#73 路 MEDICINA
14 I ATRODEN QUIÉNES SOMOS
ENCONTRANOS EN
DIRECTOR RESPONSABLE
Novecento, Hoteles Esplendor, Dadá, Tienda Malba, Olsen, La Olla de Félix, Arevalito, Dandy, Bruni, Hotel Faena, Florería Atlántico, Hotel Madero, Tegui, Camarín de las Musas, Fervor, Spa Markus, Osaka, Roho, Cucina Paradiso, Malvón, Sucre, Proa, Voulez Bar, Aldo’s, Le Blé y Farinelli.
Marco Simeone Ariosa marco@intelectualyfrivola.com
DIRECTOR EDITORIAL Esteban Feune de Colombi esteban@intelectualyfrivola.com
EDICIÓN Delfina Campos delfina@intelectualyfrivola.com
DISEÑO
Hugo Horita (ilustración La columna), Matías Olivera Avellaneda (ilustración Visionaria), Mauro Roll (foto De la galera), Anita Bugni (foto Oficios) y Javier Velasco (ilustración Grandes Vestimentas).
Florencia Martínez diseno@intelectualyfrivola.com
MUCHAS GRACIAS
REDACCIÓN Lucía Colombo lucia@intelectualyfrivola.com
ASISTENTE COMERCIAL Lucrecia Gratas lucrecia@intelectualyfrivola.com
PRENSA Y RELACIONES PÚBLICAS Grupo Mass PR info@masspr.net
IMPRESIÓN
GALERA #73 Medicina • 2015 TIRADA: 10.000 ejemplares FOTOGRAFÍA DE TAPA: La enfermera del amor, de Grillo Demo
intelectualyfrivola.com
COLABORAN
Galt Printing Ayolas 494 (CABA)
DISTRIBUCIÓN Y LOGÍSTICA Promail Condarco 4846 / 4572-0505 Galera Intelectual y Frívola es una publicación de Marco Simeone Ariosa, French 3112 (CABA). Las opiniones de los entrevistados y los artículos no reflejan necesariamente la opinión de quienes hacen Galera Intelectual y Frívola. Se prohíbe la reproducción parcial o total del contenido publicado en esta edición. Hecho el depósito que marca la ley 11.723.
Delia Tedín, Julieta Díaz, Alejandro Maci, Roberto Iermoli, Grillo Demo, Federico Ast, Lola Scotta, Sofía Malamute, Pedro Cahn, Gustavo Castagnino, Soledad Carranza, Marcela Remoli, Marcela Peduto, Natalia Antolin, Ever Miguez, Noelia Benvenutto, Carolina D’Elio, Guillermo Cicciari, Mariano Maldonado, Álvaro Rufiner, Diego Romero, Martin Cabrales, Jennifer Lorenzo Bianchi, Pablo Sartori, Emilio Xarrier, Maximiliano Budareto, Florencia Ciani, German Geller, Josefina Hassan, Lucila Sperber y Juan Oswald.
16 I LA NUBE
18 I EDITORIAL ANTIGRIPAL
CANCIÓN DE LA VACUNA* Había una vez un bru un brujito que en Gulubú A toda la población embrujaba sin ton ni son Pero un día llegó el doctorrrrr manejando un cuatrimotorrrrr ¿Y saben lo que pasó? ¿Y saben lo que pasó? ¡Nooooooo! Todas las brujerías del brujito de Gulubú se curaron con la vacú con la vacuna luna luna lu La vaca de Gulubú no podía decir ni mu El brujito la embrujó y la vaca se enmudeció Pero un día llegó el doctorrrrr manejando un cuatrimotorrrrr ¿Y saben lo que pasó? ¿Y saben lo que pasó? ¡Nooooooo! Todas las brujerías del brujito de Gulubú se curaron con la vacú con la vacuna luna luna lu *María Elena Walsh, recordada como “el blasón de todas las infancias”, pasó la suya en un caserón de Ramos Mejía; ahí, rodeada de gatos, gallinas, rosales, limoneros y naranjos, escribió sus primeros poemas cuando tenía apenas 12 años. Además de ser una de sus más entrañables composiciones, esta canción representa un gran aporte a la medicina por haber logrado que miles de críos berrinchudos se vacunen sin chistar.
VOLVER I 19
Hijo de carpintero y de modista, el médico platense René Gerónimo Favaloro, inventor del by pass –un genio de dimensiones todavía desconocidas–, aparece en el flanco derecho de esta imagen de 1985 junto a inmensas figuras del país: Edmundo Rivero, Juan Manuel Fangio y Luis Federico Leloir, Premio Nobel de Química.
Jean-Louis Larivière y Dudu von Thielmann disfrutaron de la muestra de Vik Muniz en MUNTREF.
Andrea Bursten asistió a la apertura del Hotel Clásico, donde se expuso la muestra Chicas de Tapa.
Amalia Monpelat quedó embelesada con el arte de Vik Muniz en MUNTREF.
Verónica Parrado y Charlie Cardoso se pasearon por MUNTREF durante la muestra del artista brasileño Vik Muniz.
Julieta Cardinali conoció la nueva clínica Lemel.
Julieta Spina pululó por Impulsarte, el espacio de La Rural en arteBA. Sol Larrosa y Justina Bustos lucieron vestidos de Black Mamba en la Gala BAFWEEK.
Emmanuel Horvilleur secreteó con su novia Evangelina Bourbon en el evento de Stella Artois.
Ileana González curioseó la nueva temporada de Allô Martinez.
Flor Torrente no quiso perderse la inauguración del Hotel Clásico. Marta Minujín pispeó el stand de La Rural en arteBA.
Mica Tinelli husmeó en el local de Rouge en Alcorta Shopping.
Julieta Kemble y Javier Iturrioz la pasaron bomba en la inauguración de Singapur Bar Lounge.
Paloma Cepeda, centro de miradas en la Gala BAFWEEK.
Espléndida, Chloé Bello disfrutó de la Gala BAFWEEK.
Nazareno Casero fue al lanzamiento de la segunda colección de Topper + Bolivia.
CIENCIAS SOCIALES I 21
Muriel Santa Ana y Ana Torrejón compartieron un esquisito almuerzo en La Bourgogne junto a HSBC.
Andreas Keller Sarmiento se encontró con los curadores Abaseh Mirvali y Jacopo Crivelli en la fiesta de arteBA en Isabel Bar. Marou Rivero hizo chin-chin en el evento de Esplendor Hoteles Boutique y bodega Escorihuela Gascón.
Inés Estévez probó los manjares de La Bourgogne durante el almuerzo de Harper’s Bazaar.
Lucila Sperber usó un impactante vestido de Rochas París para la Gala BAFWEEK.
Connie Isla estuvo en los Jueves Perfectos de Stella Artois en Pony Line Bar.
Juana Schindler descubrió los geniales modelos de Flâneur.
Cuti Von Niederhäusern disfrutó del almuerzo de Harper’s Bazaar junto a HSBC. Delia Cancela, Martín Churba, Patricia y Josefina Roveta acompañaron a Juan Hernández Daels en la presentación de su nueva tienda en Recoleta.
Liz Solari y Nacho Ricci en Singapur Bar Lounge.
22 I EL RELATO
Es fértil la tradición de escritores-médicos, desde el cuentista Antón Chéjov hasta el poeta William Carlos Williams. En esta edición elegimos al brasileño João Guimaraes Rosa, políglota inverosímil y diplomático cortés que se despacha con “Lunas de miel”, un rarísimo relato de su libro Primeras historias, publicado por Seix Barral en 1965. A lo mejor, mismamente, de lo mismo, siempre llega la novedad.
recadero, con carta. Con calma. Prestezas y prisas no me agravian.
En aquella víspera, yo andaba medio flojo, débil; ¿declinaba yo hacia los nones? En los primeros de noviembre. Soy casi de paz, tanto como puedo. Descuento hacia atrás, todo aquello en que me metí, en la juventud: desmanes, desórdenes, agravios. Entonces, después, la vida en serio, que, entre nosotros, de brava se enfurecía. Soy acomodado labrador, es decir –de pobre no me ensucio y de rico no me empuerco–. Defensa y cautela no fallecen, en esta hacienda Santa Cruz de la Onza, de hospitalidades; mía. Aquí es una rinconada. De flojera por el calor, me ponía a observar. En ese día, nada por nada. De fastidio y aburrimiento, comía demasiado. Del almuerzo, después, me remitía a la hamaca, al cuarto. Cuestión de edad, digestiones y salud: hígado. Misia María Andreza, mi santa y medio pasada mujer, me hervía un té, para el empacho. Bueno. Don Fifino, mi hijo, de la banda de afuera de la puerta, notició: que había llegado cierto sujeto, un
Don Fifino, mi hijo, sin ser necio ni sonso del todo, me estaba explicando: que el tipo ése había arribado tan a socapa, que sólo se notó, ya detenido, a caballo, atrás del ingenio, ni los perros habían ladrado, tampoco hizo rechinar la tranquera; y que, con armas, bien provisto, rifle a bandolera. Y, entonces, mi capataz, José Satisfecho, por debajo me informaba, de él, el nombre, el cual –Baldualdo–. Soy mosquito en hocico de ocelote: no moví las cejas, no mostré pasmo. Sabía de la fama de ese Baldualdo –que valía un batallón, con grande y muerta clientela–. Por ahora, ¿a mí qué me importaba? De eso digo: mi propio José Satisfecho, ya había sido también un “Ze Sipío”, mano en el rifle, para que se me entienda. En las eras de los tiroteos contra el Mayor Lidelfonso y sus soldados. Conmigo. Yo con él, y otros. Sólo la vida tiene de esas rústicas variedades. Yo pongo la mesa y pago el gasto. Me moví de la hamaca, vine a ver quién. Aquel hombre que había lle-
gado. Me miró presto, medido respeto, me repreguntó mi nombre por entero. La carta que traía para mí, a mano, era de verídico y alto mensaje. Releí las tres y tres veces el nombre que la firmaba: don Seotaciano. Y ¡me gustó esto! Es lo que deletreo: “Estimado amigo mío y compadre”, Don Seotaciano, de su distante sede los hechos importantes maniobrando, con estopín corto y brazo largo. El muy jefe, hombre de gran esfera, tigroso león como la pantera, pero justo el pan de bueno, en noblezas y formas. Mi compadre mayor, mandante, desde mucho . Y, hace tanto tiempo de eso. Pero, ahora se acordaba de éste, aquí, en este sitio, confiante de lealtad. Y con un asunto. Para cosa sin treguas: lo que, seguro había de haber: –perro, gata y zaragata–. Pero tengo que secundar, y quiero. Si él rayó, yo tajo. Declara, en resumen: “Para un joven y una joven, le pido fuerte resguardo. Lo demás se verá más tarde”. ¡Esas sandeces de amor! – sonreí–. Salí de los suspensos para los preparativos.
