Galera #54

Page 1

#54 10.2013

I n t e l e c t ua l y f r í vo l a

ESTE MES: Bicicletas




12 CUOTAS SIN INTERÉS

BENEFICIOS EXCLUSIVOS CLIENTES HSBC PREMIER

C.F.T. MÍNIMO (COSTO FINANCIERO TOTAL) 0%, C.F.T. (MÁXIMO) 2,53% (INCLUYE I.V.A.), T.N.A. (TASA NOMINAL ANUAL) 0%, T.E.A. (TASA EFECTIVA ANUAL) 0%. PROMOCIÓN VÁLIDA DESDE EL 01/08/2013 Y HASTA EL 31/12/2013 PARA LAS COMPRAS Y/O SERVICIOS QUE SEAN ABONADOS EN EL SITIO WWW.GORSH.NET CON LAS TARJETAS DE CRÉDITO MASTERCARD DE HSBC BANK


ARGENTINA S.A. VER RESTANTES TÉRMINOS Y CONDICIONES EN WWW.HSBCPREMIER.COM.AR. LEY 25.738 (ART 1): HSBC BANK ARGENTINA S.A. ES UNA SOCIEDAD ANÓNIMA CONSTITUIDA BAJO LAS LEYES DE LA REPÚBLICA ARGENTINA. SUS OPERACIONES SON INDEPENDIENTES DE OTRAS COMPAÑÍAS DEL GRUPO HSBC. LOS ACCIONISTAS LIMITAN SU RESPONSABILIDAD AL CAPITAL APORTADO.












16 I ATRODEN Quiénes Somos

Encontranos en

Director comercial Marco Simeone marco@intelectualyfrivola.com

Novecento, Hotel Faena, Dadá, Tienda Malba, Ruth Benzacar, Aldo’s, Ginebra, Le Pain Quotidien, Bruni, Florería Atlántico, Olivetti, Bartola, Foster Catena, Osaka, Roho, Cucina Paradiso, Malvón, Sucre, Proa, Le Blé y Farinelli.

Director editorial Esteban Feune de Colombi esteban@intelectualyfrivola.com Director de arte Juan Moreno juan@intelectualyfrivola.com Producción Rosario Bibiloni rosario@intelectualyfrivola.com Prensa y relaciones públicas Grupo Mass PR info@masspr.net Impresión Galt Printing Ayolas 494 / 4303-3723 Distribución y logística ProMail SRL Condarco 4846 Capital Federal

Galera Intelectual y Frívola

GALERA #54 BICICLETAS · octubre 2013 Tirada: 10.000 ejemplares Modelo y fotografía de tapa: María Teresa DeJesús Álvarez Garzón Bici y accesorios: Muvin Vestido: Ménage à Trois Locación: Hotel Faena

es una publicación de Marco Simeone French 3112 (Ciudad de Buenos Aires). Las opiniones de los entrevistados y los artículos no reflejan necesariamente la opinión de quienes hacen Galera Intelectual y Frívola. Se prohíbe la reproducción parcial o total del contenido publicado en esta edición. Hecho el depósito que marca la ley 11.723.

Colaboran Wally Diamante, Facu Garayalde, Janina Miculitzki, Matías Garda, Javi Obando (fotos On The Corner), Sebastián Arpesella (foto Doble vidriera), Mical Valusek (foto De la galera), Juan Moreno (foto La bici de un amigo), Claudio Gutiérrez (ilustración Visionario), Ale Burset (fotos Decí whisky), Diego Roa (ilustración Prendé la mecha) y Javier Velasco (Grandes vestimentas).

Muchas gracias Martín Churba, Bárbara Lombardo, Amelia Sabán, Alejandro Leston, Flor Binder, Ximena Caminos, Milagros Allende, Paula Bisiau, Guillo Dietrich, Ary Matteazzi, Diego Romero, Noel Romero, Natalia Antolin, Ever Miguez, Rubén Troilo, Constanza von Niederhausern, Fernando Farré, Ramiro Lucero Marín, Martín Egozcue, Marcela Rémoli, Juan Pons, Gisela Casella, Gustavo Castagnino, Soledad Carranza, Rafael Scarinci, Federico Ares, Lucila Sperber, Germán Geller, Verónica Gómez Salazar, Nicolás Morelli, Santiago Di Cio, Josefina Hassan, Eduardo Lizaso, Alejandra Burlando, Christian Peñal, Tomás Donlon, Guadalupe Borzone, Ignacio Bariffi, Constanza Ottaviani, Virginia López, Carolina Medvuidenur, Pier Squillari, Pedro Franco, Ximena Hernández y Héctor Filice.



18 I La nube

Bicicletas Yves Montand - Edgardo Cozarinsky

ALE BURSET - Marcel Duchamp María Teresa DeJesÚs Álvarez Garzón Quiromancia - Matías

Umpiérrez - H.G. WELLS

KARL DRAIS - ON THE CORNER - Mili Schmoll Walter Benjamin - Paula Bisiau - ROSARIO ORTEGA BÁRBARA LOMBARDO - Patadas de chancho Martín Churba - KRAFTWERK - Shimano

MALENA & RANA PICHOT Émile Zola - Delfina Muñiz Barreto

Buenos Aires Photo

Grandes ciclistas

intelectualyfrivola.com GaleraGalera



20 I editorial à bicyclette

Famosísima canción compuesta por Pierre Barouh y entonada por el único y genial Yves Montand Quand on partait de bon matin Quand on partait sur les chemins A bicyclette Nous étions quelques bons copains Y avait Fernand y avait Firmin Y avait Francis et Sébastien Et puis Paulette

Quand on approchait la rivière On déposait dans les fougères Nos bicyclettes Puis on se roulait dans les champs Faisant naître un bouquet changeant De sauterelles, de papillons Et de rainettes

On était tous amoureux d’elle On se sentait pousser des ailes A bicyclette Sur les petits chemins de terre On a souvent vécu l’enfer Pour ne pas mettre pied à terre Devant Paulette

Quand le soleil à l’horizon Profilait sur tous les buissons Nos silhouettes On revenait fourbus contents Le coeur un peu vague pourtant De n’être pas seul un instant Avec Paulette

Faut dire qu’elle y mettait du coeur C’était la fille du facteur A bicyclette Et depuis qu’elle avait huit ans Elle avait fait en le suivant Tous les chemins environnants A bicyclette

Prendre furtivement sa main Oublier un peu les copains La bicyclette On se disait c’est pour demain J’oserai, j’oserai demain Quand on ira sur les chemins A bicyclette


volver I 21

En esta emotiva imagen vemos al escritor y cineasta Edgardo Cozarinsky con tan sólo ¡3 años!, tratando de convertir sus ideas en textos. Casi siete décadas después, el autor de La novia de Odessa y director de Ronda nocturna sigue firme en sus convicciones.


Cora Groppo presentó su nueva colección en Designers Look Buenos Aires.

