Revista Exceso edicion nº 33 septiembre 1991

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¡Sin lugar a dudas!

BOE1NG757

deAVENSA

Lo más avanzado en computación aeronáutica al servicio del piloto y de usted. Ninguna otra línea aérea con matrícula venezolana tiene un avión con los avances tecnológicos que ofrece el nuevo Boeing 757 de AVENSA. Su moderno panel de control tiene el más avanzado, sofisticado y confiable sistema electrónico digital, que ayuda a la tripulación a mantener un control más exacto, seguro y económico de! avión, durante todas las fases del vuelo. Para ello, el 757 cuenta con tres sistemas computarizados que presentan al tripulante toda la información en monitores ajustables a color, de fácil y rápida lectura. El EICAS, Indicación de Motor y Sistema de Alerta lleva un récord continuo de todo el funcionamiento de los motores y subsistemas durante el vuelo, indicando posibles irregularidades y requerimientos de mantenimiento posterior El EHSI, integra en una sola pantalla, brújula, rutas, condiciones de tiempo y mapa, junto con el plan de vuelo y características de navegación de la región cercana. Esto mejora la orientación del

piloto y le permite volar por las rutas más ráraidas y precisas. Igualmente, el EADI, Indicador de Nivel Ele ctrónico, muestra toda la información acerca de las condiciones de vuelo del avión: nivelación, velocidad relativa, altitud, etc. Además, el 757 cuenta con un novedoso sistema de aterrizaje (auto land), con triple control de seguridad, el cual presta la más confiable asistencia al piloto en pistas especiales o bajo condiciones ambientales poco favorables (aterrizajes CAT-3B). Todos estos avanzadísimos sistemas automatizan el vuelo del 757, maximizando así la eficiencia y seguridad de la tripulación. Y sin lugar a dudas, usted, como pasajero, también se beneficia, ya que vuela disfrutando del excelente servicio a bordo de Avensa y asegura la puntualidad de llegada a su destino. Venga a conocer y experimentar esa increíble y placentera sensación de vuelo a bordo del nuevo 757 de Avensa. A partir del 15 de julio, en su ruta Caracas-Miami. -

La línea aérea donde Ud. es atendido por sus propios dueños


uN VIRAJ AL MAS ALLA

La suerte simuló durante tres décadas

una infinita benevolencia con Carlos Andrés Pérez. Discípulo sumiso de Rómulo Betancourt —de cuya muerte se cumplen diez años—, anticomunista feroz, populista inagotable, la oportunidad sopló lancinante a su favor durante todos esos años, develando siempre un horizonte nuevo, una alcanzada tierra prometida, un inaugural más allá. El discípulo respetuoso fue más allá que el maestro —siendo electo dos veces presidente, por ejemplo—, el enemigo feroz fue más allá que sus adversarios de la izquierda —estrechando lazos con la antigua némesis, Fidel Castro, el que ha sabido soportar sus requiebros y regaños—, y el presidente inesperado, surto en la aguas del escándalo y el desprestigio, fue más allá de una simple presidencia. Las circunstancias, el mar de fondo que desde las ubicuas agencias de inteligencia baraja el rostro de los tiempos, lo han colocado de súbito, y prematuramente, pensará él, en un más allá político del que, en la más optimista de las versiones, sólo los fantasmas regresan. Un hades para el que ningún gimnasio sabría preparar el alma. Un laborioso, recorrido por el espejismo de las grandes horas agotadas en la clepsidra de su historia personal, lo hará volver los ojos, ahora que se le eclipsa y desvanece el presente y ni siquiera cuenta con el lazarillo cubano que guió sus pasos en el campo minado de

la historia, hacia ese lugar, la natal población de Rubio, donde se gestó, cifrado en una clave desconocida, un porve-

Foto Pe dro Du no

nir cargado como una mítica cornucopia. Una aldea donde hasta Bolívar (en la foto, su estatua en Rubio) adoptó los ademanes de su hijo más universal.




Pérez, el último de la fila

DIMES Y DIRETES p La juez del caso Ramírez Torres rinde declaración. Una soltería forzosa, una fraternidad telepática y una amenaza de muerte son los elementos del caso.

Otrova Gomas

85 La pompeva de Fidel Ben Amí Fihman

66 Matrimonio en ascuas Con la nueva constitución acaban los apremios de los esponsales colombianos. Adiós azahares trucados, adiós bodas de papel en territorio ajeno. Ahora lanzarse al agua es rito repetible en casa.

81 Carlos Sicilia

84 Los cerebro, de Sergio Sergio Ruiz

COLUMNAS 80 Polizones

JUEGOS 95 As de triunl

Rafael Sylva

Steve Hamaoui M.I.

82 Vivir esotérico

96 Realeza

Juan Liscano

y ralea Leopoldo Flores

Resaca de biblioteca Aludiendo una carta de Gabriel Otánez publicada en ExcesC No. 28 (abril 1991), llega una comunicación escrita por los hermanos de la historiadora Angelina Lemmo: "Es lamentable que personas inescrupulosas se tomen el tiempo de difamar, irrespetandc así a una persona fallecida hace tres años. Asegurando, según Otáñez por fuente fidedigna, que nuestra hermana, la profesor Angelina Lemmo B. procuró la venta de su biblioteca al señor Guillermo Morón, poco antes de su muerte (agosto de 1988), poi supuestos problemas económicos. Esto es inexplicable, ya que di. cha biblioteca fue donada a la UCV en el mes de junio de 1980, se gún documento emitido por esa entidad, y cuya copia anexamos "Respecto a su penuria económica, sólo comentaremos qu( nuestra madre heredó de nuestra hermana bienes de fortuna sufi cientes como para continuar una muy grata existencia. Pero, po siblemente, el tan bien informado señor Otáñez (ilustre desconc cido) escribió dicho comentario en busca de ese bienestar. "Sólo nos queda agradecerle al señor Otáñez (...) utilizar otr medio para sus innobles propósitos, los cuales, a pesar de no hl ber sido dichos, están explícitos". Cayetano y Aída Lemmo.


EXCESOS Monasterio al día Es el maitines. Suenan las antiguas campanas del Moderno monasterio benedictino de Güigüe, estadp Carabobo, anunciando el alba con las primeras oraciones del día, y los monjes abandonan sus celdas y sus sueños igual que lo hicieron ayer y lo harán mañana y cada mañana. Desde el reluciente, aunque austero, edificio en obra limpia de ladrillo y concreto diseñado por el arquitecto Jesús Tenreiro y construido por Guinand y Brillembourg, inaugurado hace poco, se divisan parajes que dicen a la vista que todo el ruido y las preocupaciones mundanas están muy lejos de allí. El abad, José María Martínez, tiene el deber de preservar el orden físico y espiritual del monasterio y mantener viva una de las más antiguas tradiciones de la iglesia y de los benedictinos: el don del hospedaje. Gracias a esa tradición, decenas de habitaciones están reservadas a visitantes regulares o viajeros eventuales que buscan un techo y una sopa caliente así como una oportunidad, en el retiro, de darle una tregua a sus espíritus agitados o de agitar su mente con una experiencia milenaria, única. Así, ejecutivos estresados, líderes en busca de una pausa de reflexión, se han acostumbrado a venir a este rincón de la cordillera de la Costa para abrigar sus dudas y conjurar el cansancio, por períodos de una semana o menos. En el medioevo no era difícil espigar misterios en las colosales ciudadelas que eran los monasterios. Hoy, sin los ecos de intriga que resuenan en los pasillos de las abadías de El nombre de la rosa de Eco, o Todo modo de Sciascia, el arte de hacer laberintos parece haber sido dejado aun ado por la ciencia pródiga en confort garantí!ando una buena cama y agua tibia gracias a un >istema de celdas que procesan la energía soar. La experiencia está a la mano del parroluiano que llame al (045)711958 y enarbole ius méritos para ganarse allí un alojamiento.

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EXCESOS Sociedad de los poetas vivos En la gélida noche del altiplano bogotano, van llegando uno tras otro, y congregándose en torno a la hoguera que exhala aromas de eucaliptos, hombres y mujeres de todas las edades, enfundados en pesados abrigos. Un amplio y boscoso parque, conocido como el de las llores, en pleno corazón de la zona comercial de El Lago, sirve de escenario al insólito ritual: las veladas de luna llena, en donde la poesía —rociada por uno que otro trago de aguardiente, a pico de botella—, tiene la palabra. Aquel día, se dejó oir la voz de tres exponentes de la generación Nadaísta, los mismos que hace 30 anos encarnaron la protesta y el desenfado poético. Poco importa que la ciudad capital tenga seis millones de habitantes, que la inseguridad se agazape en cada esquina, que la temperatura ronde el grado cero. All restarán los poetas vivos cada mes en la noche de plenilunio. Y un montón de gente dispuesta a escucharlos, en medio de un silencio sepulcral. Porque en Colombia, el culto á la muerte convive en forma desafiante con un inusual culto a los libros, a la palabra escrita, a la literatura. Librerías, bares y cafés de Bogotá evocan la memoria de los poetas muertos o remiten al universo literario: Café Pushkin, Librería La Boheme, Shakespeare and Company (una librería), Famas y Cronopios (una taberna), Café Libros ( una discoteca), Oma Libros (un café-librería).

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Con un poeta en la cocina El Visconti es el más acabado resultado del tesón creador de una pareja que sentó precedentes en materia de anfitrionía culinaria. Para don Julio Antonio y don Manuel Octavio, ese es el mérito mayor del Visconti, sumado al de la ambientación del lugar, que es también obra de la misma pareja, que, además de lo que logró en el Visconti, ha configurado un conjunto artístico-comercial-gastronómico que dignifica el entorno urbano del sótano uno del edificio Anauco de Parque Central. Mis dos amigos estuvieron también de acuerdo en que en el Visconti se ha afrancesado la cocina italiana. Don Julio Antonio dice que muchos platos no son verdaderamente italianos, y pone como ejemplo el salmón fresco con salsa de vino blanco y la langosta con salsa al estilo bisque. "Eso no me suena para nada italiano y, claro, en ese mismo plato te ponen un risotto, que le da el toque italiano. Una pequeña ,decepción es la de los vermicelli con huevas de trucha, porque el plato está lleno de salsa, cosa que por lo demás es desagradable a la vista. Uno espera encontrarse con las huevas encima de los vermicelli, y mezclarlas uno mismo, pero no es así. En Italia, los platos de pasta no llevan mucha salsa. Porque, manteniéndose dentro de la cocina italiana se pueden encontrar cosas refinadísimas". Don Manuel Octavio, que asentía, dice, al tratar de explicar el porqué de esa transculturización culinaria, que Enzo Esposito, el chef del Visconti, "es una persona cultísima. Es un poco poeta, además, y eso lo manifiesta en su cocina. Enzo de repente te pone un risotto con peras que, si te comes un poquito, te satisface, pero si te comes el plato entero, quedas empalagado. Y es que él quiere siempre trascender los límites de la cocina italiana. Así, te encuentras con una cocina italiana que deja de serlo . Sin embargo, una cosa fantástica de Enzo es que su cocina es la ideal para confeccionar menús gastronómicos. Pero cuando comes lo normal, una sopa o entrada y un plato principal, quedas agotado. Me pasa especialmente con los risottos". El rigor de don Julio Antonio y don Manuel Octavio crece, aunque luzca paradójico, en la misma medida en la que se sientan identificados con el restaurante del que hablan. Es como un deseo permanente para que no haya defectos en los lugares, como este, de sus afectos. Don Manuel Octavio rememora: "Yo he comido ahí cosas muy buenas. Por ejemplo, la sopa de pescado, que es extraordinaria". Don Julio Antonio afirma que lo más logrado del Visconti es el semi freddo de rima, y sentencia

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que si no se le exige mucho rigor, el Visconti puede estar a la altura de un restaurante italiano de lujo. Para él, se trata de un lugar elegante de Caracas, con una cocina de nivel, "pero quien vaya a esperar una cocina italiana que demande un cierto purismo, se puede llevar una sorpresa". Reclama unos raviolis cultos, tradicionales, italianos, exquisitos... Este afrancesamiento del Visconti recuerda a don Manuel Octavio el Gualterio Marchesi de Milán, considerado por los críticos el mejor restaurante de Italia. "Ese es un restaurante que trata de ser francés. Pero cuando te ponen una pasta, no comes lo que tú esperas de una pasta italiana, que es un plato consistente, sencillo, casi un poco como casero, sino te encuentras un rebuscamiento, como el de la cocina francesa, aunque la cocina italiana no es sofisticada. Pero normalmente uno no está esperando más que una pasta cocida al dente con una buena pasta. Si es un risotto, tú esperas un risotto en el que las cosas estén bien hechas. Eso ya hace que sea un plato delicioso". F.L.G. Visconti Sótano uno, edificio Anauco, Parque Central. Abierto de lunes a viernes de 12:00 a 4:(X) pm y a partir de las 8:00 pm. Sábados y domingos de 1.00 a 5:00 pm. Tel. 573.46.01/46.23.

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Suspiro limeño Preparación

Cecilia Graciela Penalillo

Nacida en la capital peruana, tiene 40 años y la respalda una trayectoria culinaria en varios restaurantes y casas de prestantes caraqueños, antes de que fuera contratada por El Chupe, recién inaugurado, donde se desempeña actualmente. Fue chef de cocina de varios restaurantes de especialidades peruanas y cocinera doméstica de Uslar Pietri, Isaías Medina y Mamare Romero, y accedió a entregar como primicia para los lectores de Exces0 los secretos de su riquísimo Suspiro Limeño.

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Colocar en una olla las ocho yemas de huevo, la leche condensada y la maizina. Mezclar bien y poner a fuego lento, revolviendo constantemente hasta que suelte el hervor y espese bien. En la batidora poner las ocho claras de huevo y batir a toda velocidad hasta lograr punto de nieve. Aparte, colocar en una cacerola la taza de Oporto y el azúcar. Poner a fuego lento hasta obtener un caramelo. Incorporar suavemente el caramelo bien caliente a las claras batidas. Vaciar en una refractaria la crema de leche condensada. Vertir encima la mezcla del suspiro con el caramelo. Adornar el molde por los lados con las plantillas y espolvorear con canela.

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PeTie ifuíd galat iftur eaffbAda„s ,, ELABORADO y ENVASADO POR:

COPESUCRE, C.A

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OÍD OAL TAMBOR Después de dos apariciones en las Grandes Ligas con los Yankees y los Piratas, el cubano Orestes Destrade, de 29 años, hizo swing hacia Japón donde se perfila como la estrella de los Leones de Seibu. La pasada temporada, en la que su equipo ganó la serie final contra los Gigantes de Yomiuri, bateó para 263 con 42 jonrones e impulsól06 carreras en130 juegos. "Sería maravilloso si pudiera tener esa clase de numeritos en las Grandes Ligas, pero uno no puede volverse loco pensando en eso; lo estoy pasando de Algo más desatado que la nariz de Pablo Escobar Gavilo mejor aquí -

Virgiiez, tórrido rodaje.

ria parece ser su lengua. Desde su celda, el narcotraficante ha referido a la revista Semana cómo ocurrieron los asesinatos de los tres candidatos presidenciales Pizarro, Jaramillo y Galán, de exacto modus operandi y en cuyos casos habrían colaborado los guardaespaldas del DAS que ellos tenían, por lo que se investiga, en el casq de Galán, el sospechoso cambio de su guardia personal de confianza días antes de su muerte. Y lo más extraño de todo: no acababan de morir los candidatos, "cuando Maza Márquez, que quiere ser presidente, ya me había responsabilizado de los hechos, sin haber terminado la investigación". • María Conchita Alonso acaba de protagonizar con Franklin Virgüez algo más que una miniserie romántica para Radio Caracas Televisión. Una escena, que probablemente valga ella sola los seis millones que cobró por su trabajo especial, saltó con creces la ficción, según refieren los testigos presenciales —camarógrafos y técnicos—: tras una secuela entusiasta de besos, la Alonso optó por quitarse de encima hasta unos tirros que cubrían sus breves senos, a la manera de una noche loca. Mariah Carey no tiene todavía la fama de Madonna,

Carey crlollita.

Schwarzenegger, pulso a la Casa Blanca.

pero según la revista Man está por encima de ella y otras consagradas en la escala de ventas. El nuevo producto musical del mundo industrializado, que lidera los rankings de aceptación, es hija de una cantante irlandesa y un venezolano con residencia en el Norte. • Arnold Schwarzenegger deja quieta su musculatura para dedicarse, según la revista Variety, a otras faenas no menos violentas: la poritica. Y como Ronald Reagan, el periplo arranca en California, estado del que quiere ser gobernador. La posibilidad de inminentes elecciones en la entidad, tras el eventual ascenso del actual gobernador a la vicepresidencia de Estados Unidos por Quayle, es su oportunidad. La Pepsicola, una empresa con ganancias líquidas tasa-

das en miles de millones—puntea el mercado nacional— estaría ofertándose a la matriz estadounidense, deseosa de participar de este privilegio aparentemente único en el mundo. Oswaldo Cisneros, su presidente y empresario interesado ahora en el ramo de la telefonía celular, lo .está pensando. • A estas alturas,Carros de fuego debe ser para su autor, Hugh

Huclson, algo más quo su tránOo al O scar. Una década después de que filmara la saga de las olimpíadas de 1924 acaba de ser contratado por los barceloneses para que realice el documental de las jornadas deportivas del 92, en España.


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SENTIDO

Hitos plásticos ■ Una experiencia estética, como pocas, reserva la Sala Uno del Museo de Bellas Artes, en la muestra del genial Luis Caballero, que se exhibe hasta el 29. La obsesión delirante por el cuerpo ha dominado, por espacio de más de tres décadas, el trabajo de este colombiano residenciado en París. Definitivamente sobrecogedor. Cita imprescindible en la agenda plástica del mes. ■ La historia de Caracas contada en 23 imágenes pictóricas, en la paleta de un puñado de creadores nacionales a lo largo de dos siglos. Caracas en el paisaje,con curaduría de Juan Carlos Palenzuela, se exhibe este mes en el Museo de Arte Contemporáneo. ■ Seres y Enseres aglutina una colección de pinturas del artis-

ta Diego Barboza que muestra hasta el 22 de septiembre el MBA. El evento'bes patrocinado por el Banco de Maracaibo, en la celebración de su 110 aniversario. ■ Otro de los grandes de la plástica colombiana, Alejandro Obregón, en el Centro Cultural Consolidado. Cuarenta lienzos de gran formato que permiten apreciar los diferentes períodos creativos ( 1941 a 1991) de este artista barranquillero de origen catalán que interpreta la pintura como una suerte de impulso corporal. Exceso

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Diseño limpio Ni el objeto por el objeto ni tampoco cualquier concepto. A Interdiseño, un local inaugurado hace seis meses en Parque Central no entra cualquier cosa. Y el filtro .es el gusto común —diseño limpio, puro, nítido, sin filigranas ni redundancias—, en el que coinciden sus tres socios, Enrique Siso, Alejandro Zapata y Julio Obelmejías. Gusto que a su vez los_lleva a identificarse de alguna manera con la selección del MOMA, muchos de cuyos objetos también han sido acogidos por

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ellos. Su fuerte: los diseños escandinavos (en los que la función predomina sobre la 'estética), sin desdeñar los japoneses (síntesis del diseño) y algo de los alemanes. Edificio Anauco, zona cultural, sótano 1. Tel: 571.70.95.

Expreso Berlín-Caracas Villa Grisebach se denomina una de las más acreditadas casas de subastas del mundo. Ubicada en Berlín, se especializa en pintura europea de los siglos XIX y XX, rubro que abarca obras de pintores que viven y se cotizan en el viejo continente. Desde hace un par de años viene operando en Caracas su representación para Suramérica, cuya responsable es Ulla Maiweg. Esta dama se encarga de hacer los contactos con las personas interesadas en confiar sus cuadros o en asistir como compradores a las dos grandes subastas anuales que tienen lugar en mayo y noviembre. Así mismo, se ocupa de los trámites de avalúo y envío de las obras. Una trayectbria limpia de falsificaciones constituye el mayor aval de la casa. Es interesante señalar que en la última subasta, realizada en mayo, se remataron dos dibujos de Fernando Botero por una suma de 90.000 marcos (unos 2.700.000 bolívares), cada uno. Mayores informes directamente con Ulla Maiweg. Tel: 962.11.64.

Carvalho strikes again Manuel Vázquez Montalbán es uno de los narradores más exitosos de la España de hoy. Maestro en el relato policial, concibió al personaje de Pepe Carvalho, protagonista de una secuencia narrativa que se inicia en 1970 con Yo maté a Kennedy. Quince títulos más, publicados todos por Planeta, reúnen las deliciosas aventuras del famoso detective privado. En el último mas no final de la serie, El Laberinto Griego, recién aparecido,

sin mover un dedo

seguimos a Carvalho, en varias búsquedas paralelas por la España de la Comunidad Europea, desarrollada, prepotente y preolímpica, en los preparativos del Quinto Centenario. Un clima social que registra Vázquez Montalbán con un guiño de finísimo humor y contundente ironía

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Exces0 El primer lunes de cada mes ofrezca la más placentera lectura Nombre:

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Jazz a la carta La gente de Coco Music, non

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en compacto, acaba de inaugurar un novedoso servicio a la carta y a domicilio. Con el slogan de "permítanos sufrir el

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Regresa Rubalcaba Todo un músico en el más cabal sentido de la palabra, este Gonzalo Rubalcaba, producto fresco y genuino de Cuba. Pianista, compositor y percusionista, en él confluyen el son y la guaracha, que lleva en la sangre, con una sólida formación académica en el Conservatorio Amadeo Roldán de La Habana. Así se hace "el más grande pianista que he escuchado en largos años", como apuntara Dizzy Gillespie. En Europa han delirado con él y aquí lo tendremos de regreso, con su grupo Proyecto, para una sola presentación, el 22 de septiembre en el Aula Magna de la UCV.

