Galera #36

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#36 04.2012

GALERA

Intelectual y frĂ­vola










quiénes somos Propietario y director comercial Marco Simeone marco@intelectualyfrivola.com

editorial ladrillo

Director editorial Esteban Feune de Colombi esteban@intelectualyfrivola.com Director de arte Juan Moreno juan@intelectualyfrivola.com Diseño gráfico Jazmín Llambías jazmin@intelectualyfrivola.com Coordinación Andra Sitt andra@intelectualyfrivola.com

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Colaboran Wally Diamante, Facu Garayalde, Iuri Izrastzoff (fotos Casas de Buenos Aires), Jesús Guiraud (fotos Trastienda de tapa), Alina Cantón (ilustración Zaha Hadid), Nico Hardy (foto De la Galera) y Javier Velasco (Grandes vestimentas). Muchas gracias Juliana Awada, Clorindo Testa, Alberto Tonconogy, Tomás Powell, Gloria Cesar, Isabelle Firmin Didot, Guillermo González Taboada, Fernando Farré, Ana Rascovsky, Paula de Elía, Pablo Ferreiro, Lucas Gilardi, Gaspar Libedinsky, Marcelo Faiden, Lorena Aznar, Claudia Akian, Aníbal Ohanian, Marcela Naón, Alejandra Burlando, Joaquín Gotlib, Ale Chain, Gustavo Castagnino, Soledad Carranza, Paula Tuffano, Bárbara Bertani, Gisela Casella, Fabiana Rubeo, Pablo Kantt, Matías Garda y a todos los que nos conocen. Galera se consigue en: Novecento, Hotel Faena, Tea Connection, Tienda Malba, Felix, Ruth Benzacar, Pic Nic, Milagros Deco, Isidro Miranda, Kabinett, Il Ballo del Mattone, Proa, El Postigo, Miau Miau, Roho, Nucha, Crespín, Florencio, Fundación Proa, Laura O y Farinelli.

lo aristocrático, lo burgués o lo popular a galera@intelectualyfrivola.com

Número 36, abril 2012 Tirada: 10.000 ejemplares Foto de tapa: Jesús Guiraud. Maquillaje: Isa Garré para Estudio Novillo con productos Yves Saint Laurent.

Prensa y relaciones públicas Grupo Mass PR info@masspr.net Impresión Akian Gráfica Editora Clay 2992 / 4773-6245 Distribución y logística Intersexion SRL inter-sexion.com.ar GaleraGalera @GaleraGalera

Galera Intelectual y Frívola es una publicación de Marco Simeone (CUIL 20-93923078-6), French 3112 (Ciudad de Buenos Aires). Las opiniones de los entrevistados y los artículos no reflejan necesariamente a opinión de quienes hacen Galera Intelectual y Frívola. Se prohíbe la reproducción parcial o total del contenido publicado en esta edición. Hecho el depósito que marca la ley 11.723.

intelectualyfrivola.com


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Fue vicepresidente del Fondo Nacional de las Artes, urbanista, director de Relaciones Internacionales del Ministerio de Cultura de la Nación, autor del imprescindible Arquitectura argentina contemporánea y embajador argentino en Grecia, pero, antes de todo eso, Francisco Bullrich (1929-2011) fue uno de nuestros mejores arquitectos, responsable junto a Alicia Cazzaniga –su mujer– y Clorindo Testa del diseño de la Biblioteca Nacional.


ciencias sociales

Sofi Sanguinetti y Dani Nofal en la genial comida de Olsen.

Mariana Peinado y Paloma Aballone en el evento de Olsen.

Jessica Trosman en la presentación de colección de Complot.

Valeria Mazza en la primera fila del desfile de Ménage à Trois. Chocolate invierno 2012.

12 Abril Alonso y Emiliano Moschiutti en Olsen.

Antonella Graef desfiló para El Camarín.

Patricia y Rosella Della Giovampaolla junto a María Kodama en el desfile de Carolina Müller.

Silvina Grosso, Andrea Brzezniak y Coty Larguía en la comida de Olsen.

Alina Perkins tocó con su banda Lavial en el evento de Complot. Miguel Larreta, Amores, Nat Sly y Ale Shaw en el ágape de Olsen.


Zelmira Frers y Juan Santamarina en la comida de Olsen.

Andrea Frigerio y Brenda Gandini en el nuevo local de Naima en Patio Bullrich. Angie De Elizalde e Inés Azumendi en el evento Converse Remix.

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Eugenia Rebolini y Amelia Saban en el desfile de Ménage à Trois en el BAAM. Cintia Garrido y Priscila Crivocapich desfilaron para Naima.

Graciela Borges en el Buenos Aires Alta Moda.

Bully invierno 2012.

Cruz Pereyra Lucena y Bebe Contepomi en Converse Remix.

Romina Lanaro para Ménage à Trois.

Rocío, Daiana, Gabriela, Elizabeth y Giuliana posando para Complot.

Rana Pichot, Nicole Segal, Celina Saubidet y Lulu Guerón en Olsen.

Bernardita Barreiro para El Camarín.


visionaria

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acida en Bagdad en 1950, Zaha Hadid se graduó en Matemáticas y luego estudió Arquitectura en Londres, ciudad en la que instaló, hace más de tres décadas, su prestigioso estudio, aún vigente y uno de los más requeridos del mundo. Ecléctica, moderna, luchadora, obstinada, Hadid se enfocó tanto en la docencia como en proyectos conceptuales de apariencias locas y difíciles de construir (de hecho, ganó muchos concursos con ideas que jamás fueron concretadas). Con el objeto de evocar el caos de la vida contemporánea, sus edificios –el Rosenthal Center, en Cincinatti, por ejemplo– juegan sobre múltiples perspectivas y geometrías fragmentadas. En 2003 recibió el Premio Mies Van der Rohe y un año después, el Pritzker, algo así como el Nobel de la arquitectura; fue la primera mujer en ganarlo en un medio bastante machista, hecho que destacó en su discurso de recibimiento. Como dato de color, vale recordar que en 2009 diseñó junto a Lacoste unas botas delirantes, que podrían haber usado los protagonistas de Avatar.


A

fines del siglo 19, el inquieto Lord inglés William Cunnington realizó un largo viaje de exploración geológica por varios lugares de India, adonde observó que los nativos bebían una pócima natural muy estimulante y con propiedades digestivas hecha en base a quinina. De vuelta a Londres, el Lord elaboró un brebaje burbujeante con las mismas características. Ése es el comienzo de la famosa Indian Tonic de Cunnington, el refresco ideal para el mejor gin & tonic.

