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Edición N. 171 Febrero 2004
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La idea de establecer paralelos entre las vidas de dos hombres no es ni nueva ni original, pero sirve para poner de bulto las diferencias entre ambos. En este caso, la coincidencia del nombre —ambos se llaman Juan, Barreto uno, Sánchez Peláez el otro— y el apasionamiento por las redondeces del sexo femenino son las excusas que justifican —apenas, dirán los puristas— la comparación. Juan Barreto, cuya barbada humanidad es harto conocida a través de los medios de comunicación, en los cuales declara y denuncia a cada rato conspiraciones y triquiñuelas, sabe, cómo no, ser persuasivo. Profesor en la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela —en cuyas aulas enseñara ética a los futuros periodistas— y estudioso de la semiología, ha puesto su conocimiento del poder de las palabras al servicio del poder mismo, a cuyas alturas ha ascendido, altisonante y altanero. La polarización que divide al país ha afectado, por supuesto, la percepción que de él se tiene. Héroe revolucionario para unos —él mismo incluido—, trasnochado fantoche para otros y machista insoportable para casi todas, quien lea las páginas de la semblanza que urdiera Faitha Nahmens para este número de Exceso tendrá la impresión de estar ante un personaje semejante al Doctor Jekyll de Robert Louis Stevenson, que, menjurje mediante, se desdoblaba en un alter ego, un doppelgeinger de oscura personalidad. Don Juan Sánchez Peláez, fallecido en los últimos días del mes de noviembre del año pasado, por su parte, también se movía en las alturas, pero en las del Parnaso. Su utilización del poder de la palabra tuvo como resultado algunos de los más espléndidos versos de la poesía venezolana de la modernidad, esa misma modernidad que ahora escapa despavorida hacia el futuro mientras el país retrocede hacia el caudillismo decimonónico y todos los índices —económicos, culturales, educativos— se sumergen en abismos que hacen necesario y hasta urgente buscarle un superlativo a deterioro. Empeñado con terquedad a veces pasmosa en vivir sólo de la poesía, Juan Sánchez Pelaéz se comprometió con la búsqueda de la palabra más justa, más sincera, para decirla. El otro, Juan Barreto, cuyo pensamiento se expresa mejor en prosa que en verso y mejor en invectiva que en elogio, puede entretejer con sus palabras un discurso convincente, pero —sólo por no dejar— cabe preguntarse si sincero.
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Los poco comunes rasgos de Juan Sánchez Peláez
El gran poeta de Elena y los elementos dejó este mundo no sin antes poblarlo con imágenes prodigiosas. El mes entrante, una nueva antología verá la luz en la Madre Patria
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CiUNA TRIBUNA ABIERTA Londres, 31 de diciembre de 2004 Sr. Ben Amí Fihman Revista Exceso Director.-
Comienzo por felicitarle por Oí aniversario de la revista,
Espero que la salud, el entusiasmo editorial y la paciencia del público le duren muchísimos años más.
Me refiero en esta oportunidad al reportaje titulado ...y el Latino hizo crack! publicado en la página 52 de la edición de Exceso 170 de diciembre-enero de 2004. También en el 2004 cumplo 10 años de estar protestando ante ustedes por el incorrecto tratamiento que sistemáticamente nos dan al caso Banco Latino y a mi persona. Su reportaje no refleja o ignora deliberadamente importantes verdades reveladas por el paso del tiempo y el trabajo de quienes, sin fundamento, fuimos señalados como los únicos causantes de una compleja y absurda actuación gubernamental, en perjuicio del sistema financiero, del Banco Latino, sus clientes, personal, directivos y accionistas. Aunque sin la esperanza de que ni usted ni la revista manifiesten ningún grado de objetividad hacia el caso del Banco Latino y mucho menos con relación a mi persona; por disciplina seguiré protestando. Precisamente, por el ejercicio de esa disciplinada argumentación ante las instancias judiciales donde fui infundadamente acusado de las mismas calumnias publicadas en Exceso en su edición 62 de marzo de 1994, a la fecha de hoy, reposan en los archivos judiciales de Venezuela, Curaçao, Holanda y Estados Unidos, sentencias totalmente absolutorias por responsabilidades derivadas de presuntas conductas reñidas con la ética profesional o las leyes en particular. Aun más, constan en las jurisdicciones internacionales sentencias condenatorias contra la Junta Interventora presidida por Gustavo Roosen, sus sucesores y los abogados dolosamente enriquecidos en la orgía de honorarios que resultó de esta persecución, por abuso del sistema judicial con fines persecutorios y de mala fe. Estas sentencias proferidas por sistemas judiciales insospechables y también por el sistema judicial venezolano, que no puede ser calificado como corrupto sólo por aquellas decisiones que no nos agraden, no son el resultado de un "sensacional acto de desaparición que dejó a David Copperfield como un principiante". Quienes mostraron ser unos malintencionados principiantes fueron mis acusadores, a quienes vencí en todas las jurisdicciones del mundo donde tuve actuación profesional, incluyendo a Exceso, que se hizo eco de las infundadas maniobras urdidas "desde las altas esferas del poder" como señala su reportaje y que me negó, con un estilo totalitario que tanto critica, el derecho a réplica, contenido en la carta que escribí a Francesca Cordido en marzo de 1994. Cuando acusa a un hombre de asumir conductas delictivas o de rehuir el combate judicial, considero que falta usted a su deber profesional y ético, al no informaise de las verdaderas conductas y motivaciones asumidas por esa persona. Es deber del que informa informarse primero. Por otra parte, mírese su propio ombligo —si puede— y revise su conducta cuando, ante una acción judicial que le acusó de presunta difamación, se le dictó un auto de detención que debía cumplir en una cárcel venezolana. Usted se escondió para que otros lo defendieran, basa-
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dos en la solidaridad gremial. Es que las cárceles venezolanas no son el lugar indicado para defenderse de una presunta injusticia o calumnia, fue su argumento. Y si no lo son para usted y sus empleados, tampoco lo son para mí o las personas que trabajaron en el Banco Latino. Por último, quiero expresarle mi sorpresa por el cómplice silencio asumido por Exceso en lo relativo a la grave falta de ética y profesional que llevó la institución Banco Latino a la quiebra, después de haber recibido en dinero efectivo más del 100 por ciento de las presuntas pérdidas que allí existían, más otro tanto por las recuperaciones de activos y cartera existentes en el grupo antes de su intervención. Después que la Junta Interventora recibió todo el dinero que pidieron para "rehabilitar el banco", basados en su autoridad moral y profesional, éste fue liquidado con un informe de la Superintendencia de Bancos que reportó un enorme desorden administrativo, pérdidas injustificadas, publicación de balances inexactos, violaciones a la normativa penal bancaria, y la desaparición, no por magia, sino por mala gerencia, de todos esos fondos públicos. A pesar de haber recibido el dinero completo, no le pagaron completo a algunos depositantes, y los más jugosos negocios del Latino terminaron en los bancos de los propios interventores. Las investigaciones judiciales correspondientes nunca se activaron, "desaparecieron" de la fiscalía o están en una gaveta convenientemente olvidada para que prescriban. Por contraste, los bolsillos de los abogados y amigos de la Junta Interventora del Latino y de Fogade se llenaron groseramente de dólares y bolívares a granel. Se contrataron lás más costosas y conocidas firmas de auditoría del mundo y los despachos de abogados más costosos de Estados Unidos, Europa y Venezuela, en un desesperado esfuerzo por fabricar un fraude que no existió. Fracasaron estos honorables banqueros, o estos "banqueros buenos", en la gestión bancaria y también en la iitis judicial. Sin embargo, ningún funcionario público o banquero relacionado con la mala administración y quiebra del Banco Latino, después de su equivocada intervención y cierre, fue juzgado. En consecuencia, no existen procesos ni evaluación de pruebas ni sentencias que acrediten la legitimidad de sus actos y sus funestas consecuencias durante la crisis bancaria. Todos obtuvieron la protección de esas mismas "altas esferas del poder", donde además se mantienen. Yo no: yo tuve que defenderme hasta las sentencias definitivas en todos los foros donde me atacaron e injuriaron. A la fecha de hoy, esas cortes internacionales —incontrolables por el gobierno, la publicidad o el dinero— han sentenciado varias veces que los autores de ese disparate calumnioso, que hicieron desaparecer el dinero de la rehabilitación y despilfarraron 20 millones de.dólares solamente en el juicio de Miami, deben pagarme los costos de mi defensa, pues quedó inequívocamente probada la ausencia de base fáctica y legal de las demandas intentadas y tan publicitadas. Ese dinero no sale de los bolsillos de los autores de aquellos delitos que usted y Exceso exoneran sin juicio. Salen, en buena parte, de los bolsillos suyos. Una vez más, en desacuerdo con el reportaje comentado, creo que, ¡en el mundo, sí hay justicia! Cordiales saludos, Gustavo Gómez López C. I. 14.083.458
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Por su vergonzoso vicio esa mujer perdió la nariz y en su lugar le salió un guisante Fernando Arrabal
on qué ahínco el gilimalva- onzas", calcula, "aterrado", Amiel do fiscal Hébert se regodeó (diario, 1840); y añade: "Es un contando, en pleno Tribunal suicidio; esta enfermedad me ha Revolucionario de París, có- afeminado, vuelto miedoso, desmo "el joven Capeto" —Luis confiado". Por ello se obligaba a XVII— había sido sorprendido lavarse el bajo vientre con vinapor el ciudadano Simon "tocándo- gre y a comer hielo picado antes se de forma indecente y funesta; de dormir: "Para que mis sueños sean fríos", dice. El 9 de octubre preguntado quién le había enseñado tan criminal manipulación, de 1840 aseguró que: "Cada respondió que era su mamá. "La masturbación es una puñalada en viuda Capeto (María Antonieta), mis propios ojos". Con qué pena Julien Green renueva Agripina, inició a su propio hijo a la práctica de esta atrocidad cuerda cómo a los seis años, en 1906, su socialista mamá, blanque espanta por su horror". (Para que escarmentara, otro revolucio- diendo un cuchillo, le gritó: "I'll nario se puso por bigote el coño cut it off!". La de Arthur Koesrecortado de la dama de compa- tler, aquel mismo año, le amenañía de la reina, la encantadora zó con una "enfermedad incurable y mortal". A Julián Blanc, en princesa de Lamballe). Con qué convicción Voltaire 1920, el "materialista médico de afirma que la masturbación cau- la familia" le exigió que su padre sa la impotencia, la depravación le "atara las manos a la cabecera del estómago, el tembleque, los de la cama durante varias semavértigos y la muerte prematura nas". A André Gide el doctor Brouardel le anunció: "Con estas (Questions ii l'Encyclopédie). Concluye adornándose con este lanzas de tuareg opero a los nifarol: "Hay ejemplos que nos ha- ños onanistas como tú". Con qué abyección las razas o cen temblar". Diderot aconsejó a Catalina II que se vigilaran los re- las clases "inferiores" fueron acusadas como pervertidores o cautretes de los cadetes. Con qué puntualidad, a los diez santes del mal. El mismísimo y seis años, también Dalí tuvo su Freud, el 7 de febrero de 1912, osó "edad del pavo" (¡brevísima afor- asegurar ante un auditorio de psitunadamente!) en la que soñaba coanalistas que: "El onanismo es con la majadería de la revolución nocivo como lo afianza el hecho marxista. De paso también creyó de que el embrutecimiento de los que una sola masturbación, que jóvenes árabes es debido a la mas"nunca más repetiré", le había turbación excesiva y a la práctica de ella sin ninguna inhibición". En ocasionado "pérdida de sangre" (diario, 1920). "Una de mis polu- 1912 un sabio francés prescribió: "La vigilancia continua del persociones equivale a sangrar cuatro
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nal doméstico al servicio de la familia". Años después, otro español aseguró que pueden causar esta "enfermedad... ciertas prácticas viciosas de nodrizas y niñeras para acallar el llanto de los niños". Con qué unanimidad librepensadores, ateos o progresistas recitaban la vulgata del terror. El profesor O. S. Fowler escribió en su tratado de 1875: "El onanismo causa más estragos que todas las depravaciones sexuales combinadas. No hay ningún mal que se pueda comparar con él". En 1885, Casterman describió el caso clínico de "una campesina que, como consecuencia de su vergonzoso vicio, perdió la nariz y en su lugar le salió un guisante. La abertura de la boca era tan angosta que era difícil meterle el meñique". El doctor Alexis Clerc, ateo radical, prescribió "la `infabulación' o la clitorictomía... para que cese esta locura que causa cada día mayores daños". Por su parte el doctor Milton, en 1887, recomendó "anillos con puntas de acero para que, colocados en el pene, provoquen un dolor insoportable en caso de erección". El positivista doctor Guersant, en una sabia comunicación ovacionada por todos sus colegas, proclamó en 1893: "Durante un año entero, a pesar de la súplicas del joven paciente, le he mantenido el pus en el canal de la uretra con cauterizaciones repetidas. Le causaban una irritación que le hacía imposible cualquier toque. Hoy
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el joven, que ya es un hombre, agradece mi tenacidad". El doctor Tissot, el gran especialista de su época, contó la historia de un relojero de 17 años en perfecta salud: "A partir de esa edad se masturbó. Al verse consumir horrorosamente decidió transformarse, pero era demasiado tarde. Preso de espasmos y diarrético, babeaba día y noche. Vivía tumbado en un jergón que despedía un olor fétido. Perdió la memoria antes de morir con el cuerpo cubierto de edemas". Con qué fanatismo, durante cerca de dos siglos, la ciencia médica estuvo convencida, dogmáticamente, de su correcta apreciación de la masturbación. La Enciclopaedia Britannica definió el onanismo como un "very great crime" hasta 1974. A partir de esta fecha modificó su certezas: "Numerosos especialistas del comportamiento sexual preconizan las ventajas de la masturbación, describiéndola como una práctica sana , que procura placer y que hace bajar la tensión". Recientemente un pedagogo pontificó: "La masturbación es la regla... la anomalía no es la masturbación, sino su ausencia". ¿Se llegará a exigir su obligatoriedad en las escuelas de párvulos? Con qué arrogancia sonreímos llenos superioridad de los errores de ayer, pero con qué regularidad nos negamos a cultivar humildemente el arte de dudar de nuestros convencimientos.
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Golpistas error por Como un aporte de la Coordinadora Bolivariana Cojedes circula en Internet una lista de correos electrónicos "de periodistas y dueños de Medios de Comunicación Social, que tienen desatada la campaña mediática en contra del proceso revolucionario en Venezuela". La lista es extensa, muy extensa, y aparecen varios medios y comunicadores. Lo extraño es que entre los empleados de El Universal figura Clodovaldo Hernández. ¿No se supone que éste se encuentra en la misma trinchera? ¿O será que para los bolivarianos cojedeños el Clodovaldo es demasiado tibio? http://www.nodo50.org/cbc/lista.htm
Ataque de amor ajeno Quizás algunos los hayan visto por las calles o montados en alguna camionetica. Son dos poetas que están en tránsito y además en la movida internaútica. A través de su página web www.poetasentransito.com se informa de las reuniones, del proyecto y pensando en el marketing de la poesía, ofrecen "Ataques poéticos" —así mismo— en la oficina, en la casa o en plena avenida. Son cuatro combos que incluyen, dependiendo de la elección, una lectura de poemas dedicados en el lugar escogido, una rosa, una caja de bombones de 250 gramos y hasta un tema de cumpleaños original, tocado y cantado por los Poetas en tránsito. No hay por qué sufrir de mal de amores si hay quienes se ofrecen de sustitutos.
Zagala a Miami El caricaturista no se queda en Miami hasta el 27 de febrero —en su caso, día de celebración: cumpleaños—, llega un par de días antes. Pero va con suficiente antelación como para dar una charla y inaugurar la muestra de 75 de sus más conspicuas caricaturas, selección hecha por él mismo para la galería de la Universidad de Miami, cuyo departamento cultural dirige Hernán Gamboa. Los venezolanos ubicados allá seguro estarán fascinados con el repaso histórico y leal de este artista y humorista —"ya sabemos que un humorista es un cómico fracasado"— de brillante sesera que siempre, como tiene que ser, ha estado en la oposición. "No se puede hacer humor estando del lado del gobierno, por eso la gente paga para reírse con las presentaciones de Orlando Urdaneta, Rolando Salazar o Laureano Márquez, las del gobierno son gratis y ni así hacen pizca de gracia. Desgracia sí son". 10
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main~~11~1~~ Tragedia en TV
r Irina
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Dirigida por Román Chalbaud y protagonizada por Simón Pestana, pronto llegará a la pantalla del canal de todos los venezolanos Amores de barrio adentro, escrita por el dramaturgo Rodolfo Santana. El dramático, que de seguro será trágico, espeluznante y conmovedor, se encuentra en etapa de negociación.
Casos de
estudio
Cuentan los arquitectos que a lo largo de la ciudad se puede hacer un extenso inventario de pifias arquitectónicas, irreversibles una vez que la obra queda concluida. Un ejemplo de ello es el edificio de los bomberos de El Cafetal. Construido en la década de los setenta, por un error en la ubicación de los planos, la fachada quedo mirando hacia un lateral. Nadie recuerda el nombre de los responsables. Casos como estos son objeto de estudio en las facultades de arquitectura, sin dejar pasar otros vicios como la utilización de fórmulas aplicadas, lo que significa realizar un mismo diseño, troquelarlo y repetirlo una y otra
Trasfondo culinario El catering que en algunas recepciones halaga el paladar del Presidente y sus invitados sería ejecutado por una joven y prometedora profesional del mandil, esposa del rector del CNE, el psiquiatra Jorge Rodríguez. ¿Conflicto de intereses o gustos compartidos?
Barret°
el da la vista gorda
Esta revolución que se jacta de no haber usado las bayonetas — bueno, no puede negar que se le han ido los tiros— porque igual ha confiscado las instituciones tiene que admitir que golpes da. Juan Barreto, resentido por los cacerolazos, cumplió —ver artículo de la página 18— cuando prometió que no se quedaría tranquilo. El martes 13 fue de terror. A las 7 y media de la noche pasaba cerca de una cafetería del edificio San Martín de Parque Central cuando unas señoras decidieron cacerolearlo. Barreto las llamó rameras y sus guardaespaldas decidieron emprenderla contra un muchacho que estaba apostado cerquita, viendo la escena. Las señoras, enfurecidas, fueron en su defensa —fue pateado, golpeado, tirado al piso— y de paso retaron a Barreto a que se las viera con ellas. En la refriega, una escena vergonzosa y miserable, Barreto chillaba por sus lentes, no atinaba a encontrarlos. Sí, ahora ve peor. En cuanto a las gafas, pues preguntarle a las señoras. Ni bobas ni gafas.
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El triunfo de Carl Schmitt/Las memorias de Divjalducio Fanti y AlthusserlBernard Kouchner calumniado Bernard-Henri Lévy
vuelos anulados, agentes del FBI a bordo de los aviones, refuerzo de la vigilancia en la frontera mexicana, en la canadiense y en otras: estado de sitio generalizado, guerra civil planetaria. Teníamos la mira puesta en Huntington, creíamos un deber debatir con Fukuyama, pero no, ha sido Carl Schmitt quien se ha impuesto.
Aeropuertos bloqueados,
el general coraje de Sarajevo. Recuerdo la indignación de Mitterand cuando Alija Izetbegovic y yo, en París, le explicábamos: "Pues sí, señor presidente, un general de origen serbio es el encargado de la defensa de Sarajevo, es como si Jean Moulin o Delestraint hubiesen sido alemanes, es el milagro de esta Bosnia cosmopolita, ciudadana, antifascista". Hoy día Divjak escribe, se prepara para publicar sus memorias y me pide prologarlas. Febrero próximo. Buchet-Chastel es el editor. Se llamará, como corresponde, Recuerdo a Joven Divjak,
Sarajevo mon amour.
no dejo de insistir a propósito de las imágenes de Saddam: hay, después de La orestíada de Esquilo, un gran principio fundador de la civilización: la sustitución de la venganza por la justicia.
Así es, queridos lectores,
yo no "defiendo" a Michael Jackson: Digo simplemente que ese clima de caza al hombre, esa estridencia mediática y, a pesar de ello, judicial, ese proxenetismo organizado, resulta intolerable. Digo que el problema es menos Jackson que las familias que, desde hace años, le venden sus hijos para que los haga cantar. Pero no, amigos lectores,
Los cubistas, en Apollinaire. Hay doce retratos de Balzac realizados por Pi-
Dalí se inspiraba en Freud.
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casso. Cézanne, quien, a propósito de su Vieja con sombrero decía deber lo esencial a un "tono Flaubert, un color azulado y rojizo que se desprende de Madame Bovary". Hay un pintor que, como el Elstir de Proust o el Frenhofer de Balzac, no existen sino en la imaginación del escritor. Pues bien, he aquí otro, un pintor vivo y coleando, absolutamente real, llamado Lucio Fanti que nos dice que todo, para él, proviene de un verso interrumpido de Maiakovski. ¿Un cuadro como un efecto de texto? ¿Una .
vergüenza, que tres, al menos, de los escritores que yo admiro le han consagrado textos. Calvino (1979), Semprún (1982 y 2003), y sobre todo, más extraño todavía, un texto poco conocido de Althusser, escrito en 1977, con esta frase enigmática sobre su relación con Maiakovski: "El aliento cortado de un poeta es todavía un poema que dice porqué aceptaba vivir".
acepta ¿qué digo?, solicita y es normal, la ayuda de Europa, de Francia, de los Estados Unidos, del planeta entero, de Satán en persona si hace falta. Salvo un país del que no quiere nada, un país, uno solo, al que le dice: "Prefiero morir y dejar morir a la pobre gente de Bam que aceptar cualquier cosa que venga de ustedes". Ese país maldito, rechazado, ese país casi satánico es... Israel.
Kouchner ha inventado
Los Judíos, ¿pueblo de víctimas convertido en pueblo de verdugos? Origen en Hegel, "el espíriobracmunftsíliera? tu del cristianismo y su destino" ¿Un archi-texto habitando la pro- donde se nos dice: "Un pueblo fundidad del color y estructurando naturalmente servil, estructuralsu superficie en secreto? Pues sí. mente esclavo y destinado al Como ha sido siempre. Esas her- abandono y el olvido, no puede mosas naturalezas muertas, esos acceder a la libertad sino esclaviviñedos saturados de luz y de poe- zando otros pueblos". Ahí está. sía —galería Lavignes, Bastilla, Llegamos. Ser hegeliano sin sahasta el 17 de enero. La carta esta- berlo. Orígenes filosóficos de una vulgaridad contemporánea. ba en la tela y miraba al artista. Irán, enlutada,
¿Ver es leer? ¿El texto en el principio? Sí. Pero también, por supuesto, lo contrario. Breton y Masson. Baudelaire y Rubens. Cendrars reinvitando Sonia. Delaunay. Char comentando a Courbet. Sealen glosando a Gauguin, a Hofmannsthal, a van Gogh. Stendhal y la "transfiguración" que venía a mirar "seis veces por semana" y "de cinco a seis horas por día". Y entonces Lucio Fanti, ese pintor que yo conocía apenas y del que descubro, para mi
el deber de ingerencia. Pocos, no sólo en Francia sino en el mundo, han hecho tanto como el por los olvidados. Arriesga todo. Pierde todo pero nunca saca cuentas. Desde hace 40 años está en todas las batallas que se libran por la libertad y la dignidad de los hombres. Y he aquí que "defensores de los derechos humanos", confortablemente instalados en las oficinas de sus ONGs, intentan cargar en „sus espaldas un asqueroso escándalo petrolero. Uno cree estar soñando. Se sienten los hilos de la mezquina maquinación. Y se sabe —yo sé— que Bernard responderá, que pondrá en su lugar, rápidamente, la sucia calumnia. Pero ¿y qué de las cenizas que quedan después del fuego? ¿Qué de la observación terrible de Debord en sus Comentarios: sólo el primer golpe cuenta? ¿No hay en esas situaciones, jamás, un segundo golpe?