Quedito, era lo que se necesitaba. Temperar el venir de las cosas, acomodar a los huéspedes, los esperados. Dando órdenes conformes. Prevenido para valer por cuatro. Aquel día era sábado. Me entendí con José Satisfecho y con Don Fifino, mi hijo: que me trajesen del retiro del Medio ciertos hombres; y unos cuantos, de ésos del Muño, de las rozas: siempre quedarían todavía otros en el hoy por hoy, para el trabajo. Pero aquéllos aquí a la mano; porque: a horas competentes, hombres de posibilidades. Con hartos frijoles y arroz y cargas de pólvora, plomo y bala. Sensato, me dicen. Sólo en paz, con Dios, tranquilo. Sensato, sincero y honrado. Misia María Andreza, mi mujer, me miraba. Aquel Baldualdo, decente: –“Si le place, señor mío, por unos días, aquí, me quedo…” –me dijo, bajito, sabiendo de memoria su deber–. Él ya era mi compañero por arte de los ángeles de la guardia. En la terraza caminé unos pasos, ejercitados. Los que iban a venir, ¿un joven, una joven? Misia María Andreza, mi correcta mujer, uno o dos cuartos arreglaría –toallas, bienestar, flores en floreros–. Seguro que de noche llegarían, sagaces. –“Ah, mi vieja, vamos a tocar rabeles” –bromeé, limpiando el revólver–. Misia María Andreza, buena compañera, dijo apenas, moviendo el copete: “El lentisco de mata virgen no se endereza”. La tomé de la mano medio afectuoso. Repensé en todas mis armas. ¡Ay, ay, la lejana juventud! Sin nadie, entre nosotros, desprevenido;
de hecho a la media noche llegaron. Novios, mucho amor. Ella era de las lindas, reteniendo las atenciones; yo ni supe hija de qué padre. Sólo medio asustadita, sonrisas desahogadas. El joven –¡hombre!– de los buenos. Vi rápido. Tenía rifle largo. Gallardo, guapo. No, todavía no eran matrimonio. Cenaron. No hablaron. La joven se retiró a la recámara, a la inviolable de la casa; doncella con recato. El joven, ése, valeroso, quiso ranchearse en la casa del ingenio. Joven, un deporte de fuerte. Aprecio. Pude presumir de su padre. Ah, ellos habían viajado solitos, como se debe de, en fugas particulares. Me gustó más. Sólo poco después llegó otro sujeto que, a ellos dos, con buena distancia, garantizaba protección, sin que ellos supiesen -también por orden de don Seotaciano. Las cosas bien hechas, medidas, como sólo un gran capitán concibe. Ese otro se llamaba el Bibiano, era un valiente de espingarda: me tomó la bendición. Bueno. Todo en todo, en orden, me adormecí, conforme, propietario de mi sueño. ¿Por qué no? Gente mía ya galopaba en esa noche y madrugada. Un enviado a la Hacienda Congoña, de mi compadre Verísimo, por tres rifles, tres hombres, prestados. Para seguridad. La gente de allá es lumbre. Y uno a la Laguna de los Caballos, por otros tres –para que mi compadre Serejerio no se sintiese despreciado–. Bueno. Yo juzgo a los otros por mí. Con tino y consideración el respeto es granjeado: con honor, sosiego y provecho. Por bien encaminar, me adormecí bien. Sólo vivo en lo supradicho.
Amanecí antes del sol, todo en paz, posesiones y rocíos. Admiro esas exactitudes del campo, en olores, adornado; mientras tanto nada. Misia María Andreza, mi mujer, me cuidaba. A ella dije: –“Que no me conste quién es esta joven, no lo que haya revelado”–. El no, por ahora. Yo no quería saber, solamente para prevenir: podía ser hija de conocido, pariente mío o amigo. No tenía caso. En esas horas le era fiel a don Seotaciano. Siquiera, por lo menos. ¡Aquél es tu amigo, que te quita de ruido! –buen dicho–. Ese día, de domingo. Se almorzó con hambre, a pesares de. La joven y el Joven, justo ante mí, dichosos se contemplaban. Tanta cosa en este mundo, bien hecha. Misia María Andreza, mi conservada mujer, en cocinar se esmeraba. Nomás me dije, ni pensé: los enamoramientos son mis otras mocedades. La gente moviéndose, tranquila, el tiempo creciendo, parado. De ese modo, se pasó el día, en oros y copas; mientras nada. La linda Joven, allá dentro, en el oratorio rezaba. Misia María Andreza, mujer, sinceros cariños le daba. Nosotros acá afuera. Don Fifino, mi hijo, de esta banda, el Bibiano en la parte del cerro, en el puente del arroyo el Baldualdo; con otros y otros hombres; pero a escondidas, tan sutilmente, que no se veían ni se notaban. Conmigo, juntos, José Satisfecho y el Joven novio, de pocas palabras: caminábamos de la zanja al vallado. Misia María Andreza, mía ¿por mí también rezaba? Yo –exagerado–. Proveía, no meditaba. Día y tanto, Dios loado. Entonces, vino el anochecer, las estrellas, a las esperas.
24 I EL RELATO Ahí, uno en pos de otro, llegaban, a los surtos, los de la Hacienda Congoña y los de la Laguna de los Caballos. Ésos no se reían, en armas. Ah, las buenas amistades. Así, más gente, otra vez, se despertó antes de los gallos. Allí, para el incierto lunes –medio redondo–. Día de las fuertes llegadas. Primero, dos hombres más, que don Seotaciano enviaba. Jefe bravo. Después, según aviso dado, todavía otros, un par de jinetes: el sacristán atrás del cura. Ave. ¿El cura; joven, espingarda a la espalda? Armado con esmero; rifle corto. Se apeó, bendijo todo, aprestado para el casorio que se iba a tener: bodas en la casa. Tuve que moverme para prepararme, vestir mejor ropa –para esos momentos–. Misia María Andreza, mi mujer, con gusto dispuso el altar. El Joven y la Joven se enaltecían. Amor es sólo amor. Airosos. Iban los dos, brazo en el brazo. ¡Vean cómo son las pasiones! Todo bueno, bastante bueno, Misia María Andreza bien vestida, me parece que hasta con colores. Soy hombre para bandas de música. El cura dijo bellas palabras. A esa altura yo ya sabía: la novia de cuál familia. Hija del Mayor Juan Dioclecio, duro y rico, de hecho, fuerte. Esas cosas y escalofríos… Bueno. Me encogí de hombros. Yo cerco un campo y en él soplo: destorcidas claridades. Terminado el casorio se salió del altar a la mesa, se pasó de sala a sala. Ahí, en sencillo banquete, que con todo y lechón y pavo, rellenos como de costumbre; vinos. Comimos nosotros todos y el cura; yo sin hastío ni empacho. Los dulces. Se cantó a coro. El novio de ar-
mas al cinto. La novia, una hermosura, como se debe, con velo y azahares. La vejez de la lana es la suciedad… –yo pensé, consonante, viéndome–. ¡Esas delicias de amor! –suspiré apenas pensando–. Yo bajaba de los valles a los cerros. Y, todavía en la ceremonia, mi hermano Juan Norberto llega, de lejos, de su hacienda Las Arapongas. Sabida, allá, la noticia, llegaba para ayudarme. Traía mayor novedad: –“Si el Mayor atacase con matones, don Seotaciano bajaría a la escena al frente de cien de sus hombres: ¡a proteger la retaguardia!”–. De glorias, silbé, sentado. Aquel Joven novio, gentil, era pariente de don Seotaciano. Alguno de mis hombres tocaban guitarras. ¿Se bailaba? Miré a mi saludable Misia María Andreza –contemplada–. ¡Y era noche de las mayores! Vinieron mis compadres Serejerio y Verísimo, en persona. Buena gente para llevar a cabo empresas dificultosas. Hasta el cura dijo que se quedaba: para confesar a quién o quién en la hora. Sólo que, sobre la mesa el brevario, pero al lado, la pistola. Buen cura, muy virtuoso, amigo de don Seotaciano. Ahora, se esperaba por el mayor Dioclecio y sus matones. –“¡Pero tan cierto!”–, se decía. “¡Esas cosas quiero verlas a la noche!” – otro–. Otro: “¿Y quién es el que apaga la vela?”. Ahí, por toda parte, se me dice no más patrullas, trincheras, centinelas. Pasos callados, suaves, retintín de carabinas. Ah, esta vieja hacienda Santa Cruz de la Onza, con picas para cualquier hojalata. Punto era que, yo, el
jefe. Yo estaba ya medio sanguinolento: medio aturdido. Yo, sencillamente. Yo – en nombre mío y de don Seotaciano–. La gente debía quedarse en vela. En estos bancos y sillas. Aquellas lámparas y lamparillas. Todos, los del mando. En la sala. Yo, mi hermano Juan Norberto, compadres Verísimo y Serejerio, y el Novio, más don Fifino. También la novia en su vestido blanco, y Misia María Andreza, mujer mía. Todos y todas. La rueda de hombres buenos. Cerca de mí, mi Ze Sipío. Y la cena –las sobras del almuerzo– con alegría. Hombres comiendo parados, el plato en la mano; alerta el oído. La gente, risueños de guerra, para cualquier cosa. ¡Aquí, que viniera el enemigo! –esos Dioclecios, demonios–. La hora –de encerrar los huelgos–. Y se esperaba –con luces para mil brujas–. Y: mantan-tiru-liru-lá, se dice. ¿No venía nadie? A lo que es que es, estábamos. La gente, a un paso de la muerte, valiente, juntos, tantos, bastantes. Nadie venía. La Novia sonreía al Novio, levemente; esas nupcias. Y yo con la mente erradamente, de quien se halla en estado armado. Lo que a otro mengua a mí me sobra. Mía, Misia María Andreza, mujer, me sonreía. Lo que los viejos no pueden tener más: secretitos, secreteados. Nadie venía. Madrugar y gallos cantaban. El cura rezó, guerrero, en denodado placer de las armas. Primeramente, sentí el merecer más en ese venturoso día. Recibí más naturaleza –fuente seca que brota de nuevo– el rebrotar, rebrotado. Misia María mi Andreza me miró con un amor, estaba bella, rejuvenecida. En esa noche ¿nadie
venía? ¡Mientras nada! Madrugada. El Novio se retiró con la Novia; y unos más, que con más sueño ya están a cierra ojos. Resolvió turnar la vigilancia. Yo, feliz, miré para mi Misia María Andreza; fuego de amor, verbigracia. Mano en la mano, diciéndole yo –en la otra empuñando el rifle–: “Vamos a dormir abrazados”. Las cosas que están para la aurora son confiadas antes a la noche. Bueno. Nos adormecimos. Amanecí a deshoras, naciendo de los acogimientos. Todos en sus puestos. Aquel día, el martes. ¿Sería el día? Se esperaba, medio cuidadoso, medio alegres; serios, sin algaraza. ¿Con qué entonces? En esas calmas dilatadas. Y, pues. Y, justo, pues, surgió la novedad: un recado. El peón que lo traía era un empleado de los Dioclecios: que hoy, en esta fecha, solito, un patrón vendría a visitarme, de paso. Amistoso. ¡¿Había visto yo, ésta?! –¿con qué?–. Me reuní con los jefes compañeros para comparar ideas, consonante. Se llegó a la razón: que ellos, más el grueso de los hombres y rifles, deberían salir, por un rato –esperar en el retiro del Medio, de aquí a media legua y casi nada–. Mi hermano Juan, mis dos compadres, más el sacristán atrás del cura. Dejar, provisionalmente, sin gente en armas, mi casa de hacienda. Así, así, entonces. Bueno. Para no hacer desafueros, de lo que mucho me cuido. ¿No venía solito, embajador, apenas para decirme a mí pues y pues? ¿Amenazar, quejarse, declarar guerras? Sea lo que fuere. Mi puerta da al oriente. No veo otra banda. Soy un hombre leal. Soy lo que soy –yo–, Joaquín Norberto. Soy el amigo de don Seotaciano.
Aquí, recibí al hombre en la puerta de lo que es mío. Y él era un hermano de la novia. Mi conocido, cordial con buen apretón de manos. Entramos. Nos sentamos. Severo, sereno, yo estaba: sensato, él, desenvuelto. No venía a provocar escándalos, ni a producir confusiones; parecía portarse en términos. ¿Si de buena forma se condujese el negocio? Mi deber y gusto era reconciliar, rescatar y componer, como hombre de bien y jefe en armas. Ahora era el desenrollar de allá y de acá, de ambas partes. Me aclaré. Invité al hombre a comer. Y, entonces me definí: con medios modos y trastejos no se pone ni se quita. Llamé a los Novios, ¡a la mesa!
dos, en el casorio, ¡y voy a ser padrino del primer hijo, si les place!”–, dije, fingiendo franca risa. Siempre sería bueno. Y él, ¿no me iba a entender? Poquita duda. Esta vida tiene que ser declarada y firmada. ¡Lo más en lo más, si no las carabinas!