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nte la pregunta “¿Qué palabra o frase se tatuarían?”, formulada en nuestra página en Facebook, nos contestaron, entre otras cosas, lo siguiente: 1) “Hijo de la luna”; 2) “Odio los tatuajes”; 3) “”Love will tear us apart”; 4) “Música”; 5) “Paciencia”; 6) “Zeitgeist”; 7) “Life is for living”; 8) “C’est chic”; 9) “No toque la mercadería que no piensa consumir”; 10) “…”; 11) “Forget the world”; 12) “Après moi, le déluge”; 13) “MADER FAKER”; 14) “Daniela Mercury”; 15) “Me borraría las huevadas que me tatué de pendejo y me tatuaría ‘no te tatúes’”; 16) “Poesía”; 17) “¿Qué mirás?”; 18) “I’m a super beachhhhh”.

Le Corbusier se llamaba, en realtidad,

Charles Édouard Jeanneret-Gris.

E

scribió el estadounidense John Irving en su imprescindible novela Una mujer difícil, que deberíamos leer y releer: “En este mundo de mentalidad cochina, sos la mujer de alguien o la puta de alguien; o vas camino de convertirte en una de ambas cosas. Si no encajás en ninguna de esas categorías, todo el mundo trata de hacerte creer que te pasa algo”.

H

ipódamo (Mileto, 498-408 antes de Cristo) fue un arquitecto, matemático, meteorólogo y filósofo griego. Se lo considera el “padre” del planeamiento urbanístico y el artífice del “plan hipodámico”, un trazado que organiza una ciudad mediante el diseño de sus calles en ángulo recto, creando manzanas rectangulares. Hipódamo representa la antigua escuela jónica, que privilegiaba la perfección y el lujo. Aristóteles lo describió como un personaje que deseaba destacarse en todas las ciencias de la naturaleza.

patadas de chancho

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icen los que saben que no hay nada más paquete que la discreción. Dicen los que saben que cada estornudo equivale al 10 % de un orgasmo y viaja en tu boca a 1.000 kilómetros por hora. Dicen los que saben que Liv Ullmann nació en Tokio. Dicen los que saben que nada existe puro y neto. Dicen los que saben que la palabra “arroba” proviene del árabe “ar-rub” y significa “la cuarta parte”. Dicen los que saben que Roger Waters ¡hizo playback! Dicen los que saben que uno es el espacio adonde está. Dicen los que saben que volvieron las barbas tupidas. Dicen los que saben que basta de preferir otra cosa. Dicen los que saben que ya salió 16, el nuevo perfume de María Cher. Dicen los que saben que el 27 de julio arrancan las Olimpíadas de Londres, ciudad tres veces anfitriona del mismo evento. Dicen los que saben que viva el mezcal. Dicen los que saben que sólo el 16 % de las mujeres nacen rubias. Dicen los que saben que parpadeamos 25 mil veces por semana. Manténganse atentos a lo que dicen los que saben.

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top cinco visitante

ÉSTE ES EL IMPERDIBLE QUINTETO DE RECOMENDACIONES DEL PRESTIGIOSO ARQUITECTO ALBERTO TONCONOGY, QUIEN ACTUALMENTE LLEVA ADELANTE LAS RIENDAS DEL PROYECTO CASA DE UCO.

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UN OBJETO: Cada nuevo objeto que me deslumbra tiene la carga de lo infinito; es un renovado ejemplo inédito de lo viejo. Por eso elijo el reloj IWC, modelo Portuguese, de oro rosa con cuadrante negro.

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UN MAR: El mar que más placer me dio es el de la bahía de Punta del Este. Allí aprendí a ser inolvidablemente feliz en mi primer pequeño velero.

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UNA OBRA DE ARQUITECTURA: Respeto esta actividad no porque sea uno de los puntos centrales de mi vida sino porque sus mejores exponentes generan inspiración para todo y para todos. En ese sentido, me encanta la Ciudad de las Artes y las Ciencias que diseñó Santiago Calatrava en Valencia.

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UN DISCO: Como para la mayoría, la música resulta el sendero donde me es más fácil transitar. En mi recorrido, el jazz –pienso en “I Can’t Get Started”, de Dizzy Gillespie– me sirvió para entender más profundamente el universo de lo que había escuchado antes y de lo que escucharía después.

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UNA VISTA: La vista que mejor atesoro no es la más espectacular sino la que más me conmovió. Se trató de un solitario momento atemporal pescando con mosca una trucha arco iris en el Sur argentino, en el lago Tromen.


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nesperada y bienvenida será la visita de Hugh Laurie; el actor de Dr. House presentará su disco Let Them Talk en el Luna Park el 8 de junio.

top cinco residente

ada vez que abran los ojos, hagan el amor o se acuerden del otoño, piensen en Piedra en flor, el nuevo libro de poemas de Fernando Noy.

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o se se les ocurra faltar a la edición 21 de arteBA. La gran fiesta del arte latinoamericano tendrá lugar del 18 al 22 de mayo en La Rural.

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on gracia decoró el francés Jacques Grange el Palazzo Margherita, el nuevo hotel que el cineasta Francis Ford Coppola inauguró en el Sur de Italia.

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sada será la ceremonia de premiación del Pritzker de Arquitectura que ganó el chino Wang Shu y que tendrá lugar en Pekín el 25 de mayo.

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casas de buenos aires

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uando los pintores Aquiles Badi y Horacio Butler volvieron al país en 1936 luego de vivir en Francia, instalaron su taller en Corrientes 1309, arriba del Ouro Preto, uno de los pocos bares que sobreviven de aquel tiempo. La imponente fachada del edificio, con su mansarda verde coronando como un gigantesco casquete los pisos superiores, quizá les haya hecho recordar París. El art-decó predominaba en la vanguardia arquitectónica de la época, pero esa escuela aceptaba distintas vertientes. Por su clasicismo, esta obra podría haber sido trasplantada desde París y nadie se hubiese percatado. La botonean la herrería de la entrada, los ornamentos bajo las ventanas y los dos severos pilares que enmarcan el frente. Resulta deplorable la desproporcionada marquesina, que no es original y que ha tapado el nombre del arquitecto y el año de construcción, que se supone alrededor de 1930. Mención aparte para el Ouro Preto: el dibujo de sus vidrios esmerilados con palmeras y clima tropical merecerían ser resguardados como entrañables reliquias de la intimidad porteña. www.fervorxbuenosaires.com


árbol genealógico

MUNDO L E D S A T L A S Á M S LAS 9 TORRE

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NÚMERO 1: Burj Khalifa es la torre más alta del globo. Diseñada por Adrian Smith en Dubai, mide ¡828 metros! y costó U$S 4.000 millones.