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N o olvida Aquiles Esté las dimensiones de aquella lavadora tan pequeña que parecía de embuste, de plástico, como si fuera de juguete. Ahí, el inmensurable Juan Barreto hacía malabarismos para lograr poner toda su ropa en remojo —entonces nadie reparaba en si eran o no trapos sucios— sin descuidar lo verdaderamente importante, o sea, sin tener que despegar los ojos de la lectura; a diferencia del ridículo electrodoméstico, símbolo extremo de humildad, la biblioteca era frondosa, bien surtida y actualizada. En el apartamento del edificio Salto Angel de Los Jardines de El Valle también hacían contraste sus moradores de entonces, el estudiante brillante y perspicaz, enamoradizo y buen bailarín, guasón y pendenciero, y su madre, la dulce señora Anita, que a duras penas se las arreglaba haciendo los oficios domésticos propios y ajenos. Aquiles Esté también recuerda que el apartamento estaba encaramado en el palomérico piso 19. En los años ochenta el dinámico dúo estudiaba en las mismas aulas de la misma universidad la misma carrera: Comunicación Social en la Cen-
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tral, y harían a cuatro manos, entre otras cosas, el periódico Letras y una tesis sobre epistemología con recomendación de publicación. Sería el primer libro de los varios que luego ha escrito cada uno por separado. Y es así como están ahora, separados. Si entonces fueron a juergas juntos —"derrapes cojonudos"— y cada uno rió a mandíbula batiente con el repertorio de chistes nada despreciable del otro y, al contrario de los Victorinos de Miguel Otero Silva, hicieron posible la conexión entre Prados del Este y el barrio del oeste, entrando el siglo veintiuno, cuando se miran, no hallan mayores coincidencias, acaso cierta dosis del contenido segregacionista del chavismo haya hecho fulminante efecto. "Yo siempre he creído en la lucha de clases", marca lindes Juan Barreto, haciendo caso omiso de la caída del muro de Berlín. "Y no me parece para nada un arcaísmo consultar a Marx porque, si es así, entonces habría que enterrar a Sócrates", reivindica. Aquiles Esté aclara que no es apenas un problema de diferencias políticas lo que ha producido el distanciamiento.
"Aunque para nadie es un secreto que la riqueza engendra riqueza y que nada hay más sano que la economía de mercado ni nada más insano que el estatismo, puedo entender que alguien crea en la economía colectivizada. Los suecos la tienen por modelo", concede, "pero éste es más profundo, las diferencias son de valores, el fin no justifica los medios, medios ilegítimos; esto es el valetodismo, y Juan Barreto es más que voz cantante", abre fuegos el ex director de Prodiseño, ex profesor invitado de New York University, semiólogo, eventual asesor comunicacional de la Coordinadora Democrática y, por contrato, de ene'empresas. "Con todo su talento, toda su gracia y todo el esfuerzo que invirtió para acumular tantos galones académicos hubiera podido ser alguien bien distinto. Era como Tintán, caía bien, caía de pie; pero no, parece que no pudo desembarazarse de su propio destino ni del contexto fraudulento, el de la Venezuela del facilismo y los buscones, el de la falta de referencias y de principios, el de las familias sin estructura. Creo que lo que ahora exhibe como éxito no es más
da reputación donjuanesca —y de estilo bukowskiano, en el lance habría podido llegar a ser brutal y recibir o cachetada o beso—; sentiría el zarandeo de sus hormonas reventonas; liaría las primeras peleas —"en el barrio la violencia es normal y Juan siempre ha tirado coñazos", se desentiende un ex vecino que prefiere pasar agachado—; engordaría hasta los 120 de hoy —sí, alguna vez fue flaco—; y haría sus pinitos en política. "Siempre he vivido en el mismo apartamento de El Valle, nunca me he ido", sonríe con soma, o acaso sea orgullo. "Mi mamá se mudó con mi hermana, pero yo me quedé". De manera, pues, que si no contesta el teléfono ni de día ni de noche el diputado del MVR no es por desgano —coinciden todas las voces en que es frontal— o porque, como se ha reiterado como si verdad fuera, se habría mudado a un pent house que le endilgan como suyo, que estaría ubicado en El Rosal y que, una vez más,'' niega haber comprado; "aunque no ten-
de
cañón
Verbo de lujo y vocabulario de lija, el eterno reidor del régimen jura decir la verdad y nada más que la verdad cuando se le increpa acerca del 1 1 de abril, de Eucaris Rodríguez, de su conducta dizque virulenta, de sus supuestas propiedades o su convencida pasión, patria o muerte, por Chávez y el chavismo. Periodista, entre otros títulos, tendría en esta etapa el rol de guionista en esta función de trasnocho. Arrebatado, ha, sin embargo, saltado al propio set para hacer de protagonista. Creen que tiene balas en este entierro
Faitha Nahmens que inminente fracaso. A donde ha llegado es sólo el punto desde el cual será más dolorosa la caída", espeta. "Juan Barreto se equivoca. Y miente. Como José Vicente Rangel, distorsiona la realidad, la acomoda a su conveniencia; como la esposa de Chávez, que se evangeliza y se vuelve virginal. La verdad es que no tiene la menor credibilidad", asesta.
D esde que rondaba los once, y ahora
tiene 44 —los cumplió el 7 de agosto, o sea que es Leo como Hugo Chávez, Luis Miquilena, Blanca Ibáñez, Cecilia Matos, Lila Morillo, Fidel Castro, Mónica Lewinsky y, acaso para despistar, Jacqueline Kennedy—, Juan Barreto ha vivido en aquellos bloques verde bilis de El Valle. Estudió en los liceos Diego de Losada, Pedro Emilio Coll y el José Avalos, a pata de mingo, y en esos predios trazaría los primeros bocetos de su al parecer bien gana-
dría nada de malo ello, siempre he trabajado", se defiende. Que quede claro: no emularía la épica mediática de la concejal Malula, la que nació en el cerro, vivió en el cerro pero soñaba con mudarse al Country Club. Si Juan Barreto no responde al teléfono es porque no quiere oír más insultos. Está harto de tanto maltrato confía el hijo del sargento severo, del barbero ausente que de maltratos tiene un grueso inventario; para muestra, la =
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He estado en situaciones violentas, en momentos terribles, he visto la muerte pasar... ¡Pero nunca he matado a nadie! ¿Por qué entonces tendría que calarme acusaciones de semejante calibre, gratuitas además, eh?", alza la voz que, vale decir, en el téte-á-téte es casi inaudible y pausada. "Mira, yo soy tolerante, pero que me sea prácticamente imposible caminar por donde se me dé la gana me parece el colmo. Fascismo. Te juro que al que me vuelva a decir asesino le clavo su coñazo, y a la señora que me cacerolee, pues le tiraré la olla por la cabeza". Pero no es esto todo en el rimero de hostilidades que consigna. Además de las groserías telefónicas y de las que le chillan en la calle, dice, deben sumarse los ataques de los colegas periodistas cuando reportan con mala intención, "con muy cierta ligereza", como sentencia. "Pero igual digo que el que me ataque va a tener que estar bien protegido, con
compró no calza con el del Juan Barreto que lo habría comprado, "y yo jamás adquiriría un propiedad en Miami, imagínate". "Estas cosas son ciertamente muy delicadas. Al menos nosotros no tenemos pruebas de ninguna compra, no aún, al menos", admite Alfredo Romero, abogado de labia y pintón, y miembro de Fuerza Integradora, organización que investiga de pe a pa a varios funcionarios del Ejecutivo, incluido el propio Presidente, a propósito de los crímenes de lesa humanidad cometidos el 11 de abril. "Pero si puedo asegurarte que con todo y que nos llegan denuncias de todo tipo, unas valiosas y otras inverosímiles, unas truculentas y otras que nos traen para que mordamos el anzuelo los infiltrados, nuestras investigaciones van bien encaminadas, fueron aceptadas en los tribunales penales internacionales de Florida y España". Pero mientras esa bomba de tiempo llamada 11 de abril estalla, mientras ese acertijo de pasiones encontradas que el plomo roció sin piedad se esclarece, Juan Barreto monta en cólera, según el inquietante testimonio de un amigo en situación de retiro. "A veces llora por pendejadas, cuando se ofusca, cuando se siente impotente, y en el caso del apartamento de El Rosal creo,
"Mira, yo soy tolerante, pero que me sea Lame cazuela, lima cacerolas
golpiza que le propinara la policía —"no fue tortura tortura, esa que incluye tenazas eléctricas, pero bueno, sí, me dieron una zaparapanda de carajazos"— a propósito del secuestro de William Niehous. "Yo militaba en la Liga Socialista, que estuvo involucrada en esa operación, pero la verdad es que mi misión consistió exclusivamente en hacer guardia durante 17 días en un cordón de protección, sin saber a quién se escondía en aquella urbanización del sureste, no tenía idea del secuestro por razones de seguridad... ¿Yo? Tenía 17 años". Y es que son tantas las manifestaciones de antipatía de las que es objeto que decidió, divisionismos mediante, no ir a los restaurantes del Este. Lo cacerolean no más lo ven entrar y le gritan de todo menos bonito. "lAsesino! ¡Asesino!' ¡Así me dicen! ¿Y por qué? ¡Yo no soy un asesino! 20 EXCESO FEBRERO 2004
prácticamente imposible caminar por donde se me dé la gana me parece el colmo. Fascismo. Te juro que al que me vuelva a decir asesino le clavo su coñazo, y a la señora que me cacerolee, pues le tiraré la olla por la cabeza". Pero no es esto todo en el rimero de hostilidades que consigna
pruebas verdaderas. Tengo amigos abogados que ya me están ayudando en la elaboración de algunas demandas... Sí, soy ardoroso cuando defiendo lo que creo y cuando defiendo lo que me pertenece, como mi imagen y mi vida privada. Merezco respeto, así está consagrado en la constitución". Le han endilgado otra propiedad, un apartamento en Miami, pero el entorno familiar del Juan Barreto que lo
te digo con honestidad, que le sobraron razones para la pataleta. La bienvenida que le dieron los vecinos fue la mar de ingrata: lo cacerolearon a más no poder y hasta creo que le pusieron un obsequio de caquita de perro en la puerta", confía el ex entrañable, confiado en el anonimato. "¿Que lo niega? Bueno, quién sabe... sus razones tendrá, pero sí se lo compró", echa leña al fuego. "Pero eso no es
un delito. Ni Juan es un delincuente".
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l miedo ha acompañado a Andreína Mujica hasta París. A la anfitriona de la fiesta en la que celebrara el cumpleaños de Juan Barreto de hace seis años —"que-
narración de Mujica, Coya, en plan de galán, entre risas y tragos, aborda con demasiado atrevimiento, quizás, a la novia de Juan Barreto, chica con la que había salido antes, un par de veces. Sin tapujos, se deja llevar por el embeleso y extrema
Política a las patadas
verso a verso, golpe a golpe
ríamos alegrarlo, acababan de despedirlo de Feriado"— se le quiebra la voz en la distancia rememorando un incidente atroz. Freddy Coya, según añade, tampoco ha podido olvidar el onomástico. Ese día al joven abogado le cambiaría la vida, el lugar de residencia, la identidad. En la
las confianzas antes de entender que ahora la chica no está sola, antes de poder arrepentirse. En un tris tiene frente a sí a Otelo en talla grande protagonizando una bravata de antología. Le escupiría en la cara y pistola en mano lo habría amenazado. "Entonces entre todos le quitamos
el arma, le quitamos las balas y se la devolvimos, pidiéndole que dejara la fiesta. El lo hizo. El problema, o mejor dicho, la tragedia ocurre luego, cuando a alguien se le ocurre que Freddy, que estaba paralizado de terror, debe ir a la puerta a pedirle disculpas al supuesto agraviado", reconstruye. "En cosa de segundos, de manera inesperada, Freddy es apuñalado en el estómago y se salva porque una costilla impide que el cuchillo, que traza una línea vertical ascendente, llegue hasta su corazón. Sangraba a borbotones", se conduele Mujica. "Freddy estuvo en el hospital dos semanas, luego puso la demanda de rigor en los tribunales, después que perdió en todas las instancias, dolido y temeroso, se fue del país. Yo lo entiendo", valida. "!Ay!", suspira Barreto. "No quisiera remover esto más, no sólo por mí, sino por la chica que es mi novia todavía. La verdad es que ha sido muy complicado para nosotros. Tuve que estar yendo dos años seguidos a los tribunales. Marta Colomina es una que siempre saca el asunto en la radio. Creo que no se han dado cuenta ni ella ni los que la emulan que cada vez que revuelven el asunto me difaman. Yo, siendo ellos, sería más cuidadoso, porque, bueno, no digo que lo piense hacer... pero sé muchas historias, y tengo algunos expedientes no muy limpios de los que me acusan...". En su versión, el chico audaz que descaradamente intenta deslizar una mano por territorios fronterizos y vedados recibe ni más ni menos que un par de trompadas bien dadas. Si después hubo sangre es porque partieron picos de botellas, y si acaso pudo quedar herido el fulano que, torpe, habría querido continuar enrollando el trompo después de los primeros puños, "porque seguía picado". Pero de ahí a que se tratara de un episodio de cuchilladas y de hemorragias y de clínicas, no, eso es ficción, exageración, tergiversación. "Nadie atestiguó semejante cosa, y gané en las dos instancias la demanda. ¿Entonces? Soy inocente".
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abiola Velazco, ex novia de Juan Barreto, y con quien estuvo ligada sentimentalmente por ocho años, pela los ojos, ojos enormes, ojos que todavía se arroban= FEBRERO 2004
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y enternecen. "No, no, no. Lo que yo creo es que algunas personas no le perdonan que haya optado por determinada posición política, que, déjame decirte, es la misma que ha tenido siempre, la de los ideales más nobles, los de la izquierda, y
ningún cínico, no nos lo parece en lo absoluto. Lo que sí es es muy auténtico. Te dice lo que piensa sin ambages. Y se compromete con lo que cree. No defrauda, no se dobla, no corcovea... La verdad es que es genial". Los piropos se derraman sin
A juicio de Jonathan Alzuru, elocuente compañero de Juan Barreto en el doctorado de Ciencias Políticas, sí, Juan es culto, inteligente, todo eso; sin mayores objeciones se suma al consenso. Justamente por eso le llama la atención que,
"Es el bufón de la corte. Podría tanto dar un discurso brillante, como volver a entrevistar a misses en Feriado o hacer pucheros para conmover, si fuera el caso. Tan falsa es su abnegación por los pobres y miserables como la del régimen, cuyo único afán es la concentración de poder, de poder político, que superponen a todo lo demás. Lo cierto es que puede ocupar múltiples escenarios, que tiene un número infinito de máscaras"
A Alzuru no le hace gracia
por eso lo atacan; hoy por hoy es uno de los blancos predilectos de los medios de comunicación. Pero se equivocan de palmo a palmo en lo que dicen de él. La polarización ha resultado una gran distorsión. Es un ser humano único... ¡no hay otro Juan en el mundo!", sigue fiel. "Es como un muchachote travieso, pero no pícaro ¿entiendes?, se echa en el piso a jugar carritos, adora a los niños... a lo mejor dice una palabrota fea pero después se voltea y se ríe. A él sí que le han dicho cosas espantosas y le han hecho otras tantas, lo han dejado muchos amigos... y a lo mejor él tampoco perdone eso. Pero en realidad es incapaz de cometer una bajeza o una traición, tiene un corazón enorme, es desprendido, generoso, muy espiritual", dice al lado de su ahora esposo, y con su venia: ambos son sus compadres. "Los dos queremos mucho a Juan y lo entendemos, lo que pasa es que tiene un sentido del humor a veces muy negro, porque es inteligentísimo, brillante, pero no es 22 EXCESO FEBRERO 2004
Cuarteto con demasiada cuerda
continencia de la boca de la arquitecta que sin duda guarda sólo los mejores recuerdos del ex delegado al Consejo de Escuela, del ahora candidato a alcalde, del chavista de uña en el rabo; no permite que se cuele, indiscreta, confirmación alguna acerca de aquéllos, amores tormentosos, febriles, traumáticos: los suyos. "Lo que sí te digo es que Juan nunca se casará, porque está casado con esta causa".
tratándose de alguien que se mueve en el mundo de las ideas —"aunque a todas luces es también un hombre de acción, de calle"—, que es un intelectual, esté con Chávez. "Sólo hay una forma de estar cerca de un autoritario: siendo acrítico, lo que para alguien como él, un polemista, un fuerte argumentador, debe ser, cuando menos, incómodo porque ello significa que debes renunciar a pensar". Alzuru cree que Juan Barreto pudo ser uno de los
que, al principio, le dictaron al caudillo el cartapacio de citas que chapoteaban en sus interminables arengas. "Pero ahora es al revés. Chávez es quien le dicta la cartilla. Se invirtieron los roles en esta extravagante relación amorosa en la que Juan Barreto hipoteca su vida y su historia en la otra persona, algo, sin duda, despreciable". Coincide también con la platea en
risueño llore. Me lo imagino así, como los bufones, llorando tras bastidores". Estilo de estilete, filoso filósofo, Jonathan Alzuru define el chavismo como una mezcolanza inconsistente, amorfa, lo que aplica también al personaje: "Juan Barreto no es ni eso ni aquello, pero al final, es eso y aquello. Bajo el rótulo del postmoderno con que se presenta, echa mano de cual-
entre otras cosas, por su manera moderna —"tan moderno es que es postmoderno"— de hacer política, su autenticidad desprovista de solemnidades, su gracia para reinventar el protocolo: "El puso a valer las cumbres internacionales, pero, ojo, no creo que sea un personalista. Aunque su nombre ha bautizado un proyecto histórico, y él lo sabe, y aunque hemos sao Ú Q
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De medio y de extremos, tiene pantalla
que el ex secretario general del Colegio Nacional de Periodistas es un cultivador por antonomasia del humor. "Ajá, sí, como no, es entretenido... y es que es así como él ve la vida, como un entretenimiento, como un carnaval. En realidad", atiza, "es el bufón de la corte. Podría tanto dar un discurso brillante como volver a entrevistar misses en Feriado o hacer pucheros para conmover, si fuera el caso. Tan falsa es su abnegación por los pobres y miserables como la del régimen, cuyo único afán es la concentración de poder, de poder político, que superponen a todo lo demás. Lo cierto es que puede ocupar múltiples escenarios, que tiene un número infinito de máscaras. Me encantaría conocerlo sin ninguna de ellas. Acaso se las quite a solas, frente al espejo, y entonces el eterno
quier concepto que considere útil o válido, y lo que termina construyendo es un Frankenstein. Esto también me asombra. Que siendo tan ligth cargue con tantas espesuras y rémoras".
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arreto confiesa —se jacta de ello— que tiene una gran empatía personal con Chávez :"Nos vemos y eso es risa y risa, bromeamos mucho, yo le regalo florecitas, ja ja ja". Además se siente su amigo. "Lo mejor es que no soy sólo yo el que lo ve chévere, 63 por ciento de los venezolanos lo considera democrático, progresista, un gran líder, sólo que la prensa no quiere dar a conocer esas cifras recogidas en las más recientes encuestas", supone. Y si al autor de En medio de los medios el estilo de Chávez le parece del carajo es,
cado partido político de ello, lo cual no tiene nada malo, por lo demás, como dijera Habermas. Así como existió el calderismo, que es un estilo que no me gusta para nada, aquel que invocaba al santurrón, al honorable don que quemaba expedientes o allanaba universidades, o como también tuvo espacio en nuestra política el canachismo, cómo no, que es el estilo de los acuerdos por debajo de la mesa, está ahora el chavismo. Por cierto, que asesorar a Canache tiene que haber sido espantoso, por lo gris. Chávez en cambio es un espectáculo."
Sin ápice de miedo escénico —"ni de ningún otro", reta— Juan Barreto, protagonista en la ficción —"he actuado en varios cortometrajes, El rebusque de Ro
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mán Chamorro es uno"— y de fricción, es sin duda uno de los funcionarios de mayor exposición mediática: está en la mira. Si hay que transportar al CNE las cajas con las firmas del revocatorio aupado por el oficialismo, él las entrega, él el primero. Si hay que refutar a la oposición, pues no tiene empacho en descalificar a los pares de la Asamblea —"les dije maricos a los de Primero Justicia porque ellos me lo dijeron a mí primero, injustamente", rasguña— o pizca de pudor para desgañitarse gritándole asesino a Lázaro Forero, en vivo y por Globovisión. "Actúo con pasión cuando se trata de lo que creo, en este caso, el bolivarianismo; quisiera
do contratado, para lo que le pagaron creo que tres millones de bolívares, era acusar a Juan de estar vinculado con entrega de armas y la coordinación de un centro de entrenamiento de fuerzas de choque ¡Qué fiasco! Nadie pudo confirmar nada de esto". Para Alfredo Romero, en cambio, el abogado que se afana, entre otros asuntos, en el caso y la cuenta de los ajusticiamientos policiales más recientes —mil doscientos—, Eucaris fue una trampa para desacreditar a los medios de comunicación, un ejercicio perverso y maquiavélico. "Tengo la impresión de que fue una tramoya montada por el oficialismo,
porque no había pruebas de nada, devino peine para la prensa. Me puedo imaginar al propio Barreto, que es mucho más que un guapetón, es un tipo incisivo y bien preparado, dándole forma a este juego de pésimo gusto". Desde la OCI también fue rociado de falsetes con el episodio de El Correo del Presidente. Fue, sin embargo, un caso de cuentas no claras, supuestamente, aunque él lo entiende, más bien, como un ajuste de cuentas: Jesús Urdaneta Hernández, otrora compañero de la aventura golpista de Chávez, habría querido perjudicarlo, quién sabe por qué, y por ello solicita que auditen al periódico editado por el gobier-
"Las Navidades lo ponen triste. Hace ya unos cuantos años, cuando llevaba afro, llegó a casa vestido con unos jeans raídos y en zapatos de goma a eso de las nueve, cuando nos alistábamos para cenar, todos en casa medio emperifollados y de estreno. Vino para compartir en familia"
saber si Carlos Ortega moriría por algo, yo sí muero por esta revolución, que ha conseguido detener el crecimiento de la pobreza", dice de lo más serio, "que honra a un hombre que fue muy desprendido... No, chica. El Libertador no fue ningún oligarca". La lista de enredos de los que es protagonista no es corta, la verdad es que acapara centimetraje, y no sólo por su volumen; no es precisamente de los que detentan —pese a la sinusitis y alergias nasales— bajo perfil, pero la lista de enredos pica y se extiende. Lo de un tal Eucaris Rodríguez habría sido una traición, vaya con el chico, qué malagradecido. "Juan lo ayudó mucho, como siempre, nada lo contraría más que no poderle dar una mano a quien lo necesita", dice con pesar un fan del inefable comelón a quien aquel joven bocón de 22, sin pepitas en la lengua, ensarta, involucra en un rollo tenebroso de mil y una aristas. "Quedó claro que su tarea, para lo que había si24
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Eucaris: ¿era o no era?
igual que la historia del piloto que en Colombia juró haber visto a Hugo Chávez proporcionándole armas a los guerrilleros. La gruesa denuncia se desinfló
no. Quienes aseguraron que él, Juan Barreto, a cargo, brindaba cenas y tragos a los panas con cheques de la administración pública habrían tenido que morderse la lengua, según dice el propio Barreto, porque "el manejo fue tan limpio que incluso resultó que había un déficit de 60 millones a favor del medio por facturas que no cobramos".