Fecha de vencimiento

Niños eternos

Firma

Tarifa anual: A. metropolitana: Bs. 800 Interior del país: Bs. 850 Exterior: a definir de acuerdo al lugar de envío. Envíe este formulario y emita cheque a nombre de

Exces0 Gradillas a lan Jacinto, Edificio Las Gradillas A, piso 3, Ofic. 33, Caracas 1010 Telf.: 81.77.27 / 81.77.24 Fax: (02) 74.46.76

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Son como los boy scouts más antiguos de la música coral, los legendarios Niños Cantores de Viena. Siempre otros y los mismos desde que fuera creada la agrupación en 1498 por el emperador Maximiliano. Estos famosos niños se presentarán el 14 y el 15 de septiembre en el Teresa Carreño, con obras de Purcell, Mozart, Britten, Brahms, Schubert. Los recaudos de estos dos conciertos se destinan a la Sociedad Anticancerosa.

de su aire acondicionado", se trata de enviar al cliente, mensualmente y vía fax, una lista de las novedades. Una llamada telefónica bastará para indicar la selección, y a vuelta de motorizado tendrá el pedido en menos de 24 horas. Tel: 32.29.76 y 31.47.04. Fax: 261.07.78 y 261.66.48.


Ro pa el Hielo!

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PAMPEKO El Añejo!


Comida cantonesa

Sazón a domicilio

Pero de los cantones suizos; con el bouquet

Doña Carmen Peña es una dama andina, oriunda del

de sus bosques y lagos llega hasta nosotros la

mismo Rubio que vio nacer al señor Presidente. Vive en

cultura gastonómica helvética, para el

Caracas hace 47 años, y aquí aprendió a cocinar en casas

festival que realizará el restaurante Le

Gourmet entre e126 de septiembre y el 26 de octubre. Marco Zannetti (chef) y Hans Van Den Klinkenberg (pastelero), ambos del

de familia de alcurnia. Después tuvo su propio restaurante pero ahora, desde un local en los Palos Grandes, La Tapita, se dedica, con su hija, a la producción de co-

célebre restaurante Chesa Veglia de la región

midas por encargo. Su fuerte, reforzado por cierto na-

de Engadin, vendrán especialmente desde

cionalismo, lo constituyen las especialidades criollas.

Suiza para tomar las riendas del evento

En cuanto a postres, los ofrece variados y sofisticados,

culinario y traerán con ellos algunos de los

muchos creación de ella misma. También hace pasapa-

ingredientes. Se realiza con el concurso de la

los criollos y en algunos casos, cuando el cliente lo

embajada suiza, Swissair, American Express y hotel Tamanaco. Reservaciones

requiere, se traslada hasta la cocina de la casa para supervisar el servicio a la mesa. La mayor demanda de

Tel: 208.71.36 y 208.72.42. su servicio procede de La Lagunita y el Country Club. Pero no hay motivo para inhibirse, porque sus precios son bastante razonables. Cuarta avenida, entre segunda y tercera transversales, edificio Niza, P.B.

Ruedas de lujo La reapertura del mercado de las importaciones pone de nuevo ante nuestros ojos atónitos un universo de juguetes alucinantes. Este es un carro que podrán comprar muy pocos, quitará el sueño a todos los infantes y sacará de quicio a más de una madre y un padre. Los hay Mercedes Benz, Porsche, BMW y son una réplica prolija, en tamano de dos metros de largo por 90 centímetros de ancho, convertibles, asientos de semicuero y exterior en fibra de vidrio. No es to-

do: alcanzan velocidades hasta de 40 kilómetros, motor de gasolina de un cilindro y cuatro tiempos, válvula lateral, sincrónico, con cuatro velocidades. Cuestan medio millón de bolívares y se pueden adquirir en dos tiendas del CCCT, una ál lado de otra: nscher Price y Mianpel.

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Las mujeres inot


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El lugar de encuentro "No salgo de noche tanto como quisiera", confiesa el joven locutor y productor de radio y televisión, ELI BRAVO, —figura de Radio Capital y hasta hace poco tiempo del programa Sonoclips del Canal 2—. Pero cuando lo hace, más o menos una vez cada dos semanas, se acerca hasta El maníesasí, cine-bar y discoteca de Sabana Grande, recientemente remozado con las exhibiciones cinematográficas todos los martes. Le parece que es el mejor lugar de encuentro con la gente que desea ver. Además, uno de los pocos de la ciudad en donde se puede tomar cerveza en un ambiente agradable, oir buena salsa y bailar. Lo recomienda especialmente los viernes.

El lugar de descanso CONSTANZA GINER, cotizada modelo publicitaria, disfruta enormente los fines de semana en Morrocoy. Unas veces en pareja con su compañero, fotógrafo, dueño del velero de 43 pies que allí los espera, otras veces secundados por un grupo de amigos. Generalmente escogen para anclar una de las paradisíacas bahías del hermoso parque nacional, reservando las excursiones más largas, a Las Aves, La Tortuga o Los Roques, para los períodos de vacaciones. Allí, en la placidez del paisaje marino, encuentra todo lo clue necesita para alejarse del fragor citadino y tomar nuevo impulso.

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El disco Su desempeño laboral en el Teatro Teresa Carreño es responsable de que una pasión nueva se adueñara del alma del joven escenógrafo EDWIN ERMINY: la ópera. Yen este universo se sitúa el disco que recomienda. Se trata de la más reciente grabación de la última obra escénica que compusiera Mozart, La Flauta Mágica , una ópera que ama por encima de todas, en una versión que suscita por lo menos curiosidad a quienes no la conocen. Para él, la más virtuosa, especialmente por los roles masculinos encarnados por Francisco Araiza, Samuel Ramey, José Van Dam y Olav Paar, con la muy anglosajona Orquesta de la Academia Saint Martin-in-The-Field s y la dirección de Neville Marriner. En dos discos compactos del sello Phillips.

La

El libro

suscripción

Pocos mortales en este final

Uno de los ejemplares de la revista alemana Der Spie-

de siglo pueden, como AL11"'

:1111111011 . 110111.1; :_*11_1014 111111011

gel que semanalmente lle-

DEMARO ROMERO, darse el lujo de abordar un libro cada día. Aunque no los culmine

gan a Caracas, con sólo un

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día de retraso, por cierto,

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todos. Pero además saca tiempo para componer, hacer ra-

va a las manos de WOLF-

dio, producir espectáculos,

GANG ENCKE. El Geren-

escribir. ¿El secreto? No duer-

te de Alimentos y Bebidas

me más de cinco horas. Una

del hotel Tamanaco —un

de las lecturas que más lo ha

cargo al que ahora se suma

apasionado últimamente se titula The Fifties, cuyos autores son Douglas

otro como director en la misma área para la cadena Inter-

Miller y Marion Nowak, editado en los Estados Unidos. Un libro cronoló-

continental en Latinoamérica—, es alemán y encuentra en

gico y analítico, de gran interés, sobre los hechos relevantes de la déca-

ese semanario buena parte de la información que necesita

da del 50, cuando precisamente vivió nuestro personaje en los Estados

para estar al día. Entre las revistas de restauración vinos y

Unidos. Lo que contribuye a que el recuento de aquellos sucesos, que tu-

gastronomía, le interesa Le Gourmet, tanto la internacional

vieron influencia en lavida mundial, revistan particular interés para Rome-

como la local.

ro.

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80.000 metros cuadrados de construcción y 5.000 millones de bolívares: un monumento al petróleo venezolano

abía una vez cinco arquitectos venezolanos que, avizorando una oportunidad única de dar el salto definitivo a la gloria, pusieron toda su pasión y lo mejor de sus ingenios en un concurso para la creación de cinco proyectos distintos para lo que sería la nueva sede de una de las empresas petroleras más grandes del mundo, todopoderosa en Venezuela: Petróleos de Venezuela (Pdvsa). Pero ni Eduardo Guinand, ni Felipe Montemayor, ni Dietrich Kunkel, ni Michael Menéndez, ni Jorge Castillo, ninguno de ellos, aún sabe conformarse con la profunda tristeza y decepción que les provocó una carta fechada el pasado 24 de julio, histórica efeméride, que les comunicaba el ambiguo y misterioso veredicto de "desierto" que sentenció el concurso. La primera semana de agosto fue como de sopa fría para las oficinas de los cinco arquitectos que recibieron la correspondencia de Valdis Miller, gerente de Administración de Pdvsa y presidente de su filial Bienes y Servicios C.A. (Biserca). Miller suscribía la correspondencia no sólo como jerarca de esa empresa, eventual constructora de la sede-proyecto de la matriz petrolera, sino sobretodo como integrante del jurado del concurso, completado además por los calificados — egregios, sería el epíteto más preciso— arquitectos Tomás Sanabria y José Miguel Galia. Seis semanas de deliberaciones no sirvieron para que el jurado —que antes había preseleccionado a los finalistas entre 60 proyectos— llegara a una decisión final, o si I legarón a ella, sus señas fueron muy parecidas a la desbandada: Galia prefirió un mutismo glosado por la fórmula de "no estoy auto rizado a dar declaraciones" y Sanabria viajó al exterior para eludir su responsabilidad, conferida por su carácter de presidente del jurado, de comunicar el fallo, responsabilidad que asumiría Miller con una carta austera, más bien tacaña en consideraciones. Uno de los arquitectos —favorito entre favoritos— había comprado cajas de champaña, vinos y delicatesses preparando el coctel de celebración por el delicioso contrato que se

avecinaba. Ante tamañas expectativas, comprensible resulta la frustración correspondiente. ¿Quién osaría protestar, sin embargo? De los cinco finalistas, tres tienen contratos con distintas filiales de Pdvsa u optaban por alguno. Eduardo Guinand, por ejemplo, quien participó en el concurso con su empresa Modulor, actualmente construye la nueva sede de Lagoven en Maturín a través de la empresa Guinand-Briilembourg. Otras dos oficinas aspiran llevar a cabo dos grandes proyectos de Maraven y Lagoven en Falcón. Además, se sabe que en la lista de contratistas permanentes de Pdvsa figuran varios nombres marcados con asterisco, algunos de ellos acompañados con notas al pie de página: "incumplido", "grosero", "respondón". Cualquier adjetivo apostrofado a partir de una inoportuna queja pública podría significar un exilio definitivo de la chequera del petróleo. De cualquier manera, ante el déficit informativo de la carta de Miller, escrita casi de mala gana y con errores de concordancia en su redacción, varias hipótesis de consolación fueron germinando entre los arquitectos. La primera de ellas —divulgada entre susurros dentro de Pdvsa— supone que efectivamente el jurado se decidió por uno de los proyectos, pero que esta elección resultó poco grata a las expectativas que la presidenciade Pdvsa había cif rado sobre un proyecto en específico. El jurado se divide a última hora y Sanabria, anteYa intransigencia de la alta gerencia petrolera, se habría mostrado indignado: "Me han hecho perder mi tiempo"; así, antes que refrendar un proyecto que no aprueba, prefiere dar por desierto el premio gordo. Pero de Sanabria también se dice que es un hombre de un ego que rasca cielos y ha ganado una fama adicional por declarar desiertos varios concursos. El proceso de selección se había producido bajo las normas más estrictas. Los preseleccionados debían presentar un proyecto escrito, planos y maquetas, que defenderían en una exposición de 30 minutos frente al jurado. No se hablaría de precios. Cada arquitecto debía acompañar su proyecto con un sobre cerrado en el que indicaría costos de proyecto, cons-

Pdvsa es como una madre dominante en visita interminable en la casa de una de sus filiales.




La risueña indulgencia del joven Baco de Caravaggio es elocuente: el licor y el buen humor son aliados de nacimiento. Desde tiempo inmemorial las bebidas alcohólicas han consentido al hombre en lo más profundo de su alma, sirviéndole de antídoto para la melancolía y de soporte al buen humor. Es más, la chispa y lo que los franceses llaman esprit, han buscado su inspiración, una y otra vez a lo largo de los siglos, en los húmedos labios de una copa. De allí la recreación que del clásico tema pictórico hacen, en las próximas páginas y a manera de cuadros, algunos de los más renombrados caricaturistas del país: Zapata, Eneko, Nino Menardo, Peli, Raúl Avila, Abilio Padrón y Sergio Ruiz vuelcan todo su ingenio para, con un guiño gráfico, celebrar la tradicional afluíza entre el fervor etilico y e i ligente, el unive 1 buen humor. ,

Una sonrisa en la copio.




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COMO TODO EXILIADO CUBANO, admiré a ese hom-

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Nadie tomaba en cuenta a ese joven, futuro diputado y ministro del Interior por un juego del azar político

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bre que por los años 60, en tiempos también peligrosos, manejaba un humilde Volkswagen por la tercera avenida de Los Palos Grandes, junto al antiguo Coney 'stand. Nunca más toparía accidentalmente un cronista con este personaje, que a un grupo de cubanos, delirantes de entusiasmo, les prometeríasolemnemente que, si Rafael Caldera osaba establecer relaciones con Cuba, si coCarlos dadas, al tímido provinciano a la derecha, ors una mamada foto do época ore Pamplona. metía tal desaguisado, éstas timo amigo, quien conservará hasta el final sus últimos secreserían las más breves de la historia de la diplomacia venezotos. lana: durarían hasta el día de su toma de posesión. Sólo hay un sitio donde hallar la clave de ese más allá de Aquella reunión era en el hotel Tamanaco, faltaban apePérez, según lo recomendaría el maestro Welles, Orson: en nas días para las elecciones presidenciales, y viejitas entusiastas se desmayaban en sus asientos, médicos de éxito Rubio. En Rubio está el principio y el final. In my beginning is my end... aplaudían jubilosos; a uno de ellos Carlos Andrés Pérez le quitaríasu pasaporte venezolano: Tebelio Rodríguez Maceda. EN LA VENEZUELA DE LOS 90, Rubio no queda camiJamás escuché de nuevo aplausos tan vehementes en mi vino de ninguna parte. Hay que ir expresamente a Rubio. Desde da. Todavía hoy los cubanos rodean a Carlos Andrés Pérez. Al que, sin embargo, no sería un buen consejo animarle a que el aeropuerto de San Antonio se viaja a Cúcuta o a San Crisdiera una caminata por la calle ocho de la Little Havana. Su po- tóbal, sin pasar por Rubio. Poco después de la alcabala de Pepularidad ha descendido algo en Miami. Reunirse con Fidel racal, famosa por interceptar el cargamento de 2.000 kilos de Castro en La Orchila es pecado capital para los paleontosaucocaína de Mario Schillaci, un desvío lleva hasta Rubio. rios del exilio. Los antiguos cafetos están en decadencia. El incansable Esa noche en el Tamanaco, Carlos Andrés tenía el munFondo de Estabilización del Café, con una persistencia admido por delante, bastaba con haber sido candidato de Acción rable, volvió millonarios a unos cuantos burócratas que venDemocrática o de Copeé para disfrutar de un status especial. dieron la cosecha cafetera, misteriosamente, al peor postor. Además, los expresidentes son reyes en el exilio: a la espera Carlos Andrés, en su primer período, intentó establecer de reconquistar el trono. Perennes Francisco de Miranda en en el Táchira agroindustrias de leche, frutas, café. Quedan una Carraca dorada, aspirantes a Guzmán Blanco. En el pridispersas por el estado maquinarias valiosas, ruinas, galpomer período de Pérez hasta se sugeriría modificar la Constines abandonados, huellas oxidadas de la Gran Venezuela. tución para reelegirlo. Ahora se habla de la minería como el futuro del Táchira, del Ahora nuestro personaje, tan aficionado a saltar charcos, carbón, de la bauxita. Los más perspicaces sugieren otra incaminar a paso de vencedor, abrumar al mundo con sus gi- dustria más tentadora, cosmopolita y atroz: la droga. Seguid ras, enfrenta su más allá a destiempo. Nunca antes ningún el ejemplo que Colombia dio. Algo parece avanzarse por esa presidente estuvo tan anchado. Algún columnista tímida- via. mente habla de Watergate, como si los Sirica abundasen en Desde San Antonio, equilibristas contrabandean en biciel trópico. Se precipita el The endde la película por culpa de cleta desde Cúcuta. A Castro, no el tachirense sino el cubaamigos cubanos, aunque hasta sus enemigos reconozcan no, le entusiasmaría la capacidad de carga de esas bicicletas que Orlando García ha sido su más genuino confidente, el úl- que atraviesan incesantemente el puente internacional. roo-

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CIL PI

El representaba al trabajador en un oficio de habladores de pendejadas

extendidos hacia adelante. El Bolívar da la espalda a una enorme iglesia, una construcción desproporcionada para la época, 1930. ¿Para qué rayos construir tal iglesia en un Rubio más pequeño que el actual? Una copia exacta de la iglesia de la Chiquinquirá en Bogotá, como si los tachirenses de entonces ambicionaran lo más alto, porque por esa época los Andes venezolanos vivían vueltos hacia Colombia. Y por todo el Táchira se Caldera , C.A.P. y ...7 construían monumentales iglesias. No han sido los andinos quienes han ambicionado el poder. De Trujillo y Mérida salieron guerrilleros y doctores; del Táchira, puros presidentes. Eso sí, a los tachirenses los desbordaba el orgullo, se sentían sobrados en Venezuela, y de sus pueblos, como de todos los del interior de Venezuela, emigraban provincianos hacia la capital. Uno de ellos se presentaría con una carta de recomendación de Leonardo Ruiz Pineda ante Rómulo Betancourt. Pronto Betancourt apreciaría a ese joven de estilo parco, nada aficionado a las grandes frases, en un partido donde brillaban Domingo Alberto Rangel, Raúl Ramos Giménez, Manuel Alfredo Rodríguez, Simón Sáez Mérida. Carlos Andrés era el puntual, el cumplidor. El reorganizador de Acción Democrática después de la división de Luis Beltrán Prieto Figueroa, el que confiaba en los mecanismos del partido después de que Jaime Lusinchi lo derrotase en una elección interna. El trabajador en un oficio de habladores de pendejadas. Todos tenían pintas de magníficos candidatos presidenciales. Nadie tomaba en cuenta a este joven, futuro diputado y ministro del Interior por un juego del azar político. No se recuerda ningún discurso tan célebre de Pérez, como los de G umersindo Rodríguez y Domingo Alberto Rangel en el mitin de Maracaibo de la juventud adeca. Algunos de esos hombres brillantes los presentaba el magazine Feriado del diario El Nacional hace semanas como una curiosidad, en un reportaje nostálgico. Carlos Andrés no tiene nada de nostálgico.