Gente tiesa –un par de todo valor–. Vinieron. El hombre sonrió, mi visitante. Dio la mano a ella, y a él dijo: –“¿Cómo le va?, ¿cómo le va?”–, en leal estima y franqueza. Bueno. Se comió y se platicó de diversas materias. Bueno. Aquello, al escurrir del caballo. Suavemente, con incompletos, él invitó a los dos, a que se fuesen con él: para la bendición de los papás y una fiesta de tornabodas. ¿No estaba en lo justo y aprobado? Él sabía lo del casamiento. A mí me invitó también, y más a Misia María, querida Andreza. Bueno, consonante. Yo, convenientemente, no podía, por los hechos. Pero mandé a mi hijo don Fifino, representante; él quiso, por amor a la fiesta, decidido.
Se fueron el Baldualdo y el Bibiano, también consonantes. Don Seotaciano, estaba servido y mis deberes concordados. Mi capataz, el José Satisfecho, medio flojo, cerraba la tranquera. Aquella lunas de miel, tan pocas, así en soplo de gaita. Las pasajeras consolaciones: haz de cuenta de amor, lo que era mi cestito de cargar agua. Nosotros ahora: salir de las desilusiones, el entrar en edad. Pero, don Fifino, mi hijo, un día habría de robarse a una joven así –¡en armas!–. Sonreí, yo, Joaquín Norberto respetador. Abracé a Misia María Andreza, mía, teníamos los ojos desanublados. ¿Qué me dicen? Pues sí. Aquí en esta hacienda Santa Cruz de la Onsa; aquí es un recato. Ah, bueno; y semejante hecho pasó.
Porque los novios aceptaron ir, satisfechos, agradeciéndome se despidieron. Y yo, respondiendo por lo derecho: –“Sólo enmiendo: ¡abajo de Dios, sólo don Seotaciano!” –, dije. El hombre de pie para salir. Y, a él, directo, seguro, en la regla del bienvivir: –“Soy el padrino de ellos
De la terraza, Misia María Andreza, y yo, nosotros, contemplábamos a la gente: los caballeros, en el congraciamiento, en buena ida. Todo tan terminado, de repente, se me dice, todo quitado. ¡Ni guerra, ni más lunas de miel, regalo no regalado! Miré a Misia María Andreza, mía, que me miraba. Ay de. En cuanto nada.
26 I SERIES “MÉDICAS” YANQUIS
Nip/Tuck
Scrubs
Dr. Quinn
Dr. House
Nurse Jackie
St. Elsewhere
Becker
The Knick
Masters of Sex
Miami Medical
ER
Grey’s Anatomy
STILL LIFE I 27
Omar Sharif y Julie Christie en Doctor Zhivago (1965), de David Lean.
28 I CAPTURAS
ARMADOS HASTA LOS DIENTES, SALIMOS A CAZAR POR LOS INTRICADOS LABERINTOS DE LA WORLD WIDE WEB Y LES TRAEMOS ESTAS PRESAS TECNOLÓGICAS EN MODO MEDICINAL.
Vivir entre consejos médicos que se contradicen, remedios caseros y episodios hipocondríacos puede agobiar a quiénes no se han formado en el campo de la salud, pero buscan entenderlo. Los creadores de Salupedia responden a esa necesidad mediante una plataforma que esclarece inquietudes que van desde lo más sencillo (¿cómo evitar un resfrío?) a lo más insólito (posibles tratamientos de la criptorquidia, el descenso tardío de los testículos). El resultado: una enciclopedia al alcance de los leguleyos.
En una ciudad con ritmo frenético, el estrés es el rey de los malestares. Por fortuna, existe una web para prevenir, tratar y eventualmente domesticar este virus intangible: se trata de Calm, una plataforma en la que paisajes imponentes se suceden con ritmo barbitúrico y al son de musiquillas de la naturaleza. Los sedativos estímulos de esta página logran que la calma del título esté, aunque usted no lo crea, al alcance de un inofensivo click. (www.calm.com)
¿Qué tienen en común la zigzagueante estructura de un cabello, el tono multicolor de las células pancreáticas y la quisquillosa formación de una placenta? Además de ser parte del intrincado sistema que llamamos cuerpo, son protagonistas de uno de los Tumblr más impactantes que se hayan visto. Valiéndose de escaneos de estudios biomédicos, Biomedical Picture of the Day conquista diariamente a sus seguidores con imágenes de apariencia alienígena, aunque, en el fondo, de lo más humanas.
Si los parches, la acupuntura y los chicles no hicieron efecto y aún les resulta tortuoso negarse una pitada, Quit Now! App es un aliado incondicional a la hora de decidirse por la abstinencia del tabaco. Basándose en indicadores de la Organización Mundial de la Salud, este chiche –que logró más de dos millones de descargas a lo largo y a lo ancho del planeta– lleva registro de cuánta tarasca ahorran y cuánto tiempo de vida ganan aquellos que se atreven al reto.
LA COLUMNA I 31
DESAFIANDO IMPOSIBLES En ocasión de este número galeno acudimos a la pluma de Pedro Cahn, eximio infectólogo, Presidente de la Fundación Huésped y Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires.
ILUSTRACIÓN: HUGO HORITA
Este año, Fundación Huésped cumplió un cuarto de siglo de intensos avances en la lucha contra el VIH. A fines de los 80 y frente a un Estado ausente y de lenta respuesta, la organización fue una de las pocas voces escuchadas en lo que parecía una batalla imposible. El sida era por entonces una enfermedad desconocida y, si bien hoy puede controlarse, aún no tiene cura. Desde sus comienzos la fundación se propuso trabajar contra la desinformación, los prejuicios y la discriminación, factores que hacen del VIH una lente de aumento de las desigualdades existentes. Muchas cosas cambiaron desde 1989, muchas imposibilidades se convirtieron en posibilidades. Existen tratamientos que controlan el virus: son provistos gratuitamente por el Ministerio de Salud de la Nación y la seguridad social. La información sobre la enfermedad es accesible, así como los preservativos y el testeo de VIH. Sin embargo, en Argentina se infectan a diario
14 personas y mueren otras cuatro, que podrían no infectarse y no morir. Hoy, el VIH afecta especialmente a quienes tienen vulnerados sus derechos a la identidad, la salud, la educación, la información, al trabajo digno y a vivir libres de discriminación. Por eso, en Fundación Huésped seguimos trabajando como el primer día para garantizar el acceso a la salud, término concebido como un estado de completo bienestar físico, mental y social. Tenemos una perspectiva de derechos humanos que no sólo se centra en el VIH sino también en otras enfermedades transmisibles y en la salud sexual y reproductiva. Asumimos nuestros desafíos con la misma energía y voluntad que nos impulsó a crear la institución hace un cuarto de siglo. Contamos con tu apoyo. Para más información: www.huesped.org.ar
9 FLORES DE BACH
32 I ÁRBOL GENEALÓGICO
LA FRASE: BERNARDO HOUSSAY I 33
“LA VERDADERA
SUPREMACÍA DE UN PUEBLO SE BASA EN LA LABOR SILENCIOSA Y OBSTINADA DE SUS PENSADORES”.
34 I VISIONARIA: CECILIA GRIERSON
Entre otras cosas, Cecilia Grierson es un colegio en la localidad cordobesa de Los Cocos, una fundación de Bahía Blanca, el mote de la Escuela Nacional de Enfermería y una calle porteña que deviene en Córdoba al cruzar Alem. Sin embargo, pocos conocen la historia detrás del nombre: hija de una irlandesa y un escocés, Grierson fue nada más ni nada menos que la primera médica argentina. Se graduó de la Facultad de Ciencias Médicas en 1889 y, siendo apenas una treintañera, colaboró con la primera cesárea realizada en el país. Fundó, junto a una decena de hombres, la Asociación Médica Argentina, la Asociación Obstétrica Nacional y la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios. Eminente obstetra del Hospital San Roque –hoy Ramos Mejía–, se postuló para profesora sustituta de la Cátedra Obstetricia, pero fue rechazada. Sobre esto último, declaró con visible amargura: “fue únicamente a causa de mi condición de mujer”. Se fue de este mundo con 74 pirulos, el 10 de abril de 1934; desde entonces, sus huesos descansan en el Cementerio Británico.
Julieta DĂaz & Alejandro Maci
Foto: Mauro Roll
DE LA GALERA I 37
¿Cuál es vuestro estado mental más
¿Qué proyecto los tiene entusiasmadísimos?
¿Cuál es su neurosis?
frecuente?
J: Una película que filmaré en septiembre
J: Cumplir con las tareas del día y tener
J: Positivo, activo y siempre pensando qué
con Sebastián Wainraich, dirigidos por
culpa.
tengo que hacer que todavía no hice.
Hernán Guerschuny (el director de El
A: Mantener discusiones imaginarias con
A: Una mezcla de risa y desesperación.
crítico). Estamos ensayando y nos divertimos
casi todo el planeta.
muchísimo. ¿Qué fue exactamente lo último que les
A: Los que aman, odian, mi próxima
¿Qué los saca de quicio?
dolió?
película.
J: Que me toquen la bocina cuando estoy
J: Tengo una beba de cinco meses, me duele
entrando el auto en el garage. ¡¿Por qué no
todo. Desde el cuello hasta los talones.
¿Con qué actores harían un ménage-à-trois?
pueden esperar dos minutos?!
A: El codo.
J: Con Javier Bardem y Johnny Depp.
A: La insistencia.
A: No es una fantasía que me interese ¿Cuál es el mejor remedio?
demasiado, ni con actores ni con simples
Jamás dirían la palabra: ¿…?
J: Acupuntura, osteopatía, yoga y otras
mortales.
J: Cualquier palabra racista. A: “Nunca”.
disciplinas alternativas que trabajan profundo y no buscan calmar el síntoma solamente.
¿En qué camarín husmearían?
A: La obsesión de mi mujer porque alivia mi
J: En cualquiera. Me encantan los pequeños
Si fueran magos, ¿qué sacarían de la galera?
dolor mejor que nadie.
espacios personales de ritual que se arman en
J: Menos neurosis.
los camarines.
A: Mucho tiempo.
Si tuvieran un superpoder, ¿cuál sería?
A: Me dan pudor los camarines. Prefiero la
J: Que no me duela nada y elasticidad total.
escena.
Para disfrutar 100 % de mi hija y hacer todo lo que quiero hacer.
¿Qué película los hace despepitarse de risa?
A: La teletransportación. Para estar
J: Cualquiera de Niní Marshall, Peter Sellers
instantáneamente donde me gusta estar y
o Steve Martin.
para desaparecer de donde no.
A: Annie Hall.
Julieta protagonizó En terapia, la serie de TV que dirige Alejandro y que se transmite por Canal 7
38 I MANUSCRITO: JOHN KEATS (MÉDICO Y POETA)
“ODA A UN RUISEÑOR” (1819).
ยกG ACI S, OC LI SK !
MERCI BEAUCOUP: MARIO SOCOLINSKY I 39
A DOS PUNTAS
OFICIOS: ANESTESIÓLOGO Y DISEÑADOR I 41
FABIÁN ZITTA SE DOCTORÓ EN ANESTESIOLOGÍA, UNA ENIGMÁTICA ESPECIALIDAD QUE EJERCIÓ HASTA QUE, HACE UNA DÉCADA, SE VOLCÓ AL DISEÑO DE INDUMENTARIA. DESDE ENTONCES, SUS HORAS TRANSCURRIERON SALTANDO, SIN ESCALAS, DEL QUIRÓFANO AL ATELIER, ESPACIOS QUE, EN SUS PALABRAS, “SE COMPLEMENTAN PERFECTAMENTE Y ME APORTAN DIFERENTES COSAS”. Texto: Delfina Campos Foto: Ana Bugni
“
ME ATRAE MUCHO EL ENIGMA DE LO QUE SUCEDE CUANDO EL PACIENTE ESTÁ DORMIDO.
