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El alcalde de la gente

34 EL ALCALDE DE LA GENTE Gestión

Edulfo Villar, para quien la vida desde niño no ha sido fácil, logró el apoyo del electorado en las urnas para convertir se desde enero pasado en el alcalde de Bosconia, gracias a una propuesta de gobierno conectada ciento por ciento con las necesidades de la gente. Y es que los años de penurias económicas que ha pa sado, le sirvieron para construir un plan de desarrollo ajustado a la realidad social del municipio, en el que se ha comprome tido a trabajar por la seguridad, la generación de empleo, el mejoramiento de los servicios públicos, la educación para los jóvenes y el fortalecimiento del campo.

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Esta es la historia de un niño del pueblo que trabajó vendiendo tinto y chatarra, a pesar de la escasez con que vivió su niñez, un día se subió a un carro porque un señor lo vio en la vía y le dio pesar, entonces lo llevó al pueblo siguiente. Cuando el señor le preguntó que por qué tan pequeño vendía tintos en los peajes, él respondió “por ayudar a mi mamá” ... El niño asombrado analizando al señor y la camioneta lujosa en la que se movilizaba le preguntó “¿y usted como consiguió todo esto?”... el señor le dijo: estudiando! y eso es lo que tienes que hacer, estudiar para que logres todo esto. Ese niño, se esforzó, fue el mejor alumno, condecorado como mejor bachiller y fue a la universidad pública ... vendiendo tintos, con

Alcalde del municipio de Bosconia, Edulfo Villar.

su mamá y hermanos. Hoy es un abogado ejemplar y con pocos recursos pudo derrotar a la maquinaria politiquera de un pueblito corrupto como el mío. Hoy es el alcalde, y a su posesión llegó con su termo de tinto y le sirvió a todos los que estaban en la mesa de honor.

Reconoce con orgullo que su campaña política para llegar a la alcaldía la hizo a punta de pan y tinto, convencido de que su historia de perseverancia y esfuerzo es un ejemplo para quienes desde abajo quieren luchar por alcanzar sus sueños y metas. En su caso, recorrió una a una las calles del municipio para compartir con los habitantes sus proyectos, ganándose el respaldo y la confianza de sus paisanos, que el 27 de octubre pasado, lo eligieron como su alcalde para el cuatrienio. Ahora, su reto es convertirse en el mejor gobernante del municipio de Bosconia, para lo cual ha querido gobernar de la mano con la población, dejando atrás la politiquería que tanto daño le ha hecho a la región.

El primer desafío que tuvo que enfrentar arrancando su gestión, fue sin duda la emergencia sanitaria generada por la llegada del Covid-19 al territorio nacional. La necesidad de atender a las familias vulnerables, lo llevó a conseguir recursos para garantizarles insumos médicos y seguridad alimentaria que

mitigaran el impacto de la pandemia en la comunidad. “Se ha hecho una compra eficiente de la ayuda humanitaria, haciendo un estudio sobre los lugares donde se ofrecían los mejores precios y se redujo el valor estimado para la adquisición de cada mercado, permitiendo así un alcance mayor”, sostiene. A esto se le suma el descuento que la administración local logró obtener gracias a la cantidad de alimentos que se iban a comprar para entregarlos a los hogares en condición de pobreza y vulnerabilidad.

Protección a los trabajadores informales

Teniendo en cuenta que una parte importante de la comunidad del municipio trabaja de manera informal y por lo tanto sus ingresos podrían verse seriamente afectados como consecuencia del aislamiento preventivo obligatorio, se realizó la entrega de las ayudas en dos fases, lo que permitió que un total de 14.343 paquetes de asistencia humanitaria se repartieran entre los pobladores que más lo necesitaban.