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METROS DE LA PLAZA BOLiVAR, cercana también a la iglesia, se reconstruye la residencia de los Pérez 40

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en Rubio, para convertirla en museo, mansión final, sitio de retiro a partir de 1993, del presidente de la República. Un cierto misterio rodea el lugar. Nos fingimos de la facultad de Arquitectura. La mansión, junto con la casa de las Alcántara, forma un todo arquitectónico, con aire acondicionado central, cuya reconstrucción dirige Graziano Gasparini, aun costo de 30.000 bolívares el metro cuadrado. Y que se convertirá en el centro de Rubio. Pérez piensa en su más allá, en el futuro; esa edificación pudiera albergar invitados internacionales, o un •museo al estilo de los de Carter, Eisenhower o Nixon, donde se conservan los papeles y documentos de los presidentes norteamericanos. Aquí también hay sótanos preparados para cumplir esa función. PÉREZ desde principios de año. Llueve y llueve y no escampa. Parecieraque hubiese terminado el período presidencial. Se adelanta dos aros la acostumbrada defenestración final del presidente de la República. En algunos reinos africanos, cuenta Elías Canetti, la población que ha elegido al nuevo rey lo insulta el día anterior a su coronación, para cobrarse, mientras pueda, el despotismo futuro. En Venezuela, en los últimos meses del reinado presidencial, se toma venganza de esa sumisión con que se soporta, o soportaba, al primer magistrado, al que a los seis TREMENDO CHAPARRÓN SOPORTA

primeros meses de su destierro, de ser ex, lo insulta Cualquier gacetillero. Se descubre que Caldera quemaba expedientes en Miraflores, era soberbio, y sus charlas por televisión, aburridas. De Pérez se denuncia que regaló barcos a Bolivia, construyó obras faraónicas, vendió el Sierra Nevada. alim-



CIA. PI ¿Cómo aguanta Pérez? Porque le da lo mismo, porque desprecia a la dirigencia del país

De Lusinchi que era amante de Blanca Ibáñez y ioh, sorpresa!, bebía en exceso, y que fue un fracaso el mejor refinanciamiento del mundo. De Luis Herrera que era comelón, se dormía en los Consejos de Ministros y respaldaba demasiado a sus amigos. No se respeta igual a un presidente en ejercicio que no disponga de un Recadi, con gobernadores electos directamente, con pocos con- A todo vapor marcha la refacción de la casa solariega do rus Pérez en Rublo tatua de Bolívar, aparece el secreto de ese provinciano que tratos que dar. En dos años, al bajar los brazos después de su emprendió viaje hacia Caracas, dispuesto, de ser necesario, campaña electoral, Pérez castró el poder presidencial. Antes a negarle los contratos a sus mejores amigos, a soportar imde completar su tercer año ha concluido de hecho su período. pasible un bombardeo que lo ha anulado políticamente, porNo elegirá a su sucesor, ya sus reformas se discuten poco. Se que en unas semanas el poder presidencial se ha pulverizarompe el esquema del omnímodo poder presidencial, sin control de precios el ministerio de Fomento no es un instrudo. Cuenta la periodista Milagros Socorro que bailando con mento poderoso, la elección directa crea nuevos polos de poel propio Carlos Andrés, en algún acto social en Maracaibo, der en los estados, y los escándalos en cascada rematan el le dijo que Fidel Castro era el líder más importante de Latinoproceso. Nunca tuvimos un presidente tan arrinconado en su américa. Pérez le contestó que estaba equivocada. "¿Quién, tercer año. La defenestración póstuma del presidente ocurre en pleentonces'r, le preguntó la periodista. "Yo", le dije. "Espere a no período. Poco después del video del caso Lamaletto, coque termine mi período". Según Socorro, Carlos Andrés no menzó una fiesta de grabaciones, acual más escandalosa y tebailaba tan mal. rrible. ¿Cómo aguanta Pérez? Porque le da lo mismo, porque El Táchira vive de recuerdos. Los provincianos ven ahodesprecia a la dirigencia del país. ra Sábado Sensacional, tienen el mismo mal gusto que los caLlueve y llueve, y Carlos Andrés Pérez no escucha la lluraqueños. Queda en Pamplona una fotografía de su adolesvia. Está en otra cosa, igual que va mansión que se levanta cencia en una funeraria, la Casa Toto, que tiene al frente, en de espaldas al propio Rubio. Algunos amigos cuentan que la calle, estacionado, un carro fúnebre pintado de azul celesPérez aguarda una entrevista con Celli y Sánchez Bueno cote, y a la entrada ataúdes de colores. Es un local semejante al mo a una sesión de tortura, prefiere una huelga general del puente de un barco, casa funeral, museo y vivienda de Toto. transporte a gastar una tarde con el hermano Lucas. Pérez Adentro, en el museo fotográfico, están los grandes cacaosde respeta a los factores de poder real: Gustavo Cisneros, Fidel Pamplona, ahora muertos, o muy avejentados. Novias, funCastro, Collor de Melo, el premier de una islita del Caricionarios. Ahí, en un grupo, está Carlos Andrés, junto a su be. Con el poder real, no el de palabra, la pedantería local, el hermana, retratado con personajes de la época, entre ellos el infatuado caraqueño, siente que no está perdiendo el tiempo. fundador de la aeronáutica colombiana, según Toto. DesgarEl parloteo de los simples mortales le parece ese ruido le- bado, como el adolescente, o el provinciano que no se sienjano de la lluvia. Esta vez se equivoca, no es una llovizna, se te a sus anchas lejos de La Argentina, en compañía de persoabrieron los cielos, cae toda la lluvia del mundo. Sin parar. najes colombianos de entonces, Carlos Andrés Pérez es un nunca parará. tachirense que empieza a conocer el mundo. Ya no le queda nada por conocer. No hay ningún más ALLÍ EN RUBIO, tomando uno de los peores negritos de allá. ¿Volver a Rubio? Venezuela, en un pequeño local junto a la plaza, frente a la es,Ni loco. allE,

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SALVADOR antes que siervo El clamor vernáculo por un santo autóctono estaría en vías de realizarse. Pero, cosas del destino, quizás no sea José Gregorio Hernández quien estrene la aureola. Mientras su caso sigue en debate, Salvador Montes de Oca, caroreño, disidente del régimen gomecista, finalmente fusilado por los nazis durante la II Guerra Mundial, parece tomar la delantera en el camino al cielo: no necesita

probar milagro alguno. Faitha Nahmens


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Lo

esde el 29 de junio de

Humberto Quintero en torno a la trayectoria controversial, pero indudablemente ejemplar, del llamado obispo mártir— ha sido develado, su canonización va a ser un hecho", vaticina el presbítero Alfonso Alfonzo Vaz, rector de Santa Capilla. "Quienes posiblemente se hubieran contrariado con tan justa causa, los gomecistas que lo desterraron, por ejemplo, se han marchado, han muerto. De modo que contamos con todas las posibilidades a favor suyo. El murió por odio a la fe, odiumfei, y con ese aval no requiere demostrar ni un solo milagro. Es como tener el pasaporte y la visa listos para llegar al cielo. Francamente yo pienso que Salvador Montes de Oca ya es un santo. Lo puedo afirmar porque lo conocí".

1919, aquella fecha en que el siervo de Dios, José Gregorio Hernández, tropezó con la muerte en inmerecidas circunstancias, por igual creyentes y escépticos venezolanos han aguardado con paciencia que el humo blanco de su canonización termine de una vez por todas con la incertidumbre de los rezos ilegítimos y saque a los altares venezolanos de la jerarquía de la probabilidad y el fetiche. Pero la fe parece ser insuficiente para mover la montaña. En el larguísimo interín, el patrono ad honorem de Isnotú dio, ciertamente, un paso hacia adelante o hacia arriba, hacia los cielos, cuando en Roma se le llamó venerable. Pero simultáneamente a ese divino avance, sus fieles han influido, a pesar suyo, en la demora del ya engorroso trámite hacia la santidad. Que las estampitas del galeno con las manos escondidas en la espalda compartan sincréticas velas con el Negro Primero y María Lionza, ha provocado entre la ortodoxia vaticana un prejuicio difícilde salvar, para congoja de los que aspiraban tener la gloria de un representante, uno aunque fuera, en el santoral, para que intercediera por el país y lo salvara de esta hora crítica de años. Pero, finalmente, ha ocurrido el milagro, sólo que no en el Vaticano, ni en el Hospital de Clínicas Caracas, donde los colegas del doctor vieron hace pocas semanas su faz coronada por el típico sombrero impresa en una tomografía en sustitución de un tumor cerebral. La nueva esperanza mística, el bálsamo consolador de la acéfala fe vernácula proviene, como el vino, como la nata de cabra, como los instrumentos de Pablo Canela, de Carora, ciudad larense con opción real de convertirse en futura nueva Meca para la peregrinación cristiana. O sea, que es factible que otro santo acceda al privilegio de colocar su aureola en los nichos de la adoración local con más prisa y reverencia, dadas las trágicas circunstancias en que el rival del vecino trujillano dejó este mundo, la madrugada del 6 de sep-

a canícula caroreña es protagonista del paisaje de postal de la ciudad y recalienta los cardos, los adoquines, los vitrales y el verbo mediterráneo del presbítero de la parroquia El Carmen, Antonio Murillo, español. "Estoy de acuerdo en que es justamente éste el momento oportuno para que la causa de vuestro obispo mártir, asesinado, como lo registra la historia, sea introducida ante Roma para los fines correspondientes. Hay que aprovechar la circunstancia de que el Papa actual, Juan Pablo II, es un hombre que sufrió cárcel y tiene particular sensibilidad para estos casos de comprobado martirio. Siendo europeo, me he puesto a la orden para hacerme cargo de las gestiones que sin mayores dificultades hay que comenzar a promover cuanto antes extra fronteras. El proceso de Montes de Oca sería ni más ni menos como el de las carmelitas vejadas y sacrificadas en Guadalajara, durante la guerra civil española, y ya elevadas a la categoría de santas, o como el del sacerdote franciscano Maximiliano María Kolbe, de origen polaco, que murió en los campos de concentración nazis tras canjear su vida por la de un prisionero, por lo que saltó directamente del rango de beato al de santo, en 1972. Seguramente a Montes de Oca lo harían san-

tiembre [11 1944. "Yo creo que sí, que ahora cuando el manto de prudente silencio —auspiciado en su oportunidad por el cardenal José

to rapidísimo. Lo que le ocurrió es exactamente igual a lo que tuvieron que pasar aquellos cristianos echados a los leones, sólo que la circunstancia cambió las dentella-

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El cáliz de Montes de Oca lo heredó monseñor Herrera, pero no se lo apartó nadie.

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En la misión cartuja, Montes de Oca de agorero negro

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para llegar al cielo"


En el monasterio de La T'amena, la desgracia y la coincidencia: antes José Gregorio, después Montes de Oca.

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Un escudo que no fue protector.

Su caso es similar al de las monjas de Guadalajara, ya ezmonizadas, fusiladas durante la Guerra Civil

das por los fusiles". Dos cuadras más allá de la declaración jurada de compromiso con la causa, y abrasado por el mismo bochorno del mediodía, Luis Montes de Oca, sobrino del potencial santo, guarda en su casa, dentro de un pequeño maletín, las pistas que con harto celo ha recopilado sobre su tío, "un ángel que tuve la suerte de que me criara". Correspondencias, fotografías, recortes de prensa y objetos personales conforman el tesoro de este laico que bordea los 70 años, ufanado de un despertar religioso que lo colocará pronto como diácono de Canora. Sobresale, de entre el amarillo de los papeles, un documento que refiere al detalle la víspera de la muerte de Salvador Montes de Oca, ocurrida en la cartuja de la Farneta, cerca de Lucca, donde se había recluído. "Este documento lo traje de ese monasterio, en un viaje que hice en 1965. Estaba escrito en italiano y lo hice traducir. Es un horror. Narra las últimas 96 horas que vivieron mi tío y los demás monjes: humillados, maltratados y muertos a manos de los nazis. Según el relato de un religioso sobreviviente, aquello comenzó con una traición. Un sargento que simulaba ser amigo del monasterio, y lo frecuentaba, aprovechó que los frailes habían ido al rezo de maitines para favorecer la entrada de un pelotón de 22 soldados alemanes. Logran escapar del atropello unas 20 personas, pero queda apresado el resto: los padres y los partissanos, la oposición a Mussolini, que se habían refugiado en el monasterio, tras

escabullirse del cerco persecutorio de la policía secreta del Duce. Mi tío asumió la responsabilidad de aquel compromiso, en nombre de Dios". Los invasores habrían desocupado, en cuestión de horas, el recinto, cargando hasta con las gallinas. Por tres veces los prisioneros fueron diezmados. "Veintitrés de ellos, las manos amarradas a las espaldas con alambres de púas, fueron ahorcados con los mismos alambres, y algunos tuvieron que yacer en un charco de sangre". Uno fue muerto a golpes en la cabeza y el pecho, y abandonado en estado de coma antes de la huída en el convoy que trasladó a los últimos sobrevivientes: a los de débil contextura, hacia la muerte; a los fornidos, a una despiadada rutina de trabajos forzados. Entre aquéllos estaba Fray Bernardo, el nombre monacal de Salvador Montes de Oca. "El día 6 en la madrugada, los prisioneros son separados y 15 de ellos recluidos en un galpón. En el grupo había cuatro religiosos: el rector, Martín Binz, suizo; el procurador Gabriel María Costa, italiano; el maestro, Pío María Egger, suizo, y Bernardo Montes de Oca, obispo venezolano". En un alto de la travesía, los guardias obligan a sus rehenes a proseguir a pie hasta un descampado, a la orilla de una peque. ña carretera, a unos 20 kilómetros de donde partieron. Al cabo de recorrer un largo trecho son obligados a cavar una fosa, la fosa común donde, tras fusilarlos, serán enterrados. Montes de Oca, que en el periplc había convertido al catolicismo a un judíc víctima del acoso de la Gestapo, rompió en tonces nuevamente el voto de silencio que le impone la congregación para entonar ui potente canto. Lo calló el disparo. ,

1 venerable religioso coi el destino cincelado e el nombre protagoniz una meteórica carrera e la jerarquía eclesiástica Con una vocación con. fesa desde la niñez, accedió al rango c obispo en 1927, contando escasos 32 año suceso que, amén de convertirlo en el rel gioso más joven con anillo de amatista, p, rece haber signado su suerte. Fue destaca( en Valencia, para sorpresa de monseñ Víctor Julio Arocha —se cayeron los MI Exces0 Septiembre 1991


pronósticos, se incubarían rencores por esa razón—, y del mismísimo general Gómez: "¡Pero si ese es un muchacho!". A juicio de los biógrafos, la sentencia fue todo un designio. La Semana Santa del año siguiente, presidiendo el ritual de la visita a los monumentos expuestos en las distintas iglesias, Montes de Oca interrumpió de pronto la inofensiva caminata para inclinarse a orar, en plena plaza pública, por los que sufrían en las cárceles. Del gesto fue informado el gobierno que, desde ese momento, según el cronista Torcuato Manzo Núñez, "lo colocó tras su mira". Los corrillos, agitados, dieron gran importancia a otra anécdota de similar contenido revolucionario. Un vendedor de radios tocó a la puerta de su diócesis y él lo despachó argumentando que no valía la pena comprar aquel invento mientras "no se pueda oír en el país la voz de la libertad". Lo que rebasó el vaso fue el edicto que publicó al año siguiente, luego de que el gobernador de Valencia anunció que se casaría con una joven caraqueña, no más le saliera su divorcio. El infeliz año de 1929 —ocasión del terremoto de Cumaná y de la abortada expedición del Falke—, tuvo como corolario el destierro de Salvador Montes de Oca, ocurrido a las pocas horas de la publicación de su proclama doctrittaria en favor de la indisolubilidad del matrimonio, por el bien de los hijos y la sociedad, razón que según el prelado debía ser un mandamiento de cumplimiento nacional, siendo como era Venezuela un país de absoluta mayoría católica. Aquella proclama fue interpretada como una acusación contra el gobierno, de manera que no habiendo llegado a Valencia, tras consignar su escrito en Caracas, cruzando la alcabala de Los Teques, es apresado y llevado a empellones hasta La Guaira, donde se embarcaría en el primer vapor a zarpar. Rubén González, ministro del Interior y quien firmaría el decreto de extrañamiento debajo del nombre de Juan Bautista Pérez, presidente encargado de Venezuela —de aquella época, la frase: "Aquí vive el Presidente y el que manda vive enfrente", que

tau á la eternidad del mandato a veces

apenas solapado de Gómez—, iría después a visitarlo al camarote del vapor Orinoco, embarcación alemana, antes del viaje a Tri54

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nidad, su forzado destino. Para no evidenciar desconsideración excesiva, se presentó con una bolsita de monedas; Montes de Oca no llevaba consigo más que lo que tenía puesto. Así y todo no aceptó la dádiva. "Comuníquele a su jefe que un príncipe de la Iglesia no recibe limosnas de sus perseguidores", dicen que dijo, sentado en la única silla de la recámara, para dejar al emisario de pie. En Trinidad, la larga lista de expatriados le brindó atenciones durante los dos años que vivió en destierro. Destierro, que no olvido. Desde la isla seguía enviando a Venezuela artículos de opinión, del mismo calibre algunos, intimistas otros. Ponía la otra mejilla con su pluma, pues. En carta suya desde Puerto España, fechada el 13 de octubre de 1929, escribía: "Mi ánimo está íntegro, estoy contento. Aún más: confundido de que nuestro señor Jesucristo me haya encontrado digno de sufrir calamidades por su causa. Estoy dispuesto a ser triturado por Cristo y su iglesia. Ojalá mis huesos sean molidos y mi sangre corra para dar testimonio de la verdad (...) ¡Ah, cómo anhelo que mi nombre sea calumniado y vilipendiado por Cristo! ¡Que no quede en mi cuerpo nada sano y que la saña de estos actos sirva para purificarme!". ¿Pofecía o anhelos cumplidos? En todo caso, Salvador Montes de Oca transitaría una retahíla similar de desgracias. róxima su vuelta a la patria, el episcopado venezolano se jugó la última carta: el intercambio de remitidos solicitando la reconsideración del destierro de Montes de Oca culminó con la redacción de una proclama que más bien parecía un ultimátum. El obispo de Caracas, Rincón González, compadre de Gómez, fue el más reacio a suscribirla. Como el Nuncio de la época, pensaba que debía Montes de Oca haber presentado una actitud más sumisa en el ejercicio de su fe. O cuando menos, haber aceptado, quizás, firmar una disculpg A Gómez que se le envió redactada desde Venezuela. En fin, al último momento la unanimidad se impuso pese al riesgo planteado: podría retornar Montes de Oca o podrían expulsar a todos los

Salvador Montes de Oca: sin duda tiene cara de santo.

Luis Montes de Oca: primo de Pepi y sobrino del próximo santo.

Una coincidencia con José Gregorio: habitó el mismo monasterio cartujo de I, Farnetta, Halla


José Gregorio, el milagro es otro.

4

Su primer sermón fue en San Dionisio, Carora.

Juan Vicente Gómez dictaminó su destierro a Trinidad

clérigos. Por entonces, una hija de Gómez tuvo un accidente automovilístico y Regina, la hermana del general, tuvo a bien interpretarlo como un aviso de Dios para que dejara en paz a la Iglesia. Gómez, por si acaso, optó por mandar a traer a Montes de Oca del exilio, ganándose, por añadidura, las bendiciones de una Iglesia agradecida. Suerte de domingo de ramos con explosión de fuegos artificiales, el retorno a Venezuela fue para Salvador Montes de Oca una experiencia reconfortante que duró poco. Para reiniciar sus estimadas mortificaciones, fue premiado, desde su punto de vista, con múltiples vituperios. El jefe civil de su diócesis tuvo la idea de pedirle a un subalterno los favores de su agraciada esposa; sería bien recompensado con un ascenso de importancia. El hombre aceptó y planeó una visita al jefe civil, con quien dejó sola a su esposa. Esta huye hasta el arzobispado, lo más cerca, y relata todo a Montes de Oca que, presto, notifica al esposo del intento de abuso de su jefe, y luego le pide que venga a recoger a su esposa que luce muy contrariada. Horas más tardes regresa la mujer y confiesa a Montes de Oca que su esposo era quien había cocinado el desliz. El obispo optó por conducir a la mujer a casa de un familiar suyo. Ninguno de aquellos hombres lo perdonaría. Se fraguan intrigas en su contra, inmediatamente. En combinación con los eclesiásticos descontentos, acusan a Montes de Oca de seductor. Y la celada incluye pruebas: una fotografía del estupendo nadador saliendo de la playa, casualmente, junto a una mujer en traje de baño. Un escándalo del que no quiso defenderse. Fue la gota que rebasó el vaso. Salvador Montes de Oca, que preparaba viaje a Buenos Aires, para asistir a un congreso eucarístico —pertenecía a la orden sacramentina antes de entrar a la cartuja—, partió de allí a Roma, donde pidió ser relevado de su condición de obispo. Al principio fue denegada su solicitud, aunque se le permitió permanecer en Italia y, en contrapartida, fue designado rector de una diócesis imaginaria. Sería obispo in partibus de Bilta, una región que no tiene ubicación en el espacio sino en el tiempo, en la Edad Media. Más tarde entraría en la cartuja de Florencia y luego a la de Farnetta, la misma donde, en su momento, José

Gregorio Hernández se había recluido. Sólo que su homólogo en aspiraciones celestes retornó de allí a la medicina y Montes de Oca, en cambio, encontró la muerte. orno cartujo que fue, jamás comía carne y se alimentaba sólo con vegetales y frutas una vez al día. Debía rezar cada tres horas, interrumpir su sueño para cumplir con la norma, y no podía entablar conversación con nadie: además de los votos de obediencia, pobreza y castidad, el de silencio. Alfonzo Vaz lo describe como un hombre de vocación a toda prueba, amable y firme. "Tenía guante de seda, pero una mano de hierro". Era carilargo, blanco y de configuración magra. Los ojos negros y el cabello escaso. "Y un verbo emocionado. Recuerdo sus palabras cuando llegó del destierro: bendijo al país y besó el suelo de La Guaira". Su trágica muerte influyó para que Medina Angarita tomara la decisión de apoyar a los aliados y, al finalizar la II Guerra Mundial, fue aceptada la solicitud venezolana de tratar el caso en el tribunal de Nuremberg, que juzgó a posteriori los crímenes de guerra y sus posibles indemnizaciones. Por lo pronto, el presbítero Luis Rotondaro quedó comisionado para viajar a Lucca y comenzar la búsqueda de sus restos. Rotondaro cumplió su cometido. Dio, en la parroquia, con un viejo religioso que había sido informado por testigos acerca de los fusilamientos de algunas personas en las inmediaciones; incluso él había ido a bendecir la zona. Ahora presenciaría las exhumaciones. Montes de Oca fue identificado porque tenía el número 13 inscrito en su cinto y en sus medias, el mismo número que estaba apuntado al lado de su nombre de cartujo, Fray Bernardo, en un breviario encontrado años antes. Certificó el hallazgo, además, el dentista de aquel puñado de misioneros. El 11 de junio de 1947, los despojos del obispo llegaron a Venezuela; yacen en la catedral de Valencia, diócesis que además erigió una estatua en su nombre y la que tiene a su cargo liderizar las gestiones —en curso ante el Vaticano— que llevarán a su arzobispo por la escalera al cielo, amén.

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2 O O

El EdĂŠn inmobiliario prometido a la clase medĂ­a devino un inventario de influencias.


L

a cadena de entuertos escenifica-

dos en el complejo habitacional Juan Pablo II comenzó inmediatamente después de que empezaran a ocuparse los primeros apartamentos de los 1.639 distribuidos en las diez pirámides. A éstas quedó reducido por razones presupuestarias el proyecto arquitectónico de Dornbusch —iban a ser 24 edificios, con 4.333 viviendas—. De acuerdo a una encuesta, entre 25 y 49% de los vecinos pudieron enumerar 16 tipos de fallas en sus apartamentos; entre 50 y 69%, defectos en seis aspectos; y entre 70 y 100%, en cinco renglones. Para todos, pues, la mercancía fue entregada sin sello de garantía. Paradójicamente, tal descalabro inmobiliario no hizo más que azuzar la avidez por esos apartamentos. La secretaria privada de Jaime Lusinchi, por ejemplo, apremiada por las presiones de sus más allegados, se vio forzada a dirigir memoranda al entonces presidente del Centro Simón Bolívar, Arnaldo Morales Jalar, para sugerirle que reservara unos apartamenticos para 19 personas, no fuera a ocurrir que perdieran la barata del siglo: entre los señalados, la propia Ibáñez (Apartamento B10, Edificio 5), su hijo Carlos Alfredo, su yerno Maurizio (A-18, Edificio 5), y el inspector de las Fuerzas Armadas (E-14, Edificio 5). El 5 de mayo de 1988, un punto de cuenta suscrito por Blanca Ibáñez, dirigido al rector del organismo ejecutor de los llamados parques habitacionales, servía para solicitar la providencia de reservar 101 apartamentos para ser adjudicados a discreción por la Presidencia de la República. Al final la colmena del Juan Pablo II quedaría habitada sólo en un 50 por ciento por matrimonios jóvenes —su target inicial, sentado en reglamentos—, mientras la otra mitad la constituye un grupo muy particular de adjudicatarios que destinaron los apartamentos para dotes o mesadas de sus hijos; también, para el mero engorde. De entre ellos sobresalen 365 nombres de personas a quienes se les comprobó que tenían, al menos, otra vivienda, la llamada principal, y que no tenían que portar por Montalbán. Casi todos, además, nombres resonantes de alguna instancia del poder. Así, la urbanización se convirtió en el condominio más exclusivo y rutilante de Caracas, por la colección de charreteras, apellidos de abolengo e insignias partidistas que en él se concentran. F.N.