Jenny Williams pasó a conocer la nueva mini line de Mes&Sage, Tomorrow Never Knows.

Eugenia tobal estuvo en la apertura de la boutique de Nespresso en Alto Palermo.

Cecilia Roth, invitada por HSBC, en el pre opening de El Aleph, en Faena Arts Center, junto a Ximena Caminos.

Min Agostini presentó su colección de verano. María Cher y Ernestina Pais en el 4to Encuentro de Mujeres Que Inspiran.

Pablo Kessel y La Luli en el Spring Lunch de Green Eat.

Calu Rivero y Chino Darín fueron al almuerzo de HSBC Premier en el pre opening de la Feria Masticar.

Paloma Cepeda y Bernardita Barreiro en el desfile de Holi.

Mónica Antonópulos en Huija, verano 2014.

Dante Spinetta pasó por el local de Blackmamba.

Joaquín Rozas en la presentación de Fammi L’Amore de Ernesto Catena. Belén Chavanne en la presentación de Fammi L’Amore de Ernesto Catena Vineyards.

Bici Muvin diseñada en conjunto con Manifiesto. Georgia May Jagger y Fernando Farré en el festejo por los 180 años de Rimmel London.

Dalila Puzzovio en la apertura “Nuestro Secreto”, de Four Seasons, con apoyo de HSBC Premier.


ciencias sociales I 23

Momo Trosman y Mía Flores Pirán en la presentación de JT.

Juan Sorini en la presentación de la agencia de modelos Esmeralda.

Romina Richi probó bagels naturales en Green Eat.

Delia Cancela, Jessica Trosman y Javier Arroyuelo en la presentación de JT en Designers Look BA. Modelos en la presentación de colección de Ménage à Trois con el apoyo de HSBC. Leticia Brédice estuvo en el desfile de Sudeste con el apoyo de HSBC.

Sol Larrosa y Abril Pereyra Lucena en Ménage à Trois, con el apoyo de HSBC. Juan Minujín y Claudia Fontán en la 10 edición de The Palace Fashion Luxury Outlet.

Catalina Swinburn y Facu Garayalde en la presentación de JT.

Guille Valdés, Marcelo y Mica Tinelli en la apertura de Ginebra en Paseo Alcorta.

Guillo Dietrich, Subsecretario de Transporte de la Ciudad, siempre con su bici plegable. El diseñador Matías Carbone, de Sudeste.


24 I El relato

En concordancia, o no, con la temática que nos reúne en esta edición, les traemos “Angéline o la casa encantada”, un escalofriante cuento de 1898 del escritor francés Émile Zola.

I Hace cerca de dos años, iba en bicicleta por un camino desierto del lado de Orgeval, más allá de Poissy, cuando la brusca aparición de una vivienda a orillas del camino me sorprendió de tal forma que salté de la bicicleta para contemplarla mejor. Se trataba, bajo el cielo gris de noviembre y el viento frío que barría las hojas secas, de una casa de ladrillo sin gran personalidad, en medio de un vasto jardín plantado de árboles viejos. Pero lo que la hacía extraordinaria, con una rareza arisca que oprimía el corazón, era el horrible abandono en el que se encontraba. Y como un batiente de la reja estaba arrancado, como un enorme rótulo, desteñido por la lluvia, anunciaba que la propiedad estaba en venta, entré en el jardín, cediendo a una curiosidad mezclada de angustia y malestar. La casa debía llevar deshabitada 30 o tal vez 40 años. Los ladrillos de las cornisas y de los bordes estaban desunidos, invadidos por el musgo y los líquenes. Numerosas grietas cruzaban la fachada, semejantes a arrugas precoces, surcando el edificio aún sólido, pero del que nadie se ocupaba ya en absoluto. Abajo, los peldaños de la escalinata, hendidos por las heladas, invadidos por ortigas y zarzas, se asemejaban al umbral de la desolación y de la muerte. Y, sobre todo, la horrible tristeza que provenía de las ventanas sin cortinas, desnudas y glaucas, de las que los chiquillos habían roto los cristales a pedradas, permitiendo ver todas el lúgubre vacío de las habitaciones, como ojos apagados que han permanecido abiertos en un cuerpo sin alma. Luego, a su alrededor, el amplio jardín era una absoluta devastación, el antiguo parterre apenas visible bajo las crecidas hierbas silvestres, los

paseos desaparecidos, comidos por las plantas voraces, los bosquecillos convertidos en selvas vírgenes, una vegetación salvaje de cementerio abandonado en la sombra húmeda de los grandes árboles seculares en los que, aquel día, el viento otoñal, lanzando su triste queja, se llevaba las últimas hojas. Durante largo rato permanecí allí, en medio de aquel lamento desesperado que brotaba de las cosas, con el corazón turbado por un miedo sordo, por una tristeza que aumentaba, retenido no obstante por una ardiente compasión, una necesidad de saber y de simpatizar con todo lo que sentía de miseria y de dolor a mi alrededor. Y, cuando me decidí a salir, vi al otro lado del camino, en el cruce de dos caminos, una especie de posada, una casucha en la que se ofrecía bebida, entré decidido a hacer hablar a la gente del lugar. No había allí sino una anciana que me sirvió una caña de cerveza, quejándose. Se lamentaba de estar situada en aquel camino alejado, por el que no pasaban ni dos ciclistas al día. Hablaba sin parar, contaba su historia, decía que se llamaba señora Toussaint, que había venido de Vernon con su hombre para hacerse cargo de aquella posada, que al principio las cosas no habían marchado mal, pero que todo iba de mal en peor desde que se había quedado viuda. Y, después de su raudal de palabras, cuando empecé a interrogarla acerca de la propiedad vecina, se puso circunspecta de repente, mirándome con expresión desconfiada, como si yo quisiera arrancarle temibles secretos, –¡Ah! sí, la Sauvagière, la casa encantada, como dicen por la comarca… Yo no sé nada, señor. No es de mi época, sólo hará 30 años en Pascua que vivo aquí, y esas cosas se remontan a 40 años. Cuando

nosotros llegamos aquí, la casa ya se encontraba más o menos en el estado en que la ve. Los veranos pasan, los inviernos pasan y nada se mueve, salvo las piedras que caen. –Pero, en fin –pregunté yo–, ¿por qué no la venden, puesto que está en venta? –¡Por qué?, ¿por qué? ¡Qué sé yo!... se dicen tantas cosas. Sin duda, terminé por inspirarle confianza. Además, era evidente que estaba deseando repetirme las cosas que se decían. Para empezar, me contó que ninguna de las chicas del pueblo vecino se habría atrevido a entrar en la Sauvagière, después del anochecer, porque corría el rumor de que un alma en pena se aparecía allí por la noche. Y, como yo me extrañara de que, estando tan cerca de París, una historia semejante pudiera aún encontrar algún crédito, se encogió de hombros, quiso en un primer momento hacerse la fuerte, pero terminó por manifestar su terror inconfeso. –Hay sin embargo hechos, señor. ¿Por qué no la venden? Yo he visto venir compradores y todos se marcharon más rápido que llegaron; a ninguno de ellos lo hemos visto reaparecer por aquí. ¡Y bien!, lo que es cierto es que, desde el momento en que algún visitante se atreve a entrar en la casa, pasan cosas extraordinarias: las puertas se mueven, se cierran solas con gran estrépito, como si soplara un viento terrible; del sótano suben gritos, gemidos, sollozos; y si se obcecan, una voz desgarradora lanza un grito prolongado: “¡Angéline! ¡Angéline! ¡Angéline!”, con una llamada tan dolorosa, que a uno se le quedan helados los huesos… Le repito que esto está probado, nadie le dirá lo contrario.


