Intelectual y frívola
Intelectual y frívola
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#39 #39 #39 07.2012 07.2012 07.2012 07.2012
quiénes somos Propietario y director comercial Marco Simeone marco@intelectualyfrivola.com
editorial nevado
Director editorial Esteban Feune de Colombi esteban@intelectualyfrivola.com
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Si me pudieras querer* Despertaste nueva vida en mi para ser faro de mi querer. Y hoy me tienes medio loco porque ya siquiera un poco has de alumbrar mi ilusión. Hoy la vida me ha de sonreír, tengo ya deseos de sentir los besitos de tu boca que mejor me hacen vivir. Si me pudieras querer como te estoy queriendo yo, si no me fuera traidora la luz de tu amor Yo no sé si existiera por ti sólo mi querer, yo no sé qué sería la vida sin ti. Pero no quiero pensar que nunca me podrás amar, porque la vida no quiere… y nada más. Deja que Dios o que el destino quieran y entonces la vida también lo querrá.
*Esta bellísima canción fue compuesta por el incomparable cantante y pianista cubano Bola de Nieve, pseudónimo de Ignacio Jacinto Villa González, que visitó Argentina en la década del 30’ y el 40’.
lo groncho, lo groso o lo grotesco a galera@intelectualyfrivola.com
Director de arte Juan Moreno juan@intelectualyfrivola.com Diseño gráfico Jazmín Llambías jazmin@intelectualyfrivola.com Coordinación Rosario Bibiloni rosario@intelectualyfrivola.com Colaboran Wally Diamante, Facu Garayalde, Iuri Izrastzoff (foto Casas de Buenos Aires), Enrique Espina Rawson (texto Casas de Buenos Aires), Sebastián Arpesella (foto De la galera), Lorena Aznar (texto Autógrafo) y Javier Velasco (Grandes vestimentas).
Muchas gracias Liz Solari, Ginette Reynal, Mía Flores Pirán, Carolina Peleritti, Loli Paillot, Alejandro Querol, Sebastián Fernández Zini, Mical Valusek, Martín Zorreguieta, Fernando Farré, Claudia Akian, Aníbal Ohanian, Gustavo Castagnino, Soledad Carranza, Lupe Villar, Eugenia Fontana, Silvina Doallo Ilvento, Martín Egozcue, Emiliano Raimondi, Julián Arostegui, Ornella Bollati, Matías Garda y a todos los que nos conocen. Galera se consigue en: Novecento, Hotel Faena, Tienda Malba, Felix, Ruth Benzacar, Pic Nic, Kabinett, Il Ballo del Mattone, La Panadería de Pablo, El Postigo, Miau Miau, Roho, Nucha, Crespín, Dadá, Malvón, Florencio, Proa, Laura O y Farinelli.
Número 39, julio 2012 Tirada: 10.000 ejemplares Foto de tapa: Nacho Ricci Retoque digital: Tuco Make up: Julia Dalila para Jazmín Calcarami Pelo: Mala Peluquería Prensa y relaciones públicas Grupo Mass PR
info@masspr.net Impresión Akian Gráfica Editora Clay 2992 / 4773-6245 Distribución y logística Intersexion SRL
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Galera Intelectual y Frívola es una publicación de Marco Simeone (CUIL 20-93923078-6), French 3112 (Ciudad de Buenos Aires). Las opiniones de los entrevistados y los artículos no reflejan necesariamente la opinión de quienes hacen Galera Intelectual y Frívola. Se prohíbe la reproducción parcial o total del contenido publicado en esta edición. Hecho el depósito que marca la ley 11.723.
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Michel Piccoli y Brigitte Bardot, protagonistas de El desprecio, junto a JeanLuc Godard, el director de esa pepita perversa y vanguardista. La fotografía fue tomada en 1963 en la grandiosa casa Malaparte, en la isla de Capri, adonde se rodó la película.
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ciencias sociales
Nacho Ricci, Lily Donaldson, Mical Valusek y Rafa Olarra en la inauguración mundial de MATE.
Nacha Guevara y Enrique Blacksley, presidente de Hope Funds, en la expo que llegó a Buenos Aires desde Italia: Meraviglie dalle Marche. Guillermina Valdez viajó a Bariloche invitada por HSBC.
Sweater Camelia de Bully.
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Lupe Villar y Dolores Fonzi en el shooting de la nueva campaña de Lupe.
