#82 路 LOLLAPALOOZA
16 I ATRODEN QUIÉNES SOMOS
ENCONTRANOS EN
DIRECTOR RESPONSABLE
Mercedes Haus, Hotel Pulitzer, Dadá, Tienda Malba, Olsen, Ocampo Wellness, La Olla de Félix, Cerini, Dandy, Bruni, Hotel Faena, Florería Atlántico, Dashi Sushi, Hotel Madero, Tegui, Camarín de las Musas, Fervor, Osaka, Roho, Cucina Paradiso, Felix, Pony Line, Sucre, Proa, Voulez Bar, Aldo’s, Le Blé y Farinelli.
Marco Simeone Ariosa marco@intelectualyfrivola.com
DIRECTOR EDITORIAL Esteban Feune de Colombi esteban@intelectualyfrivola.com
EDICIÓN Lucía Colombo lucia@intelectualyfrivola.com
DISEÑO Florencia Martínez diseno@intelectualyfrivola.com
ASISTENTE COMERCIAL Lucrecia Gratas lucrecia@intelectualyfrivola.com
PRENSA Y RELACIONES PÚBLICAS Grupo Mass PR info@grupomass.net
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GALERA #82 Lollapalooza • 2016 TIRADA: 10.000 ejemplares FOTO DE TAPA: Florence Welch ilustrada por Santiago Pozzi.
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Galera Intelectual y Frívola es una publicación de Marco Simeone Ariosa, French 3112 (CABA). Las opiniones de los entrevistados y los artículos no reflejan necesariamente la opinión de quienes hacen Galera Intelectual y Frívola. Se prohíbe la reproducción parcial o total del contenido publicado en esta edición. Hecho el depósito que marca la ley 11.723.
COLABORAN Kalil Llamazares (ilustración Visionario), Hernán Corera (foto De la galera), Hugo Horita (ilustración La columna), Lucas Gallo (fotos y video Oficios), Antolín Olgiatti (ilustraciones Top 5 visitante) y Javier Velasco (ilustración Grandes vestimentas).
MUCHAS GRACIAS Bebe Contepomi, Emmanuel Horvilleur, Dante Spinetta, Matías Sagreras, Albert Hammond Jr., Puli Demaria, Lucas Mentasti, Victoria De Feo, Pablo Ramírez, James LloydWatson, Diego Finkelstein, Iván Finkelstein, Agustina Ruíz Teira, Gustavo Castagnino, Soledad Carranza, Clara Lindstroem, Mercedes González del Cerro, Ever Miguez, Guillermo Cicciari, Mariano Maldonado, Marcela Remoli, Marcela Peduto, Jorge Roig, Lucio Butafuocco, Aníbal Terra, Alejandro Laborde, Candelaria Zavalía, Mili Allende, Diego Romero, Oscar Fernández, Carolina Peschi, Lucía Montero, Joaquín Gotlib, Vicky Ferro y Juan Izuibejeres.
18 I LA NUBE
LOLLAPALOOZA
Dante Spinetta & Emmanuel Horvilleur Eminem • Puli Demaria
Florence Welch • OASIS
César Aira • Albert Hammond Jr.
David Bowie • Kevin Parker
Bad Religion • Robert Crumb
Giorgio Moroder • BEBE CONTEPOMI Matías Sagreras • Josh Lloyd-Watson
Die Antwoord
20 I EDITORIAL INCENDIARIO
BABY’S ON FIRE* Boom Boom, Boom Showtime, motherfucker, it’s on Apocolypse now, I’m droppin’ this bomb You can’t fuck with this song I’ll stick to this spliff, I’m not klapping this bong I’m a wild child, I don’t wanna go to bed Oh, shit, sorry man, I’m stoned again Ooh, now everythings getting so psychedelic When I’m doos dronk then I forget all my fokken lyrics Like um, uh, who gives a fuck? Don’t worry ‘bout it, just blow a kiss to me I like danger, romance and mystery I’m a lucky ducky, get mad shit for free I rock more bling than Mr. T I make it look easy ‘cause it is to me My daddy says it’s lekker fokken spif to see A South African cherrie makin’ history Baby’s on fire She’s got me going fokken crazy soos a man naaier O jirre God se Jesus
*Estas erráticas líneas forman parte de uno de los tantos temones de Die Antwoord, la banda de Ninja y Yo-Landi Vi$$er. Esta agrupación surgió en el corazón de Ciudad del Cabo e instauró la cultura zef –movimiento que revindica a la clase trabajadora–. Vale aclarar que en las líricas de este grupo conviven rapeadas y puteadas tanto en afrikáans como en inglés.
VOLVER I 21
¡ESCANEÁ LA PÁGINA Y DESCUBRÍ CUÁLES SON NOEL Y LIAM!
Por si no los reconocieron a simple vista, los rostros congelados en este retrato pertenecen a los hermanos Gallagher y su progenitora, Peggy. Los británicos posan risueños una veintena de años antes de que su apellido detonara festivales y diarios amarillistas gracias al frenesí musical que generó Oasis y sus consabidas peleas fraternales.
Cande Vetrano estuvo en la fiesta de Naima que cerró el BAFWeek con apoyo de HSBC.
Zelmira Frers, Julieta Barrionuevo y Michelle Parisier a pura sonrisa en el desfile de Roma Renom.
Mariana Fabbiani, Wally Diamante y Sabrina Garciarena en la fiesta Vitamina.
Andrea Bursten bailó con su hija Francesca en la fiesta Vitamina en Alcorta Shopping.
Bárbara Lombardo en la fiesta Vitamina apertura BAFWeek con apoyo de HSBC en Alcorta Shopping.
Jenny Martínez encantada con el desfile de Allô Martínez. Leo García deambuló por el desfile de Complot.
Mili Schmoll pispeó el espacio HSBC en BAFWeek.
Miuki Madelaire anduvo por el desfile de Complot.
Momo Trosman y Mía Flores Pirán se encontraron en el desfile de Lee by Jessica Trosman.
Espléndida, Juana Viale en la fiesta de Naima.
CIENCIAS SOCIALES I 23
Leonardo Di Caprio y Kate Winslet palpitando el Oscar del protagonista de El renacido.
Esmeralda Mitre vio el desfile de Roma Renom.
Luli Laprida en los brazos de la Guardia Real en la apertura BAFWeek con apoyo de HSBC en Alcorta Shopping.
Chloé Bello pasó por la fiesta de Naima cierre del BAFWeek con apoyo de HSBC. Dolores Fonzi pululó por la fiesta de Naima.
Mónica Antonópulos no quiso perderse el desfile de Roma Renom.
Daniela Urzi disfrutó de la fiesta de Naima.
Sebastián Ortega y Carla Moure de la mano en la fiesta de Naima.
Manu Viale posó en el cierre del BAFWeek con apoyo de HSBC. Liz Solari fascinada con la nueva colección de Cher.
24 I EL RELATO
Con un infalible promedio de una novelita cada seis meses, César Aira es uno de los escritores más fructíferos de la lengua hispana. De entre su producción, les traemos Cecil Taylor, un cuento “musical” de 1993 inspirado en el pianista y percusionista jazzístico de nombre homónimo. Amanecer en Manhattan. Con las primeras luces, muy inciertas, cruza las últimas calles una prostituta negra que vuelve a su cuarto después de una noche de trabajo. Despeinada, ojerosa, el frío de la hora transfigura su borrachera en una estúpida lucidez, un ajado apartamiento del mundo. No ha salido de su barrio habitual, por lo que no le queda mucho camino que recorrer. El paso es lento; podría estar retrocediendo; cualquier distracción podría disolver el tiempo en el espacio. Aunque en realidad desea dormir, en este punto ni siquiera lo recuerda. Hay muy poca gente afuera; los pocos que salen a esa hora (o los que no tienen de dónde salir) la conocen y por lo tanto no miran sus zapatos altísimos, violeta, su falda estrecha con su largo tajo, ni los ojos que de cualquier modo no mirarían otros, vidriosos o blandos. Se trata de una calle angosta, un número cualquiera de calle, con casas viejas. Después vienen dos cuadras de construcciones algo más modernas, pero en peores condiciones; comercios, vagos condominios de los que se desploma una escalera de incendios, una cornisa sucia. Pasando una esquina está el edificio donde duerme hasta la tarde, en una habitación alquilada que comparte con dos niños, sus hermanos. Pero antes, sucede algo: se ha formado un grupo de trasnochados; una media docena de hombres reunidos en la mitad de este callejón miran una vidriera. Siente curiosidad por estas turbias estatuas. Nada se mueve en ellos, ni siquiera el humo de un cigarrillo. A ella no le quedan cigarrillos. Avanza mirándolos, y como si fueran el punto que necesitaba para enganchar el hilo del cual sostenerse, su paso se vuelve algo más liviano, más suspendido. Cuando llega, los hombres tampoco la miran. Necesita unos instantes para comprender de qué se trata. Están frente a un negocio abandonado. Detrás de la vidriera sucia hay una penumbra, y en ellas cajas polvorientas y escombros. Pero además hay un gato, y frente a él, de espaldas al vidrio, una rata. Ambos animales se miran sin moverse, la caza ha llegado a su fin, y la víctima no tiene escape. El gato tensa con sublime parsimonia todos sus nervios. Los espectadores se han vuelto seres de piedra, ya no
estatuas: planetas, el frío mismo del universo... La prostituta golpea la vidriera con la cartera, el gato se distrae una fracción de segundo y eso le basta a la rata para escaparse. Los hombres despiertan de la contemplación, miran con disgusto a la negra cómplice, un borracho la escupe, dos la siguen... antes de que termine de desvanecerse la oscuridad tiene lugar algún hecho de violencia. Después de un cuento viene otro. Vértigo. Vértigos retrospectivos. Se necesitaría un término cualquiera de la serie para que el siguiente la hiciera interminable. El vértigo produce angustia. La angustia paraliza... y nos evita el peligro que justificaría el vértigo; acercarse al borde, por ejemplo, a la falla profunda que separa un término de otro. La parálisis es el arte en el artista, que ve sucederse los acontecimientos. La noche se termina, el día hace lo mismo: hay algo embarazoso en el trabajo en curso. Los crepúsculos opuestos caen como fichas en una ranura de hielo. Ojos que se cierran definitivamente, siempre y en todo lugar. Paz. Con todo, existe, y más perceptible de lo que podríamos desear, un movimiento descontrolado, que produce angustia en los otros y provee el modelo de la angustia imposible propia. También se lo llama arte. El arte es una multiplicación: estilos, bibliotecas, metáforas, querellas, el cuadro y su crítico, la novela y su época... Hay que aceptarlo como la existencia de los insectos. Hay restos por todas partes. Pero la vida, ya se sabe, “es una sola”. De lo que resulta que la biografía de un artista es imposible; hay modos de probar que lo es: esos modos se confunden en la posibilidad de la biografía, con lo que vuelve a nacer la literatura, y la situación insoportable se instala en el pensamiento, el operador se inquieta y ya no ve la sucesión de escrúpulos sino una proliferación de modelos difíciles de aplicar. La biografía como género literario deriva de la hagiografía; pero los santos lo son, lo fueron, justamente por renunciar a los beneficios biográficos, recogen apenas los restos desechables. Por otro lado, las hagiografías nunca están solas, siempre forman parte de una especie de colección. La biografía tendería a lo