I

Edificio 1

I

Edificio 6

SlItn 1C-03 Lorena Margarita García Ibáñez, €=> 2B-05 Freddy José Mota Carpio, vicealhija de la Malinche. mirante, expresidente del INP, 2F-07 Américo Araujo, diputado de AD €==> 2PB-01 Jorge Vicente Ramos Guerra, dipor el Zulia, fue jefe de campaña de Octaputado de AD. vio Lepage en las internas. Edificio 2 Edificio 7

€>= 2E-12 Nathalie Dornbusch Krell, hija del padre de la criatura. 3E-17 Astrid Carolina Herrera, Miss Mun€:=5 do y mártir de telenovelas.

I

Edificio 3

C>=Y 1F-04 Ana Drossos Mangos, represen-

1E-10 Adolfo Ramírez Torres. Amén de la enorme casa en Cumbres de Curumo con mármol de Carrara, un modesto apartamento en Juan Pablo II. Vive, por lo pronto, en la cárcel. Edificio 8

tante del Banco Industrial de Venezuela en NewYork. Un sueldoque bordea los 17.000 11> 5 E-14 Jesús Gabriel Peña Navas, secretadólares mensuales y un loft neoyorquino rio agrario de AD. no le impidieron hacer la vista gorda y conformarse con el modesto apartamento. Edificio 9 e—, 2C-15 FranciscoJavier Grisanti Sáez, sobrino del exministro de Energía y Minas, €1B-03 Luis Ramón Contreras Laguado, Arturo Hernández Grisanti, del que hace general de la GN. Además de sus dos aparlas veces de asesor. tamentos en Cumbres de Curumo y su quinta principal. Edificio 4 €:=> 1D-04 Carlos .Tablante, ahora gobernador de Aragua y antes diputado sin techo €)=› 2E-10 Ralo Balbi Toro, expresidente del propio en Caracas, según juran sus alleColegio de Arquitectos. gados. 6)==, 2E-08 Italo del Valle Alliegro, el vocero del 27-F dice que ya lo devolvió. Edificio 10

1

I

Edificio 5

E ,=> 1 PB-02 Luisa Pacheco de Chacón, go-

bernadora del Táchira en tiempos de JaiC-05 Vicealmirante Carlos Alberto Lame Lusinchi. rrazábal: explicó que el apartamento es 01>) 1A-01 Vicente Piñale, diputado de Copei. para un hijo suyo. €7= 2B-14 Sara Natalia Meneses Imber. D-01 Vicealmirante Flector Ricardo Jura- €2C-12 Mariana Marta Meneses Imber. do Toro, exministro de Defensa, accedería 2C-13 Pedro Guillermo Meneses Imber, a devolverlo a cambio de que le reintevecinos y hermanos. Los hijos de Sofía graran lo invertido en bienhechurías. Imber nunca se mudaron y ahora quieren A-18 Maurizio Fauolari Sccurria, de Consvender. Como no ha pasado el tiempo retructora Los Andes, familia política de glamentario, piden exoneración. Blanca Ibáñez. 1>tt5 1D-13 Alexandra Brewer Stolk. PB-09 Marco Tulio Bruni Celli. El diputa- e=51 D-14 Alberto Joseph Brewer Stolk, hido dice que es de su hijo, llamado el junior. jos de Allan Brewer Carías.

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Norma Cabrera

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La juez del caso Ramírez Torres está viviendo un secreto thriller con asesinos a sueldo, ardides dé* espionaje y suspenso al granel. L espeluznante situación no es, si embargo, más que la guinda de coctel de dificultades persona

De porte y estampa marmórea, inamovible. Su despacho, pequeño y suficiente para lo necesario. Sillas de una extraordinaria sobriedad. No hay ostentación, ni pretensión, ni lujo, ni sombra de poder. Hay, sí, una mujer de voces nicotínicas que denotan fuerzas mayores, de un peso demarcado en los codos que se•hincan sobre su escritorio, donde van y vienen carpetas y escribientes que ella, jtiez, la juez de esta tribulación patriótica, firma y endosa con la diligente y para nada temblorosa función que ejerce. Norma Cabrera quiso decir y dijo, además, lo que nadie se atrevió. Legó la osadía de llevar a un reo de envergadura tras las rejas. La contrapartida, por lo pronto, ha sido la incómoda celebridad que corresponde a quien investiga al exgobernador de Caracas, Adolfo Ramírez Torres, y una colección de amenazas de muerte. Hija de un pionero del ciclismo venezolano, compañero por lo demás de Teo Capriles en sus inicios, la juez recuerda que su primera presea fue patronímica: Norma, con nombre de ley e implacablemente azotada por el signo Escorpio. Con 51 años a cuestas Norma Cabrera pareciera en modales y posturas un elaborado personaje extraído de las mejores páginas de la novela negra. En su casa le dicen señorita, calificativo que de ninguna manera parece estorbarle. Es auténticamente una pulida y reluciente dama que goza del privilegio de no conocer el matrimonio. Envuelta por la adversidad de una precaria paz, dice estar segura de lo que emprendió, dice no tener miedo, dice, también y entre algunas lágrimas, que nada la hace titubear. "Sigo aquí, llego todos los días ala misma hora y mis expedientes están muy seguros. Continúo con lo que inicié y tengo la tranquilidad de estar ejerciendo mi carrera sin tapujos y sin nervios. Estoy entera. Creo en Dios. Creo en el afecto de los míos. Creo en cada uno de esos muchachos que me escoltan y tengo que entender que mi vida cambió. Me hace falta mi libertad, quiero decir, mi privacidad. Pero a eso debo acostumbrarme y trabajo interiormente para hacerlo".

—Una mujer acerada corno usted suele ser la consecuencia de una injusticia. ala sido víctima y por esta razón se decide por el Derecho? —Mi abuelo fue juez, lo que llamaban en aquellos años Juez del Crimen, y fue procurador del estado Aragua, de donde somos nosotros. Quiero ser como él, aunque nunca lo conocí, pero mi madre sien pi e nos hablaba de él, y quizás eso decidió en algo que yo quisiera estudiar Derecho. Mi meta era ser juez. Me costó mucho. Tengo la apariencia de ser muy fuert: Hay.personas que sienten terror de hablar conm ig(). pero yo no soy así. Yo soy otra y cuando mc llegan a lo más profundo, tengo miedo de que los ojos se me llenen de lágrimas. Pero una va cosechando esas si-11» Exces0 Septiembre 1991

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Vicljeros d'el' amor 66

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• La nueva constitución colombiana instituye, por primera vez, el divorcio. Así pone punto final a la aventura —y a la industria— del "matrimonio civil en el exterior", una peregrinación más allá de las fronteras nacionales que buena parte de las parejas de ese país debió seguir para regularizar su situación. Exces0

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n los umbrales del tercer milenio y gracias a la nueva constitución política que acaba de ser promulgada, lós colombianos casados por la Iglesia adquieren por fin el derecho a divorciarse y a contraer nuevo matrimonio, válido ante la ley. Tradicionalmente consagrado al Sagrado Corazón de Jesús, con la institución eclesiástica más conservadora y burguesa del mundo, Colombia es un país en el que muchos aspectos de la sociedad civil pasan por el filtro de un régimen concordatario con la Iglesia, muy similar al que mantienen sólo otros tres países del globo —España, Italia y Portugal—. Pero además es el último de todos ellos en acceder a esta modalidad de cesación de los efectos civiles para el matrimonio religioso. Cien años hubieron de esperar los verdaderos pobladores de Macondo para poner su destino político en manos de una nueva carta magna, más abierta, más democrática, que aquella pulquérrima y castiza que redactaran Núñez y Caro en 1886, perfecta como página del buen decir pero inadecuada a los requirimientos de la modernidad. Escasos 12 meses de ejercicio del poder han bastado al más joven y desenfadado de los presidentes colombianos, César Gaviria, para llevar adelánte su anunciado revolcón. Hay quienes dicen que el mandatario que se entronizó en la Casa de Nariño por una trágica jugarreta del destino —después de que cayera abatido por las balas el candidato Luis Carlos Galán, a quien servía como director de campaña—, pasará a integrar una Trinidad Patria junto a Bolívar y Santander. La convocatoria a una Asamblea Constituyente y la consiguiente disolución del Congreso, la entrega del narcotraficante Pablo Escobar Gaviria, el proceso de negociaciones con la guerrilla, el cese en buena medida del narcoterrorismo, la apertura económica, podrían bastar para tal consagración. Pero tal vez sea el fin de la hegemonía eclesiástica sobre la institución del matrimonio la más audaz y desquiciante nueva para la sociedad colombiana. Nunca ley alguna habrá dado origen a tantos divorcios y tantos matrimonios como cuando se implemente y entre en plena vigencia el artículo 42 de la nueva Constitución, que tendrá hondas repercusiones so68

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Nohemí Sanín, beldad descasada y vuelta a casar.

Nunca se habrá conocido una ola de divorcios como fa que se producirá adentraren vigencia el artículo 42 de la nueva constitución.

bre la familia y la sociedad del vecino país. En Colombia la mayoría de las parejas se ha casado por lo católico, tal como lo exigen la Iglesia y la tradición, sin contar que el matrimonio civil no se instauró en el país sino en tiempos recientes. Al no existir el divorcio, la única opción. a lo largo de muchos años para quienes han pretendido rehacer su vida de pareja, en los marcos de la ley humana y divina y en paz con su conciencia; o bien, para aquellos ciudadanos muy conservadores, muy creyentes o con aspiraciones de poder, es la anulación del vínculo ante los tribunales eclesiásticos. Un proceso largo, doloroso y sobre todo costoso, por eso mismo reservado a unos pocos. Se conocen casos célebres como el del expresidente Julio César Turbay Ayala, cuyo primer matrimonio con Nidya Quintero fue anulado después de largos años de convivencia, varios hijos y nietos en el panorama. Su hija, Diana, periodista secuestrada y asesinada por el narcotráfico, el excandidato presidencial Rodrigo Lloreda Caicedo, el precandidato y actual ministro de Desarrollo Económico, Ernesto Samper Pizano, lo mismo que la carismática embajadora en Venezuela, Nohemí Sanín de Rubio, son otros de los personajes que han recurrido a este procedimiento. Mientras tanto, aproximadamente un 50 por ciento de los colombianos separados vive en unión libre y otro porcentaje elevado recurre a la fórmula salvadora de "matrimonio civil en el exterior", valga decir, en Venezuela, Panamá, Santo Domingo, Ecuador y algunos estados norteamericanos. Negocio este propiciado por las fallas de la ley y floreciente para las agencias de turismo, únicas que resultarán perdedoras cuando entre en vigencia la ley de divorcio, en menos de un año. 1 caso de Esteban y Nora es frecuente en Colombia. Casado él por la Iglesia, separado luego, sin posibilidad de divorcio, soltera ella. Se conocen, se enamoran y deciden compartir cobijas. Vivir juntos es la alternativa. Un día llega la mamá de Nora y le dice que ella, considerada una mujer de avanzada, no tiene nada en contra de que vivan juntos, pero que el atribulado papá no puede dormir sabiendo que su hija —una muchacha de clase media al-


ta— vive en concubinato. Pasan los días y el papá de Nora la llama para decirle, con toda reserva, que él es un hombre moderno, que está en todo. No tiene reparos en que su hija viva con Esteban, pero la pobre mamá no puede conciliar el sueño desde que su hija vive en unión libre. La pareja decide entonces recurrir a la única solución posible. Y la más adecuada a su presupuesto es la de matrimonio civil en San Antonio de Táchira. Hay varias agencias de viajes que ofrecen sinnúmero de planes que se ajustan al bolsillo y los gustos de cada cliente, con o sin luna de miel incluída (basta consultar los avisos que publican a diário los principales periódicos del país). Muchas, incluso, con el atractivo lema de cásese ahora y pague después. Los recaudos son mínimos, apenas lo necesario para cualquier viaje de placer. En general los paquetes contemplan la "ceremonia" del matrimonio, los testigos, y el acta, que es enviada días después vía fax. Los nombres de los planes no podrían ser más sugestivos: Fantasía, Cupido, Gran Boda. El precio varía según el hotel, el número de noches, y por supuesto, el lugar escogido (las ciudades fronterizas de San Antonio en Venezuela y Tulcán en el Ecuador figuran entre los más económicos; las gentes de mayores recursos se orientan hacia flamantes planes en la isla de Contadora y Santo Domingo). Veamos, por ejemplo: el plan Fantasía tiene un costo de 177.000 pesos (unos 17.700 bolívares sin boleto aéreo). Incluye dos noches en el hotel Arizona de Cúcuta, recepción en el aeropuerto, coctel de bienvenida, traslado a San Antonio del Táchira, cesta de frutas, ceremonia civil, y de regreso al hotel, botella de champagne, desayuno en la habitación, cena especial y todos los impuestos pagos. Existe otro plan relámpago, el del matrimonio civil sin hotel: una maratón sin precedentes. La pareja puede salir de Bogotá, casarse en San Antonio o Ureña y regresar a casa el mismo día, por un costo de 85.000 pesos (8.500 bolívares), cifra que tampoco comprende el boleto de avión. Los contrayentes pueden llevar los testigos, pero generalmente el rol es desempeñado por los mismos dependientes de la jefatura civil, en donde también tienen previstas las argollas, de goma o de latón, cuando los novios

MATRIMONIO CIVIL CUCUTA CENTRO: Cra. 10a. No. 24 - 39, Bogotá Teléfonos: 2841845 - 2810400

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CHICO:

Centro 93 - Local 202, Bogotá Teléfonos: 2577929 - 2577573 CALLE 90: Calle 90 No. 13-40, Bogotá Teléfonos: 2362654 - 2186760

El slogan de moda: "Cásese ahora y pague después".

El plan Fantasía incluye, por 17.000 bolívares, matrimonio y brindis con champagne en San Antonio del Táchira

despistados las han olvidado. El servicio está tarifado hasta adquirir los contornos de industria. Y no es para menos: en Ureña abundan las aflicciones por el inminente fin de un ramo económico —más prominente que el recreacional, aupado sólo por las aguas termales de la localidad—, decretado por la próxima práctica del divorcio civil en la vecina Colombia. Un antecedente de las inevitables secuelas de la medida se presentó hace un año, cuando la paranoia se desató en Ureña a raíz del descubrimiento de un libro de actas de matrimonios —muchas parejas colombianas— que no contaban con las firmas oficiales de las autoridades competentes. Y suceden cosas singulares en tales matrimonios. Como el caso de la pareja que decidió por su cuenta trasladarse a Ureña a contraer matrimonio. El novio viajó con su madre, la novia y la madre de la novia. Sólo encontraron un hotel con dos habitaciones. En una durmió la novia con la mamá y en la otra el novio con la mamá. Hasta allí todo iba bien. Sólo que las habitaciones no tenían sino una cama doble, por lo tanto, antes de su segunda boda el novio tuvo que compartir la cama con su madre. O la muchacha, empleada de una conocida corporación de ahorro y vivienda de Bogotá que viajó con su noviecito a San Antonio. El jefe civil que debía casarlos no había sido suficientemente advertido o quizás la hora de llegada de los novios se adelantó. El resultado es que acudió a casarlos en pijama y chancletas. Políticos, actores, gentes de la farándula y el jet-set, ciudadanos del montón, se han aferrado a esta tabla de salvación que aunque no tiene validez desde el punto de vista legal —mucho menos ante la Iglesia—, legitima ante la sociedad y la familia una unión de hecho. Más de una persona, especialmente en las altas esferas, ha agotado con tres o más bodas en los países fronterizos, las posibilidades de "matrimonio civil en el exterior". La glamorosa Gloria Zea, directora del Museo de Arte Moderno de Bogotá, ex esposa del pintor Fernando Botero, del industrial Andrés Uribe y actualmente casada con el hombre de teatro Giorgio Antei, es una de ellas. No faltan tampoco los casos de parejas más rebeldes o más audaces que anuncian Dm» Exces0 Septiembre 1991 69


Bendición presidencial En Colombia, la senda al poder pasa por el altar

Después de largos años de convivencia, varios hijos y nietos, el expresidente Julio César Turbay Ayala obtuvo de los tribunales eclesiásticos la anulación del primer matrimonio con su sobrina, Nidya Quintero, para contraer nuevas nupcias con Amparo Canal.

su matrimonio civil en el exterior, son objeto de despedidas de solteros y showers de cocina, pero en realidad sólo se ofrecen un espléndido crucero por el Caribe. No hay tal matrimonio ni papel firmado. Sin embargo todos, empezando por ellos mismos, actúan como si de ese modo hubieran alcanzado el estar en en paz con Dios y con el diablo. Tal pretensión, sin embargo, es excesiva. Esos matrimonios civiles realizados en Venezuela, Ecuador, Panamá o cualquier otro país, por personas anteriormente casadas por la Iglesia en Colombia, "son un fraude ala ley", explica el abogado Aurelio Tobón Mejía, uno de los más eminentes especialistas en Derecho Canónico Matrimonial y abogado de la Rota Rmand,

a quien le ha

correspondido conducir importantes procesos de nulidad en Colombia. Y agrega el veterano jurista: "Por la preexistencia del vínculo anterior, este matrimonio es nulo 70

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El actual ministro de Desarrollo Económico, Ernesto Samper Pizano, sobrevivió a un feroz atentado de ametralladora que le depositó un puñado proyectiles en sus entrañas. Pero además puso en regla su situación familiar consiguiendo la anulación de su primer matrimonio y contrayendo nuevo vínculo católico con la actual esposa Joyce de Samper. Así parece despejado el último obstáculo en su ascenso a la presidencia de Colombia.

ante la ley colombiana, pero se presume vá 1 ido desde el momento de su celebración hasta el momento en que alguien lo declare nulo". Es decir, que si alguien, el anterior conyuge agraviado, por ejemplo, denuncia ese matrimonio como bigamia, se considera un delito y amerita cárcel. De cualquier modo, estos matrimonios crearon un hecho social nuevo en Colombia (valga señalar que los clubes sociales más cerrados aceptan esa acta de matrimonio como válida) y ejercieron una importante presión para la reforma constitucional. En cuanto a la Iglesia, ningún uso constituye óbice para su rigurosa prédica, y simplemente desconoce esta forma de matrimonio y a sus protagonistas —en flagrante estado de bigamia y concubinato— los excluye del redil llegando incluso a negarles la administración de los sacramentos.• Reportado por Valentina Marulanda y Jimena Gómez para Exces0. (32E)



Anonimato a viva voz

Cuerpos ricos

Intento frustado el de Biella Da Costa por esquivar los avatares de la popularidad, porque al parecer lafuerza con la que despliega su voz se resiste a dejarla en el anonimato. La vocalista, y única integrante femenina, del grupo Casablanca, había desdeñado, por vértigo ante la maquinaria que amenazaba venírsele encima, la seductora posibilidad de asomarse a los pasajes de la fama, cuando a finales de 1982 Alejandro Blanco Uribe lanzó su apuesta con ella. A medio camino quedó la maqueta y sin conf imación las expectativas que apuntaban a la joven, que recién había desertado de un grupo, Ego-Rock. En el vestíbulo del lanzamiento se sumó a sus escalofríos por lanzarse al ruedo, la sensación de que no destilaba toda su fuerza con el nuevo repertorio, y decidió dar la espalda a la opción dedicándose al apacible trabajo en una tienda de bisuterías, a unos inconclusos estudios de canto y flauta en un conservatorio, y a un efímero sondeo en la Escuela Metropolitana de Opera. Pero insistió el llamado a la celebridad, esta vez aupado por Alvaro Falcón, destacado guitarrista y productor musical quien, además de tentarla con la posibilidad de figurar en los coros de tres de los discos de Franco de Vita, dio carta blanca para que una noche se encaramara en el escenario de un local nocturno donde tocaba la banda por él constituida, Casablanca. Ya la separan dos años desde aquel debut que la incorporó a este grupo de 11 músicos veteranos. En la mezcla de blues, rock y ritmo latino que conforma el disco grabado hace un año por la agrupación, figuran composiciones de la cantante. Sin mayor soporte discográfico y ausente de cualquier parafernalia publicitaria, con insistencia se han filtrado las piezas en las emisoras radiales, augurando una próxima producción; entretanto Biella sigue con sus acostumbradas presentaciones con el grupo en el Lo bster Bar — "nuestra sede"—, sus devaneos con el jazz, y su gradual acople a la mirada masiva. R.T.