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arcelino Bisbal, profesor de la Universidad Central, enjundioso ensayista y
miembro del Centro Gumilla, recuerda con afecto al alumno inquieto, sesudo, popular, acaso medio socarrón, cuyas deslumbrantes respuestas en los exámenes eran verdaderas cátedras —"aunque la ortografía era pésima, he oído decir que sufre de dislexia"—; del chavista de hoy se refiere con menos entusiasmo. "Hemos coincidido en foros en los que buena parte del tiempo de sus intervenciones la consume en argumentar su propia defensa; me da la impresión de que siente la necesidad de desmentir que haya robado o adquirido por caminos verdes esto o aquello. En una ocasión le pregunté por qué estaba con esto que llaman 'el proceso', a lo mejor por lo kafkiano, y me dijo que porque creía a capa y espada en el proyecto socialista y también porque estaba cansado de pelar bola, así mismo. Espero que haya sido una guasa; él es un redomado bromista y muy fantasioso, algunos dicen que mitómano". Mas lo que lo "raya", soplan los que se toman por corifeos, el round que lo llevaría a la lona es el 11 de abril. La más impactante sorpresa mediática —y política y social— lo ubica como uno de los que coordinan los ataques desde primera fila, en la calle; el hito que aún es una interrogación peligrosa y dolorosa en el devenir encuentra en él a un conspicuo narrador que convoca ruedas de prensa, llama la atención hacia ángulos insospechados, desvía, acusa. Tal día, según Barreto, ocurre que unos gerentes rebeldes —"no se les puede llamar trabajadores por sus condiciones laborales tan privilegiadas", acota— se niegan a entregar la memoria de Petróleos de Venezuela al gobierno y sin que le tiemble el pulso el Presidente los despide. Viene la marcha de respaldo y a favor del reenganche de los susodichos, marcha que pretende llegar a Miraflores y que termina mal, muy mal, con sangre, tantos muertos y un gobierno que tambalea y prefiere dar la apariencia de que se ha rendido para evitar más violencia. Una vez que todo vuelve "a la normalidad" se descubre que había cuatro francotiradores, dos salvadoreños, uno colombiano y uno venezolano que portan identificaciones de Polibaruta, "que yo mismo les arranqué", jura. "Fui testigo de excepción
de la valentía del Presidente. Dijo que prefería renunciar antes que mantenerse en el poder sobre ese piso de muerte, pero no se entregó, dio la cara y más bien controló la situación". Para Romero, ésta es la historia oficial, que incluso escribe de manera muy distinta la propia Casa Militar. "Investigamos esos supuestos francotiradores con lupa, y nada, no existen". Los que sí existieron fueron algunos opositores gentiles, Mercedes Pulido y Elías Pino, que sin pensarlo dos veces le tendieron la mano a Barreto, a quien el gobierno fugaz de Carmona habría perseguido.
A mí me parece que Juan Barreto sería un pésimo alcalde, no le va la burocracia, la rutina administrativa, es desordenado; en cambio, como le gusta la confrontación, no le vendría mal quedarse en el Parlamento, cuando pase este estropicio, será, de lejos, mucho más interesante que Lina Ron", retorna Jonathan Alzuru. Bernardo Rotundo, periodista y cinéfilo —ojo señero, neurona clave en los circuitos de cine y en la sala Margot Benacerraf— también cree que podría seguir en lo suyo, el jaleo creativo, aunque teme que la mayoría cambiará de piel o territorio. Pero no está de acuerdo con quienes dicen que a Barreto no le entran balas; para él, el eterno militante que soñó alguna vez de niño con ser Presidente, que habría hecho visitas estratégicas a Centroamérica, que detesta coleccionar souvenirs, además de cerebro, tiene su corazoncito. "¿Sabes? Las Navidades lo ponen triste. Hace ya unos cuantos años, cuando llevaba afro, llegó a casa vestido con unos jeans raídos y en zapatos de goma a eso de las nueve, cuando nos alistábamos para cenar, todos en casa medio emperifollados y de estreno. Vino con la intención de quedarse a cenar en familia". Siguen siendo amigos, aunque desde trincheras opuestas. "Yo le hablo de cine y el de política. Seis meses antes del 4 de febrero me contó todo lo que pasaría paso a paso, y yo le dije que no me embarcaría en golpes ni con caudillos pero que le deseaba toda la suerte. Sucedió tal cual. Sólo faltó su entrada triunfal al Congreso, a él le correspondía tomarlo, era su papel en el cuento".
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uan Barreto, blanco y pinchado de dardos, dice que no ha perdido a los verdaderos amigos, "sólo estamos en respetuosa tregua"; a excepción de Ernesto Alvarenga, a quien invitó a militar en el MVR —"yo lo metí aquí"— y con quien cortó pajita. Alvarenga se remite a decir que no cree que, por ahora, sea posible intentar algún reencuentro, no vislumbra en el futuro cercano, ni más allá, una reconciliación. ¿Será, en honor a las metáforas, una representación del todo? "Bueno, sí, a uno le pegan esas cosas, como no, como cuando ves que un jugador de la liga nacional se pasa para la liga americana", respinga Barreto. Quién sabe cómo haga este remedo de Hulk —o de Jekyll y Hyde— para resolver semejantes sutilezas. Lo cierto es que, de ordinario, carne de cañón que es, se protege usando chaquetas. "Nunca salgas sin ella", le recomendó una vez a un alumno. "Si te persigue la policía nunca podrá saber si vas armado, y si te ponen preso, como no te va a dar sábanas ni mucho.menos, la chaqueta te va a cobijar del frío". IA
Alvarenga, bien lejos
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En Sabana Grande el tiempo no ha de jactarse de sus cambios. Más que un asunto de décadas transcurridas, el ciudadano ha sido testigo silencioso, cómplice acomodaticio y hasta víctima impotente de los desmanes urbanísticos a los que ha sido sometido este otrora centro del chic caraqueño. Sabana Grande vivió momentos de inaudita y provocativa belleza, en que el boato y el savoir faire se derramaban por sus aceras, recorridas sin prisa, sin pausa, por la clase alta de un país que hoy mira el albui-ny suspira
Marsolaire Quintana
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ólo asoma la punta del zapato de raso. Alguien extiende la mano y ella, con su largo guante negro, se deja guiar hasta salir del Cadillac sin un solo cabello fuera de su sitio. La chispa de un brillante encandila al paparazzo, que se ha apostado esta noche del 15 de abril de 1953 a la salida del Radio City. Bajo la inmensa marquesina, el fotógrafo espera pacientemente que, uno por uno, los miembros de la high society ostenten su postín sobre la alfombra roja que los conducirá hasta el hall principal. El fulgor lumínico de la avenida se une a los avisos mecánicos que comienzan con la enorme valla de Coca Cola —en la que los chorros de la gaseosa se derraman sobre una desbordada copa, espumeante y fría— y terminan con los letreros espectaculares hacia el sector este, movidos frenéticamente por la electricidad. A las nueve en punto de la noche, el hombre más poderoso del momento hace su aparición. Los flashes se revientan, las estolas
por órdenes inefables en dirección hacia el Broadway. Es hora de ir directo a la redacción. Sale en búsqueda de su Ford y abandona, exhausto, la huella de Marcos Pérez Jiménez sobre la calle Real de Sabana Grande.
de visón se estremecen, los nerviosos botines de charol del equipo protocolar patinan sobre el piso de granito azabache para orientar a los invitados. Un conjunto al estilo Big Jazz Band comulga con las rítmicas cadencias de Duke Ellington. La gran pantalla cinemascope se encenderá pronto. En el palco especial —zócalo negro, paredes beige, alfombra gualda— cuatro asientos aguardan al grupo, y también una helada botella de Veuve Cliquot. Desde el iluminado balcón pueden detallarse las butacas del repleto patio confeccionado con finísimo cuero importado de Milán. El corcho se dispara hasta el cielo y cae sobre la cabeza de un caballero. Conmovido, alza su mano hacia el palco en señal de gratitud. Las luces se atenúan, las cortinas majestuosas se abren hacia los lados, el personal cierra las puertas. Hasta el león de la Metro ruge con júbilo esta velada. Al finalizar, el tumulto busca orientarse hacia el hall, en donde las gargantas atenúan su sed con champagne Cristal. El hombre duro y su esposa salen discretamente. El operativo de seguridad saca a la pareja por la puerta de atrás. La noche es joven, Lush life suena en cada rincón, los pliegues de las amplias faldas tulipán confeccionadas con tafetán o moiré tropiezan con las paredes, las joyas del nuevo establisment se reflejan en los espejos. Los murales y las columnas doradas archivan cada frase, cada atuendo inolvidable, cada capa Dior sobre los sonrosados hombros de las damas casadas. Los anfitriones hacen su aparición de manera muy discreta, los empresarios dejan que los yesqueros art deco de plata y zafiro enciendan los mejores habanos que han llegado en bastante tiempo. La actriz de moda le lanza un guiño divertido a la camarilla de fotógrafos al hacer una genuflexión y dejar entrever el escote de vértigo. Es sureña y está casada con un hombre peligroso, un hombre cuyo rictus es trágico. El paparazzo presiente que la función ha concluido: la escolta motorizada se deja llevar
de Venus a Paradero detiene el Opel y va a la carnicería con enorme prisa. A los pocos segundos el motor explota y sale disparado hacia arriba. Los vidrios de los edificios cercanos estallan y algunas astillas del parabrisas se incrustan en las mejillas del chofer. Al enterarse del suceso, Perón le comenta a Pedro Estrada que está seguro de que Toranzo está implicado, también Aramburu, agregado militar. La noche transcurre con éxito y sin preocupaciones. A pocas manzanas de allí, en la Posada, las parejas bailan un tango eterno. Alguien pregunta por Sorolla, el guardaespaldas de Perón. Justo ayer ha partido a ver a su madre agonizante. Ni una palabra más: Ni en El Rosal ni en Sabana Grande existe alguien capaz de sospechar de él.
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oy, 25 de mayo de 1957, el general Carlos Severo Toranzo Montero, embajador argentino en Caracas, ofrece una recepción para conmemorar la más importante fecha patria del país sureño. El general Perón vive por estos días en El Rosal, en una casa de varios cuartos, y ha contratado a varias mucamas y guardaespaldas. Antes ha estado alojado en El Bosque. Le gusta la buena comida y se le ve frecuentar la Posada del corregidor en compañía de Miguel Silvio Sanz y su mujer, una actriz de cine y teatro no muy querida por sus compañeros. Para Perón, Sabana Grande es el lugar idóneo para salir en la noche. En el pasaje Asunción encuentra cierto alivio a la tormenta que lo persigue desde la muerte de Evita. Esta tarde, Perón ha descubierto que el embajador tiene más de cien convidados; él, apenas, ha invitado a cincuenta para el asado que ofrece en El Rosal. Sanz le sugiere hospedar a Pedro Estrada, muy cercano a Marcos Pérez Jiménez, pero eso implica ir por más provisiones. Su chofer, Gilaberte, va a la encomienda en vez de .0 acompñrlsuintadLoCbs.Enlaequi
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os músicos del Gran Café han salido de un crucero. Saben de memoria el Volare, de Domenico Modugno. Su aviso luminoso, ubicado sobre una vidriera espectacular que da a la callecita, se ve desde el Radio City. Una hermosa jovencita no puede entrar a la función vespertina de este sábado: sus modernos pantalones no combinan con las costumbfes tradicionales de la sala de cine. Su acompañante usa una chaqueta de lino blanco, se llama Vilmo Tombión y tiene un restaurante a dos cuadras de allí. En el Chez Abadie se ha asociado con Tito Abadie, hijo de un reconocido chef vasco francés. En la esquina, hacia la Gran Avenida, el ornato del edificio Los Andes deslumbra. En el local de abajo la tienda Wilco muestra lo mejor de los productos para el hogar y hasta los accesorios para los pequeños que forman parte de los Boy Scouts. En la azotea hoy colocan una gigantesca valla de aceite Branca. Sus escaleras tienen pasamanos trabajados en fraguas foráneas, los pisos de la entrada son de mármol de Carrara y los de adentro de pulido granito, las ventanas tienen vidrios italianos y los cuartos escayolas FEBRERO 2004
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Joan Crawford pasó por la sabana
selleses asociados con Henri Charriére. Hay bellezas argentinas y francesas, por supuesto. Allí las burbujas de los espumantes se desbordan y las ficheras criollas son inexistentes. Esta noche, después de Hector's, la noche acabará al compás de la conga. Lord Raymond Smith, casado con una niña del Country Club y cliente consentido de Clement, ha abierto un concesionario de la Rolls Royce en la calle El Recreo, 63 subiendo hacia la avenida Solano. Le ha ofrecido a Mimmo Tombión un bellísimo y potente ejemplar por cuarenta mil bolívares. Pero el 5 pescaresse prefiere los descapota8 bles, más juveniles y a la moda. Además, en su nuevo local, el Key Club, ha invertido una gran canti3 dad de dinero. 8 Está situado al lado del Banco ,`:;" Mercantil y Agrícola, ubicado en un pequeño y lujoso edificio con frente y pisos de mármol. Abre a las nueve de la noche y cierra a las cinco de la mañana. Es un local muy clásico, con cortinas de raso azul, madera tallada en ciertas zonas del techo y una gran barra en forma de diamante elaborada con caoba maciza. A las doce de la noche están las Uzcátegui sentadas en compañía de un banquero. Más allá, Reynaldo Herrera padre bromea entre amigos con llave de oro en mano, la que sólo se les otorga a los socios del exclusivo club. Luis Teófilo Núñez, uno de los accionistas de El Universal, sostiene una interesante conversación con Reynaldito y Luis Felipe Herrera. En la barra atiende Plinio, un barman veneciano que ha trabajado en el Danieli. Asentado en un palacio neogótico del siglo XIV, este hotel fue fundado en 1822 por Giuseppe dal Niel. Con resabio de inversionista refinado, poco a poco fue rentando cada piso hasta que, finalmente, adquirió el palacio entero. Estremecido por la fama, el alojamiento recibió a más COLECCIÓNFUNDACI ÓNCULTURAURBA NA- LEOMATIZ
de yeso y zócalos de madera. La cocina de los apartamentos posee una puertita basculante, como la de los mejores apartamentos neoyorquinos. La fachada, hacia la Gran Avenida, muestra una magnífica puerta de hierro con bronce y cristal biselado custodiada por un portero ataviado con uniforme verde militar y galones dorados. La calle Real de Sabana Grande parece la via Veneto, pero en vez de citarse Federico Fellini o Burt Lancaster allí, la high local toma asiento en su propio espacio, creado a la imagen y semejanza de sus necesidades más mundanas, más cosmopolitas. En el Vert galant los caballeros usan liqui liqui de lino blanco y las damas vestidos de cuello ojal y pequeños sombreros impuestos en la revista Vogue que sólo llega por suscripción a los apartados personales del correo de Carmelitas. Un convertible blanco pasa de largo hacia la Gran Avenida. Deja atrás una gran tienda de anticuarios y la enorme arepera de la Plaza Venezuela. Allí, el conductor observa el edificio Polar construido por un conocido de sus socios, el arquitecto Martín Vegas. Y un poco más allá, el Teatro del Este. Decide dar la vuelta mientras observa las enormes esculturas de Maragall que representan la pluralidad étnica y se sitúan en el centro de la gran redoma. El automóvil da un giro de 180 grados y se detiene a las puertas del Tony's, el más espléndido lugar de Caracas, junto con el Biarritz y el Hector's, comenzando la Casanova, en donde también se hacen buenos negocios. En el Hector's sólo pueden entrar los más refinados miembros de la sociedad venezolana. Allí, Héctor Prosperi sirve un excelente lomito en salsa bearnesa, preparada con cebollas tiernas y estragón. Pero, antes de detenerse allí, el conductor voltea la mirada y se detiene en Le tout Paris, el cabaret en donde esta noche se presentan unas rumberas salidas del Tropicana. Sus dueños son dos mar-
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cuando con cierto caballero de rancio apellido. Tiene una garconiére muy cerca de allí, juega sólo a los dados y está en el negocio de la construcción. Se le conoce en el medio por un tic nervioso, pero en la penumbra de la sala de juegos es apenas uno más de tantos que arriesgan allí su fortuna. Alguien avisa desde abajo. Hay que salir a toda prisa por la escalera de servicio. Una de las mujeres pierde un zapato, como en el cuento de Cenicienta. En vez de una calabaza, abajo la espera un Oldsmobile negro. A medio calzar, y aún con la copa en la mano, se sube como puede. Pronto amanecerá.