NÚMERO 2: Erigida en 2003 en China, la torre Taipei 101 es una suerte de gigantesca pagoda moderna de 700.000 toneladas que alcanza los 508 metros.

NÚMERO 3: De bellísimo diseño, el Shanghai World Financial Center cuenta con 377.000 metros cuadrados y casi cinco cuadras de altura.

NÚMERO 4: Las Petronas Towers, del tucumano César Pelli, son de 1998, se ubican en Kuala Lumpur, miden 452 metros y tienen 32.000 ventanas.

NÚMERO 5: La Willis Tower fue edificada en 1974 en la ciudad de Chicago. Con 442 metros, el diseño de Bruce Graham es el más alto de USA.

NÚMERO 6: Denominada Trump International Hotel & Tower, la mole de 423 metros nació en 2009 en Chicago de la mano del experto Adrian Smith.

NÚMERO 7: La Jin Mao Tower fue proyectada en 1998 por la firma Skidmore, Owings & Merrill y sus 420 metros se reparten en 88 plantas.

NÚMERO 8: Situado en Hong Kong, el Two International Finance Centre también estuvo a cargo de Pelli y sus 415 metros se erigieron en 2003.

NÚMERO 9: La multi premiada Al Hamra Tower está ubicada en la ciudad de Kuwait, alcanza los 412 metros de altura y se terminó de construir en 2008.


de la galera

Gloria Cesar 20

Isabelle Firmin Didot


¿Cuál es vuestro estado mental más frecuente? G: Cuestionador. De todo, de por qué somos o qué somos, del sinsentido y del sentido, del valor de los valores. I: Volando por algún espacio nuevo que estoy inventando. ¿Qué fue exactamente lo último que rompieron? G: La ilusión del amparo. I: No recuerdo… Mejor, no acordarse. ¿Quién las marcó para siempre? G: Mami (mi tía). I: Mis profesores de diseño en Estados Unidos, cuando estudié allá. ¿Con qué personaje histórico tomarían el té? G: Armaría una mesa con Darwin, Leonardo, Galileo, Einstein, Kaku y esperaría entender algo. I: Hay miles que me divierten. Mezclaría a María Antonieta, Napoleón, Firmin Didot (un pariente mío que inventó una tipografía), John Cage, Louis Kahan, Herzog & de Meuron, Mark Rothko, Dubuffet, Brancusi, Borges, Bryan Ferry y ¡¡¡¡Del Potro!!!! ¿Cuál es vuestra mayor extravagancia? G: ¿¿¿Extra qué??? ¿Yo, vaga? ¿Te parece? No sé de qué se trata… I: Armar el rompecabezas más complicado de todos y jugar al tenis, que me apasiona. ¿Qué obra arquitectónica les hubiese gustado diseñar? G: El Guggenheim de Bilbao por Frank Ghery. I: Los proyectos que imagino. ¿Cuál es el sonido que más les gusta? G: El agua que corre con fondo de Mozart. I: El de un café, el paso del caballo sobre el cemento, el agua de una fuente, los pájaros en la primavera y la música, me gusta mucho la música. ¿Adónde viajarían en este instante? G: Alrededor del mundo en ochenta días. I: A París. ¿Cuál es vuestra palabra favorita? G: “Justicia”. I: “Espacio” y “libros”. ¿Qué profesión no ejerecerían nunca? G: Militar. I: Abogada, contadora, escribana. Si fueran magas, ¿qué harían salir de la galera? G: A Hugo Arias. I: Bibliotecas infinitas.

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la columna

En esta nota, Tomás Powell nos introduce en el complejo mundo de la arquitectura y nos presenta a nuestros seis protagonistas de tapa, cuya entrevista empieza en la página 24.

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Desde que tengo memoria, el mundo de la arquitectura siempre fue un poco reprimido. De hecho, muchos comparan esa disciplina con la religión. Cualquiera que haya padecido a un pariente, un hijo, un amigo o una pareja estudiante de Arquitectura, comprobó la transformación de ese ser evangelizado por un nuevo dogma de fe. La enseñanza de la arquitectura no es muy diferente de la de un saber esotérico. Si bien gran parte de las materias de la carrera son técnicas o humanísticas, la gran materia, su arte específico tiene poco de saber académico tradicional, de esos que el profesor transmite a sus alumnos de manera clara y objetiva. Es mucho más parecido a la relación de un aprendiz y su maestro. Se trata de un proceso bastante complejo que incluye instancias a través de las cuales el genio de los

sabios decanta sus conocimientos hacia sus oyentes: observancia, prueba y error, premio y castigo, revelación, adoración, imitación… Pura mistificación, diría un extrarreligionario, y tendría razón al menos en un sentido: la formación del arquitecto lo incapacitará de por vida para comunicar su arte al resto de la sociedad. Increíblemente, la “más útil” de las artes bellas resulta también la más hermética. Aunque no nos lo propongamos, todos consumimos arquitectura. Mucho, MUCHO más que música, cine, artes plásticas, teatro o incluso literatura, actividades de las que todo tipo de expertos, fanáticos, amateurs o mi abuela opinan en diarios, revistas, televisión, Facebook o un asado. Tienen un valor cultural que –¿tal vez por ser el único que tienen?– las convierte en pasión

de multitudes. Not so la arquitectura. Del valor de los edificios como bien de consumo cultural sólo hablan los arquitectos y como lo que dicen no suele ser comprensible o interesante para alguien que no lo sea… en fin, así estamos. Con esa idea en mente (la de “sacar la arquitectura del closet”, como dice Esteban en la nota de tapa), propuse juntar a seis de los más talentosos y prometedores arquitectos locales. Sus opiniones me atraen porque son inmejorables referentes o porque lo que producen me interesa –como me interesan algunas películas, novelas, canciones y obras de arte que comento con amigos–. Aun así, no estoy seguro de que hayamos avanzado demasiado, pero por algún lado se empieza… ¡seguimos, mientras tanto, por otros medios!