Aeróbica que es, Patty Sucre —Patricia van der Berg, de soltera—, comenzó su carrera con el salto triple que la llevó del modelaje eventual—es la rubia impresa en los sobres de Laboratorio Fotográfico del Este— y del segundo año de periodismo en la Católica, a las metas del matrimonio, Estados Unidos y el boom del ejercicio computarizado, de cuya fiebre no consigue librarse 11 años después. Todo lo que necesita para que su cuerpo inicie la rutina de las maromas es agua fría para beber en abundancia, un espacio no necesariamente muy grande y un reproductor para colocara Madonna, George Michae I o Paula Abdul. Lo que sigue es un performance contagioso de sudor y salud que emulan con embeleso y por separado su conspicuo puñado de alumnas, escasas siete damas caraqueñas de estirpe que descubren sus lycras a domicilio, en las clases individuales y personalizadas que Patty —padre holandés, madre francesa y conocedora de medio mundo— ha entronizado en el jet-set local. Entrenadora con certificado en Washington, no conforme con introducir en el patio el aerobics de bajo impacto, los movimientos de estiramientos que preparan las articulaciones para lo peor y las ligas de resistencia que sustituyen a las pesas, esta caraqueña de piel enrojecida por el sol,impuso para su beneficio la moda del VII) corporal con tal éxito que hoy por hoy no se da abasto con su exclusivo cupo. Caresse Lansberg de Alcántara, Carolina Calcaño y Patricia Beracasa conforman la troika más antigua—están con ella desde que regresó del Norte que le sigue los pasos en la comodidad de la casa. "Dirigiendo grupos no puedes poner la misma atención en cada alumna; por su parte, ellas no tienen la excusa de trabajar menos porque nadie las ve". Según Patty, los resultados de su cuerpo a cuerpo son inmediatos. "La motivación es total, el centímetro no miente". Jamás usa balanza. "La celulitis otorga volumen, pero no peso.Con los músculosen cambio , sucede lo contrario". F.N. —

'44


Hijo de gato, vuela A los 26 años, Richard Boulton, el capitán de aviación más joven de Venezuela —"y según Omar Lares, no sé cómo lo sabría, el más joven del mundo"—tiene despejado el horizonte y escrito el destino: no Bogotá, Porlamar, Aruba o Ciudad de México, no; es la aviación y, probablemente, la propiedad de la línea aérea, que tarde o temprano, como dicta la ley de la sangre, piloteará: Avensa. Todo comenzó tres generaciones atrás, cuando su abuelo, John, de origen inglés, se propuso armar una flotilla aérea y comercial en estos lares con infraestructura desdeñada, al término de la Segunda Guerra Mundial. La línea directa señaló, de seguidas, a Henry Lord Boulton, actual presidente y expiloto de los primeros DC-3. En la saga familiar, el turno como protagonista corresponde ahora a Richard, el único nieto interesado en andar por las nubes, piloto de Boeing 727, y quien tuviera la "fortuna histórica" de llevar el avión que el 24 de julio pasado inauguró la nueva ruta comercial que une Caracas y Bogotá. "Fue una experiencia emocionante, mi padre estaba en el vuelo; aunque a decir verdad volar, a donde sea, me emociona siempre. Es una fiebre". El aeropuerto colombiano, a la vista de sus ojos azules, era "un anfiteatro de montañas, bastante nublado". La ley que exige a las aerolíneas un relevo de tripulación cada ocho horas le resulta aburrida, "para viejitos". Y es que hasta cuando descansa, vuela. "Me voy por ahí en mi avioneta. Es un placer". Capitán desde hace dos años y piloto desde hace seis, Richard aprendió a volar en Florida de la mano de unos expertos de la Pan American. Desde pequeño, ¿hace falta decirlo? soñó con manejar un avión y helo aquí, absolutamente seguro, desarraigado del estereotipo que pinta el gremio —"no bebo ni soy mujeriego"—y listo paraarrancar sin muletas. "Jamás me persigno, ¿para qué? No es cosa de Dios, sino de uno mismo". Richard, frente a los controles de su enorme aparato se siente igual. "Sí, grande". F.N.


El mago de coz

El artesano justiciero

Jaime González Pino, resuelto a trascender como El mago Marvin, ha decidido asumir su profesión con criterios de esplendor. Desde el principio estuvo claro que no era lo suyo trajearse como el común de los magos y respinga cuando sugieren que salga con el acostumbrado sombrero de copa. La antesala a la magia la tuvo en un grupo teatral con el que se presentaba "donde ni siquiera llega la prensa", yen su afán de complementar su carrera como actor se internó en los terrenos de la ilusión. Convencido del embeleso que lograba al incluir animales en su rutina, ensaya con los ejemplares de rigor: conejos, palomas, periquitos, yen un intento más osado entrena varios gavilanes y unos flamingos que murieron en el intento. Así se aventuró, sin mayores herramientas, a convertirse en el primer domador de fieras del país, audacia por lá que ahora se ufana de la exclusividad en estas lides. De sus pinitos supo Sansón, león que al crecer "se puso temperamental, haciéndome perder casi un millón de bolívares"; de otro fallido intento atestigua el colmillo que ondea en su cadena. Menos infructuosos resultaron sus escarceos con dos tigres de bengala, que tras seis años de forcejeos, logró arrancarle al zoológico de El Pinar, a través de un intercambio. Diez años y varias infiltraciones en circos extranjeros —"en el de Moscú y el americano, porque los latinos son muy recelosos"— le sirvieron para develar los "secretos mágicos" que le han permitido, además de enfrentarse a las fieras fauces, lograr la sumisión de varios caballos, de un macaco y de un mono sagrado de la India, adiestrados con vistas a materializar su anhelada empresa: "Crear el primer circo venezolano en terrenos de El Junquito". R.T.

Las graciosas mariposas de acuarela, las casitas de techos rojos, los pajaritos y las gaviotas revolotean entre poemas de tinta china al borde de un climax comedor, toda vez que el psicólogo Felipe García las dibuja y colorea en forma de marcalibros o delicadas tarjetas postales —exitosamente vendidos en librerías yen cuanta feria organice el Ateneo de Caracas, dicho sea de paso—. Sentado en el piso de su taller de pinceladas Urquía-Marú, ubicado en San Antonio de los Altos, Felipe desechó hace muchos años la posibilidad de cambiarse a un consultorio privado para escuchar y diagnosticar científicamente las confesiones de adolescentes onanistas, mujeres histéricas y ejecutivos con caspa. Este artesano antipsiquiátrico también es un dedicado entusiasta de las causas perdidas. Junto con unos amigos forma parte del grupo Churuata, que trabaja como centro motor y facilitador del encuentro y sumatoria de tribus indígenas, organizaciones populares, grupos y promotores culturales. Actualmente, Churuata organiza una serie de encuentros de niños y adolescentes como antesala al Encuentro Nacional de Niños 1992 en La Guajira. En estas reuniones, niños y adolescentes aprenden a reconocer la diversidad de la vida de sus congéneres. Los niños guaraos o cariñas escuchan con sorpresa las experiencias de un joven caraqueño aficionado al Nintendo o las astucias de un curtido chamo de El Valle. Y viceversa, los citadinos se reencuentran con la jornada del niño indígena que recién aprende el manejo del arco o la construcción de una piragua, ambos instrumentos que le serán imprescindibles no sólo como identidad sino como armas en la lucha por su espacio permanentemente escamoteado por mineros y darwinistas. R.S.

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Ascenso al Taj Mahal Alvaro Montenegro, caraqueño de 36 años, hijo del cronista de la ciudad , trabaja, como los ginecólogos, donde los demás se divierten: en hoteles y casinos. Desde hace un lustro, los acuciosos desvelos de la Escuela de Altos Estudios Comerciales en Jouy-en-Jossas, Francia, le sirven para vivir calculadamente del sueño de los jugadores. Con los hoteles Concorde, en un comienzo, con la Organización Trump, a partir del año 90.En la Ciudad - Luz, donde fue a abrevar en la fuente del lejano París reseñado por Hemingway, gesto inusual para un ingeniero debutante de la General Motors, en la típica mansarda de un sexto piso sin ascensor, mientras estudiaba administración de empresas, se topó con el atajo venezolano que lo conduciría a la cima del Taj Mahal de Atlantic City.Lejos de las parrandas regadas de calvados con el poeta Caupolicán Ovailes, cuando aprendían francés en Rouan hacia 1980, un helado diciembre, Alvaro Montenegro conocería a J.J. González Gorrondona, hijo, que había alquilado un hotel, el Kilimanjaro de Courchevel, para despedir el año. Iría sin estar invitado, encaminando sin saberlo su destino, con ese golpe de la fortuna, por el rumbo del productivo azar de los casinos. El chispazo se produjo cuando ambos descubrieron, esa noche, la compartida pasión por los hacedores de imagen. Estando ya instalado en la presidencia de la cadena de hoteles de J.J. González Gorrondona, corría el fatídico 89, mientras negociaba la venta del hotel Concorde de Aruba al áureo Donald Trump, Alvaro Montenegro, decepcionado arquitecto de la operación abortada por su jefe, recibió la propuesta de quedarse trabajando en Nueva York. Con Donald Trump. Sólo a final de año, después de una inicial renuencia a vivir fuera de Caracas —digno hijo de su padre—, aceptó, en otra sortaria fiesta de San Silvestre, ofrecida por Donald e (vana en el Maxim's de Nueva York, representar desde Venezuela los hoteles y casinos de Trump en Hispanoamérica. Y, por ley, no volver a tocar el verde tapiz de una ruleta. B.A.F.


COMO GANAR ENEMIGOS Y CONSERVARLOS

JNA INCORREGIBLE: VIARÍA CONCHITA 1LONSO ;ostenida por una voluntad a toda rueba y un par de piernazas, Ma'a de la Concepción Alonso Busllos llegó hasta donde quería — lollywood—, pese al escepticislo de sus detractores. Al parecer, u económica voz y su gestualidad spontánea, por toda elaboración 3toral, han quedado en segundo lano, escondidos tras ese ramite de mohines —el gesto de su ariz es harto simbólico— con Je ha conquistado a todos los jblicos. Entre malcriada y quendona, a la ex A'mbar no le pue-

quitar lo IníVo.

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EL ENEMIGO

EPI !MI

Chony Fuentes

Mundo de fieras

Oct 81. En los recovecos de RCTV la asistente de María Conchita y Chony Fuentes improvisan un pugilato del que sale la primera con una bofetada, y la actriz con una crisis nerviosa y varios rasguños en el cuello. María Conchita, que entonces participaba en el elenco de la telenovela Luz Marina, no se aparece en el set de grabación, como protesta. La directiva del canal decide que la actriz merece una sanción y la despide. Sin embargo, María Conchita persuade a Pérez Belisario, Gerente General de la planta, para que le aminore la condena: reenganche y una simple multa de 5.000 bolívares. Pero Chony Fuentes extendería el episodio lanzando unas furibundas declaraciones en varios medios "sobre el comportamiento sexual" de su contrincante. María Conchita entonces incoa una demanda, cuyo veredicto la favorecería, acusando por difamación e injuria a la Fuentes.

Esteban Trapiello

Fifty-fifty

Jun. 81. El grupo Tinajas, que acompañaba a la cantante en sus presentaciones, reclamó ante un tribunal sus prestaciones sociales correspondientes. María Conchita se deshace de las acusaciones y señala a su manager, Trapiello, como el responsable. A la vez, una empresa de sonido le exige el pago por concepto de alquiler de equipos. María Conchita, finalmente, denuncia a Trapiello y rompe amarras.

Rudy La Scala

Hay que sufrir para ser un poco feliz.

Jul. 81.Dos años después de que la bautizara como AMbar, Rudy La Scala, su ex productor, se aparece en un concierto de la cantante en El Poliedro, respaldado por un comité de la Sociedad de Autores, para impedir que la cantante utilice en el recital composiciones de La Scala. María Conchita se defiende y dice que es falso que no haya pagado el porcentaje correspondiente por derecho de autor, y, filosofa, todo se debe a un ataque de envidia vernácula que busca frenar "a los que sí avanzan".

Horacio Saavedra

Noche loca.

May. 85.Venticuatro horas después de ser aclamada como la reina del Festival de Viña del Mar, encaramada frente a 20.000 personas sobre la tarima de la Quinta Vergara, la cantante trata de alcanzar los acordes de la orquesta, dirigida por el chileno Horacio Saavedra, que se desbocan superando su velocidad. Que si María Conchita había viajado sin manager ni director de orquesta, que si las partituras no llegaron a tiempo desde Puerto Rico, que si el cantante que la antecedió, Fernando Ubriego, se excedió en su set, que si comió unos camarones en mal estado, son algunas de las hipótesis que se barajan. El encono se agudiza cuando, a posteriori, es el propio Saavedra quien asegura que la cantante carecía de calidad artística. María Conchita, como de costumbre y a través de su hermano abogado, amenaza con demandar al director de orquesta.

Diego Fortunato

HIV al banquillo.

May. 80.1a revista Venezuela Gráfica osa endilgarle un diagnóstico de Sida a la cantante quien, para variar, demanda por difamación e injuría a Fortunato, director de la publicación, pidiendo la ocupación o decomiso de la revista y exigiendo 13 millones de bolívares por daños y perjuicios. La contraparte se defiende advirtiendo que la publicación de un rumor, cuando se señala como tal, no es difamación. La demanda es desechada.

Nelson Hyppolite

¡Con periodistas así!

Mar. 89.Ante las arremetidas del periodista, durante una entrevista para el magazine Feriado, la cantante comienza a resoplar. De considerar necias las preguntas, pasa a considerarlas ilógicas, hasta que coIn al periodista de su habitación ante la interrogante de si quería ser famosa. Y jura no conceder más entrevistas en Venezuela durante los siguientes cinco años, por lo menos.


UNA FRASE TIPICA

EL PRONOSTICO

"Lo que más rabia me da es que para mí esa señora es como si no existiera, en cambio ella molesta constantemente a esa muchacha ya que no puede hacerlo conmigo'. (M.C.A.)

En su residencia de Los Angeles, María Conchita tendrá un favorito: L.A. LawSe hará justicia.

"No deseo acusar sino defenderme'. (M.C.A.)

A ver cómo le va con María Gómez.

"Cuando supe que La Scala estaba en El Poliedro nunca pensé que iba a legarme". (M.C.A.)

La miniserie que acaba de grabar en RCIV será comercializada en el exterior con un tema de La Scala.

"No voy a justificar lo injustificable'. (M.C.A.)

Habría que ver cómo se las arregla María Conchita con la Sopa de Caracol.

María Kodama, los ojos del sur... ...Elisa Stella, los de Caribe

Neorrealista Vittorio de Sica......Neomachista Carlos Márquez AL

Pedro Tinoco, gerente... ...José Cardozo, general

"Eso sería darle cada blanca a los periodistas para que difamen". (Juan Garantón, abogado de M.C.A.)

María Conchita tendrá carta blanca para el escándalo.

"Yo soy muy tranquila hasta que me tocan el puntico". (M.C.A.)

Habrá más juramentos sin cumplir.


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• Pastor Heydra Más que pastor, parecía re mucuchíes. •

Carlos Blanco Hizo ruido en una lucha sorda.

• Ligla Gerbasi Los precios la llevaron a las nubes.

Nilda Carrero Domaba a las culebras mejor que al micrófono.

• SeMikisfueTheodorakis con su música a otra parte. • Rolnaldo Figueredo Descubrió que en Curiepe hace más calor que en Suiza. • Mickey Rourko En el boxeo duró menos de nueve semanas y media. • Carlos M. Estrada Los caminos de Dios estarán llenos de vallas.

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Los 10 asesinos en serie más sanguinarios de la historia norteamericana Nombre

Alias

Caso

1.John Wayne Gacy

El Payaso asesino

Torturó y mató a 33 muchachos, a muchos de los cuales enterró bajo su casa.

2.Theodore Bundy

Ted

Antes de su ejecución en 1989, confesó haber violado y descuartizado a 28 mujeres de Washington a Florida.

Las 10 telenovelas más vistas en el primer mundo País

Programa

Origen

Canal

1. España 2. Italia 3. Reino Unido 4. Australia 5. Francia 6. Dinamarca 7. Suecia 8. Grecia 9. Holanda 10.Alemania

La Dama de Rosa The Bold and the beautiful Coronation Street A Country Practice Santa Bárbara The Weekly Dallas The Bold and the beautiful Friends ,or life Dallas

Venezuela EE.UU Inglaterra Australia EE.UU. Dinamarca EE.UU. EE.UU. EE.UU. EE.UU.

TVE-1 RAI-2 ITV Channel 7 TF-1 DR/TV SVT-TV ET-1 RTL-4 ZDF

Torturó y asesinó a 27 muchachos, casi siempre con la ayuda de Elmer Henley, hasta que en 1973 Henley mató a Corll.

3. Dean Arnold Corll

4.Albert De Salvo

El estrangulador de Boston

5.Jeffrey Dahmer

Capturado en 1991, en su apartamento de Milwaukee se hallaron los restos de 11 personas.

6.Albert Fish

En los 20 y 30 admitió haber cometido, además de numerosos asesinatos, actos de canibalismo y sadomasoquismo.

Fuente: Variety.

Los 10 mayores enigmas para la ciencia de fin de siglo

(Incurren en los siete pecados capitales) 1.Estados Unidos 373 puntos 294 puntos 2.Canadá 277 puntos 3.Dinamarca 223 puntos 4.Noruega 218 puntos 5.Suiza 212 puntos 6.Francia 7.Bélgica 204 puntos 203 puntos 8.Alemania 202 puntos 9.Italia 200 puntos 10.Portugal

1.¿Podrá el hombre crear vida? 2.¿Cómo funciona el cerebro humano? 3.¿Podremos conocer el origen y evolución del universo? 4.¿Cuál es la estructura última de la materia? 5.¿Existe vida extraterrestre? 6.¿Podrán las computadoras igualarse a los seres humanos. 7.¿Hasta qué punto está amenazado el equilibrio del planeta? 8.¿Sobreviviremos a la muerte? 9.¿Posee el ser humano poderes extrasensoriales? 10.¿Cuáles son los límites de la ciencia?

Fuente: revista Class.

Fuente: Conocer.

Carlos Mata y Jeannete Rodríguez, protagonistas de La Dama de Rosa

Los 10 países que más pecan

Desde 1962 violó y asesinó a por lo menos 13 muchachas.

7.Angelo Buono

El estrangulador de Hillside

Con su primo Kenneth, violó y mató a por lo menos nueve mujeres de 1977 a 1978.

8.David Berkowitz

El hijo de Sam

1976: Con una pistola 44 disparaba contra las parejas en las calles de New York. Mató a seis personas e hirió a siete.

9.Nannie Doss

La abuela sonriente

Desde 1945, envenenó a cuatro de sus cinco maridos.

10.Ed Gein

Fuente: Newsweek.

Su historia sirvió de modelo para la película Psicosis.


temperaturas que descienden hasta los 55 grados bajo cero, y sus cadáveres semicongelados fueron descubiertos cuando el avión de Iberia aterrizó en el aeropuerto madrileño de Barajas. José Manuel y Alexis no eran los primeros cubanos que quisieron huir de Cuba escondiéndose en los trenes de aterrizaje de aviones que vuelan de La Habana a Madrid. Por lo menos cinco compatriotas suyos también lo habían intentado, pero sólo uno de ellos sobrevivió para contarlo.

ran muy jóvenes, 19 y 20 años respectivamente. Habían nacido y se formaron ideológicamente en la Cuba fidelista. Pero José Manuel Cárdenas y Alexis Cárdenas, a pesar de haber crecido bajo un régimen que les garantizaba orden, paz y trabajo, así como educación gratuita y la mejor atención médica del mundo, parece que no estaban contentos y el 22 de julio de 1991 decidieron fugarse de Cuba. Para abandonar la isla se ocultaron en la cavidad donde se aloja el tren de aterrizaje de los aviones DC10. No se sabe cómo pudieron introducirse allí sin ser detectados, y mal que bien lograron sostenerse durante el despegue, evitando ser tri-

Muy temprano, cierto día de octubre de 1968, Armando Socarrás y un amigo llamado Jorge se ocultaron en la cabecera de la pista del aeropuerto en La Habana. Justo a las seis de la mañana, el avión con destino Madrid taxeó hasta el sitio indicado y girando para colocarse de frente a la aeropista, dio inicio al recorrido de despegue. De inmediato Armando y su compañero saltaron por encima de una valla corriendo hacia la reluciente nave aérea. Agilmente treparon por entre el laberinto de tubos y amortiguadores para introducirse en la cavidad que ocupan las ruedas. No habían terminado de hacerlo cuando un penetrante silbido de las turbinas les indicó que el avión había despegado. Los dos muchachos se aferraron a los soportes de acero escurriendo el bulto para evitar que aquel amasijo de ruedas les aplastara al subir. Probablemente alguno de los dos entorpeció el delicado sistema hidraúlico, pues súbitamente cesó la presión y el tren de aterrizaje volvió a salir permitiéndoles acomodarse mejor. cuando 111

turados cuando el tren comenzó a plegarse. Pero sus organismos no soportaron el largo viaje a 10.000 metros de altura y con

nuevo las ruedas regresaron a la cavidad, Armando se dio cuenta de que estaba solo. Era que Jorge, quizás golpeado por el

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tren, había caído al vacío. Horas más tarde, el personal de tierra en el aeropuerto de Barajas, España, observó estupefacto cómo, del foso del tren de aterrizaje en el avión que recién llegaba a Cuba, se desprendía una figura humana. Al comprobar que era un muchacho semicongelado y en mangas de camisa, el revuelo fue enorme. Luego el cable internacional se encargó de difundir la increíble noticia: Armando Socarrás había soportado un viaje de 10 horas a más de 10.000 metros de altura y a temperaturas de 45 grados bajo cero. La hazaña de Armando tuvo su eco en 1974 cuando un chileno que se había ocultado en la cavidad del tren de aterrizaje de un jet 707, logró sobrevivir el viaje hasta Lima, sufriendo sólo un principiodebronconeumonía. En octubre de 1983, un operador de la torre de control de Maiquetía observaba el despegue del vuelo 442 de la Pan American con destino a Miami cuando "algo" se desprendió del

compartimiento bajo el fuselaje. Notificadas las autoridades de seguridad del aeropuerto, sus miembros acudieron al lugar indicado, comprobando que era el cuerpo de Domingo Alberto 4, Márquez, un joven que había sido visto rondando por el aeropuerto horas horas antes del despegue. Aquella tragedia tuvo una curiosa secuela. El miércoles 26 de octubre regresaría de Miami ese mismo avión donde quiso viajar de polizón el infortunado Márquez Caballero. Mientras era revisado en la rampa 214 del aeropuerto de Maiquetía, fue descubierto otro polizón, oculto en la despensa del aparato. Aquel pasajero clandestino, de nacionalidad venezolana, portaba, según lo informó la delegación de la PTJ en La Guaira, dos pomos completos de droga. Lo que nunca quedó claro fue si se había escondido en la despensa del 747 para viajar rumbo a Miami, o si más bien venía de allí. En todo caso escogió un lugar mucho más confortable y seguro para ocultarse.CCED


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Y Si ME APAREZCO ALLA" SIN REGALO? » «Y Si ME VUELVEN A RECLAMAR LO DE Mi

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«YSiLEDIGONRATOS?' Y Si ME VUELVE A ROA? » Si 5E QUEJA PORQUE

"No LE ALCANZA LA PLATA"?'' «Y Si SE QUEJA PORQUE "LE [niel) DEMASIADO TIEMPO RL TRABAJO"? » «Y Si No LE GUSTA LO QUE LE COMPRÉ ?» Si ME DEJA POR OTRO? » «YSiLAMTO?»