”
¿Por qué elegiste ser anestesiólogo? Me gustaba la cirugía, pero no tengo el temple severo que requiere. En cambio, sentí que podía ser más útil como anestesiólogo. Se trata de una especialidad muy precisa, relacionada con el cálculo y la matemática, que me fascinan. Quería ejercer la medicina desde un enfoque menos intervencionista, menos invasivo que la cirugía. ¿A qué te referís con “menos invasivo”? Está más distante del paciente: se trata, a la vez, de una relación y de una no-relación. Implica vincularse con alguien que no puede hablar porque está dormido; el desafío pasa por cuidarlo aún cuando no responde. Me atrae mucho el enigma de lo que sucede cuando el paciente está dormido. Por un lado, mi oficio requiere ser muy técnico y, por otro, lidiar con las personas antes y después de que despierten. ¿Los vigilás mientras duermen? Es una suerte de vigilancia: los miro atravesar por diferentes estadíos de consciencia. ¿Hablan entre sueños? Todos los pacientes lo hacen, creo que porque llegan al quirófano muy cargados psíquicamente por el estrés que implica operarse. Sin
embargo, ¡lo que oigo es secreto profesional! ¿Cuán probable es que alguien se despierte durante la operación? Hubo casos de gente que escuchó y percibió lo que estaba pasando, pero sin sentir dolor. De todas maneras, es algo infrecuente. La anestesia es una de las especialidades médicas que más evolucionaron en los últimos años. En tu labor como anestesista, ¿qué episodio te marcó? La medicina te marca constantemente. Varias veces dormí a pacientes que tenían muchísimas ganas de curarse, pero la cirugía no salió bien por una cuestión clínica. Este oficio te entrena para ser estricto y frío en situaciones extremadamente movilizadoras. Empecé a necesitar algo más expresivo, que no tuviera la carga del quirófano. ¿Ahí fue cuando apareció el diseño? Exacto. La medicina es muy demandante y me hacía perder otras cosas. Pensé que no podía limitar mi ejercicio intelectual sólo a esa tarea. Siempre me había gustado el diseño, entonces empecé a estudiarlo de manera particular, a tomar cursos. Por suerte me fue muy bien.
Después de tanto tiempo desarrollando ambas profesiones, ¿cómo manejás el estrés en el quirófano y en el atelier? En la medicina, el estrés es algo natural que se desencadena en casos puntuales y de difícil resolución. En el diseño no tengo estrés y, si lo tengo, amputo inmediatamente la cuestión que lo genera. ¿Qué similitudes encontrás en la relación que tenés con tus pacientes y con tus clientes? En el trato con ambos hay que ser firme y tener las cosas claras. Muchos pacientes me pidieron que les diera determinado tipo de anestesia que no era la adecuada para su caso y les dije que no. De la misma forma, rechacé diseñar muchos vestidos por considerar que no quedarían bien. Resulta curioso que uses agujas en los dos oficios. Es cierto. Las uso para coser y para inyectar. Las agujas son mi instrumento, mi herramienta de trabajo. ¿Le tenés miedo al dolor físico? No. Hoy en día hay demasiados tratamientos para evitarlo. Si sentís dolor es porque no te están tratando de la mejor forma. En este momento de la medicina, el dolor ya no existe.
42 I EL CUADRO Y
> PIERRE-ANDRÉ BROUILLET • Lección clínica en la Salpêtrière (1887)
ARAFUE I 43
JULIETA BLIFFELD ESCRITORA Y HABITANTE DE MÉXICO D.F. Vivo en el D.F. hace diez años y, si hay algo que sentís acá, es el latido de la ciudad. No para. Tengas o no una vida llena de consumos culturales, los estímulos están: teatro, danza, exposiciones, gastronomía, noche. De todo y para todos. Siempre. Sin parar. La comida es deliciosa, local o no. Y los colores sobran por todos lados. En esta ciudad tuve a dos de mis tres hijos, hice una casa a mi gusto, coseché frutas de los árboles de mi jardín, monté una empresa con mi marido, hice cursos, diplomados, talleres, escribí una novela, muchas notas, un libro como fantasma, un guión. Hice muchos amigos y perdí otros. Me ilusioné con que la vida era algo hermoso y también me desilusioné porque a veces se hace muy cuesta arriba. Me dejé ser. Me rescaté. Me perdí y me encontré y me sigo perdiendo y encontrando y así seguiré acá o allá o adonde me lleve la corriente.
44 I EL MUNDO DE SOFÍA
BISTURÍ EN MANO
Estrenamos esta sección que consistirá en chácharas que la fotógrafa Sofía Malamute irá teniendo por Skype con distintos amigos desperdigados por el mundo. Esta vez, parloteó con el cirujano plástico Giulio Borbon.
Milán Nueva York
GIULIO BORBON
SOFÍA MALAMUTE
S: ¿Me escuchás? G: Sofi, Sofi… Te oigo y te veo, ¡guapa! ¿Qué tal? S: Bien, ¿vos? G: Muy bien, trabajando y viajando un montón. S: ¡Mucha barba de repente! G: Muchaaa. ¿Estás en Nueva York? S: Sí, me mudé acá hace dos años y estoy súper contenta. Recién vengo de una reunión y se largó a llover torrencialmente. ¿Qué hacés en Milán? G: Acá tengo mi base y ahora
alquilé una casa en Ibiza por seis meses. S: Wow. G: Súper guay. Ahí también puedo trabajar. S: ¿Cómo definirías tu trabajo? G: Hago, principalmente, medicina y cirugía estética. Con cirugía reconstructiva casi no me meto porque es un mundo muy amplio. Afortunadamente mis días cambian mucho, son poco rutinarios.
S: ¡Qué suerte! ¿Hoy qué hiciste, por ejemplo? G: Tuve varias consultas y mañana me toca medicina estética: inyecciones (botox, etc.). Pasado mañana empiezo en el quirófano a las 7 y salgo a la noche, tengo seis operaciones programadas. S: ¿Casos muy diferentes? G: Sí. Lipo, aumento de mama… La mayoría de los pacientes vienen a verme con sus ideas y eso es un problema. Antes te decían
“quiero esto, ¿cómo se hace?”. Hoy, con internet, te dicen “quiero esto, se hace así”. Entonces, mi primer trabajo consiste en desmontar esas ideas y explicar de qué se trata mi trabajo. A veces, en la calle, ves a gente que se hizo cosas horribles en el cuerpo y eso pasa porque hay muchos cirujanos que no se toman el tiempo de educar a sus pacientes explicándoles el trabajo que harán.
S: O sea que, para vos, la educación de los pacientes es muy importante. G: Claro. Sobre todo, la educación cultural. S: Hablando de cultura, ¿qué diferencias encontrás entre una paciente inglesa y una paciente italiana, por poner un ejemplo? G: Muchas. Tuve la fortuna de trabajar en España, en Inglaterra, en Italia, además de entrenarme en Estados Unidos. Los cánones estéticos europeos difieren muchos de los sudamericanos o los norteamericanos. Hay cosas que se hacen en Miami que aquí nunca me las han pedido. S: ¿Qué tipo de cosas? G: El aumento de glúteos. Allá les encanta usar implantes en la cola y acá es algo que nunca vi. Otro aspecto muy interesante del trabajo es que las técnicas van evolucionando según cambian la sociedad y sus hábitos. Hoy se hace mucha cirugía genital, mayormente en mujeres. Eso tiene que ver con el hecho de que la vida sexual se ha alargado, sobre todo gracias al Viagra. ¡El Viagra cambió todo! Los hombres tienen sexo hasta los 70, los 80, y las mujeres tienen sobre sí una mirada mucho más porno que hace 10 años, cuando estos temas eran un tabú. S: Nunca lo había pensado desde ese lugar. De tu trabajo, ¿qué es lo que más placer te da? G: Me gustan mucho las nuevas técnicas. Todo lo que pasa con las células madre es
increíble y genera resultados sorprendentes. En mi caso, trato de usar la menor cantidad de ácido hialurónico, por ejemplo, y me inclino por la grasa. Para eso hay que educar a los pacientes, como te contaba antes. Me provoca una gran satisfacción ver que una mujer sale del quirófano más linda que cuando entró. Otro tema interesante es el cambio de sexo. Si bien yo no lo hago –lo derivo a una clínica de Barcelona–, me ocupo de todas las cirugías previas. Ese trabajo también me gusta mucho porque implica recorrer un larguísimo camino con el paciente, que llega al consultorio como un hombre y sale como una mujer, con más confianza en sí. S: O sea que sos como un terapeuta. G: ¡Algo así! Es delicado
porque mi trabajo les cambia la vida. S: ¿Qué obstáculos tiene tu oficio? G: Que sólo se ven las cosas que están mal hechas… Y eso es una publicidad pésima.
[Se corta la llamada
y, cuando se reanuda, Giulio aparece acompañado de su amigo Pascal, que se suma brevemente a la cháchara y luego desaparece envuelto en una bruma de misterio propia de Skype.]
G: Contame un poquito de vos, Sofi. ¿Adónde estás viviendo? S: En el West Village. G: ¿Y tenés visa de trabajo? S: Sí. Ahora estoy trabajando para Vogue America, así que contenta. G: ¿Con contrato? S: No, todavía no, pero es mejor porque, una vez que tenés contrato, no podés trabajar para ninguna otra revista. G: ¿Y cómo te fue con la muestra que hiciste en Buenos Aires? S: Re bien. El otro día conocí en la cena de Chanel a una periodista que la quiere traer acá. G: ¡Toooop! S: Bancame que voy a comer algo y te vuelvo a llamar. G: Dale.
46 I PATADAS DE CHANCHO
DOCTOR, DOCTOR, REFORMÚLEMELO. C
ada hospital es un reservorio de historias alimentado por los pacientes que los transitan; de todos ellos, puede que el antiquísimo Pitié-Salpêtrière parisino sea el que más datos curiosos tiene en su haber. Construido en 1656, en sus primeros años fue un internado para los vagabundos de la ciudad y una cárcel de prostitutas. Un siglo más tarde, 34 mujeres fueron asesinadas allí durante las Masacres de Septiembre, uno de los episodios más cruentos de la Revolución Francesa. Sin embargo, en el siglo XIX el hospital se erigió como el epicentro de la neurología moderna gracias al trabajo de los médicos Philippe Pinel y Jean-Martin Charcot. El PitiéSalpêtrière volvió a estar en la mira del mundo entero cuando, el fatídico 31 de agosto de 1997, Lady Di murió en una de sus camillas.
M
aneras de decir “pantorrilla” en distintas lenguas: kalf (afrikáans), tele (bosnio), ternera (esperanto), panxell (catalán), buzagi (turco), malu (yoruba), kalb (alemán), veau (francés), kalamnan ng binti (filipino), kubka (somalí), verselis (lituano), dana (azerí), nati nga vaca nga (cebuano), plab hlaub (hmong), Anak Lembu (malayo), estati ti towo bèf (haitiano), pedhet (javanés), kalv (noruego), zekorrak (vasco), ndama (swahili), kálfur (islandés), kuao kau (maorí), bâp chân (vietnamita), ombilahy kely (malgache), cielę (polaco), buzoq (uzbeko), lloi (galés) y maraki (hausa).
“
¿Qué expresión que está de moda aborrecen?”, inquirimos a nuestros amigos facebookeros. Aquí, las respuestas que más nos estremecieron: 1) Ponele; 2) Se sale fuerte; 3) Es un fuego; 4) Re que no; 5) Amarlos; 6) Mover el totó; 7) Sos vos; 8) Estaría; 9) Holis; 10) Sublime; 11) Alta paja; 12) Te amodoro; 13) Selfie; 14) Y, nada; 15) Chongo; 16) Corta la bocha; 17) Guachada; 18) Me jodés; 19) Es un chino; 20) Laburanding; 21) Mala mía; 22) Craneando; 23) Manija; 24) Sos muy lo más; 25) Es un ser de luz.