contrario, aunque el resultado sea exactamente el mismo. ¿Quién se jactaría de saber lo que es un resto, y de poder diferenciarlo de lo contrario? Nadie que escriba, por lo menos. Tomemos las biografías de artistas. Vienen inmejorablemente al caso. Los niños leen las vidas de los músicos célebres, que siempre fueron niños músicos; luego, se trata de una success story, el relato de un triunfo, con su estrategia espectacular o secreta, sus venganzas, su transparencia de lágrimas de dinosaurio. Son mecanismos sutiles, dentro de su esencial idiotez, que no permanecen mucho en la memoria (salvo algún detalle) pero no por eso la deforman menos: le injertan grandes toboganes irisados, conformando un panorama tan pintoresco que la víctima se cree un Proust, lo que de por sí es un bonito falso triunfo en la vida. Imposible no desconfiar de esos libros, sobre todo si han sido el alimento primordial de nuestras puerilidades pasadas y por venir. «Antes» estaba el éxito futuro, “después” estaban sus recompensas deliciosas, tanto más deliciosas por haber sido objeto de puntualísimas profecías. Los malos augurios tienen el nacarado de una perfección; los buenos, levantan el mundo en las manos y se lo ofrecen a los astros. La Reina de la Noche, en una palabra, canta de día. Examinemos un caso más cercano. El de un gran músico de nuestro tiempo, cualquiera de ellos (son tantos). Cecil Taylor. Bien podría decirse de él que es el músico más grande del siglo. Engendrado en cuerpo y alma en una música de tipo popular, el jazz, desde el principio su vigor en la renovación lo hizo universal, quizás el único genio que pudo ir más allá de Debussy: el que pudo consumar la música como torsión sexual de la materia, el atomista fluido de todos los sentidos y sinsentidos que constituyen el juego del pensamiento en el mundo. Y no dejó de ser el mejor representante de la ciudad del jazz; de hecho él es Nueva York, la sobreimpresión del perfil de los grandes edificios en la imagen del
pianista concentrado, con la música como enlace. ¿Qué otra cosa es el realismo? Una época en la que cierta gente ha vivido. El jazz, una brisa eterna. La ciudad miniaturizada, en un diamante. Es Egipto, pero también una pequeña tribu que acecha. Nuestra civilización antropológica produce (o podría producir, con un arte adecuado de la narración) historias en las que, digamos, dos negros desnudos se hacen la guerra en una selva, se persiguen con los signos más sutiles, el azar, la movilidad pura. Y el jazz. Una acción de sueños: situaciones. Todo es situaciones, éxtasis novelesco (ya no de conceptos). Según la leyenda, Cecil realizó la primera grabación atonal del jazz, en 1956, dos semanas antes de que independientemente lo hiciera Sun Ra. (¿O fue al revés?) No se conocían entre sí, ni conocían a Ornette Coleman, que trabajaba en lo mismo al otro lado del país. Por supuesto, la historia registra los momentos sin darles un valor per se, ya que todos ellos (y Eric Dolphy, Albert Ayler, Coltrane, quién sabe cuántos más) demostraron su genio de modo fehaciente en el transcurso de las décadas que siguieron. De todos modos, la Historia tiene su importancia, porque nos permite interrumpir el tiempo. En realidad, lo que se interrumpe con el procedimiento son las series; más precisamente, la serie infinita; cualidad esta última que anula toda importancia que pudiera tener la interrupción. La vuelve frívola, redundante, liviana, como una tosecita en un funeral. En este punto se produce la segunda ruptura, y lo que era nada más que pensamiento gira de pronto mostrando una cara imprevista: la Necesidad se alza, patente, soberana, imprescriptible -y a la vez microscópica, voluble, estúpida, neutra. La interrupción es necesaria, pero es la necesidad de un momento. De lo necesario ampliado nace la “atmósfera”, ella sí esencial en el peso específico de una historia. Nunca se encarecerá lo bastante la importancia de la atmósfera en literatura. Es la idea que nos permite trabajar con fuerzas libres, sin funciones, con movimientos en un espacio que al fin deja de ser éste o aquél, un espacio que logra deshacer las entidades del escritor y lo escrito, el gran túnel múltiple a pleno sol... Pues bien, la atmósfera es la condición tridimensional del regionalismo, y el medio de la música. La música no interrumpe el tiempo. Todo lo contrario. 1956. Empecemos de nuevo. Para ese entonces Cecil Taylor, un genial músico negro de poco más de treinta años, prodigioso pianista y sutil estudioso de la avant-garde musical del siglo, había consolidado su estilo, es decir su invención. Excepto un par de jazzmen cercanos a su trabajo, nadie podía hacerse la menor idea de lo que es-
taba realizando. ¿Cómo se la habrían hecho? Su originalidad estaba en la transmutación del piano, que de instrumento pasó a ser en sus manos un método composicional libre, instantáneo. Los llamados “racimos tonales” con los que se desarrollaba su escritura momentánea ya habían sido utilizados anteriormente por un músico, Henry Cowell, aunque Cecil llevó el procedimiento a un punto en el que, por sus complicaciones armónicas, y sobre todo por la sistematización de la corriente sonora atonal en flujos tonales, no podía compararse con nada existente. Supongamos que vivía (es el tipo de datos de que nos proveen las biografías) en un ruinoso departamento del East End de Manhattan. Ratones, de los que aman los norteamericanos, una cantidad indefinida y constante de cucarachas, la embotada promiscuidad de una vieja casa con escaleras estrechas, son el panorama original. La atmósfera. Lo innecesario. En su cuarto había un piano que no siempre podía hacer afinar por falta de los catorce dólares necesarios, y era un mueble ya casi póstumo. Dormía allí por la mañana y parte de la tarde, y salía al anochecer. Trabajaba de lavacopas en un bar. Ya había grabado un disco (In transition) y esperaba algunos trabajos temporarios en bares con piano. Por supuesto, sabía que era preciso descartar la idea de un reconocimiento súbito, y hasta de un triunfo gradual, a la manera de círculos concéntricos; no era tan ingenuo. Pero sí esperaba, y tenía todo el derecho a hacerlo, que tarde o temprano su talento llegaría a ser celebrado. (Aquí hay una verdad y un error: es cierto que hoy se lo aprecia en todo el mundo, y quienes hemos escuchado sus discos durante años con amor y una admiración sin límites seríamos los últimos en ponerlo en duda; pero también hay un error, un error de tipo lógico, y esta historia intentará mostrar, sin énfasis, la propiedad del error. Claro que nada confirma la necesidad de esta historia, que no es más que un capricho literario. Sucede que una vez imaginada, se vuelve en cierto modo necesaria. La historia de la prostituta que espantó a la rata no es necesaria tampoco, lo que no quiere decir que la gran serie virtual de las historias sea innecesaria en su conjunto; y sin embargo lo es. La de Cecil Taylor es una vieja fábula: le conviene el modo de la aplicación. La atmósfera no es necesaria... ¿Pero cómo oír la música fuera de una atmósfera?) El bar con piano en cuestión resultó ser un local al que acudían músicos y drogadictos. El artista se predispuso a una acogida fluctuante entre la indiferencia y el interés; descartaba el escándalo, en ese ambiente. Se predispuso a que la indiferencia fuera el plano, y el interés el punto: el plano
podía cubrir el mundo como un toldo de papel, el interés era puntual y real como un “buenos días” entre peces. Se preparaba para la incongruencia inherente a las grandes geometrías. El azar de la concurrencia podía proveerlo de un atisbo de atención: nadie sabe lo que crece de noche (él tocaría después de las doce, al día siguiente en realidad), y lo que uno hace nunca pasa totalmente inadvertido. Pero esta vez pasó. Para su gran sorpresa, la oportunidad se reveló precisamente “nunca”. Escarnio invisible licuado en risitas inaudibles. Así transcurrió la velada, y el patrón canceló la segunda presentación para la próxima noche, aunque no la había pagado. Por supuesto, Cecil no discutió con él su música. No vio la utilidad. Se limitó a volver con los ratones. Dos meses más tarde, su distraída rutina de trabajo (ya no era lavacopas sino empleado en una estación de servicio) fue realzada una vez más por un contrato verbal para actuar en un bar, una sola noche esta vez, y a mitad de la semana. El bar se parecía al anterior, aunque quizá fuera algo peor, y la concurrencia no difería; incluso era posible que algunos de los que habían estado presentes aquella noche se repitieran aquí. Eso llegó a pensar, el muy iluso. Su música sonó en los oídos de una decena y media de músicos, drogadictos y alcohólicos, quizá hasta en las bellas orejitas negras, con su pimpollo de oro, de una mujer vestida de raso: una mantenida, por la heroína. No hubo aplausos, alguien se rió pesadamente (de otra cosa, con toda seguridad) y el dueño del bar no se molestó siquiera en decirle buenas noches, ¿Por qué iba a hacerlo? Hay momentos así, en que la música queda sin comentarios. Se prometió, sin motivo, venir en otra oportunidad al bar (alguna vez lo había frecuentado, como oyente) para imaginarse a sus anchas la posición del ser humano ante la música: el pianista consumado, la sucesión de viejas melodías, lentas y espaciadas. No lo hizo nunca, por creer que no valía la pena. Se consideraba una persona desprovista de imaginación. Transcurrida una semana, la representación de este fracaso se fundió con la del anterior, y eso le produjo una cierta extrañeza. ¿Se trataría de una repetición? No había motivos para creerlo, y sin embargo la realidad se mostraba así de simple. Un día se encontró en la calle con un ex condiscípulo de la Advanced School of Music de Boston, un neoclasicista. Cecil se mofaba en secreto de Stravinsky ¿todos los negros desprecian a los rusos, eso es un hecho?. Un par de frases, y el otro quedó vagamente impresionado por el tono sibilino de la voz de su conocido, el susurro, el gorro de lana. (Si en lugar de ser una nulidad, el ex condiscípulo hubiera llegado a algo, habría