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TAMIEN DEPENDE EMocioNAL.MENTE [)5 Los Hi305./././

« Y Si SE ENAMORA DE UN NEGRO?» «Y Si VUELVE fl PERDER EL AÑO?» <` Y Si SE ORZAN? O PEOR. AÚN ¿Y Si LES GUSTA "BABADO SENSACIONRL"? » « Y Si 5E MUERE EN UN CHOQUE Y PIERDO a CARRO? «Y Si 51 VUELVE »Rin?»

«Y Si SE CRE ESTE NON? » ¿EhrforucIS 7 ¿VALE. LA ?eNA ViviR Así', EN « Y Si ME PONGO VIEJA Y ARRUGADA?» --UN MAR DE7tilDos? I!!! CLA Ro QUE « Y SI ME QUEDO /Ayo ENTONCES... «Y Si DESPUES DE LA MUERTE DE DEpEN DENCiAS NO HAY NADA ? » Emocior•IAI_ES. 1 .1./ (‘ Y Si ME DR UN INFARTO? » ¿0.K. 2. «Y Si EL OTRO (NEGOCIO HUBIERA SiDO MEJOR?" s0-11'41 iiCipj?» "Y Si ME r_

«Y Sí ME RECLAMA QUE CASi NO ESTOY col ELLA? » «YSi ME DiCE QUE YO "LA FISFiXi0" 7» «Y Si ME PIDE EL DiVORCiV " «y Si PIERDE SU TRABAJO? » « Y Sí DESCUBRO QUE ME ESTA" ENGAÑANDo ? >5 «Y Si ELLA DESCUBRE QUE YO LA ESTOY ENGAÑANDO?"

PERO LA PEOR DEPEN DEN CíA EV10CioNAI. ES LA QuE T► Ese LuGRR...

PERO SOLAMENTE HASTA MRONA, PORQUE... «Y Si MAÑANA NO ME SALE ESE CHEQUE?" Y Si ME SIGUE DOLIENDO ESA MUELA? )) E ES«y Si NO CONSIGO TACiONAR 7 )) "Y 5 E ICEN QUE TENGO CINCE Y Si ME ATRACAN? » ICEN QUE NO SE CD Y Si ME LLAM Ri-


Vivir esotérico 1 iniciar esa pesada obra monumental, El Ser y la Nada, que sólo pueden leer completa especialistas filósofos, Sartre señala que "el pensamiento moderno ha realizado un progreso considerable al reducir el existente a la serie de apariciones que lo manifiestan. Se apuntaba con ello a suprimir cierto número de dualismos que causaban embarazo a la filosofía y reemplazarlos con el monismo del fenómeno". Luego se pregunta: "¿Se ha logrado hacerlo?". El dualismo lo entiende Sartre como oposición en el existente entre lo interior y lo exterior. Afirma que ya no hay exte-

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1'181,

se entiende por ello una

piel superficial que disimula a la mirada la verdadera naturaleza del objeto". El existencialismo filosófico (y vital) arranca de la 82

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siguiente afirmación de Heidegger: "La esencia de la realidad humana reside en su existencia". Dios, la metafísica, todas las doctrinas espiritualistas, las religiones codificantes, la ética desprendida de esas codificaciones, el esoterismo tan antiguo como la cultura del linaje, quedaron borrados de un golpe. No hay esencia sino existencia. Este introito sirve para explicar que el esoterismo descansa precisamente sobre el convencimiento de la dualidad, sobre la metafísica, sobre la búsqueda de la esencia, sobre la mirada y el conocimiento interiores, que contrapesan y dan orden y sentido al absurdo, al desorden existencial. El trabajo del esotérico es fundamentalmente interior. Por más que se conozcan los objetivos, los métodos,

los ritos, no se penetra el secreto esotérico porque éste no es sino la actitud, la convicción, el sentir íntimo y la vivencia del que trabaja. Personas agnósticas o adversas a esa búsqueda, pueden intelectualmente comprender, por fuera, el estado supraconsciente, que permite descifrar el mundo mediante el lenguaje de los símbolos y de los mitos, íntegra y finalmente realidad exterior y realidad interior, en una dimensión universal y monista también. El iniciado esotérico, cualquiera que fuese la vida tomada, se desliga en la meta de su viaje interior, de religiones y magias, sin por eso negarlas, Más

bien la esoteria otorga su sentido más elevado y libre a las religiones codificadoras y a la magia enferma de voluntad de poder.

El lenguaje simbólico está profundamente arraigado a todos los procesos de pensamiento, desde la prehistoria. De allí que se confunde con la heredad ancestral y el inconsciente colectivo. Los aportes de Jung en ese aspecto son importantísimos, y explican las investigaciones actuales sobre la estructura y el funcionamiento de los mitos, de los procesos mentales humanos y de los arquetipos. Mediante la simbología, se pueden relacionar las más contradictorias manifestaciones culturales y psicológicas. La numerología enriquece la simbología lo mismo que los mitos. Desde este punto de vista se descubren aproximaciones asombrosas. ¿Por qué doce los apóstoles de Cristo, los meses, los signos zodiacales, los caballeros de la Mesa Redonda, la dodecafonía del músico contemporáneo Arnold S chónberg, las tribus de Israel, la división del mediodía, la distribución de la Rosa de los Vientos? La numerología simbólica constituye un orden cuyo origen, para los esotéricos, se desprende de la creación, un hecho prehumano. Aconsejo la lectura de un libro de Elémire Zol la, publicado por Monte Avila y titulado Arquetipos. Zolla y Julius Evola, ambos italianos, representan a cabalidad la verdadera tradición del esoterismo universal, que nada tiene que ver con el brote ocultista del siglo XIX, sus delirantes sincretismos y la magia sexo-ceremonial inventada por Vintras, Boullan y Crowley, muy cercana a la magia negra sacrificadora. Un esotérico estudioso de la

ciencia sagrada tradicional, Hervé Masson, definió el esoterismo como trabajo iniciático para obtener la iluminación del espíritu humano confrontado con el misterio celeste. (4E)


econozco que salir de noche con la frecuencia que lo he estado haciendo en los últmos meses, y además alcanzar los niveles de fascinación y de relax que yo logro ante las maravillas del mundo de la nocturnidad, no fue una cuestión tan simple. Para colmo, son muy pocos los que creen que casi todas las tardes, al ponerse el sol y comenzar el titilar de las luces en la gran ciudad, mientras la gente huye despavorida a gua-

R

recerse a sus moradas, yo salgo a disfrutar de una agradable cena en los variados cuan exóticos restaurantes capitalinos, recorro hasta cuatro boites y discotecas, camino por Sabana Grande a las dos de la madrugada, disfruto del cielo estrellado en una plaza de Colinas de Bello Monte, y por lo menos una vez a la semana, medio paloteado, termino cantando serenatas mañaneras en la compañía siempre amable y comprensiva de los repartidores de pan. Cuando les cuento mi aventura a mis amigos, todos se preguntan: ¿Y todavía vives? ¿Cuántas veces te han atracado? ¿Tú estás loco? Muchos de ellos, entre los más desconfiados, me tocan por los brazos y en el cuerpo buscando las huellas de una puñalada aún doliente o algún agujero de bala re-

mendado en el saco o en el pantalón. Lo que más le sorprende a todos es que aún cargue mi reloj y tenga la cartera. ¿Cómo lo hago y aún puedo contar el cuento? Muy simple, sólo fue cuestión de trazarme un plan e implementarlo. Lo más importante fue dotarme de un vehículo adecuado. En lugar de mi viejo Mercedes o uno de esas endebles cajas de hojalata millonarias, decidí preparar un vehículo para la noche caraqueña: compré un viejo Ford Fairlaine descontinuado, tanto en la línea como en repuestos, y a pesar de que ya se veía destartalado por el mal uso al que lo habían sometido los 10 ó 15 pavos y taxistas que lo poseyeron antes, le caí a golpes con un mazo, abollándole más los parafangos. Le hice una deformación especial al capó y en la maleta, le rompí

uno de los faros delanteros y al otro le puse con la luz alta alumbrando al cielo. Seguidamente le cambié las micas de los stops por hojas de papel celofán rojo, lo rayé por todas partes, y luego de quitarle uno de los parachoques y la parrilla, y de aflojarle el. tubo de escape para que casi lo arrastrara, le cubrí algunos de los rayones con brochazos de pintura de base. Al terminar, de feo que quedó se parecía al carro de Frankenstein. De inmediato lo mandé a un prestigioso taller mecánico en donde, siguiendo mis instrucciones, sin tocarlo por fuera, lo fumigaron por dentro, le pusieron el motor y la caja nueva, le instalaron el mejor aire acondicionado y equipo de sonido del mercado, y fue todo retapizado en cuero del más fino, cuidándome de ocultar el confort interior tras unos vidrios rd

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ahumados ex traoscuros. Ya dotado de un vehículo que, como es obvio, a nadie se le ocurriría atracar, para poder salir tranquilamente del auto, preparé una buena indumentaria acorde con las necesidades de la noche. Primeramente eliminé los zapatos; dada la irresistible compulsión de los malandros criollos de asesinar caminantes para quitarles los zapatos, a fin de evitar las tentaciones que habrían de enriquecer al mercado paralelo del calzado, siempre salgo del carro y camino descalzo hasta la puerta de los lugares donde voy, allí, para sorpresa de los vigilantes y porteros que al principio me ven con desconfianza, luego de mirar a todos lados, saco de una asquerosa bolsa el traje, la corbata, el reloj y mis lustrosos Pierre Cardin, y me los pongo en el interior. Cuando estoy de paseo por las avenidas entre piano bar y piano bar, mi ropa consiste en un viejo pantalón raído y una franela de rayas horizontales, y cada vez que se me acerca alguien, me pongo un antifaz negro, volviéndome en el acto el prototipo del hampón universal. De esta forma, en lugar de ser víctima de atracos, ami lado sólo escucho los amables saludos de los trabajadores del hampa, que en ruta hacia la diaria búsqueda del pan para sus hijos, cuando se cruzan en mi camino se limitan a decirme: "Buenas noches, compañero", o discretamente me preguntan: "¿Viste algo por ahí?". Como es de pensarse, desde que me desplazo con esta pinta de malandro por las calles caraqueñas, jamás he visto a un policía o a una patrulla, no sé si porque les inspiro miedo, o es que me confunden con uno más de sus innumerables protegidos.

c Ú E LL

La Pompeya de Fidel 1 visitante recidivista de La Habana contemporánea—acólito o adversario, rara vez viajero neutral: los meros turistas, sospecho, no reinciden— se topa con pocas novedades en relación a sus primeros asombros. Los de su primera visita, se entiende. Se le impondrá otra vez, sin duda, la sensación del tiempo detenido, no en la fecha remota y fantástica de una ruina arqueológica, sino en un pasado

inmediato, el nuestro, que sólo un cataclismo mayor, un inaudito frenazo — bajo la lava del volcán revolucionario, por ejemplo--, pudo haber producido. Los mismos viejos carros americanos, en restringida circulación por falta de gasolina, las anacrónicas audacias superadas de la arquitectura internacional de los años 50 y la belleza insuperable de la vetusta Habana colonial en su enrarecido ambiente de fantasmagórico domingo de posguerra, constatará, se han eternizado. Los cambios, si acaso, se expresan en matices de escasez: menos carros ("Reduzca la velocidad, ciclos en la vía", rezan los avisos de tránsito), más desesperada dolarización de las relaciones entre el nativo y el extranjero (un extraterrestre apodado yuman, en ocasiones auténtico suplente de dios), y una mayor penuria, nostalgia y pesadumbre por la vida que pasa, como me lo confesaron algunos cubanos, en la trinchera de un campo de batalla donde de pronto se han quedado solos. "La vida no es un borrador que después se pasa en limpio", dijo un amigo para definirme la tristeza y el tedio que se siente cuando las metas personales se han ido cancelando a lo largo de 30 años por defender una causa perdida.

Para hacer el levantamiento del cadáver de la Revolución, tres o cuatro días bastan, si como en esta oportunidad, además, la malsana y curiosa indagatoria se reparte entre cinco hombres—los que éramos— de edades, formación y gustos distintos. Se cotejan a diario impresiones e información, recogidas a manos llenas, y se va construyendo el desolado mosaico humano que aloja su desportillada

arquitectura. Así, el retrato de una familia cubana enferma de nostalgia: por las simples cosas idas— las tiendas, los periódicos, las nimias frivolidades—, en aquellos que conocieron otros tiempos, y por las que abundan en otras partes carros, el rock, los bluejeans—, en los más jóvenes. O la relación de un empobrecido discurso revolucionario de antaño en boca de los encanecidos dirigentes de hoy —Carlos Rafael Rodríguez afirmando ante delegaciones extranjeras que Cuba está dispuesta a vivir sin petróleo para mantenerse dentro de la línea trazada—. O de algunos chistes contrarrevolucionarios—"Se encuentran dos cubanos y uno le pregunta al otro: ¿Has visto alguna vez un "gusano" sonriente? No, responde el interpelado. A lo que el primero le replica abriéndole una amplia sonrisa que lo identifica, tal cual, como "gusano sonriente"—. O de la soledad y ocio de las secretarias de un ministerio visitado. O de los rumores acerca de la identidad de la tumba del general Arnaldo Ochoa en el cementerio de Colón (respecto a la que es mejor no inquirir demasiado). O de la recepción al africano rey de los orishas venido a ensalmar a Fidel. Y hasta la referencia, más o menos secreta, de la revuelta de una poblada para impedir que saliera un barco cargado de alimentos destinados a la exportación en la histórica Santiago de Cuba. Rumores, observaciones, conjeturas. Y el hambre, por encima de todo, y el aburrimiento, omnipresentes en todo testimonio. La más patética imagen, sin embargo, hubo de esperar la hora de las despedidas. La última noche, en La Habana, cuan-

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do pasábamos, buscando la vía de la Plaza de la Revolución, unos amigos del patio y yo, frente al mortecino aviso luminoso de La Casa de las Infusiones, me refirieron un hecho que expresa hasta qué punto los cubanos — ante el espejo, ante la historia, ante sí mismos— se han acostumbrado a posar abrazados a la desesperanza. Veníamos de haber cenado en El Tocororo, el restaurante de mayor reputación de La Habana —sencillo, en realidad, pero exclusivo: sólo se paga en dólares— ,y habíamos dejado atrás la amplia, tranquila y espléndida Quinta Avenida de Miramar, y también la "zona de tolerancia" del Malecón, cerca del hotel Riviera, florecida de rubias postizas haciendo señas a los escasos automovilistas nocturnos. La Casa de las Infusiones, me explicaron, era notorio rendez-vous del mundo gay habanero. La alusión me hizo recordar de inmediato, por razones obvias, un reportaje leído en Actuel sobre el sanatorio que se ha-

muestra más de los adelantos de la medicina cubana (el corolario, de paso, de toda conversación de un aborigen con un extranjero) y como una prueba de la discriminación tradicional que el régimen revolucionario ha demostrado desde sus inicios contra la homosexualidad. Pregunté si lo conocían en Cuba. La televisón cubana, me dijeron, había hecho un impactante documental en el que se mostraba la excepcional atención que en el instituto se le dispensaba a los enfermos del mal del siglo. Pródigo en comodidades y servicios, el hospital cautivó en forma inesperada el interés del público, cuya imaginación lo transfiguró en hotel de lujo para moribundos. Habitaciones privadas, aire acondicionado, televisión en colores. No era para menos. La especie quiere, según me refirieron, que cundiera entre los jóvenes cubanos el deseo y la moda de contagiarse a voluntad buscando compañía en La Casa de las Infusiones y otros

bla

locales de su mismo estilo. La única manera de acceder a las cómodas instalaciones del sidatorio. O sea, al confort prohibido. En otras palabras, una parte

en Cuba cuando aparecieron los primeros casos de Sida en la isla. El famoso sidatorio había sido visto, en versiones opuestas, como una

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de la juventud cubana había llegado a la conclusión de que una vida corta pero confortable (dentro de los banales esquemas del american way of life), vale más que una larga y heroica existencia antiimperialista. Verdad o mentira, el cuento da idea del grado de mortificación que anida en la depauperada melancolía de La Habana, mientras transcurre la primera etapa del "período especial" (que arrancó en julio de 1990 y supone la más austera de las autarquías para defenderse del olvido del mundo).

a ciudad ha cambiado poco en los últimos años. Sigue desconcertando con su aspecto de escoriado y enigmatico fósil bajo el rutilante sol del Caribe, donde hasta lo más vivo, hace apenas 32 años ,la Revolución, es ahora también una ruina. Teniendo apenas la edad de los Buicks y Pontiacs que la adornan estacionados en cualquier calle, de sus escasos rascacielos empequeñecidos por comparación ultramarina y de sus lastimosos espectáculos de variedades en artríticos escena-

rios prerrevolucionarios, ha terminado, a ojos de propios y extraños, como un monumento arqueológico en el que a nombre de una religión muerta se sigue ofreciendo ritualmente sacrificios humanos. El deterioro visible de la ciudad despintada, las desérticas avenidas y los slogans que ocupan, aunque en menor cantidad, el lugar de las vallas publicitarias del otro mundo, le pautan al viajero la distancia que lo separa de aquella contemporánea realidad, antigua y en la práctica fuera de la historia. La Habana perdió la cabeza y abandonó su cuerpo. Peor, como el lenguaje de sus val las—" Social ismo o muerte", "Somos felices aquí", "Súmate" o el infaltable Martí: "Mi honda es la de David", cosecha del equipo de Roberto Robaina, el Secretario General de la Unión de Jóvenes Comunistas—, como el propio Fidel Castro, La Habana, otrora desafiante y agresora, ha perdido la ofensiva, pues nadie podría creer hoy,

viviéndola aunque fuera unas escasas horas, que en ella y desde ella se esté construyendo, en las precarias bicicletas del "período especial", ningún hombre nuevo. CIL)