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aula, tú eres la belleza, y eres la condesa del algún cuento de hadas... tararea quien entra a La nueva ola. Francisco, el depen-
diente, le abre la puerta a Paola Bellini, la despampanante modelo del programa Esta Noche Billo's, transmitido los miércoles por de un encumbrado personaje, desde Charles Dickens y Honoré Radio Caracas Televisión. El director de orquesta dominicano le de Balzac, hasta George Sand y Richard Wagner. Plinio sabe ha dedicado la portada de su más reciente disco, Paula, y tammuchas historias, sabe preparar deliciosos martini, pero la genbién un contagiosa canción homónima que circula por todas las te pide Dom Perignon. emisoras. Conozco a Bernini, y yo a Paganini, también a RosHace unas noches, Renny Ottolina, sobre la barra, le ha gana- sini y hasta el gran Bizet, las voces de Felipe Pirela, Joe Urdanedo unas cuantas botellas de champagne a Mimmo. Hacia la una ta y Cheo García entonan la pegajosa melodía, pero no sabía y media llega en su Bugatti el empresario de la televisión Peter que hubiera en Caracas, ninguna Bellini así como usted, completa la ragazza mientras se prueba un vestido de terciopelo rosa Bottome. No llega solo: un grupo de gente linda y refinada le acompaña. Mañana, de seguro, el terrible Cicuta —crítico pappa- con corte princesa. razzo local, temido por su afilada lengua y su inaccesible identiSon días de radio en Sabana Grande. Las versiones que César dad— atacará sin duda a alguno de los presentes. Costa hace de las composiciones de Paul Anka acaparan la histeria colectiva. En las tiendas los empleados escogen su manera de Mimmo está dichoso: Paul Anka, Josephine Baker, Rocky Marziano, Sandro, Salita Montiel, divulgar sus preferencias musicaSammy Davies Jr., Gabrielle y hasles, las pequeñas cornetas difunMIMMO ESTÁ DICHOSO: PAUL ANKA, ta el mítico boxeador italiano Priden a Enrique Guzmán para los JOSEPHINE BAKER, ROCKY MARZIANO, mo Camera han visitado su local. más jóvenes o a Paul Mauriat y SANDRO, SARITA MONTIEL, SAMMY DAVIES Una Zuloaga entra ataviada de Frank Pourcel. Una jovencísima JR., Y HASTA EL BOXEADOR ITALIANO PRIMO una piel de armiño que le cubre Mirla Castellanos, antes de ser La CARNERA HAN VISITADO SU LOCAL. UNA hasta el tobillo. Otra, más desenfaPrimerísima, acude a la tienda y ZULOAGA ENTRA ATAVIADA DE UNA PIEL DE dada todavía, se despoja de la piel deja sentir sus aspiraciones. El ARMIÑO QUE LE CUBRE HASTA EL TOBILLO. de zorra que lleva en el cuello y la Festival de San Remo es la máxiOTRA, MÁS DESENFADADA TODAVÍA, SE deja al abandono en el vestíbulo. ma aspiración de los cantantes loDESPOJA DE LA PIEL DE ZORRA QUE LLEVA Afuera, los Rolls, los Jaguares, los cales ahora que la chilena Monna Y LA DEJA AL ABANDONO EN EL VESTÍBULO. Opel decoran la entrada del Key Bell ha ganado con Don Quijote. AFUERA, LOS ROLLS, LOS JAGUARES, LOS OPEL Club como diademas de prestigio y Se ha creado, a manera de tramDECORAN LA ENTRADA DEL KEY CLUB COMO lujo desenfrenado. polín, el premio Guaicaipuro de DIADEMAS DF PRESTIGIO Y LUJO A las cuatro de la mañana, mienOro, antecesor de La Voz de Dia„ tras los asiduos del Key Club decimante de Venezuela que ganará unos años más tarde Ruddy Hernández. den retirarse a sus casas, ubicadas en la Alta Florida y el Country Club, otros más aventureros deciden subir a la Solano. Cerca del En Radio Rumbos se anuncia el mediodía con la emisión de noticias: El próximo 16 de diciembre llegará al país el presidente hotelito Savoy, en un pequeño edificio anodino de los cuarenta, un par de marselleses le dan vuelco a Sabana Grande y hacen gide los Estados Unidos, John E Kennedy. La Bellini aprovecha parar las ruletas en un apartamento de cuatro habitaciones. Los cara retocarse un poco el rostro con los nuevos polvos sueltos de sinos clandestinos pululan por esta avenida y los que cantan la zo- Elena Rubinstein, y se prenda de unas larguísimas botas blancas na se conocen de memoria los automóviles que frecuentan el lude confección milanesa. Francisco voltea el cartel de la tienda. Es la hora del almuerzo, en el Matricciano se reúnen todos los vengar. Algunos han tenido que dejarlos allí en garantía hasta la noche siguiente. Otros, jamás regresan por ellos. dedores de la zona a degustar las pastas caseras del establecimienEn el apartamento de los marselleses dos pálidas flores, salidas to. La sobremesa la hacen en la placita Las Delicias, en donde code Le tout Paris, adornan la madrugada y suelen irse de vez en mentan los caprichos de los clientes, cuyas abultadas carteras proo
Las Uzcátegui en el Key Clutr""j"""""Wll""S""""
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vienen de La Florida, el Country Club y Altamira. Los tenderos de creaciones Angelo, Via Veneto, joyería Metropol, Phillips, Vogue, Ponte Vecchio, George's, Condesa Anna y Lolita han sumado a su léxico unas cuantas frases italianas además de su sueldo de quinientos bolívares mensuales. Entrada la tarde las chicas del Show de Renny se probarán los atuendos para la nueva temporada. Chelo Rodríguez, cotizadísima para la época, asiste a estas reuniones en donde transcurre horas enteras probándose atuendos diseñados sólo por modistos italianos. Circulan por allí candidatas al Miss Venezuela. Toda la farándula quiere entrar a la tienda. En cambio, las niñas bien del Este prefieren visitar los recientes espacios de Sears y comprar los nuevos mini vestidos de dacrón
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Josephine Baker, divina
señoras salen con su estuche de terciopelo y se convierten, de la noche a la mañana, en rubias platinadas o pelicastañas a lo Lollobrigida. Luego se deslizan una cuadra en dirección Este y le ordenan a las domésticas que compren kilo y medio de mazapán en la pastelería Flor del Recreo, la única, además, que ofrece la receta original de los polvorones. El establecimiento se impregna, a eso de las cinco de la tarde, del aroma de las almendras en combinación con la fragantes notas florales de L'Air du temps de Nina Ricci. A las ocho de la noche la calle de los avisos luminosos, limpia y húmeda por una fugaz lluvia de verano, está repleta de vehículos que se ubican para estrenar los recientes parquímetros. Por la Calle Real, los últimos modelos deportivos pasean su pátina de
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para uso cotidiano, que tan bien le quedan a Twiggy, la anoréxica modelo británica. Para salir de noche, los bolsitos de pedrería y los vestidos corte A de gabardina que mostró en su último desfile Yves Saint Laurent se consiguen en Lolita. Más abajo, frente a Vogue, un salón de belleza promete peinados al estilo Vidal Sasson. El corte blob, con o sin flequillo, está de última. Pero Mia Farrow ha impuesto un diminuto look en su película con Jean Paul Belmondo, que sólo ahora llega al país y se proyecta en el Cine Río y en el Lido, junto al edificio Galipán. Sin embargo, los postizos Belour y las pelucas Cuchita se han convertido en el éxito de la temporada entre las "señoras de categoría", como lo dice el aviso de Estampas. En el Este se consiguen, a media cuadra de la jefatura de El Recreo, a pocos metros de la avenida Casanova. Allí las 30
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Todos tenían las llaves del reino
prestigio. Seguramente provienen de Belcar o de Angloven, las mejores comercializadoras de la zona. Belcar es propiedad de Federico Reyes, José Antonio y Marcel Ymeri, y se especializa en los modelos Víctor, Viva y Velox de la marca Vauxhall. La segunda casa, más cercana a Colinas de Bello Monte, ha ganado en 1957, junto a otras obras de su arquitecto, José María Galia, el premio nacional de arquitectura. Allí se consiguen las marcas automáticas Lucas, Jaguar y Opel, que se pasean sin discreción alguna desde Plaza Venezuela hasta la calle principal de Sans Souci, para subir luego al Country Club. COL ECCIÓN: VIL MOTOMBION
La inauguración de las nalgas de Rómulo
A penas media una calle entre el Piccolo y Suma. A esta hora de la tarde, las vitrinas de la librería reflejan esa agonía lumínica que delata el trópico cada tarde. A poca distancia, frente al local de la choco-
latería Savoy, se instaló por primera vez la tienda a comienzos rós, allí se reunían los dueños de las haciendas cercanas, ubicadas de los cincuenta. Uno de sus dueños, de apellido Yagrubi, ha si- en su mayoría hacia el Norte. Pero en la zona se había construido do secretario de Rómulo Betancourt. En esos años se generaron un concurrido hipódromo, muy famoso, que sería desplazado en algunos encuentros que bien sustentarían la tesis de por qué en popularidad al erigirse el de El Paraíso, alrededor de 1895. Las caesta zona de la ciudad se planifican estrategias, se trazan utositas que ahora demuelen los urbanistas para darle paso a la avepías, se discute de política y hasta se juega ajedrez. De hecho, nida Solano fueron construidas a finales del siglo XIX y allí cofrente a la placita Las Delicias está Punto Fijo, la casa de Rafael menzaron a alojarse las primeras migraciones de italianos más Caldera, en donde se ha firmado un pacto político que ha exclui- vinculados a oficios fabriles que a la agricultura. do a la izquierda más radical. Pero ahora, a mediados de los sesenta, la gente observa con La ciudad ha perdido la inocencia. El Partido Comunista de gran pasividad los avances del progreso e, incluso, los apoya. Venezuela ha pasado a la clandestinidad y los movimientos subPronto la ciudad cumplirá cuatrocientos años de fundada. Hace versivos tienen su germen en el estudiantado universitario. No es unas semanas se creó la Oficina Ministerial del Transporte y han una situación fácil, hasta en la Calle Real se han transformado los desempolvado el antiguo proyecto de construcción de un tren temas de conversación. Sobre la mítica Casa Dior y el concesionasubterráneo que dos empresas francesas presentaron én 1947. rio de la Rolls Royce, en Chacaíto, ya nadie habla. La situación En ese entonces el Concejo Municipal no aprobó las zonas prenacional se ha enrarecido: ahora se susurra sobre las secuelas que vistas. Pero desde ya se están diseñando los planes de desalojo. han dejado El Carupanazo y El Porteñazo, y por lo tanto, hay que Sabana Grande no escapa, como el resto de la ciudad, al drama tener infinito cuidado. La Policía Municipal custodia la zona con de la conversión en metrópoli. su uniforme gris, de manga larga, su cartuchera, su correaje cruOrlando Araujo, Argimiro Briceño, Alonso Montilla y Mazado y su arma reglamentaria. El presidente del Concejo Municinuel Caballero son asiduos visitantes de Suma. Con ellos, Betenpal ha enviado refuerzos especialmente al pasaje Asunción, conocourt mantiene la íntima relación entre un librero y un lector, dicido popularmente como el Callejón fícil de explicar, pues en ella se entrede la Teja Rodada y desde un tiempo MÁS ABAJO, FRENTE A VOGUE, UN SALÓN tejen la emotividad, el intelecto y el ° para acá como La Puñalada. Con DE BELLEZA PROMETE PEINADOS AL ESTILO comeriaunstpo.Leellos no hay problema, pero sí con la VIDAL SASSON. EL CORTE BLOB, CON O SIN tanterías están abarrotadas con libros policía política. La Digepol vigila, FLEQUILLO, ESTÁ DE ÚLTIMA. MIA FARROW de Cátedra, Bruguera, Gredos, el Foncamuflada con melenas, barbas liHA IMPUESTO UN DIMINUTO LOOK EN SU do de Cultura Económica... Terra bertarias y estrafalarios atuendos. PELÍCULA CON JEAN PAUL BELMONDO, Nostra de Carlos Fuentes se discute en Raúl Betencourt —de origen caQUE SÓLO AHORA LLEGA AL PAÍS. los círculos críticos. Ciorán se lee con nario y estimulante conversación— LOS POSTIZOS BELOUR Y LAS PELUCAS intensidad y Allen Gingsberg comienadquirió Suma "por obligación, coCUCHITA SE HAN CONVERTIDO za a sonar fuertemente en los cuadermo parte de una gran deuda", y reEN EL ÉXITO DE LA TEMPORADA ENTRE nos de análisis poético. cibió un fondo editorial prácticaLAS "SEÑORAS DE CATEGORÍA" Las publicaciones de los movimente inexistente. Los estantes estamientos más intensos de la intelecban vacíos y, para colmo, heredaba la fama de librería adeca, en tualidad son apenas muestra tangible de las actividades que en tiempos de un profundo resentimiento de los intelectuales y acalas galerías de la zona realizan los miembros de El Techo de la démicos de izquierda contra Acción Democrática, el partido que Ballena. La disidencias estéticas son el tema del día y en Sabaahora gobernaba. Betencourt, quien se había dedicado en prinna Grande encuentran un eje físico. Carlos Contramaestre inscipio a la venta de maquinarias, se interesó por los libros y en pecciona las novedades de vez en cuando y también lo hace pocos años logró convertir a Suma en un punto de reunión que Roberto Guevara. En pleno, la Escuela de Letras de la UCV se concluía su jornada bien entradas las nueve de la noche, cuando reúne a revisar, a comprar y a sustraer las revistas que Betenalguien inventaba llegarse hasta la Panadería 900 a comer golcourt importa. feados con queso de mano. "Este es el momento del estructuralismo", se le escucha a MaAl inicio de Sabana Grande, el ambiente se ha transformado. nuel Bermúdez, más habitué de Cruz del Sur, con Adriano GonzáNuevas construcciones le están cambiando la cara a la Gran lez León. Héctor Mujica y Ludovico Silva entran de vez en cuanAvenida. Obras Públicas ha diseñado algunas estrategias urbado a La France, la librería francesa que también atrae a Elisa Lernísticas y ha autorizado la demolición de viejas edificaciones paner. Carlos Noguera deambula por los lados del Chicken Bar, el ra ampliar las avenidas Francisco Solano y Abraham Lincoln. punto de encuentro para resolver o iniciar diatribas ideológicas. En esa remodelación la Iglesia de El Recreo ha sido despojada Se acerca la hora de cerrar y Betencourt, parado frente a la vide su plaza principal y la parroquia comienza a perder algunas trina, observa el tránsito. Es de noche, todavía el transporte públiestructuras interesantes. co circula. Al frente, en el Gran Café, la conversación es mecha Ubicada entre la calle La Iglesia y la calle Negrín, la iglesia de del candil. En Sabana Grande la palabra es monarca de la Calle la Inmaculada Concepción de María fue concluida en 1890. ProReal. Se agita, sube, declina y se mantiene encendida hasta los yectada con rasgos neoclásicos por el arquitecto Juan Félix Quiconfines de la madrugada.0 FEBRERO 2004 EXCESO
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1 rostro de Kurt Cobain aparece asomado desde el suelo y el sol le rebota en la cabellera, otorgándole un tono incluso más dorado. Y justo cuando se intercambia una mirada de frente a los ojos, yertos y celestes, del difunto fundador de Nirvana, una voz flemática asalta, quebrando sin misericordia, el embrujo privado entre el rockero y su profeta: "Cinco mil por afiche, varón". El vendedor permanece en su sitio, sentado sobre un taburete de madera, con las palmas de sus manos apoyadas sobre sus rodillas; lame con desesperación una chupeta roja que se pierde dentro de su enorme boca mientras, capturada entre su lengua y paladar, es meneada a ritmo de guaguancó. "Todos los afiches están a cinco mil bolos". Y ahí mismo: "Bueno, ta' bien. Llévate dos por ocho mil". Entonces Kurt Cobain y Jim Morrison pasan a manos de un nuevo propietario que espera honrarlos de mejor manera. Entrando al boulevard de Sabana Grande —viernes, dos y pico de la tarde, caos y calor desgarrando cada centímetro cuadrado— solamente falta un letrero que vaya con la travesía. Algo como: "bienvenido a territorio canalla. ¿En cuánto me vende su alma? ¿Le interesa comprar la mía?". Y de pronto arranca el demoledor riff de Slash y luego los gritos de Axl Rose porque esto es, sin caer en exageraciones, la escenografía perfecta para un nuevo video del tema Welcome to the Jungle. Claro 32
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El paseo peatonal en el que alguna vez los caraqueños se sintieron como civilizados boulevardiers se ha tornado, en estos días aciagos, en algo así como la resaca que sigue a una noche de excesos. Vendedores ambulantes de baratijas y contrabando han tomado para sí el lugar, desplazando para siempre a los ciudadanos que, a pie y sin prisas, agotaban los adoquines de la milla de oro caraqueña
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Carlos Flores
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que la imaginaria nota Hard Metal es cortada súbitamente por el alborotado sonido que producen las risas de los transeúntes que, pasando de largo, saludan la escatológica comicidad del Conde del Guácharo, cuya voz sale desparramada desde el reproductor de un vendedor de discos hasta cubrir con su sana gracia algunos metros a la redonda. Una compleja y disonante masa coral insiste: "¡A la orden!". Quizás ellos no lo saben, pero con oír la frase una sola vez, ya se entiende el punto. Sin embargo no hay otra cosa que hacer, salvo machacar esas tres palabras y esperar que causen efecto. La mayoría de estos buhoneros ni siquiera fija la mirada en los posibles compradores. Todos parecen estar pendientes de otra cosa; la vianda del almuerzo, el chiste del que está en el puesto de al lado —ojo, pero mosca con tratar de meterle mano a lo
ajeno porque en cosa de una espabilada se tendrá, al menos, la brillante y fría hoja de una pico e' loro instalada a milímetros de la yugular. Aquí no hay ni amabilidad ni un carrizo que se le parezca. Es como un mercado de armas. Si una pistola te llama la atención, la compras y te largas con la boca cerrada y cabeza gacha, no vaya a ser que se encuentre un espía suelto por ahí, agazapado, pendiente de los movimientos ajenos. Aquí nadie está buscando hacer nuevas amistades. Sin complicaciones, la cosa es un simple business por el pan nuestro de cada día. "Es que uno está aquí todo el tiempo y sabe cómo se maneja todo", dice Miguel desde su puesto de blue jeans, al tiempo que le da una calada a un cigarrillo que recientemente ha encendido. "Los que estamos aquí, en Sabana Grande, no la pasamos fácil. Todo el tiempo se habla de que nos van a sacar de aquí, o que los de aquella cuadra tienen bronca con los de esta. Y en medio de eso, estás pendiente de que no te roben la mercancía. Y tienes que vender; llueve, truene o caiga plomo, tienes que vender. Yo tengo unos buenos reales metidos en este negocio. Debo real. Tengo que producir porque los pantalones no se venden solos, ojalá fuera así de facilito". Aquí nada es fácil, eso queda bien claro cuando en medio de la acera aparece un tipo sin manos pidiendo "una ayudita, por favor". Pero bueno, dirán algunos, trabajo es trabajo. Y eso es lo único que obliga a este ejército de la informalidad a seguir en la brega de mañana a mañana. FEBRERO 2004
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S abana Grande, con una extensión de 2.16 kilómetros, es la mayor calle peatonal de Caracas. Tiene tres estaciones de Metro. Recibe unos trescientos mil transeúntes diariamente y alrededor de ocho millones cada mes. Además, casi cincuenta mil vehículos circulan diariamente por las avenidas paralelas, Solano y Casanova. Entonces, al ver esta micro ciudad de la compra-venta-locura, incrustada sin el menor pudor ante la vista de propios y extraños, cualquiera se pregunta: ¿Qué monstruo se comió a Sabana Grande? Pues, la respuesta está frente a cada peatón: la anarquía. Wladimir Zanoni, economista del Cedice, sabe del problema, de los buhoneros, de las manos negras —y enormes— que se barajan responsabilidades, gracias a un estudio realizado en el marco del proyecto Construyendo Consenso para la reducción del sistema informal en Venezuela. Consta de dos partes: una investigación sobre el desempeño de la economía informal y una estrategia de divulgación para hacerlo materia del debate público. Explica Zanoni que la importancia del estudio radica en que el 53 por ciento de la población económicamente activa que tiene trabajo, se desempeña en el sector informal. Cifra alta, si se compara con el 34 por ciento que pertenece al sector privado y un 13 por ciento del sector público. El objeto de la investigación es saber cómo se mueve la paila de la economía informal; qué pasa dentro de ese mundo de tarantines, gritos y sudor: "Hay una estructura de generación de bienes primarios, que está en la base de esta pirámide; cadenas de mayoristas que son informales. En los barrios de Caracas se produce ropa que luego se comercializa a través del mercado del Cementerio y después se vende a la cadena: Sabana Grande, Capitolio, Catia y los otros centros". Y la bestia se hace
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más grande cuando se entiende que existe una tendencia clara a la informalización de lo formal. "Porque los costos de mantenerse en la formalidad son muy elevados y una manera de brincar esa barda, en una crisis depresiva tan grande como la que tiene Venezuela, es meterse producir en el mundo de la informalidad, donde te saltas los costos de registro, impuestos y salarios". Y en ese salto de barda el país está cayendo rebanado en tiritas que el más poderoso freirá con aceite saturado en grasas. "Yo trabajo en la calle desde hace unos tres años y pico", ha comenzado a decir José, frente a un puesto donde vende desde franelas con estampados pálidos hasta pañoletas de la bandera de Estados Unidos. "Llegué hasta segundo año. Tengo 24 años. ¿Qué más voy a hacer?, uno no encuentra más nada por ahí. Tú tienes cara de escuálido, pero aquí uno se rebusca la merma como puede". Pagando tres mil bolívares, se puede llevar una pañoleta de colores. Pero no hay que pedirle descuento a José —que es un tipo delgado y moreno, de ojos saltones— porque él no está como para negociar. Bien lejos con aquello de que el cliente siempre tiene la razón. Aquí el cliente debe caminar derechito y pendiente de los carteristas. "La gente se pone cómica por tres mil bolos, ¿qué descuento te voy a dar? Si no tienes ni tres mil bolos para gastar, entonces quédate en tu casa. No, chamo, no es que esté encabronado, sino que... pana, hay que ser realista". Y es la realidad la que golpea más fuerte cuando se está en capacidad de admitir que toda esta operación, sin importar las crisis de éste o los lamentos de aquél, es ilegal. "Entonces la gente de los comercios te ve como si fueras una ratica. Pero ellos están en lo suyo y nosotros en lo nuestro. Mira, aquí la gente tiene su familia, sus chamos y uno tiene que
llevar lo que pueda. La gente no entiende de eso. ¿Yo? No vale, nada de drogas. Esa nota... qué va... ¿Por qué?, ¿quieres controlar algo? Bueno, de que se puede se puede". De pronto amenaza con llover y todos sacan plásticos para cubrir la mercancía. Sólo una finta. El sol regresa y el oscuro nubarrón se desliza hacia otro punto de Caracas. Cuando llueve, la vida del boulevard adquiere, igual que el cielo, un matiz gris saboreado de amargo y las gotas de lluvia rebotan contra los impermeables al tiempo que cada quien busca un refugio. Pero hoy no cae agua, al menos no por los momentos. "Hay varios mitos sobre el número de buhoneros que hay en Caracas; se dice que un millón, y cifras por el estilo", comenta el economista Zanoni. "Eso no es verdad. Hay muchísimos pero no pasan de los cien mil". Un puñado, pues. "Lo que pasa es que son llamativos y visibles. Y el desorden que genera la buhonería —porque buhonería se asocia con delincuencia, prostitución, caos y falta de salud mental— es tremendo. Pero aquí entendemos a la buhonería en Sabana Grande como una actividad económica. Y para que una actividad económica se desarrolle son necesarios factores productivos: el capital, trabajo y un espacio físico donde puedas desarrollar tu actividad". Algunos parroquianos añadirán otros importantes factores productivos: una pistola y el guáramo para empuñarla.