Reconozco que empezaba a apasionarme por el tema, aunque fuera presa de un pequeño escalofrío bajo la piel. –Y esa Angéline, ¿quién es, pues? –¡Ah!, señor, sería necesario contárselo todo, y una vez más, yo no sé nada. Sin embargo, terminó por decírmelo todo. Hacía 40 años, hacia 1858, en el momento en el que el Segundo Imperio triunfante era una fiesta permanente, M. de G., que ocupaba un puesto en las Tullerías, perdió a su esposa, de la que tenía una niña, de unos diez años, Angéline, un milagro de belleza, vivo retrato de su madre. Dos años más tarde, M. de G. se había vuelto a casar con otra belleza célebre, viuda de un general. Y aseguraban que, desde esa segunda boda, unos atroces celos habían surgido entre Angéline y su madrastra, la una herida en el corazón al ver a su madre ya olvidada, reemplazada tan pronto en el hogar por aquella extraña; la otra, obsesionada, enloquecida por tener siempre ante ella aquel vivo retrato de la mujer que temía no poder hacer olvidar. La Sauvagière pertenecía a la nueva señora de G., y allí, una noche, viendo que el padre besaba apasionadamente a la hija, en su demencia celosa, habría golpeado a la niña de tal manera, que la pobre pequeña habría caído muerta, con la nuca fracturada. Luego, lo demás era horroroso: el padre fuera de sí aceptaba enterrar él mismo a su hija en el sótano de la casa para salvar a la asesina; el cuerpecito permanecía allí enterrado mientras afirmaban que la chiquilla se encontraba en casa de una tía; los aullidos de un perro, que se empeñaba en arañar el suelo, hizo que finalmente se descubriera el crimen, del que las Tullerías se apresuraron a ahogar el escándalo. En la actualidad, el señor y la señora de G. estaban muertos, pero Angéline volvía aún cada noche, al oír una voz lastimera que la llamaba, desde el más allá misterioso de las tinieblas. –Nadie me desmentirá –concluyó la señora Toussaint–. Todo esto es tan cierto como que dos y dos son cuatro.

Yo la había escuchado, despavorido, sorprendido por las inverosimilitudes, pero, conquistado, no obstante por la rareza violenta y sombría del drama. Aquel señor de G., yo había oído hablar de él y creía saber efectivamente que se había vuelto a casar y que un dolor familiar había ensombrecido su vida. ¿Era, pues, cierto? ¡Qué historia trágica y enternecedora, todas las pasiones humanas removidas, exasperadas hasta la demencia, el crimen pasional más terrorífico que pudiera verse, una chiquilla bella como el día, adorada, asesinada por su madrastra y enterrada por su padre en un rincón del sótano! Era demasiado hermoso de emoción y de horror. Yo iba a seguir preguntando, discutiendo, luego me dije “¿Para qué?”. ¿Por qué no llevarme, en su flor de imaginación popular, aquel cuento horroroso? Cuando volvía a montar en bicicleta, eché una última ojeada a la Sauvagière. La noche descendía, la casa miserable me miraba desde sus ventanas vacías y oscuras, semejantes a ojos de muerta, mientras que el viento otoñal gemía entre los viejos árboles.

II ¿Por qué se clavó esta historia en mi cráneo, hasta convertirse en una obsesión, en un verdadero tormento? Ése es uno de los problemas intelectuales difíciles de resolver. De nada servía decirme a mí mismo que leyendas semejantes corren por la campiña, que ésta, en suma, no presentaba ningún interés directo para mí. A pesar de todo, la niña muerta me obsesionaba, aquella Angéline deliciosa y trágica, que una voz lastimera llamaba cada noche desde hacía 40 años, a través de las habitaciones vacías de la casa abandonada. Y durante los dos primeros meses del invierno, hice averiguaciones. Evidentemente, por poco que una desaparición semejante, una aventura hasta ese punto trágica, hubiera salido al exterior, los periódicos del momento debían haber hablado de ella. Examiné las colecciones de la Biblioteca Nacional, sin descubrir nada, ni una línea que se pareciera a semejante historia. Luego, interrogué a los coetáneos, a personas de las Tullerías: ninguna pudo contestarme con exactitud, sólo obtuve informaciones contradictorias, hasta el

punto de que había abandonado toda esperanza de llegar a la verdad, sin dejar de sentirme presa del tormento del misterio, cuando una casualidad me puso una mañana sobre una nueva pista. Iba, cada dos o tres semanas, a hacerle una visita de buena confraternidad, de ternura y de admiración, al viejo poeta V., que falleció el pasado abril, cerca de los 70 años. Desde hacía ya muchos años, una parálisis en las piernas lo tenía clavado en un sillón en su pequeño gabinete de trabajo de la calle de Assas, cuya ventana daba al jardín del Luxemburgo. Acababa allí dulcemente una vida de ensueño, sin haber vivido más que de imaginación, habiéndose construido el ideal palacio en el que, lejos de lo real, había amado y sufrido. ¿Quién de nosotros no recuerda su fino rostro amable, sus cabellos blancos de bucles infantiles, sus pálidos ojos azules que habían conservado la inocencia de la juventud? No podría decirse que mintiera siempre, pero lo cierto es que inventaba sin cesar, de tal manera que no se sabía nunca con exactitud dónde acababa para él la realidad y dónde empezaba el sueño. Era un anciano encantador, desde hacía mucho tiempo fuera de la vida, cuya conversación me conmovía frecuentemente como una revelación discreta y vaga de lo desconocido. Aquel día, charlaba pues con él cerca de la ventana, en la estrecha habitación, que calentaba siempre un fuego intenso. Fuera, la helada era terrible, y el jardín del Luxemburgo se extendía blanco de nieve presentando a la vista un vasto horizonte de candor inmaculado. Y no sé cómo llegué a hablarle de la Sauvagière, de aquella historia que me preocupaba aún: el padre casado de nuevo, la madrastra celosa de la niña vivo retrato de su madre, luego su sepultura al fondo del sótano. Me había escuchado con la tranquila sonrisa que conservaba incluso en la tristeza. Se había hecho silencio, su pálida mirada azul se perdía a lo lejos, en la inmensidad blanca del Luxemburgo, mientras que una sombra de sueño, emanaba de él y parecía envolverlo con un ligero escalofrío. –Conocí mucho al señor de G. –dijo lentamente–. Conocí a su primera esposa, de una belleza sobrehumana; conocí a la segunda, no menos prodigio-


26 I El relato samente bella; e incluso las amé apasionadamente a las dos, sin decirlo jamás. Conocía también a Angéline, que era aún más bella, y que todos los hombres habrían adorado de rodillas… Pero las cosas no ocurrieron exactamente como usted dice.