PABLO FERREIRO

GASPAR LIBEDINSKY

Si bien el grueso de su obra lo define como el clásico chico de San Isidro que es –están ahí el estudio AFRa que integra con Saturnino Armendares y Joaquín Leunda, cerca del bar-restaurant y centro comercial Deriva, uno de sus proyectos más conocidos, y algunas decenas de otros por los que lo buscan la mayoría de sus clientes; sobre todo, casas, edificios y algunas oficinas–, también hay que decir que se trata de un chico (promediando los 40…) peronista. Y ese dato ha sido para su carrera tan importante como su talento para agenciarse la obra que le dio mayor proyección y difusión a su trabajo tanto aquí como en el exterior: el Mausoleo de Juan y Eva Perón en San Vicente, que fue tapa de Summa+ y de la japonesa a+u.

Sí, es hijo de Dudi y hermano de Juana. Estudió Arquitectura en la Architectural Association de Londres. Si bien trabajó en algunos de los estudios más importantes del planeta –OMA (Rem Koolhaas) en Rotterdam y Diller Scofidio en New York, junto a quienes participó en el diseño del High Line–, su relación con la arquitectura pasa más por la de ser un observador crítico que un diseñador. Podría decirse, aunque no se trate de edificios, que lo suyo es “arquitectura conceptual”. Luego de integrar la última edición de la beca Kuitca, su investigación/ happening sobre la cárcel de Caseros, la instalación y el video Cuckoo y gran parte de su producción actual –Mr. Trapo y otras– se vieron hace poco en el shop del Malba y en varios medios.

PAULA DE ELÍA

MARCELO FAIDEN

También arquitecta, es conocida sobre todo por sus obras de interiores. Sus participaciones en casa FOA, más allá de sus múltiples medallas y premiaciones, están siempre entre los dos o tres momentos memorables de cada edición. Si bien la finesse de su clientela impide nombrar la mayor parte de sus creaciones, sus trabajos “comerciales” no son menos destacables; entre ellos, las oficinas de la agencia de publicidad Madre. De algún modo, muchas veces se encarga de hacer habitables –de traducir a las necesidades de la vida cotidiana de sus clientes– las creaciones de otros arquitectos; muy frecuentemente, de los más famosos y cotizados. Su talento y el sentido que esta experiencia le da a sus opiniones resulta parece invalorable.

A él y a su socio inseparable, Sebastián Adamo, los conozco de la facultad. Marcelo siempre fue un personaje desconcertante: detrás de su pinta inofensiva de chico moderno de barrio, sorprende siempre su mirada firme, segura y un poco a contrapelo del eco sordo del consenso general. Las cosas que produce tienen la elegancia de lo que se hace bien naturalmente, sin esfuerzo. Su obra ha sido expuesta en el Museo Guggenheim de New York y en el pabellón argentino de la Bienal de Arquitectura de Venecia y sus trabajos han de ser los más publicados y que mayor interés despiertan entre los argentinos en medios extranjeros.

ANITA RASCOVSKY

LUCAS GILARDI

Es hija y socia de Irene Joselevich, reconocida arquitecta y paisajista. Juntas hicieron, entre otras cosas: el jardín de infantes Jacarandá, el edificio Vilela en Núñez, el parque de la casa de J. P. Bailey en La Boyita y la casa de María Cher y Gabriel Brener en José Ignacio. Además, Anita hizo el local de Kabinett en Palermo. Antes de esas obras, estudió un máster en École Nationale Supérieure d’Architecture de Versailles (Francia, 2001) y en el Berlage Institute (Holanda, 2002), donde, junto con otros estudiantes latinoamericanos, fundó Supersudaca, una oficina de investigación de arquitectura y urbanismo con sede en ocho países.

Gustavo Diéguez y Lucas Gilardi (a77) disfrutan de la construcción de proyectos con sus propias manos. Su trabajo consiste en la producción de una variedad de objetos de uso cotidiano que alcanzan el tamaño de piezas de arquitectura. En sus diseños combinan el arte, la sociología y el urbanismo con un particular interés por la reutilización de restos industriales y el reciclaje aplicados a la vivienda experimental, a la formación de instituciones efímeras, a la activación de dinámicas sociales en el espacio público y a la autogestión de espacios culturales. Sus trabajos más recientes se publicaron en medios de difusión de la arquitectura locales e internacionales.

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trastienda de tapa

OTRO LADRILLO 24

Con la invalorable ayuda de Tomás Powell, editor de la revista Barzón, elegimos a seis arquitectos argentinos para que nos ayuden a entender el estado actual –fideicomiso, creatividad, sindicato, espacio público y experimentación mediante– de la arquitectura argentina. Texto: Esteban Feune de Colombi

Esto es más o menos así: hace rato que pensamos en dedicar un número de Galera a la arquitectura. Pensamos y pensamos, pero, como no somos expertos en la materia, las ideas que teníamos para la tapa y para la nota de tapa eran demasiado aburridas o demasiado quiméricas. Demasiado. Por eso convocamos a Tomás Powell, quien, además de arquitecto, es redactor de la revista Summa y editor de la revista Barzón y su mirada sobre el universo de los ladrillos resulta en general desobediente y opositora. Juntos fuimos moldeando algunas propuestas hasta que surgió la que finalmente llevamos a cabo: armar un grupo de seis arquitectos “jóvenes” (siempre resulta previsor entrecomillar esta palabra cada vez más confusa, menos certera), fotografiarlos en el flamante local de Tecno en plena construcción y hacerlos platicar, Tomás y quien escribe, de modo tal que sus percepciones acerca de la arquitectura se chocaran, se encresparan, se desafiaran y se tensaran, enriqueciéndose. También quisimos de alguna manera sacar a esta hermética disciplina del closet y acercarla, por lo tanto, a un público más amplio. Elegimos a Anita Rascovsky, Paula de Elía, Marcelo Faiden, Lucas Gilardi, Gaspar Libedinsky y Pablo Ferreiro, representantes de estilos y posturas diferentes. Algunos son más artistas que arquitectos, otros más diseñadores de interiores o menos, pero, aun así,

todos estudiaron la misma carrera y lidian día a día con problemas bastante –y soluciones también– similares.

LUCAS: A ver: no soy europeo, pero veo que allá las cosas son más conservadoras. Eso es lo que escucho.

¿Qué les resulta interesante de la arquitectura argentina y qué les resulta tedioso? GASPAR LIBEDINSKY: A diferencia de otros países, en Argentina el desarrollo inmobiliario está ligado al diseño: no existe una diferenciación entre las personas que desarrollan un proyecto y quienes diseñan la obra. Acá, el arquitecto es el desarrollador. Eso indica un potencial y también una debilidad. En relación con Chile o Brasil, hay pocas obras producidas en nuestro país que sean reconocidas a nivel mundial. En algún punto eso tiene que ver con desligar el negocio del diseño. LUCAS GILARDI: Si bien concuerdo con Gaspar, hay muchos arquitectos europeos que dicen que aquí hay muchas oportunidades para los jóvenes. Pienso en profesionales recién egresados que vienen de Francia o de Italia porque allá no se puede hacer mucho, convencidos de que Argentina presenta grandes posibilidades de construcción y experimentación. Eso resulta muy interesante. ANITA RASCOVSKY: Creo que se trata básicamente de una cuestión de escala. LUCAS: Por supuesto.

