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EN BÚSQUEDA DEL EQUILIBRIO

Mientras que nuestras vidas se reacomodan, intentamos equilibrar lo personal con lo laboral… En este camino, ponemos en la balanza nuestros roles y hacemos foco en nuestro interior para construir la vida que deseamos.

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: Julieta Otero

“Aceptar nuestra realidad, sin amargarnos, nos permite encontrar nuevas soluciones con aquellas cosas que sí podemos controlar o influenciar”

Una vez, una maestra espiritual me dijo: “la felicidad no tiene que ver con la intensidad, sino con el equilibrio, el orden, el ritmo y la armonía”. Les soy sincera, no pude dejar de pensar en esta frase desde que comenzamos a trabajar este tema. Pensaba además, qué loco, con un mundo patas para arriba -con un virus rondante y una sociedad que se está aggiornando a nuevas ideas y nuevos tiempos- ¿cómo podemos pretender sentirnos equilibradas, así de la nada, si hoy todo está en proceso de encontrar su equilibrio? No obstante, inmersas en este escenario que se está reacomodando, lentamente, nuestro ser no es independiente y también lo está buscando. En esta edición, nuestra búsqueda va por encontrar el equilibrio y ponemos en la balanza las áreas personales y laborales de nuestra vida.

ACTITUD VASO MEDIO LLENO

Como ante todo cambio en la vida, me gusta comenzar alejada de la queja. ¿Con qué óptica vamos a empezar a equilibrar nuestra vida? De nada sirve quejarnos de una realidad que no depende de nosotras, la queja nos ubica en un lugar de víctimas. Lugar en el que, básicamente, nos criaron para ocupar. Pero el mundo está cambiando y, con él, nosotras. Daniela De Lucía, Coach Estratégica, nos recuerda que “esperar que cambien las circunstancias para ser felices, pone a nuestra felicidad en manos de lo externo, sea una persona, el clima o una decisión del gobierno. Aceptar nuestra realidad, sin amargarnos, nos permite encontrar nuevas soluciones con aquellas cosas que sí podemos controlar o influenciar”. Sin embargo, ver la vida “vaso medio lleno” no significa que tenemos que ver todo color de rosa, no nos sirve la positividad liviana porque en la vida nos pasan cosas todo el tiempo y no todas salen siempre como esperamos. Aceptar aquello que no podemos cambiar es el primer paso para comenzar a construir una actitud positiva. ¿El segundo? Ponernos en modo acción, llevarnos del plano del deseo y del pensamiento al plano de la acción. Como explica Daniela: “pensar, decir y, luego, hacer para hacer realidad nuestros sueños”.

En toda crisis, es fundamental conectar con nuestro valor, si nos olvidamos de eso, perdemos todo”

ATENTAS AL CAMBIO

La vida se mueve, el tiempo pasa y nuestro crecimiento es constante. Y esto sucederá toda la vida, por eso es bueno ir realizando este ejercicio de chequear dónde estamos paradas, hacia dónde queremos ir y qué ajustes de equilibrio podemos ir dándole a nuestra vida. “Lo importante es estar muy atentas a la oportunidad de cambio que nos plantean las circunstancias favorables y no tan favorables de la vida, para que ese cambio sea consciente y poder utilizar los recursos que tenemos disponibles de la mejor manera”, nos advierte Daniela. Y nos aclara que cuando habla de recursos, no habla solamente del económico, sino, y en especial, de nuestro propio valor. Y agrega, “las crisis son parte de la vida, pero nosotros siempre tenemos nuestro poder personal, habilidades y valor para entregar al mundo. En toda crisis, es fundamental conectar con nuestro valor, si nos olvidamos de eso, perdemos todo”. Pero, ¿sabemos cuál es nuestro verdadero valor? No saberlo es un pasaje directo a lastimar nuestra identidad y autoestima cada día. Así, frenar la vorágine y mirar con atención hacia dentro para descubrir nuestro valor, hará que nos sintamos mucho más plenas y alineadas con lo que realmente somos. Y Dani le suma a esto: “luego viene el desafío de reconocerlo, ha-c ernos cargo y encontrar la forma de entregarlo al mundo. Porque el objetivo no es ser exitoso, es ser valioso. Una vez que descubrís tu valor y lo entregás al mundo, el éxito llega como consecuencia”.

