3 minute read

EL LAMONATORIO

Next Article
SAIOA LARREA

SAIOA LARREA

Oh, Italia, cuna de la civilización europea, origen de las lenguas romances y tierra de grandes personalidades de la ciencia. Del país de la pasta y las pizzas son Leonardo da Vinci, el señor que hacía de todo y encima lo hacía bien, y Galileo Galilei, un genio que cambió nuestra manera de mirar al cielo y que sentó las bases del método científico, pero también Guglielmo Marconi, quien realizó la primera transmisión por radio de la historia o Alessandro Volta, inventor de la pila eléctrica (sí, voltio/Volta, lo has adivinado). Pero a mí me parece mucho más interesante la figura de la grandérrima Rita-Levi Montalcini. Primero, porque es más contemporánea que los señores que he mencionado y menos conocida. Para que os hagáis a la idea, Rita estaba viva hasta que yo cumplí 30 años y no supe de ella hasta hace bien poco (sí, tengo más de 30 años, unos cuantos más). Segundo, porque es una de las poquísimas mujeres que ha recibido el Nobel de Medicina, junto a científicas de la talla de Barbara McClintock, Tu You You o Elizabeth Blackburn. Descubridora de los factores de crecimiento nervioso (NGF), unas proteínas esenciales para el buen funcionamiento y correcto crecimiento de las neuronas, falleció en 2012 a los 103 años, después de superar una larga carrera de obstáculos y convertirse contra todo pronóstico en una de las neurocientíficas más relevantes de la historia.

Rita Levi-Montalcini era mujer y judía en el Turín de los años 20. No era pobre, en eso tuvo suerte, pero su familia era muy conservadora y su padre no quería que estudiara, sino que se casara, tuviera hijos y sirviera a su marido, what a surprise. Pero ella dijo que ni hablar del peluquín. Curró en una panadería para pagarse los estudios (BadGyal, Rita did it first), se graduó con honores y fue discípula del histólogo Giuseppe Levi, con quien comenzó a estudiar el tejido nervioso del embrión de pollo. Por algo había que empezar y conseguir huevos fecundados no era complicado. Al poco tiempo, Mussolini, que era un señor bajito que gritaba mucho y aporreaba los atriles cuando daba discursos, como Dwight en el capítulo 2x17 de The Office, prohibió que los judíos trabajaran en la universidad. Rita podría haber pasado de sus pollos y haberse dedicado a dar clases de canto y a arreglarse su preciosa melena (veréis retratos suyos de cuando tenía 80 y 90 años con un look muy Violet de Downtown Abbey), pero la tía se montó un laboratorio en su habitación. Más tarde, hizo lo propio en su casa de las montañas a la que tuvo que huir por los bombardeos de las tropas aliadas, y una vez más lo repitió en un sótano en Florencia tras otra huida propiciada por la maldita guerra. Era experta en montar laboratorios en los lugares más inesperados. Tras la II Guerra Mundial dejó Italia para aunar fuerzas con el investigador Viktor Hamburger en EE.UU., con quien profundizó en el estudio del sistema nervioso del embrión de pollo durante 30 años. Allí, junto a Stanley Cohen, descubrió y aisló por primera vez los NFG, que ayudaron y continúan ayudando en gran medida a entender las enfermedades neurodegenerativas. ¡Bravo por Rita!

Advertisement

Italia tiene muchas otras científicas interesantes que os invito a descubrir, como Maria Gaetana Agnesi, Loretta Gregorini, Maria Montessori, o Laura Soucek, que trabaja actualmente en el Vall d’Hebron de Barcelona y ha hecho importantes avances en el tratamiento del cáncer de mama.

Por cierto, en Italia nos ganan a premios Nobel en ciencias: tienen trece; entre ellos Enrico Fermi, uno de los padres de la bomba atómica y creador del primer reactor nuclear, Camilo Golgi, patólogo que da nombre a un orgánulo celular famosísimo entre los estudiantes de biología, o Giorgio Parisi, físico que recibió el galardón el año pasado por algo relacionado con los sistemas complejos que me cuesta entender y me encantaría que alguien que conozca bien el tema me explicara. En España tenemos dos premios Nobel de Medicina… ¿Sabrías nombrarlos sin mirar en Google? Pista que no os servirá de nada: uno lo compartió con Golgi.

This article is from: