Revista Exceso edicion nº 69 octubre 1994

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¿POR QUÉ EL PROVINCIAL?

Un buque complejo. Hombres expertos que dominan a la perfección su oficio. Esfuerzo de muchos, trabajando como un todo. Conciencia de ser un equipo que a diario, asume el reto de ser el mejor. Ese es también nuestro reto, y principal aporte a Venezuela.

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BANCO 9-P PROVINCIAL Su punto de apoyo



EXCESO

tdioibn 11•60 Oestubrom 1004 Depósito Legal pp. 89-00-13 ISSN: 1315-5849 Miembro del Bloque de Prensa Venezolano DIRECTOR

Ben Amf Fihman OIERIENTIE EDITORIAL

Jaime Cruz COORDINADORA

Faitha Nahmens REDACCION

Francesca Cordido, Marcos Salas, Carla Tofano INVESTIQACION

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Myrian Luque Basa AO ORAP1CO Daysi Vásquez FOTOORAFIA

Edgar Vergara PORTADA ILUSTRACION ELECTRONIC^

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Clara Linares ILUSTRACIONES José

Ignacio Herrera, Jesús Torrealba VENTAS PUBLICITARIAS

Inversiones Sol C.A. Promotora 35940 C.A.: David Guerra Promotora 13-29 C.A.: Livia Rojas COORDINACION DE PUBLICIDAD

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Carlos Parada Quintero FOTOLITO

Fotolito Once IMPRESION

Editorial Primavera DISTRIBUCION

Distribuidora Continental S.A. (Venezuela) Distribuidoras Unidas (Colombia) World News International (Estados Unidos) EDITORIAL EXCESO

Esq. Gradillas, edificio Las Gradillas A, piso 3 Telfs. 81.7724, 81.7727, 862.7273 Fax: (02) 74.4676, 861.3375 Télex: 28005 LANCO V C Telecontacto: 693.1822, 693.1933 PCIave 17974

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Infierno criollo El venezolano, contrariamente a lo que sostienen algunos teóricos, tiene una inmejorable imagen de sí mismo. Quizás no piensa, cuando se contempla en el espejo de su vanidad, en méritos de inteligencia, en capacidad de creación o en un grandioso destino histórico. Pero, a no dudarlo, los hijos de Bolívar están convencidos de que por un derecho sobrenatural nacieron con más suerte que los demás, o en otras palabras, con más oro, perlas, diamantes, hierro y petróleo que el resto de los•hombres de este planeta. Y, por ende, con mayor derecho a la informalidad, el error, el derroche y la movilidad social. He ahí un fabuloso mito contemporáneo, especie de Eldorado de los tiempos modernos, empecinado y resistente a toda lógica: el de una colectividad que, nadando en la abundancia, está sembrada de atajos para el ascenso y el progreso individual, sin filtros ni alcabalas protocolares. Un interno y permanente plan de becas Mariscal de Ayacucho para el fomento del arribismo. Se suele olvidar, en esta candorosa visión, que la democracia venezolana significa a lo sumo la posibilidad de desplazarse entre los distintos círculos de un infierno que, a falta de otro epíteto, habremos de calificar de criollo. Esa realidad nacional que, cual diabólicas postales, retratan las noticias de los periódicos todos los días. Y a la cual en Venezuela no escapan ni siquiera los ricos y los poderosos. Un infierno de corrupción, malos servicios, delincuencia y atraso gramatical. No se daría abasto Dante Alighieri si tuviera que reseñar, en una nueva Divina Comedia, la galería de personajes que pueblan con sus figuras y sus hazañas el Averno venezolano. Ese caluroso laberinto de oficiosos 925.026 kilómetros cuadrados por donde ha desfilado, en esta década de los noventa, una interminable comparsa de inclasificables personajes. Orlando Castro conspirando en guayabera para apoderarse del Banco de Venezuela. El comandante Hugo Chávez Frías camuflando una bochornosa derrota militar con un dije de temeridad verbal televisada. Irene Sáez, equívoca reina de belleza, trocando el cetro consolidado de su primera juventud por la humilde silla de alcaldesa municipal. Ramiro Helmeyer disfrutando de un calabozo en la honorable penitenciaría de El Junquito, donde culminó una carrera mezcla de pólvora, artes marciales y farándula. El doctor Valerio, pícaro médico de telenovela, engañando a mujeres y estafando a pacientes, convertido en héroe popular de supremo rating. Así como centenares de protagonistas y figurantes más. Un aquelarre cuya interpretación no admite demora.


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El consumo en exceso puede ser nocivo para la salud.

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Excesos El Helicoide se muerde la cola. Trance espantoso, bella Otero Golosario La brújula del paladar

17 La sartén por el mango L'Operetta, bel tanto 113 Joél Robuchon desde París 20 Sexto sentido El radar de los placeres de la carne y el espíritu 30 De costa a costa Lentejuelas bajo la lupa 32 1/4de hora Personajes extraídos de la vida misma Runrún Tutto sotto vote

73 Tierra de juego Los dardos de la redacción Columnas Las firmas en su tinta COL-OPON

86 Escritor de oficio —prensa, guiones de televisión, poesía, cuentos— y verbo de limón, Armando Coll, pasión por lo real, hurga bajo la entrepiel y descubre soledad, aburrimiento, tiempo perdido HUMOR

96 Los cerebros de Sergio Puños y letras de Sergio Ruiz

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36 Joya estafada María Eugenia Joya tenía un sueño: alzar, regentar, valorar en Los Roques un campamento ecoturístico. Tras la obtención del crédito sobrevino su ruina. El Banco Construcción se hizo con sus acciones, su estabilidad emocional, su historia Aeropostal por el suelo La línea aérea de cielos a la vista pierde el control, queda a la deriva, hace aguas. Sindicato y patronos se tiran de las greñas en un toma y daca accionario y contractual que inspira el colapso. Y el fardo de compromisos —y de entuertos administrativos— derrama el vaso 52 De vuelta de la nouvelle cuisíne En medio del culto naturalista nacido a la vera de la nueva cocina francesa, el recordatorio de que todo frente a la hornilla no es más que alquimia, magia pura salida de las manos del artífice del platillo que recobra su preeminencia ante la desnudez de los ingredientes Blancos de orilla Se llama White Trash e involucra a un gentío: desde Homero Simpson hasta Rosanne Barr; desde los asesinos que hacen su trabajo en serie hasta los hermanos Menéndez, que sólo sacaron de escena a sus padres. La tendencia es seguida por aquellos arquetipados como blancos, clase media, vulgares, metidos en líos, que jamás alcanzarán el sueño americano 62 Dreyfus, biografía de un malentendido Un siglo atrás, igual mes, Alfred Dreyfus cumplía la peor condena: trabajos forzados, aislamiento, privación de la libertad, en la Isla del Diablo. Doce años permaneció en la inopia. Hasta que la fuerza de su historia de inocente sin pruebas, tras dividir a Francia —al mundo— en dos bandos, lo depositó de un envión, inevitablemente marcado, en la palestra de la reivindicación


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Helicoide, vía crucis El mundo entero quedó con la quijada colgando con aquello de envolver a un cerro con un edificio. Una idea original —originalísima— de Jorge Gutiérrez Romero, arquitecto venezolano que aspiraba construir sobre la cáscara de la Roca Tarpeya —cual manzana pelada en espiral— un inmenso centro comercial. El icono sería a Caracas lo que la Torre Eiffel a París. Entre aplausos, pues, se le dio bienvenida al proyecto gestado en tiempos dictatoriales e iniciado con la democracia; Wolfgang Larrazábal pone la primera piedra. Los ascensores iban a ser más novedosos que los que elevaban a los Supersónicos. Los locales tendrían de fondo a la roca. Las rampas de acceso irían por los aires. Vuelo imaginativo con más ejemplos a la mano que pronto dio un frenazo. En 1961 se acabó el presupuesto, el país estaba en una de sus crisis y los prejuicios antiperezjimenistas incluyeron al sueño en el saco de sus vendettas. Entonces aquella proeza del pensamiento pasó a la fase de stand by de la que parecía haberse despedido en 1990 cuando el Ministerio del Ambiente, junto a todos los organismos vinculados a la burocracia de la naturaleza, iría con sus escritorios a la montaña. Hubiera podido ser centro cultural latinoamericano o, por lo menos, venezolano; cementerio, biblioteca, centro de investigación y documentación, hotel, Congreso nacional, terminal de pasajeros, carpa de damnificados, o sede de la Marina y organismos policiales. Hasta que se aprobó que la Disip dejara campo libre a la ecología. El de Jorge Castillo y Julio Coll parecía el proyecto definitivo. Sin embargo, la administración de Caldera repitió el esquema: las obras, en las que se han invertido más de mil millones de bolívares, han sido varadas una vez más. La especie cobra vigencia. Sobre la roca, antiguo camposanto de los caracas, se erizó la novedad más alucinante sin antes honrar sus muertos. "Con un trabajo de Rolando Peña, pensábamos hacer el desagravio. Ahora lo dudamos. Los funcionarios del nuevo gabinete están reacios a mudarse", rechina Alexandra Englert, arquitecta summa cum laude enamorada de la ¿utopía? Quizá intente con cariaquito. 5

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Cuando digo 'Mi casa es tu casa" eso incluye Ch . as Regal

La vida es para vivirla.


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Bella Otero, rueda cámara Parida con desconocimiento absoluto de causalidad paterna, vio por primera vez luz el 4 de noviembre de 1868 en San Miguel de Valga, remoto rincón en la Madre Patria, de donde saltó al París de sus triunfos, mientras su progenitora seguía en lo suyo y traía al mundo —bajo perpetua soltería— al último pichón de una descendencia de seis. La habían bautizado Agustina Otero Iglesias, pero respondió en vida al nombre de Carolina, por una de esas coincidencias que amarran fecha de nacimiento con santo de calendario. Díscola y lenguaraz, desde muy pequeña suscitó el apetito carnal de más de un degenerado, meneando su novel figura en variadas danzas de romerías. Raimundo García Domínguez acusa con admiración, en su biografía, los precoces quereres de la bella Otero, alaba el ritmo rápido y sensual de sus hombros —que hacía caer los tirantes que sujetaban sus enaguas, proclamándola de este modo precursora del strip tease— y la apoda en sus líneas lujuriosa Corderiana. Brutalmente violada —estuvo en peligro de muerte— cuando su única profesión era la de pordiosera y su edad los escasos diez, ya a salvo narró con detalles el crimen y pontificó: "La vida enseña a los débiles a sobreponerse a su desgracia o a perecer víctimas de ella". Comenzó entonces su errancia. Huyó tras un amor que la llevó hasta los predios de Lisboa y, tras el desengaño de rigor, dio inicio a una larga lista de pretendientes que incluía condes, príncipes y emperadores. Se la ve actuar en el Palacio de Cristal de Barcelona y en el Wintergarten de Berlín. Estocolmo, San Petersburgo y New York se añaden a sus andanzas, orladas de brillantes, perlas, rubíes, esmeraldas y zafiros que, a su vez, adornaron sus prodigiosos escotes. Empobrecida —jamás usufructuó sus joyas—, muere y su riqueza es concedida en testamento a los habitantes más pobres de la ciudad que la vio nacer. Un remake que reconstruye la intensidad de esta historia —ya una vez encarnada en la pantalla grande por otra bella de biografías, María Félix—, se rueda ahora en París. Garantía de público.

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Golosar Juventud, divina receta El Centro de Estudios Gastronómicos, fundado y dirigido por el historiador José Rafael Lovera, celebrará del 6 al 13 de noviembre un simposio en la ciudad de Mérida. Integrado por jóvenes cocineros profesionales, el Cega se dedica a la investigación y preservación del patrimonio culinario nacional. En Mérida cocinarán todos los días, en el restaurante de Sumito Estévez, además de participar en el foro público La juventud y la profesión de cocinero en Venezuela. El encuentro estará

aderezado por sendas conferencias sobre nuestra cultura alimentaria, a cargo de Rafael Cartay y el propio José Rafael Lovera. Todo, abierto a profesionales y aficionados. Para informarse sobre las condiciones de traslado, hospedaje y costo de las comidas, la agencia de viajes Traveltour responde por el teléfono 952.0122 y el fax 952.0180, en Caracas.

gastronómico —y su precio— no es superior al del diablito. El cliché de artículos de lujo los hace elegibles al pago de un impuesto al estilo Pancho Villa: "Para que los ricos no coman salmón ni caviar sino sardinas". Sólo que acuñado por el ministro Sosa.

Contingencias Una pasta de excepción

Otro de Scannone

Un gastrónomo reputado deslizaba por estos días que, a su gusto, la mejor pasta que se consigue hoy por hoy en Venezuela es la italiana De Cecco. Una perfecta equilibrista al dente. ¡De acuerdo!

De inminente aparición, el segundo libro de Armando Scannone. La obra se aventura en la terra incognita de la creación. Si el primer libro del Caréme venezolano era una búsqueda de los sabores perdidos de la infancia del autor —la comida que se preparaba en casa de sus padres—, en esta segunda parte, Scannone se dedicó a innovar, y aun más a inventar, a partir de esa manera de Caracas que él mismo codificó con anterioridad. Un recetario, pues, cargado de fórmulas absolutamente inéditas.

Comeback La albañilería media entre la reapertura tantas veces anunciada de Via Appia (1995?) y la ansiosa clientela. El restaurante de la familia Fallone estará ubicado en el nuevo edificio Coinasa, detrás del Aventino. Mónica y Pippo se trajeron para arrancar a un chef francés para los platos principales. Los hermanos Sucre, por otra parte, dan los últimos toques a la reedición de Tambo en la Torre Europa.

RECEPCIONES PARQUE LA ESMERALDA C.A. Aval da los Cc:vinos. OLnnta La Esmera ■ Ca Urbanuac,On Campo 'Unte • Chacao Teléfonos 951 0017 - 951 0964 - 951 4036 - 951 6084 951 2094 • Fax951 4992

Lujo popular El salmón es el rey de los peces. Su mítica fama de lujo gastronómico fue bien ganada cuando su captura significaba complicadas expediciones a los fríos mares de Escocia o Alaska. El color de su carne era entonces un opulento misterio para el trópico tercermundista. En los años ochenta, se sembraron intensamente los fiordos noruegos y los lagos chilenos. La superproducción no se hizo esperar y su precio descendió de manera significativa en el mercado internacional. Se convirtió en pescado barato y común, incluso en Venezuela, donde se podía adquirir a un precio hasta 30 por ciento menor que el del pargo o el mero. Otro caso peculiar es el de los huevos de lompo provenientes de Islandia o Alemania, que aunque algo parecidos al caviar de esturión, su mérito

Una tragedia, la muerte del chef Gilbert Le Coze —Le Bernardin, New York—, mientras hacía ejercicios en un gimnasio, se interpuso en los planes de Bemard Chappard — Veuve Clicquot—, quien tenía planeado traerlo a Caracas en noviembre para un banquete de cien personas. También Moét et Chandon, por razones menos trágicas, decidió postergar la visita de Michel Rostang prevista para octubre. Rendez-vous en 1995, con la ayuda de dios y de Werner Corrales. No todo son cancelaciones, sin embargo. A mediados de mes estará con su arte y su pericia en Le Gourmet del hotel Tamanaco, M. Jacob, jefe y dueño de Le Bateau Ivre de Courchevel. Un establecimiento dos estrellas Michelin que conocen todos los aficionados a los deportes de invierno.

Porque los buenos recuerdos son para siempre


La sartén

por el mango

País de opereta, sintetizan venezolanos y extranjeros cada vez que alguna mamarrachada viene a teñir la realidad local. ¿Estarían pensando en esos términos Giuseppe Da Prato y Mario Domanti cuando bautizaron el nuevo restaurante instalado en los predios del difunto Member's? La historia misma del club privado de Silvana Fachini es, sin duda, digna de Offenbach. Los pocos miles de dólares que sirvieron de epitafio a este megalómano sueño, una verdadera lección. Mas eso es harina de otro costal. L'Operetta está funcionando desde hace apenas un mes en lo que sea quizás el más bello local de la ciudad. Conservando el bar inglés de arriba, el comedor de la planta baja fue remozado en tonos verdes, el mobiliario lujosamente retapizado y las paredes —así como el fondo musical— dedicadas a la evocación, por la vía del cartel, del arte de la ópera. La otrora espléndida cocina hubo de necesitar una buena inversión después que durante años fuera sometida a depredadores de toda especie. Giuseppe Signorelli se llama el cocinero que vino a hacer el rodaje de este invento italiano en tiempos de crisis. Para más señas, el ahora chef se desempeñaba como pastero, antes de venirse al trópico, en la hermosísima Villa D'Este de las riberas del lago de Como. Las pastas, fatte in casa, son efectivamente deliciosas. Lo mismo que los risotti, preparados con arroz Carneroli. Una buena base para una futura mayor originalidad. Mientras esto sea así y las charcuterías de la carnada aperitiva provengan —la bresaola valtellina, los cacciatorini toscanos y el spek tirolés— de la casa Rigamonti, los caraqueños, estimulados además por excelentes precios, morderemos gustosos el anzuelo. ¡Augurii

CANPROIAC

Alejandro Dumas, nieto

L'Operetta: Calle El Bosque, Esq. Av. Principal, La Castellana Telfs. 261.2205, 261.0157, 265.8575

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Leche Condensada Azucarada

1111•1111 Cada dia mejor.

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La crónica de

Joé I Robuchon

Mejillones, la otra perla Marisco de singular gusto, milagro entre conchas espolvoreado de arena, yodo y casualidad, seduce tanto cocido como crudo a los amantes de los frutos del mar que aguardan por unas frescas legumbres, la modestia de un plato de arroz, un toque de mayonesa o curry, o quizá apenas unas gotas de limón para saborear la coquetería de su carne prieta, minúscula, tímida. Producto de viajes y sal

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El azar hace a menudo bien las cosas; así, pues, el cultivo de los mejillones en Francia está vinculado a un naufragio. En 1935, un navegante irlandés encalló con su barco en la bahía de l'Aiguillon. Plantó allí unas estacas y tendió en ellas unas redes para capturar a las aves que vuelan a ras del agua por la noche. Descubrió entonces que en las maderas sumergidas surgieron unos rosarios de mejillones más carnosos y sápidos que los salvajes. De esa manera nacieron los bouchots —según dos vocablos celtas: bout, talanqueras, y chaos, madera. Patrick Walton se convirtió de esta manera en el primer miticultor en suelo francés; a partir del siglo diecinueve, el cultivo "acostado" originario de Holanda y el cultivo "en suspensión" venido de España fueron adoptados por algunos franceses. Los mejillones se deben comprar vivos. Rechace los entreabiertos que no se vuelven a cerrar herméticamente con la menor presión. Para guardarlos, envuélvalos en unos paños húmedos para evitar que se abran y colóquelos en la nevera. ¿Cómo prepararlos? Hay que rasparlos para quitarles todo lo que tengan pegado a las conchas. Lávelos varias veces con un fuerte chorro de agua. Cepíllelos vigorosamente para quitarles la arena. No los deje remojando pues se abrirían, soltarían una parte de su agua salada y perderían su sabor. Se pueden comer crudos como las ostras, con un chorrito de limón o de vinagre, pero con mayor frecuencia cocidos.

La manera más clásica de cocinarlos es a la marinera. Héla aquí. En una cacerola, añada vino blanco a unas escalonias picadas. Agregue trozos de mantequilla, un compuesto de perejil y un poco de pimienta fresca molida. Deje cocinar cinco minutos, incorpore los mejillones y perejil picado. Remueva durante la cocción. En cuanto se abran, retire del fuego. Para hacer una mouclade, tan apreciada en mi país natal, el Poitou, habrá que retirar los mejillones a la marinera de su jugo. Se quita la valva superior de cada mejillón y dispone en una fuente. Se reduce el jugo de la cocción antes de añadir crema y un poco de tomillo. Se cubren los mejillones con esa salsa y se gratinan en el horno. La yema de huevo utilizada con frecuencia me parece inútil. Por el contrario, me gusta ponerle una juliana de champiñones, de ajoporro, de hinojo y una pizca de curry. Algunos consejos. No cocinar los mejillones que flotan en el agua donde se los lavó: a menudo se trata de ejemplares más livianos, sin agua, que al cabo de pocos minutos se llenan de líquido y se hunden hasta el fondo. No coma un mejillón que no se abra a la cocción: Elimine los de olor dudoso. Un espectacular plato típico de la región de Saintonge es la éclade. Esta receta, bastante antigua, consiste en poner los mejillones con la punta hacia arriba sobre una tabla llamada la fumée, empapada previamente en agua. Se colocan muy pegados los unos contra los otros y en rosetón, para que no se abran y pierdan su agua. Se los recubre con abundantes agujas de pino que se queman. Cuando las conchas empiezan a chamuscarse, se soplan con un pedazo de cartón para eliminar las cenizas. Cocidos, se degustan calientes, con pan untado con mantequilla. Los mejillones se prestan a una multitud de preparaciones deliciosas: fritos, en pinchos, a la parrilla, rellenos o en ensalada, como en la receta que les sugiero.


Mejillones a la ciboulette

Receta realizada por Cándido Cascallar, chef del restaurante Akelarre

Ingredientes (para cuatro personas)

Preparación

Acompañarlos con un vino blanco W Eliminar la concha superior de muscadet de Sévre et Maine, fress. 2 kg de mejillones cocinados a cada mejillón. Colocarlos en una co y vivaz. la marinera ensaladera. u), 3 cucharadas de mayonesa pi- W Desleír la mayonesa con un © Le Journal du Dimanche, 1991 cante poco del jugo de la cocción de los NI una cucharada de ciboulette mejillones, a fin de obtener una (cebollín chino) picadita salsa untuosa. W Mezclar los mejillones con la salsa desleída y la ciboulette picadita. ' Mantenerlos en la nevera. Servirlos bien fríos.

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Carla Tofano

Trapos menores Si se apasiona por las menudencias, asómese a la tienda Country Kids. Marcas de ropa francesa para niños de O meses a 12 o 14 años (Petit Batou, Tartine et Chocolat, Absorba y Jean Bourguet) comparten los estantes con las españolas e italianas de idéntica calidad (Pili Carrera y Gusella). En combinación con los conjuntos de

Auxilio telefónico Por la autopista Regional del Centro se desplazan a diario 90.000 vehículos, cuyos conductores todos, hoy, gracias a las unidades de servicio telefónico que Telcel ha instalado a lo largo de la arteria vial, podrán solicitar ayuda en caso de desperfectos, fallas técnicas, ac20

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vestir, accesorios y hasta calzado para completar la pinta: Gusella y Peche d'amour, desde colores fuertes hasta discretos tonos pastel; en cuanto a los precios, la oferta es sólo para los que tienen mayor disponibilidad económica. Nivel C2, Nueva Etapa, local 53R03,Centro Ciudad Comercial Tamanaco. Telf. 959.5736. Fax 959.6921.

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de esta vodka premium ha recorrido aproximadamente 70 países del mundo. Su excelente calidad se logra gracias a los finos granos de trigo y arroz con los cuales es elaborada la mezcla.

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tejido adiposo. Por su textura —se trata de un gel fluido, no graso— garantiza una aplicación rápida que no necesita masaje. Usar solamente en las zonas del cuerpo que requieren ser remodeladas.

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anticelulítico que pone en mar-

cha, desde las primeras aplicaciones, un concentrado exclusivo de cuatro vegetales que actúa en sinergia para una eficaz reducción del

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y sabor nuevo, la Cerveza Nacional repotencia su lanzamiento y aspira implantar en el país un programa de distribución concebido para garantizar la colocación del producto.


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Oeste renovado Mr. Rib's ha sido siempre en Caracas el lugar tradicional de las costillitas; sin embargo, recientemente el local fue reinaugurado con apariencia de estreno: nuevo western look y un segundo nivel que amplía la alternativa de diversión, gracias a la instalación de mesas de pool y del Medicine Bar-Mr. Rib's. Ambiente agradable, sana opción recreativa y el mismo clásico menú con tufillo a quimera. Av. Valle Arriba, Las Mercedes.

Beba México Transformar la gastronomía típica de otros pueblos en abrebocas de fácil preparación es faena más que acostumbrada para los del Norte y, vitoreando las virtudes de esa onda sincrética, Tex-Mex ofrece a sus comensales caraqueños los platos de la gula mexicana. Tostadas, tacos, nachos, enchiladas, flautas, tamales y burritos son algunos de los puntos fuertes del menú de este recinto, y para saborearlos, un cálido y discreto ambiente de informalidad con fondo musical al ritmo de MTV Latino. Abierto de martes a domingo, desde el mediodía hasta la medianoche. Final Calle Bella Vista, El Hatillo.

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EXCESO OCTUBRE 1994


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Oscar en casa Aladino se elevó en la alfombra mágica de Walt Disney, y al tiempo que sobrevolaba una de las fantásticas historias del clásico Las mil y una noches, realizó un maravilloso viaje encantado, a bordo del largometraje animado de mayor éxito en todos los tiempos. Llena de comicidad, ritmo furiosamente ágil y dos Oscar —mejor canción y mejor partitura, cual musical de Broadway—, ya a la vista en las tiendas del ramo.

Cuarenta de Reverón Alfredo Boulton, crítico de arte e historiador experto en la obra de Armando Reverón, aportó la idea y realizó la curaduría de la muestra que exhiben las salas del Maccsi hasta finales del mes en curso. Cuarenta son las piezas con las cuales el museo rinde homenaje al maestro de la luz, justo en el cuadragésimo aniversario de su desaparición física. "Reverón, torerías y otros temas: pasteles y carboncillos" es el título de la exposición y la misma incluirá 16 apuntes de motivos taurinos entre algunos dibujos ya conocidos como el Autorretrato con muñecas y la Dama de la mantilla.

jaffe en Matisse Desde el 21 de octubre hasta el 29 de enero del año entrante, en el museo Matisse de Niza, se exhibirá una muestra de Shirley Jaffe, artista estadounidense que vivió en la ciudad luz y para quien la obra de Matisse fue un ejemplo determinante.

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Introspección giratoria No es azar lo que hace que la música de Spin Doctors sea tan fresca al oído de su público; el hecho es consecuencia de la libertad con la que los miembros de la banda asumen su trabajo. Turn It Upside Down cuenta con 22 temas —todos grabados en New York bajo

Mensaje negro tinto El título del último álbum de Arrested Development es en-

cabezado por un vocablo swahili cuya traducción —según los integrantes de la banda— debe definirse como "un esfuerzo colectivo para tensar el activismo en el campo cultural". Venidos del sur rural de Georgia, conocen tan bien como

Vueltas de jazz Un cambio musical reservaba el inicio de este año a la manera interpretativa de Paloma San Basilio. Con Al este del edén, esta versátil artista hispana evoca imágenes de añorados lugares e historias de la

Perdedor en la cima Empezó a tocar la guitarra de la mano de Woody Guthrie y el ciego Willie Johnson. En 1993, debutó en Los Angeles con un sello independiente llamado Bongload, y su nada ambicioso primer sencillo de 12 pulgadas fue un hit instantáneo para la radiodifusión universitaria del sur californiano. A pesar de ha-

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EXCESO OCTUBRE 1994

una tormenta de nieve— y, según sus propios creadores, se trata de un collage de transformaciones sufridas por una banda que se conoció a sí misma yendo y viniendo a lo largo de cuatro años de tour consecutivo. Este es un tributo a la preproducción: cinco canciones quedaron registradas a la primera toma. Sony.

los niggas de Harlem la cruda realidad, pero ellos no se regodean en la opresión racial; al contrario, por considerarse africanos, viven en constante disposición de sacudirse el lastre. Speech —escritor y líder de la agrupación— dice: "Se trata de crear una conciencia sin discriminaciones; actitud rapera que sólo pretende la liberación ideológica de su gente". EMI.

noche, revelados por el tono poético de la narración, preponderante a lo largo del LP. Musicalmente, se conjugan sin desavenencias aromas de jazz, suspiros de balada y reminiscencias de bolero. EMI.

ber grabado Melow Gold en los ocho canales de su propia sala, Beck figura como una de las mejores apuestas del gran sello David Geffen Record, y su estilo folk, blues, punk, hip-hop, que ayer arrastraba por bares y cafés de poca monta, le convierte hoy en el personaje alternativo de la nueva escena musical, con su nada indulgente verborrea. Rodven.


Mujeres + 15 años ABCDE del 22 al 28 de Agosto de 1994 Novelas de Lunes a Sabado 75.7%

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1Tonya Harding necesitó mu-

cho más que sus condiciones de excelente patinadora para traspasar las fronteras del deporte hasta acceder a la cinematografía. Cuando su más cercana rival, Nancy Kerrigan, fue agredida por su ex esposo en plena competencia y se comprobó su autoría, se pensó que era el fin de la deportista. Hoy en día, bajo libertad condicional, hace sus pinitos en un filme de bajo presupuesto y mu-

nes disfrutaron de todo el caviar y el champagne que estaba destinado para la superestrella. El escogió como menú para su vuelo una deliciosa chupeta y como distracción, una libreta de notas. Más tarde, en la presentación de la nueva colección de Gianni Versace, los comentarios apuntaban hacia la exagerada capa de maquillaje del prolijo compositor. Dejó pálidas a las modelos. IQue las grandes dinastías

de la moda italiana se han establecido en el mundo entero como sinónimo de elegancia, calidad y novedad

hayan sido otorgadas tres estrellas en la Guía Michelin. Ubicado en la capital de esta provincia francesa, Estrasburgo, muy cerca de la frontera germana, fue establecido en una refaccionada hacienda del siglo diecisiete, logrando un lujoso y muy sereno ambiente. 1E1 diseñador francés Jean Paul Gaultier,

creador además del brassiére en forma de cono para la celebérrima Madonna, últimamente ha estado planeando añadir a su cuerpo algo más

Alsal la a pedir de boca

cha acción. Eso sí, el de buscapleitos parece ser su mejor papel. A pesar de que los productores de Breakaway accedieron a sus exigencias de no pistolas, no sexo, la aspirante a actriz los dejó embarcados en pleno set de filmación. Sólo las súplicas la devolvieron al trabajo. 1E1 cantante de rock conocido en otros tiempos como Prince realizó un viaje hacia París vía Concorde junto a su troupé de guardaespaldas, quie30

EXCESO OCTUBRE 1994

rráneos Fendi, Gucci y Bulgari, y donde Emanuel Ungaro expuso sus diseños en su remozado local el mes pasado. Por su parte, Salvatore Ferragamo fortalece su presencia en sus espacios exclusivos para hombres y mujeres con su apertura en Trump Tower. 11,a combinación de la cocina tradicional

alsaciana y un ligero toque de sabor mediterráneo ha hecho que al restaurante Buerehiessel, bajo la regencia del chef Antoine Westermann, le

que tatuajes. Según sus cercanos, se le ha metido en la cabeza transformar su pecho con implantes, a lo que su portavoz riposta que no es más que una broma del irreverente galo. sV si de brassilre se trata, en Francia las mujeres están alborotadas con un nuevo aditamento que se le ha incluido a esta pieza. Luego del revuelo que ha causado en el mundo entero esa incómoda aunque hermosa pieza de ingeniería que se llama Wonderbra, ahora lucen expectantes ante el sostén frío que, por milagro de sus creadores, tiene en su interior un material refrigerante que corre por toda su extensión. A un costo de 45 dólares, su lanzamiento está pautado en Estados Unidos para fines de este año.


Puede que sea una solución para estas calurosas tierras tropicales. /Haití es mucho más que vudú y pro-

compartidos 1

Lo sabroso de Haití

blemas políticos y económicos que han acosado a su gente por muchos años. En Miami, una pareja estadounidense acogió a ocho refugiados de esa isla y, tras el paso del tiempo, descubrieron que podían trabajar juntos. Luego de explorar la rica culinaria haitiana, decidieron montar un colorido restaurante para las personas ansiosas de probar nuevos sabores. El Tap Tap está ubicado en South Beach, muy de moda en estos tiempos. IMás allá de la decoración, una buena comida y un impecable servicio, quienes desean establecer un local con éxito en New York se las ven negras a la hora de ofrecer algo novedoso para sus potenciales clientes. En el East Village, el restaurante Lucky Cheng's consiguió una fórmula que, hasta los momentos, le ha funcionado. Hasta el príncipe Alberto de Mónaco se quedó atónito cuando descubrió que las mesoneras son travestis que están muy dispuestos a satisfacer las exigencias de los comensales. Amy Irving, Barbra Streisand y Al Pacino también se han dado una vuelta por el establecimiento, quizás para saciar el hambre. O la curiosidad.

Rafael Suárez Cuando la pantalla sonreía aún en bicolor, Rafael Suárez daba los primeros pasos de una carrera profesional que, en mocedades, arrancó en calidad de asistencia de cámara. Veinte años después, Radio Caracas estrena De oro puro —turno al bate en horario estelar— y con el respaldo de un currículum de aciertos, desafía las expectativas de esta nueva superproducción: ;En lo relacionado con la dirección, la nueva novela marcará pauta". Concluido el esfuerzo de esta historia de ficciones, Rafael hace un alto para compartir algunos de sus gustos. El libro. Por muchos años concilió el sueño leyendo novelas de vaqueros, "de esas que salen en serie y venden en los kioscos". El disco. Areíto —Juan Luis Guerra— es sú disco de cabecera: con él enamoró a su esposa. El sitio de reunión. "En 1976 compartí ejercicio profesional, cancha y balón con el dueño de Acuarela Brasilera. Allí me siento como en casa". El lugar de vacaciones. Prefiere las playas de Bonaire porque, además de paz, la isla posee una impresionante fauna marina. "Los peces juguetean contigo como si se tratara de animales domésticos". La suscripción. Lee Marca —revista deportiva española— todas las semanas, y Exceso.

OCTUBRE 1994 EXCESO

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hermosa arquitectura religiosa colonial que evidencia la transformación de la Caracas central, el Museo Sacro es hoy una alternativa cultural en la caótica vida de los predios de la plaza Bolívar. Adosada a la Catedral, su construcción se remonta al siglo diecisiete y, según resultado de excavaciones arqueológicas, se erige en lo que fuera el primer cementerio de la ciudad. En otras épocas, sus espacios se reservaron al seminario del templo mayor hasta que el entonces presidente Antonio Guzmán Blanco decretara la extinción de esos centros de educación religiosa. Luego de variadas

remodelaciones, se decidió destinarlo a un museo, el cual abrió sus puertas en noviembre de 1993. Hasta los momentos, cuenta con dos salas de exposición reservadas sólo para artistas nacionales, una de eventos varios, una tienda de escogida artesanía venezolana y el recién inaugurado Café del Sacro. Su patio central, rodeado de columnas que mantienen intacta su esencia original y que ha sido aprovechado para la presentación de conciertos y piezas teatrales, es el lugar ideal para el disfrute de ratos de sosiego rodeado de su espléndida estructura.

Una melodiosa voz, el firme

aquellas fiestas celebradas en pueblos "hechos con bolívares", banderas tricolor, ron, liquiliqui, hallacas, cachapas. En 1990 editó Para un tiempo, su primer disco. "Vinieron presentaciones en pubs de Madrid y Sevilla, y posteriormente la oportunidad de grabar, en la capital española, el segundo trabajo: Cantos del pueblo. Tras su paso por el país, donde realizó varias presentaciones públicas, en Caracas y el interior, además de un programa con TV Guayana, se prepara para su tercera grabación, la cual espera que salga antes de diciembre y con suerte podrá sonar en Venezuela. "Es un disco sencillo, que se pudiera grabar 40 veces en Venezuela. De modo que no veo por qué no se podría editar por aquí".

Repleto de historia,

deseo de desarrollar inquietudes por los géneros folklóricos y populares, y diez años moviéndose en los círculos musicales de Tenerife, han corolado en par de discos compactos que bien se pueden adquirir en Holanda, Bélgica o Alemania. Y si todo resulta como se ha planificado —la disquera española Several Records intenta establecer contactos con algunas distribuidoras locales—, alguna vez será posible encontrarlos por estos lares. Es lo menos, pues ambas grabaciones recogen un vasto repertorio de clásicos venezolanos, más varias composiciones de la propia intérprete, "muchas de las cuales tenían que ver con la nostalgia por mi país". Es decir, parrandas, merengues, polos y demás. No era aún mayor de edad, cuando Ynarhú Silva —nacida en El

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Pao, criada en Upata, crecida en Caracas— emigró a las Islas Canarias y pronto estableció contacto con el Centro de la Cultura Popular Canaria. Junto a ellos hizo intercambios con músicos venezolanos —Cecilia Todd, El Cuarteto, Serenata Guayanesa— y de paso contribuía en el show con su propia música. Luego acentuó su fama gracias a

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11111111 Unos días antes de la presentación del así llamado Plan Corrales, el economista liberal José Toro Hardy —quien apoyó en las últimas elecciones la candidatura de Oswaldo Alvarez Paz— fue llamado a consulta en Miraflores, sin previo aviso, en gesto que denotaría una responsable acuciosidad, pero puede no haber pasado de una mera finta de demagogia palaciega. Free rider en el gobierno de Carlos An-

drés Pérez —encarnó, junto a Miguel Rodríguez y Ricardo Haussman, el fundamentalismo neoliberal—, Moisés Naim reaparece ahora en una Venezuela que, benévola, quisiera olvidarlo para siempre. Elegido en la nueva junta directiva del diario El Nacional—cuya dirección ambicionara desempeñar cuando, precavido y prematuro, abandonó el Ministerio de Fomento—, no faltó, entre sus amigos, quien comentara que éste era el primer paso en firme en una estrategia concebida con la idea de promover algún día desde las antiguas oficinas de Miguel Otero Silva las quimeras presidenciales de este aspirante a Disraeli tropical. El ubicuo y súbitamente notorio doctor Ignacio Quintana —cuya mansión de Altamira fuera allanada dos veces cuando se suspendieron las garantías— se ha llevado sus reclamos al exilio. Luego de tocar las puertas del Va34

EXCESO OCTUBRE 199 ♦

ticano, se dispone a denunciar al gobierno ante la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra. Aunque Boris Izaguirre, el otrora niño prodigio de la crónica y la telenovela, haya desaparecido de los medios de comunicación venezolanos, no es para preocuparse, aseguran sus conocidos. El retoño de Rodolfo Izaguirre, asiduo de la Cinemateca Nacional y el Nuevo Grupo cuando todavía estaba en pañales, se encuentra bien, y vivito y coleando en Madrid, donde trabaja para el canal 3 de televisión. Allá ha sido adoptado por los rutilantes Lucía y Miguel Bosé, madre e hijo, consignan, orgullosos, sus allegados. Un gran amigo de Jaime Lusinchi, el hombre de negocios Alfonso

Riverol, ha sido beligerante elemento de discordia en la violenta disputa legal entre venezolanos —compromisos, deudas e incumplimientos financieros— en el rescate del hotel Aruba Concorde. Se sabe de una escena en los tribunales arubeños que degeneró en un conato de trifulca. Una celada, apuntan amigos de Juan Carlos Escotet, para confundir al presidente de Banesco, el principal afectado. El tan esperado semanado Cambio 16 Vene-

zuela ha sido engavetado por los momentos. Se sabe de profundas desavenencias entre Nelson Mezerhane y su socio español, a quien no le toma el teléfo-

no desde hace meses. Mil novecientos noventa y cuatro ha sido terrible para José

Alvarez Stelling. No faltó en el cuadro de su caída ni siquiera la figura del traidor, encarnada en este caso por el menudo José Bouza Izquierdo, a quien el ex dueño del Banco Consolidado colocara en la cimera posición del Banco de Venezuela y de la Asociación Bancaria. En el trance amargo que le ha tocado vivir, Alvarez Stelling — quien dejó la tienda sola en plena borrasca— fue abandonado por todos. Hasta por los más íntimos. Sólo han salido a defenderlo artistas y poetas que, no del todo desinteresadamente, lamentan desde ya la dorada era del centro cultural dirigido por Rita Salvestrini, bajo la égida del sobrino de doña Margarita Stelling. También Arturo Uslar Pietri

ha sabido de amarguras este año. Decepciones en el seno de la familia, angustias económicas y una vista declinante que le dificulta la lectura. Desmoralizado, el notable escritor llegó a lamentarse: "He debido morirme hace cinco años". Las recientes polémicas en las cuales se ha enfrascado, de declaración en declaración, se comenta no obstante, le han hecho respingar bajo el peso de la melancolía y devuelto vitalidad y optimismo. LA


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María Eugenia Joya, sola voz

Mallo de castillo Emprendedora de oficio, inventora de profesión, la mujer decide abrirse horizontes en Los Roques, donde asentaría vida y sueño: un campamento ecoturístico en medio del paraíso. La felicidad terminaría para ella enseguida que Inparques le otorga la concesión. Un sinfín de desaguisados la catapulta como protagonista de delitos que no cometió, la coloca entre la espada y la pared, la obliga a renunciar a lo suyo. Saldo tenebroso en primera persona que provocó inicial asombro en El Universal. Más detalles, en esta íngrima versión

Faitha Nahmens (CONFESIONES QUE NO CONFUSIONES FRENTE AL GRABADOR, 14 DE SEPTIEMI3RE DE 1994). "Ahora lo sé: ellos

querían volverme loca; y creo que hicieron bien su trabajo. Llegué a pensar si en verdad yo no sería culpable de todo lo que se me imputaba. Cuando yo era la víctima". María Eugenia Joya, morena de contextura maciza, valenciana de 34, tercera de una prole de cinco, casada desde los 25 y madre de tres párvulos, habla recio, atropellado, sólo hace pausa cuando zozobran sus lagrimales. "Es triste", dice con rabia. "Fue como si me quitaran un hijo, antes que naciera. No sólo es la pérdida del dinero, del tiempo, es la pasión que inviertes para alcanzar tu sueño. Dos años después, cuando por fin me he quitado las vendas de los ojos y veo y me atrevo a hablar, me doy cuenta de que todo hubiera podido ser de otra manera. Pero entonces me sentía acorralada. Si no les vendía mis acciones, me aseguraban, iba a ir presa. La presión era constante. Primero para que pagara al banco y después para que vendiera mis acciones". "Fue espantoso", tiembla. "Me llamaban a la hora exacta en que solía buscar al 36

EXCESO OCTUBRE 1994

colegio a Miguel Angel, mi segundo hijo, del que estoy más pendiente porque es el más revoltoso, y me decían con precisión la marca de zapatos que llevaba ese día, en cuál aula recibía clases, hasta el color de sus interiores, que lo querían secuestrar. Me llamaban y me decían que iban a sembrarme droga. Y lo peor fue cuando me vi aquella noche en la televisión. Esa, la de la foto, la delincuente solicitada por la policía. Yo. La cabecilla de una banda de estafadores que operaba con tarjetas de crédito contra el banco Credit Lyonnais de París, que dizque distribuía aquí en Caracas, en el bar Los Pilones de Chacaíto, el suculento botín entre unos bandoleros activamente solicitados. Hasta sinvergüenza era, pues supuestamente me la pasaba con ellos en vez de dormir con mi marido. Inventaron todo eso para amedrentarme y lo consiguieron... Estuve meses sin salir, sin hacer vida social, avergonzada. Entonces solicité la ayuda de un psicoanalista que me dijo: te apagaron la luz del alma". Una del lejano oeste. O una de terror. Esta historia parece ficción pero María

Eugenia Joya, carne y hueso mediante, documentos a la mano por si no bastan sus uñas y dientes, a las pruebas se remite aun cuando ha sido la primera sor-

prendida en este entuerto que la deposita de un envión en la inopia. Amante del mar como se entiende desde niña, desde adolescente, en Puerto Cabello, en Tucacas, tiene una ocurrencia: levantar


en una del centenar de islas de Los Roques, en Crasquí, un campamento vacacional que sería su realización personal, el proyecto de su vida, la herencia de Pedro Pablo, Miguel Angel y Marta Eugenia, su saltarina descendencia. Allí trabajaría y viviría y se daría el gusto. "La idea, además de rentable, era útil y, siguiendo unas reglas, las posibilidades

eran ciertas. No fantaseaba yo con algo descabellado como traerme la luna, no. Mis fantasías se ubicaban en un área de 30 mil metros cuadrados sembrados con instalaciones adecuadas, una desalinizadora, comodidades para un atractivo desarrollo turístico con sentido ecológico". Persuadida, esta suerte de tarabilla avasallante y febril que es María Eu-

genia Joya, convence al esposo, comerciante y enamorado, a que se cuadre con el plan. En fin, siempre pasan los asuetos en Los Roques en carpa, los chicos protegen las langostas de los pescadores y, por tradición, comen sancocho al mes de nacidos. Si el Estado da la concesión, la familia en cambote cambiará de vida. Se mudará a Crasquí. OCTUBRE 1994 EXCESO

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(LADRAN LOS PERROS, 14 DE NOVIEMBRE DE 1991). "Siempre he sido opti-

mista, así que desoí las voces agoreras que me decían que nunca iban a darle el sí a mi proyecto. Fue difícil pero, después de año y medio de batallar, lo conseguí. Sin apellidos de alcurnia, por entre las mil solicitudes que se adelantaron, luego de antesalas largas e infinitas citas, y después de pagar tres proyectos diferentes hasta dar con el que se adaptara a los requerimientos ecológicos específicos, Inparques me otorgó la concesión: la número 001. El corazón se me salía por la boca. Tenía un plazo máximo de seis meses para comenzar la obra, así que no quise perder tiempo. En realidad ya había viajado por todo el país buscando los mejores materiales y los precios más convenientes. Tengo experiencia en eso porque cuando tenía 18 años trabajaba en Valencia con una empresa de construcción de viviendas de interés social de la cual fui gerente así, jovencita. Faltaba sólo el crédito, pues, y comencé a gestionarlo en Bancor". No es Bancor, sin embargo, la entidad que financia el proyecto. Aquel día, antes de llegar con la noticia a casa, toca la puerta en la oficina del arquitecto Jorge Rigamonti, cuyo estudio está en la planta baja del edificio de Prado Humboldt, donde vive. Le pregunta qué es una memoria descriptiva,

una duda que quedaba de la reunión en Inparques. El le responde que para qué quiere saber eso la vecina. "Me han dado la concesión de un proyecto en el archipiélago de Los Roques". Abrete sésamo. Rigamonti se ofrecería para ejecutarlo, se mostraría atentísimo con cada detalle y le ofrecería, a lo último, su intercesión ante José Di Mase, el dueño del Banco Construcción, "su primo". En un santiamén, pues, todo resuelto. Los 31 millones de bolívares que debía costar la obra, según los cálculos iniciales, fueron aprobados y al año siguiente, comenzó todo. (FAGOCITOSIS COMPULSIVA, DOMINGO 8 DE MAYO DE 1992). "Vi el barco y

pensé que la providencia no podía depararme un día de la madre mejor: llegaba a Crasquí el primer cargamento con los materiales para construir el campamento". Viaje que costó, ése y el siguiente y muchos más, 100 mil bolívares. Hasta que, seis meses después, "precisamente cuando Rigamonti se hace cargo de la administración", el próximo cheque asciende a 350. "Alegó que así de súbita era la inflación. Me pareció extraño pero confiaba en él, ■11101P' ._

• BANCO CONSTRUCCION ,

Caracas, 24 de abril da' 1992

Sangra* INSUMO NACIONAL DI PAINOTES (INTARQUIS) • lrea2L2,

aún". María Eugenia Joya es al momento la presidenta de la empresa Camping Crasquí Compañía Anónima, pero el arquitecto tiene ahora la autoridad sobre los giros. Así lo decide el banco, cuando se han gastado cerca de 13 millones. Rubén González y Alberto Febres, allegados a Di Mase —el último vicepresidente de Sun Chichi, empresa hotelera que ahora opera el campamento— completan el organigrama con jugosos salarios. A sus preguntas, oídos sordos, jura. Debía ocuparse de lo suyo y vaya que lo hace. Sin cobrar medio, cocina a los obreros, supervisa las obras, limpia la isla que ensucian los yateros y "las finas damas que dejan hasta las toallas sanitarias descubiertas en la arena". Las interrogantes se le atragantaban igual. No sólo en relación a los gastos de cuyos manejos no tiene idea sino con respecto a cierto silencio en torno al proyecto. "Crasquí no tenía ni tiene señalización alguna, raro si la idea es atraer turistas. Y jamás fue publicitada en prensa o televisión, sólo Alerta hizo un programa pero para denunciar el actual abandono en que se encuentra la ínsula, sobre la cual, por cierto, Peter Bottome tiene puestos sus ojos. Nunca quisieron invertir en promoción. Encargué unos afiches a unos diseñadores, Roland Streuli tomaría las fotos, y no los pagaron. Alegaron que no hacía falta, que eran caros". Se hacía más preguntas: ¿para qué servía la pista de aterrizaje que había en Crasquí cuando llegó? ¿Qué era en realidad su paraíso?

Nay astiora• Nuestros:

A traed. da la presante lea notificases, qua en Cooltd de Cridito del di. de boy, humo. *probado c la Impresa CANSINO CSASQUI, C.A•. una Lime de CrSdito por la cantidad de TREINTA I UN INILLONTS DE ZOLITAUS CON 00/100 (11*. 31.000.003,0W. la cual airé utiliud• ea la re•liueitoo de un ••tablaciaianto de alojamiento turtatice de Claras Campamento, dasaainado CANSIIIC

Sin ase e qua becar referencia. quedase. • su* grata. ordene*,

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por: ZANCO COMSTNUOCION, C.A.

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María Eugenia Joya en plan familiar Mendoza Angulo no lo podía creer

"SI ES TU MISMO ABOGADO QUIEN TE ASESORA QUE VENDAS Y TE LO REPITE, AUNQUE TE DESESPERES, LO ESCUCHAS" 38

EXCESO OCTUBRE 1994


Camping Crasquf: un proyecto biodegradable

"Necesitaba saber y ninguno de los directivos votaba conmigo para hacer mayoría, así que dirigí una carta al banco pidiendo un corte de cuenta para averiguar cuánto restaba del crédito. Descubrí que estaba rebasado: para el 15 de octubre habían dispuesto de 27.216.488 bolívares y pagado 5.354.000 por intereses; y para el 29 de abril del año siguiente, mi deuda ya es de 88 millones. Es decir, gastan la bicoca de 53 millones más en escasos seis meses. ¿Cómo? No sé. Todo era un tremendo absurdo. Yo estaba atrapada en mis propias redes. Primero, el sobreprecio del transporte; después, los honorarios de Rigamonti: 750 mil por mes. No sé en qué más se gastó tanto. No había explicaciones. Ninguna de las cartas que escribí obtuvo respuesta. Parecía que yo era simplemente alguien ante cuya ignorancia no merecía la pena reparar. ¡Pero era mi proyecto! Lo único que sabía era eso. Y que Rigamonti había deslizado una vez, me lo dijo su asistente, que él con tanto renombre merecía estar al frente de una obra de tal envergadura más

que yo, una don nadie. Aquello era una guerra declarada. No podía ni siquiera pedir que los alimentos llegaran, como antes, en cada travesía contratada para la reposición de los materiales, y tenía que ingeniármelas para hacer llegar los víveres hasta la isla". La solución llegó por fin. Simón Gandica, abogado de María Eugenia Joya —y también del Banco Construcción, detalle del que ella se entera después, cuando queda fuera de su empresa—, la convoca a una reunión urgente en el despacho del abogado Joel Meléndez Hurtado, "su padrino de promoción, le pedía la bendición". Fijos los cuatro ojos en ella, sueltan lenguas. Si no paga lo que se adeuda al momento, aquellos pesados 88 millones de bolívares, podría quedar detenida. Lo mejor era vender las acciones, aconsejan. Al momento ya ella no es presidenta de Camping Crasquí y sólo posee 40 por ciento de la cuota accionaria. En navidad, cuando se ha ido al campamento, los directivos, en asamblea a la que han invitado en avisito de prensa —no leyó María

Eugenia Joya el periódico en Los Roques—, han decidido destituirla. Sin su presencia. Por lo que no tiene derecho a pataleo. Su 40 por ciento de acciones, de otro lado, no significa tampoco mayor cosa. "Si decidían aumentar el capital de Camping Crasquí, como sugirieron entonces, mi proporción en la participación iba a reducirse a nada. Al parecer, no había salida". La Disip la había esperado aquel diciembre en el archipiélago. "Sí, armados hasta los dientes. Con granadas y ametralladoras. Dizque querían proteger el campamento de mí, que quería destruirlo. ¿En qué cabeza cabe?". Era un abrebocas de lo que venía. "En aquella reunión con los abogados yo propuse, última carta mía, comprar, en vez de vender. Un inversionista extranjero tenía interés en hacerse de unas acciones del proyecto y podría adquirir las del Banco Construcción. Eso podía salvarme: ya no le debería a la institución, pero no lo aceptaron. Yo estaba desesperada. Si es tu mismo abogado quien te asesora que vendas y te lo repite y te lo repite, aunque te OCTUBRE 1994 EXCESO

39


TAMBIEN TENIA AFANES POR EL TURISMO. LOADO EMPEÑO QUE, SIN EMBARGO, INSTALO EN LOS LEGISLADORES EL GUSANILLO DE LA SUSPICACIA desesperes, lo escuchas". Bien que se aseguraron de que hiciera exactamente eso. (SE BUSCA Y SE ENTREGA, 14 DE MAYO DE 1993 ). El noticiario estelar abrió

aquella noche septembrina —1992— con la bomba: Alexis Bolívar declara en torno a la banda de estafadores bancarios que preside la señora María Eugenia Joya. Ella en casa, acostada en la cama, no puede creerlo. Lo que faltaba. ¿Qué clase de cachetada era aquella? ¿Otra medida de presión? ¿Qué hacer? Intentará una comunicación con el ministro de Justicia, José Mendoza Angulo, quien ha estado en Miraflores hasta pasada la medianoche. "Le expuse la situación, que yo no había hecho nada y que necesitaba explicaciones. A las seis de la mañana del día siguiente estaba frente a él, en su despacho". El ministro se sorprendió entonces: ¿cómo es que una persona tan peligrosa ha pasado por delante de tantos guardias, de piso en piso, sin que ninguno se hubiera fijado? "Inmediatamente llamó a Alexis Bolívar y éste admitió que no sabía mucho de mí porque no había leído el expediente del caso en el cual, supuestamente, estaba involucrada". De ahí se dirige a la comisaría de la Policía Técnica Judicial de Santa Mónica, donde tampoco obtiene respuesta alguna. "Pero vuelven a llamar a Bolívar quien, según me confía el comisario que me recibe, pide que me dejen detenida. Sólo que este comisario no quiere hacerse responsable, pues es el propio ministro quien quiere que se aclare la situación. Terminó botado, supe después". La búsqueda de pistas sobre su propio delito la conduce ahora a los tribunales de la causa. Nada tampoco. Sólo está en el expediente de los forajidos una foto suya metida en medio de las páginas. La jueza que promete indagar le dice, a las 24 horas, que de veras no está culpada de nada y, como protección, expide un boletín que así lo certifica. "Por si acaso me paraba alguien en la calle". Sí lo hizo un policía, a quien no le bastó con el papelito que certificaba su ino4O

EXCESO OCTUBRE 1994

300 millones en un proyecto de 31? 0 se derrochó sin medida —"y no en el campamento, precisamenCanas, 10 de Ibni de 1 992 te, que está en el más completo Belfos MARIA EVOEMA JOYA DE PAREDES CAMPING CRASOIS C A abandono"— o se abultó la cifra a Ciudad.fin de justificar ante Fogade el otorEffimada amas gamiento de más y más dinero El chalo dar presea* p sintetiza los términos do mi partic pacido •n •l aoyecb y corelnicciándel canyamenao ti:ático que será realizado en isla de Crasqui del "para ponerlo a producir". Gran Atchlpiebqo de tos Raques 1.- Por Miraba» profesional matizado y be generales nutridos desde Abril estrépito: como otras instituciones de 1991, con doe anteproyedat, partictucitin en las gestiones para la eprobscibn coirepondleree y 01 desarrollo del proyecta de oonauccián de indiciadas en manejos extraños, Arquitectin, segun lo probado **luto Nacional de Papes, ti coonálnacito de loe proyectos di be ~ent res modalidades y la *wird«. de obra durara la oonstruccián, se neceará el dhu por ciento (10 X) de las ésta también tenía afanes por el tuacciones de la cambia' propbarta Pi d'arrollo tuletico 2.- Todos los gasik4 que deban realizase pera matar be proyectos esiruchra Me. ~ricos, sanearlos, de pideperno, Inclutendo be raticos correspondieras rismo. Loado empeño que, sin empon te sperviebn de la obra serán pagados a a presertecián de las rada*, °arropan:11r~ S• ha ~nido a la Pecha, este monto en Bolkara bargo, instaló en los legisladores el Setecientos Cincuenta Mil con 00/100 (Be 7S0 000,00) Sin oto particular se despide de Ud. atentamente, gusanillo de la suspicacia. Esta historia es una de las pocas que puede 111.■ ak reconstruirse con pelos y señales, r .MONtl gracias al tesón —morbo, diría el esposo de María Eugenia, angustiado de verla sacar copias y de llorar frente a las mismas después de cencia, "y tuve que acceder al martillo de perder el campamento— de una de las 20 mil bolívares". conspicuas interpeladas, la señora Joya. "Hasta que por fin entendí. Debía entre- Fue el 2 de septiembre cuando la Comisión gar mis acciones sin chistar más". El 14 de de Turismo de Diputados oyó su versión. mayo de 1993 el Camping Crasquí dejó de Enrique Núñez diría: "Yo creía en este tener que ver con ella. Amigas suyas, las tipo de proyectos, pero entiendo que éste hijas del entonces presidente Carlos Andrés beneficiaba al país, era necesario". Pérez —las conocía desde que era soltera, Parapetada en su talante, y contra todo no desde cuando quería estudiar Ciencias pronóstico, María Eugenia Joya no se rinPolíticas en la Central y sus padres no la de. Pese a que Mueble Idaho, empresa fidejan venirse a vivir sola a Caracas a los 16 lial del Banco Construcción —capital de años, sino cuando después, por haberse 100 mil bolívares, crédito concedido de quedado trabajando en Valencia sin estu- 300 millones— se haya hecho del camdiar ninguna carrera, reúne y viaja a Euro- ping. "Aspiro obtener su administración pa y vende ropa italiana, a Marta y Caroli- delegada y ponerlo a andar como es debina Pérez, entre otras clientas— arrugan el do. No es posible que funcione a medias, ceño e intercambian miradas. Aquel sustico que en temporada alta sólo se ocupen SO policial debía haber sido pagado. camas". Después que "fuí acusada de estafadora y hasta de narcotraficante" —a (GRITOS Y SUSURROS, 9 DE SEPTIEMBRE lo que ripostaba que mal podía serlo y a DE 1992 ). La periodista Lucy Gómez desla vez tener deudas trabajando en un netapa la olla desde las páginas de El Univer- gocio tan lucrativo—, de recibir cinco sal: "Camping Crasquí, por 2S carpas, 300 millones por todo —cheque 00202124—, millones". Hasta ese monto había engorda- el Congreso voltea a mirarla. "Una fiscal do la cuenta. Es la rareza que mueve a sus- me dijo que confiara en la justicia divina, picacias a quienes repasan la situación ban- único consuelo que me quedaba. Y parecaria del patio, después de la bochornosa ce que llegó: no soy prófuga, nadie me ha seguidilla de intervenciones, la del Banco intervenido propiedad alguna y tengo mis Construcción entre ellas. ¿Cómo se gastan cuentas claras".

JORGE PIGAMONTI ARQUITECTO

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Esta Historia Continuará...


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astaron 23 días para llegar a una conclusión. Ni más ni menos. La decisión, antipática y dura, por demás, resultaba inaplazable. El encargado de tomarla —lo sabía— sería crucificado por las masas, de usual en fila cerrada con aquellos de apariencia desvalida ante —en este caso— el poder omnipotente del Estado. Mas, no había salida. Aquella resolución pondría, de un solo tajo, fin a 62 años de erradas prácticas administrativas, dos de infructuoso intento de reestructuración y, en total, a 64 de "conquistas laborales" que, sumados, se traducían en una pesadísima carga para la "pionera de la aviación civil venezolana". De no proceder, cavilaba el recién estrenado presidente de Aeropostal, Efraín Roosenfeld, no habría forma de parar aquella hemorragia de pérdidas de 400 millones de bolívares mensuales —promedio. Las negociaciones entre sindicatos y directivos estaban estancadas en las arenas movedizas de la intransigencia. Sin temblor de pulso apretó el botón rojo: el 31 de agosto, todos a una, dejaron de ronronear los motores de los aviones de la Línea Aeropostal Venezolana (LAV). Cerrada. Fue un movimiento, además, inesperado. Tras una estrategia de ataque sostenido, de pliegos de peticiones contractuales, de demandas ante los tribunales del trabajo y solicitudes de averiguaciones penales contra los directivos de la aerolínea, aquel gancho al hígado gremial llegaba como una bola curva a toda velocidad: dejaba a los trabajadores con el bate al hombro. Y es que, amparados en el argumento de las 2.800 vacantes que ocasionaría la liquidación de la empresa, nunca imaginaron los representantes laborales que sobrevendría, imperiosa, la clausura de la santamaría. "Es que Aeropostal era como la plaza Bolívar, que siempre ha estado ahí y nadie se imagina el país sin ella", diría, fuera de combate, un trabajador. Pero los encargados de enderezar las finanzas públicas sí podían concebir la idea de zafarse de un déficit acumulado en pérdidas operacionales, al 31 de mayo de 1994, de 4.400.053 millones de bolívares —amén del desaguadero de cuatro

centenas de millones mensuales— que, aun acogiendo la propuesta de los sindicatos —introducida el 10 de septiembre— de reducir los gastos operativos en 60 millones mensuales por medio de ajustes en algunas cláusulas de la contratación colectiva, dejaría, mes a mes, un saldo en rojo de 340 millones. El 20 de mayo, un fallido intento de privatización, que le habría costado el cargo al frente del Fondo de Inversiones de Venezuela al otrora defensor de la propiedad comunitaria Abdón Vivas Terán, había dado al traste con las esperanzas de la recién encargada administración Caldera de llevar a buen término el proceso y endosarle a un inversionista privado aquella compañía que engrosaba el ya galáctico hueco fiscal. Crónica anunciada de un fracaso, ya la firma consultora Núñez, Urbani, Segall & Asociados había advertido antes de la subasta que "una parte importante de los probl e mas de productividad se originan como consecuencia de las restricciones impuestas en los contratos colectivos, que les permiten a los dirigentes sindicales tener una injerencia significativa sobre la administración de la empresa". Esta situación, de acuerdo con la consultora, colocó "a LAV en desventaja ante sus competidores, siendo una de las principales causas de su actual crisis financiera. También pone en peligro el proceso de privatización, ya que los potenciales compradores conocen las dificultades que enfrentarán al tratar de modificar sus qperaciones, dadas las restricciones impuestas por los contratos colectivos y el poder de los sindicatos sobre la administración". Ya desde finales de la década de los ochenta se habían paralizado las discusiones sobre contratación colectiva debido a que los representantes laborales se negaban a revisar sus "éxitos" en razón de que eran derechos adquiridos. Y sin reformular los acuerdos suscritos, los empleados —aeromozas, pilotos y personal de tierra— lograron, bajo amenaza de huelga, varios aumentos salariales así como de otros beneficios más. Tratando de evitar el paso a manos privadas, fijado como el primero de varias empresas no rentables en el cronograma del gobierno= OCTUBRE 1994 EXCESO

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del líder del chiripero, introdujeron un intento de nulidad del proceso por ante el Tribunal IV del Trabajo, el cual negó el recurso de amparo. No se quedaría ahí el episodio: sin detenerse en miramientos, considerarían que, de venderse Aeropostal, eso representaría un cambio de patrono, por lo cual se haría efectiva la cláusula que garantiza el pago de prestaciones sociales, por parte del Estado, hasta por el cuádruple de su monto. Los pasivos laborales, ubicados en seis mil millones de bolívares, se multiplicarían —con cargo a todos aquellos que pagan impuestos para tapar el déficit fiscal— para alcanzar los 24 mil millones. Ante ese panorama, los grupos interesados en adquirir la aerolínea viraron 180 grados de rumbo. Los 60 millones de dólares, fijados como precio base para las ofertas, resultaban onerosos a la hora de enfrentar no sólo a los gremios, sino también al encarar el que de ese monto básico serían deducibles únicamente unos 20 millones de dólares correspondientes a las pérdidas acumuladas hasta el día de la

y coleados, amén de gerentes, trabajadores, personal de confianza, observadores y hasta Henry Lord Boulton, presidente de Avensa, esperaban ansiosos el resultado de la subasta. A las 10:15 de la mañana, en la sede del FIV, en Carmelitas, con la sola participación de los representantes de American Airlines, Aces y Progreso Mercado de Capitales y bajo la mirada expectante de la galería, los encargados de llevar adelante la subasta abrieron los sobres. Uno a uno, el desencanto: Continental Airlines, en una carta suscrita por David Grizzle, vicepresidente de negocios internacionales, consideraba inaceptables las condiciones en que se ofrecía la compañía; Aces se abstenía de presentar oferta alguna; American Airlines, tras exponer un detallado informe sobre sus razones, retiraba sus fichas de la mesa de juego; Progreso Mercado de Capitales, ante la huida de potenciales inversio= nístas extranjeros, optaba por seguir el ejemplo. En un minuto se derrumbaron las esperanzas: Aeropostal, sin compradores, quedaba a la deriva.

historia de la línea aérea pionera de la aviación civil venezolana. Iría con los pilotos el hijo del benemérito, Florencio. No sería sino hasta el 15 de abril de 1930, sin embargo, cuando oficialmente comenzaría sus operaciones en estas rutas la aerolínea que luego habría de naturalizarse venezolana. Ciudad Guayana y Maracaibo serían los destinos escogidos al término de aquellas travesías inaugurales. Bombos, platillos, agasajos y música ofrecieron los entonces presidentes de los estados Bolívar y Zulia, Silverio González y Vicencio Pérez Soto, respectivamente, a los ungidos con el favor de ser los primeros en predios patrios en remontarse, lite-

Cuarenta y siete muertos. Horror que para los balances significaría abandonar por un año el saldo negativo por cuenta de la indemnización del seguro subasta, mientras, de acuerdo con un informe del FIV, las pérdidas de LAV en 1993 habían sumado la bicoca de 64 millones de dólares. De los nueve grupos precalificados —American Airlines, Air France, Avro International Aerospace, Aerolíneas Centrales de Colombia (Aces), Continental Airlines, Iberia, Consorcio Italo-Venezolano, Progreso Mercado de Capitales y Sociedad Financiera Unión— para optar a la adjudicación accionaria de 80 por ciento de la aerolínea, sólo tres concurrieron a la cita y un cuarto envió una misiva declinando su participación. Una calma cortante, áspera, anegaba el auditorio. Partes interesadas, invitados

M

as los cielos nublados de techo bajo no son ni mucho menos una novedad en la hoja de servicios de LAV. Numerosas son las horas inciertas, los rumbos extraviados que ha enfrentado desde que, embalado en un barco, llegó a los dominios de Juan Vicente Gómez el primer avión comercial de la Compagnie Generale Aeropostale Franlaise. Finalizaba el año 1929. El pequeño objeto volador, plenamente identificado, era un Potez de ocho plazas, armado en los hangares de Maracay. Con aquel arribo, consagrado con un vuelo inaugural sobre Magdaleno, San Francisco, Villa de Cura, Cagua y Turmero, se iniciaría la

ralmente, a las alturas. Sin contratiempos transcurrirían los tres primeros años de operaciones. Sin accidentes, mejor dicho, pues económicamente la oficina venezolana no era rentable, pese a que las rutas se habían ampliado a Guasipati y Tumeremo. La casa francesa solicitaría un subsidio de 30 mil bolívares para cubrir el saldo en rojo, si no, cerraría sus actividades en el país, pues no estaba dispuesta a continuar sobrellevando aquella carga. Florencio Gómez Núñez no estaba preparado para ver desaparecer en lontananza aquel proyecto que le había entusiasmado desde sus inicios. En su cerebro se abriría paso la idea de que la patria po-


seyese su propia empresa de aviación comercial, antes que prestar auxilio con los dineros de las arcas públicas a una empresa extranjera. Tras asesorarse sobre la conveniencia de su aspiración, se presentó, recaudos en mano, ante su padre. Zamarro, el general acogió con gusto la iniciativa, y recomendó a su vástago manejar el asunto "con mucho cuidado, para que no perdamos esta oportunidad", según consigna en su libro Mis apuntes sobre la aviación venezolana el mismo Florencio. Hijo de su padre, no desmentiría la herencia y con suma astucia sortearía el obstáculo de la resistencia de la alta gerencia en Francia, ofendida

(Izquierda) Roosenfeld, heredando el muerto (Arriba) Caldera mira al cielo (Abajo) Vivas Terán voló a Colombia

con el gobierno venezolano por su negativa de subvencionar a la aerolínea, a negociar con el Ejecutivo nacional. Haciendo fintas legales, lograría que la nación adquiriese, indirectamente y a través de una cláusula de opción a compra, "todas las pertenencias de la compañía, desde las unidades de vuelo hasta las oficinas y derechos", indican sus apuntes históricos. La negociación se concretaría al fin el 1° de enero de 1934, tras casi un año de conversaciones, por la suma de 280 mil bolívares, monto que se acordaría tras un accidente a finales de octubre de 1933, y que haría reconsiderar a la casa gala su precio inicial de 1.200.000 mil francos france-

ses. Cambiaría la aerolínea su nacionalidad y sería rebautizada bajo el nombre de Línea Aeropostal Venezolana, adscrita al Ministerio de Guerra y Marina. Con esta nueva denominación comenzaría, bajo la tutela del Estado, a otear otros horizontes. Nuevas rutas se incorporarían al itinerario. La nómina, a su vez, se iría engrosando con contingentes de pilotos militares. Hasta la muerte del bigotudo mandamás todo iría con viento de cola, e incluso se harían planes para ampliar el exclusivo y excluyente mercado local, abriéndose hacia Europa. Pero llegaría para el dictador la hora de no ser ya de este mundo y los planes de Florencio, quien se mantenía al frente entre candilejas, se verían frustrados. Durante el gobierno de Eleazar López Contreras, el tráfico aéreo comercial comenzaría a distenderse y ya bajo el mandato de Isaías Medina Angarita la casa Boulton, asociada a la Panamerican, conseguiría la licencia para el funcionamiento de una nueva línea de aviación comercial que llevaría por nombre Avensa. Había nacido la competencia y el duelo era desigual. Ya entonces el amiguismo y la burocracia se enseñorearían en la línea estatal, prebendas e indisciplina redundarían en el relajamiento de la calidad del servicio. Aeropostal se estancaría ante su rival y sobreviviría gracias sólo a lag transfusiones del rico maná fiscal. En 1960, se quiebra el monopolio sobre las rutas internacionales, que compartía con las compañías extranjeras, en virtud de la reciprocidad del tráfico aéreo entre puertos locales y foráneos. El servicio hacia extramuros había sufrido el mismo deterioro que el interno. En la época del jet, Aeropostal seguía operando naves a pistón y sin intenciones de reemplazarlas. El gobierno, en medio de un clima de inestabilidad política y de estrecha situación económica —que incluso llevaría al entonces presidente Rómulo Betancourt a rebajar los sueldos de los funcionarios públicos en diez por ciento—, decidió, entonces, prescindir de la división internacional de la aerolínea. Para solventar la falta de una empresa nacional de aviación comercial que cubriese rutas internacionales buscaría la incorporación de capital

privado —de los Boulton, a través de Avensa— en una nueva compañía: Viasa. Mientras, LAV quedaría circunscrita a volar dentro de las fronteras patrias, y sólo años después retomaría rutas hacia Estados Unidos y el Caribe. Entretanto, los números rojos no abandonarían, año tras año, el balance de Aeropostal. Sólo en 1991 acusaría ganancias, gracias —paradójicamente— a un trágico accidente. El S de marzo de 1991, el DC9-30, matrícula YV23C, de la línea alzó vuelo desde Maiquetía rumbo a Santa Bárbara del Zulia. Imponderables mediante, el piloto, quien, de acuerdo a fuentes internas de la empresa, había fallado en algunas de sus evaluaciones técnicas, pero se mantenía volando en virtud de la cláusula 37, literal D, del contrato colectivo —de ser aplazado en cualquiera de las fass del entrenamiento el empleado podrá revisar su evaluación y optar a un nuevo examen tras el cual, de ser nuevamente reprobado, "LAV le comunicará por escrito las causas del aplazamiento y le concederá la opción de optar entre continuar prestando sus servicios, limitado a la posición que estuviere ejerciendo antes de su entrenamiento, o retirarse de su empleo sin causa justificada", actual propuesta para su modificación—, perdió el rumbo y fue a estrellarse contra el Páramo Las Torres, en Trujillo. Cuarenta y siete muertos y ningún sobreviviente. Horror que para los balances de la compañía significaría abandonar por un año el saldo negativo por cuenta de la indemnización del seguro.

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a pregunta merodea, capciosa, buscando un culpable. ¿Quién quebró Aeropostal-? Los índices se entrecruzan acusadores: los sindicatos culpan a la directiva, al gobierno y a una conspiración entre capital privado e intereses dentro de los organismos públicos, en aras de favorecer la aparición de un monopolio —liderado por Boulton con el binomio Avensa-Servivensa— bajo cielos abiertos. Los directivos de Aeropostal y el FIV, por su parte, señalan a los gremios de mantener una posición intransigente en cuanto a ciertas cláusulas —18— de la contratación colectiva que tm OCTUBRE 1994 EXCESO

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requieren modificación para hacer viable la privatización y, aunque en manos ajenas al Estado, mantener la aerolínea abierta. El arribo de Carlos Andrés Pérez a su inconcluso segundo turno al bate marcaría el inicio de las gestiones para privatizar la aerolínea. La crisis no era nueva y se agravaba con los días. En 1992, tras la renuncia de Rafael Santana Barrios —sobrino de Gonzalo Barrios—, Andrés Duarte, venido del sector privado, acepta el reto de reestructurar la empresa con vistas a su posterior venta. No contaría con el poder de los gremios que, pese a que hoy le señalan como artífice de un complot para deteriorar a la compañía, a principios de 1993 le harían un reconocimiento público por haber llegado a un acuerdo con pilotos y aeromozas que amenazaban con paralizar las operaciones de la empresa de no lograr un aumento salarial. En busca de oxígeno financiero para poder cumplir con las demandas de los trabajadores y cubrir obligaciones previamente adquiridas por la empresa —unos 14 millones de dólares en deudas

el cuestionamiento que sobre la capacidad del presidente de la aerolínea para realizar este tipo de operaciones hace en este momento el comité intergremial. A la par, se obtuvo del FIV un fideicomiso por 700 millones de bolívares, con el cual se pagaron deudas vencidas. Entre febrero y marzo Aeropostal estaba medianamente al día, pues hasta Lagoven le había cortado el crédito por acreencias por el orden de 300 millones de bolívares. Para recortar gastos, tres aviones más, dos de configuración bussines —asientos de cuero y cupo limitado a 157 pasajeros—, que costaban a la compañía 210

otra especie, o a personas particulares, servicios de pilotos de aviación civil y otros técnicos", y no fungir como aerolínea— con tarifas atractivas por debajo de aquellas de Aeropostal, impidiendo a ésta aumentar las suyas a la par de Avensa, sería el eje de una política de estrangulamiento que mermaría sus ingresos. Y la guinda: la eliminación de rutas rentables y los cambios de itinerario. La cuestionada creación de 28 gerencias sería, en contrapartida, otro intento de recortar los gastos. Un diagnóstico del departamento de Relaciones Industriales e Informática reveló un exceso de supervisores en distintas áreas, que cobraban sueldo básico más un sobretiempo que, en algunas ocasiones, llegaba a sumar "tres veces más que el salario base", rastrea uno de los encargados de la investigación. Se recomendó crear gerencias, con sueldos menos ambiciosos, elimiminando las supervisiones y sus correspondientes erogaciones complementarias. El cambio fue aprobado por la junta di(Izquierda) Carlos Bemárdez, matador (Derecha) Una proyección

Hasta Lagoven le había cortado el crédito por acreencias de 300 millones vencidas—, y debido a que ésta no contaba con recursos, mientras los créditos solicitados al Congreso dormían el sueño de los justos y la Ley de Crédito Público prohibía el endeudamiento de Aeropostal, se decidió la venta de activos: dos aviones MD-83, cuya licitación ganó Vestcorp Partners, filial al grupo Consolidado, bajo la figura de venta con arrendamiento posterior (sale & leaseback), "una operación muy común en el mundo del tráfico aéreo", según apunta un entendido en el negocio. La operación fue aprobada por el Ministerio de Transporte y Comunicaciones y el FIV, los dos accionistas de Aeropostal —lo cual invalida 48

EXCESO OCTUBRE 1994

del Inconsciente laboral

mil dólares mensuales, junto a otro, de unos 180 mil dólares al mes, de la flotilla de seis MD de Aeropostal, fueron devueltos entre agosto de 1992 y enero de 1993, y sustituidos por tres DC9-51, por una renta básica de 63 mil dólares mensuales. El aumento del precio del combustible de 0,75 céntimos a nueve bolívares el litro fue otro golpe bajo para las finanzas de la compañía, que vio aumentar sus erogaciones de dos a 28 por ciento. Sumado a esto, la aparición agresiva de Servivensa —registrada desde 1978, y cuyo objeto principal, según documento constitutivo, sería "suministrar a sociedades o empresas mercantiles, de transporte aéreo o de

rectiva pero, "cuando nos dimos cuenta del error que significaba anunciar la creación de 28 gerencias nuevas, los cajones del organigrama quedaron vacíos. Se nombraron en total cuatro o seis gerentes, y eso consta en actas", añade el funcionario.

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legaría la tan esperada hora de la privatización, con su decepcionante desenlace. Tras aquella deserción masiva de posibles salvadores, el organismo encargado ce llevar a cabo la reorientación administrativa de las empresas estatales se debatía en la disyuntiva de continuar sosteniendo indefinida-ca


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mente a la empresa —hasta que pudiese llamarse a una nueva licitación, una vez se corrigiesen sus problemas estructurales y se lograse modificar 18 cláusulas del contrato colectivo— o cerrarla y proceder a su liquidación. El entonces presidente del FIV, Abdón Vivas Terán, saldría apresuradamente del cargo y sería sustituido por un hombre de banca, acostumbrado a buscar saldos positivos y no a mantener déficit crónicos: Carlos Bernárdez. Cuatro meses más transcurrirían en el estira y encoge de laberínticas negociaciones. En el ínterin, otra baja: Andrés Duarte renunciaría el 29 de julio de 1994. No se haría esperar el golpe de los sindicatos, que pedirían la apertura de una averiguación por malas prácticas administrativas en el Tribunal Superior de Salvaguarda. No olvidaban la denuncia introducida ante tribunales penales por el entonces presidente de la aerolínea contra varios directivos sindicales. "Fue cuando la gerencia de seguridad descubrió que había un fraude con pasajes en Maiquetía. Nadie tomó en serio la

la 66 del contrato del Sutac, que establece que "cuando un trabajador a su servicio (de Aeropostal) corneta un error involuntario, por facturación, venta de boletos o cualquier otra circunstancia que amerite descontarle al trabajador su valor", la empresa conviene en "participárselo en un plazo no mayor de seis meses, ya que pasado dicho lapso el trabajador no reconocerá ninguna nota de débito por estos conceptos". Tras la crisis del 20 de mayo, cuando la licitación quedó desierta, se revisaron los dos puntos débiles de la oferta: el precio y la contratación colectiva. Se iniciaron las conversaciones con los sindicatos

Se descubrió que en un locker de Maiquetía tenían troqueladoras y pasajes forjados denuncia que se hizo ante el tribunal penal excepto éste, que cuatro meses más tarde dictó auto de detención contra siete directivos del Sindicato de Trabajadores de Tierra (Sutac). Ellos tenían derecho a un cupo determinado de boletos que no respetaban; entonces mandaban cartas forjadas a Aeropostal, pidiéndolos. En nueve semanas agotaron la cuota de un año. Además, se descubrió que en un locker de Maiquetía tenían máquinas troqueladoras y pasajes forjados", relata uno de los investigadores del caso. Un experto en los contratos colectivos añade que este tipo de prácticas, y otras más, encuentra piso en cláusulas como SO EXCESO OCTUBRE 1994

ciento del Estado. El financiamiento del paquete accionario de los trabajadores se obtendría "capitalizando reducciones en los ingresos y otros beneficios previstos en el actual sistema de contratación colectiva", lo cual significa que las conquistas en términos económicos no serán eliminadas, sino capitalizadas para la adquisición de acciones de LAV. Adicionalmente exigen la reapertura inmediata de la empresa y la dotación de un capital operativo por parte del Estado para financiar el funcionamiento de la misma durante seis meses "como mínimo" y la "negociación de un nuevo esquema de contratación que genere ahorros capitalizables garantizando los beneficios contractuales fundamentales". El juego está trancado. El Estado no tiene intenciones de ceder, como lo ratifica la carta del 13 de septiembre del presidente del FIV a los sindicatos, en la cual señala que "no existen razones para reabrir las operaciones de LAV, ya que continúan vigentes los motivos económicos y de seguridad que obligaron a la suspensión de actividades", y aunque según el capitán Javier Puig, secretario suplente de reclamos de la Asociación Nacio(Izquierda) Duarte hizo el intento (Derecha) Con Pérez comenzó la privatización

y la Confederación de Trabajadores de Venezuela para tratar de ir a una segunda ronda de privatización. "Se dio un plazo de dos semanas para que los gremios analizaran la proposición de la empresa. Pasaron dos meses y medio, y no se pudo modificar ni una sola de las cláusulas", explica Bernárdez. El sindicato de pilotos, apoyado por líderes de la Causa R —que tiene su piso político y financiero en Sidor, la próxima empresa en la lista de privatizaciones—, introdujo una propuesta para convertir a LAV en una empresa de capital mixto, con 51 por ciento en manos de los trabajadores, 24 de capital privado y 25 por

nal de Pilotos, "es más costoso mantener la empresa cerrada que abierta", para Carlos Bernárdez la cuenta no es la misma. Por su parte, los gremios tampoco muestran disposición de dar su brazo a torcer, pese a que ello implique la pérdida de su fuente de empleo. Tienen aún el recurso de una huelga masiva de las empresas del Estado, apoyada por la CTV, corno medida de presión para la reapertura. Mientras, sostiene el presidente del FIV, "la compañía, desde el punto de vista financiero, está técnicamente en quiebra", y en el horizonte aparece la posibilidad de declarar la bancarrota. Entonces el pugilato no tendrá vencedor. i


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El culto al producto "sano", "auténtico", "natural", nacido en el seno de la nouvelle cuisíne, no debe hacer olvidar que el arte culinario sigue siendo, por encima de todo, una alquimia. Que la evolución de las técnicas y la mezcla de las tradiciones confieren al chef toda su preeminencia. Y que el logro de un plato es lo que da sentido al ingrediente, y no a la inversa

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¿Es LA COCINA UN ARTE? En tanto que modo genuino de expresión estética capaz de representar a un pueblo y su cultura, sí, la cocina es un arte. Al igual que la pintura, la música, la literatura o el cine, sus artistas la viven como tal, con orgullo, humildad, duda y pasión. Unos artistas que extraen su inspiración de una tradición y de una memoria colectiva, pero también de una visión, de una audacia y, sobre todo, de un conocimiento muy intuitivo de los ingredientes que utilizan. Trascendido su papel de primera necesidad, la cocina, con sus juegos de olores, sabores y texturas, es un arte cuyo único objeto es hacer sabrosos los alimentos que, de no ser así, no ofrecerían ningún interés al paladar. Su expresión hoy en día es víctima de la pobreza de un discurso que sólo se interesa en su función social y comercial, en la edad del capitán —especialmente, la potencia de su barco—, y ese discurso se ha ido desplazando hacia el producto, convertido en la palabra mítica cuya vocación mediática, gracias a la intermediación de ingeniosos lobbies de mercado, no debe ser ajena a nadie: ¿habrá quien quiera realmente rebajar el arte culinario al rango de pavo de concurso agrícola? Este novísimo culto del ingrediente magistral viene a recordarnos la evidencia de que la banalidad y la frecuencia de la comida permiten a cada uno de nosotros apropiarse de un lenguaje que nace de nuestra memoria afectiva, olfativa. Pues, justamente, si algo buscamos en nuestros platos son los olores, y la calidad del producto no jerarquiza la emoción: desde la mantequilla untada en el pan recién salido del horno, o la mermelada fresquita, hasta el estofado de legumbres con tocino, la memoria provoca la glotonería. Aquel que es capaz de poner a cantar los perfumes de un róti o de un buen estofado, no se deja obnubilar por un pedigree o una etiqueta. La buena cocina es musical. Traduzcamos esa música. Este culto nos recuerda asimismo que nuestra larga y rica tradición culinaria, protocolar y dogmática, no siempre halla su equivalente en términos de perfume —para la melodía— y de gustos —para la armonía. Sin embargo, para comenzar, resulta indispensable saber por qué un conejo sin vino blanco no tiene en estricto 52

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sentido el sabor del conejo; por qué un cordero sin ajo no es lo mismo que cuando lo tiene, y por qué una coliflor sin nuez moscada resulta insípida. Por qué cierto tipo de champignon sin escalonia parece soso y en cambio una seta no. Por qué la papa hace mejor alianza con un queso reblochon, incluso pasteurizado, que con un saint-maure, aun si es artesanal. ¿Será necesario seguir anclados en la reverenciosa "cocina gastronómica"? Como en música, existen acordes perfectos y "armónicos naturales", tiempos y ritmos, que no tienen nada que ver con el dogma, la creación o la tradición, y nosotros disponemos de los medios para hacer hablar la cocina a través de ellos. Este culto nos recuerda sobre todo que la cocina experimenta su más grande y fulgurante mutación histórica como consecuencia de la llegada —desde hace unos 20 años— de refinadas tecnologías de cría, de transporte, de producción, de conservación y de... información. Esta mutación no se produce sin ocasionar traumatismos con respecto a los "valores" y la psicología moderna del gusto. Una generación que ha conocido el hambre, las granjas, los hornos y las cocinas de carbón, los pisos de tierra y las neveras de madera se codea con otra que conoce la abundancia, el microondas, el teflón, la inducción, la congelación, el empaque al vacío, la electrónica y todo aquello que al fin y al cabo contribuye a que la cadena alimentaria permita nutrir mejor y más rápidamente. Esto cambia todo: ya no son necesarios los interminables hervores o estofados para podernos expresar, y el genio culinario francés trasciende poco a poco las salsas para acceder a una gama aromática más amplia. Por ejemplo, aquella que resulta de un trozo de pescado cristalino o apenas cocido; de las habas crujientes, perfumadas con un tomillo bien verde; unas hojas de espinaca que se pueden saborear apenas salteadas algunos segundos, sin necesidad de hervor previo, o incluso las hojas frescas de cilantro o de estragón que se pueden comer en ensalada. En eso consiste la nouvelle cuisine de hoy, tan grata al olfato, que se prepara en un momento, que consideramos "natural" y "ligera". Actualmente los juegos de cocina son más variados, más rápidos y más sanos: no hay por qué quejarse. Ese culto del ingrediente nos recuerda, en fin, que la mesa es


un lugar de vida que agudiza el síndrome de la pertenencia y de la diferencia: en momentos cuando el foie-gras, el bogavante y el caviar se venden en cantidad y al alcance de todos, el origen del ingrediente establece la distinción social que la cocina también alimenta. Si bien es cierto que la cocina, por razones de estado civil, extrae su identidad del producto, también es cierto que debe evitar las trivialidades de sus gacetilleros que la practican como otros el populismo embaucador ("el verdadero y simple ingrediente, naturalmente sano y auténticamente estrella") u otros, el integrismo amenazante (sin él no hay salvación posible). Como lo señala con talento Jean Francois Albert en su Genio de los sabores, uno suele hacer una coartada a la pereza para justificar por ella misma la calidad de un plato como señal de pertenencia a una casta gastronómica santificadora. Reducir la cocina al ingrediente es mezclar todos los géneros en un gigantesco caldo de media mañana, impotable. La cocina, para ser deliciosa, no debe contentarse con seguir lecciones de sociología aplicada, efímeras. Su naturaleza es su música; imperturbable, plantea siempre la misma pregunta: ¿cómo hacerlo bien? La etiqueta no basta para responder y, para decirlo de una vez, sólo ayuda en parte a la respuesta. Pronto será un lugar común decir que la creación es el corazón de la cocina, hecha de mezcla y de impregnación. El cocinero es un alquimista. Con un huevo (de gallina), leche (de vaca), azúcar (de caña) logrará una crema suavemente untuosa. Con carne molida, a la cual añadirá especias y condimentos, elaborará un sa-

broso misterio. De mantequilla, harina y levadura resultará una deliciosa torta. Un ave con bastante grasa trabajada con amorosa paciencia será todo lo que necesita para un pollo horneado y una salsa ensoñadoramente perfumados. Y así como es natural que el músico encuentre su instrumento, el cocinero encontrará su producto, el propio, aquél que lo inspira y que le procura la gracia para nuestro mayor placer. Así demostrará que cuando el plato es delicioso, el ingrediente tiene un sentido. No al contrario. Nuevos materiales y materias aligeran, simplifican, aceleran y valorizan la cocina a favor del aroma. Gracias a ellos, el ingrediente se reconoce ahora mejor que antes. Se entiende así que los adjetivos verdadero, simple, natural, auténtico, complicado, sofisticado y otros indebidamente aplicados resulten tan poco calificativos cuando se trata de obsequiar a los invitados. A Dios gracias, éstos no los toman en cuenta; pero en cambio constatan el talento del chef, guardián de nuestro instinto olfativo. Cuando llega la comida, los sentidos se despiertan: ¡bravo para el artista! Según las tendencias, nuestra Gran Cocina Francesa sigue creando, más volcada hacia las fantasías aromáticas que hacia el engorde de ganado. Pero eso ya es otra historia.

Traducción de Valentina Marulanda * Che f-restaurateur de La Table d' Anvers en París

(Al 1 (Al HORMA CON mUCUCI 11E5, 1E9111(10 1_05 ANC,1115 P14 LOCAL 5 Y6 LAS MERCEDES CARACAS, I LLEFONOS 751.80.28 751.11.84

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Se vomitan en el sueño americano, ¡Graban s Venden a la industria del entretenimiento cad' I

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n tajo definitivo en la entrepierna y ¡zas! estrellato asegurado. Se recuperó indemne del miembro rebanado, sacó provecho al juicio y ahora John Wayne Bobbitt firma autógrafos a sus seguidores, recuenta todos los días la pila de billetes que entran en su bolsillo y cabe la posibilidad de que, al igual que su tocayo y uno de los más preciados mitas y modelos de imitación estadounidenses, se convierta en luminaria de cine. Bobbitt encarna el arquetipo de hombre exitoso en los noventa. O, dicho de otro modo, no es más que un depurado ejemplar de la galopante, decadente y en boga corriente White Trash. Contrajo una deuda, así bien lo sabe, con el filoso cuchillo y la lunática ecuatoriana que, en un arranque de ira, se atrevió a escamotearle la virilidad. Aquel milagro, ocurrido de la noche a la mañana —literalmente, de la noche a la mañana—, sería la consecuencia de una bronca entre este fortachón y tatuado soldado de la clase media y su también famosa esposa, Lorena. A partir de ese momento —tomar en cuenta que perdió el juicio— quien hasta entonces era popular en la cuadra tan sólo por sus salvajes hábitos en la cama observaría al mundo desde el trono de su inmortalidad: el capado reconstruido es hoy la imagen de un novedoso protector para penes fabricado por Klimax Corporation; negocia con Playboy una sesión de fotografía erótica junto a su ex prometida, la bailarina Kristina Elliott, y recién, rechazó la oferta de un millón de dólares por protagonizar una película pornográfica. También ha dedicado buena parte de su tiempo en complacer a su numeroso público. Love Hurts es el enorme tour organizado por la gente de John Wayne Bobbitt —se pasea una y otra vez, canal por canal— y en él se juega Stump the Bobbitt, un concurso en el cual confronta preguntas y chistes sobre aquel tan escabroso asuntillo. Luego —un souvenir para las amas de casa— se dedica a estampar su firma sobre las hojas de cuchillos de cortar carne.

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cuales la nación se define a sí misma. De Este fenómeno modo que si en los años sesenta la devoción por el amor y la paz de los hippies dejó su potencia la estampa indeleble, espontánea autenticic ad y en los ochenta se desencadenó la fupor el dinero y el poder, ria de los yuppies de la pobreza embutidos en Armani, ahora un nuevo estilo de comportamiento, del cual no escapa no sólo ni el propio presidente Bill Clinton, cobra vigor acelerado y esclaviza al territorio. económica; Esta década, los noventa, se decreta como del White Trash (Basura blanca). también moral, la era No se refiere esta etiqueta al consabido reinado de la cocaína, aunque bien se la estética, pueda encontrar rondando por ahí. Tradicionalmente el término ha referido a un conceptual fenómeno de tinte racial, social y económico: la tacha ha sido aplicada a la alguna e intelectual. vez minoritaria clase blanca estadounidense en condiciones de pobreza y que ha Ver tele crecido en forma desmesurada (de 17.3 millones calculados en 1980, subió a 24.5 en sostén millones en 1990). El origen de este concepto, no obstante, se remite en el tiempo a y pantaletas los años sesenta, y designaba en principio a

El triángulo del desliz, la zancadilla, la marramucia

a historia de Estados Unidos se puede considerar como una colorida caravana de épocas signadas por figuras, modelos e ideas dominantes, las cuales, dadas por igual nociones de carisma y agresividad, se insertan en la imaginación popular de los pobladores, estremecen cimientos y, durante un período definido de tiempo, se convierten en los nortes por los

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sectores de la población ubicados al sur. De acuerdo al pensador conservador Charles Murray, "los blancos euroamericanos son el grupo étnico con la mayor cantidad de personas en estado de pobreza extrema, más niños ilegítimos, más mujeres cabeza de hogar, más hombres desempleados y más arrestos por serios crímenes". No obstante, visto esto como modalidad, lo alarmante de la definición es la difusión a toda una sociedad de una serie de actitudes, comportamientos, gustos y hábitos de esta clase rural y urbana como estereotipo a seguir, a través de la explotación masiva de figuras como Roseanne Barr —"la única razón por la que no asesiné a mis padres es porque no deseaba desperdiciar mi vida en la cárcel", "no me entristece haberme divorciado, lo que me entristece es no ser viuda"— y John Wayne Bobbitt. Al modelo en cuestión se le puede hallar en todos los sectores de la vida nacional de Estados Unidos: en la política, en la televisión y el cine, en el arte y en la moda. Las mujeres White Trash encuentran, por ejemplo, en los avisos de pantalones Guess, sus perfectos paradigmas estilísticos. A la usanza de Courtney

Love, Drew Barrymore o Anna Nicole Smith, lo llamativo son las pinturas de labios rojas y bien intensas y las de uñas color cereza —descascarada mejor—, cabellos amarillo pollito, medias panty de malla, prendedores de guerra baratos y tatuajes a lo largo del cuerpo. Mientras que al macho lo retratan, además de las 12 horas frente al televisor, su afición por el billar, la cerveza, las logias, la grama artificial y la pintura de terciopelo, el orgullo ante los trailers gigantescos como signo de status, los tractores marca John Deere estacionados en el garaje, viejos cauchos en el jardín, pintados y con flores sembradas en su interior y, por supuesto, la afición por la música y el legado de Liberace o Elvis Presley. Se alude a los Homero Simpson, por supuesto. En su libro White Trash Cooking, Ernest Mickler escribe que "el elemento común en el White Trash no se caracteriza precisamente por su sentido del orgullo. Carecen de una manera específica de hablar y es difícil que sientan algún tipo de respeto por alguien o por algo". Es este fenómeno una dimensión que potencia la espontánea autenticidad de la pobreza. Y la pobreza vista no sólo desde la perspectiva económica; también moral, estética, conceptual e intelectual. "Se sientan a ver tele en sostén y pantaletas", describe el director de cine John Waters, maestro en eso de retratarlos a través de sus películas. "Y si alguien pasa, le pintan una paloma. A decir verdad, siento cierta envidia de su confianza y de su gusto alarmante, porque resulta que ellos son muchos más libres que yo, no se preocupan tanto". Iletrados, burdos, promiscuos, violentos. Por antonomasia, el cacareado sueño americano les está vetado a estos "trabajadores pobres que nunca alcanzarán la prosperidad de la clase media, que saben que su vida carece de esperanzas", de acuerdo a Dorothy Allison, autora de una serie de historias cortas tituladas Trash. El esquema White Trash posee conciencia propia de que en el desarrollo de sus actividades habituales nada tiene que perder. Por el contrario, muchos han logrado dar con la llave de la notoriedad gracias, precisamente, a la reafirmación —llevada al punto extremo— de sus más oscuros pa-


trones de conducta. Se sabe, por ejemplo y a modo de ilustración, que los asesinatos en serie son cometidos en su mayoría por personas de piel caucásica. Y no son pocos los Hannibal Lecter rondando las calles, que aguardan su momento de saltar a la fama. "La vida es dolor y el dolor es todo",

rezaba una de las consignas de los primeros repudiados punks. Esa parece ser la premisa que manejan los espectáculos sensacionalistas de televisión conocidos

y otra vez", suscribe John Waters. Así, Amy Fisher, putica de apenas 17 años, quien intentara asesinar a Mary Jo Buttafuoco, la esposa de Joseph Buttafuoco, su cuarentón amante y mecánico de profesión —"me invitaba a restaurantes caros y después terminábamos en hoteles baratos"—, es hoy una figura pública que escribió su autobiografía y protagoniza una serie sobre su atormentada vida. Parte de los dos millones de dólares de fianza cancelados por la chica fue otorgada por una productora de cine a cambio de los derechos de la

en1989— asesinaron a tiros a sus progenitores, aduciendo sostenidos maltratos físicos, psicológicos y sexuales durante años. Millonarios de origen cubano, elegantes y buenmozos, los protagonistas del caso cobraron notoriedad otra vez, en 1993, cuando ante la existencia de nuevas evidencias reabrieron el litigio. Ha sido tal el barullo del suceso (se calcula que más de 14 millones de estadounidenses permanecieron enganchados ante el televisor esperando el veredicto), que se supo que Court TV, en asociación con Time-Life, editaría un video contentivo

O. J. Simpson: demasiadas puñaladas por amor

como Tab TV o Reality Shows, los encargados, en definitiva, de dar forma de arquetipo social a los comportamientos de una clase social específica. Para muchos, espacios como Hard Copy, Inside Edition, A Current Affair, Code 3 y Unsolved Mysteries, entre otros, marcan la muerte definitiva del periodismo como oficio interpretativo. En sí mismos, representan el testimonio vivo y confeso del dolor corriente, visto desde todas sus aristas. Sobre la base de este principio — la morbosa conversión de la miseria humana en circo—, los medios de comunicación han sabido encontrar un nicho, tal vez el más importante de la actualidad, para atraer la atención de la teleaudiencia. "Y dentro de este patético fenómeno, el sexo es el elemento de mayor importancia. Por lo general, se repite una

Los Menéndez huérfanos por gusto

historia y luego las sesiones del juicio fueron transmitidas en vivo a toda la nación —el canal Court TV goza de impresionantes niveles de rating. Por su parte, la pareja Buttafuoco también se las arregló para sacar ganancias del atentado: Joey cobró 500 mil dólares por aparecer en A Current Affair y además se embolsilló otros 200 mil gracias a la serie Casualties of Love, producida por la cadena CBS. También algunos ex novios, amantes, amigos y conocidos de la bautizada Lolita de Long lsland, se enriquecieron con el caso. Vendieron caro sus testimonios. Otro juicio seguido muy de cerca y recreado en más de una ocasión por la industria del entretenimiento fue el de los gélidos hermanos Menéndez. Lyle y Erik —18 y 21 para el momento del crimen,

de lo más sensacional de la historia. Mientras tanto, al bizarro locutor de radio Howard Stern —en cuestión de horas su autobiografía Prívate Parts se convirtió en best-seller— le da por lanzarse como candidato a la gobernación de New York; y a los cretinos pero exitosos Beavis and Butt-head, iconos por excelencia de la cultura White Trash, los acusan de alimentar la violencia de los niños. "Son hijos de madres solteras y provienen de algún pueblo como Channelview, Texas, donde los padres de todos son soldadores en industrias o trabajan en un gran descampado en donde se guardan miles de barriles de licor", asegura Mike Judge, su creador. También en algún momento, la atractiva Paula Jones le robó el show a Lorena Bobbitt y a Michael Jackson y sus OCTLIRRF 1994

EXCESO 57


niños, luego de demandar por 700 mil dólares a Bill Clinton. Ella asegura estar en capacidad de describir las áreas genitales del hoy presidente de Estados Unidos, ya que éste, siendo gobernador de Arkansas, intentó seducirla en contra de su voluntad. Cabe destacar que la familia Clinton responde con certeza a los requerimientos obligados del White Trash: cuatro matrimonios de la madre, Virginia Kelley, también conocida por su afición a las carreras de caballos; y su padrastro, tan sólo un alcohólico abusivo. Otra que acaparó centimetraje en la

prensa y protagonismo en la televisión, y ganó mucho dinero por hacerlo, fue Heidi Fleiss (Madam Heidi). Regentaba la casa de citas más importante de Hollywood y por supuesto, su excelsa clientela incluía a estrellas y ejecutivos del cine. Entonces, ella sabe quiénes se inclinan por la homosexualidad, quiénes consumen coca o a quiénes les da por el sadomasoquismo; amenaza con difundir los datos —de paso arruinarle la carrera a más de uno—, pero el 10 de septiembre de 1993 la detuvieron por tenencia de drogas. Tras meses de un virulento proceso judicial, Heidi recibirá un millón de dólares por relatar su historia a una editorial. Tanta o más fama que la Fleiss o que, incluso, él mismo, cuando era un destacado jugador de fútbol americano, ha obtenido el carismático moreno O.J. Simpson, quien adoraba hablar como blanco, tras asesinar a puñaladas Fichar, Buttafuoco y Bobbitt protagonizan dos sagas de sangre y ratIng

Por acá, cosa más horrible el villano y el héroe —"la que he visto en mi vida", al decir de uno de también han los policías— en medio de un frenético ataque de celos e ira, a su rubia ex esposa metamorfoseado Nicole, la madre de sus dos hijos, y a un amigo de ésta, el aspirante a actor Ronald sus perfiles, Goldman (22 impactos recibió su cuerpo). caso estremeció con tal fuerza al país movilizándose Elentero que, día a día, millones de televidentes siguen de cerca su resolución. de arriba a También, por entonces, el FBI hubo de sudar duro para resolver la saga del atenabajo, ganando, tado contra la rolliza patinadora Nancy Kerrigan, cabeza del equipo estadouniperdiendo dense en las Olimpíadas de Invierno de 58

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Noruega. Las investigaciones condujeron a la rubia Tonya Harding: también patinadora y de apenas 23 años, maniobró junto a Jeff Gillooly, su ex esposo, más un par de amiguitos, para sacar de competencia a su compañera de delegación. El maquiavélico plan resultó más que beneficioso: mientras que, por un lado, Gillooly negoció con Penthouse el video censura X grabado durante la noche de bodas (puede ser visto a cualquier hora con sólo marcar un número telefónico), por el otro, la Harding protagoniza un largometraje en Hollywood, cobra montañas de dólares por ceder una entrevista —la exclusiva le costó a Inside Edition unos 300 mil— y, quizás, hasta se convierta en modelo. Y es probable que le vaya tan bien como a Anna Nicole Smith, modelo surgida de las páginas de Playboy —playmate del año 1992—, imagen de la campaña de Guess, robusta rubia platinada cuyos afiches bien podrían adornar las paredes de cualquier taller mecánico, de exorbitantes senos y trasero —la antípoda de las refinadas Kate Moss o Linda Evangelista, o sea, el ideal femenino White Trash—, quien recientemente contrajo nupcias con el paralítico mister J. Howard Marshall II, potentado petrolero texano de 89 años, cuya fortuna se calcula en 500 millones de dólares. "Soy feliz a su lado. Estoy muy enamorada de mi marido y él también me ama". A modo de corolario, Anna se prepara para la protagonización de un remake de Los caballeros las prefieren rubias. Como si de Marilyn Monroe, símbolo por excelencia de la mujer ingenua, se tratase. 1 infierno y su corte de demonios, sin embargo, saben posesionarse en la tierra de maneras diferentes, con mayor o menor orgullo, en dólares o en bolívares, con acento texano o habanero, de acuerdo a las latitudes del escenario. Mientras que en el Olimpo del entretenimiento un infeliz castrado, una prostituta adolescente y un futbolista asesino sacuden los legados de la lógica y cambian sus uniformes a rayas por espectaculares trajes de superhéroe, por estos disparatados andurriales, el fenómeno de los noventa —no es White Trash, sería una más bien

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risible caricatura de tinte mestizo— ostenta su correlato tricolor, digno de los requerimientos de esta patria en construcción. Por acá, el villano y el héroe también han metamorfoseado sus perfiles, movilizándose de arriba abajo, ganando, perdiendo. Los roles han cambiado y hoy los perseguidos se convierten en perseguidores y unos victoriosos lamentan la inaplazable derrota. El sarcástico Arístides Valerio es el personaje querido de esta novela y en su honor se unieron respetables médicos, deportistas, oficiales públicos y policías, para conformar la bautizada banda Los Valerios, encargada de sustraer equipos de clínicas y hospitales. Por otro lado, el fallecido Miguel Bajanchi Sayec, a quien se le veía con frecuencia libando con lo más granado de la sociedad caraqueña en las fiestas del Country Club, lideraba a Los perfectos, el millonario gang que negociaba con autos robados. Como si de algo generacional se tratase, el desmoronamiento de ciertas estructuras de poder ha empezado a ceder espacio al relevo. Y no es que a Simón Bolívar lo hayan caricaturizado como un travesti. No. Ocurre que mientras algunos de los llamados amos del valle dejan de inspirar el respeto de antaño —y todavía más, se ha visto a uno que otro floron desgraciado de estas escarchadas familias protagonizar discretas notas de sucesos—, en cosa de meses, un pintoresco cubano se adueña del banco de mayor tradición en Venezuela. El escenario es un país que decidió saltar de frente al precipicio —una hojeada al periódico basta para comprobarlo—; en el que estrepitosamente las líneas del teatro del absurdo se suceden unas a otras, dejando poco espacio para la sorpresa; en el que Orlando Castro, el millonario de risa fácil y prosperidad vertiginosa, de origen humilde venido a más en la tierra de gracia, arremetió en la guerra por el control del Banco de Venezuela. Imagen digna de Hard Copy, o de cualquier película de Cantinflas, resultaría aquélla en la que Castro, de cómoda guayabera, manos en los bolsillos y oloroso a lavanda, saludaba a sus empleados a los pies del rascacielos de la centenaria institucion y dejaba por sentado quién era el aspirante a nuevo jefe. O mejor, la odisea

de Irene Sáez, la ambigua y eterna reina de belleza nacional, la alcaldesa de la inolvidable sonrisa. De ella es mucho lo que se ha especulado: los rumores recogidos en repetidas ocasiones por la prensa social y del corazón dieron cuenta de supuestas nupcias con Andrés Caldera o, actualmente, con su regordete colega Enrique Mendoza. Irene los desmiente, pero se fotografía en público con sus posibles consortes. No obstante, muy, muy por encima de sus misterios —¿o muy por debajo?— reposa el oscuro manto del Banco Consolidado, la sombra que jamás cesa de bendecirla en su trayectoria por el estrellato. Que Rafael Alcántara, quien, hasta poco tiempo y desde la Bolsa de Caracas, coincidiera al dedillo con la imagen del hombre de éxito de los ochenta, sea seña-

lado por juezas y diputados como ficha del narcotráfico, lavador de dólares y, de paso, le dispensaran unas largas vacaciones en Retén de El Junquito, resulta tan interesante y conmovedor como las motivaciones de Ramiro Helmeyer —el buenmozón disip ayuntado a la aristocracia local y de flirteos íntimos con la farándula— por explotar un carro atestado de C-4 en un centro comercial. El maremágnum de fraudes, bancarrotas y transformaciones —quizás la única coincidencia con el Trash— trasciende a cualquier sector de la población: el financiero y el farandulero, el político y el periodístico (a algunos magnates, famosos no precisamente por la pulcritud de sus espíritus, les ha dado por fundar diarios, semanarios, revistas y hasta canales de televisión). Los síntomas de la tormenta rozan con severidad los bordes de esta emblemática democracia venezolana, tarantín que comienza a ali-

1 Carne, poder y lágrimas o Anne Nicole Smith, Bill Clinton y Paula Jones: explosivo cocktail

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mentarse de nuevas figuras. No en balde, Unos pocos en el palacio presidencial se gestó el indulto del renombrado narcotraficante venesegundos zolano Larry Tovar. En otro ángulo del unos pocos segundos en telede televisión cuadrilátero, visión le bastaron al petrificado comandante Hugo Chávez para asumir, edulcorada le bastaron verborrea nacionalista mediante, el compromiso de salvador milagroso de la paal petrificado tria. Paradójicamente, el hombre que en Caracas falló el día del golpe de Estado — Hugo Chávez se ha estimado que en el inla asonada habría Frías para asumir el terior triunfado— se transfiguró en el motor que sirvió para compromiso expulsar a Pérez de Miraflores y, más aun, para oxigenar a Caldera en sus pretensiode salvador nes presidenciales. Chávez asumió el papel de héroe: logró al menos que decenas de de la patria viuditas le escribiesen plegarias y en los

Helmeyer, el correiato local. Castro, el arribo en garrocha. Roberto La Marca, el espejo del pillo Valerio. Matos, la señalada y su modista

momentos de dificultad, hasta una rezadita después de María Lionza. ¿Por cuánto hubiera podido vender su saga bolivariana a la TV estadounidense? ¿Y Julio Machado, el talentoso beisbolista zuliano que asesinó de un tiro a alguna chica en Barquisimeto? Suerte de O.J. Simpson criollo —lástima—, podría haberse enriquecido con su singular tragedia si aquella nefasta noche la suerte lo hubiese ubicado en Dallas o Los Angeles. A decir verdad, la necesidad obliga. Más en esta Venezuela de papel celofán, donde los asuntillos de moral y buenas costumbres parecieran haber quedado para el recuerdo, y los personajes del patio tienen mala memoria. Esperanza Martinó provino de la miseria, saltó en algún momento de Copei a Acción Democrática, casó con el fallecido ex director de la Digepol, entrañable de Carlos Andrés Pérez, Erasto Fernández

Betancourt, le heredó los millones y también el halo de poder. Apoyada en los hombros de los cuerpos policiales, el pináculo de su trayectoria se llamó la presidencia de Fogade, de donde salió expulsada y con una enorme lista de señalamientos en su contra. "No temo al auto de detención", repitió estoica en numerosas ocasiones. La verdad es que los protagonistas de esta década se han atrevido a despojarse de las máscaras. Cada noche, la hermosa Shia Bertoni leía las noticias en RCTV, firmaba autógrafos e incluso patrocinaba productos. Pero, un pequeño impasse en su currículum —una supuesta estafa de cuatro millones de bolívares— le arruinó el estrellato y la envió fuera de las cámaras. Mal puede decirse que en este Averno criollo y a pesar de la extraña fama cachonda del venezolano, el sexo sea el elemento que revista la mayor importancia. Aquellas grabaciones pornograficas hechas al seductor juez La Riva López apenas resultaron ser un pie de página dentro de las legendarias crónicas históricas del lar. Las rencillas pasionales han devenido simple tradición oral; por estos parajes de acelerada crisis, quizás, el rebusque, la necesidad de llenar el estómago, de obtener amplias plusvalías —cuotas de poder— , sean el leit-motiv dominante del fenómeno. En el fondo, a Betsabeth Herrera Raht de Tabler —la humilde prostituta que, según, lucubró con su amante, Víctor Manuel Cedeño, para quitarle la vida a su esposo, el técnico aeronáutico estadounidense Mark Ward Tabler, y así heredar los 600 mil dólares del seguro— y a Cecilia Matos, la enigmática empleada de Carolina Herrera, las guían idénticas motivaciones: la ambición por el dinero. Tras, al menos, 20 años de actividades, la presidenta de Fundafaci —consentida por muchos, entre otras cosas, por su caridad hacia los indígenas— ostenta un amplio prontuario de imputaciones —negocios con oro, con terrenos, con la Armada, con petróleo, con barcos— a prudente distancia: acompañada de sus dos niñitas, desde su elegante estancia en New York, aguarda por un justo fallo de la damita ciega. Que en Venezuela es, a menudo, eso: ciega. L.9.


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UN SIGLO

El apellido que biseccionó a Francia en bandos irreconciliables, el protagonista de una historia espeluznante que se paseó por todas las estaciones de la infamia —deshonra, baja militar, injurias, tortura, cárcel, soledad—, el brillante comandante que la miseria política redujo a víctima, a cien años de los acontecimientos, devino el caso del siglo. Fue el escenario donde se preestrenó el antisemitismo del siglo XX. La prensa, revelada como fenómeno de masas, descubrió que podía ser poder. Y con los airados alegatos de Emile Zola y compañía, todo aquel que escribió lo que pensaba fue tildado de intelectual. He aquí una trama hiperrealista con la vigencia de Dumas 1894, hace exac tamente cien años, desde las dependencias militares del Servicio de Inteligencia del Estado Mayor de la Armada francesa, comenzaron a cruzarse los hilos que, a partir de una intrincada madeja de malentendidos, prejuicios, distorsiones, suposiciones tendenciosas y conclusiones precipitadas, formarían la urdimbre de una confusa trama tejida para envolver de manera definitiva al joven capitán Alfred Dreyfus. Así empezó, en una secuencia de humillaciones, traiciones, cárcel, torturas, soledad, que duraría doce años continuos, el llamado caso Dreyfus, que convulsionó la conciencia francesa y repercutió en todo el mundo occidental. Precisamente, esto ocurrió a quien su alta clasificación al salir de la Escuela de Guerra le había valido ser seleccionado para realizar, desde el 1° de enero de 1893, una pasantía de un año en el Estado Mayor, cuya última etapa acababa de iniciar el 1° de octubre de 1894. "El sábado 13 de octubre de 1894, recibí una nota de servicio que me conminaba a acudir el lunes siguiente a las nueve de la mañana al Ministerio de Guerra para la inspección general; indicaba expresamente que fuera en traje de civil. La hora me pareció bastante matinal para la inspección general que, de ordinario, ocurría en la noche; la indicación del traje me sorprendió ENTRE EL SÁBADO 6 Y EL LUNES 15 DE OCTUBRE DE

igualmente. Además, durante el día sábado vinieron en dos oportunidades diferentes e insistieron en hacerme firmar el recibo de la orden cuando me encontraron en casa. Pero después de haberme hecho a mí mismo estas observaciones al leer la nota de servicio, las olvidé rápido, sin darles más importancia". Bien lejos está el oficial de pensar en el drama que se avecina: "El domingo en la noche cenamos como de costumbre, mi esposa y yo, en casa de mis suegros, de donde salimos muy contentos, como siempre, por esas veladas pasadas en familia, en un ambiente afectuoso". Hasta entonces, todo aparecía luminoso para ellos: "La carrera se me había abierto brillante y fácil; el porvenir se mostraba bajo hermosos auspicios. Después de las jornadas de trabajo, yo reencontraba el encanto de la vida hogareña. Curioso de todas las manifestaciones del espíritu humano, me complacía en las largas lecturas de las noches amadas que pasé junto a mi mujer. Eramos felices; un primer niño alegraba nuestro interior; yo no tenía preocupaciones materiales, el mismo afecto profundo me unía a los miembros de mi familia y a los de la familia de mi esposa. Todo parecía sonreírme". El tiempo transcurría apacible: "El año de 189,3 se sucedió sin incidentes. Y el nacimiento de mi hija Jeanne vino a iluminar mi interior con un nuevo rayo de alegría". OCTUSRE 1994 EXCESO

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Con ese ánimo desprevenido saldrá Dreyfus de su casa en la mañana del 15 de octubre de 1894, sin imaginar en lo más mínimo que ése sería, por casi un lustro, el último abrazo para su hijo mayor, a quien no verá sino hasta fines de 1899. "Pierre, entonces de tres años y medio, me acompañó aquella mañana como de costumbre. Este fue uno de mis recuerdos más vivos durante mi infortunio; con frecuencia, en mis noches de dolor y desesperación, lo reconstruía; esa evocación reforzaba mi voluntad". Así comenzaba uno de los episodios más resonantes de la historia judicial y política de Francia, cuyas repercusiones duran todavía y cuyas causas, muy complejas, no han terminado aún de ser analizadas ni calibradas en toda su magnitud.

A

La prensa reaccionaria, en plena campaña antisemita, había atacado violentamente al general Mercier, ministro de Guerra desde diciembre de 1893, quien pasaba por ser republicano y liberal, acusándolo de proteger a espías y a judíos dentro de la Armada. En el otoño de 1894, Mercier tenía razones para temer el reinicio de las actividades parlamentarias. ¿Podía seguir como ministro de guerra y ser rechazado por la derecha? Esta pregunta clave va a encontrar oportuna respuesta gracias al hallazgo de la nota (bordereau) que dio inicio al caso de Dreyfus. A fines de septiembre de 1894 recibe Mercier la noticia de que ha sido interceptado en la Embajada de Alemania un importante documento, que él de inmediato examina. Es la famosa nota que dice: "Sin noticias que me indiquen que usted de-

lfred Dreyfus nació en Mulhouse, el 9 de octubre de 1859, de una vieja familia de judíos alsacianos, instalados desde hacía varios siglos en la región. Su abuelo, Jacobo Israel Dreyfus, fue un humilde mercader de la aldea de Rixheim. Su padre, Rafael Dreyfus, nació también en el mismo pueblo, en 1818. Aunque tuvo comienzos muy modestos, sus negocios prosperaron después de montar una hilandería de algodón, a la que agregó luego una fábrica de tejidos. De su matrimonio con Jeannette Liebman tuvo nueve hijos, entre los cuales siete sobrevivieron —cuatro hombres y tres mujeres— y crecieron en una atmósfera a la vez cálida y severa. Alfred era el benjamín de esta familia, rica y apreciada Envejecido Dreyfus Le dan la espalda, lo deshonran en Mulhouse. Un niño fácil, amable, obediente, tímido y sea verme, le comunico no obstante, algunas informaciones a la vez altivo. Muy reservado entre extraños, se volvía interesantes. 1° Una nota sobre el freno hidráulico del 120 y la expansivo en familia. "Mi infancia", cuenta, "avanzaba dulcemanera como se maneja esta pieza (cañón); 2° Una nota sobre mente bajo la influencia bienhechora de mi madre y mis hermanas, de un padre profundamente dedicado a sus hijos, y de las tropas de cobertura (algunas modificaciones serán aportala enternecedora protección de los hermanos mayores". das por el nuevo plan); 3° Una nota sobre una modificación a Muy temprano decidió su vocación militar: "Mi primera las formaciones de la artillería; 4° Una nota relativa a impresión triste, cuyo recuerdo doloroso no se ha borrado jaMadagascar; 5° El Proyecto de manual de tiro de la artillería más de mi memoria, fue la guerra de 1870. Concluida la paz, de campaña (14 de marzo de 1894). Este último documento es mi padre optó por la nacionalidad francesa; nosotros debimos extremadamente difícil procurárselo y no puedo tenerlo a mi dejar Alsacia. Yo me dirigí a París para continuar mis estudisposición sino por muy pocos días. Cada oficial que lo dios". Ante la humillación y la desesperanza que el niño detenta debe devplver el suyo después de las maniobras. Si por Dreyfus experimentó con la visión de su ciudad natal ocupada lo tanto quiere usted tomar de allí lo que le interesa y ponerlo por los alemanes, en el compromiso de defender a su país ena mi disposición después, yo lo tomaré. A menos que usted contró, desde entonces, una salida digna para la realización de prefiriera que yo lo haga copiar in extenso y se lo envíe. Yo voy sus sueños de honor, de justicia, de generosidad, que le habían a partir para cumplir con mis ejercicios de entrenamiento". hecho ganar entre los suyos el apodo de Don Quijote. Por otra Mercier percibe de inmediato la gravedad del asunto. Tamparte, esta inclinación se debía a razones de carácter. Una esbién se da cuenta en seguida de que si el culpable es descubiertructura rigurosa como la de las Fuerzas Armadas, ordenada y to, arrestado y condenado, él sacaría un gran provecho polítiprotectora, en la que los valores de jerarquía, disciplina y obeco. Y le pondría un tapabocas a la derecha y a su prensa. Por diencia se confundían con los ideales de patria, dignidad y reseso ordena al jefe y el subjefe del Estado Mayor de las Fuerzas peto, convenía muy bien a su temperamento, sensible pero enArmadas, los generales Boisdeffre y Gonse, respectivamente: cerrado en sí mismo, necesitado de un marco de certezas bien "Busquen. Encuentren". Por la imprudencia del disipado establecidas. Estos rasgos, que parecían conjugar perfectamenMaximiliano von Schwartzkoppen, agregado militar alemán te sus aspiraciones personales con las exigencias de la profeen Francia, que a medio romper echaba / su papelera cuanto sión, propiciaron el desencadenamiento de los hechos que conmensaje recibía, sin diferenciar su importancia o carácter, nota dujeron a su condena. galante o de espionaje, llegó el documento a manos del alto 64

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mando militar francés, no se sabe si por la vía ordinaria —la mujer de la limpieza, madame Bastian, que literalmente recogía todo lo que encontraba en las cestas de basura de la Embajada— o a través del agente Brücker, que la sustrajo de los casilleros del correo en la portería de la Embajada de Alemania en París. En todo caso, el mensaje revelaba la existencia de un traidor, cuya condena, que se concretó en una investigación y consejo de guerra realizados entre noviembre y diciembre de 1894, iba a reforzar la credibilidad del general Mercier y la estabilidad de su cargo ministerial, o al menos eso creía él. Durante las primeras dos semanas de octubre de 1894, todos los militares del Estado Mayor al corriente de la situación, bajo la batuta de Mercier, se someten al plan que concluirá con la identificación y eliminación del culpable. El escogido fue Dreyfus. Su pudor para no dejar traslucir sus emociones más íntimas ante extraños, su obsesivo sentido del deber y de la obediencia, su timidez y su respeto profundo del principio de autoridad lo hacían el culpable perfecto. Sin duda, ser judío influyó en la dirección que tomaron los acontecimientos. Maurice Barrés (1862-1923), quien entre los escritores franceses dio al antisemitismo la dimensión de una doctrina política, representó con creces la expresión del ambiente de intolerancia en ascenso en Francia en ese momento, que explotará con el caso Dreyfus. Así, afirma: "Que Dreyfus es capaz de traicionar, yo lo conjeturo por su raza". Esta misma impresión hizo que, el 6 de octubre de 1894, el teniente coronel d'Aboville, nombrado subjefe de una de las oficinas del Ministerio de Guerra, al llegar a tomar posesión de su nuevo cargo y enterarse de la existencia de una nota encontrada hacía casi un mes en la Embajada de Alemania, cuyo autor se desconocía, declarara ante su jefe, el coronel Fabre, para congraciarse con él y desplegar sus capacidades: "Si yo estuviera encargado de encontrar al culpable, estoy seguro de que lo lograría muy fácilmente". Fabre conocía personalmente a los jóvenes recién egresados, que habían pasado por el Estado Mayor hacía menos de un año; entre ellos estaba el capitán Alfred Dreyfus. Precisamente contra éste, para el segundo semestre de 1893 y siguiendo las informaciones suministradas por el teniente coronel Roget y por el comandante Bertin-Mourot —quien hacía profesión de antisemitismo para olvidar su origen judío por el lado materno—, Fabre había redactado una nota desfavorable: "Oficial incompleto, muy inteligente y muy dotado, pero pretencioso, que no cumple, desde el punto de vista del carácter, de la conciencia y de la manera de servir, las condiciones necesarias para ser empleado por el Estado Mayor de la Armada". Si la apreciación destila una actitud prejuiciada que desconoce las cualidades de Dreyfus, en cambio, estaban listas las condiciones para hallar al culpable. Por su origen alsaciano,

supuestamente pro alemán, y por judío —apátrida— encarnaba a los dos principales enemigos del pueblo. Fabre y d'Aboville sólo necesitan un espécimen de escritura para compararla con la nota. Un formulario que Dreyfus había llenado les sirve para confirmar la sorprendente semejanza de las caligrafías. Identificado el culpable. Queda una sola duda. El autor de la nota escribió que partiría para cumplir con la rutina de entrenamiento. Ni Dreyfus ni ninguno de los otros pasantes había partido ni iba a integrarse a ejercicio o maniobra alguna. Poco importa. El general Gonse es informado. A su vez éste informa al general Boisdeffre, quien parece conmovido con la noticia, pues aprecia a Dreyfus. Solicita que nada se divulgue; él mismo comunicará el hecho a Mercier. Gonse, por su parte, convoca al coronel Sandherr, antisemita apasionado, quien, al ser puesto al corriente y sin conocer para nada a Dreyfus, exclama: "¡Por supuesto, cómo no caí en cuenta antes!". Sin más pruebas, unos a otros se refuerzan la opinión y al final de la tarde, una docena de oficiales del Estado Mayor están convencidos de que el traidor tan buscado es Dreyfus. Sin embargo, Mercier señala al general Boisdeffre que ninguno de los oficiales que acusaban a Dreyfus era un experto. Había que buscarse a alguien capaz de mantener el secreto y que tuviera conocimientos de grafología. Tal fue el comandante Du Paty de Clam, también oficial del Estado Mayor. Personaje extraño, con frecuencia delirante, se preciaba de grafólogo. En la misma noche del 6 de octubre es llamado al Ministerio para que compare las dos escrituras, la de Dreyfus y la de la nota, sin que la identidad del sospechoso le sea revelada. Muy seguro de sí, concluye de golpe que ambas son idénticas. Cuando se entera plenamente de la situación, solicita más tiempo de reflexión. Y al día siguiente, ratifica que a pesar de ciertas diferencias en los trazos, la semejanza es suficiente para justificar la experticia legal.

"Que Dreyfus es capaz de traicionar, yo lo conjeturo por su raza"

pesar de la promesa hecha por Mercier al presidente del Consejo de Ministros, Dupuy, de no continuar la investigación si, aparte de la nota, no se encontraban más indicios, esto ya no tenía ninguna importancia para él: sólo le importaba atornillarse como ministro. Y en esa dirección avanzó. Al distribuir entre todos los oficiales los papeles para ejecutar la acción, éstos se volvieron, sin quererlo, sus aliados. Sin saberlo, se volvieron conspiradores. Esto fue de hecho lo que ocurrió, no sólo en diciembre de 1894, sino después, casi hasta el desenlace final, en 1906. Durante el primer juicio contra Dreyfus en París, en diciembre de 1894, en la deliberación del consejo de guerra se entregó a los jueces, de manera subrepticia e ilegal, sin conocimiento de la defensa ni del acusado, un expediente —lo introduce el general Du Paty y lo ordena Mercier—, cuyo contenido, preparado principalmente por el comandante Henri OCTUBRE 1994 EXCESO

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Edad de la sinrazón

—quien también había presentado falso testimonio, por ma9.10.1859. Nace Alfred Dreyfus, en la localidad alsaciana de niobra secreta a la que se prestó uno de los jueces, amigo suyo, Mulhouse. el comandante Gallet— determinó, junto con la presión de las 1880. Explosión antisemita en Europa. Judíos huyen de masacampañas de prensa contra Dreyfus en la víspera del proceso, cres ordenadas por el Zar en Rusia, aliado de Francia. la primera sentencia de condenación. 1882. Intolerancia creciente en Francia frente a flujo de judíos Los seis días que separan el descubrimiento del culpable y su provenientes de Alsacia y Lorena, Alemania, Polonia y Rusia, quiearresto, es decir, entre el 6 y el 15 de octubre de 1894, sirven nes, perseguidos, se instalan especialmente en París. En medio para armar la trama. Saussier, gobernador militar de París, se de una población vagamente hostil y llena de prejuicios religiosos, opone a que el caso prosiga, por razones diplomáticas y finansurge el mito de una invasión judía. Aunque el antisemita Eduardo cieras. "Envíe más bien a Dreyfus a hacerse matar en Africa", le Drumont hablaba de medio millón de judíos en Francia, en realiaconsejó al ministro. El general Mercier, al contrario, instigó el dad, junto con la comunidad judía de Argelia, había en la Francia asunto y, engañosamente, lo minimizó al presentarlo delante del metropolitana más o menos 110 mil personas de cultura y relipresidente de la República, Casimir-Périer. El único que tuvo el valor de tomar posición en contra de la continuación de una investigación judicial sobre la sola base de una nota escrita cuya autoría resultaba difícil de confirmar con absoluta convicción, fue el ministro de relaciones exteriores, Gabriel Hanotaux. Tampoco los informes de los grafólogos contratados eran fehacientes. El 13 de octubre, Gobert concluía que las dos escrituras eran del mismo tipo gráfico, pero que convenía tener muy en cuenta sus numerosas diferencias. Bertillon, en cambio, consultado ese mismo día, anuncia velocísimo el resultado de su trabajo. A no ser que se tratara de un doZola, autor de Yo acuso cumento forjado, sin ninguna duda la misma Lazare, primer defensor Demange, el defensor gión hebreas. persona había escrito las dos muestras presentadas. Después inQuiebra de la Unión General, banco católico muy próximo a la Igleventará la tesis de la autofalsificación, que defenderá ante el trisia, cuyo fracaso es atribuido a las maquinaciones de la banca bunal durante el primer juicio a Dreyfus. judía y especialmente a un plan de los Rothschild. El plan ideado y montado por Du Paty desde el domingo 14 1883-1892. En este lapso son publicadas unas 30 obras para confirmar, sobre estas frágiles comprobaciones, las sospechas, fue delirante y absurdo. Mediante un dictado, el culpable antisemitas, entre las cuales 20 escritas por sacerdotes, que sería puesto en evidencia. Si no temblaba, revelaba su fuerza de coinciden en explicar las desgracias de la Francia contemporánea disimulo. Un espejo frente al reo reflejaría a los tres testigos el "a causa del ensañamiento del pueblo deicida". Esta ideología de rostro del traidor. El comandante Henri estaría escondido deodio y desprecio cala en la aristocracia latifundista, burguesía tratrás de una cortina. Mientras tanto, se avisa al director de la dicional, pequeños comerciantes y proletariado urbano, afectacárcel de la calle de Cherche-Midi, Forzinetti, que al día sidos por la evolución económica del capitalismo, la sociedad inguiente tendrá como prisionero a un oficial del Estado Mayor dustrial, la concentración urbana, el empobrecimiento y la Así cuenta Dreyfus lo sucedido el día 15, después de salir de su depresión del sector agrícola. casa: "La mañana estaba bella y fresca; todo anunciaba un día 12.9.1889. Dreyfus es nombrado capitán en el Regimiento de magnífico. Como había llegado más temprano al Ministerio, Artillería Nº 21. me paseé algunos minutos frente a la fachada; luego subí a las 20.4.1890. Ingresa a la Escuela Superior de Guerra en París. oficinas. Desde mi entrada, fui recibido por el comandante 21.4.1890. Contrae matrimonio con Lucie Hadamard. Picquart, quien parecía esperarme y me introdujo de inmediato 1891-1892. El general Bonnefond, quien afirmaba no querer juen su gabinete. Me sorprendió no encontrar a ninguno de mis díos en el Estado Mayor, calificó a Dreyfus con nota muy baja que camaradas, ya que los oficiales eran siempre convocados en le hizo perder varios puntos en el escalafón. Unica vez que grupo para la inspección general. Después de algunos minutos Dreyfus rompe su absoluto silencio en relación con pertenencia a de conversación banal, Picquart me condujo hasta el gabinete la comunidad judía, exige explicaciones que después se volverán del jefe de Estado Mayor general. Fui recibido por el comancontra él, "a nombre de los oficiales israelitas", ante el general De dante Du Paty du Clam en uniforme. Tres personas de civil, Dionne. Este agregará, en 1894, unas palabras mal intencionadas que me eran completamente desconocidas, también estaban en en el certificado de calificaciones que servirán a la acusación. la oficina. Ellas eran el jefe de seguridad Cochefert, su secreta 1892. Egresa de la Escuela Superior de guerra con mención muy rio y el archivista Gribelin. bien y la licencia del Estado Mayor. .

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El periódico de Drumont, La libre parole, fundado en 1892, desata feroz campaña de prensa contra la presencia de oficiales de credo judío en las Fuerzas Armadas. Drumont es retado a duelo por el capitán E. Crémieu-Foa, "a nombre de los 300 oficiales israelitas de las Fuerzas Armadas de Francia". Su testigo, el capitán Esterhazy, a la mañana siguiente del duelo, se apresura a enviar a Drumont unas palabras amables con su tarjeta y entabla correspondencia con el testigo de éste, el marqués de Mores, quien el 23 de junio matará en duelo al capitán Mayer, sobrino de un rabino muy respetado en París. Conmoción nacional. Le rinden honores militares; al sepelio, convertido en marcha patriótica, asistirán casi cien mil personas, según diario Le Matin. 20.7.1894. El comandante Esterhazy se pone a disposición del agregado militar alemán, el teniente coronel Von Schwartzkoppen, para pasarle información de índole militar. 15.10.1894. El capitán Dreyfus, primer oficial de origen judío que ingresa al Estado Mayor, es arrestado y acusado de espionaje por decisión del general Mercier, ministro de Guerra. 22.12.1894. Dreyfus es condenado por el Primer Consejo de Guerra del Gobierno Militar de París, por alta traición, a la deportación perpetua y a la degradación militar. 5.1.1895. Es degradado en la Escuela Militar en París. 6.1.1895. Para justificar su condena, se hace correr la leyenda de su confesión. Hasta Le Figaro, uno de los diarios no contagiados por la histeria antijudía, lo creyó: "La protesta proferida por el miserable, el juramento sobre la cabeza de sus niños, mentiras y comedias", publica. 8.1.1895. El general Mercier hace creer que por el caso Dreyfus, Francia y Alemania estuvieron al borde de la guerra. Durante el juicio de Rennes, como testigo, el ex presidente CasimirPérier lo desmiente. 16.1.1895. El presidente Casimir-Périer dimite, cansado de no ejercer ningún poder y con la amargura de "ser sólo una máquina de poner firmas". El nuevo presidente será Félix Faure. Mercier, temeroso de ser destituido, lo que ocurre poco después, toma sus precauciones y ordena quemar el expediente secreto usado contra Dreyfus en el juicio de diciembre de 1894. 17.1.1895. Dreyfus parte para La Rochelle y la isla de Ré. 13.4.1895. Llega a la Isla del Diablo, en la Guayana Francesa. 3.1896. El teniente coronel Picquart, nuevo jefe del Servicio de Inteligencia, identifica, con ayuda de una carta neumática, a un espía al servicio de Alemania: el comandante Esterhazy. Poco a poco se da cuenta de que todos los hechos reprochados a Dreyfus, principalmente la nota —lista de documentos remitidos a Schwartzkoppen— que habían constituido la base de la acusación contra éste, son en realidad para cargar a la cuenta de • Esterhazy. 15.9.1896. L'eciair revela la comunicación a los jueces, durante las deliberaciones del juicio de 1894, de una pieza secreta. 27.10.1896. Picquart es enviado en misión al extranjero para alejarlo del Servicio de Inteligencia. Responsables: Gonse y De Boideffre. 10.11.1896. Le Matin publica el facsímil de la nota criminal, lo cual facilitó la identificación de Esterhazy. Ese mes, Bernard

Lazare publica su folleto Un error judicial. La verdad sobre el caso Dreyfus, editado en Bruselas. 13.7.1897. Scheurer-Kestner, vicepresidente del Senado, se convence de la inocencia de Dreyfus. 15.11.1897. Mathieu Dreyfus denuncia públicamente al autor de la traición de 1894: Esterhazy. 11.1.1898. Esterhazy es absuelto por el Consejo de Guerra, después de un simulacro de proceso. 13.1.1898. Yo acuso, de Emile Zola, es publicado en L'Aurore, diario cuyo redactor en jefe es Georges Clemenceau. 7-23.2.1898. Proceso de Zola ante el tribunal penal de París. Condenado a la pena máxima: un año de prisión. 7.7.1898. Cavaignac, ministro de Guerra en el gabinete de Brisson, da lectura en el Congreso de una pieza agobiante contra Dreyfus. Jaurés y otros dreyfusistas demuestran que es falsa. 30-31.8.1898. El teniente coronel Henri se reconoce, en la oficina de Cavaignac, como el autor de la pieza incriminatoria para Dreyfus, que confiesa haber hecho dos años antes. Conducido a la prisión de Mont-Valérien, se suicida. Cavaignac renuncia el 3-9. Su discurso es publicado en afiches en toda Francia. 26.9.1898. El gabinete presidido por Brisson somete, para revisión, el caso Dreyfus ante la Cámara Penal de la Corte de Casación, decisión tomada por seis votos contra cuatro, entre los cuales el de Sarrien, ministro de Justicia. 25.11.1898. Picquart, encarcelado desde hace cuatro meses en la prisión de Cherche-Midi, acusado de forjar documentos, comparece ante la Cámara Penal. 10.2.1899. Votada la ley que quita todo poder a la Cámara Penal para continuar la investigación. 18.2.1899. Emile Loubert sucede a Faure, muerto el 16, como Presidente de la República. 3.6.1899. Las cámaras de la Corte reunidas anulan la condena pronunciada contra Dreyfus. El veredicto de 1894 fue pronunciado ilegalmente, a causa de piezas comunicadas secretamente a los jueces. Los considerandos de la proclamación establecen que hay "hechos nuevos" que tienden a probar la inocencia de Dreyfus. Este es remitido al Consejo de Guerra de Rennes, a donde deberá comparecer. 9.6.1899. Dreyfus se embarca en el buque Sfax, rumbo a Francia. 22.6.1899. Constitución del gabinete Waldeck-Rousseau, llamado de defensa republicana, con Millerand en la cartera de Comercio y Galliffet como ministro de Guerrá. 7.8-9.9.1899. Proceso de Rennes. Dreyfus es condenado, por cinco votos contra dos, a diez años de reclusión. 19.9.1899. El presidente Loubet otorga el indulto a Dreyfus. 27.12.1900. Ley de amnistía para las infracciones cometidas en relación con el caso Dreyfus. Este es exceptuado, por su propia solicitud. 12.7.1906. Las cámaras reunidas de la Corte de Casación, después de una nueva investigación, proclaman solemnemente la inocencia de Dreyfus. 22.7.1906. El comandante Alfred Dreyfus, reintegrado a la Armada, es hecho Caballero de la Legión de Honor, en la Escuela Militar de París. OCTUBRE 1994 EXCESO

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"El comandante Du Paty se me acercó y me dijo con una voz ahogada: 'El general está por llegar. Mientras esperamos, como tengo que escribir una carta y me duele el dedo, ¿quiere usted escribirla por mí?'. A pesar de lo extraño de esta solicitud, accedí en seguida. Me senté a -una mesita preparada de antemano, con el comandante Du Paty sentado al lado mío, muy cerca, fija su mirada en mi mano. Después de haberme hecho llenar primero una hoja de inspección, me dictó una carta en la que algunos pasajes recordaban la carta acusadora que conocí posteriormente y que fue denominada nota. Durante el dictado, el comandante me interpeló vivamente, diciéndome: `Tiembla usted'. (No temblaba. En el Consejo de Guerra de 1894, él explicó esta brusca interpelación diciendo que se había dado cuenta de que yo no temblaba; que desde entonces, pensó vérselas con un simulador y había buscado quebrantar mi seguridad). Esta observación vehemente me sorprendió de manera singular, así como la actitud hostil del comandante Du Paty. Pero como toda sospecha estaba bien lejos de mi espíritu, creí que a él le parecía que yo escribía mal. La temperatura estaba muy fresca afuera, y sólo hacía algunos minutos había entrado yo a la sala con calefacción. Por eso, le respondí: 'Tengo frío en los dedos'. "Como seguía escribiendo sin presentar ninguna turbación, el coman- EstArh27v_ el culnahlek dante Du Paty intentó una nueva interpelación y me dijo violentamente: `¡Tenga cuidado, es grave!'. Cualquiera que hubiese sido mi sorpresa frente a este procedimiento tan grosero como insólito, no dije nada y simplemente me esmeré en escribir mejor. A partir de ese momento, el comandante Du Paty, como lo explicó ante el Consejo de Guerra de 1894, consideró que yo conservaba toda mi sangre fría y que era inútil llevar más lejos el experimento. La escena del dictado había sido preparada minuciosamente, pero no había respondido a las esperanzas que la habían inspirado. Tan pronto como estuvo terminado el dictado, el comandante Du Paty se levantó y, poniendo la mano sobre mí, gritó con una voz de trueno: 'Lo arresto en nombre de la ley. Usted está acusado del crimen de alta traición'. Un rayo caído a mis pies no hubiera podido producir en mí una conmoción más violenta; pronuncié palabras sin sentido, protestando contra una acusación tan infame, que nada en mi vida me permitía justificar. Luego, el señor Cochefert y su secretario se lanzaron sobre mí y me registraron. Yo no opuse la menor resistencia y les grité: `Tomen mis llaves, registren de arriba a abajo mi casa, yo soy inocente'. Y agregué: 'Muéstrenme al menos las pruebas de la infamia que ustedes pretenden que yo he cometido'. Los cargos son abrumadores, se me respondió, sin dar más precisiones. "Fui conducido enseguida a la prisión de Cherche-Midi por el comandante Henri, quien, al corriente de lo que acababa de 68

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pasar, pues había presenciado, escondido detrás de una cortina, toda la escena, me preguntó de qué se me acusaba. Mi respuesta fue el objeto de un reporte del comandante, cuya mentira salió a la luz por los interrogatorios mismos que yo acababa de sufrir y a los que estuve sometido todavía durante varios días".

D

esde el comienzo del caso Dreyfus, la prensa jugó un papel predominante en la evolución de los acontecimientos. El 29 de octubre de 1894 apareció la primera filtración en el periódico de Drumont, La libre parole, que con suspicacia preguntaba sobre el presunto arresto de un espía y el extraño silencio de las autoridades militares. Desde los primeros días de noviembre, el resto de la prensa, sobre todo parisiense y antisemita,

Du Paty lo arrestó

Picquart,

ws.

contro l ador

tomó cartas en el asunto. La opinión pública estaba inquieta; el gobierno, tambaleante. Mathieu, el hermano dos años mayor que Alfred, es informado por Du Paty: los cargos son agobiantes, no hay ni una milésima probabilidad de que no sea declarado culpable. No quedaba más que buscar a un abogado. Mathieu hace contacto con el jurista Waldeck-Rousseau, quien le presenta al filósofo Levy-Bruhl, primo político de los Dreyfus. El gran abogado e influyente hombre político, muy vinculado con la mayoría centrista en el gobierno, declina aceptar el caso, pero recomienda calurosamente a Edgar Demange, gran penalista, más bien identificado con la derecha, quien acepta a condición de estudiar el expediente y estar seguro de la inocencia de Dreyfus. Asumirá la defensa, que mantuvo a pesar de todas las pruebas difíciles que le tocó vivir, incluso la del sacrificio de su carrera. Estos sucesos iniciales forman el meollo del caso Dreyfus. Después vendrían las diversas fases y peripecias del proceso, al fin cerrado con el reconocimiento jurídico de su inocencia, doce años más tarde. Con el arresto de Dreyfus, vinieron primero 15 días de aislamiento, durante los cuales Du Paty acosó a Lucie, la esposa de Dreyfus, con diarias requisiciones por toda la casa en busca, vana, de nuevos elementos que reforzaran la acusación. Vendrán la desesperación enloquecida de Dreyfus, sólo paliada por el comportamiento digno y humani-


tario de Forzinetti, el director de la prisión; los incesantes ejercicios de escritura a los que lo sometió Du Paty para confirmar la sospecha; la apertura de una instrucción judicial, en noviembre, que el general Saussier se vio obligado a ordenar, a pesar de no ser favorable a que estuviera sustentada en las "lucubraciones" de la Sección de Estadística —nombre eufemístico del Servicio de Inteligencia—; el escamoteo de documentos que indicaban la inocencia de Dreyfus; la invención y montaje de pruebas; el juicio, a puerta cerrada, a mediados de diciembre; la sentencia de culpabilidad, pronunciada unánimemente, el 22 de diciembre de 1894. A las siete y media de la noche sonó el teléfono en casa de Mathieu. Dreyfus había sido condenado a la deportación perpetua en una cárcel fortificada y a la degradación militar. Desmoronamiento total. Súplicas del abogado a Dreyfus para que no se suicide. La ceremonia de degradación, el 5 de enero de 1895, y el traslado de Dreyfus a la prisión de La Santé, en pleno corazón de París. Esa noche, el reo escribiría a su esposa: "¡Ay!, ¿por qué no puede uno abrir con un escalpelo el corazón de la gente y leer ahí dentro? Todas las personas honestas que me veían pasar habrían leído allí, grabado en letras de oro: 'Este hombre es un hombre de honor'. Sin embargo, ¡cómo los comprendo! En su lugar, yo tampoco habría podido contener mi desprecio a la vista de un oficial de quien se les dice que es un traidor. Pero, ¡ay!, eso es lo trágico... ¡es que el traidor no soy yo!...". "Acabo de tener un momento de relajamiento terrible, de llantos y sollozos entremezclados, todo el cuerpo sacudido por la fiebre. Es la reacción de las horribles torturas de la jornada, que debía fatalmente ocurrir; pero, ¡ay!, en lugar de poder sollozar en tus brazos, en lugar de poder apoyarme sobre ti, mís sollozos han resonado en el vacío de mi prisión". De la cárcel de La Santé, sin previo aviso, enjaulado como una bestia peligrosa, saldrá hacia La Rochelle, de donde lo embarcan, colgada su jaula en plena intemperie y helado hasta los huesos, hacia la isla de Ré. De allí partirá, sometido a una temperatura de casi 14 grados bajo cero, en el Saint Nazaire, el 21 de enero de 1895, a la Isla del Diablo, en la Guayana Francesa, a donde arribará en abril, después de esperar 15 días encerrado en el barco bajo un calor agobiante, mientras preparaban su lugar de cautiverio, para pasar cinco años de su vida, sólo sostenido por el amor de su mujer y el afecto de sus hijos, con una única obsesiva razón de vivir: que sea aclarada la verdad. El 22 de abril, escribía: "He pedido ayer al comandante de las islas uno o dos platos, no importa hechos de qué; me respondió que nq tenía. Estoy obligado a ingeniármelas para comer, sea sobre papel, sea sobre viejas placas de plancha recogidas en la isla... ¡Qué martirio para un inocente!, más grande sin duda que el de cualquier mártir de la

cristiandad". Sus alusiones a la tradición cristiana muestran cuán lejos estaba de pensar que su castigo tuviera que ver con alguna cuestión judía. Así, el domingo 4 de agosto escribía: "¡Qué largos son estos días y estas noches!... No abro jamás la boca, más silencioso que un trapense". Para él, se trataba de un error y de una cuestión de justicia, como escribió en carta al Presidente de la República, nunca respondida, el 5 de octubre de 1895: "Acusado, luego conde-

nado sobre una prueba de escritura, por el crimen más infame que un soldado pueda cometer, he declarado y sigo declarando que no he escrito la carta que se me imputa, que jamás he faltado al honor. Desde hace un año lucho, solo con mi conciencia, contra la fatalidad más espantosa que pueda encarnizare sobre un hombre. Yo no hablo de los sufrimientos físicos, ellos no son nada; las penas del corazón son todo. Sufrir así es ya horrible, pero sentir sufrir a todos los tuyos es atroz. Yo no vengo a solicitar ni gracia, ni favores, ni convicciones morales; yo pido, yo suplico que la luz plena, entera, se haga sobre esta maquinación cuyas horribles y desgraciadas víctimas somos mi familia y yo. Si yo he vivido, señor Presidente, si yo llego todavía a vivir, es que el deber sagrado que tengo que cumplir ante todos los míos llena mi alma y la gobierna; de otro modo, ya habría sucumbido bajo un fardo demasiado pesado para espaldas humanas. En nombre de mi honor arrancado por un horrible error, en nombre de mi esposa, en nombre de mis hijos —¡oh, señor Presidente!, nada más ante este último pensamiento, mi corazón de padre, de francés, de hombre honesto, ruge y grita de dolor—, exijo de usted, con toda mi alma, justicia". Así, de las vicisitudes de esta primera etapa, Dreyfus, que ignoraba todo cuanto se agitaba en París a favor de su causa, dejó el testimonio en su diario, escrito hasta el 10 de septiembre de 1896, cuando, exhausto por la penuria y los sufrimientos, decidió no seguir: "Estoy tan cansado, tan quebrantado de cuerpo y de alma, que suspendo hoy este diario, sin prever hasta dónde alcanzarán mis fuerzas, qué día mi cerebro estallará bajo el peso de tantas torturas".

