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EDITORIAL
índice
3. EDITORIAL
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Música 4. CABEZAFUEGO 6. NAKAMA PLANET 7. CIUDADELA
Recomendaciones 8. CINE BAJERIL 10. LIBROS Y CÓMICS
Entrevistas 11. PATXI IRURZUN 12. ANA PAGOLA 15. RE-READ 16. MANNEKEN BEER
18. FAMILIA NUCLEAR 19. CONCHA TISFAIER 20. NABURRISMOS 24. EL LAMONATORIO 25. DISCALCULIA 26. ILUNE 27. ANA HACE... 28. PASATIEMPOS 30. BIGOTE Y PERILLA 31. HORÓSCOPO
editorial
Estoy de pie frente a un edificio de 250 metros que proyecta a lo largo de toda su vertical mensajes de apoyo a la población. Confía en mí, todo va a ir bien. Me has conocido en un momento extraño de mi vida, y sé que me entiendes porque es un momento extraño también de la tuya. Las torres no se derrumban, pero sí lo hace el mundo (yo lo haré unos días después), y de todos modos ni siquiera esta vez tengo claro que vayamos a enamorarnos.
Si alguien llega a contármelo en Navidad, habría sido más fácil creerlo que creer que he dejado de fumar hace un mes. Y que voy a seguir sin hacerlo. Durante las primeras semanas al menos. Luego voy a volver. Pero no como antes (tampoco esto va a ser como antes, lo llaman nueva normalidad y lo empapa todo hasta el núcleo). Bien por mí. Parte de esos aplausos son míos. Podría haberme convertido en un gilipollas egoísta yo también pero estoy pasando la prueba con nota dadas las circunstancias. La nueva anormalidad es la misma de siempre. El primer aplauso me pilla completamente desprevenido. Otra cosa que no he visto venir. Me emociona y me devuelve la confianza en las personas. Estoy dentro de un anuncio de telefonía móvil y me lo estoy tragando. El anuncio se ralentiza, la imagen se pixela y la conexión se pierde. Una pantalla negra donde solían estar nuestros amigos. Cincuenta días después nos hemos convertido en seres vergonzosos. Alguien sigue aplaudiendo en un bajo sin ventanas del centro. Ya no sabe bien por qué. A quién. A qué.
Los sueños, tío. Son mucho más confusos de lo habitual, pero siguen teniendo más sentido que la vigilia. Son tan vívidos que resulta complicado saber en qué lado estás. El cerebro hace lo que puede con los elementos de los que dispone. Proyecta grandes producciones rodadas en salones, cocinas, dormitorios y cuartos de baño elásticos que se extienden hasta el horizonte. Fred Madison escapando de la policía en un Mercedes negro por las autopistas de la mente.
Mi madre recibe todos los días varias llamadas de una amiga que ha perdido la cabeza hace tiempo. Cada una de las veces tiene que explicarle lo que está ocurriendo. Desde cero. Prometeo encadenado al teléfono. Me oigo a mí mismo decir: «estamos atravesando uno de los periodos más raros en la historia reciente de la humanidad». Tengo que repetirlo para asegurarme de que esa voz es la mía.
Los mensajes de ánimo se han convertido en claims corporativos. Los guantes y las mascarillas son desechables, igual que los héroes. Vamos a salir de esta como el que aprueba un examen sin haber abierto el libro. Sin tener ni puta idea de qué ha ocurrido. Sin haber aprendido absolutamente nada.
Si estás leyendo esto es porque lo peor hace mucho que ha pasado ya. Al menos por ahora. Hemos tenido suerte. Tal vez ni tú ni yo seamos las personas más afortunadas del mundo, pero seguimos aquí.
El Mono número 81. Por los que han quedado atrás.
El MONO revista cultural issuu.com/revistaelmono
@revistaelmono Publicidad: Alberto 651 404 635 Contacto: revistaelmono@gmail.com #revistaelmono Portada: Ana Pagola DL NA 1989-2012 “Hay mucha gente que sale en la televisión o en las revistas presumiendo, pero ésos son unos fantasmas.” (Haruki Murakami) EL MONO NO SE RESPONSABILIZA DE LAS OPINIONES VERTIDAS POR SUS COLABORADORES.