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GARCÍA LUNA
mexicano y colaborador del de los Estados Unidos, a quien ofreció entregar información sensible sobre la operación del Cártel de Sinaloa, así como sobre el entramado de protección que esta organización había recibido por parte de altos funcionarios federales.
El Grande fue detenido en el sexenio de Calderón. Ante la SIEDO recibió un nombre clave como testigo protegido, “Mateo”, y rindió una larga declaración que en aquellos días fue motivo de repetidos escándalos. Villarreal acusó, por ejemplo, al reportero de Proceso, Ricardo Ravelo, de haber recibido 50 mil dólares para que dejara de publicar información relacionada con el capo. La información publicada por Ravelo, que luego pasó a formar parte de libros que vendieron decenas de miles de ejemplares, solía provocar irritación en el gobierno que cuatro años atrás había decretado la guerra contra las drogas.
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Los dichos de El Grande fueron filtrados a Televisa. Se hizo un escándalo nacional, a través del cual se dio a entender que Proceso recibía dinero del crimen organizado para golpear al gobierno calderonista. El Grande implicó también en sus declaraciones a senadores, diputados, gobernadores y altos mandos del Ejército. Tres generales fueron aprehendidos con el consiguiente escándalo. A los tres los exoneraron tiempo después. En mayo de 2012, todavía bajo el sexeCalderón, Villarreal fue extraditado a los Estados Unidos.
Exjudicial federal destacado en Torreón, mediante la compra de autoridades primero de Coahuila y luego de Durango y Chihuahua, El Grande formó un ejército violentísimo dedicado al narcotráfico y asentó su bastión en la región lagunera, en donde gozó de protección absoluta y tuvo a su servicio a policías de Lerdo, Torreón y Gómez Palacio. Pronto entró en tratos con Arturo Hernández, El Chacky (jefe de asesinos del Cártel de Juárez y posteriormente de los Beltrán). Cuando El Chacky fue aprehendido, Villarreal se quedó con su territorio y le robó sus propiedades. Una versión dice que las dos cabezas que en 2006 aparecieron en las inmediaciones del aeropuerto de la ciudad de México –un anuncio del horror que se avecinaba– fueron cortadas precisamente por El Grande, quien el cobró de ese modo la pérdida de media tonelada de cocaína a dos empleados de una empresa de almacenamiento de carga aérea.
Al momento de ser detenido se había convertido en enemigo del principal lugarteniente de Arturo Beltrán Leyva: Edgar Valdez Villarreal, La Barbie. El Grande había recibido la orden de asesinarlo, pues no solo se le acusaba de haber traicionado a Beltrán, sino incluso de estar formando su propia organización. Según El Grande, uno de los hermanos de Beltrán, Héctor Beltrán, conocido como El H, contrató a policías federales de élite y les pagó 500 mil dólares para que se deshicieran de La Barbie. El grupo habría estado a cargo, de acuerdo con El