También es cierto que, como la mayoría de las ciudades europeas ya están hechas, hay menos espacio para construir. LUCAS: Claro, existen códigos restrictivos y se puede construir menos. Como decía, hay un montón de jóvenes arquitectos europeos que vienen a trabajar acá. Se trata de una tendencia fuerte. A mí me gusta que pase.

¿Por qué creés, Lucas, que eso se da de ese modo en Argentina y no en Europa?

¿A qué te referís con las escalas, Anita? ANITA: En Argentina hay menos regulaciones y la mano de obra aún es relativamente barata. Podés trabajar cara a cara con muchísimos gremios sin la necesidad de intermediarios. En Holanda, adonde viví, era imposible mandar a hacer una silla. Acá vas al carpintero que vive a la vuelta de tu casa y te la corta. Lo mismo pasa con los herreros o los albañiles; son muy accesibles. Se trata de trabajadores de oficio que además son artesanos y te permiten seguir experimentando con técnicas que en otros lados están en desuso. ¡No todo está perdido! Si bien cada vez resulta más difícil y más caro trabajar con carpinteros, herreros o albañiles, todavía se puede tratar con ellos en la escala en la que nosotros nos movemos. MARCELO FAIDEN: Si estamos dispuestos a pensar en un cambio, reformularía la pregunta inicial. No hablaría de “arquitectu-


O EN LA PARED 25


trastienda de tapa

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ra argentina” ni circunscribiría nuestra profesión a un límite geopolítico porque puede convertirse en un lastre. Para no caer en coyunturas, conviene reflexionar algunos de los temas que surgieron alrededor de la idea de algo que se mencionaba recién: América Latina, al contrario de Europa, no está hecha. El grueso de la construcción de las nuevas grandes ciudades europeas no pasa por manos de arquitectos jóvenes, como sí sucede en este continente. Entonces, acá es un buen lugar para trabajar de arquitecto y participar de los procesos de crecimiento comerciales de la ciudad sin que implique algo negativo. En las metrópolis latinoamericanas no sólo hay terrenos disponibles sino que carecemos de una estructura legal que imposibilite aventuras. Para empezar una obra, por ejemplo, no debemos pagar 700 seguros como hacen nuestros colegas europeos. TOMÁS POWELL: Creo que Gaspar se refería, de algún modo, al fideicomiso, tema que logra cosechar interés en el extranjero. En ese sentido, la coyuntura define el presente de la arquitectura argentina. MARCELO: Es relativo. A algunas cosas similares les modificás la melodía y también cambian. Por ejemplo, España duplicó en los últimos 15 años sus metros cuadrados construidos y los arquitectos tuvieron muy poco que ver con esa realidad. Sabemos lo que está pasando en estos momentos en ese país. La penetración que tuvieron los arquitectos en la sociedad española es muy baja y actualmente se los considera un objeto de consumo de lujo. No quisiera festejar ese filón que medios, bienales y escuelas elevaron a la estratósfera. Eso apuntala la idea de que los arquitectos no sirven para nada. GASPAR: Hago la salvedad de que actualmente, a diferencia de mis colegas acá presentes, estoy más abocado a mi obra como artista. Sin embargo, creo que hace falta una política de estado al estilo Arquitectura para Todos. Así como existen subsidios para la producción nacional de cine porque se trata de un bien cultural, extraña que eso no suceda con la arquitectura. Propongo también una política gremial dura por parte de los arquitectos. Tenemos que sindicalizarnos ANITA: ¡Gaspar Presidente! GASPAR: ¡Ja! Hay un gran problema de individualismo en la arquitectura que en el

ámbito competitivo sucio argentino nos juega en contra. ¿Por qué? GASPAR: Porque los grandes estudios hacen ante-proyectos gratis y eso deja a los jóvenes sin posibilidad de competir. Sindicalizarnos y tener un gremio fuerte, con reglas claras y que nos sirvan a todos para que esto no sea “sálvese quien pueda” sería muy positivo. La clave radica en aceptar a la arquitectura como bien cultural y que una política la direccione en ese sentido, trascendiendo el aspecto comercial. MARCELO: Existe ese problema, pero no coincido en la forma de tratarlo. Para Roberto Mangabeira Unger, un filósofo brasileño que está muy en boga, la mejor manera de hacer política en estas regiones es el agenciamiento propio. Entender que desde la práctica individual uno toma decisiones políticas y desecha la energía que le dedicaría a generar, por ejemplo, un gremio, es reconocer cómo puede influir en la sociedad cada trabajo que hacemos. Los fideicomisos reflejan eso. Por caso, en un edificio que recién terminamos, amigos nuestros o varias personas que trabajaron en la obra compraron una unidad. Eso pasó dos veces. Mi electricista – tiene la misma edad que yo, pero otra formación– vive en un departamento de ese edificio y un herrero formó su empresa a partir de un encargo nuestro. Si uno se percata del impacto de esas cuestiones, que exceden las ambiciones privadas, se da cuenta de que en realidad no necesita un sindicato. TOMÁS: Le recordamos a Paula de Elía, que acaba de llegar, que empezamos preguntándonos por los aspectos interesantes y por los aspectos insulsos de la arquitectura argentina. PAULA DE ELÍA: A gran escala, el fideicomiso atenta contra la arquitectura de manera espantosa. Los grandes emprendimientos inmobiliarios se obsesionan con sacarle el mayor rédito al metro cuadrado y se olvidan de que están construyendo viviendas para la gente. El tema del individualismo resulta paradójico. Está bueno lo que dice Marcelo respecto de desmenuzar las necesidades reales de cada proyecto, sobre todo cuando se trata de una iniciativa más “artesanal”. A mí me preocupa el hecho de que entrás en