Me habían surgido dudas, lo miraba, presa de inquietud, preguntándome si no se lo estaba inventando. –Pero –le pregunté–, ¿cree pues también que Angéline pueda volver cada noche al escuchar el grito desgarrador de la voz misteriosa que la llama?

Fue para mí una gran emoción. ¿Era la verdad inesperada de la que ya desesperaba? ¿Iba a saberlo todo? En un primer momento no desconfié y le dije:

Esta vez me miró y volvió a sonreír con aire indulgente.

–¡Ah! amigo mío, ¡qué favor me hace! Por fin mi pobre cabeza va a poder calmarse. Hable rápido, cuéntemelo todo. Pero él no me escuchaba, su mirada permanecía perdida en la lejanía. Luego habló con voz de ensueño, como si hubiera ido creando los seres y las cosas a medida que los evocaba. –Angéline era, a los 12 años, un alma en la que todo el amor de la mujer había florecido ya, con sus arrebatos de alegría y de dolor. Fue ella quien cayó perdidamente celosa de la nueva esposa, que veía cada día del brazo de su padre. Sufría como si se tratara de una horrible traición, pero no era sólo a su madre a la que la nueva pareja insultaba, era a ella misma a la que torturaba y le desgarraba el corazón. Cada noche, oía a su madre que la llamaba desde la tumba; y una noche en que sufría demasiado y moría de exceso de amor, para unirse con ella, la chiquilla de 12 años se clavó un cuchillo en el corazón.

–¿Volver? ¡oh, amigo mío! todo el mundo vuelve. ¿Por qué no quiere que el alma de la querida pequeña muerta habite aún en los lugares en los que amó y sufrió? Si se oye una voz que la llama, es que la vida no ha vuelto a comenzar aún para ella, pero recomenzará, esté seguro de ello, puesto que todo recomienza, nada se pierde, ni al amor ni la belleza… ¡Angéline! ¡Angéline! ¡Angéline! y ella renacerá en el sol y en las flores. Definitivamente, ni la convicción ni la calma se establecían en mí. Mi viejo amigo V., el poeta niño, no me había aportado sino más confusión. Sin duda se lo estaba inventando. No obstante, como todos los videntes, tal vez adivinaba. –¿Es de verdad, todo lo que me está contando? –me atreví a preguntarle riendo–. Él se animó a su vez: –Por supuesto que es cierto. ¿Es que todo lo infinito no es verdad?

Yo lancé un grito: “¡Dios santo! ¿es posible?”. –¡Qué espanto y qué horror –prosiguió sin oírme– cuando al día siguiente, el señor y la señora G. encontraron a Angéline en su pequeña cama con aquel cuchillo clavado hasta el mango, en pleno pecho! Estaban en la víspera de marcharse a Italia, y no había allí más que la anciana doncella que había criado a la niña. Ante el terror de que pudieran acusarles de un crimen, ayudados por la doncella, enterraron efectivamente el pequeño cuerpo, pero en un rincón del invernadero que hay detrás de la casa, al pie de un naranjo gigante. Y allí lo encontraron el día en que, muertos ya los padres, la anciana criada contó la historia.

Aquella fue la última vez que lo vi, pues tuve que ausentarme de París, un tiempo después. Aún puedo verlo con su mirada soñadora perdida sobre las sábanas blancas del Luxemburgo, tan tranquilo en la certidumbre de su sueño sin fin, mientras que a mí me devoraba la necesidad de establecer para siempre la verdad huidiza.

III Trascurrieron dieciocho meses. Yo me había visto obligado a viajar; grandes preocupaciones y grandes alegrías habían apasionado mi vida, en mitad

de la tempestad que nos lleva a todos hacia lo desconocido. Pero, siempre, a determinadas horas, oía venir desde lejos y entrar en mí el desolado grito: “¡Angéline! ¡Angéline! ¡Angéline!”. Y permanecía temblando, dominado de nuevo por la duda, torturado por el deseo de saber. No podía olvidar, no existía para mí más infierno que la incertidumbre. No puedo decir cómo, una admirable velada de junio, me volví a encontrar en bicicleta por el camino apartado de la Sauvagière. ¿Había deseado formalmente volver a verla? ¿Era un simple instinto el que me hacía abandonar la carretera y dirigirme hacia aquel lugar? Eran casi las ocho; pero el cielo, en los días más largos del año, irradiaba aún con un ocaso del astro triunfal, sin una sola nube, todo un infinito de oro y azur. Y ¡qué aire ligero y delicioso, qué buen olor de árboles y hierbas, qué tierna alegría en la paz inmensa de los campos! Como la primera vez, ante la Sauvagière, el estupor me hizo saltar de la máquina. Dudé un instante, no era la misma propiedad. Una bella reja nueva brillaba bajo el sol poniente, se habían levantado de nuevo los muros de la tapia y la casa, que apenas veía entre los árboles, parecía haber retomado una alegría risueña de juventud. ¿Era pues la resurrección anunciada? ¿Angéline había vuelto a la vida gracias a las llamadas de la voz lejana? Había permanecido en la carretera, impresionado, mirando, cuando unos pasos lentos, cerca de mí, me sobresaltaron. Era la señora Toussaint que traía su vaca de un campo de alfalfa próximo. –¿No tienen miedo pues éstos? –le dije, señalando la casa con un gesto–. Me reconoció y detuvo el animal. –¡Ah señor! hay gente que marcharía sobre el buen Dios. Hace ya más de un año que la propiedad fue comprada. Pero es un pintor el que lo hizo, el pintor B., y ya se sabe, los artistas son capaces de todo. Luego se fue con el animal añadiendo con un cabeceo:


–En fin, ya veremos en qué queda esto. ¡El pintor B., el delicado e ingenioso artista que había pintado a tantas amables parisinas! Yo lo conocía un poco, intercambiábamos apretones de manos en los teatros, en las salas de exposiciones, en los lugares en los que nos encontrábamos. Y, de repente, un deseo irresistible de entrar, de confesarme a él, de suplicarle que me dijera lo que sabía de cierto sobre esta Sauvagière, cuyo aspecto desconocido me obsesionaba. Y, sin reflexionar, sin reparar en mi polvoriento atuendo de ciclista, que la costumbre empieza a tolerar por otra parte, empujé mi bicicleta hasta el tronco mohoso de un viejo árbol. Al escuchar el sonido claro del timbre cuyo resorte se movía en la reja, un criado acudió al que le entregué mi tarjeta de visita, y que me dejó por un instante en el jardín. Mi sorpresa aumentó aún más cuando lancé una mirada a mi alrededor. Habían reparado la fachada, ya no se veían las grietas ni los ladrillos separados; la escalinata, adornada con rosas, se había convertido en un umbral de feliz bienvenida; y las animadas ventanas reían ahora, comunicaban la alegría existente en el interior, detrás de la blancura de sus cortinas. Y además, el jardín había sido limpiado de ortigas y zarzas, el parterre volvía a ser visible como un gran ramo oloroso, los viejos árboles parecían rejuvenecidos en su paz secular por la lluvia dorada de un sol primaveral. Cuando el criado reapareció, me introdujo en un salón comentándome que el señor había ido al pueblo vecino, pero que no tardaría en regresar. Lo habría esperado durante horas; me entretuve examinando la habitación en la que me hallaba, instalada lujosamente con mullidas alfombras, cortinas y guardapuertas de cretona, conjuntadas con el amplio diván y los grandes sillones. Aquellos cortinajes eran tan grandes que me sorprendió entrar en un espacio tan oscuro. Luego la oscuridad se hizo completa. No sé cuanto tiempo tuve que permanecer allí, se habían olvidado de mí, sin traer siquiera una lámpara. Sentado en la oscuridad, me había puesto a revivir toda la historia trágica, abandonándome a la ensoñación. ¿Angéline había

sido asesinada? ¿Se había clavado ella misma un cuchillo en mitad del corazón? Y, confieso que, en esta casa encantada, ahora a oscuras, el miedo se adueñó de mí, un miedo que sólo fue un ligero malestar, un pequeño escalofrío a flor de piel, pero que más tarde se exasperó, me heló por completo en una locura de pánico.

lo que los padres le tomaron pavor a esta casa, y no quisieron volver a ella jamás. Eso explica que permaneciera deshabitada mientras ellos vivían. Después de su muerte, hubo interminables procesos que impidieron su venta. Yo la quería, la aceché durante años, y le aseguro que no hemos visto nunca ningún aparecido.

Al principio me pareció que unos ruidos vagos erraban por algún lado. Era sin duda en las profundidades del sótano, quejas sordas, sollozos reprimidos, pesados pasos de fantasma. Luego, aquello subió, se acercó y toda la casa oscura me pareció llenarse de angustia horrorosa. Y, de repente, se oyó la terrible llamada: “¡Angéline! ¡Angéline! ¡Angéline!”, con tal fuerza creciente, que creí sentir pasar sobre mi cara un soplo frío. Una puerta del salón se abrió violentamente. Angéline entró, cruzó la habitación sin verme. La reconocí en medio de la ráfaga de luz que había entrado con ella desde el vestíbulo iluminado. Era la pequeña muerta de 12 años, de una belleza milagrosa, con sus admirables cabellos rubios sobre los hombros, vestida de blanco, blanqueada por la tierra de la que volvía cada noche. Pasó muda, desatinada, desapareció por otra puerta, mientras que, de nuevo, el grito se repetía más lejano: “¡Angéline! ¡Angéline! ¡Angéline!”. Y yo permanecí de pie, con la frente cubierta de sudor, en un estado de pavor que erizaba todo el vello de mi cuerpo, bajo aquel viento de terror procedente del misterio.

El pequeño escalofrío me volvió, y comenté:

Casi inmediatamente, creo, en el momento en el que el criado traía por fin una lámpara, tuve consciencia de que el pintor B. estaba allí y me daba la mano, excusándose por haberme hecho esperar tanto rato. No tuve falso amor propio, le conté lo que me había sucedido, aún nervioso. Y ¡con qué sorpresa me escuchó en un primer momento y con qué buenas risas se apresuró a tranquilizarme después! –Usted ignora sin duda, amigo mío, que yo soy primo de la segunda señora de G. ¡Pobre mujer! ¡acusarla del asesinato de aquella chiquilla que amó y que lloró tanto como el padre! Pues la única cosa cierta es que, efectivamente, la niña murió aquí, pero no por su propia mano ¡Dios Santo!, sino de una fiebre repentina, como un rayo, por

–Pero, yo acabo de ver ahí, hace un instante a Angéline… La terrible voz la llamaba, y ha pasado por ahí, ha cruzado esta habitación. Él me miraba sorprendido, creyendo que yo estaba perdiendo la razón. Pero de repente, soltó una sonora carcajada de hombre feliz. –Es mi hija la que acaba de ver. Tuvo por padrino al señor de G. que, por devoción al recuerdo, le puso ese nombre; y si su madre la ha llamado, habrá pasado por aquí. -Él mismo abrió la puerta y llamó de nuevo: “¡Angéline! ¡Angéline! ¡Angéline!”. La niña regresó, pero viva y vibrante de alegría. Era ella, con su vestido blanco, sus admirables cabellos rubios sobre los hombros, y tan bella, tan radiante de esperanza, que era como una primavera que lleva en capullo la promesa del amor, la prolongada felicidad de una existencia. ¡Ah! ¡la querida aparecida, la niña nueva que renacía de la niña muerta! La muerte había sido vencida. Mi viejo amigo, el poeta V., no mentía, nada se pierde, todo recomienza, la belleza como el amor. La voz de las madres llama a las niñas de hoy, a las enamoradas de mañana y reviven bajo el sol, entre las flores. Era de ese despertar de la niña de lo que la casa se encontraba encantada, la casa que había vuelto a ser joven y feliz, en la alegría reencontrada de la eterna vida.


28 I los afiches



30 I El ready-made: marcel duchamp

rueda de bicicleta (1913)


La frase: h.g. wells I 31



VISIONARIO: Karl drais I 33

El barón Karl Friedrich Christian Ludwig Freiherr Drais von Sauerbronn nació en la ciudad alemana de Karlsruhe en 1785 y murió allí 66 años más tarde, con la certeza de haber sido un inventor muy reconocido en su tiempo. Estudiante de Arquitectura, Física y Agricultura en la Universidad de Heidelberg, no tardó en dedicarse por completo al excitante y oscilante universo de la experimentación. En 1829 creó, por ejemplo, una máquina de escribir estenográfica para 16 letras que grababa ya en una cinta perforada, invento que antecedió por muy poco a aquel que lo convertiría en un genio: la “draisiana”, una suerte de velocípedo de dos ruedas dispuestas en línea y sin pedales que es el precursor de lo que hoy conocemos lisa y llanamente como bicicleta y que vio la luz el 12 de junio de 1817. Aunque parezca curioso, en aquella época la construcción de vehículos que no precisaban de tracción animal parecía crucial a causa de la subida del precio de la avena, alimento de los caballos de los carruajes.