26 I EL RELATO anotado el hecho en su autobiografía, muchísimos años después.). Tres meses más tarde, una conversación de madrugada en una mesa de Village Vanguard resultó en un ofrecimiento para presentarse allí una noche, como complemento a un grupo renombrado. Abandonó su empleo en la estación de servicio y trabajó diez horas diarias en su piano (se había mudado a un cuarto en una vieja casa de proxenetas en Bleeker Street) durante la semana que lo separaba de su presentación. Al V.V. asistía la flor y nata del mundillo del jazz. Estaba persuadido de que en ese momento se formaría el primer círculo, así fuera pequeño como un punto, del que se irradiaría la comprensión de su actividad musical, y en consecuencia esta actividad misma. Llegó la noche en cuestión, entró a la tarima donde estaba el piano cuando se lo pidieron, y atacó... No hubo más que unos aplausos condescendientes: “al menos sudó”. Esto lo desconcertaba. En la parte posterior del escenario había algunos músicos que desviaron la mirada con una sonrisita de monos. Fue a sentarse a la mesa donde estaban sus conocidos, que hablaban de otra cosa. Uno le tomó el codo e inclinándose hacia él sacudió lentamente la cabeza hacia la derecha y la izquierda. Con una gran carcajada, alguien prorrumpió en un “Después de todo, ya terminó”. El crítico de jazz más prominente de la época estaba sentado unas mesas más allá. El que había sacudido la cabeza fue a conversar con él y regresó con este mensaje: –Sinhué –así lo llamaban al crítico entre ellos– hizo un silogismo claro como un cielo sin nubes: el jazz es una forma de música, por tanto es una parte de la música. Como lo hace nuestro buen Cecil no es música, tampoco puede aspirar a la categoría de jazz. Según él, según lo que entiendo yo, que soy un autodidacta, no se puede avanzar hacia el jazz sino desde el embudo de lo general, es decir no habría particularidades que puedan relacionarse por analogía con el jazz. No intentó ninguna refutación. Evidentemente ese imbécil no sabía nada de música, lo que no podía sorprenderlo. El, por su parte, no entendía una palabra de sus razones, o mejor dicho de la convicción que apoyaba sus razones. Esperó alelado que alguno de los músicos que vio por ahí le hiciera saber algo. Pero no fue así. De hecho, no podía estar seguro de que hubiera ningún músico de los que creía haber visto, porque era muy miope y usaba unos anteojos oscuros que con la escasa luz del salón obnubilaban todo reconocimiento. Pero, cuando volvió a pensar en la situación en los días
subsiguientes, comprendió que de nadie debía esperar menos reconocimiento explícito que de sus colegas. ¿Se vería obligado a escuchar infinitamente la música ajena hasta reconocer una nota, un pequeño solfeo amistoso, un “Hi” como los que se cruzaban cuando volvían del baño después de una dosis? No había hecho otra cosa en su vida, y amaba el jazz. Pasaron varias semanas. Trabajó haciendo la limpieza en un banco, de sereno en un edificio de oficinas y en un estacionamiento. Una noche le presentaron a alguien que tomó su dirección por el más fútil de los motivos: la señora Vanderbilt contrataba pianistas para sus tés. Efectivamente, fue llamado a los pocos días: al parecer sus credenciales de estudio habían sido investigadas y aprobadas. Fue a las seis de la tarde a la mansión de Long Island y tomó una taza de café con los criados, que al parecer se hacían una idea extraña de su trabajo. Un valet vino a anunciarle que podía empezar su interpretación. Se ubicó frente a un perfecto Steinway entreabierto, en una sala donde una elegante cantidad de personas de ambos sexos bebían y conversaban. Su actuación duró escasos veinte segundos pues la señora Vanderbilt en persona, en un rasgo que los entendidos calificaron de esnob, se acercó (lo esnob del asunto estuvo en que no mandó al valet a hacerlo) y con toda lentitud cerró la tapa del piano sobre las teclas. Cecil ya había apartado las manos. –Prescindiremos de su compañía –le dijo haciendo tintinear las perlas. No es tan difícil como se cree, hacer tintinear perlas. Los invitados aplaudieron a Gloria. –Debí suponer que pasaría algo así –le decía Cecil a su amante esa noche. Pero también debí suponer que la extrañeza misma, en lugar de atravesar la coraza de ignorancia de esa gente, sirviera como una vaselina para que la impenetrabilidad de la coraza girara sobre sí misma y se volviera inútil. Mi música tiene muchos aspectos, y yo sólo conozco los musicales. La vida está llena de sorpresas. En la primavera tuvo un nuevo contrato, esta vez por una semana entera, en un bar cuyas características más visibles eran las ráfagas de importancia nula que se le confería a la música que sonaba en él. Viejas negras, ex esclavas, debían de tocar allí de madrugada, sus pianos apolillados. El dueño estaba ocupado exclusivamente por el tráfico de heroína, y era algún mozo el que apalabraba a los pianistas. Cecil tocaría a la medianoche, durante dos horas. La gente entraba y salía, no podía confiarse en que nadie, entre una compra y una
venta, o entre la adquisición y el uso, tuviera el ánimo lo bastante despejado como para apreciar una forma genuinamente novedosa de música. Con esa composición de lugar se sentó al piano. Habrían transcurrido dos o tres minutos de su ejecución cuando se le acercó por atrás el dueño del bar, agitando la mano en la que no sostenía el cigarrillo. –Shh, shh –le dijo cuando estuvo a su lado–. Preferiría que no siguieras, hijo. Cecil retiró las manos del teclado. Algunos parroquianos aplaudieron riéndose. Subió una señora negra que comenzó a tocar Body & Soul. El dueño le tendió un billete de diez dólares al demudado músico, pero cuando éste lo iba a tomar retiró la mano: –¿No habrás querido tomarnos el pelo? Era un individuo peligroso. Pesaría noventa kilos, es decir cincuenta más que Cecil, que se marchó sin esperar más reprimendas. Cecil era una especie de duende, elegante pese a su miseria, siempre en terciopelo y cueros blancos, zapatos en punta como correspondía a su cuerpecito pequeño, musculoso. Podía llegar a perder dos kilos en una tarde de improvisaciones en su viejo piano. Extraordinariamente distraído, liviano, volátil, cuando se sentaba y cruzaba las piernas (pantalones anchos, camisa inmaculada, chaleco tejido) era redundante como un bibelot; lo mismo cuando encendía un cigarrillo, o sea casi todo el tiempo. El humo era el bosque en el que este duende tenía su morada, a la sombra de una telaraña húmeda. Esa noche caminó por las profundas calles del sur de la isla, pensando. Había algo curioso: la actitud del difuso irlandés que vendía heroína no difería gran cosa de la que había mostrado poco antes la señora Vanderbilt. Pero ambos personajes no se parecían en nada. Salvo en esto. ¿Pasaría por ahí, por el acto de interrumpirlo, el común denominador de la especie humana? Por otra parte, en las últimas palabras del sujeto encontraba algo más, algo que ahora reconstruía en el recuerdo de todas sus desdichadas presentaciones. Siempre le preguntaban si lo hacía en broma o no. Claro que la señora Vanderbilt, por ejemplo, no se había rebajado a preguntárselo, pero en general había supuesto la existencia de la pregunta; más aún, diríase que su indignación no se había debido más que a la insolencia de hacerle necesario ponerse en actitud de proferir, explícita o tácitamente, tal
pregunta a un negro. Ella había dicho “No lo sé, ni me importa”. Pero en cierto modo había mostrado que le importaba. Cecil se preguntó por qué era posible preguntarle eso a él, y la misma pregunta no era pertinente respecto de lo demás. Por ejemplo él jamás le habría preguntado a la señora V. si hacía lo que hacía (fuera esto lo que fuera) en serio o en broma. Lo mismo al dueño del bar de esta noche. Había algo inherente a su trabajo que provocaba la interrogación. La señora Vanderbilt, por otro lado, participaba de una famosa anécdota, que citaban casi todos los libros de psicología escritos en los últimos años. En cierta ocasión había querido amenizar una cena con música de violín. Preguntó quién era el mejor violinista del mundo: ¿qué menos podía pagar, ella? Fritz Kreisler, le dijeron. Lo llamó por teléfono. No doy conciertos privados, dijo él: mis honorarios son demasiado altos. Eso no es problema, respondió la señora: ¿cuánto? Diez mil dólares. De acuerdo, lo espero esta noche. Pero hay un detalle más, señor Kreisler: usted cenará en la cocina con la servidumbre, y no deberá alternar con mis invitados. En ese caso, dijo él, mis honorarios son otros. Ningún problema; ¿cuánto? Dos mil dólares, respondió el violinista. Los conductistas amaban ese cuento, y lo seguirían amando toda su vida, contándoselo incansablemente entre ellos y transcribiéndolo en sus libros y artículos... Pero la anécdota de él, de Cecil, ¿la amaría alguien, la contaría alguien?¿No tenían que triunfar también las anécdotas, para que las repitiera alguien? Ese verano fue invitado, junto con una legión de músicos, a participar en el festival de Newport, que dedicaría un par de jornadas, por la tarde, a presentar artistas nuevos. Cecil reflexionó: su música, esencialmente novedosa, resultaría un desafío en ese marco. Por primera vez se haría oír en un concierto, no en el desagradable ambiente distraído de los bares (aunque todos los grandes músicos de jazz habían triunfado en los bares). Pues bien, llegado el momento, su presentación tuvo lugar en un clima de la mayor frialdad. No hubo aplausos, y los pocos críticos presentes se retiraron al pasillo a fumar un cigarrillo a la espera del número siguiente. En unas pocas crónicas se lo mencionó, pero sólo como una extravagancia. “No es música”, decían, lacónicos, los entendidos. Mientras que los demás se preguntaban si habría sido una broma. El cronista de Down Beat proponía la cuestión (bajo luz irónica, claro está) como una paradoja: si golpeamos al azar el teclado de un piano... En resumen, una reedición de la paradoja llamada “del cretense”. La música, pensaba
