Revista Encuentro 001

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O R T N E

Ser Escolapio es dejar la vida entera en manos de Dios. Él te cuidará con su amor y te llevará por senderos y a lugares que nunca imaginaste conocer. ¿Quieres un ejemplo? P. Enrique Serraima Cirici de Santa Teresita de Liseaux, Sch.P. Nací el 29 de Mayo de 1927. Mis padres se llamaban Carlos y Concepción. Eramos 7 hermanos. Estudié mis primeros años en un colegio Escolapio en Barcelona. El 25 de Octubre de 1942 comencé mi noviciado en el pueblo de Moyá, Barcelona. Profesé mis primeros votos el 31 de Octubre de 1943. Pasé a Irache, Navarra, para los estudios de Filosofía que duraron dos años. De allí fui a Albelda, Logroño, para cursar cuatro años de Teología. Allí hice mis votos solemnes el día 26 de Enero de 1949. Terminados los estudios, regresé a la Provincia de Catalunya y me destinaron al colegio de Sarriá, en Barcelona. Recibí la ordenación sacerdotal en Barcelona el día 19 de Marzo de 1950, habiendo recibido de Roma una dispensa de edad, pues estaba casi en los 23 años. Al mismo tiempo que daba clases, cursé en la Universidad de Barcelona la carrera de Filosofía y Letras, sección Historia, que terminé en Junio de 1954, con premio Extraordinario de Licenciatura. En 1947 me encargaron a los postulantes, primero en Olot , dos años, y después en Alella, otros dos. En Agosto de 1961 me nombraron Rector del Colegio de San Antón en Barcelona. Pero en Diciembre de 1962 el P.General me envió a la nueva fundación del Senegal. Salí de Barcelona el 4 de Enero de 1963. En Oussouye, Senegal, estuve primero solo y después ya con una comunidad formal, llevando a cabo la construcción e inauguración de un colegio de enseñanza media, además de trabajos parroquiales. Salí del Senegal en Noviembre de 1972 (el Gobierno me expulsó del país sin especificarme el motivo), estuve unos meses en Barcelona y de allí me destinaron a la Viceprovincia de México. En México, después de unos meses en la comunidad de Veracruz, fui a San Andrés Chicahuaxtla, en la Mixteca alta, estado de Oaxaca, para un proyecto de fundación que al final no se llevó a cabo. Y después de pasar 3 años solo, me destinaron al Colegio de Puebla. en donde estuve dos años encargado de la sección de secundaria. En 1978, el P.Liñán, mi superior, me trasladó a la Parroquia del Sagrado Corazón, al norte de la ciudad de México. Y en 1980 se cambió la residencia al sur de la ciudad, en Tlalpan. En estos años fui secretario y ecónomo de la Viceprovincia. Ya instalado en Tlalpan, y con el P. José Almirall de Viceprovincial, fui secretario y ecónomo hasta que hubo otro superior. Ya en Callejón San Fernando, ya en la casa de Tlalcoligia, he pasado los años de 1980 hasta el presente. En mi estancia en Tlalpan, he tenido muchas actividades docentes. Profesor del Seminario Mayor; de la Universidad Pontificia hasta mi jubilación en 2003; profesor del CEVHAC, centro de Estudios de espiritualidad de los Carmelitas; profesor del Interreligioso para religiosas formandas. Con muchos días de retiro con comunidades de religiosas diversas y ejercicios espirituales en diferentes lugares de la República. La muerte y partida a la Casa de Dios del Hno. y Sacerdote Enrique fue el día 7 de septiembre de 2012 a las 23.25 p.m. Reunido con dos júniores, Federico, Lulú (cuidadora) y P. Julio.

U C EN

Reunidos en Cristo que nos llama La vocación

El señor tiene un llamado para cada uno de nosotros como hijos suyos. Estamos llamados a ser Santos. Dios nos dio una Gracia muy grande al enviar a su único Hijo para salvarnos. Cristo Jesús vivió como como cualquiera de nosotros, como tú o yo. Se hizo hombre con la finalidad de comprendernos mejor, para hacernos saber que es posible caminar por el sendero de Dios. Jesús es para mí un gran ejemplo a seguir. No creo que yo sea capaz de andar por sus mismos caminos, pero si Él me ayuda y lo dejo que me ayude, Él dijo que podré hacer cosas aún más grandes que las que Él hizo en la tierra. Es difícil tomar la decisión de entrar a la vida consagrada, llamada Vida Religiosa, pero cuando sientes el toque de Dios en el corazón es muy sencillo actuar y tomar el camino que Él te ha dado. Hay ocasiones que se hace difícil caminar con el Señor porque no me dejo ayudar por Él. Dios quiere participar plenamente en la vida de todos, quiere participar en mi vida. A veces, sin embargo, hay un problema que evita que actúe. Hay un problema entre lo que yo quiero y lo que quiere Dios. Esto implica que, para hacer su voluntad, tengo que confiarme en las manos del Padre y a veces eso es negarme a mi mismo, reconociendo primeramente que Dios sabe lo que me conviene. Él cuenta conmigo y contigo para poder lograrlo. Mi vocación al servicio de los hombres (varones y mujeres), fue una llamada del corazón. Yo me negaba, decía: no, no, esto no es para mí, quiero tener una familia, pero en los planes de Dios estaba otra cosa: me ha llamado al sacerdocio. Es una gran responsabilidad. No es como trabajar en una fabrica o empresa, no es así, es más que eso. Es trabajar por la salvación de muchas personas, instruyéndolas, consolándolas y amándolas como Dios nos ama. No nos neguemos a la voluntad de Dios. Jesús nos invita a dejarnos guiar por Él, que conoce nuestras fuerzas y todo lo puede cuando nos abandonamos a su voluntad. Ama, porque Dios te ama y quiere que amemos como Él nos ama.

José Guadalupe García Jasso Sch.P.

Nada le has dado a Cristo, si no le has dado tu corazón. Sn. José de Calasanz


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