Además, se entregaron 4.300 ayudas a los beneficiarios del Programa de Alimentación Escolar (PAE) que fueron donados por la Gobernación del Cesar para los estudiantes de Bosconia, en medio de la crisis sanitaria que vive el país por la pandemia. Por otra parte, el equipo del alcalde acudió a una “cadena de solidaridad” para conseguir donaciones adicionales entre la comunidad. La estrategia iniciaba con una llamada que el mismo mandatario realizaba, en la que se invitaba a la persona a contribuir con lo que le fuera posible y a nominar a alguien de su círculo que tuviera las condiciones económicas para hacerlo. “Durante un mes, nos dedicamos dos horas diarias a realizar llamadas”, recuerda Villar, quien logró recolectar por vía telefónica alrededor de 2.000 mercados en su fase inicial.

Servicios al servicio

En materia de saneamiento básico, el municipio presenta problemas puesto que los sistemas de abastecimiento de agua para uso y consumo humano funcionan a través de la extracción de pozo profundo, lo que supone una gran dificultad ya que en tiempos de sequía obtener el preciado líquido es una tarea compleja y casi imposible. Precisamente esta situación impidió que las partes altas de la localidad de Bosconia contaran con el servicio, pero gracias a la labor del mandatario, se logró que la empresa Drummond y Gestión del Riesgo Nacional y De

El mandatario ha priorizado la niñez en su programa de gobierno.

partamental, dispusieran de estos carrotanques que se encargaron de abastecer a la comunidad y llevarle alivio a la población. A eso se sumaron los esfuerzos de la administración, Defensa Civil departamental y Carabineros (una dirección de la Policía Nacional de Colombia) para contar con otros vehículos, contribuyendo así al abastecimiento de agua en la zona urbana y rural. Entre los proyectos a largo plazo, el alcalde tiene en mente una solución que incluya un tratamiento de potabilización. También busca la sustitución de energía eléctrica por energía solar para el incremento en la producción.

Una crisis transformada en oportunidad

“Cerrar al municipio no es fácil, bloquearíamos la economía de todo el país”, asegura el gobernante local. Por ello se tuvieron que diseñar estrategias que garantizaran la salud de los habitantes y al mismo tiempo un flujo que no permitiera que la economía de la región se cayera. Siguiendo las instrucciones del Gobierno Nacional, se habilitó la reactivación de las obras de infraestructura y considerando que Bosconia es el corazón de la Ruta del Sol tramo 2, se llevó a cabo una reunión en la que se concertó la continuidad del proyecto; sin embargo, se estableció como condición que los trabajadores debían ser “solo del municipio”, ya que esto evitaba la propagación del virus entre los operarios. Y para garantizarles a ellos un buen estado de salud, se determinó el uso de material de bioseguridad, con revisiones permanentes.

Un ajuste al plan

El plan de desarrollo del municipio se denomina “Las Vías del Progreso”, y para la elaboración del mismo la administración ha debido adaptarse a las condiciones que existen hoy por la epidemia. Por ello, ha invitado a la comunidad a participar de la socialización y concertación de las propuestas a través de la plataforma Zoom. Así, se ha dispuesto de medidas que proyectan al municipio hacia un futuro diferente. Entre estas estrategias, se encuentra la “agricultura inteligente”, técnica que permitiría que los habitantes dispongan de sus propios alimentos, en espacios donde podrán sembrar y cosechar algunos productos.

PANDEMIA Y SEGURIDAD ALIMENTARIA

Jorge Enrique Robledo Senador de la República Polo Democrático Alternativo

En 2008 escribí: “Otra manera de ilustrar la importancia del acceso a la comida, importancia que algu- nos no entienden porque ingenuamente creen que los alimentos siempre estarán a la mano, es una reciente decisión que incluso se refiere al riesgo de que desaparezcan las propias semillas. Promovido por la ONU y la FAO, el Fondo Mundial de Diversidad de Cultivos, once importantes instituciones agrícolas y setenta países decidieron cons- truir en Noruega unos silos subterráneos y blindados para depositar en ellos tres mi- llones de semillas de diversas especies, con el propósito de precaver a la humanidad en caso de guerra nuclear, impacto de asteroi- des, atentado terrorista masivo, pandemia, catástrofes naturales o cambio climático acelerado, fenómenos que más que riesgos tienden a constituir certezas, si se mira en el largo plazo” (bit.ly/2S6Pfhb).