34 I quiromancia

Las manos del ex boxeador

Pedro Franco

“No puedo creer la carrera que hice con estas manos. A los 16 años, cuando gané mi primer título, pesaba 63 kilos”, cuenta Pedro Franco con voz sabia. “Entonces, tenía las mismas manos anormalmente grandes, de gorila, con las que después logré el título argentino de los pesos pesados. Sufrieron, pero dieron sus frutos. Me lastimé la mano derecha de muy joven y, pese a las operaciones con injerto de hueso, nunca quedó del todo bien. Sin embargo, gracias a estas manos me compré mi casa (adonde ahora funciona la asociación con la que ayudamos a niños en situación de calle) y hoy trabajo como masajista en el Jockey Club. A veces me duelen… cuando es así, sé que va a llover. La única que vez que me achiqué fue cuando peleé contra el gigante ruso Valúev: mide 2.13 metros y pesa 150 kilos. El día que lo saludé me sentí un tonto”.


EL MANUSCRITO: walter benjamin I 35


36 I doble vidriera

Con motivo del estreno de Distancia, su nueva obra de teatro, platicamos con el director Matías Umpiérrez. ¿Cómo definirías hoy el universo del teatro? El teatro es un ritual milenario que nunca dejó de estar en movimiento. De hecho, los creadores teatrales siempre fueron encontrando distintas metodologías para mantenerlo vivo. En la actualidad sigue ese movimiento, pero siento que hoy los límites entre el teatro y otras artes están difusos… Eso se da porque, en plena era de la comunicaciones, el espectador está más inquieto que nunca. Por eso, algunos artistas trabajamos en torno a cómo las artes escénicas dialogan con lo contemporáneo más allá de sus límites conceptuales e institucionales. En tres líneas, ¿de qué trata Distancia? Es un proyecto en el que el público se acerca al teatro para ver la construcción de una obra escénicovirtual con actrices ubicadas a 7.000 kilómetros de distancia, proyectadas en múltiples pantallas, y musicalizada por una orquesta en vivo. El espectáculo se transmite en

vivo desde Nueva York, Hamburgo, París y Buenos Aires. La pieza multiplica los estímulos del teatro y desafía la materia física elevándola a una nueva escala donde se amplían los escenarios, la temporalidad de los husos horarios, la dramaturgia en cuatro idiomas y la musicalidad de actrices que cantarán sobre una orquesta ubicada a la distancia. ¿Qué fue lo más exótico que te pasó trabajando como actor o director? Como artista, trabajo en distintas disciplinas del arte, por eso tengo varias anécdotas por disciplina. Como actor quedé varado en la pre-cordillera, prácticamente sin comida, en medio de la filmación de una película. Como creador, me quedé encerrado en la sacristía de una basílica milenaria, ubicada en la punta de una montaña, en los Pirineos españoles… Encerrado en la noche, en medio de santos y paredes de piedra, me sentí muy lejos de vivir una experiencia que para otros estaría cerca del éxtasis religioso.



38 I de la galera


Malena & Rana

Pichot

¿Cuál es vuestro estado mental más frecuente? M: Miedo. R: Desconcentrado. ¿Qué fue exactamente lo último que compraron? M: Recién me tomé un cortado, eso compré. R: 13 litros de nafta súper. Si no fueran ustedes mismos, ¿quiénes les gustaría ser? M: Alejandro Jodorowsky. R: Tintín. ¿Cuál es su mayor extravagancia? M: Mear en la ducha. R: Haber tenido la discografía completa de

Huey Lewis & The News en CD.

¿Con qué personajes históricos harían un ménage-à-trois inolvidable? M: La sola idea de un trío me dan ganas de ponerme a llorar. Paso.

R: Con Fiona y Mimi (personajes principales

de Perversa luna de hiel), después de la escena del brindis de año nuevo.

¿Qué talento desearían tener? M: Tocar el piano. R: Para la jardinería.

¿Cuál es vuestra puteada predilecta? M: La concha de Dios. R: ¡Andá a la concha de tu madre! ¿Hacia dónde pedalearían en este instante? M: De vuelta para mi casa; estoy en el subte, lo odio.

R: Al río. ¿Qué fue lo más rico que jamás comieron (y adónde…)? M: Una palta condimentada por mi novio. R: Cualquier pescado o fruto de mar

degustado en su lugar de origen va a ser siempre mi plato favorito.

¿En qué proyecto trabajan actualmente? M: Bajar la histeria (y dos kilos también) y

en mi serie Por ahora, que sale los domingos a las 23 por Cosmopolitan. R: En customizar mi ultimo juguete.

Si fueran magos, ¿qué harían salir de la galera? M: La máquina del tiempo. R: El accesorio perfecto para mi moto.


40 I ON THE CORnER

martín Andrea Germán Babun & Zoe.



42 I ON THE CORnER



44 I ÁRBOL GENEALÓGICO MIGUEL INDURAIN Nacido en la provincia española de Navarra, ganó, en apenas una década de profesionalismo, la friolera de cinco veces seguidas el Tour de France. EDDY MERCKX De origen belga y apodado “El caníbal”, este hombre de 68 años es considerado por muchos como el mejor ciclista de todos los tiempos. BERNARD HINAULT “El caimán”, como lo llamaban en el entorno, llegó primero en nada menos que ¡216 carreras! Hoy forma parte de la organización del Tour. GREG LeMOND Este californiano se convirtió, en 1986, en el primer ciclista no europeo en ganar el Tour de France, victoria que repitió en dos veces más. TONY ROMINGER Danés nacionalizado suizo, fue uno de los mayores rivales de Indurain y se destacó como un gran escalador y no tanto como contrarrelojista.

9 GRANDES CICLISTAS

FAUSTO COPPI Bajo el nick de “Campionissimo”, este tano empezó trabajando como repartidor a los 8 años y luego fue pentacampeón del Giro de su país. EDUARDO SEPÚLVEDA Tiene apenas 22 años, es oriundo de la Patagonia y encarna la promesa del ciclismo argentino. Anoten su nombre, verán que teníamos razón… MARK CAVENDISH Talento británico que está camino a convertirse, según dicen los que saben (entre ellos, Mario Cipollini), en el mejor velocista de su generación. SANTIAGO BOTERO Debíamos sumar a algún latino más a la lista y no podía ser otro que el medellinense Botero, campeón mundial de contrarreloj.


La MÁS linda: delfina muñiz barreto I 45

Esto nos cuenta Delfina, arquitecta, decoradora y asesora al momento de comprar obras de arte: “Me encanta el vino. Mi cepa favorita es el Bonarda, que descubrí este verano en Punta del Este junto a un grupo de amigos expertos en el tema. Por otro lado, aunque mis padres no toman vino, coleccionan botellas raras, así que en la casa de ellos pruebo diferentes variedades, de distintas cosechas”.