Cecil, no es paradojal, pero lo que me sucede a mí en cierta forma es una paradoja. Pero no hay paradojas del estilo, no puede haberlas. Eso es lo paradojal en mi caso. En el curso de los meses que siguieron se presentó en una media docena de bares, siempre distintos ya que el resultado era idéntico en todos los casos, y hubo dos invitaciones: primero a una universidad, después a un ciclo de artistas de vanguardia en la Copper Union. En el primer caso Cecil fue con la esperanza fluctuante que resultó desperdiciada (la sala se vació a los pocos minutos de iniciada la actuación y el profesor que lo había invitado debió hacer un difícil malabarismo para justificarse, y lo odió desde entonces), pero al menos sirvió para que comprobara otro pequeño detalle. Un público selecto es un público esnob. El esnobismo es un secreto a voces que se calla. El público universitario no tenía motivos para “entender” la música; no digamos “apreciarla”, porque eso no les concernía. Pero a su vez actuaba una presión (ellos mismos eran esa presión) para que sí la entendieran. La mentira encontraba su difícil atmósfera ideal, el malentendido podía quedarse a vivir para siempre en esas aulas. Un pequeño porcentaje de mentira, por pequeño que fuera, podía apuntalar la verdad indiscutible de lo real. ¿Quién nos asegura, al fin de cuentas, que realmente estamos vestidos en el sentido que importa, que los pantalones y las camisas y las corbatas no son obscenos? Pues bien, su actuación no produjo nada de eso. ¿Entonces el esnobismo no existía? Si era así, todo el edificio mental accesorio de Cecil se venía abajo. Ya no podría entender nunca al mundo. En la Cooper Union la experiencia resultó menos gratificante todavía. Los músicos vanguardistas que presentaban sus obras junto a él estaban en la posición ideal de determinar qué era música y qué no, ya que ellos mismos se encontraban precisamente en el borde interno de la música, en su área de ampliación sistemática. Pero tampoco aquí la posición ideal dio lugar al juicio correcto. De la obra del jazzman negro sólo pudieron decir dos cosas: que por el momento no era música (es decir, que no lo sería nunca) y que se les ocurriría casualmente la pregunta de si no estarían ante una especie de broma. Cecil abandonó uno de sus empleos habituales y con algo de dinero ahorrado pasó los meses de invierno estudiando y componiendo. En la primavera surgió un contrato por unos días, en un bar de Brooklin, donde se repitió lo de siempre, lo de aquella primera noche. Cuando volvía a su casa en el tren, el movimiento, el paso de las estaciones
inmóviles produjo en él un estado propicio al pensamiento. Entonces advirtió que la lógica de todo el asunto era perfectamente clara, y se preguntó por qué no lo había visto antes: en efecto, en todas las historias con que Hollywood le había lavado el cerebro siempre hay un músico al que al principio no aprecian y al final sí. Ahí estaba el error: en el paso del fracaso al triunfo, como si fueran el punto A y el punto B que une una línea. En realidad el fracaso es infinito, porque es infinitamente divisible, cosa que no sucede con el éxito. Supongamos, se decía Cecil en el vagón vacío a las tres de la mañana, que para llegar a ser reconocido deba actuar ante un público cuyo coeficiente de sensibilidad e inteligencia haya superado un umbral de X. Pues bien, si comienzo actuando, digamos, ante un público cuyo coeficiente sea de una centésima parte de X, después tendré que “pasar” por un público cuyo coeficiente sea de una quincuagésima parte de X, después por uno de una vigésima quinta parte de X... y así ad infinitum. “De modo que mientras continúe la serie, siempre fracasaré, porque nunca tendré el público de la calidad mínima necesaria. ¡Es tan obvio!” Seis meses después fue contratado para tocar en un tugurio al que asistían turistas franceses. Se presentó poco antes de la medianoche. Sentado en el taburete, estiró las manos hacia las teclas, atacó con una serie de acordes... Unas risotadas sonaron sin énfasis. El mâitre le hacía señas de que bajara, con gesto alegre. ¿Habrían decidido ya que era una broma? No, estaban razonablemente disgustados. Subió de inmediato, para tapar el mal momento, un pianista negro de unos cuarenta años. A Cecil nadie le dirigió la palabra, pero de todas maneras esperó que le pagaran una parte de lo prometido (siempre lo hacían) y se quedó mirando y escuchando al pianista. Reconocía el estilo, algo de Monk, algo de Bud Powell. Lo emocionaba la música. Un pianista convencional, pensó, siempre estaba tratando con la música en su forma más general. Efectivamente, le dieron veinte dólares, con la condición de que nunca volviera a pedirles trabajo.
28 I CAPTURAS
MIENTRAS SONABA UNA PLAYLIST INFINITA, BAILAMOS POR LOS ANTROS DE LA WEB, EN DONDE NOS TOPAMOS CON ESTAS RÍTMICAS CAPTURAS.
Bajo el lema “Carpe futurum”, la publicación online The New York Moon comparte escritos y proyectos que ven la luz al mismo tiempo que la luna llega a su fase llena. Gobernados por el ciclo de este satélite, los creadores de este peculiar medio también comparten ideas y música a través del dispositivo Moon Radio. Desde radio.nymoon.com, las vibraciones sonoras te transportarán a la Gran Manzana a través de canciones, discursos o ruidos de tráfico.
Probablemente Oneweekoneband es el Tumblr musical más esclarecedor del palo digital. Durante todo una semana, un artista o grupo es rigurosamente diseccionado y reseñado por un virtuoso escritor, crítico o fan. De esta forma, podrán acceder a insólitas rarezas de bandas consagradas y datos claves para apreciar música de culto. Entre los últimos casos de estudio están Enya, Fifth Harmony, One Direction, Propagandhi y Juana Molina.
Tahliah Debrett Barnett, también conocida como FKA Twigs, es una cantante, compositora, productora y bailarina británica que coptó la atención virtual por su exótico estilo musical y personal. Su cuenta de Instagram @fkatwigs recuerda a un álbum de recortes plagado con sus fotos inéditas e interesantísimas obras de artistas desconocidos. Contenido apto tanto para fans como para curiosos de paso.
Si ustedes gozan de un talento natural para reconocer canciones al primer acorde –o quiere dominar este desafiante arte–, disfrutarán enormemente de la aplicación SongPop. Compita contra amigos o cibernautas desconocidos en este adictivo juego que trata, llanamente, de adivinar canciones lo más rápido posible. Sus victorias le permitirán comprar nuevos temas, pasar de nivel y coronarse como el melómano con el oído más rápido del IOs.
30 I TRASTIENDA DE TAPA APÓCRIFA
ENERGÍA CHAMÁNICA
reacción química en mi torrente sanguíneo, hay algo de la alquimia de un recital que convierte lo triste o frustrante, en alegría. *(Rolling Stone - 28/10/15)
mos una pequeña charla antes de que volviera a los arbustos. Después me dije: “Mierda, ¿de dónde salió ese chico? Quizás él era un fantasma”. *(Rolling Stone - 29/07/15)
así que, en pleno aquelarre, puse su nombre en una botella y agregué una gota de sangre. La verdad, no sé si funcionó o no. *(Noisey - 17/06/15)
eran. Sólo quería que mi cuerpo y cerebro las succionase de alguna forma. Quería hacerme un festín con ellas. Estaba frustrada porque mis ojos no eran suficiente y no sabía cómo absorberlas. Creo que ese es el sentimiento que tengo con el mundo de vez en cuando... como que lo quiero succionar. Esas emociones fuertes pueden convertirse en algo casi incómodo, así que tienen que ser expulsados de una forma estruendosa. *(The Guardian - 25/06/15)
Florence Welch es, nada más y nada menos, la extraordinaria cantante que protagoniza la tapa de esta edición Lollapaloosense y el plato fuerte de este festival. Con el afán Ritual Niñez de investigar a esta trovadora con- ¿Hiciste alguna vez un ri- ¿Qué momento de tu niñez mágico? recordás seguido? temporánea, nos sumergimos en su tual Dos amigas y yo hicimos unos Estábamos haciendo un viaje libros de hechizos e intenfamiliar por Turquía y fui a archivo de entrevistas y pescamos tamos embrujar a nuestros dar una vuelta sola. Recuerdo sus citas más jugosas para crear compañeros de clase. Una vez, ver unas ruinas ancestrales traté de que uno de mis comy estar sensorialmente paseste acróstico imaginario. pañeros se enamorara de mí mada por lo hermosas que Fiesta
Locura
Una noche hice una fiesta enorme en casa. Me emborraché mucho y terminamos en un bar que hay a la vuelta de mi hogar. Yo no cantaba hacía mil años y había una banda tocando ahí. Mis amigos me empezaron a enchufar shots, así que subí al escenario. Dos días después, me llamó mi manager porque alguien me había filmado cantando, gritando y tomando shots. Por supuesto, todo terminó saliendo en MTV News. *(Rolling Stone - 29/07/15)
Cuando estoy en un recital, me olvido de mis limitaciones físicas; casi intento volar. Siempre imagino que algún día voy a salir corriendo y despegar. Sentís tanta adrenalina, que tu mortalidad es inconsecuente. *(Rolling Stone - 28/10/15)
¿Una fiesta inolvidable?
¿Cuál es tu mayor locura?
Om
¿En qué situaciones te sentís “om”? En el escenario, me siento literalmente exorcizada por el público. Por una especie de
Espíritus
¿Tuviste algún contacto con espíritus? Cuando era más chica siempre me escapaba para escabullirme en cementerios. Hay algo estimulante en el hecho de estar tan cerca de la muerte. Recuerdo que, a los 17 años, un chiquito salió de los arbustos en el funeral de mi abuela. Pensé: “Voy a simular que soy un fantasma”. Tuvi-
Canción
Canción
¿Cómo definirías una canción? Creo que existe una idea de que cada canción es como un hechizo mágico con el que tratás de exorcizar algo que hay adentro tuyo. Se tocan mucho los temas del deseo y la trascendencia. Uso las canciones como una especie de encanto en los que trato de que algo pase o se rompa. Siempre me han atraído ese tipo de cosas: las primeras bandas que vi en vivo y las primeras cosas que me interesaron tenían esa energía chamánica. El estar rodeada de esas influencias te lleva a crear ese tipo de música. * (Noisey - 17/06/15)
Enamorarse
¿Cómo describirías el estar enamorada? Cuando te enamorás, todo alrededor tuyo y cada lugar al que vas es excitante; y también te enamorás de cada persona nueva que conocés. Hay algo en la magia del amor que te abre al mundo. * (Rolling Stone - 28/10/15)
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34 I ÁRBOL GENEALÓGICO
OCTABAJO Con casi 3,5 metros de alto, se desconoce la intención de Jean-Baptiste Vuillaume cuando creó este monstruoso instrumento de cuerdas.