Años después, Barack Obama defendió su propuesta de prepararse para una pande- mia de salud como la que hoy azota a su país y a la humanidad: “No es solo un seguro, sino el conocimiento de que esto va a pasar, particularmente en un mundo tan globali- zado”. Y su gobierno promovió la creación de la Unidad de Seguridad Sanitaria Global y Biodefensa de Estados Unidos, institución que Donald Trump, en error garrafal, des- manteló (bit.ly/2S6Pfhb).

En tres ocasiones, el ministro de Álvaro Uribe que tramitó el TLC con Estados Uni- dos me dijo que no importaban los daños que ese Tratado le provocara a la producción de alimentos en Colombia, porque podían reemplazarse con comida extranjera que pa- garíamos con las exportaciones de petróleo. Y en otra ocasión agregó: “Mil y mil gracias por los subsidios (agrícolas extranjeros), por- que nos permiten, por ejemplo, comprar tri-

Para ilustrar la gravedad de lo que ocurre, si por cualquier razón se cerraran las importaciones a Colombia de maíz, trigo y otros productos, nos quedaríamos sin pan y sin pastas y sin huevos, carne de pollo, cerdo y cerveza, porque producirlos depende de los insumos agrícolas importados.

tán estrangulando la leche y el arroz, cuya producción debe reducirse a poco o desaparecer, por tarde, en 2027 y 2031, respectivamente, suerte a la que también tienen sentenciados al huevo, el pollo y el cerdo y amenazados a otros productos.

Para ilustrar la gravedad de lo que ocurre, si por cualquier razón se cerraran las importaciones a Colombia de maíz, trigo y otros productos, nos quedaríamos sin pan y sin pastas y sin huevos, carne de pollo, cerdo y cerveza, porque producirlos depende de los insumos agrícolas importados. Así está de perdida la seguridad alimentaria nacional.

El Coronavirus hizo trizas entonces la tesis obtusa de que los colombianos debemos ver nuestra seguridad alimentaria no como un problema nacional sino global, suponiendo, contra la evidencia, que siempre tendremos algún producto minero con qué pagar las importaciones y que, más obtuso aún, siempre se producirá la comida en algún sitio del mundo dónde comprarla y nunca se interrumpirán los flujos comerciales de abastecimiento. Pero esta doctrina, llamada de las ventajas comparativas, no la aplican las potencias que nos arrebatan la seguridad alimentaria nacional. No solo no la aplican, y ahora menos que nunca, sino que apertrechan con retórica deleznable a los importadores criollos, que se enriquecen con ella, y a sus teóricos. ¿Sí notaron que varios países desarrollados se negaron a exportar los bienes industriales que otros necesitábamos para enfrentar la pandemia?

Y a pesar de la pandemia, ningún neoliberal ha renunciado a las falacias con las que han justificado los inmensos daños al agro –e incluso peores a la industria–, en momentos en que las importaciones es

Lo único positivo que puede quedar del desastre de salud, económico y social que provocará el Coronavirus consiste en lograr cambios democráticos de diverso tipo, empezando por las relaciones internacionales de mula y jinete que padecemos. No para que se acaben los intercambios internacionales, sino para que los países como Colombia puedan adentrarse en la modernidad a la que estamos lejos de pertenecer. Y este puede ser un gran propósito nacional, que incluya incluso a quienes tienen contradicciones objetivas, como ocurre con los trabajadores y los empresarios, pues a los dos les interesa crear riqueza y empleo. go barato” (La Patria, May.16.04), ideas que han sido las de todos los gobiernos desde 1990 y que hoy nos tienen ante esta dolorosa realidad: importamos 14 millones de toneladas de productos agrícolas que podemos producir, no hay petróleo en abundancia y con los precios por el suelo y los alimentos son caros por la devaluación del peso.

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