J osé Shaurant es un individuo con un trabajo complicado. "Yo soy el presidente del sindicato de trabajadores independientes organizados del área metropolitana de Caracas", lo cual es algo así como que un gran puesto en medio de un gran caos. "Uno tiene que ser delegado, jefe civil y hasta policía, porque en la calle vale la ley del más vivo y del más fuerte. Se trata,
en lo posible, de velar por ciertos derechos pero muchas cosas se escapan de las manos porque surgen problemas con los vecinos, con otros comerciantes, con las autoridades. Se ayuda en lo que se puede". A veces no se puede mucho, y es que la cantidad de buhoneros dispersos en Sabana Grande, sólo por mencionar un sitio en específico, convierte semejante labor en poco más que titánica. "Hay un velo sobre nosotros; que si somos anárquicos, locos, gente sin oficio... es un universo muy amplio", explica Shaurant, y él mismo asegura no ser ninguna escoria, tampoco un agitador. "Yo estudio Ingeniería de sistemas y, si dios quiere, me gradúo el próximo semestre", a pesar de que también trabaja en el área informal: "Hay mucha gente buena, trabajadora y participativa. Pero también hay otros que de verdad son unas joyitas. Pero así es en todas partes. Lo que pasa es que como uno está al aire libre cualquier cosa que hagamos es más notoria". Para Shaurant los problemas están a la orden del día. Dice que durante cada uno de los 365 días del año se presenta un conflicto diferente y de variable envergadura entre los buhoneros. "Desde un simple robo o que el vecino de al lado estiró mucho la tabla y le quitó algo de espacio hasta gente que no hace caso de nada. Todo es por la desorganización". Y justamente, tratando de buscar la tan anhelada organiza- 9 ción,esqudoaneriuos.ymade trabajo en las que estuvieron presentes la Alcaldía Mayor, representantes de los buhoneros de Sabana Grande, la Alcaldía de Libertador y los comerciantes. Trataron de dar solución a los problemas básicos de inseguridad y basura. Eso ocurrió hace algunos meses. Y la verdad no hay mayores avances. En 1998 la Alcaldía de Caracas dictó una ordenanza que regulaba el uso de los espacios públicos en el boulevard de Saba-=
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na Grande, que decía que no se podía vender mercancía seca en el mismo. Y Wladimir Zanoni se pregunta cómo está tan divorciada la realidad de la ley. "Sucede que lo que media es la poca capacidad de coerción que tiene el gobierno, y que se asocia con dos procesos: el de la corrupción —porque hay muchos servidores públicos que se benefician de este caos; venden o tienen puestos— y el de indefinición desde el punto de vista político en cuanto al poder. La Alcaldía Metropolitana tiene ciertas competencias, la de Libertador tiene otras. Y el manejo del buhonero es clientelar. En época electoral ves que las calles se llenan de buhoneros, porque ellos también son votos. Esta relación clientelar con el buhonero impide la implementación de políticas públicas claras". Entre el bullicio, el desorden y las múltiples ofertas, también salta otro componente de esta fritanga especulativa, y es que los comerciantes, es decir, aquellos que laboran en los locales formales que pagan impuestos, sueldos y alquileres a los lados del boulevard, son, a la hora de sacar cuentas, los que peor la pasan. "Yo no te voy a decir nada de los buhoneros porque es peligroso", dice la encargada de una zapatería que prefiere dejar su nombre oculto en una de las tantas cajas de zapatos que llenan el depósito. "Si uno les reclama, entonces pueden hacerle algo al. negocio. Es como si nosotros, los que tenemos que declarar al Seniat, pagar arreglos a fin de año y vacaciones, fuésemos los que estamos fuera de la ley. Uno no le puede pedir ayuda a nadie porque nadie se quiere meter con esta gente, esta gente es una plaga que distrae y a veces nos aleja a los clientes". Un poco más tarde, cuatro y media p.m., unas mesitas en medio del boulevard sirven para disfrutar una cerveza helada, un tercio. Algunas mujeres morenas, otras blancas, gordas y 36
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flacas, tipos conversando. Todos se toman una birrita mientras hablan con calma y ven pasar un congestionado tropel en direcciones opuestas. En una mesa cercana dos amigos, cuarentones, están charlando. Uno menciona con fervor a Chávez. El otro lo insulta, le dice que no quiere saber nada de "ese señor". La diatriba que divide a la nación está igual de presente aquí y lo que se escucha entre los puestos de los buhoneros es la misma retahíla entre revolucionarios y opositores, como si no tuviesen ya suficientes problemas trabajando en la calle. En este mundillo de la informalidad está claro que las reglas de juego van por el mismo camino: fuera de raya. Y la investigación del Cedice abunda en un aspecto importante, sin el que la buhonería, sencillamente, no•odría mantenerse: dinero, capital, créditos. Se sabe cómo funciona la banca nacional. El sistema formal de crédito implica que si no se posee un record crediticio, algunos activos que avalasen el crédito bastarían. Se puede hipotecar un apartamento y el banco presta el dinero. "En el caso de los buhoneros", cuenta Wladimir Zanoni, "los activos que poseen son muy precarios. No estamos hablando de gente pudiente. En la mayoría de los casos se trata de personas que están desarrollando esta actividad como alternativa frente al desempleo o como medio de subsistencia. Lo que funge como colateral es la estructura de relaciones sociales. Y el prestamista evaluará, con base en la opinión que los demás buhoneros tengan de ti, si tú eres o no buena paga. Y sobre ese
La noche se precipita con furia en Sabana Grande y luego de la medianoche aparece, dispersa entre la cantidad de basura y desperdicios dejados por los buhoneros —que reinan de día pero que tras recoger sus macundales se olvidan por completo de, al menos, dejar limpio ese trozo de pavimento que les sirve de sustento—, una hueste de moradores se pasea de extremo a extremo, mirando de reojo y buscando un destino donde se diluirá otra jornada ruin
colateral social, que es una corresponsabilidad con los demás, es que prestan el dinero. Incluso la tasa de interés se define por tu reputación como persona que paga". Y la distribución de la mercancía y la organización del negocio como tal también se presentan de una manera colorida: hay vendedores particulares que van a Sabana Grande y dejan su mercancía para que sea vendida y también hay una tasa de interés implícita en esa relación, porque podría pagarse menos si se cancelase de contado. Y hay prestamistas particulares —ningunos querubines, por lo demás— que prestan a una tasa, bastante elevada, de quince o veinte por ciento, capitalizable mensualmente. La tasa de interés que se pagaría a un banco sería menor pero también se evalúan los costos de tiempo, de proceso para obtener el crédito. "Si comparas la tasa de interés de la banca con la de los prestamistas, es muy baja. Pero cuando te metes en la estructura de pago, concluyes que el costo tiempodinero para acceder al crédito del prestamista es mucho más bajo que para acceder a un banco", explica Wladimir Zanoni. "Esto significa que los costos de la transacción sean tan altos que no te importe pagar una tasa de interés mayor. Entonces te diriges a un prestamista que te cobrará un doscientos por ciento de interés anual". Lo que esto muestra es una veta para el sector financiero, porque el hecho de que un buhonero prefiera pagar esos intereses anuales debería abrirle los ojos a los inversionistas, que tienen ahí un mercado potencial. Según los datos del Cedice, el 36 por ciento de la gente que se inicia en la buhonería lo hace con el dinero de su liquidación, es decir, huérfanos del sector formal. Hay dos grupos fo-
cales en la buhonería. Los que tienen cierta capacidad de acumular valor, que son tipos con capacidad innovativa. Y el grupo más grande, que es aquél que no tiene madera de empresario, sino que nada más busca su subsistencia. La noche se precipita con furia en Sabana Grande y luego de la medianoche aparece, dispersa entre la cantidad de basura y desperdicios dejados por los buhoneros —que reinan de día pero que tras recoger sus macundales se olvidan por completo de, al menos, dejar limpio ese trozo de pavimento que les sirve de sustento—, una hueste de moradores se pasea de extremo a ex-E FEBRERO 2004
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tremo, mirando de reojo y buscando un destino donde se diluirá otra jornada ruin. Pero la variedad nocturna no es tan variada como lo fuera antaño. El O gran sol es, apenas, un local cerrado donde la rumba ha quedado más que extinta. Pools, tascas... gente que camina, hombres que buscan mujeres. En el centro comercial Cedíaz la cola para acceder a una discoteca es tan larga que han separado a los hombres de las mujeres. Los hombres, que cuadruplican la cantidad de féminas, visten zapatos deportivos, pantalones anchos, camisas Tommy Hilfiger de imitación. La fila no se mueve. El sitio está repleto de clientes. Afuera se escuchan los comentarios de algunos jóvenes que esperan levantarse una nena en cuanto pisen la pista de baile, cuando sus Nikes brillen con las luces de la disco. Los moteles están full. Actividades salvajes —de seguro— se llevan a cabo más allá de las puertas de uno ubicado en el infame callejón de La Puñalada. "No hay habitación", dice un hombre regordete a través de una rendija de la puerta. "Estamos full", y luego desaparece. Justo al lado hay otro local. Un pequeño bar de dos pisos. Su enorme y gruesa puerta de madera se abre y una libertina onda sonora se escapa desde el interior. Saltan, inmediatamente, los integrantes de una tribu heterogénea. Ni una sola mujer se divisa. Por el contrario, en medio de las luces ténues y el humo de cigarrillo, anatomías masculinas se entrelazan... miradas se encuentran. La clave son las miradas. Los ojos sirven como escopetas, cañones que buscan estrellarse en una cálida compañía. Nada que ver con los cool gays de Will and Grace o los fab five de Queer Eye for the Straight Guy. Los que visitan este sitio en La Puñalada son, precisamente, la antítesis del homosexual glamoroso. Esto más bien parece el Blue Oyster de Locademia de policía. Y lo que uno se imagina es que la mayoría de estos personajes —pecando de juzgar meramente por las apariencias— son motoriza-
dos, cobradores, albañiles y alguno que otro oficinista que no tenía nada más interesante que hacer, salvo sentirse libre de noche —cosa que le resulta imposible en su trabajo de nueve a cinco, con corbata y paltó. Lo mejor es, si no se busca lo que la mayoría, permanecer a un lado y dejar que los demás habiten su muy privado microcosmos de perdición. Al extremo derecho, del otro lado de la barra, aparece una pequeña escalera que conecta con el segundo piso. Para acceder hay que dejar a un lado a varios treintañeros que bailan al ritmo de la changa. "¿Arriba?", inquiere un hombrecito bajo, moreno y delgado, que sostiene una botella de cerveza. Mira con preocupación. "En el piso de arriba... yo no te recomendaría que subieras. Allá están las damas más... peligrosas. Pero, claro, la cosa siempre está mejor allá arriba". Entonces la caminata es sobre las empinadas escaleras que se tornan oscuras ante la falta de iluminación que reina en el segundo piso. El equipo periodístico está perdido en un túnel de la barbarie. Un hombre obeso, botella en mano, mantiene aprisionado contra una pared a un jovencito que luce casi casi como una muchachita. Facciones finas, cuerpo delgado. A no ser porque... bueno, porque no es una mujer, uno podría pensar que es justamente eso. El hombre le susurra al oído. El chamo sonríe, se sonroja. Mutuamente se siguen la corriente, hasta donde los lleve el río. No es fácil ser atendido en la barra. El bochinche no tiene líúlites. Hombres bailando y saltando y soltando carcajadas... el segundo piso es bastante pequeño y no, no había ninguna dama. Saliendo del bar los vikingos y demás chiflados rebotan contra las aceras. El panorama es rancio, sin rastro alguno de esperanza, salvo la siempre posible y extrema opción de dinamitar los 2,16 kilómetros que conforman el boulevard y luego empezar de cero: remontar de las cenizas, sin que los caníbales de boinas rojas y dientes cariados merodeen de cerca. Esta gente, los trastornados que deambulan en cada esquina durante las
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veinticuatro horas, comprende, mejor que nadie, la acepción de la revolución bolivariana: no se trata de un proceso político o ideológico. Ni siquiera hay, en medio de todo el caos y la pérdida de ilusión, una pugna —como dicen muchos— entre la democracia y un régimen totalitario. Nada tan rebuscado. Esta revolución se desangra en el boulevard de Sabana Grande. Ahí se desnuda el asunto. Entre las uñas de acrílico y los piercings que colocan en la vía los vendedores de cueritos y la parranda gay nocturna, muere la afectada habladera de paja, los discursos carraspeados y las citas del diccionario de frases célebres. Fenece la hipocresía y la única contienda, que a la hora de las chiquiticas se lleva a cabo en Caracas, es aquella que enfrenta a los bandos de la insania contra la cordura. Hasta ahora ha triunfado la completa y absoluta pérdida de la razón, gracias a esta orgía anárquica que gobierna el país. Y es que no se trata de una revolución. Es la simple, democrática y constitucional luz verde al desastre. "Disfruta mientras dure, vuélvete loco, así como lo hago yo. Y no le pares a las responsabilidades o a la ley, eso déjaselo a la oligarquía". Al amanecer, la rutina se repite. Los buhoneros salen de todas partes y arman sus puestos. Muchos proceden de edificios vecinos que han invadido. Muy temprano ya está todo listo. La amplitud del boulevard está, nuevamente, henchida de perturbación. "En términos de relaciones laborales, esta gente no tiene contrataciones con seguridad social. Si yo te empleo a ti, en mi puesto, tendría que pasar mucho tiempo supervisándote", cuenta Wladmir Zanoni, "y eso me costaría. Ese desempeño tuyo puedo hacerlo más eficiente cuando te pago un porcentaje de la venta. Si no le pones empeño a tu trabajo, bueno, no ganas. Eso te convierte en un accionista, estás metido dentro de los riesgos de negocio". Y otra cosa que está más que evidente es el trabajo familiar. La investigación del Cedice ha dado como resultado unas cifras
Ni siquiera hay, en medio ae todo el caos y la perdida de ilusión, una pugna —como dicen muchos— entre la democracia y un régimen totalitario. Nada tan rebuscado. Esta revolución se desangra en el
boulevard de Sabana Grande. Ahí se desnuda el asunto. Entre las uñas de acrílico y los piercings que colocan en la vía los vendedores de cueritos y la parranda gay nocturna, muere la afectada habladera de paja, los discursos carraspeados y las citas del diccionario de frases célebres. Fenece la hipocresía y la única contienda, que a la hora de las chiquiticas s lleva a cabo en Caracas, es aquella que enfrenta a los bandos de la insania contra la cordura
tanto interesantes como lamentables. Treinta por ciento de las personas que trabajan en el boulevard de Sabana Grande son niños entre seis y catorce años. En 44 por ciento de los puestos hay familias trabajando. Y en un 16 por ciento se encontrará que alguien no perteneciente al grupo familiar directo —padre, madre o hijos— también trabaja en el boulevard. Las reglas de juego sobre los pedazos de vía pública que se asignan están regidas por el liderazgo local. "A veces un concejal le dice a un coordinador de área —líderes de cada cuadra— que quiere doscientos, trescientos mil bolívares por un puesto que se venda". Y, según Wladimir Zanoni, aquí nace otro negocio, un mercadeo de la vía pública que se convierte en una estructura económica muy compleja donde muchas manos quieren llevarse un puñado de dinero. El liderazgo en cada cuadra es tribal y predomina la fuerza física. "Si eres una mujer bonita y te acuestas con el coordinador de área, entonces te dan un puesto. El tipo de negociación dejó de ser civilizado", declara Zanoni. Y vale preguntarse qué ocurrirá con toda esta gente. Básicamente es un capital humano desarrollado para la violación de normas, lo cual disminuye las posibilidades de reinserción en el mercado formal. "Ahorita no hay más espacio", según el sindicalista José, Shaurant. "Hay mucha concentración de trabajadores en Sabana Grande. Ahora, si tú estás interesado en un puesto, los caminos serían, bueno, llegarse con uno de los líderes de cada cuadra. Ellos son los líderes naturales y, entre comillas, se encargan de medio organizar el espacio. Usted tendría que llegarse a una cuadra, hablar con el coordinador y él verá si hay espacio para que labore ahí". Y ese justamente es el camino a seguir. Claro, porque con toda esta crisis, qué periodismo ni qué ocho cuartos. El negocio más claro parece ser el de vender franelas rockeras —esto tomando en consideración que ya casi no se encuentran por ahí y debe haber alguno que otro peludo esperando por una camiseta con el logotipo de su banda preferida. Los buhoneros repiten lo mismo: "No, vale, esto está full, de pasó, aquí nadie te conoce". Pero como la crisis es crisis, se debe seguir persistiendo hasta que se da con un tipo a quien mentan "el negro". Un individuo bastante directo que solicita, como si se tratase de una entrevista en la Coca-Cola, referencias personales de alguno de los buhoneros del boulevard. "Yo soy del interior, la verdad es que no conozco a nadie aquí". Y el tipo frunce el ceño. No le gustó la respuesta. "Si me pagas, yo te recomiendo", se ofrece Miguel, el vendedor de jeans. Entonces habrá que regresar donde "el negro" y plantear un nuevo negocio. Porque así se entiende todo el mundo en Sabana Grande. No hay problema que no se pueda resolver con la suficiente profundidad de bolsillo. Y quién quita, de repente hay que seguir por este camino. Es posible que los buhoneros estén en lo correcto y el resto de la sociedad esté equivocada. Y en medio de semejante locura, solamente queda mirar hacia adelante y estar pendiente de quien se acerca por detrás, porque en el boulevard todo es posible, y justo puede caer por pecador. L FEBRERO 2004
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a historia de la Calle Real de Sabana Grande es una fascinante novela por entregas, un relato de la ciudad que esconde y revela los detalles de una contienda que ha registrado desde el esplendor urbano hasta la crónica extenuante de la invasión y, por añadidura, el resquebrajamiento y abandono de lo que alguna vez fuera la ventana de la ciudad al mundo. La población de Sabana Grande aparece como una alcabala entre Caracas y Petare desde finales del siglo XIX, un lugar de tránsito y actividad rural instalado entre las haciendas Blandín (Country Club), Bello Monte (Avenida Casanova) e Ibarra (Ciudad Universitaria), fortalecido estratégicamente por el viejo Hipódromo y la iglesia de El Recreo. Esta condición de corredor de paso se consolida aún más por ser el punto de tránsito del ferrocarril de Oriente, que cruzaba lo que se conoce como Las Delicias. hoy avenida Libertador.
de Sabana Grande ni de un momento inaugural de la avenida corno obra pública. Su territorio se formaliza como lugar de Caracas a finales de los años treinta, cuando aparecen las urbanizaciones La Florida, Las Delicias, el Country Club, Campo Alegre, Chacao, Los Palos Grandes, Los Dos Caminos y Los Chorros como expansión natural de la capital, reseñada por primera vez en el Plano de Caracas de Eduardo Rohl. En la memoria de los caraqueños, la Calle Real de Sabana Grande representa la terraza pública del
comercio y la diversión, y, en cierto sentido, del lujo y las grandes ocasiones, y en torno a ella se establece el rito urbano que demanda la vida de los librepensadores. La calle, llamada a mediados de los cuarenta avenida Lincoln, se convertiría con el tiempo en el lugar de encuentro entrañable y anónimo que identifica a toda gran ciudad. Su escala corresponde a la de Oxford Street en Londres, Lexington Avenue en New York, la calle Corrientes de Buenos Aires, La strada del Corso en Roma; el boulevard Saint Germain de París
Cada calle de cada ciudad, aunque muda, cuenta su propia historia, los esplendores que ha reflejado cuando la salpica el champagne y los gritos que en ella han hecho eco cuando la mancha la sangre. En
o la Carrera 15 en Bogotá, hoy recuperada y clave del prestigio apuntalado recientemente por la capital colombiana a escala continental. Entre 1950 y 1983 se podría establecer el período de auge, la épica de la esperanza y la construcción. La identidad de Sabana Grande corresponde al núcleo de construcción vertiginosa promovido desde 1950 a raíz de la definición del Area Metropolitana de Caracas donde se establece explícitamente —en 1951— el Plan Plaza Venezuela, que la va a perpetuar co-
mo el distribuidor de la autopista, hoy llamada Francisco Fajardo, y la "puerta de entrada" al Este de la ciudad. La Plaza Venezuela fomenta la creación de la Gran Avenida y, en consecuencia, la consolidación del sector entre la avenida Las Acacias y Chacaíto como núcleo de toda la intensa actividad comercial de su tiempo. Este momento floreciente de Sabana Grande corresponde a la dictadura. Sus años iniciales coinciden con el período de Guillermo Pacanins al frente de la gobernación de Caracas, años conflictivos y pa-
Caracas, pocas calles hay con más cosas que contar que la antigua Calle Real, rebautizada luego como avenida Lincoln y finalmente convertida en boulevard
William Niño Araque
ranoicos que se debaten entre la cultura del miedo y la esperanza de la libertad. En la distancia, podría observarse a lo largo de diez cuadras un escenario de ciudadanía alterna y cosmopolita, diferente a los rebuscamientos nacionalistas, a los encuentros de la Banda Municipal de la Plaza Bolívar, a los desfiles y fanfarrias militares que se teatralizan todavía en Los Próceres y a la oficialidad ejecutiva que se concentraba en torno a las torres del Centro Simón Bolívar. Desde 1951, Sabana Grande está definida como la otra opción, el centro geográfico de Caracas, el recinto del intercambio alterno entre los extremos de Catia y Petare, entre La Florida y Prados del Este. Tal vez por ello sería escogida como lugar de encuentro por un sector de la intelectualidad política y pensante —y parrandera— del país. Su relación directa con la Plaza Venezuela y la avenida Generalísimo Franciscoo deMiran,c 195partide
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Chacaíto, la definirá, por sus proporciones de antigua calle real, como el lugar ideal para el fluir del intenso tránsito vehicular y la escala perfecta para E;
la comunicación peatonal. La continuidad urbana que da cuerpo a las 10 cuadras (kilómetro y medio) flanqueadas por edificios de seis pisos, convierten este espacio prodigioso en un territorio resguardado, una calle psicológicamente segura, a la manera de las de las ciudades europeas, un universo alternativo al ya saturado casco histórico que giraba alrededor de la Plaza Bolívar, a los comercios ya anacrónicos y la primera opción para los habitantes del Este —Las Mercedes, Prados del Este, Chuao, Los Palos Grandes, el Country Club y Altamira. Es también una alternativa y un remedio al vértigo de las altas velocidades y de las autopistas para los clientes cautivos, caraqueños e inmigrantes, deseosos de espacios públicos, night clubs, galerías, restaurantes, casas de moda, joyerías, oficinas, librerías, fuentes de soda, cines, pastelerías, casas de té, que atenderían las exigencias de toda una nueva generación de profesionales, intelectuales, escritores y políticos. Este deseo lúdico y cosmopolita coincidió con una ciudad que duplicó rápidamente su población —de 700 mil habitantes en 1950, pasó a tener 1 millón 400 mil en 1960— y la edificación de una iconografía arquitectónica de la modernidad que simbolizaba el nuevo status caraqueño. En ese imaginario se mezclaban armoniosamente el gusto de los Antes y después 1 1 rr rr r
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inmigrantes, un estilo hollywodense, extravagancias y excentricidades con la racionalidad urbanística. La intensa vida nocturna, el lugar de encuentro para ver y ser TELATRO bY1V.Y3 visto, las peñas, los cagwofor s fés, el sitio de los italianos de los años cincuenta, los españoles de los años sesenta y los argentinos de los años setenta, la galería de las tiendas lujosas, de Rolex, Rolls Royce y Christian Dior, la ru- El antiguo teatro Acacias ta gastronómica de Le coq d'Or, 11 Vecchio Mulino, Franco, Da Guido, Urru- flejos tardíos de las intia, y tiendas emblemáticas como Wilco fluencias Art Deco. Entre y Don Disco relatan esta historia. 1949 y 1950 este portal A mediados de los años cuarenta, la se hace inconfundible planificación de la Ciudad Universitaria y con la ejecución del edifiel auge de La Florida determinarán las incio Los Andes, diseñado versiones inmobiliarias. En 1945, Velutini por M. Salazar Domíny Bergamín señalan el portal de la aveniguez, emblema de Sabana da Lincoln al construir en el cruce con la Grande —recientemente avenida Las Acacias el teatro Acacias, un invadido y saqueado—, espléndido edificio blanco de reconocible uno de los primeros yacht style, hoy tomado por una tienda de avances de la arquitectusaldos llamada Traky. A partir de esta inra de alta densidad. Su construcción de tervención fundacional se abre un período diez pisos y majestuosidad formal se funde cinco años de construcción, durante el damentaba en el tratamiento del volumen cual se realizará un amplio número de y la esquina, en la mezcla de usos residenedificios de carácter académico o con recial y comercial que permitía la planta, con un zócalo memorable de mezzaninas
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La torre Polar emblemática
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lugar. La Plaza Venezuela es la puerta referencial de Sabana Grande y la puesta eyj escena de lo que podría llamarse la conquista del Este. En 1951, la Torre Polar apareció como el primer manifiesto de la plena modernidad caraqueña. En ella se representa la idea de la edificación como una ciudad autosuficiente. En esta arquitectura de nueva escala vertical Vegas y Galia combinan las perspectivas modernas de Le Corbusier y Mies van der Rohe y se expresa un carácter funcionalista que enfrentó a los caraqueños a la lectura de una esperanza multidireccional, cubista y plural. Las calles internas, puentes, miradores, teatros, librerías, oficinas y comercios anuncian el nuevo tiempo, un tipo de funcionalismo extremo y visual.
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y misteriosas. Otras referencias ineludibles son los edificios Camury, de Gustavo Wallis, el del Banco Venezolano de Crédito, de Bergamín y Velutini, de altísima calidad académica, y los cines Broadway y Radio City. A inicios de los años cincuenta se establece simbólicamente en la Plaza Venezuela el conjunto Fuente Monumental Venezuela, concebido por E. Maragall, junto a la Torre Polar, de Vegas y Galia, y el edificio Gran Avenida de Benacerraf y Vestuti. La fuente deja abierto un nuevo escenario urbano que se convirtió en una espléndida terraza pública cuyas visuales abarcan desde las torres del Centro Simón Bolívar y el Jardín Botánico hasta las Colinas de Bello Monte. Su monumentalidad escultórica —obra de Maragall, hoy casi olvidada en el parque Los Caobos— su condición de amarre a la Gran Avenida, Sabana Grande y la Ciudad Universitaria, acentuaba las características memorables de este nuevo
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El edificio Gran Avenida, de Benacerraf y Vestuti, —construido en 1952 y hoy mutilado— constituyó el punto de referencia del eje que marcaba la Gran Avenida como el preámbulo de Sabana Grande. En él la ciudad penetraba a través de la calle interior del volumen animado por la vida de las tiendas, fuentes de soda, librerías, y los cambios de nivel sobre los cuales se erguía la torre de seis pisos de oficinas. En 1953 se construyen dos joyas de la arquitectura moderna venezolana en la calle El Recreo, seguramente como símbolo de una vigorosa competencia entre instituciones y talentos: el Banco Unión —Benacerraf, Guinand y Vestuti— y el Banco Mercantil —Vegas y Galia. El Banco Unión utiliza el desnivel natural del terreno así como el ángulo de esquina y formaliza un amplio portal de acceso. La interesante solución de los dos volúmenes, el bajo y continuo y la torre, el tratamiento de las membranas protectoras con quiebrasoles en la fachada y la continuidad del lineamiento volumétrico de la manzana lo convierten en un manifiesto de la arquitectura funcional en el que se reinterpreta la mejor lección de Le Corbusier. Desde otra perspectiva, el edificio del Banco Mercantil y Agrícola acusa la condición bancaria mediante el énfasis que se presta al volumen principal y su independencia con el bloque de oficinas.
Durante esta época, en las inmediaciones Sabana Grande se construye el Centro Empresarial del Este —D. Carbonell, 1954— y el Centro Profesional del Este —Dirk Bornhorst—, ambos enmarcados en una corriente racional y funcionalista. El primero se concibe como una edificación horizontal y fue el primer centro comercial de Caracas; el edificio reproduce la volumetría de la cuadra y acoge en 0°0 su interior el 0011 1001 II' 0°.11"1 Ola 10 111 Vial
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estacionamiento; el segundo es un conjunto que surge a partir de dos volúmenes, un cuerpo bajo de comercio y un alto bloque de oficinas de 13 pisos. A esa misma etapa corresponden los edificios Gran Café y las galerías modernas que enlazan la continuidad entre Sabana Grande y la Avenida Francisco Solano: galerías Bolí-
var, el edificio Ven, la galería Eliseo, así como los extravagantes edificios Pacific y Royal Castle. A mediados de los sesenta, el Centro Comercial Chacaíto —A. Pinzani— cambió completamente el concepto del comercio al incluir la calle como tipología arquitectónica; esta espléndida solución caraqueña permanece como ejemplo de una arquitectura armoniosa y de continuidad. A finales de los sesenta, el Centro Comercial Cedíaz —Bornhorst y Neuberger— cambió completamente la escala al demarcar el ámbito de influencia de Sabana Grande con un bloque de quince pisos, que se asoma elegantemente sobre la Casanova. Ya en plenos años setenta la escala del portal de Sabana Grande es variada completamente con el desarrollo de la torre La Previsora (Borges, Pimentel y Lasala), una edificación de 25 pisos, cuya experiencia con el concreto y sus fachadas inclinadas constituyó el emblema de Caracas. En el interior de la avenida Lincoln la construcción del Banco Metropolitano (Galia, 1975) aparece como un secreto, una intensa experiencia espacial a partir de los dos muros portantes que acogen en el desplazamiento de los niveles la conformación de una galería interna.