A
lberto Manguel, escritor, traductor y editor argentinocanadiense, explica en Una historia natural de la curiosidad, su nuevo, grandísimo libro: “Si hacés una caja cuadrada, debés crear elementos con ángulos rectos para que entren en ella. Si crean una sociedad de consumo deben crear consumidores; si no, no funciona. El sistema tiene que impedir que te hagas preguntas esenciales porque, si te las hacés, no hay más consumo. Por eso la sociedad no alienta la reflexión. Es un sistema depredador que busca el beneficio en una estructura productiva”.
DICEN LOS QUE SABEN QUE EN ESTE MOMENTO HAY 3 MILLONES DE PERSONAS ESTORNUDANDO. DICEN LOS QUE SABEN QUE LOS MÉDICOS ESCRIBEN ILEGIBLE A PROPÓSITO. DICEN LOS QUE SABEN QUE LA CURA DE TODOS LOS MALES ES EL TÉ CON MIEL, LIMÓN, JENGIBRE Y ARROPE DE CHAÑAR. DICEN LOS QUE SABEN QUE AQUELLOS QUE CONSERVAN SUS MUELAS DE JUICIO SUFREN DE DEMENCIA TEMPRANA. DICEN LOS QUE SABEN QUE MENOS PROMESAS Y MÁS SORPRESAS. DICEN LOS QUE SABEN QUE SABEMOS DE QUÉ HUIMOS, PERO IGNORAMOS QUÉ BUSCAMOS. DICEN LOS QUE SABEN QUE NO HACE FALTA TENER UNA OPINIÓN PARA TODO. DICEN LOS QUE SABEN QUE ES MUY BAJO HACER UNA PREGUNTA QUE UNO NO SE ATREVERÍA A RESPONDER. DICEN LOS QUE SABEN QUE LAS BARBAS RUBIAS CRECEN MÁS RÁPIDO QUE LAS OSCURAS. DICEN LOS QUE SABEN QUE EL VERDADERO NOMBRE DE MARLON BRANDO ES MARLON JUNIOR BRANDEAU. DICEN LOS QUE SABEN QUE NUNCA DIGAS SIEMPRE. DICEN LOS QUE SABEN QUE BIEN SE VIVE EN EL CARIBE. DICEN LOS QUE SABEN QUE EL DEDO GORDO DE UNA PERSONA TIENE EL MISMO TAMAÑO QUE SU NARIZ.
MANTÉNGANSE ATENTOS A LO QUE DICEN LOS QUE SABEN.
48 I TRASTIENDA DE TAPA
Del otro lado del escritorio Reunimos a un prestigiosísimo conjunto de diez médicos de distintas especialidades (desde ginecología hasta psiquiatría, pasando por traumatología y homeopatía, hasta cardiología y cirugía plástica) y los entrevistamos a través de un lúdico cuestionario que los hizo reflexionar sobre su oficio, pero también acerca de su comportamiento como pacientes.
1 ¿Cuál es el caso más raro que te tocó atender? 2 ¿Cuál es tu hábito menos sano? 3 ¿Cómo ves el futuro de tu especialidad? 4 ¿Qué médico admirás? 5 ¿Quién te salvó la vida? 6 Del 1 al 10, ¿cuán hipocondríaco te considerás? 7 ¿Cómo sos en calidad de paciente?
SERGIO PASQUALINI Ginecólogo especialista en infertilidad, director científico del instituto médico Halitus y presidente y fundador de Fundación Repro. 1 Recuerdo el caso de una mujer casada en segundas nupcias que quería tener un hijo con óvulos donados. Vino a la consulta con su hija del primer matrimonio, manifestándome que deseaban que los óvulos donados fuesen de ella. Traté de disuadirla, pero, como no lo logré, le dije que no iba a poder acompañarla más. 2 No dedicarle más tiempo a las cosas que están por fuera de la medicina: cuando no trabajo estoy pensando en tal o cual experimento que pueda mejorar los resultados. 3 Me tocó presenciar el nacimiento del “primer bebe de probeta” en el año 1978: se trató de la génesis de mi especialidad. Desde entonces, se mejoró muchísimo; sin embargo, aún hay mucho que esperar. Los médicos aprendimos que hay que priorizar lo natural y trabajar sobre la mente y el cuerpo. Nuestra especialidad nació en momentos de cambios culturales: hoy, con la sanción de la ley de cobertura de la fertilización asistida, estamos en una época de oro. Soy optimista y espero que esa ley sirva para el bien de los pacientes. ¡En un futuro cercano veremos el resultado! 4 Hubo un médico que me marcó durante mi formación de posgrado en Ginecología en el Hospital de Clínicas y durante mi jefatura de Residentes: el profesor Leoncio Arrighi. Fue intachable tanto en cuestiones académicas como en temas por fuera de la especialidad. Tampoco puedo evitar mencionar a mi padre, un reconocido médico endocrinólogo, y a mi madre, investigadora en cáncer. A ellos tres les estaré siempre agradecido. 5 Tenía un mandato muy fuerte por parte de mi padre para estudiar Medicina y no estaba seguro de qué quería hacer. Cursé la carrera dudando de mi vocación hasta mitad de primer año, momento en que tuve una larga conversación con mi profesor de Anatomía,
el Dr. Manciti, que me convirtió en un fanático, y no paré más. No me salvó la vida, pero me ayudó en un momento de mucha indecisión. 6 ¡Diría 9 por no decir 10! Cuando a algún ser querido le ocurre algo, mi hipocondría me tiene a mal traer. 7 Soy complicado. Escucho al doctor y luego investigo por mi cuenta para ver si las informaciones coinciden. Eso es algo que, en la era de internet, es cada vez más común.
GUSTAVO LOPARDO Infectólogo en el Centro Stamboulian y en el Hospital Municipal de Vicente López, profesor de la UBA y presidente de la Sociedad Argentina de Infectología. 1 A principios de los 90, el Noroeste del país se vio afectado por casos de cólera. Un brote de la enfermedad había comenzado en Perú, luego se extendió a Bolivia y finalmente pasó nuestra frontera. Yo estaba terminando mi formación como especialista en infectología y fui a trabajar a Jujuy, más precisamente a Ledesma, con el fin de que el cólera no se propagase. El día en que llegué a la ciudad se produjo el primer caso. Cuando era estudiante nunca creí que me toparía con algo semejante: se trataba de una enfermedad erradicada en nuestra región. Me impactó mucho ver a personas sufriendo por una enfermedad que produce la más severa de las diarreas y que puede matar en pocas horas. Trabajamos arduamente para que toda la población tuviese acceso a agua potable y conociera las medidas para prevenir el cólera; finalmente, se logró contener la enfermedad. 2 Tomo mucho café y mate: el mate es un gran compañero cuando estoy leyendo o trabajando en la computadora y las tardes de consultorio son de mucho café. Suelo atender con médicos residentes; ellos colaboran y aprenden. Hace unos años una residente me dijo: “Estás tomando mucho café, voy a dosificártelo”. Le hice caso y desde entonces sólo me permito uno por tarde. Eso sí, sigo tomando muchísimo mate en casa.
3 Las enfermedades infecciosas continúan siendo una de las causas más importantes de enfermedad y muerte en todo el mundo, con mayor impacto en los países pobres. La malaria, la tuberculosis y el SIDA causan la muerte de más de cinco millones de personas cada año a pesar de que existen tratamientos que curan o controlan esas enfermedades. La ciencia logra eficaces tratamientos frente a algunos males como el SIDA o la Hepatitis C, mientras que nuevas epidemias se expanden por el mundo, como el ébola o el dengue. Contamos con nuevos métodos que permiten diagnosticar virus que antes eran desconocidos, con drogas eficaces para el tratamiento de gran cantidad de enfermedades infecciosas y vacunas muy útiles para la prevención. Sin embargo, el excesivo uso de antibióticos está llevando a que las bacterias se hagan resistentes y necesitemos usar nuevas drogas. Aún queda un largo camino por recorrer. La infectología es y será una especialidad de continuos desafíos. 4 Durante mi infancia y adolescencia fui pensando en diferentes carreras, desde Arquitectura hasta Ingeniería Química. Sin embargo, la imagen de mi padre –médico comprometido con sus pacientes y con el bien del prójimo– me llevó a elegir ser médico. Papá escuchaba y dialogaba con sus pacientes; yo intento hacerlo a su imagen y semejanza. Se recibió de médico en 1955, cuando el interrogatorio y el examen físico representaban casi todo en la medicina. No había tomografías computadas ni resonancias magnéticas nucleares, nos enterábamos del sexo de un bebé el día que nacía y la biología molecular parecía una idea sacada de la película Volver al futuro. A pesar de que hoy contamos con extraordinaria tecnología que permite diagnosticar con mayor precisión y ofrecer tratamientos no imaginados en otras épocas, aquello que admiré y sigo admirando en mi padre continúa siendo lo más importante del acto médico. Hablar con los pacientes es la herramienta más valiosa con la que cuenta la medicina. Hoy mi padre ya no ejerce, pero su enseñanza perdura.
5 El 30 de mayo de 1989, dos médicas amigas me salvaron la vida al sugerirme que aprovechara el día siguiente, en el que se conmemoraría el Día Mundial del Aire Puro, para dejar de fumar –cosa que hacía desde mi adolescencia–. Les hice caso. Ojalá que aquellos que lean esta nota hagan lo mismo, el 31 de mayo o cualquier otro día. 6 No soy hipocondríaco. Cuando me sucede algo consulto a un médico y confío en lo que me dice y en lo que me sugiere hacer. Nunca busco información en internet sobre cosas que me suceden: esas búsquedas nocturnas en páginas escritas por no sabemos quién están llevando a muchas personas a angustiarse innecesariamente, a crear hipocondríacos. 7 ¡Un personaje! El año pasado me corté el ligamento cruzado anterior de la rodilla. Fui a ver al traumatólogo y acordamos que me operaría. Le pedí que me opere pronto porque tenía que seguir haciendo deporte. Le dije: “En cinco meses mi rodilla tiene que estar a punto para esquiar”. Él hizo lo que yo hubiese hecho: sonrió. Después de la cirugía, afloró mi lado bueno como paciente: hice rehabilitación cinco a siete veces por semana y a los cinco meses mi rodilla me acompañó muy bien en la montaña.
DAVID SERIO Quiropráctico. 1 Lo más raro que me pasó fue con la primera persona que atendí en Argentina. Entré en el consultorio y una mujer de 65 años estaba totalmente desnuda. La secretaria le había dicho que entrase al cuarto y me esperase… No sé por qué lo hizo, pero se sacó todo, ¡incluyendo la bombacha! 2 Mi hábito menos sano tiene que ver con mis horas de sueño. Me acuesto muy tarde la mayoría de las noches. 3 En el futuro creo que todas las personas van a tener su quiropráctico de confianza porque van a haber comprendido el valor de cuidarse regularmente la columna vertebral desde pequeños.
4 Admiro profundamente al hijo del fundador de la quiropraxia, B.J. Palmer. Fue un visionario en muchos aspectos. Él creó esta ciencia desde cero y ahora es el profesional más grande de mundo en salud natural. 5 Más allá de que los médicos puedan ayudar en casos de emergencia, sólo la sabiduría del cuerpo salva vidas. 6 Cero: no soy hipocondríaco. De hecho, cuando tenemos síntomas en mi familia no interferimos con el proceso natural que se está dando. 7 Hago todo por mi salud con la filosofía de honrar y respetar al cuerpo, removiendo toda interferencia espiritual, mental, física y emocional de mi vida para funcionar al máximo.