Historias reales: Daniela De Lucía, “La Coach”

“Empecé a estudiar coaching para descubrir mi propósito. Trabajaba como responsable de comunicación en una multinacional y sentía que mi trabajo era un peso todos los días. Por más que daba lo mejor de mí, parecía que nunca alcanzaba para ser feliz haciendo lo que hacía. Cuando empecé a estudiar coaching, mi principal objetivo fue redescubrir partes de mí para poder trabajar de lo que amara. Así, empecé a conectar con mis gustos, mis elecciones conscientes y a hacerme protagonista de mis decisiones y logré descubrir una parte de mí más orientada a las personas. En ese redescubrimiento, fui uniendo puntos del pasado, conductas que naturalizaba (o no valoraba de mí). Hoy puedo decir que fui “La Coach” mucho antes de haberme recibido y mucho antes de haberme dado cuenta. Las pasiones son así, las hacemos desde el corazón, muchas veces de manera inconsciente”.

ORDENANDO NUESTROS ROLES

A lo largo de nuestra vida vamos transitando diferentes roles y cada una de nosotras, en su presente, tiene diferentes en cada uno de sus ámbitos. Cuando tenemos en claro esos roles, podemos conectar mejor con nosotras mismas en cada una de nuestras áreas y alinearnos, así, con la sensación de equilibrio y felicidad. Madre, pareja, amiga, profesional, hija, nieta… cada cual con los roles que le toca vivir y que quiere asumir, ¿no? Sin embargo, Daniela nos advierte que “empoderar cada uno de esos roles es responsabilidad de cada persona. Hay personas que tienen algunos roles abandonados y eso les genera problemas o insatisfacción en su vida”. Poder mirar hacia adentro y revisar cada una de las áreas de nuestra vida, y los roles que estamos llevando adelante en cada una de ellas, nos permite equilibrar entre aquellos que les hemos asignado demasiada energía con los que tenemos un poco abandonados. Para comenzar el cambio, Daniela asegura que es fundamental “dedicarle más tiempo a aquellos roles que queremos reforzar”. Pero los cambios no se hacen de la noche a la mañana, sino que se construyen en las rutinas de todos los días. Para eso, necesitamos generar nuevos hábitos y, como primer paso, tenemos que saber cuál es el objetivo que queremos lograr. Una vez que tenemos en claro el “qué”, Daniela nos recuerda que “la claridad es poder”, debemos entender por qué lo queremos, es decir, el corazón del cambio que queremos lograr. Por último, ponerlo en agenda y pasar a la acción para seguir construyendo la vida que queremos vivir.

VIDA PERSONAL vs. VIDA LABORAL

Como siempre, hicimos una encuesta en Instagram para saber qué ámbitos de nuestras vidas sentíamos desequilibrados y la respuesta más votada no nos sorprendió: “necesito encontrar equilibrio entre mi vida personal y laboral”. No es de extrañar que sintamos estas dos áreas en disonancia, si nos ponemos a pensar qué pocos años en la historia de la humanidad llevamos intentando maternar y trabajar. Daniela reflexiona al respecto: “las mujeres del siglo XXI se están haciendo lugar en el mundo del emprendimiento, que fue desde su inicio muy masculino. Todavía falta mucho para lograr la igualdad de oportunidades, pero es importante que todas se animen a ir por lo que quieren”. A esto, Alejandra Leguizamón, emprendedora y mentora, agrega: “la mujer madre es más excluida del ámbito laboral. Las estadísticas demuestran que ganamos menos, tenemos menos posibilidades de ascenso o somos las primeras en tener que resignar nuestras carreras. Por eso, para mí, poder darles las herramientas a esas mujeres y ayudarlas a crear autoempleos, es una forma de manejar los tiempos de manera autónoma, sin dejar de ser madre y profesional”. Es cierto que el contexto hizo que el rol laboral de varias de nosotras se vea pausado u obsoleto, es que muchas veces es la realidad misma es la que nos empuja al cambio. ¡Y a eso también tenemos que estar atentas! Pero en este plan de ser nuestras propias gestoras de la vida que queremos vivir, Alejandra nos recuerda que nuestro rol como emprendedoras también se hace: “algunas personas en su edad temprana, otras más grandes, pero se aprende. No creo que nadie nazca sabiendo o sintiéndose emprendedor, lo vamos mamando y nunca es tarde para convertirse en uno”.

