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EL LAMONATORIO

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DISCALCULIA

DISCALCULIA

El pasado 12 de febrero —un día después del Día Mundial de la Mujer y la Niña en la Ciencia, por cierto— habría cumplido 211 años uno de los británicos más ilustres y también uno de los personajes más odiados por los fundamentalistas religiosos: Charles Robert Darwin, a.k.a. “el señor que dijo que veníamos del mono”. En realidad su famosa teoría de la evolución iba más allá de esta simplificación, carne de gracietas y memes pero científicamente incorrecta.

Me temo que la humanidad no viene del mono. Bueno, al menos de ningún monico que podamos ver hoy día sobre la faz de la Tierra. Lo que tenemos en común con los simios actuales es un antepasado común pero nuestros caminos se separaron hace 5-11 millones de años en África. A día de hoy aún no se ha encontrado ningún fósil de este antepasado, el famoso eslabón perdido, pero no paran de aparecer restos de homínidos cada vez más antiguos. Esto os lo podrían explicar maravillosamente María Martinón-Torres, directora del CENIEH, o Juan Luis Arsuaga, codirector de Atapuerca, así que mejor les preguntáis a ellos si queréis saber más, que una no es experta en paleoantropología.

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Volviendo al tema de Darwin, ya sabréis que el naturalista no era precisamente del agrado de muchos de sus coetáneos, y no solo por sus enfrentamientos con la Iglesia. Me da a mí que si estuviera vivo en la actualidad sería trending topic en Twitter todas las semanas y tendría detrás todo un ejército de trolls y haters intentando hacerle la vida imposible. Y es que el de Shrewsbury además de extremadamente brillante era excéntrico, un poco impertinente y, por qué no decirlo, un señorito: comía animales “extraños” —tortugas, iguanas, armadillos, búhos—, iba para médico, luego para cura y finalmente echó por tierra los pilares del cristianismo, era un ávido cazador, se casó con una prima carnal, coleccionaba todo tipo de insectos, estuvo dando la vuelta al mundo en el Beagle estudiando rocas, plantas y animales durante 5 años —eso sí, con todos los gastos pagados por papi y con un criado a bordo para que al chiquillo, que por aquel entonces tenía veintipocos años, no le faltara de nada— y tenía un mal humor por las mañanas que no había quien le aguantara.

Un dato que a mí me parece muy curioso sobre la figura de Darwin es que la Iglesia de Inglaterra acabó pidiendo perdón públicamente por haberle “malinterpretado” y haber lanzado una verdadera campaña de acoso y derribo contra su persona. Qué ironía que la Iglesia acabe disculpándose con Darwin pero le cueste tanto reprobar a sacerdotes que violan niños o que hacen apología de la homofobia, la misoginia o el fascismo, ¿qué no? A pesar de que muchos sectores religiosos hayan reconocido al fin que el creacionismo no tiene nada que hacer ante la teoría de la evolución de las especies de Darwin, aún a día de hoy muchas personas aseguran que un señor del espacio creó el mundo tal y como lo conocemos. Casi el 40% de los estadounidenses creen que la evolución es una patraña, y de hecho hay un lobby muy poderoso que lleva años intentando impedir que se estudie a Darwin en las escuelas. Como veis el pin parental no lo ha inventado Vox. ¡Pero qué carajo van a inventar ese atajo de homínidos poco evolucionados! eljardindemendel.wordpress.com

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