THEREMÍN Desarrollado en un estudio de proximidad dentro de un laboratorio soviético, es el antecesor del sintetizador y se toca sin contacto físico. Suena casi como la voz humana.
MORSE ORGULJE Baile al son de Poseidón con este gigantesco órgano construido en una costa croata que convierte las olas en música.
REACTABLE Este instrumento electrónico colaborativo permite componer música con sólo apoyar objetos sobre una mesa tangible.
GEWGAG Uno de los instrumentos más arcaicos del mundo se sostiene entre los dientes, se pulsa con los dedos y genera unos peculiares graznidos futuristas.
HIDROCRISTALÓFONO Rebautizada como “armónica de cristal”, fue inventada por Benjamin Franklin y emite el mismo tono que el borde de una copa mojada.
DIDGEREDOO Este tubo de madera proveniente de los aborígenes australianos produce sonido por la intricada vibración de los labios del ejecutante. Jamiroquai lo adora.
WINTERGATAN
9
INSTRUMENTOS RARÍSIMOS
Un manto de resonancias oníricas son generados por esta máquina compuesta por engranajes, palancas y 2.000 canicas.
CIMBALOM Sin duda, este instrumento de cuerdas es el favorito de gitanos y compositores hollywoodenses como el de El señor de los anillos.
“ ”
LA FRASE: KEVIN PARKER I 35
Es mucho más fácil llegar a la mente de las personas que a su corazón.
¡ESCANEÁ LA PÁGINA Y ESCUCHÁ A KEVIN!
DANTE SPINETTA ¿Cuál es vuestro estado mental más frecuente? D: Glándula pineal activada, conectado con la usina universal de la mística y el arte. E: Pensante, vislumbrando el futuro y agendando sueños.
¿Dónde se exiliarían? D: Me gusta perderme en los ojos de la mujer que amo. E: En la conciencia. ¿Cuál es vuestra puteada predilecta? D: La reconcha de tu madre corrupta. E: La concha de la lora. ¿Qué canción los irrita? D: “Oh L’Amour”, de Erasure. Siento que es el soundtrack del fin de los días. E: La canción que contiene clichés... y ¡hay muchas! ¿Cómo se apodan entre ustedes? D: A Emma lo llamo Jorge. E: A Dante a veces le digo Jorge o Tano. También nos tratamos de gendarmes.
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DE LA GALERA I 37
EMMANUEL HORVILLEUR ¿Qué banda o músico les encantaría telonear? D: Prince. E: Prince.
¿Qué superpoder les gustaría tener? D: Volar. E: El superpoder de congelar un instante y el de ser invisible. Si sólo pudiesen escuchar un disco más, ¿cuál sería? D: El primero de Invisible. E: Alguno de Sade bien garchador. ¿Qué fue exactamente lo último que compraron? D: Una bolsa de carbón para el asado. E: Una camisa de lunares y una fuente para los ravioles. ¿Cuál es el mejor bajón? D: El que anuncia la subida. E: El del buen cine triste. Si fueran magos, ¿qué sacarían de la galera? D: Un bolso con 10 millones de dólares, tres armas 9 milímetros con los números borrados y un pasaporte de la República de tu corazón. E: Un minón.
LA COLUMNA I 39
PAÍS ROCKERO Bebe Contepomi, periodista y gurú musical, relata con lujo de detalles su experiencia lollapaloozera. Entre otras cosas, nos explica por qué este evento es mucho más que un festival y ofrece pruebas empíricas para demostrar que el público argentino es el más rockero del mundo.
ILUSTRACIÓN: HUGO HORITA
Lollapalooza excede el concepto de “festival”. En muchas partes del mundo, decenas de miles de personas compran las entradas apenas salen a la venta aunque no sepan quiénes tocarán. Eso se debe a que Lollapalooza es más que una marca. Son dos días únicos en los que, además de distintos escenarios y shows, hay actividades para todos los gustos. Incluso podés ir en familia desde temprano a pasar el día en KidzaPalooza. Mi sensación es que el festival creció rapidísimo en Argentina. Tiene tres años y ya se instaló en la agenda porteña. Creo que eso se relaciona con el público: puedo asegurar que vivimos en un país muy rockero. No lo digo desde una actitud argenta soberbia sino por vivencias que tuve en otras ciudades. En Argentina los Rolling Stones llenan cinco estadios... ¡ni en su país hacen esa cantidad de shows! Por eso, me parece que es justicia poética que el Lollapalooza se haga en Buenos Aires: si hay un público que merece tener un festival de este porte, es el argentino. Nos lo ganamos por ver todos los fines de semana centenares de bandas en todo el país y por tener una banda de rock en cada cuadra de cada barrio. En definitiva, somos un país muy rockero, así que era casi obligatorio que el Lollapalooza se hiciera acá. El año pasado tuve la oportunidad de ir al Lollapalooza de Chile, que se lleva a cabo en un lugar divino. Ahí vi un show de The Kooks que me llamó mucho la atención. También tocaron Jack White y Robert Plant, aunque el momento cúlmine fue cuando cantaron juntos en el Hipódromo de San Isidro.
Ése fue un hecho imborrable del Lollapalooza mundial y tuvo lugar acá. También me acuerdo de los Red Hot Chilli Peppers: si los comparo con las veces que los vi en River, puedo afirmar que me gustaron más en el Lolla. El hecho de que toquen en el festival les da un marco especial; uno llega al show predispuesto de otra manera porque está desde muy temprano disfrutando de la experiencia. Si bien no conozco nada del negocio, me imagino que hay bandas que seguramente tocarían gratis en el Lollapalooza. Es como trabajar en una compañía top: le da una legitimación impresionante a la banda. Vale aclarar que los artistas la pasan genial, aunque muchos que entrevisté tocaban por primera vez ¡y estaban muy nerviosos! No se debe exclusivamente a la cantidad de público que hay sino a la tensión que tienen puesta: hay mucha prensa y en la audiencia se encuentran músicos, artistas y gente de la discográfica. ¡El mundo de la música se reúne ahí! Te ven muchos más ojos que en un show normal. En cuanto a las bandas de este año, entrevisté a los Babasónicos, el plato fuerte de rock en habla hispana. Ellos cuidan mucho dónde tocar, pero eligieron el Lollapalooza para presentar su nuevo disco. Por otro lado, es una obviedad que muero por estar en el show de Eminem porque nunca tuve la oportunidad de verlo y creo que va a ser un recital muy importante. La verdad, estoy muy expectante por este festivalazo.
40 I LOOKBOOK: PATIO BULLRICH
Prüne
Tramando
Naima
Ginebra
Sarkany
Mishka
Jazmín Chebar
Dicen los que saben que desde el 1º de abril podés comprar las cancherísimas prendas de Selection by Patio Bullrich. Se trata de una colección exclusiva de ítems únicos de las siete marcas que ilustran este lookbook.
DAVID!!
¡¡GRACIAS
MERCI BEAUCOUP: DAVID BOWIE I 41
42 I VISIONARIO: GIORGIO MORODER
¡ESCANEÁ LA PÁGINA Y CONVERTITE EN MORODER!
Adalid del bailoteo y precursor del techno, es sinónimo de sintetizadores y música disco. Entre montes tanos, a pasos de la frontera austríaca, nació Giovanni Giorgio Moroder hace 75 años. Desde la adolescencia se dedica a producir y componer temones. ¿A qué suenan? A “I Feel Love” (Donna Summer), a “Call Me” (Blondie), a “Un’estate italiana” (¡el himno del Mundial 90!) o a los soundtracks de Scarface, Flashdance y Top Gun; de hecho, su trabajo en cine le reportó tres Oscar. De perfil tirando a bajo, protagonizó un escandalete que lo ligaba amorosamente a Don Johnson: le costó millones con Warner Brothers y un desbarajuste matrimonial. En los últimos tiempos se dedicó a pasatiempos excéntricos, como la creación del Cizeta-Moroder, un auto deportivo de 16 cilindros. Volvió a las pistas con “Giorgio by Moroder”, la canción que le dedicó Daft Punk y cuyo comienzo es un fragmento de la entrevista que le hizo el dúo francés. Incansable, en 2015 editó el álbum Déjà Vu, con la participación de varios íconos poperos como Britney Spears o Kylie Minogue.
PURA SANGRE Ni lerdo ni perezoso, Albert Hammond Jr. respondió ágilmente este acróstico formado con las letras de su nombre. El encantador cantante y guitarrista que la descosió en The Strokes, rockeará en el Lollapalooza con la banda que lidera. Entre los datos que sobresalen de su biografía, podemos nombrar a sus particulares progenitores: el eximio músico Albert Hammond y Claudia Fernández, una argenta de pura cepa.
TRASTIENDA DE TAPA REAL I 45
DRENALYN ¿Qué situación es la que te genera más adrenalina? Siempre siento muchísima adrenalina antes de un show. Todos los recitales son adrenalínicos, aunque cuanto más grandes, mayores son los nervios. Sin duda, los gigantes festivales británicos están entre los más fuertes. ¿Y cómofue el último show que diste en Argentina? Estuvo bien. Recuerdo que fue en 2013 y tocaba entre Muse y Jane’s Addiction. Fue un festival con una producción loquísima. Era gracioso porque entre esos dos monstruos, yo no era nadie, pero la pasé bien, fue divertido.
OLLAPALOOZA ¿Qué pensás de formar parte de este festival? Estoy muy contento. La verdad, puse todas mis energías para estar en el Lollapalooza. Confieso que me da muchísima intriga cómo será, todos hablan maravillosamente de él. Además,
tenía muchísimas ganas de viajar por Sudamérica y estoy muy feliz que encontré un camino hacia allá. ¿Cuáles son tus planes en nuestras tierras? Mi prima acaba de tener un bebé y estoy con muchas ganas de conocerlo. ¿Cómo está tu español? No tan mal, entiendo bastante. Toda mi familia lo habla… excepto yo. Me refiero a todos, de ambos lados; incluso mi papá, que es británico, habla el idioma. ¡Hasta mi esposa está aprendiendo! Tengo que ponerme al día, igual soy mejor que ella. Entiendo el idioma, pero mi vocabulario está bastante flojo. Tengo un tour largo, creo que podré aprender suficiente para cuando llegue a Argentina.