Enjaulado como una bestia peligrosa partirá a la Isla del Diablo

L

as cartas a su esposa también revelan, a pesar de su dolor cotidiano, la testaruda fuerza de un hombre movido por el deber y el sentido del honor. El 27 de octubre y el 5 de noviembre de 1898, le escribía: "...Ya había sido informado de que recibiría la respuesta definitiva a mis demandas de revisión. Te he dicho que desde entonces esperaba con confianza, y no dudo que esta respuesta sea, al fin, mi rehabilitación". Todos sus llamados en este sentido, al jefe del Estado, a miembros del gobierno, al Senado, habían quedado sin respuesta. Algunas cartas ni siquiera llegaron a sus destinatarios, como la escrita para E: OCTUBRE 1994 EXCESO

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utilizado durante el proceso de diciembre de 1894 para incliel presidente y demás integrantes de la Cámara de Diputados, nar a los jueces en contra suya. El doctor Gibert, un médico de el 28 de febrero de 1898, que Méline, entonces jefe de gobierLe Havre, convencido de la inocencia de Dreyfus, se lo había no, decidió guardar, sin leerla ante el Parlamento. hecho saber a Mathieu a través de un amigo común. Dos pecuEn enero de 1895, el director de la prisión de La Santé, liaridades lo distinguían: la primera, que era de notoriedad Patiri, había sugerido a las hermanas de Dreyfus y a Mathieu pública su vieja amistad con el presidente de la República, que buscaran a un escritor lo suficientemente respetado y con Félix Faure. La segunda que, especialista en fenómenos de sutribuna abierta frente a la opinión pública, ante la cual el asungestión mental, hipnotizaba a una mujer de nombre Léonie, to tenía que ser defendido. Fue así como Bernard Lazare quien tenía dones parapsicológicos. En la primera entrevista (1865-1903), de familia judía, se convirtió en el primer escritor con Mathieu, Léonie lo impresionó muchísimo con detalles que asumió la inocencia de Dreyfus y uno de sus más acerca de su hermano, le describió el lugar de reclusión y le polémicos defensores. En el diario La Justice del 17 de noviemaseguró, hablando dormida y haciendo un signo de horror, que bre de 1894 y en L'echo de París, el 31 de diciembre de 1894, no sabía después de cuánto tiempo, pero que Alfred regresaría. denuncia la atmósfera hostil contra los judíos y ataca al antisemitismo que buscaba sacarle provecho al asunto Dreyfus. Prosigue la tendencia, Emile Zola, contra quien, a raíz de un artículo, Pour les juifs, publicado en Le Figaro del 16 de mayo de 1896 que proclamaba en términos violentos el furor antisemita desplegado en la prensa, Drumont, desde La libre parole, la emprendió aun más violentamente el 18 de mayo, atribuyéndole motivos como la baja en la venta de sus novelas o su deseo de entrar a la Academia Francesa para escribirlo y captar lectores. Lazare, en una serie de artículos publicados en mayo y junio de 1896 en Le Voltaire, ataca a Drumont. La controversia terminó, como era usual, por un duelo en el que ambos se dispararon, sin efecto. En noviembre de 1896, el mismo mes en que Le Matin publicó el facsímil de la nota criminal, publicó Lazare Un error judicial, folleto a partir del cual se comprometió en una lucha infatigable para Dreyfus libre, re h abil . tauo, U11111/1311"111U encontrar aliados en la defensa de MJIIUU y LIAL.IC. 11111 diUUI IIFIWUULAIL/IC Dreyfus. Se hizo escuchar entre los socialistas, Millerand y Igualmente lo sorprendió en una segunda ocasión cuando preJaurés, principalmente; entre los centristas, como Scheurercisó que la pieza a partir de la cual Alfred había sido condenaKestner, convencido de la culpabilidad de Dreyfus hasta 1897, do había sido tomada en la Embajada de Alemania. Que el oficuando se enteró de que el autor de la nota incriminatoria era cial culpable estaba en el Ministerio de Guerra y que era un el comandante Walsin-Esterhazy, quien lo confirmará en entreamigo de Dreyfus a quien éste había rehusado, en febrero de vista publicada por Le Matin el 3 de junio de 1899; entre los 1894, hacer un préstamo de dinero. Hasta que, de repente, periodistas, como Rochefort, de L'intransigeant; entre los esMathieu le escucha decir: "¿Qué son esas piezas que se le critores, como Zola, quien tomó partido por Dreyfus desde muestran secretamente a los jueces? No hagan eso, eso no está noviembre de 1897, cuando la denuncia pública que confirmabien. Si el señor Alfred y el abogado Demange las vieran, ellos ba la culpabilidad de Esterhazy. Hasta su muerte a los 38 años, destruirían su efecto". Mathieu le pregunta a Léonie qué es lo Lazare, sospechoso incluso para los judíos, por su intransigenque quiere decir con esas piezas. Ella responde: "Piezas que cia, solitario e infinitamente pobre, no cesó de defender a usted no conoce, que han sido mostradas a los jueces. Usted quien, para él, fue un símbolo de todos los judíos perseguidos. verá más tarde". En febrero de 1895, por casualidad y mediante una extraña En la audiencia que había solicitado el doctor Gibert al prevía, se enteró Mathieu de que, además de la nota, las pruebas sidente Faure, el 21 de febrero de 1895, éste le confirmaría al agobiantes de la culpabilidad de su hermano estaban relaciomédico amigo, profundamente conmovido por la noticia, pero nadas con la existencia de un expediente secreto que había sido comprometido a guardar silencio, que Dreyfus había sido con70

EXCESO OCTUBRE 1994


denado, no por la nota, sino por las piezas comunicadas a los jueces durante sus deliberaciones, las cuales, por razones de Estado, no podían ser mostradas ni al acusado ni a su defensor. Procedimiento totalmente ilegal, que abría el camino a una plemanda de revisión del veredicto de diciembre de 1894. La cual no se haría posible sino en 1899, después de muchos debates, polémicas públicas y escándalos políticos. n giro inesperado dio el caso en marzo de 1896, con el terrible descubrimiento hecho por el nuevo jefe del Servicio de Inteligencia, en reemplazo del coronel Sandherr, el comandante Picquart. Encargado por el jefe del Estado Mayor de seguir el asunto durante el juicio de diciembre de 1894 y representante del Ministerio de Guerra en la ceremonia de degradación, nunca había puesto en duda la culpabilidad de Dreyfus. Bajo sus órdenes se encontraban ahora los integrantes de la Sección de Estadística, entre los cuales el comandante Henri, el agente de espionaje Guenée, y el comandante Lauth, encargado de unir los documentos que llegaban en pedacitos. Por orden suya, los papeles no pasaban más por las manos del comandante Henri, sino que debían llegarle directamente. Un sobre, enviado mediante servicio neumático —sistema de comunicación por tuberías de aire utilizado en París como forma de comunicación hasta hace una década— había sido encontrado por la vía ordinaria, y reconstruido. El remitente, el agregado militar alemán Schwartzkoppen, como éste reconoció posteriormente en carta del 22 de diciembre de 1898 al príncipe de Munster, embajador de Alemania, lo había roto y botado a la basura, sin enviarlo. Allí solicitaba una información más detallada de todos los datos ya recibidos. Su destinatario, con nombre completo y dirección, era Esterhazy, el comandante del ejército francés, el verdadero traidor. "Me quedé aterrorizado", dijo Picquart, después de muchas investigaciones y comparaciones de escritura entre la nota inicial y dos cartas de Esterhazy que había solicitado para realizar su análisis. A partir de entonces, todos los intentos de Picquart por aclarar la verdad fueron bloqueados, él mismo desplazado de su puesto en París a Marruecos, perseguido e incluso encarcelado. Todo parecía conspirar para impedirle, a nombre de intereses más altos y para salvaguardar el honor de las Fuerzas Armadas, que la verdad saliera a la luz y se hiciera, al fin, justicia. Hasta la posibilidad de una revisión del caso parecía cerrada, con la aquiescencia de los generales del Estado Mayor.

Sin embargo, un paso inmenso significó la toma de partido a favor de la causa de Dreyfus de uno de los escritores más respetados de la Francia de entonces, cuyo ejemplo siguieron después filósofos, literatos, científicos y políticos tan importantes como Joseph Reinach, Daniel Halévy, L. Lévy-Bruhl, Emile Durkheim, Leon Blum, Marcel Proust, Charles Péguy, Trarieux, Jean Jaurés, George Clemenceau, Raymond y Henri Poincaré, a quienes peyorativamente llamaron los intelectuales —he aquí el origen del término. La carta de Zola dirigida al Presidente de la República, conocida bajo el título de Yo acuso, publicada a 300 mil ejemplares en el diario L'Aurore el 13 de enero de 1898, a pocos días del juicio en que se absolvió a Esterhazy por unanimidad,-ha significado un hito esencial en la historia del periodismo —periodismo de denuncia— y marcó de manera determinante el camino hacia la revisión, entre agosto y septiembre de 1899, en Rennes, del juicio de 1894. Aunque el segundo juicio, contra toda esperanza, no produjo la proclamación de la inocencia de Dreyfus, a pesar de los esfuerzos de los abogados Mornard y Demange, y de lo que antes había hecho el abogado Fernando Labori, y de la comprobación contundente de falsedad de un documento que había llevado a su autor, el comandante Henri, al suicidio, la reacción de indignación fue inmensa y de alcance internacional. Hasta la Exposición Internacional de París, que tendría lugar en la primavera de 1900, fue puesta en entredicho. Pero aún quedaba un largo trecho para Dreyfus antes de alcanzar su objetivo. Bredin, en su clásico L'Affaire, identificó en el proceso varias etapas: la primera se cierra con el envío de Dreyfus a la Isla del Diablo. La segunda nacerá en 1896, con los esfuerzos de Mathieu, de Bernard Lazare, de Scheurer-Kestner y la acción del comandante Picquart. Se prolonga hasta el suicidio del comandante Henri, en agosto de 1898. Una tercera fase comienza con el primer procedimiento de revisión, continúa hasta el indulto otorgado a Dreyfus en septiembre de 1899 y concluye con la declaración del general De Galliffet, ministro de Guerra, a las Fuerzas Armadas, según la cual "el incidente al fin ha terminado". La última etapa conduce, de 1900 a 1906, hasta el veredicto de la Corte de Casación, con la proclamación jurídica de la plena inocencia de Dreyfus, "considerando en último análisis que de la acusación llevada contra Dreyfus no queda nada en pie, y que la anulación del juicio del Consejo de Guerra no deja subsistir nada que pueda, a su cargo, ser calificado de crimen o delito..."11

Léonie aseguró, hablando dormida y haciendo un signo de horror, que no sabía después de cuánto tiempo, pero que Alfred regresaría

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Cómo ganar enemigos Iván PulidoMora

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Luis Guillermo La Riva López

Historias dela locura corriente Disney como Cupido

Topten Políticos en la guanábana


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Cómo Remar enemigos

El episodio

julio Sosa Rodríguez

Amigos, por siempre amigos

(Agosto de 1994) Hierven las aguas ante los peliagudos señalamientos de Pulido Mora, cuando en Mérida enfila sus atrevidos dardos en contra de las estrategias económicas del actual ministro de Hacienda: "Tiene sus cualidades, pero actúa más como banquero y petrolero que como colaborador inmediato del presidente Caldera". Coroló su embestida diciendo que el jefe del Estado, al parecer, se apoya sólo en la confianza de su amigo de toda la vida.

La Fiscalía General de la República

Una vieja deuda

(Julio de 1985) Corrían los días felices de Jaime y Blanca en Miraflores y el economista presentó denuncias concretas acerca de una serie de deudas externas contraídas, en este caso, por la Fiscalía, que en suma totalizaron alrededor de 16.000 millones de dólares. "Fueron contratadas y no canceladas en la fecha de su vencimiento o bien no fueron autorizadas por el Consejo de Ministros",

Luis Piñerúa Ordaz

Censurado

(Agosto de 1988) De acuerdo a lo expuesto por Pulido Mora, él fue testigo de una maniobra planeada por el líder acciondemocratista para manipular la opinión pública: se trataba del montaje de una seudoencuesta en la que una misteriosa reportera le preguntaba qué opinaba "sobre las ofensas al presidente Lusinchi por parte de Luis Piñerúa Ordaz". En plena Plaza Venezuela regañó a la periodista por su falta de ética, respondió que no existía ofensa alguna, sino la evidencia —hecha pública— de una situación que existía antes que Lusinchi fuera presidente. Por supuesto, su afirmación no fue emitida por el noticiero del Estado.

Por un puñado de dólares

(Agosto 1994) "El control será bufo, para los pendejos, para quienes no tienen acceso al poder", soltó Pulido Mora luego de su destitución como coordinador de la Junta de Administración Cambiaria. Al economista se le ocurrió denunciar que había hecho un uso indebido de 450 millones de dólares. Su defensa eran las cláusulas primera y cuarta del Convenio Cambiarlo: una dice que está obligada a entregar al BCV la totalidad de sus divisas provenientes del exterior y la otra, que existe un instrumento, los fondos rotatorios, para darle liquidez. Le cayeron encima y Caldera lo despachó.

Una raya más para un tigre

(Octubre de 1988) Luego que Pulido Mora diera amarga cuenta de las mermadas reservas internacionales, la difícil situación fiscal, los endeudamientos ilegales, la caída de los precios petroleros y etcétera, Alfredo Peña ripostó diciendo que expertos internacionales elogiaban la política económica del gobierno de Jaime Lusinchi, a lo que éste respondió que "la OCImontó unas cuñas para encomiar la administración Lusinchi y en ellas pude ver a un amigo mío nicaragüense presentado como un economista americano".

y conservarlos

Iván Pulido Mora: un noqueado El regordeteycachetón economista experto en asuntosdefinanzas públicas haregresadoal ring, luego dealgún tiempo de retiro. Su currícu lum de polémicas se remontaa la primera gestión de Carlos Andrés Pérez, cuando fungió como viceministro de Hacienda. Desdeaquellosya lejanos años sauditas, su efervescencia habitual le mereció una seriede broncas, de lascuales,adecirverdad, no en todassal ió bien parado. Su último roundterminó por KO: es decir, fue destituido de laJuntadeAdm in istración Cambiarla, su debutydespedida en el gobierno deturno, y no le quedó otro remedio queasumirse como el Galileo financiero de los noventa 74

EXCESO OC I UBRI 1994

Los detalles

El enemigo

Jaime Lusinchi

En cuanto a los crecientes índices de popularidad de Jaime, aseveró que "a ese paso, en seis meses habrá superado el ciento por ciento y se habrán acabado en el país los copeyanos, los masistas, los comunistas y todo lo demás".


Una frase típica

El pronóstico

"Zapatero a sus zapatos". (Del

Todavía está a tiempo Iván Pulido Mora de

refranero popular)

hacerse amigo de confianza de Andrés Caldera

"El propio Presidente debe hacer del conocimiento de la Fiscalía todas las situaciones que él bien conoce". (IPM)

Enjabonados en su

jacuzzi en Costa Rica, Jaime y Blanca reirían ante las locuras de Pulido Mora: "¡Qué exagerado! Si era un poquito menos"

"Me parece que la prensa sirve a los políticos. Ayuda a mantener en su sitio todo el sistema que hay montado". (Ouka Lele)

En adelante, cuando un periodista intente abordarlo deberá recitar de memoria el número de carnet del CNP

"Tengo las pruebas suficientes para expresar que no procede de acuerdo con los intereses nacionales". (IPM)

El primer carro eléctrico que llegue al país tendrá un seguro conductor: Pulido Mora

"Lusinchi nos dejará en el esterero". (IPM)

La unidad móvil de Carlos Croes planea realizar un videoclip ecológico con Jaime Lusinchi en los esteros de Camaguán

Larry Tovar Acuña: mi querencia es el monte...

Rafael Arráiz Lucca: mi gerencia es Monte Avila

Maya Oloe, escenas de Orlana...

El doctorcito, exámenes de orina

11 :

IliMMMIG-

.

Juan José Caldera, consentido de papá...

Yasser Arafat, con sentido de paz

j

,./. Repara en los bienes, Jesús Petit Da Costa...

Dispara a los malos, José Lazo Ricardi

al nacer OCTUEIRI 1994 EXCESO

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,1,erra deju e g o

,1

ac amo ra mili o pa apa "No le temo al juez, ni a su dudoso machismo, ni a su capacidad jurídica", desafió Oswaldo Alvarez Paz, uno de sus tantos furibundos enemigos, en 1989. Por aquellos días, Luis Guillermo La Riva López había deslizado. "Se graduó de abogadoenguacalao. El nunca ha pisado un tribunal. El no sabe lo que es un alguacil. Yo sr. Admirador de Jesucristo, adeco, catecúmeno de Rousseau y Montesquieu, nacido en Puerto Píritu, señalado de conspirador en sus años mozos, antes que lo expulsaran del Ejército —según, dizque planeaba asesinar a Rafael Caldera—, egresó de la académica lawyer's factory Santa María. Un exitoso abogado más hasta que un día su carrera tomó visos de estrellato cinematográfico al ser designado juez instructor especial del caso Recadi: denunció sospechosos affaires por aquí, pavorosas maniobras más allá, le dictó auto de detención a Nicomedes Zuloaga. Respuesta le intervinieron sus teléfonos, le recordaron algunas travesuras de su pasado —*¡comunista, comunistar —, lo amenazaron de muerte. Pasado el tiempo, volvió a acaparar centimetraje: abrió fuegos contra Ramón Escovar Salom, para el momento fiscal general, porque éste se hizo el loco ante sus peticiones de protección, tras sus decisiones en el caso Recadi. Entonces, el Consejo de la Judicatura revocó los nombramientos de juez de instrucción y primera instancia de Luis Guillermo La Riva López y nunca más se volvió a saber de sus escandalosos señalamientos.

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EXCESO OCTUBRE 1994

La Cancillería y e ra e zco a ni a Nunca imaginó el salvador de la patria que un retrato suyo provocaría un incidente diplomático entre los países que soñó —a no ser por José de San Martín— unidos en una sola y gran América. Casaca abierta, senos al aire y mano en alto en fálica señal, la pintura del Libertador despertó los más profundos sentimientos bolivarianos en sus compatriotas, incluso en aquellos confesos detractores de Hugo Chávez y su manía de revivir héroes decimonónicos. Airada, la Cancillería venezolana enarbolaría una fundamentalista protesta contra aquella falta de respeto al hombre que venciera las cadenas del colonialismo español. Del óleo, que sin pena ni gloria permanecía colgado de las paredes de la Hayward Gallery de Londres, hizo el centro de una polémica de política internacional, otorgándole desmesurada notoriedad al autor del lienzo.

Juan do mingo IL:)~11 II a

En su casa de Santiago, se regodea recibiendo llamadas de apoyo de sus compañeros de paleta y pincel, amén de aquellas de todos los que se sienten —con o sin razón— proscritos del arte, ante la embestida de la Cancillería venezolana. Gracias a la irreverencia —suya— y a la ortodoxia bolivariana de los hijos de la fallecida Gran Colombia, fue catapultado a la fama sin transición en etapas medias. Si antes era relativamente conocido, aunque sin trascender las fronteras del sur de América, el aura de víctima, de mártir de la creación sin límites ideológicos, religiosos o patrioteros que le proporcionó la exagerada discusión en torno de El Libertador Simón Bolívar 1994 —título de la tela de marras—, le transformó en paladín de los artistas incomprendidos, quijote de los luchadores de la imaginación, llevándole a la palestra pictórica y elevando de un sopetón la cotización de sus lienzos en el mercado internacional.

Héctor Alonso López Su proyecto permanece en el 2000

Joaquín Balaguer Nunca vio la trampa

Flor baya Su candidatura fue flor de un día

Ramón Escovar Salom Le querían cambiar los cables

Edwin Arrieta Echaría el carro en todas las bombas

Alberto Fujimori Confundió el voto castigo con el voto de castidad


,/i,errCirdej u e g O

Historias de la locura corriente E» iSN11Elf ATACA AL NI E> 0 "El mundo fue y será una porquería", reza pesimista un tango, y ante tal afirmación, la imaginación parece ser la única salida. Vivir en un mundo ideal —como cantara Bella, la del filme La Bella y la Bestia—, donde los sueños infantiles se a hagan realidad, con sus guirnaldas de caramelo, corazones rosados y música almibarada, deviene paradigma, trastocando lo kistsh en glamoroso sueño nuevo rico. Escapar de la vida —real, se entiende—, como si de un thriller de terror se tratase, se convierte en el fin último de ésta, mientras se escucha, alelada el alma y anestesiados los sentidos, el tema de la Cenicienta. Factoría de sueños prefabricados, Disney, la compañía, no lo ignora, de hecho, la fantasía es su negocio y no pierde ocasión para transformar en oro —dólares, mejor dicho— la ilusión masiva de ser, aunque sea por un instante, protagonista de cuento de hadas, hallar la princesa encantada o el príncipe azul y, tras mucho sufrimiento —cual novela de Delia Fiallo—, alcanzar el final feliz. Del amor —ese sentimiento sublime, sobre el que poetas, escritores, filósofos y pensadores han disertado hermosamente hasta la saciedad; ese que hacía desfallecer a lánguidas damiselas decimonónicas aquejadas invariablemente por una desahuciante tuberculosis tras el rechazo del hombre amado—, sólo prevalece el adorno, los encajes, el aura rosadita como mejilla de bebé de compota, y Disney lo aprovecha para lanzar un nuevo servicio a ese vasto mercado de seres ansiosos de vivir en la Isla de Nunca Jamás, aquella tierra mágica donde habitaba el eterno niño Peter Pan. El fenómeno de la disneyficación invade todos los terrenos y ahora no sólo los cumpleaños infantiles recrean las historias animadas que hacen las delicias de la chiquillería, sino que enamoradas parejas buscan el idílico escenario de sus películas favoritas para consagrar su amor al ritmo del valse de Aurora —la protagonista de La Bella Durmiente— o entre moros decorados que recrean Aladino. No faltará quien, en un arranque de

CCOINIC>CMNIES CE LA POLÍTICA

'

Siempre en la palestra de las beligerantes arenas políticas, se las arreglan para estar bien con dios y con el diablo o, lo que es lo mismo, ser personajes de consenso

1 Ramón J. Velásquez. Sin que se

desbordada fantasía, desee que Balú, el simpático oso del Libro de la selva, oficie el matrimonio, mientras Bagheera y el Rey Louis le llevan la cola a la novia. Mougli, por supuesto, llevará las arras, detalle tan importante no podría faltar jamás. Pero, eso no es todo. En su afán por crear un mundo realmente ideal, Disney traspasa la frontera de Disneylandia y apunta a, una nueva creación, esta vez fuera de la pantalla. Se trata de una ciudad de unos 20.000 habitantes donde todos, absolutamente todos, serán felices, alcanzarán —pese a la crisis mundial, las guerras, la inflación, el desempleo, el creciente número de homeless— el ansiado sueño americano. Alegórico, el nombre de esta pequeña urbe, ubicada en Florida, será Celebration. "Está concebido como un pueblo de Florida en los años cuarenta", explica Chris Colombo, superintendente del internado del condado de Osceola, donde se construye el proyecto. Será, según lo han imaginado los ejecutivos de Disney, un pueblo tipo, un lugar ideal para vivir, no un parque de diversiones donde todos llevan puestas orejitas de Mickey Mouse. Celebration intenta ser la convergencia de pasado y futuro, "un lugar donde podrán verse las casas que recuerdo de mi infancia. Donde se vean personas emergentes, gente que está progresando, alcanzando sus sueños de una vida mejor", indica Colombo. En fin, la ciudad del futuro que Walt Disney, el hombre, soñó en el pasado.

sepa claramente para cuál equipo juega, su capacidad de lograr acuerdos llega al clímax cuando la concertación es para sí: ahorrándose las incomodidades de la campaña electoral, alcanzó la silla presidencial.

Ramón Escovar Salom. Ministro de Carlos Andrés Pérez en su primer gobierno, embajador durante el quinquenio de Jaime Lusinchi, pasó de guardián de la moralidad del sistema democrático durante la segunda vuelta del gocho —contra quien arremetió sin piedad desde la Fiscalía— a cejijunto centinela del orden público en esta nueva ronda de Rafael Caldera.

Vladimir Gessen. Inicios al costado de Renny Ottolina, se adueñó del centimetraje en su lucha contra las drogas. Su carrera incluye la presidencia de Corpoturismo, la embajada en Canadá, una oferta a Blanca Ibáñez para que encabezara las planchas de su partido y alternativos apoyos a Copei y AD. Luis Pastori. Ora dirige el Celarg, ora el Ministerio de la Cultura, ora en gobiernos variopintos. Su nombre siempre se baraja. Y sale.

Carmelo Lauría. En el Congreso hay siempre una silla con su nombre. Gobernador de Caracas, este ex OCTUBRE 1994 EXCESO

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e rradeju e g o

1 rincón del fusil

De Rafael Caldera a Rómulo Betancourt

copeyano saltó la talanquera y, meteórico, llegó a ministro —Pérez y Lusinchi— hasta pretender la candidatura presidencial, que le valió un premio de consolación: la jefatura de la Cámara de Diputados. Luis Raúl Matos Azócar. Economista de trayectoria, cabalga entre la política y las finanzas. Sin dejar su curul parlamentaria, ocupó la presidencia de Cordiplan, abandonó el adecaje para situarse en la corriente de independientes y ahora asesora a Caldera y dirige la Junta de Aministración Cambiarla.

Domingo F. Maza Zavala. Si no en el gobierno, al lado. No pierde vigencia a la hora de la consulta en materia económica, sea el gobierno del color que fuere.

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Presidente de la Cámara de Diputados durante el quinquenio de Rómulo Betancourt, el hoy primer mandatario nacional, Rafael Caldera, ha convertido a su otrora contendor —no obstante aliado en el Pacto de Punto Fijo— en las arenas políticas, en cita permanente, recurrente, reproduciéndolo a cabalidad, salvo en la combinación pipa-sombrero-lentes. Iniciado el proceso Xerox con el discurso republicanista —" ¡En mis manos no se perderá la República!", diría embargado por la emoción, manos en alto, ante la nación—,

Gustavo Roosen. Sobreviviente de varias guerras —Pérez, Lepage, Velásquez—, esta ficha del grupo Polar pasó por el Ministerio de Educación y la presidencia de Pdvsa, y con el nuevo gobierno ha fungido como presidente de la junta interventora del Banco Latino y de la Comisión para la Reestructuración Financiera. Sabe de cerveza, burocracia, crudos, educación, bancos... José Ramón Medina. Comentan en corrillos burocráticos que se irá a la tumba no con las botas puestas sino con los cargos a cuestas.

emulando al fallecido fundador de Acción Democrática, quien hiciera votos para salvaguardar el naciente sistema democrático. Como su antecesor en la silla de Miraflores, Caldera, en su segundo turno al bate, conjura continuos rumores de golpe de Estado, reuniones conspirativas y brotes de subversión, a decir de su ministro de la Defensa, Rafael Montero Revette. Devaluación y control de cambios serán otros dos puntos en la agenda de la fotocopia, sólo que Betancourt llevaría la moneda de 3,35 a 4,30 bolívares por dólar; bajo la égida de Caldera, el signo estadounidense se dispararía de 115 a 180, para luego ubicarse a juro en 170. Mas, no es sólo eso; también el acto de suspensión de garantías constitucionales tuvo su precedente durante el gobierno de Betancourt, tanto así que el mismísimo hombre de la gomina lo recordaría al resuspenderlas, tras la tentativa del Congreso de restaurar los derechos civiles y económicos.

ro ¡edades asociativas

Tiroloco McGraw

Abimael Guzmán

Espartaco Santoni

llich Ramírez

Fernando Ochoa Antich. El general lleva dos ministerios en su haber, Defensa y Relaciones Exteriores, con el depuesto Carlos Andrés Pérez. Ahora, Caldera lo encarga de la embajada en México. 78

EXCESO OCTUBRE 1994

Sánchez

Leon Trotsky

Salman Rushdie


De Jekyll Ricardo "A Ricardo Peña le importan un pito nuestros valores",

"Fue un impacto la boda de la hija de Lila", según Ricardo Peña

según Lila Morillo "Ricardo Peña comenzó su carrera en Sábado Sensacional el 7 del 7 del 77, una fecha irrepetible. Y como productor del espacio es el escogido por nosotros para iniciar una serie de repor tajes que intentan descubrir a estos brillantes trabajadores de la televisión, que se pueden dar el lujo de no sufrir las consecuencias de la popularidad, ya que raramente los identifican en la calle". (Maritza Martín, El Universal, 28 - 2 - 86) "Como nativo de Tauro, soy muy apegado a mis principios y no quería dejar el canal 2. Me costó decidirme, hasta que me convencieron... He encontrado tanta calidez y amistad que no pienso irme en muchos años... Eso sí, innovando. El público no es tonto. No se le puede mentir. Tiene una enorme velocidad de imaginación y aplaude lo que le gusta". (Ricardo Peña, El Universal, 28 - 2 - 86) "El gusto del venezolano no admite programas muy largos, por lo que hay que evitar aburrir... No te doy la receta de nuestro éxito, pero buscamos impactar a la gente. Recuerdo la boda de la hija de Lila... todo el mundo la vio. Yuyito también ha sido un impacto. Debo admitir que al principio no gustó, pero al trabajar sus cualidades, no precisamente las corporales, demostró que tiene humor... ¡Ah! Otra boda sensacional fue la de Roberto Antonio... Y no sabes el peso que tiene en la gente que Fernando Carrillo haya leído un pasaje de la Biblia". (24 - 3 - 90) "Mis relaciones con Ricardo Peña y el resto de la gente del programa fueron, son y serán cordiales. Yo soy animador, no boxeador como para estar peleando. Todo el tiempo he dialogado en forma óptima con él y el equipo, y yo aspiro a que me quieran tanto a mí como yo a ellos. En verdad, de ellos sólo he recibido amistad y cariño". (Gilberto Correa, El Universal, 12 - 6-81) "Después de 23 años en el país nadie puede llamarse a engaño: Ricardo Peña ha desarrollado una ininterrumpida labor en favor del entretenimiento". (Manolo Olalquiaga, El Universal, agosto de 1994) -