algunos edificios y no podés creer lo que ves. MARCELO: ¿Cuándo eso fue distinto en la historia de la arquitectura? La ciudad de Chicago, por ejemplo, ¿no se hizo así? En el fondo, si los edificios son malos, es responsabilidad de los arquitectos. PAULA: Estoy de acuerdo, pero el tema va un poco más allá. GASPAR: Me parece que hay un problema en el fideicomiso. Creo en la tensión durante el proceso creativo. Cuando el arquitecto se vuelve parte del negocio, desaparece esa confrontación totalmente necesaria entre el cliente y el arquitecto y éste se termina supervisando a sí mismo. Eso genera obras de mala calidad. En cambio, cuando los tantos están separados y cada cual defiende sus intereses, el resultado es mucho mejor. PAULA: Creo que el arquitecto se termina involucrando desde un lugar extra disciplinario y no desde la problemática real de cuáles son las necesidades de cada obra. ANITA: La mayoría de los proyectos que una hace son viviendas –unipersonales o edificios– y en general se trata de fideicomisos. O sea, no hay muchas variantes. ANITA: No hay programas ni distintas personas que te contratan… No sé cuál es el caso de ustedes, pero yo trabajé muy pocas veces para empresas. Entonces, los problemas con los que lidiás son siempre parecidos. Eso hace que trabajes de cierta manera y pelees desde el mismo lugar: sos parte o conocés a tus clientes o… No es lo mismo si te contrata una institución. PAULA: Yo me dedico bastante al interiorismo y me pasó muchas veces algo curioso: me llaman para ir a un edificio y arreglar lo inarreglable. Los módulos clásicos –por ejemplo, tres dormitorios y dos baños– terminan no coincidiendo con la realidad porque allí se instala una familia con más hijos, porque hace falta un playroom o porque las cocinas no ventilan. En esos casos me pregunto, más allá de lo que se propuso el arquitecto o el desarrollador: ¿cómo no verifican esas cuestiones? La gente vive ahí. Me doy cuenta de eso porque entro en un nivel de intimidad muy fuerte con los clientes. Hay detalles elementales que no están pensados. TOMÁS: Para cortar con nuestra inevitable tendencia tanguera, quisiera que cuenten


qué les parece realmente bueno de la arquitectura argentina al margen de las coyunturas. Supongamos que viene un japonés a visitar el país, ¿qué le mostrarían? LUCAS: Insisto en lo que comenté al principio: me gusta que haya muchas oportunidades para los jóvenes. Por cierto, es difícil generalizar. Aquí, cada uno tiene experiencias diferentes que conviven dentro de la misma realidad. Eso también resulta interesante; a algunos les va bien con el fideicomiso, por ejemplo, y a otros les va mal. Esa convivencia de estilos distintos me agrada mucho. Si viene un japonés, lo mandaría a ver qué pasa en la facultad. Allí hay muchas cátedras que están cambiando de manos y se empieza a enseñar la arquitectura desde otros puntos de vista. ¿Cómo definirías esos puntos de vista? LUCAS: Como una suerte de reescritura de la arquitectura, de rehacer lo que está hecho, de rediseñarlo y reconfigurarlo mediante un proceso de diálogo sin perder conexión con la realidad. En Argentina se suele pensar que el arquitecto es, tradicionalmente, alguien caro, ¿no? Con la nueva camada de arquitectos jóvenes esa idea se está revirtiendo. Aparecen respuestas creativas que a la vez son económicas. Está bueno cobrar mucha guita, pero eso también te impide hacer un montón de cosas. TOMÁS: Insisto: a un japonés que viene de visita, ¿qué le dirían que tiene de bueno Buenos Aires, que es fruto de la arquitectura argentina o porteña? MARCELO: Le diría justamente eso, que Buenos Aires está hecha por arquitectos. Se trata de una ciudad que se está haciendo ahora mismo y en la que los arquitectos participamos de manera activa. ¡Y firman sus creaciones! MARCELO: Claro. Nosotros firmamos como lo hacían en los años ’50. Desde el primer proyecto, decidimos dejar nuestra marca y hacernos cargo de lo que hacemos. En su momento, la tendencia de que el arquitecto, el ingeniero y el constructor firmaran sus obras habla del tremendo optimismo que tenían. Se hicieron cosas alucinantes en la ciudad. Avenida de Mayo, por ejemplo, es una pieza delirante de urbanismo tridimen-

sional, con subtes y nuevas obras combinadas con edificaciones tradicionales. Que la ciudad esté hecha por arquitectos no pasa en otras capitales. Ahora bien, hay que encontrar a un japonés que no quiera sacarse una foto junto al último grito de la arquitectura y colgarla en Facebook. LUCAS: Le propondría al japonés que recorra distintos PHs de la ciudad, ya que son obras que no se ven desde la calle porque están metidas en el corazón de las manzanas. Ese mundo permanece oculto, a menos que se publique en una revista. GASPAR: De la arquitectura argentina elogio que haya creado dos tipologías propias que me interesan mucho: la casa chorizo y el telo. Desde mi punto de vista, son las únicas características arquitectónicas propiamente porteñas. A mis amigos –¡y amigas!– extranjeros que visitan la ciudad les muestro eso. ANITA: El hecho de que las manzanas se loteen en terrenos del mismo metraje permite una renovación. Se tira abajo una casa vieja y en su lugar se hace un edificio: eso genera que la ciudad cambie constantemente y se mantenga joven. Me gusta que Buenos Aires, estéticamente, no sea homogénea. Puede no gustarle a nadie, pero a mí me agrada que haya edificios altos y casas bajas conviviendo en la misma cuadra. Eso deja que el sol se cuele de una manera particular y que haya un movimiento único en cada manzana. TOMÁS: Clorindo Testa dice que Buenos Aires es la ciudad de las medianeras. Ahí tenemos al tercer invento. Casas chorizo, telos y… medianeras. ¿No les resulta triste que la ciudad desaparezca, que no queden vestigios de lo que fue? MARCELO: Es triste si los edificios que vienen no son buenos. PAULA: ¿Cómo hacemos para que los edificios nuevos sean buenos? Hay ciertos límites que respetar. A mí me preocupa que no queden vestigios de lo que fue la ciudad. MARCELO: Se trata también de un ciclo natural. Prefiero que la ciudad, siempre y cuando lo haga bien, tenga ese movimiento, pero no desenfrenado. PAULA: En España, por ejemplo, no fue así. MARCELO: No, pero pasó algo ridícu-