RICARDO LUIS LITVINOV Psiquiatra, curador (en latín significa “cuidar”) y profesional libre. 1 Una vez me consultó un muchacho joven por lo que parecía ser un delirio erotomaníaco: creía que su madre intentaba seducirlo permanentemente, haciéndole gestos indecentes y mostrándose desnuda, irrumpiendo en su intimidad. Me reuní con sus padres para aclararles la gravedad del caso y, al conocer a la mamá y su comportamiento, dudé si era un delirio. Nunca pude aclarar esa duda. Me preocupa el límite entre locura y normalidad: no es raro que los regímenes autoritarios tanto de derecha como de izquierda hayan usado la psiquiatría con fines represivos, ya que la normalidad resulta siempre arbitraria. Es fácil tildar a alguien de loco simplemente porque no responde a lo que se supone que debe ser, aunque no se aclare de dónde sale esa suposición ni qué autoridad la determina. 2 Comer como un descocido cuando tengo algo irresuelto. Me agarra un apetito voraz y puedo comer incluso cosas que no me gustan; si no me contengo, el único límite es la distensión, vulgarmente conocida como dolor de panza.
3 La veo cada vez más mecanicista, con más tendencia a pensarnos y vernos como máquinas. Parecería que nos definimos por números: pesos que ganamos, amigos que tenemos, contactos en las redes sociales, relaciones sexuales, metros de vivienda, etc. Me gustaría que la psiquiatría vuelva al humanismo, a la preocupación por todos los aspectos de una persona, a su consideración en un marco de referencia que respete su individualidad. Somos únicos e irrepetibles y por lo tanto debemos tratar a cada ser al que curemos o cuidemos de un modo único e irrepetible y definir un criterio de salud para cada uno. Me gustaría que se investigara y comprendiera por qué el desarrollo ético de la humanidad está tan atrasado en relación con el desarrollo científico y tecnológico porque creo que en ello se juega nuestro futuro como especie. 4 A fines del siglo 17 o a principios del 18, los hermanos Chamberlen, obstetras ingleses, inventaron los fórceps, elemento mecánico que ha salvado desde entonces miles y miles de vidas tanto de niños como de madres. Sin embargo, lo mantuvieron en secreto y lo aplicaban únicamente bajo las sábanas para que nadie descubriera el instrumento y así hacer fortunas. A la vez, un modesto médico francés desarrolló un instrumento mucho más tosco: apenas comprobó su utilidad, en 1720, lo presentó a la Sociedad Médica de París, mientras que los Chamberlen trataban de vender el suyo por fortunas. Se llamó JEAN PALFYN, y lo digo con mayúsculas porque su gesto superó a su ego. En la medicina, muchas veces el médico y su ego son más importantes que el dolor de los que padecen (paciente viene de “padecer” y no de “paciencia”). Lo que este médico francés hizo fue simplemente verse como un servidor. 5 Lucila, mi compañera desde hace casi 40 años. No sé adónde hubiera ido a parar sin su cariño envolviéndome siempre, sin su cuidado en los trances más difíciles, su apoyo en los momentos de desaliento, su fuerza en los pasajes de debilidad y su crítica pese a mi enojo cuando me estaba desviando del camino y el egoísmo y la vanidad me ganaban.
6 Un -2. Tiendo a minimizar mis síntomas porque me asusto mucho y porque sé todo lo que me puede pasar (mucho más que alguien que no sea médico). Después, me hago cargo y me cuido. 7 Exigente. Dado que, en más de 40 años como médico, nunca he dejado de responder un llamado, no tolero que no me respondan. No me gusta que me traten como médico y me digan “tomá un antibiótico”: quiero que me digan cuál y con qué dosis como a cualquier otro paciente. Me gusta que me expliquen con detalle y me dejen tomar las decisiones a mí. También me molesta mucho el vedetismo y el “camelo”. Quiero que me hablen sencillo y claro. Ésa es la marca de la inteligencia: decir lo más complicado de un modo simple y corto, al alcance de cualquiera.
FABIANA DE RIDDER Homeópata. 1 Una vez, un niño de 12 años vino, acompañado por su madre, a consultarme por una alergia. Tenía un aspecto extraño: brazos y manos larguísimas, como una araña. Después de investigar sus antecedentes, la única mención sobre su cuerpo era que no podía abrir bien la puerta. Resultó ser que tenía una enfermedad congénita, pero nadie en su entorno le había dado importancia, por lo que él carecía de complejos.
2 Moverme hasta quedar extenuada. 3 La homeopatía se está desarrollando enormemente, sobre todo en la India. Además, está recibiendo el apoyo y la confirmación de ciencias como la biología y la física. Pienso que en el futuro se beneficiarán muchísimas más personas con esta sabia medicina. 4 Admiro profundamente a mi maestro, el doctor Alfonso Masi Elizalde. Fue un excelente médico y un gran profesor, tanto en el país como en Europa. Con su creatividad le hizo pegar un gran salto a la homeopatía. Cuando daba clases, calzaba botas de cuero de potro e hipnotizaba a toda la audiencia con sus increíbles y acertadas ideas.
5 El Dr. Federico Fisch me salvó la vida al sacarme de un hospital en el que estaba internada con una gravísima complicación después de una cirugía. Era diciembre y no había médicos por los feriados. Desesperada, lo llamé a las cinco de la mañana. Vino con su auto, me llevó a mi casa, me dio un medicamento homeopático y rápidamente mejoré. Además de sabios, algunos homeópatas son corajudos. 6 Me califico con un 4. 7 Soy una excelente paciente. Me hago 100% responsable de mi salud.
PABLO ZAPATA Especialista en traumatología y ortopedia (AAOT, Salud Pública y Academia de Medicina), con subespecialidad en artroscopia y en hombro y rodilla (AAA). 1 Cuando estaba en sexto año de la universidad solía hacer guardias como practicante en un hospital municipal. Un día llegó a la consulta de guardia un indigente. A pesar de no tener ninguna enfermedad grave, el médico clínico decidió internarlo para observarlo debido a sus condiciones precarias. Me tocaba hacerle la historia clínica; entonces, le pedí a la enfermera que lo bañase, ya que hacía mucho tiempo que no se higienizaba. A los 15 minutos me informarn que estaba en condiciones y fui a verlo. Cuando llegué, ¡estaba muerto! Nada en especial había pasado, excepto el baño… El hecho quedará por siempre en mi memoria. ¿Fue mi responsabilidad? 2 Pretender tener todo bajo control y/o previsto. Con el tiempo uno aprende que eso es imposible, pero aún sigo luchando contra esa costumbre. 3 ¡Increíble! Cirugías bajo control con navegador, cultivo de condrocitos para implantarlos en lesiones condrales extensas… Son todas prácticas que hoy están al alcance de la terapéutica y hace 20 años eran una quimera. El futuro de la bioingeniería molecular, el mapeo genético, el empleo de células madres: ¡cuánto se podrá avanzar en el diagnóstico, prevención y tratamiento con esas herramientas!
4 Admiro al médico que aún se toma su tiempo para hablar y revisar al paciente. Gran parte de nuestra capacidad terapéutica se basa en la relación médico-paciente, aun en especialidades tan prácticas y concretas como la traumatología. La misma fractura de húmero proximal en dos pacientes del mismo sexo y edad puede requerir tratamientos completamente diferentes según las circunstancias de vida y expectativas. La medicina no es laboratorio, tomografías o resonancias magnéticas: ésos son estudios que complementan la clínica. 5 Sería injusto decir quién ya que fueron muchos. En julio del 2011 un clínico y un hematólogo amigos me diagnosticaron una leucemia en un chequeo de rutina. Por sugerencia de ellos y a través de mi hermano, que también es médico, ingresé en Fundaleu de la mano del Dr. Miguel Pavlovsky hijo (una invalorable persona). Al cabo de dos series de quimioterapia, en septiembre de ese año me realizaron un trasplante de medula ósea de mi hermana, bajo el mando de la Dra. Juliana Martínez Rolón (no tengo palabras para agradecerle todo lo que hace, aún hoy, por mí). Llevo tres años y medio libre de la enfermedad, todavía lidiando con los daños colaterales de tan efectivo y agresivo tratamiento. Sin dudas, nada hubiese sido posible sin la presencia de mi familia. Mi mujer Guadalupe y mis hijos Pedro y Francisca fueron, son y serán el motor que me permite seguir adelante cada día. Hoy me debo a todos. 6 Antes de la leucemia, tal vez un 2. ¡Después de ella, he pasado por toda la escala! Actualmente me ocurre como el cuento del pastorcito y el lobo: nunca termino de saber cuándo algo es significativo, pero trato de acostumbrarme a no alarmarme. 7 Es muy difícil ser paciente. A nadie le gusta sufrir o sentir que las cosas no están bien. Más difícil resulta cuando uno es médico: ¿cómo lograr dejarse llevar por lo que dice el médico sin cargarlo de subjetividad? Nosotros no gozamos de buen concepto como pacientes. Intento ser el mejor, pero seguramente la Dra. Martínez Rolón tenga algún comentario al respecto, luego de más de tres años de lidiar conmigo. Sin embargo, creo
TRASTIENDA DE TAPA I 53 definitivamente que estar del otro lado del escritorio me ha ayudado a ser mejor médico.
VELIA LEMEL Medica dermatóloga pionera en estética no invasiva y dermatología cosmética, directora médica de la clínica que lleva su nombre y docente adscripta de la UBA. 1 Me sorprendió un paciente de 75 años que tenía un debut de psoriasis pustulosa en las manos sin signos anteriores de la enfermedad ni antecedentes familiares. Esa enfermedad en palmas y plantas suele tener su inicio en los adulto de 30 o 40 años. Además, un caso repentino de brote sólo en las palmas era muy extraño. Lo primero que pensé fue que había sido disparado por un estado de estrés muy importante, a lo que el paciente me respondió que había presenciado un asalto a mano armada y había pasado unas horas con los malhechores bajo mucha tensión.
médico inglés dijo: “Para aliviar el sufrimiento, nada más eficaz y universal que el opio”. Dos siglos después, Wells utilizo éter y óxido nitroso y realizó extracciones sin dolor, embriagando al paciente hasta la insensibilidad. Luego, Simpson usó cloroformo en los partos y tuvo problemas con la Iglesia porque en la Biblia existe la frase “parirás tus hijos con dolor”. Finalmente, en 1864 el Congreso de Estados Unidos nombró a Wells “inventor de la anestesia”. 5 Quien me salvó la vida fue el obstetra porque nací tras un parto muy complicado. 6 Un 5: diría que, más que hipocondríaca, soy sugestionable. 7 Pésima paciente: voy al médico con el diagnóstico hecho. Si tengo que realizarme alguna intervención pido anestesia siempre, para cualquier pavada. No sé sufrir el dolor.
SERGIO KORZIN
2 El sedentarismo. No tengo continuidad con la actividad física.
Cirujano plástico, director médico del Centro Médico Uriburu y Lasermed.
3 Mi disciplina mejorará extraordinariamente en el futuro. La terapia génica ofrecerá posibilidades para enfermedades frente a las que no teníamos solución y la tecnología láser permitirá actuar de forma más específica sobre los targets elegidos. Existirán vacunas que podrán prevenir enfermedades virales como el herpes virus, retrovirus, etc. Sin lugar a dudas, uno de los campos en el que aparecerán más innovaciones será el de la comunicación: los pacientes bajo control podrán atenderse directamente en el centro dermatológico desde una cámara conectada a su computadora. Además, se podrán llevar a cabo exploraciones no invasivas e intervenciones teledirigidas (ese nuevo concepto de atención se conoce como Teledermatología).
1 Sin dudarlo, me quedo con una hemiatrofia facial. Se trata de una enfermedad que deforma la mitad de la cara. La pude corregir con una inyección de grasa sin intervención quirúrgica. Fue un caso poco común.
4 Admiro a Horace Wells, el inventor de la anestesia. Ya lo había dicho Hipócrates, padre de la medicina: “Curar sin dolor es obra divina”. En la Edad Media se usaban esponjas somníferas con mandrágora y amapolas. Más adelante, se vio que el frío intenso actuaba como analgésico y permitía realizar algunas intervenciones. En 1680, un
2 Hago poco ejercicio y me gusta comer. 3 Mucha innovación tecnológica y avances en el campo de la aparatología no invasiva. 4 Louis Pasteur. 5 Por suerte, nunca llegué a ese extremo, aunque reconozco que mucha gente me ayudó en mi formación. 6 Un 8. Ser médico no ayuda porque siempre te hace pensar en lo malo y en lo extraño. 7 Soy bueno, pero un poco obsesivo.