"Se aprende mucho más sobre Venezuela viendo media hora de Sábado Sensacional que sintonizando un noticiero de televisión durante un mes completo... Su sencilla fórmula se expone en pocas palabras: pan y circo. La carpa la montan los cantantes, payasos, magos, atracciones extravagantes. El pan alimentará las ilusiones del desfile de postulantes que participan en los más variopintos concursos. Muchas veces es pan duro". (FI Nacional, 9c80) "Tras la Cenicienta Sensacional un espíritu morboso cuando en la pantalla se ve el antes y el después, cuando el público debe tornar conciencia de la fealdad, según parámetros de los productores; un verdadero modelo de frustración, pues difícilmente ella conquistará su príncipe azul desde los Magallanes de Cada. Y no le quedará la esperanza siquiera de recuperar la zapatilla, pues también es de utilería". (Alejandro Alfonzo, El Nacional, 6 - 7 - 80) "Al día siguiente, cuando desaparezca el hechizo, la cenicienta chocará con la realidad de que ella es la horrible, y que lo irreal era el monigote que salió maquillado por televisión". (Carlos Raúl Hernández, El Nacional, 6 - 7 - 80) "El mensaje de la Cenicienta es el del repentino ascenso social, sin importar si sabe leer o escribir, tiene una alimentación adecuada o cupo en la universidad. De modo que las contradicciones aflorarán creando tensiones. Lo que tendremos será alienación". (José Mata, El Nacional, 6 - 7 - 80) "¿El peor programa? Supongo que será ese maratónico de los sábados. Si nuestra televisión es generalmente mala en programas cortos, debe ser pésima en uno de seis horas". (Luis Raúl Matos Azócar, Fama, 15 - 6 - 85) "A Ricardo Peña, como no es venezolano, le importa un pito resaltar los valores de nuestra idiosincrasia, por eso no quiso incluir mi show de música vernácula. Y por eso renuncié a Venevisión". (Lila Morillo, El Nacional, julio de 1994)

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Por unos pírricos yenes, escuálidos dólares, unos baratos 1.500 bolívares, si vive en Caracas, o regalados 1.800, si traspasó el área metropolitana, puede a mes -vistarecibir del siglo, domicilio nltentación mejor revistas , toque a mes. 'Ua más .`f divertida Uxcesoda, caliente , independencia lbcceso total ioyera. pr Y libertad la es de cle


Una parte de Margarita... Pablo Larragulbel

R

egresar al ferry es darse cuenta de que en realidad nunca se ha salido de él. Es un eterno retorno a un lugar inolvidable, y una y otra vez a bordo, la pregunta vuelve a ser la misma: ¿qué hago montado aquí? ¿Por qué tengo que soportar siete horas de tortura física y psicológica, y además pagar por ello? En mi última travesía, las respuestas volvieron a ser las mismas. La diferencia de precio entre el ferry y el avión es actualmente de 40 mil bolívares para una familia con dos hijos. Esto, por supuesto, sin contar el alquiler de carro, que supondría unos diez mil diarios. Si uno estima tres semanas en la isla, la diferencia alcanza el cuarto de millón de bolívares. Esta cifra, a pesar de la devaluación, sigue representando algo de dinero y a 99 por ciento de la población venezolana le resulta un lujo demasiado caro. El sufrimiento del ferry vale algo menos de 12S mil por trayecto. Para quien se pasa una semana, ese precio baja a unos 60 mil bolívares. La gente acepta calarse todo lo que hay que calarse: llegar con dos horas de anticipación, la suciedad, el calor, el abordaje, la sensación de prófugo o refugiado en un barco fantasma, la pésima atención del pésimo cafetín, la falta de asientos (no hay garantía de conseguir puesto para ir sentado), el atiborramiento de la salida y todos los etcéteras de esta experiencia que ni el avistar algunos delfines logra mitigar. La división de planificación estratégica de Conferry, si existiese, podría fácil-

mente justificar un alza en los pasajes de hasta trescientos o cuatrocientos por ciento. La cuenta del usuario sería más o menos la misma —el ahorro seguiría siendo importante y los ingresos de la compañía se incrementarían de manera sustancial. Pero, resulta que los dueños de este monopolio no desean subir los precios. El negocio es ya lo suficientemente bueno con las tarifas actuales. La calidad, al carajo. Y todo el mundo volverá al ferry. Porque el ahorro es tan grande que hasta —en un optimismo caribeño del más alto desprendimiento— transformamos las, al menos, siete horas, que incluyen dos de espera más media de desembarco y por lo menos media de atraso, en sólo cuatro. Y queda el imborrable recuerdo del ferry, producto de que el resto del país se le parece demasiado. Se acepta lo malo porque no hay alternativa y, por lo tanto, lo único que deseamos es que sea relati-

jeros, para qué Toyota quiere ensamblar el Corolla. Todos deben ganar. No se necesita mayor competencia. Para qué otro ferry a Margarita, si ya existe una compañía que presta el servicio y además, cobra barato". Pero el temor a competir no es patrimonio de los empresarios ineficientes que han crecido a la sombra del Estado. Es patrimonio de todos. No hemos alcanzado la cultura de la competencia. Nos molesta profundamente que un producto esté más caro en un sitio que en otro. Las políticas proteccionistas se incrustaron en la mente del venezolano y la triste política de apertura de Pérez hizo ratificar los temores a la competencia. En la medida que la inflación no pudo ser controlada, la gran mayoría de la población supuso que era un fracaso de la política comercial y de liberación de precios, y no de la incapacidad demostrada por el gobierno en ese ámbito.

vamente barato. Aquí es donde todos nos parecemos al director del Idec. No importa la calidad. Importa el precio. Esta aceptación de lo inaceptable parece ser la política de protección al consumidor de este gobierno, y que fue la misma de la historia contemporánea de Venezuela: "Si ya existe una empresa fabricante de papel, para qué otra. Si ya existen fabricantes de vehículos de pasa-

Ha habido algunos intentos de desmontar el monopolio del transporte marítimo a Margarita. La política y los acomodos de siempre impidieron, con diversas argucias, el establecimiento de empresas competidoras. Pero, paradójicamente, gracias a eso, mis hijos pueden hoy vivir el pasado, tener memoria de él, entenderlo y, ojalá, lo espero con ansiedad, no tengan que seguir viviéndolo.L1 OCTUBRE 1994 EXCESO

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Maligno vaticinio Rafael Sylva Moreno

ary Cole, esposa de un botánico inglés asignado temporalmente a Suráfrica, percibió el efluvio desde que entró a su nueva casa en un suburbio de Johanesburgo. Aquella sensación de rechazo fue tan intensa que lo comentó a Fred, su marido, quien a su vez le manifestó haber captado algo similar. A los pocos días de haberse establecido, Mary se disponía a escribir a sus familiares cuando súbitamente algo, a la vez hostil y potente, pareció adueñarse de su voluntad, obligándola a trazar en el papel (con letra muy distinta a la suya) un desconcertante vaticinio sobre la eventual muerte trágica de su esposo Fred. Mary quedó desconcertada ante aquello pero, siendo una mujer poco dada a especulaciones fantasiosas, decidió ignorar lo ocurrido. A los pocos días, sin embargo, el fenómeno se repitió. Después de aquel segundo vaticinio ya no podía atribuir el fenómeno a mera casualidad, y muy asustada trató de combatir aquella fuerza que parecía apoderarse de ella. Pero cada vez que intentaba escribir algo su mano primero trazaba, con letra extraña, mensajes de naturaleza obscena, maligna, que siempre terminaban pronosticando la muerte de Fred. Todo era tan absurdo que Mary pensó, con razón, que si lo divulgaba podrían tomarla por loca. Finalmente, a principios de febrero de 1940, aquella voluntad extracorporal que parecía adueñarse a capricho de la suya obligó a Mary a precisar por escrito un mensaje escalofrian82

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te: ¡su esposo fallecería ahogado antes de finalizar el mes! Mary pensó alertar a Fred, comunicándole lo que estaba sucediendo; pero no llegaba a decidirse. Así ocurrió que cierta noche, y finalizando febrero, su esposo no regresó a la casa después del trabajo. Como encargado de una estación experimental para el estudio de fauna y flora en una selva húmeda como a 15 kilómetros de Johanesburgo, Fred debía hacer frecuentes viajes por una carretera de montaña. Había estado lloviendo copiosamente todo aquel día y cuando la radio anunció que, a causa del temporal, estaban ocurriendo inundaciones y desbordamientos de quebradas en el sector donde se encontraba su marido, Mary de inmediato pensó en la maligna profecía. Sus temores se habrían convertido en de-

ta de que el agorero vaticinio no había llegado a cumplirse, y estando Fred en franca recuperación, Mary optó por confiarle todo acerca de los fenómenos paranormales que la habían estado atormentando. Como prueba le mostró aquellos papeles donde algo la obligaba a escribir, con letra muy distinta a la suya, extraños mensajes proféticos. A finales de 1940 y debido a la guerra, el matrimonio Cole regresó a Inglaterra, siendo entonces cuando, al fin, Mary pudo respirar aliviada, lejos de Africa y de aquella voluntad maligna que la atormentaba con profecías de que su esposo iba a morir ahogado. Algo que afortunadamente no se había cumplido. O por lo menos así pensaba ella. Fred, como oficial de reserva en la Marina, debió incorporarse a la flota y fue en el Mar del Nor-

sesperación de haber sabido que el auto de Fred, atrapado en la carretera de montaña por un torrente de agua pantanosa, estaba siendo arrastrado hacia una hondonada. Cuando las cuadrillas de rescate localizaron el vehículo (dos días después) se encontraba tapiado por barro y escombros; pero su ocupante aún vivía. En vis-

te cuando aquel sombrío vaticinio sí se cumplió. Sólo que con un año de retraso. El 26 de febrero de 1942, faltando solamente un par de días para que terminase el mes, la corbeta Swift, donde servía el oficial Fred Cole, fue torpedeada por un submarino alemán, ¡muriendo ahogados todos sus tripulantes! L


Cultura musical consolidada Mariela Pérez Loreto

N

ingún ámbito de la cultura escapó al hábito del paternalismo para su buen proceder y funcionamiento. Ni siquiera la música, o quizás vale la pena recalcar que más aun la música fue protegida, mimada y (¿por qué no?) mal acostumbrada. La vorágine financiera que nos sacude obligará a muchas de las entidades bancarias, fundaciones o afines a cambiar sus rumbos o, más directamente, a modificar su actitud de mecenazgo hacia las artes. No nos contentamos con el cierre de salas como la del Centro Cultural Consolidado, tampoco con que la Fundación Mozarteum, por ejemplo, no traiga una vez más a la Orquesta de Pittsburg o la agrupación I Musici, todo ello exquisitamente sifrino y rimbombantemente costoso. El público que asiste al Teatro Teresa Carreño para exhibirse y aplaudir a la Sinfónica de Viena no es el mismo que plena la sala José Félix Ribas los viernes para escuchar a la Orquesta Simón Bolívar y los domingos para escuchar a la Orquesta Filarmónica Nacional, o que se traslada a la sin igual Aula Magna para escuchar a la Orquesta Sinfónica Municipal. Un balance del movimiento musical venezolano en los últimos años nos llevaría a un interesante resultado de ganancias y pérdidas tanto en el aspecto financiero como en lo musical. Sin embargo, en lo musical es obligante hablar más de ganancias que de pérdidas. No existe —y esto es un hecho— otro

país latinoamericano que posea tantas orquestas profesionales que toquen en temporadas regulares y en forma permanente, como sucede en nuestro país. También es cierto que los estudios universitarios musicales son verdaderamente novedosos en comparación con otras ramas del saber que imparten las universidades venezolanas, lo cual, ante el boom que Venezuela ha representado en el continente americano, resulta una contradicción. El sistema de estudios musicales tradicional (escuelas de música) no ha sido adaptado a las nuevas expectativas de los futuros músicos o niños de talento excepcional. Estas escuelas no poseen orquestas de cámara, no promueven concursos para estudiantes, no establecen contactos con instituciones internacionales que los entrenen en los nuevos y más actualizados sistemas de enseñanza de la teoría musical. El boom musical de orquestas venezolanas es una realidad, pero sería necesario rellenar las lagunas en la educación, en la formación de la masa audiente que se conformaría en el cliente natural de la excelencia musical. Sería necesario movilizar la creatividad de los que están al frente de las instituciones musicales. No es posible por los momentos centrar la actividad en las presentaciones en el exterior, por ejemplo. Debería cambiar esta visión de trabajo de una actitud de irrefrenable exhibicionismo a una visión de altura hacia adentro del país y de sus puntos más débiles. Los problemas económicos mundiales, que indiscutiblemente nos afectan como a cualquier otro país del orbe, deberían por lógica ser la línea a seguir en una política que nos ayude a abrir los ojos hacia las necesidades de nuestro propio país y de países cercanos, ávidos como nosotros de una constancia en la calidad y eficiencia de la educación general y, en este caso, de la educación musical específicamente. Son tantas las cosas que faltan por hacer dentro de la propia casa (entiéndase país) y la ayuda que podemos prestar (y obtener) de los vecinos, que vale la pena asumir el reto de la austeridad, pero con sentido constructivo. L

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Marginales Frank Baiz Quevedo

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na de las más contundentes radiografías de la marginalidad fue, sin duda, la adelantada por el cubano Edmundo Desnoes en la novela Memorias del subdesarrollo, divulgada y trascendida por la película homónima de Tomás Gutiérrez Alea. En ella se hurgaba en lo que, para el optimismo de los años sesenta, constituía simplemente un síntoma de derrotismo de la clase caída: el creer que, porque somos subdesarrollados, no podíamos salir del atraso y hacer la Revolución. Paradójicamente, el discurso de Desnoes-Alea invitaba a otra lectura (la cual, de hecho, por haberse ejecutado junto con la primera, universalizó el éxito del filme en cuestión): aquella que nos revelaba como subdesarrollados, es decir, inmaduros, faltos de memoria, ajustados a las urgencias y restricciones del más inmediato presente y que se leía como angustiada autocrítica y como reflexión. Por una de esas ironías del materialismo histórico, Desnoes —guarecido hasta hace poco en la ciudad venezolana de Mérida— se arrepentía de su exceso de optimismo, relativizando su pretérita defensa de la primera de estas dos lecturas. La verdad es que aquel texto de Desnoes sigue señalando algunos hitos esenciales de esa condición anquilosada que exhibe la marginalidad: la inmediatez, la falta de memoria, incorporan al dominio público. Lo marginal es, en primer término, lo indirecto, la permanencia en una conflictiva irresoluble y nunca explicitada: la pelea con la querida del marido, o con la

otra cachifa o secretaria, con el cargo del otro dirigente del partido. O, en términos del colectivo, el murmullo nunca asumido contra el grupo aliado o contra el país vecino. Marginal es sinónimo de zancadilla y de proceder oblicuo; de ahí el éxito de las malas en las telenovelas y del partido Acción Democrática. Marginal también es la conducta irresponsable (en eso el grueso de los dirigentes políticos lleva la bandera de la marginalidad): lanzar la basura por la ventanilla del carro, atosigar al congénere con el merengue en el tocadiscos, esquilmar los fondos de la gobernación estatal, tienen como denominador común la absoluta ignorancia de cualquier obligación colectiva. De nuevo los adecos, aunque no los únicos, exhiben la estructura paradigmática. El resentimiento social es otro componente activo de la marginalidad (en nuestro caso, profundizado ahora por la xenofobia inversa del emigrante resentido que busca la revancha en contra de este país supuestamente favorecido en el reparto de las riquezas naturales): de ahí la paradoja del despilfarro en la pobreza, el marginal se perpetúa marginal en beneficio de su diferencia en contra de aquél a quien considera un privilegiado. La marginalidad es también la no asunción de' una condición de falta, cualquiera que ésta sea: económica, política, amatoria. El marginal es héroe no reconocido, la querida perpetua, el país maltratado, que permanece así para lamentarse eternamente, para actuar solamente a través de sus palabras. Por último, y lo que es peor, la marginalidad es, ante todo y sobre todo, un modo de pensar, sumido en lo profundo de nuestro ser individual y colectivo. Un aprendizaje —o des-aprendizajede años, complejamente generado y perpetuado por la historia y que requiere de quién sabe qué complicado y doloroso proceso histórico para desenmarañarse. Salir del subdesarrollo no es solamente una cuestión de voluntad. Eso lo comprendió Desnoes tardíamente; eso podemos irlo comprendiendo para, poco a poco, emerger de la marginalidad. L.1


El ladrón Otrova Gomás

T i legó una mañana. Una de esas que ya I empiezan a cotizarse en la bolsa de valores cuando se ha cruzado el Rubicón de los cincuenta. Estaba tan bien vestido, tan elegante en sus gestos, y era tan amplia su sonrisa. Pero sobre todo, fue aquella expresión de aristócrata en el parpadear lo que me impidió descubrir sus verdaderas intenciones. No tenía armas y, lo confieso, a esta altura de los trágicos acontecimientos en que habría de envolverme, jamás, por ningún concepto ni bajo ninguna circunstancia podría haberme imaginado que se trataba de un ladrón. Debo explicar que lo conocía de mucho antes; incluso corriendo el riesgo de incurrir en un profundo desacierto, me atrevería a decir que tiempo atrás lo consideré mi amigo. Cómo habría de imaginarme que él, al igual que muchos de su misma especie, tal vez con menos elegancia, habrían de transformarse en delincuentes comunes, en hampones miserables. Toda una gama de mal entretenidos capaces de desvalijar impunemente a sus víctimas de uno de los pocos recursos naturales verdaderamente no renovables, de la riqueza más importante en la vida de cualquier hombre de mediana inteligencia: su tiempo. Quiero acotar —y es la base de esta reflexión dolorosa— que en este brevísimo paso por la vida existen en todos los humanos dos cuentas corrientes que marcan la pauta de su opulencia: la de su dinero y la de sus horas disponibles. Es afortunado —y que haga suspirar a los incautos— quien acumula inmensas cifras en la de vil moneda, compradora por esencia del efímero poder, los tumultuosos placeres de la carne y la infinitud de cachivaches

que llenan las vitrinas del excitante capitalismo, pero sólo la abundancia y la disponibilidad de horas es lo que hace realmente ricos a unos hombres sobre otros, porque sólo la posesión del tiempo constituye la plataforma del disfrute. ¿De qué valen la magia infantil que hay en los objetos, las delicias del sexo delirante y el éxtasis en que sume el arte sin esas horas depositadas en una buena cuenta corriente que permite disfrutarlos? El caso es que aquella mañana los hechos se desarrollaron tan intempestivamente, y fue tal la agilidad de mi atacante, que ni aun el más sofisticado sistema de vigilancia habría logrado detenerlo. Pidió permiso, dio una sonrisa de propina a mi secretaria y sin avisarme penetró sigilosamente en donde me en-

de frau Kliens Moronta, la única mujer capitán de submarino; desarrolló sus teorías sobre las posibilidades de salvar al Seguro Social, me explicó el oscuro efecto de los atardeceres sobre las almas melancólicas y hasta los infortunios de Miss Aborigen Australiana en los concursos de Miss Universo. De su boca hipnotizante salieron palabras y más palabras que se agolparon en mi cerebro dejándome completamente grogui e indefenso. Luego se fue, impecable en su prestancia como había entrado, la mirada orgullosa del que sabe que ha dado un golpe perfecto y con esa aureola de quien se sabe vencedor; pero escondidas en sus alforjas se había llevado mis valiosas horas matutinas. Pasarían algunos instantes para que lograra recuperarme del golpe, me incor-

contraba. Al verlo, un disco de Bela Bartok que sonaba para mi deleite dejó de sentirse y la reproducción de El Bosoo con la cual cada cinco minutos recargo mis baterías perdió los rojos profundos y la multiplicidad de encantamientos. El se sentó frente a mí y allí empezó a hablar, con la ferocidad de un delincuente despiadado y ducho en esos avatares. Durante cuatro horas, 36 minutos y dos segundos, expuso sus teorías sobre el plan macroeconómico del gobierno, me contó sobre los rumores de la intervención al Banco de Sangre, divagó sobre la vida perdurable, hizo elogios al pensamiento

poré de la mesa con la cabeza adolorida y al darme cuenta del asalto rápidamente estiré la mano hacia el teléfono para llamar a la policía. Describí cuidadosamente al atacante y el monto exacto de lo robado. Desgraciadamente, cuando llegaron las autoridades, el comisario que revisó la escena del crimen, mirándome el rostro compungido, se limitó a decirme: —Lo lamento, señor, aunque lo atrapemos, va a ser muy difícil enjuiciarlo, hay millones y millones de ese tipo de ladrones, pero jamás hemos podido encontrar en su poder ni la más mínima parte del botín... L OCTUBRE 1994 EXCESO

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(» Serán tantristes todos 01 irlandeses i Co ofon

Periodista, columnista, guionista de televisión, cuentista, poeta, es decir, escritor con todas las letras —altas y bajas, consonantes y disonantes, cursivas y recursivas—, el talentoso treintón que dejó el violín por el sacapuntas. Por el doble filo. Su arma. ¿Serán tan tristes to-

dos los irlandeses?, dentro del libro Tubo de escape —siete cuentos de pronta publicación desde el sello Monte Avila Latinoamericana—, confirma la especie: Coll es hojilla, verbo contumaz, ardor incómodo. La historia de unos cuernos montados por partida doble sirve de telón para reconstruir —habilidades del reportero— la intimidad más generalizada en lares deprimidos: abulia, desazón, sorna, escepticismo, soledad, limón. Un convincente caso de la vida real —habilidades del narrador OCTUIRE 1994

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abía aprendido a hacerlo de una amiga a la que le dio tomando lexotanil o algo más fuerte. Jamás le sentí aliento alpor grabar las conversaciones de su sirvienta colombiacohólico. Ella sí me vio borracho muchas veces. Pero aquella na, para despedirla so pretexto de que le hacía pagar tarde sólo bebimos café. unas facturas de teléfono exorbitantes. No quise saber —Ay, pero bueno... —Dime, pues. demasiado al respecto. Quedé en silencio hasta que esa mujer, —Paaapi... Leda, se animó a oprimir el play de su pequeño reproductor de —Dime. reportero. A continuación escuché un diálogo con mucho rui—No seas así, chico. do, como si uno de los interlocutores hablara desde la calle. —Diiime. Tal vez me hubiese parecido una conversación común y co—Bueno, está bien, pero... rriente entre dos amantes bastante mediocres a no ser porque Leda aseguraba que la mujer era De haber conocido a Leda unos años antes, Rita, para entonces mi esposa. El hombre, supuestamente, era el espole hubiese jugado un quintico quizá. so de Leda. La sensación de extraAhora no podría jugárselo ní a la mesonera ñamiento era tal que la voz no me sonaba para nada a la de Rita. Jamás que nos ha traído otro café la creí capaz de semejante procay nos mira con cara de absurdo. cidad y falta de imaginación. Jamás Como diciendo: qué hacen aquí, la creí capaz de pronunciar la palabra papi, por Dios. par de imbéciles... —No hago sino pensar en ti. ¿Por qué no se van? Ya es de noche. Mierda —Mentiroso. —En serio, cosita. —Pero naaada. —¿Cómo que cosita, chico? (risitas). —Está bien... mami rica, pues. Leda estaba evidentemente enajenada. Había grabado mon—Eso está mejor... pasao . tones de cassettes. Unos diez. Decía que se los daría a su abo—¿Cuándo nos vemos, mi vida? gado. Le dije que eso no era prueba de nada. Me dijo que yo —Esta semana, papi, esta semana... te lo prometo. era un ingenuo. Le dije que eso se podría revertir en su contra. —Pero, ¿cuándo?... Mira que estoy que no aguanto, mi Fue la única vez que la vi reírse. Me preguntó que si yo pensamami rica. ba que esto era Estados Unidos. Yo no entendía nada y empe—Ay... te he dicho que esta semana. zaba a sentirme pésimamente. No sé si era por Rita. Ella esta—Pero, ¿cuándo? ba en ese momento, supuestamente, con una amiga viendo La Era una espantosa tarde de domingo. Leda me había citabella y la bestia en el cine Obelisco. Sentí mucha lástima por do en uno de los lugares más deprimentes de Caracas. En reamí. Creo que era la hora y el lugar, aquella cafetería de centro lidad podía ser cualquier lugar. De esos que tienen la particucomercial en Los Dos Caminos, tal vez. (Yo que había evitado laridad de ser absolutamente cotidianos e insípidos un ir a esa función de vespertina de dibujos animados junto a Rita miércoles al mediodía, por ejemplo, cuando las secretarias y y Janet, una de sus más insufribles amigas, para ahorrarme un los empleados bancarios almuerzan hamburguesas, espaseguro ataque de melancolía. Y aquí estaba, en esta insólita guetis y demás y uno trasega una aburrida y extemporánea función magnetofónica. Este vodevil a ciegas donde uno de los cerveza, a la espera que pasen las horas y se pueda ir al banpersonajes es probablemente mi esposa). co o algo así. Pero que un domingo a las cinco de la tarde se—Ay, chico, mejan cualquier momento del fin del mundo o te hacen pen—¿Qué pasó, pueesss..? (risa). sar que definitivamente todos tus parientes han muerto o —Deja. desaparecido o que todos tus amigos se han ido a Europa a —¿Qué pasa? ¿qué pasa? tener éxito y tú te has quedado aquí solo, viendo cómo un —Que no, pue... que no. hombre inmundo de los que recogen latas vacías escarba en —Pero, ¿qué pasa, mi cosita rica? un cesto de basura muy cerca de ti. —Te dije que cosita... (risitas)... Leda se había vestido como si fuese a visitar a un cliente o a —...que cosita qué... que co-si-ta... qué. buscar trabajo o a ir a su oficina que creo que era algo relacio—(Risitas). nado con la publicidad. Se había maquillado empecina— (Risa). damente unas profundas ojeras. Era una mujer atractiva —te—...aaah-h-h... no... chico. nía el tipo ejecutivo y en eso se me parecía a Rita, sólo que Rita —(Risa in crescendo). era más morena y definitivamente más bella. Tenía la piel aja—Ah... pueee... da (supongo que tendría unos 35 años, tal vez menos). Estaría

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—Deja. —(•••)

—Bueno... ¿qué pasa, chiiico?... ¿qué pasa? ¿Qué pasa, pueee... Leda tenía las uñas impecablemente pintadas. De rojo. Supongo que no se las pintaba ella misma. Así mismo, su ropa lucía costosa. Retrocedía la cinta y me hacía escuchar, dos y hasta tres veces, pasajes que ella consideraba cruciales. ¡Oye! me conminaba. Oye. Volvía a retroceder. Yo, en cambio, quería que adelantara. Que saliéramos de eso de una vez. Que ya

está. Que era demasiado. En cierto momento, me fijé en que la marca de su pequeño reproductor era General Electric y en mi mente sonó la voz de Héctor Myerston diciendo General Electric y algunas cosas más sobre la Navidad y pagar sin inicial. No sé por qué. Creo, inclusive, que esa marca no la anuncia él. Leda llegó a contarme algunas cosas sobre su vida. Sus padres eran de Maracaibo y no tuvo que decírmelo; a juzgar por su nombre, su padre frecuentaba alguna lectura clásica. Ella habló, sobre todo, del viejo. Maracucho, pero de prosapia, de apellido Carías. A ella le encantaba el tema de los apellidos, asunto en el cual yo no podía competir. Así que me limitaba a escucharla. Carías para acá y Carías para allá, Rincón, Urdaneta, García, Atencio. Cuando el humor me lo permitía, le decía que mucho mejor era ser un González cualquiera llegado de Canarias durante algún episodio del siglo veinte y no tener que rendirle cuentas a ninguna abuelita del interior. Se me quedaba viendo como con espanto; a punto de soltarme algún insulto, de decirme isleño'el carajo. Pero inmediatamente volvía a su reproductor de reportero. Retrocedía. Sacaba un cassette y metía otro. —Te dije que nono. na de las tantas veces que me quedé solo mientras Rita hacía uno de sus tantos viajes, compré cinco gramos de cocaína en Los Erasos. Los llevé a casa con la sensación de que la ciudad entera sabía lo que yo me traía entre manos, como siempre sucede. Compré una botella de Glenfiddich. Al llegar puse Confortbly Numb, de Pink Floyd, y la escuché cientos de veces a lo largo de la noche. Extendí El Universal sobre el piso como si fuera a pintar las paredes del apartamento, en la parte de los avisos clasificados, y llamé a

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casi todos los números de la sección de masajistas. Me quedaba en silencio escuchando la voz de mujer que decía buenas noches y que al rato soltaba algo así como "¡maricón!" o "anda a que te coja un burro" o simplemente colgaba. Una de las veces respondió un hombre con evidente acento colombiano y tranqué enseguida. Otras veces caía ocupado y yo volvía a marcar una y otra vez hasta el paroxismo. Otras me animaba a preguntar tarifas y hasta a solicitar el servicio y dar la dirección de casa, para llamar enseguida y cancelar. Me masturbé no menos de veinte veces. Cuando vine a ver era de día; hacía calor y sudaba. Tenía la nariz destrozada y no quedaba whisky. No tenía valor para salir a comprar cervezas. Me mordía las uñas, desnudo, pensando en un discursito para recibirla. Llegaba al día siguiente. Ese fue uno de los tantos recuerdos que me atravesaron aquella primera tarde con Leda. Pero ése, en especial, recurrió con mucho detalle. En otras ocasiones he marcado alguno de esos números desde la oficina, sólo para oír cómo suena la voz que atiende. Ultimamente han incorporado la innovación de la contestadora automática. Debe de haber miles de tipos que hacen lo mismo que yo. —¿Qué fue, papi?... No te puedes quedar callado. enía no menos de diez años que no había estado en esa cafetería a la que me citó Leda. Tal vez nunca estuve. Pero los pasillos de ese centro comercial sí los había recorrido. Creo que estaban exactamente igual, sólo que ahora los recorría gente mucho menos feliz. Una gente triste en la que no hubiese reparado hasta entonces. Gente que iba al cine, un domingo en la tarde. Alguna vez fui al cine con un amigo y la hermana de mi amigo que se llamaba Miguel y el novio de ella. Miguel y yo estaríamos en primer año. Su hermana en segundo, tal vez. Y su novio, por lo visto, ya trabajaba en algo. Manejaba, incluso. Vimos Tiburón I. A la salida, el novio de la hermana de Miguel hizo bailar el carro , al ritmo de la música de la radio, que llevaba a todo dar, en medio de una cola que no avanzaba. Era un juego con el acelerador y el freno que jamás he podido repetir por mi cuenta. —Ay, bichito. De haber conocido a Leda unos años antes, le hubiese jugado un quintico quizá. Ahora no podría jugárselo ni a la mesonera que nos ha traído otro café y nos mira con cara de absurdo. Como diciendo: qué hacen aquí, par de imbéciles... una cosa es tener guardia y otra es trabajar. ¿Por qué no se van? Ya es de noche. Mierda. Imagino a Leda 20 años atrás. Hágase una fiesta con Oscar D'León en el Club de Suboficiales allá en el quinto coño cerca del Hipódromo. Leda lleva el cabello peinado con secador y está delgadísima. Parece una gringa con un vestido sin mangas de algún indeterminado color claro. En aquel entonces su cabello lucía mucho más claro. Castaño claro. Ahora noto que es más bien morena. —¿Qué fue, papi?