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eguido por una nube de polvo amarillo el vehículo avanza dando saltos. Al igual que un canguro metálico —pienso. E intento recordar alguna escena de Mad Max. Me sujeto con furia al tubo cromado, pues si me descuido saldré disparado como el hombre bala y no me hace ninguna gracia aterrizar de cabeza en una cuneta y menos aún convertirme en el hazmerreír de mis compañeras de viaje. Por fortuna, al maldito carro le quitaron el techo, que si no, con ese traqueteo y ese camino infernal, ya me hubiera roto el cráneo. ¿Por qué me embarqué en esta aventura? ¿Qué estaba pensando cuando acepté venir? Creo, de verdad, que ni siquiera lo pensé. Si le hubiera hecho caso a Ihana y Julius, no estuviera ahora lamentándome. Ellos insistieron en que los acompañara a la playa. Así te olvidarás de la fulana esa, dijeron. Ihana, al ver que el proyecto no me interesaba, extrajo de la manga su carta triunfal. Si tú vienes, seremos cuatro, dijo. Invité a una amiga mía, recién llegada de New York. Piel canela, piernas largas, desinhibida. Una chica posmo. Le caerás bien. Ah, le encanta bañarse desnuda. Conozco un sitio apartado, propio para estos días santos. Anda, anímate. Haremos un grupo de película:el cuarteto de Playa Colorada. ¿Eh? A mí me da igual acostarme a la sombra de una palmera con aquella desconocida que quedarme la semana entera en mi habitación escuchando jazz. De cualquier manera, Astrid no volverá conmigo, se ha ido para siempre de mi vida. Que la parta un rayo o que la pise un tren. Así que le dije a Ihana que lo iba a pensar. Te aviso mañana, ¿okey? Pero esa misma noche, en el bar El As de Corazones, mientras aguardaba a un malandrín que me había prometido un par de tubos, una catira obesa y con pinta de alemana, contoneándose como una rumbera, se me acercó y me invitó a bailar. Tiene dientes de caballo y huele a jabón — observé. Me llamo Carla, dijo. No era alemana y bailaba muy mal. Debo reconocer que Carla conduce con habilidad, sortea baches y esquiva los peñones atravesados en la carretera. Eso sí, corre como si la persiguiera una pandilla de demonios. Aunque, pensándolo mejor, creo que serían ellos, los demonios, quienes huirían de ella si la vieran como ahora, con el cabello rojo alborotado, los ojos echando chispas y el rostro tiznado por una máscara de polvo. Brazos de leñador, jamones ahumados en lugar de muslos y pies horribles calzados con sandalias de cuero. Una walkiria al volante de un jeep. A su lado, Irene fuma sin descanso. Desde que salimos de la cabaña no ha dejado de fumar, enciende un nuevo cigarrillo con la colilla del anterior. Irene parece una perra transida por el hambre. El espinazo y las costillas se le marcan bajo la blusa color ratón y los huesos de la cara, salientes y filudos, recubiertos por una capa transparente como de cebolla, semejan una radiografía. Carla e Irene, qué extraña pareja. Una es la negación de la otra. Quizás por eso mismo se llevan tan bien. Carla maniobra en una curva muy cerrada que, al parecer, la ha

ja que mis manos viajen por tu piel. No te pongas triste ahora, no te marchites, amor. Alégrate, que mañana te llevaré a la montaña encantada. Cerré los ojos y me entregué. ¿Era aquella la medida de mi desesperación? Comparada con ese par de joyas, la una esquelética y la otra hinchada al igual que una ballena, Ada luce como una virgen de Murillo: la Inmaculada Concepción. ¿Será virgen de verdad? Sentada a mi izquierda en el asiento trasero del jeep, contempla el cielo sin nubes del verano. ¿Qué pensará? Yo la observo sin que se dé cuenta y me pregunto: ¿Qué misterio, deuda o perversión la unen a Carla e Irene? No lo sé. Evasiva y retraída, no he logrado hacerla hablar. Las pocas veces que hemos estados solos —pues sus compinches la vigilan como a un bebé que aprende a caminar—, intento precisarla y se me escapa por la tangente. En un par de ocasiones la he sorprendido mirándome, pero luego se hace la desentendida. Esta mañana me desperté de una pesadilla. Sabía que estaba despierto, pues las tres diablas que me persiguieron, montadas en unos burros negros, a través de un corredor de hielo, se habían difuminado en la oscuridad. Sin embargo, no podía abrir los ojos. Los párpados me pesaban, parecía como si estuvieran pegados con engrudo o enredados en tela de araña. Presentía que alguien me estaba observando y pensé, absurdamente, en Astrid. Acerté a medias: cuando al fin pude librarme de las sombras, vi a Ada, de pie, a dos pasos de mi cama. ¿Te desperté?, preguntó como si de verdad lo lamentara, y luego agregó con voz de criada que cumple órdenes de su Señora: "El desayuno está listo. Salimos en media hora". Aunque el parecido físico sea insignificante, incluso forjado por mi imaginación, Ada me recuerda a Astrid. No lo puedo evitar. Y el rechazo implícito en la conducta de Ada —aún cuando se trate de aprensión o timidez—, me duele como una cuchillada. Un cuchillo de doble filo empuñado por Astrid. Es Astrid quien me hiere a través de Ada... Maldita la hora en que acepté venir a esta montaña cobriza, poblada de rocas puntiagudas y de árboles chatos, cenicientos, que arrastran sus copas a ras del suelo como escobas de brujas. ¿No estarás exagerando? Quizás. Todavía no me he recuperado de la ruptura con Astrid, la herida permanece abierta, y la presencia de Ada, o de cualquier otra mujer, lejos de causarme algún alivio, me lastima. Ada, ajena ami dolor, espolvorea mi herida con sal. Ihana dice que el tiempo me curará y recurre a un aforismo de carpintero para consolarme: "Un clavo saca otro clavo, ya lo verás". Si pudiera elegir el clavo salvador, me colgaría del cuello de Ihana, pues sólo ella merece mi amor. Pero qué oportunidad tengo de que Ihana me corresponda. Tal vez ninguna. Y si acaso la tuviera, nunca lo sabré. Mi lealtad hacia Julius —mi único amigo, mi aliado y confidente— me obliga a guardar silencio delante de su mujer. Debo entonces apartar de mi mente esta idea torcida e irreal. ¿Y Ada? No siento nada por ella, es verdad. Si la conociera mejor... Hace una semana no existía para mí, y quién sabe si un dios juguetón hizo que nuestros caminos se cruzaran con algún propósito falaz. Ella es joven como yo. ¿Veinte años? Quizás un poco menos. Me dijo que estudiaba quinto semestre en la Escuela de Arte. ¿Y si un día de éstos nos encontramos en un pasillo de la universidad o en un café? Hola, ¿cómo estás? Qué casualidad, anoche tuve un sueño contigo. La invitaré a ver una película de Passol ini en el Cine Club. O si prefieres, vamos a mi apartamento. Tengo

tomado porsorpresa(¡Cuiciado mujor!),y con un golpe brusco del vo

varias de Fassbinderen h.f, —max. Ah, no sabía que te gustara Boris

cir por esa regordeta? Me olvidé del malandrín y huimos del bar. Y como si no tuviera otra cosa que hacer, me estuvo masajeando hasta que rayó el sol. Mi rey, mi corazón, me decía con su voz de pajarraco, de-

Vian, llévate el libro, me lo devuelves después. Sin la mirada viciosa de ese par de brujas —que ahora consultan un plano arrugado y polvoriento, nos hemos detenido en una bifurcación—, daremos inicio a una amistad de verdad. No le hablaré de Astrid, jamás la nombraré.

Lloramos y fuimos felices en un colchón de hojas secas que se tiñeron con la sangre de Astrid. Ella era virgen y yo también.

lante recupera el dominio del jeep. ¡Uf! ¿Cómo fue que me dejé sedu-

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CULUrun Cuando se asome a la ventana me le acercaré y apoyaré mi brazo en su hombro. Luego la besaré en el cuello, muy cerca del lunar parecido a una moneda que le crece detrás de la oreja. Tengo uno idéntico en un lugar secreto. No, no te lo voy a mostrar. Le contaré el chiste del molusco y la haré reír. ¿Recordaremos este viaje insensato? Esta excursión a la montaña encantada, bajo un sol inclemente, ¿cuándo acabará? El jeep arranca con un respingo. Por un instante pensé que la maldita bestia se echaría a estornudar. ¡Lo que nos faltaba! Ada se bambolea. Abandonamos la ruta principal y pronto el nuevo camino se estrecha, culebrea, entre farallones. Observo que el suelo delante de nosotros, recubierto por una espesa capa de polvo, no muestra huellas del paso de vehículos, ni pisadas de animales. Avanzamos con lentitud de tortuga. Las manos de Carla, salpicadas de pecas, y de un blanco transparente que deja ver la red de venas azules, se aferran al volante, babosas como un par de caracoles. Al borde izquierdo del camino se abre un abismo, una hendidura en la montaña, erizada de piedras filosas, irregular como si la hubieran cortado a hachazos. Y en el fondo de aquella garganta se divisa un valle que, a primera vista, pareciera pertenecer a una región de la luna, y sobre el cual flotan, a la deriva. como ovejas descarriadas, algunas nubecitas. A mí, este paisaje me da vértigo. Nunca había visto nada similar. Mi única experiencia de montañista fue un paseo memorable al cerro de dos mil metros de altura que se proyecta como una diapositiva hacia el sector norte de mi ciudad. Me acompañó Astrid, hace dos años ya. Subimos en el funicular y allá arriba hicimos fotos. Patinamos sobre el hielo en una pista artificial. Nos divertimos de lo lindo y comimos chocolate, leche condensada y maní. Y al atardecer descendimos por un sendero entre árboles. Recuerdo que mientras yo con mi cámara imitaba a David Hemmings, Astrid saltaba como una mona y hablaba de los etruscos. Lloramos y fuimos felices en un colchón de hojas secas que se tiñeron con la sangre de Astrid. Ella era virgen y yo también. Y ahora que Astrid se ha ido a vivir con un profesor de violín, calvo y cincuentón, yo tiemblo de puro miedo en el interior de esta caja de fierro, incómoda y traqueteante, que se arrastra como un ciempiés sobre la cresta de una montaña maldecida por Dios. Y ese camino zigzagueante, que se insinúa en aquella ladera, parecido a una cicatriz, ¿a dónde conducirá? ¿Se enlazará con éste, sinuoso y quebradizo, que acada cambio de nivel me produce un vuelco en el corazón? Me pregunto, ¿hacia qué lugar nos dirigimos? ¿Quién me responderá? Este es el camino del infierno, oigo una voz. Me volteo y veo el perfil de Ada recortado contra las lejanísimas cordilleras de la vertiente sur, azules igual que el cielo, apenas discernibles por sus salientes agudas, como una hoja transparente de bordes dentados vista a contraluz. Este es el camino del cielo, el viento cambia de opinión. Zumba en mis oídos, alborota la melena de Carla —que a ratos semeja el nido ensangrentado de un ave rapaz—, arranca escamas y cascajos del talud. ¿Adónde vamos? ¡Por Dios!, Irene me ha leído el pensamiento. Se voltea y, sin quitarse el cigarrillo de los labios, dice entre dientes: "Esta es la ruta de la laguna, después de aquel picacho comenzaremos a bajar". Y señala, con su índice manchado de nicotina, algún lugar invisible para mí. Continúa su boletín: "Al final de la cuesta dejaremos el jeep, luego marcharemos una hora. ¿Por qué arrugas la frente? No es más que un paseíto; ¿no te agrada caminar?". Humea y me clava la mirada. Qué raro, no me había fijado en los ojos de Irene, grandes y amarillos, inmóviles y desorbitados, al igual que los de un sapo embalsamado. Y esa nariz ganchuda como el pico de un cuervo. Qué extraña criatura, mezcla de batracio y paja» de mal agüero. Goya hubie-

ra estado feliz de tenerla como modelo. "¿De qué te quejas tú? Tienes piernas largas y músculos de atleta. Eres joven y buenmozo. Un efebo, pues", es la voz chillona de Irene. Se burla de mí. La gorda suelta el volante y se carcajea como una urraca. "Efebo, efebo", repite, "me estoy meando en el bluyín". "Cuidado, Carla", advierte Ada, "agarra el volante, que nos vamos a despeñar". Entre esos dos animalejos de plumas desteñidas y voces destempladas, ¿será Ada un ruiseñor? No lo sé. Las despojo de sus atributos alados. Veo que les crecen cuernos retorcidos en la frente, y una pelusa áspera les recubre la piel. Carla, Ada e Irene, cabras montesas. Creo que están locas las tres. esde la noche de mi encuentro con Carla --hace apenas cinco días y pareciera una eternidad— he escuchado no sé cuántas veces la historieta de la laguna. No saben hablar de otra cosa. Carla e Irene, expertas en el asunto, muestran su erudición, incluso compiten entre sí, confunden sus voces como actrices cómicas de una opereta. Ada, quizás por ser la más joven del trío, se limita a escuchar, y de vez en cuando hace una pregunta. Sin embargo, no logra disimular su interés. Deduzco, por curiosidad un tanto infantil de Ada, que éste es su primer viaje a la laguna, su iniciación. ¿Pertenecen a una de esas sectas fundadas por algún gurú de pacotilla? ¿O acaso son aficionadas a la ecol ogía? Pienso, con rencor, que el amor a la naturaleza y la meditación trascendental no son más que modas de finales de siglo, divertimentos ingenuos. Terreno abonado para los estafadores. ¿Por qué me ocupo de tales pensamientos, si ese no es mi juego? Ni siquiera presté atención a las palabras de Carla la noche de mi captura. En las pausas de su lección de anatomía me contó que "todos los años, por esta época, viajamos a la montaña azul con el propósito de hacerle una ofrenda a la laguna". Aquel culto, del cual no supo o no quiso dar detalles, era "la única razón de nuestra existencia, el acto que nos rejuvenece, que nos mantiene con vida". A duras penas escuchaba el relato, me moría de sueño y la ordeñadora no me daba tregua. Pensé, vagamente y sin ánimo de replicar, que Carla desplegaba su arsenal de argumentos para convencerme de las maravillas del viaje. Incrementó el ritmo de sus caricias, más bien ásperas, y reforzó su discurso con un elogio de los campos abiertos. Habló del espíritu suelto, leve y zumbante, al igual que un colibrí en una ventisquera. Del corazón de las colinas habló también. Más que las palabras, me mareaba su aliento de borracha, yel aroma rancio de sus axilas me producía un desagradable cosquilleo en la nariz. Amanecerá y veremos. Ahora, déjame dormir. Al fin, gracias a Dios, Carla se alejó rumbo al baño y con el ruido de la regadera me dormí. Desperté al mediodía. ¿Quién soy yo? ¿Dónde estoy? Salté de la cama y me asomé a la puerta. Y vi allá afuera, en el comedor soleado, a Carla en compañía de dosel.—

Lo adormecieron con aromas extraídos de alguna hierba que sólo se deja ver al rayar el sol y lo envolvieron luego en una red tejida por un ejército de arañas.

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mujeres. Sentadas alrededor de una mesa circular de cristal ahumado sostenida por una armazón de hierro, almorzaban. El tintinear de la vajilla y de los cubiertos punteaba —al igual que el sonido de ese triángulo de metal que un idiota sacude en los conciertos— el chisporroteo de las voces. Las comensales parloteaban. Yo había estado soñando con Galatea y Polifemo y las imágenes de aquel sueño aún me turbaban. Quise darme a la fuga, pero todos los caminos que partían del lecho revuelto de Carla pasaban por el comedor. Resignado a lo peor, me encerré en el baño, y vi en el espejo del tocador un as de corazones dibujado con lápiz labial. Me duché con agua hirviente y me restregué la piel con piedra pómez. Luego me entretuve hojeando unas revistas de modas, demorando al máximo mi entrada en escena. Mientras me vestía, pensé: menos mal que lhana no me verá con esta facha. Mi camisa estaba hecha un asco. Salí al comedor intentando dar a mis pasos un ritmo distraído, casual, disimulando mis verdaderos sentimientos, que eran los de un condenado que se acerca al paredón. La descarga fue leve. "Buenos días, pichón", saludó Carla, "¿dormiste bien?". Y acto seguido, envolviendo a sus acompañantes en un gesto teatral, anunció: "Estas son Ada e Irene, las bestias que te prometí". Y sin interrumpirse, me presentó a mí: "Muchachas, conozcan al joven Uriap Heep, nuestro compañero de viaje". Uriap Heep, así me bautizó la gorda tetona que se bamboleaba como una canoa cargada de ratones, pues yo, por echármelas de gracioso, le había dicho que mi autor favorito era Dickens. Así que, sin mi consentimiento, ya me habían incluido en la nómina de su expedición —pensé. Quise protestar, pero Carla se me adelantó: "Supongo que ya te decidiste, ¿verdad?". Miré la brasa del cigarrillo de Irene. Miré una fuente rebosante de frutas puesta en el centro de la mesacomo una cornucopia. Miré los penachos verde pálido de una palmera que el viento sacudía allá afuera en el jardín —creo que la llaman palma del viajero a causa de la posición de sus hojas, que se orientan hacia el lugar donde sale el sol—. Miré el rostro de Ada, piel de durazno, terso e infantil, arrebolado como el de una comulgante, y lo vi resplandecer. Sólo tuve ojos para ella. Of course, ladies and bitches, iré con vosotras hasta el mismo infierno, más lejos iré si fuera necesario. ¿Acaso no soy Uriap Heep? Lástima de promesa, pues en sólo cinco días el sol que cae a plomo sobre estas montañas escabrosas y el viento cargado de sílice han convertido aquel rostro radiante en una máscara vulgar, sin relieve, desechable tal vez. Sé que exagero. Me dejo llevar por la rabia y la desilusión. ¿Qué culpa tiene Ada? ¿Debo pedirle excusas ahora que me sonríe? Me muestra sus encías rosadas y la punta de su lengua. Si estuviéramos solos, ocultos en una tienda de lona sacudida por el vendaval, ¿le besaría los dientes o se los arrancaría con una tenaza? No, mejor la maquillo com .() muñeca. Trazos de carbón en las cejas, kohl bajo los ojos, polvo de outm011nerval para mitigar el bri-

Quise esconderme cuando vi venirlos jinetes, pero me di cuenta de que ellos me habían visto también. Me descuartizarán, pensé.

110 aceitoso de las mejillas, rojo espeso en los labios cuarteados por la escarcha, y un lunar junto a la boca. No se lo des a nadie, cielito lindo. ¿Qué pasa, Uriap Heep? Estás desvariando otra vez.

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hora vamos en bajada. Las llantas del jeep se agarran al suelo pedregoso como sanguijuelas al vientre de una res. Doble tracción, menos mal. Si anduviéramos en un vehículo sencillo, hace rato que estaríamos en el fondo del valle. Sangre y chatarra, fin de la excursión. ¿Y la laguna? No la veo por ninguna parte. ¿Será verdad que se oculta cuando alguien se le acerca? A lo mejor se trata de un espejismo al revés. A menudo inventamos leyendas para explicar lo que no podemos entender. Oigo la voz de Carla resonando en mi memoria, interrumpida por aleteos de buitres, deformada por el zumbido del viento que sopla en mis oídos. "Los antiguos creían que un encanto habitaba la laguna. Se trataba, según dicen, de un espíritu femenino, que protegía las cosechas y propiciaba Ilis;as tempraneras, pero a cambio exigía ofrendas. Cuando la gente se olvidaba de ella, manifestaba su descontento, bramaba o enmudecía. El verano tostaba los pastos y un hongo color ceniza cubría las espigas del centeno. O llovía noche y día como en los tiempos del diluvio. O granizaba. La furia de la naturaleza despertaba a los montañeses que acudían desde las aldeas de la sierra y a orillas de la laguna sacrificaban sus animales domésticos, halcones, perros, cabritos, incluso onagros y caballos. Machos siempre, pues sólo la sangre de los machos era capaz de aplacar a aquella hembra vengativa". Hembra fantaseadora, Carla. Creo que se ha atiborrado de libros raros. Mezcla leyendas, cuentos de taberneros e informes falsos de antropólogos, y al final obtiene un coctel estrambótico. Se embriaga con semejante licor, que comparte con Ada e Irene. A mí no me van a hacer tragar ese brebaje. Acuérdense que las acompañé sin ningún compromiso. No cuenten conmigo para sus supercherías. "¿Supercherías, dices? No intentaré convencerte de lo contrario. Allá tú. Tampoco te exigiré que participes. Serás, si así lo quieres, el convidado de piedra". Carla tiene razón. Además, porqué me voy a inmiscuir en sus problemas. Es asunto suyo, de Carla, una cuestión personal. Ya me lo contó la noche en que nos conocimos en el bar. "Todos los años vengo a la laguna, desde hace 20 años no he dejado de venir. La primera vez acompañé a Federico, mi marido. Llevábamos apenas tres semanas de casados y Federico escogió estos parajes alejados para el viaje de luna de miel. Decía que le recordaban las montañas de su país natal. Yo era una muchacha alegre, exótica, mi cabello rojo llamaba la atención, yen la universidad mis amigos querían saber si la maraña que me crecía entre las piernas era roja también. Federico lo averiguó. Ah, y aunque tú no lo creas, yo era delgada y esbelta, tenía cintura de avispa, parecía una sílfide. No te rías, puedo mostrarte una foto. Pero no voy a hablar de mis encantos sino del viaje. Al principio lo pasamos de lo mejor. Acampamos en el fondo del valle: la tienda, de material sintético, resistía los embates del viento. Nos acostábamos temprano, casi al anochecer, después de retozar con mi amado yo me quedaba dormida entre sus brazos fuertes, arrullada por su voz. El tercer día, al amanecer, desperté con el cuerpo helado, busqué bajo las cobijas a mi galán y no lo hallé. Lo aguardé hasta bien entrada la mañana refunfuñando e imaginando los castigos que le iba a aplicar por haberse ausentado sin mi consentimiento. Me levanté e hice café, escudriñé el horizonte y estuve llamando a gritos al gracioso aquel hasta que la garganta me ardió. ¿Se habría extraviado siguiendo las huellas de un venado? ¿Estaría oculto detrás de alguna roca, ju-

A

gando con mi paciencia, riéndose de mi? Lo mataré. ¿Se fugaría de verdad? Esta última idea me sobresaltó. Es absurdo, cómo se te ocurre, me decía una y otra vez. Pero, ¿qué tanto sabía yo de aquel extraño? En agosto del año pasado me había abordado en la terraza de un café, con-


