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VIENE EL GRAN RESETEO
Antes de abordar el tema, quiero hacer algunas aclaraciones. El interés de la historia de la segunda guerra mundial se me despertó hace muchos años. Primero, porque siempre he querido conocer historias de conflictos armados pues, como sabemos, siempre las escriben los vencedores apoyados por una gran propaganda y se convierten en oficiales porque nadie escucha a los vencidos. Segundo, por eso mi interés en la segunda guerra mundial y, en especial, de Hitler, el vencido. Nunca había encontrado explicación de la forma en que Alemania derrotada, destruida, su territorio cercenado y repartido, con un castigo inusual de pagar reparaciones que nunca podría hacer frente. En menos de 20 años emergía con el rugido de un boom económico cuando el resto del mundo estaba postrado ante la Gran Depresión.
Hace poco, finalmente encontré la vía para resolver todas mis dudas, curiosamente de parte de un economista que he conocido durante años, Paul Craig Roberts. El me llevaría a las fuentes y encontrar lo que buscaba. Dediqué muchas horas de investigación antes de atreverme a exponer lo encontrado y, aunque lo presentía, era probable me provocaría lo mismo que me arropó al haber apoyado a Trump, pero, en este caso, jamás expresar mis opiniones acerca de Hitler, solo los hechos. Eso me ha valido ahora ser nazi, racista, antisemita, solo por comu- nicar lo que pude encontrar comprobado con evidencias irrefutables de fuentes que, en aquella época y tampoco en el presente, no han sido controladas. Una vez más comprobé el nivel de ignorancia de gentes de primer nivel conformes con la narrativa oficial.
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Ahora, el que mi esfuerzo haya encontrado algo por lo cual Hitler o los nazis, haciendo a un lado los sentimientos, se pudiera admirar, y con ello no implicar una conversión al nazismo, aunque, con las experiencias de la democracia en el mundo, especialmente la de EU, no creo que los nazis en estos momentos hubieran batallado para encontrar quienes se alinearan con ellos, que no es mi caso. Sin embargo, ahora tengo otra gran incógnita ¿Cómo fue posible que los nazis tuvieran un desarrollo tecnológico que el mismo IKE los describiera un siglo más adelantado que el del resto del mundo? Porque, al finalizar la guerra los nazis ya tenían proyectiles impulsados por propulsión, helicópteros, vehículos desconocidos que volaran a la velocidad de la luz y alturas inimaginables, capaces de llegar hasta los EU y, sobre todo, su versión de los platillos voladores impulsados por una tecnología antigravedad, y hubieran ya descubierto el tratamiento del plutonio necesario para activar bombas atómicas que, a través de un acuerdo, los EU utilizaran para sus explosiones nucleares en Japón. Su tecnología era de tal magnitud, que los EU después de la guerra impor- taran 3,000 científicos nazis, entre ellos a Warner von Braun, que luego fuera director de NASA y padre del Apolo con el que llegaran a la luna. Científicos que, en unos cuantos años, tomaran control del Complexo Militar-industrial y de la inteligencia militar. Y, lo más impresionante, una base subterránea en Antártica donde todavía operan. Eso, y mucho más, fue lo que yo encontrara, así como evidencias igualmente irrefutables de que Hitler no se suicidó aquel mes de abril de 1945. El huyó a través de la red subterránea que los nazis habían construido por todo el país, todo demostrado con evidencias documentales de la CIA, FBI, Mossad etc. Volaría luego con Eva Braun a una base en el mar Báltico y después a España, luego a Buenaventura en las islas canarias. Y, con un convoy de submarinos lo llevaría hasta las costas de Argentina y, finalmente, a su destino en el norte de ese país a un lugar llamado Bariloche en donde viviría los siguiente 20 años. Y, cuando el Mossad identificara donde se encontraba y preparaban una operación para secuestrarlo, los EU los detuvieran y ordenaban no molestarlo.
Los nazis que se asentaron en Antártica durante años han estado estructurando lo que llaman el 4th Reich, y portan armas con las que nadie los puede rivalizar. Lo podría atestiguar el Almirante Richard Byrd quien, en 1947, fue enviado con una gran flota incluyendo dos submarinos, un porta- viones, buques de asalto y 5,000 marinos, con órdenes de localizar esa base y destruirla. Pero, de acuerdo a declaraciones del Almirante, el mismo día de su arribo fueron atacados por extraños vehículos volando a velocidades increíbles con armas desconocidas y destruyeron la mitad de los buques, derribaron varios aviones y unos 50 marinos perdieran su vida. Ese mismo día huyeron despavoridos de regreso a los EU. El Almirante, ya en Chile, daría una entrevista a un diario afirmando que EU jamás podría contra esa fuerza que podrían atacar a EU partiendo desde los dos polos. La entrevista le valió ser despedido de la Armada por Truman.
Cuando me encontraba en medio de esta reflexión, al encender la TV, casi como un mensaje se iniciaba una película de la historia de un americano en China que se vería involucrado en una conspiración acusado de asesinato que no había cometido. La cinta mostraba la corrupción del gobierno chino y, en especial, de su sistema judicial manipulado por las altas esferas. La forma en que ese gobierno utiliza sus instituciones, no para aplicar justicia, sino, a través de la injusticia, ignorar los hechos y los derechos del individuo. Una vergonzosa pantomima que la gente conoce y nada pueden hacer frente a ese poder unilateral de la tiranía.
• Ricardo Valenzuela chero@refugioliberal.net chero.itesm@live.com chero@reflexioneslibertarias.com
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