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—(Risa contenida). —Deja, chico.

de comprar unas cervezas y llegarme hasta la floristería. Unas flores resultarían más inofensivas. Esa mañana la había dejado durmiendo. No quiso quitarse la almohada de la cara y, al hacerlo yo, la volvió al mismo lugar. No le pasaba nada, al parecer, sólo tenía mucho sueño. Llamé varias veces desde la estación del metro y nadie atendió. Supuse que había salido. Pero, al llegar como a las cuatro de la tarde, la encontré todavía echada, sólo con las pantaletas puestas como en la mañana, y también con la almohada sobre la cabeza. Era algo que no le había visto hacer nunca. Las flores

aby won't you Alease come home. Recientemente había comprado un CD de Miles Davis titulado escuetamente Ballads (de los bonitos de marco violeta de la colección Columbia Jazz Masterpieces) y esa balada en especial la escuché cientos de veces la mañana y la tarde siguientes a la orgía solitaria de cocaína y Glenfiddich, mientras esperaba a Rita sin saber la hora de su llegada. En fin, la galante introducción del piano de Víctor Feldman Imagino que Leda, en aquella fiesta —me avergüenza no atinar un adjetivo mejor que galante; menos mediodel Club de Suboficiales, cre, quizá, pero no me sale— y la cabesaría a algún muchacho racterística asordinada entrada de —era la primera vez que lo hacía, Davis. Me resultaba tan apropiado ese tema a mi situación. Una balada posiblemente, que tras los delicados pasajes iniciapero lo hizo con destreza cinematográfica. les degeneraba oportunamente hacia cierto desenfado sin ceder ni una Se besaría con algún montador de moto corchea al sentimentalismo. Seguidao surfista, mientras un cadete de la Armada mente dejaba apenas sonar los prila esperaba solitario en una mesa meros acordes de la orquesta de Gil Evans en Once upon a summertime con esa magia parecida a la de las orquestaciones de Rodrigo (no dudo que algún fanático quiehubieran podido alegrarla aquella tarde y morir a los pocos ra asesinarme por la comparación), pero inmediatamente redías, pero, por lo que me explicaron, la floristería nunca abría trocedía a la balada anterior, antes que Miles apareciese, ahora los sábados en la tarde. Salí al balcón con una Heinecken. Era sin sordina, inevitablemente sentimental en toda la amplitud la hora dorada. Me habían dicho que era el momento ideal de su trompeta, con previsibles consecuencias para mi ánimo. para filmar en exteriores. Ella seguía sin salir del cuarto. MiraRita no llegó ese día. Ni el siguiente. Al tercero, llamó. ba la televisión. Sonaba un disco de U-2 en algún piso del edi—Ay... no empieces. ficio —¿serán tan tristes todos los irlandeses? Bono me resultó muy parecido a Mick Jagger. No lo había notado antes. Era de magino que Leda, en aquella fiesta del Club de Suboficiales, noche cuando caí en cuenta. besaría a algún muchacho —era la primera vez que lo hacía, posiblemente, pero lo hizo con destreza cinematográfica. Se —Mejor hablamos después... ahora no puedo. besaría con algún montador de moto o surfista, mientras un —(• • •)• cadete de la Armada la esperaba solitario en una mesa, rígido, —Después, ¿sí? convencido de que ella se retocaba en el baño. Tal vez probó ---(• • •)• marihuana y más tarde el cadete se enfurecería ante tanta gra—Voy a trancar. tuita hilaridad. No es difícil suponer que su vida pasó por mejores tiempos. Que viajó. Que estudió en el exterior. Sólo que Rita nunca le gustó el rock, mucho menos Miles Davis terminó casándose con un hombre bastante mayor, quién sabe o Mozart o Rodrigo. Sólo cantantes románticos latinos por qué extraño motivo; el presunto dueño de la voz masculimuy actuales como Emmanuel o Montaner o un tal Luis na que se oía en el pequeño reproductor de Leda. En alguna Miguel. El Puma ya le parecía un viejo totalmente ocasión llegué a lamentar no haber conocido a Leda antes. Tal demodé. Ni hablar de Julio Iglesias. Así que me tenía la casa vez, nos hubiese ido mejor a ambos. Ahora todo resultaba un llena de discos insoportables. Yo se lo aceptaba y hasta alguna tanto indecoroso. opinión favorable llegué a darle sobre la voz y afinación de Montaner, para ganar unos cuantos puntos. Para que viera que n día pensé en comprarle un pajarito al pasar frente a la no era un energúmeno. Aprovechaba mientras me duchaba tienda que quedaba cerca de casa. Pero supuse que popara hacer versiones obscenas de las canciones que a ella más dría agregar un dato tristísimo a la hora de una ruptura. le gustaban. Supongo que con el ruido del agua no notaría el El animalito podría vivir lo suficiente. He sabido de unos contrabando. que viven años. Así que preferí caminar un poco más después

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—Me prometiste... —Sí, sí... está bien... pero tú sabes dónde me gusta a mí. —(Risa). —Ay... mal pensao. —(Sigue risa). —Mal pensa000... —...pero... (risa). —(...). —Bueno... ven si quieres.

Billo's. Sentiría la brisa furiosa de la Valle-Coche; estaría por primera vez en su vida bajo la luna de febrero, de cara al frío y sólo la espalda de un hombre para recostarse. Remontaría el Ciempiés a 120, 150 kilómetros por hora; seguiría rumbo a La Trinidad, la carretera de El Hatillo, el Alto Hatillo, Las Marías. Vería las quintas dormidas; si acaso la luz solitaria de una habitación. Pararía ante una en especial, en apariencia, deshabitada, en la que eventualmente se dejaría ver algún fuego fatuo tras los negros cristales; el muchacho de la moto le contaría algo sobre misas negras, sacrificios de niños, asesinatos de mujeres encinta. Sentiría la quemadura del viento en su rostro en medio de un silencio tan denso como la niebla. Ella haría el amor por primera vez, excitada por el miedo, bajo la luz timorata de un antiguo farol de carretera. —;Coño..! ué había hecho yo para merecer aquello? No pasó mucho tiempo sin que volviera a verla. Me llamaba a la oficina y no tardó en provocar la estúpida suspicacia de mis compañeros. Aquella primera vez que nos vimos le había preguntado qué ganaba con que yo escuchara esa idiota pornografía telefónica y se me quedó viendo con los ojos muy grandes. Luego me soltó: ¿y no piensas hacer nada? ...te están engañando... —¿Cómo sabes que es Rita? —¿Y todavía lo dudas? Colocó otro cassette y lo hizo sonar. De nuevo el ruido de calle. Pasaron varios segundos en que se escuchaba sólo eso; algo como carros que pasan y cornetas que languidecen a distancia. De pronto un frenazo: —Bueno... está bien... pero tengo que esperar a que Alberto regrese —decía la mujer ¿e la grabación y escuché mi nombre por primera vez. El choque quedó en segundo plano pese al estruendo que debió provocar justo después del frenazo. Sólo al rato reparé en la camioneta pick-up atravesada a lo ancho de la calle y un poco más allá, el Mustang del 68 con la trompa deshecha. Oí los gritos de la mujer sin lograr descifrarlos; el hombre, que supuse era el conductor de la pick-up, estaba frente a ella como un pelele. Estaría borracho. Si no, ¿cómo se explica un choque en ese lugar, un domingo a esa hora? Leda no se volteó siquiera a ver qué pasaba. —Voy saliendo. —Te dije que esperes...

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abía estado en un lugar de ésos. Uno de los miles de apartamentos de Parque Central. Me animaba más la curiosidad que la lascivia, pero igual tenía la esperanza de encontrarme con una mujer hermosa y acostarme con ella. Suponía que jamás podría ser como una playmet. Que resultaría algo ajada y mórbida su piel al contacto, suponía. Pero que al menos sería como una buena muchacha judía que ejercía la prostitución en La Habana, en una tristísima película sobre el Exodo. O como Isabella Rossellini en Blue Velvet. No pedía nada, yo. ...Toqué el timbre parado ante una sórdida reja con la calcomanía del censo. Toqué con determinación, como se debe hacer cuando se está a punto de arrepentirse. Abrió una mujer sumergida en la penumbra crepuscular. Una vez adentro, me pregunté por qué no encendía las luces o si serían así todas las casas de cita. Una sola mujer. Tampoco imaginé que pudiese ser así. No recuerdo que hubiese hablado nada; sólo que se dejó caer sobre un sofá, perfectamente vestida de mujer pobre, de empleadita de la limpieza que regresa a casa; semejante a la ascensorista que había visto poco antes leyendo El Fantasma. Imposible recordar su cara; era algo gorda y pequeña. Pensé que algo irremediable le pasaba y me encontré recorriendo los largos corredores de Parque Central buscando dónde comprar cigarrillos en otra horrible tarde de domingo, hace muchos años, tal vez 12 o 15. Todo estaba cerrado. Imagino que, por la misma época, Leda se fue aquella noche de su adolescencia con el conductor de la moto aprovechando que el cadete salía a bailar con su mamá una canción de la

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acía una noche espléndida, lo recuerdo. Una luna enorme con su cara de idiota y yo me encontraba pésimamente, pese a todo... Leda resultó aficionada a lugares extraños cuando no definitivamente deprimentes; o ambas cosas a la vez. Aquel día me pidió que la esperara frente a la estación de metro de Los Dos Caminos, en la boca que está sobre la Francisco de Miranda. Le gustaba verme los domingos al anochecer —como la primera vez—, lo cual yo deploraba rabiosamente=

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poso. Leda había llevado el reproductor a todos nuestros enpero en silencio y, sin embargo, resignado (entonces no me sencuentros; lo sacaba y hacía sonar algún pasaje de la historia tía con derecho a protestar nada). Pasó ante mí puntualmente adulterina. A veces pasábamos largos ratos en alguna fuente de sobre la suavidad de un Toyota Celica rojo; sólo al encender la soda, escuchando sólo, sin comentario alguno. En ocasiones, luz interior poco después de detenerse pude dejar de suponer Leda parecía embelesada, como una sirvienta que hubiese deque vendría al volante y sin compañía. Subí y me sorprendió lo tenido la faena un momento para solazarse en la radionovela confortable que era por dentro aquella burbuja con ruedas. De mientras sostiene la plancha en el aire. Otras entraba en tranhaber estado en mejor estado de ánimo me hubiera invadido el ce y hacía sonar un pasaje una y otra vez: apretaba pause, repánico al constatar la velocidad que Leda le imprimía a su lutrocedía y de nuevo play._ así, una y otra vez. Yo la observajoso deportivo; pero esa noche no le hubiese puesto reparo a ba sin fuerzas siquiera para levantarme y desaparecer. Aquel ninguna forma de morir. Era un lugar que sólo puede desLeda había llevado el reproductor cribirse con evocaciones. Entrar en detalles escenográficos, arquitectónia todos nuestros encuentros; cos o decorativos terminaría siempre lo sacaba y hacía sonar algún pasaje en algo incongruente e inútil. Aquéde la historia adulterina. lla habría sido la casa, la mansión mejor dicho, de algún ministro En ocasiones, parecía embelesada, perezjimenista y la habitaría hace 40 como una sirvienta que hubiese detenido años una larga familia de mujeres incomunicadas. Tomarían sol en torno la faena un momento para solazarse de la piscina con forma de bacteria, en la radionovela mientras en trajebaños de dos piezas, de los sostiene la plancha en el aire recatados que salieron entonces. El ministro perezjimenista pasaría en reproductor era el amuleto de su desgracia y los cassettes, el helicóptero y las vería allá abajo como protozoarios casi inmóleit motiv de su miseria, a la que ya parecía acostumbrarse, viles en torno de una burbuja, como en un microscopio. Sólo inclusive aceptar con morboso placer. Pero aquella noche, en muy de cerca se podría apreciar que leían Life en español. Un aquel raro lugar, no apareció el abominable aparatico General mesonero gallego les serviría coca-colas y maní. La casa estaba Electric. No sé si lo habría llevado. Yo estuve esperando la seen la falda del Avila, en un lugar donde sólo una persona favosión de voyerismo hasta el último momento, pero el reprorecida por el poder podría construir —es decir, dentro de los ductor no apareció. linderos del Parque Nacional— y la ciudad quedaba a sus pies, Nos trajeron la carta. Se trataba de unos folios enormes de restallando bajo el sol sus brillos posmodernistas: las torres de grandes caracteres seudorrococó. Recuerdo que los precios El Silencio, la UCV, los estadios, Bello Monte, esa colina al eran realmente exorbitantes para la época. Ninguno de los dos otro lado del valle que parece que se alcanzara con sólo estirar el brazo. Una de las hijas del ministro se suicidaría después, en pidió nada de comer. Sólo una copa de jerez ella y vodka en las Suiza, cuando la democracia ya finalizaba su primer período rocas yo. Yo repetí. Llegué hasta el cuarto trago mientras la constitucional. Otra se iría a Madrid, tal vez. La viuda languicopita de jerez seguía intacta ante ella, coquetamente conservadece en Bruselas y así... Los cambios políticos, el Pacto de Punda por la baja temperatura. Hacía frío y yo había ido sin chato Fijo, la vorágine democrática, la gran Venezuela, en fin, queta. Así que pedí el quinto. dejarían aquella casa a la deriva, solas sus habitaciones, sin deLeda estaba espléndida aquella noche. Apenas si abrió la recho siquiera a sus propios fantasmas, desértica, llena de hoboca y fue para hacer algún comentario sobre la ciudad que se jas secas y telarañas, guarida de amores apremiantes, furtivos, tendía ante nosotros como un mal instalado circuito de hasta que algún portugués se animó a comprarla. Ahora, por bombillitos de los que se usan para decorar los árboles en Nalo que pude ver, la presunta mansión de un ministro vidad. Me indicó, por ejemplo, el lugar exacto donde quedaba perezjimenista hacía las veces de un poco concurrido restausu casa de la infancia en Los Caobos. Le pregunté cómo podía rante, con terraza al aire libre y la ciudad allá abajo titilando. encontrarla desde donde estábamos, de noche. Me dijo que de La había visto muchas veces, a lo lejos y al pasar, desde la Cota la misma manera como se distingue un planeta de otro en el Mil, pero nunca imaginé que allí funcionase un restaurante y cielo. Me encogí de hombros. que yo fuese a estar en ese jardín alguna vez bebiendo vodka En eso vi que de la parte de atrás de la casa surgía un homcon una desconocida. bre portando un maletín de esos de aerolínea. Tenía el cabello Al principio me costó creerlo y nada más estuve a la espera mojado. Supuse que vendría de zambullirse un rato en la piscide que Leda sacara de su cartera el pequeño reproductor de na que desde nuestra mesa no podía verse. Me pregunté quién reportero General Electric y pusiera a sonar algo más del repertendría derecho a bañarse en aquella piscina desolada, abandotorio del dúo que presuntamente formaban mi esposa y su esnada a los caprichos del tiempo desde 1958. Aquel hombre tal

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vez desafiara el agua fría poblada de sapos y bagres tenebrosos; apartaría las hojas y brazearía en silencio un rato, flotaría como una ballena triste en un océano pequeño y podrido. (El ruido de los carros al pasar por la autopista como música de fondo). Ahora se iba contento después de cobrar una apuesta. Ella pidió la cuenta y yo bebí el jerez de un trago. —¿No vas a decir nada? —(• • • )•

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ubo una época —ya yo era un hombre grande, un adulto de 20 o 21 años— en que me dio por merodear una casa de La Castellana, ubicada en una de sus calles transversales; una que nunca pude ubicar con exactitud (es decir, nunca me ocupé de saber si era la sexta, la séptima, la octava o la novena transversal de La Castellana, pero por ahí estaba). Pasaba horas subiendo y bajando a lo largo de la avenida Principal (creo que después la llamaron Eugenio Mendoza o algo así) o un poco más arriba del colegio Don Bosco, en la avenida que lleva el nombre del mismo santo. Iba y venía con un nudo en la garganta, un hueco en el estómago, la boca seca, a veces con ganas de cir al baño y el corazón dándome tumbos. Me adentraba un poco en las transversales hasta ver cierta mata de caucho que me decía que ésa no era la calle, que era tal vez una o dos más arriba, o la tapia de bloques de cemento que señalaba la entrada del legendario barrio El Pedregal; y un poco más allá estaba la casa. Me había dicho alguien en el colegio, tres o cuatro años antes, que allí funcionaba un burdel caro y luego, transcurrido el tiempo, cierta vez, pasaba en el carro y la vi; mejor.dicho, reparé en ella, porque de verla, tal vez la había visto ya muchas veces. Crucé en la siguiente esquina y di la vuelta a la manzana para pasar nuevamente frente a ella. Pocas semanas después me robaron el Volkswagen y no me quedó más remedio que tomar un autobús hasta la plaza Altamira y de ahí remontar la•cuesta a pie, cada sábado al mediar la tarde —a veces, incluso, el domingo— para llegar hasta aquella casa de paredes verdiazul. Me detenía ante la casa, a unos 20 metros, al otro lado de la calle, y me quedaba esperando a ver algún aviso de que, en efecto, allí funcionaba un burdel.

Nunca vi nada que me diera la certeza de que esa casa podría estar poblada por unas diez o 15 mujeres que deambularan en ropa interior, en corsé, con ligueros, con medias de nylon rosadas o negras, con los cabellos rojo fuego y los labios enormes rezumantes de carmín, como escapadas de alguna página de Penthouse, a lo largo de pasillos con espejos que parecían infinitos... Pero yo seguía yendo cada tarde de sábado, a una desasosegada hora en la que ya no podía responder de mí. Una vez vi un carro estacionado en la grava, frente a la entrada. Era uno de esos modelos descapotables de principios de los sesenta; un Thunderbird, tal vez —sé poco de esas cosas y no me atreví a acercarme lo suficiente para constatar la marca. Era color fucsia y brillaba como un espejo; lucía muy lujoso; parecía, en efecto, el carro de una puta cara. Aquella aparición reforzó mi ansiedad de cada sábado. Cuando regresaba a casa o me refugiaba en algún bar de la Francisco de Miranda con las piernas dormidas de tanto caminar, sentía vergüenza de andar tan viejo en eso y juraba no volver a merodear esa casa jamás. Llegó el día en que pude cumplir aquel juramento, sin mucha solemnidad, sin que yo me diera cuenta; me gradué, conseguí un empleo, conocí a Rita, me sentí con derecho a ser uno más entre los hombres normales. Tal vez fue eso. Cierta vez, teniendo yo ya un par de años casado con Rita, fui revisitado por el fantasma de la casa de putas. En uno de esos arrebatos en los que me da por marcar frenéticamente cada número de la sección de masajistas de los avisos clasificados, obtuve la dirección de un lugar que tal vez se acercara a aquella fantasía mía de una casa de putas enclavada en medio de una elegante zona residencial. Se trataba en efecto de una quinta, aunque no en un área tan exclusiva. De todos modos quise probar. Encontré la casa en una calleja de esa zona en la que el ruido y el color popular de Chacao se difumina en uno que otro jirón del pasado, de una ciudad más apacible, entre mangos, nísperos del Japón, matas de pomagás y alguna trinitaria senil. La casa, sin embargo, parecía más moderna que el entorno donde los techos de tejas de dos aguas ahora albergaban comercios y oficinas. De hecho, era una casa cuadrada, de ese diseño mediocre y funcional que signa un poco el advenimiento urbano de una ciudad hecha a la medida de los adecos. En fin, creo que ya es demasiada disquisición para un relato tan llano: llegué y, tras cierto merodeo y estudio de la zona, me armé de valor para tocar el timbre... Me abrió una mujeruca flaquísima, enjuta, con un manojo de llaves que lucía especialmente grande en su huesuda manita. Me llevó a un recinto oscurísimo donde esperaban las trabajadoras del amor. Me sorprendió que aquella sala no fuese más acogedora que una prefectura. Ahí estaban, aburridísimas, sin que ninguna pareciera especialmente apetecible, vestidas con lycras muy ajustadas y calzando tacones baratos que les maltratarían mucho el talón, supongo. Ni siquiera fumaban. Lo único que daba cierto color al lugar era un afiche de unos labios enormes deglutando un cambur, me imagino con la intención de que los estúpidos clientes de aquel tristísimo antro OCTUBRE 1994 EXCESO

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lor azul aquel radio abominable de la doméstica. Yo solía verlo evocaran un vehemente felatio que los hiciera breves en su recon odio, entre los últimos vapores del sueño, trasegando el querimiento. Allí, eso que los periodistas gringos llaman café negro antes de quitarme el pijama para ir a la universidad intercourse era algo mucho más expedito de lo que uno podía —estaría yo en primer año— mientras radiaba la voz de Luis imaginar. La brujita del manojo de llaves me presentó las caras Salazar y Josefina Guinand, ya entraditos en años para los paredondas, ocultas por un severo contraluz, con sus respectivos peles que hacían. Pero uno no les veía la cara (gran ventaja alias importados directamente de Hollywood: Doris, dramática). Ese género con el que tanto me mortificó aquella Katherine, Jessica, Jodie, Diane, Kim, Wynona —estos dos úlempleada insolente parece haber desaparecido. La radionovela timos me parecieron muy originales para aquel momento. Yo es cada vez menos frecuente en una programación cada día me quedé sentado en un desvencijado sofá tapizado en plástimás consagrada a la promoción de malos cantantes de merenco ante aquellas caribeñas de tan típicas, inocuas. Acepté un trago que supuse parte de la tarifa: Hubiera saltado alguna vez sobre Leila, un poco de ron y hielo en un vaso que alguna vez lució una etiqueta la hubiera penetrado Plumrose en la nevera de alguien. con la violencia de un pistón. ¡Puafff!... Era algo que deseaba a ratos, Pregunté por el baño y Brujilda me indicó una puerta a la que alguien pero en seguida aquel alocado deseo evidentemente había pateado furiose desinflaba en un rosario samente. Atranqué aquel pedazo de madera con el peso de mi cuerpo; no de consideraciones mentales. había otra forma de mantenerla ceYa Leda sabía mucho de mí rrada. Abrí la bragueta y saqué mi y yo no era el hombre invisible miembro, pero se quedó ahí más triste que una paloma de la plaza Migue y atosigantes programas informativos. Ahora extraño randa, incapaz de cumplir siquiera con la más simple de sus funciones. Cerré la bragueta. Salí y le dije a Brujilda que me aquellos épicos acordes de Mahler que me sacaban de la cama. Al menos había mucha imaginación en aquellos asuntos de laiba. No te gustó ninguna, preguntó. Es que no me siento bien. —¿...y por fin ése? —preguntó una de las caras redondas a tifundistas suramericanos rubricados por las notas de un viecontraluz con nombre cinematográfico. nés posromántico. Toda esta triste historia con Leda no ha —Ese vino fue pa'l baño —contestó Brujilda mientras brehecho sino retrotraerme a momentos de mi vida en los que, si gaba con el candado de la reja exterior. bien yo me creía sumamente infeliz, tenía una libertad enorme: Escuché la apagada carcajada. Al menos las hice reír, pensé. la de elegir un destino mejor que éste o menos indecoroso. Fui a ver dónde compraba cigarrillos. Estaba todo abierto. HaTuve la libertad para estudiar más o para trabajar más o para bía mucho ruido. Tráfico. La gente salía del trabajo; iba de ser más ambicioso y no lo fui. Y ahora no es tiempo de ser algo compras. Eran las seis de la tarde; un día de trabajo cualquiera. que nunca fui. Así que a cargar el fardo. También pienso mucho en lo que pudo ser Leda; trato de ueno... si quieres, ahora mismo, mi vida. imaginar su vida de niña en Maracaibo y después en Los —(...) Caobos; la imagino en una piñata justo en el momento en que —Salgo ya para allá con mis hombres. la han roto (se trata seguramente de un remedo de Batman he—¡No!... ahora no, Jacinto... papá volverá, ya lo vecho en cartón y crepé o de un inocente conejito; todo depende rás... es que... de si la piñata es de una hembrita o de uno de los varoncitos) y —Es que nada, Herminia. No podemos esperar... algo terriella permanece a distancia, muerta de miedo, mientras ve al ble va a pasar, lo presiento... resto de los niños revolcarse en la grama para hacerse de la —Debemos esperar a que amanezca, tal como dijo mayor cantidad de chucherías; ella siempre prefirió esperar la Leoncio... si no, estaremos desafiando a las ánimas... bolsa llena de caramelos y sorpresas que de cualquier modo —Yo no le tengo miedo a los espíritus... ahora mismo voy obsequiaban al terminar la fiesta. Luego vendría aquella adopara la hacienda con mis hombres armados de escopetas... lescencia luminosa en la que yo hubiese querido aparecer conEntonces sonaba algún pasaje muy dramático de una de las duciendo una moto o un convertible para llevarla a Oripoto o sinfonías de Mahler que el musicalizador tenía a bien seleccioGavilán. Más tarde los viajes; Europa, donde haría el amor en nar. Solía despertarme con aquellos acordes de metales que no varias lenguas, supongo. Hasta que finalmente no quiso espellegaba a precisar en la obra del venerable judío que accedió a rar más. Se convenció de que la vida ya no le obsequiaría gradirigir la Opera de Viena. Sonaban terribles, ajenos al drama tuitas sorpresas y que un viejo bien parecido y acomodado era rural que difundía el aparato taiwanés de la vieja colombiana la mejor elección para sobrellevar la fatalidad del matrimonio. que hasta hace poco trabajó en casa de mis padres. Era de coSe aburrió de dejarle todo el problema al tiempo —tal vez te-

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mió que podía quedarse solterona— y dio el salto hacia su única y particularísima infelicidad; su personalísima elección; algo a lo que nadie ni nada la había empujado. Pienso que me hubiese gustado conocerla antes, como ya he dicho, y me imagino haciendo cosas que ya no haremos. La vida se me ha llenado de ofuscantes futuribles con respecto a Leda y a mí.

—I could do anything... You know why?... Cause I'm nothing to you. So, who tares?... I could rape you, 1 could kill you, I could kill myself... Eso le acaba de decir Nick Nolte a Rossana Arquette, quie-

La situación del país no ha pasado inadvertida en los ambientes del bridge. Por primera vez en muchos años, la participación venezolana en las próximas Olimpiadas de Alburkerque va a ser mínima. La crisis ha atacado también a los jugadores. El aporte por parte del IND es nulo, aunque este juego represente uno de los deportes que más medallas le ha dado a Venezuela en competencias internacionales. Esperemos que el panorama económico cambie y que las autoridades deportivas se acuerden de nosotros. Muchos aficionados saben lo que es un squezze, pero no saben cómo realizarlo. A continuación les voy a dar un problema que se puede resolver sólo mediante un squezze. Después de la apertura de Oeste de usted aterriza al optimista contrato de 64. La salida es el K de ♦ .

♦ 1098765432 +AKQ

nes ya tienen rato viviendo un interesante desencuentro pasional en la intimidad de mi VHS. A estas alturas he pensado oprimir la tecla de rewind de mi control remoto y volver al principio de la película porque la verdad es que no le he puesto mucha atención y parece buena (es de Scorsesse). Pero es que estoy muy fastidiado. Cualquiera desearía empezar de nuevo; hasta los que han tenido suerte y la han pasado bien. O volverse el hombre invisible para hacer lo que sea sin tener que dar explicaciones, gozando del bien supremo del anonimato. De ser el hombre invisible hubiera saltado alguna vez sobre Leda; le hubiera arrancado las ropas; la hubiera mordido, y lamido y penetrado con la violencia de un pistón; finalmente la hubiese abofeteado. Era algo que deseaba a ratos, pero enseguida aquel alocado deseo se desinflaba en un rosario de consideraciones mentales. Ya Leda sabía mucho de mí y yo no era el hombre invisible. Ya yo había imaginado muchas cosas acerca de Leda y había especulado mucho sobre su pasado; le había reconstruido uno a mi gusto. La estimaba; me enternecía. Lo pensé muchas veces, por supuesto —supongo que tal vez ella lo desearía, también, aunque no me lo hizo saber. Pero no me animé siquiera a decirle que nos metiéramos en una habitación de hotel. Aquello hubiese parecido una venganza contra Rita y el esposo de Leda, quienes, de tener Leda razón, estarían en algún otro lugar pasándola mucho mejor, fornicando con gusto, a sus anchas. Al final, hubiese sido mucho más triste.LA

*XXX wA9876 ♦ AKQJ

4AKQJXX wKQ102

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éjXX 4XXXX ',XXX

4XXXXXX A la salida, usted sabe que Oeste empezó con mínimo SoP y 4+. Arrastra tres veces y Oeste responde, sobre el cuarto triunfo Oeste descarta un é. Ahora usted sabe exactamente la distribución de Oeste y puede jugar la mano como si fuera a cartas vistas. Juega hacia el muerto y Oeste puede descartar un',, sobre el K de 4 Oeste puede botar un ♦ , pero sobre el As de está en squezze. Si bota otro ♦ , usted corta un ♦ de la mesa, afirmando todo el color del muerto, y juega gol hacia la J. Si descarta un corazón, usted juega la J de', y la supera con la Q de la mano. Oeste, que tiene sólo tres', en su mano, no puede impedir que el 2 de', haga baza. Para efectuar el squezze lo único que tuvieron que licer fue individualizar correctamente la distribución de las cartas enemigas y jugar de acuerdo con ello. No hay otra solución al problema, ya que se supone que los defensores van a defender perfectamente. Por ejemplo, si usted juega', hacia la J antes de cobrar los 4, Oeste se va a agachar y usted no podrá afirmarlo sin afirmar otra

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baza para la defensa. Hasta el próximo mes, y suerte con su squezze.

Steve Nom"' M.I.

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Los cerebros de Sergio ;trkk ir 4

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