JORGE BELARDI Médico cardiólogo, presidente del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires.
1 Lo más raro que me pasó fue tratar a los presidentes Carlos Menem y Fernando de la Rúa. La envergadura del cargo del paciente hacía que el acto médico fuera muy extraño. 2 Trabajar cuando llego a casa con cosas que debería haber dejado de lado. 3 Veo el desarrollo de mi especialidad como una gran responsabilidad porque está aumentando la incidencia de afecciones cardiológicas. Actualmente, uno de cada tres argentinos muere de enfermedades cardiovasculares. 4 En cuanto a personalidades, admiro a Favaloro y a Bertolazzi. Además, me asombran los miles de médicos anónimos que viven para sus pacientes. 5 Nadie me salvó la vida. En cuanto a mi formación, estoy agradecido a un tío médico y a dos profesores que tuve en Estados Unidos. 6 Diría que un 5 porque me ocupo enseguida: no me preocupo de más ni de menos. Evito dejar pasar situaciones que me sacan de mi equilibro de salud. 7 No acepto ciegamente lo que me dicen: suelo averiguar, investigar, consultar sobre aquellos temas sobre los que tengo que tomar una decisión, sea en la vida o en la medicina.
ALBERTO CORMILLOT Nutricionista con especialización en obesidad y desórdenes de la alimentación, director de la Clínica Cormillot, Alco, Dietaclub, el Hospital Cormillot de Malvinas Argentinas, la Carrera de Nutrición de la Universidad Isalud y de la revista Vivir Mejor. 1 Al principio de mi carrera veía ciertos casos como raros; ahora simplemente los considero especiales. 2 Dicen que trabajo mucho: puede que sea verdad, pero lo hago porque se trata de mi pasión. Además de los lugares que dirijo, me ocupo de la capacitación de todos los profesionales que trabajan conmigo, hago
54 I TRASTIENDA DE TAPA entrevistas diarias en distintos medios de comunicación y soy panelista en tres programas de radio. 3 Para los próximos cinco años sólo pronostico avances en el área quirúrgica y en los tratamientos bariátricos. Muchas veces las enfermedades crónicas no son consideradas como tales y se les siguen dando indicaciones como si se tratara de una conjuntivitis. ¿El resultado? El 50 % de los pacientes de las enfermedades crónicas no siguen un tratamiento adecuado. 4 Florencio Escardó, un pediatra del siglo pasado, introdujo una visión humanista en su especialidad al hacer que las madres pudieran entrar en las salas de operación para estar con sus hijos. Además, era escritor, humorista y comunicador social: en él me inspiré para ser comunicador. 5 El Dr. Caiña me salvó del cáncer de intestino. Me operó muy bien y eso facilitó que el oncólogo pudiera, a través de las biopsias, determinar que no debía hacerme quimioterapia. Al sacarme más ganglios de lo usual, Caiña permitió un diagnóstico más preciso. 6 No soy hipocondríaco. Cuido mi salud continuamente, escuchando las señales del cuerpo y haciéndoles caso cuando es necesario. ¡Por suerte, las señales son pocas! 7 Como paciente soy muy bueno, sobre el promedio. Sigo las indicaciones, tomo los medicamentos, hago los estudios y estoy convencido de que me pueden pasar cosas como a cualquiera, aunque jamás a raíz de un descuido.
CARLOS VAN THIENEN Cirujano reconstructivo, Presidente & CEO de Clínicas Van Thienen. 1 En 1987, mientras hacía mi segundo posgrado en la Universidad Libre de Bruselas, se presentó Monsieur Leroy, un paciente de unos ojos celestes muy profundos. Como le faltaba todo el paladar, sostenía sus dientes y la nariz con una prótesis de plástico muy
molesta. Gracias a su apoyo pude investigar; ocho meses después, lo reconstruimos exitosamente con un diseño de técnica quirúrgica original descripta por mí. Con sólo 29 años había hecho un aporte significativo a la ciencia al llevar la punta inferior de la escápula (omóplato) al paladar. 2 Tomo mucho café y, como me doy cuenta, paso al té. Tomo mucho té y, como me doy cuenta, paso al agua mineral con gas. Tomo mucha agua… y así sucesivamente. 3 Maravillosamente creativa. Ya no va a depender tanto de nuestras habilidades manuales sino de la creatividad en el diseño tridimensional de órganos y la capacidad de hacer modificaciones genéticas en células para que sean más sanas. Vamos a pasar del bisturí al “copy-paste custom made”. 4 René Favaloro fue creativo, audaz, intuitivo, tenaz, perseverante, obstinado y supo estar en el momento adecuado y en el lugar preciso. Su único error fue sentir y ser tan argentino. Su suicidio se convirtió en símbolo de nuestra sociedad, que no honra el mérito ni valora el honor. 5 A través de seres queridos, Dios me ayudó cuando lo necesité en más de una ocasión. Una vez me perdí en un campo desértico: estaba al borde de la deshidratación y unos paisanos me encontraron. En otra ocasión, navegaba frente a José Ignacio con 40 nudos de viento y se rompió la vela de mi embarcación. Caí al agua y me rescató mi contramaestre, el único que navegaba conmigo. 6 ¡Cero! Soy consciente de la finitud de mi cuerpo y hago lo posible por cuidarlo, conocerlo y respetarlo. Estar todo el día pensando en cosas que no ocurrieron es una pérdida de tiempo. Hay que consultar y tratar esa fobia. 7 Soy buen paciente, he tenido cirugías y las he transitado con mucha consciencia y plenitud de estar ahí en total estado de entrega. Ahora bien: una vez que me operaron, no visito más a los cirujanos y médicos que me trataron, me saco yo los drenajes y les cuento por Whatsapp cómo van las cosas.
56 I VIDRIERA: ELECTROCARDIOPOEMAS
EL CORAZÓN EN LA MANO “Electrocardiopoemas”, la performance literaria-científica de Esteban Feune de Colombi, narrada en primera persona.
- CHARLES DICKENS
U
na tarde de invierno me hice un electrocardiograma por primera vez. Todo me pareció muy poético, desde las ventosas de un prehistórico pulpo de metal que se adherían a mi piel y cercaban mi corazón, hasta la diminuta máquina que registraba los latidos como un sismógrafo los sismos. Mientras eso ocurría, el médico que me atendió me miraba de reojo y jugaba con su teléfono, que chillaba con una musiquita irritante. Pensé: sólo médica o científicamente accedemos a un registro impreso de los latidos del corazón, que luego se plasman con jeroglíficos en una tira de papel anaranjado que archivamos o descartamos. Pensé: ¿qué más dirán, en su cueva sanguínea y rítmica, esos misteriosos tamborileos? Pensé: ¿de qué ma-
nera se podría “poetizar” ese hábito y volverlo duradero? Se me ocurrió, entonces, la idea de los “electrocardiopoemas”. Así los bauticé al instante, despatarrado en la camilla. El electrocardiógrafo vibró con la ocurrencia; o, al menos, así lo sentí yo. Del médico, por suerte, ni noticias; todavía hoy debe juguetear con su teléfono mientras miles de corazones susurran a su lado iluminadas o truculentas confidencias. Entonces, en mi “electroconsultorio” o a domicilio, emponchado con mi mameluco de “electrocardiopoeta” y blandiendo un estetoscopio, ausculto al paciente –persona o mascota, de forma individual o en pareja– a medida que escribo, sobre un papel para electrocardiograma, el oscilante “electrocardiopoema” que me dictan los latidos
de su corazón. Al terminar la faena leo el resultado en voz alta, luego enrollo la obra (mide aproximadamente dos metros de largo por seis centímetros de alto) y, después de transcribirla en un cuadernito para mi propio registro, se la entrego al paciente para que la enmarque o haga con ella lo que le plazca. La cuestión no toma más de cinco minutos. Con el tiempo, el desafío es lograr la mayor cantidad de “electrocardiopoemas” posible para, de ese modo, configurar una suerte de archivo de latidos poético, siguiendo los pasos –y salvando las distancias, claro– de los Archivos del corazón, la maravillosa performance del artista francés Christian Boltanski.
58 I TOP CINCO VISITANTE
A UN OBJETIVO Definitivamente, humanizar la medicina. Es necesario considerar los aspectos biológicos, psicológicos, sociales y culturales para brindarle una atención integral a cada paciente. Asumo esa responsabilidad que me cabe en mi tarea como profesor universitario.
ROBERTO IERMOLI Para esta edición hipocrática elegimos los consejos del profesor titular de Medicina Interna de la UBA y Director de Docencia e Investigación del Hospital de Clínicas.
B UNA FRASE
Hombre soy y nada de lo humano me es ajeno. Ese aforismo del gran comediante latino Publio Terencio (194-159 a.C) resume lo más sublime de nuestro ser. La vida humana es una sola: nada de lo que en ella suceda nos puede resultar ajeno.
C UNA DANZA Me quedo con el tango –declarado patrimonio cultural inmaterial de la humanidad– porque nos identifica en el mundo. Es una danza que estiliza el cuerpo, serena la mente y alegra el corazón. En medicina se emplea la “tangoterapia” en casos de estrés, ansiedad generalizada, depresión, enfermedad de Parkinson, etc. Cuando disfrutamos de un baile de abrazo intenso como el tango, el cerebro produce oxitocina, llamada también “hormona del amor”, que genera sensación de tranquilidad y mejora la autoestima.
D
E
UNA PALABRA
UN BENEFACTOR DE LA HUMANIDAD
Mis votos van para “empatía”. Fue acuñada por el psicólogo inglés Edward B. Titchener en 1909 y define la capacidad para conocer la situación, perspectiva y sensaciones de nuestro paciente y la comunicación efectiva con él. Ser empático significa tener afinidades e identificarse con otra persona. Es saber escuchar a los demás, entender sus problemas y emociones.
Elijo, sin lugar a dudas, al médico argentino Luis Agote, que realizó con éxito la primera transfusión de sangre en el mundo el 9 de noviembre de 1914. Hoy, a 101 años de la hazaña, se emplea la misma técnica. Pensemos en los millones de vidas que se salvaron gracias a ese procedimiento.
60 I HÉROES REALES
El Premio Bienal ALPI
es una ceremonia en la que la organización –líder en diagnóstico y tratamiento orientado a la rehabilitación motora– galardona año tras año a sus Héroes Reales, personas con discapacidad física que destacan por su esfuerzo de inserción social. En su edición 2015, diez personas fueron homenajeadas por sus historias de auto superación y su compromiso para concientizar acerca de la discapacidad en el país. ¿El fin último? Que sus trayectorias personales y testimonios de vida sirvan de estímulo a aquellos que enfrentan las mismas dificultades. Muchísimos candidatos compartieron sus inspiradoras historias desde todos los recovecos del país; de todas ellas, el Jurado eligió las de Martín Arregui, Guillermo Dos Santos, Diego Elías, Verónica Lorena Martínez, Maximiliano E. Matto, Yanina Gabriela Michel, Pilar Mujica, Fernando Pantin Colombo, Alejandra Peralta y Agustín Vicente Zanoli.
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1. Alejandra Peralta 2. Martín Arregui 3. Guillermo Dos Santos
FOTOS: DIEGO DE PEDRO
4. Pilar Mujica
ROCKOLA UNIVERSAL I 61
FOTO Y ESTILISMO: VICTORIA SÁNCHEZ ASISTENTE DE FOTOGRAFÍA: MILA WETZLER
SEÑORAS GALERA: DELIA TEDÍN I 63
MUÑECA BRAVA Junto a Victoria Sánchez (Malibustylist) nos adentramos en el Pasaje Bollini para conocer el hogar de Delia Tedín, decoradora autodefinida como “marxista consumista”. Devorando After Eights nos contó, entre otras cosas, sobre su romance con un campeón de motocross y sobre la rareza de ser una señora paqueta y kirchnerista a la vez. Texto: Lucía Colombo
TRABAJO
AMANTES
No tengo una rutina en el sentido tradicional del término. Mi trabajo es como un servicio sacerdotal de emergencia: me llaman y salgo rajando. Soy totalmente autoinventada, no tengo título universitario; sin embargo, me declaro muy estudiosa y aprovecho todo lo que aprendo. Mi profesión es riquísima desde lo humano porque me permite relacionarme tanto con gente que tiene mucha plata como con quienes mezclan cemento y agua en el balde. A la hora de decorar, me gusta todo: casa, casita, rancho y palacio.