La mixtura crónica degeneró en una melancolía límite, un cambio de uso hacia un tipo de comercio masificado. Los lugares de mayor interés se habían trasladado hacia otros centros comerciales de los ochenta. Perdió así Sabana Grande el moderno status de terraza pública, de lugar de encuentro de la bohemia caraqueña
A partir de 1983 se abre un paréntesis de expectativas a raíz de la violenta transformación que generó el Metro de Caracas. La expulsión del automóvil, la eliminación definitiva de la vialidad, dio cuerpo a un boulevard con la esperanza del espacio recuperado para los peatones. A diferencia de los boulevards de Catia, Caricuao, Parque Vargas y el Foro Libertador, el de Sabana Grande se estableció sobre un escenario cuya vocación e historia ya
estaba asentada en la memoria de la ciudad como centro geográfico y corredor peatonal entre los dos extremos de la ciudad. Esta afortunada circunstancia convirtió a Sabana Grande, paraRoyal Castle moderno dójicamente, en el espacio donde se gestó el desplazamiento se ahuyento un nivel adquisitivo que exiy la mayor mezcolanza, cambios de gía calidad y se impuso un nuevo status de deseo y clientela. usos, integración de estilos, clases y gruA raíz de los cambios de usos y la espos sociales, lo que inevitablemente la tampida urbana promovida por el bouledebilitó como recinto de un tipo de activard, la buhonerización de Sabana Granvidad comercial. Paulatinamente, la mixtura crónica de- de propició fatalmente la anarquía y violencia sobre todo este territorio emblemágeneró en una melancolía límite, un camtico de la ciudad. Sobre la Lincoln se insbio de uso hacia un tipo de comercio masificado. Los lugares de mayor interés se taló la nostalgia por aquella olvidada venhabían trasladado hacia otros centros co- tana de la ciudad a la que se sumó una tendencia a la especulación inmobiliaria merciales de los ochenta: Centro Ciudad Comercial Tamanaco, Concresa, Las desmedida, que dio paso a la integración de parcelas y la imposición de edificios giMercedes. Perdió así Sabana Grande el gantescos con una nueva escala. Se genede terraza pública, lugar status moderno ra así, sobre Sabana Grande, una situade encuentro de la bohemia caraqueña. Las tres estaciones de Metro en el ción paranoica que seca el alma de Caranuevo boulevard inyectaron una intensi- casi un esquema de saqueo urbano donde la invasión promovida por los buhoneros dad abrasiva y depauperadora: desapaes solo comparable con la invasión y sarecieron emblemáticamente los grandes queos promovidos por esas intervenciocines Broadway y Radio City, emergió nes inmobiliarias desproporcionadas. una brutal tendencia al comercio inforEdificios ciclópeos que crean una congesmal, se empobreció el interés y calidad del mobiliario y se paralizaron las gran- tión paradójica al montarse sobre una redes inversiones, quebraron los comercios tícula urbana tradicional, cuyo espacio formales y sofisticados, al tiempo que se público resulta vejado. La inauguración produjo una fuga inmobiliaria. A medi- de este proceso devastador se inicia con da que se formalizó el boulevard desapa- la Torre Domus —de 28 pisos aproximareció la promenade —la tendencia al pa- damente— ya en plena Gran Avenida, seo— y, con la expulsión del automóvil, hoy sembrada sobre una ciudadela de friFEBRERO 2004 EXCESO
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tangas y merenderos; la continúa el Banco Plaza, el Centro Comercial El Recreo —dos torres de 25 pisos cada una— y el Hotel Melia, el Centro Empresarial Sabana Grande, el Centro Residencial Solano y el edificio 3H de La Solano. El magma de la informalidad impuso una tendencia extrema a la disgresión y confusión, amparada por la imposibilidad de trasladarse civilizadamente que causan los buhoneros a lo largo de esta milla de oro caraqueña. Se genera así, sobre estas diez cuadras, un reducto de aproximadamente 2 mil kioscos, un universo de 6 mil trabajadores, un verdadero ejército instalado sobre una superficie sin servicios, sin ley, sin orden; un mercado que nada tiene que ver con la belleza exótica de Persia, un campo de batalla, una rebelión urbana cuya secuela social aún está por verse. En ese marco de impunidad gerencial y de orden, se instala también una crisis para las grandes inversiones iniciada a comienzos de los años noventa que establece el quiebre de expectativas positivas. Esta tendencia ha sido tan violenta que generó a su vez la crisis de depauperación de todo un territorio y el inicio de una estampida urbana no sólo de promotores, proyectos, antiguos comerciantes, sino de los viejos residentes y caraqueños acostumbrados a esta terraza públi-
Las brutales densidades permitidas a partir de los noventa ha generado una nueva estructura con mega edificaciones de 30 pisos (y densidades de construcción mayores a los 100 mil metros cuadrados) suerte de "ciudadelas independientes" que implican, además de gigantescos negocios inmobiliarios, una acción saqueadora del alma y funcionamiento tradicional de la Calle Real de Sabana Grande, tan negativa como la invasión del espacio público realizada por la buhonería
La avenida antes del tiempo
ca de Caracas durante medio siglo y una conversión de todo el sector hacia usos y áreas destinadas a depósitos y residencias de alquiler de una nueva población de inmigrantes transitorios, haciendo el lugar inhabitable para un contexto residencial de ciudad contemporánea. La retícula urbana del sector Sabana Grande se caracteriza por la extensión de la cuadrícula tradicional, lo que generaría un crecimiento armonioso durante 25 años (edificaciones de siete pisos). A partir de los años setenta se im-
plantaron edificaciones de 14 mil metros cuadrados (edificaciones de unos 12 pisos). Las brutales densidades permitidas a partir de los noventa ha generado una nueva estructura con mega edificaciones de 30 pisos (y densidades de construcción mayores a los 100 mil metros cuadrados cada una) suerte de ,"ciudadelas independientes" que implican, además de gigantescos negocios inmobiliarios, una acción saqueadora del alma y funcionamiento tradicional de la Calle Real de Sabana Grande, tan negativo como la invasión del espacio público realizada por la buhonería.
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BELLO MONTE 1 Torre Polar (1951, Vegas y Galia, remodelado)
17 Edificio Gran Sabana (1950)
2 Edificio Gran Avenida (1952, Benacerraf y Vestuti, remodelado)
18 Banco Mercantil (Vegas y Galia, deteriorado)
3 Torre la Previsora (1972, Lasala, Borges y Pimentel, deteriorado)
19 Ctro. Comercial El Recreo (1995, Benacerraf y Gómez de Llarena)
4 Edificio Los Andes (1949, Salazar y Domínguez invadido en 2003)
20 Edif. Los Aleros
5 Cine Radio City (1953)
21 Farallón y Centinela (Fuenmayor y Sayago)
6 Teatro Las Acacias (1945, Velutini y Bergamín, remodelado)
22 Galería Eliseo (1954)
7 Edificio Gran Café (1954)
23 Edificio Ben (1954)
8 Centro Profesional del Este (1953, Diego Carbonell, remodelado)
24 Banco Metropolitano (1975, Galia, deteriorado)
9 Edificio Banap ( 1968, Federico Beckhoff)
25 Galería 3H (1990, H. Garay)
10 Edificio Araure (1950, C. Guinand, deteriorado)
26 Edificio Pacífico (1955, Narciso Barcenas, "el especialista")
11 Edificio Asunción (1952)
27 Edificio Boyal Castle (1955, Narciso Barcenas, deteriorado)
12 Edificio Acapulco (1952)
28 Torre Selemar (Posani-Bemergui)
13 General Electric (1954, hoy C. C. Sabana Grande)
29 Edif. Gran Sabana (1953)
14 Centro Empresarial del Este (1954, Dirk Bomhorst y Neuberger)
30 Banco Venezolano de Crédito
15 Centro Comercial Cedíaz (1970, Dirk Bomhorst, deteriorado)
31 C. C. Chacaíto (1968, A. Pinzani)
16 Banco Unión
Los Andes o la destrución
A la distancia de cincuenta años, la invasión y saqueo despiadado del edificio Los Andes señala el límite extremo de una situación conflictiva que arroja una agreSión a la memoria. Con esta invasión al 711111é51/1=hi
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emblema de la Calle Real se establece el nuevo escenario de una ciudad cultivada en el odio y la segregación. Plantear un proyecto de recuperación de una Caracas competitiva a escala regional implica recuperar su ventana al mundo, negociar, revocar la anarquía, recuperar el valor del espacio público de la ciudadanía, medir el impacto de las grandes inversiones, aplicar las normas y horarios, limitar el espacio de la informalidad. La paralización causada por el congestionamiento y la pérdida de valor urbano ha impedido la construcción de unos 50 nuevos edificios de mediana escala, que significarían una inversión cercaa a los 200 millardos de bolívacontra los apenas 10 millars que movilizan los comerntes informales. Una clave de la recuperación estos 20 mil metros cuadraos de espacio público —que implicaría probablemente la
indemnización de unos 3 mil buhoneros— podría ser conquistar nuevamente los lugares de mayor conflicto: recuperar la Plaza Venezuela, el portal urbano del edificio Los Andes y normar el funcionamiento de la calle El Recreo; neutralizar esa condición de territorio inexpugnable que ha montado la informalidad y el miedo sobre los grandes ros de la modernidad, recobrar este paréntesis de ciudadanía, que también alimenta el alma -de Caracas en un momento patético, que ojalá sea lo que parece: transitorio. L
o y no. Eso es lo que Mirela Mendoza viene repitiendo con celo casi mojigato y religioso desde que periodistas, paparazzi y curiosos —de lo más inquisidores, tanto españoles como venezolanos— comenzaran a perseguirla para sacarle alguna frase a manera de confesión. Ni una pista. Tampoco un cheque endosado con suculenta y de lo más tentadora cifra de 75 mil euros la habría hecho quebrantar sus votos. Testaruda y paciente que es, iba a aguardar el momento preciso: sólo ahora que su nombre y apellido resuena aquí y allá, sin necesidad de incómodos complementos — "la novia de", por ejemplo, la hubiera hecho estallar en furia— en titulares de prensa y, por ende, en boca de todos. Sólo ahora que ha logrado convertirse en flamantísima y sexy chica Polar, amén de chica Interviú —títulos que por no ser nobiliarios no han dejado de abultar más y más su cuenta corriente—, ella aceptará contar lo que a la prensa del corazón trajo de cabeza ocho meses atrás. ¿Es o no la novia de Joaquín Cortés? O mejor: ¿Tiene o no un romance con el bailarín español? Al mismísimo Cortés también le dio un rotundo no esta Mirela Mendoza que se empeña siempre en llevar la contraria. O por lo menos, jura, la primera, segunda, tercera y décimo octava vez que se le acercó. "Conocerlo conocerlo, el año pasado.
toriana y no tiene la cultura de la telenovela, así que en mi casa nunca se encendía el televisor a la hora de novela ni tampoco se hablaba de actores ni actrices. Me acuerdo que sí vi una brasileña que se llamaba Doña Beija, me encantó, pero de ahí a pensar que podía actuar en la televisión hay mucho trecho". La misma historia: al final terminó cayendo sin remedio en las redes del showbusiness criollo. Y a nadie de la casa iba extrañar. Pasa, no obstante, que mientras sus compañeritas jugaban a las Barbies, ella asistía casi a diario a las clases de canto que dictaba Elisa Soteldo. "Es verdad, estuve en Las voces blancas, participé en espectáculos en el Don Bosco, canté con la Orquesta Sinfónica Venezuela, pero te juro que no tenía nada de esto en mi cabeza. Imagínate tú, con esta voz ronquita, tan rompe vidrios, ¿qué iba a estar pensando algo así?". Llegó a imaginarse más bien en bata blanca, lentes de pasta ocultando sus ojazos verdes y el oído atento a los conflictos ajenos. "Quería estudiar medicina o psicología clínica", cuenta, "pero un día lo analicé bien y me dije: 'Estudias los cinco años de carrera, Mirela, luego haces una especialización y después montas tu consultorio. Hasta ahí vas bien. Pero mientras te ganas la confianza de los pacientes', fue lo que pensé, 'vas a termi-
Pero la primera vez que lo vi fue hace tres años, cuando vino con su espectáculo Pasión gitana. Yo estaba con mi novio, el actor Juan Pablo Raba, en Citron, y Joaquín llegó con Viviana Gibelli, Rita Córdoba y ochenta mujeres bellas más. Cuando me lo presentaron sucedió algo rarísimo. Le dije: 'Hola, mucho gusto', y ya, me fui a sentar a mi mesa, pero enseguida me mandó a llamar porque quería que comiera con él. Le expliqué que estaba acompañada. Después me vio bailando y otra vez me mandó a llamar porque quería que bailara con él. Y le volví a decir que no. Por supuesto que lo quería conocer, yo que fui bailarina, que bailé flamenco en una época con Siudy Quintero, imagínate tener la posibilidad de conocer al mejor bailarín del mundo. ¡Guau! Pero en ningún momento me pasó por la cabeza que podíamos... Yo siempre había considerado que ese tipo de hombres famosos son de los que tienen una mujer en cada puerto, de los que después ni se acuerdan de tu nombre. Bueno, fue tanta su insistencia ese día que Juan Pablo y yo decidimos irnos del local para evitar un problema. Sólo que él (Joaquín Cortés) averiguó mi número de teléfono con el dueño del local y comenzó a llamarme y llamarme hasta que...". Igual dice este mujerón de alborotada melena leonina, un metro setenta de estatura, medidas de concurso de belleza, y escasos veinticuatro años —"Todavía no tengo por qué ocultar mi edad: nací el 23 de septiembre de 1979, es decir, soy del signo libra"— que se le resistió una y diez veces al mundo de la actuación por razones que considera naturales: "Mi mamá es ecua-
a chica no
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nar ejerciendo la carrera a los cuarenta años', así que no, mejor no". Y a decir verdad tampoco es que tuvo tiempo para darle vueltas al asunto. Ahí mismo se inscribió en la academia de modelos de Giselle Reyes —"pero no porque pensara ser modelo o miss, eh", aclara, "sino porque siempre fui muy coqueta y quería mientras tanto meterme ahí por mejoramiento personal, ya sabes, para aprender a caminar, adquirir reglas de protocolo... todas esas cosas que son básicas, como un valbr agregado, para una mujer"— y sucedió lo de siempre. Alguien reparó en su belleza y la invitó primero a un casting y después a una selección de misses ante el ojo experto de Osmel Sousa... Sólo que otra vez movió la cabeza de un lado a otro. ¡Que no! "¿Qué me van a estar escogiendo a mí, Johan?", espetaría a Johan Arguello, dueño de la agencia de maniquíes Solo Models. "¿A mí, que tengo la cara redonda, los cachetes grandes y que no tengo precisamente el tipo que se necesita para la televisión? Eso es lo que siempre me decía la esposa mi papá, que yo, a diferencia de mis hermanas, que han hecho hasta 94 cuñas, no tenía nada que buscar es este medio. Y creo que todo eso se me quedó grabado aquí, en la cabeza, así que consi-
Como para contradecir todas las teorías de la autoayuda que le dan poder a la palabra sí y la actitud positiva ante la vida para salir de abajo, Mirela Mendoza, que recién ha alcanzado el codiciado status de chica Polar, se ha pasado la vida respondiendo que no. Se dio el tupé de decirle que no a Joaquín Cortés, el gran bailaor español, y a las telenovelas y a posar ligera de ropas, pero ahora se atreve a narrar cómo cada no se convirtió en un sí
deraba que no servía y dije que no". No y no. Ni en broma haría el papelón de desfilar frente a Osmel Sousa. "Ahora sí me encantaría tener la oportunidad de conocerlo para que me diga qué me cambiaría. `¿Qué hago, Osniel? ¿Qué me opero? ' . Re"
molona aceptó en cambio asistir al castiug para una cuña de refrescos y, oh, gran sorpresa, resultó ser la elegida para posar frente a las cámaras. O mejor aún: las productoras del comercial se empeñaron desde ese momento en que debía hacer televisión.
— ¿Quién? ¿Yo?
¡Cualquier cosa, menos eso!', fue lo que dije. En verdad no quería, pero insistieron tanto que María Eugenia Ramírez me metió en Un curso de actuación en la Academia de Cinc y Televisión, a la tercera semana me dio un libreto, y me llamó para que hiciera un casting para la serie juvenil Hoy te vi. _Y sí, quedé...". Dado el gran salto sin necesidad del trampolín, al principio se lo iba a tomar como un juego. Pero más tarde terminó por quedar hipnotizada por los flashes. "En esa serie no vi la realidad del mundo
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de la telenovela, pero sí me di cuenta de algo: me apasionaba la actuación. Me di cuenta de que tiene incluso un toque de psicología, sobre todo cuando construyes un personaje, cuando tienes que indagar en su psique y saber qué es lo que piensa, cómo actúa y por qué. Crecí muchísimo como ser humano, porque tomé conciencia de mi propio cuerpo. ¿Cuál es el mayor instrumento del actor? Su propio cuerpo y sus emociones. Entonces decidí ponerme a estudiar, porque quería hacerlo bien, no quería pararme en un set al lado de un gran actor y decirle: 'Yo estoy aquí porque soy bonita y un día le gusté a José Simón Escalona'. No. Quería que me respetaran, porque todo esto que llevas encima es efímero y el día que no lo tenga, ¿qué? ¿Se acabó la carrera? No, yo quiero ser reconocida, más que ser famosa. Sabía que si salía corriendo y me desnudaba en cualquier revista iba a salir en todos los periódicos, pero ¿reconocerme? Eso sólo lo da el trabajo. Y como no estaba ansiosa, lo que tengo son 24 años y empecé a los 18, prefiero ir poco a poco, labrar mi carrera, hacer uno que otro personaje, estudiar. No voy a aceptar una protagonización porque sé muy bien que no estoy capacitada para eso, que eso podría ser una caída hacia arriba". Seis telenovelas después sí que se permitió lo que para algunos —de lo más criticones y moralistas— llamarían un desliz: tras una cirugía plástica de senos, aceptó posar parcialmente desnuda en portada —con reportaje interior de ocho páginas a todo color— de la revista Interviú. Es ella quien se justifica: "Lo hice porque es para un país y una cultura totalmente distinta. Allá es normal que vayas a una piscina pública y a tu lado esté una señora de ochenta años en topless como si nada, y yo siempre lo he hecho: cada vez que voy a Los Roques tomo sol topless, no tengo pudor con ese tipo de cosas. De repente no haría una portada parecida aquí porque no
lo amerita, es decir, ¿qué puedo conseguir con eso? En cambio pensé que Interviú es una de las revistas más importantes de España, tiene un tiraje de 480 mil ejemplares semanales y ¿quiénes crees que han estado ahí? Las mejores actrices, las mejores modelos... Para mí es más bien un privilegio hacerlo ¿Qué busco? Quiero darme a conocer un poco en España, quién quita que con aquel tiraje y un poco de suerte me vea un día Almodóvar y pregunte: `¿Hombre, quién es esta tía?", se ríe de su osadía. Sólo que, a decir verdad, en España ya tienen noticias de su existencia. Aunque sus telenovelas no habían sido transmitidas en la Televisión Española, hubo quien la persiguió el año pasado en un viaje de vacaciones en Madrid para ofrecerle 76 mil euros —"Que no acepté, te lo juro por dios, porque eso hubiera sido creerme yo misma muy poca cosa y pensar que necesito de una persona al lado para entrar en España, país en el que sí, me muero por entrar, pero nunca bajo esas circunstancias. Eso sería vender mi vida íntima y utilizar a la persona que quiero"— por una foto en la que apareciera, romanticona ella, y de lo más maja, al lado del bailaor de sus tormentos. Ningún otro sino Joaquín Cortés, a quien a esas alturas ya la prensa del corazón vinculaba sentimentalmente. "Es que dos días después del encuentro en Citron Joaquín me fue a buscar a casa de Juan Pablo Raba. Y otra vez tuve que responderle que no. Independientemente de que fuera el mejor bailarín del mundo le dije: 'Tú no eres mi realidad, yo estoy enamorada de mi novio, y soy muy fiel conmigo misma y con él'. Ahora creo que eso fue lo que le gustó, que me negara, porque pasó dos años Mírela está para que la miren buscándome. Cada vez que venía a Venenes pareja. Bueno, empezamos a salir". zuela, me repicaba. Si tú supieras, pero la Y aunque es la primera vez que Mirela historia es tan larga...". Mendoza acepta ahondar en el tema, a parY aunque tiempo no tiene de sobra por tir de aquí no pondrá freno. A pesar de que estos días que hace de villana en la telenola bajada es empinada. "¿El café? ¡Buenísivela La invasora, esta Mirela terminará mo! Nos lo tomamos en Gourmet Market, por explayarse. "Apenas llegaba me llamapero no fue ahí cuando me flechó. En ese ba por teléfono. Hasta el año pasado, que momento me impresionó, sí, la manera cóyo estaba llegando de Margarita con Juan mo me miraba ¡Es una persona tan intensa! Pablo y ya estábamos en un proceso, ya Creo que me ayudó el hecho de que nunca sabes, de ruptura. Cuando revisé mi celulo había visto bailando. Lo trataba como lar me di cuenta de que tenía once mensauna persona común y corriente, eso le habrá jes. Definitivamente la relación debió escausado impresión a él, que ha estado con tar muy mal, porque le dije a Juan Pablo: las mujeres más bellas del mundo, con Nao`Me voy a tomar un café con él'. No lo himi Campbell, con Jennifer López... SuponJoaquín Cortés, ¿ ex o no ex? ce pensando que me iba a acostar con go que por una cuestión hasta de ego, que Joaquín Cortés, sino porque... ¿por qué no darme el chance de todos lo tenemos, habrá pensabo: `¿Bueno, y por qué ella me traconocer a una persona como él? Es como si mañana Julia Rota así?'. Lo cierto es que fue hermosísimo". berts te invitara tomar un café y tú no aceptaras porque tieA manera de chisme se publicaría en la prensa dos meses más
"Le había comentado en una oportunidad que uno de mis actores preferidos era Anthony Hopkins y un día Joaquín me llamó para decirme: `Mirela, te tengo una sorpresa,Te voy a mandar un pasaje porque quiero que me acompañes a la entrega de los premios Nobel'. Ese año se lo dieron a Jimmy Carter. Cuando estoy en el avión leo en el periódico que quien presenta el premio es precisamente Anthony Hopkins", dice, sin acordarse siquiera de su majestad Carl Gustav, rey de Sueci2 I- 1 R 1-2 O
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tarde, eso sí, que la actriz Mirela Mendoza se había ido a España a perseguir al bailarín español. "No fue así", desmiente ella ahora la especie. "Le había comentado en una oportunidad que uno de mis actores preferidos era Anthony Hopkins y un día Joaquín me llamó por teléfono para decirme: `Mirela, te tengo una sorpresa. Te voy a mandar un pasaje porque quiero que me acompañes a la entrega de los premios Nobel'. Ese año se lo dieron a Jimmy Carter. Pero el cuento es que cuando estoy en el avión leo en el periódico que quien presenta el premio es precisamente Anthony Hopkins", dice, sin acordarse si quiera de su majestad Carl Gustav, rey de Suecia, quien se ocupa de esos menesteres. "Por eso fue que me invitó a asistir como su pareja. También conocí a Jessica Lange, a Santana, a Laura Pausini". Extraña combinación para la entrega de un premio Nobel, pero su palabra vaya alante. "Imagínate el detalle. Yo respeto los comentarios de los demás, pero yo, que tengo la oportunidad de conocerlo más allá de su faceta como artista, puedo decir que nada que ver con la imagen que se tiene de él. No, no es una persona violenta como han dicho, nada que ver, es un hombre extraordinario, sencillo, que ama con locura a su familia... Luego nos fuimos para Córdoba, para Oslo, estu-
vimos a catorce grados bajo cero y con mucha nieve. Y tampoco es verdad que él estaba de gira. En ese momento iba a lanzar un DVD que hizo con la gente de Sony. Estando a lado de él pensaba a veces: `¡Qué raro es todo esto, Mirela! ¡Qué surrealista!"'. Sólo que no iba a durar más de ocho meses, saca cuentas ella misma de lo vivido durante su travesía, y entonces aclara de inmediato. "No es que hemos terminado, es decir, que yo pueda decir: 'Esto se acabó'. Siempre hemos estado en contacto, lo que pasa es que cada quien tenía compromisos y de repente los dos comenzamos a sentir un poco de, digamos, miedo. Lo que hicimos fue darnos un poco de tiempo. De hecho lo llamé para preguntarle si le molestaba que hiciera las fotografías para Interviú. Entiendo que me buscan porque están haciendo varios trabajos con modelos y actrices venezolanas, pero también porque, y de esto no me cabe la menor duda, tengo una historia con él. No tengo problema en darle el crédito. A ellos les interesa en parte por eso, mientras que a mí me interesa que me conozcan más como Mirela Mendoza y no como la novia de... Le dije entonces que me estaban haciendo esa oferta, que no era la primera vez que la recibía, que me iban a pagar bien, que a mí me convenía, y que no se preocupara ya que no estaba dispuesta a hablar de nosotros sino de mí, de mi historia, más allá de que él formara parte de esa historia. No sé si le molestó, pero me respondió: `Mirela, yo sé muy bien quién eres tú, sé que eres una mujer íntegra'. Creo que ahí demostré que no estaba con él por el simple hecho de ser Joaquín Cortés". Lo cierto es que tras la ruptura, o mejor, después de colocado el océano como barrera, esta Mirela Mendoza se hizo una promesa: no volver a decir que no. Por lo menos no después de pensarlo mil veces. "Cuando venía en el avión me dije: `Mirela, te estás devolviendo. ¿Ahora qué es lo que quieres? Vamos a ver: primero vas a hacer un buen personaje en una telenovela y después vas a hacer una campaña de mercadeo grande, fuerte, en la que puedas explotar tu físico y afianzar tu nombre para nadie dude quién eres. Tiene que ser con Polar y con Pantene, que son los mejores'. Pues dicho y hecho: se convirtió en una de las nuevas chicas Polar —paradójicamente en sustitución de Norkis Batista, quien según los más deslenguados fue eliminada de súbito debido a su alta exposición escasa de ropa en el calendario que lanzara a finales del año pasado—, y, a pesar de lo dicho, también posaría desnuda en Interviú. "No sé qué pasó con Norkis, pero en Polar sabían que yo había hecho las fotos y no les importó. Y es que la gente sabe muy bien lo que es Interviú, una revista que no sólo tiene fotografías de desnudos, sino que tiene mucho de política, ciencias, arte. Además de que si ves las fotos te das cuenta de que no es Playboy. Yo logré
"'Ante todo actitud, Mirela', decía yo, `tú no
eres una sudaca, como dice esta gente, ni estás desesperada por hacer televisión o cine'. Por eso cuando alguien venia a decirme
algo en España yo respondía: `:,De qué me hablas si ustedes hace treinta años fue nuP
salieron de una dictadura, por favor, qué se creen, si vieron Cristal y se volvieron locos?