Susana Giménez, Mario Testino y Naty Abascal en el mega opening de MATE en Perú.
Muni tomando una Cunnington en el Konex. “Recién casados”, obra de Luciano Podcaminski expuesta en el Centro Cultural Recoleta.
Adelaide, Antonio, Chapete y Marcos Cesar en la muestra traída por Hope Funds al Museo Nacional de Arte Decorativo.
Paulo Padma Russo y Dolores Navarro Ocampo en la muestra F*** Me I’m Famous!, de Esteban Feune de Colombi, en la galería Holz.
Rohan Marley con Isabeli Fontana en la apertura de MATE, de Mario Testino, en Lima.
Emiliano Mocchiutti y Jorgelina Airaldi en la inauguración de la muestra Meraviglie dalle Marche en el Museo Nacional de Arte Decorativo.
Marta Minujín y Leonor Benedetto en el MNAD.
Facu Garayalde y Cindy Cohen en el vernissage de Meraviglie dalle Marche.
Rubén Troilo y Constanza Von Niederhäusen, de casa Garza Lobos, recibieron a Rosella Della Giovampaolla.
Mariano Zabaleta, invitado por HSBC Mariano invitado por en elZabaleta, Cerro Catedral. HSBC en el Cerro Catedral. Estefanía Desperies junto a Esteban Feune de Colombi en la galería Holz.
Eduardo Ayerza, Luján Pereda y Diego Alexandre en el Museo de Arte Decorativo.
VZ Bath & Body. Agustina Córdova, Rano Sarbach, Nani Corleto, Chucho Acasuso, Anita Álvarez de Toledo y Miguel Brea junto a Honda en Bariloche.
Gastón Gaudio invitado por HSBC a Bariloche.
Sofía Reca y su hijo Inti patinando en la pista de hielo en Paseo Alcorta.
Luciano Podcaminsky junto a su obra “Habitación disponible”, en la expo dirigida y curada por él para presentar la productora Thank You Very Much!
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visionario
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l científico, naturalista, político, botánico, explorador y geógrafo Francisco Pascasio Moreno, más conocido como “Perito Moreno”, nació y murió en Buenos Aires, entre 1852 y 1919. Inquieto, a los 12 años fundó un museo de Historia Natural y a los 21 fue designado miembro de la Academia de Ciencias Exactas de Córdoba. Como perito en límites, viajó mil veces a la Patagonia, adonde creó comedores infantiles con dinero de su bolsillo. Nombrado diputado en 1910, al poco tiempo fundó la Asociación de Boy Scouts Argentinos. En sus numerosas expediciones al Sur conoció al dedillo un universo inhóspito mediante descubrimientos geográficos de trascendencia y a través de la lucha por defender los derechos limítrofes del país frente a los reclamos chilenos. Por todo eso y por mucho más (por ejemplo, donó su colección personal de piezas arqueológicas, antropológicas y paleontológicas al Museo de Historia Natural de la Plata, que gestó y dirigió), el glaciar más imponente de la nación lleva su nombre y sus restos descansan en la isla Centinela, del lago Nahuel Huapi.
“merienda”,
digan “té”.
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nte la propuesta “Expresiones que detestan, empezando por ‘fuerte el aplauso’”, formulada en nuestra página en Facebook, nos contestaron, entre otras cosas, lo siguiente: 1) “El que no hace palmas es un gato”; 2) “Si Dios quiere”; 3) “Atenti”; 4) “Buenas, ¿qué tal?”; 5) “Provecho”; 6) “Tomar la leche”; 7) “Ir del doctor, ir de la tía”; 8) “Tranqui”; 9) “Bueno, nada”; 10) “Es como que…”; 11) “De buen comer”; 12) “Mover el vientre”; 13) “Alto invierno, alto asado…”; 14) “Te lo dije”; 15) “Entre nos”; 16) “¿Tené moneda?”; 17) “La bebé”; 18) “Decirle ‘mamita’ o ‘papá’ a un hijo”.
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ragmento de la excelente novela País de nieve, del japonés Kawabata: “Shimamura, presa del aburrimiento, se dedicaba a considerar la palma de su mano izquierda, moviendo los dedos y pensando al mismo tiempo que sólo aquella mano, la caricia de los dedos de aquella mano, había conservado un recuerdo sensible y vívido, un recuerdo cálido y carnal de la mujer con la que iba a reunirse. Porque la mujer en sí se desvanecía en su memoria a medida que él intentaba recordarla, sin dejar tras de sí nada a lo cual aferrarse, nada que retener. En todo su ser, sólo aquella mano izquierda, con el recuerdo límpido, casi actual, de su contacto, le permitía a Shimamura el retorno al pasado”.