Tuve una vida amorosa intensa, pero ahora no estoy con nadie. Si bien fui brava, no puedo entrar en detalles escabrosos por respeto a mis hijos y mis nietos. Solía ir por ahí contando intimidades de mis relaciones: era bastante inconsciente. Me casé una sola vez por registro civil, pero en mis documentos siempre figuré como soltera. La verdad, me casé distraída y me separé distraída. Tras seis años de matrimonio, di vuelta la página y me puse de novia con un campeón de motocross: fue un romance divino. Con mi segunda pareja no me casé porque me dio fiaca perder un día de trabajo haciendo trámites. Mi última relación fue con un profesor de tango. Viajamos a Europa y bailamos en la Piazza San Marco y en las calles de París. Fue el broche de oro de una vida amorosa fantástica con unos hombres divinos. Hoy en día estoy chocha de haber tenido todas esas aventuras.
UNA FIESTA INOLVIDABLE No soy muy fanática de las fiestas grandes. Cuando era chica me gustaba mucho ir al boliche, especialmente a Boite. Para mis 50 años, hice un festejo en casa con ambientación de Gloria César e invitados de lo más variopintos. Los ágapes que organizo suelen tener una concurrencia muy heterogénea: vienen galanes de cine, políticos, clientes y empresarios. No sé por qué, pero siempre terminamos charlando en la cocina a las seis de la mañana.
POLITICA Frecuento la Mesa de Autoayuda K, a la que acuden kirchneristas que vienen de familias gorilazas históricas. Nos juntamos para no
quedarnos solos y planear, entre otras cosas, cómo dejar de arruinar las comidas familiares y evitar que nos echen de las reuniones. Suelen visitarnos candidatos y periodistas y se arman debates muy interesantes. Algunas amigas me dejaron de hablar debido a mi orientación política, pero no me importa: tengo que vivir siendo fiel a mis ideales.
NIETOS Tengo once y son lo mejor de la vida. Quiero que tengan un recuerdo casi literario de mí; intento encarnar a la abuela que me hubiese gustado tener. Por eso, inventé “El cajón del mago”, un cofre dónde aparecen como por arte de magia chocolates y golosinas.
PAISAJE Lo mejor es el campo pampeano. Mi segundo marido tenía una estancia en Vedia a la que íbamos todos los fines de semana para leer y desconectarnos. El paisaje de la Pampa húmeda me conmueve porque miro el horizonte, cómo la bóveda celeste se perfila impecablemente. Me transmite un sentimiento de pertenencia y libertad.
64 I DECÍ WHISKY
Alejandro Kuropatwa A la hora de pensar en fotografías “medicinales”, por decirlo de algún modo, resulta imposible no recordar la bellísima y perturbadora serie “Cóctel”, de Alejandro Kuropatwa (1956-2003). Las imágenes tienen por objeto narrar el tratamiento contra el SIDA que el artista llevó a cabo durante sus últimos años de vida.
DECÍ WHISKY I 69
70 I FILANTROPÍA
EL PROYECTO EN CIFRAS: • Más de 220 huéspedes aliviados, cuidados y acompañados en el final de la vida en nuestra casa de Pilar.
HOSPICE BUEN SAMARITANO El Dr. Matías Najún, Director médico del Hospice Buen Samaritano, habla de esta institución sin fines de lucro que se ocupa de cuidar y acompañar en forma competente y compasiva a personas atravesando la última etapa de una enfermedad terminal en situación de indigencia. Si querés saber más:
www.buensamaritano.org.ar
• Más de 400 pacientes recibieron cuidado paliativo en 2 hospitales municipales donde tenemos presencia permanente. • 120 voluntarios entrenados, 10 enfermeros, 3 médicos, 1 psicóloga, 3 arte terapeutas, 1 equipo de pastoral y 1 comunidad orante que agradece, encomienda y sostiene integran nuestro equipo interdisciplinario. • Más de 600 personas, entre médicos, enfermeros, psicólogos, trabajadores sociales, voluntarios y agentes de pastoral recibieron capacitación de nuestro Departamento de Educación en Cuidado Integral y Humanizado en el Final de la Vida.
¿CÓMO DEFINIRÍAS EL VERBO “AYUDAR”? Es la oportunidad y el privilegio de aliviar, de cuidar, de mirar, de escuchar, de devolver condiciones de vida digna, de acompañar procesos de sanación, inclusive cuando ya no hay cura posible.
TOP CINCO RESIDENTE I 71
1 COSMÉTICA
2 ARTE
3 DISEÑO
Los productos de belleza Cerini Lab tienen una nueva colección de esmaltes y cremas AW ’15 inspirada en los grandes diseñadores de moda. Destacan los tonos que son tendencia esta temporada como el visón y cemento, además de los clásicos bordeaux.
En Agosto, los museos Castagnino y Macro de Rosario presentarán la séptima edición de La colección en foco, dedicada a “Artistas y talleres”. La muestra incluirá piezas nunca antes expuestas y otras clásicas de ambos museos museos.
Nike, siempre fiel a su objetivo de conjugar rendimiento y estilo, ideó sus Tights, pensadas para correr, entrenar y vivir. Resaltan sus atractivos colores y diseños, que permiten al atleta expresar su actitud y creatividad.
4 ARQUITECTURA
5 MÚSICA
De Stefano, líder en producción de piedras naturales, presentó el revolucionario material de construcción Neolith. Compuesto por minerales de granito, cuenta con características físico-mecánicas sin precedentes en el mundo de la arquitectura e interiorismo.
Converse apuesta a la próxima generación de músicos: en el marco del estupendo proyecto Rubber Tracks, la marca invitará artistas emergentes a grabar en 12 estudios históricos (entre los que se encuentra el legendario Abbey Road).
72 I EL MANIFIESTO
ESCANEÁ LA PÁGINA Y PROBATE LOS ANTEOJOS DE OLIVER.
En febrero, el New York Times publicó De mi propia vida, una nota de Oliver Sacks, catedrático de Neurología en NYU y autor del longseller El hombre que confundió a su mujer con un sombrero. En el artículo, anuncia que tiene un cáncer incurable y explica cómo enfrentará el resto de sus días. El texto es un conmovedor manifiesto sobre la importancia de “vivir en la forma más rica, profunda y productiva posible”.
Hace un mes me encontraba bien de salud, incluso francamente bien. A mis 81 años, seguía nadando un kilómetro y medio cada día. Pero mi suerte tenía un límite: poco después me enteré de que tengo metástasis múltiples en el hígado. Hace nueve años me descubrieron en el ojo un tumor poco frecuente, un melanoma ocular. Aunque la radiación y el tratamiento de láser a los que me sometí para eliminarlo acabaron por dejarme ciego de ese ojo, es muy raro que ese tipo de tumor se reproduzca. Pues bien, yo pertenezco al desafortunado 2%. Doy gracias por haber disfrutado de nueve años de buena salud y productividad desde el diagnóstico inicial, pero ha llegado el momento de enfrentarme de cerca a la muerte. Las metástasis ocupan un tercio de mi hígado, y, aunque se puede retrasar su avance, son un tipo de cáncer que no puede detenerse. De modo que debo decidir cómo vivir los meses que me quedan. Tengo que vivirlos de la manera más rica, intensa y productiva que pueda. Me sirven de estímulo las palabras de uno de mis filósofos favoritos, David Hume, que, al saber que estaba mortalmente enfermo, a los 65 años, escribió una breve autobiografía en un solo día de abril de 1776. La tituló De mi propia vida.
nuaba: “Soy... un hombre de temperamento dócil, de genio controlado, de carácter abierto, sociable y alegre, capaz de sentir afecto pero poco dado al odio, y de gran moderación en todas mis pasiones”. No puedo fingir que no tengo miedo. He amado y he sido amado. En este aspecto soy distinto de Hume. Si bien he tenido relaciones amorosas y amistades, y no tengo auténticos enemigos, no puedo decir (ni podría decirlo nadie que me conozca) que soy un hombre de temperamento dócil. Al contrario, soy una persona vehemente, de violentos entusiasmos y una absoluta falta de contención en todas mis pasiones. Sin embargo, hay una frase en el ensayo de Hume con la que estoy especialmente de acuerdo: “Es difícil”, escribió, “sentir más desapego por la vida del que siento ahora”. En los últimos días he podido ver mi vida igual que si la observara desde una gran altura, como una especie de paisaje, y con una percepción cada vez más profunda de la relación entre todas sus partes. Ahora bien, ello no significa que la dé por terminada.
“Imagino un rápido deterioro”, escribió. “Mi trastorno me ha producido muy poco dolor; y, lo que es aún más raro, a pesar de mi gran empeoramiento, mi ánimo no ha decaído ni por un instante. Poseo la misma pasión de siempre por el estudio y gozo igual de la compañía de otros”.
Por el contrario, me siento increíblemente vivo, y deseo y espero, en el tiempo que me queda, estrechar mis amistades, despedirme de las personas a las que quiero, escribir más, viajar si tengo fuerza suficiente, adquirir nuevos niveles de comprensión y conocimiento.
He tenido la inmensa suerte de vivir más allá de los 80 años, y esos 15 años más que los que vivió Hume han sido tan ricos en el trabajo como en el amor. En ese tiempo he publicado cinco libros y he terminado una autobiografía (bastante más larga que las breves páginas de Hume) que se publicará esta primavera; y tengo unos cuantos libros más casi terminados. Hume conti-
Eso quiere decir que tendré que ser audaz, claro y directo, y tratar de arreglar mis cuentas con el mundo. Pero también dispondré de tiempo para divertirme (e incluso para hacer el tonto). He sido un ser sensible, un animal pensante en este hermoso planeta. De pronto me siento centrado y clarividente. No
tengo tiempo para nada que sea superfluo. Debo dar prioridad a mi trabajo, a mis amigos y a mí mismo. Voy a dejar de ver el informativo de televisión todas las noches. Voy a dejar de prestar atención a la política y los debates sobre el calentamiento global. No es indiferencia sino distanciamiento; sigo estando muy preocupado por Oriente Próximo, el calentamiento global, las desigualdades crecientes, pero ya no son asunto mío; son cosa del futuro. Me alegro cuando conozco a jóvenes de talento, incluso al que me hizo la biopsia y diagnosticó mis metástasis. Tengo la sensación de que el futuro está en buenas manos. Soy cada vez más consciente, desde hace unos 10 años, de las muertes que se producen entre mis contemporáneos. Mi generación está ya de salida, y cada fallecimiento lo he sentido como un desprendimiento, un desgarro de parte de mí mismo. Cuando hayamos desaparecido no habrá nadie como nosotros, pero, por supuesto, nunca hay nadie igual a otros. Cuando una persona muere, es imposible reemplazarla. Deja un agujero que no se puede llenar, porque el destino de cada ser humano —el destino genético y neural— es ser un individuo único, trazar su propio camino, vivir su propia vida, morir su propia muerte. No puedo fingir que no tengo miedo. Pero el sentimiento que predomina en mí es la gratitud. He amado y he sido amado; he recibido mucho y he dado algo a cambio; he leído, y viajado, y pensado, y escrito. He tenido relación con el mundo, la especial relación de los escritores y los lectores. Y, sobre todo, he sido un ser sensible, un animal pensante en este hermoso planeta, y eso, por sí solo, ha sido un enorme privilegio y una aventura.
74 I GRANDES VESTIMENTAS