46 I paTADAS DE CHANCHO

¡Pedaleá! D

e Wikipedia: “En ter modiná m ica, la entropía es una magnitud física que, mediante cálculo, permite determinar la parte de la energía que no puede utilizarse para producir trabajo. Es una función de estado de carácter extensivo y su valor, en un sistema aislado, crece en el transcurso de un proceso que se dé de forma natural. La entropía describe lo irreversible de los sistemas termodinámicos. La palabra procede del griego y significa “evolución” o “transformación”. Fue Rudolf Clausius quien le dio nombre y la desarrolló durante la década de 1850 y Ludwig Boltzmann aquel que encontró la manera de expresar matemáticamente este concepto, desde el punto de vista de la probabilidad”.

E

n la antigua Inglaterra, la gente no podía tener sexo sin contar con el consentimiento del Rey (a menos que se tratara, por supuesto, de un miembro de la familia real). Cuando los ciudadanos deseaban tener un hijo, le solicitaban obligatoriamente un permiso especial al monarca, quien les entregaba una placa que debían colgar afuera de su puerta mientras tenían relaciones. El cartel decía “Fornication Under Consent of the King” (o sea, FUCK…) y ése es el origen de tan famosa palabrita.

A

nte la propuesta “De pronto, ups, tienen mellizos. ¿Qué nombres les ponen?”, formulada en nuestra página en Facebook, nos contestaron, entre otras cosas, lo siguiente: 1) “Es lo que me pasó: Inés e Eloise”; 2) “Alvon & Melvin”; 3) “Viamonte y Florida”; 4) “Zeus y Apolo, como los perros de Magnum”; 5) “Dolce y Gabbana”; 6) “Ortega y Gasset”; 7) “Mora y Silvestre”; 8) “Rómulo y Remo”; 9) “Prisa y Pausa”; 10) “Dalma y Giannina”; 11) “Luigi y Mario”; 12) “Skyler y Beatrix”; 13) “Tom y Jerry”; 14) “Primo y Segundo”; 15) “Uno y Dos”; 16) “Menta y Peperina”; 17) “Copy y Paste”; 18) “Cristina y Néstor”; 19) “Goldie y Mirtha”.

D

el libro Bycicle Diaries, del músico David Byrne: “Montado en una bicicleta, al estar ligeramente por encima de la altura de la vista de los peatones y los coches, se obtiene una visión perfecta del ajetreo de la ciudad en que se vive. A diferencia de muchas otras metrópolis estadounidenses, en Nueva York, por lo menos una vez al día, casi todo el mundo tiene que salir a la calle y encontrarse con otra gente: todos tenemos que hacer a diario, como mínimo, una breve aparición pública. Una vez, tuve que frenar bruscamente para no atropellar a Paris Hilton, que cruzaba la calle con el semáforo en rojo y su perrito en brazos, mirando a su alrededor como diciendo: “Soy Paris Hilton, ¿no me reconocen?”.


× Dicen los que saben que SPAM quiere decir Stupid Pointless Annoying Messages. × Dicen los que saben que el ensayo es el género literario de la adultez. × Dicen los que saben que no hay peor gestión que la que no se hace. × Dicen los que saben que la perfección es enemiga de lo posible. ×Dicen los que saben que Guess presentó su nueva fragancia. ×Dicen los que saben que en sudestada se rompen 7.015 paraguas por día. × Dicen los que saben que no se pierdan el documental Abecedario, protagonizado por Gilles Deleuze. × Dicen los que saben que no manejen hablando por celular. × Dicen los que saben que las palabras pesan y piensan. × Dicen los que saben que adoramos el caos porque nos encanta ordenar. × Dicen los que saben que el amor es más fuerte. × Dicen los que saben que Mercedes-Benz auspicia la liga nacional de básquetbol. ×Dicen los que saben que los diestros viven en promedio 9 años más que los zurdos. × Dicen los que saben que la palabra cementerio proviene del griego “koimetirion”, que significa “dormitorio”.

MAnténganse atentos a lo que dicen los que saben.


48 I SANTIAMÉN


Solución del enigma anterior: Anthony Bourdain.

ADIVINA adivinador I 49

Q

¿Quién no lloró al ver este film y, sobre todo, esta escena mítica del cine de los ’80? La película fue dirigida por Steven Spielberg y, de los protagonistas, la más recordada es Drew Barrymore, que interpretaba a Gertie, la hermana traviesa del niño Elliott. ¿Adivinaron?


50 I TOP CINCO VISITANTE

A

UNA PELÍCULA Mis votos van, sin lugar a dudas, para Ponyo en el acantilado, del japonés Hayao Miyazaki. ¡Magia pura!

Paula Bisiau Les acercamos las cinco recomendaciones de la directora de Movilidad Saludable de la Ciudad de Buenos Aires, licenciada en Filosofía y madrina de Acacia.

B

UN LIBRO El que estoy leyendo ahora: Cities for People, del urbanista dinamarqués Jan Gehl, que ideó estrategias para generar nuevos espacios de convivencia –accesibles, legibles, dinámicos y creativos– en Copenhague, Nueva York, México, Amán, Melbourne y Guangzhou, entre muchos otros lugares.


E

UN OBJETO Un florero con forma de pez de la fábrica portuguesa Bordallo Pinheiro porque me hace viajar todos los días y porque amo las flores.

C

UNA CIUDAD Elijo Buenos Aires por su gente, sus calles, sus cafés y su arquitectura hermosa e imperfecta. Invita a pasear y a vivir sus espacios públicos, es dinámica y tiene una vida cultural intensa y emocionante. Vivo en Palermo, pero, en este momento, mi corazón está en el Microcentro, donde cada semana descubro algo: pasajes, galerías, restaurants, museos, iglesias, cúpulas y edificios emblemáticos de distintas épocas.

D

UN MODELO DE BICI Me quedo con la mía, una Cinelli Bottecchia del ’68, color beige. Es liviana y muy práctica para moverme en la ciudad todos los días.


52 I LA bicicleta DE UN AMIGo: martĂ­n churba


arafue I 53

BÁRBARA LOMBARDO ACTRIZ Y HABITANTE DE SAN FRANCISCO Esta ciudad está plagada de posibilidades. Aprecio poder combinar el arte y la metrópoli con la naturaleza y el descanso. Naturaleza magnífica y de fácil acceso. Hacia el Norte, recorriendo la 101, se llega a Cazadero, lugar en donde vivo hace unos meses junto a ciervos, conejos, pavos, halcones, zorrinos, mapaches y pájaros de todo tipo que aparecen y desaparecen de mi lado de manera muy natural. Las estrellas brillan como diamantes en el cielo y la costa del mar es imponente, fuerte y expresiva. Aquí cerquita, en Bodega Bay, Hitchcock filmó The Birds, y en los pueblos de alrededor hay negocios abarrotados de ingredientes y objetos mágicos. San Francisco es ecléctica, a la vez colmada de actividad y serenidad. Recuerdo una vez que, en el SFMoMA, me acerqué a pedirle una foto a una hermosa y atractiva señora de pelo verde que resultó ser Ruth Weiss, la poeta, actriz y directora alemana que formó parte de la Beat Generation: la conexión fue inmediata y pasé una noche estupenda junto a ella, llena de sorpresas y diversión.