ANDS ¿Qué se siente al pasar de una banda gigante a tu propio proyecto? Menos guita, pero más diversión.
¿Por qué es más divertido? No sé, lo dije porque sonaba gracioso. Igualmente, disfruto mucho cantar y tocar la guitarra, así que es el mejor plan que existe. Al fin y al cabo, sigo tocando en una banda genial.
XTRATERRESTRIALS ¿Qué viene a tu mente cuando se habla de extraterrestres? Es un tema fascinante y maravilloso para ponerse a pensar. Pueden carecer de una figura o forma que nosotros podríamos llegar a reconocer, del mismo modo que hay criaturas en el océano que no registramos. Quizá hay seres que aprendieron a subsistir con elementos distintos de los que nosotros estamos acostumbrados a usar para vivir. Hay tantas galaxias y planetas, ¡tiene que haber algo más!
OMANCE ¿Cómo definirías el romance? Me gusta el romance, pero no lo pienso sólo como el
concepto más básico que refiere a una persona y su pareja. Me gusta la idea de romances casuales que te suceden a lo largo de la vida como, por ejemplo, interacciones con personas que te inspiran. ¿Te pasa seguido? Muchas veces, cuando tengo conversaciones fortuitas con gente que no conozco, en algún instante me dicen algo que me dispara a pensar en una letra de canción o, simplemente, me hacen imaginar una historia y esa sensación me encanta. ¿Crees que tenés una buena vida romántica? Sí. Es importante tenerla.
EACHER ¿Cuán relevantes son los maestros? Un maestro es muy importante porque, en realidad, es un mentor. Su rol resulta fundamental en el transcurso de la vida –profesional o no–, y son más importantes aun cuando uno atraviesa cambios. Sé que mis habilidades en la guitarra y
mi composición musical no estarían en el lugar que están si no fuera por ellos y, a su vez, mis habilidades no seguirían desarrollándose si no hubiese encontrado a la gente indicada que me enseñó a perfeccionarme. Creo fervientemente que los maestros son algo fundamental e increíble. ¿Qué maestros influyeron en tu carrera? Ron Anderson me enseñó muchísimo a manejar mi voz. Además, James Pete fue quien me instruyó a fondo sobre el mundo musical y todavía tiene un impacto muy positivo en mí, sobre todo en la forma que ensayo.
CIFRAS I 47
SE INGIRIERON
SURCAMOS POR LOS REGISTROS OCULTOS DE LA PASADA EDICIÓN DEL LOLLAPALOOZA Y ALLÍ NOS ENCONTRAMOS CON DATOS MUY CURIOSOS E INFORMACIÓN IMPRESCINDIBLE DE ESTE FESTÍN MUSICAL QUE TUVO LUGAR EL 21 Y 22 DE MARZO DE 2015.
435.889 83.452
111.242
niños menores de 10 años entraron gratis.
Dentro de las 28 horas de música que ofreció el festival, se registraron 150 pogos inesperados.
fanáticos se compraron una remera del Lollapalooza.
platillos de food trucks
22.732
personas aprendieron sobre el arte del reciclaje en el área de Espíritu Verde.
42.000
bebidas
hamburguesas.
13.453
5
escenarios fueron construidos.
140.764
personas asistieron al Hipódromo de San Isidro.
Participaron más de
37.765
fotos en Instagram tienen el #LollaAR.
60
artistas y bandas.
7.500 metros
de tela fueron usados para confeccionar las pulseritas de entrada.
48 I STILL LIFE
Eminem en 8 Mile (2002)
MERCEDES TALKS I 49
Tras su paso por Rosario, Pablo Ramírez unió fuerzas con los fotógrafos Luciana Val y Franco Musso para crear la impactante exposición Magia negra. Invitados por Mercedes-Benz, artistas, diseñadores y fanáticos de la moda asistieron a la inauguración de esta muestra el 25 de febrero. Hasta el 30 de abril, el salón principal de Fundación OSDE estará poblado por casi 80 piezas entre las que se encuentran trajes, fotos, ilustraciones y murales. A continuación, les acercamos las declaraciones de uno de los protagonistas de este festín textil, el mismísimo Pablo Ramírez. ¿Cómo surgió el concepto Magia negra? La idea del título, como de la muestra, fue de la curadora María Laura Carrascal. Magia negra es el título de un libro de Paul Morand publicado en 1928 que se enmarca en una época atravesada por la necesidad de expandir los límites del arte, rompiendo su autonomía.
¿Realizaste piezas originales para la exhibición? Todo lo expuesto forma parte de colecciones históricas, hasta tuvimos que reproducir algunas piezas que ya no teníamos. La única pieza creada para la muestra es el traje que se exhibe en la vidriera.
¿Cómo fue trabajar en conjunto con Luciana Val y Franco Musso? Tengo la suerte de poder trabajar hace mucho tiempo con ellos; además tengo el lujo de contarlos entre mis amigos. Son artistas que admiro muchísimo y tener un proyecto con ellos me da mucho placer. Ni siquiera siento que estamos trabajando, ¡es una fiesta!
50 I PATADAS DE CHANCHO
¡UN, DOS, TRES, ULTRAVIOLENTO! E E F
P
reguntamos en nuestro Facebook: “¿Qué onda la pizza fría?”. Nuestros seguidores apelaron a su lado más bajonero y respondieron: 1) Desayuno de campeones; 2) Un manjar que banca su amor hasta dos días en la heladera; 3) Sale con mate; 4) Cura la resaca; 5) Mola al rico y al pobre; 6) Es una droga; 7) Hay que mojarla en el té; 8) El mejor invento después de la rueda; 9) Un horror; 10) El mejor acompañamiento del café con leche; 11) Pondría un delivery de pizza fría.
n Vida, las memorias de Keith Richards publicadas en 2014, el mítico guitarrista de los Rolling Stones explica: “Yo no colecciono mujeres. No soy Bill Wyman ni Mick Jagger, que cuentan y anotan con cuántas chicas estuvieron. Nunca me pude ir a la cama con una mujer solamente por sexo. No me interesa. Quiero besarlas y abrazarlas y hacerlas sentir bien y protegerlas. Y dejarnos notas cariñosas al día siguiente y quedar en contacto. Prefiero masturbarme antes que echarme un polvo pasajero. Nunca pagué por sexo. Me pagaron, sin embargo. ‘Te amo, ¡y acá está la heroína!’. En general, siempre me interesaron las chicas que no se me tiran encima. Y casi nunca doy el primer paso porque no sé hacerlo. Sólo sé provocar tensión en el aire, la tensión del deseo. Eso es todo. En general, ellas toman la iniciativa”.
undada en 1853 en Leipzig por Julius Blüthner, la fábrica que lleva su apellido es reconocida como la casa madre de uno de los mejores pianos del mundo. Para 1873, contaba con más de 800 empleados y la excelente caja armónica de sus pianos era merecedora de los elogios más pomposos. Prontamente, se convirtieron en los proveedores oficiales de las cortes monárquicas de todo Europa. En 1943, los artesanos musicales sufrieron su primer revés cuando el taller fue totalmente destruido en un bombardeo. Si bien tres años más tarde habían vuelto al ruedo, el régimen comunista expropió la fábrica de la familia Blüthner en la ocupación rusa. Recién en 1990 el imperio de teclados volvió a pertenecer a los herederos de Julius, que continúan apelando a la excelencia –y perseverancia– como lema principal.
n pleno Virreinato, Buenos Aires y Montevideo funcionaban como importantes puertos coloniales en los que abundaba el tráfico de esclavos. En ese convulsionado contexto afloraron los “tangos”, reuniones musicales de las comunidades de origen africano. En 1852, cuando fueron prohibidas las marchas de candombe por las calles de la ciudad, se popularizaron estos antros cambalacheros en los que surgió un estilo muy particular de baile. Inspirados en el abrazo coreográfico del vals –que a principios del siglo XIX escandalizó a las clases altas inglesas por la indecencia de las parejas abrazadas– se fue construyendo el baile del tango. En las décadas siguientes, la danza buscó una música y un ritmo que la sostuviera. Recién a fin de siglo unió fuerzas con un género musical original que también heredó el nombre de “tango”. Por eso, dicen los que saben que este generó arrancó como danza y después se hizo camino por el canto.
DICEN LOS QUE SABEN QUE UNO NO CAMBIA EL GUSTO DE HELADO. DICEN LOS QUE SABEN QUE EL PRIMER VIDEOCLIP DEL MUNDO MUNDIAL FUE EL DE “BOHEMIAN RAPSODY”, DE QUEEN. DICEN LOS QUE SABEN QUE LOS DEALERS SIEMPRE LLEGAN TARDE. DICEN LOS QUE SABEN QUE EL VERDADERO NOMBRE DE ELTON JOHN ES REGINALD KENNETH DWIGHT. DICEN LOS QUE SABEN QUE AFLÓJATE Y GOZA. DICEN LOS QUE SABEN QUE EL SELFIE STICK ES EL INVENTO MÁS PERVERSO DEL SIGLO. DICEN LOS QUE SABEN QUE, ANTES DE COMPONER, BEETHOVEN SUMERGÍA LA CABEZA EN AGUA HELADA. DICEN LOS QUE SABEN QUE LA MÚSICA NOS SALVÓ (Y NOS SALVA). DICEN LOS QUE SABEN QUE LAS TERMITAS COMEN MADERA DOS VECES MÁS RÁPIDO CUANDO ESCUCHAN HEAVY METAL. DICEN LOS QUE SABEN QUE EL CEMENTERIO ESTÁ LLENO DE APURADOS. DICEN LOS QUE SABEN QUE LA ORQUESTA NACIONAL DE MÓNACO ES MÁS GRANDE QUE SU EJÉRCITO.
MANTÉNGANSE ATENTOS A LO QUE DICEN LOS QUE SABEN.
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OFICIOS: ORGANISTA I 53
-EL SEGUNDO ALTAR Muy cerca de Plaza San Martín y detracito del Kavanagh se yergue la centenaria Basílica del Santísimo Sacramento, morada del órgano más majestuoso de Latinoamérica. Desde ese bastión de tubos, maderas y teclados, el joven organista Matías Sagreras musicaliza celebraciones religiosas y predica su pasión por este coloso orquestal. Texto: Lucía Colombo Fotos: Lucas Gallo
¿Cómo arrancaste en el universo del órgano?