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manejar muy bien eso. Independientemente de que estoy topless, mi expresión no es tan fuerte, porque mi idea era vender el concepto de quién es Mirela, que se viera un poco mi esencia, más allá de mis tetas". Entre los planes más inmediatos de Mirela está ahora terminar de grabar La invasora, probar suerte en las telenovelas colombianas —"Antes de irme a España me llamaron para que protagonizara La costeña y el cachaco, pero yo tenía con , traofimdcnRvytueqgarme, así que ahora lo voy a intentar por mi cuenta"—, ahorrar dinero, quizás estudiar un poco de inglés, y volver a España. La obsesiona la posibilidad de trabajar no con Almodóvar sino con Amenábar. Alejandro Amenábar, quien ya tuvo a Nicole Kidman. "Ya lo decreté también y lo voy a conseguir, así sea a los cuarenta años. De hecho, ya lo conocí. Un escritor venezolano que vive en Madrid, César Sierra, me dijo que hacía ejercicios en un gimnasio, y fui y me inscribí. Entrenaba con él todos los días, pero nunca le dije que era actriz porque no quería pasar por una más. 'Ante todo actitud, Mirela', decía yo, 'tú no eres una sudaca, como dice esta gente, ni estás desesperada por hacer televisión o cine'. Por esq cuando alguien venía a decirme algo en España yo respondía: `¿De qué me hablas si ustedes hace treinta años fue que salieron de una dictadura, por favor, qué se creen, si vieron Cristal y se volvieron locos? ¿De qué me hablan si dicen voy a bajar para abajo? No, no, no, yo no iba a presentarme ante Alejandro Amenábar para que me dijera: `¡Pobre tía!'. Ya llegará el momento: me enteraré de que está haciendo un casting y...". ¿Será que esta Mirela Mendoza, tan testaruda, entonces le dirá que no?lA FEBRERO 2004 EX CESO
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l féretro de Juan Sánchez Peláez lo cargó un puñado de hombres, un hatajo de viejos amigos, de los que eligiera o se hicieran elegir por él hacía tiempo, cuando estos tipos que ahora llevaban el peso de lo que su alma dejaba eran unos mozos enérgicos. El velorio no fue concurrido como cabría esperar ante la desaparición de una personalidad cimera; suele pasar en este inicio de milenio, tan malagradecido con el pasado, aun el más reciente, ese que iniciara unos cincuenta años atrás la modernidad del país, en todos sus ámbitos, incluida la poesía. A un grupo escueto de hombres entrados en años le tocó, bajo el sol fulminante y entre el vuelo borracho de los abejorros, recorrer el terreno agreste y abrirse paso al través del herbaje indócil del Cementerio del Este, trajinando la urna de Juan, fallecido la noche anterior a sus ochenta y un años. El chofer de la funeraria equivocó las coordenadas de la tumba y descargó al difunto muy lejos de su última morada y un grupo de incondicionales, cincuentones cuando no sesentones, entre los que se contaba más de un episodio cardiovascular, habría de llevar en vilo los despojos del gran poeta a lo largo de no menos de medio kilómetro y soportar el calor invicto de Caracas. Vaya si sudaron. La tarde se colmó de resoplidos lobunos. Aquellos hombres habían vuelto a toda prisa al encuentro del amigo reverenciado que jamás habría aceptado de ellos la apelación de maestro —"En una noche profunda y larga de mi edad", habría pensado Juan, invocando nuevamente a su admirado Paul Eluard. Cuando conocieron el diagnóstico final apuraron vanamente el territorio abrupto que separaba el presente de acero de aquel pasado de oro en que el poeta los absolviera con una sentencia: "No te vayas a atribular,/ tú,/que no tienes /planes hechos para el futuro/ y que /empujas el musgo /de los días /con tu trauma y/ tu hierro marcado al rojo vivo en la nuca". Estos hombres eran de los que también, como él, abrazaron algún no muy rentable oficio —poeta, escritor o afín—, en un país particularmente difícil para tales vocaciones, y a los que advirtiera con su poema: "Los hombres de heteróclitos oficios viven en cautiverio. Los embriaga un hada lisonjera y cruel... Ay de nuestra presunción y de nuestra historia, jóvenes ligeros en el viento". Estos hombres regresaron cuando su bautista ya comerciaba sin intermediación con la muerte. Mucho antes ¿quién sabe? intentó consolarlos: "...tú no eres inútil en el país del viento". "El país que todo lo arrasa", como lo interpreta Victoria de Stefano, gran amiga, muy presente en los últimos días en que el cáncer ya irrefrenable daba cuenta de Juan. El entierro de Juan Sánchez Peláez, su urna so-P" bre los hombros de los viejos amigos extenuados, se antoja una escena más de un país deshecho. "Velado y enterrado por su mujer Malena y los cuatro gatos que, entre sus amigos, pudieron enterarse de su muerte", así recuerda esa tarde triste de noviembre pasado el poeta Alfredo Chacón, uno de los que llevó la urna. "Una muerte para la que no hubo país, ni lectores ni fama que valieran la pena o el gesto agradecido de un velorio y un entierro con más dolientes que los íntimos".
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Chacón, que hiciera amistad con Sánchez Peláez en una época parisina y luminosa de ambos, sin duda echa de menos aquel país que celebrara la publicación de Elena y los elementos, el libro inicial de quien la crítica se apresurara a etiquetar algo así como el hijo pródigo del surrealismo en Venezuela: "Sólo al fondo del furor. A Ella, que burla mi carne, que desvela mi hueso, que solloza en mi sombra". Así sonaba Juan Sánchez Peláez y así suena en las bocas de los que lo repiten de memoria. "Elena y los elementos es el libro de Juan del que todos guardan algún pasaje en su memoria y lo recitan", dictamina Alberto Márquez, poeta y amigo, de los más jóvenes de la cofradía. "Lo estuvo revisando hasta el final de sus días. Sobre su cama estaban las pruebas de la edición que Lumen publicará en marzo de este año. Pero si acaso pudo hojearlas. Se murió con la angustia de no haber escrito todo lo que hubiese podido". Con esa frase — "Sólo al fondo del furor"— dicen que la modernidad tocó la puerta de la poesía venezolana hacia 1951. Y, tal vez, la apreciación —como suele pasar con la historia de la poesía, con cualquier historia— no sea del todo justa, pero nadie duda, a estas alturas, de que el mensajero de una poesía fundacional aunque irrepetible era un joven que no alcanzaba los 30 años, del que, para el momento, no se tenían mayores noticias en el medio literario, dada la reticencia del muchacho al ceremonial que impone el público reconocimiento, vale decir, la carrera académica, la toga y el birrete, los títulos, los premios. Tras rescatar del polvo una edición paradigmática, correspondiente a marzo-abril de 1949, de la revista Contrapunto editada por el homónimo grupo poético, adscrito a cierto neoclasicismo que pretendía restaurar los valores de la gran poesía castellana ante los avances modernizantes que esbozaron durante la década de los cuarenta los poetas de Viernes —el otro grupo—, el escritor Leonardo Padrón comenta: "Recorriendo las páginas de ese ejemplar encontramos poemas de Juan Manuel González y de Aquiles Monagas, un texto de Heriberto Aponte, un capítulo de la novela Cumboto de Ramón Díaz Sánchez y, asombrosamente, como un raro sortilegio, un grupo de páginas que se distinguen notablemente de las demás: las
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En el inkt del viento
chez Pelaez
La sonrisa que se le esquinaba en el rostro arrojaba un primer indicio sobre el poeta. Así, con ese talante, parecía enfrentar el mundo que lo seducía y angustiaba con igual fuerza. Le tocó morir en una noche larga de su edad y, como a otras de las mejores mentes de su generación, en medio de un país que, cuando voltea a ver el siglo veinte y sus luces, lo hace, si acaso, con desgana
Armando Col!
El chofer de la funeraria equivocó las coordenadas de la tumba y descargó al difunto muy lejos de su última morada y un grupo de incondicionales, cincuentones cuando no sesentones, entre los que se contaba más de un episodio cardiovascular, habría de llevar en vilo los despojos del gran poeta a lo largo de no menos de medio kilómetro y soportar el calor invicto de Caracas. Vaya si sudaron Iluminaciones, de Jean Arthur Rimbaud. Y más allá, el fragmento de un poema de inusitado lenguaje. Se trata de Elena y los elementos, de un joven poeta venezolano de 29 años llama-
VASCOZINFTAP
do Juan Sánchez Peláez". "Encima de la nieve está el cadáver taciturno de mi lengua", declamaba uno de los versos, como respondiendo a los remilgos gramaticales de Contrapunto, que no obstante patrocinaba el debut de tan heterodoxo hacedor de poesía. "La asociación, en este pequeño contexto, es sólo posible con Rimbaud", decreta Padrón solemnemente, aunque no sin motivo, en su ensayo
toda su vida, que las palabras no fuesen lo suficientemente exactas, lo suficientemente fieles, lo suficientemente sinceras. Quien lo lea por primera vez y sin aviso se hará una idea tal vez diferente: podrá parecerle críptico y distante. La poesía de Juan, sin duda, como su vida, tiene algo de indescifrable, de incomunicable, de algo que él no terminó de decir nunca y que
Juan Sánchez Peláez: una poética bajo el látigo de oro.
Rastrear una biografía en la obra de Juan Sánchez Peláez no resulta fácil. El correlato no parece tan explícito como en otros autores. A menos que se trate de la biografía imposible de lo más ignoto del ser, donde, precisamente, se desmadeja el yo, y surgen las voces múltiples del inconsciente. "Juan sabía que siempre llegaba a lo más hondo. Lo sabía muy bien", se anima a decir su mujer, Malena Coelho. "Hay poemas de Juan en los que de pronto no sabes quién habla", se desconcierta Alberto Márquez mientras hojea el breve libro que contiene casi toda la obra poética de Juan. Un libro antológico, editado El poeta y Carol Prunhuber bajo el sello Monte Avila Editores en 1984 y reeditado en se llevó a la tumba. "El a mí no me consultaba nada sobre su 1993, de no más de 230 páginas. ¡Vaya precisión para trascen- escritura. A una mujer se la puede querer mucho, pero, en el der! ¡Cuánta economía para convertirse en una de las voces caso de un poeta como Juan, eso no quiere decir que quiera samayores de la poesía continental! Apenas unos cuantos libros ber lo que piensa de su obra", sonríe Malena que, no obstanmuy breves: Elena y los elementos, Animal de costumbre, Fite, fue además su fiel transcriptora y correctora. Y esto, en el liación oscura, Lo huidizo y permanente, Rasgos comunes, Por caso de la mujer de un poeta, cobra otra dimensión, aunque cuál causa o nostalgia y Aire sobre el aire. La precisión en caella se resista a ostentarlo. da palabra, cada sintagma, puede haber sido la obsesión de Juan, de ahí que volviera una y otra vez a los pocos volúmenes ara vez, Juan incurría en la dedicatoria de uno de sus poeque produjera y los revisara e incluso rescribiera una y otra mas. Y de los pocos homenajes que infligiera llama la atención vez. No era labor vanidosa de pulitura. Por el contrario, pareuno a su cargadora: "A mi aya". Uno de los pocos indicios cía escarbar incansablemente, con los afanes de un terco mine- que, a ratos pero sin reparo, Juan ofrendaba de su experiencia ro, en la hondura del lenguaje. concreta. Reza: "Es inútil la queja/ Querida Felipa, pero/ En esHay cierto tartamudeo en la evocación que de Juan hacen te hotel donde ahora vivo/ No hay siquiera un loro menudito". los que lo amaron. Es como si les resultara un tanto escabroso En algún otro poema posterior emplaza a la querida Felipa a construir, con el rudimento de las palabras, la vida de un hombailar el tamunangue. La niñez —por no llamar infancia a ese bre que revolvió hasta el delirio el significado de cada vocablo estadio anterior a la resignación al destino—, sobre todo, en los que ajustaba en la página. Como si temieran, como lo temió él poemas que acompañan el envejecimiento de su autor —"enve-
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jecimiento en el mejor sentido", como escribiera el crítico Gabriel Zarcos al referir el personaje— es motivo recurrente que anuncia desde Elena y los elementos. "El porvenir", lo definió tempranamente desencantado y en mayúsculas que no permite el libro de estilo de esta revista pero que por respeto a su estatura se conservan: "LOBO HELADO CON SU CORPIÑO DE DONCELLA MARÍTIMA". Y continúa: "Me empeño en descifrar este enigma de la infancia." La infancia de Juan transcurrió en Caracas, una ciudad que se reducía a la retícula de esquinas con nombres históricos de lo que hoy llaman el casco central. Cursó estudios primarios en el Instituto San Pablo, ubicado en la esquina de Pineda, donde recibían a muchachos internos. A Juan y a su hermano mayor, Abel, les tocaría una breve estadía en el, para la época, benévolo internado del San Pablo, y entre los pasillos del viejo caserón caraqueño que servía al colegio y sus dormitorios, en las horas profundas de la madrugada, el pequeño Juan sería sorprendido por alguno de sus maestros, sonámbulo o insomne, probablemente entendiéndose —ya desde temprana edad, como predestinado— con la materia lunar e inalcanzable que habría de proveer al menos algo de su primera poesía y también de la poesía final de, por ejemplo, Aire sobre el aire. Un poco más tarde, el padre de los Sánchez Peláez los envió a estudiar en Santiago de Chile, donde Juan, en su temprana juventud, tal vez haya recibido su marca en la nuca. Siempre se ha hecho referencia a sus aproximaciones al legendario grupo de poetas chilenos Mandrágora y, de esos tratos con el gran
Con Melena, el amor del sur
Rosamel del Valle viene la clasificación más a la mano: la de poeta surrealista. Pero como apunta Victoria de Stefano: "En Juan es difícil reconocer alguna influencia. Hay alusiones, eso sí, a los poetas que leía y admiraba. Su libro Filiación oscura está precedido por un epígrafe de Rosamel del Valle al que siempre quiso y admiró muchísimo".
De Chile no trajo ningún título, según coinciden sus amigos, sólo el hierro al rojo vivo de la poesía. "No estaba hecho para los estudios formales", continúa Victoria de Stefano. Y si se le pide auxilio a la novelista para que esboce el itinerario vital de su amigo, inmediatamente hace la salvedad: "En la poesía de Juan no hay paisaje". En su conversación también la geografía era difusa. No le gustaban las precisiones al respecto. "Su vida la refería como con saltos esquizofrénicos, como los llamaba él. No puntualizaba. No le interesaban ciertas precisiones", insiste Victoria. Hablaba, sí, de Trinidad y de Monagas, lugares en los que ofició de profesor y recordaba con alegría. Se sabe que pasó por Bogotá como agregado cultural. Y alguna vez el célebre poeta colombiano Alvaro Mutis diría: "Una de las mejores cosas que le ha pasado a nuestra generación es que el gobierno de Venezuela nombrara a Juan agregado cultural en Colombia". Pero, pese a haber dejado tan buen recuerdo entre los colombianos, Juan prefería esquivar en su cronología esa parte de su itinerario. Recorrió el mundo porque no fueron pocos los lugares que irradió con el prestigio que se forjara, a pesar de su marcada tendencia a rehuir de la fama y sus consecuencias. "Dios, sálvame de esa desgracia", parece que decía parafraseando a algún otro poeta. Malena lo pone más simple y menos declamatorio: "Era su manera de ser. No quiso enfrentar ningún tipo de halago". Es un hecho que evitó los homenajes, los diplomas, los títulos. De estos últimos, el único que ostenta lo aceptó al enterarse de que lo compartiría con dos poetas muy queridos, muy admirados por él: Rafael Cadenas y Ramón Palomares recibieron, junto a Sánchez Peláez, el doctorado Honoris Causa de la Universidad de los Andes. "A Juan no le quedaba del todo bien la toga, el birrete se le iba como hacia un lado. Había como un desarreglo con esos ropajes", recuerda risueño Márquez. Y tal vez ese recogimiento ante la pública exposición haya mantenido su obra confinada al gusto de sus pares. "Es muy leído por los grandes poetas como él, pero no es muy conocido para el público, como sí lo son otros poetas de su talla", remata Márquez. También sería agregado cultural en Madrid, durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, pero antes pasaría temporadas en París y New York. En sus recorridos por el mundo, por supuesto, habría de toparse los amores de su vida. En París conoció a Suzanne Martin, a quien dedica Animal de costumbre. La norteamericana Ellen Lapidus —que conoció años después de haber escrito Elena y los elementos—, es la madre de sus dos hijas: Celia, hoy residenciada en Israel, y Raquel, que vive en New York. En una oportunidad regresó a Venezuela en compañía de las tres. Es el momento en que traba una amistad definitiva con otro poeta mucho más joven: Eugenio Montejo. La memoria de Montejo tal vez provea algo más de exactitud FEBRERO 2004
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a la semblanza de Juan: "Angel Ramos Giugni, que era director de Cultura de la Universidad de Carabobo, le ofreció un cargo e hizo todo lo posible para que trabajase allá como director de publicaciones de la Universidad de Carabobo. Permaneció en Valencia cerca de un año, y yo trabajé a su lado como asistente del director. Una época para mí hermosa y llena de revelaciones. Juan influyó mucho en mí, no tanto porque me identificase con sus preferencias artísticas como por el fervor con que asumía la poesía, haciéndola una sola con la vida, y por su vigilancia ante el poema". Continuarían, cabe suponer, las idas y venidas de Juan y el desencuentro con el trabajo formal, con ese animal de costumbre que lo visitaba fielmente a su pesar, y con el que, pese a haber
días empezó una relación amorosa que, si bien no sabía si iba a durar de parte de Juan, de la mía supe desde entonces que sería definitiva". Ante la tumba de Juan Sánchez, aquella tarde de noviembre, Oswaldo Barreto, uno de sus más antiguos y entrañables amigos, improvisó una breve elegía que conmovió hondamente a los pocos presentes. "Dijo algo así como que después de Juan, los que lo conocimos aprendimos a amar a la mujer de una manera diferente", trata de evocar otro cercano, Luis García Martínez. El sincero homenaje del amigo elude la leyenda de "poeta lujurioso" emanada de su escritura y de algunas anécdotas repetidas, para referir la verdadera instancia de lo amoroso en la vida de Sánchez Peláez.
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ada que ver con la torre de marfil. Ramyrtenar, donde reinaban Juan y Malena, era más bien lugar de peregrinación, en el que se agolpaban las voces en una tertulia inagotable. "En esa casa, asistido por la querida e incomparable Malena", cuenta
Cobo Borda y el chinchorro
ocupado importantes destinos como la dirección literaria de Monte Avila, no se avenía. No se hallaba en una oficina, pero, no por ello dejaba de admirar, con suave dejo de ironía, a los que se sentían a gusto en un despacho con aire acondicionado, como su amigo el escritor Oswaldo Trejo. El mundo exterior, sin du- Montejo, Sánchez y Cadenas, sumos poetas, en Suma con Fihman da, le causaba aprensión y angustia, pero nunca lo evitó; no deMontejo, "y acompañado por un hermoso gato al que ambos jó de preocuparlo y mantenerlo en vigilia. Rechazaba cualquier mimaban, Juan alcanzó un centro vital importante. Había hecho postura relacionada con la torre de marfil. "El hombre elusivo de la poesía y la vida una sola cosa, y ambas encontraban allí su ante ciertos requerimientos de la vida y por ella atinadamente lugar privilegiado. No es extraño que, al recordarlo, muchos se castigado en términos de falta de algunos impulsos y destrezas refieran a esa casa, ni que su ambiente aparezca recreado en alsin los cuales se hace aún más difícil el vivir de los días; y a la gunas obras, como, por ejemplo, El lugar del escritor, la excelenvez, el hombre compasivo, risueño, hablador encantado de pite novela de Victoria de Stefano". cardías", lo describe Alfredo Chacón. "Ese sitio, donde Juan recibió incontables veces a peregrinos de su poesía, se convirtió en un pequeño lugar de culto", coincil periodo más fresco en la memoria de sus afectos sin duda de Padrón. "Allí Malena, su inefable compañera, lo conducía a es el que Montejo llama "la etapa de Ramyrtenar", nombre de uno al encuentro con Juan, curvado en una silla de madera. Ya la casa en la que viviera por años con Malena, la última y defi- al tercer whisky, de su boca saltaban imágenes radiantes que nitiva, que conociera en diciembre de 1969 en New York. "Hubuscaban explicar su desazón ante el mundo. Lo que siempre imbo algo muy sutil, tipo coup de foudre" recuerda ella con el presionaba era la mujer que habitaba sus ojos. El solo vocablo acento argentino matizado por la larga permanencia en Caracas. lo encendía como un latigazo. Agradecía siempre que lo visitaDe ese primer encuentro con Juan dice: "Me agitó por dentro, y ras, no con un regalo, sino con una mujer. Una mujer imposible, salí corriendo al consulado de Argentina donde trabajaba". Y la preferiblemente " . impresión no estaría determinada por el prestigio de poeta de A la casa de Juan, establecida sin duda en un lugar de los más Juan. Ella no sabía mayor cosa de él ni de poesía venezolana. Se amables de la ciudad, en la falda de la gran montaña, iban escrivolvieron a ver dos o tres días después: "Durante esos poquitos tores y artistas de aquí y de afuera: la cantante Loti Ipinza, la ac-
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triz Tania Sarabia, su gran amigo el escritor chileno Humberto Díaz Casanueva, el poeta Gonzalo Rojas, también de sus afectos australes, el colombiano Nicolás Suescún, Ben Amí Fihman, al que siempre ungió con su favoritismo, los otros nombres de la poesía venezolana, Rafael Cadenas, Eugenio Montejo, por supuesto, Rafael Pérez Perdomo, Luis García Morales y Luis Alberto Crespo, entre tantos otros. Esa época concurrida en la vida de Juan fue amainando con el tiempo. Finalmente, él y Malena mudarían su domicilio. Ramyrtenar quedaría sola. "Con la desaparición de la vida nocturna y la posibilidad, tan grata, de asistir a los cafés durante la noche, se volvió un hombre telefónico. Solía comunicarse preferentemente de noche con sus amigos. Conmigo, como con otros, habló durante años. Me será difícil habituarme a no escuchar ya más la voz de Juan al teléfono", concluye Montejo.
