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JEFATURA CDMX 2024

Omar García Harfuch, secretario de Seguridad Ciudadana de la capital del país, está políticamente enrachado: hoy por hoy, las encuestas lo colocan como el mejor posicionado para la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. Eso representa un grave problema para la oposición… pero también para Morena.

El problema para Morena es que García Harfuch no es de los que ellos consideran “puros”: no es militante, no viene del obradorismo más recalcitrante ni estuvo años con la izquierda en la lucha por el poder. Peor aún: García Harfuch es un policía de carrera que trabajó para el Gobierno de Felipe Calderón y escaló a posiciones del más alto mando con Enrique Peña Nieto. Los más radicales morenistas lo señalan por supuestamente ser parte de la escuela de Genaro García Luna y lo han atacado porque la investigación del propio Gobierno de López Obrador sobre el caso Ayotzi- frialdad al asunto en la conferencia mañanera.

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Está claro que los que mandan en Morena no quieren a quien hoy aparece como su mejor ficha para la Ciudad de México. Los “duros” que tienen secuestrado al partido oficial prefieren a Rosa Icela Rodríguez, amiga íntima casi familiar del Presidente AMLO y hoy secretaria de Seguridad federal. O a Martí Batres o Clara Brugada. Esos sí tienen el pedigrí. Harfuch es funcionario consentido de Claudia Sheinbaum, pero no me queda claro si tan consentido como para hacerlo su sucesor. En cualquier caso, ella podrá opinar, pero la decisión es del Presidente. Así que la posición de García Harfuch en las encuestas lo ha metido en un aprieto.

Es obvio que Omar García Harfuch también representa un grave problema para la oposición: trabaja en el Gobierno al que quieren vencer y va arriba en las encuestas. Pero además, si llega a ser el candidato morenista al Gobierno de la Ciudad de México, es capaz de hablarle a un sector de la sociedad que la oposición considera que tiene en la bolsa. García Harfuch no ha confrontado con alcaldes de oposición, ha mantenido una posición política discreta y enfocada en los temas policiacos, no está peleado con las clases medias ni mucho menos con los empresarios, quienes incluso podrían apoyarlo en su campaña, pues lleva con muchos una gran relación, a raíz de sus funciones de brindar seguridad en la ciudad donde viven algunos de los más acaudalados hombres de negocios del país que suelen pedirle ayuda.

Por su perfil, Harfuch parece más un candidato de un partido de oposición a Morena… pero trabaja en un Gobierno de Morena. Eso abre el abanico para él, si decide coquetear con ambas esquinas. Pero complica las decisiones para los dos lados.

Decadencia

Nada es diferente en el país. ¿Por qué está eufórico el Presidente? Nada cambió con su “marcha histórica”. Amanecimos con los mismos problemas: hay violencia, faltan medicinas, sigue la corrupción, cierran empresas y se acaban empleos. ¿Por qué está eufórico el Presidente? Porque logró reparar su ego. Nadie cuestionaba la capacidad del Presidente López Obrador para movilizar gente. Lo que se cuestiona es su capacidad para gobernar. Nadie dudaba que pudiera llenar las calles cada fin de semana como lo hizo antier. Pero no ha podido llenar el AIFA de vuelos ni llenar los anaqueles de medicinas. Nadie rebate que es un político muy popular. Pero los resultados de su ges- tión, comparados con los de Peña Nieto o Calderón, lo dejan como un muy mal Presidente.

En cambio, sus propagandistas estuvieron más finos: el movimiento que transformó los actos de corrupción en “aportaciones”, logró reescribir décadas de análisis político para decir que transportar personas en un camión y darles un Frutsi y una torta para que participen en un acto político no es acarreo, sino un gesto de ayuda humanitaria hacia una población que no tiene dinero pero está deseosa de apoyar a su líder.

Un espectáculo de la decadencia del régimen. Los codazos de Sheinbaum por no perder la primera fila, el apetito protagónico de Adán Augusto que no logra ser protagonista de nada, el escupitajo que le lanzaron a Ebrard los fanáticos de Claudia, el drama de salud de Epigmenio Ibarra (ojalá esté bien), la competencia de los gobernadores a ver quién acarreaba más, los líderes empresariales aplaudiendo lo que en privado condenan, los guaruras disfrazados de manifestantes, los militares disfrazados de civiles, las portadas de los diarios que se olvidaron del mínimo sentido crítico.

Al final, es la lista de con qué cuenta AMLO para ganar el 2024.

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