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icen los que saben que nacemos herbívoros. Dicen los que saben que Coca-Cola está presente en todo el mundo menos en Cuba y Corea del Norte. Dicen los que saben que Lady Gaga se llama Stephanie Joanne Angelina Germanotta. Dicen los que saben que abdominales matan panza. Dicen los que saben: visiten el Bar de Roberto, en Almagro. Dicen los que saben que el 21 de agosto toca Buika en el Gran Rex. Dicen los que saben que el Club Argentino de Ski se fundó en 1940. Dicen los que saben que ¿huevo o cigoto? Dicen los que saben que en otros tiempos “bizarro” quería decir “valiente”. Dicen los que saben que está por abrir otro Farinelli. Dicen los que saben que murieron los poetas Mario Trejo y Néstor Groppa (tristeza, mal). Dicen los que saben que, en la nieve, vino caliente, sexo duro y chocolate en barra. Dicen los que saben que de pronto extrañamos a Chopin. Dicen los que tomen maca todas las mañanas. Dicen los que saben que hoy es un día perfecto para cazar tornados. Manténganse atentos a lo que dicen los que saben.
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a fuga es una forma de construcción musical con un procedimiento de creación y una estructura muy determinados. Su composición consiste en el uso de la polifonía vertebrada por el contrapunto entre varias voces o líneas instrumentales basado en la imitación o reiteración de melodías en diferentes tonalidades y en el desarrollo estructurado de los temas expuestos. Cuando esta técnica se usa como parte de una pieza mayor, se dice que es una “sección fugada” o un “fugato”, mientras que una pequeña fuga se llama “fughetta”.
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e origen italiano, la palabra “paparazzi” se usa para denominar al que tiene una conducta fisgona, entrometida e inescrupulosa mientras ejerce su oficio de fotógrafo. El nombre se debe a Paparazzo, un personaje de La Dolce Vita, el clásico de Fellini. El director italiano explicó que ése era el apodo de su compañero de banco en la escuela primaria; en dialecto, quiere decir “mosquito” y, entre los niños, se bautizaba así a quienes hablaban atropelladamente, como el zumbido del insecto, y eran muy inquietos, como los fotógrafos de la célebre película.
patadas de chancho
No digan
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top cinco visitante
E STAS SON L A S SA B IA S, ATENTAS Y JUS TA S RE C OME NDA CIO NES DE J UL IÁ N A R O S T E G UI, D I RE C TOR Y A CCIO NISTA DE CER R O B AYO.
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UN VINO: Sin lugar a dudas, elijo el corte Malbec de la bodega mendocina Doña Paula porque fue el primero que tomé con Flor, la compañera de mi vida.
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UN LIBRO: Me quedo con Inteligencia política, del español Pascual Montañes: me enseñó que siempre, pase lo que pase, hay que tratar de entender lo que quiere el otro.
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UN DEPORTE: Mis votos van para el surf porque se trata de la única actividad que me quita el stress y me relaja (además, por ahora, el Blackberry no funciona en el agua…).
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UN MUSEO: El arte empezó a interesarme cuando visité por primera vez el Metropolitan Museum of Art. En pleno corazón de Manhattan, uno se encuentra con, por ejemplo, La gran ola de Hokusai.
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UN CLÁSICO: Mi Porsche modelo 1965… Puedo ver miles de autos, pero éste es, indudablemente, un auténtico clásico con todas las letras.
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Éramos vagamente cheroncas o hipsters hasta que, zás, aparecieron estos timangos de Miki & Choya llamados “Loafer Germaine”.
top cinco residente
Los Flaming Lips, que amamos, le arrebataron el récord de shows tocados en 24 horas a Jay-Z: se presentaron en ¡ocho ciudades!
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Maestro de los espacios de peligro, William Sansom resume su experiencia vital y su imaginación incomparable en estos relatos únicos.
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De la última película de Woody Allen lo único que rescatamos es, sin duda, a Penélope Cruz haciendo de puta y hablando en italiano.
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Tienen tiempo hasta el 1 de noviembre para presentarse al Premio Faena a las Artes: el artista ganador embolsa 25.000 dólares.
