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LUNA?

Power Point y pasó una por una las diapositivas. “Tuvimos aquí también a Édgar Veytia y Héctor Villarreal”, dijo sobre los testimonios del exfiscal de Nayarit y el extesorero de Coahuila, que se declararon culpables en Estados Unidos. “Contaron todo sobre cómo funciona la corrupción en México”, siguió. “Estos tipos son como los FedEx de la cocaína, usan trenes, barcos, submarinos”, señaló sobre hombres como Harold Poveda El Conejo o Tirso Molina El Futbolista. Todo se tiene que poner en los términos más sencillos y directos. “Créanles, son los únicos que pueden señalar a los policías corruptos que los ayudaron”. “Tiene sentido, tenían confianza, tenían una amistad”, dijo Komatireddy sobre los vínculos de García Luna con Arturo Beltrán Leyva, uno de los capos más temidos de México, abatido en 2009. “Es evidencia específica, ellos pagaron o vieron como se entregaron los sobornos, viejos enemigos, dieron testimonios que apuntaban en la misma dirección: que García Luna lo hizo.

“Cabrón, no te preocupes, todo está arreglado”, dijo Komatireddy en español al parafrasear las declaraciones de El Conejo y después se disculpó por las malas palabras. En el camino, la fiscal hizo varias afirmaciones lejos del lenguaje diplomático que pesa en las relaciones diplomáticas entre México y Estados Unidos. “Cuando uno habla de México hay que decir que es fácil lavar dinero”, comentó. “No podían confiar en sus contrapartes”, comentó sobre lo que contó el exembajador estadounidense Anthony Wayne. “El gran problema que tiene la Fiscalía es que no puede demostrar estas acusaciones. Ellos tienen que probarlas, nosotros no”, respondió De Castro. “Les dicen que es difícil obtener evidencias de México, son excusas”, dijo como si estuviera hablando con los jurados mientras se toma- ba un café. Él no se apoyó tanto en lo que proyectaba en la pantalla, apostó más por las preguntas retóricas y los paseos frente al jurado para no perder su atención.

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“No caigan, no caigan, no caigan en lo que les están diciendo”, les pidió a los ciudadanos. “¿Hay videos? No”. “El Grande dijo que Beltrán Leyva grababa sus reuniones, ¿dónde están las grabaciones?”. “¿Pagos? No les enseñaron nada de eso”.

El abogado defensor disparó las preguntas una tras otra. “¿Encontraron las evidencias? No, es la histo- ria de este caso”, cuestionó De Castro. “Este hombre era famoso no solo por su posición, fue el rostro de la guerra contra el narcotráfico”, elogió a su cliente. La defensa tampoco tuvo miedo de exagerar: “Fue un funcionario clave del Gobierno de Felipe Calderón, su cargo equivalía al del vicepresidente en Estados Unidos”. “Y era un hombre de familia, con una gran familia extendida, ¿vieron algo en esas fotos que les gritara ‘narcotraficante’?”.

El litigante también cargó con la credibilidad de los testigos, como lo hizo en los contrainterrogatorios.

“¿Confiarían en la palabra de estos asesinos, secuestradores y delincuentes para elegir la escuela de sus hijos?”. Nueva pregunta retórica. “¿Para tomar cualquier decisión importante en su vida?”. De Castro también justificó la decisión de su cliente de no declarar en el juicio. “Él no tiene que probar su inocencia, aunque probablemente muchos de ustedes querían escucharlo de él”, concedió por un momento. “Pero sí lo hizo”, dijo como metáfora a que él y su equipo hablaron por él. “Y les está diciendo ‘no soy culpable”.Komatireddy tuvo momentos de complicidad y obtuvo sonrisas de varios miembros del jurado. De Castro, también. Varios integrantes asintieron mientras resumía sus conclusiones. Como en las películas, la audiencia fue una puesta en escena.

Al final de los argumentos de cierre de la defensa, la Fiscalía hizo válido el derecho de responder. Fueron ellos quienes tuvieron la última palabra. Erin Reid, la fiscal adjunta más experimentada, refutó una vez más el cuestionamiento de basar el caso en las declaraciones de testigos. “Seamos muy claros, nos encantaría llamar a declarar en este juicio a maestros de escuela”, dijo la abogada antes de hacer una pausa, “pero los maestros de escuela no encabezan organizaciones criminales”.

“Así funciona la corrupción en los niveles más altos, se hace en secreto y se paga en efectivo”, zanjó Reid. La fiscal también cuestionó que se presentara al acusado como “el hombre más desafortunado del mundo”, “el enemigo número uno de los carteles” y que todo es producto de una “revancha” de los criminales.

“No es verdad, simplemente verdad”, afirmó. “Fue un espía”. “Todas estas detenciones fueron en Estados Unidos o posibles por información que proporcionó Estados Unidos”, aseguró Reid sobre los arrestos de los cooperantes del juicio. Sobre la declaración de Cristina Pereyra, esposa del exsecretario, como única testigo de la defensa, dijo que fue “una clase magistral” de cómo los políticos esconden su patrimonio. “No importó para nada, fue solo un show”.

Está previsto que el jurado reciba este jueves las instrucciones del juez de cómo tienen que llenar la hoja de veredictos. Los integrantes tienen que llegar a una decisión unánime para declarar culpable o no de cada uno de los cinco delitos que se imputan al exsecretario: tres por tráfico de cocaína, uno por delincuencia organizada y otro por falsedad de declaraciones. Pueden decir, por ejemplo, que es culpable de unos, pero absolverlo de otros, pero todos tienen que estar de acuerdo. También deben decidir sobre una moción de la defensa que pide que se retire el cargo por delincuencia organizada bajo el argumento de que García Luna dejó de cooperar con el Cartel de Sinaloa cuando dejó el Gobierno en 2012, sin que eso signifique que acepte haber pertenecido al cartel. Es muy probable que sea la última audiencia antes de dar paso a las deliberaciones del jurado para llegar al veredicto.

* Arturo Ángel es Periodista. Ganador del Premio Nacional de Periodismo y del @premioreutermx. Coautor de El Caso Viuda Negra y Autor de Duarte: el Priista Perfecto (Grijalbo)

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