lo: dejaban intactas las fachadas originales y todo parecía una parodia de un presente sinsentido. Eso es más peligroso. Creo que la sociedad nos tiene que reclamar a gritos que seamos más creativos. La ciudad tiene valor más allá del negocio inmobiliario y lo que hacemos se va a quedar ahí no mucho, quizá 30 o 40 años, y debe estar mejor que lo que había antes. GASPAR: La falta de regulación a nivel urbano también le otorga una riqueza particular a Buenos Aires; podemos ver un edificio art-decó al lado de una obra modernista junto a una casa chorizo. Ese aparente obstáculo es también una potencialidad. La arquitectura comprende procesos muy lentos, de como mínimo un par de años. En ese periodo de tiempo, una pareja que se está haciendo su casa se puede haber separado o cambiado de identidad sexual. Entonces, la falta de regulaciones, que agiliza los procesos, se transforma en una virtud. PAULA: Ahí son proyectos individuales. ¿Y en relación con la ciudad? GASPAR: Tenemos muy poca incumbencia. También tienen mucha. La vanidad de un arquitecto, puesta a competir con la de otras profesiones, es enorme ya que sus obras están siempre expuestas. ¿Cómo se llevan con una actividad que en otros países es vista con más glamour? ¿Qué haría falta para ser más visibles? PABLO FERREIRO: A mi entender, la ciudad de Buenos Aires es un gigantesco dispositivo que construye dos millones de metros cuadrados desde hace varios años y tiene la misma población desde hace dos décadas. Una primera lectura resulta, por lo tanto, muy distinta de lo que se cree. El dispositivo crea renta y acumula capital en Buenos Aires, Rosario o Córdoba, en un país que genera dinero por venderle soja a China. En esa dinámica, el arquitecto se inserta como un pobre tipo que trata de que el dueño de ese dinero no lo eche porque atrás viene otro pobre tipo que rinde más. Por ejemplo, en la ciudad universitaria Nueva Córdoba, el código arquitectónico regula la forma, con lo cual la estrella del momento es aquel que logre la loza más finita; o sea que, dada cierta

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trastienda de tapa

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forma, cuanto más metas, mejor. En nuestra cultura, somos aquel que entra en el último momento del proceso, casi como el decorador de una decisión que pasa por otro lado. Como arquitecto, me interesa desplazarme hacia esa nueva escala donde se divide el espacio público del espacio privado. Al espacio privado lo haremos lo más vivible que se pueda, pero nuestra pelea pasa por tener voz y voto en cuestiones territoriales y urbanas. El problema de los vecinos que se quejan porque tiran abajo el bar de la esquina se soluciona tal vez generando que el país cuente con otros centros atractivos; de ese modo, la gente no se vería obligada a mudarse a Buenos Aires. Somos 7 mil millones de habitantes en el planeta y no es culpa nuestra. Los arquitectos tenemos la obligación de asumir ese crecimiento de la mejor forma posible. Ése es el gran desafío. PAULA: Estoy de acuerdo con Pablo. En Buenos Aires, la relación entre lo público y lo privado pide un cambio. TOMÁS: Perdón que corte este interesante debate. Le advertí a Esteban que los arquitectos podíamos volvernos crípticos. Seguimos dando vuelta acerca de qué les interesa, culturalmente hablando, de la arquitectura argentina. Podríamos extender la pregunta al mundo… GASPAR: El anonimato en la arquitectura argentina constituye una virtud y una debilidad. Me interesa el hecho de que puedas ver una obra sin la necesidad de entender al arquitecto que hay detrás; en ese sentido, nuestra cultura arquitectónica es modesta e inteligente. En lo que corresponde al ámbito internacional, quisiera decir algunas palabras acerca del High Line, una iniciativa que se llevó a cabo en Nueva York y de la que formé parte. Me parece extraordinario que se trate de un proyecto hecho de abajo hacia arriba; la idea no surgió del alcalde de la ciudad sino de los vecinos. ¿Cómo fue esa experiencia? Creamos una infraestructura social que acompañe la infraestructura física. El parque, de más de dos kilómetros de extensión, cose el tejido urbano a medida que cose el tejido social. Durante todo el proceso, una vez por mes, les mostrábamos a los vecinos en los teatros del barrio los avances

de la obra para que dieran sus opiniones. Hoy, al revés de lo que pasaba antes, la plaza con la casa de gobierno, el almacén y la iglesia no bastan. En esta época, la gente camina por la ciudad mirando la pantalla de su teléfono. El contexto, actualmente, es irrelevante: no importa que la ciudad sea linda. Lo importante de la arquitectura y el urbanismo en tiempos de Facebook radica en generar lugares de encuentro con fines sociales; de hecho, es su única manera de sobrevivir. LUCAS: En Caballito, hace no mucho, los vecinos se opusieron a la construcción de torres de cierta altura. Ese hecho fue muy relevante porque la gente participa en la toma de decisiones que regulan el tejido de la ciudad. TOMÁS: Me gustaría sacarles a alguno de ustedes alguna frase del tipo “me gusta el vidrio”. ANITA: A mí me gustan las casas con techos a dos aguas y plantitas. MARCELO: Son preguntas difíciles… TOMÁS: Te aseguro que no. Un cineasta dice, sin problemas, “me encanta lo que está haciendo tal director finlandés”. MARCELO: Me gusta el trabajo del estudio japonés Sanaa sobre la pérdida de la especificidad funcional de la vivienda. Otro estudio que me parece todavía mejor es el de los franceses Lacaton & Vassal porque van más allá y lo logran con muchos metros cuadrados de espacio y de aire y sin tener un programa claro. Eso tiene que ver con el cambio que hay en las estructuras de convivencia, con el límite que existe entre el ocio, el descanso y el trabajo. Me agrada que se permitan organizaciones espaciales abiertas a distintas apropiaciones, en las que, a primera vista, parecería que hay menos de lo que un arquitecto debería ofrecer. PAULA: En definitiva, le da más protagonismo al usuario. MARCELO: Al usuario y a su modo de vida, entendiendo que no hay un modo de vida tipológico. En ese sentido, la arquitectura está avanzando. Hay edificios, hoy en día, que al verlos uno no entiende bien si son de viviendas o de oficinas y termina pasando que se generan usos mixtos en espacios reducidos. ANITA: Me gusta cuando, en los edificios,