“Es clave la personalidad a la hora de emprender. Si sos pesimista, no creo que puedas animarte a emprender. Si sos extremadamente perfeccionista, vas a sufrir mucho en el proceso, hasta vas a tardar mucho en lanzar. Pero lo mismo pasa si sos ansioso o si sos impulsivo, te puede salir mal. Lo bueno de la personalidad es que se puede cambiar y mejorar”, Alejandra Leguizamón

CONSTRUYENDO NUESTRO ROL

La pandemia y el contexto que nos trajo fue un caldo de cultivo para que reveamos nuestra vida y cómo estábamos equilibrando nuestros roles. Alejandra nos recuerda que “en los momentos más difíciles es cuando se ve el verdadero potencial de las personas. Cuando hay que comer y te quedaste sin laburo, no te queda otra que ingeniártelas y salir adelante. Es duro decirlo pero miles de negocios cerraron, las personas se quedaron sin empleo y tuvieron que salir a rebuscárselas”. Pero como todo en la vida, es imposible que esto no nos genere incertidumbre. Sin embargo, como explica Daniela, “eso que nos da más miedo cambiar es en general aquello que más necesitamos cambiar. Que el miedo sea nuestro consejero, pero no nuestro carcelero. Podemos elegir paralizarnos o podemos elegir conversar con nuestros miedos para llegar a pequeños acuerdos y dar pasos hacia adelante. Cuando negamos el miedo, se vuelve cada vez más grande”. Por suerte, hoy tenemos nuevas posibilidades para crear negocios con poco presupuesto y gran alcance, Alejandra reflexiona: “esto, sin dudas, inspiró a miles de personas a intentar ir por otro camino que no es el convencional, por lo menos para nuestra generación. En las próximas generaciones, seguramente el ser emprendedor no sea nada novedoso, será algo común, y eso va a ser maravilloso”. Nadie dice que será fácil, pero en esta búsqueda de concordancia en la vida que queremos vivir, empezar por preguntarnos “qué amamos hacer” y “qué podemos aportarle nosotras a este mundo”, es un muy buen primer paso para crear nuestro propio empleo. “Preguntarnos por qué hacemos lo que hacemos, el sentido y el corazón de nuestro emprendimiento es lo que nos va a dar fuerza. Amar lo que hacemos es el secreto para ser imparables”, concluye Daniela.

Historias reales: Alejandra Leguizamón, “Mamá emprende”

“Nadie comienza con un éxito, es un camino que lleva años, de hacer y aprender y rehacer y aprender. Creo que el error es pensar que tiene que ser sí o sí la idea con la que comenzaste y por eso, muchas veces, se siente como un fracaso. Pero eso que se siente como un fracaso es la universidad del emprendedor, ahí se aprende de verdad y eso se necesita para que cuando te vaya bien, lo puedas manejar. Mi primera marca se llamó Qué Monono, era una marca de deco canchera, joven y artesanal. En el 2017 vendí mi parte de la sociedad a mi socia de ese momento, que la siguió unos años más”.

“Insistir no es lo mismo que perseverar. Cuando insistimos nos equivocamos y volvemos a hacer exactamente lo mismo, lo que nos lleva nuevamente al fracaso. Perseverar implica mirar hacia atrás con valentía para identificar en qué nos equivocamos, para volver a hacer de forma diferente”, Daniela De Lucía

MANOS A LA OBRA

Es normal que la primera pregunta que se nos cruce sea: “¿por dónde empiezo?”. Y no hay mejor respuesta que: “empezando”. Daniela nos recuerda que “la visión en este punto de emprender, resulta clave. No existe suerte sin visión. Hay personas que, como no saben lo que quieren, no pueden encontrar “la suerte”. La suerte, esas circunstancias favorables que parecen mágicas, la encuentra quien está en marcha trabajando con convicción. Quien espera la suerte para empezar, sin saber lo que quiere, puede esperar toda la vida y tal vez nunca llegará”. Al respecto, Alejandra nos da algunos tips para comenzar: “hay muchos aspectos a considerar, como la propuesta de valor. Generar soluciones a problemas reales. Ser perseverante, animarse a tomar riesgos, a invertir cuando se debe… Tiene que ver con la capacidad de ver las oportunidades, de aprender constantemente de los errores y de entender que el primer negocio no es siempre la mejor idea. Animarse a pivotear y rediseñar la idea una y mil veces, es clave”. Y esto, al final aplica en los emprendimientos y también en la vida real. Daniela agrega a que “cuando cambiamos algo, aunque sea muy chiquito en el proceso, el resultado puede ser diferente. Aprender es tener la valentía de aceptar que nos equivocamos, y que tenemos la posibilidad de volver a hacerlo de otra manera. Todo gran éxito es el resultado de errores convertidos en aprendizajes que construyeron una nueva realidad”. ¿Arrancamos? •

MÁS INFO

ALEJANDRA LEGUIZAMÓN Instagram: @mamaemprendearg www.mamaemprende.com.ar Facebook: /mamaemprendeARG

DANIELA DE LUCÍA Instagram: @danieladlucia Facebook: /danieladluciacoach

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