Mi primer recuerdo del instrumento es del casamiento de mi hermana. Fue en el colegio Lasalle y yo tenía seis años. No me acuerdo de mi hermana sino del órgano sonando con “Pompa y circunstancia”, del compositor inglés Edward Elgar. Por otro lado, tenía un teclado en mi casa y, de manera autodidacta, empecé a leer música y a practicar. En la parroquia de mi barrio, en Caballito, había un pequeño órgano electrónico y ahí empezó mi camino.
¿Por dónde te llevó ese camino?
Arranqué tocando en esa parroquia y el cura me pagaba $ 60. Al mismo tiempo, tomaba clases en Villa Pueyrredón con quien fue mi primera profesora, Carlota Faedo. Luego hice la carrera de piano en el Conservatorio Astor Piazzolla y terminé en el IUNA la especialización en órgano. La carrera me llevó casi ocho años porque la exigencia es altísima y yo tuve que trabajar desde los 18.
¿Cómo llegaste a trabajar acá?
Entré en 2009 por unas cartas de recomendación. Era un pichi, aún alumno: entré a los 25 y ahora tengo 32. Estaba encantado porque la Basílica del Santísimo Sacramento representa el súmmum en el mundo del órgano. Para quien estudia este instrumento, tocar acá es como llegar al Colón.
¿Por qué es tan increíble la Basílica?
Se trata de la única iglesia de la ciudad de Buenos Aires construida íntegramente con materiales extranjeros. A principios del siglo XX, la condesa pontificia Mercedes Castellanos de Anchorena encargó, después de enviudar, la construcción de la iglesia. Como ella se propuso erigir un palacio, mandó traer los vitrales de Burdeos, el piso de Bélgica y el órgano de París, proveniente de la casa CavailléColl/Mutin. Esa marca ya no existe,
pero fue un hito en la historia de la fabricación de órganos, además de pionera en la estética sonora del instrumento. El 95 % de los órganos de las iglesias francesas y vascas son de esa firma, así como el de la Catedral parisina.
¿Qué podés contar de este órgano?
Es casi como la embajada del órgano en Argentina porque, de la marca Cavaillé, se trata del más grande instalado fuera de Francia. Además, fue el órgano de mayor tamaño en Sudamérica hasta los 50. Debe tener cuatro metros de profundidad, 12 de alto y 12 de ancho. En la caja del órgano conviven unos 5.000 tubos. Lo que está a la vista es lo que se llama “la fachada”, los tubos que embellecen el frente del instrumento: tienen desde tres centímetros hasta más de cinco metros de alto. Por supuesto, funcionan como un sicu: cuanto más grande son, más grave es la nota.
¿Por qué hacen falta tantos tubos?
Para lograr distintos tonos, colores y timbres: es como una orquestación. Hay un pensamiento sinfónico de elaborar sonidos como si uno fuera un director. Puedo, de hecho, activar tubos para que suenen como trompetas, oboes o violines.
¿Cómo se mantiene este coloso?
¡Es un dolor de cabeza! Cuesta mucho dinero y hay que dejar de usar el órgano un par de días para entonar tubo por tubo. El trabajo, dificilísimo, lo hace un organero; dicho sea de paso, hay cinco en todo el país. Esta persona tiene que entender de mecánica, física, ingeniería mecánica y electrónica, acústica, órgano y música. El oficio se trasmite de boca en boca. Nuestro organero fiel es Juan Weinhold, un alemán que fue discípulo de un vasco.
¿Cómo funciona un órgano?
El órgano tiene dos partes. Por un lado, está la sección sonora que es todo lo que se encuentra en la casa
–en este caso, una mansión–. Por el otro, está la consola, el cerebro del órgano, que se conforma de los teclados, que pueden ser hasta cinco, y del pedalero. A su vez, hay una serie de botoncitos que son los registros: comandos que permiten abrir y cerrar un determinado grupo de tubos. Toda la información se transmite por una manguera que conduce varios cables hacia el órgano.
¿En qué se diferencian los teclados manuales del pedalero?
Tocás 61 notas con las manos y 32 con los pies. En general, los pies generan las notas graves y se tocan con la punta y el taco del zapato. Para tocar el órgano uso unos zapatos que tienen un taco importante, pero a la vez son como escarpines.
“La música dice todo lo que la palabra no puede decir, entonces es como el segundo altar, un púlpito desde el que se predica”. ¿Cuándo tocás?
Principalmente, en las celebraciones litúrgicas, que son las misas y los casamientos. Eventualmente, en algún bautismo, pero no es muy común.
¿Sos el único organista de la Basílica?
Sí, y a mi pesar. Cuando empecé, éramos cinco: tres se jubilaron, uno renunció y otro falleció. Es muy complicado encontrar alguien formado porque no hay más de 15 organistas profesionales en Argentina. Por supuesto que hay pianistas o músicos aficionados que brindan sus servicios en iglesias más pequeñas.
¿Por qué es un oficio tan extraordinario?
En parte, es un tema generacional. Además, se trata de un instrumento carísimo de mantener, los órganos disponibles empiezan a decaer y los organistas ya no tocan porque no hay instrumentos para practicar; entonces, no hay vocación y así continúa el círculo vicioso.
¿Cuántos órganos hay en funcionamiento?
En Buenos Aires existen 120 órganos tubulares, de los cuales funcionan unos 30. De esos, tal vez diez son de gran tamaño y, de esos, tal vez cinco están aptos para dar un concierto de cualquier tipo de repertorio.
¿Cuándo fue la última vez que llegó un órgano al país?
El último órgano que se instaló en la ciudad fue hace menos de un año, es maravilloso y está en el Centro Cultural Kirchner. Tiene 3.500 tubos y el teclado se conecta a la caja por Bluetooth. Es un Audi, pero el de acá es un Ford T de colección. Por ejemplo, el órgano del CCK costó un millón y medio de euros y éste podría valer cinco.
¿Cómo describirías el sonido de un órgano?
Como sinónimo de sonido perdurable, se diferencia del piano en la capacidad de sostener una nota. Si no fuera por un corte de luz, puedo tocar una nota por siempre. También podemos hablar de poder, majestuosidad, pero creo que su sonido constante lo vuelve increíble.
¿Qué importancia tiene la música en los rituales religiosos?
La música dice todo lo que la palabra no puede decir, entonces es como el segundo altar, un púlpito desde el que se predica. Todo aquello que no llega oralmente, llega con la belleza de la música. Vendría a ser como una segunda manera de predicar.
OFICIOS: ORGANISTA I 55 ¿Por qué elegiste interpretar música religiosa?
Lo que me gusta de la liturgia es que puedo musicalizar en tiempo real lo que acontece abajo, dependiendo de la duración del rito. Una improvisación es el acompañamiento perfecto, aunque también disfruto tocar obras de repertorio.
¿Cuánto tiempo tardás en aprender una pieza?
Depende de la dificultad, pero el mecanismo es siempre el mismo: conocer la partitura, leer y digitar. Después, lo empiezo a incorporar y pienso cómo generar el discurso. Mis profesores siempre fueron al mismo punto: la partitura no es música sino un texto, un papel que sirve para decodificar y ni siquiera completa la información porque de eso se encarga el intérprete. El autor plasma todo lo que puede, lo importante es transformarlo en un discurso real musical. La verdadera música viene de entender el discurso y saber decirlo.
¿Cómo es tu rutina?
Tengo mis horas de estudio: mínimo dos por día –preocupa practicar tan poco–, máximo de ocho. Es una actividad física, así que hay que entender cómo dominar la música y, además, al cuerpo, para evitar problemas de tendinitis o agotamiento. Por otro lado, hay que respetar los tiempos de descanso y complementar con actividad física. Después están los demás trabajos, porque acá no se puede vivir como organista de iglesia. Trabajo en un puesto administrativo en el conservatorio Piazzolla, doy clases particulares y musicalizo las misas, los casamientos y atiendo a las novias. Es un gran desafío. Arranco a las 6 de la mañana y me acuesto a las 12 de la noche.
¿Alguna vez te frustraste?
¡Uf! Si querés, hacemos diván. Es muy complicado no frustrarse porque el músico, por humilde que sea, trabaja con la exposición: no existe el intérprete que toca para
sí. La música es para vivirla en carne propia y para comunicarla y eso implica exposición. Es algo que está íntimamente ligado a la personalidad, a las tendencias y a los mambos, sumado a las fortalezas y debilidades individuales. Lo que significa una ventaja para una persona sobreexigente, también puede jugarle en contra.
Hablando de eso, ¿qué rasgos de tu personalidad deberías trabajar?
Hay que ser muy ordenado, perseverante y paciente para ser músico. El control del pánico escénico se va desarrollando, nunca se termina de eliminar, la cuestión es aceptarlo. A mis alumnos les recomiendo vivir con la mayor naturalidad posible el momento de la presentación.
¿Cuál es el mayor desafío de ser organista?
En este país, llegar a un público que no conoce en lo más mínimo de qué trata este instrumento. Mucha gente escucha mi música y cree que toco el teclado electrónico porque no saben que existe el órgano. No tengo el acompañamiento que quisiera para difundir este instrumento. Aun así, me las rebusco: el año pasado hice un cover de la música de Avengers que fue muy exitoso gracias a YouTube. Además, en abril empieza el tercer ciclo de conciertos en la Basílica.
¿Cuál es el próximo escalón en tu carrera? En Argentina no hay nada más grande que esto, así que resta irse y ahí radica el conflicto. No me quiero ir porque es mi deber como argentino dar lo máximo en los mejores lugares. Como mucho, me iré a estudiar a Europa y volveré porque, en definitiva, allá sería uno más.
56 I VIDRIERA: SANTI POZZI
El ilustrador y diseñador gráfico que nos prestó su lápiz para nuestra tapa se llama Santi Pozzi, es oriundo de Pergamino y se abrió camino en el mundo del rock con sus impactantes afiches serigráficos. “Es muy difícil generar imágenes visuales a partir de la música, que es una expresión artística sumamente etérea y con una interpretación muy personal. Me sirve buscar referentes visuales para cada género: trato de identificar sus reglas y motivos para apropiármelos y actualizarlos; de ese modo creo una imagen nueva”, cuenta Santi. Y agrega: “Intento generar dibujos que disfruto ver, aunque, como decía Oscar Wilde, ‘definir es limitar’. Trato de no encasillarme porque me gusta probar distintas cosas. Si bien muchas veces me expreso a través de la psicodelia, también trabajo en blanco y negro o incluso oculto mi mano y mi ojo de autor en algunos diseños”. En plan coda, averiguamos qué suena en sus parlantes a la hora de inspirarse: “Las bandas que más escucho últimamente son Prietto, Pels, Los Espíritus y Dietrich”.