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casas de buenos aires
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e conoce como Casa Grimoldi al colosal edificio ubicado en Corrientes, entre Paso y Larrea, construido en 1918 por el arquitecto milanés Virginio Colombo a pedido del fundador de la célebre marca de zapatos. La mole es heroica: 8.200 m2 cubiertos entre los 24 metros de frente y los 87 de fondo. Asomarse a los interminables pasillos de las distintas entradas de calle resulta mágico: desde arañas tipo Tiffany, hasta coloridos vidrios en las puertas, pasando por ornamentaciones en paredes y detalles que evidencian la ejecución “a medida” llevada a cabo por obreros traídos de Italia. La obra se divide en dos mitades simétricas. Los balcones del primer y segundo piso se enmarcan en una columnata clásica. A la altura del cielorraso de la planta baja rugen cuatro cabezas de león. Bajo los ventanales del cuarto piso emergen dos frisos poblados de querubines, mientras que el quinto tiene un diseño distinto de los demás pues forma un dúplex con el sexto. Un dato para los curiosos: el interior de los departamentos es suntuoso, consta de mármoles, pisos de roble de Eslavonia, carpintería de cedro y mosaicos venecianos.
www.fervorxbuenosaires.com
WHISTLER Ubicado en el pueblo canadiense de mismo nombre, a 100 kilómetros de Vancouver, en las montañas rocosas de la Columbia Británica.
Fueras de pista, chalets a la Heidi y casitas de madera típicamente suizas hacen de este complejo deportivo el más bonito de Europa.
FALLS CREEK En Australia también se puede esquiar, así que esta refinada estación, a mitad de camino entre Melbourne y Canberra, resulta ideal.
KITZBÜHEL Este centro austriaco bautizado “la perla de los Alpes” cuenta con 160 km. de pistas entre los 800 y 2.000 metros de altitud.
MERIBEL En el sofisticado corazón de la región de los tres valles, se trata de un clásico para los esquiadores y alpinistas franceses.
GRANDVALIRA
L MUNDO
UÍ DE 9 CENTROS DE ESQ
Esta preciosa estación andorrana garantiza muchísimos días de sol y una nieve de excelente calidad en medio de los Pirineos.
CORTINA D’AMPEZZO El complejo más famoso de Italia se encuentra en el soberbio paisaje de las Dolomitas y ofrece las mejores instalaciones.
ASPEN Pistas seguras y muy bien mantenidas en este célebre centro estadounidense que eligen desde los más expertos hasta los más novatos.
LA PARVA 50 años de historia, cielos de azul hiriente, inmejorable nieve polvo, todo a menos de una hora en auto desde Santiago de Chile.
árbol genealógico
ZERMATT
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de la galera
¿Cuál es vuestro estado mental más frecuente? G: Curiosidad reflexiva. M: Colgada. ¿Qué fue exactamente lo último que rompieron? G: Las bolas. M: Las pelotas. ¿Con qué personaje histórico harían el amor hasta el cansancio? G: Con algún profeta, como Buda o Jesús. M: Con Jim Morrison. ¿Qué se auto-regalarían ahora mismo? G: Unas vacaciones en Europa con mis tres hijos. M: Un viaje en barco con amigos. ¿Esquí o snowboard? G: Esquí. M: Esquí. ¿Cuál es su mayor extravagancia? G: Mi lengua. M: Ser nómada. ¿Qué les da miedo? G: Los prejuicios, la mala leche, la violencia en todos sus colores y espectros, desde lo más mínimo a los extremos. M: La locura en general. ¿Cuál es vuestra palabra preferida? G: “Amor”. M: “¡Sí!”. ¿Adónde les gustaría morir? G: No sé, me da lo mismo. M: En un lugar muy verde. ¿En qué proyecto trabajan actualmente? G: En acompañar a mis hijos. M: En mi carrera. Si fueran magas, ¿qué harían salir de la galera? G: A todas las personas que amo y que quiero volver a ver por un rato. M: Soluciones.