el exterior cobra más protagonismo. ¡Cada vez hace más calor! Y la gente usa mucho más que antes el exterior. Me interesa cómo se materializan los límites del afuera y el adentro, de lo lleno y el vacío, que es algo que pasaba en los patios de las casas chorizo. LUCAS: A mí me gusta mucho, mucho la película El hombre de al lado. Condensa varios de los problemas que charlamos hoy. PAULA: Me interesa la fusión de diferentes áreas, como el cine, la moda o el diseño, tanto gráfico como industrial. Siento que se emparentan cada vez más entre sí y la arquitectura está incorporando muchas de esas disciplinas a sus procesos. PABLO: Hay una película japonesa que se llama After Life. Cuenta la historia de un grupos de personas que al morir llegan a una suerte de purgatorio adonde les dan una caja de videos con sus vidas íntegramente filmadas; ellos deben elegir un solo momento de su biografía, que les será reproducido en una pantalla y con cuyas imágenes viajarán a la eternidad. Creo que los arquitectos proyectamos espacio, pero también tiempo; es decir, una permanencia en el tiempo. Siempre tengo esa idea dando vueltas. Por eso, nuestro esfuerzo pasa por proyectar cosas que no estén atravesadas por fenómenos particulares sino que puedan explicar de dónde venís y adónde vas. Me interesan los proyectos que prescinden de la moda y construyen un lugar atemporal (por supuesto, respondiendo a todos los requisitos que se nos imponen). La obra que más me gusta es una iglesia que hizo Antonio Bonet en el medio de la nada. La familia Soca, que da nombre al pueblo uruguayo en el que está instalada, pierde una hija y le pide a Bonet que construya una capilla para enterrarla. La iglesia es emocionante y austera, no le sobra ni le falta nada. PAULA: El tema de la permanencia es clave: ¿cómo combinar que los edificios tengan vejez, que permanezcan y que, a la vez, se adapten a los cambios? GASPAR: A mí me interesa mucho el renacentismo, por decirlo de alguna manera, y hacia eso apunta mi trabajo. Me encanta la obra de Ólafur Eliasson, de cuyo estudio puede salir, como pasaba con Da Vinci, tanto la disección de una paloma o un helicóptero.



lugares

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R

eza una frase de Ernest Hemingway: “El vino es la cosa más civilizada del mundo”. Esa parece ser la premisa de Casa de Uco Vineyards & Wine Hotel, un proyecto inmoibiliario que se sitúa en el exuberante Valle de Uco, un lugar único en Mendoza adonde se cultiva la mejor uva Malbec del universo. La finca ocupa 320 hectáreas flanqueadas por la cordillera de los Andes y por vides bendecidas por condiciones de cultivo privilegiadas. A los amantes del vino, la naturaleza

y el buen vivir, Casa de Uco les ofrece la posibilidad de adquirir, sin asumir responsabilidades de gestión, un viñedo productivo y obtener botellas de calidad excepcional con la asesoría del aclamado winemaker Alberto Antonini. Además, los propietarios de los lotes tienen pleno acceso a la infraestructura de todo el proyecto –cuyo diseño y construcción lleva a cabo el estudio de arquitectura de Alberto Tonconogy– y se convierten en miembros del hotel y del spa, lo que les otorga una variedad de privilegios durante su estadía.


el afiche

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el manifiesto

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El arquitecto y diseñador alemán Mies van der Rohe (1886-1969) pasó a la historia luego de enarbolar dos premisas que plasmó en sus obras: “Menos es más” y “Dios está en los detalles”. Este texto de 1950, que recorre esas ideas, fue publicado en el libro Conversaciones con Mies van der Rohe con el título Arquitectura y tecnología.


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La tecnología tiene sus raíces en el pasado. Domina el presente y tiende al futuro. Es un verdadero movimiento histórico; uno de los grandes movimientos que dan forma y representan su época. Sólo puede compararse con el descubrimiento clásico del hombre como persona, con la voluntad de poder de los romanos y con el movimiento religioso de la edad media. La tecnología es mucho más que un método; es un mundo en sí. Como método, es superior en casi todos los aspectos. Pero sólo allí donde se deja sola, como en la construcción de maquinaria o en las gigantescas construcciones ingenieriles, la tecnología revela su verdadera naturaleza. Ahí se hace patente que no sólo es un medio útil, que es algo, algo en sí misma, algo que

tiene un significado y una forma poderosa; tan poderosa, de hecho, que nos es fácil ponerle nombre. ¿Es eso aún tecnología o arquitectura? Ésta puede que sea la razón por la que alguna gente está convencida de que la arquitectura quedará anticuada y será reemplazada por la tecnología. Tal convicción no se fundamenta en ideas claras sino todo lo contrario. Donde la tecnología alcanza su verdadero cumplimiento, va más allá de la arquitectura. Es cierto que la arquitectura depende de hechos, pero su verdadero campo de actividad se encuentra en el terreno de la trascendencia. Espero que entiendan que la arquitectura no tiene nada que ver con la invención de formas. No es un campo de juegos para niños,

jóvenes o mayores. La arquitectura es el verdadero campo de batalla del espíritu. La arquitectura escribió la historia de las épocas y dio a éstas sus nombres. La arquitectura depende de su tiempo. Es la cristalización de su estructura interna, el lento despliegue de su forma. Ésta es la razón por la que la tecnología y la arquitectura están tan estrechamente relacionadas. Nuestra verdadera esperanza es que crezcan juntas, que algún día una sea la expresión de la otra. Sólo entonces tendremos una arquitectura digna de su nombre, una arquitectura como un símbolo verdadero de nuestro tiempo.


el autógrafo es de clorindo testa

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L

a firma del arquitecto Clorindo Testa exhibe una serie de rasgos de personalidad que resultan de vital importancia para su profesión. El carácter organizado de la firma habla de una persona con buena disposición hacia el orden. Quienes firman así suelen armonizar los aspectos más profundos de su personalidad, siendo en general personas sosegadas y apacibles. La firma es clara y legible, lo cual se relaciona, por un lado, con una claridad de ideas y objetivos y, por otro, con la responsabilidad y el equilibrio en todos las facetas de la vida. Un autógrafo ascendente como éste, en el que además impera el desarrollo de la zona superior, podría señalar un fuerte optimismo y un gran desarrollo de la creatividad y la imaginación, así como del predominio del apellido se infiere que lo laboral representa el aspecto más importante de la vida. La rúbrica (el dibujo que aparece por debajo de la firma) está lejos del resto del dibujo: es probable que exista una tendencia del individuo a establecer una barrera invisible entre su intimidad y las personas con las que tiene mayor confianza. Por Lorena Aznar, grafóloga (lorpau@gmail.com)


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la frase es de frank lloyd wright

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E D E U P O UN MÉDIC S U S R A R ENTER N U ; S E R O ERR S A N E P A O T C E T I U Q AR R A J E S N O PUEDE AC S E T N E I L C A SUS N E T N A L QUE P . S A R E D A ENRED


EL PRODE DE GALERA CONCURSO Nº 36 DEL MES DE ABRIL 2012

JULIANA AWADA

NOMBRE y APELLIDO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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