54 I trastienda de tapa



56 I trastienda de tapa



58 I BUENOS AIRES PHOTO

01-04 NOVIEMBRE

CENTRO CULTURAL RECOLETA


Dicen los que saben que nos encantarĂĄ que visiten el espacio exclusivo que tendremos en la feria Buenos Aires Photo, en el foyer de la sala Cronopios, adonde presentaremos, con el feliz apoyo de Felix, la increĂ­ble obra de Ale Burset.


60 I DECÍ WHISKY

ale burset

Begoña


El entierro


62 I DECÍ WHISKY

Dolor


La Decapitaci贸n de Holofernes


64 I DECÍ WHISKY

San Jerónimo escribiendo


La crucifixi贸n de San Andr茅s


66 I prode

el prode de galera concurso nÚMERO 54, octuBRE 2013

rosario ortega

Nombre y apellido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . LOCAL EMPATE VISITANTE

L Plegable

E De carrera

V

L De día

E de noche

V

L Prender

E apagar

V

L Microcentro

E Tigre

V

L Boca

E River

V

L Aire

E cable

V

L Con casco

E sin casco

V

L Pensar

E actuar

V

L Viejo

E nuevo

V

L Atrás

E adelante v


prendé la mecha I 67 La historia de Shimano arrancó en 1921 en la ciudad de Sakai, provincia japonesa de Osaka, cuando el joven Shozaburo Shimano fundó una fábrica que producía, mediante un proceso de tratamiento de calor, piñones libres para bicicletas. En 1956, lanzaron al mercado el primer cambio de velocidades, un sello que se replicó en casi cualquier velocípedo del mundo. Fue la empresa pionera en utilizar el forjado en frío para producir componentes, lo que supuso una revolución en el sector a la hora de lograr piezas accesibles y de óptima calidad. De estirpe familiar, la compañía también produce accesorios para pesca y deportes como piragüismo, canoa, remo o golf.

Un par de años más tarde, en 1958, Mercedes-Benz creó una innovadora herramienta que cambió el rumbo del mercado automotor: el “crash testing program”, que en criollo se puede traducir como “prueba de choques”. Desde entonces, cada auto que sale de la factoría de la marca pasa por ese rigurosísimo filtro.


68 I TOP CINCO residente

1

2

En su primera visita al país, M.I.A. y Solange Knowles –la hermana menor de Beyoncé, en la foto– actuarán el 24 de noviembre en el Planetario, en un show exclusivo para la Comunidad Movistar, en el marco de un festival de música pop, indie y electro.

De Granada a El Cairo: un viaje de 42.007 kilómetros en 800 días, con 6 pares de cubiertas gastadas, 138 pinchazos reparados y unos 200 kilos de arroz consumidos. Algo de eso nos cuenta el español Salva Rodríguez en su libro África.


3

4

5

El hombre con el hacha y otras situaciones breves es la primera exposición individual de Liliana Porter en el MALBA. Se trata de una instalación site-specific creada especialmente por la artista para la sala 3 del museo.

Hasta el 10 de noviembre pueden visitar en Casa Foa el espacio “Una virtualidad real”, del grupo Machimbre –integrado por Julieta Barrionuevo, Zelmira Frers y Michelle Parisier–, que se propone unir arte, diseño y arquitectura.

Ya están a la venta las entradas para la tropicalísima Copa del Mundo, que se llevará a cabo por segunda vez en la historia en Brasil, entre el 12 de junio y el 13 de julio de 2014. La pelota oficial del evento tiene nombre lunfardo: “Brazuca”.


70 I DETRÁS DE TAPA

E Este disco rarísimo de Kraftwerk –el último trabajo que salió, hasta ahora, del mítico estudio Kling Klang, donde los alemanes producen su música– tiene como objeto celebrar el primer siglo de historia del Tour de France, que se cumplió en 2003, 17 ansiosos años después del álbum Electric Café. Ya desde el nombre, Tour de France Soundtracks es una rara avis en la discografía de la banda, entre otras cosas porque, por primera vez, las voces en alemán están mezcladas con las de otros idiomas, generando una mixtura muy interesante, sobre todo a la hora de dejar las canciones que lo integran en loop y pedalear en un velódromo como un poseído.



72 I EL MANIFIESTO

Con espíritu comunitario, orgullo y un poco de vanagloria, preparamos y presentamos este MANIFIESTO BICICLETERO que fue confeccionado gracias a los consejos de nuestros entusiásticos seguidores en Facebook y Twitter (@GaleraGalera).


1)

Primero y antes que nada, invocamos a Federico Manuel Peralta Ramos, que dijo una vez en el programa de Tato Bores: “Ya que no tengo un guita, me dedico a la bicicleta; como todos bicicletean, yo también bicicleteo”.

2) La bicicleta es un vehículo silencioso,

limpio, sano, asequible y sostenible. ¡Mantengámoslo así!

3) No arruguen si llueve, hace frío o extremo calor. Sólo hay días especiales, así que sigan pedaleando sin excusas ñoñas. 4) Desconfiamos, y mucho, de las

bicicletas con motor; de hecho, hay que decirlo, no son bicicletas. La bici no genera ningún tipo de polución.

5) Convertir la mala onda que genera

el viaje en automóvil o transporte público en amor.

6) Sí a los broches de ropa en los

pantalones. Sí a las putaditas que se enroscan en los rayos o cuelgan de los mangos, tuneándolos. Sí a las campanas de todo tipo y color.

7) Usen casco y lucecitas, por favor.

8) Vean Ladrón de bicicletas, película de

Vittorio de Sica que es una obra maestra inaugural del neorrealismo italiano.

9) Se pudre todo con aquellos que usan las ciclovías para correr o andar en moto. 10) Si pueden, viajen a Ámsterdam para empaparse del alucinante universo bicicletero de esas ciudad. 11) Muy lindo circular con la mascota

en la canasta, pero no es seguro. El otro día, vimos una riña de perritos caniche, de bici a bici, y uno de los ciclistas se pegó un palo del carajo.

12) “Nada se compara con el placer

simple de andar en bici”, dijo John Fitzgerald Kennedy. Estamos de acuerdo, claro.

13) También concordamos con el músico Bob Weir, uno de los fundadores de Grateful Dead, que contó una vez que las bicis son casi tan buenas como las bicis para conocer a chicas…

14) Por último, bancamos a Einstein,

que escribió: “La vida es como andar en bicicleta; si querés mantener el equilibrio, no podés parar”.


74 I GRANDES VESTIMENTAS




Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.