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la frase es de john waters
EL PRODE DE GALERA CONCURSO Nº 39 DEL MES DE JULIO 2012
Martín Zorreguieta
NOMBRE y APELLIDO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . LOCAL EMPATE VISITANTE
L ESQUÍ
E SNOWBOARD
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L DESAYUNO
E TÉ
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L AEROLÍNEAS
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L ANTIPARRAS
E GAFAS
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L TINTO
E BLANCO
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L TANGO
E ROCK
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L CARNÍVORO
E VEGETARIANO V
L BEATLES
E ROLLING STONES
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L RIVER
E BOCA
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L INVIERNO E VERANO V
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EL HOMBRE DE NIEVE Para homenajear literariamente la belleza invernal e infernal de la actriz y modelo Liz Solari capturada por el ojo de Nacho Ricci en éste, nuestro número dedicado a la nieve, elegimos un cuento infantil del grandísimo escritor danés Hans Christian Andersen, autor de los clásicos relatos La sirenita y El patito feo.
–¡Cómo cruje dentro de mi cuerpo! ¡Realmente hace un frío delicioso! –exclamó el hombre de nieve–. ¡Es verdad que el viento cortante puede infundir vida en uno! ¿Y dónde está aquel abrasador que mira con su ojo enorme? Se refería al sol, que en aquel momento se ponía. –¡No me hará parpadear! Todavía aguanto firmes mis terrones. Le servían de ojos dos pedazos triangulares de teja. La boca era un trozo de un rastrillo viejo; por eso tenía dientes. Había nacido entre los hurras de los chiquillos, saludado con el sonar de cascabeles y el chasquear de látigos de los trineos. Acabó de ocultarse el sol, salió la luna, una luna llena, redonda y grande, clara y hermosa en el aire azul. –Otra vez ahí, y ahora sale por el otro lado –dijo el hombre de nieve. Creía que era el sol que volvía a aparecer–. Le hice perder las ganas de mirarme con su ojo desencajado. Que cuelgue ahora allá arriba enviando la luz suficiente para que yo pueda verme. Sólo quisiera saber la forma de moverme de mi sitio; me gustaría dar un paseo. Sobre todo, patinar sobre el hielo, como vi que hacían los niños. Pero en cuestión de andar soy un zoquete. –¡Fuera, fuera! –ladró el viejo mastín. Se había vuelto algo ronco desde que no era perro de interior y no podía tumbarse junto a la estufa–. ¡Ya te enseñará el sol a correr! El año pasado vi cómo lo hacía con tu antecesor. ¡Fuera, fuera, todos fuera! –No te entiendo, camarada –dijo el hombre de nieve–. ¿Es acaso aquél de allá arriba el que tiene que enseñarme a correr?
Efectivamente, cambió el tiempo. Por la mañana, una niebla espesa, húmeda y pegajosa cubría toda la región. Al amanecer empezó a soplar el viento, un viento helado; el frío calaba hasta los huesos, pero, ¡qué maravilloso espectáculo en cuanto salió el sol! Todos los árboles y arbustos estaban cubiertos de escarcha; parecían un bosque de blancos corales. Se habría dicho que las ramas estaban revestidas de deslumbrantes flores blancas. Las innúmeras ramillas, en verano invisibles por las hojas, destacaban ahora con toda precisión; era un encaje cegador, que brillaba en cada ramita. El abedul se movía a impulsos del viento; había vida en él, como la que en verano anima a los árboles. El espectáculo era de una magnificencia incomparable. Y ¡cómo refulgía todo, cuando salió el sol! Parecía que hubiesen espolvoreado el paisaje con polvos de diamante y que grandes piedras preciosas brillasen sobre la capa de nieve. El centelleo hacía pensar en innúmeras lucecitas ardientes, más blancas aún que la blanca nieve. –¡Qué incomparable belleza! –exclamó una muchacha, que salió al jardín en compañía de un joven y se detuvo junto al hombre de nieve, desde el cual la pareja se quedó contemplando los árboles rutilantes–. –Ni en verano es tan bello el espectáculo –dijo, con ojos radiantes. –Y entonces no se tiene un personaje como éste –añadió el joven, señalando el hombre de nieve–. ¡Maravilloso! La muchacha sonrió y, dirigiendo un gesto con la cabeza al muñeco, se puso a bailar con su compañero en la nieve, que crujía bajo sus pies como si pisaran almidón. –¿Quiénes eran esos dos? –preguntó el hombre de nieve al perro–. Tú que eres mas viejo que yo en la casa, ¿los conoces?
Se refería a la luna.
–Claro –respondió el mastín–. La de veces que ella me ha acariciado y me ha dado huesos. No le muerdo nunca.