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tra leyenda —como toda leyenda, fundada en la realidad— alude al buen desempeño del poeta con las armas. Sí, como suena, parece que tenía muy buena puntería. Luis García Martínez refiere, sin terminar de creérselo, un episodio que pone a Juan practicando tiro al blanco en las afueras de una fin-
Tania Sarabia, entrañable
na. En todo caso, el símil, para los que gustan de ese recurso, viene al dedillo: la precisión con la que disparaba es correlato de su pasión por acertar cada palabra, cada imagen, en el poema, y en eso —es consenso— vaya si tenía tino: "Y entonces se interpuso un revólver/ Disparado al aire tres veces/ Por los ebrios del amor", escribió en Elena y los elementos. Cabe inferir que Juan tenía esa pasión por dar en el blanco y, por extensión, llegar al centro de la significación, por decirlo de algún modo. Por eso era incansable ante la diana del lenguaje. Como se ha dicho, volvía una y otra vez sobre sus textos, la mirada fija en el poema. "Nunca dejó de rescribir Elena y los elementos. Quiso revisarlo hasta en su lecho de muerte. Fueron más de cincuenta años de reflexión sobre ese libro", dice Alberto Márquez. Una semana antes de su muerte, tocaron al timbre de su casa. Casualmente, Victoria estaba de visita y fue a abrir: era el courier proveniente de España con las pruebas de la antología que aparecerá el mes próximo. "Usted es mensajero de buenas noticias", no pudo reprimirse Victoria frente al empleado. Por supuesto, ante la inminencia de esa publicación, Juan mostró las aprensiones de siempre. No se olvide que la primera edición de su Poesía en Monte Avila Editores lo abrumó con sus erratas o detalles que hubiese querido corregir. Tanta era su mortificación que, cuando se enteraba de que alguien guardaba en su biblioteca uno de esos ejemplares de tapa negra, le rogaba que por favor lo desechara, que no lo leyera. Finalmente, un buen día, respiró hondo y se decidió: le dijo a Malena que fueran juntos a Monte Avila para comprar el resto del tiraje que tenían en inventario. Y él mismo se encargaría de desaparecerlo. Juan corregía sobre los libros ya editados, que Malena conserva con todos los rayones de las sucesivas enmiendas. Sobre las páginas de algún ejemplar, Malena cuidadosamente ha pegado recortes de papel bond con las correcciones mecanografiadas. Y es que Juan parece que siempre se rebeló ante la imprenta, siempre la encontró ingrata y traicionera, y nunca quedó del todo complacido por el invento de Gutenberg, en el que la materia nocturna de sus revelacio-
"Hay poemas de Juan en los que de pronto no sabes quién habla", se desconcierta Alberto Márquez mientras hojea el breve libro que contiene casi toda la obra poética de Juan. Un libro antológico, editado en 1984 y reeditado en 1993, de no más de 230 páginas. ¡Vaya precisión para trascender! ¡Cuánta economía para convertirse en una de las voces mayores de la poesía continental! Apenas unos cuantos libros muy breves ca junto a Alberto Patiño. Parece que atinó varios disparos — "Mientras la cacería verdadera ocurre donde no hay límites", pensaría mientras tanto. "Sí, Juan guardaba un arma en su casa. Tal vez, como era recurrente entre los surrealistas, para coquetear con el suicidio". Otros amigos piensan que así sentía que mejor protegía a Male-
nes se metabolizaba en sospechosa tipografía. Pese a todo, y para regocijo del resto de los mortales, no llegó al extremo de no publicar. No fue tanta su aprensión. Juan Sánchez Peláez no quiso sustraerse del mundo que nunca dejó de celebrar, a su modo, con esa mirada oblicua de la que habla Montejo. Y ahí está la obra breve y exacta que lo ha hecho inmortal. FEBRERO 2004
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entre 2a y 3a transversales, Los Palos Grandes. Telf. 285.0395 y 285.0396. El Casa Cortés. Juan Cortés hace gala de su hospitalidad proverbial en este nuevo restaurante. Sexta avenida, entre 3a y 4a transversal, Altamira. Casa Iza. Josu ha abandonó el terruño vasco para traer exquisitos entremeses a este nuevo local. Sexta avenida con quinta transversal, Centro Comercial Orangerie, Altamira. Telf. 265.0012 Cil Cega. Una sala de degustación a cargo de Víctor Moreno que funciona sólo para el almuerzo y requiere de reservación. Quinta Herminia, entre la Plaza Morelos y la Av. Este, Los Caobos. Telf. 571.3354 D Chez Wong & Grill. El mejor restaurante de comida china de Caracas. Av. Principal de La Castellana, frente a la plaza, Edif. Iasa, PB. Telf. 266.5015 U Costa Vasca. De los más viejos de la capital, sigue apostando al lenguado al champagne. Calle Los Chaguaramos, La Castellana. Telf. 266.4276 Da Ricci. Los amantes del vitello tonnato hallarán aquí un santuario. Segunda avenida, entre Francisco de Miranda y 1" transversal, Los Palos Grandes. Telf. 283.6379 Damasco. Arabe, es un secreto a voces de la capital. Avenida Guaicaipuro, Centro MetropoCan Truita. Alioli y romescu litano, local 39, Chacao. Telf. preceden un menú casero de co266.6695 rrecta sazón. Primera Avenida,
El pequeño local rinde culto a la santísima trinidad de la trattoria. Calle Monterrey, entre Av. Río de Janeiro y Calle Madrid, Las Mercedes. Telf. 993.6325 Avila Tel. Sus preparaciones japonesas dieron a conocer la auténtica cocina del Sol Naciente en Caracas. Edif. Coinasa, Av. San Felipe, La Castellana. Telf. 263.0806/1520 D Bar Sí. La carta de tendencia panasiática hace gala de seductoras fórmulas. Calle Madrid, entre Veracruz y Caroní, Las Mercedes. Telf. 993.9124 el Basque. Una cima de la mesa vasca en Caracas. Imprescindible reservar. Alcabala a Peligro, Candelaria. Telf. 576.5955 Bice 1926. Una trattoria de Milán convertida en franquicia internacional está presente en la sucursal del cielo. C. San Ignacio, Nivel Terraza, La Castellana. Telfs. 267.7383/6007 IGICafé Andreas. Luce con sus platos mediterráneos. El cordero de Eduardo Moreno está causando revuelo. Campo Alegre, 2a transversal. Telf. 267.5351. Café Atlantique. El conocido Laurent Cantineaux renueva el menú del restaurante, como siempre, haciendo a los ingredientes criollos entrar en la horma francesa. Los Palos Grandes, Av. Andrés Bello, Edif. Atlantic. Telfs. 287.0630/0110
Antica Factoria.
IZIEI Hato Grill. Hervidos, queso de mano y lomito encebollado atraen a un público diverso. Avenida La Salle, Los Caobos. Telf. 793.0263 12 El Mesón de Andrés. Con precios atractivos, ofrece lo mejor de Asturias, Galicia y la Vascongadas. Avenida Francisco de Miranda, Edificio Hollywood, Chacao. Telf. 263.0092 U El Palmar. Ha logrado mantenerse en el gusto capitalino, al que le presentó el pato pequinés. Av. Leonardo da Vinci, Colinas de Bello Monte. Telf. 751.4442 El Tarantín
de Valentina.
Los domingos sirven desayunos criollos. Tercera transversal en-
tre 2a Avenida y Avenida Andrés Bello, Los Palos Grandes. Telf. 285.8839 D Granja Natalia. Una vista de película desde Galipán contribuye a la satisfacción del paladar. Es imprescindible llamar para acordar el ascenso. Telf. 0414.210.6222 ▪ Hermann. Cocina ecléctica a precios aún sensatos. Animadísimas veladas. Av. Francisco de Miranda, Centro Lido, nivel Parque. Campo Alegre. Telf. 953.4560 ▪ II Caminetto. Para los nostálgicos de los tiempos de Da Franca, este es prácticamente el paraíso. Final Av. Principal de
Argentino paladar A través de Pernod Ricard Venezuela llega la Argentina en forma de vino. Son dos las atracciones que forman parte de la línea Río de Plata provenientes de las Bodegas Etchart, establecida en 1850. Uno es muy aromático y de color amarillo verdoso, el otro es rojo intenso con trazos de color violeta. Para acompañar pescados. mariscos, quesos y pasapalos la opción es el vino blanco TorrontésChardonnay de Cafayate, Provincia de Salta. Para las carnes rojas a la parrilla con salsas suaves el ideal es el vino tinto Tempranillo-Maalbec de la Provincia de Mendoza. Ambos contienen la cultura ancestral de los trasiegos con la tecnología de última generación en el cuidadoso arte de la elaboración de vino. El descorche esta asegurado pues la relación calidad-precio es excelente.
universales ha mantenido un alto promedio a lo largo de los años hasta convertirlo en una institución U Establecimiento consolidado cuyo con unto de virrutes Ei Establecimiento cuyas virtudes específicas más sobresalientes lo han elevado a través del tiempo a un lugar de particular consideración EI Establecimiento reciente, o más o menos reciente, cuyas virtudes universales o específicas, individualmente o en conjunto, sedujeron desde el primer momento
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para llevar Desde noviembre del año pasado y en sólo minutos se puede disfrutar de los clásicos de la cocina. Una alternativa es irse por lo más sencillo, aunque también se ofrecen las delicias de un restaurante de primera línea, todo para llevar. Es el nuevo local del reconocido chef Sumito Estévez. Lo ideal es comprar por gramo. Existen tres líneas: productos para picar, vinagretas y salsas embotelladas y, por supuesto, postres y galletas. Sumo Gusto Av. Intercomunal Baruta-El Hatillo. C. C. Trinalta. Nivel P.B. Urli. Granjerías de la Trinidad. Telt 943.1545/3374/1710
Las Mercedes, frente a Paseo Las Mercedes. Telf. 993.9047 II Capriccio. Una comida italiana de primera es la bandera de este local. Calle California, entre Mucuchíes y Perijá, Las Mercedes. Telf. 993.8208/8114 ▪ Jala. La imaginación de Aurki Brabo merece tanto respeto como aplausos. Av. San Juan Bosco, entre tercera y cuarta transversal. Telf. 261.6949 La Montanara. Italiano, abre los domingos en la noche para despedir el weekend en torno a pizze de primera. Calle Caroní con calle Madrid, Las Mercedes. Telf. 991.2812 ▪
La nueva casa de los
Este restaurante ha sabido mantener una carta cantonesa sabrosa y auténtica. Pilita a Bucare, Edif. Jucadi, local A, Santa Teresa. Telf. 481.0741 ■ Le coq d"Or. El bistrot más querido de los caraqueños en otro lugar. Av. Río de Janeiro con calle Trinidad, Torre Centro Río de Janeiro, P.B. Las Mercedes. Telf. 993.4320 chinos.
El Le petit bistrot de Jac-
El menú de clásicos condumios franceses son la baza de Jacques Bouvet, a quien alude la ques.
enseña. Av. San Felipe, La Castellana. Telf. 263.8695 El Limoncello. Sobre el sempiterno Juan Sebastián Bar, este es un restaurante de clásico repertorio italiano. Av. Venezuela, El Rosal. Telf. 951.5575 E Malabar. Una minuta de trazas francesas es ideal para culminar una gratísima velada que también puede extenderse entre tapas y copas en el lounge. Av. Orinoco de Las Mercedes. Telf. 991.3131 Mastranto. Las recetas clásicas de la cocina criolla son su enseña. Calle New York, entre calle Madrid y Av. Rio de Janeiro. Telf. 991.1618 ▪ Mokambo. Ana Belén Myerston sigue atrayendo al young set caraqueño. Calle Madrid con Monterrey, Las Mercedes. Telf. Telf. 991.2577 El Nobu Sushi. El nuevo punto de la comida asiática en Caracas. Abierto de lunes a lunes, invita a a probar el roll Dragon Special. Segunda avenida entre 4a y 5a transversal, C. C. Las Cúpulas, local 9, Los Palos Grandes. Telf. 285.6443/9009/283.6824 Outback. Puras carnes al mejor estilo australiano, a pesar de ser
una franquicia gringa. Av. Los Chaguaramos, Quinta Outback, La Castellana. Telf. 264.3434 • Pakea. En las alturas de Galipán, este vasco se ha ganado sus adeptos entre el tout Caracas. Indispensable reservar con tiempo y acordar el difícil asunto del ascenso, que ellos lo resuelven. Telf. 415.5353, 0416.714.4854 0414.225.7800 Pazzo. Fabrizzio Romani demuestra su saber en sus sabores. Av. Los Chaguaramos, La Castellana. Telf. 264.3232 y 263.3247 E Saigón. Un menú que hace honor a platos clásicos de bistrot preparados con orientales ingredientes. Centro San Ignacio, Nivel Chaguaramos, La Castellana. Telf. 266.5610 O Salón Cantón. Un seguro bastión de la cocina cantonesa. Torre Tamanaco, piso E-2, San Román. Telf. 993.2191/2566 y Avenida Los Chaguaramos, La Castellana. Telf. 267.7595 Samui. Si de garantías se trata, aquí manda nada menos que el cónsul honorario de Tailandia en Venezuela. Av. Andrés Bello con la transversal, Los Palos Grandes. Telf. 285.4600 Shangri La. La cocina pana-
siática en este caso la ejecutan profesionales de ojos rasgados. Centro Comercial Sambil. Nivel Feria Av. Libertador. Chacao. Telf. 263.8183/2406 Spizzico. La cocina se adueña de los paladares deseosos de contundentes sazones itálicas y mediterráneas. Av. Principal de La Castellana. Telf. 267.8484 Stage. Quizás el más cambiante de Caracas, ahora es el único restaurante con especialidades de la mesa judía. Av. Orinoco, Torre D & D, Las Mercedes. Telf. 993.6057 12 Tasca Caribe. Una sazón portuguesa llena de saudade. Av. Libertador entre Los Jabillos y Los Samanes, La Florida. Telf. 731.1279 ▪ Tequilibrio. Botanas, tacos, antojitos y demás especialidades mexicanas. Av. Francisco de Miranda, Edif. Banco del Orinoco, Mezanina, Local 2, La Floresta. Telf. 285.4210 E Tupé. La comida criolla reinterpretada y refinada es la baza con la que sorprenden a los comensales. Los Palos Grandes, 6a transversal entre 3a y 4a avenidas. Telfs. 286.8080, 283.3767 El Urrutia. Las especialidades de Euskalerría no defraudan desde hace décadas. Av. Francisco Solano, Esquina Los Manguitos, Sabana Grande. Telf. 763.0448
▪ Vizio. Este restaurante italiano logra platos de factura asombrosa, como la estilizada versión de berenjenas parmiggiana. Av. Luis Roche, Casa Rómulo Gallegos, Altamira. Telf. 285.5675 Zalacaín. De cocina tradicional española, sirve los platos emblemáticos de la Madre Patria. La calderaida de pescado u el arroz con bacalao son recomendables. Av. Venezuela, Torre Federal. P.B-1, El Rosal. Telf. 951.7585 FEBRERO 2004
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No era una sala de pornografía, con luces rojas, misterios que entran y salen. Ni siquiera era de noche. El vacío y el miedo lo produjo mi falta de piedad. Necesitaba encontrar trabajo. Raiza se ofreció a ayudarme hablando con su jefe; sólo quedaba visitar el lugar. Subía de El Rosal hacia el McDonald's. La incertidumbre de lo que podía encontrar me ponía los pies rígidos bajo el sol decembrino. Imaginaba encontrar mujeres encerradas en cabinas, regando sus dedos por todo el cuerpo, con voces de ángeles. Raiza me recibió. Cuando entramos fuimos directo a su puesto de trabajo. Lo único que diferenciaba a este espacio dividido por tabiques y mesas, donde espera morbosamente un teléfono con su línea caliente, de las oficinas empresariales portátiles en las que se convive durante ocho horas sin la más mínima privacidad, donde se pueden estar calculando las estadísticas de las encuestas políticas, era el vacío. Sólo estaban cuatro mujeres. Un pequeño televisor en la esquina transmitía la novela que una de ellas veía atentamente, sentada en su silla; otra descansaba su cabeza sobre la mesa; supongo que quería soñar. La más joven de todas, que no debía pasar de los veintitrés años, era 'la vidente'. Atendía las llamadas de los menores que intentaban burlar las normas de la empresa, y los ponía en conferencia; sugería el número de la suerte, o leía el tarot para conocer el futuro. Los puestos estaban uno al lado del otro. Inevitablemente, todas las conversaciones eran escuchadas. Raiza me explicaba cómo llenar la planilla de las llamadas que se recibían: la hora en que comenzaba la conexión y la hora en que terminaba, el nombre de la persona que llamaba, desde dónde lo hacía. No había un pequeño espejo por todo aquello. El silencio abundaba, sólo las eventuales conversaciones entre ellas lo rompían. Era martes trece, un día de pocas llamadas. Estaba a la expectativa de cualquier llamada que entrase, pues quería aprender có-
mo funcionaba todo. Algunas de las personas que llamaban eran clasificadas como 'mudos', porque no contestaban al teléfono y colgaban inmediatamente. Entre ellos contaba la variedad del que quería escuchar, y esa le entró a Raiza. Ella respondió como
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lo haría cualquier recepcionista de una pizzería con servicio a domicilio. No se escuchaba la voz de la persona que estaba del otro lado, pero a través de sonidos ella logró mantenerlo en línea el tiempo requerido — quince minutos— para que la llamada tuviera éxito. "Si te gusta lo que digo puedes dar un golpecito, mi vida; si no te gusta puedes dar dos. Eso, mi cielo. Así es". De esa manera mi amiga iba logrando su meta. Otra llamada entró después al teléfono de al lado, con una nueva variedad. El cliente quería violar a la muchacha, amordazarla, golpearla, cortarle el cabello y guardarlo en una caja, después cubrirle la cabeza con un líquido azul. Le haría fotos para ponerlas en su albura, y luego escondería su cuerpo en una caja. Lo de línea caliente no sólo venía por el sexo, evidentemente. El jefe de la empresa me entrevistó. Las únicas palabras que grabé fueron: quince minutos. Después me llevó a donde las muchachas para que atendiera una llamada como prueba. Trataba de ensayar en mi mente las cosas que debía decir, las palabras más efectivas. Podía recibirla de un hombre o de una mujer, y ahí se me enredaba todo. Cuando me iba de la oficina, Raiza salió conmigo y fuimos a tomarnos un café en la panadería. "¿Qué te pasa, Sofía?", preguntó. "¿Tú te excitas en ese trabajo?". "Sí, a veces". "¿Y qué haces?". "Cuando puedo entro al baño y me masturbo, y si no puedo, cuando llego a casa llamo a un amigo
para que me resuelva el problema". "Te digo como Houellebecq en su poema: 'Esto no es para mí". Nos despedimos. Ella subió nuevamente a su oficina, y yo me fui a caminar al Parque del Este. De mi mente no salía el recuerdo de la única llamada de prueba que hice delante de todos. El hombre llamó a las 12:23 minutos. Nos saludamos. A pesar de poner mi mejor voz, él me pidió, pausadamente, que sólo le dijera una pequeña frase. En un principio fue desesperante para mí, pues cómo podría mantenerlo en línea durante el tiempo estipulado, pero él no me permitió pensar más. "Necesito que me digas que me quieres... por favor." Escuché unos sollozos, y me repitió compungido: "Por favor, dime que me quieres...". La voz dulce que yo había preparado, el esquema de estrategias que tenía, perdió sentido. Las lágrimas intentaban rodar por mi rostro. Al verme, Raiza trató de decirme algo, pero ya no podía escuchar. Sólo las palabras de súplica de este hombre resonaban en mí. Me lo pedía, me rogaba que se lo dijera. Prometía que nunca me diría obscenidades, ni me presionaría a intimar. El me pedía algo que yo no era capaz de decir, aunque me pagaran por eso. No me salían palabras, y apenas lograba contener mis sollozos. Ninguno de los presentes me retiraba el micrófono porque la llamada seguía activa, y estaban muy claros en cuál era el objetivo. Tampoco eran capaces de dar una solución al problema. Por muchos intentos que hice no pude decirle nada a ese hombre. A los quince minutos se hizo efectiva la llamada, que concluyó sin lograr el más mínimo sonido de mi garganta. El vacío que había sentido al llegar al lugar no estaba ahí. Cuando fui al baño no sólo tenía húmedo mi rostro, sino también la pantaleta que llevaba puesta. No eran las paredes azules ni la luz incandescente lo que me repugnaba, sino mi incapacidad de expresarle amor a quien me lo estaba pidiendo a gritos. En el baño, a solas, pude llorar.
SAYUIN O TAMANACO el desayuno más famoso de Caracas
Ricos waffles preparados al instante, omelettes hechas a su gusto, arepas recién asadas, cachapas hechas al momento, exclusivo buffet, variados jugos y frutas frescas, deliciosos postres y tartaletas
Sírvase sin limitaciones (;)
TAMANACO
INTERCONTINENTAL. CAR ACAS
Restaurante Café Cacique. Telfs: 909.72.25 / 72.13 Lunes a sábado de 6:00 am. a 10:30 am. Domingo de 7:00 am. a 3:30 pm.
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Camp o Boscán, Esta do Zulia
Proyecto Hamaca, Edo. Anzoátegui
El contenido nacional es parte de nuestro objetivo comercial: desde la exploración y producción de hidrocarburos hasta el suministro de productos y servicios a las comunidades venezolanas. Es así como operamos con nuestros socios alrededor del mundo. Nos enorgullece haber establecido nuestra sede para América Latina en Caracas, Venezuela, donde somos parte de un esfuerzo conjunto.
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