares que viven de lo que se vende a diario, salieron a trabajar sin acatar las normas de prevención.

Manifestaciones en Argentina.

El Covid-19 dispara el desempleo

Por cuenta del Covid-19, millones de personas han perdido sus empleos en América Latina durante la emergencia generada por la expansión del virus, dejándolas sin ingresos para subsistir. Algunos estaban esperanzados en los subsidios prometidos por los gobiernos como parte de las medidas que se tomaron para enfrentar la contingencia actual, pero estos no han llegado, por lo que han tenido que ignorar el aislamiento y salir de sus casas en busca de alimentos y dinero. Se prevé que la situación de extrema pobreza empeore, de seguir reducida la actividad productiva para contener la epidemia en la mayoría de los países de la región. Es por ello que ya se asoman las protestas sociales en barrios de Lima, Buenos Aires y Bogotá, entre otras ciudades. Ante el sombrío panorama laboral y social, el presidente argentino, Alberto Fernández, lanzó un plan de choque para generar puestos de trabajo en su nación. “Lo que dejó la pandemia es la muestra de la desigualdad que vivimos. Y aquí nadie puede hacerse el distraído”, aseguró el mandatario. La gran pregunta es ¿hasta cuándo alcanzarán los recursos estatales para evitar un estallido social de grandes dimensiones?, como el que se ve venir en el horizonte.

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