–La verdad es que corría, mientras yo lo miraba fijamente, y ahora vuelve a acercarse desde otra dirección.
–Pero, ¿qué hacen aquí? –preguntó el muñeco–.
–¡Tú qué sabes! –replicó el mastín–. No es de extrañar, pues hace tan poco que te amasaron. Aquello que ves allá es la luna y lo que se puso era el sol. Mañana por la mañana volverá y seguramente te enseñará a bajar corriendo hasta el foso de la muralla. Pronto va a cambiar el tiempo. Lo intuyo por lo que me duele la pata izquierda de detrás. Tendremos cambio. “No lo entiendo –dijo para sí el hombre de nieve–, pero tengo el presentimiento de que insinúa algo desagradable. Algo me dice que aquel que me miraba tan fijamente y se marchó, al que él llama Sol, no es un amigo de quien pueda fiarme”. –¡Fuera, fuera! –volvió a ladrar el mastín y, dando tres vueltas como un trompo, se metió a dormir en la perrera–.
–Son novios –gruñó el can–. Se instalarán en una perrera a roer huesos. ¡Fuera, fuera! –¿Son tan importantes como tú y como yo? –siguió inquiriendo el hombre de nieve–. –Son familia de los amos –explicó el perro–. Realmente saben bien pocas cosas los recién nacidos, a juzgar por ti. Yo soy viejo y tengo relaciones; conozco a todos los de la casa. Hubo un tiempo en que no tenía que estar encadenado a la intemperie. ¡Fuera, fuera! –El frío es magnífico –respondió el hombre de nieve–. ¡Cuéntame, cuéntame! Pero no metas tanto ruido con la cadena, que me haces crujir.
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–¡Fuera, fuera! –ladró el mastín–. Yo era un perrillo muy lindo, según decían. Entonces vivía en el interior del castillo, en una silla de terciopelo, o yacía sobre el regazo de la señora principal. Me besaban en el hocico y me secaban las patas con un pañuelo bordado. Me llamaban “guapísimo”, “perrillo mono” y otras cosas. Pero luego pensaron que crecía demasiado y me entregaron al ama de llaves. Fui a parar a la vivienda del sótano; desde ahí puedes verla, con el cuarto donde yo era dueño y señor, pues de verdad lo era en casa del ama. Cierto que era más reducido que arriba, pero más cómodo; no me fastidiaban los niños arrastrándome de aquí para allá. Me daban de comer tan bien como arriba y en mayor cantidad. Tenía mi propio almohadón y, además, había una estufa que, en esta época precisamente, era lo mejor del mundo. Me metía debajo de ella y desaparecía del todo. ¡Oh, cuántas veces sueño con ella todavía! ¡Fuera, fuera!
–Ya casi lo estoy –dijo el hombre–; creo que me derrumbo.
–¿Tan hermosa es una estufa? –preguntó el hombre de nieve–. ¿Se me parece?
Por la madrugada, todas las ventanas del sótano estaban heladas, recubiertas de las más hermosas flores que nuestro hombre pudiera soñar; sólo que ocultaban la estufa. Los cristales no se deshelaban y él no podía ver a su amada. Crujía y rechinaba; hacía un tiempo ideal para un hombre de nieve, y, sin embargo, el nuestro no estaba contento. Debería haberse sentido feliz, pero no lo era; sentía nostalgia de la estufa.
–Es exactamente lo contrario de ti. Es negra como el carbón y tiene un largo cuello con un cilindro de latón. Devora leña y vomita fuego por la boca. Da gusto estar a su lado, encima o debajo; esparce un calor de lo más agradable. Desde donde estás puedes verla a través de la ventana. El hombre de nieve echó una mirada y vio, en efecto, un objeto negro y brillante, con una campana de latón. El fuego se proyectaba hacia fuera, desde el suelo. El hombre experimentó una impresión rara; no era capaz de explicársela. Le sacudió el cuerpo algo que no conocía, pero que conocen muy bien todos los seres humanos que no son muñecos de nieve. –¿Y por qué la abandonaste? –preguntó el hombre. Algo le decía que la estufa debía ser del sexo femenino–. ¿Cómo pudiste abandonar tan buena compañía? –Me obligaron –dijo el perro–. Me echaron a la calle y me encadenaron. Había mordido en la pierna al señorito pequeño porque me quitó un hueso que estaba royendo. “Pata por pata”, ése es mi lema. Pero lo tomaron a mal y desde entonces me paso la vida preso aquí y he perdido mi voz sonora. Fíjate en lo ronco que estoy: ¡fuera, fuera! Y ahí tienes el fin de la canción. El hombre de nieve ya no lo escuchaba. Fija la mirada en la vivienda del ama de llaves, contemplaba la estufa sostenida sobre sus cuatro pies de hierro, tan voluntariosa como él mismo. –¡Qué manera de crujir este cuerpo mío! –dijo–. ¿No me dejarán entrar? Es un deseo inocente y nuestros deseos inocentes debieran verse cumplidos. Es mi mayor anhelo, el único que tengo; sería una injusticia que no se me permitiese satisfacerlo. Quiero entrar y apoyarme en ella, aunque tenga que romper la ventana. –Nunca entrarás allí –dijo el mastín–. ¡Apañado estarías si lo hicieras!