57 I TOP CINCO RESIDENTE
1 CABALLERAS NEOYORQUINAS
2 EN ESCENA
3 DOLCE FAR NIENTE
De la mano de Matrix Argentina, los increíbles peinados de Roho Hair Boutique viajaron a la Gran Manzana. La rockera peluquería anuncia con pompas y platillos mucho bucle y fleco para esta temporada invernal.
Cactus Orquídea, la imperdible obra de Cecilia Meijide, se reestrenó en Anfitrión. Se trata de la tercera producción de El Ensamble Orgánico, agrupación que ya cosechó tres premios con esta obra.
Te despertás en medio de las dunas, en tu propia cabaña de playa, te das un baño de mar, tomás un desayuno soñado, andás a caballo por la arena, almorzás en La Susana y nadás en una pileta alucinante: todo eso, en Bahía Vik.
4 MODA CINÉFILA
5 CUESTIÓN DE PALADAR
Vuelve el Buenos Aires International Fashion Film (BAIFFF), el festival de cortos de moda. En abril, las piezas serán presentadas y evaluadas por un jurado interdisciplinario de lujo.
Mendoza será sede del concurso internacional Mejor Sommelier del Mundo. El 17 de abril en el Teatro Independecia, 150 especialistas afilarán narices y papilas gustativas para catar vinos de más de 40 países.
58 I TOP CINCO VISITANTE
UNA CIUDAD Eh, bueno, no puedo evadir a Londres: es la ciudad en la que nací y, como dice la famosa expresión, ¡no hay mejor lugar que casa!
Josh Lloyd-Watson Fieles a nuestro carácter inquisitivo, dimos con uno de los líderes de Jungle, una banda londinense que la rrrrrompe. Acá, sus punteos funk en un santiamén.
UN VIDEOCLIP Me quedo con el de “Platoon”, una de las canciones de nuestro disco Jungle (2014). Se nos ocurrió la idea de un niño bailando frente a cámara y lo logramos. Al final, producirlo nos costó sólo unas 200 libras. Fue como un accidente hermoso. En el rodaje éramos un equipo de sólo tres personas.
UN FASCINANTE ANIMAL SELVÁTICO No quedan dudas de que mi voto va, indefectiblemente, para el león… ¡porque es el rey de la selva!
UN DOCUMENTAL PARA VER Y REVER
EL MEJOR GUITARRISTA DEL MUNDO MUNDIAL
¿Qué onda si elijo Toy Story, la película de John Lasseter que fue la primera que produjo Pixar? Es un documental, ¿no?
El mejor, por lejos, es el nuestro: Fraser MacColl. Vengan a uno de nuestros shows y lo comprobarán en vivo.
60 I DECÍ WHISKY
Lollapalooza 2015 A través del inquieto lente de la fotógrafa Victoria De Feo, capturamos a los legendarios intérpretes que conquistaron a las masas recitaleras en la edición pasada del festival, en el
THE KOOKS.
Hipódromo de San Isidro.
JACK WHITE.
PHARRELL WILLIAMS.
SMASHING PUMPKINS.
66 I DECÍ WHISKY
FOSTER THE PEOPLE.
INTERPOL.
KASABIAN.
68 I LA PLAYLIST DE UNA AMIGA: PULI DEMARIA
Para este número melómano, le pedimos a la DJ Puli Demaria que arme una playlist rutera y, de paso, que nos relate su viaje por la carretera más memorable: “En 1999, estaba volviendo de Punta del Este con 14 amigas por los puentes. Cuando llegamos a Gualeguaychú, vimos que habían cerrado el Puente de Zárate y tuvimos que hacer tiempo en una YPF. A las tres horas, ya éramos amigas de todos los camioneros y viajeros varados. Como la música siempre me acompaña, le di un CD al de la estación de servicio y armamos una fiesta ahí mismo. Bailamos dos horas sin parar hasta que se abrió el puente y pudimos partir. Tardamos 16 horas en llegar, pero fue el viaje más largo y divertido que viví. ¡Cada kilómetro valió la pena!”.
1. “Under The Bridge”, Red Hot Chili Peppers - Mace Remix 2. “Sorry”, Justin Bieber 3. “Reality”, Lost Frequencies 4. “Won’t Back Down”, Boehm Remix 5. “I Wanna Dance With Somebody”, Ben Rector 6. “Thinking Out Loud”, Ed Sheeran - Alex Adair Remix 7. “Fast Car”, Tracy Chapman - Bauke Top Remix 8. “This Old Heart Of Mine” - The Isley Brothers - Jesse Javan Remix 9. “Lay Me Down”, Sam Smith - Tiesto Remix
Dibujo para la canción “Go!”, Grimes.
MANUSCRITO: GRIMES I 69
70 I BLUESEROS POR ROBERT CRUMB
En el insoslayable documental de Terry Zwigoff dedicado a Robert Crumb, el dibujante yanqui –creador de una obra única– cuenta intimidades de su atracción sexual por Bugs Bunny, su bizarrísima familia, sus retorcidas inspiraciones, sus años franceses y su fascinación por la música vieja, germen de estos espectaculares retratos de blueseros del año de ñaupa.
Greg Graffin, cantante de Bad Religion, sacó a relucir su faceta académica en este escrito de 2002 que proclamó como el “Manifiesto Punk”. Harto de las definiciones erradas sobre el género musical que interpreta desde los 14 años, Griffin hizo uso de sus conocimientos en antropología y geología para sentar las bases del Punk. Acá, un fragmento de la pieza maestra. ¡ESCANEÁ LA PÁGINA Y ESCUCHÁ EL HIT DE BAD RELIGION!
EL MANIFIESTO I 73
La bAtalla enTrE eL MieDo y La rAcionaLidAd
La adicción a conformarse es un poderoso efecto secundario de la vida civilizada. Todos nosotros somos educados para respetar las opiniones de nuestros ancianos y, cuando nos damos cuenta de que éstas son sólo opiniones dogmáticas, no estamos educados para causar un alboroto por hacer preguntas difíciles. Muchos sencillamente están de acuerdo con los conceptos imperantes y nunca expresan sus propias opiniones, lo cual es análogo a una muerte prematura del individuo. Nuestra especie es única en la habilidad de reconocer y expresar la personalidad y no ejercer esta función biológica va en contra del gradiente de selección natural que creó esto desde el principio. Esta “autosatisfacción” combate un miedo al fracaso. Es fácil asumir que si todos los demás están haciendo algo, entonces no hay forma de fracasar si sigues la corriente. El ganado y las manadas de gansos probablemente puedan reconocer esta ventaja. Pero la humanidad entera podría fracasar con esa mentalidad. Reflexionando y actuando en una dirección contraria a la corriente de la opinión popular es decisivo para el progreso y el desarrollo humano, y es una contundente manifestación del Punk. Si un asunto o fenómeno es considerado verdadero sólo porque otras personas dicen que lo es, entonces es un trabajo Punk buscar una solución mejor o, al menos, encontrar una variable independiente que confirme la creencia mantenida. –A veces la opinión popular es sólo un reflejo de la naturaleza humana, los Punks no viven en la negación de esto–. Esta habilidad para oponerse a los principios del momento fue una pieza principal en los más grandes avances del pensamiento humano a lo largo de la historia. El periodo completo de la Ilustración se caracterizó por las ideas que rehuían del dogma de la época, sólo para revelar las verdades en la naturaleza y en la existencia humana que todo el mundo puede observar y que todavía están con nosotros hoy. Galileo luchó contra la Iglesia. La Iglesia ganó la batalla encarcelándolo para toda la vida pero, finalmente, perdió la guerra: pocas personas creen hoy que el Sol gira alrededor de la Tierra, por lo tanto Dios no creó a la Tierra como el centro del universo. Francis Bacon insistió en que el destino humano es la inteligencia. Él explicó que si negamos este principio fundamental de lo que significa ser [verbo] humano entonces descendemos dentro de las profundidades del mero barbarismo. Charles Darwin escribió después del apogeo de la Ilustración. No obstante, él fue directamente influenciado por su tradición, fue
educado como un teólogo y, a pesar de eso, todavía fue conducido a entender el orden subyacente que conectaba las especies biológicas que él observaba en sus viajes. Sus puntos de vista arrojaban interrogantes sobre muchos de los dogmas de la Biblia. A pesar de esto, su razonamiento fue acertado y a través de un método de autosuperación –la lucha en su propia mente para entender– enriqueció al género humano mediante la instauración de un nuevo punto de referencia del conocimiento humano. La doctrina de la Iglesia fue marginada. El miedo fue eclipsado por la ola de entendimiento y por la verdad existente en los estudios de Darwin. El proceso del pensamiento Punk contemporáneo, conducido por este deseo de comprender, es una copia idéntica de la tradición de la Ilustración. El hecho de que existan tantísimos ejemplos históricos que revelan un deseo de destruir el dogmatismo, nos encamina hacia una poderosa doctrina. El hecho de que la singularidad sea tan poco frecuente, revela que nuestra naturaleza es reprimida por una igualmente poderosa fuerza contrapuesta: El miedo.
¿Qué eS ser PUnk?
El Punk es un proceso de cuestionar y de comprometerse a la comprensión, que resulta en el progreso individual y, por extrapolación, guiaría hacia un progreso social. Si bastantes personas se sienten libres y son alentadas a usar sus habilidades de observación y raciocinio, emergerán grandes verdades. Éstas serían reconocidas y aceptadas, no porque fueran impuestas a la fuerza por alguna entidad totalitaria, sino porque todo el mundo tiene una experiencia similar cuando las observa. El hecho de que los Punks puedan narrarse unos a otros y tengan en común asuntos de prejuicios, proviene de una experiencia compartida de ser tratados inadecuadamente por la gente que no les quiere alrededor. Cada uno tiene su propia experiencia de ser rehuído, y cada uno puede verse reflejado en la historia de alienación de otro, sin alguna clase de adhesión a un código de comportamiento. La verdad de los prejuicios proviene de la experiencia que todos ellos comparten, no de una fórmula escrita o una constitución a la que tengan que obedecer. Los Punks aprenden de esta experiencia que los prejuicios están equivocados, éste es el principio mediante el que ellos rigen sus vidas; ellos no lo aprendieron de un libro de texto. Sin el afán por entender y el cuestionar las creencias mantenidas, la verdad permanece cubierta detrás de la costumbre, la inactividad, y la ideología dominante.
74 I GRANDES VESTIMENTAS
MILLER