COLOFON tó algunos chistes pésimos que me hicieron reír. Me invitó al cine y me estuvo manoseando desde el noticiero hasta el The end. Y cinco días después, una noche de lluvia torrencial, sobre la alfombra manchada de pintura, en su estudio de artista fracasado, me violó". ¿Qué pensará Carla ahora que rodamos por el valle? ¿Recordará el lugar exacto donde —veinte años atrás— el desertor de su marido plantara la tienda con forma de iglú? Precario nido de amor. Valle infeliz. Paisaje extraído de la pesadilla de un astronauta abandonado en las montañas de la luna. Aquí se hace difícil respirar. La próxima vez —si es que me traen a rastras, pues ni en sueños pienso volver— me equiparé mejor: una bombona de oxígeno, guantes de cuero y orejeras, un revólver para jugar a la ruleta rusa y una escafandra. ¿Y los selenitas, dónde andarán? Aguardan la llegada de las tinieblas para salir de sus guaridas disimuladas por el musgo y los líquenes resecos adheridos a las rocas. Pienso que fueron ellos —ojos de lechuza y cuerpos ligeros, sin sustancia, recubiertos por una pelusilla como la del frailejón— los responsables de la desaparición de Federico. Lo adormecieron con aromas extraídos de alguna hierba que sólo se deja ver al rayar el sol y lo envolvieron luego en una red tejida por un ejército de arañas. Y yo me estoy dejando enredar por los hilos dispersos y engañosos de mi imaginación. Es verdad que el paisaje —y los meteoros— se infiltran en el cerebro, contaminan los pensamientos. Pueden, llegado el caso, aniquilar la voluntad. sin embargo, en lo que a mí concierne, creo que no es para tanto. Imagino seres de difícil aceptación, quizá inexistentes. No estamos en la luna. Pero no dejo de preguntarme ¿qué de cosas no pensaría Carla cuando se vio solitaria en esta inmensidad? Atardecía, y la perspectiva de pasar la noche, íngrima y sola, bajo la carpa, llenaba a Carla de terror. Dormir, no dormiría, pues en el vasto silencio —adensado por la oscuridad— de aquel valle, cualquier ruido casual, aun el de su propia y agitada respiración, retumbaría como el rugido de un volcán. Y si alguien la atacaba, cómo se iba a defender. No habían traído ningún arma, apenas un abrelatas. Carla se acordó del Mago de Oz y se echó a reír. Ya he llorado bastante, se dijo. Ahora, muchacha, vamos a dar un paseo. Bufanda, guantes, zapatillas de lana, chaqueta rompeviento, ya. A paso resuelto emprendió la caminata. El sol poniente, que le golpeaba la nuca sin piedad, la sofrenó. Se había propuesto desandar el camino que recorriera, a la zaga de Federico, tres días atrás. ¿Cuántas horas habían empleado para cubrir aque, trayecto? No lo sabría precisar. Pues varias veces se detuvieron a reposar y Federico prolongaba las pausas haciendo rápidos bosquejos del paisaje en su libreta. La ruta no era expedita e inequívoca como esta que recorremos veinte años después, extraviarse sería de lo más fácil, pero Carla confiaba en su intuición. Además, por suerte, Federico le había señalado un picacho con forma de medialuna que se divisaba desde el campamento. Detrás de aquella luna de piedra, al pie de una ladera, habían estacionado el Volkswagen. Si el instinto y la luz no le fallaban llegaría a tiempo, abordaría el vehículo y conduciría hasta la aldea más próxima. Allí daría la voz de alarma. Sin embargo, anochecía ya y Carla aún no había remontado la cuesta. "Con la huida del sol, la temperatura descendió bruscamente. Me hacía falta el aire y las manos se me helaban. Quise esconderme cuando vi venir los jinetes, pero me di cuenta de que ellos me habían visto también. Me descuartizarán, pensé. Con voces amables, cantarinas, me hablaron desde sus cabalgaduras. Me armé de valor yen pocas palabras les relaté mi tragedia. Los tres hombres intercambiaron veloces miradas, y el mayor, montado en una yegua mora de cuyos belfos ma-

naba espuma ysangre, me dijoen un tono paternal: «Vea, joven, pronto oscurecerá y usted no podrá dar un paso más, ni siquiera verá dónde pone los pies. Venga con nosotros, que mañana será otro día». Y con un gesto cortés me invitó a subir a la montura. ¿Qué hacer en semejante trance? Me daba igual morir troceada que emparamada. Así que subí al anca del animal y abracé por la cintura al señor aquel — que olía a humo, ovejas asoleadas y anís. Llegamos a una choza con paredes de piedra y techo de palma. Y pronto me quedé dormida, prendida en fiebre, sobre un camastro de cañas, sin colchón. Desperté con la claridad del nuevo día y me percaté de que no me habían hecho picadillo con algún machete cortón. No hacía falta, pues las pulgas casi lo lograron. Una anciana huraña y encorvada me ofreció un rico desayuno: tortillas de maíz machacado, queso de cabra y café. A media mañana aparecieron los tres jinetes y otros más, y salimos a buscar a mi Federico. Recuerdo que aquel día era Domingo de Pascua, 10 de abril, cayó una Iluviecita leve como rocío. Oí decir que eran las primeras aguas luego de un verano negro de quince meses. Mala señal, oí decir. Durante varios días rastreamos todos los senderos. Debajo de las piedras buscamos al perdido, entre los matorrales espinosos lo buscamos también. Contra la opinión del señor mayor, que creía inútil semejante esfuerzo—«Ese es un pozo sin fondo», decía—, sondeamos la laguna. Y el 20 de mayo, cumplida la cuarentena, abandonamos la búsqueda. Al volante del Volkswagen y resignada a mi viudez, bajo u n aguacero pertinaz, después de 14 horas de viaje llegué a la ciudad. Regresé a la montaña el año siguiente, y nunca he dejado de volver" La anciana murió de una gripe mal curada, la peste acabó con las ovejas y al señor mayor lo mataron de una puñalada. Entre las ruinas de la choza crece una maleza mezquina y anidan buitres. Los caseríos cercanos también se han quedado vacíos. Los sobrevivientes emigraron a los pueblos del llano o a la gran ciudad. En habitaciones que parecen celdas, de cartón piedra, lona remendada y zinc, ven televisión. ¿E Irene? ¿Qué hace un esqueleto en esta historieta rural? ¿Será ella la encargada de enviar las señales de humo? Detesto el cigarrillo. No sé qué gusto encuentran en ese vicio asqueroso, propio de arpías y rufianes. El maldito rascatripas que sedujo a Astrid fuma como una puta despechada. Ojalá lo liquide un cáncer en la garganta. Y Astrid desconsolada, ¿vendrá llorando hasta mi puerta y me pedirá perdón? ¿La sacaré a patadas o la amaré hasta morir? Irene se voltea e interrumpe mi soliloquio. "Ya estamos llegando, señor explorador", informa con un dejo de burla que me hace rabiar. Y exhibe, indecente, sus dientes torcidos, manchados de alquitrán. "Y desde que el amante alpinista de Irene se despeñó, ella me acompaña en cada viaje". Ajá, ya empiezo a entender. Una cofradía de viudad muy especial. ¿Y Ada, no es acaso virgen? Virgen y viuda, ¿por qué no? ¿Balearon a su novio a la salida de la iglesia, entre una lluvia de confetti y arroz? A lo mejor me equivoco en mi apreciación, pero de

Con la huida del sol, la temperatura descendió bruscamente. Me hacía falta el aire y las manos se me helaban.

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COLOFON lo que sí estoy seguro es de que Ada viene por primera vez. Este viaje constituye para ella su bautismo de fuego, su debut. Se le nota en la mirada y en las líneas tensas del cuello; y si no, el temblor de las rodillas y la forma como entrecruza los pies bastarían para delatarla. Carla encadena el jeep al tronco de un arbusto torcido. Ada se trenza las botas: "¿Listo, señor explorador?", otra vez la señora huesitos. Me mira con sus ojos saltones y sopesa mi morral. Si insiste, le daré una demostración de libre albedrío. Me quedaré aquí, pues nada me obliga a continuar el paseo. No es asunto mío esta peregrinación. Y si las acompaño, no se hagan ilusiones, no pienso ayudarlas con esas bolsas de lona. Que cargue cada quién con su cruz. No soy Simón Cirineo, no señor. Por cierto, ¿qué llevarán en los morrales? Lucen pesados como el equipaje de un topógrafo. Aunque carezco de experiencia en eso de las excursiones, creo que para un viajecito de un par de horas hubiera bastado con morrales de ataque. Lo he visto en las pel ícu las, pero parece que las tres caminadoras se aprendieron otro guión. Yo no soyexplorador, y ni siquieracuando niño tuve sueños de boy scout, gracias a Dios. Soy un vago, un inútil, estudio filosofía. Mi madre, casada en segundas nupcias con un próspero empresario de pompas fúnebres, me mantiene. Viva la muerte, digo yo. A Carla le oculté mi verdadera vocación. Para despistarla inventé un cuento chino. Le dije que estudiaba veterinaria y se lo creyó. Menos mal, pues si le hubiera revelado la verdad, a estas horas ya me tendría verde de las burlas. ¿Cómo mofarse de alguien destinado a aliviar los dolores de una perra? Inyectar esteroides a un caballo o hacer la autopsia de un gato siamés, son tareas útiles a la sociedad. En cambio, ¿de qué sirve filosofar?

El tercer día, al amanecer, desperté con el cuerpo helado, busqué bajo las cobijas a mi galán y no lo hallé,

edia hora ya y la laguna no aparece. Bordeamos una ladera escarpada y nos adentramos en un matorral. Carla abrió la marcha. A pesar de su cuerpo blando y fofo, sobrecargado por el morral, mantiene la delantera. A ratos se detiene y al comprobar nuestra demora mueve los brazos en un gesto de fastidio. Irene la sigue, a grandes zancadas, casi pisándole los talones. Vistas desde esta distancia forman una figura cómica, como de cine mudo. Pareciera que Carla tirara de una cuerda atada al cuello de Irene. El descenso ha resultada penoso para Ada, sus botas nuevas resbalan en las piedras, y las ramas espinosas le han dejado marcas como de uñas en la cara. Ada es una novicia, una aprendiz, ya no me quedan dudas. Si quieres, te ayudo con el morral. No hace falta, responde ofendida. Peor para ti, muñeca estereofónica, ojalá te descalabres —lo pienso pero no se lo digo. Permanezco a su lado, pues así puedo andar despacio y disimular mi fatiga. Ah, si me viera Astrid dando tumbos en este camino de cabras. ¿Astrid? No hay cuidado, amigo mío. La fugitiVa no sabrá de tu desventura. Ni siquiera Julius e Ihana se enterarán, me vine sin avisarles. Con la prisa de la salida apenas tuve tiempo de guardar en el maletín un pantalón de repuesto, tres camisas y el libro de Schopenhauer. Y si hubiera dispuesto de la tarde entera, tampoco les habría participado mi plan. Cuando me pregunten dónde pasé la Semana Santa, les diré que estuve con unos amigos pescando palo94

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metas y bagres bigotudos en un río del llano. ¿Dormiste en un bongo con techo de palma y por poco te muerde una culebra? ¿Cómo dijiste que se llamaba el río? lhana no está muyconvencida de mi paseo fluvial. Tendré que mirar con lupa un mapa de la región sur y me aprenderé de memoria el manual de las serpientes venenosas. Sí, porque a nadie daré cuenta de esta marcha forzada, de esta derrota vergonzosa. No soy Jenofonte. ¿Cuándo acabará la inútil caminata? No debería preocuparme por lo que ahora acontece. Pues cada instante niega el anterior, y la ilusión de continuidad es lo que llamamos tiempo. Que luego se convierte en sueños o recuerdos. Creo que comienzo a entender lo que el profesor de Lógica quería decir. Un ruido como de agua que hierve en un caldero interrumpe mis pensamientos. Debe ser un torrente —me digo. Veo allá abajo una figura extraña: dos columnas enormes sostienen una viga de basalto. Una puerta de piedra, ¿la entrada de la laguna? ¿Llegamos ya? Qué importa, si pasado mañana, a esta misma hora, cuando descanse boca arriba en mi colchoneta de gimnasia, esta forma maciza que la luz del atardecer hace resaltar y que tal vez esté fijada ahí a manera de enigma, se habrá convertido en una imagen mental, una letra griega, o un ideograma cuneiforme cuyo significado nunca descifraré. Carla salta bajo el dintel. Irene fuma recostada a una columna. Ada se encabrita. Y yo, aunque no participo del jolgorio, me animo también, pues el fin del paseo se aproxima. Pronto olvidaré el rostro aovado y bovino de Carla. La silueta espectral de frene y el rictus amargo de su boca se disolverán como agua sucia en mi memoria. Ada y las zonas de traslape entre su cuerpo y el de Astrid serán también pasto del olvido. Y si algún día, en las imprevisibles rutas de la ciudad, me tropiezo con alguna de ellas, es posible que no la reconozca. Como los fotogramas de una película banal se van desvaneciendo mientras nos alejamos de la sala de cine, así ellas colapsarán. Adiós ninfas del valle encantado, bacantes histéricas, perras. ¿Por qué las injurias? Soy poco sensible a las puestas en escena de la naturaleza. Sin embargo, debo reconocer que el espectáculo que ahora contemplo es, cuando menos, singular. La masa de agua que se desprende desde la altura de 30 metros ha labrado en el suelo rocoso una concavidad semejante a una paila. El rebullir del agua y la explosión de algunas gotas en su caída acelerada mantiene en los alrededores de la laguna un manto neblinoso acribillado a esta hora menguada por un sol de cuchillos. La humedad permanente crea un clima como de invernadero y alimenta una vegetación suculenta, insólita en estos parajes de alta montaña que crece adherida —al igual que súcubos—a las paredes de pura piedra. Con forma de elipse irregular, la laguna se expande hacia la orilla sur. Allí es menos honda, se alcanza a ver el fondo y bajo aquella islita de lirios flotantes debe estar el sumidero. La zona de aguas profundas, ceñida por un semicírculo de rocas, ofrece un aspecto inquietante, quizás medroso, letal. En aquel sector, a unos 10 metros por encima de la superficie, entre lianas, epifitas y helechos colgantes, sobresale un curioso muñón mineral. ¿Un mirador o un trampolín? Basta ya, no soy Humboldt. Las mujeres se han desnudado y chapotean en la orilla. Hablan entre sí y lanzan gritos de júbilo. Sus voces, ahogadas por el ruido de la cascada, no me alcanzan. Juegan a chispearse y chillan como mo-

nas en celo. Luego se dispersan. Las Tres Gracias se divierten —pienso con sarcasmo. Ada nada estilo perrito. Irene bracea. Carla flota como un odre hinchado. Sentado en una piedra negra, las observo con desencanto, pues aquellos cuerpos nada tienen de felinos ni de bellos. Son más bien raros, fellinescos. Incluso Ada, a quien atribuí al principio un cierto parecido con Astrid, me ha sorprendido. No tiene ale-


JUEGOS taso escamas, no, pero sus formas se alejan de lo femenino. De no ser por su sexo lacio y castaño, que ahora exhibe impúdica delante de sus comadres, sería fácil confundirla con un muchacho. Andrógina, ella. ¿Androide? A tono con la moda de fin de siglo. De Carla e Irene prefiero no hablar. Ihana me acusaría de terrorismo visual. "Eres un caso perdido, tú. Como una madre canguro que guarda en su bolsa el cadáver de su hijo, aún conservas la imagen idealizada de Astrid. Y mientras no la arrojes fuera de ti, verás en cualquier otra mujer, no importa quién, un esperpento". ¿Es australiana tu novia?, le pregunto a Julius. Ihana, freudiana de porquería. Creo, sin embargo, que tiene algo de razón. Exagero, sin duda. Hasta hoy sólo había visto a una mujer completamente desnuda: Astrid. En persona, quiero decir, pues no cuentan las de celuloide. No soy aficionado al nudismo, no señor. Soy recatado y un tanto recoleto. Antes de conocer a Astrid, estuve a punto de ingresar a un convento. Pero ahora, obedeciendo a un impulso desconocido para mí, acepto el desafío de las mujeres: yo también me desnudo. El agua fría me aguarda, ahí voy. Me detengo al borde del pozo, levanto la mirada y veo cómo el cielo se ha teñido de malva. Atardece, pronto anochecerá. ¿Y las nereidas, donde están? Irene, con los pies hundidos en el agua, humea recostada a una roca musgosa. Ada, sentada en una toalla, extrae un peine y un espejo de su morral. De pie y con el agua a la cintura, Carla balancea los brazos y agita las caderas como si ensayara los primeros movimientos de una danza grotesca. Me acercaré a la gorda y le diré que se nos está haciendo tarde. Si nos vamos en media hora, llegaremos al sitio donde dejamos el jeep antes de que oscurezca. Lleno de aire mis pulmones, tomo impulso y me zambullo. ¡Ah, qué delicia! Desde que nadaba en líquido amniótico no experimentaba una sensación tan agradable. Aquí me quedaría a vivir, si fuera pez. Distingo una piedrecita blanca, ¿un ópalo? La agarraré entre los dientes y se la llevaré a... !Maldita sea!, ni siquiera debajo del agua dejo de pensar en esa mujer. Me deslizo a ras del lecho arenoso. Ya debo estar muy cerca de Carla, sí, allí veo sus piernas entreabiertas. Se me acaba el fuelle, asomo la cabeza buscando aire y, antes de encontrar apoyo para mis pies, siento un golpe en la frente, seco y contundente como la patada de una mula. A través de los remolinos de una niebla roja y enfurecida que me obstruye la mirada, entreveo a Carla. Plantada delante de mí, sostiene entre sus manos una piedra enorme manchada con mi sangre. Me golpea una y otra vez. Ihana, no me lo vas a creer. Lo habían previsto todo. No olvidaron ningún detalle. Me arrastraron hasta la orilla y allí, sobre una laja parecida a la lápida de una tumba, Irene me degolló. Ada, la novicia, con un cuchillo de carnicero abrió un surco en mi pecho, me quebró tres costillas y me arrancó el corazón. Lo guardó en un frasco, no sé para qué. Carla metió en el agujero de mi pecho una piedra negra y suturó la herida con puntadas precisas, valiéndose de una aguja curvae hilo dental. No sentí ningún dolor. Luego me colocaron en una especie de parihuela, de lona y con agarraderas metálicas, y me llevaron en andas rumbo al trampolín. Mientras avanzaban comenzó a llover. Por un momento creí que me abandonarían encima de aquel voladizo, a merced de los buitres y la intemperie. Pero no, no se habían olvidado de mí. Pronto regresaron y me embutieron en un costal, que fueron rellenando con piedras, metódicamente, como si engordaran un ganso para navidad. Ataron la boca del saco y de un empujón me lanzaron al pozo. La lluvia arrecia allá afuera y aquí el agua está fresca, quizá un poco tibia, en contraste con el frío de mi piel. Desciendo sin mucha prisa. ¿Tú crees, Ihana, que llegaré al fondo?.

de triunfo Steve Hamaoui M.I.

Aparentemente, los esfuerzos de la Federación Venezolana de Bridge están dando sus frutos en cuanto a la enseñanza de este deporte a nivel juvenil. Hay un nutrido grupo de muchachos que están jugando los torneos, mientras que otros 20 estudiantes universitarios están terminando el curso ofrecido en el Club Hebraica y pronto se estrenarán en los eventos caraqueños. Veamos a continuación una "obra maestra" de Giorgio Belladona, posiblemente el jugador más genial que ha existido en la élite del bridge mundial. Contrato 4 Corazones por Sur. Salida K de Trébol

E-XXX C-KQ D-AKXX T-A982

E-QX

E-KJ10XXX

C-J10XXX

C

D-XX

D-QJXX

T-KQXX

T-JXX E-AX-1 C-A98XXX D-XXX T-10X

Belladona ganó con el As de T y jugó el K de C. Cuando Este no sirvió Giorgio podía contar cinco perdedoras: 1 E, 2C, 1D y 1T. Siguió con un pequeño T que Este ganó con la J para volver E. Giorgio ganó con el As, jugó D hacia el K y siguió con el 9 de T sobre el cual descartó la E perdedora de su mano. Oeste ganó y jugó la D de E que Giorgio cortó. Entró al muerto con el As de D y sobre el 8 de T descartó el Diamente perdedor. Ahora cobró la O de C del muerto y siguió con D cortándolo de 8. Oeste, que sólo tenía JIU, tuvo que sobrecortar y jugar C hacia la Fourchette de Giorgio. En total El Mago perdió 2 T y 1 C, reduciendo sus perdedoras de 5 a 3, en verdad, como por obra de magia. CAE)

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Ml STIARIO

septiembre

LMMJV 590. Es elegido Papa Gregorio I, no tan conocido por sus obras pías como por su inspiración musical: instituyó el canto eclesiástico llamado Gregoriano.

1882. Edison se propone iluminar todo un barrio de New York, para lo cual construye una central eléctrica, instala kilómetros de cables y fabrica 15.000 lámparas, inventos todos inéditos.

1938. Es enterrada en New York una cápsula que contiene textos por diez millones de palabras y un millón de fotos describiendo la historia humana hasta la fecha. 1955. James Dean pone su Porsche plateado a 150 Km por hora, para es-

trel

lAne mgrtal -

mente contra otro automóvil.

— -1932. La actriz Peg Etwistille, creyéndose fracasada, trepa la escarpada ladera del Monte Lee, en Los Angeles, y se arroja al vacío desde la H del gran letrero de Hollywood.

1940. El general Douglas MacArthur pronostica que Japón nunca se unirá al eje Roma-Berlín, exactamente 24 horas antes de que el Japón se pliegue a dicho eje.

triunfante. 1927. sisadora Duncan muere en uno de los accide ntes automovilísticos más tontos que se recuerdan: su echarpe se enreda en una rueda del coche en el que viajaba, estrangulándola.

1943. En una acción espectacular con planeadores y paracaídas, el oficial de las SS Otto Skorzeny libera a Mussolini de su prisión italiana.

1877. Se descubre en la catedral de Santo Domingo una caja de plomo con los supuestos restos de Colón.

2001. Según los códigos de la Gran Pirámide de Egipto, hasta esta fecha liega la historia del mundo.

1764. Luis XV ofreció, si se salvaba, construir una iglesia grandiosa. 26 meses después, en este día, coloca la primera piedra. El templo fue destinado a panteón de hombres ilustres por la revolución

S

1783. En Versalles y ante Luis XVI, se exhiben los primeros viajeros del espacio: un pato, un gallo y una oveja. Se desplazaron en un aerostato de aire caliente inventado por Montgolfier.

1946. Postergado desde 1939 a causa de la guerra, por fin se inaugura el primer Festival Cinematográfico de Cannes.

1969. En el Palacio de Deportes de Copenhague se inaugura la primera Feria Mundial de Objetos y Películas Eróticas.

1836. Se produce la primera víctima mortal del paracaidismo: un tal señor Cocking, de Londres.



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