El hombre de nieve permaneció en su lugar todo el día, mirando por la ventana. Al anochecer, el aposento se volvió aún más acogedor. La estufa brillaba suavemente, más de lo que pueden hacerlo la luna y el sol, con aquel brillo exclusivo de las estufas cuando tienen algo dentro. Cada vez que le abrían la puerta escupía una llama; tal era su costumbre. El blanco rostro del hombre de nieve quedaba entonces teñido de un rojo ardiente y su pecho despedía también un brillo rojizo. –¡No resisto más! –dijo–. ¡Qué bien le sienta eso de sacar la lengua! La noche fue muy larga, pero al hombre no se lo pareció. La pasó absorto en dulces pensamientos, que se le helaron dando crujidos.
–Es una mala enfermedad para un hombre de nieve –dijo el perro–. También yo la padecí un tiempo, pero me curé. ¡Fuera, fuera! Ahora tendremos cambio de tiempo. Y, efectivamente, así fue. Comenzó el deshielo. El deshielo aumentaba y el hombre de nieve decrecía. No decía nada ni se quejaba y ése es el más elocuente síntoma de que se acerca el fin. Una mañana se desplomó. En su lugar quedó un objeto parecido a un palo de escoba. Era lo que había servido de núcleo a los niños para construir el muñeco. –Ahora comprendo su anhelo –dijo el perro mastín–. El hombre tenía un atizador en el cuerpo. De ahí venía su inquietud. Ahora la ha superado. ¡Fuera, fuera! Y poco después quedó también superado el invierno. –¡Fuera, fuera! –ladraba el perro; pero las chiquillas, en el patio, cantaban–: Brota, asperilla, flor mensajera; cuelga, sauce, tus lanosos mitones; cuclillo, alondra, envíennos canciones; febrero, viene ya la primavera. Cantaré con ustedes y todos se unirán al jubiloso coro. ¡Baja ya de tu cielo, oh, sol de oro! ¡Quién se acuerda hoy del hombre de nieve!
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el manifiesto
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vidriera retro
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el autógrafo es de francis mallmann
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n la firma de Francis Mallmann los óvalos son más altos que anchos, lo cual denota un autoconcepto elevado, cierta tendencia a los planteamientos teóricos y un espíritu creativo. El rasgo de la creatividad y la imaginación también se ve acentuado por el predomino de la zona superior, relacionada con los procesos intelectuales en general. Salta a la vista la presencia de ángulos, lo que sugiere una personalidad de comportamientos firmes y tajantes; sobre todo, con las personas más allegadas. El aspecto positivo de esa firmeza radica en la capacidad de resistir las dificultades. A su vez, existe el riesgo de caer en la intransigencia, adoptando posturas que pueden llegar a ser intolerantes. Una firma rápida como la del reconocido chef define a una persona activa, que tiene la necesidad de concretar rápidamente sus objetivos. El ascenso general de la rúbrica nos habla de una persona optimista, con capacidad de superación y constante deseo de cambio.
Por Lorena Aznar, grafóloga (lorpau@gmail.com)
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adivina adivinador
por o la ta o L eñori s a l o el L ima s de l a t o s al h bellí ícono edica ea a d t lo s ta ed ed nvi BC, e mode cho s es qu uién HS una e mu vidad n. ¿Q fue y hac r, acti e bie ’90 canta ment os! a m y a bulos ? ¡Va r a s a e u f act rolla ador n i r sa adiv es,
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Solución del enigma anterior: 34 gramos.
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el afiche
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